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D Bart Simpson
D Bart Simpson
perversa hija del reverendo, vuelve a entrar con fuerza en la vida de Los
Simpson...
(Nota: En esta ocasión no pongo “one-shot” en el título porque creo que el relato
está bastante abierto a una continuación, pero no prometo nada.)
¿Te gusta, Bart? - replicó ella, conteniéndose para no gemir ante las embestidas
de la enorme polla.
Bart y Jessica llevaban casi un año saliendo, y a las dos semanas de noviazgo él
la había pillado poniéndole los cuernos con Jimbo Jones. Bueno, lo de pillar es
un decir, porque ella le llamó al móvil en pleno coito y no hizo ningún esfuerzo
en disimular lo que estaba ocurriendo. La joven acabó admitiendo que no estaba
hecha para estar con un solo hombre, pero que disfrutaba mucho de la compañía
de Bart y no quería dejar de salir con él. A Bart le dolió al principio, pero acabó
decidiendo que valía la pena salir con semejante monumento de mujer, aunque
tuviera que compartirla.
Jessica, por su parte, tenía claro que Bart era sumiso desde que ambos se
conocieron hacía tantos años, y ahora estaba aprovechándose de ello de lo lindo.
Había conseguido estar follándose a Nelson en el dormitorio de su novio y que
este no solo no se opusiera, sino que observara y lo disfrutara.
En cuanto a Nelson, parecía haber nacido para aquello. Reírse de los demás
siempre había sido su pasatiempo favorito, pero reírse de alguien mientras te
follas a su preciosa novia era otro nivel. Y, a decir verdad, la estampa de Bart,
completamente desnudo, sacudiendo su relativamente pequeño pene (en realidad
estaba dentro de la media, pero palidecía frente a la tranca de Nelson) era
bastante ridícula.
Una vez se hubieron corrido los tres (primero Jessica, luego Bart, luego otra vez
Jessica y finalmente Nelson), Nelson se despidió (no sin un último “¡ha-ha!”) y
dejó a la parejita a solas.
¿Te lo has pasado bien, cari? - preguntó ella con tono ligeramente burlón, ahora
recostada sobre el pecho de su novio, ambos tumbados en la cama de él.
Sabes que sí, Jess... - suspiró él, aunque después de pasado el calentón siempre
le entraban dudas. - Aunque sigue preocupándome que se entere mi madre.
Bart estaba en el último curso del instituto. Claro que llevaba dos años en él, así
que llamarlo “el último” seguía sonándole muy optimista. Jessica, por su parte,
fue de las primeras de su promoción, por lo que ya estaba en la universidad. A
Bart aún le sorprendía que Jessica tuviera tan buenas notas, ya que no era muy
dada a hincar codos. En lo que no había caído era en que a lo que sí era muy
dada era a hincar las rodillas.
Ahora estaba exagerando. Los dos sabían que Marge era perfectamente
consciente de que su hijo tenía relaciones con su pareja, y podía figurarse lo que
ocurría en aquella habitación cuando estaban los dos a solas. Lo que nunca
podría imaginarse era lo que pasaba cuando había más gente (más chicos) con
ellos.
Entre risas, Jessica se levantó, se vistió ligeramente (solo se puso sus bragas y la
camiseta de Bart) y se dispuso a ir al cuarto de baño.
¿Por qué tienes tanto interés en la vida sexual de tu hermano, Lisa? - respondió
Jessica con un tono de impostada amabilidad.
¿Sabes lo que creo, Lisa? Creo que necesitas estudiar menos y follar más, así no
estarás tan amargada. - se burló.
Después de asearse y hacer sus necesidades, a Jessica le entró sed, así que, sin
importarle su estado de casi desnudez, bajó las escaleras hacia la cocina para
hacerse con una Duff.
Homer, por su parte, hablaba con cariño y sin ningún tipo de segundas
intenciones. Aún así, no pudo evitar girar la vista y echarle un vistazo a la joven.
Pocas cosas conseguían apartar sus ojos de la televisión, pero el cuerpo de
Jessica bien merecía la pena el esfuerzo.
¿Eh?
Homer miró con confusión hacia su propio regazo y entonces sí que consiguió
sorprender a la chica. Sin ningún tipo de disimulo, metió la mano en los
pantalones y sacó una enorme... salchicha.
Ugh...
Marge no tenía nada en contra de que la joven Lovejoy saliera con su hijo, pero
no le hacía gracia que la chica se paseara por su hogar tan alegremente como si
estuviera en su propia casa. Sobre todo con Homer presente. Ella sabía que su
marido la adoraba, pero los años no pasaban en balde y Jessica era una
preciosidad... Era inevitable sentir algo de celos.
Oh, Marge, tendrías que ver cómo me paseo por mi casa. - respondió Jessica, sin
tomársela en serio.
La novia de Bart tenía cierto grado de confianza con Marge, y hasta se permitía
tutearla. Con Homer, en cambio, apenas habían cruzado unas pocas frases y unas
cuantas miradas.
¿Por qué has tardado tanto? - preguntó él en cuanto la vio atravesar la puerta de
su habitación.
He ido a por esto... - indicó ella levantando la lata de cerveza, a la que ya había
dado un sorbo, y se la ofreció para compartirla con él.
Eres increíble, Jessica... - repitió él, dándole un trago a la cerveza mientras ella
volvía a