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La iglesia primitiva en tiempos de los romanos.

Una aproximación histórica al


quehacer misionero apostolico.

Mucho se ha escrito sobre lo sucedido después de la ascensión de Jesus, por un


lado está el evaangelista Lucas, quien podemos contar como el testigo más cercano
a tal experiencia de fe, y a su vez es la persona que ha escrito acerca de las
actividades hechas por los apóstoles, una vez Jesus se despidió de ellos y
posteriormente les envió al Espíritu Santo. Por otro lado, podemos ver en las cartas
del apóstol Pablo la intensidad con la cual se predicó el evangelio de Jesus, no solo
entre los judios sino también entre los gentiles.

Anunciar la experiencia de Jesus es una expresión de fe que hay que ir a


compartirla con todo el mundo. Y para aquella época, todo el mundo era el imperio
romano y sus confines (aunque algunas tradiciones manifiestan que hasta hubo
apóstoles que se atrevieron a recorrer el oriente cercano). En ese vaivén por la
alegría de sentir la presencia del resucitado, los apóstoles y sus discípulos se
deciden a recorrer todo el territorio romano. En ese trasegar misionero, se
encontraron con un imperio bastante complejo; pues allí se encontraban personas y
culturas de todas la naciones.

Pero sobretodo, vieron una gran influencia del legado griego El cual, para su
fortuna, les permitió avanzar en ese ideal misionero de dar a conocer el mensaje
cristiano. Dicho escenario filosófico y especulativo les permitió la transmisión de la
verdad redentora, que en términos griegos se entendía como to on, el ser de las
cosas. Si Jesús es la palabra encarnada del padre, entonces el logos podría ser
interpretado como el mensaje directo que pretendían los dioses comunicar a los
hombres, a través de sus enviados.

Los romanos y los griegos estaban maravillados con aquel mensaje tan novedoso,
pero al mismo tiempo tan radical que aquellos hombres provenientes de Judea
estaban anunciando. Dicho mensaje, contenía elementos propios de su cultura y de
su modo de pensar: tranquilamente algunos mitos, teorías filosóficas y hasta éticas
encajaban en el modo de vida de aquellas gentes. Esto se dió, porque quizá era una
sociedad bastante abierta en su modo de pensar, o porque era muy común
personas predicando sobre enviados o profetas, o porque las religiones públicas
permitían la intromisión de cualquier variedad de figuras divinas a las creencias del
pueblo razo.

El cristianismo se convirtió entonces en una expresión libre de algunos hombres por


la creencia en un muerto que revivió y está haciendo milagros. Pues la verdad,
dentro del ambiente judio la creencia en Jesus no hubiese tenido el desarrollo y
apogeo que tuvo en la cultura romana. Pues los judios era una religión bastante
elitista y celosa con sus tradiciones y cultos. Ahora bien, sería mucho más complejo
la aceptación de extranjeros a un sistema que solo acepta personas con ciertas
condiciones.

En la roma del siglo I, en la que desarrolló todo el sentido misionero de la Iglesia,


podemos encontrar un campo fértil propicio para que el mensaje evangelico haya
tenido el éxito que obtuvo. Pero también, podemos encontrar a hombres y mujeres
dispuestos a dar su vida por ir a cualquier lugar a predicar lo que habían
comprendido. Además, es importante resaltar que la manera como se predicó el
mensaje de Jesus fue el más pertinente, pues a diferencia de otros modos de
predicar, el modo proselitista es el método más adecuado para anunciar un mensaje
que satisfaga, que abarque, que sea entendido por cualquiera que lo escuche.

El evangelio es una noticia que no tiene un público determinado, lo puede recibir y


asumir cualquiera. Quien quiera ser testigo de Jesús, que coja su cruz y lo siga.
Solo se debe tener determinación y deseo de estar con el resucitado. La pobreza, la
riqueza, el género, la religión no es un condicionante para seguirlo. Lo que sí se
debieron de cuidar fue de las grandes élites romanas, las cuales consideraron que
era un estilo de vida, cuyo objetivo principal era usurpar el puesto político o social
que estos mantenían, por ello era necesario perseguir y acabar con esa nueva
religión.

Creer en un hombre que es Dios, que murió y resucitó para otorgarle la salvación es
ir en contravía a lo que significaba el emperador. Pues al mismo tiempo el
emperador era hijo de Dios, que estaba en este mundo para complacer a su pueblo.
Del mismo modo, que todos tuviéramos un lugar al lado del padre Dios amenazaba
el lugar que ocupaban los senadores, y sobre todas las cosas, ponía en jaque la
creencia en Júpiter y demás divinidades, pues a diferencia de estos, el Dios de
Jesús es misericordioso y bondadoso, nunca violento ni vengador. De ahí que, la
Iglesia primitiva nunca fue bien vista por las elites romanas.

En fin, es apasionante contar estos elementos que acompañaron el origen de la


Iglesia. Pues de este modo, uno como creyente puede dar mejor testimonio de fe, y
continuar con el legado misionero de ir por todo el mundo y predicar el evangelio.
Porque de algo si estoy seguro y es que en la actualidad el mensaje de Jesus sigue
siendo idéntico al de hace 2000 años, y causa el mismo efecto que causó en aquel
entonces: para unos es la redención y salvación de su ser y para otros, es un
obstáculo para sus pretensiones.

Wilman Galeano

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