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La purpurina...

y otras cosas que perdimos


para proteger el medio ambiente
La lucha contra la contaminación de los mares ha logrado ir desterrando del uso diario
productos cotidianos de plástico. El último, el polvo decorativo cuya prohibición ha
aprobado esta semana la Comisión Europea.

Adiós a la purpurina para las fiestas, como antes se les puso coto a las pajitas para las bebidas
y los cubiertos y vajillas de plástico para las comidas. Año tras año, la Comisión Europea va
restringiendo el uso de objetos cotidianos contaminantes. El último ha sido, precisamente,
ese polvo fino de color metalizado que se utiliza para decorar: estará prohibido a partir del
17 de octubre, junto con otros productos a los que se añadan microplásticos.
Esta medida se une a la prohibición de vender productos hechos con plástico de un solo uso,
establecida desde hace un año y medio en España por la Ley de Residuos, aunque aún se
encuentran porque se permite comercializar las reservas que ya tuvieran las tiendas. Las
empresas ya buscan alternativas como materiales biodegradables o de cartón para reducir la
utilización de plásticos de un solo uso.
El objetivo a largo plazo es reducir la contaminación por microplásticos en un 30% y retirar de
la circulación el 90% de las botellas de plástico de un solo uso a través de sistemas de depósito
y de reembolso antes de 2029. La medida más reciente prevé evitar que medio millón de
toneladas de microplásticos desemboquen en los mares.
La Unión Europea los define como las partículas de polímeros sintéticos inferiores a cinco
milímetros que son orgánicas, insolubles y resistentes a la degradación. La purpurina con
microplásticos será el primero de los productos en prohibirse, mientras que el resto tendrán
unos meses más para adaptarse y elaborar alternativas.
Los plásticos suponen entre el 80% y el 85% de la basura que se vierte a los océanos. Varios
estudios científicos han detectado la presencia de microplásticos en algunos peces, como las
sardinas o los boquerones, aunque todavía no hay consenso sobre sus efectos en la salud
humana. También se ha identificado este material en la placenta de mujeres embarazadas.
Estos son algunos de los productos cotidianos de plástico que empiezan a desterrarse y las
alternativas que se han abierto paso en los últimos años en España:
Purpurina
Adiós al brilli-brilli en los eventos si no es sostenible. La Unión Europea prohíbe la venta de
purpurina no adherente. Como alternativa se puede utilizar la propuesta que un equipo de
científicos de la Universidad de Cambridge. Una opción basada en cristales de celulosa para
reflejar la luz y generar brillo, pero sin plásticos. La purpurina biodegradable cuenta con otra
ventaja: es más fácil de limpiar en la piel y en la ropa.
Bolsas
El habitual cajón reservado para las bolsas de plástico en la cocina está cada vez más vacío. El
1 de julio de 2018 se prohibió la entrega gratuita de este producto en puntos de venta como
los supermercados. Aunque su precio no es elevado —cuestan alrededor de 10 céntimos—,
esta medida ha impulsado la compra de bolsas reutilizables hechas de materiales textiles. Hay
que matizar que en la normativa se excluyen las bolsas pequeñas necesarias por razones de
higiene, como las que se entregan en las farmacias o en las fruterías de compra a granel.
Pajitas
La omnipresencia de este producto en las bebidas antes de su prohibición hacía prever una
eliminación lenta y progresiva. La apuesta principal ha sido sustituirlas por otras
biodegradables o de cartón, aunque todavía es posible encontrarlas de plástico en comercios
y en locales de hostelería. El consumo de pajitas en España alcanzaba los 13 millones de
unidades diarias, según un estudio de Greenpeace elaborado en 2018. Esta organización se
queja de la contradicción que supone haber cambiado las pajitas de los envases de bricks por
unas de cartón, pero que el envoltorio de las mismas siga siendo de plástico. Una alternativa
que se está desarrollando poco a poco en España son las pajitas comestibles, que no generan
residuos y ya se pueden encontrar en algunos establecimientos.
Vajilla de plástico
Desde 2023, los comercios de restauración deben cobrar los envases de usar y tirar como
vasos, tapas, tapones o envases. El Gobierno pretende desincentivar el uso del plástico con
un impuesto de 0,45 euros por kilo fabricado. Por ello se han probado los recursos más
innovadores como la vajilla comestible o biodegradable. En el maratón de Londres de 2019
se ofreció bebida envasada en cápsulas de algas marinas. El envase era comestible, pero
también se podía desechar porque era biodegradable. Cada vez son más las alternativas, por
ejemplo, la vajilla de bambú es una tendencia al alza como solución alternativa al plástico.
Además, es apta para introducir al lavavajillas.
Fruta envuelta en plástico
“Desnuda la fruta” es el lema que varias organizaciones ecologistas han lanzado en
numerosas campañas publicitarias para concienciar a los supermercados. La mitad de los
españoles compran sus frutas y verduras en grandes superficies y solo un 40% consume a
granel. Por ello, cada vez más supermercados apuestan por la malla de algodón, la bolsa de
papel y las cajas de cartón frente a los plásticos.

SARA CASTRO PAU ALEMANY


El País, 28 SEPT 2023 18:55 CEST

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