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RESUMEN:
● El autor distingue entre tres tipos de Estado: el Estado absolutista, el Estado liberal y
el Estado social, y explica cómo cada uno de ellos influyó en el desarrollo de los
movimientos sociales en Europa y América.
● El Estado absolutista se caracterizó por una centralización del poder, una burocracia
eficiente, una fiscalidad elevada y una represión de la disidencia. Los movimientos
sociales que surgieron en este contexto fueron principalmente revolucionarios,
nacionalistas o religiosos, y buscaban desafiar o derrocar al régimen.
● El Estado social se caracterizó por una intervención del Estado en la economía, una
provisión de servicios públicos, una redistribución de la riqueza y una regulación de
los conflictos. Los movimientos sociales que surgieron en este contexto fueron
principalmente nuevos movimientos sociales, como los ecologistas, los feministas o
los pacifistas, y buscaban cuestionar o transformar los valores y las identidades
dominantes.
TEMAS DE LA LECTURA:
IDEAS CLAVE:
● Los movimientos sociales se adaptan a las oportunidades y los desafíos que les ofrece el
contexto político, y utilizan diferentes formas de confrontación, cooperación y negociación
con el Estado y otros actores.
● Los movimientos sociales se ven afectados por los procesos de globalización e integración
regional, que les abren nuevos espacios y redes de acción, pero también les plantean nuevos
problemas y riesgos.
● Los movimientos sociales tienen un impacto en el sistema político y en la sociedad, al
provocar cambios en las políticas, las instituciones, las culturas y las identidades.
● En el ámbito de las políticas, los movimientos sociales pueden incidir en la agenda pública, en
la formulación, implementación y evaluación de las políticas públicas, así como en la
rendición de cuentas y la participación ciudadana. Por ejemplo, el Movimiento Nacional de
Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE) en Colombia ha logrado que se reconozca la
existencia de crímenes de Estado, que se impulse la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras,
que se cree el Centro Nacional de Memoria Histórica y que se garantice la participación de las
víctimas en el proceso de paz1.
● En el ámbito de las instituciones, los movimientos sociales pueden contribuir a la
democratización, la reforma o la transformación de las estructuras y los mecanismos del poder
político, así como a la creación o el fortalecimiento de nuevos espacios y actores sociales. Por
ejemplo, el movimiento 15-M o de los indignados en España ha generado una crisis del
sistema político tradicional, una renovación del panorama electoral, una mayor pluralidad
parlamentaria y una emergencia de nuevas formas de organización y acción colectiva2.
● En el ámbito de las culturas, los movimientos sociales pueden generar cambios en los valores,
las normas, las creencias, las actitudes y las prácticas sociales, así como en la visibilidad, el
reconocimiento y el respeto de la diversidad y la diferencia. Por ejemplo, el movimiento
feminista ha impulsado una transformación cultural que cuestiona el patriarcado, reivindica la
igualdad de género y defiende los derechos humanos de las mujeres3.
● En el ámbito de las identidades, los movimientos sociales pueden fomentar la construcción, la
afirmación y la articulación de identidades colectivas e individuales, así como la generación
de sentidos de pertenencia, solidaridad y empoderamiento. Por ejemplo, el movimiento
indígena ha promovido una reivindicación identitaria que revaloriza sus culturas ancestrales,
reclama sus derechos territoriales y políticos y propone un proyecto alternativo de desarrollo
basado en el buen vivir4.
Estos son solo algunos ejemplos ilustrativos de cómo los movimientos sociales tienen un impacto en
el sistema político y en la sociedad. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos impactos no son
lineales ni automáticos, sino que dependen de múltiples factores internos y externos que condicionan
las oportunidades y los desafíos para la acción colectiva. Además, hay que reconocer que los
movimientos sociales también pueden tener impactos negativos o contraproducentes, como la
represión, la cooptación o la desmovilización. Por lo tanto, es necesario analizar cada caso concreto
con una perspectiva histórica, comparativa y crítica.
REFLEXIÓN CRÍTICA:
● El autor ofrece una perspectiva histórica y comparativa muy interesante y útil para entender la
relación entre el Estado y los movimientos sociales, así como los efectos de la globalización y
la integración regional sobre los mismos.
● El autor presenta una tipología de los Estados basada en sus características políticas,
económicas y sociales, y muestra cómo cada tipo de Estado influye en el desarrollo de los
movimientos sociales en Europa y América. Sin embargo, esta tipología podría ser más
matizada y compleja, ya que existen variaciones y combinaciones entre los diferentes tipos de
Estado, así como procesos de transición y transformación de los mismos.
● El autor analiza los impactos de los movimientos sociales en el sistema político y en la
sociedad, tanto en el ámbito de las políticas, las instituciones, las culturas y las identidades.
Sin embargo, esta análisis podría ser más profundo y crítico, ya que no todos los impactos son
positivos o deseables, ni todos los movimientos sociales tienen las mismas capacidades o
intenciones de generar cambios.
● El autor reconoce la importancia de los movimientos sociales transnacionales, que se
coordinan entre actores de diferentes países y articulan demandas globales o regionales. Sin
embargo, esta reconocimiento podría ser más amplio y actualizado, ya que hay nuevos
movimientos sociales que surgen en el contexto de la crisis ecológica, la pandemia, el racismo
o la desigualdad, que plantean nuevos desafíos y oportunidades para la acción colectiva.