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FACULTAD DE PSICOLOGÍA
PSICÓLOGA CLÍNICA
QUITO, 2014
DEDICATORIA
RESUMEN..……………………………………………………………………………………………III
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………………….......1
1.4 Maternidad……………………………………………………………………………….16
I
CAPITULO III. ANÁLISIS DE CASOS Y ARTICULACIÓN TEÓRICA………………………….49
aplicada…………………………………………………………………………………... ….50
CONCLUSIONES…………………………………………………………………………………….64
RECOMENDACIONES………………………………………………………………………………70
BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………………………….71
II
RESUMEN
III
INTRODUCCIÓN
Pero, esta relación perfecta entre madre-hijo no es real, no hay que olvidar el hecho
de que la madre antes de serlo es mujer, y por lo tanto un ser humano, expuesto a las
vicisitudes y errores que todos podemos cometer. Deberíamos aceptar que, muchas veces,
no existe tal idealización, y admitir que no toda mujer debe o puede ser madre, y que incluso
después de dar a luz a un niño, si no lo ha significado, se debe a que no asumió la función
materna. Por ello, sería pertinente aclarar algunas conceptualizaciones: la buena madre, la
madre suficientemente buena, la madre ideal, entre otras, que se han sostenido durante
mucho tiempo y que dan pie al estudio de la función materna y la posible perversión de la
misma.
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hijo. Por lo anteriormente dicho queda justificado este trabajo de investigación porque hace
un llamado a prestar atención a las patologías de la madre y a su vez salirse de la idea de la
madre perfecta y sacrificada, imaginario social que sostiene nuestra cultura.
Se define función materna como la capacidad de acción propia de quien ocupa el lugar de la
madre. En las primeras interacciones es capaz de narcicizar el cuerpo del bebé, semantizar,
decodificar lo que éste expresa a través de su cuerpo. Posibilita la evolución somato-psíquica,
al suministrarle los elementos necesarios para su desarrollo. Apuntala sus funciones de
autoconservación y formación del aparato psíquico. Transmite la intuición de una presencia
por fuera de los dos, el lugar del padre, simbólicamente presente en la madre (Barreiro,
Foscarini, Katz, Podgaetzky de Carabelli, & Varas, 2014).
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interesantes acerca del tema que nos compete. Posteriormente, nos acercaremos a R. Spitz,
D. Winnicott, F. Dolto y M. Mannoni para aproximarnos a sus postulaciones sobre el
psicoanálisis infantil y las patologías que un mal desempeño en la etapa primaria podría
ocasionar. Al teorizar sobre la perversión materna E. Welldon es la autora escogida, así
como también Millot y varios autores contemporáneos.
Objetivo General:
Objetivos Específicos:
-3-
En tercer lugar, se utilizarán viñetas clínicas para presentar los casos de dos madres
de 35 y 50 años, de clase socioeconómica media-baja, con quienes se trabajó en el Centro
de Psicología Aplicada de la PUCE, durante el periodo agosto 2012 – mayo 2013.
Agregando casos de los medios de comunicación, los cuales nos ofrecen diariamente una
visión de la sociedad y de los comportamientos maternos.
De esta cita se desprende que muchas de las acciones que las madres ejercen sobre
sus hijos tienen un registro inconsciente y no llegan a medir las graves consecuencias que
recaen sobre ellos, dichas acciones, como menciona E. Welldon, puede ser la venganza, y
podríamos agregar la negligencia, el maltrato, la privación afectiva, etc.
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riesgo, en todo aspecto, dado que puede ocasionar graves patologías, traumas que
marcarán su desarrollo y su estructuración como sujeto o incluso lo llevarán a la muerte.
-5-
CAPÍTULO I
FUNCIÓN MATERNA
función. (Del lat. functĭo, -ōnis.) f. Capacidad de acción o acción de un ser apropiada a su
ǁ
condición natural (para lo que existe) o al destino dado por el hombre (para lo que se usa).
2. Capacidad de acción o acción propia de los seres vivos y de sus órganos y de las máquinas
o instrumentos. (…) ǁ 13. Mat. Relación entre dos magnitudes, de modo que a cada valor de
una de ellas corresponde determinado valor de la otra (REA, 1984, p.666).
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El concepto de función (matemática) aparece en los inicios del cálculo en el siglo XVII
con René Descartes, Isaac Newton y Gottfried Leibniz. Estos científicos establecen la idea
de función como una dependencia entre dos cantidades variables.
En 1837 Dirichlet propone a la función como una correspondencia entre dos números
que asocia a cada número del primer conjunto con un único número del segundo.
Louis Leithold en su libro El cálculo escribe: “Una función puede considerarse como
una correspondencia de un conjunto X de números reales x a un conjunto Y de números
reales y, donde el número y es único para cada valor específico de x.” (Leithold, 2005, p.2).
Por lo tanto, función es la relación de lugares y lo que puede ser puesto en esos
lugares. Un ejemplo, del libro Lógica Formal (Tomo II) de Julian Velarde (1982) dice:
Esto es: F
X Y
(1) F: X Y
O bien : Y= F (X)
(2) F: X Y
Si y solo si:
(a) Todo elemento x ϵ X tiene un elemento imagen y ϵ Y
(b) Un elemento x ϵ X tiene solo un elemento imagen y ϵ Y
(Velarde, 1982, p.63).
• Capacidad de acción
• La aptitud, con el ejemplo, de la hembra con crías para la conducta defensiva contra
un intruso
• Relación entre dos magnitudes
• Relación entre un estímulo y el juicio que se manifiesta sobre el estímulo
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Si bien son ideas relacionadas con la biología y la matemática nos sirven para
introducir el tema de la función materna.
Se define función materna como la capacidad de acción propia de quien ocupa el lugar de la
madre. En las primeras interacciones es capaz de narcicizar el cuerpo del bebé, semantizar,
decodificar lo que éste expresa a través de su cuerpo. Posibilita la evolución somato-psíquica,
al suministrarle los elementos necesarios para su desarrollo. Apuntala sus funciones de
autoconservación y formación del aparato psíquico. Transmite la intuición de una presencia
por fuera de los dos, el lugar del padre, simbólicamente presente en la madre(Barreiro,
Foscarini, Katz, Podgaetzky de Carabelli, & Varas, 2014).
El deseo de hijo está ensamblado en los deseos edípicos de la madre, desde antes
que la atraviese la ley de prohibición del incesto. “El deseo de hijo reenvía, introduce a la
mujer en el Real y por el real de su cuerpo a la maternidad, maternidad que será la prueba
de su sexuación en tanto mujer. Dicho de otra manera de su feminidad” (Stryckman, 1993,
p.176).Entonces, todo aquello que la mujer piensa que puede llegar a ser su hijo: nombre,
sexo, apariencia física, parecido, etc. está en el registro imaginario; asumir la función
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materna como una capacidad de acción pertenece al registro simbólico, pero mientras el
niño no nazca y la mujer no se convierta en madre, todo aquello estará en el registro de lo
real. Si equiparamos maternidad con feminidad se podría decir que el rechazo a la
maternidad sería un rechazo a la feminidad, esta es una idea que está muy criticada en la
época contemporánea.
Tanto la madre como el padre demandarán de su hijo que crezca, que estudie, que
los haga sentirse orgullosos, pero lo que esperan realmente, es llenar una falta, sentir la
completud. Significar al hijo, reconocerlo como un futuro sujeto equivale a que el hijo la
reconozca como madre. El niño ocupará en la madre el lugar donde se reconocerá su
maternidad, en cambio el reconocimiento de su feminidad viene por el lado del hombre.
La función que ejerce el Nombre del Padre es evitar que el goce materno recaiga
sobre el hijo y, de esta manera, pueda ingresar a la cultura como sujeto deseante, entonces
el deseo de la madre estará regularizado, moderado, para que el deseo no se transforme en
devorador de su hijo; el padre es el soporte simbólico que permite pasar de una relación
simbiótica a una triangulación.Jerusalinsky (2011), propone el término agente materno, o sea
el intermediario entre lo simbólico y el infante.
Prematuro como es, el cachorro humano requiere la presencia real de un agente que lo reciba
en un espacio virtual (el lugar de la falta), espacio en el cual ese infans se espeja (se
imaginariza). Ese espacio se cava en el agente materno en la medida en que existe en él una
referencia a lo simbólico(Jerusalinsky, 2011, p.55).
(…) entendemos el poder como algo que también forma al sujeto, que le proporciona la misma
condición de su existencia y la trayectoria de su deseo, entonces el poder no es solamente
algo a lo que nos oponemos, sino también, de manera muy marcada, algo de lo que
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dependemos para nuestra existencia y que abrigamos y preservamos en los seres que somos
(Butler, 1997, p.12).
El Nombre del Padre no hace referencia a un padre real (como persona física), sino a
una función que permite la Ley de prohibición del incesto, la interdicción que pondrá un tope
al goce materno. Como un significante que otorga un lugar en la estructura del niño. La ley
de prohibición del incesto está dirigida a los dos personajes de la relación: hacia la madre
poniéndole un freno al goce y por el lado del hijo la madre estará prohibida como objeto de
deseo.
Decir que el Nombre del padre es un significante fundamenta el hecho de que el Edipo no sea
una anécdota de amor y odio, sino una estructura que, como tal, espera al sujeto. Por lo tanto,
es una estructura legal, pues introduce al orden simbólico una legalidad que distribuye lugares
y quehaceres pero, que también prohíbe, realiza interdicciones: prohibición de parricidio e
incesto(Tomás, 2011, p.38).
El Otro primordial (la madre) debe dar paso a la castración, al corte que permitirá la
estructuración. “La función paterna en la estructura es decisiva, pues su intervención es la
que produce el corte, la separación del sujeto hasta entonces objeto del Otro primordial”
(Tomás, 2011, p.43).
El deseo de ser madre, desde Freud (1923) aparece en la niña a muy temprana edad,
cuando inicia la fase fálica y surge el Complejo de Edipo ella reconoce su diferencia, su falta
de pene, se siente castrada; esto la lleva a re-direccionar su interés hacia el padre. Lo que la
niña desea es un hijo del padre y, buscará en el futuro un sustituto para cumplir su deseo,
de acuerdo a la ecuación simbólica: hijo=pene.
El complejo de Edipo de la niñita es mucho más univoco que el del pequeño portador del
pene; según mi experiencia, es raro que vaya más allá de la sustitución de la madre y de la
actitud femenina hacia el padre. La renuncia al pene no se soportará sin un intento de
resarcimiento. La muchacha se desliza -a lo largo de una ecuación simbólica, diríamos- del
pene al hijo; su complejo de Edipo culmina en el deseo, alimentado por mucho tiempo, de
recibir como regalo un hijo del padre, parirle un hijo. Se tiene la impresión de que el complejo
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de Edipo es abandonado después poco a poco porque este deseo no se cumple nunca.
Ambos deseos, el de poseer un pene y el de recibir un hijo, permanecen en lo inconciente,
donde se conservan con fuerte investidura y contribuyen a preparar al ser femenino para su
posterior papel sexual(Freud, 1924, p.186).
La niña desea ser madre para convertirse en el objeto de deseo de su hijo. Esta idea
se corrobora en los juegos infantiles de las niñas. En muchas mujeres el deseo de hijo está
por encima del deseo de hombre.
Así, desde estas primeras ideas la figura materna es puesta como el primer puntal del niño y
la niña. Al instituir a la madre como objeto de deseo sexual, se posiciona como primer objeto
de referencia para la constitución metonímica de la cadena de significantes (Robles, 2012,
p.125).
Junto con el pecho (alimento), la madre trasmite palabras, no importa si, el niño la
entiende o no, ella le hablará y lo mirará como si lo hiciera, es la apuesta que hace por él, la
que permite, como escribe Tomás, hacer una “adopción simbólica del niño”. “(…) es en la
madre como función el sitio donde el sujeto se encuentra con el significante, de ahí que se
hable de lengua materna y no del código de la madre, de lo que se trata es del lugar de Otro
que ella encarna”(Tomás, 2011, p.127).
Se crea entonces un lenguaje muy particular y único entre la madre y el hijo, por la
manera personal que tendrá de dirigirse al infante y descifrar las demandas que de él le
llegan.
Consideramos que la función materna precisa hacer la “adopción simbólica del niño”,
desearlo, anticiparse a él, nombrarlo, sostenerlo y respetarlo como sujeto dentro de una
vertiente amorosa que es la que permite abstenerse del abuso que significaría gozarlo cual
objeto haciendo un uso instrumental del niño (Tomás, 2011, p.127).
La función materna es la que imprime en el bebé las marcas pulsionales y con ellas
las formas de acceso al placer. La madre es la que ofrece el modelo básico de identificación
para el niño, esto no quiere decir que tenga que ser la madre biológica, sino la madre
simbólica, es decir, aquella que ejerce la función.
Winnicott (1972) considera que los cuidados maternos son primordiales para el bebé,
según tres ejes básicos y característicos del papel materno; manutención (holding), manoseo
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(handling) y la presentación del objeto al mundo (object presenting), (Jerusalinsky, 2011). La
manutención significa asignar un lugar de protección, sostenimiento y seguridad al bebé. El
manoseo se enfoca un poco más en los cuidados físicos del niño. La presentación del niño al
mundo debe ser gradual y dependerá de la importancia que la madre proporcione a los otros
personajes familiares del entorno del niño. Por otro lado, para Winnicott (1965) la
triangulación familiar (madre-padre-hijo), es muy importante para la articulación de la función
materna, dado que la madre es la encargada de introducir la función del padre al niño, pero
no se trata solamente de introducir al niño en la ley sino también de aceptarla,(Guillerault,
2009).
Podemos agregar aún que la función del agente materno está sujeta a las condiciones
de que represente:
Los cuidados maternos primarios son necesarios para la supervivencia del niño. El
lenguaje por la acción y la acción por el lenguaje, como lo explicamos anteriormente, son las
palabras que acompañan las acciones de la madre, y la sustentación primaria de la Función
Paterna o triangulación edípica, significa que la madre permite la entrada del padre a través
de su deseo para el ejercicio de la función. Con la discontinuidad el niño puede discriminar
entre la presencia-ausencia, y por último Jerusalinsky propone que es función del agente
materno ir constituyendo un lugar desde el cual el niño pueda ir articulando su propio deseo.
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Resumiendo, la función materna, no es igual a la maternidad o al instinto materno, la
función materna no se sustenta solamente en los cuidados biológicos, sino que va más allá,
su función se construye mediante la aceptación de la castración, por lo tanto se convierte en
la función pasante del Nombre del Padre 1. Es decir, reconocer a un padre y a la función que
este cumple es condición necesaria para que exista función materna.
Para definir la función materna se debe tener en cuenta que la persona que la ejerza
tiene que ser capaz de: 1) Narcicizar el cuerpo del bebé, a través de la voz (palabras) y la
mirada (ver al hijo como un ser unificado), 2) Semantizar. 3) Decodificar lo que el bebé
expresa a través de su cuerpo, 4) Posibilitar la evolución tanto del soma como de la psiquis,
5) Apuntalar sus funciones vitales, 6) Fomentar la formación del aparato psíquico y 7)
Permitir el paso del Nombre del Padre.
El hijo ya tiene una historia que lo preexiste, puesto que fue hablado por sus padres y
familiares incluso antes de su concepción, ya fue imaginado, y eventualmente, idealizado. Si
el niño entró en el registro del deseo de su madre, ella ya le escogió un nombre y creó
expectativas alrededor de él. El lenguaje está presente si el deseo está regulado por la
palabra, es un hecho que el futuro ser hablante dependerá, en parte, al lugar que le fue
asignado, además de incluirse en un mito familiar que lo antecede. Las palabras nos sitúan
en el registro de lo simbólico a través del Otro.
En este sentido, se plantea que aún antes del nacimiento del infans habrá alguien que piense
en él, predique sobre el mismo, lo desee. Este deseo, anterior al nacimiento biológico realiza
un movimiento de carácter anticipatorio, propio de la función materna. Esa anticipación se
traduce en términos concretos en la elección de un nombre para el hijo, el imaginarlo ya
nacido, en la preparación de su ropita; pero destaquemos que lo nodal es que la raíz de esta
cuestión es desiderativa. Alguien piensa en él antes de su llegada y efectúa una apuesta a
que advenga un sujeto (Tomás, 2011, p.16).
1
Nombre-del-Padres.m. Producto de la metáfora paterna que, designando en primer lugar lo que la
religión nos ha enseñado a invocar, atribuye la función paterna al efecto simbólico de un puro
significante, y que, en un segundo tiempo, designa aquello que rige toda la dinámica subjetiva
inscribiendo el deseo en el registro de la deuda simbólica.
El padre es una verdad sagrada de la cual por lo tanto nada en la realidad vivida indica su función ni
su dominancia, pues sigue siendo ante todo una verdad inconsciente. Por eso su función ha emergido
en el psicoanálisis necesariamente a través de una elaboración mítica, y atraviesa toda la obra de S.
Freud hasta su último libro (Chemama & Vandermersch, 2010, p.457-458).
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La función materna es primordial en los primeros años de vida de un niño, puesto que
cumple un papel importante en el proceso de estructuración del futuro sujeto. La relación
madre-hijo en los primeros meses de vida es crucial para su desarrollo emocional y libidinal,
va más allá de la dependencia física y la necesidad de que un otro satisfaga sus
necesidades básicas. La importancia de la transmisión del deseo de la madre radica en la
necesidad de ubicar al hijo en objeto de ese deseo, de otra manera el niño será rechazado.
El bebé necesita no solo que cumplan sus necesidades básicas, sino que haya Otro
que lo mire, le hable, lo escuche y sepa interpretar ese llamado. Que lo trate como un sujeto
y no como una máquina que debe ser atendida cada cierto tiempo. “Sin este Otro primordial,
que brinde el “auxilio ajeno”, Otro que en el “Proyecto de psicología para neurólogos” Freud
llamará Nebenmensch, 3 quien opera una función primordial, el sujeto no podría constituirse”
(Tomás, 2011, p.47).
2
El Otro en el sujeto no es lo extraño o la extrañeza. Constituye fundamentalmente aquello a partir de
lo cual se ordena la vida psíquica, es decir, un lugar en el que insiste un discurso articulado, aunque
no siempre sea articulable (Chemama, 2010. p.490).
3
En este pasaje originario de la primera experiencia de satisfacción, Freud introduce el
término Nebenmensch, que es el ser humano que se encuentra al lado, a un costado, a orilla de, uno
junto al otro. Pero Neben, significa también yuxtaposición, juntarse con(Alberro, 2014).
Neben=Cerca, junto; Mensch=Persona
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En todas las líneas de la vida del bebé –y de los textos a través de los cuales nuestros dos
médicos nos la restituyen-, la madre está en primer plano. Es ella quien lleva –en todos los
sentidos del término- el devenir del potencial de su bebé(Guillerault, 2009, p.40).
Lo que Winnicott (1988) plantea al decir que `el niño lactante no existe´, se refiere a
que no existe por sí solo, no es una individualidad, sino que depende de alguien que cuide
de él. Es decir, no lo visualizamos a él solo sino que hay una fusión con su madre y se crea
una dependencia absoluta: acude al llamado de su llanto y lo satisface, en el mejor de los
casos, adecuadamente. Además, es la mediadora entre el niño y el mundo, mediante el
intercambio y la palabra lo irá significando, es quien crea los vínculos necesarios para que
entre en el registro del lenguaje y del deseo, para esto su hijo debe ocupar en la vida de la
madre el lugar de falo (significante de la falta) y producirle una sensación de completud. “(…)
ser falo, entonces, en un primer tiempo, será la consecuencia de una primera posición en
donde aún sin hablar se cuenta ya con lenguaje pues hay un lugar en el Otro” (Tomás, 2011,
p.80).
Es importante agregar lo que significa el Estadio del espejo, trabajado por Lacan
(1988), porque es una experiencia de identificación primordial donde el niño estructura su yo,
es decir, anticipa imaginariamente la unidad de su yo en la imagen que le devuelve el otro y
que lo enfrenta a su yo fragmentado por las pulsiones parciales auto-eróticas. Estas primeras
experiencias le permiten crear una imagen que es la suya. En todo este movimiento, hay que
agregar, que la madre (Otro primordial) a través de la voz (las palabras) y la mirada narcisiza
a su hijo, es decir, que cuando lo mira y le habla lo hace a un sujeto unificado. Es función
materna, además, como fue explicado antes, pulsionar el cuerpo infantil, crear en él zonas
erógenas para el aparecimiento de pulsiones parciales, y poder establecer el cuerpo libidinal
o erógeno. “(…) la libidinización de bordes se dará a través de la acción del Otro materno
que mira, toca, habla a su hijo dejando resonar el vacío propio de la nominación, pasaje de
deseo, catectizando los agujeros naturales, convirtiéndolos en zonas erógenas” (Tomás,
2011, p.82).
(…) cuando el niño pequeñísimo, pierde prematuramente el contacto libidinal con el Otro, que
le oficia, como hemos mencionado, de espejo erogenizante a través de su voz, su mirada, su
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sostenimiento (Otro que a la vez convalida la unidad de su cuerpo a partir de presentarle un
espejo en el cual reflejarse) su constitución psíquica queda afectada profundamente(Tomás,
2011, p.84).
La mirada del Otro es la que ratifica el valor de la imagen que el niño ve en el espejo,
y posibilita la investidura libidinal de esa imagen.
1.4 Maternidad
El ser sujeto implica estar sujetado a un Otro, por lo tanto a su deseo; en todo el
proceso para construirnos como sujetos existen huellas o marcas que quedan inscritas en la
historia de cada uno y se transmiten en el momento de constituirnos como un Otro para un
nuevo sujeto. “(…) el individuo ya posee un acervo de huellas mnémicas que se han
sustraído a su asequibilidad conciente y que ahora, mediante una ligazón asociativa,
arrastran hacia sí aquello sobre lo cual actúan, desde la conciencia, las fuerzas repulsoras
de la represión” (Freud, 1905, p.159). Es importante establecer que en este proceso de
estructuración, proceso complejo, están enlazados registros conscientes e inconscientes, e
implica además a la cultura, sus mandatos, tradiciones, exigencias, censuras, prohibiciones,
etc. Entonces, es primordial determinar si la maternidad está en el inconsciente femenino
dentro del deber (exigencias sociales, mandatos familiares) o del deseo (a partir de la
consciencia de la falta). La maternidad para las mujeres podría ser la forma de demostrar su
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feminidad a una sociedad que la cuestiona porque muchas veces en el imaginario social se
relaciona feminidad con maternidad.
El deseo de hijo hace entrever a la mujer, esa maternidad que es un aspecto de su feminidad.
La clínica psicoanalítica nos enseña que a nivel del inconsciente una mujer realiza y vive su
feminidad entre otras cosas, gracias a ese deseo de maternidad, deseo de maternidad que
tiene esas tres dimensiones de Real, Simbólico e Imaginario. La clínica nos enseña también
que el rechazo de la maternidad es siempre un rechazo de la feminidad(Stryckman, 1993,
p.177).
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idealización de la Santa Virgen que genera visiones reducidas sobre la maternidad y no
permite mirarla desde otras perspectivas. Hay que recalcar que este enfoque de madre santa
(religiosa) es un imaginario muy potente, pero: ¿Es realmente posible acceder a este modelo
de santidad?, ¿Cómo puede una mujer parecerse a esta Santa? Para contestar a estas
incógnitas, hay que aclarar que lo que se reconoce de la Virgen María no es solo su
castidad, su santidad o su perfección, es la relación que mantuvo con su hijo, cumpliendo
todas sus necesidades, el vínculo madre-hijo que es lo esencial para la estructuración de un
sujeto.
Pareciera que simbólicamente “La madre sí existe”. Existe como valor social, existe como lo
instituido en los dispositivos de control, existe en la violencia del discurso social. Porque la
cultura, y llamo cultura a lo que tradicionalmente ha construido el colectivo de varones, desea
a la madre y el Complejo de Edipo parece resolverse en esta violencia(Robles, 2012, p.134).
Por lo tanto, la maternidad tendría mayor valor al ser una exigencia social y no
constituir un deseo de la mujer; pero sin embargo, no podemos saber qué hay detrás de ese
deseo de tener un hijo, puesto que, al ser un deseo inconsciente, las verdaderas razones
han sido reprimidas y no se podrán conocer si no es a través de un proceso de análisis. Para
la sociedad el hijo de una mujer puede significar varias cosas, afirmar la feminidad de la
madre o la masculinidad del padre, cumplir el proceso de reproducción, traer al mundo a un
sujeto que será una herramienta de trabajo, continuar con una dinastía familiar, entra varias
razones más, las cuales solo podremos descubrir al realizar una investigación profunda de
cada cultura.
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valor como sujetos se ha fortalecido, no basado en lo que establece la “naturaleza” al darles
un cuerpo que puede procrear, sino en sus habilidades, dando mayor importancia a la
realización personal y laboral, abriendo campos a nuevas experiencias. Es por esto que tal
vez la maternidad ha sido descalificada en la actualidad, hay muchas mujeres que
simplemente no desean ser madres, no quieren criar niños sino encontrar satisfacción en
otras experiencias. No por este hecho dejan de ser mujeres o de ser femeninas, no rechazan
su sexualidad, solamente la viven de forma distinta.
Pero no se nos ocurriría pensar que en esta relación “ideal” puede haber otro tipo de
trato; que la madre no haya desarrollado ningún sentimiento frente a un ser que creció dentro
de ella, o que lo vea como una aberración, que lo utilice para sentir estabilidad emocional o
para retener a su pareja, que no sienta deseo de mirarlo o cuidarlo, que llegue a casa y sin
motivo alguno lo maltrate hasta el punto de abandonarlo o matarlo. No creemos posible que
una mujer no desee ser madre y esto se debe a la sobrecarga social que se le ha impuesto a
la mujer (madre). No todas las mujeres al quedar embarazadas desarrollan un vínculo con el
bebé que crece en su vientre, ocurre que muchas veces, no lo desean, no devienen madres
del mismo, es decir, no todas las mujeres encajan en la función materna. Nos enfrentamos a
dos aspectos completamente distintos, uno de los cuales va en contra de los esquemas
sociales y nos abren los ojos a una realidad que siempre ha estado ahí.
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la sociedad? Astrid Dupret (2003), en su artículo Exceso de maternidad y descalificación
Paterna, nos habla de aspectos importantes que hay que considerar cuando nos referimos a
la maternidad, por ejemplo, las tradiciones andinas que nos preceden y que al momento de
la conquista española se vieron fuertemente modificadas y afectadas, puesto que las
relaciones sociales y familiares adquirieron formas particulares a partir de ese momento
hasta la actualidad.
Existen estudios como el de Silverblatt, “Luna, sol y brujas. Género y clases en los
Andes prehispánicos y coloniales” (1990), el de ReevesSanday, “Poder femenino y dominio
masculino. Sobre los orígenes de la desigualdad sexual” (1981), que teorizan acerca de la
vida de las mujeres, la familia, los hijos, en la cultura pre-hispánica; gracias a estos estudios
podemos saber que en el mundo pre-incaico la mujer no era denigrada, ni era víctima de una
sociedad machista, sino que al contrario existía igualdad entre hombres y mujeres, las
actividades que realizaban eran complementarias, no se relegaba a las mujeres al trabajo del
hogar y a los hombres al trabajo pesado, existía interacción en la relación social entre
hombres y mujeres que garantizaban el bien para ambos sexos.
(…) en muchas sociedades primitivas o tradicionales las mujeres prefieren adjudicar el rol de
jefe a hombres más bien que ejercer directamente la autoridad, probablemente porque la
maternidad les da un rol indiscutible en la sociedad con un valor simbólico claramente
definido, mientras que el hombre depende de la construcción social de su rol. La tendencia
generalizada de las mujeres a delegarel poder en lugar de monopolizarlo parece responder a
una dialéctica propia del proceso de simbolización inherente a la esencia humana. La
evolución sociocultural siempre sigue el camino de lo más concreto a lo más abstracto. En
este sentido no parece justificado considerar que el sistema andino presentaba formas de
sumisión de la mujer a un poder machista sino que era un ejemplo de articulación muy
compleja y dinámica de las relaciones de sexo(Dupret, 2003, p.51-52).
Aparentemente, no existía mayor problema entre hombres y mujeres, sino que era
más bien una relación equitativa, que mantenía un buen equilibrio en las relaciones sociales.
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Sin embargo, los problemas surgen cuando los españoles llegan a nuestras tierras y se da la
colonización, que trae como consecuencia la destrucción social y cultural de los incas.
La brusca aculturación de la conquista, al acabar con el `montaje social´ anterior, produjo una
inversión del movimiento civilizador. La desestructuración sociocultural concomitante erosionó
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la función paterna de ordenador fálico, a la vez que fomentó un crecimiento desmesurado de
la omnipotencia materna. Este retorno a un culto de la Gran Madre tiene un precio muy alto
porque el marido, eterno niño y padre relegado, puede transformarse en borracho incestuoso.
Más aún podemos relacionar esta situación con la implosión de una violencia intrafamiliar que
caracteriza amplios sectores de la sociedad ecuatoriana(Dupret, 2003, p.59).
Podemos concluir que fue ese cambio brusco de culturas el que nos llevó hasta
donde estamos, somos una sociedad en la cual se idealiza a la madre, se le delega todas las
funciones y responsabilidades del hogar, mientras que el hombre debe buscar medios para
no sentirse relegado y ejercer control, en consecuencia recurre, muchas veces, a la
violencia, la cual le permite desfogar su resentimiento hacia las mujeres, que en sí es un
rechazo a la madre y a su poder.
Por otro lado, es importante también analizar los efectos que estos cambios han
provocado y cómo se ve a la maternidad en la actualidad. En el texto de Cristina Palomar
Verea, “Malas madres”: la construcción social de la maternidad (2004), hay ideas
interesantes acerca de la clasificación de la maternidad en “buena madre” y “mala madre”,
basado en los parámetros sociales que colocan en la mujer toda la responsabilidad de la
maternidad, sin hacer un análisis de los factores que se enfocan en la “maternidad”. Según la
autora, la sociedad no considera que la maternidad sea una construcción subjetiva, sino una
estructura de género. Pocas personas son las que se cuestionan ¿Qué hay detrás del deseo
de ser madre? ¿Es un deseo o una práctica social?, incluso, muchas mujeres no se detienen
un momento a reflexionar antes de convertirse en madres. La sociedad ha callado a las
mujeres y no les permiten decidir acerca de su reproducción, se niegan a aceptar que la
maternidad es una experiencia voluntaria y no una imposición.
Es sorprendente, por otra parte, que en todo lo que tiene que ver con la maternidad como
fenómeno sociológico, no se establezca nunca el vínculo con la importancia de que se trata de
una experiencia subjetiva realmente voluntaria y gustosa. Mientras esto siga dejándose de
lado, no habrá manera de lograr una verdadera planificación de los embarazos ni de controlar
los efectos negativos que actualmente padecemos. De la misma manera, mientras se siga
creyendo que la maternidad es algo que solamente corresponde a las mujeres y no se logre
verla como una función simbólica y social, no habrá solución a los conflictos que presenta este
fenómeno(Palomar, 2004, p.15).
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inconsciente de serlo. Como se expresa en la última cita, la maternidad es un acto de
voluntad. La sociedad, muchas veces, juzga las decisiones de las mujeres basándose en
modelos impuestos siglos atrás, sin analizar los factores que realmente influyen en los
problemas actuales. Una buena o mala madre no se define por qué tan bueno sea su instinto
materno, que ni siquiera existe, o por cuanto más se sacrifique por su hijo una madre, sino
por saber entenderlo, escucharlo y crear vínculos afectivos con bases sólidas y saber tomar
decisiones a tiempo.
Si comprendemos a las “malas madres” como aquellas mujeres que son madres sin desearlo
o que, aun habiéndolo deseado, se ven forzadas a enfrentar la maternidad cotidiana en un
marco tal de carencias y de falta de apoyo afectivo o material, que dejan de desear y de
querer tener y sostener a sus hijos, podemos entender a estas mujeres como las víctimas de
un sistema de género que las fuerza a convertirse en madres, sin que sea relevante el dato de
si existe un deseo subjetivo que sostenga un ejercicio constructivo de la práctica de la
maternidad, y que ven cerradas todas las puertas para asumir su no-deseo de una manera
asertiva y abierta (Palomar, 2004, p.19).
- 23 -
CAPÍTULO II
Las fallas de la función materna en los primeros meses de vida colocan al hijo en una
situación de riesgo, tanto en su desarrollo físico y emocional como, en los casos más graves,
en su estructuración como sujeto. Si el niño no es reconocido por su madre no lo será por los
otros. Cumplir, solamente, con las necesidades biológicas impide que el niño entre en el
registro simbólico, es necesario que, una mirada y una voz lo sostengan porque cuando un
niño nace llama a alguien, a un otro que, en el mejor de los casos, verá por él.
- 24 -
El niño trata de llamar la atención del otro mediante el grito, el llanto, la queja o los
movimientos indistintos de su cuerpo, creando así un lenguaje para quien satisfaga sus
necesidades. Esta satisfacción debe ir acompañada de amor, de palabras, entonces se
podrá establecer un vínculo. Sin embargo, la madre también debe dar lugar a la falta, a una
ausencia momentánea porque, si no permite este espacio, también afectará la estructuración
de su hijo.
Rene Spitz (1969) en su texto El primer año de vida del niño, hace un recorrido por el
proceso de desarrollo del niño desde los primeros meses de vida hasta los dos años, es el
tiempo donde se dan las primeras experiencias de placer y displacer y de intercambio
emocional.
Si su actitud es maternal y tierna, disfrutará en realidad con todos los actos de su bebé. Los
afectos de ella, su gozo, sus propios actos, conscientes o inconscientes, facilitarán los actos
innumerables y variados de su bebé. Yo creo que las facilidades en más amplia medida para
las acciones del infante no se las proporcionan los actos conscientes de la madre, sino más
bien las actitudes inconscientes de ella (Spitz, 1969, p.100).
Para aclararlo Spitz (1969) divide las actitudes de la madre en dos tipos: el sector de
controles y el sector de las afinidades, el primero limita las actividades del niño, las restringe
y el segundo las alienta a seguir adelante, da más libertad y estímulo para que se
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desarrollen. Es importante que se establezcan controles (límites) a las actitudes deliberadas
del bebé para favorecer su desarrollo.
La sonrisa que aparece a partir de los tres meses, es una de las primeras respuestas
placenteras. Siguiendo a Freud, Spitz (1969) considera que el displacer (la tensión) y el
placer (la descarga) son experiencias iniciales en la vida del niño y considera que:
Los afectos son los resultados finales percibidos de los procesos de descarga (Freud, 1915a).
La respuesta sonriente es el indicador afectivo de la satisfacción que se espera de la
necesidad; es decir, el indicador de una descarga de la tensión. El lloro cuando su pareja se
va es indicador afectivo de una elevación de la tensión en la expectativa. (…) Esas dos
experiencias, la del placer y la del displacer, son las dos experiencias afectivas principales en
la primera infancia(Spitz, 1969, p.113).
Por lo tanto, es en esta primera etapa donde surgen las respuestas de satisfacción y
frustración, según la eficacia con la que se haya establecido la diada y la conducta de apego.
En su propuesta teórica, Spitz realiza aquí un aporte muy importante;
Ninguna madre es “una cosa o la otra”; en la vida psíquica no cabe lo blanco blanco y lo negro
negro. Lo que hemos tratado de describir hasta ahora son las corrientes contradictorias que
actúan en las relaciones que una “madre normal, buena” establece con su hijo. Sin embargo,
hay también madres cuyas personalidades desviadas pueden ejercer una influencia patológica
sobre el desarrollo de sus niños(Spitz, 1969, p.100).
Un niño con desarrollo normal es aquel que tiene apariencia sana, que es listo y está
activo, tiene buena alimentación, crece de acuerdo a los parámetros médicos y mantiene una
buena relación con sus padres.
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las que pueden presentarse las fallas de la función materna y las situaciones de riesgo del
hijo.
- 27 -
La franca repulsa primaria puede ser activa o pasiva. En la activa, la madre niega la
maternidad, rechaza tanto el embarazo como al bebé que lleva dentro, lo que provoca que el
niño muera (por accidente o provocado) o sea abandonado. En cambio, en la pasiva el bebé
nace, sin embargo, el rechazo de la madre provoca en el hijo un estado de “coma” o de
shock, según los estudios de Margaret Ribble (1938). En estos casos el niño no muere si hay
una intervención correcta.
4
El eczema infantil es una dermatitis atópica. “(…); el cuadro en cuestión es el de una afección de la
piel que empieza en la segunda mitad del primer año de vida, localizada predominantemente en el
lado flexor, con predilección por los pliegues cutáneos (…)”(Spitz, 1969, p.168).
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La hostilidad materna compensada conscientemente produce en el niño hipertimia,
Spitz señala:
En la privación afectiva parcial, el niño a partir de los tres meses empeora, lo que se
inició con llanto sin motivo, continúa con una disminución del contacto visual con el cuidador,
se vuelve más exigente, baja de peso, el llanto se convierte en gemidos y se evidencia un
retraso en su desarrollo. A estos síntomas se agrega el insomnio, los niños están postrados
en la cama todo el tiempo hasta evitar el contacto con los cuidadores, la mirada es distante
y vacía, hay rigidez facial y el retraso motor se generaliza. La descripción de los síntomas
son comparables con los de la depresión en el adulto. Spitz la llama depresión anaclítica. Si
la madre regresa en un periodo de tres a cinco meses se puede observar una mejoría, pero
si la madre no regresa los síntomas empeoran en los dos meses posteriores hasta
desembocar en, lo que Spitz denominó, hospitalismo.
La privación afectiva total se da cuando las madres se separan de los niños antes del
tercer mes provocando una privación total de la relación de objeto. Si esta privación se
extiende más allá de los cinco meses, los síntomas en el infante serán cada vez peores y
sus efectos son irreversibles, produciendo marasmo. En un inicio los síntomas son muy
- 29 -
parecidos a los de la depresión anaclítica, pero al paso de unos meses los infantes
comienzan a evidenciar un retraso motor completo.
(…): el retraso motor se hacía evidente por completo; los niños se tornaban pasivos por
completo, yaciendo postrados bocarriba en sus camitas. No lograban alcanzar la etapa del
control motriz requerida para darse vuelta en la posición que tenían hasta quedar bocabajo. El
rostro se tornaba inexpresivo, la coordinación ocular era defectuosa, la expresión, muchas
veces de imbecilidad. Cuando, al cabo de cierto tiempo reaparecía la movilidad, tomaba la
forma de cabeceos espasmódicos en algunos niños, mientras que en otros se mostraba en
movimientos digitales extraños, que recordaban los movimientos descerebrados o atetósicos
(Spitz, 1969, p.205).
Winnicott (1966) considera que de la madre depende la salud mental del niño.
“Luego, un día, descubren que se han convertido en anfitrionas de un nuevo ser humano que
ha decidido instalarse (…)”(Winnicott, 1998, p.21). La madre es quien permite la
identificación del niño, le brinda cuidados y lo ayuda en su formación. La dependencia del
bebé es absoluta, por lo tanto, la madre sabrá identificar cuáles son las necesidades de su
hijo y las satisface a tiempo. La dependencia absoluta del bebé irá disminuyendo poco a
poco, a medida que se vaya desarrollando y tolerando las frustraciones.
La madre como todo ser humano puede equivocarse, pero al ser “suficientemente
buena”, como menciona Winnicott, repara su falla y complace a su bebé. Si la falla es
reparada inmediatamente no produce angustia en el bebé. Sin embargo, si las fallas no se
reparan, privarán al niño de la satisfacción que necesita.
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A la larga, el bebé se vuelve capaz de afirmar su propia individualidad y hasta experimentar
un sentido de identidad”(Winnicott, 1998, p.29).
En el mejor de los casos el bebé, al crecer y convertirse en niño y en adulto, arrastra consigo
el recuerdo soterrado de un desastre que le ocurrió a su self y dedica mucho tiempo y energía
a organizar su vida de manera tal de no tener que volver a experimentar ese dolor. En el peor
de los casos, el desarrollo del niño como persona se encuentra permanentemente
distorsionado y por lo tanto su personalidad se deforma o su carácter se tuerce. Aparecen
síntomas que probablemente se considerarán perversos, (…). O el niño como persona está
tan perturbado que se diagnostica enfermedad mental, y se instaura un tratamiento a causa
de una anomalía que debería haber sido evitada (Winnicott, 1998, p.116-117).
- 31 -
Un concepto que toma muy en cuenta es el de la imagen inconsciente del cuerpo
afirmando que las sensaciones de placer y displacer, se inscriben en esta imagen. “La
imagen del cuerpo se constituye en referencia a la observación efectiva del rostro materno y
a las referencias sensoriales que repetidamente provee la presencia de la madre”(Guillerault,
2009, p.48).
Es lo que hace que Dolto inscriba a la madre –a la madre del “bebé Dolto”- en esa referencia
principal al orden simbólico. (…) Si la madre habla al bebé (Dolto), no es para embriagarlo con
su verborrea –aunque podría suceder-, sino para hacer que advenga a su estatus de humano
donde debe hacer que se lo (re) conozca: como sujeto. “Es la palabra la que, a causa de la
función simbólica, conlleva mutación en el nivel del deseo: de la satisfacción erótica parcial a
la relación de amor que es comunicación de sujeto a sujeto (…)”(Guillerault, 2009, p.56).
Una vez introducida la teoría propuesta por Dolto, nos enfocaremos en las patologías
de las imágenes del cuerpo que pueden llevar al niño a una psicosis o al autismo.
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Un ser humano que no presenta anomalías neuromusculares o neurovegetativas, puede
haberse encontrado con la imposibilidad de estructurar su primera imagen del cuerpo e incluso
de sostener su narcisismo fundamental. Basta con que haya padecido rupturas dañinas del
lazo precoz con su madre, sea en el curso de la vida fetal simbiótica, sea en el de su vida de
lactante, período en que el equilibrio de la diada madre-hijo es esencial para su devenir
humano (Dolto, 2010, p.167).
En el parto, si la madre al momento de dar a luz sufre de una hemorragia y esta pone
en peligro tanto su vida como la del niño, se dará una ruptura en el vínculo simbólico del niño
con la madre. La experiencia feliz de dar a luz se convertirá en una experiencia de angustia,
puesto que los dos están en peligro y esto romperá el vínculo madre-hijo. El niño sentirá que
murió al nacer, así siga vivo, porque puede no construirse la cohesión del sujeto con su
imagen corporal. En el caso en el que la madre muera, “(...) ello puede tener el efecto de
vedar al niño su estructuración en un narcisismo primordial cohesivo”(Dolto, 2010, p.169).
Atravesar por estos momentos de angustia rompe el primer vínculo humanizador del bebé y,
además, pueden los familiares culpabilizarlo por la muerte de la madre.
La muerte precoz de una mamá que se ocupaba totalmente de su hijo suprime el lugar del
vínculo en el cuerpo del niño, que hacía la mediación del niño con el lenguaje y con la
existencia humana que este único adulto le procuraba”(Dolto, 2010, p.169).
Dolto recalca la importancia de hablar y explicar al niño por qué se da el destete, por
qué debe controlar esfínteres, caminar, entre otras cosas. Toda castración debe ser
humanizadora, de no ser así generará angustia en el niño, se volverán oyentes psicógenos,
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buscarán obsesivamente el olor de la madre, presentarán problemas respiratorios, autismo,
sintomatologías fóbicas e incluso cuadros psicóticos.
Este erotismo les hace elaborar fantasmas de un cuerpo a cuerpo con la madre ausente que
su propio cuerpo-cosa les sirve para presentificar, en la soledad de la cuna. (…) Este modo de
crianza, cuando no incluye ni alegría compartida ni palabras, cosa que sucede con ciertas
madres, hace del niño un objeto y no permite al sujeto de deseo, y sobre todo al pre-Yo del
lenguaje verbal que él es virtualmente, construirse por intercambio de percepciones cómplices
con el otro (Dolto, 2010, p.175).
Por lo tanto, los procesos para formar la imagen inconsciente del cuerpo dependen
del desarrollo de la relación afectiva entre madre-hijo, que la madre hable al bebé y por lo
tanto, lo ayude a atravesar de forma satisfactoria cada etapa de castración (separación).
Maud Mannoni (1987)se enfoca en el trabajo con niños que padecen problemas
mentales, en la cura y la reinserción social. Considera que lo que ocurre con los niños
débiles mentales, autistas y psicóticos, se debe, principalmente al estar apresados dentro del
discurso de sus padres. Por lo tanto, la clínica psicoanalítica lo que intenta es sacar al niño
del lugar de objeto en el discurso de los padres, para que sea dueño de su propio discurso,
para que ponga en palabras lo que el síntoma encubre. “El niño es el soporte de aquello que
los padres no son capaces de afrontar: el problema sexual” (Mannoni, 1987, p.13). El niño
enfermo forma parte de un malestar colectivo, su síntoma es el soporte de la angustia de los
padres, por lo que la cura del niño representa y obtura la falta en los padres.
Toda enfermedad orgánica de los niños marca a los padres, los coloca en relación a
su propia historia, los enfrenta al fantasma de su infancia. El niño debe ocupar para la madre
el lugar soñado, él cumplirá los sueños anhelados de la madre y reparará aquello en lo que
se sintió deficiente. Pero cuando el niño nace enfermo, despierta en los padres los traumas
de su historia y los sentimientos de insatisfacción, los enfrenta nuevamente con la
castración.
El analista coloca el debate en el nivel de la cosa (las propias palabras se solidifican, quedan
fijadas como objetos). El sujeto no tiene que constituirse por medio de su palabra ni hacerse
- 34 -
reconocer a través de ella, sino que se le pide que viva una experiencia relacional para
adaptarse a un estilo de vida reconocido como normal(Mannoni, 1987, p.53).
Cuando el amor nos ha sido negado desde el nacimiento; cuando en lugar de la madre hay un
agujero, y uno ha salido de él, vástago rechazado de ese vacío, desde esa posición de
desecho, si uno quiere asumirla, sólo resta hacer milagro: inventar un nuevo amor que
transfigure la abyección (Millot, 1998, p.95).
Welldon (1993) plantea que un perverso atacaría a la madre como venganza por
haber sido abandonado, rechazado o sometido a la privación de un afecto necesario para su
estructuración “normal”. Pero se dejó de lado a la mujer, sin tomar en cuenta que en ella
también podría darse una estructuración perversa y sus efectos serían tal vez más
alarmantes, puesto que la venganza no sería hacia su madre, sino contra la madre que
habita dentro de ella y se desplaza en su hijo, que es una extensión de sí misma.
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Como se menciona en la cita, debido a todo el acceso que tenemos a través de las
redes sociales y los medios de comunicación, parece no haber prohibición, no hay fantasías
que no puedan ser realizadas, no hay prohibición. Vemos a chicas mostrando su cuerpo
desnudo a través de redes sociales, fomentando el voyerismo y el exhibicionismo. Este es
solo uno de tantos ejemplos que podemos encontrar en las conductas que acepta nuestra
sociedad actual, la cual ya no deja casi nada en el ámbito de la fantasía.
Se identifica con la figura odiada, que descansa en su fuero interno o en el bebé, que es una
extensión de ella misma, de la misma forma en que la mujer perversa fue una extensión de su
propia madre. Por consiguiente, las perversiones típicas de las mujeres implican la
automutilación y el abuso de los niños(Welldon, 1993, p.X).
Welldon afirma la importancia que tiene la madre en el periodo de apego del bebé,
ella se encarga de controlar sus temores, de darle las bases necesarias para construir de
forma segura y estable su personalidad. Aquellas madres que no son capaces de criar a sus
hijos de forma “normal”, introduciendo la ley del padre, permitiendo que se sientan y se
perciban como sujetos diferenciados, provocan en el niño un miedo muy profundo a ser
abandonados o devorados por la madre.
- 36 -
La persona perversa siente que no se le ha permitido disfrutar de la sensación de una
evolución propia como individuo diferenciado, con una identidad propia; en otras palabras, no
ha experimentado la libertad de ser ella misma. Esto crea en su interior una profunda
convicción de que no es un ser total, sino un objeto parte de su madre, tal y como experimentó
a su madre cuando era muy pequeña. (…) Ambas situaciones crean una enorme inseguridad
y vulnerabilidad, e inducen a un odio intenso hacia la persona que las ha provocado, y que a
su vez era la persona más importante cuando era niña: su madre (Welldon, 1993, p.10-11).
Welldon cita en su texto a J.N. Rosen, quien fue uno de los primeros que teorizó
acerca de la maternidad perversa:
El concepto de perversión del instinto maternal encaja en todos los hechos que he observado
sobre la etiología de la esquizofrenia. Encaja en el comportamiento de las madres de
esquizofrénicos, encaja en el material obtenido de los pacientes psicóticos, y encaja en el
hecho biológico de que cualquier instinto, al expresarse, puede quedar sujeto a la perversión
(Welldon, 1993, p.78).
- 37 -
ninguna circunstancia permitirán que la separación se realice. “Según Benedek, «la
maternidad perturbada convierte la relación simbiótica en un círculo vicioso. Esto conlleva la
introspección de objetos y autorepresentaciones del niño cargadas de catésis
agresivas»”(Welldon, 1993, p.82). De esta forma los hijos de madres perversas, aprenden a
vivir con sus actitudes y crean comportamientos para sobrevivir al maltrato, como una forma
de superviviencia, dado que renunciar a la madre sería renunciar a su propia vida. “(…) sus
temores de resultar abandonado en caso de atreverse a individualizarse” (Welldon, 1993,
p.83).
Las mujeres que ejercen la maternidad perversa lo hacen durante los dos primeros
años de vida del infante, aprovechándose del poder que tienen, de su lugar de Otro
primordial y de la debilidad del Yo del niño, limitando el proceso de separación. “En términos
de Winnicott (1953), el perverso utiliza el «objeto transicional» para inventarlo, manipularlo,
utilizarlo y abusar de él, destrozarlo y desecharlo, cuidarlo e idealizarlo, identificándolo
simbióticamente y despojándolo de toda vida a la vez”(Welldon, 1993, p.88).
Lo que ocurre con la madre perversa, según Welldon (1993), es que realiza la
equiparación hijo=falo, pero impide el desplazamiento del hijo a otros objetos, no hay
castración en la relación, no permite la introducción de la ley, por lo tanto, cosifica al hijo, lo
ve como un objeto al que podrá manipular las veces que guste para alcanzar sus anhelos,
para satisfacerse, o también como el objeto que utilizará para realizar su venganza, contra
quien no le permitió en su infancia vivir su individuación, sin darse cuenta que el daño lo
- 38 -
hacen contra sí mismas 5, o sus hijos (su creación). Estas mujeres también pueden utilizar a
la maternidad como un medio para rechazar el ser mujeres, por la denigración o el rechazo
de la que fueron víctimas.
Según Stoller: «En las perversiones, la hostilidad cobra forma en una fantasía de venganza
escondida en las acciones que constituyen la perversión y sirve para convertir el trauma
infantil en un triunfo adulto». (…) la oportunidad que brinda la maternidad de tener el completo
control de una situación, crea un caldo de cultivo idóneo para que algunas mujeres que han
sufrido experiencias perjudiciales o traumáticas, exploten y abusen de sus hijos (Welldon,
1993, p.91).
La perversión materna no solo se evidencia cuando el niño nace, sino que puede
estar presente desde el momento de la concepción como un deseo de poseer totalmente un
cuerpo, y puede ocurrir que estas mujeres no quieran dar a luz a los niños sino quedarse
aferradas al cuerpo del bebé que llevan dentro. Esto explicaría, en ciertos casos, por qué
ocurre lo que llamamos “depresión post-parto” después que el niño ha nacido. La estabilidad
emocional de la mujer al momento de ser madre es crucial para determinar el devenir del
infante, así como también lo son las razones que llevan a la mujer a convertirse en madre,
¿qué hay detrás del deseo de tener un hijo?.
Sugiero que, en ocasiones, las mujeres optan por la maternidad por razones perversas
inconscientes. Cabe suponer que la mujer sabe que la maternidad le confiere
automáticamente un rol de dominio; de control absoluto sobre otro ser que debe someterse no
sólo emocionalmente, sino también biológicamente a las demandas de la madre, por poco
apropiadas que éstas sean (Welldon, 1993, p.99).
Existen varias formas de evidenciar los rasgos perversos de una madre, Welldon nos
menciona algunos de ellos: “Éstas incluyen los deseos de absorber a la otra persona,
deshumanizar el objeto, e invadir, controlar completamente y fundirse con el Otro”(Welldon,
1993, p.100). Lo que ocurre en la estructura de una madre perversa, es que hay una “ruptura
de la estructura mental”, por lo tanto, es incapaz de sentir afecto o placer, y ve a su hijo
como el único objeto que será capaz de proporcionarle satisfacción, es por esto que evitará
la individuación del niño, se opondrá a que logre su independencia, dado que ella no
encontrará en el mundo otra fuente de placer, no puede ejercer su poder con nadie más que
no sea su hijo, puesto que es una parte de ella.
Así la maternidad perversa debe entenderse como producto de una inestabilidad emocional y
una individuación inadecuada, provocada por un proceso que abarca por lo menos tres
5
Al hablar de que el daño lo hacen contra sí mismas, nos referimos a la perversión femenina en sí, la
cual según Estela Welldon se evidencia en las autolesiones para aliviar la ansiedad; la bulimia, la
anorexia nerviosa yla automutilación.
- 39 -
generaciones. No obstante, parte del problema descansa en la sociedad. Toda nuestra cultura
respalda la idea de que las madres tienen un completo dominio sobre sus bebés; así
fomentamos las mismas ideas que, a su vez, explota la madre perversa (Welldon, 1993,
p.101).
Cuando describimos al hijo en riesgo nos referimos a los niños que han sido
abandonados emocional o físicamente por sus madres, ya sea por negligencia, maltrato o
privación afectiva, entonces, el hijo estará en un estado de vulnerabilidad y su desarrollo
afectado por estas circunstancias. El objetivo de esta disertación no es profundizar en el
tema del maltrato infantil o en las consecuencias y secuelas que deja en el niño las fallas de
la madre en el ejercicio de su función sino establecer de qué manera se puede proteger al
menor desde el punto de vista jurídico, es decir, las leyes que protegen al menor y que
ponen en primera instancia su integridad física y psicológica. El objetivo de incluir
estadísticas es determinar hasta qué punto este tema (la falla en la función materna) deja a
los niños vulnerables, y a pesar de que las leyes están en vigencia el fenómeno se sigue
produciendo.
- 40 -
Art. 1.- Finalidad.- Este Código dispone sobre la protección integral que el Estado, la sociedad
y la familia deben garantizar a todos los niños, niñas y adolescentes que viven en el Ecuador,
con el fin de lograr su desarrollo integral y el disfrute pleno de sus derechos, en un marco de
libertad, dignidad y equidad.
Para este efecto, regula el goce y ejercicio de los derechos, deberes y responsabilidades de
los niños, niñas y adolescentes y los medios para hacerlos efectivos, garantizarlos y
protegerlos, conforme al principio del interés superior de la niñez y adolescencia y a la
doctrina de protección integral (Código de la Niñez y Adolescencia, 2009, p.1).
Art. 2.- Sujetos protegidos.- Las normas del presente Código son aplicables a todo ser
humano, desde su concepción hasta que cumpla dieciocho años de edad. Por excepción,
protege a personas que han cumplido dicha edad, en los casos expresamente contemplados
en este Código (Código de la Niñez y Adolescencia, 2009, p.1).
Art. 50.- Derecho a la integridad personal.- Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a
que se respete su integridad personal, física, psicológica, cultural, afectiva y sexual. No
podrán ser sometidos a torturas, tratos crueles y degradantes (Código de la Niñez y
Adolescencia, 2009, p.13).
- 41 -
Es importante citar el Código de la Niñez y Adolescencia, los artículos que
consideramos más relevantes para nuestra disertación. En el Título IV: De la protección
contra el maltrato, abuso, explotación sexual, tráfico y pérdida de niños, niñas y
adolescentes, encontramos:
Art. 67.- Concepto de maltrato.- Se entiende por maltrato toda conducta, de acción u omisión,
que provoque o pueda provocar daño a la integridad o salud física, psicológica o sexual de un
niño, niña o adolescente, por parte de cualquier persona, incluidos sus progenitores, otros
parientes, educadores y personas a cargo de su cuidado; cualesquiera sean el medio utilizado
para el efecto, sus consecuencias y el tiempo necesario para la recuperación de la víctima. Se
incluyen en esta calificación el trato negligente o descuido grave o reiterado en el
cumplimiento de las obligaciones para con los niños, niñas y adolescentes, relativas a la
prestación de alimentos, alimentación, atención médica educación o cuidados diarios; y su
utilización en la mendicidad.
Art. 72.- Personas obligadas a denunciar.- Las personas que por su profesión u oficio
tenganconocimiento de un hecho que presente características propias de maltrato, abuso y
explotaciónsexual, tráfico o pérdida de que hubiere sido víctima un niño, niña o adolescente,
deberándenunciarlo dentro de las veinticuatro horas siguientes de dicho conocimiento ante
cualquiera de losfiscales, autoridades judiciales o administrativas competentes, incluida la
Defensoría del Pueblo, como entidad garante de los derechos fundamentales (Código de la
Niñez y Adolescencia, 2009, p.19).
Art. 73.- Deber de protección en los casos de maltrato.- Es deber de todas las personas
intervenir en el acto para proteger a un niño, niña o adolescente en casos flagrantes de
maltrato, abuso sexual,tráfico y explotación sexual y otras violaciones a sus derechos; y
requerir la intervención inmediatade la autoridad administrativa, comunitaria o judicial (Código
de la Niñez y Adolescencia, 2009, p.19).
- 42 -
En el Libro Segundo: El niño, niña y adolescente en sus relaciones de familia. Título I:
Disposiciones generales, encontramos;
Art. 102.- Deberes específicos de los progenitores.- Los progenitores tienen el deber general
de respetar, proteger y desarrollar los derechos y garantías de sus hijos e hijas. Para este
efecto están obligados a proveer lo adecuado para atender sus necesidades materiales,
psicológicas, afectivas, espirituales e intelectuales, en la forma que establece este Código.
1. Proveer a sus hijos e hijas de lo necesario para satisfacer sus requerimientos materiales y
psicológicos, en un ambiente familiar de estabilidad, armonía y respeto;
3. Inculcar valores compatibles con el respeto a la dignidad del ser humano y al desarrollo de
una convivencia social democrática, tolerante, solidaria y participativa;
8. Aplicar medidas preventivas compatibles con los derechos del niño, niña y adolescente;
9. Cumplir con las demás obligaciones que se señalan en este Código y más leyes. (Código
de la Niñez y Adolescencia, 2009, p.27).
- 43 -
2.2.2 Estadísticas en el Ecuador
En el Ecuador el índice de mortalidad de niños y niñas antes del primer año de vida
es de 12 por cada mil nacidos vivos, en el cierre del siglo XX. Por otro lado, 18 niños y niñas
menores de cinco años mueren cada día debido a la negligencia y el maltrato por parte de
sus padres o cuidadores. Un promedio de 860 mil niños y niñas crecen dentro de una cultura
de castigo físico y 500 mueren al año por violencia dentro del hogar. Entre 1997 y el 2009
murieron en promedio 1200 adolescentes cada año y las causas principales son; accidentes,
homicidios y lesiones auto-infligidas, causas que pudieran ser evitadas. Los suicidios han
aumentado la cifra en los últimos años por razones determinadas: baja autoestima,
problemas en el hogar, desacuerdos o peleas fuertes con sus padres.
El artículo “Maltrato infantil: una dolorosa realidad puertas adentro”, realizado por
Soledad Larraín y Carolina Bascuñan, consultoras de la UNICEF en Chile, revela tras las
investigaciones realizadas que América Latina y el Caribe son la regiones que poseen
mayores índices de violencia contra niños y niñas en el mundo, la violencia se ejerce
mediante el castigo físico, el abuso sexual, el abandono y la explotación. Sin embargo, en el
mundo 275 millones de niños y niñas son víctimas de maltrato dentro del hogar.
- 44 -
En el Diario El Universo en el artículo titulado “Violencia infantil, los golpes que
marcan futuro de los menores”, publicado en diciembre del 2011, encontramos los siguientes
datos:
6
Entre enero y junio del 2011, el Compina , a través de sus dos Juntas Metropolitanas de
Protección de Derechos (JMPD) resolvió 906 casos de maltrato y se prevé que hasta finalizar
el año la cifra puede alcanzar los 1.900. Solo en el primer semestre las JMPD ubicadas en el
centro histórico y la Delicia, en la capital, receptaron 715 denuncias por maltrato psicológico y
642 por maltrato físico. En la provincia del Guayas según cifras del Instituto del Niño y la
Familia (INFA) obtenidas en los centros de restitución de derechos que funcionan en Guayas,
en el 2010 se reportaron 2.650 casos de abandono o negligencia de los padres o
responsables del cuidado de los menores de edad. Ese es el principal tipo de maltrato; le
siguen las agresiones físicas, con 980 hechos; psicológicas, con 837 denuncias; y abuso
sexual, que dejó en un año 850 víctimas.
Los resultados del estudio nos muestran que la violencia intrafamiliar es un problema que
afecta, en lo que respecta a la violencia física, a alrededor de la cuarta parte de niños, niñas y
adolescentes encuestados (…). La violencia que se ejerce en el ámbito doméstico es,
principalmente, una violencia reactiva, producto de situaciones de estrés, (…). En ambos
casos, se evidencia la carencia de mecanismos adecuados para el manejo del estrés y la
“recanalización” de la agresividad y la necesidad de una política pública orientada a la
generación de estilos de vida saludables y a la redefinición de roles sociales (DNI, 2013, p.1).
6
Consejo Metropolitano de Protección Integral a la Niñez y Adolescencia
- 45 -
evidenciar que la violencia ha ido cambiando y han aparecido nuevas formas de maltrato, así
como también han aumentado las cifras de suicidio que no eran tan comunes.
En el año 2002, el 15,7% de los niños, niñas y adolescentes consultados por DNI-Ecuador
respondió que la principal forma de castigo utilizada por sus padres era el “pegar”. En el año
2007, el total subió a 19,4%. En este último año, asimismo, el 6,8% de niños, niñas y
adolescentes consultados por DNI-E señaló que los golpes eran la forma de castigo utilizada
con ellos (…) Pero el problema más preocupante, en términos de crecimiento, es el de la
violencia como causa de muerte. Así, entre los años 1990 y 2007, el porcentaje de
adolescentes muertos a causa de accidentes de tránsito pasa “…de 11% en el año 1990 a
15,2% en el año 2007. Aumentan, también, como causa de muerte, y de manera significativa,
las lesiones autoinfligidas intencionalmente, “…que van de 7,58% en el año 1990 a 12,1% en
el 2007. Sube asimismo el porcentaje de las agresiones coma causa de muerte: 8,04% en el
año 1990 y 11,1% en el año 2008” (DNI-E, 2009). (DNI, 2013, p.15).
A continuación, utilizaremos los cuadros realizados por el DNI, los cuales muestras
los resultados de las encuestas que realizaron; el primer cuadro muestra los lugares del
cuerpo donde son golpeados con mayor frecuencia y los instrumentos con los cuales se los
golpea. Con este cuadro nos podemos dar cuenta de que la mayoría de los golpes se
ejecutan en las partes del cuerpo que están cubiertas por la ropa y que no permiten que las
marcas sean visibles. La agresión física en la mayoría de los casos deja huellas en los
cuerpos de los niños, niñas y adolescentes, por la fuerza y los instrumentos con los que se
los agrede, con el tiempo las marcas pueden desaparecer o ellos no las puedan ver, sin
embargo el daño psicológico será permanente.
En este cuadro podemos ver las partes del cuerpo que son golpeadas con mayor frecuencia y
los objetos que fueron utilizados para golpearlos.
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Persona que le pegó
Padrastro y mamá 1,00%
Madrasta, papá y hermanos 1,30%
Otros familiares 2,80%
Papá y mamá 3,90%
Abuelos 4,40%
Hermanos 16,80%
Papá 25,20%
Mamá 43,10%
En este cuadro vemos quiénes son los agresores de los niños encuestados, el porcentaje más
alto es el de las madres.
Deprimido 1,00%
Drogado 1,80%
Triste 4,30%
Borracho 4,50%
Otros 4,90%
Cansado 7,30%
Con iras 33,10%
Molesto 43,10%
Aquí podemos ver cuál es el estado emocional o físico del agresor al momento de impartir los
golpes.
Resultado de la agresión
Provocó fracturas 0,10%
Provocó quemaduras 0,20%
Dejó un daño permanente 0,40%
Dejó inconsciente 0,50%
Otros 2,80%
Sacó sangre 4,80%
Dejó rasguños 7,10%
Dejó hinchazones 10,60%
Dejó moretones 36,10%
No dejó huellas 37,40%
Este cuadro nos muestra cuales son los resultados físicos de los golpes que han recibido los
niños.
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Agresión Verbal
Persona que le insultó
Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido
Válidos Mamá 496 8.8 31.7
Hermanos 435 7.7 27.8
Papá 301 5.3 19.2
Otros familiares 137 2.4 8.7
Abuelos 59 1.0 3.8
Otros 41 0.7 2.6
Papá y mamá 36 0.6 2.3
Papá, mamá y 17 0.3 1.1
hermanos
Padrastro y mamá 17 0.3 1.1
Mamá y hermanos 8 0.1 0.5
Madrastra, papá 7 0.1 0.4
Madrasta, papá y 6 0.1 0.4
hermanos
Padrastro, mamá y 4 0.1 0.3
hermanos
Papá y hermanos 3 0.1 0.2
Los cuadros utilizados fueron extraídos del informe de la investigación sobre “Laviolenciacontra niños,
niñas y adolescentes en el Ecuador” realizado por la Defensa de los Niños Internacional (DNI) sección
Ecuador. De las páginas 20, 35,38 y 39 respectivamente.
Con los cuadros que han sido expuestos podemos visualizar que tanto la violencia
física como la violencia verbal, la cual es violencia psicológica, han sido ejercidas con mayor
frecuencia por parte de las madres. Esto evidencia que la madre dentro de la dinámica
familiar es la que ejerce el poder frente a sus hijos y no lo usa de la mejor forma.
Todos los datos recolectados en el presente capítulo nos permiten afirmar que la
violencia es un problema que se ha establecido y arraigado en la educación y desarrollo de
nuestro país durante varias décadas, con la creación de los Derechos de la Niñez y
Adolescencia y todas las instituciones que trabajan para proteger a esta población, el índice
de maltrato ha disminuido, pero las cifras en la actualidad continúan siendo alarmantes,
puesto que los niños, niñas y adolescentes de nuestro país se encuentran en una situación
de riesgo.
- 48 -
CAPÍTULO III
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3.1 Viñetas clínicas de dos casos atendidos en el Centro de Psicología
Aplicada
Las cursivas son utilizadas para señalar textualmente los testimonios de las
pacientes.
Caso 1:
Tiempo después, la madre abandonó a sus hijos para irse con un hombre a vivir a
otra ciudad. N1, como hermana mayor, se hizo cargo de sus hermanos, frente a la difícil
tarea que se le asignó, pidió ayuda a una tía. En la casa de esta tía, fue víctima de
explotación y maltrato. Finalmente, su madre regresó para hacerse cargo de sus hijos. La
situación para la paciente continuó con grandes dificultades, básicamente por el alcoholismo
de su madre, sus relaciones pasajeras y la falta de cariño hacia sus hijos.
A los diecisiete años y según relata, por la necesidad de afecto, empezó una relación
con quien es su actual esposo. Al poco tiempo quedó embarazada. En un inicio se negaba a
formalizar porque sentía que él no la quería pero, ante la presión de su pareja, aceptó
casarse. Llevan treinta y cinco años de matrimonio, tienen cuatro hijos, viven en una casa
dividida en tres departamentos, en uno vive ella junto a su esposo y sus dos hijos menores,
en otro departamento vive su hija mayor y su nieto, y en el último vive su otro hijo junto a su
esposa y sus hijos. De la casa que construimos con mi marido yo le dividí para que mis hijos
vivan ahí conmigo, para que tengan su independencia, pero igual yo cocino para todos y
tienen que venir a mi casa, igual estoy ahí pendiente de la hora a la que llegan y como se
portan, y si ya veo algo indebido ahí sí les pego, que creen que pueden hacer lo que les da
la gana.
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La hija mayor bebe en exceso, no se preocupa de su hijo y tiene conductas indebidas
con otros hombres, ella no ha sabido manejar su vida, yo crié a mi nieto, lo he cuidado
siempre que ella se va atrás de un hombre, por eso le pegué la última vez, porque no puede
ser una cualquiera.
La hija menor fue testigo del maltrato a sus hermanos; en palabras de N1: ha sido
desplazada porque sus hermanos necesitan mayor atención, además, es víctima de
constante maltrato físico propiciado por su madre. La paciente menciona que su hija menor
busca a los hombres y los seduce; yo le pego porque se merece y se parece a mi madre, sí
le he metido unas buenas palizas, a veces pienso que se me va la mano, pero me acuerdo lo
que hace y le quiero dar más. No tolera el hecho de que la niña se maquille, se peine de otra
forma o se vista “bonita”, porque lo que busca es tener una relación con algún hombre,
parece puta.
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Manifiesta sentir un gran resentimiento hacia su madre por la vida que le dio cuando
ella era una niña, este odio hacia la madre no le permite sentir cariño y por eso cree que
nadie la quiere y rechaza, sobre todo, a sus hijas. En las sesiones habla de sus frustraciones
y de un sentimiento de angustia por lo que sus hijos puedan llegar a ser.
Caso 2:
La segunda paciente que llamaremos N2, tiene treinta y cinco años, es soltera y
tiene un hijo pequeño. Proviene de una familia conservadora, es la octava de diez hermanos.
Cuando era pequeña sufrió una fuerte quemadura en todo su cuerpo, dejándole grandes
secuelas. Esta quemadura es lo peor que tengo, quien se va a fijar en una mujer con estas
cicatrices, no me gusta que nadie vea mi cuerpo.
A los quince años sus padres la enviaron, junto a su hermana mayor, quien iba a
entrar a la universidad, a una ciudad grande. N2 culminó sus estudios secundarios en esta
ciudad y posteriormente estudió una tecnología. Cuando comenzó sus estudios de tercer
nivel conoció a su pareja, iniciaron una relación al poco tiempo de conocerse y la mantienen
hasta la actualidad. Él es un hombre casado pero le ha dicho que está separado de su
esposa hace varios años: O sea él me dice que ya no está con ella, no están divorciados, así
legalmente, pero creo que ya ni vive con ella.
La relación que mantiene la paciente con su pareja es inestable, se ven con poca
frecuencia y no han logrado formar un hogar como ella hubiera deseado, esto le provoca
malestar y ansiedad. Es una relación secreta, ninguno de los dos conoce a la familia de
origen de la pareja y se ven, en el departamento de la paciente, una vez a la semana. Nos
vemos los lunes, que yo tengo el día libre de mi trabajo, pasamos todo el día juntos, cuando
llega temprano, sino pasamos la tarde y antes de que llegue mi hijo él se va.
Hace siete años la paciente quedó embarazada de su pareja, pensando que así
lograría retenerlo y formar una familia. La relación de N2 con su hijo es inconstante, lo ve
muy poco debido al horario de su trabajo y cuando tiene tiempo libre lo ocupa para verse con
su pareja. Los pocos momentos que comparte con su hijo son, en la mañana, antes de
mandarlo a la escuela y, en la noche, cuando lo recoge del curso de tareas dirigidas. Al
padre, el niño lo ve muy poco, ha estado prácticamente ausente en su vida.
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A pesar de haber obtenido una tecnología no ha logrado ejercer su profesión, pero ha
encontrado otros trabajos que son de su agrado. Cree que su pareja no quiere formar una
familia por no haberse realizado como profesional.
Cuando no ve a su pareja por periodos largos siente una gran ira, sus deseos
sexuales se incrementan y para desahogarse maltrata a su hijo. Menciona que no concibe
una vida sin su pareja y que es el único hombre con el que ha tenido una relación. Cuando
estoy sin él no sé qué hacer, no vaya a pensar mal pero no sé si ha sentido esa necesidad
de estar con alguien, así teniendo relaciones, no es que sea adicta, pero siento que necesito
estar con él, así sea solo de esa forma. Me entiende?, por eso es que me desespero, me
enojo y se me cruza mi hijo y ya pues con él me desquito.
Después que su pareja la dejó, acudió al psiquiatra que la medicó por los trastornos
de conducta y la depresión. Posteriormente, su pareja volvió con ella. N2 considera que lo
mejor es terminar la relación y romper con la dependencia pero no encuentra la fuerza para
hacerlo y considera que la única solución es dejar a su hijo y salir del país.
Tengo que irme de aquí, esa es la única solución, es que sino no le voy a dejar, yo
siento que nadie más se va a fijar en mí, a nadie más le voy a enseñar mi cuerpo marcado,
imagínese después de cuanto me costó, no voy a amar a otro hombre, ni me van amar a mí.
Una amiga que vive en otro país me dijo que vaya a trabajar con ella, o solo de vacaciones
un tiempo hasta que se me pase lo de él, eso es lo mejor que voy hacer, ¿y tu hijo?, bueno a
él le dejo con la vecina, o que mi familia vea que hace con él, pero con él no me voy a ir, yo
tengo que ser feliz, tengo que irme sin nada que me recuerde a él, así como dicen hay que
poner tierra de por medio, esa es la única solución.
- 53 -
Antes de dar paso a la articulación teórica, consideramos interesante agregar dos
casos que se dieron a conocer a través de los medios de comunicación, los cuales aportan
con esta investigación al tratarse de niños en situación de riesgo debido a las conductas
maternas.
El primer caso es un extracto del artículo “No sólo es amor, madre” escrito por Sergio
Zabalza en el periódico argentino “Página 12”, el día jueves 16 de enero de 2014.
El embarazo no deseado producto de una relación clandestina sería la principal causa por la
que (…) decidió, según su propia declaración, terminar con la vida de su pequeño de apenas
20 días de nacido. Ocurrió a mediados de enero pasado en el sector de La Ferroviaria, en el
sur de Quito, donde vivía la madre. Diana llegó con el cuerpo inerte de la criatura hasta el
Patronato San José, en donde se confirmó el deceso. La mujer dijo que estaba dando de
comer al niño y que aparentemente se atragantó con su leche. Pero esta versión no fue
aceptada por los médicos de esta casa de salud quienes avisaron a la Brigada de Homicidios
de la Policía Judicial (PJ). Ante los agentes, la sospechosa volvió a contar la versión del
ahogamiento, pero a medida que declaraba, caía en contradicciones hasta que, según la
Policía, dijo: “Yo lo hice”. Contó a los agentes que tomó una almohada y la apretó contra la
cara del bebé, al que ni siquiera había puesto nombre, hasta que lo asfixió. Justificó el acto
aduciendo que desde el inicio no quiso ese embarazo y que eso la llevó a experimentar
estados depresivos que no podía controlar. (…) El mes pasado, por ejemplo, en el sureste de
Guayaquil, una niña fue apaleada por su propia madre presuntamente por no haber lavado
unas ollas como le había ordenado. La denuncia fue presentada por la tía de la niña que la
encontró ensangrentada, aunque la versión de su progenitora señalaba que la infante se
había caído de las gradas y que necesitaba dinero para llevarla a un consultorio médico. Pero
los golpes también pueden provocar la muerte del infante como al parecer sucedió en agosto
del 2012 en Quito, cuando un niño de 3 años fue llevado a un centro de salud del centro de la
capital. Según la madre, ella se levantó en la madrugada a cambiar el pañal del niño y lo
encontró botando espuma por la boca y convulsionando. Sin embargo, los médicos
encontraron signos propios del maltrato infantil y la autopsia determinó como causa de la
muerte un traumatismo craneoencefálico ocasionado por un fuerte hematoma. Por este caso
se dictó prisión preventiva en contra de la madre y el padrastro del menor de edad. (…) Una
mezcla de insecticida con yogur causó la muerte de (…), de 30 años, quien habría dado de
beber la mezcla a sus tres hijos de 10, 8 y 6 años, en el recinto San Ramón, del cantón
Quinindé. El esposo y padre de las víctimas, (…), fue quien descubrió los cuerpos.
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Estos casos son una muestra de los que, frecuentemente, se leen o se ven en los
medios de comunicación y que dan cuenta de los gravísimos casos en que son expuestos
los menores a causa de una maternidad fallida.
Una vez presentados los casos damos inicio a la articulación teórica, en la cual
analizaremos cada indicador del cuadro expuesto al inicio del capítulo. Lo que busca la
disertación es identificar la falla de la función materna, la cual se manifiesta de varias formas:
privación afectiva, negligencia, omisión; prestando mayor atención a los casos que presentan
un matiz perverso, evidenciándose en ausencia de culpa, desmentida, pasaje al acto y falta
de reconocimiento del deseo del otro.
En el primer caso que presentamos podemos ver que de cierta forma la madre de la
niña no permite que ella crezca, que sea independiente, que decida qué hacer con su
cuerpo, es por esto que la golpea y la insulta cada vez que ella realiza una actividad o tiene
una conducta que la madre no ha aprobado. Esta conducta absorbente de la madre no solo
7
faltas.f. (…). Condición del ser hablante [parlêtre] que lo hace depender de un déficit o de una
incompletud tan necesarios como generalmente inadvertidos en todo lo que se presenta, para él,
como un Todo: tanto las imágenes con las que seduce a su deseo como los conjuntos en los que se
cuenta. La naturaleza de la falta debe ser precisa según el registro en el que se produce: frustración,
castración, privación. (Chemama & Vandermersch, 2010, p.245).
8
castración (complejo de) (…). 1) Para S. Freud, conjunto de las consecuencias subjetivas,
principalmente inconscientes, determinadas por la amenaza de castración en el hombre y por la
ausencia de pene en la mujer. 2) Para J. Lacan, conjunto de estas mismas consecuencias en tanto
están determinadas por la sumisión del sujeto al significante. (Chemama & Vandermersch, 2010, p.74).
- 55 -
la tiene con su hija menor, sino también con sus otros tres hijos, dado que no los permite
independizarse y como un acto de “bondad” les da la facilidad para que todos vivan en su
casa, de esta forma puede seguir controlando sus conductas y sus vidas. De la casa que
construimos con mi marido yo le dividí para que mis hijos vivan ahí conmigo, pero que
tengan su independencia, pero igual yo cocino para todos y tienen que venir a mi casa, igual
estoy ahí pendiente de la hora a la que llegan y como se portan, y si ya veo algo indebido ahí
si les pego, que creen que pueden hacer lo que les da la gana. (Testimonio de la paciente)
9
culpa (sentimiento de, conciencia de) (…) Conciencia dolorosa de estar en falta [en faute],
consecutiva o no a un acto juzgado reprensible; postulada igualmente bajo forma inconsciente para
explicar diversas conductas obsesivas, delictivas, de fracaso, así como ciertas resistencias a la
curación. (…) Con Lacan, la culpa queda articulada de manera más precisa al deseo y por lo tanto a la
estructuración del sujeto. (…), existe una posición perversa donde el sentimiento de culpa está
clásicamente disipado. (…). (Chemama & Vandermersch, 2010, p. 115-117-118).
- 56 -
cabe preguntarnos ¿a quién golpea la madre realmente?, si analizamos con detenimiento su
historia, podemos ver que la relación con sus padres no fue “buena”, en los términos que la
sociedad establece, ella fue “arrojada” de su hogar para acompañar a su hermana mayor, y
cuando era niña sufrió una quemadura en todo su cuerpo que le dejó cicatrices imborrables,
no solo a nivel físico, la cual le ha provocado un trauma que no ha sido elaborado. La
paciente experimenta elevados grados de angustia al pensar tener otra pareja, y pasar
nuevamente por la “vergüenza” de mostrar su cuerpo.
La madre de esta mujer, tal vez no fue “suficientemente buena”, como lo menciona
Winnicott (1998), y es por esto que la mujer se comporta de la misma forma con su hijo, los
golpes no son dirigidos hacia él, sino es una venganza contra su madre, la cual no supo
brindarle seguridad, estabilidad y un vínculo seguro. Este niño se encuentra en situación de
riesgo, en un inicio, por las marcas físicas que dejó la quemadura de manos, en segundo
lugar por el peligro que en cualquier momento abandone al niño, dejándolo en completo
desamparo. “Tengo que irme de aquí, esa es la única solución, es que sino no le voy a dejar,
yo siento que nadie más se va a fijar en mí, a nadie más le voy a enseñar mi cuerpo
marcado, imagínese después de cuanto me costó, no voy a amar a otro hombre, ni me van
amar a mí. Una amiga que vive en otro país me dijo que vaya a trabajar con ella, o solo de
vacaciones un tiempo hasta que se me pase lo de él, eso es lo mejor que voy hacer, ¿y tu
hijo?, bueno a él le dejo con la vecina, o que mi familia vea que hace con él, pero con él no
me voy a ir, yo tengo que ser feliz, tengo que irme sin nada que me recuerde a él, así como
dicen hay que poner tierra de por medio, esa es la única solución.” (Testimonio de la
paciente)
En este caso tampoco tenemos conocimiento del estado del hijo de la paciente, ni
siquiera testimonios de conductas del niño, porque la madre no habla de él en las sesiones.
La paciente evita estar con el niño, por eso lo ha llenado de actividades para que llegue tarde
a casa, y solo compartan un par de horas, en las que el niño va a su cuarto y ella ve
televisión. Por lo tanto, consideramos que entre madre-hijo no se ha establecido una relación
afectiva.
- 57 -
provocada por un proceso que abarca por lo menos tres generaciones” (Welldon, 1993,
p.101).
En el primer caso, N1 relata que si bien la madre regresó luego de abandonar a sus
hijos, los problemas continuaron por: el alcohol, por las relaciones con parejas pasajeras y
por la falta de cariño. El alcoholismo se repite en sus hijos, en la hija mayor y en el segundo
hijo. La relaciones esporádicas, en la sospecha que sus hijas frecuentan otros hombres o se
maquillan para seducir, y en ella misma que mantiene una relación paralela desde hace años
con un hombre casado.
La falta de cariño que no recibió de su madre hace sentir a la paciente que es incapaz
de recibir el amor de otro: en un inicio se negaba a formalizar porque sentía que él no la
quería pero, ante la presión de su pareja, aceptó casarse.Es decir, en su imaginario “nadie la
puede querer” y a su vez esta inestabilidad emocional y la individuación inadecuada, la repite
con sus hijos. Por un lado, manifiesta que son sus hijos el motivo para no ser feliz (podemos
inferir que a su madre pudo haberle ocurrido lo mismo, de ahí el abandono, la negligencia,
etc), y por otro, se siente frustrada y preocupada por lo que sus hijos puedan llegar a hacer.
La señora N1 tuvo que, antes de tener a sus propios hijos, asumir el rol de madre con
sus hermanos menores y en la actualidad se ocupa personalmente de sus nietos, porque
cree que sus hijos no lo hacen bien, entonces ¿Por qué hace de madre de los hijos de otras
y no puede con los propios?.
Debemos considerar que en este caso, durante un tiempo, cuando la madre los
abandonó, N1 ofició de madre de sus hermanos y, según manifiesta esta función de
hermana-madre no la pudo sostener por mucho tiempo, tuvo que recurrir a un familiar para
que le ayude. Este dato nos anticipa que, ni reemplazar a la madre ni ser madre fueron
acontecimientos que estaban en el deseo de N1. En el primer caso recurre a una tía y en el
segundo busca ayuda en la terapia donde sus hijos ocupan el discurso durante las sesiones
que asistió.
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En el primer caso también encontramos ausencia de culpa, la madre cree que su hija
al maquillarse y querer verse “bonita”, está adoptando las conductas de su madre, a la cual
vio mantener relaciones sexuales con varios hombres durante toda su infancia, en este
deseo de “no querer que sea como su mamá”, la mujer no golpea a la niña, sino a la madre
de su infancia que no le brindó un hogar y por la que tuvo que crecer prácticamente sola.
“Ella busca a los hombres y los seduce; yo le pego porque se merece y se parece a mi
madre, si le he metido unas buenas palizas, a veces pienso que se me va la mano, pero me
acuerdo lo que hace y le quiero dar más.” (Testimonio de la paciente)
Los golpes y los insultos hacia la niña son una manifestación del odio contra su
madre, es la forma que tiene de vengarse del sufrimiento del cual ella fue víctima. Es por
esto que no siente culpa después de maltratarla, sino que lo hace “por su bien”. Esta historia
nos remite a Welldon, porque por más que la madre realice todos los esfuerzos posibles por
ser “mejor que su madre”, su inconsciente surgirá y se manifestará en sus conductas de una
u otra forma.
Se identifica con la figura odiada, que descansa en su fuero interno o en el bebé, que es una
extensión de ella misma, de la misma forma en que la mujer perversa fue una extensión de su
propia madre. Por consiguiente, las perversiones típicas de las mujeres implican la
automutilación y el abuso de los niños (Welldon, 1993, p.X).
Cuando la paciente maltrata a su hija activa una escena inconsciente vivida por ella
misma en sus años de infancia: los maltratos y el abuso recibido en casa de su tía y el
maltrato de su madre. De alguna manera intenta compensar esta agresión recibida y
prolongada en sus hijos, con el cuidado y protección hacia sus nietos.
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En el caso del periódico “Página 12” y en el del diario “El Universo”, en el cual las
madres matan a sus hijos, lo que implica un pasaje al acto 10, ya sea por un ataque de irá, un
desfase emocional, el deseo de ser reconocida como madre (en el primer caso) y el de no
tener a su hijo (en el segundo caso), las llevan a cometer un crimen. Pero lo que nos interesa
es ¿qué revela este pasaje al acto?.
Con esto afirmamos lo dicho en el primer capítulo, la maternidad más que un deseo
de cada mujer es una obligación social, la maternidad es la puerta para una “nueva vida”, es
un paso de ser niña a ser mujer. Pero la venda que lleva la sociedad al idealizar la
maternidad, ha provocado que el maltrato y la muerte de niños, niñas y adolescentes en el
país sea un problema de salud pública. La sociedad ha obligado a las mujeres (madres) a
callarse, no ha permitido que hablen, que expresen sus frustraciones, sus dolores e
inconformidades, llevándolas a manifestar estos sentimientos contra el más débil, contra
quien ellas sienten el derecho de hacerlo porque son “suyos”. Así también se castigan a sí
mismas y de alguna manera a sus propias madres.
En el primer caso la implicada no había establecido una relación con la niña, ella vivía
con su padre y solo se reunía ocasionalmente con la madre, nos preguntamos ¿Qué lleva a
esta mujer a matar a la niña? ¿Qué hay tras ese deseo de nominación, mamá? ¿Cómo fue la
relación de esta mujer con su madre? La madreprácticamente abandonó a Priscila, es por
esto que el padre tenía la custodia de la niña, pero ¿Por qué después de tantos años la
10
acting-outs.m.(…), cuando un sujeto se confronta radicalmente con lo que es como objeto para el
Otro, reacciona de un modo impulsivo, con una angustia incontrolada e incontrolable, identificándose
con este objeto que es para el Otro y dejándose caer. (…) El pasaje al acto es por consiguiente un
actuar impulsivo inconsciente y no un acto. Contrariamente al acting-out, no se dirige a nadie y no
espera ninguna interpretación, (…). (Chemama & Vandermersch, 2010, p.2-5).
- 60 -
madre opta por esta medida extrema?, dado que suponemos que la niña no le decía mamá
desde pequeña, no solo el día que se cometió el asesinato.
Se podría creer que hubo algún agente externo que revivió un seceso traumático de
la madre, ocasionando una respuesta inconsciente, la cual provocó que golpeara
brutalmente a la niña, hasta dejarla sin vida. Estas madres, de alguna u otra manera no
significaron a sus hijos como futuros sujetos de deseo, N1 se apodera de ellos
patológicamente, en N2 el hijo se convierte en un objeto donde depositar la ira que siente
hacia el padre del niño, ira que se remonta a la relación con su propia madre; no discrimina
los sentimientos, extiende el odio de uno (su pareja) al otro (su hijo). Además, en el segundo
caso la relación queda restringida a la paciente y su pareja, no dan lugar a la familia
ampliada, “es una relación secreta, ninguno de los dos conoce a la familia de origen de la
pareja”, parecería que en esta relación los demás no cuentan, y hasta el propio hijo aparece
como un desecho, alguien que no merece ser cuidado ni atendido y donde es posible
quemarlo. N2 tiene la ilusión de abandonar el país y dejarlo todo: “Tengo que irme de aquí,
esa es la única solución, es que sino no le voy a dejar, yo siento que nadie más se va a fijar
en mí, a nadie más le voy a enseñar mi cuerpo marcado, imagínese después de cuanto me
costó, no voy a amar a otro hombre, ni me van amar a mí. Una amiga que vive en otro país
me dijo que vaya a trabajar con ella, o solo de vacaciones un tiempo hasta que se me pase
lo de él, eso es lo mejor que voy hacer, ¿y tu hijo?, bueno a él le dejo con la vecina, o que mi
familia vea que hace con él, pero con él no me voy a ir, yo tengo que ser feliz, tengo que
irme sin nada que me recuerde a él, así como dicen hay que poner tierra de por medio, esa
es la única solución.”(Testimonio de la paciente). Destacamos en esta parte de su discurso
algo que mencionamos antes, las familias no cuentan, ya que en primera instancia la
paciente piensa en la vecina para dejar a su hijo.
- 61 -
No se trata entonces, de un acto biológico (parir un hijo), esto no convierte a un hombre o a
una mujer en padre o madre. Será necesario asumir la función, es decir, tener capacidad de
acción. Es a través de su deseo que va a significar a su hijo, se podría decir que no se trata
estrictamente de niños no deseados, sino de hijos no significados. Compete también a esta
función: pulsionar el cuerpo biológico del bebé, esto es, convertirlo en un cuerpo erogenizado,
interpretar las señales que envíe el hijo a través del llanto o de otras formas de comunicación,
apoyar y sostener las funciones vitales tanto para su supervivencia física como para el
surgimiento de las pulsiones parciales y de alguna manera hacerle entender al niño que no
están solos en el mundo (Capítulo 1, p.7).
Lo que está cita nos refiere, se aplica para ambos casos del periódico, no se trata de
hijos no deseados, sino no significados. En el caso del diario “El Universo”, la madre confiesa
que mato al niño porque desde un inicio no deseaba a ese bebé, pero ¿Por qué dejó que el
embarazo llegará a término y que el bebé naciera para luego matarlo?, para poder ejercer
control sobre él, y de una u otra forma llevar a cabo su venganza, liberarse del sentimiento
de no haber tenido una vida propia y adecuada, sería bueno poder ahondar en la historia de
estas mujeres, para conocer cómo fue su infancia, los vínculos con sus madres, tal vez de
esta forma podríamos saber que llevó a estas madres (como a muchas otras) a cometer
filicidio.
La madre, en estos casos, coloca al bebé en la posición de un objeto, al cual lo utilizará para
sentirse satisfecha y cumplir todos sus deseos. “Tratan a sus víctimas de la misma forma en
que ellas se sintieron tratadas: (…) es una defensa maníaca contra los terribles temores
relacionados con la amenaza de perder a la madre y un sentido de identidad” (Welldon, 1993,
p.11) (Capítulo 2, p.34).
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que las precede y que debería permitir el reconocimiento del deseo del otro. Son madres que
por el resentimiento de no haber vivido una vida propia al ser niñas repiten la historia,
posesionándose de los rasgos perversos que vieron en sus madres, para así hacer justicia y
vengarse, pero vengarse de la madre que llevan dentro.
Como última aclaración vale sugerir que no siempre ser hija de una madre con
características patológicas necesariamente hará que una mujer transmita estos rasgos a sus
propios hijos, pero en los casos investigados se constata lo que la literatura sobre el tema
nos enseña.
Una vez analizados los dos casos, revisando cada uno de los indicadores
constatamos que en ambas pacientes se evidencia la falla de la función materna en:
desmentida de la castración, ausencia de culpa, pasaje al acto y no reconocer el deseo del
otro, por consiguiente se verifica la hipótesis planteada que guió toda la investigación.
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CONCLUSIONES
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• La función materna es primordial en los primeros años de vida de un niño, puesto que
cumple un papel importante en el proceso de estructuración del futuro sujeto. La
relación madre-hijo en los primeros meses de vida es crucial para su desarrollo
emocional y libidinal, va más allá de la dependencia física y la necesidad de que un
otro satisfaga sus necesidades básicas. La importancia de la transmisión del deseo
de la madre radica en la necesidad de ubicar al hijo en objeto de ese deseo, de otra
manera el niño será rechazado.
• La función materna, no es igual a la maternidad o al instinto materno, la función
materna no se sustenta solamente en los cuidados biológicos. Su función se
construye mediante la aceptación de la castración, por consiguiente se convierte en
la función pasante del Nombre del Padre.
Según el objetivo específico relacionado con el Capítulo II: Identificar la relación entre
la falla de la función materna y el hijo en riesgo, concluimos que:
• Las fallas de la función materna en los primeros meses de vida colocan al hijo en una
situación de riesgo, tanto en su desarrollo físico y emocional como, en los casos más
graves, en su estructuración como sujeto. Si el niño no es reconocido por su madre
no lo será por los otros ni por él mismo. Cumplir, solamente, con las necesidades
biológicas impide que el niño entre en el registro simbólico, es necesario que, una
mirada y una voz lo sostengan porque cuando un niño nace llama a alguien, a un otro
que, en el mejor de los casos, verá por él.
• El aporte indiscutible de Spitz (1969) fueron sus investigaciones en torno a las
patologías de las relaciones de objeto, ocasionadas por las diferentes formas en las
que pueden presentarse las fallas de la función materna y las situaciones de riesgo
del hijo. Las relaciones madre-hijo cuando existe una perturbación, pueden ser
incorrectas o insuficientes, y se deben, generalmente, a patrones patológicos en la
conducta materna, o a la nulidad de un vínculo afectivo y contacto con el niño. El
resultado de esta perturbación puede producir en el niño enfermedades físicas y
modelos de conducta anormales, así como también estados de depresivos graves o
incluso la muerte.
• La insuficiencia de las relaciones madre-hijo se debe a factores cuantitativos, se
centra en la privación, desde el nacimiento, de la relación de objeto, lo que implica
eliminar el suministro libidinal que proviene de la madre. En consecuencia, los niños
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que son privados afectivamente, presentarán cuadros clínicos preocupantes, aunque
exista quien satisfaga sus necesidades biológicas.
• La madre como todo ser humano puede equivocarse, pero al ser “suficientemente
buena”, como menciona Winnicott (1998), repara su falla y complace a su bebé. Si la
falla es reparada inmediatamente no produce angustia en el bebé. Sin embargo, si
las fallas no se reparan, privarán al niño de la satisfacción que necesita.
• La falla en la etapa de sostenimiento afectará la salud y provocará un
resquebrajamiento en la estructura de la personalidad del niño, en su crecimiento y
en su desarrollo, se retrasan y se vuelven inseguros. Otra falla, puede darse en el
establecimiento de las relaciones objetales, esto ocasionará que el niño fracase en su
capacidad de relacionarse con objetos y con el entorno, su desarrollo yoico será
confuso.
• En la teoría de Winnicott (1998) se habla acerca de la deprivación, es decir niños que
estuvieron, en un inicio, vinculados a su madre pero fueron separados de ella. Estas
experiencias pueden ser reversibles si la madre toma al niño en brazos y le da
seguridad, le devuelve la confianza que sintió perdida. El desenvolvimiento futuro del
niño en el entorno está ligado a cómo la madre responde a la etapa de dependencia
absoluta del infante. Cuando la deprivación afectiva no es reparada, el niño no sabrá
quién es, quedará afectado de forma permanente, afectando así su desarrollo y se
romperá todo tipo de comunicación.
• Los procesos para formar la imagen inconsciente del cuerpo dependen del desarrollo
de la relación afectiva entre madre-hijo, que la madre hable al bebé y por lo tanto, lo
ayude a atravesar de forma satisfactoria cada etapa de castración (separación).Dolto
recalca la importancia de hablar y explicar al niño por qué se da el destete, por qué
debe controlar esfínteres, caminar, entre otras cosas. Toda castración debe ser
humanizadora, de no ser así generará angustia en el niño, se volverán oyentes
psicógenos, buscarán obsesivamente volver a la madre, presentarán problemas
respiratorios, autismo, sintomatologías fóbicas e incluso cuadros psicóticos.
• Lo que encontramos en las teorizaciones de Mannoni es la importancia que se debe
dar al niño, romper con la trama de engaños que se construyen en complicidad con
los padres, porque es lo que lleva al niño a la enfermedad mental, lo cual lo coloca en
una situación de riesgo, puesto que esta anulado como sujeto, no tiene palabra si no
es por y a través de sus padres.
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• Aquellas madres que no son capaces de criar a sus hijos de forma “normal”,
introduciendo la ley del padre, permitiendo que se sientan y se perciban como sujetos
diferenciados, provocan en el niño un miedo muy profundo a ser abandonados o
devorados por la madre.
• La perversión, especialmente en mujeres, es el efecto de una mala maternidad
durante los dos primeros años de vida, y, por lo tanto, las represalias irán en contra
de la madre. La madre, en estos casos, coloca al bebé en la posición de un objeto, al
cual lo utilizará para sentirse satisfecha y cumplir todos sus deseos.
• La perversión lleva detrás al menos tres generaciones con la misma estructuración.
Por más que las madres quieran no repetir su historia al momento de ser madres y
luchen contra sí mismas por romper el patrón, el inconsciente es más fuerte y termina
por superarlas, entonces, aprovechándose del poder que la maternidad les otorga
sobre sus hijos, lo que provoca es un deseo de venganza y da paso a que la historia
se repita. Por esto es importante recordar siempre que las madres fueron hijas y que
sus actitudes, miedos, e incluso la forma en la que crían a sus hijos está
estrictamente ligado a su historia.
• La maternidad perversa es la causante de graves patologías en los hijos, puesto que
el estado de fusión madre-hijo durante los primeros meses de vida, no se rompe
jamás, entonces es la madre la que no permite la individuación de su hijo. Pensar en
la separación de sus hijos les causa angustia, ansiedad y miedos incontrolables, es
por esto que bajo ninguna circunstancia permitirán que la separación se realice. De
esta forma, los hijos de madres perversas, aprenden a vivir con sus actitudes y crean
comportamientos para sobrevivir al maltrato, como una forma de superviviencia, dado
que renunciar a la madre sería renunciar a su propia vida.
• Lo que ocurre con la madre perversa es que realiza la equiparación hijo=falo, pero
impide el desplazamiento del hijo a otros objetos, no hay castración en la relación, no
permite la introducción de la ley, por lo tanto, cosifica al hijo, lo ve como un objeto al
que podrá manipular las veces que guste para alcanzar sus anhelos, para
satisfacerse, o también como el objeto que utilizará para realizar su venganza, contra
quien no le permitió en su infancia vivir su individuación, sin darse cuenta que el daño
lo hacen contra sí mismas, o sus hijos (su creación). Estas mujeres también pueden
utilizar a la maternidad como un medio para rechazar el ser mujeres, por la
denigración o el rechazo de la que fueron víctimas.
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Y respecto al Capítulo III, cuyo objetivo es: reconocer las manifestaciones de las fallas de
la función materna en la relación madre-hijo, podemos concluir de acuerdo a los casos
analizados que:
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inconformidades, llevándolas a manifestar estos sentimientos contra el más débil,
contra quien ellas sienten el derecho de hacerlo porque son “suyos”. Así también se
castigan a sí mismas y de cierta forma a sus propias madres.
• En todos los casos que presentamos se evidencia el no reconocimiento del deseo del
otro, todas las madres citadas en esta investigación han colocado a sus hijos en el
lugar de objeto, negando así su identificación como sujetos. Puede ser la historia que
precede a estas madres lo que ha provocado la imposibilidad de asumir la función
materna, que no puedan dar más que los cuidados básicos a sus hijos, rechazando
su lugar en el mundo, su capacidad de construirse y de articular su propio deseo. Los
han relegado a ser sombras de ellas, manejándolos con el poder que les “da el ser
madres”. Introduciéndose así en la estructura perversa, niegan el hecho de quedar en
falta y de estar sujetas a una ley que las precede y que debería permitir el
reconocimiento del deseo del otro. Son madres que por el resentimiento de no haber
vivido una vida propia al ser niñas, repiten la historia, posesionándose de los rasgos
perversos que vieron en sus madres, para así hacer justicia y vengarse de la madre
que llevan dentro.
• Entonces, la madre no es la que da a luz, si no la que sabe asumir la función, y en los
casos expuestos de lo que se trata es de fallas en la función materna. Cabe aclarar
que siempre habrá fallas, no hay una función que no falle, pero hemos expuesto
casos donde la falla pone a los hijos en riesgo, es decir casos extremos, en el límite.
Sin profundizar en los indicadores de los hijos de estas madres en situación de
riesgo, los podemos constatar en estos casos: sentimiento de desarraigo, marcas
físicas, agresividad, adicciones, inestabilidad afectiva, y en el peor de los casos, el
abandono y la muerte.
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RECOMENDACIONES
También hay que considerar la situación emocional por la que esté atravesando la
mujer, y cómo se hayan elaborado los traumas pasados y su historia en cuanto a su primera
relación con la madre, puesto que es importante considerar que antes de serlo fue hija, y trae
consigo una historia que la precede.
Hay que romper con la idealización social en cuanto a la maternidad, considerar que
no todas las mujeres pueden o quieren ser madres y respetar su derecho a dirigir su deseo
hacia otras fuentes,así como también, aceptar que la mujer es un ser humano, diferente al
hombre, no una imagen perfecta y libre de cometer errores o de tener otro tipo de
estructuración, como la perversa.
Las mujeres son sujetos, que si bien pueden estar dotados de la capacidad de traer a
un nuevo ser el mundo, no por ello están obligadas a ser madres o entrar en la función
materna, porque como lo hemos planteado en la disertación, no todas son capaces de
asumir la función. Las mujeres no están libres de cometer errores al momento de ser
madres, lo importante es reconocer la falla y buscar los medios, lo más rápido posible para
repararla. Es por esto que se debe romper con el tabú de la maternidad perfecta e incentivar
a que las madres pongan en palabras sus inconformidades, frustraciones, problemas y así
dar acceso a espacios de elaboración, los cuales reducirán la cantidad de niños en riesgo y
de madres perversoras.
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