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AFORISMO 17 DE PATANJALI, DEL LIBRO 3 DE ALICE BAILEY.

17. El sonido (o palabra), lo que éste denota (el objeto) y la esencia espiritual
corporificada (la idea), son confundidos generalmente por la mente del perceptor. Por
la meditación concentrada en estos tres aspectos, se logra la comprensión (intuitiva)
del sonido emitido por todas las formas de vida.

Este es uno de los aforismos más importantes del libro; contiene la clave del objetivo de
todo el proceso de la meditación. Revela o descubre al perceptor y hombre espiritual, la
verdadera naturaleza del ser, el segundo aspecto, y la analogía con el segundo aspecto en
todas las formas de vida subhumanas, a la vez que lo pone en armonía con el segundo
aspecto de todas las formas superhumanas. Por lo tanto concierne al aspecto subjetivo de
toda la manifestación, y trata de esas fuerzas que en cada forma constituyen el aspecto
conciencia que atañe al principio crístico o búdico, causa directa de la manifestación
objetiva y de la revelación del espíritu por medio de la forma.

Este es el AUM. Primero el aliento, luego la palabra, y todo cuanto es, apareció.

Mientras la gran Existencia, suma total de todas las formas y de todos los estados de
conciencia, continúe emitiendo el AUM cósmico, persistirá el sistema solar objetivo y
tangible.

A fin de esclarecer la mente, se deben tener en cuenta, en conexión con este aforismo, los
sinónimos siguientes:

I. La Esencia Espiritual. II El Sonido o Palabra III. El Objeto

1. Espíritu. 1. Alma. 1. Cuerpo.


2. Neuma. 2. Psiquis. 2. Forma.
3. El Padre, Shiva. 3. El Hijo, Vishnu. 3. El Espíritu Santo, Brahma.
4. La Mónada, el Uno. 4. El Cristo cósmico. 4. El vehículo para la vida y la
Encarnación.

5. Voluntad o Propósito 5. Amor Sabiduría 5. Actividad e inteligencia


eternos. eternas
6. El Gran Aliento. 6. El AUM. 6. Los mundos.
7. Vida. 7. Aspecto conciencia. 7. Aspecto actividad.
8. Energía sintetizadora 8. Fuerza atractiva. 8. Materia.
9. Primer Aspecto. 9. Segundo Aspecto. 9. Tercer Aspecto.

La mente del hombre por lo general confunde estos tres aspectos y reconoce como
realidad lo externo y objetivo. Este es el gran maya o ilusión, que sólo puede disiparse
cuando el perceptor puede distinguir los tres grandes aspectos de cada forma, incluso la
propia. Cuando se conoce el segundo aspecto, el alma, el principio mediador, también se
conoce la naturaleza de la forma y puede inferirse la naturaleza esencial del espíritu. Sin
embargo, el campo inmediato del conocimiento que el yogui debe dominar es el segundo
aspecto. Debe descubrir el Sonido o Palabra que trajo cada forma a la manifestación, que
es el resultado del aliento, esencia o espíritu.

"En el Principio era el Verbo y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios. Todas las cosas
por fueron hechas. . . " (Jn. I: 1: 2).

La Biblia cristiana da aquí la sustancia de toda la enseñanza, y en el significado de las tres


letras de la Palabra Sagrada, AUM, tenemos la clave de todo el proceso cósmico. El
proceso de la meditación, cuando se practica debida y correctamente, revela el segundo
aspecto o alma, y puede entonces oírse el Sonido o Verbo (la Voz del Silencio).

Cuando se ha oído y llevado a cabo constantemente el trabajo, es revelado el reino de la


conciencia y el yogui se pone en armonía con el segundo aspecto de su propia naturaleza y
con el segundo aspecto de cada forma. Esta es la base de toda la ciencia del alma, y lleva al
hombre al conocimiento de su propia alma o psiquis, y también la psiquis de cada forma de
vida divina. Es el fundamento de toda la ciencia del psiquismo, en sus aspectos superior e
inferior.

Si el hombre psíquico inferior es consciente y responde al aspecto alma de las formas


materiales, predomina en él el tercer aspecto o Brahma (el cuerpo), porque todo átomo
de materia tiene un alma. Esto concierne a lo subhumano.

Cuando el hombre responde a la analogía superior, a la realidad de la cual lo inferior es la


sombra, está en contacto con la conciencia crística y con el alma de su ser, que es una con
el alma de todos los reinos superhumanos.

En relación con esto deben tenerse en cuenta dos cosas. Si el hombre es un psíquico
inferior está en contacto con el segundo aspecto del hombre inferior, el cuerpo astral, el
principio medio en el hombre inferior, que vincula el cuerpo mental con el etérico. En
consecuencia, está en armonía con todo aquello que puede hacer contacto en ese plano. Si
en cambio es un psíquico superior, está en armonía con el segundo aspecto de la
manifestación divina, el ego o alma en su propio plano, actuando como intermediaria y
vinculadora entre la mónada y la personalidad, entre el espíritu y el cuerpo.

Es interesante observar aquí que en manifestaciones del psiquismo inferior, que tienen
lugar en las sesiones mediúmnicas comunes de espiritismo, tenemos la clave de esta
verdad. En dichas sesiones se establece contacto con el plano astral, por medio de ese
gran centro, el plexo solar, que une los tres centros superiores con los inferiores. Explica
también el hecho de que la materialización de las flores sea característico en tales
sesiones, pues el reino vegetal es el intermediario de los tres reinos subhumanos, mineral,
vegetal y animal. Además explica el predominio de los guías indios, pues son los
cascarones y las poderosas formas mentales, dejados por las tres razas estrictamente
humanas, lemuriana, atlante y aria. Ya no quedan cascarones o formas mentales de los
lemurianos, pero sí cascarones atlantes, conservados debido al empleo de ciertas fórmulas
de la magia atlante.

La meditación concentrada sobre la diferencia entre estos aspectos, hará posible con el
tiempo oír la Voz del Silencio y ponerse en contacto con el segundo aspecto del hombre. Se
conocerá como “el Verbo hecho carne“ y también como el AUM.

Cuando esto tenga lugar, oirá la palabra de otros entes de la familia humana y reconocerá
el sonido, tal como emana de todas las formas en todos los reinos de la naturaleza. El
reino del alma se abrirá ante él, y cuando esto incluya el reconocimiento del sonido en los
cuatro reinos, lo llevará a conocerse a sí mismo como el Maestro. El conocimiento del
alma y el poder de trabajar con el alma de todas las cosas en los tres mundos, es la marca
característica del Adepto.

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