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CARTA AL DESEO

A mi princesa donde esté:

Amor, me vas a disculpar que hoy desempolve la pluma que ya

no utilizo, para poner rumbo a ti las palabras que ya no escribo tan

sólo una vez más, tan sólo una vez por siempre y para siempre. El

tiempo hoy se detiene, no funciona mi reloj de bolsillo, ya dejó de hacer

tic-tac, el letargo fue largo, quizás en demasía, las palabras

abandonaron a este pobre enamorado, y entre sombras y nieblas me

hallé esperando encontrar la luz algún día.

Y así hoy me encuentro sin ti, esperando tu regreso a mis brazos,

y poder estrecharte con fuerza contra mi pecho, que tan triste está sin

el roce de tu pelo, mi mano, hoy temblorosa, echa de menos tu mejilla,

y mi corazón yace inerte, muerto en vida.

El mar está triste, la playa vacía, ya ni pienso con claridad, soy

una nube de pensamientos sin sentido ni razón, hoy soy el rey de todo

sin ninguna posesión. No quedan palabras vanas, ya todo desapareció,

vivo en un mundo sin sentido que no tiene solución.


Tú, Pluma mi amiga fiel, la única en rendirme lealtad, dime que

ella está bien, dime que aún me ama en la distancia, dime si algún día

volverá. No hay sol en día ni hay noche en la oscuridad, me ahogo en

mares vacíos, me pierdo en mi propia soledad.

Aún me pregunto ¿por qué te dejé zarpar?, la tormenta podría

haber pasado, ¿por qué no esperaste el amainar?, el tiempo podría

haberse parado, el barco podría haber no zarpado.

Ya no me queda esperanza, ya no me quedan fotos que mirar, ya

no me quedan días al alba, en los que aguardar tu vuelta, por no

quedar no quedan palabras, ni lágrimas que llorar, no me queda nada

en este mundo a lo que poderme aferrar.

Esta es la carta de un humilde enamorado, a ese Dios que en las

alturas mora, que a todos los observa desde el cielo, llevándose a mi

hermosa princesa, sin poder haberle dado nunca este Te Quiero.

Princesa de mi vida, y alma de mi corazón, no soporto más el sin

vivir de esta desesperación. El acantilado ruge lejano, todavía me

ronda la mente esa sensación, cuando mirábamos al horizonte, y nos

besábamos con pasión.


Y no pude aguantar más esta situación, mientras leéis estas

palabras vuelo en manos de mi destino, mar y viento serán los que

dicten si he de regresar.

Sopla fuerte el viento en el acantilado, y las olas rugen fuerza en

cada golpe, tiembla todo mi ser, en la mente sólo estás tú, y los ojos ya

los cerré para verte otra vez.

Amor mío de mi vida, espérame con los brazos abiertos, hoy nos

reuniremos otra vez, ya no habrá tierra ni cielo que te separen de este

Te Quiero.

Firmado: Juno.

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