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Tierra y Cosmos II (2/75)

QUE SIGNIFICAN LAS ESFERAS PLANETARIAS

Traducción del Alemán: Dora Gallman

Paralelamente al curso de agricultura en Koberwitz se estaba dando en Breslau las conferencias


sobre el “Karma como Formador del Destino de la Vida Humana”. Rudolf Steiner habla mucho aquí de
lo que acontece en las esferas de los planetas, en la vida entre la muerte y el nuevo nacimiento. El que
opina que Rudolf Steiner, cuando hablaba de los efectos de los planetas sobre el crecimiento de las
plantas –en el Curso de Agricultura- se refería a los visibles cuerpos celestes, sin duda no lo ha
comprendido exactamente.

En su libro fundamental “Teosofía” Rudolf Steiner describe los tres mundos, el mundo físico, el
mundo anímico y el mundo de los espíritus, como así también la conexión entre los mundos superiores
con el mundo físico. También describe allí el paso del ser humano anímico espiritual a través del
mundo anímico y el mundo de los espíritus. La pregunta que debería imponerse es, cómo se
comportan las esferas planetarias en relación con los mundos superiores que están descritos en la
“Teosofía”.

No hace falta imaginarse nada porque Rudolf Steiner mismo describe esta relación en las
conferencias en Berlín del 1912/13: “La Vida Entre la Muerte y el Nuevo Nacimiento en Relación con
los Hechos Cósmicos”. Pero tenemos que aclararnos algo, que para muchas personas es algo incómodo
de pensar, pero que es de esencial importancia para todo pensar sobre el ser de los hechos naturales.
En la conciencia diurna nos vivenciamos retirados del resto del mundo dentro del habitáculo del
cuerpo individual. Esto ya es una ilusión, pero la tenemos en fin y nos sentimos bien y seguros en ella.
Pero en el sueño nocturno estamos separados de la envoltura corporal y nos volvemos esféricos. Nos
expandimos hacia el espacio como una creciente esfera espiritual. Pero esto, por regla general, no lo
vivenciamos conscientemente.

Cuando nos despertamos volvemos, a veces rápidamente y a veces pausadamente, a nuestra


envoltura corporal. Si se llegara a la condición de realizar conscientemente esta salida del cuerpo o
sentir la orden: lo tengo que hacer, entonces se apoderaría de uno un inmenso temor, porque uno cree
perderse totalmente en la infinidad de los espacios cósmicos. La enseñanza antroposófica tiene
también el propósito de sacarle al discípulo el temor de “entrar” en este aparente “eterno y vacío
campo de hielo”. En el sueño y también después de la muerte la entidad anímica-espiritual del ser
humano se expande de manera esférica hacia las regiones del mundo planetario. Esto quiere decir: su
conciencia se expande hacia las lejanías de los espacios que están demarcados por las órbitas de los
cuerpos celestes.

Pero nos queda a disposición como conciencia sólo lo que estamos acostumbrados a desarrollar
durante la vida despierta del día, en nuestra época orientada hacia el materialismo. Es por decirlo así
una conciencia selectiva, en la medida que sólo puede comprender una particularidad de muchas
posibles, dentro de una unidad de tiempo. Nuestro pensar, recién con un laborioso trabajo une
particularidades que se corresponden, a un contexto mayor.

Este pensar está acostumbrado a incluir en su mundo de comprensión, sólo las cosas y seres
comprobados por los sentidos. Sobre esto se basa también el prejuicio de que la materia, la luz, la
corriente eléctrica, etc. sean de naturaleza material en la medida que se componen de más o menos

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pequeñas partículas movibles. En realidad nada habla en su favor. La idea de las partículas no aporta
nada para la comprensión de la cosa. Su realidad la aceptamos porque decididamente no podemos
representarnos otra cosa que materia. En dónde la materia no se presenta más materialmente, la
tenemos que pensar en partículas infinitamente pequeñas y moviéndose tremendamente rápidas,
astilladas y expandiéndose.

Que parezca sin embargo, que pensamos de manera compleja y que actuamos de acuerdo a esto,
se basa en que desde niños estamos acostumbrados a determinados modos de comportamientos. El
dominio de nuestro día a día, es la regla, no tiene nada que ver con el actuar consciente como
consecuencia de claros procesos de pensamiento.

El cambio de nuestra conciencia al dormirnos en un estado, primeramente soñando y luego en


un sueño profundo completamente inconsciente, se produce porque nuestra afinidad hacia un
selectivo “lado a lado” se transforma en una consciencia de la vasta, extensa simultaneidad. La fuerza
de nuestra consciencia primeramente no alcanza para soportar este proceso en estado de alerta.

El ser humano entra en el mundo supra sensorial cuando atraviesa “el portal de la luna”.
Entonces cuando ha alcanzado la esfera de la luna se encuentra en la región más baja del mundo
anímico (mundo del alma). En la “Teosofía” se lo nombra la región del deseo ardiente porque si el ser
humano quiere seguir adelante (después de su muerte) tiene que dejar atrás todo lo que adquirió en
su vida terrenal, a través del uso de sus sentidos. Pasa que sus impresiones sensitivas le dan sensación
de vivencia satisfecha. Si de pronto se acallan los sentidos él se siente vacío, ahuecado, solitario,
mientras no tenga a disposición sentidos puramente espirituales.

“Así como las fuerzas y sustancias que componen y gobiernan nuestro estómago, nuestro corazón,
nuestros pulmones, nuestro cerebro, etc. provienen del mundo corpóreo, así provienen nuestras
cualidades anímicas, nuestros impulsos, apetencias, sentimientos, pasiones, deseos, etc. del mundo
anímico” (“Teosofía” en ella “Los Tres Mundos”, I)

Así como los cuerpos físicos de los seres son miembros del mundo físico, así sus almas son
miembros del mundo anímico. Las formaciones y las entidades de este último están compuestas por
las sustancias de este mundo, o sea las sustancias que componen nuestras sensaciones y sentimientos.
Lo inferior –lo más bajo- en éstos (nuestros sentimientos) lo debemos dejar en la región del mundo
anímico, en donde corresponden si queremos ascender a regiones más elevadas. A las entidades
anímicas le corresponden la irritabilidad y el deseo impulsivo como a las cosas corporales expansión
espacial. Esta “sustancialidad” del mundo anímico se la denomina astral y cuyas fuerzas Rudolf Steiner
las llama entidad del deseo. Quizás comprendamos ahora mejor lo que significa cuando una sustancia
del mundo físico es designada como portador de lo astral. Sería el portador físico de una entidad
natural de deseo.

Si se ha alcanzado la esfera lunar, se encuentra uno en la ya nombrada región del deseo ardiente.
Las siguientes regiones son llamadas: la región de la excitabilidad en fluencia, la región de los deseos,
la región del placer y del desplacer. Las dos fuerzas de fondo que allí imperan son las de simpatía y
antipatía. Cuanto más nos elevamos sopesa más la simpatía y la antipatía disminuye. En la región más
baja las dos fuerzas de base son más o menos igual de poderosas. Estas “regiones” son idénticas con
las esferas de la luna, venus y mercurio. Se alcanza el “portal del sol” cuando se llega a las siguientes
tres regiones del mundo anímico: la región de la luz anímica, la región de la fuerza anímica activa, la
región de la vida anímica. Aquí es superado todo lo anímico inferior.

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Aquí sólo pueden ser dadas señales, por esto tengo que pedir de leer lo preciso en la Teosofía de
Rudolf Steiner. Cuando se habla de “sustancia” anímica o de “pisar” mundos superiores, entonces se
usaron palabras de ayuda porque aún no hay conceptos adecuados aquí. Es importante no imaginarse
las “regiones” del mundo anímico como zonas separadas entre sí. Así como en lo físico se compenetra
lo sólido, lo líquido, lo gaseoso y lo cálido o lo frío, así también se compenetran los mundos anímicos y
espirituales con el físico. Las esferas superiores alcanzan alturas y lejanías mayores, pero igualmente
se compenetran todas las esferas en lo físico.

También debe ser mencionado que los mundos superiores no tienen ningún parecido con el
físico, que allí no hay “uno al lado de otro” en el espacio ni “uno después de otro” en el tiempo, en
sentido común. Si se emplean conceptos de usanza para ellos, son sólo de manera comparativa. Hay
que tener en cuenta que la multiplicidad de los seres y sustancias en el mundo anímico y espiritual es
infinita. El investigador espiritual se encuentra en la doble postura de, por un lado subordinarse de
manera firme en su pensar a los principios de orden, para que no caer en las sin número de
posibilidades erróneas, por el otro lado debe desarrollar en una medida nada común, una movilidad y
vivacidad en sus procesos pensantes.

En la esfera solar paulatinamente pasa del mundo anímico al mundo espiritual. Las regiones de
Marte, Júpiter y Saturno son idénticas con el mundo de las imágenes primigenias (arquetipos) como
está descripto en la “Teosofía”. Se encuentran allí las imaginaciones cósmicas del mundo físico: las
formas de los minerales y de los cuerpos de las plantas, animales y seres humanos. Esta región
también es llamada región continental del mundo espiritual.

Las “fuerzas que obran” en todo lo vivo se encuentran en la segunda región, es la región del
“elemento espiritual líquido”. La tercera región la compone el “círculo aéreo del mundo de los
espíritus”, en dónde se encuentran las fuerzas primigenias de todo lo anímico. Todas las sensaciones,
sentimientos, instintos, pasiones, etc. tienen aquí su contraparte espiritual.

“Las imágenes primigenias de la cuarta región no se relacionan inmediatamente con los otros
mundos. Son de alguna manera entidades que gobiernan las imágenes primigenias de las tres regiones
inferiores y disponen su asociación. Por eso están ocupadas en ordenar y agrupar a estas imágenes
primigenias subalternas. Por eso en esta región hay una actividad más amplia que en las
inferiores.”(“Teosofía”)

En la segunda conferencia de la serie: “Ante Portal de la Teosofía” Rudolf Steiner decía sobre
esta región lo siguiente:

“La cuarta división del Devachan se extiende más allá de lo que, sin el ser humano, ya existe. Ella
contiene todo lo que vive como pensamientos originales en el ser humano por los cuales trae algo nuevo
al mundo y que actúa sobre el mundo, sin importar si provienen de un erudito o de un ignorante, un poeta
o un campesino. Así que no necesitan ser grandes descubrimientos, estos pensamientos también pueden
corresponder a lo cotidiano.”

Seguramente no podemos hacer demasiado en nuestro anhelo para recibir impulsos de este
mundo y llevarlos a él. Aquí sólo puede ser valedero lo que tiene contenido espiritual.
Conversaciones, charlas, conferencias que son dadas de manera intelectual, por los sabelotodo, con
desconocimiento de este mundo, producen pesas de plomo que jalan con violencia al ser humano a la
estrechez de espacios limitados. Si ya una mentira común corresponde a un asesinato en el mundo
espiritual (Rudolf Steiner), entonces seguramente no afirmamos nada muy falso si concluimos que el

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uso irreflexivo de frases hechas, modos de hablar, extienden noche espiritual tanto en el espíritu del
que las usa, como en el que las toma como creíbles.

En el límite de la esfera de Saturno (más allá de Saturno se encuentran mundos lejanos sobre los
cuales Rudolf Steiner comentó varias veces en distintas partes) se encuentra la Crónica de Akasha,
“aquel eterno libro de historia en el límite del Devachan (…) Todo lo que se produjo en el mundo a través
de seres consientes se puede experimentar allí” (R. Steiner en “Ante el Portal de la Teosofía”, GA95)

Este límite marca también la “hora de media noche” del espíritu humano en su vida entre la
muerte y el nuevo nacimiento. En el ocultismo se le llama a esta fase la “hora de Saturno”.

Las imágenes primigenias de las cuatro regiones más bajas del mundo espiritual no son
meramente imágenes muertas, sino ¡entidades trabajando! Ellas forman desde lo informe de los tres
Reinos Elementales, desde los puntos germinales del mundo espiritual superior, la forma de los seres
que aparecen en la naturaleza del mundo físico. Tienen un Yo como el ser humano y como los espíritus
grupales de los seres naturales. Son de decisiva importancia para toda vida natural. Su actividad como
constructores de las formas de los cristales, del crecimiento de las plantas y como los que promueven
las sensaciones e impulsos los acerca al trabajo humano. De lo informe de lo espiritual el ser humano
elabora formas con las imágenes pensadas. ¡El trabajador biológico dinámico no puede prescindir de
este trabajo conjunto con estos espíritus de los tres Reinos Elementales! .

Pero aún son –por lo que sé- seres totalmente desconocidos para la mayoría de nosotros. En
futuros trabajos vamos a tratar de acercarnos, desde distintos lados, un poco más a ellos.

En mundos superiores se encuentran también los espíritus grupales, las entidades “yoicas”
(tienen un Yo) de los animales, plantas y minerales. El Yo de las entidades de los minerales se
encuentra más allá de la esfera de Saturno, su cuerpo astral se extiende a las regiones de los planetas
por encima del Sol, sus cuerpos etéricos viven en el mundo anímico y sólo su físico se encuentra en el
plano físico. Desde esta visión se encuentra la respuesta por ejemplo, a la pregunta sobre el espíritu
del carbono, la cual no encontró respuesta la última vez en Dornach. “El tipo negro” portador del Yo del
mundo, un verdadero Christophorus, tiene su patria más allá de Saturno. Desde el Sol actúa de manera
astral y se encarna en cada época vegetal ¡en un verdadero cuerpo de gigante!

Algunos números elegidos bastantes arbitrarios, para mostrar esto: un árbol de 5000 kg de peso
seco ha acumulado 2500 kg. de carbono y a la par procesó 12 millones m3 de aire en ácido carbónico.
La cosecha alemana obtuvo en el año 1912 (hoy varias veces más) sólo en cereales alrededor de 9000
tn de carbohidratos (almidón, azúcar). Solo las plantas terrestres absorben por año más o menos 13-
22 billones Kg. de carbono.

Los cuerpos astrales de las plantas se encuentran en el mundo anímico. ¡Llama la atención que
las flores de las plantas tocan de una manera tan peculiar los sentimientos del ser humano! Las almas
grupales de las plantas se encuentran en la misma región en la cual están los cuerpos astrales de las
entidades de los minerales. Sólo el ser humano vive como cuádruple ser –visto así- en el plano físico.

¡El conocimiento de estas relaciones es de gran significado para el agricultor y el jardinero! Si


sólo se le dice que los planetas subsolares obran en el crecimiento de las plantas a través del desvío
hacia las formaciones de cal, entonces esto realmente le sirve muy poco si él no sabe nada de lo que
significa esta región. ¿Cómo llega a ser la cal un “tipo deseoso” cuando la deficiencia de cal en un cuerpo
astral no es capaz de desarrollar ningún deseo? Se llega bastante cerca de la respuesta cuando se sabe,

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que la relación de la cal hacia el nitrógeno tiene que estar asociada con que, el cuerpo etéreo del ser
calcáreo es más real en el mundo anímico con el cual el nitrógeno, como portador de lo astral, tiene
una especial relación.

Es de notar que “entidad de deseo” o sea astralidad, tiene como cualidad anímica para el ser
humano, otro significado que afuera en la naturaleza en dónde lo moral no juega ningún rol. La
criatura no puede ser ni buena ni mala.

Así también el principio ahrimánico como fuerza natural no es malo. Aparece allí por ejemplo,
como fuerza formativa de la raíz. El ser Lucifer se manifiesta en todo lo floreciente, fructífero, en todos
los procesos de reproducción como fuerza constructiva, estimulante. Lo del medio, lo rítmico en la vida
de las plantas y los animales le corresponde a la fuerza del medio entre Lucifer y Ahrimán. Esta
entidad del fundamento primigenio –la del medio- cuyo órgano vegetal es la hoja, cuya metamorfosis
será raíz o pétalo, es el Yo del mundo.

En el Curso de Agricultura están diferenciadas las siguientes regiones: La región de los planetas
de más arriba y la de los planetas de más abajo, la región del subsuelo mineral y la de encima del suelo.
Nos esforzamos en mostrar la identidad con la terminología antroposófica. El subsuelo y la atmósfera
aireada, cálida, húmeda es idéntica con el ámbito de lo físico-etérico. La región de los planetas de más
abajo corresponde al mundo anímico, la de los planetas de más arriba al mundo de las imágenes
primigenias. De regiones más altas y más bajas, que también juegan un rol muy grande en todo lo de la
naturaleza, no se habla aún en el Curso de Agricultura. Hubo la intención de dar un segundo curso de
agricultura.

Si se ha de esforzar uno por una comprensión más profunda, entonces desde un principio, se ha
de fomentar el refuerzo en la capacidad de discernimiento. Nos debemos preguntar continuamente en
cuál de las esferas queremos ser activos o de cuales de las esferas nos llega algo a nosotros. A eso se
puede llegar si se está informado sobre las esferas. Por eso ha sido uno de los primeros deberes de
Tierra y Cosmos señalar las esferas y entusiasmar para su estudio detallado.

¿Ciencia espiritual o antroposofía por ejemplo, que es en relación cósmica?


Pues, el que hace montones de teorías fácilmente podría creer: ciencia espiritual es algo que se
puede enseñar y aprender por todos los mundos.
Pero así no está dispuesto en el universo. Cada ámbito del mundo tiene su deber especial – y no se
repite esto de la misma manera en el universo.
La ciencia espiritual sólo es posible en la tierra, no en otro planeta u otro ámbito. Por eso fue hecha
la tierra por los Poderes Creadores para que surja aquí lo que sólo puede surgir en la tierra.
La ciencia espiritual sólo puede surgir en la tierra, no se la puede aprender en ningún otro lado;
ella es una revelación sobre el mundo suprasensible, pero así como se presenta, sólo puede presentarse
aquí.

Rudolf Steiner, 2. 3. 1913 GA 140

Este artículo forma parte de una recopilación de ellos realizada por María Finsterlin en 1991, publicados en la
revista Tierra y Cosmos publicada entre 1975 y 1990 por el Sr. Hellmut Finsterlin. Todo en proceso de traducción.

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