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Primer Lugar Poesía

Martillos que se oyen a la distancia


Sofía Gallegos Cibrián

Mecanismos de defensa
Laura Rojas del Toro
Mención honorífica

Primer Lugar Narrativa


Transmutaciones
Karla Paola Montalvo de la Fuente

Sangre fantasma
Paulina Velázquez
Mención honorífica

Primer Lugar Ensayo


Psicosomática
Jimena Maralda

Tentativa de agotar un relato norteño
Paulina Zamora
Mención honorífica

Primer Lugar Ilustración


Mariela Estefanía de la Peña Llamas

Leslie Lizet Hernández Conde
Mención honorífica
PREMIO DOLORES CASTRO 2022
Poesía, Narrativa, Ensayo, Dramaturgia
e Ilustración creada por Mujeres
Leonardo Montañez Castro
Primer Lugar Narrativa
Presidente Municipal del H. Ayuntamiento
Constitucional del Municipio de Aguascalientes
Transmutaciones
Karla Paola Montalvo de la Fuente
Marisol Barrón Betancourt
Mención honorífica Narrativa Regidora Presidenta de la Comisión Permanente
Sangre fantasma de Cultura del H. Ayuntamiento Constitucional de
Paulina Velázquez Aguascalientes

Primera edición 2022


Octavio Alberto Ozuna
© Karla Paola Montalvo de la Fuente Director General del Instituto Municipal
© Paulina Velázquez Aguascalentense para la Cultura
© Mariela Estefanía de la Peña Llamas
© Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura Abraham Velasco Jiménez
Coordinador de Promoción y Difusión Cultural
del IMAC
Antonio Acevedo Número 131, Zona Centro
Código Postal 20000, Aguascalientes, Ags.
Rocío Castro Fernández
Jefa del Departamento de Ediciones y Fomento
ISBN 978-607-8649-33-4 Volumen Narrativa a la Lectura del IMAC
ISBN Obra Completa 978-607-8649-31-0
María Isabel Rosales Chávez
Corrección de estilo
Ilustración de portada: Mariela Estefanía de la Peña Llamas
Wilfrido Isamí Salazar Rule
Diseño editorial
Impreso en México / Printed in Mexico
Ma. de la Luz Ortiz Macías
Leticia de Luna Noriega
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por Equipo editorial
cualquier medio, sin previa autorización de los editores.
El Jurado de Narrativa estuvo integrado por
Dalia Guadalupe de la Cerda Ulloa
Mario Antonio Frausto Grande
Javier Peñalosa Mendoza

Transmutaciones
Karla Paola Montalvo de la Fuente

PRIMER LUGAR
NARRATIVA
Para María, Santi y Luis.
Índice

Algodón de azúcar 15

El alto 25

Al final los sushis se echarán a perder 32

La otra 40

Árboles 51

Hidrólisis 53

Otro milagro 57

La AstraZeneca 64

Un microbio bajo la superficie tóxica de Marte 71

Quebec 79

Plenitud 81

Happy happy 84

La nave del olvido 93

Presagio 101

Umbral 107

El juicio 121
Transmutar: “Del lat. transmutãre ‘mudar de
una parte a otra’.
1. tr. Mudar o convertir algo en otra cosa”.
Diccionario de la lengua española
TRANSMUTACIONES

Algodón de azúcar

La niña se aferra a la mano, brinca, se aleja un poco,


se apresura, pero no la suelta; a través de ese contacto
la mujer sabe de su hija, cómo se agita, se acelera,
goza. Alegría. Hace tanto que no van al súper. Si le
preguntaran cómo sabe que ya puede ir con su hija, se
quedaría desconcertada, revolviendo los recuerdos de
las noticias, las voces de la radio, los tuits o los posteos
del face. No sabría decir. Va sin miedo, sin embargo,
segura de que nadie le dirá no puede ingresar con la
pequeña, hágale como pueda. Sabe que no sucederá.

Es el último domingo del descanso de Semana


Santa y van al súper para despedirse de esas vacaciones
distintas al día a día porque en las mañanas no
aparecen en la computadora las maestras. Tiempo de
cuajar gelatinas de colores y hornear pastelillos y
decirles pastelillos a los pastelillos porque así los
ha nombrado su majestad; tiempo de comer en el
comedor y no en la cocina por aquello de darse un
lujo. Despedirse de esas vacaciones sumergidas en
algo que se llama youtube kids donde muestran
cómo hacer pasteles de chocolate con chocolate
adentro y jarabe de chocolate encima, denso,
consistente, desbordándose. Excesivo y por eso
mismo tan deseable. O cómo decorar panes con
forma de monstruo comegalletas o de parque de
diversiones con juegos de dulces de colores y chispas
y paletas de caramelo.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Esta tarde, ahora, en plena calle, —extraordi- en el carrito. Ningún muñeco ni juego se les unirá, la
nario— ahí están: la mujer y su hija. El viento, el madre advirtió: solo ver. Juguetes similares a imaginar
viento grita la niña porque el aire le levanta el pelo, le que un día se harán en casa los postres con exceso de
ciñe el vestido al estómago, se opone a su avance. Y azúcares y formas y grasas vistos en ese algo que se
la pequeña festeja su fuerza, su ser de calle, de afuera, llama youtube kids y saldrán así de coloridos y bien
de extensión imposible en casa. En medio de la hechos y el gozo será igual al gozo de admirar caer
violencia de los mechones metiéndose en la comisura el chocolate espeso sobre el panqué. Así los juguetes:
de los labios, pegándose contra la mejilla, contra el formas, tamaños, colores, cajas, plásticos, dibujos,
ojo, la mujer disfruta de la alegría-viento-niña-viaje. personajes, unos tras otros, a los lados, arriba. —Ah,
la abundancia del súper—.
Para sentarla en el carrito la carga. Lo acaban de
limpiar, se dice, lo desinfectaron. Su hija se entusiasma Antes de entrar a un nuevo pasillo la mujer
como si subiera a un auto chocón —aunque no los se detiene. Enfrente, en exhibición, algodones de
conoce, nunca ha ido a una feria—. La mamá evoca azúcar en una ¿caja? —¿compartimento?— de
el entusiasmo, las expectativas, la impaciencia por plástico transparente. Arriba con forma de nube y
meter los pies entre los vacíos enmarcados por tubos abajo, de cono. La nube se compone de tiras gruesas,
delgadísimos color plata, la alegría de sentarse arriba rosas y azules, trenzadas. Lo habrán empacado al
y colocar las manos sobre el manubrio metálico. vacío, piensa. La niña ha oído hablar del algodón
Fugaz, en la manivela de un carrito, el reflejo de de azúcar. Quién sabe cómo la gente consigue una
su cara, la de la madre, en un antes muy antes: máquina para hacerlo y se graba fabricando aquella
hinchada, larga, deforme por la curva, en primer tela suave de colores que se enrolla alrededor de un
plano, la punta de la nariz como en una esfera de palo de madera. A los cuatro años la niña nunca ha
navidad. De ese tipo de imágenes debe estar llena probado uno y está convencida de que es la cosa
la mente de su hija, inaugurales e hiperbólicas; más fabulosa del universo porque combina sus
más tarde serán recuerdos rápidos con una carga dos pasiones, los colores y el azúcar. Google-to-
emocional lejana, difusa: el origen. do-respuesta no encontró una tienda que vendiera
algodones de azúcar pero no admitió su ignorancia,
desplegó imágenes sin decirle a la mujer dónde
Lo mueve, lo dirige, da una vuelta, busca los juguetes; comprar uno. Se volvió una de esas personas a las
otra, otra más. Verduras, frutas y pollo desperdigados que se les pregunta por una calle y en vez de decir

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

no sé, lo piensan, dan instrucciones, dicen por decir. El algodón, un cuadro. Ella lo mordía porque tenía
Imágenes de ferias y parques de diversiones. El un poco más de consistencia. Le cambiaba el color;
algodón de azúcar se come en lugares para masas, lo desaparecía con la lengua.
pensó la mujer, no en una pandemia. Y eso explica
Camina cierta de que esas sensaciones están
ahora la incredulidad y el entusiasmo y la sorpresa.
agazapadas en el carrito, al lado del pollo y las
Lo toma. En la etiqueta está el dibujo de una verduras: cerrarán las vacaciones, traerán descubri-
niña con el pelo de los mismos colores que el dulce, miento, sacarán a la pequeña de lo ordinario. Tela
con la misma textura. Hacen aquella tela vaporosa, frágil, vulnerable; la boca fuerte, no por la quijada
la empacan y la venden. Qué audacia la de la gente o por el peso de las muelas, sino por la saliva. La
en China. apariencia del dulce y su textura hacen al algodón
incómodo, entretenido, desconcertante. Despren-
—¿Lo quieres? Es un algodón de azúcar.
derlo, moverlo, manipularlo, horas de sano entrete-
El asombro en los ojos, la luz en el rostro. La nimiento, piensa y digita —soberbia, enorme— el
niña lo elige por encima de la dona-promesa al salir. código de la tarjeta de crédito.
Ella suele sorprenderse por las cosas más nimias;
Una vez agarró todo un algodón, todo, lo aplastó
fantástico, increíble, palabras a punto de caer, al
y lo redujo a una pelota. Hasta allá llegó. Se dio el
menor pretexto. Cómo será cuando desprenda una
lujo de no jugar a desprenderlo, de no saborearlo
capa delgadísima, aterciopelada, de aire y azúcar,
en dosis breves. Tal vez aquella consistencia apenas
casi transparente —la textura en los dedos— y se
sugerida le molestaba por su engaño. O había sido
la lleve a la boca y descubra que en contacto con
un asunto de ansiedad, piensa mientras camina con
la saliva el azúcar vuelve a su estado de arena. La
las asas de las bolsas del súper sobre el hombro y la
marca desigual e inadecuada en aquella nube era
mano de su hija avisándole brincos y entusiasmo.
producto de la humedad en los dientes, no de su filo.
La ansiedad ante la sutileza, ante la dosificación del
Ella se acuerda, el rosa se hacía más rosa, intenso;
azúcar a través del aire. Juntarlo para concentrar
aparecían las partículas —un poco cuadros, un tanto
la dulzura. La sensación incómoda e inefable y la
diamantes pequeñísimos— del azúcar. Ella tomaba
ambigüedad en la textura eran parte del encanto.
un pedazo, lo juntaba con las manos, exprimía el aire,
Nunca más lo volvió a apretar, aunque el impulso se
juntaba las partículas hasta convertirlo en peluche
mantuvo. Ahora mismo lo imagina y la delgadez del
baratija, mínimo, de vuelta a sus reales dimensiones.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

azúcar, su ser franela delgadísima, le provoca ardor pensará después, no ahora, ahora no puede, después
en la mandíbula. pensará: quién chingaos quiere una muñeca que
quedará calva tras comerse el dulce.

La niña se lo arrebata, ahora es mucho más


Quitarse los zapatos y los cubre bocas, lavarse las
excitante porque, en vez de un palo de madera como
manos, ella en la cocina y la niña en el baño. Una vez
en los tiempos de la madre, trae una muñeca. Se va
por cansancio no guardó la compra y la puso bajo la
y la mujer está dividida entre ir por el teléfono —de
barra y dos días después el olor a putrefacto llenó la
veras no quiere perderse el instante— y guardar el
casa y ella tiró la comida y lavó la bolsa. Lo malo es que
pollo —se conoce, la desidia es algo muy poderoso
también la bolsa terminó en la basura porque no se le
y no quiere el desastre—. Cosa de hacerlo rápido, se
quitó la peste. Dice mal el refrán, el flojo y el mezquino
dice, y lo saca de inmediato de la bolsa.
no recorren dos veces el mismo camino; deben recorrer
otros, nuevos, más molestos y apestosos. —No sabe a nada la verdad.

Le da el dulce a la niña y busca lo que requiere El desconcierto. Las palabras se repiten en


frío: las verduras, el pollo, en especial el pollo. la mente, como en eco íntimo. Se condensan, se
Debería sacar el teléfono y estar lista para grabar maduran. Escuchó lo que escuchó: no sabe a nada.
semejante acontecimiento: el encuentro con el Eso dijo la niña.
algodón de azúcar. Pero debe guardar las cosas, es
—Cómo no va a saber a nada. —Dice, deja el
una exigencia, no quiere las zanahorias negras y
pollo sobre el microondas y sale de la cocina.
blandas, son tan tristes.
La pequeña toma otro mechón de pelo rosa y
La niña vuelve a la cocina, le pide, ábremelo,
lo intenta morder. Nada. El contacto no lo deshace,
ábremelo. La mujer regresa el pollo a la bolsa —no
los colores no se intensifican; permanece inmutable,
vaya a olvidarlo, qué asco—, toma las tijeras, corta la
con su textura esponjosa y su color pastel. La saliva
caja que le dio la niña y la separa; de entre aquellos
no penetra ni disuelve ni hace emerger el azúcar en
mechones azules y rosas —gruesos, suaves, ligeros—
cristal. No es un dulce. Es un juguete extraño pero un
aparece una cara grande en relación con el cuerpo
juguete al fin. Y no es cosa de juzgar a las personas
flexible, de plástico. Qué extrañeza, la golosina es
chinas: los juguetes raros los hacen por todas partes
el pelo. Esa gente en China cruzó un límite y ella
del globo terráqueo.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Qué suerte que no grabó aquello. Qué oso. Algodón de azúcar se llama y descansa en la
almohada, al lado de su Alteza Serenísima. A la
Su hija crecerá y recordará el sabor a nada del
mujer le parece horrenda, casi un troll. Es horrorosa.
pelo sintético de la muñeca. La nada, el algodón de
azúcar la bordea, la anuncia. Tal vez por eso el dulce ¿Cómo podría ser algodón de azúcar empacado
exasperaba a la mujer de niña. Aunque no era solo la al vacío? Se ríe y se controla y mejor se sale del
nada. Estaban la resonancia del azúcar, el empalago cuarto de la niña ya dormida. Se ríe y piensa en la
en la boca y en las manos y, más tarde, la necesidad decepción. La suya. La niña no sabe qué se perdió.
de agua. El vacío agazapado. El pelo larguísimo no
hecho para la lengua ni los dientes, la nada como La cama recibe a la mujer y al pensamiento:
una pared. A la mujer le da risa. Vergüenza. Mucha ella no hubiera podido inmortalizar aquel instante;
risa. Qué nivel de distracción. Se ríe y ahora el estaba en la cocina cuando la pequeña dijo no sabe a
desconcierto surge en el rostro de la niña. La mujer nada, la verdad. La vida da segundas oportunidades.
no debería reírse de semejante desgracia: una va a Cuando se pueda, la llevará a un lugar lleno de gente
probar el algodón de azúcar y se topa con la insipidez y le comprará uno de esos dulces rosas, gigantescos
de un pelo hecho de quién sabe qué material. y aterciopelados y la mirará comérselo.

De fondo, la tristeza. No era un algodón de En la oscuridad el cuerpo busca el sueño, lo llama;


azúcar. Tristeza no es. Es decepción. En ella. En para entonces, piensa, no habrá bajado ni un kilo de
la mujer. La niña está feliz agarrando el pelo, los que el encierro le regaló, pero también se comprará
lo tuerce y seguro hay algo fantástico en las uno. Y la niña con ese afán de niña se acabará el suyo
sensaciones de esos mechones gordos y suaves y primero y se acercará y mirará el de la mujer con
largos entre las manos. codicia y luego a ella y de vuelta al algodón. ¿Me das
del tuyo? ¿Compartimos? Con el pulgar, el índice y el
—¿Vamos por una dona? dedo de en medio la mujer desprenderá un cacho casi
El pelo inmenso, lejísimos de la proporción, al vaporoso y se lo entregará. Lo mirará esfumarse al
estilo Rapunzel —una de las heroínas favoritas de entrar en la pequeña boca. Desaparecer. Esa nada le
la niña—, hacen imposible querer salir o soltar a la trae un poco de paz. De sueño. Paz y sueño.
muñeca o desear una cosa distinta a manipular esas
De súbito se queda sin aire. Su tronco, ágil, se
franjas azules y rosas.
incorpora en un solo movimiento.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Pálpitos. El alto

Angustia.
Los primeros días en el negocio son difíciles. Irma
Vacío. deja solo a Fabián con clientes que quieren saber
los beneficios de la bergamota o la menta, o con
Sobre el microondas, olvidado otra vez, descansa
aquellos que preguntan sobre la diferencia entre un
el pollo.
masaje hawaiano y uno sueco. Ella está molesta
porque él no sabe, no conoce. Y tiene razón. Para
Fabián también fue una sorpresa que Guillermo
le heredara el spa; había dado por hecho que, tras
su muerte, no iba a quedar lazo o huella que los
vinculara, que hablara de su historia juntos. Con
Guillermo, de cierta manera, él mismo moriría.
Moriría quien durante las ausencias no intentaba
comunicarse, quien no reclamaba, quien atestiguaba
con paciencia los largos periodos de depresión. De
un instante a otro, ese ser no habría sido; de un
instante a otro, la experiencia estaría borrada.

Pero Guillermo le dejó el spa. A él que en efecto


no sabe nada de administración ni de tratamientos.
Sin embargo, sabe leer y buscar información. Deja
de temerle al “no sé” y encuentra el “déjeme llamar
a Irma, nuestra experta”. Al mes, maneja lo básico
de la aromaterapia y los masajes. Incluso aprende a
usar la máquina de las tarjetas de crédito.

El spa es pequeño. Se especializa en jabones,


aceites y cremas; tiene tres salas de masajes y un
pequeño cuarto de baño con jacuzzi. Es un espacio

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

tranquilo. Se entra de la calle y se percibe el olor vayas por tal avenida, en el tercer semáforo asaltan;
a calma, a hierbas y a limpieza. A veces, mientras en la noche toma leche caliente con cognac, verás que
Irma da un masaje, Fabián mira el pequeño patio duermes. Formas de acercársele, de generar simpatía.
central —el que tiene dos sillones, una mesa y una
Fabián tuvo suerte en la lectura del testamento;
fuente—. El sol ilumina y entibia al tiempo que el
la esposa de Guillermo no preguntó por qué diablos
agua, con su ruido tímido, le da frescura. La imagen
lo habían citado. Eso sí, cuando el notario leyó sobre
es de una gran simpleza, dorada, tranquila; hay en
el spa, ella lo miró. Y aquella mirada, entre arrugas y
ella, al unísono, quietud y movilidad. Es raro que
negro, pareció surgir de la duda, del desconcierto y de
Guillermo le haya regalado esa visión. Tan enojado,
la rabia. Había algo de Guillermo en ella. Quizá por eso
siempre evadiéndose, en pugna con eso o ésos que
nunca se separaron. Fabián estrechó manos, asintió,
era o podía ser o quería ser.
habló con el notario y se fue. Salió de ahí con alivio. No
Fabián dejó los treinta en medio del silencio y la había tenido que justificarse o dar explicaciones.
rabia ajena. Y con ellos los músculos marcados. Al
menos Guillermo no jugó a ser su padre. Ni Fabián
lo vio así a pesar de los muchos años de diferencia. Irma insiste en hacerle un masaje antes de cerrar el día.
Cuando se recuerda a sí mismo con él, recuerda a
su mamá. Obediente, dispuesta. Callada. Aunque La cabina se siente pequeña. Fabián repara en
aparecieran otros hijos, otras mujeres, otras casas. su cuerpo, en la panza, en cómo los pelos de sus
Se le grabó en secreto, casi por contagio, la imposibi- piernas hacen palidecer aún más la piel tanto tiempo
lidad de ser de otra manera. Absorbió la actitud de oculta, tan cercana al verde. En ese espacio, el frío
su madre, única forma de ser en pareja. recorre la desnudez, la evidencia, la hace sentir lista
para ser lastimada.
Ahora es libre. Agradece que Guillermo se haya
preocupado por dejarle una fuente de ingresos; sobre El aditamento para sostener la cara es
todo, la oportunidad de convertirse en algo distinto, duro, incómodo. Fabián se mueve hasta que se
algo que no conoce, que puede crear. Incluso, el acomoda. La voz de Irma se escucha diferente.
rechazo inicial de Irma fue inédito, divertido; sin Cálida y circular.
embargo, en algún momento ella se dio cuenta y Las manos se colocan bajo la nariz y la lavanda
dejó de oponérsele. Ahora incluso lo aconseja. No te invade los pulmones. La cobija se levanta y el aire,

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

hecho harina o azúcar glas, cae sobre su espalda; En el coche, a pesar de la lavanda, la angustia lo
copos diminutos y delicados. Las piedras demasiado asalta. Un presagio. Fabián mueve varias veces la
calientes, a punto de quemar, y el frío en los dedos cabeza hacia atrás, hacia los lados, columpiándola.
de los pies, casi doliendo. Todo a punto de, nada de Truena. Poco. Apenas.
lleno, nada a plenitud. Fabián no es cubierto, sino
Se distrae y toma la avenida donde según Irma
partido en sentires disociados. No pide el calentador
asaltan. Cuando cae en cuenta, el semáforo cambia
ni que Irma baje la fuerza porque la respiración de la
a rojo y él no tiene más remedio que frenar.
masajista, sus movimientos y energía, lo llevan a otros
lados de sí, a otros estados. Permiten a las pantorrillas En la esquina hay un chico con una playera
convertirse en plastilina, antes dura, ahora, maleable, blanca, rota. Cruzan miradas. La ventana está abajo.
flexible; masa que responde a las piedras, las sigue, Los ojos del muchacho no le permiten a Fabián
dejándose estirar por ellas. Los músculos se extienden quitar la mano izquierda del volante para subir el
sin perder su consistencia. Y él lamenta haber sido vidrio; lo inmovilizan. La fuerza de la mirada del
su madre, callar y no exigir. Complacer a los otros chico contrasta con la inseguridad y la torpeza de
a costa de sí mismo. Se recrimina al ritmo de las sus movimientos. Se recarga sobre la puerta, antes
piedras, en un estado cercano a la hipnosis. Dialoga a de que Fabián pueda siquiera pensar en moverse.
la vez con el calor de los movimientos cíclicos y con Cerrar la ventana… delante está el rostro del
el frío que se acumula en la punta de los pies; con su muchacho, amplio, grande, con la expresión de
pensamiento y sus recuerdos. quien tiene poca vida. Es joven, muy joven y, aun
así, está ajado, reseco.
Se coloca boca arriba y las manos aceitadas, sin
piedras pero con el eco del calor en ellas, lo vuelven El chico sonríe con la mirada difícil, con una
a llevar al trance a través de su cadencia. Recorren película nublándola. Bastaría que se decidiera a
su pecho, lo lubrican, lo abren. En los movimientos meter la mano para tocar a Fabián; bastarían unos
planos, verticales y ascendentes Fabián reconoce segundos para sacar la navaja y abrirle la garganta.
otras manos y otro pecho; el suyo, hace tiempo, y De poco serviría tener el pie sobre el acelerador.
las manos de Guillermo, adorándolo. Antes de que
se acostumbraran el uno al otro hasta no notarse. En —Llévame.
las de Irma está la sensación de provocar urgencia, La frase hace al muchacho aún más joven, niño.
recorridos minuciosos.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

—Yo puedo darte amor. Era de esperarse, ella por fin se decidió.

Las palabras que elige son sinceras. Ese muchacho —Le llamo en cuanto llegue a mi casa. Ahora no
es capaz de darle amor de la misma forma que es puedo hablar.
capaz de abrirle el cuello y dejarlo desangrarse. Es
Fabián cuelga y por instinto, a través del espejo
capaz. Por eso a Fabián le conmueve la posibilidad
lateral, busca al chico: lo ve alejarse sobre el
de la ternura. Su amor, el del chico, es más valioso
camellón, tambaleándose.
porque se ofrece en medio de la violencia. Una
apenas perceptible, sencilla, manifiesta en el pleno Echa a andar el coche. Esta vez, se dice, él
conocimiento de la falta de vidrio entre ambos. En también puede decidir. Y no tiene ganas de darle
un instante parecieran estar desnudos uno frente al explicaciones a nadie.
otro, sin coche y con las miradas limpias. El chico
abrazándolo, consolándolo por la pérdida, por las
pérdidas. Y esa imagen es más de lo que Fabián
puede o ha podido dar. Incluso a Guillermo.

Un claxon. Chillante. Agudo. El verde. Fabián


balbucea algo cercano al gracias.

Otro claxon, varios, muchos y el muchacho


se aleja del coche. Fabián acelera y la adrenalina
recorre las venas, la columna.

El sonido del celular lo interrumpe. Mira la


pantalla: Guillermo. Enciende las intermitentes, orilla
el coche, lo estaciona. Por un segundo alberga la
esperanza de que sea el muerto.

Responde, es la esposa y quiere verlo.

Un trailer pasa y con su fuerza, a la distancia,


cimbra el auto.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Al final los sushis se echarán a perder —¿Les gustó hacer sushis?

Más les valía decir que sí. La clase había salido


Estuvo a punto de cancelar el Uber: el coche,
carísima. Al papá le daba por llevarlos a restaurantes
según el mapa, daba una vuelta inmensa. Pero
imposibles de pagar para ella —aunque la pensión
los gemelos no paraban de pelearse y de poner
según él fuera una fortuna que bien administrada
en peligro sus vidas aventándose al arroyo
debía alcanzar para eso y más—; y ellos habían
vehicular —a ella le encantaba decirle así, arroyo
conocido los nigiris de salmón y el sashimi en todas
vehicular—. Eso de lanzarse a la calle era una
sus variedades. Y como estaban en la etapa Japón
práctica peligrosa aunque en sábado a esa hora
es lo máximo porque ahí inventaron los anime, los
no pasaran tantos coches. Mientras ella intentaba
video juegos y las caricaturas de monitos con ojos
mantener a sus hijos lo más quietos posible,
redondos, se volvieron unos fervientes consumi-
lidiaba con el recipiente donde venían los sushis,
dores de sushi y empezaron con ¿por qué no nos
la mochila, la bolsa con los regalos y el celular
preparas comida japonesa?
—por algo tenía tantas deudas, con dos niños de
la misma edad nada de heredarse ropa, juguetes —¿Qué tal si ustedes se la cocinan? —reviró ella
o libros; llevarlos a una fiesta implicaba comprar confiada en que eso jamás pasaría. Pero tuvo mala
doble, si no, ella se sentía una gandalla—. Cuando suerte. Una amiga de la oficina le informó enfrente
logró volver a desbloquear su teléfono para hacer de ambos sobre la existencia de un taller de cocina
la cancelación, el Uber había llegado. japonesa para niños. Al menos logró negociar con el
padre que él pagara la mitad —ayudó haber visto en
—Gracias por esperarme —dijo el taxista
el face las fotos del último viaje a la playa—.
mientras caminaba hacia ella para ayudarle con la
mochila y la bolsa grande. Su ex marido era de una clase social distinta a la
de ella aunque durante el juicio no hubo forma de
Sentada ya en el auto se imaginó de pie en
probarlo y el cálculo para la pensión se hizo sobre
la banqueta. Parecía uno de esos muñecos a los
una cantidad muy menor a la que él ganaba. De
que se les ponen y ponen y luego quitan y quitan
novios él le había dicho ¿todavía usas tarjetas? La
aditamentos. Cascos, brazaletes, capas, armas,
gente como él solo manejaba cash. Sin embargo, fue
botas, extensiones de los brazos. Niños, mochila,
hasta el divorcio que ella entendió para qué servía ir
regalos, celular, chunche con comida.
por la vida haciendo negocios en efectivo.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

En parte por esa desigualdad pidió el Uber. Debía —Esténse quietos, por favor.
llevar a sus hijos a la fiesta y de ahí irse a una comida.
Pasaron un tope y el recipiente con los sushis
Además de los regalos, llevaba la mochila porque ya
brincó sobre sus piernas. Eran enormes. Seis rollos
sabía que los niños se las ingeniarían para ensuciarse
gordos, rebosantes. ¿Qué iba a hacer con ellos? Los
(las playeras tenían manchas de soya y masago, el
niños a duras penas se comerían uno en la cena y
pobre maestro tenía cara de horror a la salida). Era
a ella no le gustaba el sushi (eso de comer algas,
mucho para irse en metro. Aunque también lo hizo
francamente…); se iban a echar a perder.
porque a los gemelos les había dado por quejarse
de que los hacía caminar mucho y apachurrarse en —¿Les parece si les guardo dos para la noche y
el metrobús. Y ella creyó oír un tono de amenaza los demás los comparto con mis amigas?
cuando el papá dijo que ya era hora de tener un coche
pues a los niños los estresaba el transporte público. Eran gemelos pero ella los diferenciaba perfecto.
Como si ella no hubiera visto miles de veces la cara Alan tenía una cara más alargada y un lunar a la
de decepción de sus hijos, como si miles de veces altura del labio superior. Los ojos de Tony estaban
no los hubiera oído llorar porque su papá los plantó más juntos y parecía que fruncía el ceño con una
de último momento. Muy ay, pobrecitos, cuánto expresión permanente de sarcasmo. Él se molestó
estrés, pero él pasaba meses enteros sin verlos. El primero.
tipo creía que con llevarlos a restaurantes caros una —Son nuestros.
vez cada seis meses cumplía y adquiría el derecho
de criticarlas a ella y a su manera de administrarse. —Se van a echar a perder, hijo.
Para él era fácil, no tenía que poner límites ni reglas
—No los hicimos para tus amigas.
ni verificar si habían hecho la tarea. Al principio,
ella había creído que, al no convivir con él, ellos no —Bueno, dejo los tuyos para nosotros y los de tu
lo querrían tanto. Apenas si lo conocían, apenas si hermano los llevo con mis amigas. ¿Cómo ves, Alan?
convivían con él. Pero había sido al contrario. La
ausencia le daba un aura de inalcanzable, de estrella —¿Por qué los míos?
de rock, de ideal. —Solo te vas a comer uno.
A la mitad del trayecto, los gemelos ya se estaban Los dos negaron con la cabeza e hicieron cara de
dando zapes. estar a nada de llorar.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Ella esbozó salidas, llévenselos a la fiesta, En el retrovisor se veía la frente enrojecida por
les guardo unos para que cenen y los demás los el sol y los ojos compasivos del taxista. Ella hundió
comparten. No, no y no, ellos querían los seis los labios e hizo una sonrisa falsa. Volvió a mirar
rollos. Lo peor era la frustración de saber que hacia la ventana. Maldijo que fuera un Uber y eso
jamás, pasara lo que pasara, se los comerían y los le arrebatara el anonimato. ¿Por qué discutió así con
sushis terminarían por llenarse de hongos, con todo los niños enfrente de él? ¿Por qué Daniel —así se
y el salmón ahumado y los camarones de precios llamaba según la aplicación— le dijo Teresita en
estratosféricos. diminutivo? ¿Le daba la razón?

—¿Por qué los quieres regalar? Ella había sido cruel. De una forma estúpida pero
cruel. Todavía sentía al lado la rabia de sus hijos. Si no
—¡¡Porque se van a echar a perder!!
llevo los sushis con mis amigas, se los tiro a la basura.
Los gemelos se cruzaron de brazos. Ni siquiera Eso les dijo, aunque llevaban días emocionados con
en Alan había una pizca de disposición. Ante la la clase, aunque los hicieron ellos mismos y se los
intransigencia y la rigidez, ya desesperada, fuera de mostraron llenos de orgullo y vanidad. Ella ni siquiera
sí, en un susurro que solo fue un intento por contener estuvo ahí —se fue a un café a hacer tiempo—, ¿como
el aire y las palabras y la violencia, dijo: por qué salirles con los voy a tirar?

—O me los llevo con mis amigas o se los tiro a El coche se detuvo, bajaron y el taxista abrió la
la basura. cajuela para pasarle a ella la bolsa con los regalos.
Teresa escribió un mensaje a la mamá. Una vez
¿Qué estupidez era esa de amenazarlos con tirar enviado, se topó con que el hombre tenía las manos
la comida que estaba intentando salvar? Los niños de sus hijos entre las suyas y estaba inclinado hacia
ya tenían lágrimas en los ojos, en especial Tony. ellos. Teresa alcanzó a oír “su mamá” y luego “el
Ella giró su cabeza hacia la ventana en señal de que Señor” y la “Virgen”. Pensó en intervenir, pero
la conversación —para ese momento bizarra y sin estaba tan desconcertada que no le vino a la mente
sentido— había terminado. ninguna palabra. El sermón acabó y los niños se
—Ser padre es la tarea más difícil, ¿verdad, soltaron. Al girar, Tony hizo ojos de huevo como
Teresita? diciendo qué onda con este tipo, Alan congeló la
cara, la expresión e incluso los hombros en señal

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de “uórale”. En medio de todo lo que ella había sentido perder su límite, su individualidad, pensó
hecho mal o nomás no había podido ofrecerles, al que no, creer en el alma y la posibilidad de salvarla
menos había logrado que la madre sagrada y témele era de una gran sofisticación.
al Señor no tuvieran ningún sentido para sus hijos.
Y fue un alivio no creer, un gran alivio.
Estaban listos para la vida, podían defenderse solos.

—¡Mario los está esperando! —Dijo la mamá


del cumpleañero y después la miró con un gesto que
decía ya me tiene loca con su ansiedad.

Se despidieron y Teresa subió al Uber. Se había


desecho de los regalos y por unas horas no sería la
responsable de los niños. El cuerpo era un poco más
liviano.

—Teresita: ¿quiere escuchar la palabra de Dios


para salvar su alma?

Hasta ese momento ella se dio cuenta: el hombre


usaba en la mano derecha un guante blanco. Era
un acto de protección solar. (Así lo pensó, acto de
protección solar, y le gustó.)

—No, muchas gracias.

Los árboles se sucedían; el movimiento del coche


les quitaba su estabilidad, su definición.

Salvar su alma. En otro tiempo, ella habría


pensado que tras esa idea había una forma
primitiva de mirar el mundo. Pero al ver a los
árboles, uno tras otro, tras otro, al verlos en cierto

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

La otra cercana. Al levantarse, notó la sangre en la silla


blanca de al lado; no en la suya, en la de al lado. Hacía
Para José Padua mucho que no se le manchaban unos pantalones o
se enfrentaba al rojo en las sábanas al despertar.
Gracias a la dieta, la regla, tan líquida, hace pensar
Las caminadoras están en el segundo piso del en venas abiertas. Pero ese día la mancha estaba en
gimnasio una a lado de otra, de cara al ventanal, desde la silla de al lado. Y le pertenecía, lo comprobó en el
donde se ve el Eje sobre el que se levanta el edificio baño. Incluso, como en la secundaria, se amarró el
y una calle que lo atraviesa. La crossfox de Luciana suéter en la cintura.
descansa sobre esta última, del lado izquierdo, de
Luciana levanta la mirada. La crossfox —la otra
frente; después del camellón, a la derecha, hay otra
crossfox— ya no está.
crossfox, idéntica pero de espaldas. De la suya ve el
parabrisas y el brillo del sol en el cofre; de la extraña, Cierra la puerta del cuarto, se echa en la cama
el neumático pegado a la cajuela. En ambas las y deja que los sonidos de Preludio a Colón de Julián
llantas delanteras están torcidas hacia su respectiva Carrillo la acechen. Los siente arrastrarse, rechinar.
acera. Pareciera la misma, solo que vista desde Ya sobre la colcha, se estiran y se revuelcan con
distintos ángulos. pereza antes de alcanzarla, de untársele en el
cuerpo. Como si ella fuera agua, generan ondas
La simetría es perfecta.
sobre la superficie. La voz de la soprano es una
Han sucedido cosas raras de un tiempo a la inquietud, diluye las fronteras entre el adentro y el
fecha. Hace quince días Luciana pasó por una afuera, el arriba y el abajo. La lleva a un intersticio
tienda y sintió un movimiento dentro del escaparate. de la realidad: imagina su espalda contra un lado de
Volvió y se encontró a una mujer viva, real, ahí, en la grieta; los pies en la roca de enfrente y abajo las
medio de los objetos inertes. Era ella en el espejo. infinitas posibilidades. Infinitas solo desde ese punto
Jamás había pesado tan poco, por eso tardó en del cosmos, desde ese intervalo de vida. Si Luciana
reconocerse. La última vez que fue al dietista se lo pensara en otras coordenadas, en otros intervalos,
dijeron: se quitó un refrigerador de encima. en otras existencias, surgirían las náuseas.

Después de la última entrevista de trabajo pasó Mira fotos de Carrillo en la lap. Una versión
algo aún más bizarro. Se tomó un té en una cafetería masculina y morena de Sara García. Un abuelito. Lo

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imagina allá en los inicios del siglo XX, tomando un el tiempo y la vida; los concentraba en el vientre,
chocolate caliente o rasgando una tortilla y haciéndola en los muslos, en la papada. El hambre crecía, el
un triángulo o un cucurucho para acompañar el organismo demandaba azúcar y grasas y ella era
guisado. Ahí se detiene la mente de Luciana: en las incapaz de contradecirlo. A los trece kilos que le
tortillas. Semanas sin comerlas. Evoca el calor del solían sobrar, se sumaron otros siete. Compró la
paquete que le entregaban cuando era niña. Envuelto camioneta y se inscribió al gimnasio para esbozar un
en papel, casi húmedo. Ella sacaba una, la hacía avance y, justo en ese momento, llena de meses con
rollito. Al masticarla, sentía la masa en la cantidad y sin intereses, la despidieron. Fue cuando su amiga
justa. La consistencia tersa, blanda entre los dientes; Delia le recomendó al acupunturista, un noruego,
poco después, la calidez se acurrucaba en el estómago. experto en medicina china y con un método radical
Tomaba una más y su madre se molestaba: para bajar de peso. Luciana asiste cada semana. El
hombre le cae muy bien: a veces olvida conjugar el
—Si no sabes controlarte ya no voy a comprar.
verbo y omite los nexos.
Las tortillas no eran el problema. Era ella,
—Tú comer solo lo de esta página. Si dudas,
Luciana; sus dimensiones. Dimensiones que la
llamar. La mente engaña.
dejaban al último —sola, expuesta— cuando se
conformaban los equipos para jugar quemados. Y cómo no va a engañar. Aun ahora, cuatro
Todos sabían: para la pelota era facilísimo alcanzarla meses después y quince kilos menos, a Luciana le
en los primeros segundos del partido. parece inverosímil que en cada una de las cuatro
comidas ella tenga permitido ingerir solo 3 tiras de
Sus dimensiones la mantuvieron al borde de la
tocino, 88 gramos de carne molida, 100 gramos de
disculpa durante años, pero nunca tanto como el
pescado o 0.5 piezas de pollo. Por no hablar de las
último en la revista. Las exigencias descabelladas
1.2 hojas de lechuga o el .6 de champiñón que puede
de su jefa, el trabajo monótono y aburrido con los
o no —es opcional— servir de complemento. Pura
papeles. Esperaba más y la vida le decía no, fíjate
proteína en cantidades ridículas. Una dieta polémica,
que no, no tienes por qué. Muy lista y no había
pero como dice el chino-noruego, es más fácil en
podido con la tesis. Sus conocidas ascendían, las
un régimen así estudiar los problemas de salud que
mandaban a otras ciudades o renunciaban porque
en uno programado a veinte años. Además, ella ya
conseguían otros trabajos; su ex se había casado. El
sudaba muchísimo, se le iba el aire cuando hablaba
mundo seguía y ella, en vez de avanzar, acumulaba

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

y le era difícil moverse. Por eso se decidió y comenzó —Un subconjunto de un conjunto infinito puede
el sufrimiento de los gramos y las raciones; de tener tantos miembros como el conjunto infinito
descifrar, por ejemplo, cómo luce el .5 de una pierna mismo. Piénsalo: es posible que haya infinitos de
de pollo o, peor, el .6 de un champiñón. Fue cuando diferentes tamaños.
recordó a la maestra de matemáticas de la prepa y
Seguro la maestra no tenía mucha gente con
sus conversaciones sobre el infinito; fue cuando le
quien hablar y por eso lo hacía con su alumna. Le
vino a la mente Julián Carrillo y la búsqueda de los
veía futuro en las matemáticas; pero, de estudiarlas
microtonos. En ese fraccionar los alimentos, pensó,
formalmente, Luciana se habría condenado a la
tal vez estaba el portal a los intersticios. soledad y a la incomunicación. Eso pensó. Gorda
La maestra de matemáticas le había hablado y además matemática. ¿Cuántas amigas, cuántos
de Zenón, quien intuyó el infinito a partir de las amigos tendría así? Tal vez ni Delia lo sería.
fragmentaciones. Cuando Luciana leyó sobre él en Vuelve a mirar a Carrillo. Sonriente. Con el
internet, revivió la voz de la profesora: pelo blanco. Rechoncho, aunque saludable. Las
—Estás de un lado de la calle y tratas de cruzar, fotos no muestran un problema o un descontrol con
la comida. Tampoco revelan su genio. El hombre
pero antes necesitas llegar a la mitad de la calle. Y
inventó un sonido. O lo descubrió. —Esa pequeña
antes de llegar a la mitad de la calle, tendrías que
diferencia entre inventarlo y descubrirlo es otro
llegar a la mitad de la mitad de la calle. Y antes de
intersticio—. Y no fue uno, fueron al menos cuatro
llegar a la mitad de la mitad de la calle, tendrías que
mil seiscientos cuarenta sonidos. El sonido trece los
alcanzar la mitad de la mitad de la mitad de la calle.
abarca a todos. O a más. Porque Carrillo no tenía
Sin embargo, cosa de sentido común, no puedes
duda, había más. Las posibilidades de la música
llegar a la mitad de la mitad de la mitad de la calle, son infinitas, como lo son las sensaciones y las
si antes no has alcanzado la mitad de la mitad de la emociones que es capaz de inaugurar.
mitad de la mitad de la calle. Y así al infinito. Como
tu tiempo no lo es, es imposible que cruces. Aunque
alguna vez lo hayas hecho. El ruido de la caminadora casi la lleva a un trance.
Las manos agarran los tubos y sudan. Flexibles, los
Era muy chistosa. Le encantaba sembrar pies se suceden, talón, punta, talón, punta; y entre el
laberintos. En el patio divertía a Luciana con talón y la punta se dibuja una curva.
afirmaciones del tipo:

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

A través del ventanal, del lado derecho, al otro Resultó que Delia lo conocía. Fue amigo de su tío
extremo de la calle, de espaldas, en juego con la suya, durante años y era todo menos traficante.
está la crossfox. Luciana detiene la caminadora y
—Cuando te toca, te toca. Lo mismo se
rápido, incluso saltando algunos peldaños de las
equivocan los narcos que te da un infarto. O nomás
escaleras, baja los tres pisos del edificio. Quiere
una mañana no te levantas.
tocarla, sentir el calor de la cajuela. Corre hacia la
calle con camellón. Cuando llega a la esquina, sin Luciana cuenta la anécdota en la cena pero
embargo, solo está su camioneta. para su mamá la verdad es patrimonio exclusivo del
conductor de radio que escucha camino a la oficina
y él asegura que se trató de un ajuste de cuentas.
Hoy no tuvo entrevistas. Dedicó una hora en
—Te digo que no, Delia conocía al señor desde niña.
la mañana a navegar entre las ofertas. Ningún
cambio. Solicitan dominio del inglés, licenciatura —Híjole, Luciana, estás muy necia, mejor
y experiencia a cambio de un sueldo miserable y cómete un helado.
sin prestaciones. No es extraño que las personas
prefieran vender cocaína. No hay para dónde Su mamá no entiende. Ni se imagina. A ella no se
moverse. Trabajos malos con pagas raquíticas. Y le antoja un helado o un chocolate. Con ese régimen
para solicitarlos se hacen filas. Hay tantas personas incluso una zanahoria es digna de añoranza. O
que alcanza para los desempleados, los vendedores un jitomate. Fresco. Húmedo. La dieta, piensa, le
por catálogo y los narcos y, entre éstos, hay para que ha revelado dimensiones de sí desconocidas. La
se maten a diario y a diario se incorporen nuevos. transformó. Le dio otro tipo de fortaleza. En vez de
huir de los antojos o hacer como que no existen, los
Mientras desayunaba, Luciana fantaseó con enfrenta. No se pelea con ellos. Cuando acompañó
ser díler. Después se rio. Como si no le aterrara la a su mamá al pastel de su prima, aceptó la rebanada
muerte. Aunque como demuestran los periódicos y se la acercó a la nariz. El olor reconfortante, suave
no se necesita estar en el negocio para terminar sin pero con peso, la relajó. Evocó la manteca, la sutileza
cabeza o repleta de agujeros. Hace unos días a un del chocolate siempre a punto de huir. El olor trajo la
señor lo ametrallaron mientras se tomaba un café textura entre la lengua y el paladar, acariciándolos.
en la terraza de un restaurante. Los tipos entraron, Y es que todo eso está en ella, solo es cuestión de
lo cubrieron de ráfagas y salieron tan tranquilos. hacerlo emerger. Ya no necesita la presencia de los

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

alimentos. Imagina morder un pan tostado y llegan vida y a sus infinitos. ¿Cuántos músicos aprovechan
el sonido duro y seco, las moronitas desgajándose, hoy toda esa gama?, ¿cuántos escuchas se permiten
lo rasposo; o evoca el queso oaxaca: sus hebras inaugurar, crear, nuevas emociones con ella?
delgadísimas, elásticas y saladas sobre la lengua. El
En la entrevista de ayer Luciana fracasó. Tiene
dulce de la sandía. La sobriedad de las almendras.
más experiencia de la necesaria. A la salida la voz
La consistencia de la crema de cacahuate.
de su mamá la acosaba. Necesitas encontrar un
Al final el antojo pasa y ella sigue en pie. empleo, yo no puedo mantenerte. Para qué vas
al gimnasio, con lo poco que comes es absurdo
que hagas ejercicio. No me gusta que te encierres
El gimnasio está vacío. Con los audífonos puestos, durante horas a escuchar esas cosas raras. ¿Cuándo
Luciana camina rápido. Escucha música pop pero, vas a comer como la gente normal? Mírate nomás,
de pronto, —ella no recuerda haber puesto el modo toda chupada de la cara. Eso dijo el otro día, “toda
aleatorio—, irrumpe “Balbuceos” de Julián Carrillo. chupada”. Si en la adolescencia un oráculo hubiera
Sería difícil no reconocerla. Las curvas de las notas predicho que su madre diría semejantes palabras con
parecen rechinar en su cuerpo, rodearlo, exprimirlo. preocupación, a Luciana le habría dado mucha risa.
Luciana suda. En la espalda y el estómago, en la
Sube la vista y se topa con la otra crossfox. Lo
frente y las axilas. Aquellas variaciones tienen el
comprueba, la simetría con respecto a la suya es
dramatismo hollywoodense de los cincuenta y
perfecta. Extraordinaria.
remiten a las películas de terror con ciertas notas
japonesas. Ella revisa su teléfono: la lista de Carrillo Luciana se marea y alcanza a detener la
está activa. Lo imagina joven —unos veinte años—, caminadora. Se aferra a los tubos laterales, cierra los
el siglo XIX a nada de extinguirse, él toma el violín ojos y, con la música fantasmagórica de Carrillo de
y con una navaja presiona la cuerda en el punto fondo, respira fuerte. Cuando pasa el mareo, levanta
exacto entre Sol y La. Subdivide varias veces la el rostro. La camioneta sigue ahí. Toma un trago de
distancia entre las notas y descubre —o inventa— agua, se quita los audífonos y, aunque el encuentro
dieciséis tonos distintos y revoluciona la música. Sí le parece imposible, baja.
y no. Lo hubiera hecho de lleno si no fuéramos tan
Camina hasta ver su coche. Unos pasos más y
limitados. Si no nos aferráramos a lo conocido, a
se detiene.
lo estable y seguro. Si no le tuviéramos horror a la

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Una Hummer blanca se empareja a la otra Áboles


crossfox. El escándalo de los disparos espanta y
estremece a Luciana mientras siente unos golpes en La mujer está sentada. El pequeño —de pie sobre el
la parte de atrás, del lado izquierdo de su cuerpo sillón— le toca la cara con las dos manos, la obliga a
—en el omóplato, el hombro, la nuca, la cabeza—. echar la cabeza hacia atrás. Sus ojos recorren los de
ella, primero uno, luego el otro. Sonríen. Fascinados,
El claxon suena como una nota sostenida
se asoman; buscan algo adentro.
mientras ella permanece de pie.
El niño la mira con esa determinación porque la
La Hummer se va y deja al descubierto el interior de
quiere. Ella lo sabe. Juegan a las escondidas, toman jugo,
la camioneta. Sobre el volante una mujer chorrea sangre.
riegan las plantas. La quiere y por eso se asoma con esa
Es ella. Luciana. Muerta. desfachatez; por eso la somete con esa alegría. Ella se
descubre recordando cuando hace años contemplaba
Un fragmento de calle, el camellón, más calle,
por horas el brillo, los matices, los detalles más extrava-
la otra Crossfox y el piso cubierto de esquirlas. El
gantes en los ojos de Juan. Ahora con el pequeño en
cuerpo descansa sobre el volante y el claxon suena
cierta forma es así. Tal vez más tenue y dulce.
sin descanso. Los coches sobre el Eje avanzan
rápido, indiferentes. Luciana quiere cruzar pero es Ella y Juan trazaron un hijo, una hija, pero pasó
imposible: entre ella y el cadáver está el infinito. un año y otro y no se dio. Los tratamientos eran caros
y no tenían tanto dinero. Tal vez tampoco paciencia.

Un viernes ella volvió del trabajo y cenó sola.


A medianoche entendió que a partir de ahí serían
solo ella y esa amplitud nueva en el ánimo y en el
cuerpo: él no volvería. Y estaba bien. Tal vez habían
seguido aquel plan como algo dictado desde fuera.
Tendría espacio —todo ese espacio— para hallar sus
verdaderos deseos.

La soledad se extendió a través de los años como


una ola delgada y transparente. Confortable. Tibia.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Hasta que su sobrina le pidió cuidar por las tardes a Hidrólisis


su hijo de tres años.
Para Alejandra Rivera
El mismo que ahora la obliga a aquella posición
incómoda y, sin embargo, agradable.
Le duelen las rodillas. Pegan contra la base del WC.
—¿Qué ves? —Le pregunta porque en su mirada
La colocaron en ese hueco entre el lavamanos y el
está el entusiasmo del descubrimiento.
retrete. Un hueco pequeñito. Se siente inmensa, un
—Áboles. gigante en una cápsula. No puede mover las piernas,
los tobillos permanecen juntos gracias a la cuerda
Áboles y atrás de los ojos de la mujer, en su que los rodea e inmoviliza. La cadera está agarrotada
interior, está el follaje. Ella no lo ve, lo siente. El por el contacto con el suelo, por la imposibilidad de
movimiento apenas perceptible de sus múltiples cambiar de posición. La cabeza, cuando la pega
ramas y hojas; el recorrido del agua, la transfor- contra la pared o contra el suelo, parece de cristal.
mación de la resina, los tránsitos de la savia. Las Frágil. Susceptible de reventar, de hacerse añicos.
raíces se estiran a través de la tierra, susurran entre
las lombrices y ella disfruta de esa frescura. Huele a moho, a tierra, a frío. Al frío del cemento.
Ella sigue con la mente al aire en su entrar y salir por
Desde arriba la luz-niño la nutre mientras ella las narinas. Recuerda. La cargaron. Fue asombroso
registra las patas de los insectos escalándola, el cómo separaron sus pies del suelo y la metieron en
peso de los pájaros sobre sus ramas, el sonido de las la cajuela. No porque fuera ligera. Lo asombroso
telarañas al formarse. fue cómo la vaciaron de voluntad, de decisión. La
El timbre suena y la luz corre a recibir a la madre. forma en que la manipularon: como a una maleta.
Ella sintió el auto hundirse, reaccionar a su cuerpo,
Sobre los árboles —cálida— se extiende la noche. hasta las llantas. Perdió el movimiento, pero ganó la
comunicación con el coche. En ese sentir cómo él la
recibía, ella presintió lo extraordinario.

Es eso que ahora opera entre ella y el piso que es de


cemento sin pulir. Pareciera que echaron la mezcla, la
medio aplanaron y se fueron. Se ven las franjas hechas

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con la espátula. Si ella pudiera, con los dedos seguiría El frío entra, rodea los músculos y se incorpora a
el trayecto de esas cordilleras irregulares. O dejaría que la sangre, la crece. El líquido se descubre indivisible al
los pequeños picos se hundieran en ellos. Imagina la reconocerse; desea la unión. Por eso, lento, de a poco,
textura. Dura, rasposa. Pero al mismo tiempo las franjas en un tiempo nuevo, abandona sus cápsulas de articula-
pétreas sobre el piso recuerdan otra consistencia. Una ciones, de pellejo, de solidez. Deshace las concentra-
similar a cuando se prepara un pastel. O a cuando una ciones de minerales; rodeándolos, transforma los
masa se estira tanto, se adelgaza tanto, que termina ligamentos, les impone su estado, su fuerza.
por romperse, no de forma clara y simétrica sino como
Las cuerdas que rodean las muñecas y los
un desgarre, y mantiene cierta linealidad pero a la vez
tobillos se aflojan. El cuerpo en tránsito se cuela
tiene picos, triángulos, rayas de diferentes grosores.
entre las fibras del ixtle, se acumula, se concentra
En algún momento eso que sostiene su cuerpo, eso
en ellas hasta colmarlas. Se expande por el suelo, se
con lo que entabla comunicación, fue algo pastoso,
arrastra sobre él. Ella es elástica, capaz de abarcar
húmedo; en cierta forma vivo. Ella intenta introdu-
y recorrer, de avanzar, nada se lo impide, ninguna
cirse en él. Fusionarse.
protUberacia del suelo es capaz de detenerla. El
Lo extraordinario es el movimiento. Los mo- retrete y el lavamanos son enormes, tan verticales,
vimientos. tan superiores en estatura. Las cabezas de los
tornillos gruesos y sólidos se han apartado y ella
El piso exige la dureza de los huesos de los pies,
apenas alcanza a distinguir el óxido. Las paredes se
del hombro y del brazo, de la cadera. Ella se sabe
estiran, se alargan.
agua, sangre, fluidos. Intuye, entre las moléculas
petrificadas del suelo, la savia. La esencial. En el I Ella se distribuye a lo ancho del espacio, se
Ching leyó que el agua es invencible y poderosa, no permite algunas concentraciones, hondas, de sí
en su capacidad de oponerse, sino de adaptarse y misma. Pero se identifica con la horizontalidad,
continuar. El fluir es la fuerza. Así, ella se concentra con la capacidad de ser ligera y expansiva. Eso le
en no oponerse, en adaptarse, en recibir a aquella permite extenderse, al mismo tiempo, a lo ancho
humedad proveniente de las entrañas del piso y en del cuarto y por debajo de la puerta. Así, logra que
liberar a la dureza. Lograron inmovilizarla, callarla, los rayos del sol la alcancen, simultáneamente, a
subirla al coche. Pero ahora recupera su voluntad. E través de las ventilas agarrotadas y de la pequeña
inaugura una forma distinta de movimiento. ventana del pasillo. Habrá que esperar a que el

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calor haga lo suyo y le arrebate el poco peso que le Otro milagro


queda. Será volátil y se colará por entre los vidrios
sucios y los recovecos de las paredes. Se liberará. Días antes de parir, le contó a una amiga su
Cosa de paciencia. angustia, ¿qué iba a hacer si a su hijo le daba por
experimentar con drogas? Recibió una mirada de
ironía y lástima:
El hombre abre la puerta y se queda inmóvil,
—No tienes idea de lo que te espera.
incrédulo. Grita. Alguien lo alcanza. Recorren con
la mirada el pequeño espacio como si intentaran La amiga no dijo más, tal vez le preocupaba quedar
comprobar sus dimensiones, convencerse de que, en como la aguafiestas, quien arruina la esperanza.
efecto, el cuarto es de ese tamaño y no tiene ningún
escondite. La inundación. Uno de ellos entra y abre Pero así era, la embarazada no tenía ni una
las llaves del lavamanos para comprobar que siguen mínima pista de lo que venía. Cuando oyó por
sin funcionar. Revisa las conexiones del excusado. primera vez el llanto de su pequeño pensó que era
Sale. Ambos caminan por el pasillo, se asoman, algo increíble, fantástico. De su cuerpo había salido
giran por los alrededores. Uno de ellos regresa al otro. Y tenía un timbre. Delgadísimo. Esa era la
baño para indagarlo de nuevo. palabra. Porque a los sonidos de los pequeños les
falta anchura, grosor; son como cuando en un vaso
En vías de convertirse en vapor, el agua se de agua cae una gota de pintura o de sangre.
entrega a la espera.
—Qué hermosa voz —dijo ella; la anestesia la
había deshinibido y dejó salir el asombro.

La ginecóloga se rio:

—En unos días me cuentas.

La voz del bebé siguió siendo hermosa aunque


con el tiempo se cargó de otras cosas. El llanto se
volvió potente, intenso, con mayores ramificaciones.
Porque, hay que decirlo, no hay algo así como el

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llanto de un bebé. Hay llantos. El de su pequeño y ella quedaron frente a frente. Lo movió de arriba a
al nacer era pausado, dulce, como olas constantes. abajo mientras exhalaba: shu shu shu, shu shu shu.
Pero si tenía sueño, se volvía un tanto ácido, con
El pequeño se calmó.
picos, punzante. A veces parecía un torrente o si
tenía hambre se abría y adquiría cierto descaro. Sabina le daba una lección a aquella mujer
No me voy a hacer la erudita: si pudiera catalogar inexperta y atarantada. Ignorante. La madre —
todos los matices del llanto en los bebés y sus dispuesta, humilde— se entregó a aquella operación.
causas, escribiría un libro y me volvería millonaria. Quería aprender a calmar al pequeño, tan enojado,
La verdad es que sé poco. Como la madre, quien se tan sin paz. Que el llanto cesara, que el sufrimiento
movía a tientas, a tropezones, intuyendo apenas los tuviera fin. Sabina lo había logrado.
deseos del pequeño, sus demandas, sus miedos.
Duró poco, sin embargo. Fue apenas una pausa.
Hasta que se sintió perdida por completo. Quizás Una tregua. Transcurrieron unos minutos más y,
habría transcurrido un mes, aunque para ella había ahí, entre las manos expertas, el bebé volvió a la
pasado mucho más. El tiempo se movía con pereza, carga y ya no hubo secreto capaz de sosegarlo.
espeso, con dificultad. El ciclo ya no se medía por las
veces que la Tierra completaba su vuelta alrededor Cuando la señora Sabina se fue, la madre le dio
del Sol, sino por las que el bebé tenía hambre. Cada de comer al bebé, le cambió el pañal, puso música
dos o tres horas, él lloraba y ella le daba pecho. Pero y trató de bailar con él en los brazos. Avanzaba
ese día la leche no lograba sosegarlo. No del todo. por el pasillo, por la sala, por el comedor, como si
Si se dormía, bastaba con ponerlo sobre el moisés o hiciera una danza africana. Arriba abajo, a un lado
sobre la almohada para que se despertara de nuevo al otro. Se movía para que la demanda impenetrable
furioso. Nada lo consolaba. e incomprensible terminara. El pequeño se calmaba
unos segundos y cualquier pausa imprevista,
La madre en piyama intentaba arrullarlo, cualquier movimiento fuera del patrón, lo hacía
cuando la señora Sabina, con un gesto de franca regresar al llanto.
desesperación, dejó la escoba contra la pared, se
acercó y, haciendo gala de su experiencia, tomó al La mujer se sentó en el sofá e intentó la postura:
niño. Se sentó en el sofá. Con una mano sostuvo la entre sus manos, de frente, el pequeño ignoró el
cabecita; el cuerpo, con los antebrazos: el pequeño arriba y abajo y los shu shu shu. En vez de sosegarse,
se contrajo, se contorsionó y pataleó entre gritos.

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—No sé qué quieres, no te entiendo. acto de sostener al bebé, quien permanecía congelado
en una mueca. Una realidad dentro de la realidad.
El bebé lloró y exigió, indiferente a las lágrimas
Ya no estaban de fondo los cláxones ni la brisa ni el
de ella. La madre sentía el impulso de aventarlo,
llanto. Ni el olor a leche, a saliva, a piel y fluidos —
zarandearlo, ponerle un cojín sobre el rostro para que
un aroma oscilante entre lo dulce y la sombra, entre
dejara de taladrarle los oídos, el cuerpo, los nervios.
lo sucio y lo profundo—.
Tomó aire y suplicó en una oración improvisada:
Algo, alguien, el cosmos tal vez, había escuchado
—Que pare, por favor… Solo que pare.
a la mujer y le había concedido el milagro: el tiempo
No llamó al doctor, a alguien, a quien fuera, no avanzaba. ¿Habría cometido el crimen y se había
porque estaba convencida de ser ella el problema, quedado atrapada en el instante previo? ¿Estaría loca?
porque no había dormido bien durante un mes — ¿Habría muerto? No, enfrente, en sus brazos, seguía
una tortura en tiempos muy crueles—, porque se el pequeño. La imagen le otorgó una vaga certeza.
sentía sola con una responsabilidad que la rebasaba,
Hubiera podido preguntarse sobre la existencia
porque no comía seguido y menos saludable, y
de Dios, sobre el sentido del acontecimiento, pero
porque ¿se acuerdan que antes de parir le preocupaba
no era cosa de pensar. —El posparto la había
la posible drogadicción de su hijo? Tras más de ocho
convertido en una bestia con los sentidos frenéticos.
horas de llanto estaba cada vez más cerca de cometer
A la distancia era capaz de percibir la mierda de
una atrocidad. Por eso imploró con las pocas fuerzas
su hijo. Ella era un animal que alimentaba a otro,
que le quedaban:
sin razones, solo porque había salido de sí. Miró la
—Que pare, por favor… Solo que pare. mueca del bebé, la forma en que había echado la
cabeza hacia atrás; al no haber sonido y no haber
Y cosa extraordinaria: paró. movimiento, el gesto era inocuo. Tan pequeño, tan
Se instauró el silencio. bien hecho. Las curvas de su oreja delineadas con
perfección, las manitas con sus respectivas uñas,
Del otro lado de la ventana, la luz de los autos pequeñísimas, como de juguete.
se detuvo —ya era el anochecer—, el viento dejó de
mover los árboles y el follaje proyectó una sombra La posibilidad de que la burbuja donde estaba se
estática. La mujer también quedó suspendida en el reventara, le dio angustia. Debía aprovechar el lapso
otorgado y dormir. No se preguntó si despertaría.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

—Sí despertó, por cierto, y aguantó la hora que células y su mente sabían que afuera la pausa se
todavía tardó el papá del pequeño en llegar. Fue hacía cargo y ella no tenía por qué estar alerta, en
cuando se le ocurrió llamar a su amiga, la de la ironía guerra; era libre y la libertad era el descanso.
y la lástima, y ésta le dijo no es normal que un bebé
Cuando la mujer despertó, el bebé seguía
llore por más de ocho horas; llévalo al pediatra—.
congelado en sus brazos y ella tuvo la intuición
Envuelta todavía en la burbuja, seducida de que había otra forma de enfrentar aquello. Una
por ella, su pausa y su inmovilidad, se entregó al distinta a la que había implícita detrás de la manera
descanso. Uno muy profundo. No como los de en que Sabina le había quitado al niño y también a
antes del permiso de maternidad, donde con cierta la que ella se exigía. Pero no alcanzó a concebirla
inquietud se llevaba algún problema de la oficina y porque el tiempo regresó a su curso y el llanto volvió
ahí, en lo profundo de su mente, entre sus músculos a saturarlo todo. Y entonces —otra vez— se trataba
relajados, los resolvía y el mundo era de nuevo de sobrevivir.
un lugar predecible y descifrable. En esta burbuja,
sin embargo, era como si ella se disolviera en una
oscuridad gelatinosa. Pero gelatinosa implicaría
frialdad y no, la oscuridad era tibia, reconfortante. Al
sumirse en aquello, ella se disipó en un movimiento
como de masa mezclándose, haciéndose, pero con
calidez. Se deshizo con lentitud; se convirtió en
vacío, en nada.

Y resurgió olisquéandose la patas.

Echada cual esfinge, hurgaba entre sus almoha-


dones en busca de los recuerdos de cada zona
transitada durante el paseo. Cerró sus ojos y dejó
que el calor del sol de las doce se abriera paso entre
su pelaje y atravesara su piel. La calma sonaba
a pájaros, a pasos, a viento entre las copas de los
árboles. Era un placer estar viva. Palpitante. Sus

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

La AstraZeneca Mientras camina hace acopio de toda su


valentía: debe vacunarse. No se dejará intimidar por
Son las diez de la mañana. Desde la ventanilla del la cantidad obscena de humanos ni por estar sobre
taxi ella observa el mundanal de personas. Arremoli- una banqueta atestada de personas con cubrebocas,
nadas, algunas están formadas hacia a la izquierda, con cubrebocas mal puestos y narices asomadas, con
otras caminan hacia la derecha. La fila no tiene un cubrebocas en las barbillas o de plano sin cubrebocas.
inicio ni un fin detectables con la mirada. Mucho semáforo verde pero a ella ver tantísima gente
la espanta, la hace temer la paradoja de enfermarse
—¿Esto es por la vacuna? de covid por ir a ponerse la vacuna contra ella.
—Sí, namás que la entrada está adelante. —Dice ¿Por qué se esperó al último día? Qué necia. Le
el taxista y señala hacia enfrente. tocaba la AstraZeneca y ella leyó que a las mujeres
Personas sucediéndose unas a otras hasta de su edad les podía provocar trombosis. Tiene
perderse entre un más allá de gente. un niño de cuatro años, ¿cómo iba a arriesgarse a
dejarlo huérfano? ¿Quién lo iba a cuidar? ¿El papá
—Pues mejor me bajo aquí. que no aguanta estar solo con él por más de cuarenta
minutos?, ¿el que nunca cambió un pañal y no puede
En cuanto está de pie sobre la acera siente el sol
siquiera ayudarlo a vestirse? ¿O la abuela, la mamá
incisivo, omnipresente. No trae gorra ni agua.
de la mujer, que vive con una pensión raquítica y
Sigue al río de personas que se dirige a la derecha. cuando le cuida al niño cada mucho tiempo la recibe
¿Por qué no se hizo caso y se fue justo después de con reclamos y bufidos por diez minutos de retraso?
dejar a su hijo en la escuela? Hubiera llegado a las
Meses antes pensó que debía conseguir un
ocho de la mañana cuando muy tarde. Pero no
comprobante de domicilio para vacunarse con otra
había desayunado y se le hizo fácil volver a la casa
marca. Así es el tiempo, pasa y pasa y a ella se le
y prepararse unos huevos fritos. Y ya que volvió
fue yendo. Un poco como la vida. Y ahora ahí está,
pues también se metió a bañar porque cómo ir toda
en camino a formarse en una fila para ponerse…
cochina a ponerse la vacuna. ¿Hace cuánto que no
adivinen. Oh sí: la AstraZeneca. Ni de esa se salvó.
tenía una mañana libre? La jefa la dejó ir aunque
Va con el corazón a todo lo que da porque le angustia
ella tiene clarísimo que pagará con doble trabajo.
morir de trombosis, aunque el taxista le explicó que

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DC
22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

las posibilidades de que pase eso son mínimas: hay estar por el niño a la una; se tiene que ir a las doce y
más de que sufra un atropellamiento mortal. cuarto. ¿En dos horas recorrerá esa fila inmensa y se
vacunará y verá que no le dé una trombosis y se irá
Veinte minutos de caminata y no logra vislumbrar
por él? ¿Es humanamente posible?
el final de la fila para incorporarse a ella. ¿Por qué todos
se esperaron hasta hoy? ¿No que no querían vacunarse? Está cansada de vivir con el tiempo justo. La
Es como si toda esa gente le hubiera mentido, le obligaron a volver al trabajo antes de que decretaran
hubiera dicho: no, mira, yo no confío en las vacunas el regreso a clases. Con el papá no se cuenta y la
y no quiero que me pongan un chip para controlarme mamá de la mujer se negó a cuidarlo —yo no sé de
y por eso no me vacunaré. Y ella creyó. Confió. Y fue computadoras ni de nada de eso—. Tuvo que pedir
hasta el último momento con la convicción de que permiso para llevarlo a la oficina. Al pequeño le
habría muy pocas personas. Y ahora pareciera que se costó muchísimo concentrarse en la pantalla; los
multiplican como gremlins y todo el mundo desea una audífonos eran otra forma de encerrarlo. Ahora que
vacuna que durante meses rechazó. ya volvió a la escuela, salió peor. Porque regresó pero
no el turno completo. Todos los días ella pone su
Llega a un tope de gente. Frente a ella hay una
cara de idiota con la jefa, sale con culpa y prisa a las
pareja. Delante de la pareja, un señor y, adelante del
12:30, va por su hijo y ambos regresan a la oficina.
señor, una muchacha... Facha de fila, tiene. Pero del
lado izquierdo está la fila. LA fila. Vive apenada. Con su jefa, con su mamá, con su
hijo. No logra hacer ninguna tarea de lleno y encima
Entre LA fila y la fila en la que ella está —de
se siente en deuda, en déficit; en una perpetua
direcciones opestas—, hay un pequeño pasillo por
misión imposible.
donde algunas personas siguen adelante. La mujer
se queda de pie desconcertada. —Yo creo que la fila debe dar vuelta en el
metro... Ahí es donde regresa. —El humano delante
—¿Aquí es la cola para vacunarse? —Le pregunta
de ella le dice a su acompañante.
a la pareja.
La mujer no tiene tanto tiempo. Una parte de
—Sí.
sí le dice: toma un taxi; eres un fracaso, acéptalo.
Mira el reloj: solo formarse le llevó treinta y La avenida a la derecha, no obstante, está repleta de
cinco minutos. ¡Treinta y cinco! Pero ella tiene que carros; subirse a un taxi tampoco es una salida. Tal

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

vez deba caminar hasta descubrir a dónde la lleva aunque al final le espere la muerte. Otra más nomás
aquello. Si llega al metro como dice el de enfrente, sigue y sigue porque hay algo hipnótico en cómo la
será mejor que salirse en este momento de la cola gente avanza sin detenerse.
para encerrarse en un auto en medio de lo que a
Saca el celular. Lo mira como se ve una alberca
todas luces es un embotellamiento.
desde un trampolín de diez metros. Toma aire.
Avanza de a poco. Se protege del sol con la hoja Llama a su mamá:
de vacunación que en Locatel le dijeron debía llenar
—¿Podrías ir por el niño?
e imprimir. Mira el pavimento, mira sus tenis, mira
los pantalones de las personas del lado izquierdo Reconoce el silencio. En ese espacio denso está
y de las personas de enfrente. Luego se fija en los haberse embarazado a los 39, haber negociado con
diseños de los cubrebocas. O en las formas de las el hombre —yo me encargo, lo quiero tener— y la
narices. Incluso se permite mirar las bocas desnudas advertencia de su madre, haz lo que quieras, pero no
e irresponsables. El calor mató el escándalo que le me lo vayas a querer enjaretar después.
producían al inicio. También la indignación. Ni
sombra de sentirse en peligro. —Es que sí quiero vacunarme.

Cuando dan las once y diez decide que no le va a Decirlo le da una fuerza especial, una convicción que
dar tiempo. Pero adelante ve cómo la cola gira en u: aplasta las partes de sí en debate. La madre le reclama:
ha llegado a la curva, ahí donde se toma la dirección —¿Por qué dejas siempre todo al final? ¿A qué
correcta, la dirección hacia la vacuna. Entonces su hora vas a venir por él?, no lo quiero hasta quién
mente se pone matemática: si le llevó una hora y sabe qué horas viendo la tele como zombie.
diez llegar ahí, le debe llevar una hora y diez llegar a
donde la dejó el taxi. De ahí a la entrada, ella calcula, —A las dos saldré de aquí, te lo prometo.
deben ser veinte minutos más. ¿De veras debería dejar
Cuando cuelga comprueba que la fila es larga
la fila luego del tiempo y el sudor que le ha invertido?
pero avanza, va a buen ritmo. Lo va a lograr. Aunque
¿Se va a ir sin vacunarse? Una parte cree que estaría
se deshidrate.
bien por aquello de no arriesgarse a la trombosis. Otra
considera que cuando una le ha invertido una hora Te lo prometo, dijo. ¿Y cómo estar segura de que
y cuarto a una fila debe terminarla a como dé lugar va a llegar? ¿Y si le da la trombosis? ¿Y si sale y la

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

atropella un camión? ¿Por qué anda ella prometiendo Un microbio bajo la superficie tóxica de Marte
con tanta desenvoltura?
El sudor se concentra en la frente, en el nacimiento
El sol la castiga por habladora, por prometedora
del pelo, en la nuca, detrás de las orejas; pega la
de cosas que no puede prometer. Ella baja la cabeza y
camiseta al cuerpo. Ella pasa la lengua por los labios
aguanta. No puede meter las manos al fuego. ¿Quién
y piensa en las memorias de aquel corredor que en
puede hacerlo? Imagina a su hijo. Su sonrisa. Sus
pleno verano terminó cubierto de sal; blanco y reseco.
bromas, siempre le hace bromas aunque tiene cuatro
años. Y ríe con risa de brujo malvado, falsa. Y por El corazón aún no se entera de que la carrera
alguna razón la mujer se convence: sí va a llegar. Son terminó. Ella coloca la suela del tenis contra el
las doce del día, está en medio de una fila que parece borde de la banca. Estira la pierna. Los músculos
apocalíptica, inventada, absurda, pero la va a recorrer se jalan, se sincronizan y forman una línea desde la
toda, se va a dejar pinchar y no va a morir de trombosis; pantorrilla hasta la nalga. Cuando ella baja el torso,
tomará un taxi, recogerá a su hijo y se irá con él a casa el dolor en la pierna se ensancha, se pronuncia, en
a ver la tele como el par de zombis que son. especial bajo la rodilla. Es un dolor bueno, que
satisface.
La mujer se siente una adivina. Un ser místico
capaz de acceder al futuro. Y ahí, en el secreto de la El viento enfría la humedad sobre la piel. El sol y el
sombra bajo la hoja de la vacuna, de espaldas al sol, agobio están allá, donde las ramas del árbol se terminan.
anónima y poderosa, sonríe.
Una mariposa vuela frente a ella; aletea rápido.
Por un instante suspende el movimiento y pareciera
flotar en el aire, antes de regresar al aleteo. Como
cuando en la bicicleta se pedalea muy rápido y,
segundos más tarde, el avance sigue por inercia.
Así la mariposa.

Voces dispares se enciman. Una discusión. Ella


gira. En la banca de enfrente, un grupo. Ella dobla
hacia atrás la pierna y con la mano toma el tobillo;
aprieta la pantorrilla contra el muslo. La mayoría

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

de los integrantes se dirige a un chavo que está de encapsulada entre agentes tóxicos. Así estamos
pie y parece de lleno en el tema. Los demás se ríen, nosotros en la Tierra, dice el artículo, rodeados
le preguntan, se echan para atrás cuando responde, de un universo muerto. Porque por más que han
hacen ay, no, eso no. Ella deduce: hablan de las buscado planetas del mismo tamaño, a distancia
elecciones. similar de su respectiva estrella, no han encontrado
en ellos una bacteria viva.
Mira el reloj. Es mediodía. Toma agua; ésta se
abre paso y deja una estela fría en el trayecto, que Uno de los integrantes del grupo se levanta con
se expande por el pecho. El corazón se ha relajado el rostro rojo y descompuesto. Todo su cuerpo está
pero ella siente el esfuerzo en las piernas, un aura de hacia el chico como si lo acusara; levanta la voz pero
ácido recubre los músculos. las palabras se distorsionan con algunos ladridos y
motores.
No sabe si ir a la comida en casa de su abuela.
Odia el tono sabelotodo de su familia, el ímpetu con ¿Cómo es posible este bullicio si estamos
el cual sus integrantes repiten lo oído en la televisión rodeados de gases y rocas, de la oscuridad y del frío
o en la radio, su furia cuando se les contradice o se del espacio exterior? Tal vez definimos vivir de forma
les pide que sustenten sus dichos. Se le figura que incorrecta, piensa ella. Cuando un artículo dice que
eso pasa con quienes discuten con el chico. captaron un hoyo negro comiéndose a otro, ¿son las
palabras las que traicionan la realidad? ¿Un hoyo
Se sienta en el borde de la banca. Ambas manos
negro se come a otro o las palabras permiten intuir
sostienen la botella de agua que cuelga entre las piernas.
que vive de una forma inconcebible para nosotros?
Disfruta estar, cansada y orgullosa, entre el calor y la
frescura que dan la sombra del árbol y el viento. El sol dibuja un mar luminoso sobre el suelo; las
sombras de las ramas del árbol forman continentes
Deja la botella. Saca el teléfono. Bobea en tuiter.
e islas. Fósforo. El artículo decía que ése es el
Un artículo informa que los minerales que están ingrediente necesario para la vida. Y el fósforo —
en la superficie de Marte matan a las bacterias en vinculado a la luz— no está repartido en el universo
cuestión de segundos. No hay vida marciana. No según un patrón. Es aleatorio.
es posible. A menos que esté en las cavernas. Ella
Fúrico, el hombre con el rostro enrojecido no
imagina el atisbo en las entrañas, en las sombras,
quiere irse sin decir eso que le mueve el pelo y la
rodeada de sales y de luz ultravioleta; vida

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

cara y las manos, ¿cuál cambio?, todos son la misma Los asesinatos. De mujeres, de jóvenes en busca
chingadera —ella tenía razón: hablan de política—. de trabajo, de periodistas. Miles. Pero ella recuerda
No alcanza a escuchar la respuesta del muchacho aquel sobre el que leyó cuando todavía Darío y ella
—en este momento un avión cruza el parque por estaban juntos. Después de correr, aquella mañana,
arriba—, pero quien hace un instante hablaba con se tomó el licuado mientras leía el periódico. Se
vehemencia se va y, con él, otros dos. detuvo en la nota sobre el cuerpo de una bebé
que habían encontrado entre la basura que habían
El chico se sienta mientras otro lo recibe en la
puesto en el descanso de las escaleras. El padre la
banca con la mirada. Se dirige a él para hacerlo
mató porque hacía mucho ruido. La madre le ayudó
entrar en razón.
a guardar el cadáver y a dejarlo afuera porque no
¿Vas a ir?, pregunta su prima por mensaje. quería quedarse sola, no quería que él la abandonara.
Eso dijo cuando la arrestaron.
Ella mira al muchacho. Lleno de energía, de
ímpetu, niega con la cabeza mientras se acomoda en En la cocina, frente a la noticia, ella se quedó
la banca y, con ambas manos hacia adelante, hacia inmóvil. Más allá de las letras impresas, más allá
quien lo escucha, intenta convencer. de su mente, eso había pasado. Imaginó la cobija
de la bebé, su ropita, la oscuridad del rincón en el
Ella hace tiempo que se dio por vencida. descanso de las escaleras. El abismo se instaló en
Quienes insisten en hablar como si poseyeran el pecho. Ella también había dicho —en la prepa,
verdades absolutas son sus familiares; asumen que fue en la prepa— no quiero que me deje, convencida
están de acuerdo, que su punto de vista responde a de ser un recipiente y él la savia que la animaba.
lo evidente, a lo lógico, al sentido común. Cuando Recordó la desesperación ante su indiferencia, ante
está con ellos añora vivir con Darío y apasionarse su rechazo; el silencio del teléfono y el horror ante
como lo hace el chavo. O el señor que discutía con la idea de no volver a escucharlo. No podía estar sin
él y se llevó a buena parte del grupo. Darío y ella él. De compartir las circunstancias, quizás, hubiera
se iban de las cenas. Enojados. Llenos de pálpitos. hecho lo mismo que la mujer del periódico.
Juntos. En acuerdo.
Darío entró a servirse café y ella le contó. En los
—¿Y los asesinatos? —Alcanza a escuchar que ojos de él surgió algo cercano a la tristeza.
pregunta el muchacho.
—La miseria —dijo. —Eso es la miseria.

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DC
22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

La bebé en las escaleras, entre las bolsas de más —o eso cree—, observé la discusión, sé cómo
basura. ¿Cómo explicar esa soledad? ¿Cómo explicar es estar ahí. En el chavo, sin embargo, no hay asomo
que ella, de pie, en la cocina, todavía con el sabor del de agobio o de molestia. Sonríe. Le sonríe. Hace que
plátano en la boca, leía sobre la pequeña? ella atisbe la alegría de encontrar un microbio bajo
la superficie tóxica de Marte.
¿De quién era la miseria?

Imagina acercarse al grupo, contarles. No


entenderían la relación con sus discusiones. Un
comentario fuera de lugar. Una corredora loca
que irrumpe con una historia horrible. Pero tal vez
después, con el tiempo, las palabras vertidas tendrían
un sentido diferente. Tal vez ayudaría a repensar las
convicciones.

¿Vas a ir?, la prima insiste.

El chico sigue sentado. Su compañero, de pie,


parece resignarse al desencuentro. Se dan la mano,
se despiden.

Ahí nos vemos. Escribe con resignación. Casi triste.

Se chupa los labios en busca de más sal y observa


las extremidades largas y flacas del muchacho —las
deduce de las mangas de la chamarra y las piernas
de los pants—. Tiene el pelo corto. Lacio. Grueso.
Si ella pasara la mano sobre su cabeza, sentiría en la
palma las puntas, como las de un cepillo suave.

Él se levanta y la mira. Sus ojos son grandes.


Ella hace un gesto como para decir lo siento. Dice

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Quebec nos envuelve a ambas, nos soporta. Las paredes,


la cortina; el techo y el piso, el cuarto de baño
Afuera hace frío. La nieve rodea la casa; los faroles contenido en la casa; la casa bajo la nieve y la noche.
la hacen tintinear como la sal. O el azúcar. Y al centro la realidad, a la vez única y múltiple, del
mechón entre sus dedos.
Baño a la bebé en la tina; a la bebé no tan bebé:
ya camina. No es nuestra casa. Estamos de paso, no Ella tiene la vista fija en él. Veo su cachete —
somos de aquí. nuevo, gordo, acolchado—, la bolita de la nariz y
las pestañas dirigiéndose hacia abajo. A través del
Me encorvo para, con mi cuerpo, detener y silencio, se desliza un recuerdo como de caverna,
devolverle a ella el vapor que se desprende del agua. lejano y ámbar, impreciso: cuando yo tomaba un
Su espalda está contra mi panza y mis pechos. Mi rizo y lo observaba largo rato mientras lo acariciaba
cara, cerca de la suya, húmeda, suave. Y estamos y lo ponía a contra luz para observar sus puntas
juntas. Muy juntas. Mis muslos rodean su cadera. abiertas. Era hipnótico; el tiempo se hacía denso.
Un mechón mío cae al agua. Dentro, como Me doy cuenta: mi pequeña no puede hacerlo,
raíces, se abren sus puntas. Caen otros. Árboles la rapamos hace meses y apenas le ha crecido. Por
acuáticos. Lianas en un pantano; la mano pequeñita eso mira así el mío. El hallazgo no es el pelo, así, en
viaja de una a la otra y a la otra. general, es el pelo húmedo y el hecho extraordinario
Se detiene. Mi pelo es un tallo entre los dedos de de que cambie de tonalidad y se alise y pese un poco
mi hija. Un tallo que se desmaya, se deshila. más y por eso, al levantarlo, caiga, desfallezca. Pero
al abrirlo como lo hace la bebé, ya no se sabe, ¿sí está
Con el pulgar ella explora, acaricia; lo unta húmedo?, ¿una sola hebra puede estar mojada? ¿O
contra el índice y, al hacerlo, expande, reconoce los solo se percibe así cuando está con el resto?
hilos que conforman el pelo. Y yo pienso, el mechón
es tan poco… tan poco y tan delgado y, aun así, De repente, me siento invasiva. Soy testigo de un
cubre la yema de la niña. descubrimiento que se hace en la cama, sola, en medio
de la flojera, cuando una está con una misma, entre
Las piernas regordetas rodeadas por mis muslos; ese silencio y ese tiempo similares a la sangre. Pero
mis muslos, a su vez, por el agua; el pequeño tronco, no. Ella está en ella, con ella. Yo soy un elemento más
por mi pecho y mis hombros y mis brazos. La tina del entorno, como el agua caliente o el vapor. Como

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DC
22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

el agua caliente que de algún modo es extraordinaria Plenitud


porque allá afuera nieva y hace frío.
—¿Es una muñeca? —preguntó alguien al pasar.

Él levantó la vista. Enmarcada por la ventana,


ella recibía los últimos momentos de la tarde. Había
logrado ser. Solo ser. Sin necesitar más que aire, sol
y agua. Como una planta. Pero era cierto, desde
ahí, se veía rígida; no se adivinaban la flacidez de
los músculos o el mecanismo de la silla de ruedas
—diseñado por él–— para sostenerle la cabeza y
permitirle contemplar el parque desde el balcón.
Desde ahí se veía tan delgada e inmóvil que su
imagen resultaba inverosímil.

Esa noche la bañó con calma; quería reconocer


el cambio, medirlo. Recorrió con la esponja los
brazos largos y débiles; los pies blandos, las piernas.
La cintura imposible.

Llevaban tiempo entendiéndose con la mirada, pero


esa noche no hubo intercambio; él estaba embebido en
la tarea. Había empezado su viaje. El propio.

Recordó cuando ella dejó de consumir carne,


cuando optó por las frutas por encima de los
vegetales, cuando abandonó al fin la comida sólida.
Después, ya no pudo moverse y él comenzó a darle
agua, a vestirla y a colocarla sobre la silla de ruedas
antes de ir al laboratorio. Él había sido central para
que aquel deseo —ser, apenas ser— tomara forma.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Sin embargo, al verla desde la acera, se dio cuenta: Se despertó a media noche con el recuerdo
ella había alcanzado la plenitud –—se notaba en del balcón. La mirada de la mujer se aferraba a
la mirada— y él no podía acompañarla. Ni en ese la tráquea, la oprimía. Le recordaba, él jamás
momento ni después. Decir que descubrirlo le dolió alcanzaría la plenitud.
sería inexacto. De golpe aparecieron la asfixia, la
escisión, la angustia.

Días después, de regreso del trabajo, la vio


antes de cruzar la calle. Estaba quieta de una forma
distinta. No había tenido energía para cerrar los
ojos. O se había hundido en sí misma sin tener que
recurrir a los párpados para separarse del mundo.

El proceso llevó varias madrugadas. La bañó


con formalina; después, para quitar los lípidos y los
desechos, con agua helada. La sumergió en acetona
hasta deshidratarla y en polímero para cohesionarla
y endurecerla. La dejó escurrir al aire. Más tarde,
aplicó el catalizador.

En la foto del anuncio aparecía ella con maquillaje


y peluca. A él le resultó ridícula. Un cadáver hecho
plástico. Las ofertas, no obstante, llegaron.

Empaquetó su obra y la entregó.

Ser, solo ser. Vivir de aire, sol y agua. ¿Qué


quedaba de aquel deseo, de aquella búsqueda? Ni
siquiera la fusión con la tierra; él no le había permitido
descomponerse, transformarse en minerales. Una
ofensa perenne. Ahora ella era plástico y estaba en
manos extrañas.

82 83
DC
22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Happy happy Junto a la resbaladilla observa cómo, con cuidado,


Matías acerca los pies al borde. Teme que la expresión
Es la primera vez que se sube a un kayak. A Jania del pequeño cambie, que su cuerpo se resista, que el
le cuesta trabajo remar con fluidez, con dirección. miedo lo detenga.
Choca contra una de las orillas, se ríe y mira a la
Mati es hipersensible. En los baños de los res-
neozelandesa, que desde su propia lancha, le da
taurantes y de los cines, el secador lo sobresalta y lo
indicaciones. Ella obedece, coloca el remo de forma
hace taparse los oídos, llorar. Pasa también con los
vertical contra la arena y toma impulso.
excusados cuando tras apretar el botón irrumpe el ruido
Están ahí por el seminario; comieron juntas un violento, rápido, que abduce el agua. A veces parece
par de veces y fueron pareja en una de las dinámicas. que el mundo lo amenaza. Es el mundo construido por
Jania le contó de Matías, su pequeño, y de cómo ellos, por Jania y David. Ella ha intentado ser diferente,
David pidió unos días en el trabajo para cuidarlo; pero termina por decir no corras, no te me despegues. Por
la neozelandesa le enseñó fotos del gato blanco y más que lo intenta, si lo pierde de vista un segundo, los
gordo con el que vive. Ahora hablan para ayudarse objetos y las gentes se suspenden y solo puede mirar
a transitar el canal; ríen, se hacen bromas. con terror el vacío que ha dejado su hijo.
Cuando llegan al lago, el silencio se impone.
David está en el único acceso a los juegos. Mira
En la superficie del agua se reflejan los pinos. su teléfono, aguarda. Ella sabe, él está ahí para que
Enfrente una cordillera se despliega. Montañas de Mati no se vaya, para que nadie se lo lleve, para evitar
roca; algunas han acumulado nieve en la punta. lo irremediable. Al estar ahí previene la tragedia.
La visión es tan perfecta que tiene algo de utilería.
Su hijo se sienta cerca de la resbaladilla con
El kayak se mece con ternura. El aire marca el filo
cuidado; le extiende la mano. Jania se la da y lo
de los párpados; enfría los orificios y la punta de
acompaña en la caída. Matías sonríe, se incorpora,
la nariz. Entre los calcetines húmedos —con los
corre. La mirada de Jania lo sigue y termina por
choques entró el agua—, los pies de Jania están
perderse entre el armatoste —enorme, de colores—,
fríos. El salvavidas es un cuadrado estorboso; el
entre sus toboganes y escaleras.
kayak no la deja moverse. Y, sin embargo, ella siente
aquel temblor en el pecho. Está abierta. Palpa las Ayer tenía una junta en otro edificio de la
posibilidades inabarcables del universo. empresa. Se fue en metro, era más rápido que el

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DC
22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

coche. Aunque conoce la línea, las estaciones, la El gel en su vientre. En el monitor se distingue la
dirección a la que debía dirigirse, tomó la equivocada. figura del feto. La silueta hecha de hebras de luz
Para cuando se dio cuenta, era mejor mantenerse sobre un fondo oscuro. Años atrás, en los ultraso-
por donde iba aunque hiciera dos transbordos. A la nidos de Mati, Jania no reconocía las figuras. Aquí
vez fuera y adentro de sí misma, testigo e inmersa en está el corazón, acá las manos, éste es el cerebelo, ¿ya lo
lo profundo, se resignó al extravío. vio? Ella decía que sí aunque no identificara siquiera
dónde estaban los pies. Ahora, en cambio, distingue.
Ruidos metálicos, fuertes, gordos: en lo alto de
La voz del técnico habla de aquella franja en la nuca.
la resbaladilla, una mujer coloca a quien, por unos
Blanca entre las rayas y los puntos un tanto grises,
instantes, parece un bulto con chamarra y tenis.
caóticos; blanca, definida, en medio de la visión
El niño es grande, tal vez tenga nueve, diez años.
móvil, acuática: es la translucencia nucal.
Carece de flexibilidad, no controla su cuerpo.
Matías se para sobre los zapatos de su papá.
Las miradas se encuentran y Jania en un segundo
El papá sostiene las manos del niño y le ayuda a
sabe: el corazón de la señora retumba con prisa y
mantener el equilibrio. El pequeño está emocionado
miedo y pesar.
de ver a su hermanito o hermanita en la pantalla,
—¿Lo puede recibir? mientras Jania está rodeada de presagios. La
gravedad jala las lágrimas hacia las sienes y éstas
Jania asiente. mojan el pelo, las orejas.
El deslizamiento del niño es poco orgánico, —Háblenlo con su doctor —dice el técnico.
sin fluidez. Arriba, el rostro de la mujer suplica
diviértete, aunque no parece haber para ella nada Una vez afuera, aunque solo ha ido a dos
divertido en la operación. consultas con él (la doctora que le ayudó con Mati le
hizo una cesárea innecesaria y ya no quisieron volver
—No tardo —dice y corre para descender del con ella), Jania llama por teléfono al ginecólogo. La
armatoste. translucencia está engrosada, qué significa, qué va a
El niño se prende de la mano de Jania. La aprieta. pasar. Debe ver el estudio, responde el médico. Hay
A ella se le vacía el cuerpo y es pausa, pasadizos por algo en esa voz. Una piedra, un muro. No permite
donde viajan el aire y el silencio. el paso, no la consuela. Más bien, revela molestia
por las complicaciones. Ella acaba de depositar su

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

angustia en un desconocido, en alguien que tal vez Las palabras son de ácido. A pesar de ello, Jania
ni siquiera recuerda su rostro. sigue las instrucciones y en la noche, en el baño,
separa los labios de la vulva. Entre la carne húmeda,
caliente y suave, allá, al fondo, deja el medicamento.
Genes. Cariotipo. Trisomía. Los dibujos tienen La sensación se graba en la mente: sus dedos dentro
formas que no terminan de serlo. Hay un tercer gen de la vagina, colocándolo. Jania es Jania y al mismo
en casi todos los pares. Lo más probable es que, de tiempo alguien más, algo más. Ahora ya no puede
nacer el bebé, deban operarlo del corazón. Así, recién reparar en su cuerpo; evade sentirse.
nacido. Y podría ser la primera de muchas cirugías.
Se acuesta. David luce triste. Difícil. Le toma
—No es como el actor, el niño de la tele. No la mano, se la aprieta. Tratemos de dormir. Y ella
es eso. Esto es otra cosa, más profunda. Y ustedes toma aire y se prepara para sumergirse.
tienen a Mati. Deben pensar en él.

Los veintitrés pares de genes sobre el escritorio


Algo en el vientre se desprende, cae y pesa sobre el pubis.
parecen fotografías en sepia. Fotos de bichos
Duele. Duele mucho. Esto va a pasar, esto también va
impensables, superpuestos, mal acomodados.
a pasar, repite en su mente como un mantra.
—Conozco a tu doctor, Jania. Él no va a querer.
La enfermera le ayuda a quitarse los pantalones.
La genetista puede recomendarles uno. La junta, Jania sangra. Escurre. Hay un torrente entre sus
está segura, aceptará el procedimiento y él podrá piernas. Con dificultades, muchas, se desviste. Se pone
llevarlo a cabo. la bata.

—Créanme, es lo mejor. La suben a la cama y llega el médico. Él,


tranquilo, intenta ayudar. Ella sabe que David está
ahí, al lado. No lo mira: le avergüenza estar así
El nuevo ginecólogo es muy serio. Tímido. Alto y frente a él, sangrando sin control. Quisiera no ver
delgado. Manda una pastilla. a nadie pero no hay remedio, el doctor está delante
de ella. Y sus palabras poco a poco cobran forma,
—Para que puedan volver a embarazarse rápido. adquieren sentido:

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

—Suelte, señora. A él. Y a Mati, que cada tanto pregunta: ¿pero


por qué ya no está?, ¿cómo salió de tu panza?
En los ojos del hombre hay ternura. Lástima. La
comprende en un nivel hasta ahora inaccesible para Gritos, pisadas sobre el metal, movimientos en las
ella. Jania retiene, está reteniendo. No se había dado estructuras. Los niños corren, se balancean, se agachan.
cuenta hasta que el doctor dijo: suelte, señora.
Jania sigue de pie. Mati, arriba del juego, recorre
—Acabemos con esto de una vez. con sus manos los barrotes mientras su papá, en
la entrada, revisa el teléfono. Ella dibuja una línea
entre David y su hijo. Entre su hijo y ella. Entre ella
Con la mano de Jania entre la suya, el niño de y David. Y los otros niños desaparecen, el silencio
nueve, diez años —aquel que ella se comprometió desciende, el tiempo se desintegra.
a cuidar mientras su madre baja del juego— abre
Ahí, en el corazón de la quietud, están solos. Los
la boca y sonríe. No es claro qué mira. Su madre
tres están solos.
llega y ordena con el cuerpo: suéltala. Los separa y
es toda disculpas. Con dificultades, torpe, se lo lleva.

La mano de Jania queda suspendida, sola. —What do you think?

Los ojos buscan ayuda. En el corredor del La neozelandesa tiene el pelo negro y rizado, la
juego, Matías intenta introducir la cabeza entre los piel aceituna.
barrotes azules. David mueve con el pie la tierra del
—Amazing. —Responde Jania.
piso. Jania recuerda cuando, después del aborto, la
genetista les dijo que los estudios revelaron que era —You’re a happy-happy person. —dice la com-
una niña y, en efecto, venía mal, muy mal; incluso pañera. Y explica, hay gente happy-angry o
pesaba menos de lo esperable para el número de happy-afraid o angry-afriad.
semanas. Al salir, mientras aguardaban el elevador,
David se limpió los ojos. —But you… you’re a happy-happy person.

—No sé por qué me pega tanto que fuera niña. ¿La trata de tonta? ¿De elemental? Jania, sin
embargo, percibe su propia sonrisa, abierta, genuina.
Ella le acarició el brazo. Pensó: también le pasó a él. Tal vez lo sea más debido a esa zona vedada a los ojos

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

oscuros de la neozelandesa. Una zona punzante, La nave del olvido


abismal, que intensifica la alegría.
Apenas si puede moverse bajo esa mirada. Como si
El agua, los pinos, las montañas. Han transcu-
estuviera en un féretro. Desde ahí, desde no ser capaz
rrido milenios y ese espacio permanece; transcu-
de levantar un dedo, la oye —a la mirada—, que
rrirán otros tantos y muy probablemente seguirá. Y,
desde lo alto la cuestiona. La mujer es una hormiga
no obstante, sin prisa, sin asomo de tristeza, en paz,
bajo la sombra de una suela inmensa. Aquella luz
a Jania se le ocurre: va a pasar, esto también pasará.
—la de los ojos que la tienen tomada por la garganta—
la hace débil. La interroga. ¿Qué hiciste? ¿Qué fue
lo que hiciste? No sabe. No se acuerda. Está sin
ropa. Sus heridas y debilidades expuestas. Aquella
mirada tras los anteojos —oscura a pesar del añil
del iris— se multiplica y así logra —logran porque
ya son muchas— estar en todas partes. Exponen la
insuficiencia, la incapacidad. La derrota.

¿Qué hiciste?

Desnuda, sobre un enorme escenario, ella llora.


Siente las lijas de sus brazos. Resequedad, cientos
de granitos. Baja la cabeza y se topa con el vientre
deforme. Un globo desinflado que no renuncia
por completo al óvalo que fue. Tenue, azul, un
resplandor acaricia las penumbras del olvido: sus
hijos. El recuerdo arde, la atraviesa.

¿Qué hizo?

Ante esa mirada siempre ha sido culpable.


De no haber nacido hombre. De ser fea —desde
otras miradas no lo es; solo desde esa—. De ser

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

incapaz. Ningún dibujo, regalo o sonrisa fueron — ella no logra dar un bocado más y mira a su
son— suficientes. ¿Por qué no la quiere? ¿Por qué madre. Su madre y sus anteojos y sus ojos pequeños,
no la quiere como a su hermana? Tal vez porque grises, fijos. La expresión recia, sin labios. Su madre
su hermana siempre ha sido linda, suave. No está ahí para “ayudarla” porque la “dejaron”. Ella
tiene el pelo lacio, la nariz de gancho, la postura es una bolsa llena de ropa que ya no se usa, algo
avergonzada. Si ella no iba a ser como debía, debió que dejó de ser útil. Todo el mundo lo sabe. En su
ser niño. Así tal vez la mirada la querría. familia lo dicen así,

Un feto varado en un vientre sucio, eso es ella. la dejaron.


Puede escuchar los pasos delicados, casi imposibles,
¿Por qué el plural?
de las alimañas. Siente cómo el polvo —cal tersa—
se coloca sobre ella, la cubre de a poco. ¿Cuántos? ¿Quiénes la dejaron?
Recuerdos. No entendería mi mañana si te fueras y los niños
están asustados y a ella se le cierra el estómago y no
Desequilibrados, revueltos.
puede comer, no puede respirar, se levanta y va a su
Él y los niños llegan de viaje; le cuentan, se cuarto y se sienta frente al tocador y se tapa la cara
encontraron a la compañera del despacho, en el
y exhala los sollozos
avión, en la misma fila de asientos, junto a ellos.
y con ellos cava,
Yo no podría, dice su hermana; Dios sabe a
quién le manda las pruebas; estar sola, sin un hombre… cava hondo…
Yo no podría. Alguien dice: la otra no te llega ni a los talones.
¿Por qué da por hecho que ella sí? Él lo repetirá después: ni a los talones.
Le llaman por teléfono, le advierten: Estás sola, te dejaron, te dejé, porque ella no
su esposo la engaña. te llega ni a los talones.
La música de fondo, no entendería mi mañana El esposo de su amiga se acerca, intenta un beso;
si te fueras, le acaricia la pierna, la somete. Protegerla. Ofrece

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

cuidarla. Ella alguna vez escuchó sobre las recién futbol en casa de Carlos? Los dos, los dos se irían. La
divorciadas: madre-abuela asistiría a misa, lo dijo, y a comer con
la familia después.— Piensa en seguir la voz, ir hacia
son generosas con su cuerpo.
ella, tomarla como si fuera luz. Lo intenta, mientras los
No logra recordar quién lo dijo, por brazos del adolescente la arrastran por la alfombra. Le
qué lo dijo. ayudaría. Para ir a donde él dijera, se pondría de pie,
lo haría, si el cuerpo no pesara. La voz del adolescente
Pero eso piensa el esposo de su amiga. se distorsiona, lejos, allá, entre el esfuerzo por sacarla
Eso espera: que ella sea generosa del cuarto, del pasillo, de la puerta de la casa. —¿Y el
con su cuerpo y lo comparta con él. chico, su hermano?, ¿él sí ve la final?—

Porque está incompleta. Mutilada. La oscuridad da vueltas, la envuelve, masa de


niebla que la traga, le gana a la voz de su hijo, a
La amargura en la boca, sabor parecido a su esfuerzo, a su camino; a la frialdad del piso del
después del vómito. elevador. Una respiración; otra, no suya. El aire
entra y sale. Sale y entra y vuelve a salir y a entrar.
Se escabulle,
Sonido de pulmones. Ella desde la cama, dando la
huye, espalda, escucha, lo escucha. Rasposo va y viene
desde la rendija de la puerta.
lo evade.
La mirada y la respiración están juntas, son la
Afuera del hospital, misma: su mamá.
con el más pequeño entre los brazos, Déjame, vete, solo vete.
antes de subirse al coche, mira a su Hablaría pero por la asfixia es imposible.
esposo:
Se queja la madre-abuela: la maltratan, la tratan
la ternura. de sirvienta, los muchachos no obedecen. Y cómo
La llaman los catorce años del mayor, lejos, van a obedecer si su hija no ha sabido educarlos.
allá, en otra dimensión —¿No iban a ver la final del Apenas si le da para la comida, la tiene para cocinar
y lavar platos. De sirvienta. Maltrato. Carencia.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Abuso. No seas mala con tu mamá, ya está grande. La tristeza de comer sobre un escritorio. El Tupper
Los últimos años han sido eso. Sentirse angustiada con comida para no gastar en la calle, hacerle caso
cuando el pequeño ordena camarones como si al mayor, ese que debe de estar por ahí, afuera de
cualquier cosa —la costumbre de cuando su papá ella, ¿cargándola? (¿Eso que siente bajo su cuerpo
vivía en casa—; los reclamos del grande cuando no es el motor ronroneando? El muchacho maneja. La
alcanza para los nike o los reebok; seguir el ritmo del lleva.) La deuda de todas formas crece. También
colegio para gente rica. Los platos desportillados, la las cartas de los bancos llenas de números. Por
humedad en las paredes, las puertas descarapeladas. las noches en su cabeza los revuelve, los junta, los
mezcla; recortes a gastos y aun así se reproduce, se
La tarjeta sobre la máquina, plana, con las letras
propaga la deuda como un cáncer. Y se descompone
del nombre de ella grabadas, sobresaliendo. Colocan
la lavadora, no arranca el coche —otra vez la
el papel blanco encima, ese que por debajo tiene
batería—; del cofre sale un humo inesperado; los
la lámina de carbón para duplicar las letras y los
chicos se enferman; ella mira su propia letra, curva,
números y la firma sobre otro papel blanco. La parte
apretada: sus números en el cuaderno. Números que
de arriba de la máquina, un bulto negro, se desiliza:
hacen un esfuerzo por caber en la cuadrícula azul,
imprime algo parecido a una fotografía. Ella firma
extendida por toda la hoja, diminuta.
y el jamón serrano y las aceitunas se hacen posibles.
La sensación extraordinaria de comprar lo que a En la nuca, en el borde de la oreja, de su madre
una se le pega la gana. la respiración; fija su mirada alumbrándola a ella
en aquel escenario inmenso, desnuda, descubierta,
Si solo alcanza para frijoles, compra frijoles, reclama
deforme y reseca. Su madre es la luz y el espejo de
el mayor. ¿Y el dentista, los lentes, las medicinas,
un probador desaforado, ya déjame, no me respires
las salidas con los amigos, los imprevistos de la
en la espalda, déjame ya. De lejos, allá, lejos, la
escuela y la ropa y llevarlos de paseo? Se suponía
temperatura es más baja; hay ruido de máquinas. Su
que el padre cubriría eso pero no lo ha hecho. Y a
hijo, entre esa temperatura y esos pitidos, desaparece.
ver de dónde… cuando niños porque niños; cuando
El mayor. Lo buscaría por ese lugar lleno de ecos,
adolescentes porque adolescentes. Gastos fijos,
pero el cansancio se ha convertido en miles de manos
cálculos, cada mes: el año entero en un Scribe.
que la hipnotizan, la hunden. No puede moverse,
Gana tanto, tanto es para el gas, para el súper; tanto
una tela gruesa y enorme la rodea. Ha luchado. Eso
para llevar a los chicos aunque sea por unos tacos.
escribió. Me esforcé. Las llamadas de los bancos,

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

una y otra vez, las amenazas. La nada en el centro de Presagio


sí misma. De alegría ni un poco. Feliz no es. No ha
sido. Desde hace mucho. Que aquella mirada se pose La corriente se alejaba en las sombras. Papá y yo
en otra parte. Perdón. Perdónenme. Los imagina corríamos para alcanzarla: espéranos. Poco a poco
pequeños, abrazándole las rodillas. El papá la dejó y las piedras y las algas desaparecieron y el piso
luego esos otros la dejaron. Por los niños aguantó, tan se afinó bajo la capa de mar que flotaba sobre él.
chicos, con su propia rabia, su sufrimiento. Podrán Los pasos sonaban a gotas. Su mano sostenía mi
solos, está segura. Imaginó el descanso. Librarse del mano. Sus dedos enormes por la artritis lo eran aún
ahogo permanente, la persecución de la mirada y las más en relación al tamaño de los míos; sentía sus
exhalaciones roncas. O que las cuentas cuadraran. huesos anchos, casi cuadrados, de roca, mientras
Eso. Solo eso. El seguro-epifanía. Se abrió el espacio, veía nuestros pies entrando y saliendo del agua.
hubo equilibrio. En un instante aparecieron el Primitivos. Desnudos. Primitivos. Hundiéndose
alivio, la ligereza. Incluso la alegría. Los números cada tanto en la arena.
cuadraban: el seguro. Cobren la póliza, paguen. —De
aquella cláusula que lo impide nadie dijo nada, ella El mar parecía alberca, se había quedado
no leyó—. Cobren la póliza, paguen. En su garganta, dormido. Nos detuvimos y nos colocamos frente
contra ella, contra su forma y suavidad, las pastillas y a frente.
sus curvas sólidas. No hay dios. Las capacidades de —Mira —dijo y bajé la cabeza. Entre mis
cada quien no determinan las pruebas. No hay dolor pantorrillas los peces titilaban. Grité de ñáñaras y
a la medida de lo que se puede, de las fuerzas de cada cosquillas. Brinqué de miedo y de emoción.
quien. Este la rebasa, la aplasta, la anula. Da paso al
otro dolor. O viene del otro, el de la lámpara espejo —Quédate quieta.
de los ojos de su madre. O son el mismo. De tanta
Me detuve. Suave, los peces mordieron mis
resequedad, de tan sin agua, su cuerpo se hace polvo,
tobillos. Papá y yo nos tomamos de las manos. Miré
cae, se desmorona. Hormiga, se compacta. Espera.
su traje de baño grisáceo por la noche, su pecho;
Aguarda aquella desproporción sobre ella. Un paso
más arriba su rostro y su sonrisa. Por atrás, lejos,
suspendido en el aire, incompleto. Que se dé, que
brillaba la luna.
aquel zapato inmenso descienda sobre ella. Que al
concretarse, la libere.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Ahora miro mis pies. En la u dibujada entre los Cangrejos cafés, grandes. Muchos, son muchos.
dedos gordo e índice burbujea el mar. Es de día. Mantarraya, los cubro, los rozo para constatar qué
tan duros son sus caparazones. No conozco la prisa
Me animo a caminar. Lento. Poco. El suelo es
ni la velocidad. Los cangrejos, en cambio, huyen
suave y voluble. En las olas se refleja el sol y el ruido
de mí. Pero son mucho más pequeños. Mueven
grave y continuo me rodea. El agua gira sobre sí
sus patas como arañas gigantes. Elijo uno. Blando.
misma y, al estrellarse, se enreda con la arena y las
Nuevo. Lo succiono; él lucha por desprenderse; una
conchas. Me detengo, sigo las enseñanzas de papá
parte se escapa; lo retengo. Ahí, en mi vientre, en mi
y me coloco de lado. La ola pega contra mi cadera,
disco, se da la lucha. Siento la resistencia, los crujidos
se rompe, salta, alcanza los hombros y la mejilla,
entre los dientes, las esquirlas del caparazón. Lo
se va y se diluye. Llega una nueva y la recibo con la
trituro hasta extraer la carne.
cintura y el antebrazo. Se va. La sigo. Invado al mar,
pero él se concentra y regresa potente. Me toma Ondeo de placer y acaricio el fondo con mis alas.
desprevenida. Más fuerte que yo, me cubre de golpe, Y el tiempo parece suspenderse, henchirse.
me gira, entra por la nariz y la boca, me quema
Me avisa la corriente. Hay algo. Alguien.
la garganta; me jala y zarandea. Pierdo el aire, no
tengo el control sobre mi cuerpo. Algo duro y seco Una amenaza.
me golpea.
Soy inmóvil y oscura.
Definitivo.
Produzco veneno.
El agua con sus movimientos me absorbe. La
densidad me arrulla, me ahonda. No hay pálpitos ni Es en vano: un dolor agudo me atraviesa, mis
recuerdos. Solo un tiempo grueso y oscuro —frío—, alas se desgarran, se disgregan mis cartílagos y soy
que junta mis piernas, las funde y adelgaza hasta jirones y sangre y jugos gástricos. Y también el
convertirlas en una línea. Una cola. Los brazos pedazo que se escapa de los dientes y
se aplanan, se ensanchan, se hacen nervio; tienen cae
mayor consistencia y flexibilidad. Son cartílago.
Alas. Ondean y al avanzar levantan la arena, que cae.
se suspende unos instantes y regresa al suelo. El
En la caída, me concentro.
suelo que, más adelante, está tapizado de cangrejos.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Me restauro. Nos inflamamos. De forma gradual, perdemos


consistencia.
Me invento.
Contaminamos putrefactas.
Alrededor de mi boca crecen tentáculos. Cientos
de ellos. Suaves, gelatinosos. Y nos desvanecemos.

En silencio, en medio de la oscuridad, vuelta No del todo.


anémona, me adhiero a una roca. Dejo que el agua
Nos concentramos.
acaricie mis extremidades, les susurre.
Células del tamaño de la cabeza de un alfiler.
Me aferro a mi veneno, a mi sabiduría. Sé
Célula vegetal. Y absorbemos los minerales que
reconocer a los otrosalimento, y a los otroslim-
el glaciar ha diseminado en el agua a partir de su
piezaprotecciónayuda. No hay peligro: llega él.
derrumbe, de su hacerse pedazos, de desmoronarse.
Nos comunicamos a través de sus escamas y mis
Y es el goce del alimento, un goce tan intenso como
filamentos. Su cuerpo firme me recorre, y yo,
el que experimenta una simple célula. El sol penetra
generosa, recíproca, le cedo los residuos de los
en las moléculas; su luz nos colma, nos acciona. El
mejillones que he devorado.
oxígeno. En el mar, en las profundidades del mar, lo
Ruidos, movimientos. Tempo de mar. De creamos con nuestra minúscula célula de algas. De
presión. A una velocidad imperceptible me inflamo, diatomeas. Tan básicas. Tan esenciales.
me crezco. Multiplico mis tentáculos y mi boca se
En la inmensidad de los siglos, en su lentitud
alarga. Mi expansión es tanta que no tengo más que
y frialdad, mutamos, somos piedras, lava, partículas.
desprenderme de mí. Separarme.
Con calma y sosiego, nos incorporamos al ser
Soy dos. manso, enorme y múltiple del fondo.
Cinco.
No somos estáticas entramos
Siete. Diecisés.
en bronquios,
Muchas.
salimos,
Me aferro a varias rocas y degusto peces y moluscos.
Reboso tiempo. Estoy, estamos, repleta de él. rotamos.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

La corriente nos lanza de un lado a otro; nos Umbral


absorbe para volvernos a expulsar.
La punta del tenis va, viene, se abre paso entre las
Un descanso.
piedritas. Ronronea. El pie derecho cuelga de la
Partículas. Minerales. Divididas y sin embargo una. pantorrilla y la pantorrilla de la articulación. La
tira de cuero del columpio sostiene la nalga. El
Arena.
pie acaricia la grava, va, se suspende un segundo,
El mar burbujea, nos acaricia, nos separa apenas, regresa, vuelve a ir. En cada ida las piedritas giran
un poco, solo para volvernos a juntar, pero no del bajo su contacto y las vibraciones atraviesan la suela
todo, pareciera que la gravedad nos dispensa y nos y el calcetín hasta llegar a los dedos. Es el esbozo de
presentimos entre nosotras. Hasta que una fuerza un arrullo.
nos moldea, nos compacta.
A unos pasos, Rodri juega a echar la tierra roja
Son pies. en la base del pasamanos.

Dos pares de pies.

Uno —amplio, pesado— hace marcas en Mi cuerpo. Hay algo equivocado en pensarlo así,
nosotras. El otro, ligero, pequeño, casi cosquillas. mi cuerpo. Como si fuera uno y no muchos. Aquel,
Somos moldeables, flexibles. Fragmentos y unidad. por ejemplo, que se dibujaba en la pared. ¿De ocho,
Firme, cierto, alegre, el peso padre se erige en la nueve años? No tenía pechos; de perfil las puntas de
noche, el peso niña brinca y, al mismo tiempo, nos las costillas parecían sugerirlos. Algún día ese cuerpo
hunde y levanta. Giramos entre las plantas de los sería otro. Y dolió que la piel se hinchara y se llenara
pies, los tobillos y los peces. Presentimos los trajes de de grasa y tejidos. Por las noches me recostaba boca
baño, las risas, los gritos, mientras —un presagio— abajo y esperaba a que pasaran los calambres.
se extienden sobre nosotras la luna y su luz.
Mis senos no crecieron como los de mi prima;
a ella le pesaban tanto que se operó. Cuando tuve a
Rodrigo la entendí. Una amiga me dijo pareces actriz
porno. Estaban inmensos. Me reí porque estaba lejos
de sentirme una diosa del sexo, más bien grotesca,

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DC
22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

deforme. Usaba unas compresas heladas para aliviar Por la noche, el sonido de la máquina del hospital.
la hinchazón. Cuando bajó la leche, la molestia se El miedo, la incertidumbre del qué va a quedar de
fue y con ella el tamaño descomunal. mí. No puedo moverme, articularme. La garganta
hecha trizas. El respirador me desgarra, me invade.
Por las noches, echada en la cama, le daba de
El miedo late, la rabia me ahoga.
comer al bebé y me sentía parte de una de esas
escenas del National Geographic. Estaba unida a las Los dedos de mi pie —allá, lejos— se asoman.
perras, a las ratas, a las mapaches. Por esos días leí Perfectos, cubiertos de piel. Y estar viva, todavía
sobre una cucaracha vivípara. Decían que su leche estar viva, es doblarlos y volverlos a estirar. Antes de
—de cristales— era más nutritiva que la de las vacas. que el dolor indecible, irrecordable, regrese.
Imaginé el envase con el bichito y sus antenas. O los
comerciales: contamos con las mejores cucarachas
para llevar a tus hijos la más alta nutrición. Recostado de perfil, mi cuerpo simula una S. El
colchón blando debajo; arriba la sábana y la cobija
Ver mi leche me producía algo parecido a cuando se entregan a la gravedad; la almohada está fresca,
pensaba en la del insecto, extrañeza. Me ordeñaba esponjosa. Entre los grises nocturnos, el perfil de mi
para cuando regresara a trabajar a la aerolínea y madre. El sueño la ha sometido por completo; tiene
tuviera que ausentarme. La colocaba en unos vasitos los labios abiertos. Estudio el ritmo de su respiración,
de plástico transparente. Entonces la veía. Era intento imitarla. No es solo aire, hay flemas,
como agua de horchata venida a menos. Le faltaba ronquidos. Irregulares, algunas de sus inhalaciones
consistencia; el blanco era indeciso, titubeante. se cortan, quedan en suspenso; otras son tan largas
Cuando volví a volar, me sacaba leche en los que mis pulmones no pueden seguirlas.
baños de los aeropuertos. En esas circunstancias era Paso mi mano sobre el espacio que hay entre mi
complicado almacenarla. Pensé en tirarla, pero había madre y yo, la temperatura es más baja. El meñique
algo equivocado en hacerlo. Me llevaba tiempo. presiente allá, en aquel cuerpo grande, la calidez,
Esfuerzo. Tensión. Y era mía. Mía. Entonces me la una distinta a la mía, más potente.
bebí. No recuerdo el sabor. Dulce supongo; no logro
evocar el líquido en mi boca.
Arrastrar los pies sobre la alfombra y sentir los
calcetines sin elástico, flojos, levantando la mugre

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

con sus bolitas hechas de tiempo. Desenterrar una —¿Soy yo?


uña del pie y pararme y sentir al unísono el recuerdo
—Somos nosotros.
del dolor y el alivio de su ausencia. El gusto de
estirarme entre unas sábanas recién puestas.

No puedo moverme por las vendas y porque, a pesar


de los sedantes, el cuerpo arde. Las horas no han
Los columpios eran anchos, de metal. Los asientos
disuelto la gasolina, está en todas partes; huele,
tenían rejillas y estaban pintados de colores. Bueno,
sabe, me recorre por dentro y por fuera. Y el olor
alguna vez estuvieron pintados de colores pero
a quemado. Me aferro al oxígeno, a los latidos, a la
luego se oxidaron. A mí no me molestaba el olor,
gravedad que me encaja a la camilla, pero el cuerpo
tampoco que mis manos quedaran un poco naranjas.
chamuscado, hecho jirones, insiste en expulsarme.
Disfrutaba que el estómago se sumiera y los pies
Resisto pero no logro decir palabra.
atravesaran el aire. Me entregaba a la expectativa de
abandonar el columpio en medio de la velocidad.
Pasaba los brazos y los hombros por delante de las
cadenas; al llegar al punto más alto hacia adelante, Cuando Rodri estaba en el proceso de dejar el pañal,
me lanzaba. Desde el suelo veía al columpio alejarse mientras mamá y yo lavábamos los platos, una vez
y acercarse, sin peso, desconcertado, chueco. Me lo escuché gritar. Salí corriendo. Lo encontré en
sacudía las piedras diminutas incrustadas en la el pasillo todo embarrado de las piernas. Le quité
palma de la mano. los calzones. Estaba tieso; la situación lo aterraba.
Agarró un poco de la masa que estaba adherida a
Eso era vivir. Eso era habitarme. sus piernas y el rostro se le deformó un segundo,
solo un segundo, antes de vomitar.

A ti también te costó trabajo, dijo mamá.


Sobre el pavimento, la sombras. Una grande y otra
pequeña, juntas, vinculadas. Siento el calor en el Las maestras explicaron que a su edad Rodri
pelo, en la cabeza, en la espalda. Rodri y yo somos no distinguía entre él y sus desechos y era normal
concretos, capaces de impedirle al sol extenderse que no quisiera soltar una parte de sí. La idea me
sobre la acera. impresionó. Yo también era orina y mierda, un

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

organismo generador de fluidos; un organismo aceptar el vacío. El descanso del vacío. Y con él la
abierto por el que entraba y salía y circulaba el fantasía de las fronteras del cuerpo.
mundo. Me mezclaba con él. No había división real,
frontera real entre mi cuerpo y la realidad. Aunque
durante mucho tiempo creyera que sí. La decisión de mis pasos, el maletín de rueditas
siguiéndome, la fuerza en mi espalda y en mi abdomen;
Rodrigo en el piso, con el rostro transformado
caminaba erguida. El pelo en un chongo. Las raíces
por el esfuerzo del aguante, me recordaba mi propia
jalaban la piel, en especial a la altura de los ojos y al
masa que, lanzada por los músculos, intentaba salir
inicio de la nuca. Me sentía contenida, en orden.
a pesar de mi oposición. La fuerza me obligaba
a ceder y en vez de encontrar el espacio amplio Luego de aterrizar, en el primer momento libre,
y libre del excusado, el excremento se colocaba, le avisaba a mamá ya llegamos, estoy bien. Si estaba
caliente y maleable, entre la ropa y la piel de las muy ocupada solo le mandaba un mensaje con la
nalgas. La experiencia no era desagradable. Ganaba imagen del avión —pequeñito, con su sombra cerca
la gravedad, ganaba la energía, la fuerza interna. del piso, a punto de rozarlo—. Sabía, yo sabía; cada
Se volvía molesto, eso sí, cuando me levantaba y vuelo, mamá rezaba frente a las veladoras. Pasaban
aquello se había enfriado y pesaba en la ropa. los años y ella seguía llenándose de inquietud. ¿Por
qué no acabaste la carrera? Hubieras trabajado en un
Mandaba a Rodri al baño porque me importaba
hotel, en algo más seguro.
que descubriera esa sensación saludable, de alivio,
cuando la hez pasa sin lastimar, sin arder y llega libre Al inicio volar no me daba miedo. Después
al exterior y cae. Una mezcla de las sustancias del de tener a Rodri, sí. Cuando un movimiento era
mundo y los ácidos del estómago. Una parte propia lo bastante fuerte como para aventarme contra
se hace ajena. Pero algo de lo externo se queda, se los asientos de los pasajeros. Algunas noches me
incorpora a la sangre, a los órganos, se convierte en levantaba angustiada ante la idea de dejarlo solo.
energía. Un intercambio dinámico con el mundo. Pero me siguieron gustando las vibraciones del
avión cuando aceleraba o sentir cuando las llantas
Ahora pienso en nosotros, en Rodri y en mí,
se despegaban de la pista. Además, como le decía a
aguantándonos hasta que el excremento se escapaba;
mamá, quién podía garantizar la vida. No me sentía
tan aferrados a lo que creíamos ser. Tal vez hay
pájaro o cosas así. Ser sobrecargo no era glamoroso
una dimensión de la vida que se trata de conocer y

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

como los demás creían, en especial Enrique. Me Rodri sobre mí, recién nacido.
levantaba tempranísimo para lavar y planchar el
Como si yo fuera de plastilina, me arrancaron una
uniforme; poco después caminaba sobre el suelo
parte, la amasaron, le dieron forma, —un tamalito—
resbaloso del aeropuerto con mi maletita rodando
y la colocaron encima. ¿Cuál era la frontera entre
tras de mí. Me ponía el cinturón para el despegue;
nosotros? ¿Dónde terminaba yo y dónde empezaba
empujaba el carro con los refrescos o la comida a
él? El bebé buscó mi pecho. Solo había cambiado la
la hora justa; lidiaba con las personas majaderas y
ubicación desde la cual se alimentaba de mí.
sucias. No me daba tiempo para conocer los lugares
en los que aterrizaba. Una noche, sin embargo, varios días después,
tal vez incluso meses, mientras lo arrullaba, en
A veces, durante el vuelo, me topaba con las
penumbras, Rodri puso su mano sobre mi mejilla.
ventanillas y veía a través de ellas y por un instante,
con sorpresa, pensaba: estamos en medio de las nubes. Una caricia extraordinaria: él era él.

En el bar, entre luces rojizas, hablo francés con el El calor en todas partes, alrededor, dentro. El humo
amigo del amigo de Enrique. Me río, me siento un cierra los alvéolos. No hay cómo escapar.
poco torpe porque no pronuncio bien. La grasa del
maquillaje está en los labios, en los párpados, en las
mejillas; en saber que no debo tocarme el rostro. Turbulencias. Los refrescos saltan en los vasos. Me
Cada pestañeo tiene consistencia: el rímel. siento, abrocho el cinturón. El miedo sabe a óxido.
El amigo se levanta, va al baño. Cruzo la pierna; Se multiplica y crece y eriza. Recuerdo las veladoras
media contra media, resbala un poco, pero las manos y rezos de mamá; percibo el olor del combustible
en la rodilla la sostienen. Me mantengo derechita
como pedía mamá. Dónde está Enrique. Los latidos
se hacen gruesos, duros: distingo la curva de su Saboreo una lámina ámbar de sol, oigo la sopa
espalda en la barra. recién hecha, miro la calidez.

Son los orígenes de mi cuerpo.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

A días de nacida la voz de mamá me cubre; medio de un tornado de montañas. El llanto se


saboreo los motores de los coches y el trinar de los acumula en el pecho y en la garganta.
pájaros; oigo aquello que ahora me hace pensar en
Recuerdo la noche cuando el bebé puso su mano
cuerpos desnudos y labios relajados. Oigo el olor
sobre mi mejilla. Evoco las yemas pequeñísimas,
de los fluidos. Los estímulos se combinan en mi
cálidas, sobre mi piel.
cara y en mis brazos; en mis piernas y en mi pecho.
La desnudez es un todo y se inaugura el placer de
alimentarme de luz.
Rodri va a estar bien.

La voz me reduce a la piel y a las falanges que


Veo a las enfermeras y el pánico se expande. No, mi madre sostiene y acaricia: me reduce a ser mano.
por favor, no cambien las vendas. Las voces, suaves, El resto es coágulos, un estirarse y rasgarse y arder.
cariñosas. Una de ellas me llama madrecita. Va a Pulmones secos.
ser rápido, madrecita, lo vamos a hacer con mucho
Su aliento recorre el silencio.
cuidado. Guantes, tapa bocas, batas. Es el momento
del dolor, el momento en que veo retazos de mi En sus ojos hay lágrimas y compasión. No hay
piel. En algunas partes es blanquecina, muerta, ni una pizca de aquello que la hacía persignarme
dura, semejante al papel. Se arruga. En otras zonas antes de salir de viaje. Está tranquila. Decidida.
es como si tuviera sangre embarrada; hacia afuera
negra, amarilla más adentro. En uno de los brazos, en Yo me encargo, hija. Te lo juro.
vez de piel hay una masa gelatinosa con venas rojas.
Densos, agrios, los pitidos de la máquina retumban
en mi boca. El pinol y el cloro rechinan. El dolor
Mamá pone la grabación. Su cara se ve más fina. crece, se desborda delante de mí. La luz huele a frío.
Ha bajado de peso, se le nota. Toma mi mano y Sutil, tenue, constante.
genera una ola tibia. La voz de Rodri desde el
teléfono en medio de mi cuerpo tieso, rasgado.
Inventa un cuento para mí. Hay gigantes que Estoy en el patio de casa. La gasolina me chorrea
escupen pájaros y tortugas; lobos que corren en por la cara, por el pelo. De inmediato, la peste. El

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

horror: la flama en el cucurucho grande y grueso de Gracias a su mano el suelo duro y concreto se hace
periódico. Los ojos fúricos, trastornados de Enrique. volátil, inestable, aéreo.
Lloro. Suplico con la piel erizada.
Veo a Enrique y la angustia —un pedazo de
No lo hagas, por favor no lo hagas. concreto— aparece en el pecho y en el estómago;
la alerta está en mi espalda. Entra a los juegos y yo
bajo del columpio y tiemblo.
Escucho a mamá, habla con una enfermera. Le
No puedes estar aquí, hay una orden…
cuenta de la pelea por la custodia, de la decisión del
juez, de cuando ella estaba en la azotea y colgaba Sus manos se aferran a mi pelo, lo jalan. Pongo
sábanas. Escuchó gritos. Al bajar las escaleras vio las mías sobre las suyas para paliar el dolor. Me lleva
salir una sombra. Era Enrique. Oyó mis alaridos y igual que si jalara un carrito; me inclino y me arrastra.
salió; recuerda las llamas, recuerda cuando se echó
Mis tenis y mis jeans se abren paso por la grava
sobre mí con la cobija para apagarme. —Evoco su
hasta llegar al camino de cemento. Me duelen las
peso, el olor a grasa y a pelo quemado.— Le dice
rodillas y las caderas. Una patada en el estómago y
a la enfermera que le pedí perdón. Casi no podía
me vacío; el dolor me dobla y me nubla. Los golpes
hablar, pero ella entendió; me dijo no es tu culpa,
en la espalda, en las nalgas, en las manos que
mija, cómo va a ser tu culpa.
intentan proteger mi cabeza. Más golpes y yo me
No quiero que el niño la vea así, dice, pero la conozco, hago bolita para cubrir los órganos más sensibles.
no se irá sin volverlo a oír. Rodri está ahí. Atrás de los gritos de Enrique —eres
una puta, quién chingaos te sientes para quitármelo,
pinche vieja mamona— oigo el llanto. Los gritos.
Las piedritas y mi tenis abriéndose paso entre ellas. —¿Por qué nadie hace algo? ¿Habrán ido por la
policía?— Levanto la cara. Miro a Rodri. Solo,
Rodrigo, de pie, tan compacto, tan un ser humano de pie, con piedritas en el pelo. El terror invade
en miniatura, toma la grava y la deja caer sobre sus ojos.
una de las bases del pasamanos. ¿Qué le gustará de
eso? La textura de la tierra tal vez. O ver cómo se Cuando Enrique deja de patearme yo temo que
transforma, cómo las piedritas se separan en el aire. vaya por él y se lo lleve. Pero se agacha:

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Es mi hijo, putita. Así que tú y tu pinche abogadillo El juicio


de mierda vayan bajándole de güevos.
Por la mañana el silencio me sorprende. Me asomo
Recibo sus palabras entre la sal de las lágrimas,
al ventanal: la avenida está vacía. No hay autos ni
los mocos y la saliva, con el eco de los golpes.
personas ni perros. Nada. Voy por mi teléfono para
ver la hora. Los cuatros ceros parpadean. Miro a
través de las otras ventanas de mi departamento: en
El tiempo es otro. El humo y el calor me escalan,
los edificios de enfrente no parece haber ningún tipo
me consumen. La asfixia. Enrique no volverá a
de movimiento, ninguna mano que corra la cortina,
lastimar a nadie, te lo juro. El dolor me expulsa, me
ningún hombre o gato tomando el sol. Y el silencio
repele. La flama en el periódico. La piel erizada.
es como un mar hondo, omnipresente. No tengo
Los ojos de Enrique son otros; son los suyos y los
hambre ni sed ni ganas de ir al baño.
de alguien más, muchos más, fúricos, desorbitados,
múltiples. Densos, agrios, los pitidos de la máquina Me acerco al espejo. Ahí estoy, ahí está mi
retumban en mi boca. La voz de Rodri me abraza. rostro, un tanto hinchado. Me sorprende la lozanía
La mirada de mamá es el agua cuando acaricia mi de la piel. Está hidratada, luce suave. Es la de mi
boca y suaviza mi garganta. Rodri va a estar bien. Yo abuela. A los ochenta y tantos años, las mejillas
me encargo. La mano pequeña en mi mejilla alivia, seguían pareciendo jóvenes, vecinas de las arrugas.
repara, como cuando las enfermeras terminan de Zonas blancas y lisas en medio de las grietas suaves,
poner las vendas. La voz tibia de mi hijo, el aroma de cristal lastimado.
de mamá. No me alimento de la sensación cálida
Me acerco un poco más y surge la imagen de mi
y ámbar, soy la calidez y la ternura del sol. Soy mi
padre. Se asoma a través de mí. Levanta las cejas y
madre y mi hijo. Rodri va a estar bien. Soy el descanso
me genera los surcos en la frente. Sus ojos húmedos,
entre las cobijas, en la noche, tras el ajetreo; soy el
sorprendidos. En la parte de arriba la calva y a los
calor y la suavidad en medio del frío. No volverá a
lados el pelo blanco, despeinado. Sus facciones
lastimar a nadie. Soy luz y me escabullo entre el pelo
mutan en las de mamá, que levanta la barbilla.
y las espaldas para proyectarme sobre la acera. Soy
Orgullosa, los labios apenas anuncian la ironía.
la decisión y la certeza en la mirada: te lo juro. El
Desliza el dedo índice por la sien, dibuja una línea
globo y su baile asimétrico, el hilo y aquellos dedos
hasta que el dedo queda suspendido en el aire.
que uno a uno se abren para dejarlo escapar.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Emerge el abuelo. No lo conocí y, sin embargo, gente con caretas, cubre bocas y uniformes blancos.
está en mi reflejo, el suyo, el padre de mi madre. La subieron y se la llevaron. Tardaron como una
Su nariz es grande pero las curvas la suavizan; semana en quitar las cintas amarillas con negro.
a su manera es delicada. El ansia de la mirada,
El recuerdo me trae otro, uno de apenas unos
enmarcada por las cejas. Él no se ha visto en años,
días. Un alboroto hizo que me asomara y viera
tan muerto, y de pronto está ahí, frente a sí.
cómo un grupo pateaba a dos hombres que traían
Cierro los ojos. Me apoyo en el lavamanos. tapabocas. Les gritaban putos, maricones; ay sí, qué
Tengo vértigo. miedo. No me sabía el teléfono de la policía. Lo
busqué en internet pero cuando estaba llamando, la
El silencio, ese silencio, así, tan definitivo, no
furia pareció perder fuerza y, poco a poco, dejaron
creo haberlo vivido nunca.
de golpear y se fueron. Había sangre en la acera,
El último año he estado sola en este departa- sobre la ropa y el pelo. Las personas se dispersaron
mento. Casi no he salido. Nadie me ha visitado. tan tranquilas, como si no hubieran matado a dos
La repartidora del súper llega y me deja las cosas hombres por usar cubre bocas.
afuera de la puerta. En vacaciones ni siquiera me he
Avisé a la voz del otro lado del teléfono y me
asomado a la pantalla. Ni una reunión. De ningún
puse a llorar.
tipo. Pero en vez de este silencio solían sonar las
ambulancias, las personas que no podían —o no Debí haber entendido. Era el final.
querían— encerrarse hacían ruido al caminar o al
Salgo de mi departamento en piyama. Camino
responder el teléfono. Y los coches pasaban y las
por la avenida, sin creer aún semejante silencio —tan
motos me sobresaltaban con su escándalo.
espeso—, y el vacío. Escucho trinos. O eso creo. Me
Hace meses oí a una anciana quejarse. Le detengo. Me esfuerzo por escuchar. Trinos suaves,
pregunté desde la ventana qué necesitaba. Un doctor, distribuidos a través del tiempo, en espiral. Se suman
una ambulancia, dijo. No podía caminar. Ya no. más y sus cantos son ondas en el agua. Busco entre
Sudaba y terminó por desmayarse en la jardinera. los cables, entre las cornisas, entre las ramas. El canto
Llamé varias veces al teléfono que anunciaban múltiple cada vez está más cerca y hay en él un toque
en la tele. Al poco rato llegaron para acordonar definitivo, un algo de siglos que trasciende. Los trinos
la zona. Dos horas después sonó la sirena y llegó por encima de mi cabeza, en la nuca, en los hombros,

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

en la cintura y en los brazos. Arrecian, histéricos, La luz se hace más intensa sobre nosotras, sobre
como si estuviera cerca el anochecer. nosotros; más cálida.

Bajo la mirada y lo descubro, estoy desnuda. Miro a quien camina a mi lado, su rostro se
transforma como lo hacía el mío frente al espejo. No
Camino y disfruto de la luz en el cuerpo, una luz
somos uno, una. Cada quien, múltiple y cambiante,
clara, fresca. Me avergüenzo de las crueldades, mis
camina hacia el juicio, el definitivo.
crueldades, de la ceguera y del egoísmo. De inmediato
surge la compasión. Había mucho que no entendía,
ignoraba las complejidades detrás de aquello que me
angustiaba o me hacía enojar. Siento lástima. Por
mí y por mi sufrimiento; por las demás personas y
los suyos. Hay mucho que no sabíamos. Los gestos
más pequeños brillan. Cuando defendí en la escuela
a un compañero o cuando me uní a otras en la calle o
recogí a una amiga que se había perdido.

Avanzo en medio del caos de los trinos invisibles.


La ciudad se transparenta y es sus edificios y a la
vez un terreno yermo; plenos, simultáneos, están el
artificio y la naturaleza.

El canto cesa.

Estoy de pie junto a un árbol.

A unos pasos hay un río de personas desnudas


que avanza hacia una explanada, un valle. No es
uno; son varios. Vienen de distintas direcciones para
desembocar ahí. Me incorporo a uno de los brazos
y siento cómo las demás me reciben, me aceptan.

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22 PRIMER LUGAR • NARRATIVA TRANSMUTACIONES

Karla Paola Montalvo de la Fuente (CDMX, 1975). Escribe


ensayo, cuento y novela. Sus textos han aparecido en revistas
como Signos literarios (UAM), Destiempos, Monociclo, Pensar
lo doméstico y Tierra Adentro. Su primera novela, Veritas
vincit, fue mención honorífica en el Premio Binacional
Valladolid de Novela en 2019 y en el Premio Dolores Castro
en 2020. Publicó el libro de ensayos Los personajes que soy
(Tierra Adentro) en 2005 y ha sido incluida en antologías
como Historias para animales escondidos (Lugar común,
2020), 16 Historias (in)Trascendentes (Lugar común, 2019),
Veinte años de ensayo en el FONCA (Conaculta, 2011) y Dos
escritores secretos. Ensayos sobre Efrén Hernández y Francisco
Tario (Tierra Adentro, 2006). En 2001 y 2005 obtuvo la beca
de jóvenes creadores del Fondo Nacional para la Cultura y
Karla Paola Montalvo de la Fuente
las Artes (FONCA) y en el 2014, como parte del programa
de Residencias artísticas del FONCA, hizo una estancia
en el Banff Centre en Alberta, Canadá. Desde el 2007 es
profesora e investigadora de la Universidad Autónoma de la
Ciudad de México en la licenciatura de Creación Literaria.

126 127
El Jurado de Narrativa estuvo integrado por
Dalia Guadalupe de la Cerda Ulloa
Mario Antonio Frausto Grande
Javier Peñalosa Mendoza

Sangre Fantasma
Paulina Velázquez

MENCIÓN HONORÍFICA
NARRATIVA
A los que viven diluidos en fantasmas.

A Richi y Barba; porque siempre


han apostado por la sangre.

A Galgo…
Si pudiera borrarme esos viejos recuerdos
que como viles cuervos
arrancan ya mis ojos
dejando mis despojos
entre historias hirientes.
Rockdrigo González
Índice

Vírgenes 139

Carne 154

Sueños 166

Kolko Onkoks 176

Hilo de sangre 197

Sangre fantasma 208

Padre 222

Fábula 239

Madre 248
SANGRE FANTASMA

Vírgenes

En la caja están los zapatos de la abuela; libros que


ya no me interesa releer, cazuelas viejas, pelucas
que compramos el año pasado en la feria, un par de
calendarios religiosos, todo, menos el cuerpo de mi
hermana. Los minutos se deforman como popotes
al fuego. Agacho la cabeza para no ver a todos esos
que de pronto llenan la casa. Lidia habría dicho que
nadie la conocía, era su frase favorita. A mí nadie me
conoce, soy un misterio dorado. Habría dicho que
eran gentes inservibles, se habría colocado los lentes
rojos en forma de corazón, que últimamente no se
quitaba, y que también han desaparecido. Hubiera
doblado el dedo gordo del pie, porque a ella, como
a Laura y a mí, le encantaba andar descalza sobre el
pasto, acostarse y tocar el tronco reseco del zapote
con la planta de los pies, sentir ese cuerpo viejo y
áspero. Ahí nos la pasamos, mis cuatro hermanas y
yo, en el jardín.

Después de doblar el dedo gordo habría subido


el volumen a la radio de plástico, que uno de sus
novios, el más inocente de todos, le regaló. Habría
comenzado a bailar, mamá se hubiera reído desde
la ventana. A Lidia le gustaba bailar sobre el pasto,
aunque después se quejara porque traía ronchas. Mi
hermana era hermosa, más hermosa de lo que yo
pensaba cuando la tenía en carne y hueso, y no en
esa fotografía iluminada con velas parpadeantes.

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DC
22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

Mi tío Lombardo ha llegado y mamá se ha Lo del tercer ojo se le ocurrió un día que
puesto a llorar en su hombro desconsolada. Lidia estábamos en el jardín sintiendo la resequedad del
no lo soportaría. Qué cagado, hubiera dicho, luego zapote. Yo pienso, dijo, que lo más bonito de mi
habría parado la trompa y la hubiera movido de cuerpo es mi ombligo, así que lo voy a coronar;
lado a lado como si buscara algo. A Laura y a mí, sacó algunos delineadores del tocador y comenzó a
y por supuesto a Lidia, nunca nos ha caído bien; a dibujar un ojo sobre él. En la escuela se amarraba la
mis dos hermanas mayores no les molesta, mamá camisa a la hora de la salida o cuando los maestros
lo idolatra. No me gusta cómo se viste, sus zapatos no la veían, enseñaba su tercer ojo, se hizo cada vez
siempre brillan, parece un príncipe, y eso me da más experta, marcó tendencia.
desconfianza. Lidia lo repudiaba, le decía Meñique
Recordar me marea. Tengo asco, quizá por los
de Juego de Tronos. El apodo le venía perfecto. Se la
rezos y el olor de tanta gente. Después de vomitar,
pasaba burlándose de él, eso no era novedad, Lidia
la vecina que me ayudó le dice a mamá que me veo
siempre se burlaba de la gente y a todos les ponía
muy pálida, mi tío dice que es normal, pero que si
apodos; a mí me nombró Gorro, porque según ella
quiero me lleva al doctor. Me niego. Camino hacía
mi cabeza tiene forma de uno.
el cuarto y antes de que entren cierro la puerta. Me
Gorro, cuídame la espalda, dijo la última vez recuesto, Laura, la más pequeña de mis hermanas
que la vi escaparse por el pasillo. Iba descalza, traía está en su cama, dormida, también vomitó. Todo
un short diminuto y una camiseta corta que dejaba esto le ha afectado mucho, más que nada el velorio
ver su tercer ojo. Antes de cerrar la puerta volteó y y la fiesta de Camioneta Negra.
susurró, al rato. Se subió a la camioneta y escuché
En nuestra habitación hay cuatro camas; una para
cómo arrancaba. No pensé en otra cosa más que en el
Laura, una para Lidia, una para mí y otra para mis
tercer ojo de Lidia y en ese hombre que nosotras por
hermanas mayores; Leticia y Liliana. Ellas siempre
no saber cómo se llamaba, nombramos: Camioneta
han dormido juntas. La habitación es grande, pero
Negra. También Lidia le decía así. Camioneta
la casa no lo es. Mamá duerme en el cuarto de
Negra siempre carga un arma, Camioneta Negra me
enseguida. Escucho la respiración de Laura, apenas
compró este brasier Victoria´s Secret, Camioneta
tiene doce años, tal vez no debió ir a la fiesta de
Negra me llevó a un lugar donde hay muchos perros,
Camioneta Negra, pero todas prometimos que
Camioneta Negra quiere ir a la playa, a Camioneta
iríamos y siempre cumplimos nuestras promesas,
Negra le vuelve loco mi tercer ojo.

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

excepto Lidia, cuando salió descalza dijo, al rato, Lidia siete. Ese día había gente hasta en el jardín,
pero ese al rato, nunca llegó. Después de dos meses miles de moscas zumbando. No me gusta que el
de búsqueda, los de la procuraduría dijeron que no zapote, las limas y los limones se llenen del olor
había esperanza y que los cuerpos derretidos son de todos esos extraños, tampoco a Lidia le hubiera
un atole de carne sin humanidad, que seguro era el gustado. Nuestra casa solo tiene dos cuartos, en
cuerpo de Lidia, porque los restos eran femeninos medio un pasillo ancho y del otro lado la cocina, no
y coincidían con la descripción, del ADN nada, tenemos sala, nunca la hemos necesitado, nuestra
porque no hay forma de rescatarlo del ácido. Mamá vida siempre ha transcurrido entre el zapote y los
se quedó pensativa con los ojos vacíos, pero mi tío cítricos.
que siempre ha influido en esta familia, sin olvidar,
Lidia caminaba por el pasillo descalza, siempre
que es un psiquiatra respetable y su trabajo es
se escabullía sigilosa. Yo me daba cuenta, porque a
solucionar los enredos de la mente, decidió darla por
mí me gusta leer y lo hago hasta que la casa se queda
muerta, con velorio y todo. He leído de personas que
en silencio, Lidia se levantaba y usaba la ropa más
esperan toda la vida a un ser querido. Toda la vida es
coqueta que tenía. No sé por qué seguía sorpren-
veinte o treinta años, y nosotras solo esperamos dos
diéndome. Me iba a la puerta del cuarto y desde
meses, es lamentable, pero de alguna forma siento
ahí la observaba. Parecía un ritual, un ritual donde
que cada día ha sido un año. Me avergüenzo.
Lidia era utilizada como sacrificio. Fue ella quien
Desde aquí veo la radio de plástico y el Snoopy gritó cuando vio el cadáver de papá en la caja, gritó
que tanto le gustaban a Lidia. Yo también tengo tan fuerte que en toda la casa retumbó el sonido
uno. Los Snoopys son invaluables para nosotras, mi como una campana oxidada.
papá nos los compró antes del accidente. Entre los
Una semana antes de la desaparición de Lidia, ella
mareos observo la cama de Leticia y Liliana en la
nos convenció de acompañarla a la fiesta de Camioneta
que siempre han dormido juntas, entre nosotras no
Negra. Dijo que él le había pedido que nos invitara,
hay secretos. Cerramos la puerta o estamos en el
teníamos curiosidad por conocerlo; esperamos a
jardín y solo el viento sabe lo que somos, a mamá le
que mamá se durmiera, le pusimos clonazepam al
contamos lo que puede oír.
té, Leticia lo trajo, estudia medicina; pasadas las doce
La única vez que la casa estuvo así fue en el estaba como una tabla, salimos descalzas por el pasillo,
velorio de papá, aún me acuerdo, tenía seis años, una a una, aguantándonos la risa.

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

Mamá llora muy fuerte. No sé por qué está Mientras lo decía nosotras deseábamos haber
convencida que en la caja se encuentra su hija. desaparecido junto a Lidia.
Aunque no lo sé, estoy segura que son las ideas
Mamá no tiene malas intenciones, en el fondo
de mi tío Lombardo las que la animan a aullar de
trata de buscar consuelo, aunque sea absurdo.
esa forma. Cuando mamá nos contó el plan, nos
Darla por muerta me marea, eso es lo que me
quedamos mudas y enojadas, la única que pudo
provoca, mareos y más mareos, y a Lidia, lo que le
haberse quejado era Lidia, pero ella ya no estaba
provocaría sería risa. Si Lidia regresa y no encuentra
para burlarse de los planes del tío.
sus tesoros; el Snoopy y la grabadora, las que
Con la idea de un velorio ficticio, Laura no pudo pagaremos las consecuencias seremos nosotras. por
más y se desmayó, luego yo, luego Leti, luego Lili, eso cuando mamá quiso entrar al cuarto a recoger
como si todas estuviéramos dispuestas a morir o las cosas, no se lo permitimos. Dijo que parecíamos
cuando menos a olvidarnos de nuestra existencia. locas, estábamos tan determinadas que se tuvo que
Cuando estábamos recostadas y con torundas de conformar con lo que encontró a su paso, metió
alcohol en las narices, mamá dijo; tu tío sabe de algunas cosas de la cocina; una cazuela, el plato
estas cosas, ya no hay esperanza, están seguros que de plástico donde comía su cereal, la caja de froot
alguno de los cuerpos que encontraron es el de ella, loops, ropa vieja, dos vasos de veladoras, un kilo
podemos seguir buscando, pero solo ganaríamos de maíz palomero, porque a Lidia le fascinaban
el retraso de la resignación, nunca hay esperanza las palomitas, los zapatos de la abuela; Lidia los
de encontrar a un desaparecido; su tío dice que es llamaba Chicharrones, porque de tan viejos estaban
más doloroso anhelar un regreso porque es como retorcidos, cada vez que los veía se doblaba de la
alimentar algo podrido, la única forma de darle un risa, una vez se orinó, a nosotras nos contagiaba
fin, es dejarla ir; él me ha pedido que invitemos a hasta que nos dolía la panza. Por eso mamá tenía
vecinos, familiares y compañeros de la escuela, que resguardados los Chicharrones y solo los sacaba
actuemos como si estuviera de cuerpo presente, que en ocasiones especiales, no queríamos que los
él se va a encargar de todo; la caja, las velas, el café, metiera a la caja, pero no pudimos convencerla
incluso el trámite en el cementerio, para que tenga de lo contrario. Me compadecí de mamá y le di
un lugar al cual ir a visitarla. ¿Y qué habrá en la algunos de mis libros para que hicieran peso. Si mi
caja?, pregunté a mamá. Ella respondió, tu tío dijo hermana presenciara este velorio estoy segura que
que metamos cosas que para ella eran importantes. se orinaría de la risa.

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

Aunque pudiéramos reconocer a Camioneta y uno en la prepa. Cuando se enfadaba los cortaba a
Negra no serviría de nada. El único remedio que todos en un día, pero a la semana ya tenía otro par.
tuvimos fue esperar. Quisimos detener el tiempo, Su regla era estricta, nunca volvía con el mismo. Se
pero el tiempo se pega a la carne con un pegamento burlaba de ellos y a todos les había puesto apodos,
que lastima, no hay más que avanzar con él. Siempre casi siempre inspirados en su forma de vestir,
estuvimos en sincronía, Lidia y nosotras, como si de hablar, de besar y de mirar; Perrito, Salivoso,
nos rigiera el mismo reloj. Hasta para menstruar, Pañuelo, Saltón, excepto, Camioneta negra; de él
cada día quince sangrábamos una a una. La luna sabíamos que tenía más de treinta, que no era de
iluminaba nuestra feminidad al mismo tiempo como la ciudad, sino del norte y por eso le gustaban los
si ofrendara un manojo de vientres fértiles. corridos, sin embargo y aunque Lidia nunca le puso
sobrenombres o se burló de él como de los otros,
Mamá no sabe de Camioneta Negra o de la fiesta.
decía que era medio naco, pero muy hombre, que
El tío Lombardo nos entrevistó y dijo que mentíamos,
le cumplía los caprichos y que le gustaba cómo le
nosotras negamos todo y hablamos de ella como
apretaba la cintura, que cuando ella quería le daba
una persona lejana y misteriosa; total mentira. Lidia
pingas, y entonces se relajaba. Fue por esta y otras
era misteriosa para todo el mundo menos para
curiosidades que decidimos acompañarla a la fiesta.
nosotras. Al tío Lombardo le dijimos que ella había
Claro que nada de eso le dijimos a mi tío.
salido de madrugada, mientras dormíamos, porque
ninguna de nosotras nos habíamos dado cuenta, que Le contamos que Lidia había dicho que El Nuevo
sí sabíamos que tenía un novio nuevo, pero que no trabajaba en una gasolinera, otra mentira, porque
hablaba mucho de él, que ni siquiera nos había dicho Camioneta Negra no trabajaba en una gasolinera.
cómo se llamaba, lo cual era cierto, que ella le decía Sabíamos que tenía aguacateras y otros negocios a
El Nuevo, lo cual era mentira porque ella le decía las afueras de la ciudad, lo de la gasolinera se nos
Camioneta Negra. Mi tío preguntó más por morbo ocurrió porque lo había conocido en una, mi tío
que por necesidad, si tenía muchos novios, no, preguntó, cuál gasolinera, ella nunca nos dijo cuál,
dijimos, nosotras no le conocimos ninguno; lo cual respondimos. Dijimos que apenas tenía saliendo dos
era mentira y verdad, ella había tenido hasta ocho meses con Camioneta Negra, lo cual era verdad.
novios al mismo tiempo, aunque la mitad fueran por
Unos días después de su desaparición se
chat, los otros cuatro eran el de la carnicería, el de
corroboró parte de la información que dimos. Eso
entregas a domicilio, el de la papelería, el de la moto

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

sirvió para que mi tío nos dejara tranquilas. Apareció lado a lado, sellaba la sentencia. El color que define
un video de una gasolinera cerca de la preparatoria; a Liliana es el blanco, lisa como una pared recién
ella está con un hombre, ambos recargados en una pintada en una zona residencial; a Lidia le fastidiaba
camioneta negra, toman whiskey directo de la botella. estudiar y a Liliana le encanta, Liliana nunca ha
El hombre trae una gorra y no se le ve la cara, Lidia tenido novio, mientras que Lidia, no podía vivir
ríe y coquetea, se suben a la camioneta, después de sin ellos por más que los criticara. Me doy cuenta
un rato arranca y se pueden ver las placas. Así fue que esto del velorio está cumpliendo su cometido,
como mi tío y la policía armaron el caso. Nosotras comienzo a hablar de ella en pasado.
estábamos asustadas, porque no sabíamos qué iba
Desde que papá murió mi madre ha recurrido
a pasar si localizaban a Camioneta Negra. De las
al tío Lombardo, él siempre ha estado dispuesto a
placas solo encontraron que el registro estaba a
ayudar, ¿con qué paga esa hazaña una viuda con
nombre de un gringo de Texas, retirado, que hacía
cinco hijas? alimentos y risas. Cada viernes come
seis años había muerto en Chapala. Un mes después
en nuestra casa, todas tenemos que estar presentes y
aparecieron cuerpos disueltos en ácido; estaban en
ayudar a cocinar, soportar el relámpago luminoso de
tres tambos, todos arriba de una camioneta negra
sus zapatos, sus sacos satinados, sus manos suaves
sin placas. Los cuerpos solo eran restos amorfos
de porcelana, sus preguntas y miradas inquisidoras.
de lo que alguna vez fue un ser humano. Según
las investigaciones, tenían alrededor de un mes Aún con todo lo difícil que era para mí soportarlo,
y medio en aquel estado. El tiempo que tenía mi no creo que haya sido la mitad de fastidioso de lo que
hermana desaparecida. Mi tío le dijo a mi mamá fue para Lidia. En cada visita Meñique se ensañaba
que no había esperanza, que todo encajaba, que con ella ¿por qué haces ese ruido?, ese modo de mover
dentro de esos cuerpos se encontraba el de Lidia y la boca es una reacción de inseguridad e indecisión, si
la convenció de hacer el funeral. tu comportamiento sigue así no creo que un celular sea
la recompensa, ¿qué vas a estudiar?, es tiempo de que tu
Leticia y Liliana, entran y están pálidas. Liliana
madre descanse, estás por terminar la preparatoria y…
le arrima una cubeta a Leticia. Lidia se parecía
Ella para fastidiarlo respondía con la boca llena, estoy
mucho a Liliana. Lo que las diferencia es la edad y la
pensando seriamente en ser capataz de una aguacatera
actitud. Lidia era dorada, como siempre se describía
o simplemente convertirme en puta, con la operación
a ella misma, soy del color de las reinas, después
de nalgas puedo ganar de dos a tres mil pesos la hora,
de decir aquello paraba su trompa y la movía de

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

según mueva el culo. A mamá le daban vergüenza Mi tío Lombardo estaba hechizado por Lidia,
aquellas respuestas, se enojaba hasta ponerse roja, la como todos los hombres que la conocían, tal vez por
regañaba a gritos, pero mi tío Lombardo con su actitud eso la molestaba. Era tanto el hechizo que a pesar
inquebrantable pronunciaba su frase preferida, qué de estar prohibido éticamente para un psiquiatra
poco conoces el mundo, hija. atender a un familiar, fue él mismo quien le propuso
a mamá la idea de que Lidia tomara terapia con
En varias ocasiones puso pretextos de tareas
él. Ella tenía doce años. Lo justificó diciendo que
en equipo o que tenía que visitar a alguna amiga
no era nada formal, ¿por qué?, preguntó Lidia
enferma, lo cual era una gran mentira. Lidia nunca
a mamá, porque dice tu tío que eres a la que más
hizo tareas en equipo y no tenía ninguna amiga,
le afectó la muerte de tu papá, que tienes algunos
solo nosotras. A veces también puedo dudar de
trastornos que se pueden tratar con terapia, cambios
esa afirmación, que fuéramos hermanas no sé si
de humor que le preocupan, que estás en una edad
equivale a una amistad, de lo que estoy segura, es
crucial, que no te va a dar medicamento. Las cosas
que equivale a un pacto que nadie podría deshacer
no mejoraron, empeoraron. Las sesiones la ponían
en ácido. En aquellas ocasiones llegaba hasta tarde,
agresiva, después de dos años se opuso a continuar,
traía los ojos adormilados y brillosos, sabíamos que
amenazó con no comer. El tío le dijo a mamá que no
era por las pingas. Ninguna teníamos celulares,
se preocupara que tarde o temprano buscaría ayuda.
ni siquiera Leticia que era la mayor y siempre se
Lidia nunca nos habló de las horas de terapia, ni
portó bien, todo era gracias a mi tío, ni celulares, ni
siquiera se burló de las frases del tío, como nosotras
internet. Meñique le había mostrado varios artículos
esperábamos. Eso y su desaparición fue uno de los
a mamá que indicaban todas las consecuencias;
secretos que jamás sabremos.
neurosis y dependencias, déficit de atención. Como
mi tío lo planteaba el internet y los celulares eran Liliana ha dejado de vomitar y le ha dicho algo al
tan tóxicos como Chernovyl. El único internet que oído a Leticia. Leticia ha tomado el bolso de Liliana
podíamos usar era el de la escuela, Lidia lo sabía y ha sacado varias tiras de pastillas; son hexagonales
aprovechar, en el fondo tampoco le gustaban esas y de gran tamaño. Después de observarlas y jugarlas
cosas, como a ninguna de nosotras. La muerte de mi entre sus dedos, me voltea a ver, dice que despierte
padre nos afectó de una forma mucho más extrava- a Laura. Me detengo a verla dormir, es muy bonita,
gante de lo que la gente imagina, incluso a mamá. será hermosa, quizá, más que Lidia, pero la belleza
de Laura es angelical, matizada y suave como la

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seda. En este momento me arrepiento de haberla de placer y dolor. Todo eso parece un sueño ahora.
llevado a la fiesta de Camioneta Negra, o tal vez solo Todo parece una acuarela destiñéndose en agua.
me pongo melancólica porque quisiera que también
Laura ha despertado, sus ojos están semiabiertos,
Lidia estuviera aquí.
se mira asustada y pálida. Liliana le dice que es el
Nos pusimos faldas muy cortas, nos delineamos momento, que todos están distraídos. Me ve directo
los ojos, con los zapatos en la mano caminamos a los ojos, sé a lo que se refiere. Al tratar de decir algo
una a una aguantándonos la risa, nos subimos a un asco se me viene de repente. Liliana nos explica
la camioneta de Camioneta Negra, y en cuanto lo que será muy doloroso, que no tenemos que hacer
hicimos un olor indescifrable nos sofocó las narices. ruido, que ahí están las cubetas por si necesitamos
Lidia lo comenzó a besar desenfrenada, él, sacó ir al baño, que vamos a sangrar mucho. Repite que
unos papelitos, una pipa de cristal y un encendedor. no nos asustemos, que todo va salir bien. Nos da dos
Lidia nos explicó cómo y después la pasamos una a pastillas a cada una, las introducimos en la vagina.
una, como si el tiempo se repitiera y estuviéramos Nadie lo notará, dice Liliana con la voz temblorosa,
atravesando el pasillo que acabábamos de pisar. Una quedaremos muy débiles y demacradas, pero todos
cresta se me dibujó en mi columna vertebral hasta creerán que es por el velorio de Lidia, que tal vez no
llegar a mi cabeza, que para entonces era tan ligera podamos caminar, pero… Miro la cama de Lidia y
como una oblea. Lo hicimos varias veces hasta pienso que sobrará su dosis, aunque tal vez donde se
llegar a la fiesta. encuentra ya no la necesita.

Se escuchaba música y risas. Había niebla y


hacía frío. Las siluetas de los árboles a la distancia,
el cielo era una gran boca que rugía oscuridad. Unos
hombres gritaron ¡llegaron las vírgenes! Fuimos
arrastrando el cuerpo y yo traté de bailar o tal vez lo
hice. Recuerdo ver a Liliana sacudiendo su cuerpo
desnudo en medio de todos, Leticia se acercó y
comenzó a besarla, eso me dio risa. Lidia se unió o
Laura o tal vez fui yo, o tal vez era a mí a quien un
hombre succionaba los pezones y yo emitía sonidos

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

Carne No te hagas, eso te pasa por buscártelos raros. Reí


sincera porque me acordé de ti.
Te fuiste al amanecer. Sentí cómo tu cuerpo tibio se
Cuando nos conocimos traías una playera de Black
despegó del mío. Suspiraste cuando recibiste aquella
Sabbath. En aquel entonces nunca había escuchado ese
llamada. Barreto, lo sabías. Tenía tanto sueño. Dijiste
tipo de música. Tenías el pelo largo, usabas pantalones
no tardo, tengo que ir, saben algo. Tengo que ir, lo
rotos. Tal vez por eso me llamaste la atención. Iba con
repetiste no para mí sino para ti, no te despiertes,
mis compañeras, salíamos de la escuela de enfermería,
no te despiertes. Aunque lo hubiera querido hacer,
una amiga conocía a un amigo tuyo. Nos invitaron a
aunque me arrepienta, no lo hice.
una fiesta, eras diferente a todos. Nos fuimos en un
En la mañana To seguía dormido. Estaba carro repleto y tú nos seguiste con Godo en la moto,
cansado. Un día antes habíamos ido al cumpleaños los alcanzamos, dijiste con tu voz ronca.
de su prima. En aquel tiempo casi no te veíamos.
Antes no creía en muchas cosas, solo en nosotros,
Te la pasabas enojado, preocupado y silencioso. Te
incluso la existencia de mí familia, de la tuya, de los
ibas a las cinco de la mañana a trabajar. A hacer
amigos, de los vecinos, era invisible. Solo nosotros
cortes o preparar chorizo o simplemente a la granja
teníamos peso y forma. De repente todo existe.
a contemplar los animales. Desde aquello, siempre
Existe fuerte, con un olor que no me deja respirar;
traías un tufo a alcohol. Te molestaba que yo
las calles, las banquetas, la comida, el dinero, la
fuera a llevarte de comer. Un día no te aguantaste,
ropa, nuestra casa, la carne y por supuesto, la sangre,
ya no me traigas, aquí puedo preparar. No dije
todo impregnado de realidad. Es para no soportar.
nada, como tampoco dije nada cuando dejaste mi
Es algo que me deja a medias, me deja atrás del día
cuerpo tibio aquella mañana. Tenía mucho sueño,
o del mundo, un paso atrás, siempre un paso atrás.
estaba cansada. Había ido a casa de Tina desde
temprano. Fuimos al mercado, que por los dulces, Ayudé a Tina a cargar las bolsas del mandado.
que por el pan de los hot dogs, que por los gorros Hice el pastel de chocolate, porque según ella a mí
de fantasía. Tina dijo, ¿pues qué traes?, andas bien me sale bueno. Consolé a To varias veces, se cayó
distraída. Le respondí que no tenía nada, ¿es por jugando. A pesar de que era fiesta infantil, se acabó
aquel? preguntó mientras escogía la piñata. No, a las once. Ayudé a recoger, lavé los trastes. To no se
contesté y miré la mano de To, aunque apenas quería dormir, tenía ganas de verte. El movimiento
era un niño de tres años ya se parecía a la tuya. del taxi lo arrulló. Agradezco que hayas estado en

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la casa, esperándonos. Agradezco que estuvieras Cuando llegamos, tus amigos y mis amigas
despierto, haberte visto con tus pantalones pusieron música y destaparon cervezas. Algunos
desgastados. Lo que no agradezco es haber tenido comenzaron a bailar. Godo forjó un cigarro de
tanta tristeza y enojo contra ti. Aquella última noche marihuana. Yo observaba a todos y no me sentía
hubiéramos hecho el amor, hubiéramos apretado parte de nada. Te veía a ti callado y un poco fuera
nuestras manos como siempre lo hacíamos. de lugar, pensé, a lo mejor él es como yo. Hay cosas
que nunca voy a entender. Hay cosas que siempre
La televisión estaba encendida. Abriste la puerta
voy a agradecer y otras, que siempre voy a lamentar.
y me recibiste a To. Le dijiste algo al oído. Yo te ofrecí
Todas coqueteaban con tus amigos, menos con Godo
pastel y comida, pero solo reíste sin ganas. Lo único
y contigo, él les daba miedo y tal vez tú también, pero
que ansiabas era sentir a To. Yo lo sabía porque a
ni Godo ni tú me daban miedo. Cuando se acabó la
mí siempre me pasaba, cuando algo se rompía entre
primera ronda de cerveza, preguntaron quién iría por
nosotros, lo único que deseaba era tocarlo, tal vez para
más. Te ofreciste y antes de que Godo reaccionara dije
acordarme que teníamos algo vivo y tibio. Cuando
que te acompañaría. Y esa es la mayor suerte que tuve.
me recibiste a To sentí la temperatura de tus manos,
sus grietas, aquellos callos del cuchillo que eran tu Nos casamos. Godo fue tu testigo, estaban
marca. Te lo llevaste al cuarto y lo acostaste junto a eufóricos por compartir ese momento. Tu papá donó
ti. A su pequeño cuerpo dormido le preguntaste si dos vacas. Tus tíos, también carniceros, seis o siete
había jugado mucho. Yo me entretuve metiendo la puercos, dos borregos y un montón de pollos para
comida al refrigerador. Después me lavé los dientes hacer rendir el recalentado. La carne reinó aquel día
y me quedé un rato en el baño viendo el techo y como siempre seguiría reinando en nuestras vidas.
suspirando. En otro tiempo me hubiera apurado La carne y la muerte. Fue una gran fiesta. No sé si
para irme a acostar, me hubieras preguntado por le caía bien a tu familia, yo era tranquila y callada,
qué tardaba tanto, pero no aquel día que tu mundo y solo eso. Tenía más de un mes de embarazo de To,
mi mundo se fragmentaban. Era un mundo troceado pero nunca me preocupé, tampoco tú. La noticia la
como un pollo que le falta la cabeza y las patas. Me recibiste con la naturalidad con la que cortabas la
acosté, apagué la luz. Tú preguntaste cómo les fue, y res. Los dos sabíamos lo que deseábamos. Sabíamos
yo dije bien, To jugó mucho. Reíste desganado pero con quién y cómo queríamos nuestra vida. Aquello
orgulloso de la vitalidad de tu hijo. Te perdiste en la me lo enseñaste tú, Barreto.
oscuridad y yo me perdí en el sueño.

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¡El Roquero! dijo Tina. Luego mi mamá en otra dirección. Yo te seguí. A unos cuantos pasos
preguntó ¿te vas a casar con el carnicero? Después mi te paraste en un local con una cortina cerrada.
papá, al menos tendremos buena carne todo el año, Era una carnicería. En la parte de arriba se leía
mi hermano dijo, es medio raro, pero tú también. “Barreto´s hermanos… la mejor del Valle”. Abriste
Era cierto. Nunca me di cuenta hasta que empecé a el candado y me hiciste pasar. Esta carnicería es de
conocerme a través de ti. Hasta que escuché cómo mi papá. No supe qué decir. Encendiste la luz y me
admirabas a Darío Cecchini. El carnicero que había preguntaste si tenía hambre y yo dije que sí.
reinventado la forma de percibir la vida animal y el
Es extraño no encontrarte en los lugares donde
oficio. Hasta que oímos discos enteros de Pink Floyd
deberías estar. Ver tus playeras de Black Sabbath y
y Black Sabbath. Hasta que te besé supe quién era.
que estén vacías. Los cuchillos sin tus manos. Ver el
Fue ahí cuando me dije, soy yo como él. Me gusta,
sillón aún sumido por tu huella como si acabaras de
me gusta lo que soy y lo que es. Estoy enamorada de
levantarte. Aquella mañana cuando desperté, la casa
los dos. Pero no me vestía diferente, ni hablaba de lo
aún olía a ti, ¿a dónde fuiste? me pregunté, pero ya lo
que me apasionaba, ni hacía lo que quería. Cuando
sabía. Acaricié a To, dormía profundo porque estaba
era niña me había dado cuenta que sentía curiosidad
cansado. Jugó en la fiesta y se cayó tres veces. Eran
por la arqueología, jamás se lo dije a nadie, ni siquiera
las ocho de la mañana, cubrí a To con la sábana.
a ti. No podía soltar las cosas de mi lengua como tú,
Preparé café. Recordé cómo llegabas del trabajo y a
no sabía cómo hablar aquello que estaba rezagado
la hora en que comienza a oscurecer me pedías uno.
en mi cabeza. A pesar del silencio sabía que me
Lo tomábamos juntos. Esa era nuestra rutina antes
entendías. Apenas me faltaba un año para recibirme
de que todo pasara. Pensé en hablarte, pero no lo
de enfermera cuando lo dejé. No recriminaste, solo
hice. Fui a revisar a To que seguía dormido. Traté
dijiste, encuentra algo que siempre desees hacer, y
de aguantarme las ganas de llamarte porque desde
si no lo encuentras pronto algún día lo harás. Ya lo
que Godo, tu mejor amigo desapareció, habías
había encontrado. Lo encontré en nosotros. Estaba
estado lejos, muy lejos. Si por fin sabías algo de él,
segura que éramos de la misma pieza. Nada era tan
era mejor no saber qué. Tal vez estuviera muerto,
importante para mí como nuestro hijo y tú.
y en ese caso, no debía interrumpir tu duelo. A la
Olías a mugre, a hombre y a carne. No dijiste vez quería interrumpirte, saber qué había pasado y si
una sola palabra en todo el camino. Pero cuando aún quedaba algo de Godo. Deseaba estar contigo.
llegamos a la tienda te bajaste de la moto y caminaste Por eso tomé el teléfono. No contestaste.

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Observé cada detalle de la carnicería. Tenía un calidad ya no existe. Entré a la universidad, a los
acomodo diferente a la costumbre. Empezaste a dos años me salí. Luego quise ser músico, pero no
explicar que aquella idea había sido tuya. Sacaste varios era bueno. Luego entré a medicina, pero solo me
cortes del refrigerador, me dijiste cómo se llamaban y quedé un semestre. Así anduve. Hay una escuela
hablaste del despiece de la res; costillar, falda, lomo de carnicería, dan talleres y conferencias. Llegué a
corto, la piña, cuarto corto y chuletón. El cerdo tiene ir a algunos, pero son muy técnicos, no hay como
otras divisiones casi iguales, ¿sabes de dónde viene el aprender del oficio. A mí me gusta más lo artesanal,
origen del corte New York? En la carne se tiene que no lo industrial. Aprendo de mi papá, mis tíos y en
aprovechar todo, hasta los huesos. Hay un italiano, libros. Señalaste una repisa con algunos libros sobre
se llama Darío Cecchini, tiene un restaurante en su carne. Siento orgullo de ser carnicero como mi papá
carnicería. Él dice que la única forma de compensar y mi abuelo. También dijiste que estabas orgulloso de
la muerte de un animal, es dándole una buena vida tu colección de sartenes de hierro, los cuales colgaban
y aprovechando hasta la última parte. de la pared. Ahora estoy a cargo de esta carnicería.

Sacaste varios cuchillos y los comenzaste a No parabas de hablar, me mirabas a los ojos y
nombrar; despellejador, filetero, jamonero, macheta. de repente te distraías, movías un poco la cabeza
Estabas tan emocionado que ni siquiera te dabas porque sonaba un requinto. No te importaba que
cuenta de lo extraño de la situación. ¿Sabes cuál fuéramos dos desconocidos, hablabas de tus sueños.
es el primer país donde se tuvo una carnicería? El Estábamos en tu mundo, escuchando tu música y no
sabor de la carne sin hueso depende del marmoleo, parecías nervioso.
¿sabías que antes la carne se vendía a puro ojo?, no
Apenas tengo un año a cargo, aún me falta
había pesas, imagínate qué tipo de carniceros eran.
mucho por hacer. Voy a pintarla de negro con rojo.
No tenía idea de lo que hablabas, pero aun así era
Va a haber un pizarrón, en el que cada día cambie
emocionante escucharte. Mucha gente piensa que
la receta. De este lado va a estar una mesa larga,
ser carnicero es nada más cortar carne. Mientras
como en el restaurante de Cecchini, pero esta no
lo decías encendiste el estéreo y pusiste tu disco
va a ser para servir, sino una mesa de degustación
favorito; Sabbath Bloody Sabbath.
de embutidos. Todos los días habrá de regalo
Crecí en esta carnicería. Mi papá quería que un vaso o los que quieras de cerveza artesanal.
estudiara para ser veterinario, porque dice que la También la vamos a hacer nosotros. En la parte de

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atrás pondremos el área de curado, a un costado tortillas. Hablamos y hablamos de más cosas
la cervecera. El área de curado es para nuestros durante la cena y de regreso a la fiesta. Todos nos
chorizos, el jamón y las salchichas tipo alemanas. miraron extrañados. Aquella noche antes de llevar
Mira, quiero que vengas al patio, es muy grande, a Godo, me llevaste a mi casa y ya éramos uno.
casi una hectárea. Tomaste mi mano y yo toqué
Godo no aparece dijiste pálido, como si tu
aquellos callos que siempre extrañaré. Era grande
rostro fuera de carbón. Dice su hermano que no
como decías, hablaste de hacer tu propia granja.
llegó a su casa. Te rascaste la cabeza como cuando
En todo momento incluiste a Godo. Él sería tu no te entregaban la carne a tiempo o cuando
compañero de aventura. Godo te ayudaría a poner la algún animal se enfermaba o como cuando To no
cerca. Haría la mesa idéntica a la del Panzano. Dijiste podía nacer. Comenzaste a marcarle a todos los
que se conocían desde la primaria. Al entrar al patio que podían saber algo. Solo saber, porque eras su
oscuro te quedaste callado y acomodaste la puerta único amigo. Tengo que ir a buscarlo. Sin esperar
del gallinero, donde ya posaban algunas aves de tu respuesta saliste de casa. Lo buscaste día y noche,
granja. Suspiraste y me preguntaste, ¿qué te parece? día y noche. Es mi mejor amigo, lo conozco desde
la primaria. Es la frase que siempre retumba en mí,
Quería darte la mejor respuesta, pero solo te
hasta cuando duermo me persigue.
dije que nunca había conocido a alguien con tantas
ideas. Te tiraste una carcajada con tus dientes que Hacía tiempo que estabas preocupado por él.
eran blancos y perfectos. Recordaste que me habías Había retrasado todo el trabajo en la carnicería. No
invitado a cenar. Vamos a asar un trozo de chorizo hacía nada conforme a los planes. No decías mucho,
que Godo y yo hicimos. Lleva cuatro carnes; pero estabas molesto y preocupado. El Godo anda
res, cerdo, pollo y borrego. Es un experimento. mal, ya no solo se mete marihuana, lo veo muy
Prendiste una pequeña estufa y lo comenzaste a flaco, tiene muchas deudas. Nunca dijiste cuánto te
asar. Luego sacaste unos jitomates, una cebolla, debía a ti, pero de seguro era una cantidad grande.
unos chiles y un diente de ajo. Lo pusiste en el No me pide dinero, le da pena, pero igual se lo doy
sartén de hierro junto al trozo de chorizo. Te dije porque no me gusta que le ande pidiendo a otra
que si querías yo te ayudaba a hacer la salsa. Me gente, después le faltan al respeto. Sí que eras raro,
diste un pequeño molcajete. Cuando habían cobrado Barreto ¿Quién piensa en respeto en esta época?
color los comencé a moler mientras tú calentabas Pero cuando decías aquello yo sentía respeto por ti.

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Tengo que buscarlo. Todos los días decías lo todos comenzaron a existir para mí ¿Qué hacemos,
mismo. Ya no me lo decías a mí ni a ti, solo a él. Barreto? le preguntó uno de tus tíos a tu papá. Él se
Irónicamente ahora te comprendo más que nunca. quedó viendo el suelo, luego miró a To y acarició su
Si no lo encuentro vivo, aunque sea muerto. Es pelo que también era el tuyo.
mi amigo, nos conocimos en la primaria, fue el
Últimamente hay muchas cosas que retumban
único que me defendió cuando me dijeron que
en mí, principalmente tu ausencia. Pienso en tus
siempre hablaba de cosas raras. Se peleó con otro
palabras, en cada una. A veces creo que me voy
niño, y lo expulsaron y su mamá le pegó. Solo por
a quedar tratando de descifrarte y ya no volveré
defenderme. Las lágrimas se te salieron cuando me
nunca. Cuando eso pasa algo me despierta. Hace
lo decías y mientras escurrían por tu cara que era mi
tres días me visitó tu papá. Me saludó con su voz
vida, volvías a repetir, tengo que encontrarlo, es mi
ronca, ahora más añeja y cuarteada como sangre
amigo, vivo o muerto. Él me hubiera buscado hasta
seca. ¿Qué vas a hacer, quieres que te mande unos
encontrarme. Se la debo, se la debo.
muchachos para que abran la carnicería? Me quedé
Fue tu papá el que llamó. Era tu voz, pero un momento descifrando sus palabras. No dije
más añeja. Me saludó tranquilo, como no era su nada, como si todos mis pensamientos supieran una
costumbre. Solo dijo no te preocupes por el Barreto. respuesta obvia.
Yo le pregunté dónde estabas y él dijo, vente para
Aquí estoy Barreto, partiendo un trozo de filete
la casa. To había despertado, tenía hambre. Con
New York como tú me enseñaste. Lo estoy dejando
las manos temblorosas puse a calentar algunas
tan grueso y hermoso como dijiste que tenía que
salchichas de la fiesta. Comencé a llorar y él no
estar. Estoy admirando al igual que tú el marmoleo
sabía por qué lloraba y entonces preguntó por ti. Lo
entre su carne. Aquí estoy con un cuchillo recién
abracé como siempre lo hacía cuando tenía ganas de
afilado. Tengo las yemas de los dedos rojas de sangre.
sentir algo vivo y tibio entre nosotros.
Escucho “Planet caravan”, tu canción favorita. To
Me reuní con tu papá. Ya estaban tus tíos y viene de vez en cuando y me pide que lo cargue.
primos, igual que el día del recalentado de nuestra
Me siento cerca de ti. Estoy cerca de ti.
boda. Todos estaban silenciosos, no se escuchaban
sus risas roncas que siempre los definían. Escuché a
tu mamá que lloraba a gritos. Desde aquel momento

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Sueños Cuando apenas estaba cerrando los ojos se me


vino a la mente la cara de mi tía Ivana. Igualita a
Hay pinos tan altos que parecen escalones al cielo. como la recordaba; su pelo negro, sus ojos rasgados,
Hace frío. Siento esta piel que no es mía, helada, la cicatriz de la viruela en la nariz. Su risa que siempre
como si me la hubieran pegado a los huesos que tapaba porque le daba vergüenza enseñar los dientes
tampoco son míos. Es la sierra, por el camino del chuecos. Se me vino igualita, como si estuviera
silencio. No me puedo mover. Como si las piernas enfrente echando tortillas, sudando y con mechones
fueran las cuatro patas de una vaca, sumidas en sueltos, a punto de darme los quince pesos para ir a
el lodo. Me veo en los ojos de esa vaca; grandes la secundaria. Vi, con estos ojos que creí míos, las
y brillosos, negros y aterrados. Soy ella, ¿seré un monedas, peso a peso sobre su palma extendida. Me
animal perdido? Solo el aire me acompaña. Un fijo en la grieta de sus manos, y veo larga vida. Larga
aire pesado como la nata; espeso y escurridizo. vida como un árbol que tiene muchas ramas, y entre
Este aire chifla de vez en cuando, chifla triste, casi más ramas más años. Me sonríe. Como soy yo, no
como un chillido. Dicen que adentro de esta sierra se da cuenta que tiene que taparse la boca. Le veo el
se encuentran las almas de los que ya no están, por colmillo salido, los de enfrente tan chuecos que se
eso lo llaman el camino del silencio, por eso y por lo amontonan como una cerca mal puesta. Tenía años
otro. A todos les da miedo. A la gente vieja le gusta ahorrando para los brackets. Mi mamá le decía que
prender veladoras en la noche, aunque los hombres estaba loca. No me gustaba cómo se avergonzaba
de botas las prohíban, por eso de los incendios, frente a los que no eran de la familia. Ahora está allí,
por eso y por lo otro. Aquí no hay veladoras, si las en una fiesta del rancho, hay cordeles y papel picado
hubiera no tendría miedo. Solo llegan hilos de luz, y ella anda bailando con alguien de sombrero,
solo hilos. Hay un color apagado, añejo, como si el alguien que no conozco, pero de seguro ha de ser de
tiempo naciera aquí. ¿Estoy descalza?... otra vez por aquí. Yo sé que le da pena bailar, pero le gusta.
olvidé los zapatos. Es mejor no poder moverme, es Ella me enseñó el paso de la quebradita. Nunca tuvo
mejor no caminar, estar pegada a este suelo húmedo, novio. Ojalá este se anime. Él le dice algo al oído,
lleno de hojas podridas. Tengo miedo. Si camino, ella ríe, pero se acuerda y se tapa la boca, está tan
algo encontraré. roja como un jitomate. Me quiero acercar, le quiero
decir que se destape, que le quiero ver la cara porque
No quiero mirar. Ahí está un bulto, la tierra últimamente no me acuerdo cómo era. Desespero,
removida, ahí…

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siempre me pasa. Me digo, pero si solo es dar unos leña! Y yo pensaba en esta cabeza que parece tan
cuantos pasos, solo caminar. Siempre me traicionan mía que hasta dice lo que pienso, la leña debería caer
estas piernas de trapo, estas piernas prestadas. del cielo junto a la niebla. Pero nadie me escucha,
Volteó hacia los pies, me falta un zapato. y yo me pregunto en esta cabeza que ahora siento
seca como bolillo viejo, no deberían mandarme a mí
Al levantar la cabeza, de nuevo estoy adentro de
¿Por qué no mandan a mi hermano, a mi papá o al
la sierra. Sola y con frío.
abuelo, o a mis primos los cuates?

Nadie contesta.
Hay mucho humo en el cuarto. El fogón está
prendido. Estoy acariciando los libros de mi tía,
todos los que le dieron en el CONAFE. Algunos Voy corriendo, mis pies están hinchados como
están pelados como perros con sarna. Otros, tienen calabazas podridas. No traigo zapatos. Debo seguir
caritas. Cuando la historia es chistosa la cara está corriendo. Empiezan a aparecer los demás; mis
feliz, cuando es un problema matemático, hay una primos los cuates, mi papá, mi hermano, mi mamá,
carita que echa humo por las orejas, cuando habla de mi tío Abel y Rosario, mi prima. Todos estamos
algo científico, tiene los ojos muy abiertos, sorpren- corriendo como borregos asustados adentro de la
didos. Todos esos dibujos del tamaño de un frijol sierra. Estoy jadeando. Cuando siento que no puedo
me emocionan, me río y creo que me salen unas más, paro y me quedo viendo la cresta de los pinos,
lágrimas. Me pregunto muchas cosas dentro de esta le pregunto al Cuate ¿qué hacemos? ¿Cómo que qué?
cabeza que no es mía, estoy segura, es una cabeza dice y me enseña el zapato. Con las manos remuevo
prestada. Y dentro de esta cabeza me digo ¿cuántos la tierra hasta sentir cómo entra en estas uñas, que
años tiene que mi tía los dibujó? Mi mamá me grita ahora me duelen como mías. Nada. Seguimos
tan fuerte, del susto el libro se me cae. Me mandan buscando, corremos para un lado y luego para el
a la pinera ¿a qué? pregunto desganada. ¡Más leña, otro. Mi abuelo suda y la camisa se le pega al cuero,
más leña, más leña! Y eso de más leña se escucha pero no deja de escarbar y luego a correr.
como los aullidos del coyote en la madrugada. Me
Y en esta mente que ahora es mía, pienso ¿por
digo dentro de esta cabeza casi mía ¿para qué más,
qué nunca la encontramos, por qué no entregaron,
si el altero está grande? El invierno es como debería
aunque sea un pedazo…?
ser; lleno de humo y café. ¡Más leña, más leña, más

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Es el hospital del pueblo. Dos cuartos; uno para la entrada de la casa, hasta que la enterramos junto al
consulta otro para medicinas y el tejado donde uno abuelo. Está vacía, lo sé porque los libros los dejaba
espera. Es más grande, el techo es altísimo. Hay en el trabajo. Lo sé, porque ahora están en mi casa
mujeres embarazadas, igual que yo. Las miro a la con las caritas dibujadas, junto al zapato izquierdo,
cara, todas están débiles y enfermas. Me doy cuenta que siempre se salía. Canta alguna canción de
que no tengo que entrar a parir, apenas tengo cinco amor. Ellos están al otro lado y le chiflan. Ella ríe y
meses, en cuanto lo pienso la panza se me hace más se tapa la boca. Siempre dijo que por eso no había
chica. Me da miedo estar aquí. Trato de pararme, conseguido novio. Cuántas veces me repitió, lávate
pero estoy pesada como una piedra. No sé qué los dientes con ceniza para que los tengas muy
me da más miedo si la sierra o entrar a consulta. blancos, no comas dulces porque luego se te pican
El hombre de botas sale y dice mi nombre. Quiero y así nadie te va a querer. Y ahora me gustaría tener
correr. Siento que mi hijo se me va a salir, que voz y no solo ojos, gritarle que no hable con ellos,
necesito calmarme, pero no puedo. Los gritos se me que no se ría, que corra, que se vaya a la casa.
vienen como vómito. Miro hacía el suelo y la mujer
Pero no la tengo.
de al lado solo trae un zapato, toca mi mano y dice,
a ti no te va a pasar, a ti no te va a pasar. Algo en
esta cabeza que ya no sé si es mía o de otra, recuerda
aquellas mujeres que violaron por el camino del De nuevo el frío y la oscuridad. Más oscuridad
silencio. que frío. Más miedo que oscuridad. Escucho la
respiración como si de verdad fuera yo la que está
Recuerdo a los hombres de botas enfilados al aquí. Puedo tocarme para ver si soy yo. Si la que está
pie de la sierra, y mi tía Ivana que siempre cantaba aquí soy yo o solo es una cabeza prestada, un cuerpo
al caminar… prestado. Unos dientes que tiemblan de miedo,
dentro de una boca invisible. Y aunque no quiera,
volteo hacía los pies, se me ha caído un zapato. Para
Está mi tía y no hay más que mis ojos. Solo ellos llegar aquí debí correr, correr muy rápido para que
que todo lo ven. Como si yo fuera los ojos del cielo ellos no me alcanzaran. Por eso se me salió el zapato
o las crestas de la pinera. Observan a mi tía Ivana, igual que a ella. Si lo quiero de vuelta tengo que
parada, acomodándose el zapato, trae la mochila del voltear para atrás. Si volteó me seco. Me seco como
CONAFE. La misma que siempre estuvo colgada a la flor de calabaza que se guarda para el invierno,

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como la carne tendida con el montón de moscas. ¿Por qué murieron? pregunto con una lengua lejana.
Y hora los gritos. Es ella. Qué gritos. Gritos que Por defender sus tierras. Allí los mataron, hace
nublan el frío. Los perros le ladran, los perros la mucho, hace mucho. Mi mamá grita, ya duérmanse
comen. Oigo cómo jalan sus huesos, oigo cómo ella par de pericas.
grita con sonidos que solo se escuchan aquí. Ahora
La oscuridad parece una tela que arrulla.
vendrán con perros y botas.

Vendrán por mí.


Miraba las nubes. No estaba acostada sobre la tierra,
solo flotando. Moviéndome despacio. Es el bosque,
Estamos comiendo guasanas. Competimos a ver los pinos están llenos de rocío. Todavía no oscurece.
quién las pela y se las come más rápido, nos da Está nublado, las nubes se dejan ver como perros
mucha risa, mi mamá nos calla. Con la comida no embarrados de lodo. Si me quedo viendo a esos
se juega, dice. Nos miramos y nos seguimos riendo, perros mugrosos, me doy cuenta que se han tragado
nos tapamos la boca, mi mamá se mete a la casa y a varios animales, tal vez sapos y gatos grises, grillos
nos carcajeamos. Mi tía susurra ¿te sabes la historia y cucarachas. Sigo flotando lento. Estiro los dedos y
del camino del silencio? Muevo la cabeza y miro que siento cómo tocan pedacitos de ramas y piñas. Me
la casa se parece a la casa, pero tiene otra forma y muevo más rápido, más y más, me quiero agarrar
otra posición. La leña arde en un fogón más grande de algo, me retuerzo en el aire y grito. Lloro. El
y el maizal está demasiado cerca. Mi tía dice, si no hombre de botas largas, me jala, me arrastra. Ya no
pones atención no te la voy a contar. voy flotando. Ahora siento los trozos de corteza en la
carne. Dice muchas cosas como si la lengua se le fuera
Cuéntame, digo con una voz que sé que no es mía,
a salir ¡O te callas o te callo cabrona! Llegan más y
pero viaja desde una cabeza que tiene un recuerdo,
todos se amontonan alrededor y también se mueven.
que estoy segura, sí lo es. El juego de la escuela; ella
Se ríen con los ojos tan grandes, que hay más ojos
es mi maestra y entre dibujos me enseña a leer. Mi
que cara. Me dan patadas y yo las siento como si este
tía Ivana vuelve a hablar, pero ya no estamos afuera
cuerpo fuera el mío y no los otros. El de la vaca o el
de la casa, estamos en la cama donde dormíamos.
de la otra cabeza o el de cada sueño, porque en cada
Escucho su voz tan cercana que mis oídos sienten
sueño hay otro cuerpo en mí. Pero ahora siento que
el soplo. Muchos hombres y mujeres murieron allí.
estoy aquí, tosiendo. Golpeada por cada bota, por

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cada hombre. Hombres que orinan sobre esta cara riendo y ella dice, tu mamá se va a enojar, yo no sé
que ahora parece mía. Tocan con ganas de desgarrar. de dónde sacó el carácter esa mujer. Vuelve a reír
Les salen las lenguas por los ojos y también les sale y no se tapa la boca. Miro su cara, veo cómo le
la carne, su verga del tamaño de un brazo. Ríen con brillan los cachetes requemados por el frío.
dientes de bala. Titirito y digo, que ya termine, que ya
Me pregunta ¿quién te ha dado dinero para la
termine. Y cuando lo estoy pensando veo el zapato
escuela, ahora que ya no estoy?
tirado en medio del camino del silencio, tan cerca y
tan lejos. Es el de mi tía Ivana, es ese. Siento cómo Ya salí, le digo, ya tiene mucho, mucho, ya hasta
la verga de brazo se me mete hasta las tripas y ahora tengo hijos… ella le toma a un jarro de chocolate.
lloro sin ganas. Más vergas de brazos batiendo esta Prende una veladora y sigue callada, y yo creo que
entraña que es mía y de nadie más. Y yo que pensé me va a regañar, pero solo dice, a qué la cosa. Pienso
que esto nunca me pasaría. en esta cabeza que ahora siento mía. Tan mía que
nadie me la puede quitar, dile todo, cuéntale todo.
¡Qué ya termine! Grito en todos los sueños,
La voz sale, media cuarteada, media invisible. Desde
con todas las voces y todas las fuerzas. Lágrimas
que no estás, el abuelo enfermó. Lo enterramos
escurren en todos mis rostros, tan reales que cuando
con tu mochila. Ya no seguí estudiando, no había
despierto siguen ahí.
dinero. Quise entrar al CONAFE, pero no se pudo.
Me fui a trabajar, pero ahí seguían los hombres de
botas. Todos estaban preocupados, aunque no lo
Es día de muertos. Vamos por el camino de las
decían. Creían que me iba a pasar lo mismo que a ti.
flores, cortando las amarillas, las lilas y luego las
Me tuve que ir a la ciudad, allá me casé. Tengo tus
blancas. Huele a chocolate y atole de masa, mis
libros, todavía los leo, todavía los leo. Tus libros y tu
primos los Cuates llevan dos ollas. Mi mamá lleva
zapato, fue lo único que encontraron en el camino
la guadaña para ir limpiando el paso. Mi abuelo
del silencio. Te buscamos y te buscamos, no sabes
va hasta adelante riéndose y silbando. Mi tía Ivana
cuánto. Dónde quedaste, tía, dónde... Volteo a ver
se queda atrás. Siempre se queda atrás porque
sus pies y ya no están, ahora hay un par de botas.
el zapato se le sale, porque le quedan aguados
los calzones o porque mira las mariquitas. La De nuevo los pinos tan altos como escalones
espero. Me sonríe y se acomoda el zapato, yo al cielo…
le correspondo. Le quiero hablar, pero me sigo

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Kolko Onkoks siente que su cuerpo se estacionó justo donde no


debía. Se encuentra en el día del semáforo, quizá no
Está haciendo tanto frío que siente que los cayos de sea gracias a los tráileres que pasan llenos de luces,
sus manos son pedazos de musgo añejo. Desconoce quizá no sea el frío, sino más bien el foco rojo de su
aquella piel, desconoce el vaho blanco que sale de la memoria que siempre está encendido.
boca. Se acomoda la chamarra y trata de calentar esas
Como un hilo de gracia divina escucha la voz de
manos callosas que no parecen vivas. Ve la autopista
Tanilo antes de dejarlo en la autopista. ¡Tienes que
invadida de niebla, escucha el zumbido de los autos y
empezar de nuevo, no le eches la culpa a nadie de
las luces de éstos lo hacen volver a la luz roja.
lo que te pasa! Si ya estás limpio, olvídate de todo
Recuerda que trae un cigarro que le dio Tanilo lo que hiciste y de todo lo que te hicieron. Cuando
a la hora del lonche. Quédate el último, dijo como llegue la quincena, cómprate algo de ropa y rasúrate,
siempre, tratando de otorgarle algo bueno de la ya te dije, ahora en vacaciones vamos para el pueblo,
vida. Te va a servir cuando salgas y te agarre el frío, a la boda de mi hija, allá pasarás la navidad.
dijo mientras apretaba la caja vacía. Lo toma entre
Acaricia la tela de la chamarra, la misma que
sus dedos muertos, duda antes de sacar los cerillos.
Tanilo le regaló junto con la mochila del PAN, la
Piensa en su edad y esto le hace remontar a su
cual traía algo de ropa y dos latas de atún. Para que
cumpleaños. Está seguro que tratará de borrarlo.
no pases tanto frío dijo como avergonzado, como
Mira el cigarro y avienta el vaho blanco que sale queriendo ayudar más, pero sin poder hacer nada. Ya
de su boca. Suspira y lo enciende. No se detiene había visto esa mirada en otros, él de verdad quisiera,
a pensar que es el último porque está acostum- pero no puedo. Lo vio en aquel hombre que trató de
brado a perder a cualquier hora. Da una calada ayudar a su madre, cuando gritaba en una lengua
profunda. Sabe que no va aguantar mucho tiempo que nadie entendía. Fue el único que se detuvo y se
a la intemperie. Que tiene que caminar, que le quedó hasta el final, pero en la estación mientras los
faltan cuatro kilómetros para llegar a la tienda, a su policías trataban de entender lo que había pasado
refugio. Sigue sin moverse. Observa cómo los autos salió con esa mirada desencajada, cargando el peso
pasan veloces como flechas de luz. de la impotencia. Nunca más regresó.

El cigarro se ha hecho diminuto, casi hasta llegar Sacude las piernas, trata de desentumirse. Es
a la bachicha. El frío entra en los pulmones, tose y hora, se dice a sí mismo, ponte a caminar, es hora.

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Cuántas veces le ha ordenado a ese cuerpo suyo que que recordaba que tenía el día del semáforo. Quizá
se destrabe, que continúe. Algo en él se despliega tenía tres años, quizá cuatro. Se veía ahí, con el
de sí y se ve desde el cielo; parado a la orilla de la pequeño pants sucio, con mucha sed, con tanta sed
autopista como una estatua, ridículo. Suplica a Dios que el sueño lo había invadido a tal grado que solo
que no lo abandone, que no lo deje a la merced de arrastraba las piedritas y luego las ponía sobre su
sus recuerdos, que no lo invada el día del semáforo, hermano menor que seguía dormido. Volteaba a ver
que logre caminar hasta la tienda. Volver a la a su madre entre los carros y lo único que veía era su
madrugada, a la mañana, a otro día igual al mismo. rebozo. El rebozo de la mujer menuda que sonreía
todo el tiempo, tanto que los labios se le partían.
Un tráiler toca el claxon tan alto que lo hace salir del
Recordaba los labios secos de su madre. Desde que
pantano. Gira su rostro hacia el éste y camina. Antes
llegó a aquella ciudad llena de autos y ruido, la
de que termine de agradecer al trailero o a Dios por
sonrisa atorada era la única forma de comunicarse.
ayudarlo a destrabarse, recuerda que en dos días será
su cumpleaños. Está seguro que cuando llegue el día Desde ahí comenzó a calcular su edad, por eso
lo borrará a propósito como si nunca hubiera nacido. cuando Tanilo le preguntó en la mañana, ¿cuántos
Aquella mañana había estado acarreando maderos años me dijiste que tenías? Dijo, veintisiete. Tas chavo
hacia la bodega, mientras los otros preparaban y contestó Tanilo, ¿y qué día los cumples? Preguntó
vaciaban toneladas de hormigón líquido a los castillos mientras les chiflaba a otros obreros que se les habían
gigantes, todos como hormigas trabajando para que tapado las mangueras con el hormigón líquido. Esa
el puente estuviera listo en septiembre, no antes ni pregunta sí que la sabía responder, pero la distracción
después, había repetido cada que podía Tanilo. Fue hizo que el viejo se olvidara de lo que había
aquella mañana que el propio Tanilo le preguntó, preguntado, siguió con el diálogo, yo a esa edad ya
¿cuántos años me dijiste que tenías? Él se quedó sin era capataz, ya tenía cuatro hijos. Me vine de quince
responder porque no estaba seguro si había dicho eso, años del Mekate. Él ya no escuchó lo que Tanilo le
y en caso que lo hubiera mencionado desconocía cuál decía porque a él los recuerdos le llegaban de repente
edad había nombrado ¿25,26, 27? y a veces se le encarnaban tanto, que el tiempo y el
espacio se diluían en un lago lleno de neblina.
No lo recordaba, y para resumir ni siquiera
lo sabía con exactitud. Sabía que andaba en los La fecha de su cumpleaños era imborrable. Había
veintes. Su cuenta la había sacado en base a la edad nacido el mismo día que había nacido su hermano. Y

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si acaso su cordura le fallaba, lo había escrito miles de En el Centro le habían enseñado muchas cosas,
veces, como miles de veces había escrito; Nuki. la principal era a desintoxicarse. O al menos, lo
intentaban. El Centro Indi, así lo llamaban todos,
Sacude su cabeza, sabe que será uno de esos días,
era un Centro Social Indigenista enfocado principal-
que los sueños que tuvo en la madrugada auguraban
mente en ayudar a indígenas con problemas de
un día atestado de pantanos. Los mismos sueños de
alcoholismo, drogas y desordenes psiquiátricos.
hace un mes, cuando le dijeron en el Centro que tenía
que irse. Cuando abrieron el portón y el guardia le Le habían enseñado a leer y a escribir en ambas
dijo, ándate con cuidado para que no vuelvas. Pero la lenguas; el idioma de la ciudad y el kutle. Antes de
ansiedad empezó unos días atrás cuando le hablaron eso sabía muy poco de ambas cosas. Su mamá lo
a la oficina de la trabajadora social. Ella, mujer dejó en el momento que podía aprenderlo. Cuando
blanca y ojeras pronunciadas aplicó el cuestionario. descubrió que podía leer se sintió dichoso. Leyó
¿Tienes algún familiar cercano con el que puedas todo lo que se encontró a su paso. Ese recuerdo le
ir a vivir? ¿Crees que tu tío esté interesado? Hemos provoca reír. Le gustaba leer y trabajar en el taller de
tratado de comunicarnos con él, pero no responde encuadernado. Reparaban libros maltrechos de las
aún ¿Crees que hay algún inconveniente? Lo demás bibliotecas de todo el país, además de hacer libretas.
no lo escuchó porque la ansiedad llegó de golpe. Pero Cuadernos reciclados con diseños de colores donde
la psicóloga del Centro siempre le decía lo mismo, se trataba de plasmar la esencia de cada etnia. A él
cuando llegues, comienza a respirar profundo, no le gustaban los detalles, sino más bien cómo se
después lento, escucha los latidos de tu corazón, armaba el esqueleto. Enderezar la espalda de cada
piensa en algo agradable, algo que disfrutes, tal vez, libro, dejarlos listos para la vida. Hubiera querido
tu comida favorita. Aquellas últimas frases siempre que alguien lo arreglara así, que lo encuadernara de
estropeaban la terapia. nuevo, dejándolo listo para la vida.

Lo hizo. Pensó en aquellos sopes que hacía su En aquel tiempo dejó de pensar un poco en el
mamá, aquellos que solo eran masa frita con un día del semáforo. No era un recuerdo borrado por
poco de queso. Quiso recrear el sabor, pero no lo completo pero el peso se aligeraba.
encontró. Estaba seguro, tal vez nunca lograría
En el segundo año todo fue más fácil. Gracias
encontrar el sabor en ningún lugar de su memoria.
a Nuki. La rana que encontró en el lavabo de los
El recuerdo del recuerdo lo hizo calmarse un poco.
baños del Centro Indi. Le gustaba sacarla a asolear.

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Llevarla a la azotea. Elaboró para ella un estanque. Otra lección y volvían las palabras a apretujarse
Nadie lo quería en aquel lugar. Aquel lugar que una contra otra. Lo que más le gustaba escribir
al inicio solo pensó que era una pequeña ciudad, era Nuki. Cuando lo hacía, sentía algo que no
llena de ruidos, gritos, luces, miradas oscuras, llena lograba reconocer. Sentía que podía cargar su alma,
de miedo. En aquel caos fue Nuki un remanso. llevársela lejos, escaparse de todos los pantanos y las
La pequeña rana albina lo miraba a los ojos, supo luces rojas. Entregarse a todo y a nada, y solo podía
que con ella podría volver a hablar. Mira Nuki ha alcanzarlo a través de ese nombre, aquellas siluetas
llovido, mira Nuki, está haciendo sol, ¿tienes frío?, que cuando el sonido chocaba contra el aire, hacían
¿la niebla te da miedo?, ¿te gusta esta piedra? Ella lo que se despegara del suelo.
miraba y había en aquellos ojos saltones un entendi-
Aún no llega a la tienda. Conforme sus recuerdos
miento, tanto que tenían un saludo especial. Era
se arremolinan, más pesado se hace el cuerpo, el frío
un chiflidito. Cuando él lo pronunciaba Nuki salía
ayuda a que todo se encapsule, a que el camino se
hasta encontrarlo como si fuera un perro. No sabía
sienta como ir cuesta arriba. Aunque esto pase sabe
dónde o cuándo o de quién habría aprendido aquel
que la última alternativa que tiene es la libreta. El
sonido, pero presentía que era de su padre.
cuaderno que él mismo creó con un papel que él
En los primeros días que pasó en el Centro, la mismo recicló. Al nombrarla siente la necesidad de
guía apuntó algunas palabras en el pizarrón, después llevar su mano callosa a la bolsa trasera del pantalón.
preguntó. ¿Cuántos de aquí saben leer y escribir en La acaricia. Sabe que es lo único que tiene para no
su lengua madre?, ¿cuántos saben leer y escribir en inundarse, para no cegarse por la luz roja.
español? La mayor parte de su vida había vivido
Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki
en las calles y en centros de rehabilitación, aun así,
Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki
sabía palabras, palabras de la ciudad y en kutle, sabía Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki
escribir un poco. Le sorprendió darse cuenta de Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki
aquello en aquel momento. Tal vez había sido su tío Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki
quien lo había enseñado. Que la P, que la E, que la R, Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki
que de nuevo la R, que la O, que aquí dice perro. Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki Nuki…

Le dieron un lápiz y una libreta. Durante varios Cada letra entre cientos y miles repetidas signifi-
meses no entendió el sentido de tanta repetición. cando calma, bienvenida, cobijo, carne, vida, calor,

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sol. Un trozo minúsculo de lo que perdió en la hizo destrabarse y poco a poco escuchó cómo las
infancia y parecía haber desaparecido. Regresó a él máquinas se movían y depositaban los montículos
en una borona de palabra, Nuki. de cemento, cómo los hombres paleaban en algún
lado, reían, cómo en la radio se escuchaba “La
rancherita consentida”.
***
Tanilo lo apartó, como si fuera un niño que
apenas se enseña a caminar. Sacó un cigarro y
Ve las luces de la tienda, los cuatro kilómetros se han
le ofreció. A estos cabrones, no les gusta que
reducido a uno. Experimenta cómo el frío se disipa,
descansemos. Los “cabrones” estaba seguro que
se parte entre el color de la luz, el calor que arde en él.
eran los ingenieros. Porque hasta él, en pocos días
Tiembla. Se agacha, busca algo sólido, toca el asfalto
se había dado cuenta que para lo único que servían
con sus manos muertas. Siente que se va a desmayar,
era para dar órdenes, sabía que Tanilo tenía más
su respiración es espesa y no deja pasar el aire. Pero
conocimiento que todos juntos. Siempre que los
se ha prometido, volverá a ver todo con la tonalidad
ingenieros daban una orden todos volteaban a ver a
natural de las cosas, y no con la visión rojiza y eterna
Tanilo. Nadie decía nada delante de los ingenieros,
con la que siempre las ve. Tanilo lo dijo, ¡lo que te
pero cuando se iban todo dependía de lo que Tanilo
haya pasado, cualquier cosa que hayas hecho, ya no
dijera, porque la mayoría de las veces los ingenieros
está aquí! Respira, Mano, respira.
no sabían ni de lo que estaban hablando, en vez de
Fue en los primeros días cuando le ofrecieron agilizar el trabajo, lo hacían más burro. Esas eran
refresco. Dijo que no con la turbulencia en la las palabras del viejo a cada rato, aquí nada se tiene
garganta, la náusea, el vómito. Tanilo que era que aburrar, tenemos que terminar en septiembre ni
viejo y que además estimaba a su tío, se le acercó. antes ni después. Cada vez que escuchaba aquella
Lo miró directo a los ojos. Él estaba sordo, solo frase se repetía, tienes que dejar el día del semáforo
oía el zumbido que siempre se comía todo. Pero en septiembre, ni antes ni después.
Tanilo no dijo nada, lo supo porque no movió la
Mientras soltaba el humo, Tanilo dijo, tengo
boca, solo estaba observándolo fijo. Tuvo ganas
más de cincuenta años acá, ¿casi nada verdad?
de llorar. Soltarse como no lo había hecho desde
Unos vienen y otros van, pero siempre nos
del día del semáforo. Tanilo lo supo, pero siguió
quedamos los mismos, así es el trabajo en carretera.
sin decir palabra. El llanto que se aproximaba lo

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Así fue como conocí a tu tío. Tábanos chamacos, Tanilo de repente guardó silencio, él no supo si
quince años. Los dos venimos del pueblo, de allá pensaba en la empresa o en otra cosa que no tenía
del Mekate. Y es que la tierra en el Mekate es muy que ver con nada. Tanilo, como todos, como él
bonita pero muy jodida. Allá se aprieta más que mismo se sumergía en la noria que todos cargaban,
acá, ¿has probado la birria de pozo de allá? Ora así como él, que siempre vivía cegado por la luz
en las vacaciones que vayamos a la boda de mi roja. Pero la vas a armar, la vas a armar, yo sé que
hija la más chica, si quieres te vienes conmigo, está bien cabrón por donde le veas, que la familia,
para que pruebes una buena birria de pozo, no las que el trabajo, que uno, total que así es la vida, y
chingaderas que hacen aquí. a veces no queda de otra que palanquearle para
salir del hoyo… Cuando Tanilo dijo la última frase
Él seguía callado, pero sonrió y trató de
sintió una especie de descanso, olvidó el refresco y
recordar aquella birria de pozo, tan famosa del
la turbación que había sentido.
Mekate, que tanto se hablaba en casa de su tío.
Quizá la hubiera probado en el bautizo de su Las palabras de Tanilo no solo le habían servido
hermano si hubiera existido. en aquella ocasión sino le servían ahora que trataba
de ignorar el gran espectacular iluminado. Aquella
No te creas, yo sé lo que es sentirse solo. Andar
representación de un grupo de jóvenes sonrientes
medio rengo del pecho. Como que se siente que
tomando coca cola. Le servían para tener el valor de
ya no va a amanecer, pero luego se compone uno.
atravesar el estacionamiento y empujar la puerta de
Ya me contó tu tío lo de tu mamá, me dijo que te
la tienda y por fin sentarse en su banco que, durante
pusiste mal cuando fuiste a verla. Que andabas bien,
más de diez días, le había servido de cama y hogar.
que duraste tres años encerrado en el Centro y que
saliste hecho otro, pero que te puso mal verla, pero Con la respiración exaltada mete su mano fría y
así pasa. Así pasa, de repente la buena racha se muerta a la bolsa de la chamarra, acaricia el billete
tuerce y no hay más que enderezarla a pura fuerza. azul. Más por hacer algo que por deseo, se acerca
Ahorita yo sé que el frío está cabrón y en la tienda no al mostrador y saluda al hombre detrás, que ahora
has de descansar casi nada, pero ya ves, es la regla y logra saludarlo con menos desconfianza.
se aplica parejo, no te conocen, hasta que cumplas
Paga el café que humea entre sus manos
los quince días te van a dejar dormir acá. Así son
callosas. Aquel calor hace que sus manos vuelvan
estas empresas; desconfiadas y cabronas.
a tener un poco de vida. La bebida se enfría rápido.

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

Pero tampoco le importa porque ni siquiera tiene mamá que apenas tenía diecisiete y dos hijos que
convicción de beberlo o disfrutarlo. alimentar; el primero que apenas era un pedazo de
gente y el segundo que no llegaba ni a eso, le habló a
Recarga su cabeza en la mesa helada. Cierra los
su hermano. El hermano le contestó que no era buen
ojos, aunque sabe que no logrará dormir. A veces
momento, que se esperara en el pueblo, pero ella
cuando los ruidos lo despiertan saca la libreta, si la
aún guardaba la ilusión y la ansiedad por recuperar
energía está invadida de la luz roja, escribe Nuki hasta
al padre de sus hijos. Llegó a la ciudad envuelta en
que la mano le duele, cuando la energía está despejada
un rebozo que tal vez le duraría para siempre. Y así
de estos recuerdos escribe frases. Frases que, conforme
comenzó para su madre el frío del invierno que no
pasan los días van tomando tintes de diario:
olía ni a frijoles recién cocidos ni a leña quemada.
Comí arroz con frijoles, Tanilo me dio un cigarro La ciudad tenía un olor desconocido.
Me pusieron a llevar vigas de madera Con dos niños a cuestas no había forma de
Katione dek sarkas, soko (canté en silencio, solo) encontrar trabajo, menos sin conocer la lengua de
Mekionas markas (Dormí lejos) la ciudad. Aquella adolescente con rebozo y con dos
Kameka dek lok kuaka, nok seka koltlee kava hijos como accesorios, sonreía sin razón. Todo el día
(caminé en la calle, no sabía dónde estaba) lo hacía hasta que los dientes se le destemplaban.
Diario apretaba el trocito de carne en su rebozo y
Hoy se me cayó una cana, a lo mejor tengo la
al otro pedazo de carne lo dejaba sentado cerca, al
edad de mi padre cuando se fue.
pie del semáforo, mientras ella hacía que las pelotas
La última frase que había escrito solo era una cayeran de nuevo a sus manos con una agilidad
intuición sin fundamento. Desconocía que su papá descubierta por primera vez en la historia del
tenía catorce años cuando embarazó a su mamá, y hombre, en el resurgimiento del origen.
ésta apenas había cumplido los doce. Un día su padre
El hombre de la tienda le pregunta si quiere un
fue a buscar trabajo allá donde decían que había por
poco de pan. Él responde que no gracias. Al principio
montones, pero antes de irse la dejó embarazada
el hombre no había sido amable, se comportaba osco
de un segundo hijo. Cuando su hermano nació él
y desconfiado. Para él ningún comportamiento le
tenía tres años. Su papá casi no mandaba dinero
era extraño, los conocía todos, el silencio de su vida
y algunos paisanos comenzaron a traer chismes.
le había hecho sensible a las carencias humanas.
Encontró mujer e hijos en la gran ciudad. Pero su

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

Así era en el Centro Indi, le gritaban, lo miraban hizo el silencio en aquella habitación como se hizo
con odio. Todos andaban inyectados en rabia. Al la luz algún día en el universo, imaginó Kutlán. El
ver que él no se inmutaba y que había una especie primer día del hombre vino a él envuelto en aquella
de ausencia u olvido, lo llamaron Kolko Onkoks palabra tan tosca, tan rocosa. La doctora no pudo
(hombre de sueños). Dejaron de mirarlo con asco. explicar porque alguien interrumpió. La terapia
había terminado, pero a él no le hizo falta saber
Era el Kolko Onkoks para muchos y él lo llegó a
más, entendía a la perfección aquella palabra, su
creer porque ni siquiera la ansiedad por la droga se
trauma de la infancia era la venganza de la vida, el
le asomaba en los ojos, era calmo. Su turbulencia era
castigo eterno, por un día, por un instante de placer
calma. A veces cuando tenía pesadillas solo sudaba
tendría que pagar con sangre, con la respiración, con
hasta quedar empapado, sin gritos ni espasmos. En
la saliva, con los ojos, con todos los cielos que lo
uno de los centros que había estado anterior al Indi,
cubrieran.
lo apodaron “Superman” porque podía estar todo el
día sin comer y sin beber agua. Estático como una Entra una familia a la tienda. El hombre trae a
piedra en el cerro. Estoico a las agresiones, a todas, una niña de la mano, la niña sostiene una rana de
fueran de la índole que fueran. No había truco. peluche. La niña está adormilada, la espuma de la
Simplemente no era capaz de absorber el mundo. infancia la rodea. Él mira la rana, estira sus manos
Estaba lleno de su pequeña historia. Llenísimo de sí callosas, las estira tratando de no dejar que la sangre
mismo y el tiempo; su cumpleaños, las de piedritas se atore. La niña tiene frío y aprieta a la rana, pide a
encima del pequeño bulto, la risa seca de la mujer su papá un huevo kínder. Papi, repite la niña, pero el
casi niña del rebozo, de la sed, de la coca cola, de su hombre está preguntando algo. Es mi cumpleaños,
suéter sucio y más que nada de la luz roja. dice con voz melosa.

Un día la psicóloga del centro le dijo, Kutlán, Recuerda que casi es su cumpleaños. Le hubiera
no estás loco, solamente tuviste un mal día en tu gustado con toda su existencia que todos los Nukis
infancia, tienes lo que se conoce en términos médicos de su vida estuvieran con él. Aunque nunca ha
como trauma. Solo eso. Él pareció no entender. pensado en regalos porque para él los regalos son la
Ella comenzó a hablar en su lengua creyendo que maldición más pura. Aun así, hoy piensa en Nuki,
así entendería. Pero no, nada. Por primera vez en la rana, desea que al menos ella lo acompañe, que
toda su vida se atrevió a preguntar ¿un trauma?... se al menos ella se hubiera quedado a su lado. Al

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

menos con ella hubiera podido celebrar su primer su madre entre los carros sonriendo, a su hermanito
cumpleaños, recostarse sobre el pasto, y ver el cielo envuelto en colchas bordadas y sucias, él, jugando
desde el día hasta que se llenara de estrellas y Nuki con piedritas, la luz roja no lastimaba, podía volar
cantaría como solo las ranas saben hacerlo. A ella sobre el recuerdo, ligero, alejarse de él hasta llegar al
sería la única que le pudiera confesar que está infinito, hasta disolverse en la nada.
contento porque ha durado trece días en su trabajo,
En el presente, la sed de aquel día vuelve a su
porque al día quince recibirá su primer pago, y aquel
garganta, el cansancio, la fatiga de vagar todo el
pago sea cual sea, no lo gastará en drogas, y tal
día por la ciudad, de esperar a su madre al pie del
vez ni siquiera sabrá en qué gastarlo, pero sabe que
semáforo. Vuelven a ser las seis de la tarde, vuelve
podrá preguntarle a Tanilo y éste le dirá qué hacer.
el sabor de aquellas galletas que en todo el día era lo
El hombre termina comprándole el huevo único que habían consumido, vuelve el momento en
kínder a la niña. Él observa a través del cristal que su madre acababa de darle pecho a su hermano,
empañado la rana de peluche. La niña lo mira a cansada, le dijo en aquella lengua extraña y que era
través del cristal, sonríe mientras le ofrece a la rana la única que sabía, aquí lo voy a poner, lo cuidas. Lo
un trozo de chocolate. envolvió tan bien que solo quedaron los ojos cerrados
de Nuki al descubierto. Lo depositó sobre un cartón
El café está frío, sorbe el último trago, se da
y volvió a caminar entre los carros, esperar el alto
cuenta que solo bebe café porque Tanilo le dijo el
para lanzar torpemente dos pelotas, con la sonrisa
primer día, te tomas un café para que aguantes el
pegada y seca. Él ponía piedritas encima del bultito
frío. En su vida nunca tomó decisiones, cuando lo
con ojos cerrados, tal vez con la intensión de distraer
hizo era muy pequeño y esa decisión le costó todo.
aquella sed que lo adormecía. El hombre se le acercó
Ser adicto tampoco fue su voluntad. Alguien lo
y entonces con la lengua de la ciudad habló y en
drogó entre sombras borrosas, pasaron una hilera
su mano sostenía un regalo. La coca cola sudaba
de sucesos cada vez más difusos, se lo llevaron, lo
y aunque él no entendía el idioma de la ciudad, si
desnudaron y después su tío lo metió a rehabili-
entendió el trato; el refresco a cambió de su hermano
tación una y otra vez, y todos lo llamaban drogo.
Nuki. Supo lo que hacía porque algo dentro de aquel
No recuerda haber buscado el chichiflú, sino al
cuerpecito de tres años sintió una punzada en el
contrario, el chichiflú lo encontraba una y otra vez.
ombligo, entonces volteó a ver a su madre, que sonreía
No podía negarlo, era como volar y ver de nuevo a
mientras recogía dinero entre los autos. Aceptó.

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

Algunos clientes entran a la tienda, él mueve las Pero solo escuchó zumbidos y buscó en todos los
manos para que no se entuman, aclara la garganta rincones de la ciudad donde ella solía andar.
para comprobar que ha sobrevivido al recuerdo.
La encontró tumbada, apestando a humana, a
Los hombres se quejan del frío y compran dos
mujer, a calle, como si todos los olores de la ciudad
cafés. Él piensa que el frío ha sido todos los días el
se le hubieran pegado. Estaba llena de canas, los
mismo. Es el frío que ha tolerado día a día desde
labios habían invadido el rostro y quizá todo el
que salió de rehabilitación, no ha aumentado
cuerpo, los pies descalzos denotaban la resequedad
ni ha disminuido. Estaba listo, dijo Eneida la
urbana. La sonrisa se había trastornado. Balbuceaba
psicóloga, Julián el director le dio una palmadita
palabras entre cortadas en la lengua que siempre
en el hombro, Sonia la trabajadora social firmó el
pasó indiferente en aquella urbe. Se encontraba
documento que decía; apto para reincorporarse a
enjambrada del pasado que él ya no sabía sostener.
la sociedad. Sebastián que era un extranjero y el
La herida se volvió a abrir. La invasión de la luz roja.
encargado de sala, le dijo con acento de español,
hemos encontrado a tu tío y tiene un trabajo para Antes de que lo cegara por completo caminó
vos. Le dieron una dirección y dinero para dos días por días y noches en los que no paró hasta llegar
en el exterior, al menos eso decía el papel. con Tanilo. Fueron sus fachas y la historia que lo
coronaba, el silencio y el rostro de la soledad los
Se subió al taxi que lo esperaba a la puerta del
que hicieron que todos desconfiaran de él, que le
centro Indi. Vio cómo las puertas se cerraban, pensó
negaran el trabajo aun con el peso de la palabra
que no era un buen momento, que sería tragado
de Tanilo. Pero Tanilo habló con el de recursos
nuevamente por la vida, que no tendría el valor de
humanos y luego con el ingeniero y después de
hacerlo, pero el taxi siguió avanzando. Llegó a casa
una hora aceptaron que trabajara con la condición
de su tío, se dio cuenta que nunca lo había visto
de estar a prueba una quincena y dependiendo
realmente, que tenía los ojos de su mamá. Al ver
de su “desarrollo y comportamiento” lo dejarían
aquellos ojos sintió una necesidad de volver a verla.
dormir en el albergue. Tanilo se le acercó un poco
Su tío le dijo que no, que no debía buscarla y lo triste y le dijo, ni modo muchacho, ya has sufrido
volvió a repetir una y otra vez, después agregó, no la vida, ¿no?... ahora tendrás que aguantar el frío.
sé dónde está. Insistió, mejor olvídate de ella, ve a Eso te ganaste por venirte a la brava, tu tío estaba
donde Tanilo, es mi amigo, tiene un trabajo para ti. preocupado. Decía mi abuelo que para volver a

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

empezar hay que atravesar el infierno. Fíjate hay Hilo de sangre


una tienda en la autopista, ahí puedes quedarte a
dormir por mientras. Has de pensar que soy una tonta. Una tonta, eso
eres, decías. Ándale, apúrate, agárramele al vestido,
Aquel día había amanecido como hoy, luchando
deja de pensar tonterías. A este cuello le falta más
contra su memoria, luchando para que no se lo
escote. ¿Qué tan grande? Pues más, que se vea que
tragara. Faltaba un día para su cumpleaños, estaba
gasté mucho en ellas. Subías el volumen al estéreo
seguro que lo olvidaría. Trataba de aferrarse a la
y señalabas, mira esta blusa como que le falta vida,
idea de borrar la luz roja en septiembre, ni antes ni
bórdale algo. ¿Qué?, decía yo con la aguja en la boca.
después.
Unos girasoles. Cuando me muera me vas a llevar
un ramo de girasoles. ¿Girasoles? Sí, no quiero que
mi tumba apeste a cempasúchil. Pero cómo te voy
a llevar algo, si yo también me voy a morir, si yo
y tú nacimos al mismo tiempo y al mismo tiempo
nos vamos. Luego me preguntabas con las chichis al
aire ¿dejamos testamento?, ¿a quién?, ¿cómo que a
quién, tonta?, a algún novio.

Siempre estuvimos solos. Mi mamá se murió


cuando teníamos cinco y mi papá cuando teníamos
catorce. Cáncer de matriz y cáncer de pulmón.
¡Qué suerte la nuestra! Estamos solos decíamos
abrazados y tibios cuando la noche era madrugada.
Estamos solos y cada vez que lo repetíamos éramos
más fuertes. Y ahora que tengo que zurcir estos
trajes blancos me siento sola. Ya no me siento fuerte,
ya no me siento nada. Parece que hasta la saliva se
me acabó. Lo único que me queda es la memoria.
Si me vieras zurciendo estos pantalones blancos
dirías, dirías, qué tonta eres, ¿para qué lloras si a

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

nadie le importa lo que uno sufre? Pero a mí sí me me trae a arreglar sus uniformes, el del mercado, está
importaban tus sufrimientos y a ti los míos. viejo, pero tiene negocio, o el vecino que es soldado
y apenas saluda. Tú dirás, cásate con el que quieras,
El martes me caso. Ahí está el vestido. Mi suegra
pero ninguno sabe coger. El del taller ha de ser bien
que no es mi suegra, que quién sabe qué será porque
desesperado, se ha de venir bien rápido. El enfermero
eso de decir suegra a mí me suena tan lejano, tan
es un pendejete que todavía trae la leche en el hocico
raro. Cada vez que lo digo siento como piedras en
y no ha de saber ni por dónde. El del mercado en
la garganta. Con eso de que tú y yo nunca tuvimos
poco tiempo ya no se le va a parar, si no es que ya ni
parientes. Pues el caso es que esa señora me dijo,
con pastilla. El soldado se ve que tiene un pitote que
te compro la tela, te compro el adorno para el velo,
te va a doler. ¿Cuál será el novio ideal, tú tan experto?
te compro las perlas, cose tu vestido para que te dé
Has de saber mucho del tema, tú tan enamorado.
buena suerte. Como sabrás, en mi caso necesito tanta
suerte, pero tanta. Hay que ver de dónde ordeñar Te la pasaste diciendo, no pasa nada. Ya deja
esa pinche suerte que siempre se nos esconde. de preguntar. No pasa nada, hazme el vestido
Acepté. Hice mi vestido de novia. Ahí está sobre entallado de licra con el corte sirena. Más apretado,
el maniquí que más te gustaba. La de los labios más apretado, que se me marque el culo, que se me
gruesos y las caderas anchas que le pusiste Tina por marquen las caderas como a la Modotti. Quiero
aquella fotógrafa italiana. Qué buena está, decías. que se le pare nomás de verme. ¡Vieras qué manotas
Así hubiera querido nacer, tan hembra como ella. tiene, me las aprieta y rápido se me hinchan, casi
Viendo los recortes de la Tina, viendo mi vestido a reventar! Y yo te contestaba, no se puede apretar
blanco con perlas y blondas, te doy la noticia de que más ese vestido, las costuras se van a abrir. Además,
el martes me caso. no tengo tiempo, tengo que entregar estos uniformes
para mañana ¡Pinche trabajo molón, ganas una
Cuando se murió mi papá, lloramos, nos
mierda! Pero es mi trabajo contestaba yo con los
quedamos dormidos con la garganta ronca. Entre
ojos llenos de agua porque nunca te medías para
sueños me susurraste, pero todavía me tienes a mí,
ofenderme. Comenzamos a discutir. Te fuiste al
pero todavía me tienes a mí. Sé que te enoja que me
baño a pintarte el pelo. Primero te lo decoloraste y
case, aun así, lo tengo que hacer. Hace unos meses
luego te pusiste un tono fucsia. Nos carcajeamos de
supe que tenía que escoger marido, la culpa la tuviste
cómo te veías. Mientras te lo secaba pregunté ¿para
tú. Me dije, puede ser el del taller, el enfermero que
qué quieres ese vestido? Cómo que para qué, tonta,

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

para ligar, ya te dije. Es una fiesta de esas a las que te quise. Siento que ya me descosí, que todas las
me invitan cuando ando mesereando. Un cabrón puntadas que había en mi cuerpo se han deshecho.
de esos pelucones ¿Cómo se llama? Yo qué sé. Es Nadie va a entrar a esta casa y dirá, no seas tonta,
un buen pito, pero el que me importa es su hijo, ¿su deja de zurcir. Nadie, solo el silencio.
hijo? Sí, ya deja de preguntar, ¿dónde los conociste?
Nunca pienses en casarte, ¿para qué?: vieja
En un evento de esos grandes. Eran como cinco. Me
tengo hambre, vieja plánchame la camisa, vieja se
cogieron todos, algunos hasta repitieron plato. Nos
cayó el niño. Vamos a vivir juntos y solos, solos
reímos y pensamos que a lo mejor los vecinos nos
y juntos. Nadie va entrar a esta casa más que
iban a escuchar. Siempre se quejaban del volumen
nosotros. Nadie nos conoce solo nosotros. Baja el
del estéreo y de nuestra risa. Ambos teníamos la voz
volumen del estéreo, las clientas se asustan. Viejas
ronca. Y digo teníamos porque mi voz se hizo de
ignorantes, no saben de buena música. María Callas
hormiga y la tuya sabe dónde quedó.
se retorcería en su tumba si viera lo gordas que
Nacimos el mismo día, con tres minutos de están. Me acuerdo perfectamente cómo te veías con
diferencia. Teníamos la misma voz, el mismo pelo, el vestido de terciopelo negro y el collar de perlas.
un lunar idéntico. Tú hombre y yo mujer. De niña Me rogaste para que te lo hiciera. Mira cómo se ve
creía que éramos como Adán y Eva. Cómo me la Callas, quiero uno igual, para sentirme que estoy
ilusionaba ser los primeros sobre la tierra. Te fuiste cantando “Ho mio babbino caro”. ¡Estás loco! decía
convirtiendo poco a poco en mí, sin quitarte el pito. yo mientras hacía alguna bastilla. Una tarde llegaste
Cuando hablábamos de madrugada y me sentía temprano del trabajo y yo estaba hablando con una
triste, te preguntaba ¿por qué se murió mi papá, clienta. Ni saludaste ni nada. Te seguí al cuarto.
por qué se murió mi mamá? Creímos que a mi Traías el labio roto y los puños reventados. La María
madre la habíamos desgatado con el parto. Decías, Callas zumbaba en el estéreo. Pregunté qué te había
estamos condenados, pero no te preocupes, por eso pasado. Con la mirada en el techo contestaste, nada,
hay que darle vuelo a la hilacha, para no quedarnos pinches hombres piensan que uno no se enfada.
con ganas de nada. Tú siempre cumpliste tus
Te gustaba tener varios trabajos. Los fines de
antojos. Yo solo contemplaba. No sé si estábamos
semana de mesero. De lunes a viernes en una
condenados, no sé si ocupábamos vivir la vida
empresa de mantenimiento. Te molestaba que se te
como tú querías, no sé nada. Lo único que sé es
descuidaran las manos. Luego reías, decías, aunque
que estoy recibiendo un castigo por quererte como

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

hay hombres tan raros que les gustan callosas. ¿Con una pinche ilusión. Te seguí buscando no solo donde
quién andas? te pregunté seria porque notaba en tu pudieras estar sino donde estuviste. Toqué tu ropa,
mirada algo desconocido. Traías dinero como si te tus collares, tus mascadas, tus aretes, para encontrar
lo estuvieran regalando. Compraste una televisión la ruta que me llevara de nuevo a ti. Nada.
grande, ropa y regalos. Te la pasabas metiendo dinero
El último día que te vi se convirtió en el primero,
a la cuenta de ahorro. Vamos a ir de viaje a Europa.
en el único. Saliste con un pantalón negro de licra,
Por fin vamos a conocer Grecia e Italia, el país de
tan entallado que tuviste que ponerte cinta adhesiva
la Callas y la Modotti. ¿Con quién andas? volví a
para que no se notara el pito y los huevos. Unos tenis
preguntar. Son amigos, ¿amigos de quién?, ¿cómo
y una camiseta gris que dejaba ver el par de tetas
de quién, tonta?, amigos míos. No te preocupes. Me
firmes y redondas, yo estaba cortando unos trazos.
voy a meter a bañar. Te fuiste a bañar y solo escuché
Te pregunté que a dónde ibas si apenas era mitad
los gritos de la Callas y el agua de la regadera.
de semana. A caminar, traigo una lonja horrorosa.
Mientras remiendo estos uniformes pienso que Sabía que era mentira. Te dije que cuando volvieras
el martes me caso y tú has de estar muy contento quería que me ayudaras a poner unos botones.
con todas las ilusiones que se derramaron en vano. Moviste la cabeza y te pusiste los audífonos.
No quería conocer otros países, ni comer en un
Soy una tonta y no quise seguir estudiando.
restaurante con copas y esas cosas finas que tanto te
Apenas terminé la preparatoria y eso porque tú
gustaban. Lo único que quería era que toda nuestra
me obligaste a hacerlo. Comencé a coser antes de
vida estuviera junta. Que en la noche me abrazaras
los catorce porque a ti siempre te gustó la ropa.
y dijeras, pero todavía me tienes a mí. Saqué el
Enséñate, me insististe. Ándale hazme una falda
ahorro y me fui a la capital a poner la denuncia.
así, un pantalón acampanado, una blusa strapless,
Pagué y pagué un montón de cosas: que el hotel,
trasforma este vestido. Tenía habilidad. No me
que la comida, que el abogado, que el permiso, que
gustaba salir de la casa. Si lo hacía, siempre era
la fotografía, que la muestra, que la declaración, que
contigo. Vamos por el pan. Vamos al cine. Vamos
el oficio, que este billete para agilizar el trámite. En
a tomar una cerveza. ¿Qué se siente?, te pregunté,
unos meses no quedó nada. Ahora dirías, el dinero
¿meterlo o que te lo metan?... bien rico. Como si
siempre se acaba, no seas tonta, el dinero no es
María callas te cantara al oído. Siempre depende
nada, es una pinche ilusión. En tal caso, tendría el
con quién y cómo, ¿quieres que te enseñe? Me reí.
derecho de preguntar para qué arriesgar tu vida por

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

Cuando alguien se va, no dudas si existió, dudas un niño hambriento, y luego te fuiste al clítoris y lo
si tú sigues aquí. Cuando decía alguna de esas frases succionabas una y otra vez hasta dejarlo blando. No
me dabas un beso, decías que en el fondo sí entendía salimos de la casa en una semana.
a la Callas. ¿El hijo de quién?, me he preguntado todo
Ya está. Por más que buscó algo que arreglar me
este tiempo. Teníamos veintidós en aquel entonces y
doy cuenta que todo está hecho. Apago la máquina de
ahora estoy por cumplir los treinta. Estoy a punto de
coser. Doblo los uniformes. Veo de nuevo el vestido
casarme. El martes, no lo olvides. Me caso el martes
de novia, los recortes de la Modotti y las cortinas que
y tal vez dirás de mi vestido, qué naco, debiste de
se inflan con el aire que entra por la ventana. Tengo
casarte de seda. Y yo te diré, qué te importa. Y si
que preguntarte, ¿debo casarme? Sé que tú dirás,
entraras por esa puerta te preguntaría una sola vez,
mira que día tan bonito está bueno para coger. ¿Debo
¿el hijo de quién? Sé que aparte de tonta soy cobarde.
casarme?... Recuerdo el día que estaba como loca,
Si fuera yo la desaparecida, hubieras vendido la
maldiciéndote. Tocó el enfermero y me abrazó, y dijo
casa. Me hubieras buscado todos los días, en todo
¿qué hace?, no sea tonta. Fue cuando lo supe. Ya no
el país, en todo el mundo. No le harías caso a nadie.
debía seguir buscándote. Me abracé a él y lo apreté y
A nadie, solo a la idea de encontrarme. Yo solo lo
lo comencé a besar. Lo lamí y le enseñé lo que había
hice unos años y no todos los días. Les hice caso
aprendido contigo. Tenías razón, era un pendejete
a muchas personas. Ahora sé que fui tan cobarde
que no sabía ni por dónde. Le gustó y por eso me
porque debí verte a los ojos y preguntarte, ¿estás
pidió matrimonio. Por eso me caso el martes.
enamorado?, ¿ya no me quieres igual?
¿Te acuerdas cuántas veces lo hicimos? A
Quítate el calzón y el brasier. Ándale que te
cualquier hora que se nos ocurría. Teníamos nuestros
conozco todo. Ven. Bésame. No, así no. Despacito,
propios métodos anticonceptivos. No pasa nada, no
relájate. Estás chula que no te dé vergüenza enseñar.
seas tonta. En la mañana te gustaba despertarme
Que no te dé miedo sentirte y sentirme. Estás chula,
con tu pito bien duro. A veces solo me retorcía entre
¿sientes cosquillas? Aquí es donde más vas a reírte.
sueños y te sentía. A veces cuando nos bañábamos.
Si empiezas a sentir bonito que no te de pena gemir,
Mientras te estaba confeccionando algún vestido,
grita como gata en celo. Acuéstate, abre las piernas
se te ponía dura solo de sentirme cerca. Supe que
despacito. Mira ya estás mojadita, qué bonito hueles.
algo pasaba cuando comenzaste a poner pretextos.
Ay que húmeda. La voz te cambió y también la cara.
Nunca me molestó que te operaras las chichis. Me
Comenzaste a chuparme los pezones como si fueras

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

gustaba sentir aquellos bultos sobre mí. Chuparlos último que quedaba de ti. En una de tus chamarras
hasta dejártelos rojos. Todo cambió desde el lo encontré. Estabas con él. Sonreían. Él te abrazaba
momento en que fuiste a aquella fiesta. No me por la cintura como las fotos de novios. En el reverso
decías todo. Traías dinero y regalos. Un día llegaste escribiste; eres el hijo de él, pero aun fueras el hijo
del trabajo, te acaricié y te pusiste duro pero no de Dios o del Diablo yo nunca me alejaría. En ese
quisiste hacerlo, solo me diste un beso en las piernas. momento fue como conocer a otro que nunca existió
Te dije con resentimiento, ¿debo buscar marido? y tú ¿El hijo de quién? te pregunté. Tocaron la puerta y
respondiste enojado, si eres más tonta de lo que yo pensé que eras tú. Abrí, y era el enfermero que al
creo, búscatelo. Entonces me tomaste por la cintura verme me abrazó y dijo, usted es muy bonita, no sea
y me apretaste como decías que te apretaban los tonta. Y entonces decidí casarme.
hombres. Me volteaste y me diste por atrás hasta que
Te enamoraste y no quiero saber por qué le
las lágrimas se me salieron.
decías cosas que solo me hubieras dicho a mí. Me he
Hace unos meses me puse como loca. Estaba puesto el vestido de novia. Quisiera que me vieras.
desesperada, quería quemar la casa. Y tú dirás, Qué tonta dirías, te vas a casar con un pendejete
mil veces tonta. Y lo seré mil veces. Veía esta que no sabe coger. Y yo te contestaría, lo puedo
misma ventana. Veía a Tina, a las dos; la maniquí enseñar, así como tú me enseñaste. De seguro dirás
y la fotógrafa. Escuchaba a María Callas a todo que, aunque lo enseñe, él no me dará la vida, que
volumen. Oí tu voz tan nítida como si estuvieras él nunca sabrá que el amor nace en los hilos de la
aquí; no te voy a dejar, cómo piensas eso, no seas sangre. Sé que tienes razón, sé que soy una tonta
tonta. Y yo te gritaba ¡y entonces y entonces por qué porque el martes me caso.
no vuelves, por qué no entras por la puerta porque
no…! Tomé la botella de vino, la que decías que era
para una ocasión especial. Me la empiné. Estaba tan
desesperada que fui a tu cuarto y comencé a bajar tu
ropa. Sí, me dije, revuelve todo, quema todo. Batía tu
ropa preciada como si estuviera llena de cucarachas.
Le di más tragos a la botella. Estaba agotada y
borracha. Me acosté sobre ella. Comencé a olerla y
a tocarla una por una como si quisiera descifrar lo

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

Sangre fantasma porque yo pasaba por un momento decadente, pero


su vida había estado atestada de pobreza como una
Te quería contar lo que pasó, dije. Miré que el galón casa que nunca puede erradicar las moscas. Pensé
del aceite estaba vacío. que no sabía cómo podía recordar la pobreza de
aquel primo lejano, si ni siquiera lo conocía. Imaginé
Dionisio bostezó y tosió al mismo tiempo, lo que él llevaba guaraches y no botas, porque allá en
cual hizo que todo su cuerpo se sacudiera y su cara Tierra Caliente, si traes los pies envueltos sientes
se deformara. Abrió el costal de harina y comenzó a que se ahogan. No como en esta ciudad, que en el
vaciarla sobre la mesa. invierno debes llenarte de capas, quedar sellado. Lo
¿Te acuerdas de mi tío Pedro? Dionisio volvió único que puedes enseñar son los ojos.
a toser y noté que traía los ojos encendidos y rojos. Fui hacia la barra y vi que el espacio estaba lleno
Fui hacia la cafetera y puse a calentar agua. Esperé de vapor. El agua hervía. Dionisio mezcló leche,
mientras observaba los manteles sucios. huevo, mantequilla y poco a poco vertía al volcán
¿Qué dices?, preguntó casi sin voz. De allá del de harina la levadura activa. Escuché el último
pueblo de mi madre. No sé si alguna vez te hablé de coro de “Never gonna give you up”. Vacié el agua
mi tío Pedro. Tiene más de ochenta. Traté de buscar caliente a la menta blanca, exprimí un limón y puse
la menta blanca entre los frascos de yerbas. Recordé la cucharada de miel. La tapé y pregunté a Dionisio
que se le ponía miel y limón. La música se había si había pagado el recibo de luz.
dejado de escuchar. ¿Ya te acordaste de mi tío Pedro? Él suspiró
¿Puedes ir a poner la música?, dijo Dionisio con mientras se agitaba amasando. Creo que sí, dijo
las manos empolvadas de harina. sin ánimos. Sabía que no se acordaba y que no
estaba interesado en hacerlo porque se sentía mal
Caminé por el pasillo de la cafetería sintiendo la y no era bueno insistir con el tema. El agua había
ropa casi mojada sobre mi piel. Observé la pantalla y cambiado de color. Destapé la taza y cuidadosa-
reinicié la lista de los Black Keys. En un movimiento mente se la llevé a Dionisio. Le dije, descansa,
brusco volteé a verme las botas viejas, raspadas de la bebe el té. Él sonrió, pero no dejó de amasar.
punta, a punto de despegarse de la suela. Pensé en Sacudía su cuerpo y sorbía los mocos mientras a
mi primo, que en verdad era un hombre humilde, mí me daba sueño y nostalgia.

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

Nostalgia porque habíamos extraviado el Caminé por el pasillo y me di cuenta que habían
sentido. Estábamos estancados y no sabíamos cómo llegado unos clientes. Pidieron dos americanos.
virar el rumbo. Sueño, porque no había dormido en Dionisio tenía la cabeza hacia atrás y los ojos
toda la noche pensando en cómo pagar las deudas. cerrados. Encendí la cafetera y desde la barra le dije,
Habíamos trabajado el día entero, apenas estaba sí, eso hacía su mamá. También lo golpeaba hasta
atardeciendo y el ardor de mis piernas y espalda que el niño iba corriendo a casa de mis abuelos, que
era insoportable. vivían en el otro extremo del terreno.

¿Y qué pasó con tu tío? Preguntó Dionisio que ¿Y qué hacían ellos? Preguntó. Defenderlo,
ya le estaba dando golpes a la masa. pelearse con su nuera. Hablaron con mi tío muchas
veces. Pero mamá dice que su hermano siempre ha
La tapó y me invitó a fumar un cigarro. Se limpió
sido muy tranquilo, débil de carácter. Ella era una
las manos y sacudió el mandil. Me senté en una de las
niña, pero se acuerda de todo eso.
mesas y serví un vaso con agua. Arrimé el encendedor,
el cenicero y la caja de cigarros. Dionisio tomó su té Llevé los cafés y volví a sentarme junto a
que para ese entonces ya estaba frío. Dijo que estaba Dionisio. Suspiró y apretó los ojos, tomé su mano
bueno, luego le dio un ataque de tos. y le pregunté cómo se sentía. Él no contestó. Se
levantó y fue a cambiar la lista de música. Claro,
Respondí que no se trataba de mi tío, sino más
dije para mí; La barranca. Él tardó en regresar.
bien de uno de sus hijos. Un hijo que no conozco, o
Busqué en mi bolsa y encontré una caja con dos
tal vez sí, pero no me acuerdo. Él se quedó confuso.
paracetamoles. Los tomé y serví un vaso de agua.
Es su hijo mayor, he ido muy pocas veces a ese
Él revisaba en internet por si algo se había vendido.
pueblo, no sé si alguna vez lo conocí. Mamá contaba
Suspiró y se tomó las pastillas. En aquel momento
historias sobre él cuando era niña. Cando eres niño
vi el negocio casi desolado y más frío que nunca.
hay historias que nunca olvidas. Al decir aquello
Traté de encontrar una respuesta. Pensé que tal vez
Dionisio se quedó atento. Contó que cuando mi
era por la situación económica del país, el cambio
primo era muy pequeño, no había aprendido a ir al
de gobierno, la falta de identidad, los desaparecidos.
baño, a veces se hacía en los calzones; su madre, mi
tía Rita, lo maltrataba y lo obligaba a comerse su Pensé que estábamos siendo castigados por
propia mierda. Dionisio se sorprendió. Escuchamos permitir que tanta gente desapareciera y no hacíamos
la campana de la entrada y fui a ver. nada. Había millones de fantasmas penando en los

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rincones, aullando de dolor, aullando a causa de la Me puse el mandil y prendí fuego a la olla,
violencia y soledad a la cual habían sido sometidos. que por suerte tenía aceite. Comencé a freír una
Nuestra sangre desaparecida, derramada, fantasmal. tras otra, una tras otra. Él murmuró, a ver si se
calma la lluvia. Recordé la suerte de mi primo. Le
Los hombres de la mesa me hicieron una señal.
comencé a contar que así había pasado su infancia,
Pidieron el café de cortesía. Solo eso, nada para
soportando los abusos de mi tía Rita. ¿Tú crees
acompañar. De nuevo recordé a mi tío Pedro. Mi
que lo quería? pregunté. Respiró con dificultad y
mamá me había contado que él y su familia eran
tosió despacio.
gente de campo. Tomaban el café sin azúcar y sin
pan, ambas cosas eran un lujo. Se acostumbraron Respondí mi pregunta con una necesidad
hasta su vejez a tomarlo así. Me pregunté, ¿la gente incierta de responder esa clase de preguntas, la
se acostumbra a no tener nada?, ¿también Dionisio forma de querer de mi tía Rita era incierta, como
y yo nos acostumbraríamos al fracaso? Encendí la todo, como el porvenir del negocio, el destino de las
cafetera y me di cuenta que él ya estaba estirando la personas y la vida. Suspiré y seguí dorando donas,
masa con el rodillo. Escuché cómo el rodillo iba de una tras otra, una tras otra hasta que escuché que
abajo hacia arriba de un lado al otro. Estaba atenta, me llamaban. Los clientes pidieron la cuenta.
fue por eso que me di cuenta que empezó a llover.
Dionisio se recargó en el muro mientras trataba
Como si la lluvia fuera un vapor gris, enseguida me
de quitarse pedacitos de masa entre los dedos, silbó
sentí triste y pensé, con estas ventas, con este frío y
“Una tarde en la vida”.
ahora lluvia en diciembre.
¿Qué pasó con tu primo?
¡Qué ciudad, qué tiempo!
Cuando apenas era un adolescente se fue a
Entregué los cafés y fui al baño. Frente al espejo
Estados Unidos a trabajar. Se hizo lavatrastos.
me di cuenta que no me veía bien. Las ojeras parecían
Mis tíos, que también vivían allá, pensaban que
cáscaras quemadas, el pelo se miraba reseco, casi a
no se iba a acostumbrar al ritmo de trabajo, pero
punto de partirse. Pensé en enjuagarme la cara para
él los sorprendió, era muy rápido. Dicen que en la
ver si ésta lavaba aquel reflejo. Escuché el tosido
cocina ganaba extra porque muchos hacían apuestas
de Dionisio, que ya había comenzado a poner las
del tiempo que tardaría en lavar cierta cantidad.
ruedas crudas sobre las charolas.
Competía con otros lavatrastos que lo retaban, pero

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

nadie le quitó el trono. Dionisio rio, en realidad llegaba la renta del departamento? Suspiramos.
reímos los dos. Faltaban cuatro charolas de donas.
Glaseé las donas que faltaban, después las
Dionisio fue al baño y repitió “Una tarde en la acomodé en las cajas. Me sentía cansada. Tal vez
vida” la cantamos. por eso hablaba, para no quedarme dormida.

Mi tío es muy bueno, dije, siempre me cayó Mi primo duró mucho tiempo en Estados
bien. Ya está viejo, tiene más de ochenta, pero está Unidos, trece o quince años. Se regresó porque estaba
muy lúcido. Es muy alegre. Es un hombre de antes, muy enganchado con la droga. Por eso volvió. El
hombre de campo. Es cortador de limón. Cuando terreno donde viven sus papás es muy grande, casi
estábamos niños lo visitábamos una o dos veces al una hectárea. Mi tío Pedro le dio un pedazo para
año, siempre que venían mis tíos de Estados Unidos. que hiciera su casa. Se hizo un cuarto de madera.
Íbamos al río. Mi tío Pedro y sus hijos pescaban y A veces cuando íbamos de vacaciones, escuchaba
llenaban costales de peces para dorar, ¿te imaginas? su grabadora encendida, pero no recuerdo haberlo
Siempre me dio gusto visitarlo. Nunca lo escuché visto. Tal vez nunca lo vi, y solo lo recuerdo por las
que se quejara, ni de mi tía, ni del trabajo, ni de la veces que mi mamá lo ha descrito; moreno, alto,
pobreza. Siempre andaba contento y chiflando o delgado, con los ojos claros como mi tío.
tarareando canciones. Hasta hoy. Dijo mi mamá que
Dionisio dijo que ya estaba el café.
desde que pasó lo de mi primo ha decaído su ánimo,
está callado, hermético. Sentí tristeza mientras la Nos sentamos y comenzamos nuestro ritual;
flama daba calor, como si ésta me hubiera entrado beber café con un par de donas recién hechas,
a través del fuego. Parecía que también a Dionisio, siempre de chocolate. Después encendimos un
porque al aclarar su garganta su semblante se opacó. cigarro y escuchamos que la lluvia se había calmado.
Se puso a glaciar donas.
¿Vas a ir a vender así de enfermo? Él contestó
Me quité el mandil y sentí cómo la tibieza del que no se sentía tan mal. Suspiré, qué remedio.
cuerpo chocaba con el frío del ambiente. Dionisio
glaseaba cuando me preguntó si quería un café. Fui Dionisio dijo aventando el humo, estuve
hacía la cafetera y la encendió. Seguía lloviendo. leyendo algo que no se me olvida ¿sabes dónde se
Pregunté ¿cuánto falta para completar la renta del forma la sangre?
local? Me respondió y luego preguntó, ¿cuándo

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

No, respondí mientras estiraba la espalda. En Él se hizo una novia a la que pronto embarazó.
el tuétano. Me quedé pensando y pregunté. ¿En el Los problemas entre suegra y nuera no se hicieron
tuétano? Sí, y dio la última calada. esperar. Mi tía Rita se la pasaba diciéndole que
era una mantenida, que no limpiaba su casa. A su
Por eso el tuétano tiene tanto sabor, dije al final
hijo le reclamaba por no poner orden, por no saber
y él repitió, mucho sabor.
exigir, por ser débil como su padre. Diario había un
Se levantó y reprodujo “No mentalices”. Fue reclamo diferente hasta que la muchacha no aguantó
por la bufanda, el gorro y el inpermeable. Tapó las y se fueron a vivir a un pueblo vecino.
cajas de donas y las puso en la mochila, tomó algo
El café se había quedado en silencio y ni siquiera
de suelto de la caja.
me había dado cuenta. Puse a Etta James, a ver si su
Se despidió. Le deseé suerte de la forma que pasión invadía la cafetería.
habíamos aprendido en Twin Peaks. Levanté el
Miré a la calle y me di cuenta que estaba desolada
pulgar y dije las palabras mágicas: ¡Gordon!
a pesar de que ya no llovía.
Él sonrió desde el pasillo e hizo lo mismo.
Desde que recuerdo, mi tía Rita siempre tuvo
Estaba sola igual que la cafetería. Lavé los trastes el pelo cano, dos dientes de oro y uno de plata.
y limpié la cocina. Hice la lista para el día siguiente. Mamá contaba que era mala y que era una persona
Fui a ver la computadora. La temperatura había de cuidado. Conmigo siempre fue amable. Incluso
bajado más. Extrañaba la libertad de Tierra Caliente, puedo decir que siempre me simpatizó. Es una
andar descalza con poca ropa. Revisé las páginas, mujer mal hablada, no dice una sola frase sin decir
aún no había ninguna venta. Busqué remedios para groserías, lo que me hacía gracia.
la gripa. Lo mismo: miel, limón, jengibre, reposo.
Me gusta su nombre, Rita, y creo que le queda
Reposo, aquella palabra me dio risa.
perfecto. Es un nombre rasposo y seguro, franco
Mamá me contó que cuando mi primo volvió como una piedra. Recordé sus ojos que siempre
y su papá le dio aquel terreno, mi tía se la pasaba miraban directo.
molestándolo. Que no les daba dinero, que era
La tía Rita, repetí mientras sentía un escalofrío.
un inútil porque solo había ido a Estados Unidos
Dije, no por favor, no de nuevo gripa. Suspiré y vi
a agarrar vicios, que solo era bueno para lo malo.
llegar a Dionisio.

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

Traía la nariz roja como una frambuesa. Fui a su vivir en el terreno de sus padres. Tuvo tres o cuatro
encuentro y dijo que no las había terminado. hijos. Como la relación con mi tía era insostenible,
terminó por irse con su familia a un pueblo cercano.
¿Cuántas sobraron? Él respondió, menos de la
Trabajó varios años en el campo, en el corte de
mitad. Sentí de nuevo el escalofrío, estornudé. Al
limón o en la siembra de tomatillo. Luego se enfadó
hacerlo creí entristecer por completo. Tomé fuerzas.
y entró de taxista. Dionisio iba atento pero su forma
Era una venta buena tomando en cuenta el clima.
de respirar era extraña como si algo se le hubiera
Era hora de cerrar. Acomodé las donas que quebrado en el pecho.
sobraron en las vitrinas de la cafetería. Dionisio se
Mientras caminábamos dijimos varias veces que
puso a fumar. Le toqué la cara y me di cuenta que
el frío era insoportable. El cansancio, el vapor de la
estaba ardiendo. Toqué sus manos, estaban frías.
noche, la desolación anímica me hizo sentir en una
Le dije que teníamos que pasar a la farmacia. Le
película de Bergman.
pregunté qué quería cenar y él contestó que lo que
fuera. Hice cuentas. Tomé el dinero de la caja y el Llegamos al departamento.
dinero de las donas. Dividí los billetes; un par para
Los perros festejaron nuestra llegada y exigieron
completar para la renta, un par para surtir, un billete
su cena. Vacié la porción de cada uno en sus charolas.
para la renta de la casa, unas monedas para casi
Tomaron agua y Dionisio les abrió la puerta para que
nada. Barrí. Dionisio puso jazz, después limpió la
dieran su paseo nocturno. Prendí la estufa y puse a
barra y la cafetera, mientras yo terminaba de trapear.
hervir la leche, después agregué la barra de chocolate.
Nos colocamos las bufandas y dimos vuelta a
El frío los hizo regresar pronto. Tomábamos
la llave.
chocolate con donas. Dionisio habló del trabajo.
Pasamos a la tienda nocturna. Compré croquetas, Recordamos que no se había tomado la pastilla.
una tablilla de chocolate y una caja de paracetamol. Dijo que el centro estaba solo, que necesitaba hacer
Noté que el presupuesto se había agotado. Seguimos una nueva ruta. Luego tosió tanto que tuve que darle
nuestro camino y sentimos la temperatura en unos golpes en la espalda.
nuestros pies como si anduviéramos descalzos. Él
El gato llegó maullando, exigiendo como todos
tosió y yo para distraerlo le conté; cuando mi primo
los gatos. Le di un poco de leche.
volvió de Estados Unidos se quedó un tiempo a

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

Dionisio dijo que ya no podía más. Le respondí Si mañana no llueve durante la tarde de seguro
que enseguida lo alcanzaba. nos va a ir bien, a lo mejor puedo tomar otra ruta
para las donas, dijo con la voz ronca.
Encendí la lavadora y enjuagué la ropa que
había dejado en la mañana. Tendí y pude sentir el Sí, contesté. Quise seguir con la plática de mi
frío acompañado de un zumbido. Traía las manos primo. Decirle que aquel trabajo le había causado
entumidas y la garganta cerrada. problemas. Que no desistió porque cada dejada se
la pagaban a mil pesos, y tenía tres o cuatro hijos,
Dionisio me pidió que me fuera a acostar.
y el dinero por más que lo dividas no alcanza y
Aproveché su atención para seguir contándole. toda su vida había luchado con cada músculo para
sobrevivir. Que un día lo desaparecieron, hacía más
Fue en el trabajo de taxista donde todo pasó. de un año. Que ahora mi tío Pedro se ve triste, como
Para ayudarse con el gasto, a veces llevaba gente de nunca. Que ha preguntado por todo el pueblo por su
un cártel a otro pueblo, gente que no debía pasar por hijo y le dicen que ya no lo haga, que deje las cosas
ahí. Le pagaban mil pesos por aquellos traslados. como están. Que amenazaron a mi tío Pedro, que ni
Cuando lo dije Dionisio me pidió que lo esperara siquiera puede hablar de su hijo.
porque iba al baño.
Ahora, mientras se me cierran los ojos y
Me puse el pijama, me solté el pelo y me vi Dionisio me abraza, pienso en mi tía Rita, me
en el espejo. Las ojeras estaban más oscuras pregunto ¿extrañará a su hijo? Tal vez estamos
como si alguien se hubiera tomado el tiempo de siendo castigados, castigados por permitir que
ahumarlas. Me dio risa parecer un panda. Encima nuestra sangre se convierta en un ente que deambula
de la pijama me puse un suéter. Volvía la lluvia. sin ser visto.
Más frío, pensé. Sentí cómo el dolor de garganta
subía a los oídos que percibían inflamados. Me
costaba pasar saliva.

Dionisio me abrazó. Acaricié su frente y me di


cuenta que la calentura había bajado.

Su calor y mi calor eran buenos.

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Padre agua. Todos, incluso los nietos que apenas eran unos
niños, preguntaron al abuelo si ya se había tomado
Olías a algo que sé describir porque no estás. A piel la pastilla. Diabetes, dijo el doctor cinco años atrás.
joven. A pan recién hecho con harina salpicada. También estaban las dos mascotas de ella: Apa y
Nunca me había puesto a pensar a qué olías. Ahora Regina Spektor. Después de la cena pusieron videos
creo que tu aroma era aquello que oliste al salir del de avistamientos de ovnis. Un documental donde se
vientre de tu madre en el mes de marzo. Cuando las describía la disección de un alienígena encontrado
enfermeras me preguntaron por la ropa de la niña. en el desierto de México. Al hermano le apasionaba
Nada. No había ropa ni maleta en el hospital. Tu aquel tema. En realidad, a toda la familia. Aún a ella
madre me lo había advertido. Salí un jueves a las que parecía escéptica. Después tomaron café con pan.
siete de la mañana a encontrar algo para vestir esa
La madre ofreció avena en leche. Primero se
piel nueva que ya olía. Ningún comercio abierto.
despidió la familia del hermano, un “nos vemos
En mí existió la deuda por proteger tu piel y por lo
el próximo viernes”, ¿qué haremos de comer el
tanto, tu vida. Un viejecillo que apenas acomodaba
domingo? Entre besos de los nietos a los abuelos la
el puesto. Deme todo lo que tenga de bebé. Entre
familia se redujo. Ella siguió acostada en el sillón,
plásticos amarillentos y empolvados encontré tu
aunque su mamá dijo que ya pasaba de las doce.
ropa. Ahora me digo: así como encontré tu ropa
Después de beber la segunda taza de café se sirvió
aquel jueves por la mañana, así he de encontrarte.
avena y luego otro café. El padre puso una película.
Para que sigas oliendo a pan recién hecho mezclado
Ella se dio cuenta que faltaban diez minutos para la
con juventud.
una y media de la mañana. Se levantó con su juventud
Estoy cerca, padre. Estoy tan cerca que podrías y belleza, tomó su abrigo y su bufanda. La madre
olerme si olfateas el viento. insistió en que se colocara un gorro. A regañadientes
se lo puso. Al verse en el espejo dijo que se sentía
Cenaron chavindecas. Un platillo que su mamá como la joven de La tienda de sombreros de Degas. Su
había traído del pueblo. Estaba el hermano con su mamá la corrigió y dijo que no era un sombrero sino
esposa y sus dos hijos. La madre, el padre y ella. A un gorro. Les dio un abrazo ligero a ambos.
la cena no había asistido el novio con el que vivía,
ni tampoco el otro hermano. Compraron una coca El padre se dio cuenta que olía a pan y a juventud.
cola grande. Al padre le rebajaron la bebida con A algo suyo. Se dio cuenta que siempre había olido

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a eso. Se sintió orgulloso de lo que había creado con sobre él. Lo traía hinchado, se clavaba una aguja
su mujer. Pensó que el novio era afortunado por larga dentro de un morete. Tu madre dijo que no
siempre tener cerca aquel aroma. Apareció como un lo moviera, que tenía que estar estirado para que
pensamiento fugaz, sin embargo, conforme los días el medicamento no se regresara. ¿Dónde estoy?
pasaron el olor de su hija se hacía más intenso. Los pregunté viendo el techo blanco y plano. Ella con
padres le recomendaron que manejara con cuidado. la cara vieja, más vieja que nunca contestó, en el
La regañaron como siempre lo hacían por conducir hospital. Cerré los ojos y te vi. Llegué del trabajo,
de madrugada. A lo cual la hija contestó que no la tarde estaba cayendo. Tenías cuatro o cinco años,
volvería a suceder. Lo dijo como siempre lo hacía, jugabas en la banqueta con tus primas, traías el
sin convicción. Su departamento quedaba a veinte pelo suelto, enredado; atardecía y los rayos del sol
minutos en auto. Una distancia corta, creía. Los pasaban justo sobre tu cabeza, brillaban aquellas
perros saltaron al asiento de la camioneta, ella sostuvo hebras de color roble; un vestido blanco dejaba ver
el paquete donde iba la cena del novio. Dentro de su tus brazos rollizos, hacía mucho calor, sudabas,
bolsa llevaba el vestido Ralph Laurent que su mamá traías los cachetitos rojos y esponjados, como si
le había comprado en un bazar. Mismo que a las ocho te les hubieran espolvoreado royal, me sentí pleno
de la noche se midió, prometiendo que lo usaría en la de verte, de saber que me pertenecías, de saber que
posada del trabajo. Encendió la camioneta, un jeep eras mi hija. Cuando los abrí, la enfermera tomó mi
modelo 98. Los padres escucharon cómo arrancó, brazo y sin avisarme me pinchó el dedo, después dijo
vieron cómo las mascotas de su hija ladraban efusivas. cuatrocientos cincuenta de glucosa, está bajando.
Tu madre quiso sonreír, pero en vez de eso se puso a
Ven a buscarme, Padre. Estoy cerca. No he
llorar. Tus hermanos entraron y en su cara se miraba
muerto. Estoy viva, pero tal vez desangrada. ¿No
el cansancio y la decepción.
te llega el olor de mi sangre, padre? El olor de mi
sangre fresca se derrite en la oscuridad, se mezcla El novio estaba pintando cuando Apa llegó
con el olor de mi juventud, con la harina, con los asustado al departamento. A Regina Spektor la
jueves en la mañana sin puestos de ropa para bebé, encontraron malherida, horas después. ¿Dónde
con el pan recién horneado. Padre, no tardes. sucedió aquello? Imaginaban que cerca de la
cartonera. En el tramo más aislado. En el tramo que
¿Dónde estoy?, pregunté. Sentí el brazo pesado
no hay vecinos. Un velador de la fábrica que solo
como si hubieran puesto un costal de cemento
escuchó a los perros ladrar y el chirriar de llantas. El

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

novio estaba abstraído en el lienzo. Debía de entregar los meses se entusiasmó con los alumnos. Siguió
varios cuadros a un comprador independiente. Pasaba pintando en su tiempo libre, casi siempre de noche.
de las tres de la mañana cuando escuchó que Apa El novio lo hacía de tiempo completo, parecía que su
rascaba la puerta. La abrió y le pareció raro que el economía se estabilizaba. Aunque ella ya no pintaba
perro hubiera llegado solo, pero no se preocupó. Apa como antes estaba contenta con los resultados del
era un perro bribón que hacía lo que quería y cuando trabajo; los festivales, las exposiciones y la evolución
se aburría en algún lugar tendía a regresar solo a casa. de los alumnos. Su padre no estaba de acuerdo.
Como el novio estaba cansado y a punto de terminar Creía que la capacidad del muchacho era inferior.
uno de los cuadros, ni siquiera reparó en el miedo del Le molestaba que ella hablara con admiración de la
animal. No era la primera vez que su novia llegaba obra de su novio, obra que nunca se había tomado
tarde de casa de sus padres. el tiempo de conocer. Le enojaba que sacrificara su
talento en banalidades como la docencia.
Dio pincelazos en el lienzo pintado en su totalidad
de verde. Era el nuevo estilo que estaba creando. En Cuando se terminó el álbum de Duke Ellington,
esta nueva etapa todo se basaba en los diferentes el novio recordó que Apa había llegado sin su
tonos de verdes; formas extrañas que recreaban ama. Aquellos minutos los recordaría una y otra
espacios del campo, de su infancia, de la vida vez pesados, como una obra que resulta imposible
familiar, siluetas imprecisas y difusas, algo onírico terminar. Salió del estudio y buscó al perro. Lo
que causaba una sensación de extrañeza y reconoci- encontró debajo de la mesa. Le habló, pero éste no
miento. Era la primera serie que tenía comprador. reaccionó. Estaba temeroso. En ese momento supo
Ambos eran pintores. Antes de salir de la universidad que algo había pasado.
ya se habían ido a vivir juntos. No tenían ni siquiera
Tengo veintinueve, padre. Cumplo años en
un refrigerador. Les pareció romántico compartir su
marzo, ¿lo recuerdas? Decías que por eso hablaba
vida en austeridad. Trabajaron en diversos lugares;
tanto. Hacía muchas preguntas. ¿Cómo se llama esta
restaurantes, comercios, librerías, imprentas, hasta
planta? Cola de rata. ¿Para qué sirve? Para adornar
talleres de carpintería y costura. Hacía apenas un
el paisaje ¿Qué pasa con los carros en la noche, a
año que ella en contra de sus ideales, pero sabiendo
dónde se van? A sus casas .¿Cuántos colores existen?
que era la única forma de obtener ingresos seguros, se
Millones. ¿Recuerdas cuando te pinté sentado junto
había matriculado de profesora de arte. Al principio
a nuestro perro?, era una adolescente, te sonrojaste
sintió pesar, le molestaba el sistema educativo. A

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

y te gustó cómo se veían tus ojos. ¿Te acuerdas qué la avenida. Era de madrugada. Al subir al carro
tan nerviosos estábamos cuando hice examen para trató de explicar torpemente. Nunca nos sentimos
entrar a artes plásticas? A todos les decías, mi hija cómodos el uno con el otro. Estaba en silencio con
es pintora. Cuando fuiste a mi primera exposición ganas de reclamar mi derecho a ti. En cada tramo
te pusiste un saco de pana, unos zapatos de gamuza de la avenida revisábamos. Fue en la cuneta cerca de
y te peinaste las canas plateadas que iluminaron la cartonera donde encontramos a la perra. Estaba
el salón. Parecías un poeta. Con el dinero de la tirada, agonizando. Se veían las rodadas de la
primera pintura que vendí los llevé a un restaurante camioneta. Sobre aquellas había otras de un rodado
elegante a ti y a mamá. A ella le regalé una mascada más grande. Aprendí a ver detalles de crimen en los
de seda y a ti una caja de puros. Hace unos días programas de detectives. Te gustaba verlos conmigo.
mamá encontró en un cajón la mascada. Lloró No eras mi hija favorita, eras mi hija más cercana.
cuando la tuvo en sus manos. Desde entonces la Desde que naciste fuiste una vida que siempre
usa a diario y cuando ora la aprieta como si me entendí, que siempre me entendió. Cuando revisé
apretara a mí. Ya casi no existo, padre. Empiezo a las rodadas traté de que mi intuición fuera como la
diluirme como la niña del cuadro. A cada minuto de aquellos detectives que no dejan un caso hasta
se me van secando las gotas de vida. ¿Recuerdas que lo resuelven. Tenía que encontrarte. Entender
cuánto me gustaba la película de las brujas? qué había pasado, quién había sido, pero el cuerpo
traiciona cuando uno más lo necesita.
Encendí el auto. Tu madre quería acompañarme,
pero le dije que era mejor que se quedara, que La camioneta jeep 98 fue encontrada en una
estuviera al pendiente del teléfono. Estaba enojado ruta de la autopista. Adentro estaba el vestido Ralph
con tu novio, quería romperle la cara. Pero luego Lauren que su mamá le había comprado en un bazar,
cuando lo vi tan joven, tan niño, tan asustado, me el gorro que a regañadientes se puso, la comida del
dio pesar, por ti y por él. No sabe uno cómo deja novio descompuesta, un par de tenis enlodados que
libres a los que casi son niños, cómo les dices que usó por la mañana para pasear a los perros. En la
ya son hombres y mujeres si apenas acaban de dejar cajuela encontraron varios bocetos a carbón, tal vez
la cuna. Lo encontré en la avenida. Había salido de sus alumnos. En el asiento trasero había gotas de
a buscarte andando. Traía las manos manchadas sangre. El fiscal confirmó que no solo había gotas de
de óleo, un olor impregnado a tabaco y aguarrás. sangre en el asiento trasero sino también en el del
Cuando me llamó quedamos de encontrarnos en conductor, como si la hubieran golpeado desde el

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

inicio del ataque. Meses después se identificó semen ensangrentada a Regina Spektor. El padre bajó a prisa
de cinco o seis hombres. la cuneta presintiendo que ahí la encontraría. Rodó y
se cortó la pierna con trozos de cristal que había en el
Los policías con aires profesionales preguntaron
fondo. Sin reparar en la herida se levantó y buscó a su
si consumía droga, si debía dinero, si tenía enemigos.
hija. La visión se le hacía borrosa y solo encontró a
¿Cuántos años dice que tiene, y cómo se llama la
Regina que estaba con espasmos, muriendo. Estuvo a
escuela donde trabaja? El siguiente policía lo mismo,
punto de desmayarse. La situación era peor de lo que
¿cuántos años dice que tiene, y cómo se llamaba la
imaginaba. Hicieron varias llamadas entre el frío y la
escuela?, ¿es profesora de español o de historia?, ¿el
niebla. El padre se veía aturdido y pálido. La policía
pelo castaño o café? El padre sintió un dolor agudo
llegó, dijeron que a pesar de los hechos tenían que
en el pecho, sintió un mareo. El doctor pidió que
agotar las posibilidades, buscar en hospitales, incluso
salieran todos del cuarto. Le advirtió a la familia
en la morgue. Seguir el protocolo y esperar setenta y
que el paciente no podía tener aquella clase de
dos horas para poder declararla como una persona
entrevistas. Les dijo que su azúcar estaba subiendo.
desaparecida. El padre y el yerno alegaron que había
La herida que se había hecho en la pierna cuando
pruebas, que se trataba de un acto de violencia, un
bajaba la cuneta se había infectado. Que el estado
secuestro. Los policías agregaron que cualquier duda
del paciente era grave.
o reclamo tendrían que ir a las oficinas en horario
El hombre sintió que su impotencia era de atención. Entre mareos el hombre llegó a la
monstruosa y que la enfermedad lo imposibilitaba conclusión que perdían el tiempo. Le pidió a su yerno
hasta para pensar. Que los policías preguntaban que fueran al departamento para revisar las cosas de
cosas absurdas y los culpables estaban sueltos y su ella, que tal vez encontraran algo. Llamó a sus hijos y
hija quizá muerta. En el pasillo del hospital la esposa, les ordenó que iniciaran la búsqueda.
acompañada de sus nueras y nietos, oraba. Pedía
El yerno abrió la puerta del departamento y la
que la encontraran pronto. Poseía un sentimiento
mezcla de tabaco, óleo y aguarrás llenó las narices
imposible de soportar; perder a sus seres queridos al
del padre. Vio la mesita verde con algunas flores
mismo tiempo. Sentía un hueco en su vientre como si le
secas. Se dio cuenta que solo había visitado a su hija,
acabaran de extraer a su hija, de arrancar de las entrañas.
una o dos veces. Ni siquiera había prestado atención
Pararon en la cartonera. Vieron las rodadas al lugar porque habían sido visitas breves. Vio la
de la camioneta. A unos metros encontraron cama, ropa en el suelo, algunos libros en un pequeño

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

mueble viejo. Apa lo recibió moviendo la cola, aún impregnado a pinturas o por la ausencia de su hija.
retraído y asustado. El padre sintió angustia al verlo. Aceptó el vaso con agua. Se sentó en el banco y vio
Sabía cuánto quería aquel perro a su hija. Sabía que el otro caballete. Había un pequeño cuadro de veinte
si Apa pudiera hablar le diría cada detalle. ¿Quién se centímetros. Se dibujaba la silueta de un niño. En su
la había llevado? ¿Cuántos eran? Siguió observando cara se reflejaba el aburrimiento y el sueño. Tal vez
el espacio; la estufa de mesa donde posaba una era uno de sus alumnos. El padre recordó la plática.
tetera con líneas oscuras de café. Vio la pared llena Aquel descubrimiento le provocó un vértigo que
de recortes de pintores y obras famosas. Al entrar terminó en desmayo.
a la otra habitación supo que había ingresado a su
Padre, estoy temblado. Siento entumidos los
mundo. Sintió envidia del yerno y por primera vez
brazos, la espalda, las piernas, las manos. ¿Volveré
entendió porque ella se enamoró y antepuso todo.
a pintar? ¿Volveré a tomar un pincel entre estos
Había tubos de oleó, carbones, bocetos, crayolas, dedos rotos? Si pudiera pintar el color de este lugar,
lienzos, marcos, bastidores y dos caballetes; en necesitaría exprimir toda la vida, todos los sueños,
el primero se encontraba un cuadro inacabado. todo el miedo y la indignación. Tendría que exprimir
Pertenecía a la serie verde, en el cual el novio estaba el lodo primigenio, la última noche del mundo. De
trabajando hacía unas horas. En él se observaba a esos minerales saldrían las pinturas que necesito
un animal que tal vez representaba a un caballo, para crear esta obra. Sé que no tardarás, padre. Sé
difuminado entre diversas tonalidades de verde. El que nunca me dejarías.
animal miraba de reojo, era una mirada inocente y
Cuando hiciste el examen para ser profesora de
penetrante, como solo la naturaleza puede ser. La
arte estabas contenta. Te esforzaste por conseguir
animalidad se reflejaba en todo su esplendor; salvaje
el certificado. Me molesté con tu madre por darte
y virgen. El padre quedó asombrado. El muchacho
ánimos. También me enojé contigo. Ella deseaba
estaba nervioso. Le preguntó si quería un vaso de
que tuvieras un sueldo seguro. Yo creía que no habías
agua o café. Ni siquiera sabía cómo actuar, no estaba
nacido para eso, que eras especial. Que no debiste de
acostumbrado a hablar con el padre de su novia.
tener pareja tan joven, que él no tenía talento y solo
Sabía que la situación no era la más adecuada.
era un ancla. Que debías viajar, conocer el mundo.
El padre estaba pálido. No sabía por qué, tal Por eso estaba enojado contigo. Fue aquella noche
vez se debía a la cantidad de color verde, al olor cuando tu hermano y su familia se fueron, cuando

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

tomabas la segunda taza de café que comenzaste pagado un precio alto. Ahora no sabemos dónde
a platicarnos. Una amiga te había pedido que la estás y ellos sí. La inocencia es lo más peligroso.
cubrieras en un colegio de paga. Que el ambiente
El novio manejó hasta el hospital. Después de
de las escuelas católicas no te gustaba y que los
algunos minutos llegaron los hijos y la esposa del
alumnos eran engreídos. Después hiciste una pausa
padre. El azúcar se había disparado a seiscientos.
y fuiste por un pan. Dijiste que ese colegio tenía fama
El padre entre murmullos quería explicar. Nadie
de aceptar jóvenes que no les importaba aprender.
comprendía las frases que omitían sus labios
Que nadie sabía los antecedentes de los padres.
pálidos. Los hijos continuaron la búsqueda mientras
Niños intocables, los llamaste. Que habías tenido
el médico trataba de estabilizarlo. Dos días después
un problema con uno. Que el muchacho no dejaba
pudo mantener una conversación con sus hijos.
de molestar en clase y lo sacaste. Que las monjas te
Les dijo que metieran la denuncia al muchacho del
habían reprendido, que te habían dicho que en la
colegio. Que la desaparición tenía que ver con ese
institución no se actuaba así, que te limitaras a ser
suceso. Su esposa recordó la conversación de su hija.
condescendiente. No sabías cuál había sido tu falta,
Lo escucharon pacientes, dudando de la acusación,
no entendías a qué se referían con ser condescen-
pero trataron de ocultarlo. Le dieron la noticia
diente. El muchacho era insoportable, no del tipo
que la camioneta había aparecido a la orilla de la
que tienen problemas sino de los que los buscan.
autopista. Que los policías estaban afuera y querían
Las cosas se pusieron peor y tuviste que sacarlo
tomar su declaración. El padre se sintió débil, sintió
en otras ocasiones. Que el muchacho te había
que su hija se borraba.
gritado groserías. Que estabas contenta porque
aquella había sido la última semana de trabajo, Estoy en las tierras que te heredó el abuelo. Entre
que tu amiga ya había llegado de vacaciones. Tu limones y naranjos. Ahora recuerdo el primer dibujo
madre dijo que era lo mejor porque no parecía que te regalé; tú con tu camisa a cuadros, traes un
un ambiente agradable. Respondiste que eran los gancho en las manos, tienes el brazo extendido
gajes del oficio, que ya te estabas acostumbrando tratando de cortar un limón. No dijiste mucho
a tolerar la mierda. Reímos en complicidad. Me cuando te lo di. Un día entré a tu habitación y ahí
sentí orgulloso de ti. Por tu inteligencia y descaro. estaba enmarcado, sobre el buró. Me sentí feliz y me
Ahora me siento triste. Me siento triste por ambos. dije, ¡le gustó, le gustó! Algo se formó en mí. Ahora lo
Culpable y triste. Triste por tu inocencia. Hemos sé. Fuiste el primero en ver el talento que guardaba en

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mis manos. Me obsequiaste la seguridad que necesita de mover los pies y los labios pensó en sus hijos que
un artista para remar contra la ola que siempre tumba lo esperaban en casa. Pensó en su pequeña hija de
y borra el camino. Ojalá pudieras escucharme en este cinco años, que en la mañana lo había visto triste y
momento. Ojalá pudiera hacerte entender que se hizo desolado, con su mano pequeña le acarició la cara.
lo que se pudo. Que la vida es una pintura incierta, Pensó que tal vez se estaba volviendo loco, que al igual
un laberinto. Existen tantas formas de extraviarse. que su padre, estaba perdiendo las certezas. Salieron
Créeme padre, ésta no es la peor. del colegio escoltados. Cuando llegaron al hospital el
doctor les comunicó que los niveles de glucosa habían
Tuvimos dos hijos antes que a ti. Cuando nació
subido. Que estaban haciendo todo lo posible.
el primero quise gritar por las calles ¡tengo un
hijo, tengo un hijo! Cuando nació el segundo sentí Todo quedó atrás. Ahora estamos a la misma
que mi pecho se iba a romper. Cuando naciste tú, distancia. Quisiera encontrarte en este mundo,
sentí que todo estaba bien, que ya no faltaba nada. volver a verte. Volver a abrazar tu cuerpo de harina.
Que caminaría por el mundo sin miedo, que todo Olerte de nuevo y decirte que estoy de acuerdo.
estaba en su lugar. Que me encontraba en la cima Estoy de acuerdo con todas tus decisiones. Incluso
y desde ahí todos se veían pequeños. Ahora que te con tu inocencia que nos costó la vida. Haberte
he perdido me siento incompleto, siento que toda defendido con más fuerza. Imagino cómo los
nuestra familia cayó al vacío. hombres te cerraron el paso y tú, confundida no
sabías qué pasaba. Te gritaron. Jalaron tu pelo color
Los hijos explicaron lo sucedido a las monjas del
de roble. Regina y Apa quisieron protegerte en
colegio. Los policías y el fiscal hicieron preguntas.
vano. Te golpearon esa barriga que nunca conoció
Ellas dijeron que lamentaban profundamente lo
la maternidad. Te tocaron con todo el odio de sus
que había pasado con la maestra, pero no podían
manos, de su infancia malograda. Quise arroparte
ayudarlos. Que nunca se les había comunicado del
cuando el frío de la autopista te amorataba la
incidente, y que desconocían al alumno. Sonó el
piel. Quise secarte la baba que derramabas con
timbre, los muchachos salieron del aula. Uno de
cada hombre que te poseía con desesperación.
los hermanos vio cómo un grupo de estudiantes se
Que te penetraba hasta hacerte sangrar. Cuánto te
decía cosas al oído y soltaban una risita. Sintió que la
destruyeron por dentro, cuando la sangre escurría
sangre le hervía, quiso sacarles las palabras a golpes;
por tus piernas y te hicieron caminar desnuda
dónde estaba su hermana, qué le había pasado. Antes
mientras reían, quise abrazarte. Proteger ese cuerpo

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

tuyo que ya comenzaba a estar hueco. Te violaron Fábula


tantas veces que solo dabas espasmos de vida como
si volvieras a nacer o como si nunca lo hubieras El perro está tirado sobre el pasto con un hoyo en
hecho. Resguardar tu cuerpo cuando lo profanaron la panza del tamaño de una moneda. A lo lejos
con fotografías a tus pechos sin pezones, a tu la gente se mueve como hormigas preparándose
cabeza llena de agujeros. Tomaron evidencias de para la lluvia. La tarde cae. Hombres uniformados
sus hazañas, porque ese es el alimento de los que emiten mensajes en radio. Las luces de colores
ya no son hombres. Quería consolarte, decirte que a zigzaguean entre los murmullos. Una mujer grita
pesar de todo nos teníamos. Que éramos invencibles y llora sincronizando ambas acciones como una
porque te quería más que a mi vida. Pero a ninguno canción. La mano de un hombre trata de consolarla.
de los dos nos alcanzó la fuerza. Espero verte aquí, La mano del hombre se ve llena de venas gordas
encontrarte en la muerte. Volver a abrazarte, oler como si la sangre se le hubiera coagulado.
aquello a lo que oliste la primera vez. Repetirte una
y otra vez que existimos, que esa es la certeza que El alboroto ha sacudido el parque. Ha sacudido
nadie nos puede arrancar. la ciudad como si de pronto quedara suspendida
en un letargo místico. Marcelo, el perro que tiene
un hoyo en la panza, observa desde lejos con la
vista borrosa a Clara, su ama. Si no fuera aquella
la situación, lo hubieran llevado apresurados al
veterinario. Ahora no. Ahora ve cómo Clara llora y
grita, mientras la mano de su esposo la aprieta. Él,
le susurra al oído, mientras sus ojos se extravían. Lo
abandonarán, como Marcelo abandonó a Ernesto.

El Perro trata de reprimir el llorido. Sabe que


está llegando al fin. No volverá a mover su cuerpo
peludo, café chocolate. No tendrá la fuerza en sus
patas para correr y perseguir a aquellos que se
han llevado a Ernesto. Correría, sabe que correría
kilómetros y kilómetros. Andaría por avenidas

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y carreteras oliendo la infancia de Ernesto, sus mientras me deleitaba con la caca de gato. Vi todo
converse rotos, los calcetines con los que siempre y me dije, qué Perro tan tonto. Morirá, morirá por
jugaba a estirar como ligas. Olfatearía el aire y tonto. Por defender algo sin valor.
antes de ceder su voluntad a los tuétanos de las
Entre murmullos débiles, Marcelo trata de
carnicerías, sabe que no perdería el rastro, el olor
hablar, pero su lengua está blanda y seca.
de su pelo sudado mezclado con malteada, primaria
y juego. Hasta quedar desinflado buscaría al niño. Ya sé, Perro, pero así es la vida. Ni te esfuerces. Yo
Por todas las autopistas, de norte a sur. Lo traería vi todo, pensé, ese Perro es fiel pero tonto. No sabe
encima de su lomo huesudo. Con el último aliento cómo funciona el mundo. No sabe lo que hay en sus
rincones. No sabe cómo son los hombres ni lo que
lo entregaría a Clara, su madre.
le espera a ese niño. Si ese niño logra sobrevivir, se
Marcelo escucha el zumbido de una Mosca convertirá en lo mismo que ellos. Es un vicio. Tengo
que revolotea cerca. Observa el cielo, aún azul. Se amigas que les encanta andar con esas gentes. Se
deleitan con la carroña del dolor, ¿sabes a lo que
pregunta cómo pudo pasar aquello en un día como
me refiero?... Has escuchado aquella frase que les
ese. Cómo pudo alejarse de Ernesto. Cómo no atacó
gusta a los hombres “En gustos se rompen géneros”.
a buen tiempo. Cómo pudieron escapársele de sus No critico, pero estoy segura, que lo de ellas es un
colmillos, que alguna vez fueron de lobo. Era cierto, vicio, como vicio es de los hombres torturarse unos a
no había sido entrenado para ser héroe. Había otros. ¿Y sabes quién envició a las moscas? Claro, los
sido entrenado para comer dos veces al día. Para hombres. De ellos aprendimos las malas costumbres.
perseguir a Ernesto por toda la casa. Para traer la En tardes como ésta me gusta pensar en la vida. Pobre
pelota en el parque. Para muchas horas de sueño. de ti Perro, eres inocente. Siempre he dicho que hace
Para suspirar sabiendo que Ernesto estaba cerca. La falta despertar a los Perros domésticos, mostrarles
el mundo. Créeme, la palabra “domésticos” me da
Mosca interrumpe sus pensamientos, se posa en su
muchísimo asco, pero tengo que utilizarla para que
herida. Zumba estridente: entiendas. Lo que te ha pasado es por tonto, no hay
Vas a morir. Perro. Vas a morir como todos. Mis más qué decir.
hermanas y yo tendremos alimento delicioso.
Beberemos tu sangre ¡No sabes qué líquido tan Háblame de los vicios de los hombres. Exigió el
embriagante! Aquí, justo aquí sembraremos Perro con la voz ahogada tratando de mantener los
nuestros huevecillos. Sé porqué estás así. Sé porque ojos abiertos.
traes este hoyo en la panza. Vi todo desde el arenero

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¡Ha mira, has podido hablar! no creas que soy tan hasta la garganta. Le sacaran todo lo que a ellos se
mal educada para comer de ti mientras estás vivo, les antoje. Su cuerpecillo comenzará a sacudirse
poseo cierta ética. Después de todo, la vida de como mis alas. Después, lo aventarán junto a otros
una mosca no es larga. Tengo el deber de cuidar Ernestos y entonces legiones de Moscas degustarán
mi reputación. A pesar de que los hombres nos las sobras. Yo los he probado, he catado su carne,
describan como despreciables, claro no en el nivel de saben como a galletas con azúcar glass. ¿Te
las cucarachas. Pienso que es cuestión de perspec- preguntas por qué hacen eso los hombres? Cuentan
tivas. Los hombres tienen siglos denigrándonos. las Moscas que es para salvar a otros niños, ¿puedes
Diciendo, qué desagradables bichos, tragan mierda creer ese vicio? ¡Agujerar un cuerpo bueno para
y les gusta la basura. Pero vamos. Eso no es malo, reparar un cuerpo malo! ¡Los hombres están locos!
es un acto de supervivencia, es un trabajo sucio que Por eso nunca me acerco demasiado. La historia
alguien tiene que hacer. Pero ellos, ellos sí que son que te acabo de contar es lo mejor que le puede
una peste. No tragan mierda, ellos la producen, y pasar a Ernesto. Ojalá corra esa suerte. El hombre
créeme, no hablo de forma literal. Aberraciones tiene vicios atroces, serían capaces de cualquier cosa
que de verdad dan asco. Las nuestras no son nada para saciarlos. Cuando vi todo desde el arenero, me
comparadas con las de ellos. Como te decía, tengo dije, qué perro tan tonto. ¿Por qué un animal daría
amigas que les encanta pasearse en los lugares más su vida por un humano? ¿Sea niño, bebé, anciano
siniestros, es por eso que he conocido de cerca al o quimera?, el género ni el tamaño importa, al fin,
hombre. Ojo, de cerca pero nunca para intimar. ¡No todos son vástagos de la misma rama.
te imaginas qué de cantidad de vicios tienen! Por
ejemplo, al niño ese que se han llevado… El Perro hacía el esfuerzo por distinguir a la
Mosca en la oscuridad. No sabía por qué deseaba
Ernesto, se llama Ernesto.
seguir respirando, por qué estaba interesado en su
Ernesto, qué nombre para alguien de su tamaño. Sí, conversación. Nada podía hacer por Ernesto ni por
a ese niño se lo llevarán muy lejos. En el transcurso su propia vida. La Mosca se posó en su nariz y siguió
del viaje tendrá los ojos vendados. Para que comience zumbando atenta a la mirada del perro.
a sentirse solo y ciego, para que se sumerja en la
oscuridad. Aunque muera de sed no le darán ni una Vi todo desde el inicio. El niño te aventaba la pelota.
gota de agua. Te preguntarás, ¿por qué no le darán Me olía que aquella pareja tenía un vicio grande. La
agua? No porque no tengan, sino porque no quieren. mujer le preguntó algo a Ernesto. Tú te acercaste
Le clavarán una inyección de este tamaño para que con la inocencia de un Perro, moviendo la cola. Tal
se tranquilice, para que su cuerpo se ablande como vez la mujer le preguntó dónde quedaba la calle tal,
una deliciosa gelatina. Luego lo rajarán del ombligo siempre usan el mismo truco…

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Dijo que se llamaba Ana, que era prima de ¡Malditas Pulgas tontas! No cabe duda que son
la mamá de Ernesto, que lo había reconocido unos parásitos. Mira nada más que salir ahora
porque tenía los mismos ojos que Clara. Moví la que tu sangre se está enfriando ¡Fuera de mi vista,
cola porque dijo que era familia. Le presentó al vampiros enanos!
hombre de la gorra, dijo que era su esposo, tío de
Ernesto. Estaba nervioso. Se le notaba en su forma Los bichos se fueron saltando mientras
de pararse, en su olor confuso; una mezcla de vociferaban.
sangre seca, miedo y yerba podrida. Me acerqué
más a Ernesto y me quedé atento. Dijo que no la Míralas, son unas malditas. Aun así, te aseguro
conocía, pero que podía llevarlos a casa, que no que son mejores que los hombres. No tienen vicios,
estaba lejos. Rieron como si adentro de sus bocas se alimentan porque todos necesitamos hacerlo.
guardaran gritos y golpes. Es verdad, la casa no Es injusto que los hombres rijan el mundo. Pero
queda lejos, si hago el esfuerzo por levantar la bueno, Perro, las injusticias son el pan de cada día.
cabeza puedo ver una de las ventanas. Desde esa Nadie pensó en ti, solo en el niño. Un niño que no
ventana veíamos la calle cuando nos castigaban. dio la vida por ti. Todos preguntan por el humano
A pesar de las señales me distraje. Corrí tras y nadie por el Perro. Ni siquiera los padres del
Antonio, es un gato del barrio. Teníamos un vástago se arrimaron a tu cuerpo, te dieron por
juego, siempre lo perseguía hasta que se subía a muerto. Pobre de ti Perro.
la rama de ese árbol. Le estaba ladrando cuando Nada de pobre. Solo Perro. Nada de pobre. Cuando
Antonio me dijo, voltea Marcelo, algo le pasa era un cachorro le pregunté a mi madre qué eran
al niño. Comencé a ladrar y a perseguirlos. Oí los hombres. Ella dijo, son amigos. No sabía qué
disparos, pero no me asusté porque solo pensaba era eso. Pensaba en aquella palabra. El hombre es
en Ernesto. Las personas que había en el parque mi amigo, lo repetía una y otra vez, lo repetía en
corrieron asustadas. Caí sobre el pasto. sueños. Un día mi madre me dijo que había llegado
el momento de conocer al hombre. Me trajeron a
La Mosca estaba atenta. Sentía en sus patas
casa de Ernesto. Clara me envolvió en su suéter.
la nariz reseca y áspera de Marcelo. Vio cómo las Ernesto era un cachorro como yo. Clara le dijo que
Pulgas comenzaron a subir por encima del pelo tenía una sorpresa, y después me sacó del suéter,
café chocolate. Se daba cuenta que el Perro estaba me presentó. Él comenzó a reír y me di cuenta que
llegando a su fin. Se sentía inquieta, enferma. Quiso le faltaban los dientes de enfrente. Se me hicieron
sacudirse aquel síntoma para que Marcelo no se graciosos aquellos huecos, también reí. En la
diera cuenta de su turbación. noche extrañaba a mamá, creía que nunca volvería
a sentirme seguro. Ernesto me acarició con sus

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

pequeñas manos. Dijo que él estaba conmigo, que de sus delgadas patas empujó los párpados del Perro
también a él le daba miedo la oscuridad. Me siguió para que éste, durmiera el sueño de la muerte.
acariciando hasta que me quedé dormido. Entre
sueños lo supe, el hombre era mi amigo. Ernesto Pensó que aquel día contenía un letargo místico.
era mi amigo. Experimentó un sentimiento que nunca había
conocido, tal vez la ausencia de un amigo.
Aún con tu historia, sigo pensando que un animal y
un hombre no pueden ser amigos. Los hombres no
son amigos ni de su propia especie, lee el periódico.
Nunca confiaría en el hombre, y tampoco me
arriesgaría a descubrir si es bueno o malo.

No existen los amigos malos o los buenos, Mosca.


Solo existen los amigos. Un amigo duele en la
sangre porque justo ahí nace la amistad y la vida.
No pude ayudar a Ernesto. Me distraje, no intuí
que aquellos hombres no eran amigos. Perseguí
a Antonio, en vez de proteger a Ernesto. Pareces
sabia. Eres una viajera, una voladora. Has visto
y probado tantas cosas. Yo solo soy un Perro de
casa que salía tres veces por semana y siempre
en el mismo barrio, siempre acompañado. Un
día nos llevaron a un río y eso es lo más lejos que
fui. Es por eso que no te entiendo, no sé cómo
puedes pensar que pierdes el tiempo conociendo
al hombre. El hombre es la especie más sofisticada
que existe, la más natural. Es contradictorio, pero
así es. El hombre es amigo porque el amor le nace
en la sangre. El hombre es el gran amigo…

La Mosca se quedó en silencio, escuchó al grillo que


tocaba entre los árboles. La melodía se mezclaba
con el ajetreo nocturno. Pronto se dio cuenta que
aquella frase había sido la última. Con toda la fuerza

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

Madre Nunca le importó que Ferdinand fuera un nombre


de hombre. En ese entonces papá ya no vivía con
Para mi madre ya no existimos. Su cabeza se atoró nosotros. Le ofrecieron trabajo en Dinamarca.
entre el lenguaje y la memoria de Alberto. Sale al No fue así como surgió la distancia entre ellos.
balcón y se queda horas mirando la calle. Interrumpe Ahora sé que no era una distancia provocada, sino
sus crucigramas, sus rimas o los poemas en voz alta. natural. Se conocieron cuando eran universitarios.
Solo se comunica con fantasmas y con Nirvana, la Mamá estudiaba lingüística y él agronomía. Rara
perra. Mis hermanos desean aferrarse a la idea de combinación. Papá nos visitaba dos veces al año. La
que está. No tiene sentido creerlo, ha dejado de ser mayor parte del tiempo la pasaba en el laboratorio.
la mujer que era. Dejó atrás la vida. A ella nunca le molestó. Sé que ella no hubiera
tolerado otro tipo de relación.
Qué linda piel de esta niña, linda piel, suave
como un durazno, lisa como la sábana vieja. Ojalá Lloras porque tienes los ojos encharcados de
los hombres, los niños y más que nada los hijos lluvia. Esa agua tiene bichos. Eso te pasa por andar
se quedaran del mismo tamaño, así, con tenicitos descalzo. Sí, por mojarte tanto. Por nadar todo el día
pequeños. Nunca soltarles las manitas suaves. en el río de los fantasmas. Si lloras vas a podrir los
Cuidando sus cuerpos valiosos. Al pendiente de sus muebles, los libros, las ventanas ¡Aguántate el llanto!
cabezas en los parques. Il est un enfant trés jolie. ¡Aguántate esa lluvia llena de zancudos y sapos!

Soy la mayor, me llamo Marie Ferdinand. Me Me llamo Alberta, mi madre me puso ese nombre
crie escuchando conferencias sobre Saussure y porque así se llamaba su abuelo. Pensaba que ya no
su lingüística estructural, Simón Dik y Chomsky. iba a tener más hijos. Cuando nació mi hermano
Mamá me enseñó a leer para que pudiera ayudarla menor la solución a su error fue llamarlo Alberto.
a repasar notas. Mi infancia transcurrió entre las Ahora parece un augurio. Mi madre tuvo primero
bibliotecas y los pasillos de la universidad. Sus una Alberta, luego un Alberto. Ahora se ha quedado
alumnos me cargaban y preguntaban ¿cómo se llama como al principio, solo con la mitad femenina. No
su hija, profesora? Marie Ferdinand, contestaba sé si yo sea la mitad que prefiere.
orgullosa, por Marie Curie y el Dios de la lingüística,
Verde que te quiero verde, Lorca. Apréndete a Lorca
Ferdinand de Saussure, después aventaba el humo de
de memoria. Así cuando te quieras ver inteligente
un faro. Fumaba de la misma marca que su abuelo.
con una chica solo acuérdate de esa frase; verde que te

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quiero verde. Y si te quieres ver más interesante di su fuera de la ciudad. Me contó todo a detalle. Cada frase
nombre completo; Federico García Lorca, el poeta correctamente, sin salirse del campo semántico, con
de Granada. Entonces sabrán que tú lees poesía. Esa una sintaxis perfecta, como siempre se expresaba. Pero
nunca falla, verde que te quiero verde. al decirlo comencé a ser invisible. Como lo fuimos
siendo cada uno a partir de aquel día. Nunca entenderé
Antes me parecía gracioso llevar el mismo nombre.
por qué alguien como ella puede perder la cabeza.
Cuando éramos niños jugábamos a repetir nuestro
nombre hasta que fuera un trabalenguas. Le ganaba ¿Clases? No, ya no. La universidad cerró. Cerró
con tres años, pero siempre andábamos juntos. Desde el día en que millones de conejos blancos de dientes
que desapareció me parece extraño que nos llamemos de machos cabríos invadieron sus aulas. Sí, comen
igual. Han pasado siete años e imagino que, si aún carne descompuesta. Apesta. ¿Qué, no me crees?...
estuviera se hubiera casado con una lingüista o con Pregúntaselo a Leonora. Si dices que la universidad
una escritora. Siempre admiró a mamá, siempre sintió está abierta, pues lo está. Ándale vete tú a dar clases,
atracción por las mujeres de su tipo. Quizá todos lo a ver si aguantas la peste.
sentimos. Mamá es una mujer que hechiza.
Marie movió sus influencias para encontrar a
Mañana y café. Mañana y cigarro. Mañana y Alberto. No hubo resultados. Cuando papá llegó
humo. Mañana y noche. Mañana y tarde. Mañana de Dinamarca ella le dijo que la dejara creer en
y cielo. Mañana y piedras. Mañana y luz. Mañana fantasmas. Los dos comenzaron a reír a carcajadas y
y creció. Mañana y se llenó de lunares y sonrisas. luego a llorar como niños. Nunca la había visto así,
Mañana y tu cuarto. Mañana y vacío. ni siquiera imaginé que fuera posible. Lloró en los
brazos del hombre que fue su esposo a distancia por
Mi madre se destacó con excelencia en su
quince años. Su amigo, como ella lo llamaba. Mi
profesión. Era inteligente, congruente e infalible. Todos
papá se casó con una danesa dos años después del
hablaban de sus clases e investigaciones. Admiraba y
divorcio. Recuerdo que le pregunté si le molestaba,
reconocía a todas las mujeres que han sobresalido en
ella contestó, hay Alberta, las cosas son como son,
la historia, por eso me llamó Marie, por la científica
la gente tiene que ser feliz.
polaca. El drama nunca tuvo cabida en su vida. Era
la persona más fuerte que yo conocía. Incluso cuando ¡Isoglosas! ¡Isoglosas! ¡Tengo un haz de isoglosas!
Alberto desapareció, no se veía intranquila. Alberta Las he recolectado. Poseo más de un millón de
fue la primera en saberlo, yo llegué al otro día, andaba isoglosas para nombrarte. En cada ojo, en cada

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22 MENCIÓN HONORÍFICA • NARRATIVA SANGRE FANTASMA

diente, en cada cabello. Las he encontrado en si se brincara una cuerda, derramando gotas dulces
las regiones del tiempo. He seguido su evolución en el pavimento, con cada brinco, con cada brinco.
sometida al color del día, al cansancio de las
Más de treinta años sirviendo a la universidad. Sin
nubes, al sabor de la sopa, a la temperatura de esta
faltar un solo día. Con dos maestrías y dos doctorados.
habitación, a las ojeras de Nirvana y a las canas
Directora y fundadora del Departamento de Investi-
que me coronan. Miles de haces de isoglosas. Es mi
gación de Lenguas. Considerada una de las mejores
investigación honoris causa.
lingüistas contemporáneas. Fue la única mujer
Después de haberse alejado dos años de la en Latinoamérica en ser invitada para ser becaria
universidad llegó una carta. Decía que lamentaban LUgüe. Siempre trabajando. Pionera del feminismo
su pérdida, que había sido para la institución un en México. Le otorgó a la universidad toda su vida
gran vacío el que había dejado en esos dos años de y conocimiento. Incluso más que a nosotros. La lista
ausencia laboral, que el departamento de investi- de proezas es larga, sin embargo, cuando mi hermana
gación lingüística, en el cual fungía como directora, Alberta leyó aquella carta, continuó recortando. Mi
había llegado a la decisión de nombrar un titular para madre ha perdido más que un hijo.
que supliera sus labores. Que, siguiendo la política
Cuando llueva se mojarán tus botas de plástico.
de la universidad, le informaban que ya no podría ser
Aquellas que compramos en Liverpool. Solo lo hice
postulada como becaria del programa LUgüe, para
porque estaba lloviendo y a ti te gustaron tanto.
el cual había sido la primera candidata en Latinoa-
Nunca más, dije. Nunca más vuelvo a comprar en
mérica. Se la leí lentamente para ver si entendía algo
una tienda capitalista. ¿Qué es capitalista, mamá?
de lo que informaba. Ella siguió pegando recortes
preguntaste con tu boca de hormiga. Capitalista, del
en la pared. Desde que Alberto desapareció compra
latín caput, que significa: cabeza. El que mueve la
el periódico, como toda la vida lo hizo, pero ahora
gran cabeza. Una sola. La cabeza de uno solo. Nos
no lo lee. Recorta imágenes de jóvenes de su misma
quita la nuestra, nos la arranca y dejamos de pensar
edad o que se le parezcan. Después de siete años ya
con la nuestra. Piensan por nosotros.
ha invadido la sala, el pasillo, la cocina y el recibidor.
Ahora papá nos visita el doble de veces. General-
Los ojos nos dicen mucho. En los ojos de las vacas
mente solo, aunque hoy ha traído a Olga, su esposa, y
se refleja el universo, es una frase de Rulfo, quizá. En
a sus dos hijos rubios. Le gusta venir al río, también a
los ojos de mi hijo se reflejaba la vida. La vida como
mamá. Es una costumbre familiar. Desde que éramos

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niños nos traían. Hay carne asada y guacamole. Su hilo de aire. Es por eso que ya no eres tú. Moriste
Amigo está allí comiendo una tostada sin dejar de sin darte cuenta.
verla. Luego se le acerca y comienzan a reír y hablar
Me vine a vivir con mamá cuando pasó lo de
despacio, parece que es al único que reconoce. Mi
Alberto. Pensé que era pasajero. Luego transcurrió
padre se siente culpable, ahora más que nunca. Sabe
un año, luego otro, hasta que dejé de contar. No
que debería de estar con ella, que nunca le exigió
hicimos nada con la habitación de mi hermano.
nada. Es la primera vez que ella lo necesita. Es la
A Daria, mi hija, le gustaba entrar, quizá por
primera vez que anhela su compañía.
curiosidad, quizá para hacer travesuras. De pronto
El piso tiene pegamento. Nirvana se pega y ya era su habitación. Creí que aquello la alteraría,
suspira. Yo también me pego. Soñamos lo mismo. pero no fue así. Ni siquiera se dio cuenta. Cuando
Soñamos con Alberto. papá nos visita insiste en quedarse en la casa. Él y
Olga, su esposa, duermen en el cuarto que era de
Marie ha traído los documentos para que todos
mamá. A sus hijos los acomodamos en el cuarto
firmemos. Papá vino de vacaciones, se quedará
que fue de Marie Ferdinand. Puede irse a un hotel,
algunas semanas. Se le está haciendo costumbre
pero quiere estar cerca de ella. Mamá no duerme en
venir cada dos meses. Nos encanta este río. Cuando
su habitación. Pensamos que era pasajero. Desde
papá se fue a vivir a Dinamarca ella nos traía. Se
el primer día hasta hoy se acuesta en la sala junto
ponía a trabajar en sus investigaciones mientras
a Nirvana. Al principio ni siquiera quería ponerse
nosotros jugábamos. Cuando oscurecía, soltaba
una almohada o una colcha. Imitaba cada uno de
sus hojas, se estiraba, se ponía el traje de baño y se
los movimientos de la perra. Generalmente no
metía a nadar con nosotros. Era la mejor. Nirvana,
come casi nada, juega como una niña con el pan,
la perra de Alberto, también ha venido. Mamá no
con la avena, con la sopa. Aunque no lo diga, está
puede alejarse de ella. A simple vista parecemos
muy contenta por la visita de papá. Es con el único
una familia sin grietas.
que parece mantener una conversación fluida. Papá
En estos cerros también crece la ausencia. Es sigue el ritmo de su conversación y sin darse cuenta
mejor la muerte que la ausencia. Se puede morir en termina susurrando. Hace unos días desperté muy
verano y no hay ausencia. Cuando el que es tu hijo, temprano. Fui a la sala a revisar a mamá. Miré
desaparece, la ausencia te ahorca. Te agarra por el que él estaba en el suelo, ella tenía recargada su
cuello y comienza a apretarlo hasta dejar pasar un cabeza en sus piernas. Estaban hablando mientras

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Nirvana suspiraba. En la puerta del cuarto estaba En este río mis padres pasaron sus veranos
Olga, observándolos. cuando eran jóvenes. El año pasado cuando mi papá
vino solo a México, comenzó a contarnos cómo se
Nadaremos en el río. Los fantasmas del agua nos
habían conocido y cuántas veces vinieron a nadar
rasguñarán las piernas. Se nos pondrán rojas como
desnudos. Historias que nos sabemos de memoria.
la sangre, como la mía y la tuya que ya no existen.
Dijo que tenía otra novia cuando la conoció,
Todo ha sido extenuante. Cada uno hizo todo pero la dejó enseguida. Nos contó algo que no he
lo posible para encontrar a Alberto. No hay nada podido sacar de la cabeza. Dijo que como era una
de qué arrepentirse. Hicimos todo lo posible para renegada de la época, sus temas preferidos eran
ayudar a mi madre a superarlo. Alberta se mudó con Dios, la mitología griega y la no existencia de los
ella, yo me mudé a esta ciudad para estar más cerca, fantasmas. Uno de aquellos veranos mamá había
mi padre viaja desde Dinamarca cada dos meses, estado nadando todo el día, mientras él trabajaba
me hago cargo de todos sus gastos, y aun así no ha en un ensayo. Casi a punto de oscurecer ella dejó
servido de nada. Tenemos que internarla. Debe ser de nadar, se paró enfrente de él, asustada y pálida.
tratada. Necesita que la obliguen a regresar. Que Entre tartamudeos le dijo, acabo de ver un fantasma
recupere un poco de lo que algún día fue. Alberta no de agua. Él comenzó a reírse.
está de acuerdo. Sé que es lo correcto. Mi padre está
La mejor comida es la que está caliente, la que
perdido. Lo hemos postergado y ahora la situación
se saborea con la lengua. La lengua es el órgano más
se ha salido de control. Esta decisión se debió tomar
suave del cuerpo, el más carismático. Saca tu lengua,
desde el primer año. Desde que comenzó con los
mira cómo se vuelve loca, mira cómo se retuerce.
crucigramas y los recortes, desde que ya no habló
cosas coherentes, desde que ya no nos miraba, desde Nirvana está echada junto a mi madre. Come de
que dijo que la universidad se había cerrado por una los cacahuates que rigurosamente, ella le pela. Así
peste de conejos blancos. Desde aquel momento, lo hacía Alberto. Hace tiempo encontré un video.
debimos internarla. Obligarla a enfrentar la realidad. Lo estoy filmando, mamá está en su escritorio, se
escuchan sus carcajadas. Mientras lo grabo, Alberto
¿Para qué existen las palabras? Para nombrar.
pela cacahuates y Nirvana los come. También
¿Para nombrar qué? La vida, lo de adentro y lo
se escucha mi risa. Fue unos meses antes de su
de afuera. Dime otra palabra. Sangre. Dime otra.
desaparición.
Fantasma. Dime otra porque los fantasmas no existen.

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Amaneció sin ella en una tarde llena de sol. Tanto soñamos que
Apenas si se mueve estamos ciegos.
Recuerda. En esta casa nacimos todos. Es un barrio
(mis ojos más delgados, tranquilo. A veces se escucha ajetreo en la
la sueñan.) madrugada, pero nada más. Hay un kínder, una
carnicería, dos o tres comercios en la misma calle.
¡Qué fácil es la ausencia!
Mamá no es amistosa, pero todos los vecinos la
Lo sé, es Sabines. conocen. Cuando éramos niños no salíamos a
jugar con frecuencia, para eso existía la sala, junto
Mis hijos ya ni siquiera se esfuerzan por saludar
al escritorio de ella. Si no era en nuestra casa
a mi madre. Han crecido recordando muy poco de
era acompañando a mamá al laboratorio de la
lo que algún día fue. Hace un tiempo ella estaba
universidad, en cátedras, o en clases. Al río. La casa
murmurando palabras, parecía un poema, después
no es grande. Mamá siempre tuvo predilecciones
escuché que dijo, sí que los conoces Alberto. Me
por ciertas zonas, para ella eran imprescindibles,
dieron ganas de sacudirla, de obligarla a despertar.
había otras que no tenían la mínima importancia.
Estaba frustrada. Quería explicarle que si seguía así
La parte más concurrida de la casa siempre ha sido
perdería todo. Lo único que hice fue decirles a mis
la planta de arriba. Incluso ahora que he regresado
hijos que la visita había terminado, tomé las llaves
a vivir con ella me doy cuenta que Daria y yo, muy
y me fui sin despedirme de Alberta. Cuando iba
pocas veces estamos en la parte de abajo. Todas las
manejando mis hijos preguntaron, ¿qué le pasa a la
cosas importantes de nuestra vida pasaron en la
abuela? Yo les contesté, es madre. Ellos se quedaron
sala-estudio, junto a mamá.
en silencio. Lo sabía, yo también me estaba volviendo
loca. También estaba perdiendo todo. Como Hansel y Gretel sigue las boronas, los
cerillos, la plastilina, incluso tu propia sangre, vuelve
Soñamos con un rato de vida. Soñamos que
a casa hijo mío, encuéntranos.
queremos abarcarla. Que deseamos existir siempre.
Que deseamos comerla toda, no dejar ni boronas. Papá aún conserva facciones de joven. Iguales
Soñamos que nacemos en otros y otros nacen de a las de Alberto. Cuando ríe se le arruga la nariz.
nosotros. Soñamos que los huesos se secan y a la El lunar muy cerca de su boca. El mismo lunar que
boca se le cae la lengua. Soñamos que morimos Alberta y Alberto heredaron. Cuando estaban niños

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mamá les cantaba “Cielito lindo”. Ellos se ponían Hemos tardado en tomar una decisión. Ha sido
rojos. Alberto era el menor. Todos lo cuidábamos. un error. Darle tiempo, como sugirieron mi padre
Me gustaba darle mi música; Jimi Hendrix, The y Alberta, no fue una buena decisión. ¿Para qué?
Who. Cuando me fui a estudiar a Canadá me alejé ¿Para que siga tapizando las paredes con recortes?,
casi por completo. A mi regreso, Alberto era un ¿para que continúe con la farsa de que no entiende
adolescente largucho, de lentes, pelo largo, con un el mundo ni el lenguaje?, ¿para que siga durmiendo
lunar cerca de la boca. Todos decían que era idéntico en el suelo al lado de Nirvana, mientras mantiene
a mamá, que hasta en el andar se parecía. Siempre conversaciones con Alberto?, un hijo que ya no está.
lo vi idéntico a papá. Cuando volví a México me fui Es una lingüista que ha perdido la razón por la que
a vivir a otra ciudad. La última vez que nos vimos luchó toda su vida, por la que trabajó y arriesgó
fue en navidad, recuerdo que hablamos de música, todo. La que ha rechazado a todos sus nietos y a las
era todo un experto. Iba en la universidad, estudiaba hijas que le quedan. No hay más qué hacer. Tiene
Literatura, me contó que quería ser escritor. Traía que olvidar que engendró a ese hijo, olvidar que fue
barba, el pelo más largo y fumaba. Ahora que veo a la madre del joven Alberto, de veinte años. Olvidar
mi padre tan cerca parece que lo estoy viendo a él. que tenía un gran futuro de poeta. Olvidar que lo
enseñó a hablar, a caminar, que lo llevó al doctor,
Gorki. Lee a Gorki ¿Qué hace una madre por
que reía. Estoy llorando. Aunque dicen que soy
un hijo?… repartir panfletos comunistas porque en
insensible. Estoy llorando porque sé que ya no hay
esto creía su pequeño mujik. Sí, aprieta la maleta en
nada más qué hacer. Mi madre tiene que sacudirse
sus brazos como si apretara a su Pável. Los mismos
los recuerdos que ya no sirven. Dejar de preguntar
brazos que lo cargaron el primer día de vida. Que lo
dónde está. A veces dice en medio de una comida,
arrullaron en invierno. Las noches en que la fiebre
Alberto aún no ha llegado. Debemos internarla.
llegaba y la mano se dolía por la temperatura. Olor
Hice el papeleo. Alberta no firmó. Estoy segura
de ungüento de madre y de hijo.
que no hay progreso. Alberta se engaña a sí misma
Dicen que soy dura de carácter. Siempre compartí diciendo que está bien. Basta estar cinco minutos
la idea con mi madre que todo era posible. Que tenías con ella para darse cuenta que ya no es una mujer.
que dejar de pensar que eras mujer, borrar cualquier
idea mal infundada. Parece que lo ha olvidado. Si el tiempo pudiera correr para atrás, Nirvana.
Olvidó su principio básico. Ahora está ensimismada Si fuera posible, correrías con tus patas de cocker,
en la idea de que su existencia significa ser madre. y yo hubiera escuchado tus patas de cocker contra

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la puerta, antes de subirle el volumen a Amparo Nirvana se ríe agitando su lengua ¿Se puede quedar?
Ochoa. Si el tiempo se pudiera empujar hacia atrás. Es de un amigo. Está enferma, pero él no la puede
Las dos hubiéramos escuchado el grito de auxilio de atender. Tiene dos meses, me prestas para las
nuestro Alberto. Nuestro, porque también fue tuyo. vacunas, el fin de semana te pago. Ya tengo trabajo.
La librería del centro ¿Cuánto? Una miseria. Es el
Hoy decidiremos el destino de mamá. Pienso en
pinche capitalismo, dice que casi no vende por culpa
Nirvana. Si se queda conmigo perderá la mitad de su
de las librerías grandes. Me alcanza para comprar
vida. La otra, la perdió cuando Alberto desapareció. A
cigarros y libros, me los dejan con descuento. Voy
su vez mamá perderá la vida que le quedó después de
a tener una biblioteca más grande que la tuya ¿ya
mi hermano. Marie, dice que esto la ayudará a volver.
viste cómo va mi librero? ¿Novia? No les gusta mi
Que es la última esperanza para que regrese. Pero
bicicleta. Las que están en letras están bien pinche
no ha vivido con ella. No tolera estar más de veinte
locas ¿Marihuana? No, por eso no junto boletos del
minutos a su lado. No se ha dado cuenta que mamá
transporte ¿Te vas? Voy a sacar a Nirvana a pasear,
tiene un régimen que respeta y venera, como siempre
sino me va a tocar limpiar su caca. Nirvana a tu lado
lo ha tenido. Ahora, el sentido ha cambiado. Lo basa
con su correa, andan. Ella parpadea con sus enormes
en los recuerdos y el entorno inmediato. Salir cinco o
ojos de cocker, tu sonríes porque te das cuenta que
seis veces al balcón. Dedicarles tres o cuatro horas a los
veo tus tenis rotos. Los veo desde el balcón, me da
crucigramas, a las rimas. Recitar poesía en murmullos.
risa tu andar, igual al de tu padre.
Hacer recortes y pegar. Dormir con Nirvana en el
suelo. Los viernes escucha música. El viernes es el día Cuando llamó aquel viernes, le pregunté qué
que mi hermano desapareció ¿Qué derecho tenemos había pasado y comenzó a contarme todo tranquila,
de quitarle eso? La vida ha cambiado para todos. Mi tanto que pensé que no había razón para llamarme.
hermano ya no está, y es más fácil pensar que no Dijo, Alberto salió hace más de dos horas a pasear
volverá nunca a seguir aferrados a la idea de que lo a Nirvana y no ha vuelto. Primero llamé a Loco,
encontraremos. Pero si la vida cambió, y para cada a Pedro, a Guamaras, a todos sus amigos. Después
uno es distinto ¿Por qué tenemos que suponer que la llamé a la policía. Después me di cuenta que
nueva vida de mamá no tiene sentido? Nirvana estaba rascando la puerta. Está aquí, a mi
lado, asustada, tú sabes que ella nunca lo dejaría
Adiós y ríes. Te subes el cierre de la sudadera.
solo, tú lo sabes, Alberta. Tenemos que llamar a
Tomas la cajetilla de cigarros y el encendedor.
tu papá y a Marie, tengo un mal presentimiento.

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Te dije, a lo mejor se fue de fiesta, es viernes. No y que la tuya se había derramado sin sentido. Y yo
me dejaste terminar, suspiraste y volviste a repetir, tanto que la cuidé. Uno tanto que la toca con cuidado
Nirvana, esa perra nunca lo hubiera dejado solo. como si fuera de talavera. Aunque te aburra esta
Estabas calmada, pero en tu voz había algo vacío conferencia esta ansia mía, no puedo dejarte solo,
y desconocido. Supe que era grave. Nunca habías porque si algo te pasa no sabes lo que sería de mí.
sido dramática. Siempre arreglabas tus asuntos Ahora lo sé, ni yo lo sabía. Claro que hay esperanza.
sin consultar a nadie. Pero no ahora, por primera Me repito como las madres de la plaza de mayo, no
vez en tu vida eras vulnerable. Lo buscamos, tanto es posible que todos olviden tu existencia, ¿cómo
que llegaron momentos que sentía que no podría olvidarte así sin gracia?. Creo que te veré entrar, hecho
continuar otro día. Aún con todo, nada. un hombre de rodillas firmes. Un hombre completo.
Tú barba abundante y el lunar cerca de tu boca, y tú
Nadie sabe que uno trae la sangre de sus hijos
dirás con una sonrisa cínica, ¿me tarde? Te enseñaré
cargando de acá para allá en las entrañas. Esa sangre
el collage que hice para ti, y tú dirás con media risa
le costó a uno tanto, que no hay otro peso que valga
en tu boca de hormiga, por eso nunca me casaré con
más. Tanto cuesta. ¡Ay con la tos, ay que se raspó!
una mujer de letras, todas están locas. Y sí, Alberto,
Miras la rodilla y vez una rajada con unas gotas rojas
todas estamos locas, aunque a veces lo disimulemos.
y aprietas el ombligo porque crees que se te sale. Y
cuando te dicen que se van a otro país, y ya no los Los papeles están sobre la mesa, Marie está
miras a diario, cuando vuelven ya son otros, casi firmando. Papá está callado, observa a mamá que
irreconocibles, pero te dices en silencio, todo está está nadando junto a Nirvana. La mira, yo lo veo a él.
bien, ha vuelto. Los ves crecer, las rodillas están firmes Me preguntó por qué se casó, si aún la amaba. Pensé
para sostenerse. Mis hijos se veían tenaces, listos para que Marie estaría tranquila, siempre ha insistido en
pisar el mundo, menos Alberto, él todavía tenía las internarla. Me doy cuenta que no sabemos nada.
rodillas blandas. Me decía, es muy despistado, pero Que estamos en el inicio, como un ciclo que nunca
es inteligente, puede brincar, puede brincar, le falta termina. No sabemos la respuesta. Que tal vez
poco, le falta poco. Cuando le llegue el amor sufrirá mamá sería la única que pudiera aconsejarnos qué
como Wherter, es romántico. Pero su corazón es hacer. Que sin ella estamos perdidos.
fuerte, podrá levantarse. Ya casi, me repetía, ya casi.
¡Mira Nirvana cuántos fantasmas de agua,
Pero no alcanzó a llegar. Nirvana vino con sus ojos
cuántos hijos e hijas desaparecidos! Si supieran sus
desorbitados, entonces sentí que mi sangre se reducía

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madres que aquí están, que nadan con los peces.


Que algunos no tienen rostro, que algunos no tienen
manos, que a algunos les faltan sus miembros. Si
vieran sus madres lo transparentes que son.

Firmaré, le digo a Marie. No estoy de acuerdo,


pero lo haré. Después de todos estos años no sé qué
es lo mejor. A ella se le salen las lágrimas. Mamá
está nadando plácidamente, nos hace señas y ríe
efusiva. Papá se ve desencajado.

¡Vengan, métanse! ¡Vengan a nadar con los


fantasmas! ¡Están contentos!

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Fotografía: Jorge Vargas.


Paulina Velázquez Guzmán (Michoacán, 1988) Es
Licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad de
Guadalajara. Ha recibido menciones honoríficas por su obra
en concursos de cuento y poesía regionales. Sus cuentos
han sido incluidos en diversos medios: Estación galena y
Las siluetas de las moscas en el Festival Rulfiano de las Artes
(2018 y 2022). Asimismo, Limonada roja fue antologado en
el libro Indicios Atisbos de literatura actual en el Sur de Jalisco
(2022), Su ensayo Otra noche de Ayotzinapa se publicó en la
prensa electrónica Rotativa libre en Colima, Colima (2021).
Es colaboradora en La gaceta del CUSur de la Universidad de
Guadalajara. Escribe cuento, ensayo, poesía y crónica. Fue
miembro del taller literario del profesor y escritor jalisciense
Ricardo Sígala Gómez. Pertenece al colectivo Náufragos de
Paulina Velázquez
la Palabra. Es tallerista de cuenta-cuentos, lectura y creación
literaria. La tragedia, las situaciones límite y el sobrellevar
una tierra a cuestas, son algunos de sus temas.

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