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Dpadre Alivio
Dpadre Alivio
El sexo se había vuelto algo cotidiano en mi vida, no concebía pasar, un día sin
disfrutar de una pija, y no era selectiva, ya sea por tamaño, forma, color, ni nada,
solo quería disfrutar una, y si era una nueva mucho mejor. Los fines de semana
se me complicaban con mis padres en casa, pero igual buscaba la forma de
inventar algo para poder disfrutar de una, aunque sea una. Recuerdo estar fuera
de casa, ya sea caminando, en el transporte público, viendo a mis profesores,
comerciantes, y demás, y solo pensar en ellos, en como sería su miembro.
Trataba de adivinarlo, y en los casos que los llegaba a conocer, lo primero que
pensaba era me equivoqué, tenía razón o estuve cerca. El tema del tamaño hay
indicios, y es mas fácil de adivinarlo, aunque no es una ciencia exacta, pero en
lo que se refiere a forma, es un mundo aparte, debería ser una ciencia de los
diferentes que son, son como las huellas digitales, deben ser únicos e
irrepetibles.
Era Sábado, por la tarde, no recuerdo porque, pero me había levantado muy
tarde, pasadas las 15:00 hs, no era de las que madrugan, pero no era normal
dormir tanto, como mucho a las 12 o 13 los fines de semana ya estaba levantada.
Ese día me levanté fui derecho a la cocina, pasé por en frente del espejo del
living, mi cara parecía que seguía dormida, aún tenía las marcas de la almohada
en mi rostro y mi cabello, mas despeinado no podía estar.
- Dormiste parece.
En un plato me puso unas galletas, y me las trajo junto con mi café con leche.
La idea era desayunar con ella, pero mamá no dejaba de hablar, como de
costumbre, pero ese día no estaba de ánimos para escuchar su monólogo.
- Voy a mi cuarto, que tengo que llamar a …… Le dije el nombre de una amiga
pero no recuerdo cual de ellas.
Marcela era una vecina, que la conocíamos de hace años. Tenía la edad de
mamá, o por ahí. Terminaron siendo grandes amigas al día de hoy.
- Si me acuerdo. Respondí.
Comencé varios chats, la mayoría aburridos, pero había uno que me interesaba
en particular, ya había hablado con el en varias ocasiones, y lo que me despertó
curiosidad de el, fue sus sentimientos hacia su hija Florencia. No fue directo al
principio, cuando entramos en confianza, comenzó a hacerme preguntas de mi
relación con mi padre, si dormía con el, si nos bañábamos juntos, si lo había
visto desnudo, si me gustaba, y muchas otras preguntas personales. Luego de
varios chats, se animó a decirme que estaba obsesionado con su hija. Que
deseaba hacerla suya, pero que sabía que no iba a pasar jamás, que se
conformaba, recostarse con ella, abrazarla, tocarla disimuladamente, dormir en
su cama, oler sus tangas y correrse en estas imaginando de la forma que la usaría
sexualmente.
Ese día en particular, estaba mas obsesionado que de costumbre con su hija,
después me enteré por que era. No la veía hace una semana, porque ella se había
ido junto con su madre y hermano a lo de su tía materna, porque se habían
separado, el creía que era temporal, pero al final fue definitiva la separación.
Se había hecho tarde, ya eran casi las 18:00 hs, y le dije que tenía que estar de
vuelta en casa las 20:30 hs, le ofrecí hacerlo al día siguiente con mas tiempo
pero el quería, y necesitaba hacerlo ese mismo día.
Le dije la zona por donde vivía, el no estaba lejos, a solo 15 minutos en auto, me
dijo que me pasaba a buscar enseguida, que este lista, nos pasamos nuestros
celulares.
Tomé mi cartera, le dije a mamá que me encontraba con mis compañeras por un
trabajo práctico, que volvía en un rato, y que ya estaba lista para la cena.
Solo me recalcó que no llegue tarde, mamá siempre fue muy puntual. Se ponía
de muy mal humor cuando mi papá o yo la hacíamos llegar tarde.
- Podrás pasarte al asiento de atrás y te cubrís con esa manta? Es que si me ven
entrar con vos, van a pensar de todo los vecinos. Señalando una sábana que
estaba en el asiento de atrás.
Lo hice, sin dudar, pero por dentro, comencé a preocuparme, era consciente de
lo peligroso que era lo que estaba haciendo, juntarme con un desconocido, sin
saber donde me llevaba, y encima nadie sabía donde estaba.
Manejó unas cuadras, se detuvo y sentí la alarma de una puerta de garaje cuando
se abren o cierran.
- Vamos rápido.
Me levanté temblando.
Me llevó de la mano casi arrastrando, por un garaje oscuro, Claudio miraba para
todos lados, entramos por una puerta, y entramos a un cuarto iluminado, era la
recepción de dos ascensores, el de la izquierda, tenía la puerta abierta y estaba
sonando una chicharra, de esas que avisan que la puerta quedo mal cerrada,
entramos, el ruido dejo de sonar, fue un alivio.
- Si, si. No supe que decir y dije: Es que le tengo miedo a la oscuridad. Me sentí
una estúpida por decir eso, pero no quería decir que tenía miedo de ser
secuestrada, que veía demasiadas películas.
- Ya veo. Dijo.
- Vamos rápido.
Lo seguí, hasta la segunda puerta hacia la derecha. Entramos a un living grande
y muy iluminado. En la mesa había una bolsa de papel negra, y al lado, varios
fajos de dinero.
Claudio, no estaba, había salido del living. Me puse a ver unas fotos familiares,
en una de ellas estaban los cuatro juntos, en un parque, lo que mas me llamó la
atención era, que su mujer y sus dos hijos eran pelirrojos, y el desentonaba en la
foto. El tenía pelo negro muy oscuro, quizás se lo teñía de lo oscuro que lo tenía,
lo usaba bien corto, tipo militar, tenía barba candado, también negra, pero no tan
oscura como su cabello, y con algunas canas, bastante pálido, alto, le calculé
cerca de 1.80 m, y de cuerpo robusto. Ojos marrones. Con manos bien grandes.
No tendría mas de 40 años.
A mitad del living, estaba el pasillo que llevaba a los cuartos. El primero a la
izquierda era el de su hija enfrente había un baño, y enfrentados al final del
pasillo se veían dos cuartos mas.
La habitación de Florencia era puro desorden, ropa tirara por todos lados, como
si hubieran vaciado el placard y tiraron todo el contenido por la habitación, la
cama estaba sin hacer, era oscuro, solo entraba la luz desde el living, la persiana
estaba cerrada, y las cortinas igual. Lo que vi, eran latas de cervezas por todos
lados, parecía que Claudio pasaba su tiempo en la habitación de su hija.
Me saqué las sandalias, seguí con el pantalón, luego mi remera, y por último mi
ropa interior.
- Ponete esto.
Me la puse, me quedaba muy ajustada, tenía miedo de romperla, era uno o dos
talles mas pequeños que las prendas que solía usar. Tenía que acomodármela,
porque se metía la tela entre mis labios y me tironeaba, era una tortura usarla.
Además podía sentir como Claudio había eyaculado en la prenda, se sentía el
semen seco. Me pasó una falda de jean, también me quedaba chica, me apretaba
fuerte la cintura y era tan ajustada que mis piernas quedaba juntas, como si las
habían atado. Por último me pasó una remera amarilla, con un dibujo de un
arcoíris estampado.
Me miró con una cara de depravado, que no podía contener, se tocó la pija sobre
el pantalón y se fue al baño. Escuché como orinaba detrás de la puerta, se notaba
un chorro fuerte. Se escuchó la descarga de inodoro. A los minutos salió,
completamente desnudo, me miró nuevamente y siguió a uno de los cuartos,
volvió en seguida con una peluca roja. Me la dio, sabía que tenía que hacer, me
acerqué a la puerta del placard que tenía un espejo, me la acomodé, me miré en
el espejo, me sentía muy rara, era como ver a otra persona, Claudio se me acercó
por detrás, sentí la cabeza de su pija tocar mi espalda, me abrazó por detrás,
podía sentir su pija bien dura y gorda, entre nuestros cuerpos. Comenzó a
acariciar mis pechos por sobre la remera amarilla, cerraba sus ojos mientras lo
hacía, su mano izquierda seguía acariciando mis dos tetas, lo hacía con fuerza,
de caricias pasaba a apretarlas y amasarlas, produciéndome una molestia, que en
algunos momentos se convertía en dolor.
Sin aviso, me levantó como si fuera insignificante, como si fuese que movió un
libro de acá para allá y me arrojó contra la cama, quedé boca arriba, cruzada en
la mitad de esta, la falda se me había subido a la cintura, quedando toda la
bombacha al descubierto, se me acercó, me acomodó la peluca, que se había
salido, por tirarme tan bruscamente, me observó detenidamente, mientras
agarraba su imponente pija, tendría entre 16 y 18 cm de larga, pero lo que la
hacía diferente era lo gruesa que era, y muy venosa, tenía dos venas que
parecían apunto de reventar, su cabeza estaba completamente descubierta, sin
piel, que la cubriese, que se había corrido hacia atrás, un detalle, era lo curvada
que estaba en el tronco hacia la derecha, no era la primera pija curvada que veía,
casi todas tienen alguna que otra curvatura pero esta era la mas pronunciada que
había visto hasta ese momento. No veía la hora de ser penetrada por esa bestia,
sin saber como terminaría. Pero la deseaba. Su cuerpo era acorde a su miembro,
se notaba que algún momento de su vida había entrenado, porque tenía espalda
ancha, brazos grandes, su pecho era fuerte, pero no estaba marcado, como si una
delgada capa de piel cubría sus músculos y no dejaba verlos en su plenitud.
Claudio se arrodilló, puso su cara entre mis piernas, me olió como un perro
salvaje, aspiraba, apoyaba su lengua húmeda, me olfateaba, luego sus manos
fueron a mi cintura, y me sacó la bombacha con dificultad, tuve que ayudarlo,
volvió a meter su cara contra mi vagina, pasó su nariz, entre mis labios, su
lengua, al principio me lamió dentro de mi orificio vaginal, me dio unas buenas
lengüetadas por dentro que me hicieron gemir de placer, me recorrió por dentro,
siguió con mis labios, los lamió por todos lados, luego con sus labios me los
mordía, y cada tanto lo hacía con sus dientes, sacándome unos gritos de dolor.
Finalmente se enfocó en mi clítoris con la punta de su lengua, me sacó varios
gritos de placer, mientras me retorcía como putita, mi conchita no paraba de
mojarse.
Se levantó, me acomodó al borde de la cama, se escupió los dedos, se los pasó
por la cabeza de la pija, y se acomodó para penetrarme. Su cabeza húmeda tocó
mis labios, me estremeció, se la agarró con la mano derecha, la hundió contra
mis labios vaginales, en ese momento, temí por mi vagina, pero no perdió
tiempo y con mucha fuerza y presión, me la hundió, sentía como, solo su cabeza
me separaba los labios, y era muy doloroso, la siguió hundiendo, sentía como se
hacía camino dentro de mi cuerpo, entraba sin parar, lento y constante, sentía
como me abría a tremendo miembro, y ya era mas dolor que placer, pero no
quería que pare, y estaba segura que no iba a parar, su cara estaba poseída, su
única misión en la vida, era meter todo su miembro en mi cuerpo, ya la sentía
casi toda dentro, empecé a gritar, lo hice tan fuerte, que me tapó la boca con su
mano izquierda. Desde ese momento, dejo de hacerlo de a poco, y sin sacar la
mano de mi boca, la hundió sin piedad, y los últimos centímetros de pija me
terminaron por penetrar, di un alarido que si no fuera que tenía mi boca tapada,
se hubiera escuchado en todo el edificio. Desde ahí fue sin piedad, la sacaba,
dejando dentro de mi cuerpo solo su cabeza y la volvía a enterrar hasta el fondo,
fue una y otra vez.
No paró de decir comentarios, pero fueron los que pude recordar, repetía sin
parar “papi”, “Flor”, la usaba en distintas frases, pero estaba fuera de mí, era un
placer y dolor sin parar, que me dejaba atontada.
Claudio se levantó, fue al baño nuevamente, orinó de nuevo, y fue hacia el lado
del living.
Le agradecí y me la bebí toda. Me ofreció mas pero le dije, que no, gracias.
- Para nada. Cuando me lo dijiste por primera vez en el chat, te confieso, que me
sorprendiste, pero es una fantasía mas. Dije.
Su mano comenzó a subir por mi espalda, hasta mi cuello, y con mucho cuidado,
para no correrme la peluca, me inclinó mi cuerpo contra su pija dormida. No
tuvo que decirme nada. Me la puse en la boca, y comencé con mi trabajo, la
tenía dormida, pero mi boca estaba llena de su carne, su mano siguió acariciando
mi espalda, pero iba bajando cada vez mas, sentí su dedo pasar por la raya de mi
cola, entre mis nalgas, la punta de su dedo tocó la entrada de mi ano, y siguió de
largo, volvió a subir por mi raya, y bajó nuevamente, lo hizo varias veces, su
pija estaba creciendo, muy de a poco, pero cada vez mi boca se sentía mas
apretada. Bajó una vez mas, pero esta vez, se detuvo en mi ano, y comencé a
sentir presión, su dedo, empezó a penetrarme, sin delicadeza, solo lo fue
metiendo, mi ano se resistía pero el hundía mas fuerte, lo sacó, y lo volvió a
meter, pero esta vez lo sentí húmedo, supuse que se lo había lamido, y me volvió
a penetrar, fuerte, pero la saliva ayudaba, lo hizo por un buen rato, su miembro
ya era una piedra nuevamente, pude tragarme su cabeza, y unos cuantos
centímetros mas, ahora, eran dos dedos, le costó tuvo que hacer mucha fuerza, a
lo bruto, que me sacó un grito que se atenuó porque mi boca estaba llena de su
pija. Estuvimos un buen rato, yo comiéndome su pija, y el jugando con mi culo,
cada tanto, con su mano libre, me hundía mi cabeza contra su miembro, me
dejaba, hasta que tenía una arcada, sentía que podía tragarla un poco mas de la
mitad, pero mas de eso, no podía evitar sentir arcadas, y mis ojos no dejaban de
llorar.
Me tomó por debajo del hombro, y me hizo parar. Me puso frente a el, pero
dándole la espalda. Sentí su dedo nuevamente en mi ano, pero esta vez estaba
helado, me estaba poniendo lubricante, podía sentir ese gel frio dentro de mi
cola, y no fue tacaño, me lo llenó bien de lubricante, en la entrada también. No
me había dado cuenta de donde sacó el gel. Me acomodó, me hizo flexionar las
piernas, hasta que sentí la cabeza de su pija, entre mis nalgas. Me tomó de la
cintura, me di cuenta que la sentía sensible esa zona, de la cogida anterior, me
empezó hundir, contra su pija, y se zafaba, asi que se paró y me hizo flexionar
hacia adelante, dejando mi cola parada, con su mano izquierda me tomaba de la
cintura, y con la derecha se agarraba el miembro, y lo hundía en mi ano. Le fue
bastante difícil, se patinaba de tanto lubricante, pero al final, pudo meter la
puntita, y fue muy de a poco hasta que toda su cabeza estaba dentro, lo sentía
muy abierto mi ano, y estaba muy preocupada, de cómo iba a recibir tanta pija.
Carlos, me tomó con las dos manos por la cintura, se sentó de golpe, y el peso de
mi cuerpo hizo que la penetración sea completa, sin darme cuenta, sentí como
mi culo se comió todo su miembro, de un bocado, y mis nalgas chocaron su
cuerpo.
Grité desgarradamente, fue brutal, me hizo sentir, que algo se rompió dentro
mio, y me asusté, no dejaba de pensar que no debí dejarlo penetrarme por mi
cola, que la había estropeado.
Grité para descargarme, sin parar, pero lo único que lograba, era que Carlos, me
tape mas fuerte la boca.
Había perdido, la noción del tiempo pero ya no entraba luz desde el living, por
lo que ya era bastante tarde.
- Tengo que irme, dije.
- Donde estás?
Ya eran casi las 22 hs., Claudio apareció, como si nada. Queres comer algo?
Preguntó.
Me sentía fatal, me dolía todo el cuerpo, pero mi cola, fue la que mas sufrió esa
tarde. Cada paso, era una puntada, que me tiraba desde el ano, hasta el
estomago.
Me despedí de Claudio, quedamos en vernos para otro encuentro. Y así fue, nos
vimos en varias ocasiones mas. Aunque arreglamos una tarifa mas baja. Bajé
sola, la puerta de entrada, del lado de adentro solo se abría con picaporte. El taxi
ya me estaba esperando. En el viaje a casa no dejé de pensar en cuando llegue
mamá. No podía creer como fui tan estúpida.
Llegué a casa, mis padres aún no habían llegado, por suerte, se que no iba a
zafar del castigo de mi madre, pero por lo menos podría relajarme un rato. Fui a
mi cuarto, puse música, trabé con llave, saqué los fajos de dinero que había
ganado ese día, y los tiré sobre la cama, aún no me acostumbraba a esta vida,
siempre me pasaba que despertaba por la mañana pensando, lo soñé?, así fueron
varios meses hasta que fui consciente de lo que estaba haciendo. Comencé a
desvestirme, y algo llamó mi atención, en mi pantalón blanco había una mancha
roja, lo miré de cerca y era la parte de mi cola, primero pensé que me había
sentado en algún lugar y me manché con tinta, pero en seguida razoné como me
habían roto el culo esa tarde, me saqué la tanga y también estaba manchada,
instintivamente me toqué el ano y se sentía fatal, me ardía y dolía a mas no
poder, era irónico ver los fajos al lado de las consecuencias de mi trabajo, y así y
todo me excitaba, pensaba lo mal que estaba de la cabeza, pero no me
importaba, volvería a hacerlo. Además sentía que había salvado a Florencia, su
padre podría reventar a cualquiera. Lo pensé en broma, pero pensandolo mejor,
sin saberlo esta en deuda conmigo. Tomé los fajos de dinero y los guardé en un
bolso de viaje, en la parte de arriba del placard. Fui al baño, entré a la ducha y
me bañé largo y tendido, dejé el pantalón y la tanga en la bañera para que se
vayan mojando, mientras me duchaba. Salí de la ducha, intenté limpiar a mano
las manchas de las prendas, pero no salían, solo logré, que se atenué, pero no era
suficiente. Si mamá veía esas manchas, habrían muchas preguntas. Volví a mi
cuarto me puse un short amarillo de entre casa y una remera blanca. Metí mis
prendas estropeadas en una bolsa, y fui al pasillo a tirar mis prendas. Fui a la
cocina, me preparé unas tostadas, y se me vino a la cabeza, que el encargado del
edificio vería las prendas y podría sospechar que eran mías, fui a buscarlas, y se
me ocurrió dejarlas en el piso de arriba. Misión cumplida, volví a la cocina y
terminé las tostadas, decidí ir a mi cuarto, pensé en chatear un rato, pero estaba
agotada, me puse a ver la tele, sentada en la cama, y me sentía adolorida, me
acomodé de costado sobre una de mis nalgas, y el dolor seguía, pero era mas
llevadero. No pasaron ni 15 minutos, que los ojos se me cerraban solos, me
desperté de una sacudida de cabeza, ya no daba mas, ni mi cuerpo, ni mente,
apagué la luz, y me recosté boca abajo, para darle respiro a mi culo, que me
había hecho ganar un muy buen dinero ese día. Lo último que recuerdo, fue,
quizás mamá, se olvide mañana, y zafe del castigo.