Está en la página 1de 5

1

LA BOLIVIA PRODUCTIVA: La experiencia de Justino Pomier, Mallku


aymara y empresario victorioso.

Julio Rosendo Mantilla Gutiérrez.*


El fantasma agorero, empoderado en los medios de comunicación, anuncia al mundo que desde
el 2000 Bolivia vive un tiempo signado por la agudización de una crisis general expresada en
torpes desaciertos de su clase política , la acumulación de contradicciones entre actores sociales,
regionales y étnico-culturales y una tremenda exacerbación de movilizaciones sociales Ante ello,
apresurados intelectuales, cual plañideras del desastre, comunican la inminencia de una guerra
civil y los organismos internacionales, desgarrándose vestiduras, nos envían conmovidas y
solidarias misiones de observación. Sin embargo, pese a ello, las estadísticas que miden la
macroeconomía del 2005 muestran importantes indicadores de recuperación del aparato
productivo y un superávit en la balanza comercial, es decir que estamos produciendo más que lo
que consumimos. Y, al contrario de lo que podría pensarse, esta situación no sólo responde a la
producción hidrocarburifera o a la de los sectores modernos del Oriente boliviano; también se
debe a sectores productivos del altiplano y valles y dentro de ellos a unidades de producción de
tipo familiar, semi – empresarial y empresarial localizados en la economía urbana de ciudades
como La Paz y El Alto. ¿Cómo se explica esta paradoja? ¿Acaso las estadísticas son mentirosas
en el afán de ocultar la crisis?
Esto me llevó a recordar cómo, en medio del torbellino de las movilizaciones sociales que
atormentaron esta gran marca aymara que constituyen La Paz y El Alto; ante el mero anuncio del
cronograma que regiría la fiesta del Gran Poder, súbitamente, como respondiendo a un pacto de
paz construido en una complicidad clandestina y silenciosa ; cesaron los paros y enfrentamientos
más agudos y afiebrados, callaron las protestas y ni el dirigente más radical se hubiere atrevido a
romper el contrato social subyacente. No nos referimos al ritual religioso y erótico de la fiesta
mestiza, observamos el ritual del trabajo, de la producción, cuando cientos de unidades de
producción, comercialización y servicios cobijando empresarios de distinto tamaño y a miles de
trabajadores se abocaban a movilizar un excedente económico, que los especialistas calculan en
más de cincuenta millones de dólares
Lo anterior muestra que existe un evidente déficit en el conocimiento de aquellos actores que
siendo parte de la crisis son también parte de la solución, .En este marco, me propuse indagar la
experiencia de Don Justino Pomier, un aymara que habiendo nacido en una sociedad donde aun
subsisten privilegios de casta y prejuicios raciales se atrevió a construir una empresa y más aún
a enfrentar los retos del mercado internacional. Así, muñido de un caudal de preguntas llegué a
la entrevista que me concedió en su casa ubicada en el residencial barrio de Obrajes. Nos recibió
un hombre de porte mediano y ademanes recios,difícilmente se podía colegir que tenia ochenta y
dos años .Su rostro ,marcado por una mirada de águila escrutadora hacia juego con una
prominente nariz denotando con claridad su origen colla Con fina amabilidad nos condujo por un
huerto donde –remarcó- “ personalmente” cuidaba los árboles frutales , algunas hortalizas
destinadas al consumo familiar y una variedad de plantas medicinales como el Andrés Huaylla ,
la chijlla y el romero cuyas virtudes explicó con gran sabiduría ..”El Felipe Quispe dice que
tomamos orines porque somos pobres .No sabe que es un santo remedio que ni los médicos
conocen “–comentó, jocoso-.
Era una tarde de fuerte invierno y me llamó la atención que en lugar de conducirnos al interior de
la casa nos invitara a compartir un modesto rincón del patio trasero:”Aquí muere el sol”, dijo a

*
Es Licenciado en Comunicación Social Y Maestrante en Desarrollo Humano
2

modo de disculpa. Preguntó qué deseábamos servirnos y todos, junto a él, elegimos un fino
escocés “etiqueta negra” que acompañó un acullico, cuya singular dialéctica trazó el rumbo de la
entrevista
A.- Un pobre nacido para mandar.-
Justino Pomier es el empresario paceño que ,en las fiestas julianas de 1995 , recibió la
condecoración “Agustín Aspiazu “en reconocimiento al extraordinario esfuerzo de formar “la
fabrica de textiles Fátima”, poderosa industria que ,en aquellos años ,con un capital invertido de
tres millones de dólares generaba alrededor de ochenta empleos directos y más de mil
indirectos ,produciendo un valor de cuatrocientos mil dólares anuales en mercancías destinadas
tanto al mercado interno como al externo. Es quien , pese a su nacimiento en la escala ínfima de
uno de los países más pobres del mundo , a su escasísima educación escolar y pese al uso de un
castellano rustico que devela su origen indio , en una sociedad castigada por los prejuicios
pigmentocràticos ; es un triunfador en la lógica de la reproducción ampliada del capital y allí
,en las ferias internacionales ,se codea de igual a igual con la burguesía europea y asiática ,donde
lo reconocen y ponderan por su comprobada capacidad empresarial..Empero, más allá del
asombro que produce en un escenario donde el modelo económico fracasó en su intento de
“crear empresarios” desde la prebenda estatal, es necesario preguntar sobre las condiciones que
posibilitaron la existencia de tan insólito personaje. Tal vez, ¿por un acaso del destino, el
espíritu de la reforma protestante que, según Max Weber, permitió el desarrollo del capitalismo,
dando un salto, derrotó tanto a los prejuicios señoriales como al colectivismo indígena y se
encarnó en Justino Pomier?
Luego de realizar remembranzas sobre su pasado como huérfano, peón de campesinos
parcelarios, obrero fabril y microempresario, ante la pregunta de ¿Cómo explica las causas de
sus éxitos como persona próspera y rica y su triunfo como empresario? , habiéndome
acostumbrado a esperar un momento de reflexión entre pregunta y respuesta, esta vez, me
sorprendió la rapidez de la misma: “fue muy fácil hacerse millonario, porque ya desde chico se
me cruzó un zorro de izquierda a derecha lo que me trajo mucha suerte, además debo
comentarle que una vez en el campo me cayó un rayo, lo que ahora me permite ver la suerte con
coca o sin coca. Por eso, yo ya sabia que había nacido para mandar”. Al contrario de lo
esperado, la personalidad de Pomier no expresa el espíritu ascético del ahorro que convertido en
inversión sostenida es bendecido con ganancias que legitiman la existencia del sujeto
empresarial .El empresario indio no concebía el mundo como un universo poblado por cosas sino
como un cosmos vivo lleno de energías y relaciones .donde la colocación de los actores era
predeterminada desde el origen : “Yo sabia que nací para mandar” .Independientemente de
todas las circunstancias que rodearon su niñez y juventud, el Pacha ( entiéndase cosmos)
mediante signos ( el zorro y el rayo) manifestó un destino legitimado en la cultura .De allí resulta
que “fue fácil hacerse millonario”y así se explica como en pleno proceso de
consolidación,,cuando aún era un modesto microempresario, prefirió sacrificar el valor presente
de las primeras ganancias ,colocando el billete de un millón de pesos en un cuadro que ,desde
entonces ,adorna sus oficinas.. Con ello, Pomier legitimaba y ratificaba ante la sociedad india y
mestiza “su suerte “, capital simbólico que le permitía el don de “mandar” en el espacio de las
relaciones económicas.
Que enseña todo ello? Que en la formación de las elites empresariales aimaras, funciona el
mismo mecanismo legitimador que se da en la elección de sus sabios yatiris o de sus mallkus
dirigentes ..La fuerza de la energía común expresada en el Pacha elije y se manifiesta a través de
signos en elección de elites destinadas a dirigir el proceso económico.. El espíritu empresarial
indio se alimenta de una profunda convicción sobre un destino predeterminado por el cosmos
vivo, que, a su vez, es aceptado por la comunidad.
3

B.- Acumulación originaria y reproducción ampliada del capital.-


¿Significa acaso que en la caracterización de un empresario aymara nos estamos
basando exclusivamente en el uso y manipulación de la cultura? Es más, que,
alejándonos de los roles de inversión y gestión que definen el prototipo de un
businesman, ¿pretendemos identificar una personalidad basada en creencias y
costumbres que no corresponden a la modernidad capitalista? Ante ello, debemos decir
que la ciencia y la tecnología son mercancías que se compran, en tanto que “el carácter
“, en este caso, el “carácter empresarial”, es un atributo que se forma. No es un
arquetipo universal que reproduce las formas de la cultura occidental, hecho
confirmado por las experiencias del capitalismo japonés y asiático, del todo distintas al
fordismo y taylorismo .Ello implica que cada experiencia tenga su propia acumulación
originaria de capital. En el caso de aquel joven aymara que en su niñez recibiera la
marca del rayo (el Tata Illapa), como proletario fabril, disciplinado tejedor con siete
años de experiencia en la fabrica “Polonesa”, el capital productivo se origina en la
combinación de plusvalía reivindicada (beneficios sociales) y el conocimiento
acumulado “Me recogí de mis beneficios sociales y descuentos 7.500 pesos, de la
Polonesa, con eso me compré una máquina [de coser] que me recomendó un amigo. La
fuimos a ver y noté que estaba nuevita, así que con mi amigo nos fuimos a la policía
para que ellos hagan el documento y ahí firmamos un contrato, con el que entregué el
dinero y me dieron la máquina Así empezó todo”.
Con esa máquina a la que adaptó un motor eléctrico, inició una modesta producción de
“ropa acabada”, en un taller artesanal microempresarial, “después me compré otra
maquina de mi anterior jefe de la Polonesa, con lo que llegué a fabricar cinco docenas
en un día, ganando 2.000 pesos en un día, cuando el Judío [su anterior jefe de La
Polonesa] ganaba apenas 1.000 pesos diarios y a mí sólo me pagaba 750 pesos
mensuales”- dijo el entrevistado.
Durante la década del cincuenta la microempresa empieza a prosperar, convirtiéndose
en una unidad empresarial con más de treinta maquinas importadas desde Suiza, A
partir de los años sesenta, diversifica su actividad importando maquinaria del Japón y
materia prima desde Italia ,México y España destinada tanto a su empresa como para la
venta a otras fábricas. Será en la década de los setenta cuando, acogiendo la propuesta
de un grupo empresarial japonés forma su propia hilandería,. De esta forma, se
consolidó la “Industria de hilados y textiles Fátima”, empresa que empezó a producir
su propia materia prima con lana de alpaca y oveja de origen nacional y, sin complejos,
enfrentó los retos del mercado globalizado.
¿Qué vino después? Esto ya lo sabemos, es más, Pomier ya lo sabia. La pregunta está en
otro lado: ¿Cómo fue posible que un hombre, siendo profundamente aymara, hijo de
una cultura colectivista, supuestamente antagónica al capitalismo, con todas las trabas
de una sociedad atrasada y neocolonial, pudo triunfar como empresario moderno?-
C.- La impronta del origen aymara.-
Ser aymara significa pertenecer a una comunidad, a un Ayllu, que no solo une a sus
miembros por vínculos de consanguinidad. En lo fundamental, la pertenencia está
marcada por un espíritu que habita el lugar de nacimiento (el Uywiri).No fue en vano
que Tamayo, el indio irredento, una vez dijera:
4

”Montes graves, graníticas hazañas.


Como inmóvil galope de montañas.
No moriréis mientras la vida pase
Ya os tengo, para siempre, en mis entrañas“
Si existe algo recurrente en la entrevista con Pomier son sus recuerdos sobre la impronta
de su origen : “ Yo había nacido en las pampas de Masaya,… nunca me quisieron
avisar quien había sido mi madre “-relata Justino- .Allí, en medio de los tolares,
sirviendo como el más humilde hualaycho pastor de ovejas, como “uta`guagua”,
huérfano, recogido por el hogar de una amorosa familia de parcelarios aymaras, se le
“cruzó un zorro de izquierda a derecha”, señalándole el destino o , mejor ,“el sentido”
de su suerte.Por eso, más tarde, cuando aquella otra familia de tradición encomendera,
asombrada antes sus triunfos, le propusiera cambiar y re-establecer el apellido patronal,
con gesto altivo planteó un “no “ rotundo y prefirió mantener lo más próximo al
“Puma “ , al Poma aymara, al león indio. Por eso , bautizó su empresa con el nombre de
“Fátima”, la virgen del pueblo que simboliza la “illa “del lugar que habiendo restaurado
la relación hembra-macho, orco-uma, chacha y warmi, señala el equilibrio universal del
ser.
Cuándo señala haber nacido en “Masaya”, nuestra entrevista aparece alimentada por un
nombre, un apelativo cualquiera con el que deberíamos contentarnos. Sin embargo, el
comunicador que habita en nosotros se encuentra atormentado por la imagen inclemente
de un padre que ya penetró en los encantos del saber indio. Ello nos obliga a decir que
la denominación aymara de “Maasayaya” correspondía a la parte de “abajo” de la
cúatripartición andina ,complementaria del “Alaasaya”, la parte alta de un Ayllu, que
la incultura estatal, dividió en la provincia Los Andes, cantón Tambillo del
departamento de La Paz. Pero, ¿Qué Importancia tiene esta disquisición dentro de la
formación empresarial de Justino Pomier?
D.- Ayllu y Empresa.-
La exacerbación desordenada de las movilizaciones sociales que se acumulan desde el
2000 son producto de la ausencia de èlites .Del vaciamiento ideológico del denominado
“ideologema del 52” que no pudo ser llenado con nuevas creencias colectivas .Los
intelectuales neoliberales , embriagados por el fácil triunfo que suponía el aparente
acatamiento social a las durezas del “ajuste estructural” ; se contentaron en aplicar el
fácil esquema de la “capitalización”,sin entender las bases concretas de una sociedad
donde , pese a todo, se estaba produciendo un vigoroso proceso de desarrollo capitalista.
Los“yupies” del neoliberalismo, engolosinados por las recetas fondomonetaristas jamás
pensaron en interpretar aquello que, con desprecio, caracterizaban como “economía
informal”. De otro lado, la izquierda nostálgica (aquella que sobrevivió ante la
seducción del gonismo), abjurando de sus tesis respecto a “la vanguardia
proletaria”,entusiasmada ante el nuevo discurso de reivindicación étnico-cultural se
sumó a la propuesta de restauración del “Collasuyo” .En síntesis , ninguna de las poses
intelectuales tuvo la capacidad de ofrecer respuestas concretas a la angustia social de
una crisis que reclamaba ofertas concretas de organización de la producción , de un
nuevo Estado que ordenara lo real : la ética de la producción en una sociedad de
productores.
En este marco, preguntamos: ¿Como organizó su empresa Don Justino Pomier? .Luego
de un breve reposo responde que “no es basta con saber que uno es elegido por el
rayo: Hay que saber pagar” –dice- Y, de pronto, en el rostro colla surge una súbita
5

sonrisa que mostrando superioridad y control absoluto sobre los que lo rodeamos se
apropia del ambiente. Es un gesto distinto al de su amabilidad habitual.El hombre de
ochenta y tantos años, de un exis corporal marcado por el trabajo físico, de hablar
tranquilo, de verbo sosegado, de un decir sumiso, se transforma en señor, en alguien
acostumbrado a mandar.”Pagar a la Pachamama no es lo que hacen todos los càmiris
(ricos) empresarios de la construcción en La Paz”. “Si no, preguntà - me dice-
¿Cuántos aparapitas hay en los cimientos de los grandes edificios de la ciudad”- “Hay
que saber pagar “–repite-“pagando a la comunidad “.Yo he sido más de tres veces
preste de mi pueblo”. “ Antes no había fiesta “.Nosotros fuimos los primeros sino,
pregúntale al Alanoca”.” Ser preste es lindo, a uno lo reconocen como persona”
Según algunos estudiosos la fiesta del preste andino es un acontecimiento que permite
“igualar”, (mediante el gasto que supone la fiesta) hacia abajo a los comunarios que
sobresalen por sus éxitos económicos .Al contrario de ello, Pomier manifiesta que en
cada preste siempre salió ganando “incluso pude vender las cervezas que sobraron”-
afirma.- Empero, si observamos con detenimiento el “ayni” empresarial con la
comunidad, encontramos que esta figura cultural va mucho más allá del hecho
folclórico. Pomier muestra que el vínculo con la comunidad de Masaya se estrecha en
dos esferas: la contratación de fuerza de trabajo y el eslabonamiento con los insumos de
producción. En efecto, la entrevista constató que más del setenta por ciento de la fuerza
de trabajo empleada en Hilados Fátima (tanto en el área administrativa como fabril) era
de mujeres y varones del Ayllu de Masaya. Asimismo, que los insumos de lana de oveja
y alpaca provinieron del mismo Ayllu cuyos pastizales fueron mejorados mediante riego
sistemático y reciclando los subproductos del lavado de lana.
E.- La ética de la producción.-
Mucho queda por decir.Sin embargo, la experiencia del Mallku, del empresario aymara
Justino Pomier es una demostración de que, aún dentro de la crisis más profunda que
sufre Bolivia:,en los substratos de su diversidad multiétnica contiene culturas y actores
en los que sobrevive la ética de la producción . Esta es la raíz, la semilla y el surco
abierto donde florecerá una nueva sociedad de productores.

También podría gustarte