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Las bendiciones (y las maldiciones) son enunciados que existen desde que el mundo es mundo. Son palabras
mágicas: los creyentes estamos seguros de que si recibimos una bendición (o una maldición), esas palabras incidirán
de algún modo en nuestras vidas. La bendición (o maldición) es una expresión de deseo: le deseamos el bien o el mal
a alguien, y lo hacemos porque íntimamente sentimos que esas palabras tendrán una eficacia en esta realidad que
conocemos. Son palabras mágicas, hacen que los deseos se vuelvan realidad. “Que te vaya bien”, “Que te mejores”,
“Te deseo todo el dolor del mundo”, son expresiones que articulamos sintiendo, inconscientemente quizá, que se
materializará eso que pronunciamos.
Las bendiciones y maldiciones, como palabras mágicas, se emparientan con los conjuros, con los sortilegios, con esos
enunciados que pronuncian quienes curan de palabra: pensemos en las fórmulas para sanar el empacho; o en el más
cotidiano “sana, sana, colita de rana, si no sana hoy, sanará mañana”. La palabra como creadora de un nuevo estado
de cosas.
Una característica importante de las bendiciones (o maldiciones) más antiguas y de aquellas de producción artística
o literaria, es que se enuncian siguiendo algunos patrones formales, líricos: tienen un ritmo determinado, a veces
tienen rima o aliteraciones, hay repeticiones.
Las y los invitamos a crear sus propias palabras mágicas, bendiciones o maldiciones, para hacer venir el bien o para
desear el peor de los destinos a quien nos hizo daño…
Consignas de lectura
Seguramente ustedes conocen bendiciones relacionadas a religiones o ritos institucionalizados, pero nosotros en
esta ocasión vamos a considerar bendiciones y maldiciones producidas en el marco de la práctica literaria. La
mayoría de ellos son textos artísticos que reelaboran esas formas religiosas o tradicionales: son textos creados por
escritores, escritoras y poetas.
En cuanto a la bendición irlandesa, no conocemos su origen: puede ser una traducción de una pieza antigua o una
creación de algún poeta contemporáneo que no quiso que supiésemos su nombre.
Reflexionamos:
Estos textos fueron creados a partir de discursos que circulan en distintas esferas de la práctica social: ¿Qué
características tienen estos géneros institucionalizados (por ejemplo, las bendiciones pronunciadas por un
sacerdote o en el marco de un rito tradicional)? ¿Tienen ritmo? ¿Se repiten palabras o frases?
En los textos se pueden hallar construcciones lingüísticas "extrañas" al uso cotidiano del lenguaje. ¿Pudo
identificar alguna? ¿Qué sentidos le sugieren? ¿Qué características los alejan de los formatos conocidos?
¿Qué transformaciones con respecto a géneros convencionales puede mencionar? ¿Qué modo verbal
utilizan?
Consigna de escritura
Elijan una de las siguientes opciones:
1) Imaginen una situación en la que un amigo, o un familiar, están por partir de viaje o está por iniciar un nuevo
proyecto de vida. Escriban una bendición para él.
2) Escriban fórmulas para desear el mal (por oposición a las fórmulas para desear el bien de Devetach).
3) Teniendo en cuenta que el dragón es un personaje característico de los cuentos maravillosos, piensen en
otros personajes frecuentes en esos relatos, tales como las brujas y las hadas y escriban una bendición o una
maldición (o conjuro) de parte de alguna de ellas.
Ayuda: pueden seleccionar uno o dos versos (o deseos) de los textos leídos para integrarlos a la nueva bendición (o
maldición).
Un poco de música…
Mientras escriben, les sugerimos escuchar, si lo desean, una canción de Silvio Rodríguez, Ojalá, donde se van
reiterando, rítmicamente, algunas fórmulas para desear… el olvido.
https://www.youtube.com/watch?v=BBGmmSdwdwA
Selección de textos
Bendiciones (y una maldición)
Bendición de dragón
Maldición de Dragón
Que tengas comida hasta estar harto todos los días de tu vida.
Y que vivas muchos años.
Que nunca te falten ni el agua ni la luz.
Que los senderos sean suaves cuando los camines.
Que las espinas se aparten de tu lado.
Que tus enemigos te dejen pasar sin atacarte.
Que ningún dolor te hiera en el costado.
Que nadie te lastime a traición. Que nadie te ofenda ni siquiera con un gesto.
Que tengas todo lo que se pueda desear, por largos, larguísimos años.
Pero que te falte el amor.