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JESÚS PEDRO LORENTE

Manual de historia
de la museología
)•"·'"· l'"dro lorenl es profesor titular en el De
p.i11,1menlo del listoria del Arte de la Universidad
ti<' /,ir.1go1a, donde Imparte, entre otras, la asig-
11att11.1 de museología en la Licenciatura y Grado,
,1s 1 como la de museología crítica en el Máster
t•n Mu seos: Educación y Comunicación, del cual
rs coordinador de contenidos académicos. Es
t.1mbién coordinador del grupo de investigación
Obi,crvatorio Aragonés de Arte en la Esfera Pú -
bllrn. y profesor invitado en diversos másteres y
po'>grados. Entre sus publicaciones cabe desta-
r.11los museos de arte contemporáneo: noción
vdesarrollo histórico (Ediciones Trea, 2008, con
Pdiclones en francés e inglés) y la dirección edi-
tori,11 de Museo/ogía crítica y arte contemporáneo
(Prensas Universitarias de Zaragoza, 2003).

www.trea.es
> M1inuales de Muselstica, Patrimonio y Turismo Cultural
M.11111,11 practico de museos. ANORtS GUTltRREZ USILLOS
M.11111.11 dt> didáctica del objeto en el museo. JOAN SANTACANA,
NAYMA 1IONCli MOLINA
M.11111.11 d1• comunicación para museos y atractivos
1i.1trlrno11líllt•\. SANTOS M. MATEOS RUSILLO
Mu·.r0Rr11fl,1 dld,1ctlca e Interpretación de espacios
11111111•ulftglcO\, FRANCESC XAVIER HERNANDEZ CARDONA
MAMIA l>l 1 CARM(N ROJO ARIZA (coords.)
M11s1•u y rnmunidad. Un museo para todos los públicos.
Mllllll 1 ..ARATÍ NAVARRO, ROSER GORT RIERA
M.11111o1I p.1r,1 la puesta en valor del patrimonio arqueológico
111,1111• libfl• VÍCTOR MANUEL LÓPEZ·MENCHERO BENDICHO
M.11111.11 ch• 1.1 l'Xposición sensitiva. PACO PtREZ VALENCIA
M.11111.11 di' t•ducación patrimonial. OLAIA FONTAL, SARA PtREZ,
111 IA MARIN
M.11111111tll'I museo rodante. JOAN SANTACANA MESTRE,
Nl\YllA t lllNClt MOLINA
l\¡¡••1111·~.m.mhantes y traflcantes de objetos de arte
l 1l1t,o 111•,o) IMMA SOCÍAS y DIMITRA GKOZGKOU
M.11111.11111•1 P'>pejo como recurso museográfico. JOAN s1e1NA

111111110xlma publicación en esta colección


M 11111o1l 1i.1r,1 los nuevos museos: diez cambios
1111¡111 .1 l111J1bl!'S. JUAN CARLOS RICO (coord.)
M 11111.11111• .11queolog10 en los museos. GONZALO RUIZ ZAPATERO )
MANUAL DE HISTORIA DE LA MUSEOLOGÍA
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE o 6 e:::;
L o fZ
lllllllll~ll~ll~ l~l~ll~llll~l~l~ll lllll
MANUAL DE HISTORIA
,
DE LA MUSEO LOGIA

Directores de la colección Juan García Sandoval (director del Museo


de Bellas Artes y del Centro de Estudios de
Nayra Llonch Molina (EUHT CEIT-UB y Museología de Murcia)
Jesús Pedro Lorente
Universitat de Lleida)
Francesc Xavier Hernandez Cardona
Joan Santacana i Mestre (Universitat de (Universitat de Barcelona)
Barcelona)
Jesús Pedro Lorente Lorente (Universidad de
Zaragoza)
Comité científico de la colección Manuel Marún Bueno (director del Museo de
Silvia Alderoqui (directora del Museo de las Calatayud y Universidad de Zaragoza)
Escuelas de Buenos Aires) Carolina Martín Piño) (EUHT CEIT-UB y
Mikel Asensio Brouard (Universidad Universitat de Barcelona)
Autónoma de Madrid) Clara Masriera Esquerra (directora de la
Darko Babic (Universidad de Zagreb) Ciutadella Iberica de Calafell)

José Maria Bello Diéguez (director del Museo Jorge Morales (consultor en interpretación del
Arqueolóxico e Histórico da Coruña) patrimonio)

Beatrice Borghi (Universita di Bologna) Eugeni Osácar Marzal (EUHT CEIT-UB)

Roser CalafMasachs (Universidad de Oviedo) Joaquim Prats Cuevas (Universitat de


Barcelona)
María Luisa Cancela Ramírez de Arellano
(directora del lAACC, Museo Pablo Serrano de Juan Carlos Rico Nieto (Universidad Alfonso
Zaragoza) Xel Sabio)

José María Cuenca López (Universidad de Pilar Rivero Gracia (Universidad de Zaragoza)
Huelva) Xavier Roigé Ventura (Universitat de
Antonio Espinosa Ruiz (Universidad de Barcelona)
Alicante) Gonzalo Ruiz Zapatero (Universidad
Magda Fernández Cervantes (Universitat de Complutense de Madrid)
Barcelona) René Sivan (conservadora jefe de The Tower
Olaia Fontal Merillas (Universidad de of David. Museum of the History ofJerusalem) EDICIONES TREA
Valladolid)
~1 P '1.r111r
t.-¡ I ;6 ~ t.-¡ o€ -Z..
Índice

MANUALES DE MusEfSTICA, PATRIMONIO Y TurusMo CULTURAL, 9

Colección dirigida por Joan Santacana i Mestre y Nayra Llonch Molina

©Jesús Pedro Lorente, 2012


1.ntroducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... · 9
© d e esta edición:
Ediciones Trea, S. L.
Maria González la Pon dala, 98, nave D 1. Cambiantes nociones de museología y otros términos . . . . . .. . . . 13
33393 Somonte-Cenero. Gijón (Asturias)
Tel.: 985 303 801. Fax: 985 303 7 12 Museología, museografía, museística: un variado tesauro
trea@>trea.es
terminológico ...... . . ........ . .... . .... . ... . .. . ... . ...... . .. . 15
\Vww.trea.es

Museo (nuestro objeto de estudio, cada vez más expandido) .. .... . 19


Dirección editorial: Alvaro Díaz Huici
Coordin ación editorial: Pablo García Guerrero
Producción: José Antonio Mart!n
Producción digital: Alberto Gombáu [Proyecto Gráfico] 2. Los inicios de la museología hasta la primera guerra mundial .. 23
Cubiertas: Pandiella y Ocio
Impresión: Gráficas Ápel Los primeros tratadistas y publicaciones sobre museos públicos .... 25
Encuadernació n: Encorrcst
inicios de una base social: centros de formación y asociaciones
Depósito legal: As. 1104-2012 profesionales ..... . .................. ... ........... . . . . . .. . . . 28
ISBN: 978-84-9704-668-8

Impreso en España - Printed in Spain


3. El impulso a la museología en los años de entreguerras . ....... . 31
Todos los derechos reservados. No se permite la reproducción total o parcial
de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, n i su transmisión La museología se abre camino en las universidades .............. . 33
en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por
fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo por escrito de Establecimiento de organismos internacionales: la OIM ....... . ... . 35
Ediciones Trea, S. L.

La Editorial, a los efectos p revistos en el artículo 32.1 párrafo segundo del vi-
gente TRLPI, se opone expresamente a que cualquiera de las páginas d e esta 4. Afianzamiento de las asociaciones y estudios de museos
ob ra o partes de ella sean utilizadas para la realización de resúmenes de prensa. entre 1945 y 197 1 ..... . .... . . . . . . .. .... . . . . . . . .. . .. . ... . ..... . 39
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o
transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización d e sus
La Unesco y el ICOM . .. . . .... . ... . .. . .......... . .. . ........... . . 41
titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español
de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento
El renacer de los estudios superiores de museología, los primeros
de esta obra ( www.conlicencia.com; 9 1 702 19 70 / 93 272 04 47). posgrados .. . .. .. ...... . .. .. ... .. ... .. . . ............. . . . . .. . . 44

[7]
5. La museología reivindicada como ciencia entre 1971y1982... S3
Orientación filosófico-política en los estudios y publicaciones de
museología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . SS
El I COFOM y los debates sobre la museología como disciplina
científica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60

6. La nouvelle muséologie y su impacto .... . . .. . . . . . . . .. . ... . .. ... . 6S


Introducción
Ecomuseos y nueva museología, eslóganes reivindicativos
del MNES y el M INOM . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... 67
La onda expansiva de la nueva ola museológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70

7. Otros modelos museológicos en el cambio de milenio . . . . . . . . . 7S


La museología y el pensamiento posmoderno ..... . ... ...... . .... . 77

La museología crítica, una corriente teórica y práctica . ........... . 79 )


8. Un mosaico de estudios, foros y publicaciones sobre museos . . . 8S
Principales centros de estudios y sus publicaciones museológicas. . . 87
Asociaciones y editoriales con publicaciones sobre museos . . .... . . 92

Epílogo: el camino adelante . . . .... ..... . ....... . .... . ... . . .. . ... . 97

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103

[8]
a museología es una disciplina científica que está en proceso de .consoli-
L dación pero tiene ya bastante trayecto recorrido, pues los primeros trata-
dos museológicos son prácticamente coetáneos al origen de los museos.
El objeto de este manual es explicar sintéticamente las etapas de esa rica
historia, y va especialmente destinado a los universitarios que cursen mu-
seología como asignatura o realicen estudios de posgrado relacionados con
dicha especialidad, así como a quienes se preparal'! para acceder a una carrera
profesional en los museos. Pero a partir de estas páginas y la bibliografía ci-
tada pueden también encontrar orientaciones útiles para su investigación los
doctorandos interesados en algún aspecto museológico. Si además fuera es-
timulante y atractivo para los profesionales de museos y público en general,
quedarían cumplidas con creces las aspiraciones de este libro.
Existen muchos manuales de museología, en diversos idiomas y con di-
feren tes extensiones, que versan sobre museos, su definición, historia1 cate-
gorías, funciones y tendencias contemporáneas, e incluso hay publicaciones
donde se exalta la trayectoria de algunos influyentes fundadores, directores,
conservadores y curadores/ comisarios de museos o exposiciones que han
sido un hito memorable. Ya iba siendo hora de recordar también el desarrollo
diacrónico de las teorías museológicas, y de homenajear a algunas de las prin-
cipales publicaciones, instituciones, asociaciones o personalidades que han
marcado la evolución de la museología.
Este manual es, pues, como su título indica, una consideración de la mu-
seologia desde una perspectiva histórica, empezando por el propio concepto
de museo, museología, museografía u otros términos de este campo semán-
tico, cuya definición actual es el resultado de una cambiante evolución ter-
minológica.

[11]
1

Cambiantes nociones
de museología y otros términos
Museología, museografía, museística: un variado tesauro
terminológico

La mejor manera de comenzar a abordar el estudio de algo es definirlo, deli-


mitar qué es -y qué no es- e intentar así acotar nuestro campo de trabajo.
En este caso partimos de una situación más compleja de lo que pueda parecer
a primera vista, pues aunque hoy en día el término museología está extendido
en todos los idiomas para referirse a la ciencia que estudia los museos, se trata 0

de una convención reciente con la que se busca superar anteriores confusio-


nes terminológicas y variantes lingüísticas, históricas y nacionales.
En la medida en que los estudiosos de los museos escribimos sobre ellos,
parecería lógico usar el lexema griego -grafía (escritura, descripción), y en
realidad esa fue la acepción original de museografía, término que aparece
empleado ya en un libro publicado en Leipzig en 1727 por Caspar Friedrich
Neickel, Museographia oder Anleitung zum rechten Begri.ff und nützlicheer An-
legung der Museorum1 oder Raritéiten-Kammern (Museografía u orientación
p;ira la correcta concepción y provechoso establecimiento de los museos o
g;ibinetes del mundo), que describe las principales cámaras de maravillas, bi-
bl io tecas y museos de su época comentando cuestiones de conservación y
catalogación. En muchos sentidos, Neickel puede ser considerado el padre
llustración del tratado Museographia de Neickel, 1727
de nuestra disciplina, y raro es el libro de museología que no comienza invo-
c;indo su recuerdo¡ aunque inmediatamente haya que explicar que el título de
Ideas principales
su tratado nada tiene que ver con el concepto actual de museografía.
• Los términos del vocabulario museológico actual son una convención interna-
cional que la comunidad museológica ha asumido, para poder construir entre El caso es que el término museografía fue el primero usado por parte de los
todos discursos universalmente compartidos. ensayistas y, según el Dictionnarire encyclopédique de muséologie (Mairesse y
• Esa terminología es el resultado de una variedad léxica que en el pasado tuvo Desvallées, 2011: 345-355), en seguida se utilizó también en francés, sobre
grandes diferencias según los idiomas, áreas culturales y épocas. todo a partir del tratado de Paillot de Montabert publicado en París en 1829:
• Una de las primordiales aportaciones de la museología a lo largo de los siglos M uséographie1 ou de l'utilité des musées et des collections. Por su parte, el vocablo
ha sido, precisamente, ir revisando la definición de esta disciplina y el concepto
111useología está documentado en alemán por lo menos desde 1839, cuando
mismo de museo, que es también una construcción histórica.
se publica en Weissensee el libro de Georg Rathgeber Aujbau der niederléin-
Resumen rlischen Kunstgeschichte und Museologie (Estructura de la historia del arte y de
En este capítulo se especifican las acepciones actualmente asumidas por el ICOM la museología holandesa), y se extiende sobre todo a partir de 1869, cuando
de museología, museografía y museo como resultado de un proceso evolutivo, pues Phi 11ipp Leopold Martín incluye en su Praxis der Naturgeschichte una segunda
en otros tiempos y en diversos contextos significaban cosas diferentes. Incluso se p.Htc que está dedicada a la Dermoplastik und Museologie¡ aunque parece que
evocan algunos vocablos minoritarios como el español museística, que ha caído en l'I uso más generalizado deriva del título de la revista Zeitsch riftfür Museologie
desuso, o el inglés museomology, que es raro, pues quienes prefieren evitar en ese
idioma el término museology suelen usar la expresión museum stttdies.
[15]
und Antiquitiitenkunde sowie verwandte Wissenschaften (Revista sobre Museo- nes, cuyas actas serían publicadas al año siguiente bajo el título Museographie:
logía y conocimiento de Antigüedades, así como ciencias afines) 1 cuyo editor, Arquitecture et Aménagement des Musées d'Art, el hito por el que se consagró
J. G. Theodor Graesse, a la sazón director del Gabinete de Monedas y de la aquel antiguo término con esa nueva acepción, como una técnica y conoci-
Grüne Gewolbe (Bóveda Verde) de Dresde, hizo en 1883 una entusiasta afir- nlientos adquiridos con la praxis. La mayor parte de los participantes en aquel
mación sobre la museología muchas veces repetida en la posteridad. 1 De esta congreso no eran teóricos sino facultativos de museos o arquitectos, especial-
forma, se fue imponiendo ese término para cuestiones técnicas, expositivas mente en lo relativo a cuestiones de arquitectura y montaje, con las cuales se
o de conservación (Aquilina, 2011: 11-12), mientras que museografía solía identifica hoy la museografía por antonomasia.
usarse para tratados descriptivos de museos y colecciones, que es la acepción Uno de los primeros problemas constatados en el Consejo Internacioi;ial
con la que aparece en las ediciones originales de la Enciclopedia Larousse, la de los Museos (1coM), creado en 1946, fue la creciente disparidad ·termi-
Enciclopedia Espasa y el New English Dictionnary de Oxford, publicadas en nológica en diferentes idiomas y contextos culturales (Teather, 1984). Y el
torno al cambio de siglo. problema se agudizó con la multiplicación mundial de asociaciones, cuerpos
Otra distinción conceptual, base de la actualmente vigente, quedó consa- funcionariales, cátedras y centros universitarios, en cuyas denominaciones,
grada en 1905 al empezarse a publicar la revista Museumskunde: Zeitschrift publicaciones y actividades se usaban distintas nomenclaturas. En la posgue-
für allgemeine Museologie und verwandte Wissenschaften (Conocimiento de los rra fu e museología la nueva palabra de moda enarbolada en algunos congresos
museos: Revista sobre la museología general y ciencias afines), de manera internacionales como el organizado en Perugia del 18 al 20 de marzo de 1955
que en el mundo germánico se utilizaban diferenciadamente los términos por la Academia Americana de Roma y la Direzione General e perle Antichita
Museumskundler y Museumskunde, para referirse al profesional de museos y e 13elle Arti (Becherucchi, 1976: 30). Pero parece que fue el profesor de la
a los conocimientos relacionados con el trabajo práctico frente a la museolo- Universidad de Brno Jan Jelínek el que propuso a mediados del siglo x.x la
gie o ciencia de los museos, también denominada Museumswissenchaft. Este diferenciación terminológica entre museología y museografía tal como hoy la
tipo de distinción también era habitual en inglés, contraponiendo museum entendemos, y que Georges-Henri Riviere la divulgó desde el rcoM, organi-
work o museum practice frente a la teoría o museology, que el estadounidense zación de la cual fue director entre 1945 y 1965 (Hemández, 2006: 58).
John Cotton Dana prefería llamar museomology, palabra que todavía sigue El mérito corresponde a los dos a medias, pues Riviere había comenzado a
usándose minoritariamente. Por el contrario, en español teoría y práctica se ensayar estas precisiones terminológicas en 1958 durante un seminario de la
englobaban dentro de la museística, sustantivo derivado del nombre museístas Unesco sobre el papel educativo de los museos celebrado en Rio de Janeiro,
que era como se refería a los profesionales de museos la Revista de Archivos, y fue este influyente museólogo francés quien inspiró las sucesivas declara-
Bibliotecas y Museos en los años veinte y treinta (Marín Torres, 2002: 244 ). ciones del I COM, que ya en 1970 definió la museología como «la ciencia del
Pero llegaría precisamente en Madrid, en el congreso organizado en 1934 museo, que estudia la historia y razón de ser de los museos, su función en la
por la Oficina Internacional de Museos, vinculada a la Sociedad de Nacio- sociedad, sus peculiares sistemas de investigación, educación y organización,
la relación que guarda con el medio ambiente físico y la clasificación de los
1 La famosa afirmación de la museología como ciencia en 1883 es anónima, pero parece se-
diferentes tipos de museos» , mientras que la museografía era definida como
guro que su autor fue el propio Graesse: «Wen jemand vor dreissig, selbst vor zwanzigJahren von « la técnica que expresa los conocimientos museológicos en el museo» y que
der Museologie als einer Fachwissenschaft gesproch en oder geschrieben hatte, würde er bei vielen « trata especialmente sobre la arquitectura y ordenamiento de las instalacio-
Personen einem mitleidgen, geringschatzenden Lacheln begegnet sein. Jetzt freilich ist dies an- nes científicas del museo » . Por su parte, el checo Jelínek, presidente de I COM
ders» (citado por Klausewitz, 1989: 21 ). La traducción al español sería: «Si alguien hace treinta o
incluso veinte años hubiera hablado o escrito de la museología como una ciencia, habda suscitado en 1971-1977, culminó sus aportaciones en esta organización fundando el
en muchas personas una sonrisa de compasión o de desprecio. Ahora claramente esto es distinto » . ' omité Internacional para la Museología (rcOFOM), que él mismo presidió

[l 6] [17]
desde 1977 a 1983. Qµizá el hecho de que tanto Riviere como Jelínek com- Museo (nuestro objeto de estudio, cada vez más expandido)
partieran pasión por la música les inspiró, por un paralelismo con los estudios
de musicología, su reivindicación del término museología para la ciencia que Como el resto de nuestra terminología, también el vocablo museo ha variado
estudia los museos, entre cuyos paladines no han faltado otros consumados mucho su significado en diferentes momentos históricos y contextos cultu-
melómanos como Zbynek Z. Stránsq o Friedrich Waidacher. rales. Su origen etimológico proviene del griego clásico mouseion, que sig-
Pero mientras todos tenemos clara la diferencia entre músico y musicó- nificaba «casa de las musas» y se usaba tanto para los templos o santuarios
logo, todavía hay mucha confusión sobre qué denominaciones distintas co- dedicados a estas divinidades como para las escuelas dedicadas a las ciencias
rresponden a quien trabaja en un museo y a quien se dedica a estudiar o escri- y las artes: como el Mouseion de Alejandría, construido en el siglo m a. de~·
bir sobre museos. Hay usos lingüísticos diversos en distintas áreas culturales. reuniendo el mausoleo de Alejandro, un templo a las musas, despathos o
Los primeros en disentir fueron los británicos, que enarbolaron el término hab itaciones particulares, un refectorio para los miembros, zonas de.debate
museum studíes en lugar de museology, del cual renegaban por considerarlo Glosófico y conferencias, jardines botánicos y zoológicos, la célebre Biblio-
demasiado filosófico; una actitud que en los años setenta secundó más de teca de Alejandría, un patio porticado donde se evocaba con rótulos y piezas
algún campus canadiense y estadounidense, aunque hoy en día museology extranjeras los distintos países del mundo conocido, etcétera.
es el término prevalente en el inglés americano. En Latinoamérica también En latín, el término museum también mantuvo ese significado, pues hacía
hay fuertes desacuerdos de vocabulario, pues en Brasil se llama museólogo a 1·efcrencia en principio a los templos o santuarios dedicados a las musas, así
quien trabaja en un museo,2 mientras en México esa denominación es rara y como a escuelas filosóficas o centros del saber científico; pero cada vez más
se reserva para los teóricos, ya que se utiliza allí el término museógrafo para íuc aludiendo a un lugar de retiro privado, por ejemplo en una villa campes-
referirse a quien se dedica al montaje de museos o exposiciones y también, tre, donde un intelectual podía refugiarse entre sus posesiones favoritas para
al haber caído en desuso la palabra museónomo con la que denominaban al 1ncditar, escribir y evadirse del tráfago político -así lo usa Cicerón en algu-
profesional de museos, llaman comúnmente museógrafos a los facultativos de 11as de sus cartas.
museos - de cuya formación su ocupa la Escuela Nacional de Conservación, Esta denominación, en sus dos acepciones, caerá prácticamente en desudo
Restauración y Museografía. duran te la Edad Media; pero en la Florencia del Renacimiento Cosme el Viejo
Así pues, en diferentes continentes y países, ciudadanos e instancias pú- 1\.'Cu pera la palabra museum y, aún más importante, los Medid nombran un
blicas siguen perviviendo nomenclaturas diversas. Aunque afortunadamente rn nservador, Bertoldo, al frente de sus colecciones, mostradas en un edificio
cada vez es mayor el consenso entre los expertos e incluso en los textos le- l onstruido a propósito, los Uffizi. Significativamente, es denominado gallería,

gislativos, pues todos tendemos a utilizar como referencia de autoridad las por su carácter de lugar de tránsito y espacio interior para el ocio, amenizado
definiciones incluidas en los estatutos y declaraciones del ICOM. l on cuadros, concepto derivado del bajo latín galilaea (sustantivo referido a

p6rticos o porches), cuya versión francesa está documentada desde el siglo


1( 111. En cambio, el culto apelativo museum se reserva en la Edad Moderna a

1111-1,ll'es de estudio y recogimiento, con colecciones de raros especímenes na-


1111'.1lcs o de fabricación humana, sirviendo el apelativo para poner énfasis en
11 carácter de microcosmos ordenado y clasificado (Findlen, 1989).
2 Aunque ya han surgido voces críticas, com o la profesora de la Universidad Federal del Estado
En el siglo xvm, el regreso generalizado al término latino museum o sus
de Rio de Jan eiro Tereza Cristina Scheiner, quien propugna una adaptación al sentido más estricto
del término: « El museólogo hoy no es el profesional que trabaja en los museos, sino el que piensa
1•11uivalentes en lenguas modernas es sin duda otro signo neoclásico de re-
el museo» (Scheiner, 2008: 32). 111111 0 a la cultura de la Antigüedad. Aunque en cada contexto cultural hay re-

[18] [19]
veladoras variantes. Así, la Encyclopédie publicada en París entre 1751 y 1772 monio inmaterial, según los estatutos aprobados en el 2007 durante la 21 a
por Diderot y d'.Alembert define el museo como un monumento arquitectó- Conferencia general en Viena: « Un museo es una institución permanente}
nico consagrado a las artes y a las musas; mientras la Encyclopaedia Britannica sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y abierta al público}que adquiere,
se refiere más bien a un complejo de edificios para la discusión y el estudio conserva, estudia, expone y difunde el patrimonio material e inmaterial de la
del saber científico.3 humanidad con fines de estudio, educación y recreo» .4
Esta dicotomía francobritánica entre artes o ciencias acabó consagrán-
dose lingüísticamente en los idiomas respectivos. De manera que en inglés
británico se utilizará el término latino museum para los museos de ciencias,
de arqueología, de antropología, de historia social, o cualquier otra especia-
lidad salvo las bellas artes, para las que quedaría exclusivamente reservado el
galicismo gallery -en los Estados Unidos de América no regiría tanto esta
distinción- . Igualmente, en Francia se reservará el nombre latino para el
Museum d'Histoire Naturelle de París o los de idéntica especializaciónn en el
resto del país; mientras que en el Louvre se abandonaría en seguida ese apela-
tivo en favor del francés musée, aplicado después a los demás museos de arte.
Además, lo mismo en francés que en español u otros idiomas, el término mu-
seo o sus equivalentes conserva en el siglo XIX la acepción de microcosmo de
cosas variadas} que da nombre metafórico a algunas revistas ilustradas como
El Museo Universal o títulos semejantes.
En el siglo xxJ la definición de museo es objeto de muchos debates (Her-
nández, 1992; Anderson, 2004; Davis, Mairesse y DesvalléesJ 2011) y desde
su fundación el I COM la ha ido ampliando} incluyendo a los parques botáni-
cos, zoológicos, acuarios, parques naturales} planetarios o centros científicos,
y yacimientos arqueológicos o antropológicos u otro tipo de monumentos
históricos abiertos a visitantes. Hoy el término también comprende el patri-

3 Es difícil precisar h.asta qué punto los enciclopedistas franceses se remitían al Mouseion de

Alejandría influidos por el espacio para las artes y artistas que se planeaba nacer del Louvre, mien-
tras que en la mente de los ingleses el modelo ptolemaico de biblioteca-museo científico estaba
asociado al Museo Británico. El caso es que la Encyclopédie proponía la siguiente definición: « todo
lugar donde se contienen aquellas cosas que tienen una relación directa con las artes y las musas»
(cita y traducción recogidos en Zubiaur, 2004: 3 1). Frente a esta visión de un gran monumento
arquitectónico consagrado a las artes y a las musas, en la Encyclopaedia Britannica la defini ción
apostaría más bien p or un complejo de edificios para la discusión y el estudio del saber científico:
« Museo, palabra que originalmente significaba una porción del palacio de Alejandría, que ocupaba
al menos la cuarta parte de esa ciudad. Ese barrio fue llamado el Museo, por su dedicación a las ' <http: / /icom.museum/ quienes-somos/ la-organizacion/ estatutos-del-icom/ / L/ I .htrnl>
musas y al estudio de las ciencias» (cita y traducción recogidos en Gómez Martínez, 2006: 81 ). (11111sultado el 15 de febrero del 2012).

[20) [21]
2

Los inicios de la museología


hasta la primera guerra mundial
LOS Los primeros tratadistas y publicaciones sobre museos públicos

MUSEOS DE ESPANA La literatura museológica reconocida hoy en dia no es la misma que hace un
siglo, porque ha variado nuestro concepto de museo: cuando se consideraba
el mitificado Mouseion de Alejandría como paradigma original de este tipo
D. CUKRINO ARAUJO W CBBZ de instituciones, lo habitual era remontarse hasta Estrabón. También fue
hasta hace pocos años muy frecuente en manuales de museología tratar sobre
las cámaras de maravillas y los gabinetes de curiosidades, citando a autores
de la Edad Media tardía o del Renacimiento; pero esa bibliografía más b'ien
concierne a los estudios sobre historia del coleccionismo. Si lo que hoy defi-
nirnos como museo es una institución al servicio de la sociedad y abierta al
pl'.1 blico, incluso deberíamos saltarnos los tratadistas del siglo xvn y comien-
)UDIUD
zos del XVIII, como el propio Neickel, pues no hablaba de museos abiertos a

...,.
a.. ........ _ .
l.1 sociedad en general, si bien nos interesa mucho la fértil pervivencia de su
modelo argumentativo.
Él no había inventado nada nuevo al plantearse en su Museographia una
Cubierta del libro Los museos de España, descripción de los contenidos de diferentes colecciones, insertando de vez
de Ceferino Arauja, 1875 en cuando opiniones y consejos sobre cuestiones de m ontaje y conser-
v.1ción; pero fue tal la divulgación de ese título, que en su honor algunos
Ideas principales engloban a los primeros tratadistas decimonó nicos bajo el epígrafe «etapa
• Los primeros libros y revistas sobre museos versaban habitualmente sobre cues- 111useográfica» (Stránsky, 1995: 25; Hernández, 2006: 35). Salvo casos ex-
tiones prácticas del trabajo en museos¡ los ensayos de más envergadura solían
cepcionales que va señalando la historiografía museológica, 1 los libros de
ofrecer una lista de museos, de cada uno de los cuales se daba una descripción so-
bre sus contenidos e informaciones sobre la historia de la respectiva institución.
estos pioneros, tanto si utilizaban el término divulgado por Neickel como
• Los precedentes de los cursos de formación museológica fueron cursos de adies- si no, también solían consistir en un elenco de museos, describiendo su his-
tramiento profesional que solían realizarse en los propios museos, con excepcio- tori a y contenidos. Es el caso del tratado de Gustav .Klemm Zür Geschichte
nes ilustres, como la Escuela de Diplomática de Madrid, fundada en 1856. Este u tlcr Sammlungen für Wíssenschaft und Kunst in Deutschland (Sobre la historia
otros centros de formación también tuvieron un impacto directo en la existencia de las colecciones de ciencia y arte en Alemania), publicado en Zerbst en
de publicaciones y asociaciones especializadas. 1837; o el de Louis Viardot, LesMusées d'Europe, publicado en París en cinco
• Las asociaciones de profesionales de museos, empezando por la Museurn
volúmenes en 1860; o el de Ceferino Araujo, Los museos de España, editado
Association, fundada en 1889, han generado influyentes publicaciones y cursos
de fo rmación especializados.

Resumen ' Parad6gicamente, uno de los más valorizados entre estos primeros tratadistas era un ene-
En este capítulo se plantean ya los tres pilares en los que, de ah ora en adelante, se 1111go declarado de los museos, Antaine Qiatremere de Qµincy (Déotte, 1995 ); pero también sus
mvcctivas contra el Louvre forman parte de la literatura museol6gica, y su anhelo de preservar
fun damentará el progresivo reconocimiento de la museologfa como disciplina: la
Rorna íntegramente como un gran museo parece una prefiguración de la definición del « museo
existencia de publicaciones especializadas, de asociaciones profesionales y de cur- .¡,. lcrritorio» .
sos de formación. Son tres factores que suelen venir interrelacionados, como así
sucedió ya en la primera etapa histórica aquí señalada.
[25]
en 187 5 en Madrid;2 así como en la revisión más internacional Museums and el término museography como encabezamiento al referirse a diferentes colec-
Art Galleries que Thomas Greenswood publicó en Londres en 1888; e in- cionistas y los respectivos autores.4
cluso sigue habiendo mucho de eso en el manual práctico de 1895 publicado Por su parte, el tratado L'organisation des musées, publicado en 1909 por el
por el norteamericano George Brown Goode, The Principies of Museum Ad- francés Louis Réau, profesor en la Facultad de Letras de Nancy, será uno de
ministration, o en el del checo Kliment Cermák, Vychova v museologii (For- los primeros en ofrecer una amplia revisión bibliográfica internacional sobre
mación en museología), datado en 1901, etcétera. el estado de los estudios sobre museos (Mairesse, 2002: 53-55). Un empeño
También tenían mayoritariamente idéntico carácter descriptivo-empírico que coronaría catorce años después el bibliotecario William Clifford con
los artículos ensayísticos que aparecieron publicados en las primeras revistas una compilación publicada en Nueva York, Bibliography ofMuseums andMu-
especializadas sobre museos, como la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, seology. Ambos libros enmarcan una nueva fase que se fue evidenci¡i.ndb en
que comenzó a publicarse en 1871 y estuvo vigente hasta 1980 con algunos los escritores sobre museos con el cambio de centuria: mientras en el siglo
altibajos,3 o el Zeitschrift far Museologie und Antiquitiitenkunde, publicado X IX los tratadistas solían ser estudiosos de las antigüedades, a principios del
mensualmente en Dresde desde 1878 a 1885, así como la Revue Internationale xx muchos autores serían expertos en bibliotecas y museos. No es extraño,
des Archives, des Bibliotheques et des Musées editada en París entre 1897 y 1899, dado que los profesionales de museos, archivos y de bibliotecas solían tener
o el Museums fournal, editado desde 1901 a la actualidad, o laMuseumskunde, una formación común, e incluso un cursus laboral compartido. Fue el caso
acti va desde J 905 hasta hoy. del belga Paul Otlet, justamente homenajeado como pionero por los espe-
Pocos museólogos actuales se interesan por aquellos trabajos de los prime- cialistas en biblioteconomía y documentación, pero que también debería ser
ros padres de la disciplina, pero lo cierto es que todavía h oy se siguen publi- recordado como influyente museólogo, pues si bien se frustró la realización
cando libros con similar planteamiento, ofreciendo listados de museos, con de su proyectado Mundan eum, la elocuente propuesta encendería años más
una buena descripción pan orámica sobre la historia y contenidos de cada uno tarde la imaginación de Le Corbusier, inspirándole el museo de crecimiento
(una labor meritoria que continúa siendo la base a partir de la cual construir ilimitado (Marín Torres, 2002: 288). Otro ejemplo aún más sobresaliente
estudios más elaborados) . En todo caso, incluso una figura tan capital como fue John Cotton Dana, director de la biblioteca pública de Newark (Nueva
el escocés David Murray podría considerarse un epígono de esa etapa de re- Jersey), en la cual montó un modélico museo, donde intentaba aplicar al-
pertorios descriptivos, pues no otra cosa era buena parte de su libro en tres gunas de sus renovadoras reivindicaciones sociales y museológicas, que
volúmenes publicado en Glasgow en 1904, Museums: Their History and Use, divulgó a través de los opúsculos de una trilogía que tituló The Changing
with a Bibliography and List of Museums in the United Kingdom, que utilizaba Museum Idea: The New Museum Series, cuyos dos primeros volúmenes pu-
blicó en 1917 con los enfáticos títulos The New Museum, y The Gloom of the
2 Ha sido reeditado en edición facsimilar en 1997 por la Librería Parfs de Valencia¡ previa- Museum - With Suggestionsfor Removing It, seguidos tres años después por A
mente se le había dedicado un interesante artículo (Layuno, 1994). Planfor A New Museum: The Kind ofMuseum It Will Profit A City to Maintain.
3 La primera época de la Revista de Archivos Bibliotecas y Museos acaba en diciembre de 1878,
Esa trilogía y muchos otros escritos de Dana continúan siendo reeditados en
la segunda va de enero a diciembre de 1883, la tercera de enero de 1897 a 193 1, la cuarta de
J 947 a 1953 y la quinta de 1954 a 1980 (Pasamar y Peiró, 1996: ] 75-193 ). En el ínterin, se creó
el siglo XXI pues es considerado por muchos museólogos norteamericanos
en 1881 y 1882 para sustituirla el Anuario del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y como el padre de esta disciplina en los Estados Unidos de América (Duncan,
Anticuarios, y en 1896 se lanzó el Boletín de Archivos, Bibliotecas y Museos¡ desde 1990 se pubüca
el Boletín de la ANABAD. La propia Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos se trataba inicialmente
de un boletín informativo, donde eran mayoría los artículos sobre bibliotecas o archivos, aunque ' Pero también usaba el vocablo museology para referirse al trabajo museístico, y para la teoría
a fin ales del siglo xrx ya menudeaban los artículos de fon do de tema museístico ( Marín Torres, introdujo ya la expresión museum studies (sobre estos y otros asp ectos en los que abrió camino en
2002: 218-230). 1.1 museología anglosajona véase Teather, 1984).

[26) [27)
2009). 5 Sin embargo, sus invectivas contra el elitismo de los museos de arte una sociedad de individuos pertenecientes al Cuerpo Facultativo de Archi-
le granjearon un contraataque desde el Boston Museum of Fine Arts, donde veros, Bibliotecarios y Anticuarios, que el 31 de enero de 1871 empezaron
se estaban desarrollando campañas para cultivar la contemplación artística a publicar la ya mentada Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos (Marín To-
y propagarla socialmente, organizadas por Benjamin !ves Gilman, quien en rres, 2002: 218); una publicación y asociación que se irían consolidando y
1918 publicó el tratado Museum Ideals of Purpose and Method, reeditado mejorando con los años, aunque se vieron inevitablemente afectadas por la
cinco años más tarde (Walsh, 2003: 95-96; McClellan, 2008: 169). Qµeda- supresión de la Escuela Diplomática en 1900, y por las vicisitudes legales del
ron así conformados dos polos museológicos opuestos, educación frente a cuerpo de funcionarios españoles encargados del patrimonio1 vivero de los
disfrute, que todavía sigu en enfrentando a muchos teóricos de los museos. miembros de la más tarde denominada Asociación Nacional de Archiveros,
Bibliotecarios, Arqueólogos y Documentalistas (ANABAD). En Francia cabe
destacar la creación de la Escuela del Louvre en 1882, entre cuyas enseñan-
Inicios de una base social: centros de formación y asociaciones zas arqueológicas e histórico-artísticas no podían faltar temas sobre museos1
profesionales au nque sus alumnos habrían de esperar a 1929 para cursar en París estudios
especializados de museografía. En Austria la Universidad de lnnsbruck ofre-
En el desarrollo de la museología como disciplina fueron todavía más impor- cía en el cambio de siglo algunos cursos de Museumswissenschaft1 pero a pesar
tantes que las pioneras publicaciones arriba mencionadas otras dos circuns- del título tenían más bien carácter práctico (Leisching1 1905)1 y lo mismo su-
tancias coadyuvantes: el surgimiento de cursos y de asociaciones profesio- cedía en Alemania (K.lausewitz1 1989: 22), donde fue un hito la fundación en
nales. En realidad, son tres fenómenos intrínsecam ente relacionados, pues, 1915 de una Deutsche Bibliothekars- und Museumsbeamtenschule (Escuela
como en seguida se verá, muchas publicaciones especializadas iban destina- alemana para empleados de bibliotecas y museos) con sede en Leipzig, aun-
das a miembros de este tipo de asociaciones, que a su vez fundaron los prime- que al cabo de dos abandonó las enseñanzas relativas a museos para concen-
ros cursos de instrucción o, al revés, se crearon a partir de los egresados en los trarse en biblioteconornía. Por su parte, en los Estados Unidos de América
primeros centros formativos. los cursos de formación surgieron en los propios museos (Cushman, 1984;
Una de las más antiguas instituciones educativas para esta especialidad fue Malt, 1987), como el Pennsylvania Museurn and School of Art, donde en
la Escuela Superior de Diplomática fundada en Madrid por el Gobierno de 1908 Sarah Yorke Stevenson comenzó a impartir adiestramiento en curaduría
España en 1856 para formar archiveros, bibliotecarios u otros profesionales (Ripley, 1969: 51); secundado en el Farnsworth Museum de Wellesley Co-
del patrimonio (Pasam ar y Peiró, 1996).6 En seguida, sus titulados crearon llege por Myrtilla Avery, que ofreció de 1910 a 1941 un curso para mujeres
5 John Cotton Dana suele estar representado en manuales y readers norteamericanos de mu-
asistentes de museos y biblioteca (Alexander, 1997: 206); mientras en el Na-
seum studies, y sus libros aún están a la venta, e incluso se editaron en el 2008 y el 20 l O sendas tural H istory Museum de la Universidad Estatal de Iowa el profesor Homer
compilaciones de textos suyos; aunque una buena parte de sus publicaciones son accesibles gratui- R. Dill empezó a ofrecer en 1910 enseñanzas sobre técnicas de exposición,
tamente en <http://openlibrary.org/authors/ OL30286A/ John_ Cotton_ Dana>. que son el antecedente del museum studies program que aún siguen ofreciendo
6 En función de esa instrucción recibida, se les reconoció como fun cionarios una categoría

destacada al crearse en 1858 el Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios, que unos años
(Genoways, 1996: 8).
más tarde se denominó Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios - este último término Por lo que respecta a las sociedades profesionales especializadas, un punto
englobaba a todos los que gestionaban los demás bienes del patrimonio histórico, incluidos los y aparte lo marcó el 20 de junio de 1889 la reunión en York (Reino Unido)
conservados en museos, y hasta 1932 no se crearía un estamento subalterno con una denomina-
de un pequeño grupo de facultativos de museos a quienes la asociación de
ción más específica: el Cuerpo Auxiliar de Archivos, Bibliotecas y Museos-. Un real decreto de
1900 suprimió aquella Escuela Diplomática - que nada tiene que ver con la actualmente existente bibliotecarios había rechazado reconocer corno colectivo, y fundaron la Mu-
para la formación de futuros embajadores. seum Association, con base en Londres pero con vocación universal (Lewis,

[28] [29]
1989). Aún hoy sigue teniendo miembros de diferentes continentes, aunque
sus actividades se centren principalmente en el Reino Unido, organizando
cursos, congresos u otras iniciativas, entre las que destaca el boletín quemen-
sualmente llega a todos los socios, el Museums Journal, cuyos orígenes se re-
montan a 1901. Pero la influencia internacional de esta asociación fue limi-
3
tándose a medida que en otros países aparecieron asociaciones nacionales
de profesionales de museos, empezando por los Estados Unidos de América,
El impulso a la museología
donde el espíritu de independencia respecto a la antigua metrópoli llevó a
más de una setentena de responsables de museos reunidos en Nueva York en los años de entreguerras
el 15 de mayo de 1906 a crear la American Association of Museums (Hirzy,
1978): entre sus primeras actividades, además de otras publicaciones como
repertorios de museos o actas de congresos, destacó la creación en 1924 de la
revista Museum News, que todavía siguen recibiendo todos sus asociados. Por
su parte, el Deutscher MuseumsBund (DMB) fue creado en Fráncfort el 23 de
mayo de 1917 por un grupo de veintidós influyentes directores de museos
alemanes convocados por un comité de figuras de gran reconocimiento, en-
tre los que descollaba Karl Koetschau, quien doce añ.os antes había fundado
la revista Museumskunde, cuya edición asumiría a partir de 1977 el DMD, de
manera que desde entonces sus socios la reciben gratis. Y luego, por emula-
ción, se han formado muchas más asociaciones nacionales, entre las cuales
también importa mencionar aquí por su veteranía, aunque su fecha de funda-
ción en 1922 escape a los límites cronológicos de este capítulo, la Association
Générale des Conservateurs des Collections Publiques de France, que edita
la revista Musées et collections publiques de France.
Otras iniciativas, de más reducida escala, fueron igualmente de gran tras-
cendencia para la creación de una base social de especialistas en museos,
combinando cursos para la formación de profesionales, actos de socializa-
ción e intercambio de ideas, publicaciones, etcétera. Un ejemplo destacado
fue la Newark Museum Association, creada en 1909 por John Cotton Dana
desde el Newark Museum, para poner en práctica sus ideas sobre la necesaria
vinculación de los museos a su comunidad local. Fue esta asociación la que
organizó innovadoras exposiciones concebidas por Dana, y la que publicó
algunos de sus ensayos; además, gracias a esa plataforma social conseguiría
luego organizar cursos de adiestramiento para trabajadores de museos, como
en seguida veremos.

[30]
La museología se abre camino en las universidades

Sobre los precedentes sentados por los tratadistas anteriores, los m useólo-
gos del periodo de entreguerras siguieron construyendo un corpus analítico
.1 veces en opúsculos muy personales, como hizo Fyodor Shmit, en su libro
J lcmopur.t ec1cue, 3mHozpaifiur.tec1cue, xyoo,¡cecmGeHHbte MyJeu. Or.tepic ucmopuu u
111eopuu MyJeu1-1ozo OeAa (Museos de historia, etnografía y arte. Ensayo sobre la
historia y la teoría de los museos) publicado en 19 19 en Kharkov, del que hizo
una versión diez años más tarde titulada My3eu1-1oe OeAO. Bonpocbt 3iccr¡o3uyuu
(El trabajo museístico. Cuestiones de exposición), publicada en Leningrado,
en cuya Universidad era entonces profesor de historia y teoría del arte¡ 1 o el
dd insigne historiador del arte alemán Orto Homburger en su libro Museum-
.,J.:i111de, publicado en Breslau en 1924¡ o el del profesor universitario Andrés
Ovejero Bustamante en 1934 para su discurso de ingreso en la Academia de
Bellas Artes de San Fernando de Madrid, titulado Co11cepto actual del museo
C1rlístico. Más esforzadas fueron las recopilaciones bibliográficas de lo escrito
Cubierta de la reedición facsimilar de las actas del congreso Museograp fi ie, hJsta entonces, como la del bibliotecario norteamericano WilUam Clifford en
organizado en Madrid por la OIM en 1934, publicadas al año siguiente
su Bibliography of Museums and Museology, publicada en 1923, complemen-
l.lda p or Ralph Clifton Smith en otra compilación editada cinco años más
Ideas principales 1.1rde por la American Association of Museums con el título: A Bibliography of
• En la medida en que la fo rmación de profesionales de museos, tradicionalmente Museums and Museum Work. También continuaron en estos años los debates
adquirida mediante las p rácticas de aprendizaje y cursos de iniciación teórica,
entre Gil man y D ana sobre la concepción social de los museos, en los cuales
empezó a ofertarse e n museos universitarios, fu eron abriéndose camino en dis-
tintas universidades los estudios sobre museos. El siguiente paso fue la creación
terciaro n otros autores, como Edward Stevens Robinson con su estudio The
de cátedras y asignaturas específicas. Behaviour of the Museum Visitor, publicado por la An1erican Association of
• O tros foros de intercambio de ideas y experiencias entre los profesionales o es- Museums en 1928, el belga Jean Capart, autor del lib ro Le temple des muses,
tudiosos de museos eran las publicaciones periódicas y los congresos¡ a los que publicado en Bruselas en 1936 (Mairesse, 2002: 60-63 ), y el estadounidense
hay que sumar en este periodo algunos tratados y compilaciones bibliográficas. •1heodor Low, a quien la American Association of Museums encargó un estu-
• En este contexto destacan especial mente las publicaciones y congresos organiza- dio publicado en 1942, en plena guerra, con un título alentador: TheMuseum
dos por la O ficina Internacional de Museos, particularmente la revista Mouseion
11s a Social Instrument (Anderson, 2004: 10, 30-44 ).
y la conferencia de M adr id en 1934.
Del mismo modo, prosiguieron los cursos para la formación de p ersonal
Resumen de museos en diferentes centros museísticos, como la Escuela del Louvre en
En este capítulo se destacan dos grandes n ovedades en el desarrollo de la museo- París, que ofreció estudios de museografía a partir de 1929. O el Museu His-
logía: los primeros cursos con reconocimiento universitario y la existencia de una
1
Doy las gracias por la información al profesor de museología de la Universidad de San Pe-
organ ización m undial, la Oficina Internacional de Museos, con sede en París. Entre
tcrsburgo Vitaly Ananiev, quien tiene en prensa dos artículos sobre las actividades académicas de
las actividades de esta última se comenta especialmente la conferencia internacio-
Fyodor Shrnit y su proyecto del « museo social».
nal sobre arquitectura y montaje de museos de arte, que consagró el término museo-
grafía con significado muy parecid o al actual.
[33]
tórico Nacional en Río deJaneiro, donde en 1932 se creó un Curso Técnico n.1ción Museumskunde und Kunstgeschichte (el conocimiento del museo e his-
de Museus para formar técnicos-conservadores, cuyo responsable fue el pro- toria del arte) creada en 1930 por la Universidad de Halle en Alemania para
pio director del museo, Gustavo Barroso, desde 1932 hasta su fallecimiento el profesor Alois J. Schardt, que le fue suprimida por los nazis en 1933 (Hü-
en 1959 (Chagas, 2009). En Londres el Courtauld Institute comenzó a im- neke, 1992: 286). Se trataba ya de una primera consagración universitaria de
partir cursos de especialización en curaduría en 1932 (Woodhead & Stans- l.1 teorización sobre museos en cuanto disciplina humanística, más allá de los
field, 1994: 21). En los Estados Unidos de América, además de las enseñan- cursos de formación para futuros profesionales de museos. Y en este esfuerzo
zas sobre técnicas de exposición del profesor Homer R. Dill en el Natural también participaron otros ejemplos pioneros latinoamericanos menos co-
History Museum de la Universidad de Iowa, o de las impartidas por John Co- nocidos, pues por lo visto en Argentina ya desde 1923 se empezaron a dict.ar
tton Dana en el Newark Museum desde 1925 a 1942, cabe destacar el curso cursos sobre museos en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
sobre « Museum Work and Museum Problems» ofrecido anualmente desde Nacional de Buenos Aires, mientras que en la Universidad de Río de janeiro
1922 a 1953 por el profesor Paul J. Sach en el Fogg Museum de Harvard: sus los precedentes se remontan a 1938 (Teather, 1991: 403).
estudiantes eran una docena o dos cada año como máximo, pero tal era su re-
putación, que casi todos tenían asugurada después una brillante carrera como
directores de grandes museos de arte (Alexander, 1997: 205-218). Establecimiento de organismos internacionales: la OIM
De esta forma se fueron abriendo camino los cursos sobre museos en al-
gunas universidades norteamericanas; aunque en muchas ocasiones apenas Tras el antecedente decimonónico de la Museum Association, que en prin-
se sabe nada sobre sus programas de estudios, o incluso sobre los profesores cipio tenía vocación universalista, pero vio reducido su ámbito de influencia
a cargo de impartirlos. Tras los prestigiosos antecedentes de la Universidad .1 medida que se fundaban otras asociaciones profesionales en otros países,
de Iowa en su museo de ciencias naturales, o de Harvard en su museo de ,, principios del siglo xx surgió la necesidad de aunar fuerzas y propiciar en-
arte, otras universidades en el resto del país igualmente ofertaban algún tipo cuentros con otros expertos de diferentes disciplinas y distintas naciones.
de formación -preferentemente en los respectivos museos de cada campus Surgió así la Unión de Asociaciones Internacionales, creada en Bélgica en
universitario- para trabajadores de museos: e. g. Wellesley College (Massa- 19 13 por Henri Lafontaine y Paul Otlet, que aún sigue activa, aunque su ím-
chusetts), Washington State University, Rochester (NY), Michigan, Syracuse petu inicial entró en seguida en crisis con el estallido de la primera guerra
(NY), California, Princeton (NJ); aunque casi todos esos cursos carecieron de mundial y la competencia de otro organismo internacional, con carácter más
continuidad, pues desaparecieron al llegar la segunda guerra mundial (Malt, oficial: la Sociedad de Naciones. Esta organización con sedes en Ginebra y
1987: 167-169). El mismo modelo se siguió en Canadá, por ejemplo, con las París contaba desde 1922 con una Commission Internationale de Coopéra-
clases sobre museos impartidas a partir de 1930 por E. Lionel Judah, con- tion [ntellectuelle (c1c1); pero sus actividades eran muy limitadas, dada la
servador en jefe de los museos de la McGill University en Montreal (Carie y re nuencia a aportar fondos para asuntos culturales, por parte de muchas gran-
Metzener, 1991 ). des potencias salvo Francia. Por eso se creó una estructura semiautónoma de-
Hitos excepcionales en Europa fueron las clases sobre historia y teoría nominada Organisation de Coopération Intellectuelle (oc1), con sede en la
de los museos impartidas en la Universidad de Moscú de 1919 a 1924 por l .1pital francesa, y casi siempre fueron diplomáticos e intelectuales franceses

Georgy Malitsky, facultativo del Museo Estatal de Historia, la primera cá- lluienes estuvieron a cargo del entramado burocrático de institutos en que se
tedra de museología fundada en 1922 por la Universidad Masaryk de Brno l'~lructuró, entre los cuales interesa aquí destacar el Institut International de
(Checoslovaquia) para el director del Museo de Moravia, Jaroslav Helfert ( 'oopération Intellectuelle (nc1) creado en 1925, en cuyo seno se fundó en
(Maroevic y Edson, 1998: 93 ), así como la cátedra honoraria con la denomi- 1927 la Office Internationale des Musées (01M) 1 constituida por un comité

[34] [35]
directivo, un comité ejecutivo y un comité de amigos de los museos (Reno- través de publicaciones en francés, como el monográfico titulado «Une en-
liet, 1999). llLtCte internationale sur la réforme des galeries publiques», publicado en 1930
Al parecer, su creación fue una idea propuesta dos años antes por el cate- po r la revista parisina Les Cahiers de la République des Lettres, des Sciences et des
drático de historia del arte Henri Focillon, que era miembro del subcomité Arts, cuya introducción lo definía como una « anthologie de l'activité muséo-
de Letras y Artes del u c1, donde otros colegas como Pietro Toesca, Jules 1-\raphique mondiale» (y, efectivamente, llevaba artículos de expertos de toda
Destrée o Paul Valéry apoyaron su iniciativa de instituir un centro inter- Prnncia, pero también de Alemania, España, Holanda, Italia, el Reino Unido,
nacional de documentación al servicio de los museos, de la normalización l.1 Unión Soviética y los Estados Unidos de América). Y el siguiente hito fue
terminológica y de la cooperación entre instituciones o profesionales, pero un gran congreso internacional titulado Muséographie: Architecture et Aména-
que además suscitase el interés general por los museos a través de sus foros ~ctnent des Musées d'Ar~ celebrado en la Real Academia de Bellas Artes de San
públicos y publicaciones. Ya en su informe Focillon hablaba de congresos y llcrna ndo en Madrid del 28 de octubre al 4 de noviembre de 1934, organizado
de un boletín, así que una de las primeras decisiones del comité fundacional, po r la OIM, que publicó sus actas al año siguiente en dos gruesos volúmenes.
que redactó el reglamento de la O IM1 fue organizar una conferencia interna- Fue el momento de gloria de la Oficina Internacional de Museos, conver-
cional de especialistas en museos invitados por la Sociedad de Naciones para tida en referente mundial para la reforma modernizadora del montaje mu-
reunirse en Ginebra el 14 de enero de 1927, cuyas ponencias fueron editadas , c[stico, tomando el relevo del Museumsreformbewegung, pues Alemania, con
en una nueva publicación periódica que a partir de entonces se enviaría a los nazis en el poder, solo envió a Madrid una representación no oficial. Tal
todos los museos miembros de la OIM. Así surgió en abril de 1927 el primer ''-'ría la trascendencia histórica de este congreso, que ha eclipsado el recuerdo
número de la revista Mouseion, que luego se hizo eco de otras firmas repu- de los previamente organizados por la OIM en Roma y Atenas, dedicados res-
tadas en sus contenidos, organizados por secciones específicas dedicadas, pectivamente a la conservación/ restauración de pinturas, y a la protección
entre otras cosas, a cuestiones catalográficas o de montaje expositivo (Marín de monumentos artísticos en tiempos de guerra; en cambio la reunión de
Torres, 2002: 244-282). Muchas contribucio nes se iban sumando en todo el M.1d rid en 1934 sigue haciendo correr la tinta,2 especialmente las páginas in-
mundo para horadar gota a cota, un camino abierto a una nueva profesión troductorias, donde se afumaba: « Apres cette période d'expériences de tous
con competencias propias, como metafóricamente explicó el crítico español ).\en res et de réalisations multiples [ ... J qui ont contribué a former une tech-
Eugenio D'Ors en un artículo de 1828 titulado « Museografía» (recogido en uiq uc nouvelle: la muséographie », pues esta reivindicación de la museogra-
Bolaños, 2002: 78-79). l'r.1 como técnica está en la base del sentido que hoy le damos al término (Pon-
Este tipo de asuntos prácticos protagonizaron la actividad de la OIM, que l elct, 2008; Aquilina, 2011: 13). De hecho, apenas intervinieron en Madrid
nunca llegó a materializar el designio fundacional de un directorio internacio- l'nsayistas teóricos, pues la inmensa mayoría eran facultativos de museos:
nal de museos, con una descripción de cada uno e información sistematizada llllizá por eso, como escribir no era su oficio, muchos conferenciantes no lle-
sobre sus contenidos: a la sazón ese planteamiento propio de lo que muchos ¡.t.H'On a participar en las actas, elaboradas por la O IM a partir de borradores
tratados decimonónicos habían llamado museografía, estaba dando paso a proporcionados por algunos ponentes.
otros debates con los que se fue identificando más esa denominación. En los
años veinte llegó a su punto culminante el Museumsreformbewegung, un mo- ' El congreso de Madrid de 1934 es tema favorito de los historiadores de la museografía
vimiento alemán que, frente a las abarrotadas presentaciones de los museos ( 111.1..:himides, 2001: 243-245; Mairesese, 2002: 72-73; Poncelet, 2008), y en la Universidad de
1, 1.111.1da le ha dedicado una disertación de máster Antonio Garcia Bascón, quien en el 2005 pu-
tradicionales, abogaba por montajes menos densos y muros desornamenta-
hl1ll'1 e n la editorial Comares una edición facsimilar de los dos volúmenes de aqueUas actas. Por su
dos, de una desnudez casi comparable a las iglesias de la Reforma protestante p.11 té, André Desvallées ya había publicado e n 1993 una edición anotada de la ponencia preparato-
(Joachimides, 2001). Pero su irradiación teórica internacional se produjo a 1l.1 t•nviada por Louis Hautecoeur al congreso de Madrid.

[36] [37]
Estos resultados del congreso de Madrid quedarían refrendados en París
durante la Exposición Internacional sobre Arte y Tecnología en la Vida Mo-
derna -que también contenía una exposición de muséographie- , en cuya
ocasión se organizó en la Escuela del Louvre el Congres National de Muséo-
graphie bajo los auspicios de la Association des Conservateurs de Collections
4
Publiques de France, con el objetivo claro de que sus 150 participantes no
debían teorizar sino presentar los resultados de sus experiencias y compartir
Afianzamiento de las asociaciones
soluciones que puedan ser aplicadas en otros museos. De los trabajos poste-
riores de Ja OIM cabría destacar, a raíz de los bombardeos de bienes culturales y estudios de museos entre 1945 y 1971
en la guerra civil española, la Convención sobre la Protección de Edificios
Históricos y Obras de Arte en Tiempos de Guerra, cuyo texto presentó ante
la asamblea de la Sociedad de Naciones en 1938. No hubo tiempo de ratifi-
carla por el estallido de la segunda guerra mundial, aunque preparó el camino
para Ja Convención de La Haya dieciséis años después¡ entre tanto, la ocu-
pación nazi de Francia supuso en 1940 el cierre del Institut International de
Coopération Intellectuelle y de todas sus oficinas.

[38]
La Unesco y el ICOM

Tras una efímera reapertura del Institut International de Coopération Inte-


Hectuelle en 1945, esa institución sería reemplazada por otra organización
también con sede en París, pero menos dominada por la cultura francófona.
En vista del fracaso de la Sociedad de Naciones en su cometido de resol-
ver los conflictos mundiales por vías pacíficas, ya antes de acabar la segunda
guerra mundial se había fundado desde los Estados Unidos de América, a
instancias del presidente Roosevelt, la Organización de las Naciones Unidas.
Como parte de su estructura, empezó a funcionar en 1946 un nuevo orga-
nismo internacional para promover en el orbe la educación, la ciencia y la cul-
tura, conocida por sus siglas en inglés: United Nations Educational, Scientific
and Cultural Organization (Unesco) .
Cubierta de una reedición de bolsillo del libro Su p rimer director general, el británico Julian Sorell H uxley, era un biólogo
Thc Sacred Grove: Essays on Museums,
originalmente publicado por Dillon Ripley en 1969.
muy interesado en los parques naturales norteamericanos y en las reservas
africanas como recurso científico-educativo y para la conservación de las es-
Ideas principales pecies, lo cual sin duda influyó en que estos espacios al aire libre fueran inclui-
• La Unesco relevó al uc1 en su cometido de incentivar la cooperación internacio- dos dentro de la noción de museo asumida por la Unesco en sus asambleas,
nal a través de la cultura. Desde el principio otorgó gran atención a los museos, a congresos y demás actividades relacionadas con los museos.
cuyo estudio y difusión dedicó la revista Museum, y no pocos congresos, semina- O tra personalidad influyente fue la norteamericana Grace Morley, quien
rios u otras actividades. entre 1946 y 1949 dejó la dirección del Museo de Arte Moderno de San
• Del mismo modo, los trabajos de la OIM fueron continuados en la posguerra por
Francisco y se mudó a París para hacerse cargo de la Museums D ivision en
el ICOM, pero ya no se trataba de una oficina dependiente de la diplomacia cul-
tural intergubernamental, sino de una asociación internacional de museos y sus la sede de la Unesco. Esta mujer cosmopolita fue una de los puntales y más
profesionales para poner en común sus experiencias o criterios. habituales colaboradoras en los primeros años de la revista Museum, editada
• También continuó la transmisión de conocimientos o apreciaciones relacionados por .la Unesco desde 1948, que en seguida se convirtió en la publicación pe-
con museos a través de publicaciones, clases y cualquier otro tipo de formación. riódi ca sobre museos más conocida en todo el mundo, a la que siguieron
• Al final de este periodo estaban consolidados los estudios superiores especiali- otras publicaciones especializadas. 1 Por otra parte, con el fin de estimular
zados, y surgieron ya los primeros departamentos de museología en algunas uni-
~· I desarrollo de los museos en zon as del mundo más necesitadas de promo-
versidades.
r ión, la Unesco también organizó en este periodo seminarios regionales con
Resumen 1·xpcrtos locales e internacionales, como el de Río de Janeiro en 19581 el de
Tras el nuevo paréntesis bélico, la museología volvió a renacer en todo el mundo, .Jos (Nigeria) en 1964, el de Nueva Delhi en 1966 y el de Santiago de Chile
gracias a los esfuerzos individuales de muchos expertos, p ero también a través de l' l1 1972.
la labor desarrollada por nuevas instituciones internacionales como la Unesco y el
1coM, así como por la consolidación de centros de estudio y formación. Pero mien-
' L.1 Unesco también edita libros especializados sobre museos, y en el periodo aquí estudiado
tras en algunos países se continuó la tradición del aprendizaje práctico en museos, o
111hc destacar Field M an11alfor M11se11ms (con versión también en francés), en 1970.
en escuelas nacionales para fo rmar especialistas, en otras naciones se desarrollaron
posgrados universitarios y hasta departamentos de museología.
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Fuera del organigrama de la Unesco, pero muy vinculado a esta organiza- del Rijksmuseum de Amsterdam. Como ellos, también soüan ser responsa-
ción por las subvenciones1 encargos y otras ayudas que recibe de ella, está el bles de los principales museos de cada país los demás cargos de la asociación
International Council ofMuseums (1coM), cuya sede ha sido siempre una ca- con derecho a voto en las conferencias generales donde tomaban las decisio-
sita situada en la Avenue Kléber de París1 al lado de la Casa de la Unesco1 que nes representantes de comités nacionales, donde podía haber un máximo de
es también su propietaria y además colabora en el mantenimiento del centro quin ce « miembros activos» por cada nación: así se garantizaba que ni los
de documentación del ICOM. Este último continúa por este medio la labor franceses ni otros colectivos nacionales prevalecieran sobre los demás, pero
de la Oficina Internacional de Museos y también ha centrado sobre todo sus en la práctica, dado que los altos cargos en la administración de museos de
actividades en la organización de reuniones internacionales de profesionales cada país soüan ser nombrados por el respectivo gobierno, esto contamin ó
de museos, así como en la publicación de un boletín, que desde 1948 reciben políticamente la toma de resoluciones del ICOM en tiemp os de la guerra fría.
trimestralmente todos sus socios: I COM News. 2 Por otro lado, a esta estructura administrativa se superponía otra· división
Pero la diferencia es que ya no se trata de una institución oficial, ligada a por comités de especialistas, pues para poder ser operativa en cuestiones pro-
los servicios diplomáticos o culturales de los países representados, sino que fesionales, la asociación se dividió en grupos internacionales por campos: los
funciona como una asociación no gubernamental de individuos e institu- museos de ciencia y técnica, los museos de ciencias naturales, los de etno-
ciones del sector museístico, al estilo de la británica Museum Association, la grafía, los de arqueología e historia, los de bellas artes, los de artes aplicadas,
American Association of Museums u otras surgidas en cada país. Muchas de los expertos en arquitectura y museografía. Y poco a p oco a estos siete fue-
ellas fueron aumentando en número e influencia, produciendo sus propios ro n sumándose otros comités internacionales de expertos, no siempre bien
congresos y publicaciones1 incluso con boletines regulares1 como el Museums .wenidos con los mandarines de los grandes museos que regían los comités
Journal de la sociedad londinense (fundado en 1901), Museum News (publi- nacionales, de manera que con los años crecían las fricciones y la demanda
cado por la AAM desde 1924), el ]ournal ofl ndian Museums (desde 1945), o interna por una mayor democratización de la asociación, hasta que estalla-
revistas como Musées et Collections Publiques de France (desde 1955), la aus- ron las protestas en la conferencia general de París y Grenoble de 1971, que
triaca Neues Museum (desde 1952), la italiana Musei e Gallerie d'Italia (desde marcó un punto y aparte en la historia del I COM (Baghli, Boylan & H erreman,
1956), la suiza VMS/ AMS (desde 1967) 1 la canadiense Gazette (desde 1966), 1998: 41 ).
etcétera (Woodhead y Stansfield, 1994: 86-98). Además de estas revistas1 Entre tanto, fue fundamental el papel de liderazgo desempeñado por una
algunas asociaciones como la norteamericana AAM también publicaban di- figura de intermediación entre la oligarquía y las bases del ICOM: el francés
rectorios de museos y hasta desarrollaron colaboraciones en red con otras George-Henri Riviere. Pocos le conocían cuando en 1948 fue nombrado di-
sociedades museísticas limitadas a zonas concretas de los Estados Unidos. rector de la institución - cargo equivalente al actual secretario general-,
De hecho, fue el modelo de la American Association of Museums, presi- pero sorteó con éxito los escollos políticos de la guerra fría, cuidando espe-
dida entre 1923 y 1929 por Chauncey J. Hamlin, lo que inspiró a este nor- cialmente las relaciones con los colegas de la Europa del Este, con los que
teamericano, por entonces presidente del Buffalo Museum of Science, la hablaba en alemán, y después le tocó lidiar con las hostilidades planteadas
fundación en 1946 del I COM1 del cual fue presidente hasta 19531 sucedién- por el fin de los imperios coloniales y el nacimiento de nuevos países africa-
dole en el cargo su amigo Georges Salles, a la sazón director de los Museos nos (Gorgus, 2003: 215-227) . Cuando dejó el cargo en 1965, a los sesenta
de Francia, y a partir de 1959 sir Philp Hendy, director de la National Gallery y ocho años, gozaba de un rutilante prestigio internacional, y durante años
de Londres, de quien tomó el relevo en 1965 Arthur van Schendel, director siguió siendo el más famoso e influyente museólogo del mundo entero. Uno
de sus cabalJos de batalla favoritos era el concepto de museo, pues fue él quien
2 Empezó siendo bilingüe inglés/francés¡ desde 1968 tiene ediciones en español, inglés y francés. redactó e hizo aprobar las sucesivas definiciones, cada vez más amplias, apro-

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badas por el I COM, e intentó también clarificar las nociones de museología y York. Aquel grueso volumen se sumó a la aportación previa del conservador
museografía. Otro asunto del que siempre se preocupó fue la educación en de museos y prolífico autor Luc Benoist en su libro de 1960 para la colec-
el museo, y la formación de los profesionales de museos; él mismo impartió ción Qµ e sais-je ? titulado Musées et muséologie. Además sirvió de estupendo
muchos seminarios en diferentes países y promovió en 1953 un comité inter- complemento a Le musée inimaginable, un libro en tres volúmenes con el cual
nacional del ICOM encargado del personal, que a partir de 1967 se refunda- otro colega de la Escuela del Louvre, Georges Duthuit, había dado réplica
ría como lnternational Committee for the Training of Personnel (rcToP). Al en 1956 al ensayo de André MalrauxLe musée imaginaire, cuya primera ver-
poco, este comité empezó a publicar la revista Training aj Museum Personnel, sión se remontaba ya a 1947, aunque alcanzó condición de best seller siendo
mientras que el comité sobre educación en los museos publicaba desde 1969 el escritor flamante ministro del general De Gaulle, cuando publicó sendas
su propio boletín anual. Otra de sus primeras actividades fue editar en 1970 ediciones ampliadas del librito en 1951 y 1965. Pero quizá el mayor.hito en
un libro titulado La form ation du personnel des musées, en el cual se incluía la museología francesa de la posguerra lo marcó otro libro, también ajeno a
el artículo de Anita Sabourin « Repertoire des cours de muséologie dans le los centros universitarios: L'amour de l'art. Les musées et leur public, un estudio
monde», mediante el cual el ICOM dio a conocer un repertorio de 76 progra- sociológico de Pierre Bourdieu y Alain Darbel con la colaboración de Do-
mas de estudios sobre museos en todo el mundo. minique Schnapper, inicialmente publicado en 1966, que conocería diversas
reediciones ampliadas a partir de 1969, y sería traducido a diferentes idiomas.
Qµizá el ejemplo francés y la nostalgia de la desaparecida Escuela de Di-
El renacer de los estudios superiores de museología, los primeros plomática marcaron el modelo a seguir en España, aunque a la vez se quiso
posgrados apostar por la opción universitaria, y al final no se hizo nada, pues nunca se
llevó a efecto en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complu-
Aunque el incipiente desarrollo de los estudios museísticos en las universida- tense de Madrid la creación de una Escuela Técnica de Archivos, Bibliotecas
des entró en crisis debido a la segunda guerra mundial, los años de posguerra y Museos dispuesta por el reglamento del Cuerpo de Facultativos y Auxiliares
afianzarían su renacer, aunque de forma vacilante y desigual. El JCOM, a través de Archivos, Bibliotecas y Museos de 1951; e igual suerte corrió, a pesar de
del Comité Internacional para la Formación del Personal (rcTOP), consti- algunos influyentes valedores,3 la propuesta en 1967 de una Escuela de Mu-
tuido en 1967, animó a que se ofrecieran estudios universitarios de museolo- seología, dependiente del Instituto de Cultura Hispánica y de la Universidad
gía, pero a la vez matizaba esa recomendación con diplomáticas apelaciones Complutense. No es de extrañar que por entonces las principales publica-
al reconocimiento oficial de los tradicionales cursos impartidos en museos u ciones sobre museos fueran sendas guías de los museos españoles editadas
otros centros de enseñanza especializados, con tal de que tuvieran un nivel en 1955 por María Elena Gómez Moreno y Juan Antonio Gaya Nuño, dos
común mínimo. Allí donde existían ya prestigiosos estudios de este tipo, no expertos ajenos a la universidad del país.
se desarrolló una oferta universitaria. En el resto de Europa el paradigma de una alta escuela estatal para la capa-
Seguramente el caso más paradigmático de esto fue Francia, cuyo sistema citación del personal de museos se aplicaría en la Alemania comunista, donde
universitario aún permaneció al margen de los estudios sobre museos, pues se centralizó la formación previamente ofertada por los Heitmatmuseen en
siguieron focalizados en la Escuela del Louvre, que había creado en 1941 una una Fachschule für Museumsassistenten (Escuela Esp ecializada para Asisten-
cátedra de museología teórica y práctica para Germain Bazin, de cuyas clases
1
surgió un excelente libro sobre historia mundial de los museos, Le temps des Con razón se quejaba Joaquín María de Navascués, al pronunciar en 1959 su discurso de
ingreso a la Real Academia de Bellas Artes de San Femando: « La museología, al menos entre no-
musées, publicado en París y Bruselas en 1967, pero editado a la vez en espa- 'ºtros, no ha trascendido todavía de los límites del empirismo, y aun del oportunismo principal-
ñol desde Barcelona y en inglés por sendas editoriales de Londres y Nueva 111cnte, ante el cual fal lan todas las teorías y todas las doctrinas» (Hernández, 1992: 92).

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tes de Museos) fundada en 1954 en la ciudad de Kothen, que fue cambiando t.lJ"rera de museología (Chacón, 2009: 16). Fue uno de los casos pioneros de
de sede y denominación hasta recalar en Leipzig a partir de 1966 con el nom- desarrollo universitario en la posguerra en países no comunistas, junto con
bre de Fachschule für Museologen (Escuela Especializada para Museólogos) . .1lgún otro precedente en países tan lejanos como Japón, donde ya se había
En la Unión Soviética, se creó en Moscú un Instituto de Museología, entre creado un Departamento de Museología en la Universidad Rikkyo de Tokio
cuyos docentes figuró a partir de 1962 el prolífico Awram Mojsejevic Razgon, en 1951 (Woodhead y Stansfield, 1994: 21), mientras que en otro campus
facultativo del Museo de Historia de Moscú, quien había publicado en 1954 privado de la misma ciudad, la Universidad Hosei, en el Departamento de
un breve opúsculo, Hay•moe onuca1me MyJeÜHotx npeaMemoa: Memoau'iec1eue 1\ducación impartía clases de museología el profesor Soichiro Tsuruta, quien
y1ca3miu.R (Descripción científica de objetos de museos), y compilado en pu blicó en 1956 una introducción a la museología. También en la India desde
1955 el libro colectivo OcHOBbt coaemc1eozo MyJeeeeaeHu.R (Fundamentos de la 1952 existía un D epartamento de Museología en la Universidad Maharaj~h
museología soviética), del cual se hizo una nueva edición en el siguiente dece- S;:iyarijao de Baroda, que a partir de 1965 comenzó a publicar la revista Stu-
nio, añadiendo nuevos capítulos teóricos sobre la museología como ciencia. tlies inMuseology (Bedekar, 1995).
Similar fue el modelo adoptado en México, pues desde 1947 tuvo refrendo Un camino intermedio sería el habitual en los Estados Unidos de Amé-
legal la profesión de « museógrafo » , que no se cursaba en ninguna univer- rica, donde los estudios sobre museos existentes seguían encaminados a la
sidad, sino en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, cuyas ense- l.tpacitación de facultativos y, tras la gran efusión de cursos de formación en
ñanzas se desgajaron del Museo Nacional de Antropología y tenían recono- t.rntas universidades durante el periodo de entreguerras, apenas los hubo des-
cimiento de estudios superiores. Dentro del programa de estudios había un pués de la segunda guerra mundial, normalmente ligados a ciertos museos
curso de « Teoría general de museografía» , y otro de « Museología aplicada y universitarios, como el de ciencias naturales de la Universidad de Iowa. Pero
museografía» , ambos a cargo de Fernando Gamboa, uno de los más célebres 11 0 constaba entre sus alumnos uno de los más eminentes ornitólogos y mu-

profesionales mexicanos de museos y responsable de memorables exposicio- 'cólogos estadounidenses de este periodo, S. Dillon Ripley, quien tampoco
nes. Además, para facilitar el acceso general a estos estudios, la institución debió de tener contacto con las enseñanzas sobre este tema durante sus años
otorgaba becas remuneradas de prácticas tanto a alumnos mexicanos como lOrno docente en Yale: empezó a ocuparse de cuestiones museológicas en
a otros de El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Perú y Venezuela \ US dos décadas en el cargo de secretario de la Smithsonian Institution, de lo

(Vázquez, 2011: 295) . t ual resultó su libro The Sacred Grave: Essays on Museums, publicado en 1969
Del mismo modo, en Brasil los poderes públicos convirtieron el veterano (rccdi ta do después en varias ocasiones). Y el resto de la bibliografía esped.fica
Curso Técnico de Museos del Museo Histórico de Ria de Janeiro en el epicen- de sus connacionales tampoco suele estar vinculada con ningún campus, sino
tro receptor de las becas concedidas entre 1942 y 1967 para la capacitación l on la American Association of Museums.

de facultativos de museos¡ aunque quizá con ello agostaron los incipientes Eso sí, algunas universidades de los Estados Unidos acogieron a museó-
brotes universitarios de la disciplina surgidos en el periodo histórico anterior. logos centroeurop eos, que a veces continuaron allí sus clases y publicacio-
En cambio, en la vecina Argentina, a los cursos sobre museos en la Facultad nes. Fue el caso del alemán Alois J. Schardt, que huyó de los nazis y se esta-
de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires, se añadió hlcció como profesor de estética en la Universidad del Sur de California y
en 1959 la oferta de la Universidad del Museo Social Argentino,4 que creó la director del Departamento de Arte de la Olive Hill Foundation, aunque ya
11 0 publicó libros y dejó un estudio histórico sin terminar cuando en 1955
• El Museo Social Argentino es un centro educativo privado, cuya fu ndación en 1911 emulaba
murió en Los Álamos (Nuevo México). Mejor fortuna tuvo la historiadora
al Musée Social de París, institución dedicada al estudio de las ciencias, las artes y las letras - de
ahí la apelación museo, en el sentido etimológico del término-. Fue reconocido como universidad dl·I arte austriaca Alma S. Wittlin, quien recaló en la Universidad de Cali-
por la legislación argentina en 1956. 1!1rnia tras un largo periplo, pues en 1937 había huído de Viena para esta-

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blecerse en el Reino Unido, donde publicó en 1949 The Museum: Its History durante seis años (Teather, 1991: 406)¡ aunque en seguida elaboraron para el
and Its Tasks in Education, pero tres años más tarde se mudó a los Estados ll O M una propuesta de programa ideal de estudios o basic syllabus de nueve
Unidos y allí preparó una versión corregida y aumentada de su libro, que . 1~ignaturas1 entre las que figuraba en primer lugar una « Introducción a la
salió en 1971 con el título Museums. In Search of a Usable Future. Por su 1nuseología: historia y fun ción de los museos» .
parte, Stephan Francis de Borhegyi dejó sus cargos en la Universidad de Esta preferencia por la formación de profesionales sobre la teoría museo-
Budapest y en el Museo Nacional de Hungría para trabajar a partir de 1954 l1'igica también prevaleció en la Universidad de Fráncfort, donde se creó en
como profesor de antropología y director del museo de la Universidad de 1958 una cátedra de Museumskunde - es decir, de museografía, no sobre la
Oklahoma, periodo en el que editó la h oy famosa compilación The Modern 111.:ncia del museo o Museumswissenschaft (Wiese, 1960)-, y en Florencia,
Museum and the Community.5 d11nde tras la devastadora inundación del Amo de 1966 urgía formar conser-
En cuanto a Canadá, lo más reseñable es que el Royal Ontario Museum y ' .id o res y restauradores, para lo cual el historiador del arte Cario Ludovico
la Universidad de Toronto comenzaron a ofrecer en 1969 un máster de mu- IC1gghianti1 que ya había sido pionero en dar clases sobre museos y conser-
seología aún vigente en la actualidad, aunque cambió su nombre en los años v.1Lión en la Universidad de Pisa, fundó en 1968 la Universita Internazionale
setenta adoptando la denominación museum studies, que también prevalece- dl'll'A.rte, una institución privada donde también se impartirían estudios es-
ría para el curso por correspondencia Introduction to Museum Studies, en la pt•cializados en museología, e incluso se constituyó en su seno a mediados de
Universidad de Victoria. 1970 un Centro di Studi perla Museologia, que dos años después empezó a
Sin duda fue por influencia del Reino Unido, donde tras los precedentes 1•l1blicar la revista Museologia.
individuales de algunas clases sobre museos, como las impar tidas por el ar- C aso aparte fue el desarrollo universitario de los estudios sobre museos
quitecto Michael Brawne en la Universidad de Cambridge, en las que basó 1·11 países del este de Europa, pues allí no era el objetivo prioritario capaci-
su libro de 1965 titulado The New Museum: Architecture and Display, lo que 1.1r profesionales de museos, sino articular un discurso disciplinar; aunque
merece la pena destacar es que en 1966 la Universidad de Leicester creó el l'I mundo occidental permanecería bastante ajeno a aquellos avances epis-
Department ofMuseum Studies: un nombre cuidadosam ente elegido por su lr mológicos de la museología al otro lado del telón de acero. 6 Por ejemplo,
fundador, Raymond H . Singleton, pues quería evitar la teoría museológica y 1· 11 Polonia el libro Muzealnictwo: praca z biorowa (Museología: trabajo co fec-
dar prioridad a una capacitación práctica para graduados en cualquier disci- lll'o), editado en 1947 por Tadeusz Dobrowolski, profesor de la Universidad
plina deseosos de trabajar en un museo. Esta apuesta profesionalizante fue 1.1gicllonica de Cracovia, en colaboración con su colega Stefan Komornicki,
secundada por la Museum Association y por el ICTOP, comité internacional .1111bos funcionarios de museos; mientras que en la Universidad de Torun se
del l COM fundado en 1967 por el propio Singleton y que él mismo presidió •il's.1rrollaron estudios punteros so bre psicología social de los visitantes, en
' " mágister de museología (Banach, 1973 ). O en Rusia los trabajos sobre la
l11 ~loria de los museos rusos y la bibliografía museológica publicados por el
5 Se trata de las ponencias presentadas en tm congreso organizado con ese título en Filadelfia
1 .1 citado Georgy Malitsky, quien volvió a dar clases de teoría e historia de
del J al 9 de septiembre de 1956. Este libro no tuvo mucho impacto en su momento, pero ahora
es muy citado por el título del primero de sus artículos: « The New Museology: A Call to Order», 11" museos en la Universidad Estatal de Moscú de 1940 a 1941 y de 1943 a
por George Milis y Richard Grove, del Taylor Museum of the Colorado Springs Fine Art Center. l 1»14. Del mismo modo, un historiador del arte en la plantilla del H ermitage,
En lo que respecta a las propias aportaciones museológicas de Stephan Fran cis de Borhegyi, las 1 r o nid Mazulevitch, impartió entre 1945 y 1952 clases sobre historia de los
más importantes las produjo a partir de 1958, cuando era director del Milwaukee Public Museum,
especialmente A Bibliography of Museums a11d Musewn Work, 1900-1960, y el libro recopilatorio,
T11e Museun1 Visitar: Selected Essays a11d Surveys ofVisilor Reaction to Exhibits i11 the Mi/111aukee Public Sus discusiones y contribuciones han sido muy bien resumidas por museólogos alemanes
Museum, publicado en 1968. 11 l11~l'i
y Vogt, 1995), pero también hay un excelente compendio en español ( Hernánd ez, 2006).

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museos en los estudios de arqueología e historia del arte de la Universidad 1993). En la misma institución, rebautizada por el régimen comunista Uni-
Estatal de Leningrado. 7 vcrsita Jana Evangelisty Purkyne, sería reinstaurada esta cátedra en 1963 por
Similares comienzos, pero con más destacable continuidad, cabe recor- el paleoantropólogo JanJelínek, que en 1965 creó un departamento univer-
dar en Yugoslavia, donde desde 1946 la Universidad de Zagreb ofertaba cur- sitario « externo» -formado por profesores que eran funcionarios de mu-
sos de museología para los estudiantes de historia del arte y arqueología, a ~cos- junto con sus colegas del Museo de Moravia Vilém Hank y Zbynek
partir de los cuales el profesor Antun Bauer fundó en 1966 los estudios de '/,byslav Stránsi<y. Este último se mantuvo como director del Departamento
posgrado en museología - también fundó en 1955 el Centro de Documen- de Museología durante 31 años, en los que formó una escuela de pensamiento
tación de Museos en Zagreb, que dirigió hasta 1976- . De ahí surgió un sobre la musealidad más allá del museo, que tendría gran influencia entre mu-
vivero de museólogos croatas, que en un periodo ulterior tendrían cierto L hos teóricos. J unto a él, también sería ilustre profesor en esas aulas Jifí Spét,

renombre, como lvo Maroevic y Tomislav Sola. .1utor de la compilación Bibliographia museologica, 1818-1967, publicada por
Pero fue especialmente en Checoslovaquia donde se desarrolló la principal el Museo Nacional de Praga en 1968. Pero la historia de este Departamento
escuela de museólogos del bloque comunista. Entre los pioneros de estos años de Museología no solo importa por su periodo inicial,8 sino por su proyec-
de posguerra, merece la pena destacar al arqueólogo Jirí Neustupny, autor de l ión internacional a través del ICOFOM, tema ya del siguiente capítulo.

una tesis doctoral sobre los problemas de la museología moderna presentada


en la Universidad Carolina de Praga en 1950, año en que ingresó como profe-
sor de prehistoria y museología en la Facultad de Filosofía y Letras, donde en
1967 fundó un Centro para Estudios de Museología en colaboración con el
etnólogo Josef Benes, responsable del Museo Nacional de Praga, aunque este
último perdió todos sus cargos y fue rebajado a mero oficinista tras la ocupa-
ción soviética de Praga en 1968. Ese año Neustupny publicó su libro Muzeum
a véda (Museos e Investigación), editado por el Museo Nacional de Praga con
motivo del 150.0 aniversario de la institución¡ también dio a conocer en el
extranjero sus teorías museológicas por sus colaboraciones en revistas como
Museum o Museums Journal (Neustupny, 1971) y al final de su vida resumió
algunos de sus conceptos para otras publicaciones en inglés (hay sendos artí-
culos suyos en Sofka, 1980: 28-29y1982: 46-47).
Otro compatriota contemporáneo suyo y digno de mención aquí fue Jaros-
lav Helfert, director del Museo de Moravia, quien reestableció entre 1946 y
1948 la cátedra de Museología en la Universidad Masaryk de Brno ( Stránskj,
Los d iez primeros a.ños de este Departamento de Museología fueron homenajeados por el
7 Doy las gracias por la información al profesor del Departamento de Museología de la Univer- l'' " I"º Zbynek Z. Stránsky en un libro publicado en inglés en 1974 : Brno: Education in Museology:
sidad de San Petersburgo Vitaly Ananiev, quien tiene en prensa un articulo sobre las actividades t 111 1/1r 1Otli Anniversary of the Foundation of the Museological Department of the Philosopliical Faculty
académicas de Leo nid Mazulevitch. Además, en la revista que edita aquel departan1ento1 Bonpocb1 11/ t/11· }1111 Evangelista Purkyne University in Brno. En la actualidad el p ro fesor Jan Dolák y su equipo
MJJeOAOZUtl (Los problemas de la museología) se publicó en el 201 0 un articulo sobre Malitsky, ,, ,¡uicnes doy las gracias por las inform aciones facilitadas p or correo electrónico- están dedi-
escrito por la profesora Irina Sosimenko, con un resumen en inglés consultable en <http:/ / history. ' 111d<• .1lgunas monografías a aquellos pioneros, empezando por Zbynek Z byslav Stránsky (Dolák
spbu.ru/ userfil es/VK_ summury.pdf>. 1 V.1vl íková, 2006), y su colegaJiií Spét (Dolák y Gilbertová, 2010).

[SO] [51J
5

La museología reivindicada
como ciencia entre 1971 y 1982
'~
El ¡ usEO
Teou , praxis Yutop1a
AU R RA LEO
Orientación filosófico-política en los estudios y publicaciones de
museología

' uando Jan Jelínek fue nombrado en 1971 presidente del ICOM, la organiza-
ción estaba en grave crisis y para superarla él promovió una reforma de sus
estatutos con el fin de ampliar y democratizar la asociación, eliminando el lí-
mite de miembros por país y dando a cada miembro un voto en las asambleas
generales. En esta labor de reforma le acompañó Hugues de Varine-Bohan,
director del ICOM entre 1965 y 1974. Tanto uno como otro habían sido pro-
movidos a esos cargos a propuesta de Georges-Henri Riviere, así que en prin-
l" ipio los dos eran hombres de su confianza, aunque acabaría distanciándose
de ambos. Un desenlace que bien podría considerarse simbóüco de las divi-
'iones producidas en los años setenta, a las que no fueron ajenas otras asocia-
l iones como la Museum Association, pues en 1974 los australianos y otros

p.1íses emancipados del Imperio británico formaron The Commonwealth


Association ofMuseums. Fueron años muy revueltos, en los que emergieron
diferentes voces y postulados.
C iertamente Riviere siguió siendo un referente internacional en este pe-
Cubierta de una reedición de bolsillo del libro El museo. Teoría, 11mlo1 pues continuó activísimo en el cargo de consejero permanente del
praxis y utopía, originalmente publicado por Aurora León en 1978
1e O M y, ya jubilado de otras obligaciones laborales, pudo centrar su atención
1·11 su Cours de muséologie générale contemporaine/ impartido de 1971 a 1982
Ideas principales
los sábados por la mañana en la Universidad de Paris 1, que tuvo muchos alum-
• Los cursos de museología se consolidan y generalizan durante los años setenta
en universidades y en institutos de capacitación profesional reconocidos como 11os extranjeros, pues contaba con apoyo de la Unesco. Pero como teórico se
centros de educación superior. vio eclipsado por los museólogos de la Europa del Este, que nos han dejado
• Abundan en este periodo los libros y revistas de museología, a menudo publica- 111.1yor legado bibliográfico. Se suele comparar a Georges-Henri Riviere con
dos por asociaciones profesionales de ámbito nacional, pero también, cada vez 1·1suizo Jean Gabus, director del Museo de Etnografía en Neuchatel y, efecti-
más, por universidades o editoriales de gran difusión. v.imcnte, destacaron los dos por sus provocadores montajes expositivos más
• En el ICOM funciona a partir de 1978 un comité internacional de museología,
que por sus publicaciones museológicas. En cambio, en los años setenta y
que constituye una comunidad cosmopolita de teóricos, cuyas disquisiciones se
¡11 111 cipios de los ochenta la elucubración teórica fue cobrando más peso.
plasman en reuniones científicas y las consiguientes publicaciones.
Bien podría considerarse un hito en este sentido la mesa redonda sobre la
Resumen importancia y desarrollo de los museos en el mundo contemporáneo, organi-
En este capítulo se traza un panorama de algunos hitos fundamentales de la pro- 1.1d.1 en Santiago de Chile entre el 20 y el 31 de mayo de 1972 por la Unesco
ducción museológica entre 197 1 y1982, dedicando un apartado especial a la fun-
dación y primeros años de desarrollo de ICOFOM, el comité internacional del ICOM
' Sus lecciones para este curso fu eron recogidas por algunos discípulos como homenaje pós-
especializado en teoría museológica. Los teóricos de países del este de Europa tu-
l 11111\• ~11
un libro ( Riviere, 1989).
vieron un especial protagonismo, y en general fue una época en la que los intelec-
tuales de todo el mundo estaban muy influidos por la filosofía marxista.
[55]
y el Gobierno de Salvador Allende. Tuvo una gran trascendencia en el plano sus ideas sobre museología han pasado a la posteridad, como en el caso de
teórico, por la propuesta de un nuevo tipo de museo interdisciplinar, el « mu- otros ilustres colegas mexicanos, gracias a una reciente publicación basada en
seo integral» , que proyectando su actividad en el ámbito histórico la culmi- entrevistas orales (Vázquez, 2004).
nase en las problemáticas contemporáneas para contribuir a llevar a la acción En cambio, en los Estados Unidos y Canadá, se produjo entonces un alu-
a su respectiva comunidad. Por lo demás, casi todas sus resoluciones cayeron vión de publicaciones, muchas de ellas en relación con los innumerables
en el olvido,2 sin consecuencias prácticas en Chile, porque cuatro meses des- cursos de formación superior que empezaron a proliferar. A menudo versa-
pués la dictadura instaurada por Pinochet impediría llevarlas a cabo en aquel ban sobre aspectos generales como los conocidos manuales Introduction to
país, ni tampoco hubo ningún efecto inmediato en el resto de Latinomérica, Museology e lntroduction to Museum Work, publicados en 1972 y 1975 por
pues no llegó a funcionar la Asociación Latinoamericana de Museología allí George Ellis Burcaw, profesor de museología y antropología en la Universi-
propuesta. dad de Idaho, de cuyo museo era director; o The Art Museum as Educator:
Eso sí, en tierras latinoamericanas se afianzó la enseñanza profesional, aun- A Collection of Studies as Cuides to Practice and Policy, editado tres años más
que apenas produjeron libros de texto o publicaciones museológicas deriva- ta rde por University of California Press a cargo de Barbara Newsom y Adele
das. El Ministerio de Cultura y Educación de Argentina creó en Buenos Aires Silver. Aunque, dejando de lado algunos influyentes artículos juveniles y radi-
la Escuela Nacional de Museología el año 1973; pero no tuvo mucho que ver cales3 de futuros popes de la museología posmoderna, quizá sean más repre-
con esas enseñanzas el famoso libro de Jorge Glusberg, Cool Museums and Hot sentativos del espíritu de la época los grandes ensayos que hacían una nueva
Museums: Toward a Museological Criticism, publicado originalmente en 1980 lectura de la evolución de los museos desde el punto de vista de la historia
(tres años más tarde salió la traducción al español: Museos fríos y calientes). social, como el libro Palaces for the People. A Social History of the American
Por su parte, la mexicana Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Art Museum, que Nathaniel Burt dio a la luz en 1977, o el titulado Museums
Museografía (ENCRyM) incrementó su oferta docente a partir de 1972 con el i11 Motion: An Introduction to the History and Functions of Museums, publicado
título de maestría - máster- en museología y un Curso Interamericano de en 1979 por Edward P. Alexander, director del museum studies program en la
Capacitación Museográfica que tenía nueve meses de duración, financiado Universidad de Delaware. Fue de lectura obligada para muchos estudiantes,
por el Gobierno mexicano y la Organización de Estados Americanos (oEA), incluso en Canadá (según Poulot, 1994: 57); aunque la precedencia cana-
gracias a lo cual se otorgaron becas a estudiantes de diecinueve países lati- diense correspondería a Beyond Four Walls: The Origins and Development of
noamericanos hasta 1978 (Vázquez, 2011: 299-304). Fue tal su éxito que la Canadian Museums, publicado por Archie F. Key en 1973, seguido un año
Unesco intentó montar en Colombia la Escuela de Museografía de Bogotá, más tarde por otro de Brian Dixon, Alice E. Courtney y Robert H. Bailey: The
la cual llegó a funcionar en 1979 y 1980 con la colaboración del museólogo Museum and the Canadian Public/ Le musée et le public Canadien.
mexicano Felipe Lacouture, que luego continuó dando cursos en toda Amé- En Europa, su mejor equivalente sería A Social History of Museums: What
rica latina. Pero aunque de esta experiencia colombiana surgió en 1980 el li- J/11: Visitor Thought, publicado en 1975 por Kenneth Hudson, profesor del
bro Museología y patrimonio cultural: críticas y perspectivas, en los cursos de
capacitación mexicanos nunca se publicó un libro a partir de las leciones im- ' Por ejemplo tres artículos de Brian O'Doherty, que en 1986 serían reunídos en un libro:
partidas, y aunque Lacouture fue luego el fundador de la Gaceta de Museos, 1he White Cube: Notes On the Gallery Space», Artforum, 14, núm. 7 (marro 1976), pp. 24-30;
111, ide The White Cube: The Eye and the Spectator», Artjorum, 14, núm. 8 (abril 1976), pp. 26-
2 Las resoluciones de aquella mesa redonda fu eron publicadas por el Museo Nacional de His- 11; « lnside The Whjte Cu be: Context as Content,» Artforum, 15, núm. 3 (noviembre 1976), pp.
to ria Natural de Santiago de Chile en su revista Noticiario Mensual núm. 190-191 (mayo/ junio 111 •14. Y sobre todo dos artículos de Carlon Du ncan y Alan Wallach, «The Museum of Modern
de 1972), pp. 5-7 . Ahora pueden descargarse en POP en la web del ILAM:<http://www.ilam.org/ 1\11 .1~ Late Capíta]jst Ritual,» Marxist Perspectives, 4 (ínvierno, 1978), pp. 28-5 1; « The Universal
\ 111 vey Museum,» Art History, 3 (dkiembre 1980), pp. 448-469.
ILAMDOC/> .

[56] [57]
Bristol College of Science and Technology, cuyo éxito le valió un encargo de lomarxista, cuya primera edición data de 1980. Del mismo modo, en España
la Unesco para dar a conocer dos años más tarde sus propuestas de futuro en j.11nás tuvo el Panorama de los museos españoles y cuestiones museológicas, publi-
otro libro, Museumsfor the 1980s: A Survey ofWorld Trends. Algo parecido a cado en 1973 por el académico Gratiniano Nieto Gallo, la repercusión del va-
este último es el librito de Hugues de Varine: Les musées dans le monde, pu- dcmecum repleto de citas de Marx que Aurora León Alonso tituló El museo:
blicado en París y Lausana en 1975, y a la vez editado en español desde Bar- teoría, praxis y utopía, cuya primera edición data de 1978.
celona. Pero siete años más tarde llegaría lo más equivalente a una revisión Ahora bien, donde la influencia teórica del materialismo dialéctico en la
sociohistórica desde la intelligentsia de izquierdas, el polémico libro de Jeanne museología podría seguirse mejor sería, obviamente, en los teóricos de la Eu-
Laurent Arts et pouvoirs en France de 1783 a1981. Histoire d'une démission ar- ropa del Este. Allá surgieron publicaciones periódicas como Revista Muzeelor,
tistique. Un posicionamiento político provocador que en la República Federal publicada desde 1964 por el organismo estatal a cargo de los museos de Ru-
de Alemania había esgrimido Walter Grasskamp en 1981 con Museums-grün- manía, y tratados como Muzeologie generalá (Museología general), p ublicado
der und Museumstürmer: Zur Sozialgeschichte des Kunstmuseum (Fundadores en 1974 por la rumana Corina Nicolescu, profesora de Historia del Arte de
y guardianes del museo: Hacia una historia social del museo de arte)¡ aunque b Universidad de Bucarest, oMuzeologija (Museología), editado en 1976 por
desde un punto de vista más general y especulativo no hay que olvidar el libro el serbio MiodragJovanovié, profesor de historia del arte y museología en la
del biólogo Jürgen Rohmeder Methoden und Medien der Museumsarbeit (Mé- Universidad de Belgrado, o U podstaw muzeologii (Los orígenes de la museo-
todos y m edios del trabajo en museos), publicado en Colonia en 1977, donde logía) de Wojciech Gluziñski en Varsovia en 1980; aunque el más influyente
aboga por profesionales de museos que no sean simplemente expertos en la .1 largo plazo fue el libro checo Úvod do muzeologie (Introducción a la museo-
especialidad de su institución, sino en la labor educativa y comunicativa pro- logía), cuya primera edición data de 1972, obra de Zbynek Zbyslav Stránsky,
pia de los museos. Entre los libros colectivos en alemán, los más destacables director del Departamento de Museología en la Universidad J. E. Purkyne de
de la década serían Das Museum der Zukunft (El museo del futuro), una reco- Brno, donde se publicaba desde 1969 la revistaMuzeologické sesity (Libros de
pilación aparecida en 1970 a cargo de Gerhard Bott, y Das Museum. Lernort M useología)1 mientras desde 1961 el Museo Nacional Eslovaco había resuci-
contra Musentempel (El museo, lugar educativo frente a templo de las musas), t.1do la revista Múzeum.
compilado por Ellen Spickernagel y Brigitte Walbe en 1979. En la República Democrática de Alemania, el principal referente fue la re-
En Italia, pasó inicialmente muy desapercibido el verboso ensayo estético v1sla fundada en 1958 Neue Museumskunde, donde desde el punto de vista
publicado en 1974 por Cario Ludovico Ragghianti, Arte,fare e vedere: dall'arte de la teoría museológica interesa aquí destacar dos influyentes artículos, pri-
al museo1 basado en sus lecciones de museología en la UIA de Florencia¡ pero mero el del historiador Erik Hühns sobre la historia, objeto y métodos de
ese mismo año captó la atención la reivindicativa crónica-manifiesto Dal mu- l.1 museología (Hühns, 1973 ), y sobre todo el de llse Jahn sobre la historia,
seo al territorio, 1967-1974, fumada por el historiador Andrea Emiliani. Luego l'Slado actual y teoría de la museología como disciplina de enseñanza e in-
marcaron un hito en la teoría museológica la exposición Museo perche. Museo Vl'Sligación, con especial atención a su función en museos de historia natural
come, organizada en Roma en 1978 por la Associazione Nazionale dei Musei (J.1hn, 1979), basado en su experiencia como conservadora del Museo de
Italiani, en cuyo catálogo colaboraron múltiples expertos, lo mismo que el l "iencias Naturales de la Universidad Humboldt en Berlín, en cuyas aulas al
libro de autoría múltiple I musei, publicado dos años más tarde por el Touring .1110 siguiente empezó a dar clases de museología. Otro experto en museos de
Club Italiano con la coordinació n del citado Emiliani. Pero ninguno de esos 1 IL' ncias naturales, Klaus Schreiner, conservador del Museo de Historia Agra-
eruditos alcanzó la resonancia que tuvo el librito divulgativo de Lanfranco 11.1de Alt Schwerin, publicó en 1982 el librito Museologische Termini. Auswahl
Binni y Giovanni Pinna Museo: Storia efunzioni di una macchina cultura/e dal ( 1"érminos museológicos. Selección), y ese mismo año defendió su tesis doc-
'500 a oggi, una reinterpretación de la museología desde la historia social fi- 1or.11 Einführung in die Museologie Ein Beitrag zu den theoretischen Grundlagen

[58] [59]
der Museumsarbeit (Introducción a la museología. Una contribución a los Había una cierta desconfianza ante la escasez de miembros en este comité y
fundamentos teóricos de la obra del Museo), luego editada en seis volúmenes la inicial preponderancia entre ellos de teóricos de países del este europeo,
a lo largo de cuatro años (de hecho, la mayor parte de sus publicaciones mu- a quienes Riviere acusaba de enredarse en discusiones bizantinas, y el influ-
seológicas llegarían en los años ochenta). ye nte museólogo francés aprovechó la ausencia de Jelínek por enfermedad en
En la Unión Soviética, la publicación periódica más destacada sería la mos- las reuniones del ICOFOM de 1980 y 1982 para agitar las protestas; pero con
covita o~ep1eu ucmopuu My3eÜHOZO oeAa 6 Poccuu (Ensayos en el Museo de el tiempo llegaría a ser uno de los comités internacionales más numerosos del
Historia de Rusia), que en 1971 llegó a completar siete volumes, con un total 1coM, con socios de todos los continentes.
de 42 artículos. Su principal editor eraAvraam Razgon, facultativo de museos En el ínterin, fueron muchas las suspicacias contra este comité de teóri-
que de 1962 a 1972 fue subdirector del Instituto Científico de Investigación cos, que empezaron por plantearse cuestiones epistemológicas, deba.tiendo
en Museología de Moscú. Como museólogo los dos caballos de batalla a los si la museología era o no una ciencia, cosa que ni se planteaban por en-
que consagraría muchos esfuerzos este historiador serían la terminología mu- to nces muchos profesionales de museos, pues fundamentalmente seguían
seológica y la historia de los museos; con respecto a lo primero, destacaría considerándose, en función de sus estudios superiores y de la especialidad
su labor como impulsor principal del breviario Kpam1euü CAoaapb MY3eJ1ÜHbtX de su respectivo museo, como arqueólogos, biólogos, historiadores, etcé-
mepMUHOB (Diccionario conciso de los términos del museo), publicado en tera. Hubo muchas opiniones encontradas, desde quienes consideraban la
1974; y en cuanto a su labor como historiador de los museos y la museología museología una ciencia independiente, y los que la definían como ciencia
soviéticos, se volcaría en muchas publicaciones en ruso o traducidas a otros .1plicada, hasta los que le negaban estatuto científico (visiones opuestas
idiomas, especialmente en alemán, pues mantuvo estrechas colaboraciones compiladas en Sofka, 1980 y 1982). Mayoritariamente, el ICOFOM apostó
con los museólogos de la RDA. por considerar la museología una ciencia en nacimiento, que debía tomar
en préstamo metodologías de las ciencias humanas y sociales, de la filosofía
y de otras disciplinas afines. Basándose en el libro Teoría general de sistemas
El ICOFOM y los debates sobre la museología como disciplina científica publicado por el biólogo y filósofo de la ciencia Ludwing von Bertalanffy en
1969, Stránsey argumentaría el estatus de la museología como una ciencia
Más allá de las publicaciones y cursos especializados existentes en cada país, plenamente desarrollada, distinguiendo tres argumentos para demostralo:
en el seno del I COM Jelínek quiso propiciar un foro internacional para impul- primero su pedigrí histórico, basado en varios siglos de tratadística sobre
sar la teorización sobre museos, creando en 1977 un Comité Internacional museos, en segundo lugar la existencia de un lenguaje científico, objetivos,
para la Museología (1coFoM), cuyos trabajos han estado a menudo en rela- método y sistema propios, distintos de las demás disciplinas, y por último la
ción con los del I CTOP, dedicado a la formación de profesionales de museos. existencia de una base social en la que se sustenta su reconocimiento (Mü-
En un principio, desde este otro comité se reaccionó un tanto a la defensiva, 1ler-Straten, 2007). Por otro lado, a pesar de que I COFOM no toma decisio-
sobre todo por parte de George-Henri Riviere y Giljam Dusee - el primer nes oficiales, ni siquiera sobre definiciones museológicas, gracias sobre todo
director de la Reinwardt Academie•- quienes, en un encuentro común orga- .1 la insistencia del polaco Wojciech Gluzinski, quedaría claro que, aunque
nizado por ambas comisiones en Leicester en 1978, lanzaron irritados repro- en algunos países se emplease el nombre de museólogos para los trabajadores
ches a los colegas del I COFOM (según las memorias de Sofka, 1995: 14-15). de museos, ese término debía reservarse para los teóricos, siendo la mu-
seología esencialmente la teorización sobre museos. En esa línea desarrolló
• 0 Institución universitaria holandesa, originalmente fundada por el Ayuntamiento de Leiden
Stránsey, al frente de los museólogos de Brno, su concepto de metamuseo-
en 1976, que le dio ese nombre en honor del botánico y muse6logo Caspar Reinwardt. logía o museología filosófica.

[60] [61]
También hubo muchos debates filosóficos sobre la noción de museo, que checo represaliado tras la Primavera de Praga que había conseguido escapar
muchos teóricos consideraban un concepto burgués obsoleto, y quisieron .1 Suecia como refugiado político, obteniendo la nacionalidad en 1976. Otra
ampliarlo para extender su atención al territorio fuera del museo, a la cultura periodización ha sido propuesta por el croata Ivo Maroevic, según el cual 1co-
material, a la realidad humana en general, dando lugar a terminologías nuevas f'O M alcanzó su plenitud tras los congresos de Varsovia de 1978 sobre « Posi-
como musealia, favorito de Maroevic, o musealidad propuesto por Stránskj bilidades y límites de la investigación en museos», y el de 1979 en Torgiano
y Waidacher (Waidacher, 1993), que años después desembocarían en otros sobre « Aspectos sociológicos o ecológicos de la colaboración de las activi-
como patrimoniología. Estas cuestiones conceptuales estaban muy en boga dades en museos con otras instituciones relacionadas» , cuyas actas fueron
por influencia de la semiótica y del estructuralismoj pero el ICOFOM fracasó inmediatamente publicadas en Brno a cargo de Jan Jelínek y Vera Slanáj pero
en su objetivo inicial de preparar un diccionario de términos museológicos, entró en cierta crisis tras el fracaso del que tuvo lugar en México en 19.80,
un propósito que finalmente acabó materializándose años después gracias cuando solo llegaron a p resentarse unas pocas ponencias sobre el tema pre-
a los colegas del comité internacional para la documentación, cmoc (Éri y visto, « La sistemática y sistemas en museología» (Maroevic y Edson, 1998:
Végh, 1986). 86-87). Por otra parte, en opinión de la brasileña Suely Moraes Cerávolo, la
Con todo, hay que reconocer el mérito de quienes fueron construyendo historia de este comité está pautada por la sucesion de reuniones científicas
un corpus teórico a partir de lo que hasta entonces había sido una desigual t)ue ha ido organizando, y las publicaciones5 derivadas de las mismas, Museo-
y dispersa producción museológica, que rara vez se difundía más allá de las logical Working Papers - MuWoP, con dos volúmnes publicados en 1981 y
áreas culturales de cada país. Superando barreras idiomáticas y políticas 1co- 1982- e ICOFOM Study Series, a partir de 1983 (Cerávolo, 2004: 243).
FOM empezó a construir de verdad la conciencia de una comunidad científica No parece muy alejado de todas estas propuestas señalar un punto de in-
internacional, que se reunía p eriódicamente para debatir sobre museos y mu- fl exión después de 1982, lo que resulta particularmente apropiado desde la
seología. Otra cosa es que esas reuniniones científicas fueran de gran utilidad, perspectiva general de la historia de la museología mundial, pues en la reu-
pues sus publicaciones eran tan modestas y de escasa tirada que solo a partir nión del I COFOM celebrada al año siguiente en Londres sobre « Museos, terri-
de su rediente edición digital han empezado a ser ampliamente conocidas. La to rio, sociedad: nuevas prácticas, nuevas tendencias» , este comité acogería la
prueba es que durante decenios no tuvieron ningún impacto en la bibliografía idea de ecomuseo. Fue a partir de esa apertura a las novedades surgidas entre
museológica, pues solo citaban las actas del ICOFOM unos pocos miembros museólogos francófonos y latinoamericanos cuando empezó a diluirse el pro-
especialmente motivados, que asistían a casi todas sus reuniones. Los demás, t.1gonismo de los teóricos de países de Europa del Este, conforme se fueron
incluso cuando se animaban a participar en algún seminario o conferencia, ' u mando cada vez más participantes de otros países del mundo.
solían desconocer lo tratado en las anteriores, así que durante años la museo-
logía parecía una disciplina en permanente reinvención: en cada simposio o
conferencia se producían nuevos discursos, pero no estaban construidos a
partir de lo argüido anteriormente.
Así lo argumentó el holandés Peter van Mensch, al estudiar en su tesis doc-
toral la evolución inicial del ICOFOM, en la cual distinguió dos etapas, mar-
cadas por las poderosas personalidades de sus respectivos líderes (Mensch,
1992): una primera entre 1977 y 1982, durante la presidencia del checo Jan
Jelínek y vicepresidencia del ruso Avraam Razgon, seguida de otra de afianza- ' Institución universitaria holandesa, originalmente fundada por el Ayuntamiento de Leiden
miento durante la presidencia entre 1983 y 1989 de Vinos Sofka, museólogo "" 1976, q ue le dio ese nombre en honor del botánico y museólogo Caspar Reinwardt.

[62] [63]
6

La nouvelle muséologie y su impacto

--·-
LA MUSÉOLOGIE Ecomuseos y nueva museología, eslóganes reivindicativos del MNES
Georges Henri Riviere y elMINOM

Museología es un nombre que, desde que empezó a ser empleado, ha ido


acompañado de todo tipo de adjetivos, incluido el calificativo de nueva, y de
hecho se han rastreado lejanos precedentes en varios idiomas de la locución
nueva museología, que sigue siendo utilizada por muchos hablantes sin un
significado concreto. Pero en sentido estricto es una expresión que d esigna
desde 1980 a una corriente denominada por el museólogo francés André
Desvallées nouvelle muséologie en la voz correspondiente de la Enciclopedia
Universalis publicada aquel año, refiriéndose a las novedades que se habían
producido en la comunicación museística con el público y a la reciente mul-
tiplicación de ecomuseos.
Este tipología museística ha sido siempre el caballo de batalla favorito de
los seguidores de Georges-Henri Riviere y Hugues d e Varine-Bohan, impul-
sores en Francia y en otros países de una innovadora forma de museo en la
cual ya no hay un edificio, sino un territorio-museo, ya no se centra la atención
Cubierta del libro La muséologie selon Georges-Henri Riviere,
en una colección sino en todo un ecosistema humano -incluyendo elemen-
publicado en 1989
tos de cultura material pero también inmaterial, como cantos1 bailes y tradi-
ciones locales- y en lugar de unos facultativos de museos trabajando ocultos
Ideas principales
al público, es la propia comunidad la que autogestiona el funcionamiento del
• En los años ochenta del siglo xx se acuña en Francia el término nouvelle muséo-
museo, involucrando activamente a los visitantes y locales. Se trata d e un fe-
logie por parte de algunos inconformistas que reivindican innovadoras experien-
cias como los ecomuseos y una renovación en la comunicación con la sociedad. nómeno histórico fascinante, respecto al cual existe muchísima bibliografía,
• La corriente también se extiende internacionalmente a través del MINOM, sobre pero que a primera vista no parecería justificar un nuevo paradigma teórico.
todo a otros países europeos del área cultural de influencia francesa, al Canadá Ciertamente la idea del ecomuseo tenía detrás una filosofía vital, un cambio
francófono y a Latinoamérica. en la concepción de la museología1 que dejaría de estar centrada en el estudio
• Surgen controversias sobre el uso y concepto de nueva museología, cuyo impacto del museo para focalizar su atención en la comunidad , siendo el m useo un
general todavía está por calibrar. campo de interacción con ella. Pero esto bien podía haberse vinculado con
Resumen las aspiraciones de Stránskj por ampliar la disciplina museológica más allá
Aunque los primeros ecomuseos habían nacido en los años setenta, sus adalides for- del museo -para lo cual había propuesto el concepto de musealidad- y sus
mulan la reivindicación de una nueva museología en los años ochenta. Inicialmente reivindicaciones para la sociedad, que entonces tenían tanto predicamento
el 1COFOM se les muestra relucante y el ICOM les deniega la creación de un comité po r influencia del pensamiento marxista.
internacional de museos comunitarios; pero pronto llegan a constituir una co- Ahora bien, por más que ideológicamente Georges-Henri Riviere y sus
rriente museológica que se convirte en mainstream. No llegan a publicar elaborados ~cguidores fueran progresistas, se veían sobre todo como activistas creciente-
tratados teóricos, y aún no existe una compilación verdaderamente representativa
111ente distanciados de los teóricos de Europa del Este. Tras sembrar la agita-
de sus textos; pero ningún otro episodio en la historia de la museología ha dado
tanto que hablar, suscitando innumerables artículos y libros en torno al tema.
[67)
ción en el seno de ICOFOM durante las convulsas reuniones de México y París ICOM cometió la torpeza de no aceptar esta justa petición, que habría otor-
en 1980 y 1982, parecía llegado su momento triunfal en la de Londres del año gado a los adeptos de este tipo de museos un foro equivalente a los de otras
siguiente, dedicada a ecomuseos y nueva museología. En el ínterin, incluso especialidades.
se creó en agosto de 1982 una asociación significativamente denominada Desairados, no les quedó otra opción que seguir la otra vía propuesta en la
Muséologie Nouvelle et Expérimentation Sociale (MNES), a iniciativa de una Declaración de Quebec, que era organizarse como una federación que uniese
facción de miembros contestatarios de la Association Générale des Conser- a sus partidarios de ambos lados del Atlántico. Así pues, durante el II Atelier
vateurs des Collections Publiques de France, liderados por Évelyne Leha- Lnternational-Musées Locaux/ Nouvelle Muséologie celebrado en Lisboa en
lleJ entonces conservadora del Musée d'Histoire de Marsella. Pero cuando noviembre de 1985 se creó el Mouvement lnternational pour une Nouvelle
el ecomuseólogo canadiense Pierre Mayrand propuso en la capital británica Muséologie (MINOM), presidido por Pierre Mayrand, a partir de tres orga-
que el ICOFOM formase un grupo de trabajo permanente sobre museología nizaciones preexistentes: la citada agrupación francesa Museología Nueva y
comunitaria, el nuevo equipo directivo presidido por Vinos Sofka, queriendo Experimentación Social, la Asociación de Ecomuseos de Québec y la belga
aunar fuerzas entre los teóricos, en un momento en que la museología estaba Asociación del Ecomuseo Experimental de Walonia-Bruselas. Afortunada-
asentándose como ciencia, le propuso a Mayrand que mejor organizase un mente, el MINOM sería reconocido como organización afiliada por el ICOM
taller sobre el tema al año siguiente. (cuyas siglas, o las de sus comités, están todas en inglés; pero en este caso
Lo cierto es que en 1984 no llegó a celebrarse ese taller del ICOFOM en se mantuvo una designación en francés, lengua dominante entre los neomu-
Canadá, sino que tuvo lugar en Leiden y sobre cuestiones de coleccionismo¡ seólogos). Y aunque Pierre Mayrand abandonó I COFOM, permanecieron en
pero Mayrand no se echó atrás, y con excusa de un homenaje a Georges- él muchos miembros del MINOM, incluyendo primeras figuras como André
Henri Riviere organizó una gran reunión de sus seguidores del 8 al 13 de oc- Desvallées y Mathilde Bellaigue. De hecho, en la reunión anual del ICOFOM
tubre en el Ecomussée de la Haute Beauce ( Qµebec), el I Atelier Internatio- organizada en Zagreb en 1985 algo se trató sobre ecomuseos, que ya fueron
nal Ecomusées/ Nouvelle Muséologie. El tema se debatió en profundidad, en el tema estrella en la siguiente, celebrada en 1986 en Buenos Aires, sobre mu-
grupos de trabajo y sesiones plenarias, en las que se relacionó a los ecomuseos scología e identidad.
con los museos al aire libre escandinavos y con los británicos de arqueología Por su parte el MINOM siguió focalizando sus propias reuniones en los eco-
industrial del tipo Beamish, pero sobre todo con los museos de barrio y mu- rnuseos, a pesar de las advertencias del inventor de ese término, Hugues de
seos comunitarios americanos, así que no fue casual que el recuerdo de la Varine, que avisó del riesgo de identificarse tanto con una palabra de moda,
Mesa Redonda de Santiago de Chile de 1972, en la que se había propugnado l' ll su discurso inagural del III Atelier International - Traditions et Perspecti-
la idea del museo territorial, encabezase la llamada Declaración de Quebec, vcs Nordiques: De Musée de Plein-Air a l'Écomusée, Les Minorités de Ré-
aprobada en la clausura. ¡.tio ns Artiques, celebrado en septiembre de 1986 en Toten (Noruega). Poco
Esta declaración no fue aprobada en la primera lectura que se hizo en se- ·' poco, fueron abriéndola a otras experiencias museísticas territoriales ensa-
sión plenaria, por las disensiones de quienes aspiraban a extender la nueva y.idas por otros entusiastas de diferentes áreas culturales; pero la estrecha sin-
museología a otras formas museísticas (Arauja y Bruno, 1995: 41 27). Pero 1onía entre los militantes seguiría basándose en su autoidentificación como
más que una nueva museología aplicable en general, la mayoría propugnaba 1.1111aradas renovadores del establishment, y experimentaban sentimientos
nuevas prácticas museísticas territoriales denominadas en francés musée de 1•111:ontrados conforme iban alcanzando cotas de poder. Pronto encontraron
si te, por lo que surgió la curiosa petición de plantear a la vez al !COMOS (Inter- 1 om pañeros de filas incluso entre los responsables de grandes museos insti-

national Council ofMonuments and Sites) y al ICOM la creción de un comité 111lionales, como Pierre Gaudibert, director del Musée d'.Art Moderne de la
internacional para esta especialidad. Quizá por esta falta de concreción, el Villc de Paris, quien habló en plural de « nuevas museologías e ideologías»

[68] [69]
en el IV Atelier International - Les Enjeux Idéologiques de la Nouvelle Mu- viere publicaron póstumamente su manual de museología, demostraron gran
séologie: Des Théories aux Pratiques celebrado en octubre 1987 en Molinos respeto por otras escuelas museológicas, cuyas publicaciones eran generosa-
(Teruel) y Sos del Rey Católico (Zaragoza) . mente citadas en el epílogo y bibliografía final.
En cambio, no supieron ver los muchos puntos en común que con ellos te-
nían los autores del libro colectivo The New Museology, compilado por el pro-
La onda expansiva de la nueva ola museológica fesor Peter Verga en 1989. Allí figuraba una buena representación de los his-
toriadores universitarios británicos progresistas, com o el propio Peter Verga,
La referencia a la nueva museología como una pluralidad de corrientes ya Stephen Bann y Ludmilla Jordanova, junto con profesionales de museos
había estado presente en el francés MNES, al editar en 1985 el libro colectivo como Philip Wright o Nick Merriman, cuyos artículos eran una apelación a
Nouvelles muséologies, compilado por Alain Nicolas. Ese mismo año apareció centrar la atención en los visitantes-usuarios. Pero no hablaban de· ecomu-
el análisis filosófico y psicológico del museo tradicional realizado por Bernard seos. Y, aún peor, solo citaban bibliografía en inglés -defecto por desgracia
Deloche, profesor de la Universidad Jean-Moulin de Lyon, en su libro Museo- harto habitual en el Reino Unido- , sin mencionar siquiera fuera de pasada a
logica. Contradictions et logique du musée, que gozó de las simpatías del MNES, los adalides de la nouvelle muséologie.
pues asumieron su reedición cuatro años más tarde. La justa indignación de quienes sintieron que de forma oportunista les ha-
En cambio, no ha habido una equivalente labor editorial en el MINOM, una bían arrebatado un estandarte para convertirlo en eslogan atractivo de un li-
asociación que ha puesto en contacto gran diversidad de iniciativas prácticas bro superventas tuvo al menos el efecto positivo de provocar a André D esva-
surgidas en diferentes contextos culturales; pero hasta h ace poco apenas ha llées, que había sido asistente de Georges-H enri Riviere en el Musée National
producido bibliografía museológica. Sus reuniones suelen terminar con una des Arts et Traditions Populaires, la co1Úección de la verdadera «biblia» neo-
« declaración» manifiesto difundido a la sociedad, sin que las ponencias y de- museológica, poéticamente titulada - quizá en homenaje a la nouvelle vague
liberaciones hayan dado lugar a publicaciones conjuntas.' Estas aportaciones de la cinematografía francesa- Vagues: Une anthologie de la nouvelle muséo-
más bien han llegado desde otras instancias académicas. logie, cuyo primer volumen, publicado en 1992, era una suerte de « Antiguo
Ya en 1985 se instituía un curso de segundo ciclo sobre nueva museología Testamento» compuesto por textos de los años setenta y sesenta o incluso
en la Université du Qµébec aMontréal (uQAM); aunque curiosamente no fue anteriores, escritos por autores venerados como predecesores y pioneros;
allí, ni en ninguna universidad francesa donde surgió la primera tesis docto- mientras que el segundo, publicado en 1994, recogía textos de los apóstoles
ral sobre el tema, sino en la de Hamburgo, presentada en 1988 por Andrea más recientes -franceses sobre todo, aunque no exclusivamente-, entre los
Hauenschild y publicada al año siguiente por el Ubersee-Museum Bremen cuales obviamente no figuraba ninguno de los autores del evangelio « apó-
con el título NeueMuseologie: Anspruch und Wirklichkeit anhand vergleichender crifo» de la nueva museología editado por Peter Verga.
Fallstudien in Kanada, USA und Mexico (Nueva museología: ambiciones y rea- Por desgracia, los promotores incurrían a su vez en un parecido chovinismo
lidad sob re la base de estudios comparativos de caso en Canadá, Estados Uni- cultural, pues no había en Vagues textos de museólogos hispanohablantes o
dos y México).2 Esta alemana establecida en Montreal siempre es citada con lusófonos, a pesar de constituir una parte muy importante en la militancia del
estima por los adeptos del MINOM, que luego han apadrinado muchos otros MINOM, especialmente en Latinoamérica (Candido, 2003; Decarollis, 2006).
trabajos académicos. Y cuando en 1989 los discípulos de Georges-Henri Ri- Curiosamente, sería en esos lares donde más apasionadamente se habría de
1 Aunque en ICOFOM hablen a m enudo de MuWoP e ISS como publicaciones periódicas, no
mantener viva la llama de la nueva museología, gracias a la influencia que si-
tienen ISSN sino I SBN, por Jo que se trata de colecciones editoriales de libros. gue teniendo en focos tan prolíficos como la Universidad del Estado de Río
2 Versión en inglés descargable en <http://museumstudies.si.edu/ claims2000.htm>. de Janeiro, la UMSA de Buenos Aires y sobre todo la Universidade Lusófona

[70] [71]
de Humanidades e Tecnologías en Lisboa, donde en 1993 el profesor Mário tas también sería la trayectoria de Peter Davis, profesor de la Universidad
Canova Moutinho creó el Centro de Estudos de Socio-Museologia. También de Newcastle, autor del libro Ecomuseums: A Sense of Place, cuya primera
en las universidades españolas fueron fans de la nueva museología muchos edición data de 1999.
profesores pioneros en los primeros posgrados de museología, como Iñaki Así pues, muchas primeras figuras del I COFOM u otros teóricos han coin-
Díaz Balerdi, que editó en 1994 el volumen Miscelánea museológica, o Fran- cidido también en el deseo de ampliar el concepto de museo para aplicarlo al
cisca Hernández, que culminó en los ecomuseos su excelente libro de 1998 El patrimonio de puertas afuera expresado por los activistas del MINOM. Al fin
museo como espacio de comunicación, o Luis Alonso, autor del conocido librito y al cabo, la nueva museología no fue tanto una reacción contra esos museó-
de 1999 Introducción a la nueva museología. Paradójicamente en las univer- logos, sino contra los mandarines de los grandes museos y su inmovilismo,
sidades francesas no hubo tantos conversos, aunque ciertamente el ideal de de ahí su insistencia en la vocación social del museo y los nuevos tipos 'de
comunidad participativa impulsó los estudios de público del profesor Jean museos, especialmente los ecomuseos. Con todo, no puede decirse que los
Davallon, fundador del Centre d'Étude et de Recherche sur les Expositions et neomuseólogos hayan sido demasiado permeables a la influencia de otros
les Musées (CEREM) en la UniversidadJean Monnet de Saint-Étienne, y luego teóricos, sino que han continuado centrando preeminentemente su atención
catedrático de sociología en la Universidad de Aviñón. en los ecomuseos y museos comunitarios, con lo cual se han autorrelegado
En general, en todo el mundo, se vivía entonces un apogeo sin prece- a un papel bastante marginal en el estudio global de los museos. Con más
dentes de la museología por la proferación de bibliografía y de docencia amplitud de miras, habrían podido inspirar en mayor medida las corrientes
universitaria, que directa o indirectamente se hacía eco muy a menudo de de nueva savia intelectual que han dado nuevo auge a esta disciplina en vís-
los planteamientos sociales reivindicados por los neomuseólogos. Pero peras del cambio de milenio. En todo caso, su impulso a museos cuya escala
ninguno de ellos llegó a gozar de la autoridad mundial otrora ejercida por y prácticas estén más adaptados al territorio y poblaciones locales, así como
Riviere, y a su muerte los cursos de museología apoyados por la Unesco su reivindicación de una museología orientada hacia la comunidad, que des-
fueron, desde 1986 a 1998, los de la International Summer School of Mu- pués han llamado también museología comunitaria o sociomuseología, siguen
seology en la Universidad Purkinje/ Masaryk de Brno. Su responsable, el vigentes e influyendo de manera muy considerable en la teoría y práctica en
profesor Zbynek Zbyslav Stráns!<y, consiguió además en 1994 un convenio la actualidad.
firmado por Federico Mayor Zaragoza para la cátedra Unesco de Museolo-
gía, que ocho años después pasaría al profesor Jan Dolák. Este último, en
sus estudios sobre ecomuseología, o sobre museos y minorías, se ha mos-
trado muy receptivo al discurso neomuseológico, y todavía más el croata
Tomislav Sola, catedrático de museología en la Universidad de Zagreb,
quien fue alumno de los cursos de Riviere en París antes de presentar en
1986 su tesis doctoral sobre el « museo total» , que es una crítica del museo
tradicional (Sola, 1997). Por su parte, también el belga Fran~ois Mairesse,
que desarrolla en universidades francesas su carrera docente, se ha acercado
con simpatía a la nouvelle muséologie; pero abriendo también sus perspec-
tivas a otras corrientes en libros como el significativamente titulado Pour
une réflexion globale sur le musée, de 1998, o el estupendo Le musée, temple
spectaculaire, del 2002. Y otro puente entre tradiciones museológicas distin-

[72) [73]
7

Otros modelos museológicos


en el cambio de milenio
La museología y el pensamiento posmoderno

Poco a poco en todas las áreas entró en crisis el discurso moderno y su faná-
tica exaltación de lo nuevo frente al pasado, del que solo se rescataban unos
pocos autores de épocas precedentes en la medida en que prefigurasen las
aportaciones recientes. La museología no podía ser una excepción, y bien po-
dría considerarse como un hito posmoderno la heterogénea visión de nuestra
disciplina mostrada por el profesor de museología de la Reinwardt Academy
Peter van Mensch, quien presentó en la Universidad de Zagreb su tesis doc-
toral, Towards a Methodology ofMuseology ( 1992). Pocos como él han sabido
mostrar la diversidad de pensamiento y tradiciones históricas de la museolo-
gía, incluyendo las corrientes más recientes, especialmente en Europa. Quizá
se podría citar como antecedente suyo, aunque centrada en el caso británico,
la tesis doctoral de Lynne Teather, Museology and Its Traditions The British
Experience, 1845-1945, presentada en el Department of Museum Studies de
Cubierta del libro colectivo Collectors: Expressions of Selj and
la Universidad de Leicester en 1984.
Otlier, editado por Anthony Shelton en el 2000 dentro de la serie
Contributions in Critical Museology & Material Culture Ha habido luego muchos otros doctorados en ese campus británico, con-
vertido en los años noventa en uno de los focos más importantes para la in-
Ideas principales vestigación y la teorización museológica, a menudo basada en lecturas de fi-
• La exaltación de to nuevo y la creencia utopista en los ecomuseos dieron paso, lósofos franceses posestructuralistas. Así, Roland Barthes o Jean Baudrillard
tras el fin de la modernidad, a otros discursos museológicos muy diversos. estaban muy presentes en el libro Museums Objects and Collections: A Cultural
• Algunos filósofos de ta posmodernidad influyeron en ~os estudios. sobre muse.os~ Study, que sigue siendo el más citado de Susan Pearce, catedrática directora
• En medios universitarios se ha reivindicado un cambio de paradigma, con d1f~ de aquel departamento cuando salió a la luz en 1992; mientras que el publi-
rentes nombres, entre ellos el de museologfa cr{tica. Su enunciación e influencia
cado ese mismo año por la profesora Eilean Hooper-Greenhill, Museums and
práctica están todavía en proceso.
the Shapping of Knowledge, aplicaba las teorías de Michel Foucault sobre el
Resumen control social de asilos, prisiones y hospitales. También siguió los pasos de
M chos han seguido hablando de « nueva» museología en los años noventa Yaún Foucault el profesor Tony Bennett en 1995, cuando trabajaba en la Open Uni-
enuel nuevo milenio, no siempre en el sentido original de la expresión ~r~ncesa, que versity y publicó su influyente libro The Birth aj the Museum. History, Theory,
en diferentes idiomas se usa en relación con otras como museolog{a critica;, aunque Politics. Y otra destacada especialista que también se ha hecho eco de las teo-
también ese epíteto ha surgido por emulación de apelat'.vos de ~oda, y esta por ver
rías posmodernas ha sido Sharon Macdonald, profesora de la Universidad de
si con el tiempo se consolidará e indicará una significación precisa.
La cultura posmoderna ha sido un destello fugaz en muchos campos'. pero al me-
Manchester muy interesada en cuestiones de género e identidad, que en 1998
nos en filosofía sí continúa inspirando a grandes ensayistas, entre ellos importantes dio a conocer uno de sus libros de mayor impacto, The Politics ajDisplay.
teóricos sobre museos. Sobre todo en Europa, donde incluso se han retomado ar- Curisosamente, en Francia ha sido menor el impacto museológico de es-
gumentos de las veteranas escuelas museológicas de la Europa del Este. Pero al o~o tas teorías, salvo el caso especial de Jean-Louis Déotte, profesor en la Uni-
lado del Atlántico insisten en que, además de retroalimentarse con otras ~eonas, versidad de París 8, Saint Denis, donde defendió en 1990 su tesis doctoral
la museología - con el calificativo que le demos- debe sobre todo analizar los
museos e influir en sus prácticas. [77)
Le passage du musée, dirigida por Jean-Fram;:ois Lyotard, a partir de la cual Scharer, director del Alimentarium-Musée de l'.Alimentation en Vevey y fun-
publicó primeramente el libro Le musée, l'origine de l'esthétique en 1993, y al dador del diploma de posgrado en museología de la Universidad de Basilea
año siguiente Oubliez ! Les ruines, l'Europe, le musée. En cambio el pensador y quien fue presidente de ICOFOM de 1993 a 1998. Siempre ha combinado l~
sociólogo alemán Jürgen Habermas ha deslumbrado a bastantes museólogos semiótica y las teorías posmodernas con sus conocimientos prácticos, como
franceses. Buena prueba de ello fue el libro Les musées a la lumiere de l'espace puede comprobarse en sus numerosos artículos en diferentes idiomas, y so-
public. Histoire, évolution, enjeux, publicado en 1999 por Paul Rasse, profesor bre todo en su libro del 2003 DieAusstellung. Theorie und Exempel (La exposi-
de la Universidad de Niza¡ aunque el punto culminante sería el libro Musée et ción. Teoría y ejemplos). Otra autoridad en semiótica con gran predicamento
muséologie del profesor en la Universidad de París I Dorninique Poulot, quien internacional en la bibliografía museológica, así como entre historiadores del
traza una historia de los museos desde el punto de vista de su cambiante con- arte y la literatura, es Mieke Bal, directora del Instituto de Estudios Cultural~s
cepción pública, culminando con un repaso a la evolución de la configuración de Amsterdam, autora en 1996 del libro Double Exposures: The Subject of Cul-
de la «musealidad» desde la posguerra a la escuela de Fráncfort. tural Analysis. Y otros muchos teóricos europeos podrían ser citados, aunque
Esta última, como no podía ser de otra manera, ha influido en el pensa- ta~~ién hay entre ellos quienes desconfían de la pura museología teórica,
miento sobre museos en alemán. Por ejemplo en el libro colectivo de 1988 re1vmdicando un anális crítico de los museos más vinculado a la práctica, con
Museum als soziales Gediichtnis ?: kritische Beitriige zu Museumswissenschaft und voluntad de influir en ella (Baur, 2010).
Museumspiidagogik (¿Museo como memoria social?: aportaciones críticas a la
ciencia y pedagogía del museo), cuyo coordinador editorial fue el museólogo
e historiador del arte vienés Gottfried Fliedl, quien cuatro años más tarde La museología crítica, una corriente teórica y práctica
publicó otro libro de autoría múltiple: Erziihlen, Erinnern, Veranschaulichen.
Theoretisches zur Museums- und Ausstellungskommunikation (Contar, recordar, Ha sido principalmente en universidades norteamericanas donde se ha de-
demostrar. Teórica para la comunicación museal y expositiva). Por su parte, sarrollado la llamada museología crítica, dedicada al análisis de los museos
Ulrich Weisner llevaría a cabo una evolución desde la teoría de los sistemas a pero con la voluntad de producir impacto en la praxis: la representación de
la reflexión sobre los museos y la esfera pública, que inspiró los artículos reco- las culturas minoritarias o periféricas, la impugnación de discursos colonia-
gidos en su libro de 1991 Museumsarbeit. También cabe citar en este contexto 1istas, la propuesta de museografías interactivas, etcétera. El nombre surgió
algunos de los textos de Gottfried Korff, profesor de ciencias de la cultura en un contexto de renovación de muchos campos del saber con estandartes
en la Universidad de Tubinga, recogidos en la antología editada en el 2002 p~r~cidos como la critical anthropolog)IJ critical archaeolg)IJ critica[ history ofar~
por Martina Eberspacher: Museumsdinge : deponieren - exponieren (Cosas de crrt1cal pedagogy u otras nomenclaturas similares, de la misma manera que la
museo: depositar - exponer). Pero las in.fluencias teóricas pueden ser de ida denominación nueva museología era también muy típica de su época. Pero re-
y vuelta, de manera que algunos museólogos alemanes se basan sobre todo cuérdese que en inglés la expresión new museology no equivalía exactamente
en pensadores franceses¡ así, las teorías de Gilles Deleuze fueron la base de .1 la ~o~velle muséologie francesa, sino que entró a formar parte de un campo
la tesis doctoral de Eva Sturm, profesora de museología y teoría del arte con- ~cmantico en el que se fueron añadiendo otras como rejlexive museology, cri-
temporáneo en la Universidad de Oldemburg, autora del libro publicado en 1teal museology, transformational museology, etcétera. Sigue habiendo mucha
1991 Konservierte Welt. Museum und Musealisierung (Mundo enlatado. Museo lonfusión terminológica y está por ver qué etiqueta pone a nuestro tiempo
y musealización). l.1 posteridad.
Fuera del ámbito germanoparlante, los teóricos citados en el párrafo an- En todo caso, las corrientes actuales están muy emparentadas con las an-
terior han tenido escasa influencia; pero no es el caso del suizo Martín R. 1criores, y de hecho autores como Peter van Mensch suelen nombrar con-

[78) [79)
juntamente « nueva museología y museología crítica » como un binomio nueva museología se extendió en el mundo francófono y su área de influen-
indisoluble. Efectivamente, los museólogos críticos son en muchos sentidos cia cultural, la museología crítica ha surgido en la cultura anglosajona. Entre
continuadores de los neomuseólogos, siendo el fin social de los museos prio- los hispanohablantes, tan ligados tradicionalmente a la influencia cultural
ritario para ambos grupos. Pero mientras unos se habían centrado en museos francesa, esta corriente aún no ha adquirido mucho predicamento, a pesar
surgidos de la participación comunitaria, sin prestar demasiada atención a los de algunos precedentes lejanos/ y de la publicación de libros con ese título
grandes museos institucionales, estos últimos están en el punto de mira de (Lorente y Almazán, 2003; Santacana y Hernández, 2006). Un hito impor-
la museología crítica: inquiriendo qué, quien y cómo aparece representado tante ha sido el I Simposio Internacional sobre Museología Crítica, organi-
(actitud apodada como « crítica representacional» en Macdonald, 2006: 3), zado en junio del 2011 por el Museo del Patrimonio Municipal de Málaga,
apuntando a cuestiones de clase, de género, multiculturalidad, que no han cuya revista Museo y Territorio ha editado las actas ( Sauret y Lorente, 20 I l).
dejado de tener efectos prácticos, como la devolución de materiales a los En la ponencia inaugural María Bolaños, autora de una excelente Hisforia de
pueblos aborígenes. Hay también diferencias disciplinares, pues los adeptos los museos en España publicada en 1997 (con reedición ampliada en el 2008),
de la nueva museología surgieron sobre todo entre expertos en etnología, lamenta nuestra « resistencia a la teoría» y aboga por museos que critiquen
mientras que en las filas de los museólogos críticos abundan los historiadores su propio saber y renuncien al dogmatismo del « esto fue así» . Otro de los
del arte, entre los cuales merece la pena destacar a los estadounidenses Carol participantes fue el profesor Osear Navarro Rojas, coordinador de la Maes-
Duncan, Allan Wallach, Jo-Anne Berelowitz o Maurice Berger. 1 Pero justo es tría Virtual en Museología de la Escuela de Sociología de la Universidad Na-
reconocer junto a ellos los nombres de muchos colegas de otras disciplinas cional en Heredia (Costa Rica), para quien la museología crítica tendría por
como la antropología, con los norteam ericanos Ivan Karp y Steven Lavine, objetivo que « el visitante sea confrontado con los dilemas de la sociedad
la canadiense Shelley Ruth Butler (2000) o, sobre todo, los británicos Mary contemporánea a través de los ojos de la historia y la memoria crítica y con
Bouquet y Anthony Alan Shelton, quien ha sido uno de los más entusiastas una perspectiva ética. Los museos deben confrontar la controversia y hacerla
paladines europeos de la museología crítica (Shelton, 2001), tanto como explícita» (Navarro, 2006).
facultativo de museos - cuando dirigía el Horniman Museum de Londres Efectivamente, en lugar de presentar cosas y discursos de forma unívoca
fundó la serie editorial Contributions in Critica! Museology and Material e impersonal, con el aire paternalista con el que se dirige uno a personas in-
Culture- como en su carrera académica, primero en la Universidad de Sus- maduras a quienes conviene adoctrinar con axiomas simples, los museos han
sex -donde creó un máster en critica! museology-, luego en la de Coímbra de aprender a vehicular los cuestionamientos e interrogantes que surgen en
(Portugal) y ahora en la de Columbia Británica (Canadá), donde dirige el cada área del saber. Por eso, una reivindicación fundamental de la museolo-
Museum of Anthropology. gía crítica debería ser que las explicaciones, cartelas y paneles de museos y
Ahora bien, más que las divisiones disciplinares, quizá hayan influido en exposiciones aparezcan firmados, para acabar con los tradicionales discursos
la diferenciación terminológica aquí abordada las fronteras culturales. Si la institucionales anónimos (Holo y Álvarez, 2011 : 58, 78). Y también han de
1
Aunque, com o caso excepcional, cabe citar también el ejemplo pionero de un francés, Mau-
dar la palabra los museos a otras voces, como hace el MoMA neoyorquino en
rice Besset, que fue uno de Jos primeros en reivindicar la denominación mu.seologfa crítica (Bessset, su audioguía Voices1 en la que no solo oímos al propio director, sino también
1992). Seguramente la extensión de esta etiqueta se produjo por contagio de la critica/ liistory of
2
art, cuyos principales portaestandartes son autores como Caro! Duncan, Stephen F. Eisenman, o El curador y teórico argentino Jorge Glusberg, al explicar su con cepto de museos « fríos » y
Linda Nochlin, por ejemplo; aunque también pasa por serlo el catedrático de la Universidad de « calientes», escribía hace treinta años: « La participación y la construcción de museos fríos implica
California-Los Ángeles Donald Preziosi, quien curiosamente prefirió utilizar el circunloquio cri- una transformación de las relaciones sociales y de los actores en una comunidad específica. La mu-
tica/ museum studies en una monumental compilación de textos de museología ( Preziosi y Farago, ~cología crítica no puede dejar de tener en cuenta aspectos que van más allá de una consideración
2004: 475). limitada a la descripción de los museos o centros de producción» (Glusberg, 1983: 12).

[80] [8 1]
a muchas otras personas que hablan de su obra favorita, desde críticos de arte posiciones actuales en comparación con otras, pasadas o presentes. Nunca
a personal auxiliar del museo¡ o como hace la Tate Britain con sus Listening está más justificada la pasión posmoderna por la autorreflexividad que en ca-
Points, donde uno puede descolgar un auricular para escuchar las interpreta- sos donde tan interesante o más que lo que se expone es el propio museo y
ciones que de ciertas obras hacen algunos ciudadanos, o sobre todo la Tate sus montajes o las elucubraciones que generan, de las cuales es bueno hacer
Modero con su proyecto The Bigger Picture, que propone en algunas obras de partícipe al público, para que sea consciente de que lo que ve se podía haber
su colección junto a las cartelas identificativas del museo otras firmadas por presentado de otra manera. Cada vez son más los museos que, por medio de
el músico Brian Eno, el escritor A. S. Byatt, etcétera. Pero aún más impactante fotos, mobiliario museístico antiguo o restituciones parciales, documentan la
es el caso del Vancouver Museum, en cuyas galerías sobre la vida en los años historia de la institución y de sus museografías históricas. Frente al fanatismo
cincuenta del siglo xx los visitantes son animados a añadir sus propios co- por lo nuevo, arrasando montajes que eran parte de la identidad de algunas
mentarios e historias en la pared con tal de que indiquen su nombre (Lorente, instituciones, se muestra al visitante que ha habido y hay muchas man·eras de
2011: 122). presentar las cosas. Del mismo modo, en los estudios sobre museos se están
Otra forma en la que se viene desarrollando en los museos esta partici- abandonando posturas sectarias, que pretendían hacer borrón y cuenta nueva
pación de voces y puntos de vista exógenos son las exposiciones o montajes sin interesarse por todo lo anterior o los que no fueran correligionarios. En
encargados a comisarios que ponen en solfa el discurso museístico habitual. este sentido, un manual de historia de la museología es también un producto
Mucho se ha escrito sobre la corrosiva exposición itinerante Mining the Mu- típico de la museología crítica, pues no deja de ser una metanarrativa, que re-
seum, montada por el artista Fred Wilson en 1992, paradigmática del discurso lativiza las convicciones y teorías presentes en comparación con las pretéritas,
crítico de tantos artistas como han cuestionado en nuestra época la autoridad y viceversa.
del museo (Corrin, 1994¡ Bernier, 2002¡ Belda y Marín, 2004). Pero los pro-
pios facultativos de museos también pueden hacer montajes museográficos
que plantean interrogantes: cabe destacar la sección antropológica instalada
desde 1990 en la galería 33 del Birmingham Museum, por los signos de in-
terrogación que presiden sus vitrinas, tanto en su exposición permanente
en la planta baja como en las temporales de la planta alta. Esta estrategia se
ha extendido ahora por muchos museos, cuyos rótulos interpelan con pre-
guntas, por ejemplo el parisino Quai Branly al presentar disyuntivas entre
esculturas europeas y africanas e inquerir « Antique ou primitif? Classique
ou premier?», o el barcelonés Museo de Historia de Cataluña, cuya sección
final muestra fotos a tamaño natural de catalanes famosos o desconocidos in-
terrogando al visitante: «Pero ¿gozamos de los mismos derechos? ¿Tenemos
las mismas oportunidades? ¿Estamos más satisfechos?» . Muchos museos
y exposiciones nos cuestionan a menudo sobre temas muy controvertidos,
desde la política al sexo, la religión o la violencia (Witcomb, 2003): es una
praxis de museografía crítica unida a la museología crítica.
Y esta simbiosis llega a su máxima expresión cuando el propio museo y la
museología se ponen, ellos mismos, en el punto de mira, relativizando sus

[82] [83]
8

Un mosaico de estudios, foros


y publicaciones sobre museos
Principales centros de estudios y sus publicaciones museológicas

Como en el pasado, hoy en día la mayoría de las enseñanzas museológicas


ofertadas en todo el mundo siguen estando prioritariamente enfocadas a la
formación profesional de futuros facultativos de museos. Por supuesto, en el
respectivo programa de estudios nunca faltan algunas consideraciones bási-
cas sobre terminología, teoría e historia de los museos; pero se trata habitual-
mente de una parte introductoria, tras la cual los alumnos pasan en seguida a
aprender cuestiones prácticas sobre conservación, documentación, didácÚca
u otras tareas museísticas. La oferta de este tipo de cursos es tan numerosa,
que resulta ya casi imposible ofrecer un panorama completo, pues queda-
ría en seguida desfasado, no solo por la concurrencia creciente de cursos en
universidades de todo el mundo, sino también porque a menudo se trata de
titulaciones que cada año pueden ponerse en marcha o no en función de la
existencia de suficientes alumnos inscritos o de otras vicisitudes. 1
Cubierta del primer número de la revista Museologia.pt, Lo más habitual es que sean títulos de posgrado enfocados a la capaci-
publicada por el Instituto Portugues dos Museus e da tación profesional, a los que acceden graduados que han cursado estudios
Conservas:ao desde el 2007
antropológicos, arqueológicos, artísticos, biológicos, históricos, etcétera.
Ideas principales Suelen culminar con un periodo de trabajo en prácticas autorizadas en al-
, Hoy en día hay un número creciente de cátedras, departa~en~os y centros de gún museo y/ o una tesis de maestría, que para muchos neófitos supone su
museología de diferentes universidades que realizan mvestigac1ones sobre mu- primera (y última) contribución a la museología propiamente dicha. Solo
seos, organizan reuniones científicas y publican libros o revistas sobre el tema. algunos continúan después investigando para elaborar una tesis doctoral so-
, También los museos y las autoridades de las que dependen llevan a cabo cursos,
bre algunos museos o aspectos museísticos. Bien pocas universidades ofertan
congresos e investigaciones museológicas y publican revistas o Libros especiali-
doctorados en museología; pero en programas de doctorado en historia del
zados.
Pero la mayor parte de la bibliografía sobre museos es producida por las aso- arte, antropología, sociología u otras áreas afines se defienden muchas tesis
ciaciones de expertos en museos o por editoriales privadas. Definitivamente, la sobre aspectos museísticos.
museología se ha abierto camino en la sociedad civil.
1 Cuando en 1967 se creó dentro del I COM el Comité Internacional para la Formación del Per-

Resumen sonal (1cTor), una de sus primeras tareas fue publicar un World Directory of Museology Courses
En el presente son muchas las actividades y publicaciones de museología,_ tantas y hasta el 2007 había un largo listado internacional de cursos en la web oficial del ICTOP, pero
que resulta imposible esbozar un completo panorama internacional¡ pero s1. e.orno lleva años retirado y está resultando muy laborioso actualizarlo, aunque se han comprometido a
muestra tomamos el caso de las revistas especializadas, se confirma que v1V1IDos hacerlo. Entre tanto, han dejado de actualizarse los directorios que en los años noventa todavía
un momento de auge, y además se constata que, como siempre, siguen siendo los publicaban editoriales como Mansell o Routledge (Woodhead y Stansfield, 1994; Edson, 1995,
muy completos sobre todo en lo concerniente a Estados Unidos de América, Canadá, Reino Unido
principales catalizadores de este desarrollo los centros unive~sitarios, los ~useos
o Australia). ¡Ya no se reeditan, ni siquiera en formato digital! Para lo concernjente a los estudios
0
autoridades de las que dependen y las asociaciones profesionales. Eso s1, cada superiores de museología en países de habla hjspana, remito al dosier de artículos que yo mismo he
vez son más importantes las iniciativas privadas, pues gracias a las ediciones elec- coordinado en el número 47 de la Revista de Museología (Lorente, 2010).
trónicas resulta ahora más fácil que nunca propagar mundialmente monografías o
revistas sobre museos.
[87]
Tampoco hay en el mundo muchas cátedras, departamentos o centros uni- ture & Musées, dando continuidad a la titulada Publics et musées, fundada por
versitarios con esa especialidad. Sigue siendo excepcional algún campus pio- Presses Universitaires de Lyon en 1992¡ aunque esta publicación semestral
n ero como la Universidad de Brno, cuyo Departamento de Museología tiene editada en papel y on line ( <http:/ / www.univ-avignon.fr/ fr/ documentation/
una cátedra Unesco de Museología y abundantes publicaciones, a las que ha culture-et-musees/ exemplaires-en -ligne.html>) casi parece una lujosa inicia-
añadido en el 2012 la revista Museologica Brunensia. O el D epartamento de tiva institucional, pues goza del apoyo financiero del Ministerio de Cultura y
Museología de la Universidad de Baroda, en la India, que desde 1965 publica de la región Provence-Alpes-Cóte d'Azur. Más típicamente universitaria, en
la revista Studies in Museology. O el Department of Museum Studies de la todos los sentidos, incluida cierta economía de medios, es la griega Museo-
Universidad de Leicester, que edita tantísimas publicaciones, incluyendo dos logy. In ternational Scientific ElectronicJournal, publicación on line del Departa-
revistas científicas, pues desde 1994 mantiene en papel -y ahora también mento de Tecnología Cultural y Comunicación en la Universidad del Eg~o,
en PDF- la Museological Review,, dedicada a sus estudiantes de doctorado, y que desde el 2004 edita semestralmente artículos en griego e inglés, y de vez
desde el 2003 la prestigiosa revista digital cuatrimestral Museum and Society en cuando en otros idiomas. Por su parte, el Departamento de Museología
( <http://www2.le.ac.uk/ departments/ museumstudies/museumsociety> ); de la Universidad de San Petersburgo edita desde el 2010, en papel y on line,
pero además difunde en su web muchas publicaciones digitales del Research la revista Bonpocb1 My3eoA02uu (Los problemas de la Museología), especia-
Centre for Museums and Galleries (RCMG), creado en 1999 como un spin-ojf lizada en historia y teoría de la museología ( <http: / / history.spbu.ru/ index.
que realiza informes e investigaciones sociales por encargo. También ofertan php?chpu=Voprosy_ museologii>).
estudios de museología a todos los niveles en el Institute of Archaeology del En el continente americano hay también ejemplos de todo tipo. El más
University College London, y desde 1996 publicitan sus investigaciones en el lujoso es de nuevo una revista francófona, la semestral Muséologies: Les cahiers
Journal of Conservation & Museum Studies (consultable en <http:/ / www.ucl. d'études supérieures, publicada semestralmente desde el 2006 por el programa
ac.uk/-ycrnw3c/JCMS> ). de estudios superiores en museología de la Faculté des Arts, Université du
En el resto de Europa, una de las más veternas es Reinwardt Studies in Mu- Q!lébec a Montréal para difundir, tanto en edición impresa como en versión
seology, publicada anualmente por la holandesa Reinwardt Academie desde digital gratuita ( <http:/ / museologies.org> ), las investigaciones de los estu-
1993. El mismo año nació también la acreditada NordiskMuseologi, publicada diantes de máster y doctorado de las universidades del Q!iebec y de profe-
semestralmente, con contenidos en danés, noruego, sueco e inglés, por una sionales o investigadores en general. Más sobrias son sus equivalentes esta-
red de institutos de investigación y departamentos universitarios de museo- dounidenses, como la que desde el 2006 publica en PDF el Museum Studies
logía de los países nórdicos (los números antiguos se pueden consultar en Program de la Universidad de Oklahoma para dar a conocer las investigacio-
<http:/ / www.nordisk.museologi.org> ). Y también en 1993 se creó la portu- nes de sus doctorandos, titulada CLS Journal ofMuseum Studies, que por ahora
guesa Cadernos de Sociomuseologia, una destacada revista científica editada carece de ISSN y no tiene periodicidad fija.
por el Centro de Estudos de Sociomuseologia de la Universidade Lusófona Por lo que respecta a las universidades latinoamericanas, en lo relativo a los
de Lisboa: todos sus contenidos son accesibles on line ( <http: / / revistas.ulu- estudios museológicos la gran potencia es Brasil y, dejando de lado el ilustre
sofona.pt/ index.php/ cadernosociomuseologia> ), siendo básicamente tra- precedente del Instituto de Museologia de la Universidade de Sao Paulo, que
bajos académicos de los alumnos de su máster y doctorado en museología· en 1989 fundó la efímera Revista de Museologia, el epicentro actualmente está
o de otros estudiosos, sobre todo militantes de una orientación sociológico- en Río de Janeiro, cuya Universidad Estatal imparte esta especialidad en to-
antropológica en línea con los legados museológicos del M INOM. Esta misma dos los niveles, y difunde muy bien esas investigaciones. Primero fundó la pu-
orientación prevalente tiene el doctorado internacional de museología de la blicación semestral Revista Eletronica Jovem Museologia: Estudos sobre Museus,
Universidad de Aviñón, que desde el 2003 publica la excelente revista Cul- Museologia e Patrimonio, publicación digital ( <http:/ / www.unirio.br/ jovem-

[88] [89]
museologia>), activa del 2006 hasta mediados del 2008, cuando le tomó el niales o museológicas. Entre los museos cabe destacar actualmente por sus
relevo la revista semestral Museo logia e Patrimonio editada por el Programa de actividades y publicaciones sobre museología el Museo de América, el Museo
Pós-Graduac;:ao em Museologia e Patrimonio de la misma universidad, inclu- de Bellas Artes de Murcia y el MUPAM de Málaga; pero a menudo la reflexión
yendo artículos en portugués y español, consultables gratis on line ( <http: / / museológica se coordina desde instancias administrativas superiores. Lo ha-
revistamuseologiaepatrimonio.mast.br> ). En cambio, México, que es otra cen los servicios de investigación y difusión del patrimonio de las comunida-
potencia latinoamericana en estos estudios, no tiene revistas digitales de mu- des autónomas, entre los que cabe destacar el de la Junta de Andalucía, que
seología, ni siquiera la de más reciente aparición, la semestral Intervención: edita varias revistas prestigiosas, entre las que se cuenta desde el 2003, con
Revista Internacional de Conservación, Restauración y Museología, que creó en periodicidad más o menos semestral, Mus-A. Revista de las instituciones del
el 2010 la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía patrimonio histórico de Andalucía (sus números menos recientes se pueden
del INA H (en cuya web solo se anuncian los contenidos del último número descargar en <http:/ / www.museosdeandalucia.es/ cultura/ museos> ). Y en
publicado (véase <http://www.encrym.edu.mx> ). la administración central es el caso de la Subdirección General de Museos Es-
En España no tenemos todavía en ningún campus ni cátedras, ni depar- tatales, que desde el 2004 edita la elegante revista Museos.es con periodicidad
tamentos, ni centros de museología con esa especialidad declarada, que no más o menos anual, difundida en papel y también totalmente accesible por
es reconocida oficialmente como área científica autónoma; aunque cada vez Internet ( <http:/ / www.mcu.es/ museos/ MC/ MES/ index.htrnl>).
haya más expertos promovidos con ese perfil a puestos de profesor o ca- Ha sido muy influyente este modelo español, donde se combinan la « pro-
tedrático, en la medida en que hay asignaturas o cursos con tal nombre en paganda» institucional con artículos de investigación museológica, pues a
muchísimos planes de estudios. Afortunadamente, son numerosos los equi- través de la red Ibermuseos u otros contactos ministeriales, ha servido de
pos de investigación especializados en historia de los museos, conservación, parangón para otras revistas similares en países afines al nuestro. Así en Mé-
estudios de público, difusión social, aplicación de nuevas tecnologías u otros xico, donde existía ya la prestigiosa Gaceta de Museos. Revista de la Coordi-
temas museológicos, sobre los que expertos universitarios españoles van nación Nacional de Exposiciones y Museos del INAH-CONACULTA, fundada en
produciendo un filón de artículos, libros, aportaciones a congresos nacio- 1996, en lugar de afianzarla dándole periodicidad más regular, algún alto
nales o internacionales, etcétera. Muchas de estas publicaciones han visto la cargo decidió hacerle la competencia creando otra segunda revista, pero
luz gracias a los servicios de publicaciones de nuestras universidades, que en con papel couché y fotos a todo color, así que en el 2004 nació M: Museos
buena medida son el cauce natural para trasladar al resto de la sociedad los de México y del mundo, también editada por el CONACULTA e I NAH, aunque
frutos de tesis doctorales, proyectos de investigación, actas de seminarios, ni sus contenidos ni su continuidad han sido mejores. Ese mismo año 2004
cursos de verano u otras iniciativas museológicas punteras surgidas en los empezó también a publicarse Musas. Revista Brasileira de Museus e Museo-
centros de estudios superiores españoles. Pero resulta llamativo que todavía logia, lujosamente editada por el D epartamento de Museus e Centros Cul-
no haya en España ninguna instancia universitaria que publique una serie turais, Instituto do Patrimonio Histórico e Artístico Nacional (se pueden
editorial específicamente dedicada a libros de museología o una revista con consultar los números antiguos agotados en <http:/ / www.museus.gov.br> ).
especialización museológica. Por su parte, la veterana Revista Museos1 editada anualmente por la Subdirec-
Más halagüeña es la situación en lo que se refiere a otras instancias insti- ción Nacional de Museos de Chile, desde el 2006 viviría una nueva época
tucionales, pues en España los museos están reconocidos como centros de de mejoras con excelente diseño y fotos a color (algunos números también
investigaciónn y algunos de ellos, o los servicios administrativos de los que se pueden descargar en PDF desde el portal <http:// www.dibam.cl> ). Por
dependen, realizan estudios, cursos y publicaciones, no solo relacionados con último, por no hacer la lista demasiado larga, en esta categoría cabe destacar
su especialidad científica respectiva, sino también con indagaciones patrimo- la portuguesa Museologia.pt, publicada por el Instituto dos Museos e da Con-

[90] [91]

- - ----- - -
servas;ao desde el 2007 con periodicidad anual, en papel couché con ilustra- de formación, congresos y publicaciones especializadas. Nunca han dejado
ciones en color. Otras muchas revistas institucionales sobre museos podrían de hacerlo, y si en 1990 estas sociedades eran responsables de casi cincuenta
citarse en nuestro entorno cultural, pero con carácter más divulgativo que revistas con tal especialización (según Gillette, 1990: 195), hoy en día hay
analítico, de manera que apenas deberían considerarse revistas de museolo- muchas m ás. Pero no siempre es fácil distinguir entre meros boletines de no-
gía, en el sentido estricto del término. ticias de actualidad e informaciones de interés y las revistas que apuntan más
Por supuesto, en los demás países también hay infinidad de revistas de alto, porque aspiran a ser vehículo científico de la investigación en museo-
novedades sobre museos editadas por otras administraciones; aunque solo logía, publicando artículos de estudio en profundidad, con cierta extensión,
merece la pena citar algunas que publican estudios y análisis con bibliografía, notas y bibliografía.
etcétera. Es el caso de veteranas revistas estatales como el Museumjournaal Lo habitual es que oferten en paralelo ambas cosas, como hace desde 1901
holandés, la danesa Museumsmagasinet, la polaca Muzealnictwo, la rusa Mup el Museums Journal, publicado mensualmente por la británica Museum Asso-
MY3e.R ( «El mundo del museo» , antes titulada « Museo Soviético» ), o el jour- ciation - la cual, además, analiza temas y casos de estudio considerados más
nal oj Indian Museums; pero la más antigua publicación institucional especia- por extenso en la publicación ocasional Museum Practice- 1 u otras revistas de
lizada en el tema aún activa, y que ha servido de modelo a todas las demás, es veteranas asociaciones nacionales, como la bimensual Museum News, órgano
la revista trimestral sobre museos dependiente de la Unesco: en 1948 se em- de expresión de la American Association of Museums desde 1924; Svenska
pezó a publicar en inglés y francés con el nombre de Museum, y desde 1993 se Museer, publicada trimestralmente desde 1932 por la asociación sueca¡ Mu-
llama Museum International, editándose también en árabe, chino y español,2 sées et Collections Publiques de France, editada trimestralmente desde 1955 por
además de las versiones en inglés y francés, que comercializa Blackwell Pu- la asociación francesa de conservadores de museos públicos¡ o la venerable
blishing. Esta naturaleza mixta institucional-privada la tiene ahora también Museumskunde, dependiente de la respectiva asociación alemana, en una
otra publicación veterana y con gran prestigio en el sector, Curator: The Mu- nueva serie operativa desde 1960; así como Museum.ch, editada desde 1967
seum Journal, cuyo número 1 fue publicado en enero de 1958 por el American por la asociación suiza; Museumleben, editada por la asociación flamenca
Museum of Natural History de Washington - un centro de la Smithsonian desde 1974; Museumvisie de la holandesa, desde 1976; Muse, que desde 1983
Institution- , y luego pasó a depender de la California Academy of Sciences edita trimestralmente su equivalente canadiense; la de la irlandesa, Museum
hasta el 2010, pero desde el número 53: 1 la publica la editorial Wiley-Blac- Ireland desde 1991; Neues Museum de la austriaca dede 1989, etcétera.
kwell, con nuevo diseño y maquetación. De este modo, a los foros institucio- Esta apuesta combinada de divulgación y erudición es también propia de
nales se están sumando cada vez más instancias de la sociedad civil, donde los la cuatrimestral Revista de Museología, editada desde 1994 por la Asociación
estudios sobre museos están alcanzando enorme predicamento. Española de Museólogos, mientras que la revista anual Museo, publicada
desde 1996 por la Asociación Profesional de Museólogos de España, suele
tener carácter más monográfico, por recoger las ponencian presentadas en
A sociaciones y editoriales con publicaciones sobre museos el congreso que cada año organiza esa sociedad sobre algún tema museís-
tico. Por su parte, el Comité Español del ICOM edita on line desde el 2011 la
Mucho antes de que lo hicieran las universidades y los poderres públicos, las revista I COM-CE Digital con periodicidad irregular (consultable en <http:/ /
asociaciones de profesionales de museos han sido pioneras en ofrecer cursos www.icom-ce.org> ), cuyos números suelen ser monográficos sobre deter-
minados temas museísticos. Además, existen también algunas asociaciones
2 La versión española ya sólo se publica on line y con retraso ( <http: / / portal.unesco.org/cul- territoriales, como la Associació de Museolegs de Catalunya, constituida
ture/ es/ ev.php-URL_ ID=2356&URL_ DO=DO_ TOPIC&URL_ SECTION=201.html> ). en 1995, que organiza congresos y publica la revista anual Mnemosine: Re-

[92] [93]
r
1
vista Catalana de Museología (pueden consultarse los índices y descargar dependiente de la Associazione Nazionale dei Musei Italiani, es publicada se-
algunos de sus artículos y dosieres en su portal <http:/ / www.museologia. mestralmente por la editorial romana De Luca; de la bianua1 Visitar Studies,
cat>). Por su parte, la Asociación de Museólogos y Museógrafos de Andalu- creada por la estadounidense Visitor Studies Association, se encarga Rout-
cía, fundada en el 2009, también organiza cursos y otras actividades, sobre 1edge; YMuseum Anthropology, que es el órgano de expresión de la American
los que informa a través de las redes sociales y de su portal ( <http :/ / www. Antrhopo1ogical Association-Council for Museum Anthropology, es publi-
asoc-amma.org>) . cada por la editorial Wiley-Blackwell.
Otra categoría más específica de asociaciones se interesan por un tipo con- Además, por supuesto, hay editoriales que tien en prestigiosas publicacio-
creto de museos, y por tanto sus publicaciones son también aún más especia- nes museológicas, y es de suponer que serán rentables, lo cual podría ser-
lizadas. Es el caso de la italiana Nuova Museologia, que versa sobre ecomuseos vir como prueba definitiva de la consagración social de esta disciplina "en I~
y es el órgano de la Associazione Italiana di Studi Museologici (los índices de a~tualidad. En inglés es líder en el sector la citada Routledge, que publica
números aparecidos y algunos artículos son consultables en <www.nuovamu- tnmestralmente la revista museológica de mayor impacto, The International
seologia.org>) ¡ mientras que en la revista Museologia Scientifica se publican Journal of Museum Management and Curatorship (MMc), y varias series de li-
las actas de los congresos que promueve la Associazione Nazionale dei Musei bros dedicadas a estudios sobre museos, entre los que se incluyen manuales y
Scientifici, Orti Botanici, Giardini Zoologici ed Acquari. En los Estados Uni- compilaciones (como Corsane, 2005) ¡ pero le siguen de cerca Ashgate Press,
dos de América la asociación de educadores de museos Museum Education que también tiene en su catálogo muchos libros de museos, incluyendo al-
Roundtable, fundada en 1969, distribuye a sus miembros desde 1985 el Jour- gunas antologías (como la editada por Preziosi y Farago, 2004), o la ya men-
nal ofMuseum Education (algunos de sus artículos se pueden consultar libre- cionada editorial Wiley-Blackwell (que publicó la recopilación museológica
mente en <http://museumeducation.info>). La misma especialidad tienen a cargo de MacDonald, 2006), u otras más pequeñas como Left Coast Press,
las revistas británicas Journal ofEducation in Museums, que con carácter anual de la cual depende el semestral Museum History Journal, y Common Ground
publica desde 1981 el Group for Education in Museums, y Engage Journal, Publishing, responsable de The International Journal of the Inclusive Museum.
que desde 1996 reciben semestralmente los socios del foro Engage; mientras En español hay colecciones con libros de museología en varias editoria-
que el Geological Curators' Group publica desde 1974 la revista semestral les, como Abada, A.ka!, Ariel, pero con diferencia la que más se ha volcado
Geological Curator, el Biological Curators Group edita desde 1989 el Journal en estos estudios es la asturiana Trea, que también publica desde el 2009 la
of Biological Curation, el Museum Ethnographers Group envía a sus miem- revista trimestral Her&Mus (algunos de sus artículos son consultables gratis
bros desde 1989 la revista anual ]ournal of Museum Ethnography y la Natural en <http://revistahermus.blogsp ot.com>). En francés la editorial franco-
Sciences Collections Association publica The Biology Curator desde 1994. c_anadiense L'Harmattan es la que más colecciones y títulos de museología
En España lo más parecido a este tipo de asociaciones especializadas sería tiene en catálogo, seguida de Armand Colín, y otras muchas. En alemán des-
quizá la Asociación de Museólogos de la Iglesia en España, fundada en 1988, taca la ~uniqu~sa Verlag CMS, que publica abundantes libros de museología
que periódicamente organiza reuniones, de cuyo programa y conclusiones y ademas la reVIsta Museum Aktuell, con gran difusión en su versión on fine,
informa en su web ( <http ://www.museosdelaiglesia.es/ actividades.htm>). que es de pago ( <http: //www.museum-aktuell.de> ); aunque en este medio
Por último, cabe señalar, también en este caso, el creciente protagonismo cuentan con un competidor tan fuerte como Virtual Library Museen, respon-
de las editoriales e iniciativas privadas. Si esta simbiosis ya se ha señalado sable de uno de los más activos foros digitales sobre museos, que es H -Net
como frecuente para las publicaciones de instituciones, es tanto más habitual Museum, y también de la revistaMuseologie Online ( <http://www.vl-museen.
que las asociaciones de museólogos dejen la gestión de sus publicaciones en de/m-online/ redaktion.htm>) . En griego la editorial ateniense Kaleidosko-
manos de potentes grupos editoriales: así, la revista Musei e Gallerie d'Italia, pio publica anualmente desde el 2004 Tetradia Mouseiologias. En ruso la pu-

[94] [95]
r
blicación líder no está a la venta, es la revista mensual My3eu (Museo), que se
adquiere únicamente por suscripción ( <http:/ / panor.ru/ journals/ museum/
archive>). Y en formato digital acaba de nacer en el 2012 la revista semes-
tral MIDAS - Museums and Interdisciplinary Studies, editada por un panel de
museólogos portugueses en el portal francés OpenEdition, que publica en
libre acceso artículos en inglés, francés, portugués y español. Es de esperar
que en el futuro publiquen las ponencias y comunicaciones presentadas a las
convocatorias del Seminario de Investigación Iberoamericano de Museología
(sIAM), que hasta ahora han ido celebrándose en Oporto (2009), Buenos Ai- Epílogo: el camino adelante
res (2010) y Madrid (2011). Ojalá estos foros museológicos se consoliden y
surjan muchos más.

[96]
T ras esta sintética presentación de la ya larga evolución histórica de-la mu-
seología como ciencia y de la fecunda situación presente en lo relativo
a revistas especializadas, quizá convenga terminar con algunas pautas sobre
qué líneas de estudio pueden expandirse en el futuro. No ha quedado refle-
jado en las páginas anteriores el amplísimo desarrollo de las publicaciones
museológicas en los últimos cincuenta años, sino tan solo algunos libros más
representativos de los cambios de paradigma originados por la teoría de los
museos, es decir, la «museología» por antonomasia. Pero, en general, para
ser un museólogo digno de tal nombre no es necesario filosofar sobre el con-
cepto y fin de los museos, ni hace falta hacer apostolado de la museología,
etiquetada con tal o cual adjetivo (aunque al menos hay que intentar estar al
día en estas disquisiciones). Basta estudiar los museos, desde cualquier pers-
pectiva disciplinar, o varias, según la formación de cada uno.
Los historiadores del arte, que constituimos un importante venero de
vocaciones en lo concerniente a las investigaciones sobre museos, tenemos
una doble vía natural para encaminarlas. Una es la historia del gusto y del
coleccionismo, donde los museos representan la culminación de una evolu-
ción que hunde sus raíces en los tesoros y cámaras de maravillas; aunque en
la medida en que son instituciones financiadas con fondos públicos entran
también en el fascinante campo de la política cultural. Y la conjunción de arte
y política vuelve a aparecer en la otra línea de investigación más habitual, que
consiste en estudiar la arquitectura, escultura, fotografía, pintura u otras artes
en relación con los museos: concretamente en lo relativo a la arquitectura
de museos, la bibliografía española tiene un gran prestigio y difusión inter-
nacional, gracias a las aportaciones no solo de prestigiosos historiadores es-
pecialistas en edilicia y urbanismo, sino también de arquitectos teóricos que
enseñan y escriben brillantemente sobre museografía. Pero las efervescencias

[99]
del pensamiento museológico han hecho poca mella en esta doble estirpe de otras evaluaciones que midan el éxito de los procesos de enseñanza-apren-
investigadores1 muchos de los cuales permanecen ajenos a la reivindicación dizaje1 de comunicación, conservación e investigación (es decir, de las fun-
que hizo Foucault de un concepto de la historia basado en rupturas y dis- ciones propias del museo). También en este tipo de publicaciones tenemos
continuidades. Deberíamos contar el pasado de los museos prestando más cada vez más aportaciones punteras, a cargo de los respectivos especialistas1
atención a los fracasos1 a las instituciones que no llegaron a nacer o cerraron dentro y fuera de los museos. Pero los expertos más demandados1 como en
sus puertas al cabo de un tiempo y no han sobrevivido hasta nosotros1 a los todas las disciplinas1son los informáticos1y no solo para la computerización
proyectos arquitectónicos que no llegaron a construirse1a los errores cometi- de datos1 sino porque las nuevas tecnologías, los museos digitales o virtuales
dos1 a los montajes museográficos destruidos1a las contestaciones sociales y y las redes sociales abren inmensos campos para los museos y su estudio (se
a los vaivenes de todo tipo. tratai además1 de una línea de investigación prioritaria para proyectos I+D+i
Más sensibles a las críticas posmodernas contra los relatos teleológicos de relacionados con patrimonio). La revolución tecnológica sin duda tendrá un
progreso han sido los antropólogos1 arqueólogos y etnólogos1 que trabajan impacto decisivo en la historia futura de la museología.
sobre testimonios de la cultura material. Ellos han sido pioneros en reorientar
el centro de su atención desde las colecciones a las personas; especialmente
en Latinoamérica1 donde están en auge los debates sobre la implicación de
las comunidades locales o la devolución de materiales a las poblaciones origi-
nales. El resultado han sido estudios culturales a menudo centrados en casos
particulares. Ahora sería bueno apostar más por los estudios comparativos
entre estas realidades museísticas en diferentes regiones1países y continentes.
Una aportación importante en esta línea se debe a los sociólogos y psicólo-
gos1 que son los profesionales adecuados para hacer estudios de visitantes y
evaluación de públicos1 algo en lo que la museología hispana arrastra con-
siderable retraso con respecto a la bibliografía en francés1 alemán e inglés.
Pero también hay que analizar el no público1 es decir, las capas de población
habitualmente al margen1y es necesario investigar de qué manera los museos
colaboran a integrarlos1 especialmente si ponen en valor su propia cultura
material e inmaterial.
Esto nos lleva a un tercer grupo de estudios cada vez más en boga: aquellos
que analizan la gestión empresarial de los museos y el impacto de algunas
de estas instituciones en su entorno. Muchas veces se trata de estadísticas
encargadas a economistas1 a los que las autoridades solicitan cuantificar el
retorno directo e indirecto de las inversiones en museos: es algo habitual en
el mundo anglosajón1 que entre nosotros se ha popularizado también por la
emulación del « efecto Guggenheim» . Pero el dinero no lo es todo1y parece
injusto valorar preeminentemente en términos económicos los beneficios de
los museos1 que son ante todo instituciones culturales. Hay que reivindicar

[100] [101]
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Manual de museograña virtual. PILAR RIVERO GRACIA

Manual del centro de interpretación. CAROLINA MARTÍ N PIÑOL

Manual del turismo cultural. NAYRA LLONCH MOLINA

Manual de museos de indumentaria. NAYRA LLONCH MOUNA

Manual del centro y museo de ciencia. PAU SENRA PETIT

Manual de evaluación de programas tle acción cultura l en


museos. MIGUEL ÁNGEL SUÁREZ, RO SER CALAF, SUE GUTIÉRREZ
Manual sobre evaluación de públicos en los museos. FERRAN l¡JRGELL
Manual para el desarrollo de proyectos educativos de museos.
JOSÉ MARÍA CUENCA LÓPEZ, MYRIAM JOSÉ MARTÍN CÁCERES

Manual del educador de los museos de arte. M .' FEU U TORRUELLA


Manual para el museo pobre. JOAN SANTACANA, NAYRA LLON CH

Manual de patrimonio literario: espacios, museos y rutas.


FRANCESCA UCCELLA

Manual del patrimonio industrial. MAGDA FERNÁNDEZ CERVANTES

Manual de planes directores de museos. ANTONI LAPORTE

Manual de museos y diversidad cultural. XAVI ER ROIGÉ, FABI EN


VAN GEERT

Manual de actuaciones de documentación para la valoración


del patrimonio construido. FRANCESC CABALLÉ
Manual de merchandising en los museos. ANTONI LAPORTE

Manual del ecomuseo. XAVIER ROIGÉ, JORDI ABELLA

Manual de gestión del patrimonio inmaterial. XAVIER ROIGÉ,


CAMILA DEL MÁRMOL, FERRAN ESTRADA

Manual de museograña accesible. ANTONIO ESPINOSA,


CARMINA BONMATÍ

Manual de interpretación del patrimonio museográfico.


ANTONIO ESPINOSA, CARMINA BONMATÍ

Manual de materiales didácticos para museos. LAIA COMA

Manual de manipulación y transporte de objetos


patrimoni ales. ROSA MARIA CREIXELL, IGNASI M ILLET
Manual de cooperación internacional en patri monio cultural
y museos. JORDI TRESSERRAS, JUAN CARLOS MATAMALA
Manual de difusión museística y promoción de ciudades.
DANIEL PAÜL, JOAN GANAU

Manual de difusión preventiva: estrategia de conservació n


preventiva e imagen. SANTOS M. MATEOS, G UILLEM M ARCA,
ORESTE ATIARDI

Manual de educación y patrimonio : visiones caleidoscópicas


desde la práctica educativa. OLAIA FONTAL MERILLAS (coord.)

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La museología es una joven disciplina en vías de d esarrollo, pero
tiene ya una trayectoria recorrida, y está cada vez más consolidada
gracias a las publicaciones especia li zadas, a las asociaciones pro-
fesionales y a lo s estudi os universita rio s que han co ntribuido a su
impulso a través de distintos periodos .
De ellos se ocupa este manual en un recorrido diacrónico en ocho
capítulos. El prim ero está dedicado a la noción y orígenes históri -
cos de los estudios sobre museos. El segu nd o al desarrollo de la
museo logía en el siglo x1x e inicios del xx. El tercero al periodo de
entreguerras. El cuarto al impulso recibido durante la guerra fría. El
quinto versa sobre la consagración mundial de esta disciplina en
los años setenta. El sexto sobre renovación que supuso la «nu eva
museología» en los años ochenta . El séptimo sobre otras corrientes
y aportaciones internacionales surgidas después. El octavo traza un
panorama actual de los estudios sobre museos y su difusión.

ISBN 978-84-9704-668-8

11 1111111111111111111111
9 788497 046688
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