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3.

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IXrt/ C ^ C /rtci^ H C K tc/

un estudio bíblico en grupo. Esto se aplica

tanto a los encuentros bíblicos pastorales

(ebp , donde los cristianos se enseñan y edifican

unos a otros) como a los encuentros bíblicos

de evangelización (ebe , donde los cristianos

presentan personalmente a Jesucristo a sus

amigos). En cada caso el grupo trata de examinar

los hechos del texto, comparar puntos de vista,

determinar lo que quiso decir el autor y considerar

la aplicación más pertinente a su situación.

Las técnicas de estudio empleadas en el estudio personal deben con­


tribuir ài debate en el grupo. El estudio en grupo por lo general no
puede ser tan detallado ni tan sistemático como el estudio indivi­
dual, pero por lo general es más amplio y proporciona más estímulo
para la reflexión posterior.

Qué es un encuentro bíblico


El encuentro bíblico puede definirse como la reunión para pensar
cooperativamente en los temas y el mensaje de la Biblia. “Pensar”
es la acción de concentrar la mente en algo y hacernos preguntas
acerca de ello. Pensar cooperativamente significa intercambiar opi­
niones, poner juntos dos o más diferentes juegos de experiencias en
un intento de penetrar más en la realidad.^

3. Bulatao, Jaime, S. ]. : The Technique of Group Discussion, Manila, Ateneo


University, 1967, p. 2.
otros métodos de estudió en grupo
Hay otros modelos de comunión bíblica, otras maneras de reunirse
como creyentes alrededor de Jesucristo. Por ejemplo, el estilo de
culto de los cuáqueros en su forma original. Allí no hay un guía de­
signado, se reconoce como guía al Espíritu Santo. Todos se sientan
expectantes con sus Biblias abiertas y hablan según el Espíritu les da
percepción e inspiración.
Una variante es leer en voz alta un pasaje escogido, y luego dejar
que cada uno lo comente sin la dirección de un guía determinado.
Otros hallan iluminación mientras debaten jxmtos un hecho en to­
dos sus aspectos, y luego vuelven espontáneamente a diversas partes
de la Biblia que iluminan o corrigen su pensamiento. El capítulo 15
describe más variantes de estas formas de compañerismo.
Estos modelos requieren participantes maduros y personas que
tengan, por lo general, un conocimiento práctico de las Escrituras.
De otro modo el grupo puede quedar dominado por unas pocas per­
sonas o por un pesado subjetivismo. A menudo estos níodelos de
comunión no son tanto grupos de estudio bíblico como de medita­
ción bíblica.
Un encuentro bíblico genuino es a la vez un grupo de comunión,
especialmente cuando los participantes están unidos por la expecta­
tiva de que Dios les hable, la humildad para escuchar y participar, y
la disposición a ser transformados.

Ventajas del encuentro bíblico


Los encuentros bíblicos en un clima reposado de aprendizaje mu­
tuo nos dan oportunidad de preguntar y expresarnos sobre temas
importantes y a menudo personales. Más allá de esto, estimulan la
participación responsable y una respuesta seria a la verdad.
Aprendemos a escuchar creativamente de modo que
podemos tener una honesta interacción. El intercambio
de percepciones y puntos de vista amplía nuestra posición
(Hechos 17.11).
Comparamos nuestros malentendidos de la Biblia y
de la vida, puesto que Dios nos guía mediante la ayuda
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de otros que, como Priscüa y Aquila, pueden exponer “con
más exactitud el camino de Dios” (Hechos 18.26).
Llegamos a conocernos unos a otros personalmente
al comunicar nuestras dudas y frustraciones, nuestras
aspiraciones y actitudes. No solamente intercambiamos ideas,
sino también “nuestras propias vidas” (1 Tesalonicenses 2.8).
Nos sentimos estimulados a ser honestos. Aprendemos a
hablar con naturalidad y franqueza acerca de la persona
de Jesucristo, acerca de su obra y acerca de la vida con
él (Lucas 24.13-35).
Somos atraídos espiritualmente unos a otros y estimulados
a orar los unos por los otros y a ayudarnos mutuamente.
Nuestro cuidado y preocupación se profundizan a medida
que dejamos que la Palabra de Cristo habite en el corazón
de nuestra comunidad (Colosenses 3.16).
Nuestra fe personal se fortalece y somos desafiados a vivir
con una actitud realista, porque hemos luchado juntos para
tratar de entender los propósitos de Dios para nosotros
(1 Tesalonicenses 1.6-8).

Limitaciones del método de discusión


Aunque es valioso y necesario estimular el método de discusión,
los líderes deben ser conscientes de sus limitaciones.
• No todos los textos bíblicos se prestan para el debate.
Algunos exigen más investigación técnica o del
trasfondo, por ejemplo Hebreos, Apocalipsis.
• Las discusiones a veces son poco profundas
o descuidadas en cuanto a detalles.
• El grupo no siempre está dispuesto a trabajar
y a compartir auténticamente.
• El grupo debe ser pequeño: entre cinco y ocho personas.
• La gente tiene la tendencia a hablar sin reflexionar.
Un encuentro bíblico de esta índole no producirá inmediatamente
una comunidad verdadera. Puede llevar varias semanas hasta que
los miembros se sientan aceptados y seguros como para participar
cómodamente. Sin embargo, los miembros más maduros debieran
seguir orando y trabajando para lograr esa meta.

La conducción entusiasta e inteligente


¡El entusiasmo es contagioso! Cuando un líder está entusiasmado
con su tema y responde con entusiasmo a las personas, el grupo no
puede menos que ser afectado positivamente. La raíz griega de “en­
tusiasmo” es en-theos, que significa “en Dios”. El o la guía de estudio
bíblico que está en Dios tiene a Dios en él o ella. ¡Está animado,
animada por el Señor!
No es difícil darse cuenta cuándo el dirigente se ha preparado y
cuándo no. Cuando está preparado resplandece con la seguridad de
que Dios le ha hablado a través de su estudio persónal. Está ansioso
por ayudar también a otros a descubrir la verdad. Ha pensado cabal­
mente en un propósito específico, considerando el énfasis del pasaje
y la necesidad del grupo.
Ese líder capta nuestra atención con ima introducción breve pero
imaginativa y relevante. Sostiene ese interés con una lectura signi­
ficativa del pasaje bíblico, no con el pobre método usual de leer un
versículo cada uno. Nos estimula a profundizar en el texto mediante
preguntas penetrantes que ayudan a descubrir los hechos y sus im­
plicaciones. Provoca nuestro pensamiento con preguntas orientadas
a descubrir lo que el autor quiso decir. Nos desafía a la aplicación
concreta y realista con preguntas concluyentes. Es flexible pero claro
en cuanto a la conclusión del estudio.
Se ha preparado bien. ¡Ha seguido las instrucciones para la pre­
paración que se encuentran en el capítulo 9!
Todos apreciamos a un dirigente bien preparado. Supongamos
que usted también, como líder, se ha preparado y ha preparado bien
el contenido. Ahora se apresta a conducir el estudio. ¿Cómo pro­
cede? ¿Qué es lo importante a tener en cuenta?
En términos generales, su meta es guiar la discusión de modo que
los miembros del grupo piensen cooperativamente respondiendo
a tres preguntas fundamentales: 1) ¿Qué dice realmente el pasaje?
2) ¿Qué significó para sus primeros lectores? 3) ¿Qué significa para
nosotros hoy? Más específicamente debe tomar en cuenta:
Cómo crear ün dima de aceptación y apértüra

Procure generar una atmósfera de franqueza y sin tensiones.


Las emociones afectan el proceso de aprendizaje. Algunos
sienten amenazada su seguridad o que sus conceptos son
desafiados. La timidez, los sentimientos de incapacidad, la
actitud defensiva son otras barreras a la comunicación. Pero
la aceptación y el amor nos liberan para considerar nuevas

El círculo de estudios bíblicos Ideal

Dé el ejemplo relajándose usted mismo. Sea natural.


Conserve el sentido del humor. Esté dispuesto a reírse de
usted mismo. Pero cuide de que su humor o su entusiasmo
no eclipsen a otros.
Ubique a los participantes en un círculo informal, de modo
que todos puedan mirarse unos a otros cómodamente. Todos
debieran aprender los nombres de los demás. Vale la pena
dedicar algunos minutos al comienzo para hablar de asuntos
de interés general.
Acepte a cada persona con su idiosincrasia, con su manera
de reaccionar. No lo clasifique como un “tipo tal o cual”;
trate de entender su trasfondo, especialmente sus relaciones
familiares. Descubra lo que es importante para él y lo que le
fastidia.
Cómo mantener ei equilibrio
El líder alerta vigila dos cosas durante el desarrollo del encuentro bí­
blico; cómo se cubre el contenido del estudio, y cómo se comportan
los participantes. Para ello debe:
Escuchar lo que dicen los participantes, no solo audiblemente.
Es importante lo que dicen las personas y también por qué lo
dicen. Alguien me dijo una vez: “Me gusta su pastor. No solo
escucha. También capta lo que uno está diciendo”.
Usar sabiamente las preguntas. Esta habilidad se adquiere
con la práctica. Haga preguntas que estimulen el intercambio
y no aquellas que se responden con una sola palabra o
que simplemente evalúan la capacidad de lectura de los
participantes. No los apremie para que respondan. Déjelos
pensar. Al mismo tiempo, estimúlelos para que ellos también
pregunten, y trate de que los otros participantes también les
respondan.
Dar libertad de expresión, de modo que cada cual pueda
decir lo que piense, pero no se aparte del tema. Ante una
pregxmta, pida la opinión de otros. No tema las discrepancias.
¡Esta puede ser la parte más saludable de la discusión! Péro
no pierda tiempo en el debate si no es importante.
Saber cuándo explicar ciertos puntos (por ejemplo, aspectos
técnicos o del trasfondo del texto) sobre los que no vale la
pena discutir pero es necesario entender a fin de pasar a ideas
más significativas. Puede pedir a algún otro que lo haga,
aunque a veces es mejor que lo haga el mismo dirigente.
Pero no sea usted el punto de referencia constante, no sea
que los demás ¿rean que sus propias contribuciones no son
aceptables si no cuentan con su aprobación.

Cómo estimular el estudio


Deje que la Biblia hable por sí misma. Ella es su autoridad. Usted
puede ser firme en sus convicciones, sin necesidad de discutir. Siga
las reglas comunes de la conversación amable, mientras procura
mantener el estudio objetivo y a la vez personal.
Acepte desde el principio que el propósito es ver lo que dice
la Biblia. Tenga cuidado de que los miembros del grupo
no dependan de experiencias individuales u opiniones
subjetivas.
Dé un ejemplo de honestidad con su disposición para
aprender de otros. Los participantes tienen experiencias y
percepciones que lo enriquecerán. Procure aprender de ellos.
Esta actitud significará mucho para la atmósfera del grupo.
Evite el dogmatismo. Las convicciones tienen un efecto más
positivo cuando se expresan en forma calmada y razonable.
Cualquier declaración potencialmente dogmática debe ir
precedida de referencias al pasaje. Por ejemplo: “Me parece,
según los versículos 5 y 8, que...”. También es de ayuda
presentar una creencia firme en un tono casual o aun con
humor. Finalmente, cuando esté equivocado, equivocada
o se vea desafiado a cambiar su posición sobre algún
punto de vista, admítalo. ¡Es un alivio saber que podemos
equivocarnos de vez en cuando!
Omita referencias cruzadas si no son necesarias. Andar a
los saltos por toda la Biblia puede ser impresionante, pero
también puede causar confusión o descorazonar a los
principiantes. A veces significa que alguien está tratando
de resolver un problema con un acercamiento superficial
(¡o supersticioso!) citando otro pasaje en lugar de escudriñar
más cuidadosamente el texto que tiene delante.

Cómo llegar a una conclusión definida

Mantenga presente su propósito, de modo que el estudio


vaya progresando. Mantenga también la vista en el reloj.
Complete el estudio del pasaje, aunque para ello tenga que
sintetizar parte del mismo. El estudiar solo algunos versículos
por vez puede matar un verdadero estudio.
Mantenga activa la discusión pidiendo a varias personas
que aporten sus puntos de vista, especialmente sobre la
interpretación o la aplicación. Si acepta siempre la primera
respuesta y pasa rápidamente a la pregunta siguiente, creará
la atmósfera de un programa de mero entretenimiento
bíblico.
Asegúrese de que haya bastante tiempo para discutir las
preguntas de aplicación. Algunos grupos yerran por ser
demasiado académicos y teóricos en sus estudios bíblicos.
Por otro lado, algvmos grupos de principiantes se lanzan a la
aplicación sin suficiente estudio y comprensión del texto.
Resuma el estudio en uno o dos puntos claros de
conocimientos nuevos y presente las implicaciones
importantes para nuestra vida hoy. Sepa cómo terminar.
¿Con oración? ¿Con algunos momentos de meditación?
¿Sobre qué?
Termine el estudio puntualmente, aunque la discusión
pueda proseguir después. Converse personalmente con los
participantes sobre la base de sus comentarios e intereses
durante el estudio.

Cómo tratar las posibles tensiones


En cualquier grupo de estudio bíblico pueden surgir tensiones.
Recíbalas como oportunidades para crecer en su discernimiento y
comprensión de las personas.
No tenga miedo a los silencios, especialmente después de
preguntas que requieren pensar cuidadosamente. Pero si no
hay respuesta alguna y las personas no están investigando
el texto ni pensando, probablemente sea conveniente volver
a formular la pregunta.
Nunca diga que una respuesta o un punto de vista son
erróneos. Pregunte con tacto: “¿En qué versículo encuentra
usted eso?” o “Eso es interesante, ¿cómo llegó a esa
conclusión?”. O haga que el grupo intervenga, diciendo:
“¿Qué piensa algún otro de ustedes sobre este punto?”.
Si surge una divergencia seria, remítase al texto. Haga un
resumen válido de los puntos positivos y continúe adelante.
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Si no hay una respuesta clara, consulte otro pasaje o decida
continuar con el tema la próxima vez.
Estimule a los miembros tímidos dirigiéndoles
ocasionalmente una mirada. Cuando le parezca que están
listos para participar verbalmente, use una pregunta sencilla
pero importante. Recuerde que el silencio no siempre indica
falta de interés o de participación mental.
No permita que los miembros más locuaces monopolicen la
discusión: dirija preguntas a otros. Si es necesario hábleles en
privado acerca de la necesidad de que en el grupo se converse
y no se den conferencias. Consiga que ellos le ayuden a
estimular la participación de otros.
A los miembros bien informados que se desvían
frecuentemente con referencias adicionales o que abren otros
temas, muéstreles el valor de no apartarse del texto.
Sugiérales a los miembros que quieren temas controvertidos
que estos pueden discutirse en otro momento. Ayúdelos a
ver que es más constructivo concentrarse en la enseñanza
positiva que todos pueden entender.

El descubrimiento de nuevos, nuevas dirigentes


Si usted quiere empezar a preparar nuevos líderes de estudio bíblico,
considere estas posibilidades. Primero, estudie usted mismo una se­
rie breve con el dirigente potencial. Debiera haber tiempo suficiente
para que pueda proporcionarle un modelo vigoroso. Esto es im­
portante, porque hoy en día los jóvenes carecen de modelos firmes.
Déjele probar sus alas.
Si no puede dedicarle un tiempo sostenido, considere esta se­
gunda posibilidad: estimúlelo á comenzar con uno o dos de sus ami­
gos. Ponga en sus manos una guía de estudio bíblico que no solo
incluya bosquejos útiles sobré el texto, sino también sugerencias para
el dirigente.^ Comparta también algunas indicaciones básicas de su
propia experiencia, pero no lo recargue con muchas instrucciones.

4. Por ejemplo: Sobre la Roca, de John Stott; Estudio Devocional de la Biblia


Certeza, autores varios; Manual del líder de grupos, de Teresa Blowes.
Ore por él o ella cuando estén separados y oren juntos. Si es necesa­
rio, mantenga correspondencia para evaluar sus progresos.
Una tercera manera de iniciar a un nuevo líder es ubicarlo junto
con un dirigente experimentado. Pueden estudiar juntos el pasaje y
orar juntos por los participantes. En el grupo de estudio debe haber
un solo conductor, pero el colaborador puede ayudar de las siguien­
tes maneras:
• Tomando nota de lo que no se está cubriendo en el
pasaje y ayudando a llevar la discusión hacia ese punto.
• Formulando preguntas con las cuales le parece que otro
participante está luchando.
• Animando a otros a participar en la discusión,
pidiéndoles sus opiniones cuando observa que no
participan.
• Estando listo para explicar ciertos puntos que el grupo
no está preparado para discutir, pero no poniéndose
automáticamente del lado del dirigente en las cuestiones
controvertidas.
• Después, ambos dirigentes pueden evaluar el estudio y
ayudarse mutuamente a mejorar. Tan pronto como sea
posible, permita que el discípulo dirija un encuentro
bíblico. Este método es una de las maneras más prácticas
de preparar a otros para que comiencen nuevos grupos,
especialmente cuando el grupo original crece y debe ser
dividido en grupos más pequeños o células.

Participación responsable del grupo


A menudo los miembros esperan que el dirigente provea todos los
estímulos, pero los miembros también tienen responsabilidades. En
realidad, cuando el líder brinda buena parte del estímulo pero el
grupo no responde con entusiasmo, ¡puede que se quejen de que es
demasiado dominante!
Estas son algunas señales de un miembro que colabora con el di­
rigente para lograr el propósito del grupo:
• Lee el pasaje bíblico antes del encuentro.
• Ora por el líder, por los otros miembros del grupo y por
el estudio.
Escucha atentamente a los demás, porque valora sus
contribuciones. Trata de entender no solo lo que dicen,
sino también lo que sienten, y tal vez en qué podrían
estar sufriendo.
Contribuye ampliando la idea de algún otro
participante, aclarando pensamientos ambiguos o
confusos, introduciendo un nuevo punto de vista,
comentando las contribuciones de otros, corrigiendo o
modificando con tacto algún punto, o resumiendo varios
puntos de vista.
Expresa cualquier pregunta que lo intriga.
Se mantiene en el tema. No introduce puntos sin
importancia o preguntas que distraen.
A veces ayuda a reformular una pregunta si descubre
que el líder tiene dificultad para expresarla. Pero no
adopta una actitud amenazante.
Es sensible a la reacción de otros, especialmente si están
excluidos de la participación. Los incluye hábilmente en
la discusión.

¡Haga trabajar a los miembros del grupo!


A menudo el grupo necesita maneras específicas y variadas de inves­
tigar el texto o pensar sobre una idea importante. He aquí algunas
sugerencias, aunque ninguna debiera ocupar más de diez a quince
minutos.
Mesa de ideas: todos vuelcan rápida y libremente sus
sugerencias imaginativas sobre cómo resolver el problema.
No se permiten críticas ni comentarios hasta después.
Las ideas se anotan en el pizarrón y después se analizan.
Respuesta circular: cada uno, por turno, da su opinión
sobre una cuestión provocativa. Nadie comenta hasta
que todos hayan tenido oportunidad de hablar. Luego
el dirigente empieza la discusión.
Estímulo mutuo: dos personas que estén sentadas cerca
se “provocan gentilmente” a pensar sobre una pregunta Q O ,
durante algunos minutos. Participan todos, sin cambiar de •
asientos. Luego el dirigente pide una síntesis a cada pareja.
IVIini grupos: discusión en subgrupos sobre un punto
importante del tema. Vuelven a reunirse a los diez
o quince minutos, y un miembro informa al grupo
general. El guía coordina los resultados y prosigue
el estudio en el grupo mayor.
Dramatización: se teatraliza una situación para
expresar una idea significativa, ya sea tratando de entender a
un personaje bíblico o de presentar un problema práctico de
hoy. Solo debe durar el tiempo necesario para llegar al punto.
Luego sigue la conversación en el grupo.
4
U/C/
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se ha calculado que las tres cuartas partes de

los varios millares de miembros proceden de un

ambiente que no es cristiano. Un programa de

encuentros bíblicos conducidos por estudiantes,

clases bíblicas semanales a cargo de profesores

y conferencias bíblicas bienales constituyen una

de las labores más vigorosas que hemos visto

en parte alguna. La primera etapa se concentra

en la"pesca"de nuevos contactos para Cristo.

La segunda etapa se dedica al "apacentamiento"

de los jóvenes corderos (por alguna metamorfosis

asiática ¡los peces se convierten en ovejas!).

Los líderes no dan nada por sentado en este proceso de “cuidado


posnatal intensivo”. Los cristianos más antiguos se preparan para
ser pastores, comenzando como “pastores internos” y aprendiendo
a cuidar de las ovejas del rebaño bajo la dirección de Aquel que es el
Pastor principal.

Pastores los unos de los otros


Los escritores del Nuevo Testamento dan énfasis al constante cui­
dado pastoral mutuo de los creyentes. En todas sus cartas a las nue­
vas iglesias, aparecen numerosos mandamientos en los cuales se
emplea la expresión “los unos a los otros”. He aquí algunos ejemplos
representativos:
Amaos los unos a los otros ... en cuanto a honra,
prefiriéndoos los unos a los otros.
Romanos 12.10
... recibios los unos a los otros...
Romanos 15.7
... servios por amor los unos a los otros ...
Sobrellevad los unos las cargas de los otros...
Gálatas 5.13; 6.2
... sed bondadosos unos con otros, misericordiosos,
perdonándoos unos a otros...
Efesios 4.32
No mintáis los unos a los otros ...
Enseñaos y exhortaos unos a otros...
Colosenses 3.9,16
... seguid siempre lo bueno unos para con otros...
1 Tesalonicenses 5.15
... exhortaos los unos a los otros ... considerémonos unos
a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras.
Hebreos 3.13; 10.24
Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por
otros... Santiago 5.16
Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones.
Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo
a los otros. ..
1 Pedro 4.9,10
Cuando los cristianos se unen en un encuentro bíblico, el propósito
es edificarse unos a otros de diversas maneras. No somos santos que
queremos impresionarnos mutuamente con nuestro conocimiento
bíblico superior y nuestro agudo discernimiento espiritual. Todos
somos pecadores redimidos que nos preocupamos por nuestro co­
mún crecimiento y madurez. El mutuo cuidado pastoral es directo
e indirecto: mediante la palabra personal de un hermano, mediante
la siembra de un pensamiento del texto bíblico como una semilla,
mediante las oraciones de los unos por los otros, mediante el clima
sanador de amor inspirado por la presencia de Jesús y de su Espíritu
Santo.
Los encuentros bíblicos pastorales ( e b p ) no son un lujo para no­
sotros sino una necesidad. El estudio regular, cooperativo y objetivo
de la Palabra de Dios impedirá que nuestra comunión se convierta
en una reunión puramente social. Debe ser:
• habitual, porque necesitamos la disciplina de grupo;
• cooperativo, porque necesitamos la ayuda unos de otros;
• objetivo, porque necesitamos certezas en nuestra fe.
Debiéramos aprender a enseñarnos y aconsejarnos unos a otros. Esto
es lo que Pablo deseaba siempre para los jóvenes cristianos: “Estoy
seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis
llenos de bondad y rebosantes de todo conocimiento, de tal manera
que podéis aconsejaros unos a otros” (Romanos 15.14). Podemos ha­
cer esto con la Palabra de Dios, no con la sabiduría humana por sí
sola. Porque “la ley de Jehová es perfecta: convierte el alma ... hace
sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová ... alegran el cora­
zón; el precepto de Jehová ... alumbra los ojos. Tu siervo es, además,
amonestado con ellos . . . ” (Salmos 19.7,8,11).
En el estudio bíblico pastoral no solo nos enseñamos y aconseja­
mos unos a otros. También buscamos estimular mutuamente nues­
tros dones. Por eso también estudiamos la Biblia cooperativamente:
“a ñn de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4.12).

El peligro de ser artificiales


Los encuentros bíblicos pastorales pueden convertirse en algo arti­
ficial cuando la gente asiste con ideas preconcebidas y sus propias
conclusiones sobre el pasaje. Se pierde la frescura en el enfoque y en
la actitud. No hay disposición para hacer nuevos descubrimientos.
A veces los encuentros son artificiales porque las personas no
quieren admitir sus necesidades personales a la luz de las Escrituras.
(¡La Palabra de Dios puede ser muy molesta!). Pueden tener una
buena comprensión intelectual del texto, pero eluden la aplicación
práctica a su vida. Hemos estado en estudios en los que la gente se
concentra en detalles textuales y diferencias teológicas. O pasa de­
masiado tiempo analizando la pregunta y debatiendo sus presupo­
siciones en lugar de ceñirse a la Palabra de Dios y permitir que su
verdad se apodere de ellos.
“ ¡Atrévete a ser un pecador!”, dijo Martín Lutero. Correctamente
entendida, esta es una verdad liberadora. Nos libera de pretensiones
y de exhibir una falsa imagen. No tenemos miedo de admitir que
dependemos totalmente de la gracia de Dios para la vida diaria así
como para la salvación eterna. Tampoco tememos confesar que ne­
cesitamos la ayuda de hermanos y hermanas. Somos libres también
para compartir la bondad del Señor en nuestra vida. Libres para re­
gocijarnos en su bondad para con otros. No tememos ser corregidos
ni vacilamos en hablar a otros la verdad en amor.

El peligro de que el grupo se encierre en sí mismo


La comunidad cristiana nunca es un fin en sí misma: existe para los
que no son miembros de ella. Nos reunimos para estudiar la Biblia
porque ella nos muestra cómo trabajar juntos para cumplir el minis­
terio mundial de la iglesia.
A no ser que tengamos una visión penetrante del mundo de Dios
corrompido por el pecado y de la divina acción salvadora en su fa­
vor, nuestra comunidad de estudio bíblico pastoral se convertirá en
un gueto cristiano, una fortaleza de seguridad sociológica contra un
ambiente hostil.
En una universidad, preguntamos dos cosas a los y las cristianas:
1) ¿Qué piensan sus compañeros y compañeras acerca de Jesucristo?
2) ¿Y qué.piensan acerca de sus compañeros y compañeras cristia­
nas? Como era de esperar, Jesucristo alcanzó una calificación más
alta que sus seguidores. Pero lo que también revelaron claramente
las respuestas fue la pobre imagen que los cristianos y las cristianas
tenían de sí mismos. La mayoría de las respuestas eran negativas, o
neutrales, o proyecciones defensivas de sí mismos. ¡Los cristianos
tenían una mentalidad de gueto! No es extraño que allí hicieran una
pobre impresión sobre los que no lo eran.
Un grupo de estudio bíblico y oración en el que participamos
hacia el fin de nuestra carrera estudiantil, al principio parecía igual
a los anteriores. Pero después de algunas semanas algo empezó a
diferenciarlo. Los ocho o diez participantes no queríamos perder ni
un solo encuentro. Mirando hacia atrás, ahora sabemos qué fue lo
que lo hizo diferente. En particxilar, fueron dos cosas: en esa comu­
nidad espiritual teníamos libertad para enseñarnos y aconsejarnos
unos a otros, y Dios tenía libertad para mostrarnos su amor y su
voluntad para con el mundo perdido por el pecado. Ocho miembros
de ese grupo nos diseminamos luego hacia seis países, sirviendo de
maneras diversas a los propósitos divinos. ¡Cuán agradecidos esta­
mos al Señor por aquella comunidad de estudio bíblico!
En el título de su libro The Incendiary Fellowship (La comunidad
incendiaria), Elton Trueblood sugiere lo que es un grupo cristiano
saludable. Un grupo de estudio bíblico pastoral que está d(£scu-
briendo cuáles son los propósitos de Dios para su mundo, no puede
permanecer frío hacia ese mundo. Pronto se ve inflamado por el ar­
dor del Espíritu y su fuego empieza a encender a otros a su alrededor.

La dimensión evangelizadora de la vida


Uno de los cuadros de la iglesia primitiva que más llama la atención
se encuentra en Hechos 2.46-47. El contexto muestra a los prime­
ros cristianos (más de 3000) reuniéndose constantemente y com­
partiendo su vida. En público o en los hogares, la naturaleza de sus
reuniones era dar culto a Dios y mantener una relación saludable
entre sí. ¡Una vida en comunidad tan vibrante y un gozo tan sincero
atraían magnéticamente a los de afuera! Lucas registra un resultado
natural: "... Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de
ser salvos” (Hechos 2.47). Esto continuó en aquellos primeros años
de la iglesia (vea Hechos 3—5). Una comunidad cristiana viva puede
atraer incluso a personas satisfechas con su existencia. Nina era una
estudiante de una familia de clase media alta, que llegó de manera
casual a una jornada de fin de semana, sin saber que era para di­
rigentes estudiantiles cristianos. La noche antes de partir dijo que
necesitaba hablar con alguien.
Contó que en su adolescencia había abandonado una vida de
iglesia que le parecía carente de sentido, y convencida de que el cris­
tianismo había sido largamente superado por la ciencia y la psicolo­
gía. Pero ahora Nina admitía: “Este encuentro bíblico me ha causado
un impacto [¡2 Timoteo, sobre el liderazgo espiritual!]. Nunca había
soñado ver a gente inteligente estudiando la Biblia. Estas personas
realmente se aman unas a otras, se puede ver por la manera en que
escuchan lo que dicen los otros. En realidad, es la primera vez que
he visto el amor..
Una hora después. Nina entregaba su vida a Jesucristo. Volvió a
su iglesia y llegó a ser una dirigente en el grupo de jóvenes, traba­
jando con ellos en el estudio bíblico y en la evangelización.
Si lo desea, puede ir al capítulo 15 para sugerencias sobre el e b p y
al ejemplo 5 en el Apéndice, para la ilustración de im bosquejo.

El estudio bíblico debe afectar cada aspecto de la vida


5.
Ç/é'He-

ClìAi/Utt^
»t©
MK/CI iH S

y cristianas nominales y buscadores conscientes,

han conocido a Jesucristo en la atmósfera cálida y

acogedora de un encuentro bíblico pastoral. Pero

muy a menudo una persona que no es cristiana

aparece una vez y nunca vuelve. Pudo haberse

sentido incómoda, no porque en el grupo hubiera

algo malo sino simplemente porque era una

extraña. O el estudio pudo haber sido demasiado

complicado o demasiado irrelevante o raro para ella.

Alguien que se da cuenta de que está solo, sola contra la opinión


unida de los cristianos, puede ponerse a la defensiva y volverse ar­
gumentador. O puede simplemente levantarse y marcharse lo más
pronto posible, especialmente si siente que los comentarios se diri­
gen a él. O puede ceder a la presión psicológica de la mayoría, sin
haber podido lograr una transformación espiritual.
¡Estos amigos y amigas son suficientemente importantes para que
planifiquemos sesiones de estudio especiales para ellos y ellas!

El encuentro bíblico de evangelización


El encuentro bíblico de evangeüzación ( e b e ) consiste en uno o más
cristianos y cristianas consagradas que estudian pasajes de la Biblia
junto con un número igual o mayor de amigos que no son creyentes,
guiándolos a considerar la persona de Jesucristo con el objeto de que
lleguen a confiar en él como Salvador y Señor.
proporción de personas no cristianas en el grupo
Por lo menos la mitad de quienes asistan al e b e deben ser personas
que todavía no creen en Jesucristo. Esta proporción tiene las siguien­
tes ventajas:
• Nuestros amigos se sienten menos incómodos, puesto
que están en mayoría: es su atmósfera.
• El contenido del estudio puede ser planificado para sus
necesidades e intereses específicos.
• Es probable que la discusión sea más espontánea y
genuina.
• La convicción nacerá de los hechos del evangelio y no de
la opinión de la mayoría o de factores sociales.
• Es xm mejor uso del tiempo y la energía de los y las
cristianas. En el caso de un grupo de veinte a treinta
miembros, el número de amigos alcanzados será mayor
si los cristianos se despliegan en equipos de dos o tres
para liderar a un e b e , en un grupo menos numeroso,
que si los llevan ocasionalmente a un encuentro bíblico
pastoral.
• Se multiplica el número de los que están preparados
para otras actividades evangelizadoras como
conferencias, campamentos, reuniones hogareñas,
etc. Casi garantiza que estas actividades no estarán
sobrecargadas de cristianos, porque el alcance hacia los
que todavía no creen será más amplio.

Dos objeciones
Frecuentemente se plantean dos pregimtas. La primera procede de
cristianos escépticos para quienes el estudio bíbhco se ha tornado
aburrido: “¿Vendrán los que no son creyentes, a algo tan aburrido?”.
Pero muchos lo hacen, en los países más diversos de cada conti­
nente, como lo hemos mencionado en el capítulo i. Vuelven una y
otra vez... ¡y luego llevan a sus amigos! Además, muchos de ellos
se encuentran con Jesucristo allí, porque im e b e es un programa de
evangelización intensiva; es como plantar y cuidar árboles, indivi­
dualmente, en lugar de sembrar al azar.
PA R T E i : E N C U E N T R O S B IB L IC O S

50
Muchas personas que no están dispuestas todavía a asistir a la
iglesia, sienten curiosidad por la Biblia. El e b e a menudo las mo­
tiva a leerla por sí mismas. Una joven francesa le confesó al líder
del encuentro bíblico: “Hice trampa: ya leí el pasaje de la semana
próxima. Espero que no le importe”. Otro joven, Eduardo, estaba en­
tusiasmado por su descubrimiento de Romanos 3, y se pregvmtaba si
nosotros sabríamos que eso está en la Biblia...
La segunda objeción tiene que ver con la preocupación de que
el mayor número de los que no son creyentes pudiera dominar a
los cristianos: “¿No perderemos el control de la conversación o el
debate?”. La respuesta es invitar a sus amigos a examinar los relatos
históricos acerca de Jesucristo, no a un intercambio de opiniones
religiosas. Una vez que están de acuerdo sobre esto, refiérase siempre
al texto como su autoridad. Los no cristianos no están obligados a
creerlo, ya que el acuerdo es ver lo que dice el relato.
El evangelio tiene el poder de captar la atención de nuestros
amigos, sean cuales fueren sus motivos en un comienzo; crea en
ellos sed por la verdad, üumina sus mentes y los conduce a la fe
(Salmos 119.130; Romanos 1.16,17).
Sobre cómo comenzar im e b e , vea el capítulo 6.

Hacia dónde vamos

La meta última del EBE


La meta final del e b e es que nuestros amigos se entreguen al Señor
Jesucristo. Algunos pueden estar dispuestos a hacerlo al terminar el
primer encuentro, como Vera, quien dijo: “Estuve buscando a Dios
mucho tiempo, y no había podido hallarlo”. También es cierto que
la mayoría de las personas en nuestro mundo pagano no saben lo
suficiente sobre Jesucristo como para confiar en él tan fácilmente
como lo hizo Vera.

El objetivo Inmediato
Nuestro principal objetivo es ayudar a quienes no son cristianos
a responder de manera positiva a Jesucristo. Considere el ejemplo
de Jesús al conducir a los Doce a ima fe plena. No les dijo inme­
diatamente que él era Dios. Cuando le preguntaron sobre él, dijo:
“Venid y ved” (Juan 1.39)- Sabía que aquellos judíos, que tenían
una fe firmemente monoteísta, no hubieran sido capaces de captar
la asombrosa verdad de su deidad hasta no haber tenido suficiente
tiempo para observar y pesar las evidencias concretas. No fue sino
hasta unos seis meses antes de la crucifixión (¡unos .dos años y me­
dio después de su primer encuentro con Cristo!) cuando pudieron
decir por boca de Simón Pedro: “... Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente” (Mateo 16.16).
La mayoría de nuestros amigos también necesitan tiempo. En los
Evangelios podrán ver a Jesús en acción y dialogando con la gente.
Nosotros debemos ayudarlos a proyectarse a los días del Nuevo
Testamento e identificarse con las personas que se encontraron con
Jesús, y a través de ellas interactuar con él.
El objetivo inmediato se habrá logrado si al terminar el estudio
los participantes quieren saber más sobre Jesucristo; o si empiezan
a dudar de su propia capacidad, o a comprender que deben buscar
más empeñosamente la verdad, algo que los acerque un paso más a
Dios.
El contenido: Concentrar el enfoque en la persona
de Jesucristo
Por eso nos concentramos principalmente en pasajes de los
Evangelios. Las personas a menudo se sorprenden al descubrir que
el Jesús del Nuevo Testamento es muy diferente del Jesús de sus pre-
conceptos ambiguos o sentimentales. El Nuevo Testamento empieza
por tomar en serio su humanidad. Él no era Dios disfrazado de
hombre. Era Dios convertido en hombre.
Aunque nxmca dejó de ser Dios, no hacía uso de sus prerrogativas
divinas (ver Filipenses 2.5-7). Volvmtariamente se limitó a nuestra
condición humana, recurriendo al poder y a la sabiduría de Dios
por medio del Espíritu Santo y la oración, como debemos hacerlo
nosotros (Mateo 12.28; Lucas 5.17; Juan 5.19,30; Hechos 10.38). Si por
ser Dios lo hubiera sabido todo en forma automática, sus conver­
saciones con las personas no hubieran sido genuinas (Lucas 2.46;
Mateo 24.36). Jesús tenía más bien percepción profètica y una agu­
dizada percepción humana por el hecho de que era ima persona sin
pecado.
Las dificultades humanas lo afectaban como nos afectan a no­
sotros (lea Hebreos 2.17-18 y 4.15). Jesús enfrentaba pruebas y
P A RTE í : e n c u e n t r o s b í b l i c o s

52
tentaciones reales. De otro modo, gran parte del Nuevo Testamento
carecería de significado. No debemos despojar a la encarnación de
Cristo del sentido que tiene para la humanidad, como hacían los
herejes a los que se refiere la primera carta del apóstol Juan. Jesús de
verdad se arriesgó cuando tocó al leproso. Realmente estaba cansado
cuándo se durmió en la barca en medio de la tormenta. Y como ser
humano temía a la crucifixión cuando oró en Getsemani antes de ir
a la cruz.
Solo si nuestros amigos ven al Jesús verdaderamente humano,
pueden empezar a sentir el impacto de su divinidad. Solo así se con­
vierte él en una persona viviente en quien ellos pueden confiar, y a
quien pueden amar y adorar.
(Considere los ejemplos 6 y 7 en el Apéndice).

Lo que un ebe no debe ser


En un encuentro bíblico con amigos no cristianos debemos evitar:
Una mera discusión teológica o doctrinal. La televisión, las
revistas ilustradas y cosas por el estilo han acostumbrado
tanto a la gente a pensar en lo visual, que casi han perdido
la capacidad de pensar en proposiciones. Por esta causa
especialmente, las personas que no conocen a Cristo
necesitan un enfoque gráfico antes de estar en condiciones
de participar en discusiones doctrinales más abstractas. Jesús
impartió la mayor parte de sus enseñanzas por medio de
imágenes verbales: parábolas, lenguaje figurado, ilustraciones
concretas de la vida, etc.
Una discusión sobre problemas, aunque sin duda
los problemas aparecerán. No se trata de evitar la Biblia
porque contiene dificultades, como si evitáramos comer
pescado porque tiene espinas. ¡Pero nos concentramos en la
carne, no en las espinas! Y por cierto no debiéramos suscitar
problemas que nuestros amigos no mencionen.
Una discusión centrada en la experiencia, aunque por
supuesto debe haber una actitud honesta al compartir sobre
nosotros mismos. Esta clase de conversación es útil, pero
fácilmente puede degenerar en un mero intercambio de
opiniones y de subjetivismo. Aténgase a la autoridad objetiva
del texto. Axm aquellos que parecen no aceptar la autoridad
de la Biblia, en su interior saben que tiene el sonido de la
verdad.

La atmósfera del encuentro


La atmósfera del e b e es tan importante como el estudio en sí. Ya
hemos visto en el capítulo 3 cómo crear un clima conducente al es­
tudio. Ahora agregaremos algunas recomendaciones especialmente
importantes para estos encuentros.
No debe haber un sentido de superioridad o un espíritu
crítico. A muchos cristianos les disgustan los hábitos, la
manera de pensar y el lenguaje de sus amigos que no son
cristianos. Si comunicamos que es “mundano” asociarse con
ellos, entonces Jesús, el “amigo de publícanos y pecadores”,
era “mundano”.
No debe haber hipocresía o falsedad. La honradez en cuanto
a nuestra experiencia personal debiera mostrar que la vida
cristiana es de valor infinito, pero que no siempre es brillante
y fácil. Cuando los cristianos son honrados acerca de sus
fracasos y sus luchas, la persona que no es cristiana se sentirá
ayudada a admitir sus necesidades. Por otro lado, puede ser
más conveniente que los cristianos compartan sus dudas con
otros cristianos más experimentados y no conviertan el e b e
en una sesión de dudas.
No debe haber un ambiente o estilo "eclesiástico". Un E B E e s
una conversación, un estudio en grupo; no es un culto ni una
reunión juvenil. Algunas recomendaciones en este sentido;
• Reúnanse en xm lugar neutral, no en el templo.
• La oración puede dar un tono de reverencia, pero si hace
que los participantes se sientan incómodos, omítala.
A veces la oración puede ser adecuada al final. Por
ejemplo, cuando se sugirió orar después de un estudio
sobre Juan 3, María Lourdes dijo; “¡Gracias, oh Dios; yo
no sabía que se pudiera nacer de nuevo!”.
P A R T E i : EN C U EN T R O S B ÍB L IC O S

54
• Evite los himnos y coros en general. Ritmos folklóricos,
inclusive algunos cantos evangélicos populares, pueden
venir muy bien.
• El E B E no es un lugar para discutir opiniones negativas
sobre el baile, el tabaco, etc. Los chistes religiosos no son
de buen gusto.

Actitud cristiana pero no sectaria. Identifiqúese


primordialmente con Jesucristo y con los verdaderos
creyentes más que con ima denominación determinada o con
el protestantismo. Tenga en cuenta lo siguiente:
• No critique las creencias de nadie. Al mismo tiempo,
no suavice ni trate de pasar por alto ninguna parte del
pasaje que contradiga las creencias de alguien.
• No gaste tiempo precioso en cuestiones controversiales.
Por ejemplo, si el pasaje no es claro acerca de si Jesús
tuvo hermanos (o primos), resuma las posiciones
tradicionales de protestantes y católicos, y continúe
el estudio.
• No confunda la cuestión de conocer a Jesucristo con
la de cambiar de religión. Una persona podría hacer
este cambio sin haber hecho un cambio espiritual.
Otra quizás posponga el recibir a Cristo debido a los
problemas que acarrea un cambio de afiliación religiosa.
Concéntrese en ganarla para el Señor y en edificarla.
• Cuando entre los presentes haya miembros de
otras religiones, evite hablar de los “cristianos” y el
“cristianismo” con todos sus matices culturales y
políticos. En cambio diga: “Dios dice ...”, “Según la
Biblia ...”, “Llegar a ser un hijo de D ios...”.

Evite una actitud dogmática. A veces los cristianos se vuelven


dogmáticos cuando se sienten inseguros en sus creencias.
Permita que sus amigos tengan y expresen sus opiniones.
Quizás piensan “Reconozco que eso es verdad”, aunque su
voluntad continúa luchando. Dice Paul Tournier:
... es importante distinguir entre argvunento intelectual y
encuentro personal. Responda a las ideas con ideas, pero
responda a la persona con la persona.’
En un encuentro bíblico con amigos no cristianos siempre debiera
haber dependencia en oración del Espíritu Santo. Los cristianos de­
bieran reunirse entre un estudio y otro para orar por sus amigos,
específicamente por nombre.

El E B E utiliza el método inductivo de estudio bíblico porqué tiene


muchas ventajas en el estudio con personas que no son cristianas
(vea el capítulo 2).
Las responsabilidades del líder de un e b e son básicamente las
mismas que la de todo guía de un encuentro bíblico. En el capítulo 3
se exponen instrucciones más completas. El dirigente sabio, ansioso
por mejorar, se evaluará periódicamente en base a estos principios
probados. Aquí agregamos algunas sugerencias que se aplican espe­
cialmente al E B E .
Prepárese: esto significa la preparación del líder en su
persona y la preparación del pasaje bíblico. Debe estar
convencido de que Dios lo ha colocado en ese círculo
particular de amigos y que él ama a cada uno de ellos.
Debe estar consciente de la presencia personal de Cristo.
Debe conocer más sobre el pasaje de lo que ha de usar en el
encuentro con el grupo. Debe anticipar posibles objeciones y
problemas. Si la verdad del pasaje no se ha apoderado de él,
es poco probable que se apodere de sus amigos.
Use una Bíbüa en lenguaje moderno, para facilitar la
comprensión. De otro modo el lenguaje arcaico confirmará
la sospecha de que la Biblia es anticuada. El líder puede
referirse a los números de las páginas, evitando provocar
la confusión de aquellos que no están familiarizados con
la Escritura. Asegúrese de que haya Biblias disponibles para
todos.
5. The Meaning of Persons: s c m , Londres, p. 169. (Hay traducción al
castellano: El personaje y la persona. La Aurora, Buenos Aires, 1974)-
P A RTE i : EN C U EN TR O S B IB L IC O S

56
Aténgase al texto y complete el estudio del pasaje. Evite
los temas laterales. Acepte cortésmente los comentarios...
y vuelva al texto, a su autoridad. Muchos malos entendidos
pueden evitarse si el grupo ve en el texto el retrato completo
de Jesús que hace el autor, antes de discutir los detalles.
Si surge algxma cuestión tangencial que no está tratada
adecuadamente en el pasaje, hable con quien la planteó
después del estudio, usando un texto más adecuado. Si el
grupo está interesado, sugiera para otra vez un estudio de ese
tema con un texto más apropiado para el mismo.
Evite la "jerga evangélica" y explique con sencillez los
términos teológicos. Cuando Marina dijo: “Cuando yo estaba
aún en el mundo...” los visitantes se mostraron perplejos.
¿Cómo comprende alguien que no es cristiano términos
como “justificación”, “gracia”, “fe”, “la carne”, o “pecado” ?
Algunas palabras se entienden, pero tienen un color
emocional negativo.
Termine puntualmente, pero continúe la charla con aquellos
que no tengan prisa. Hable sobre alguna dificultad que no
haya sido resuelta o ayude a alguien a recibir a Jesucristo.

Los pasos finales hacia Cristo


Antes de cosechar es necesario arar, sembrar y regar pacientemente.
Jesús dijo que los frutos de la semüla de su Palabra dependen de las
condiciones del terreno, y definió el buen terreno como “... los que
con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con
perseverancia” (Lucas 8.15).
Podemos acrecentar la receptividad a la Palabra de Dios me­
diante ima amistad genuina, mediante el testimonio personal, res­
pondiendo a problemas intelectuales y sobre todo orando. Debemos
confiar en que Dios obre en la vida de nuestros amigos de maneras
específicas. Octavio era un estudiante popular, bien controlado, que
asistía regularmente a una serie de e b e . Pero no sintió mayor nece­
sidad de Dios hasta que se enredó a puñetazos con otro estudiante y
fue expulsado del comedor universitario. Entonces se vio a sí mismo
en una luz diferente, y poco después recibió a Cristo en su vida.
Podemos conocer cuándo una persona está dispuesta para recibir
a Cristo si somos sensibles a la dirección del Espíritu Santo y a lo que
la persona dice y siente. No debemos hablar demasiado pronto ni
aguardar demasiado tiempo.
Busque la oportunidad natural para explicar exactamente cómo
recibir a Cristo, después del estudio, a solas con el interesado. El
relato de cómo algún otro ha recibido a Cristo a menudo propor­
ciona la ocasión para que alguien plantee la pregunta en relación a
sí mismo. Asegúrele que Dios responde a la oración sincera. Use los
términos e ideas ya mencionados en el estudio bíblico.
Sugiérale a la persona interesada que lea uno de los Evangelios.
Más adelante observe cómo responde: cómo se siente sobre cada una
de sus partes, en qué discrepa y por qué.
Algunos encuentran a Cristo solos, quizás mientras leen, como
ocurrió con Mary: “A l leer Cristianismo básico, me dio tanta ver­
güenza que quise esconderme bajo la cama... Leí y releí la última
parte”. Sus palabras y su rostro radiante expresaban lo que quería­
mos saber.
Si alguien falta a imo o dos estudios, no significa necesariamente
que ha perdido el interés. Puede ser que haya entendido el desafío y
esté luchando interiormente. Siga orando.
Enseñe a los nuevos cristianos los puntos básicos para el cre­
cimiento espiritual. Invítelos a un encuentro bíblico pastoral para
nuevos creyentes. ¡Cuán a menudo hemos visto a una persona con­
vertida en un e b e empezar casi inmediatamente a estudiar con otros
en un EB P en igualdad de condiciones!

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