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La Corte Constitucional ha establecido que una decisión puede ser considerada vía de hecho si
presenta al menos uno de los siguientes defectos destacados: defecto de fondo (cuando la
decisión se basa en una norma indiscutiblemente inaplicable), defecto de hecho (cuando existe
prueba manifiestamente insuficiente para sustentar la decisión), vicio orgánico (cuando el juez
carece de competencia), o vicio procesal (cuando la decisión se encuentra completamente fuera
del procedimiento establecido) .
La Corte Constitucional ha establecido que una decisión puede ser considerada vía de hecho si
presenta al menos uno de los siguientes defectos destacados: defecto de fondo (cuando la
decisión se basa en una norma indiscutiblemente inaplicable), defecto de hecho (cuando existe
prueba manifiestamente insuficiente para sustentar la decisión), vicio orgánico (cuando el juez
carece de competencia), o vicio procesal (cuando la decisión está completamente fuera del
procedimiento establecido).
El texto proporciona una explicación clara sobre el concepto de "vía de hecho" en el contexto
jurídico y los diferentes defectos que pueden constituir una vía de hecho, como defectos
sustantivos, fácticos, orgánicos o procedimentales. Además, se menciona el caso específico de la
sentencia T-526/2001, donde se identificó un defecto fáctico evidente en las decisiones judiciales
objeto de la acción de tutela. Se destaca la importancia de la valoración adecuada de las pruebas y
la necesidad de evitar decisiones arbitrarias que puedan afectar los derechos fundamentales de las
personas involucradas en un proceso legal.
Esta sentencia destaca la importancia de que los jueces realicen una evaluación exhaustiva y justa
de las pruebas presentadas en un caso, impidiendo decisiones arbitrarias que puedan afectar los
derechos de las personas involucradas. Además, resalta la necesidad de garantizar el debido
proceso y la protección de los derechos fundamentales en el sistema judicial.
La sentencia T-902/05 trata sobre una acción de tutela presentada por Rosario Bedoya Becerra
contra una decisión del Consejo de Estado. Bedoya Becerra alega que la decisión del Consejo de
Estado violó sus derechos al debido proceso, acceso a la justicia, igualdad y defensa. El caso se
originó a raíz de la revocación de una adjudicación de una licitación en la que Bedoya Becerra se
vio involucrada y alega irregularidades en el proceso de contratación y persecución en su contra.
La Corte Constitucional resuelve revocar la decisión del Consejo de Estado y ordena que se dicte
una nueva sentencia que respete los derechos fundamentales de Bedoya Becerra en un plazo de
30 días.
La Corte Constitucional decidió otorgar el amparo al accionante por vulneración del debido
proceso, en tanto que la decisión del Tribunal Superior de Distrito Judicial de Bogotá se había
tomado con base en una prueba ilícita, que era el testimonio de un testigo que no había sido
identificado. La Corte también encontró que el Tribunal Superior de Distrito Judicial de Bogotá no
había valorado adecuadamente las pruebas que demostraban la inocencia del accionante.
La Corte Constitucional concluyó que la decisión del Tribunal Superior de Distrito Judicial de
Bogotá había vulnerado el derecho al debido proceso del accionante. La Corte ordenó la libertad
inmediata del accionante y le ordenó al Tribunal Superior de Distrito Judicial de Bogotá que
reiniciara el proceso penal contra el accionante.
La Sentencia T-902 de 2005 de la Corte Constitucional, con M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra, se
refiere al derecho al debido proceso y a la protección judicial efectiva en casos en los que se ha
vulnerado este derecho. Los hechos jurídicamente relevantes de la sentencia son los siguientes:
La Corte Constitucional encontró que la decisión del Tribunal Superior de Distrito Judicial de
Bogotá se había tomado con base en una prueba ilícita, que era el testimonio de un testigo que no
había sido identificado. La Corte también encontró que el Tribunal Superior de Distrito Judicial de
Bogotá no había valorado adecuadamente las pruebas que demostraban la inocencia del
accionante.
La Corte Constitucional concluyó que la decisión del Tribunal Superior de Distrito Judicial de
Bogotá había vulnerado el derecho al debido proceso del accionante. La Corte ordenó la libertad
inmediata del accionante y le ordenó al Tribunal Superior de Distrito Judicial de Bogotá que
reiniciara el proceso penal contra el accionante.