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PROCESOS COGNITIVOS:
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
PERCEPCIÓN, ATENCIÓN Y
MEMORIA
Índice
•• Presentación de la asignatura
•• Bibliografía
Capítulo 1
INTRODUCCIÓN A LA
PSICOLOGÍA COGNITIVA
CONTEMPORÁNEA
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Este movimiento trasciende los límites de la propia Psicología y en sus vínculos con
otras Ciencias, tales como la Antropología, la Lingüística, las Neurociencias y sobre
todo la Informática, constituyen un novísimo campo de investigación: la Ciencia de la
Cognición. Aunque su juventud como ciencia impide una conceptualización acabada,
algunos autores la han definido como:
“Una disciplina creada a partir de una convergencia de intereses entre los que
persiguen el estudio de la cognición desde diferentes puntos de vista. El aspecto crítico
de la Ciencia Cognitiva es la búsqueda de la comprensión de la cognición, sea ésta
real o abstracta, humana o mecánica. Su meta es comprender los principios de la
conducta cognitiva e inteligente. Su esperanza es que ello nos permita una mejor
comprensión de la mente humana, de la enseñanza y aprendizaje, de las
habilidades mentales y el desarrollo de aparatos inteligentes que puedan
aumentar las capacidades humanas de manera importante y constructiva”.
Norman, 1987, p.13
“La ciencia que responde a interrogantes epistemológicos de antigua data, en particular
a los vinculados a la naturaleza del conocimiento, sus elementos componentes, sus
fuentes, evolución y difusión”.
Gardner, 1996 p.21
“El análisis científico moderno del conocimiento en todas sus dimensiones”.
Varela, 1998, p.11
1) Los fenómenos mentales son inaccesibles a la observación pública. Podemos observar los
productos externos del lenguaje, la memoria o el razonamiento, por ejemplo; pero no los procesos
que subyacen. Además, son muy veloces, produciendo en ocasiones una impresión engañosa de
simplicidad. Por ejemplo, la percepción visual ocurre en tiempo real, de modo aparentemente simple
e instantáneo; pero hoy se conoce la cantidad de operaciones de cómputo que realiza un sistema
visual, ya sea humano o artificial. Por último, el sistema cognitivo es interactivo, de modo que existe
una interdependencia funcional entre todos los componentes del sistema, que lo hace más complejo
(de Vega, 2005, p. 23).
En 1948, Shannon formula una serie de leyes matemáticas para explicar el flujo
de información que se genera a través de un canal. Según de Vega (2005), un
canal es un dispositivo que recibe una entrada de información externa (input) y
genera una salida (output). A la correspondencia entre la información de
entrada y salida Shannon, C. le denomina “información transmitida”. El sistema
2) El nombre original de la publicación en inglés es: “The magical number seven, plus or minus two: Some
limits on our capacity for processing information”.
Sin embargo, para algunos autores (de Vega, 2005; Restrepo, 2009) el trabajo
fundacional que constituyó la fulminante emergencia del nuevo paradigma en la
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Psicología Cognitiva fue el desarrollado por Miller (Figura 2), Galanter & Pribram en
1960, pues se expone explícitamente, por vez primera, la analogía entre la mente y el
ordenador4. Mientras que para otros autores (Morenza et al., s/a) el comienzo formal
de esta corriente puede fijarse en el año 1967, cuando Neisser (Figura 3) publicó
“Psicología Cognitiva”5, al reunir los estudios e investigaciones que se habían hecho
hasta el momento sobre el tema.
En palabras de Neisser (1976): “la razón fundamental para el estudio de los procesos
cognitivos se ha hecho tan evidente como la razón para estudiar cualquier otra cosa:
simplemente porque están ahí” (p.15-16). Por supuesto, este enfoque no obligaba a
considerar al hombre como una computadora, solo ofrecía una analogía, un modelo,
un “como-si-fuera”. Nunca se pretendió igualar ambos sistemas. El propósito consistía
en comparar las ejecuciones a las mismas tareas, pero no necesariamente por los
mismos caminos.
disciplinas se unen por su objeto de estudio, intentando una visión comprensiva desde
estos puntos de vista y complementando sus enfoques. Aquí se unen la Cibernética, la
Psicología Cognoscitiva, la Neuropsicología, la Lingüística, la Filosofía y otras ciencias,
empeñadas en abordar el mundo del conocimiento del hombre, más allá de las
notables intuiciones de los filósofos de la modernidad, pero también con una dirección
tecnológica bien definida, tanto hacia la construcción de máquinas cada vez más
inteligentes, como en la intervención de los seres humanos para mejorar su
procesamiento como organismos cognoscentes.
Es por ello que no presentamos aquí una propuesta conceptual única, suponiendo una
tarea compleja, como ya se mencionaba anteriormente. Optamos por mostrar un
conjunto de nociones que nos aproximen a la idea de qué se entiende por Psicología
Cognitiva, teniendo en cuenta lo novedoso de este campo de investigación. Un
esfuerzo por lograrlo está presente en las elaboraciones de los siguientes autores:
caso que el conjunto de estímulos provenga del medio externo, estos impactan los
órganos de los sentidos como un patrón de energía que:
La diferencia que rescata esta definición con lo que podría ser una idea conductista
(estímulo-respuesta), radica principalmente en que la cognición mediatiza un
conocimiento guiado por el medio. El sujeto es ahora un organismo capaz de
transformar, reducir, elaborar, almacenar, recuperar y utilizar la información; dándole
libertad a la conducta con relación al medio.
• Procesos mentales.
• Estructuras mentales.
• Entrada sensorial.
• Desenvolvimiento diario (en un contexto natural).
• Explicación, análisis científico/objetividad.
Según de Vega (2005), “las estructuras son los componentes estáticos de un sistema,
es decir, los que permanecen relativamente invariables a lo largo del tiempo. Los
procesos en cambio se refieren a la actividad del sistema. La dualidad estructura-
proceso es relativa, pues depende de la escala temporal que asuma el observador” (p.
56).
Para ejemplificar esta cita, pensemos en la anatomía humana. Los huesos son
estructuras al contemplarlos en una escala de minutos u horas; mientras que la
digestión es un proceso según la misma escala temporal. Sin embargo, si
incrementamos la escala a años, los huesos pudieran ser apreciados como procesos
(por su crecimiento, los cambios químicos).
También afirma de Vega (2005) que “entre procesos y estructuras suele existir una
dependencia funcional” (p. 56). Si nos situamos en el mismo ejemplo, vemos cómo las
funciones digestivas (proceso) están asociadas al aparato digestivo (estructura); así
como la actividad motriz a los huesos y los músculos.
De acuerdo con la definición de Neisser (1967), para que exista una representación
mental, ha de haberse aplicado sobre la información recogida un primer
procesamiento, una transformación. A partir de ahí, la información representada y
procesada por el sistema cognitivo puede ser de diversa naturaleza:
Tal como ocurre con las representaciones mentales, los procesos en Psicología
Cognitiva pueden responder a diferente naturaleza. Así tenemos, por ejemplo:
Estas diferencias, desde el punto de vista cognitivo, pueden reflejar cómo la mente
procesa de diferentes maneras, en diferentes casos, para lograr un rendimiento lo más
adaptado posible a las exigencias de la tarea. No obstante, se profundizará sobre
estos temas en próximos capítulos.
Figura 1.6. Niveles para un análisis científico del comportamiento, según Marr (1982).
Como ha hecho notar Ruiz (1994), los distintos niveles de análisis desde los que
pueden elaborarse teorías sobre el comportamiento humano “están relacionados,
pero cada uno tiene una serie de atributos específicos que impiden su reducción a
cualquier otro nivel inferior; por consiguiente, las relaciones apropiadas y productivas
que debemos buscar y tratar de establecer entre los distintos niveles de análisis deben
ser, por los menos, complementarias e, idealmente, convergentes” (p.47). Teniendo en
cuenta esto, es importante considerar la complementariedad entre los diferentes
niveles de análisis, tal como lo ilustra la figura 7.
Recientemente, otros autores han empleado otras categorías para referirse a los
niveles de análisis del comportamiento. Entre ellos encontramos a: Best (2001), que
plantea tres niveles: el mental, el cognoscitivo y el neuronal (Figura 8) y Meza (2005),
Por otro lado, es importante notar en la figura 8, cómo los planos neuronal y cognitivo
se encuentran incluidos en el mismo recuadro. Al respecto, Best (2001) plantea que
no son planos que resulten accesibles al sujeto “ingenuo”, el cual sí tiene acceso al
nivel de análisis mental que termina siendo el plano de la experiencia consciente. De
hecho, el plano cognitivo abstracto, si bien tiene una influencia sobre la conducta, no
siempre es consciente.
Un estudio referido por Best, (2001) arrojó que existen elementos del plano cognitivo
que no se corresponden con el plano consciente (mental). Se trató de un estudio sobre
memoria con sujetos sometidos a una intervención quirúrgica con anestesia general. A
los mismos se le leyeron en estado “no consciente” palabras cuya frecuencia de uso
es baja. Una vez despiertos los sujetos recordaban haberlas escuchado. De algún
modo esto es un correlato que demuestra la interrelación entre los diferentes niveles o
planos de análisis del comportamiento.
Figura 1.9. Planos de análisis del comportamiento, según Meza (2005), modificado de
Best (2001). Fuente: Meza (2005).
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
En los últimos años, la noción de los diferentes niveles de análisis del comportamiento
ha resultado extraordinariamente útil para la evaluación de las hipótesis explicativas
de muchos trastornos. Veamos a través de un ejemplo concreto cómo pudiera llevarse
a cabo el análisis del trastorno autista a partir de los niveles vistos con anterioridad:
• Cuando los clínicos y los investigadores del autismo adoptan un nivel de análisis
conductual, tratan de describir del modo más objetivo posible la actuación de los
sujetos (tanto en situaciones naturales como experimentales), así como de
identificar sus regularidades e invariantes. A partir de estas descripciones, los
investigadores y expertos establecen, en función de distintos tipos de criterios
(por ejemplo, criterios estadísticos), las características conductuales más
distintivas del autismo, y su grado de similitud o diferencia con otros trastornos y
síndromes; es decir, establecen los signos y síntomas que son necesarios y
suficientes para la identificación y diferenciación diagnósticas.
• Al intentar explicar en términos cognitivos los trastornos graves del desarrollo y el
comportamiento que presentan las personas con autismo, los psicólogos tratan
de identificar cuáles son los procesos mentales deficitarios, así como los que
realizan de forma eficaz; por ejemplo, procesos de percepción, de memoria, de
lenguaje y comunicación, de solución de problemas sociales y no sociales, etc.
Los investigadores cognitivos, por otro lado, se interesan también por clarificar
hasta qué punto el funcionamiento cognitivo de los sujetos puede verse afectado
o alterado (positiva o negativamente) por procesos no específicamente cognitivos
tales como la motivación o la emoción.
Así pues, las teorías psicológicas y las teorías neurobiológicas sobre el autismo, o
sobre cualquier otro síndrome conductual, son idealmente convergentes y
mutuamente irreductibles; es decir, dan lugar a explicaciones que son compatibles
entre sí, pero que son distintas (utilizan un vocabulario observacional y explicativo
distinto). Cada una de ellas requiere, para su contrastación empírica, de estrategias
metodológicas y tipos de datos distintos.
Si contemplamos la Psicología Cognitiva de finales del siglo XX, pueden saltar a la vista
algunos hallazgos que quizás se puedan calificar de nuevos paradigmas:
Si asumimos una noción amplia de Psicología Cognitiva, por otra parte, el futuro es
sumamente prometedor para el cognitivismo. El estudio de las funciones de la
memoria, la atención, el lenguaje, por poner algunos ejemplos, serán temas centrales
de la ciencia, independientemente del paradigma dominante. Este tipo de cuestiones
tienen interés intrínseco y no son simples piezas para armar el “puzzle académico del
momento” (de Vega, 2005).
Para autores como Morenza et al. (s/a), aunque la década del cincuenta fue
decisiva para la formación del Enfoque del Procesamiento de la Información,
este no surge hasta finales de la década del sesenta, postulado por Neisser en
1967 y por Haber en 1969. El primero de estos autores le llamó Psicología
Cognitiva y el segundo Paradigma del Procesamiento de la Información.
- Máquinas computadoras.
- El Hardware.
- El Software.
El software abarca los aspectos funcionales del sistema. Para hacer que
una máquina cumpla alguna función útil, debemos agregarle la
“inteligencia”: programa o conjunto de instrucciones que se almacenan en
la memoria.
- Programa computacional
Es por ello que, más que hablar de “metáfora del ordenador”, tomando el ordenador
como estructura física; desde el Enfoque del Procesamiento de la Información
debemos referirnos a “metáfora del programa de ordenador o analogía del programa”,
como término de comparación más ajustado a cómo se supone que funcione la mente.
Según Best (2001), dicho enfoque parte de la idea de que muchos de nuestros
procesos cognitivos ocurren en serie y secuencialmente. ¿Qué quiere decir
esto?
En palabras del propio autor esto significa que “tales procesos tienen lugar de
uno en uno” (p. 2). Particularmente, el tratamiento en serie es el tipo de
procesamiento que tiene lugar en la mayoría de los ordenadores. No obstante,
ni siquiera tomando como referencia un computador con un moderno y
actualizado sistema de procesamiento, que transforma los datos entrantes a
una alta velocidad, dicho sistema podrá realizar más de un proceso a la vez.
Esto quiere decir que en cualquier momento, sea cual sea la unidad central de
procesamiento, esta realiza uno y sólo un cálculo. Pensemos al respecto,
dándole respuesta al siguiente cuestionamiento: ¿Podemos realizar más de una
- Las diferentes tareas que puede llevar a cabo el sistema cognitivo implican
procesos mentales que demandan recursos de procesamiento variables. En
función de los recursos que consuman esos procesos, las tareas pueden
ser ordenadas en un continuo en cuyos extremos se encontrarían las tareas
controladas (demandan gran cantidad de recursos cognitivos) y las
automáticas (demandan pocos recursos cognitivos).
- Los recursos del sistema cognitivo humano tienen un límite, y este límite
interactúa con las demandas de la tarea. Es decir, una tarea que exige
muchos recursos deja menos disponibles para otras tareas; mientras que
aquellas tareas que demanda poco recursos pueden hacerse incluso
simultáneamente.
Por otro lado, cuando los teóricos del procesamiento de la información plantean que la
cognición se produce secuencialmente, están enfatizando la idea de que los procesos
cognitivos parecen ocurrir en un orden definido, es decir, operan de manera
organizada, teniendo lugar unos procesos antes que otros en el tiempo. Best (2001)
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hace una analogía con la sumatoria de números de más de un dígito, para esclarecer
esta característica de los procesos cognitivos. El autor describe las fases que llevamos
a cabo, en un orden o secuencia, a la hora de realizar este tipo de operaciones
matemáticas; tal y como sucede con los procesos cognitivos, ya que algunos dirigen
jerárquicamente a otros. (Figura 13)
86
+
25
Secuencia de pasos:
• 1ro: me fijo en el 6 y el 5, los sumo y escribo el número de la unidad debajo del 5.
• 2do: pongo el arrastre sobre el 8.
• 3ro: sumo el 8, el 2 y el arrastre; escribo el resultado debajo del 2.
Por otro lado, se plantea también que cada fase o etapa depende esencialmente de:
Estos modelos iniciales han sido criticados por hacer notar el sistema de
procesamiento de información como algo estático. Debido a ello, se han ido
incorporando nuevos términos que enfatizan en el dinamismo de las operaciones
mentales y su complejidad. Dentro de estos conceptos destacamos, por ejemplo, el de
memoria de trabajo, tomado en cuenta en la propuesta de Best (2001) (Figura 16).
Best (2001) emplea para explicar su esquema (Figura 15) un ejemplo real: el
procesamiento de un jugador en una partida de tenis. Explica que el entorno ofrece
información al tenista sobre el vuelo de la pelota (información que sería recogida
primeramente por los sistemas visuales y auditivos). Acto seguido, el procesador
central del tenista asigna atención a los procesos que reconocen y clasifican el saque
del oponente (el objetivo es determinar una colocación adecuada para devolver el
golpe.). Dicha clasificación tiene una doble ganancia para el tenista contrario: por un
lado, le brinda información que le permite posicionarse para devolver el saque; y por
otro lado, le ofrece la oportunidad de determinar qué tipo de estrategia está en juego.
Si la pelota se queda corta, por ejemplo, el jugador contrario conoce las distintas
estrategias que podrían intentarse con bolas de ese tipo. Es entonces que el
procesador central comienza a asignar atención a los movimientos del oponente.
Refiere Best (2001) que mientras sucede todo lo descrito, se inician a la vez diversos
procesos automáticos. El jugador utiliza programas automáticos y procedimentales
almacenados en su memoria permanente para moverse rápidamente de su posición
actual en la pista a otra más ventajosa. Una vez allí, el jugador intenta dar el revés, y
para hacerlo utiliza el programa de conocimiento procedimental.
Palmer & Kimchi (1986) y Massaro & Cowan (1993) (Citados por Best, 2001), resumen
el sistema de procesamiento de información. Para ello listan y describen los principios
que subyacen en dicha propuesta, planteando, de manera general, que el
procesamiento de la información en relación con la cognición pone de relieve cinco
características fundamentales (Figura 16):
• Descripción de la información.
• Descomposición recursiva.8
• Continuidad del flujo.
• Dinámica del flujo.
• Materialización física.
8) Esta característica que para los partidarios del Enfoque del Procesamiento de la Información tiene el
sistema cognitivo, es criticada por Kuhn (1992) como reduccionista, al plantear que, cualquier
comportamiento, por complejo que sea, será susceptible de ser reducido a un conjunto de procesos
básicos que operan secuencialmente en la mente del sujeto. Lo cierto es que, aun cuando no se ha
llegado a un consenso sobre cuántos son los procesos básicos que subyacen la cognición humana,
ni cuáles son; la puesta en marcha de estrategias metodológicas para investigarlo abarcan casi la
totalidad de las práctica del procesamiento de la información.
Figura 1.16. Principios del procesamiento de información, según Massaro & Cowan,
(1993) y Palmer & Kimchi (1986).
9) Estos términos se refieren a posibles teorías que se derivan de las rigurosas premisas de los
sistemas de cómputo, que plantean que si la mente no es más que un programa informático,
entonces puede transferirse todo el contenido almacenado en memoria a un ordenador o a un robot;
con lo cual nuestra identidad continuará indefinidamente en una nueva residencia artificial. Incluso,
según Minsky podríamos crear hijos mentales que trascenderían nuestra existencia biológica.
Al igual que los partidarios del Enfoque del Procesamiento de la Información, los
conexionistas pretenden desarrollar modelos computacionales de la cognición,
y, en este sentido, su bagaje intelectual también se remonta a las primeras
investigaciones de la Ciencia Computacional. Sin embargo, al contrario que los
partidarios del procesamiento de información, la investigación de los
conexionistas está íntimamente ligada a las raíces de la Neurocomputación y,
por consiguiente, está inspirada en gran medida en las redes neuronales. Así
pues, a decir de Best (2001), los conexionistas han adoptado la “metáfora
cerebral”.
Pero la situación volvió a cambiar en los años 80 y 90 del pasado siglo, cuando
Rumelhart & McClelland, entre otros autores (Hanson & Burr, 1990; Hertz,
Krogh y Palmer, 1991), afrontaron el desarrollo de perceptrones multicapa, de
modo que entre las unidades de entrada (input) y las de salida (output), se
10) Algunas redes funcionales están compuestas por bloques (análogos a los del juego de
construcción “Lego®”). Estos bloques por sí solos son sencillos; pero cuando se agrupan pueden
formar redes más complejas. Para los conexionistas, el tipo de bloque de construcción más
sencillo que existe es el perceptrón.
11) Los bloques de construcción (perceptrones) que se consideraban al inicio de las investigaciones,
comprendían dos capas de unidades o neurodos: una de entrada y otra de salida. El problema XOR
consistía en que el sistema alcanzaba la misma salida partiendo de diferentes entradas; en pocas
palabras: cómo era posible que una red neural produjera salidas idénticas cuando las condiciones de
entrada no tenían nada en común. Best (2001) propone un ejemplo muy ilustrativo para comprender:
si venimos conduciendo un auto y el semáforo pone luz roja, nuestra respuesta es pisar el freno.
Pero, si en lugar del semáforo, la información que recibo es la de un niño jugando en la acera… ¿la
respuesta será la misma? Ante la segunda condición, hemos aprendido que al niño puede írsele la
pelota a la calle, e incluso, puede seguirla. En ese caso, nuestro sistema cognitivo generaría la
misma respuesta: pisar el freno como precaución. Como vemos, ante dos entradas de información
diferentes (señal de tránsito/niño jugando cercano a la calle), se obtiene la misma respuesta.
En este caso resultan claras las reglas de clasificación. Más tarde ellas
quedarán explícitamente representadas a través de un lenguaje de
computación, y cada vez que se ejecute el programa es posible predecir cuál
será el resultado que la computadora va a obtener.
Para que proporcione una respuesta correcta, la red debe ser entrenada, es
decir sometida a un proceso de aprendizaje. El aprendizaje aquí significa que se
ajustan adecuadamente los pesos de las conexiones de modo tal que se activen
las unidades correctas. Para que esto ocurra, el modelo se somete a reiteradas
exposiciones de diferentes estímulos. Es entonces que se puede considerar un
modelo entrenado.
Gran parte del interés de estos modelos radica en el hecho de que la conducta
aparentemente guiada por reglas puede ser también generada por sistemas
que no contienen representaciones explícitas de esas reglas (Medlin & Ross,
1992).
- Según Ballesteros (1992), a los modelos conexionistas les queda aún por
determinar su suficiencia en el plano cognitivo; pero sobre todo, les resta
un gran problema: explicar los procesos secuenciales que se dan en
muchas actividades cognitivas como el lenguaje, la solución de problemas
o el razonamiento; dentro de su marco continuo y dinámico de análisis.
- Los sistemas biológicos tienen una forma inicial que determina su forma de
procesar los estímulos del ambiente. Sin embargo, afirma Ballesteros
(1992), las redes artificiales de los conexionistas, al no tener esta
estructura preestablecida, requieren de un periodo de entrenamiento inicial
demasiado largo.
Raíces históricas
remontan al estudio del factor humano. Con los planteamientos de este enfoque
se demostraba que las personas buscan información de forma activa acerca del
mundo.
Analogías
Niveles de análisis
Para los conexionista, decir que el sistema cognitivo está controlado por un
procesador central NO es veraz, solo sitúa el problema del control un paso más
profundo en el sistema. Para ellos, las neuronas unas veces facilitan y otras
inhiben la actividad de otras neuronas (no existe una jerarquía).
Procesamiento de la información
Con tal panorama cabe preguntarse ¿Qué medios emplea el psicólogo cognitivo para
enfrentarse empíricamente a su objeto de estudio: inobservable, complejo, interactivo
y veloz?
Introspección
de realizada una tarea, responda una serie de preguntas del tipo: qué
estrategias empleó, si comprendió la tarea, cómo interpreta la situación
presentada, etc. Aun cuando la finalidad de la información recopilada sea la
depuración del experimento, lo cierto es que al menos sirven como técnica de
control.
Método Experimental
Ahora bien, hagamos referencia a dos de los paradigmas más empleados en Psicología
Cognitiva: los estudios cronométricos y los de aprendizaje verbal:
Estudios cronométricos
El tipo de diseño que seguirían estos estudios sería del tipo convergente. Estos
se basan en la elaboración de varias tareas alternativas que se diferencias en
las demandas de procesos cognitivos. La lógica de estas tareas es que el
tiempo de reacción por sí solo, aislado, no proporciona información relevante;
sin embargo cuando contrastan los de varias tareas, eso permite establecer
inferencias sobre los mecanismos subyacentes. En este tipo de diseños
encontramos el método sustractivo y el de factores aditivos.
Las listas de pares asociados están constituidas por dos palabras (por
ejemplo: bote-escoba, cerradura-queso, etc.). El primer miembro de cada
par se denomina estímulo, el segundo, respuesta. La prueba consiste en
presentar a los sujetos la lista de pares asociados, y tras memorizarlos,
cuando se le presenten en una segunda ronda solo los estímulos, deben
evocar las respuestas.
El contenido de este tipo de estudios puede ser variado: sílabas sin sentido,
dígitos, letras, palabras, dibujos.
- Simulación
Los investigadores que trabajan con este tipo de métodos lo hacen con el
objetivo de que su programa mimetice, lo más fielmente posible, el
comportamiento del sistema cognitivo humano. Afirma de Vega (2005) que
la simulación no significa que el modelo y la realidad son idénticos; más
bien el modelo de simulación es una representación funcional simplificada
de la realidad; no la realidad misma. Por ejemplo, un programa
computacional puede simular el funcionamiento de la memoria humana, no
obstante, solo reflejará algunos de sus parámetros funcionales. Algunas
propiedades de la mente humana, como lo es el carácter consiente de la
memoria, hasta hoy día, han sido imposibles de representar en programas
de este tipo.
- Investigación empírica
- Teoría psicológica
- Inteligencia Artificial
Métodos psicofísicos
Los métodos psicofísicos, al igual que la introspección analítica y formal, son de
los más antiguos en Psicología Experimental. Se emplean fundamentalmente
con el fin de estudiar las relaciones entre lo físico y lo psíquico. Algunos autores
(Fontes & Fontes, 1994; Aznar, 2009) atribuyen la paternidad de esta
metodología a Ernst Heinrich Weber (1795-1878) y Gustav Theodor Fechner
(1801-1887)
por integrar las teorías psicofísicas clásicas con las actuales, la propia academia
ha diferenciado entre:
En todos los casos, son métodos que se emplean para el cálculo del umbral absoluto y
diferencial. El valor de estos últimos ha de establecerse en términos estadísticos
debido, fundamentalmente, a que los efectos de un mismo estímulo sobre un
determinado sistema sensorial no son siempre idénticos y a que estímulos diferentes
pueden producir efectos sensoriales de la misma magnitud.
Hasta aquí hemos podido vislumbrar cómo, para la década de los sesenta, los
postulados conductistas eran ya una fuente de insatisfacción considerable para la
tradición experimental norteamericana. Fue tal vez la publicación del libro de Neisser,
en 1967, la que consolidó una nueva época con relación al término “Psicología
experimental”, que ya no evocarían únicamente los típicos experimentos skinnerianos
con animales de laboratorio, sino otro tipo de experimentos con cualquier persona que
se ofreciera voluntariamente. En ellos, el sujeto experimental trataba de recordar listas
de sílabas sin sentido, palabras que habían sido mencionadas en un relato, la posición
de un cierto número de fichas de ajedrez en un tablero; aspiraba resolver en voz alta
pequeños problemas de aritmética; intentaba establecer analogías entre dos tipos de
relaciones; así entre otras muchas tareas.
Pero nos hemos detenido a pensar ¿Qué imagen de sujeto daban estas tareas? ¿En
qué condiciones de realizaban? ¿Realmente tenían en cuenta al sujeto social? Para
autores como Neisser (1976) estas tareas enfatizaban el carácter pasivo del sujeto, ya
que el grado extremo de formalización en que se desarrollaban limitaba sus
posibilidades de ejecución. Por supuesto, en las condiciones de laboratorio, donde el
control de las variables es el objetivo principal, no es posible aumentar la libertad del
sujeto; sin embargo, queda la duda del grado de influencia que estas condiciones
ejercen sobre el comportamiento del sistema cognoscitivo, a tal punto que algunos
investigadores han introducido la discusión acerca de la adecuación ecológica de las
Neisser (1976) fue uno de los primeros en criticar severamente la carente validez
ecológica de los estudios experimentales en Psicología Cognitiva. Según este autor, las
teorías e hipótesis elaboradas hasta ese momento en el campo del paradigma, poco
tenían que decir sobre la auténtica naturaleza humana (lo que le pasa al ser humano
común en sus múltiples contextos sociales y naturales), puesto que estaban
fundamentadas en estudios artificiales de laboratorio y eran el resultado de la
artificialidad de las tareas instrumentadas. De ahí la necesidad de utilizar situaciones
que estén relacionadas con lo que los seres humanos hacen normalmente, y no
situaciones excepcionales o límite. Afortunadamente, plantea de Vega (1998), ha
habido dentro del propio paradigma intentos por orientar el estudio de los procesos
cognitivos cada vez más al análisis de la cognición del hombre común. Marr (1982),
por ejemplo, realizó un planteamiento conciliador sobre los diferentes niveles de
análisis en la Ciencia Cognitiva. Uno de los niveles que propone es estrictamente
formal o algorítmico, en el que se puede seguir utilizando el vocabulario y
conceptualización del procesamiento de la información (representaciones, símbolos,
reglas, etc.); otro es el nivel de hardware propio de la neurociencia que trata de
determinar el sustrato neurológico de los algoritmos; y finalmente, hay un nivel
computacional (de Vega,1998, lo nombra “ecológico” y Anderson, “racional”) que
corresponde a la descripción abstracta de las funciones del algoritmo respecto al
entorno; en otras palabras, a su valor adaptativo. De ese modo, el intento por
desarrollar una teoría adaptativa de cada función básica puede ser un ejercicio
extremadamente útil a la hora de evitar líneas e hipótesis de investigación estériles.
Así, por ejemplo, seguramente será más fructífero tratar de entender el razonamiento
humano preguntándose cómo y para qué razona la gente en situaciones reales, en
lugar de la cuestión logicista de si el razonamiento con silogismos formales se ajusta o
no a una competencia lógica. También parece más realista preguntarse para qué se
usa la memoria en la vida diaria, que sustentar nuestras teorías en estudios de
aprendizaje de listas de palabras como se hizo inicialmente. Resulta también más
conveniente estudiar el uso del lenguaje en contextos naturales para valorar, por
ejemplo, funciones esenciales de la comunicación (entre interlocutores, las reglas de
comunicación implícitas, etc.), en lugar de valorar únicamente los módulos de
procesamiento del lenguaje que realizan cómputos necesarios. Esta puede ser la
explicación de la considerable variabilidad de los resultados experimentales obtenidos
con diseños similares y tareas diferentes, y a su vez apoya la idea de que el sistema
cognoscitivo, en gran parte, se reorganiza a partir de las exigencias de las tareas a las
cuales el hombre debe dar solución en el proceso de interacción con el medio, lo que
obliga a considerar las características de esas tareas.
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Con todo esto no se está planteando una sustitución de los métodos experimentales
por otros hermenéuticos; más bien se trata de un cambio en los que usualmente se
emplean: deben seleccionarse tareas relevantes y representativas y generar
paradigmas experimentales bien controlados, adecuados a los fenómenos de la
realidad seleccionados.
Esos constructos sociales que los psicólogos de modo ambiguo han llamado
inteligencia y personalidad, no son más que el resultado (que no por ser resultado deja
de ser cambiante) de ciertas restricciones de procesos de diferente nivel de
complejidad y alcance.
A diferencia de los procesos cognitivos, las emociones han sido poco estudiadas por
las Neurociencias, posiblemente porque presentan características que imponen
dificultades particulares a la investigación. Aunque su estudio se facilita porque se
Se han preguntado alguna vez ¿Por qué la literatura relacionada con aspectos de la
cognición y las emociones divide ambas temáticas, por lo general, en segmentos
diferentes? La única respuesta acertada ante tal cuestionamiento sería que es una
ficción que facilita los fines didácticos del autor. Decimos esto porque anatómica y
funcionalmente esta división es falsa.
No es menos cierto que cognición y emoción son dos términos que han empezado a
aparecer juntos hace relativamente poco tiempo. Si hacemos una breve historia, a
grandes rasgos, podemos decir que en 1962 surge lo que suele considerarse como el
primer modelo cognitivo de la emoción (Schachte & Singer). Más que cualquier otra
cosa, constituyó una mirada cognitiva a la explicación de las emociones. De manera
general, afirmaba que no es el estímulo físico lo que ocasiona la emoción, sino la
representación cognitiva y la evaluación del estímulo en su contexto físico y social.
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Además, también planteaba que lo que distingue las distintas emociones, digamos, lo
que explica la diferencia entre el sentimiento subjetivo del miedo y la alegría, son el
conjunto de ideas y la percepción que tenemos sobre el estímulo que los provoca (los
sentimientos) en su contexto y significado.
Sin embargo, aunque en estos momentos comenzaron a darse los primeros indicios
del tratamiento cognitivo de las emociones, los grandes estudios en Psicología
Cognitiva se encontraban centrados en otras áreas de investigación, relacionadas
esencialmente con los procesos cognitivos a través de los cuales ocurre el
procesamiento de la información. La influencia de estos en las emociones apenas
comenzaba a tomarse en cuenta. No es hasta la década de los setenta que los
psicólogos cognitivos comienzan a incluir el tema de la emoción con mayor propiedad
(Lazarus, Opton, Averill, 1969; Mandler,1975).
Las investigaciones sobre esa relación se han estudiado fundamentalmente desde dos
perspectivas diferentes:
- Las creencias, expectativas, valores, objetivos del sujeto que pueden influir
en el procesamiento cognitivo.
A veces hay una gran confusión en torno a estos diferentes significados. Así, por
ejemplo, cuando se habla de sistema cognitivo de respuestas emocionales se
mezclan tanto los contenidos cognitivos “fríos” (información no emocional,
Pensamos, por tanto, que el problema del estudio de las relaciones entre
cognición y emoción es necesario enfocarlo desde la integración de ambas
perspectivas. Sin embargo, aún en la actualidad se tratan como dos campos de
investigación bien diferenciados, hasta el punto de que quien ha estudiado el
problema de las relaciones entre cognición y emoción desde una de las dos
perspectivas, ha ignorado por lo general la otra.
Lazarus, 1986; citados por Cano, 1995) consideran que una reacción
emocional es un proceso complejo en el que están implicados diferentes
elementos:
Las distintas teorías o modelos cognitivos sobre la emoción intentan explicar las
relaciones que existen entre estos elementos, resaltando especialmente que,
para que se llegue a producir una reacción emocional, es cuanto menos
necesario que el sujeto lleve a cabo una cier ta actividad cognitiva de
elaboración de la situación.
Tomemos dos ejemplos clásicos para que nos cuestionemos si existe una
Figura 1.22. Áreas afectadas por el hierro que atravesó el cráneo de Phineas Gage.
La Ergonomía Cognitiva.
personas para que puedan realizar sus tareas, etc. Todos estos aspectos son el
objeto de estudio de la Ergonomía Psicológica o Cognitiva (Cañas & Wrern,
2001). Al diseñador de automóviles, por ejemplo, le interesa conocer desde la
Ergonomía Cognitiva, cómo la información se le presenta al conductor.
La Educación y la Pedagogía
Capítulo 2
LA PERCEPCIÓN COMO
PROCESO COGNITIVO
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
cierto en la medida que tal información sea correctamente interpretada por el aparato
cognitivo-racional.
Y es que en la Psicología la realidad es para cada ser humano, ni más ni menos que
una serie de señales bioeléctricas que contienen información codificada sobre el
mundo exterior. Al interpretar estas señales bioeléctricas, previamente captadas por el
hardware fisiológico, mediante nuestro aparato psíquico (software: sistema operativo y
percepción le parece algo tan evidente que no creen que haya algo que explicar:
vemos, oímos, olemos, etc., sin realizar demasiado esfuerzo. Dado que ésta tiene lugar
de forma rápida (casi inmediatamente) y se logra con facilidad (siempre y cuando no
exista ninguna patología de base), a las personas no les sorprende el hecho de que
seamos conscientes de los objetos, situaciones y eventos del medio que nos rodea. Es
algo que parece tan natural, tan obvio, que como indica Frisby (1979), se acepta sin
plantearse preguntas, se da por supuesto que la realidad y la percepción son una
misma cosa. Sólo cuando los recursos que la posibilitan se ven amenazados, o se
pierden, se plantean ciertas cuestiones.
Gibson (1959) lo expresó del siguiente modo: ¿cómo es capaz el ser humano de dar
significado al mundo, a partir del flujo de energía cambiante que incide en los órganos
de los sentidos? Efectivamente, éste es un problema de una gran complejidad, incluso
abordándolo de modo analítico, ya que debemos admitir que todo lo que registran
nuestros sentidos es un patrón de distribución espacio-temporal de la energía y los
procesos que nos llevan a la captación del significado del objeto son privados
(personales e intransferibles), inaccesibles directamente, no transparentes al
perceptor, además de rapidísimos.
Percibir es algo más que ver, oír, oler, etc., se debe interpretar el estímulo y dotarlo de
significación. Para poder abordar el problema de cómo percibimos, frecuentemente, se
recurre a la utilización de estímulos seleccionados que permitan enlentecer el proceso
Precisamente como consecuencia de que los datos extraídos del estímulo son
interpretados, en ocasiones, cometemos errores de interpretación, al basar las
inferencias en “pistas” (claves) inadecuadas. Con ello nos referimos a las ya
mencionadas ilusiones perceptivas las cuales serán explicadas más adelante.
medie ningún proceso interno. En general, una teoría que se centrase exclusivamente
en el estímulo no propondría inferencia alguna, simplemente podría considerar que el
sistema perceptual se halla preprogramado de modo natural, de forma que,
determinadas propiedades del estímulo, darían lugar a ciertos fenómenos perceptivos.
Según esto, el trabajo de la Psicología consistirá en investigar las relaciones
funcionales por las cuales determinados estímulos producirían ciertas percepciones.
Por consiguiente, al hablar del proceso perceptual nos hallamos ante un problema
ajeno a la teoría de la percepción directa y específico de las teorías inferenciales y
constructivistas de la percepción, las cuales postulan una serie de procesos internos
encargados de interpretar los datos sensoriales, a partir de los cuales se construye el
output perceptivo (García-Albea, 1993).
Las combinaciones de estos diferentes tipos de procesamiento han dado lugar a una
abundante proliferación de micromodelos que intentan ajustarse a las características
del Sistema de Procesamiento Humano. Mostraremos, sucintamente, un par de estos
modelos:
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Si hacemos una breve mención a las obras más relevantes que abordan esta cuestión,
no puede dejar de mencionarse aquella en las que Paivio (1971, 1977) propuso, con
su hipótesis dual, la compatibilidad de dos formatos, el relativo a las imágenes y el
proposicional. Aunque sabido era que pensamos en imágenes y en palabras, este
autor sugiere que ambos sistemas representacionales se hallan estrechamente
interconectados y actúan conjuntamente, pero tienen propiedades estructurales y
funcionales diferentes. El sistema de imágenes actuaría en paralelo, estaría
especializado en procesar información concreta a y preservaría, de modo analógico,
las propiedades espaciales y métricas del estímulo, es decir, el tamaño, la forma, la
localización, la orientación, el movimiento, etc. El sistema proposicional, por contra,
operaría secuencialmente, sería capaz de procesar tanto información concreta como
abstracta y tendría un carácter descriptivo y semántico, pero no retendría una copia
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Estos elementos aunque explicados a grandes rasgos, nos permiten dar paso al
análisis de los diferentes componentes de la actividad perceptiva desde la perspectiva
del Procesamiento de la Información.
La percepción le interesa a la Psicología por ser, ante todo, una función mental, con
múltiples manifestaciones en las capacidades y logros del individuo que tienen que ver
con la detección, discriminación, comparación, reconocimiento e identificación de
estímulos (García-Albea, 1999). Es por eso que, autores como el propio García-Albea
(Figura 2) han dedicado sus intentos de sistematización a construir modelos (en este
caso constructivos) que permitan adentrarnos en el proceso perceptivo de la manera
más acertada posible.
Una forma clásica (al menos desde los empiristas ingleses del siglo XVIII) de describir
el problema de la percepción es a través de la distinción entre las dos facetas o
modalidades que cabe considerar en el estímulo perceptivo, denominadas
estimulación proximal y estimulación distal (García-Albea, 1999).
Dicho de esta manera “la tarea del sujeto” estaría en dar al traste con el estímulo
distal a partir del estímulo proximal, pero ¿la relación es siempre biunívoca? Son varias
las experiencias en las que un mismo estimulo distal está ligado a varios proximales o
viceversa, sin embargo nuestra percepción logra ser lo más ajustada posible a la
realidad (Figura 3). Establecidos estos elementos debemos aclarar que la presencia
física del objeto es efectiva para la percepción en la medida en que los seres humanos
contamos con el aparato sensorial necesario. Luego sería el momento en el que dicha
Una vez obtenida esta información, ¿ya acaba el proceso de la percepción? Sin lugar a
dudas aún queda mucho recorrido para llamar a este proceso “percepción”. Es
entonces donde interviene el concepto conocido como transducción funcional
(Pylyshyn, 1984; García Albea, 1991). La transducción funcional no sería otra cosa que
el dispositivo (o la función) que nos permite delimitar el subconjunto de las
transacciones físicas perceptivamente (psicológicamente) relevantes (García-Albea,
1999). Como recalca suficientemente Pylyshyn (1984), la transducción funcional sigue
siendo, en sí misma, una operación física y no simbólica, como proyección de la
transducción sensorial que tiene lugar en los receptores. Ahora bien, a diferencia de
ésta —que, según describíamos más arriba, es un puro proceso neurofisiológico que
transforma una forma de energía tísica en otra—, lo que vendría a hacer la
transducción funcional es transformar una serie de eventos físicos (implicados en la
propia transducción sensorial) en elementos simbólicos, dotándolos así de contenido
informativo.
Relacionado con lo anterior, es preciso que aclaremos la importancia que bajo estas
circunstancias tienen los llamados procesos guiados conceptualmente (arriba-abajo) y
los guiados por los datos (abajo arriba). La distinción entre estos dos tipos de procesos
es crucial para entender las etapas que atraviesa la actividad perceptiva. No obstante,
ello no quiere decir que dichas etapas estén perfectamente delimitadas y se ordenen
de forma estrictamente secuencial (García-Albea, 1999).
El hecho de seleccionar la vía visual como principal referente en los estudios sobre
bases neurales de la percepción, partió de dos criterios fundamentalmente: uno, por
ser la vía por la que más información recibimos y dos, por su complejidad en términos
de implicaciones estructurales. Dicha vía sirve entonces como paradigma para la
explicación y profundización de las diferentes percepciones que existen. Con esto
estamos tratando de decir que el resto de los sistemas sensoriales funcionan de
manera similar, con las diferencias y especificidades en relación a las características
de sus correspondientes estructuras receptoras y neurales. No obstante, por una
cuestión didáctica de relación con epígrafes subsiguientes, dejaremos su estudio para
el final. Veamos a continuación las características más sobresalientes del resto de las
vías:
Existen varios tipos de receptores sensoriales en la piel, cada uno de los cuales
está especializado para mostrar sensibilidad máxima a una modalidad de
sensación. Un receptor se activará cuando se estimula un área dada de la piel;
esta área es el campo receptivo de ese receptor (Álvarez et al., 2005).
Las sensaciones cutáneas de tacto, presión, calor y frio, y dolor, están mediadas
por las terminaciones nerviosas dendríticas de diferentes neuronas sensoriales.
Los receptores para calor, frio y dolor simplemente son las terminaciones
desnudas de neuronas sensoriales. Las sensaciones de tacto están mediadas
por terminaciones dendríticas desnudas que rodean los folículos pilosos y por
terminaciones dendríticas expandidas, llamadas terminaciones de Ruffini y
discos de Merkel.
Hay muchas más terminaciones dendríticas libres que responden al frio más que al
calor. Los receptores para el frio están ubicados en la región superior de la dermis,
justo por debajo de la epidermis; estos receptores son estimulados por enfriamiento e
inhibidos por calentamiento. Los receptores de calor están situados en planos un poco
más profundos en la dermis y son excitados por calentamiento e inhibidos por
enfriamiento.
Después de que las fibras hacen sinapsis en el bulbo raquídeo con otras neuronas
sensoriales de segundo orden, la información en estas últimas neuronas se entrecruza
hacia el lado contralateral a medida que ascienden por medio de un tracto de fibras,
llamado lemnisco medial, hacia el tálamo. Las neuronas sensoriales de tercer orden
en el tálamo reciben estas aferencias y, a su vez, se proyectan hacia la circunvolución
poscentral.
Como es conocido existe una distribución no uniforme de los receptores cutáneos por
toda la piel, razón por la cual existen zonas de nuestro cuerpo mucho más sensibles
que otras, la siguiente figura refleja dicha distribución En ello no influye solamente la
distribución de receptores sino el área del cerebro que representa la zona del cuerpo
en cuestión (Figura 7).
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
La percepción gustativa
Se plantea que el sentido del gusto, es evocado por receptores que constan de
papilas gustativas en forma de barril. Ubicadas principalmente en la superficie
dorsal de la lengua, cada papila gustativa consta de 50 a 100 células epiteliales
especializadas con microvellosidades largas que se extienden a través de un
poro en la papila gustativa hacia el ambiente externo, donde están bañadas en
saliva. Aunque estas células epiteliales sensoriales no son neuronas, se
comportan como tales; quedan despolarizadas cuando se estimulan de manera
apropiada, producen potenciales de acción y liberan neurotransmisores que
estimulan neuronas sensoriales relacionadas con las papilas gustativas. Debido
a esto, algunos científicos clasifican las células gustativas como células
neuroepiteliales (Álvarez et al., 2005).
Como ya vimos, podemos afirmar entonces que el sentido del gusto se encuentra en la
lengua. ¿Sabemos acaso como se le denomina a la sensación que un alimento
produce en el sentido del gusto? Quizá le resulte muy familiar la respuesta “sabor”.
Efectivamente, como destaca la teoría clásica sobre los sabores (Huang, 2006), estos
pueden ser: dulces o salados, ácidos o amargos. Según las investigaciones realizadas
por el fisiólogo japonés Kikunae Ikeda en 1908, el umami es un quinto sabor básico,
cárnico. Por su parte, en la India se describieron seis sabores: los cuatro clásicos y
también el picante y el acre o astringente (Sandell & Breslin, 2006). Al contrario de la
creencia popular, cada uno de estos sabores no tiene asociado una zona específica de
la lengua como sensor específico, ya que las papilas gustativas de toda la superficie de
la lengua son sensibles y reconocen los cuatro sabores, si bien ciertos nervios tienden
a responder mejor a uno u otro de estos estímulos alimentarios y pueden incluso
reconocer otros sabores (el del hierro, el de la tierra) (Iturriaga de La Fuente, 2013).
Veamos en la siguiente imagen cuáles son aquellas zonas en la lengua a las que
responden mejor determinados sabores:
Figura 2.9. Zonas de la lengua que responden mejor a los 4 sabores clásicos.
Sepan ustedes que de las sensaciones químicas, según Huang (2006), el olor es el
principal determinante del sabor de un alimento. Esta es la razón por la que un
resfriado o una alergia que producen congestión nasal son también los causantes de
una disminución de la sensación de sabor en los alimentos. Con esta información,
repasemos el mecanismo de sabor: al ingerir un alimento en la boca se desmenuza
mediante la acción de dientes y muelas y se desprenden aromas que ascienden
mediante la faringe a la nariz (causando la sensación de sabor-olorosa) y sustancias
químicas que afectan a los sensores específicos de la lengua, como la sal por ejemplo.
La percepción olfativa
Cada neurona sensorial bipolar tiene una dendrita que se proyecta hacia la
cavidad nasal, donde termina en una protuberancia que contiene cilios. Es la
membrana plasmática que cubre los cilios la que contiene las proteínas
receptoras que se unen a las moléculas odorantes. Aunque los humanos
poseen alrededor de 1000 genes que codifican para receptores olfatorios, casi
todos estos tienen mutaciones acumuladas que evitan que se expresen (son
“pseudogenes”), lo que deja un estimado de 350 genes que codifican para 350
proteínas receptoras olfatorias diferentes.
La percepción auditiva
La percepción visual
son sensibles a la luz) y, más atrás, los fotorreceptores (conos y bastones), los
cuales traducen la energía lumínica en impulsos bioeléctricos. Estos impulsos
(una determinada tasa de impulsos) son transmitidos a las células bipolares y
de éstas a las células ganglionares, cuyos axones se reúnen para formar el
Nervio Óptico, el cual escapa del globo ocular por el Punto ciego (lugar en el que
al proyectarse un pequeño estímulo no es visible, aunque se rellena el vacío
visual). Tampoco debe olvidarse que las células verticales de la retina se hallan
interconectadas lateralmente, mediante las células horizontales y las
amacrinas. En el nervio óptico de cada ojo, se hallan separadas las fibras
correspondientes a las hemirretinas nasal y temporal. Cada uno de los dos
nervios ópticos (seccionados en dos haces de fibras) llega hasta el Quiasma
Óptico, lugar donde se encuentran sendos nervios ópticos y se escinden las
fibras correspondientes a las porciones de las hemirretinas nasal (interior) y
temporal (exterior) de cada retina. Aquí (Quiasma óptico), las fibras temporales
no se cruzan de hemisferio cerebral, mientras que las fibras nasales sí. De este
modo, cada hemisferio cerebral poseerá información visual de los dos ojos
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
• La retina, con sus tres capas de espesor formadas por diferentes células
(fotorreceptores, bipolares y ganglionares).
• El Quiasma óptico, lugar donde se unen el nervio óptico del ojo derecho y del ojo
izquierdo y en el que se escinden las fibras de las hemirretinas nasal y temporal
de un determinado ojo, que hasta aquí iban paralelas.
• El Núcleo Geniculado Lateral (NGL), uno de los numerosos núcleos del Tálamo,
que se halla situado en la base del córtex. El Tálamo puede considerarse como
una centralita, una estación de relevo por donde pasan todas las vías sensoriales
(auditivas, táctiles, gustativas, etc., excepto las olfativas) y que se haya
constituido por diversos núcleos.
• El córtex o corteza cerebral, desde el punto de vista localizacionista, que asigna a
cada área del cerebro una función, se halla constituido por diversas áreas.
En relación con la visión, existen tres áreas principales, situadas en la región occipital:
A estas áreas debemos añadir otras dos que intervienen en funciones visuales más
complejas, estas son:
Por otra parte, podemos distinguir diferentes tramos en los nervios que constituyen el
cableado del circuito neural visual (una especie de circuito integrado), básicamente
son:
• Los Nervios ópticos (uno por cada ojo), que va desde el Punto ciego del globo
ocular hasta el Quiasma óptico.
• Los Tractos ópticos (uno en cada hemisferio cerebral), que van desde el Quiasma
óptico hasta los NGL's (izquierdo o derecho).
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
• Las Radiaciones ópticas (dos haces de fibras, uno por cada hemisferio cerebral),
que van desde cada NGL hasta la respectiva área visual del correspondiente
hemisferio cerebral derecho o izquierdo).
Debe añadirse, que antes de llegar las fibras a los NGL's respectivos, se bifurcan parte
de estas fibras (otro haz), para contactar con, otro núcleo del Tálamo los colículos
superiores (izquierdo y derecho), cuya función es la de guiar la atención visual y dirigir
los movimientos oculares. En el NGL terminan los axones de las células ganglionares
de la retina (fin del Tracto óptico) y en dicho NGL comienzan un segundo grupo de
neuronas, que forman las ya conocidas Radiaciones ópticas (o fibras de proyección
óptica), las cuales conducirán el impulso nervioso hasta:
Además de las fibras que hemos mencionado hasta aquí, también es preciso añadir
que desde el Quiasma óptico se escinden algunas fibras colaterales hacia el
Hipotálamo, núcleo cerebral que controla el S.N.V. (Sistema Nervioso Vegetativo o
Autónomo). Estas fibras permiten explicarnos el por qué de ciertas reacciones
emocionales ante estímulos visuales.
Hasta aquí, la siguiente imagen puede resumir la interrelación que existe entre todos
los tipos de percepción, partiendo de las bases neurales que le dan origen, como nivel
más básico de análisis del comportamiento humano:
A ello hay que sumarle la expresión facial y la mirada características que no contienen
los objetos, además, las caras tienen boca para hablar lo cual implica movimiento
facial. Por otro lado, en el mundo real, la cara se presenta siempre en el contexto de
Figura 2.16. Modelo Funcional para el procesamiento de rostros de Bruce & Young.
Fuente: Broche & Omar (2014).
Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con los objetos, aun cuando el paciente no
sea capaz de procesar una cara a nivel sensorial o perceptual, puede ser capaz de
reconocer que se trata de una cara y hasta de identificarla, porque reconoce e
identifica el contexto (cuerpo, pelo, ropa, voz, etc.) en el que esa cara se inserta.
por ejemplo, cada día decidimos qué ropa ponernos, qué colores combinan
adecuadamente, en otros momentos decidimos el color con que pintaremos la
habitación, o el color de coche que más nos agrada, etc.
El proceso de reproducción aditiva normalmente utiliza luz roja, verde y azul para
producir el resto de los colores. Combinando uno de estos colores primarios con otro
en proporciones iguales produce los colores aditivos secundarios, más claros que los
anteriores: cian, magenta y amarillo. Variando la intensidad de cada luz de color
finalmente deja ver el espectro completo de estas tres luces. La ausencia de los tres
da el negro, y la suma de los tres da el blanco. Estos tres colores se corresponden con
los tres picos de sensibilidad de los tres sensores de color en nuestros ojos.
Según Manzano (2006), en los seres humanos existen 5 factores que influyen en
nuestra percepción del color. Veamos, bajo los postulados de esta autora, cuáles son:
1. La longitud de onda
Por su parte, las longitudes de onda que reflejan los diferentes colores se refieren a
continuación:
Mientras que el ojo humano es sensible a longitudes comprendidas entre los 380-750
nm (nanómetros: 1nm= 10-9m), el espectro visible de las abejas y las hormigas se
halla desplazado hacia el ultravioleta, el cual son capaces de captar. Gracias a eso se
orientan hacia los pétalos de las flores, en tanto los humanos somos ciegos a esos
colores, mostrándosenos como blancos o acromáticos. Algo similar ocurre en el otro
extremo del espectro visible, los infrarrojos. Por ejemplo, las serpientes disponen de
órganos sensores (situados entre los ojos y las fosas nasales) con capacidad para
captar estas radiaciones calóricas (rayos infrarrojos) de sus presas en total oscuridad.
Aunque los dos extremos del espectro visible, el rojo y el violeta, son diferentes en
longitud de onda, visualmente tienen algunas similitudes. Newton propuso que la
banda recta de colores espectrales se distribuyese en una forma circular uniendo los
extremos del espectro visible. Este fue el primer círculo cromático (Figura 21), un
intento de fijar las similitudes y diferencias entre los distintos matices de colores.
Muchos estudiosos admitieron el círculo de Newton para explicar las relaciones entre
los diferentes colores. Los colores que están juntos corresponden a longitud de onda
similar.
Cuando la luz incide sobre un objeto, su superficie absorbe ciertas longitudes de onda
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
y refleja otras. Solo las longitudes de onda reflejadas podrán ser vistas por el ojo y, por
tanto, en el cerebro solo se percibirán esos colores. Es un proceso diferente a luz
natural que tiene todas las longitudes de onda, allí todo el proceso tiene que ver con
luz. Sin embargo, en los colores que percibimos en un objeto hay que tener en cuenta
también el objeto en sí, que tiene capacidad de absorber ciertas longitudes de onda y
reflejar las demás. A ese fenómeno se le denomina reflectancia. Si las ondas
absorbidas por el objeto no son las mismas que las que se reflejan, se dice que ha
tenido lugar una reflexión selectiva. La mayor parte de los objetos que nos rodean
reflejan la luz (parte de la luz que les llega), esto es lo que produce su color. Por
ejemplo, el blanco refleja la luz de todas las frecuencias visibles, es del mismo color de
la luz que llega. Contrariamente, si el material absorbe toda la luz que recibe es negro.
El color de un objeto transparente depende del color de la luz que transmita. Un trozo
de vidrio rojo aparece rojo porque absorbe todos los colores que forman la luz blanca,
excepto el rojo, que es el que transmite. Esto se produce debido a que el material
contiene colorantes o pigmentos, que no son más que partículas menudas que
absorben en forma selectiva luz de determinadas frecuencias y transmiten
selectivamente luz de otras frecuencias.
Consideremos una manzana “roja”. Cuando es vista bajo una luz blanca, parece roja.
Pero esto no significa que emita luz roja. Si lo hiciese, seríamos capaces de verla en la
oscuridad. En lugar de eso, absorbe algunas de las longitudes de onda que componen
la luz blanca, reflejando sólo aquellas que los seres humanos vemos como rojas.
Observamos la manzana roja debido al funcionamiento particular de nuestros ojos y a
la interpretación que hace nuestro cerebro de la información que le llega de los ojos.
Un hecho que tiene su causa en este fenómeno y resulta muy familiar para todos es lo
que nos ocurre cuando asistimos a algún lugar donde hay poco luz y vamos vestidos
con ropa blanca. Los reflectores de esas pocas luces “iluminan” nuestra ropa. Sin
embargo, a estas alturas podemos decir que en realidad lo que ocurre es que nuestra
ropa capta toda la luz que recibe, o sea, su reflectancia es muy alta.
Otra curiosidad que también puede llamar nuestra atención son las luces de los láser
es ¿Sabían ustedes que el color de la luz láser viene determinado por su longitud de
onda? Esta abarca desde el azul en la franja de las longitudes de onda inferiores hasta
el rojo, en la franja de las superiores. Cada dispositivo láser opera dentro de una
determinada longitud de onda. Así, por ejemplo, ciertos láseres médicos tienen su
campo de actividad en la región del espectro azul y los reproductores de discos
compactos normalmente usan láseres infrarrojos, pero podrían mejorar su eficacia si
también trabajaran lo más próximo al azul. En este sentido, los esfuerzos actuales se
dirigen sobre todo al desarrollo de láseres muy alejados del espectro visible, a
longitudes de onda más cortas que el ultravioleta.
Teoría Tricromática
Propuesta por Thomas Young en 1802 (Figura 22) y reelaborada por Hermann
von Helmholtz en 1852 (Figura 23).
El hecho de que podamos obtener cualquier color (no primario) mezclando luces de
otros tres colores, constituye el fundamento en que se basa esta teoría, que, a su vez,
se ve apoyada por el descubrimiento de los tres tipos de pigmentos en los conos y,
también, por las deficiencias existentes en la percepción del color. Sin embargo, esta
teoría no permite explicar todos los efectos cromáticos existentes.
Esta Teoría fue propuesta por Karl Ewald Konstantin Hering en 1878 (Figura 24).
En sus inicios esta teoría no fue aceptada, hasta que fue apoyada
experimentalmente, mediante procedimientos psicofísicos (Hurvich & Jameson,
1957).
- El contraste cromático simultáneo: si una figura gris tiene el fondo azul, rojo
o blanco, parece que el gris sea amarillo, verde o negro, respectivamente.
Teoría Retinex
Fue propuesta por Edwin H. Land en 1959 (Figura 25). Partió del fenómeno de
la constancia perceptiva del color (este fenómeno será analizado más adelante).
2. El área circundante
La apariencia de un color puede cambiar según el color de las áreas circundantes. Este
efecto recibe el nombre de contraste simultáneo. Para explicarlo, apoyémonos en un
Mire detenidamente la siguiente figura 27 ¿Percibe acaso un matiz rojizo dentro de los
cuadrados blancos de la derecha y un matiz azulado en los de la izquierda?
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Seguramente sus ojos no lo dejan mentir, y en este caso los cuadrados blancos de la
derecha adquieren un matiz rojizo y los de la izquierda azulado. Resulta que los
cuadrados blancos se asimilan al entorno en el que están insertados (“asimilación de
color”). Es el efecto contrario al contraste de color, donde la diferencia de color figura-
fondo se hace más notable.
• Adaptación del ojo a la luz, que hace disminuir la sensibilidad de los conos1.
• Adaptación del ojo a la oscuridad, que hace aumentar la sensibilidad de los
conos.
• La adaptación selectiva a un color o rango estrecho de longitud de onda, tras lo
cual el color al que hemos adaptado un ojo (exposición durante 1 minuto) se
percibirá con menor brillo y saturación que el mismo color visto con el ojo no
adaptado.
Figura 2.28. Muestra las diferencias de matices en una pintura por incidencia
de la iluminación.
En esta imagen 26 se puede visualizar el cambio de matices por efecto de la poca luz
que recibe. Vemos cómo la parte del centro de la puntura se encuentra iluminada, y
eso hace que la percibimos con colores más claros. En cambio, los matices cambian
1) Los conos son células fotosensibles que se encuentran situadas en la retina de los vertebrados, en la
llamada capa fotorreceptora. Reciben este nombre por la forma conoidea que tiene su segmento
externo. Estas células son las responsables de la visión en colores. Existen tres tipos de conos: los
que son sensibles a la luz roja, los sensibles a la luz azul y los sensibles a la luz verde. Por su parte,
los bastones o bastoncillos son también células fotorreceptoras de la retina, solo que estos son
responsables de la visión en condiciones de baja luminosidad. Presentan una elevada sensibilidad a
la luz aunque se saturan en condiciones de mucha luz y no detectan los colores. (Guyton & Hall,
2001).
Un fenómeno muy curioso se da en este sentido cuando percibimos los objetos con un
color constante, a pesar del cambio en las condiciones de iluminación. Dicho
fenómeno recibe el nombre de constancia del color.
que las superficies no conservan su apariencia de estar bajo una iluminación diurna si
se hallan bajo algunos tipos de luces fluorescentes o bajo radicaciones
monocromáticas. De hecho, algunas superficies parecen cambiar claramente de
aspecto según la fuente de luz bajo la que se hallen. En este último caso se dice que
las superficies carecen de constancia del color (Figura 30).
defecto genético que ocasiona dificultad para distinguir los colores. La palabra
daltonismo proviene del químico y matemático John Dalton que padecía este trastorno.
El grado de afectación es muy variable, pero generalmente se asocia con la dificultad
para distinguir algunos matices de rojo, verde y ocasionalmente azul), hasta las
alteraciones más severas como la acromatopsia (total ceguera para el color, que se da
en 1 por cada 100.000 individuos de la población). Mencionemos algunas de estas
alteraciones (Pretel & López, 2008):
Los sujetos dicromáticos basan su discriminación del color en solo dos tipos de
conos, por tanto son parcialmente ciegos para el color. Entre estas deficiencias
destacan tres tipos:
conos, pero perciben los tonos de los colores alterados. Suelen tener defectos
similares a los daltónicos dicromáticos, pero menos notables (Protanopia,
Deuteranopia y Tritanopia).
Para evaluar la percepción del color, de modo que sean detectables posibles
anomalías, se han elaborado diversas pruebas o Tests de percepción cromática.
Según Pretel & López (2008), los más ampliamente utilizados en clínica son:
El test D-15 desaturado deriva del saturado. Este se aplica mediante el principio
de comparación. Está compuesto por 16 pastillas de colores escogidas en el
atlas de Münsell de forma que los intervalos entre tonos sean aproximadamente
iguales, así como la luminosidad y la saturación. Todas las pastillas llevan un
número de orden en el reverso: P para la pastilla de referencia y de 1 a 15 para
el resto de pastillas (Figura 33).
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
El test se lleva a cabo sobre una mesa de exploración cuya superficie sea de tonos sin
brillos. Se apaga la luz de la sala donde se realiza el test, iluminando las pastillas de
colores mediante un punto de luz situado aproximadamente a 30 cm. Se evitan las
luces fluorescentes.
Este modelo tiene actualmente 85 colores que están mucho más próximos los
unos a los otros, separados por un valor cercano al mínimo de sensibilidad
diferencial. El test es más extenso en su aplicación, pero más fiable que el
Farnsworth D-15. Ofrece un método simple para examinar la discriminación del
color y datos que se pueden aplicar en muchos problemas psicológicos en
industriales de la visión del color. Se utiliza para medir las zonas de confusión
del color y para detectar defectos del color.
Para la realización del test debe utilizarse luz natural. Al igual que el Farnsworth
D-15, el objetivo es ordenar los botones de colores de acuerdo a la tonalidad. El
tiempo de realización del test va de dos a tres minutos, si el sujeto comete
pocas transposiciones, los errores pueden ser calculados, pero si se cometen
muchos errores es necesario hacer un gráfico modelo que contiene las
anotaciones de cada botón.
Este fue uno de los test más utilizados hace algunos años, pero en la actualidad
no es muy común su aplicación debido a que otros test más contemporáneos lo
han sustituido. Consiste en identificar y agrupar un conjunto de 40 lanas de
varios colores (Figura 34).
El test se lleva a cabo sobre una superficie blanca. Se apaga la luz del local
donde se realiza y se iluminan las madejas de colores mediante un punto de luz
situado a 30 cm.
- Si el sujeto opta por colores azules o violetas en la prueba del rojo quiere
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
- Si el sujeto opta por colores grises o cafés oscuro en la prueba del color
verde, quiere decir que posee un problema de ceguera al verde
(deuteranope).
Láminas de Ishihara
Las 38 láminas están dispuestas para ser utilizadas en una habitación con luz
natural adecuada. La valoración de la lectura de las láminas de la 1 a la 21
determina la valoración de la normalidad o anormalidad de la visión cromática.
Si se han leído 17 o más láminas adecuadamente, la visión cromática puede
considerarse normal. Si solamente se han leído 13 o menos láminas, la visión
cromática puede considerarse alterada (Figura 35).
Anomaloscopio de Nagel
Fue designado por primera vez para el uso clínico por Nagel en 1907. Permite
apreciar la gravedad de las alteraciones congénitas o adquiridas, además
define entre protanopía, deuteranopía, protanomalía, deuteranomalía. Es uno
de los medios más perfectos para reconocer los trastornos de la visión
cromática. Son aparatos que utilizan colores espectrales obtenidos a partir de la
Linterna de Edridge-Green.
1. Claves fisiológicas:
- La convergencia ocular.
superiores a seis metros; puesto que, a partir de esa distancia los ojos
están paralelos. Es preciso observar que la clave de profundidad que
suministra la convergencia no consiste en el cálculo del ángulo de
convergencia (por ejemplo, trigonómetricamente), sino en la sensación
propioceptiva (cinestésica) proporcionada por los músculos oculares al
realizar los movimientos de convergencia.
¿Qué cambia?
¿Qué cambia?
c) ¿Por qué se producen cambios entre el apartado 'a' y 'b'? Relaciónelo con
los datos que conoce sobre la visión binocular humana.
Si la observa a través de gafas estéreo, verá una imagen que parece ser
tridimensional.
Pero este efecto también puede observarlo relajando los ojos hasta ver tres
imágenes en lugar de dos. La imagen del centro parecerá ser tridimensional.
Para ello, acérquese bien a la pantalla y mire fijamente las dos imágenes, como
si tratara de ver algo detrás de la pantalla. Cuando pierda el foco, retírese
lentamente de la pantalla. No intente enfocar una de las dos imágenes ni
concentrarse en una de ellas.
Según los estudios realizados por Artigas, Capilla, Felipe y Pujol (1995), la
disparidad binocular se puede producir artificialmente, mediante fotografías de
una misma escena u objeto, tomadas desde posiciones dispares en el mismo
plano horizontal. En ese sentido, debe tenerse presente que el Sistema Visual
tolera muy poca disparidad vertical, de ahí que el desplazamiento del punto de
vista de la cámara fotográfica deba ser, únicamente, vertical, manteniéndose a
la misma altura horizontal.
Debido a estos argumentos, Marr & Poggio (1976) propusieron otra teoría
de la fusión estéreo basada en el emparejamiento a distintas escalas de
resolución (filtrado de distintas frecuencias espaciales), según la cual
serían los emparejamientos quienes controlarían los movimientos de
vergencia de sendos ojos (valores motores), posibilitando que la
información procedente de máscaras grandes aproxime a las más
pequeñas a su rango de correspondencia. Dicho control de vergencia, en
opinión de Marr (1982), podría ser directo (derivado de las propias
neuronas de emparejamiento), indirecto (interviniendo como mediador el
retén de memoria), o incluso, con mayor probabilidad de ambos tipos a la
vez. Sin embargo, este segundo algoritmo, no cooperativo, de Marr &
Poggio no parece ajustarse totalmente a la evidencia psicofísica disponible
sobre la estereopsis.
Por su parte, Frisby & Mayhew (1976, 1878) desarrollaron otro modelo
computacional, en el cual los procesos de emparejamiento estéreo se
consideran íntimamente vinculados a la elaboración de descripciones en el
bosquejo primario bruto, apartándose de la concepción de Marr sobre la
estereopsis como un módulo independiente del procesamiento visual.
Las claves monoculares son todas aquellas que pueden captarse con un solo
ojo. También son, a veces, llamadas pictóricas por haber sido ampliamente
utilizadas por los pintores, al provocar en el observador, mediante estos
recursos representacionales, una sensación de profundidad. Entre estas
sobresalen:
Si los objetos se sitúan sobre el propio terreno, cuanto más por encima de
la línea horizonte (mayor altura) se hallen, inferiremos que están más
alejados en profundidad, mientras que los objetos que se encuentran por
encima del terreno, por ejemplo, en esta figura, las nubes, cuanto menos
por encima de la línea horizonte se hallen (menor altura), inferiremos que
se encuentran más próximos del observador (Figura 57).
- Claridad-borrosidad.
3. Claves dinámicas
reconoce la forma.
• Los modelos basados en descripciones estructurales plantean que una
descripción estructural está formada por un conjunto de proposiciones sobre una
forma visual. Las descripciones estructurales se definen como representaciones
jerárquicas de conocimiento organizado de manera selectiva. La representación
de las relaciones entre las diferentes partes es lo que diferencia a estos modelos
de los anteriores.
En ese sentido, consideró ineludibles tres planos de análisis, los cuales deben
entenderse como convergentes en la explicación de cualquier fenómeno psicológico.
Son:
Nivel Computacional.
Nivel Algorítmico.
En el tercero de los niveles se debe especificar ¿en qué dispositivo tendrá lugar
el proceso: máquina mecánica, ordenador o cerebro? Es decir, si tendrá lugar
sobre los mecanismos neuronales del sistema visual o sobre los mecanismos
electrónicos de un ordenador. Este nivel señalará el alcance y los límites, o lo
que es lo mismo, las restricciones del soporte físico en el que tiene lugar el
procesamiento.
Procesamiento tardío.
“En un principio, el sujeto selecciona elementos más o menos similares [de la imagen] y
los agrupa y reúne formando líneas, curvas, manchas mayores, grupos y pequeños
fragmentos, en la medida en que lo permite la estructura inherente de la imagen.
Repitiendo esto una y otra vez, se van creando indicadores o elementos primitivos en
cada una de las escalas, que captan la estructura espacial de esa escala. Así, si la
imagen es la de un gato en primer plano, el bosquejo primario en bruto dará
fundamentalmente descripciones en la escala de los pelos del gato. En el nivel siguiente
podrán aparecer las marcas de su pelaje -que también pueden ser detectadas en forma
directa por los cambios de intensidad, y en un nivel todavía superior, aparecerá la
estructura en forma de franjas paralelas de dichas marcas (...) En cada etapa, los
elementos primitivos utilizados son símbolos cualitativamente similares -bordes, trazos,
manchas, terminaciones o discontinuidades, pero todos ellos se refieren a propiedades
cada vez más abstractas de la imagen” (p.91).
He aquí donde radica nuestro reto ¿Qué mecanismos utilizamos los seres humanos
para mantener relativamente constante la percepción del tamaño pese a los cambios
de distancia?
Tamaño familiar
Este elemento plantea que sin lugar a dudas el conocimiento previo que
podamos tener sobre el tamaño de los diferentes objetos que nos rodean influye
en el momento de emitir un juicio aunque la distancia varíe, es decir, influyen en
mantener la idea de estabilidad o invariabilidad del tamaño (esta pista fue
explicada en el epígrafe anterior).
Tamaño relativo
Hipótesis de la invariancia
Estas ideas han sido trabajadas hasta conformarse lo que se conoce como
hipótesis de la invariancia tamaño-distancia (Epstein, Park y Casey, 1961;
Kilpatrick & Ittelson, 1953). Dicha hipótesis plantea que el tamaño retiniano
especifica una relación única o constante entre el tamaño percibido y la
distancia percibida. Ello fue constatado con la experiencia experimental
realizada por Holway & Boring (1941) (citado en Manzano, 2006).
Los resultados del experimento arrojaron que las estimaciones del tamaño
disminuyen a medida que lo hacen los indicaciones de distancia. Por tanto, esto
nos remite a la hipótesis de la invariancia.
Veamos una imagen del experimento para hacer más lúcida su comprensión:
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
La habitación está construida de manera tal que vista de frente aparenta ser
una habitación ordinaria de forma cúbica, con una pared trasera y dos laterales
paralelos entre sí y perpendiculares con el plano horizontal del suelo y el techo.
Sin embargo, esto es un truco de perspectiva visual ya que en realidad la
habitación es trapezoidal: las paredes están inclinadas al igual que el suelo y el
techo, y la esquina derecha está más cerca para el observador frontal que la
esquina izquierda (o viceversa). Figura 65.
Como resultado de esta ilusión óptica, una persona de pie en una esquina
aparenta en la observación ser un gigante, mientras que una persona de pie en
la otra esquina parece ser un enano. La ilusión es bastante convincente, pues
una persona caminando hacia adelante y hacia atrás desde la esquina izquierda
a la derecha parece que aumenta o disminuye. Figura 66.
Además de estos dos efectos ilusorios más conocidos, existen otros, como por
ejemplo:
Por tanto, podemos plantear que el ser humano se halla inmerso en un ambiente físico
que necesita ordenar en una concepción del mundo para responder, de manera
adaptada a las exigencias que impone el medio. Esta cosmovisión la elabora o
construye partiendo de varios elementos, entre ellos, las relaciones entre los objetos, a
partir de sus percepciones. Mediante la percepción del espacio (formas, objetos, etc.) y
la percepción del movimiento, configura en su mente una representación de la
realidad física.
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Movimientos oculares
El hecho de que los ojos estén en continuo movimiento nos plantea el problema
de explicar, en un principio, ¿cómo podemos percibir un mundo estable? Si bien
- Sacádicos.
- Seguimiento.
- Vergencias.
Aunque esto, una vez más, sugiere cierto papel de los procesos arriba-abajo, los
efectos pueden haberse producido por un fallo ocasional del sistema de lentes, o
pueden resultar de una información sesgada por parte de los observadores
(Cornsweet, 1970). Con todo esto, la conclusión general de los experimentos de
imagen estabilizada es la siguiente:
de la percepción en el tiempo.
Digamos que los movimientos de la imagen en la retina pueden producirse tanto por el
movimiento del objeto como por el movimiento del observador.
Nosotros los seres humanos, así como otros animales, muestreamos de forma
característica nuestro mundo visual. Lo hacemos mediante una serie de
fijaciones discretas, separadas por sacudidas del ojo. De hecho, no se
experimenta borrosidad visual cuando los ojos van de una localización a otra.
Existen estudios (Volkmann, 1976) que prueban que durante una sacudida, por
ejemplo, se suprime el procesamiento. Este autor indica que la supresión es
provocada por el movimiento a gran escala del mosaico retiniano completo. De
un modo u otro debemos ser capaces de integrar estas sucesivas imágenes
instantáneas para producir nuestra percepción de un mundo visual estable.
Si se obtiene una perspectiva de una muestra discreta del mundo visual para
emparejarse con una segunda perspectiva ligeramente diferente, obtenida en
un momento posterior, es necesario postular algún tipo de memoria para
preservar la primera perspectiva que ha decompararse con la segunda. Los
psicólogos del procesamiento de la información han identificado un sistema de
memoria visual de vida tan corta que al principio podría parecer un probable
candidato para mediar en la integración de sucesivas miradas. Este sistema de
memoria visual de vida corta es conocido como memoria icónica (denominado
así por Neisser, 1967). Sus propiedades fueron por primera vez enteramente
investigadas por Sperling (1960).
La memoria icónica, por lo tanto, parece preservar la información visual de una escena
mirada brevemente por un período de 500 mseg o más (dependiendo de los niveles de
iluminación previa y posterior del campo). Durante este tiempo la memoria icónica
parece decaer pasivamente. La información en la memoria icónica parece estar en
una forma no interpretada, ya que solamente pueden utilizarse claves físicas para
proporcionar una ventaja en el informe parcial (Sperling, 1963; Von Wright, 1968;
Merikle, 1980).
¿Podría ser esto el sistema de memoria que sirve para integrar las vistas sucesivas a
medida que los observadores fijan las diferentes partes de una escena? Hochberg
(1968) y Turvey (1977) sostienen enérgicamente que no podría, ya que la memoria
icónica está ligada a coordenadas anatómicas, específicamente retinianas. Así, como
el esbozo 2-D de Marr, no puede cubrir una función integrativa provechosa, ya que
hemos reemplazado el problema de la comparación de instantáneas retinianas
diferentes por el de la comparación de diferentes instantáneas icónicas. Al parecer
sería necesario que un sistema de memoria, en un nivel más abstracto que el icónico,
para atender a esta función integradora. Hay una considerable y convergente
evidencia de un almacenamiento visual post-icónico que parece jugar un papel en la
imaginación visual, así como en la percepción visual. Por ejemplo, Phillips (1974)
describe algunos elegantes experimentos en los que comparó directamente las
propiedades de la memoria icónica con las del almacén visual a corto plazo (AVCP).
Hochberg (1968) dirigió varios estudios en los que simuló un muestreo local sucesivo
de un campo visual completo. Consistía en revelar instantáneas parciales de objetos a
los observadores, con una técnica denominada visión de apertura sucesiva (Figura
72). Los observadores debían recuperar la estructura completa del objeto a partir de
las imágenes instantáneas, ver las inversiones espontáneas en la profundidad y
advertir correctamente la “imposibilidad” de ciertas configuraciones. Los resultados
arrojaron que los sujetos fueron perfectamente capaces de llevar a cabo la tarea.
Hochberg (1968) sostuvo que las vistas parciales eran integradas en el nivel del mapa
esquemático, justo como lo serían si el observador estuviera explorando un objeto
completo con una sucesión de fijaciones. No obstante, el mapa esquemático de
Hochberg no sirve para combinar sucesivas instantáneas de modo pasivo, dirigido por
los datos. En lugar de ello, sugiere que se puede necesitar conocimiento previamente
adquirido sobre las propiedades de los objetos para integrar las sucesivas
perspectivas de los mismos.
1. Enfoque Psicofísico.
opaco, y un disco cuya mitad era transparente y la otra mitad opaca, de modo que al
girar el disco a cierta velocidad constante y controlable, la parte opaca interfería los
rayos de luz periódicamente. Si la velocidad del disco era muy grande, entonces el
nivel de resolución temporal del ojo humano era incapaz de percibir la fluctuación de la
luz (tasa de parpadeo). Pero si el disco giraba a una velocidad algo menor, se podía
determinar el umbral de parpadeo (o fluctuación de la luz) correspondiente al ojo
humano. Hasta 1875, en que el fisiólogo Sigmund Exner (Figura 78) se ocupó de
investigar el fenómeno generado por el estroboscopio, nadie se había interesado en el
fundamento perceptivo visual.
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
La invención del cinetoscopio por Thomas Alba Edison, en 1894, y el rápido desarrollo
del cinematógrafo (inventado por los hermanos Lumiere), motivaron a que
progresivamente los psicólogos se interesasen por el tema. Así, en 1912, Wertheimer
publicó un artículo en el que se estudiaba experimentalmente la percepción del
movimiento estroboscópico.
Movimiento estroboscópico.
- Hacia los 60 msg., el sujeto percibía que una línea saltaba hasta otra
posición, fenómeno que denominó movimiento Beta o movimiento
óptimo.
En relación con la percepción del movimiento existen una serie de postefectos que
evidencian la existencia de células, en las vías visuales, detectores (o analizadores) del
movimiento. Veamos algunos ejemplos de éstos:
Atribución perceptual
Braddick (1980) concluye que el movimiento aparente en los c.p.a. es: “Un
proceso de bajo nivel y de “corto-alcance” (que) puede tentativamente
Aquí, Braddick (1980) sugiere que solamente los procesos de corto alcance del
movimiento aparente pueden ser una consecuencia del disparo de las neuronas
selectivas direccionalmente. Tales neuronas pueden servir de base a nuestra
habilidad para detectar discontinuidades en la dirección de los movimientos
presentes en un display dinámico. Las discontinuidades en las direcciones del
movimiento pueden, por sí mismas, reflejar las discontinuidades en las
superficies que se están viendo y por tanto proporcionarían importante
información para ayudar a la segmentación de una escena. Los procesos de
corto alcance de este tipo pueden ser muy distintos de los más sofisticados
análisis, de “más alto nivel”, de las correspondencias y la estructura a partir del
movimiento que hemos estado considerando en este capítulo. Mientras que el
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Respecto al movimiento del objeto sobre el campo visual, sostiene Gibson que
la información viene suministrada por los tres factores que siguen. Estos son:
- La condensación de textura.
- El desvanecimiento de la textura.
Así, un objeto móvil irá cubriendo la textura óptica del medio, a través del cual
se mueve, en el mismo sentido de su movimiento, e irá descubriendo dicha
textura en el sentido contrario de su movimiento, al tiempo que irá dividiendo
los elementos de la textura por los bordes paralelos a su movimiento.
En resumen, las claves del movimiento del observador vienen dadas por un
cambio en el patrón íntegro del flujo óptico, en tanto que las claves del
movimiento del objeto sobre el campo visual vienen dadas por cambios
parciales y locales en la estructura del orden óptico.
Capítulo 3
LA ATENCIÓN COMO PROCESO
COGNITIVO
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
En efecto, como destaca de Vega (2005), gran parte de esa confusión se debe a que
todavía demasiados autores pretenden que sus modelos sean extrapolables a la
totalidad de las variedades atencionales. En consonancia con el debate que se genera
al respecto en el ámbito científico, Rosselló (1999) lanza un cuestionamiento
importante: ¿Cómo puede ser posible una teoría integral y holística de la atención si
decimos que la naturaleza atencional es múltiple y compleja, si cada vez parece más
probable que la atención no sea más que un término útil (un constructo) para
referirnos a una serie de mecanismos esencial y funcionalmente distintos? En todo
caso, esas pretensiones integradoras, a decir del autor, son prematuras.
Lo cierto es que hoy en día nadie sabe a ciencia cierta lo que es la atención, o al
menos no hay consenso respecto a ello. Sin embargo, si hay una cuestión que algunos
autores dejan en evidencia (García-Sevilla, 1997; Styles, 1997; Tejero, 1999; Rosselló,
1999; Wang, Fan y Johnson, 2004; de Vega, 2005). Unos lo expresan de un modo,
otros lo afirman de otro, pero en definitiva se puede traducir en que: La atención no es
ni una ni es simple.
Como podemos observar en la tabla anterior, son diversas las dimensiones abordadas
desde el término atención. Sin embargo, si realizamos una lectura más detallada
podremos concluir que, al igual que sucede con otros procesos a través de los cuales
procesamos la información, existen características de la atención en las cuales suele
existir consenso.
Se puede afirmar que en la mayoría de los casos, sobre todo teniendo en cuenta las
definiciones más actualizadas (de Vega, 1984; Tudela, 1992; Rosselló, 1997; García-
Sevilla, 1997; Tejero, 1999; Ballesteros, 2000; Raz, 2004), este constructo es
considerado como un mecanismo cognitivo capaz de organizar, jerarquizar, activar y
controlar el funcionamiento del resto de los procesos del sistema, con los cuales
guarda una estrecha relación, facilitando su ejecución eficaz. Como señalan
Fernández-Abascal, Martín y Domínguez (2001), se trata de un conjunto de fenómenos
diversos enmarcados en un mecanismo cognitivo complejo.
Probablemente hayamos sido señalados alguna vez por uno de nuestros profesores
por no estar atendiendo fijamente a sus explicaciones. Las causas del desvío de
nuestra atención pueden ser, dependiendo de las circunstancias y el contexto, muchas
y variadas, tantas como estímulos ambientales puedan existir. Sin embargo, es muy
probable que el profesor, con solo mencionar nuestro nombre, logre captar nuestra
atención nuevamente, sin que para ello tenga que variar su tono de voz, posición
dentro del aula, o cualquier otra característica del estímulo. El hecho de que el
profesor consiga que ignoremos el resto de los fenómenos que pueden tener lugar en
el seno de una clase, con solo mencionar un nombre, apunta que, efectivamente:
“Atender implica seleccionar una parte de la mucha y variada información que está
disponible en cualquier situación”
(Tejero, 1999, p. 34)
Todo ello nos facilita el entendimiento de algunas de las entrelineas presentes en las
definiciones antes planteadas (Ver tabla 1): “...proceso selectivo de la información
necesaria… podemos dirigir nuestros recursos mentales sobre algunos aspectos del
medio, los más relevantes… focalización perceptiva que incrementa la conciencia
clara y diferente de un núcleo central de estímulos, alrededor de los cuales quedan
otros que son percibidos de forma más difusa…”
Si bien cuando atendemos seleccionamos una parte de la información del medio, esta
puede ser de diferente naturaleza. Retomemos el ejemplo de partida: no solo el
discurso del profesor contiene información, también la contienen los escritos de la
pizarra, los posters colgados en las paredes, el comentario de algún compañero,
Volvamos una vez más al ejemplo: tal vez el profesor no se conformó con reorientar la
atención del estudiante cuando se entretuvo con otro estímulo, y además de rescatarlo
llamándolo por su nombre, le planteó una pregunta sobre lo que estaba explicando.
Nadie debe sorprenderse de saber que la atención también está implicada en la
actividad mental y verbal que nos permite ofrecer respuestas (no sabemos si la del
estudiante del ejemplo fue acertada o no, pero al menos fue una respuesta). Lo cierto
es que los estudios sobre el tema afirman que para poder llevar a cabo esta tarea,
tenemos que seleccionar la información relevante disponible en memoria y elaborarla
mediante las operaciones o los procesos necesarios para llegar a dar la respuesta
¿correcta? Con esto podemos plantear que efectivamente, la información que
proviene de los estímulos externos no es la única que podemos seleccionar, pues la
atención también interviene en la selección de información interna al propio sistema
de procesamiento humano1, por lo cual cumple una importante función en el control
1) Con esto no negamos que la información interna fue una vez externa; más bien queremos resaltar
que la atención como mecanismo, también es capaz de seleccionar y utilizar aquella información ya
transformada, reducida, elaborada y almacenada por el sistema.
Esta cuestión está recibiendo un interés creciente en los últimos años por parte de los
investigadores, de ahí que sea rescatada en algunas de las definiciones anteriores
(Ver tabla 1): “…la información que nos llega desde el mundo circundante y desde el
universo complejo que somos nosotros mismos… la selección de uno o más conjuntos
de datos provenientes de los sentidos, las estructuras de conocimiento almacenadas
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Según Tejero (1999), esta información a la que hemos hecho referencia, puede ser
seleccionada a través de dos mecanismos atencionales: la activación, donde al ser
procesada la información, esta alcanza el nivel de atención requerido. Pensemos en el
caso de los estudiantes, donde el discurso del profesor se convierte de alguna forma
en la información prioritaria respecto al resto, lo cual facilita que sea analizada con
mayor detalle. Y por otro lado tenemos la inhibición, también denominado bloqueo de
la información irrelevante. En ese caso, la información que se procesa no alcanza el
nivel de atención necesario para poder ser analizada; pensemos en los ruidos
exteriores, ajenos a la clase.
Hasta este punto hemos analizado, partiendo de las definiciones de los autores que
aparecen en la tabla 1, que la atención es un mecanismo cognitivo que realiza
conduce a pensar que los dos estudiantes del ejemplo no pudieron dar respuesta a la
pregunta compleja del profesor, y si ofrecieron alguna, seguramente no fue con la
calidad requerida. Lo que sucede es que nuestros recursos atencionales son limitados,
y cuando realizamos más de una tarea a la vez, deben distribuirse entre ellas, todo lo
cual conlleva a que baje nuestro rendimiento en la ejecución de ambas actividades.
¿Será que nunca podremos realizar dos tareas sin que baje nuestro rendimiento? La
buena noticia es que toda regla tiene su excepción, y para comprobarlo pensemos en
aquel estudiante que siempre se sienta en primera fila en clases, escucha
atentamente la conferencia del profesor y al mismo tiempo toma notas en su cuaderno
y además responde las preguntas complejas que se lanzan al grupo. La explicación de
este fenómeno no es incompatible con la hipótesis de una capacidad atencional
limitada. Sucede que en este ejemplo, una de las tareas se realiza automáticamente,
es decir, sin que medie la atención (es el caso de escribir). De ese modo, la atención
queda disponible para emplearse en las otras tareas concurrentes (comprender la
conferencia y dar respuesta a las preguntas del profesor), las cuales están
relacionadas con el mismo tema de la clase y requieren de un control atencional
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Por último, y como parte de los elementos que más destacan en las definiciones
estudiadas, se encuentra la atención como mecanismo endógeno de alerta. Algunas
de ellas destacan a la atención como: “…Mecanismo cognitivo cuya disponibilidad o
estado de alerta fluctúa considerablemente…hace referencia al estado de observación
y de alerta que nos permite tomar conciencia de lo que ocurre en nuestro entorno” (Ver
tabla 1).
Plantea de Vega (2005) que la alerta es una disposición general del organismo para
procesar información. En ese sentido, cuando nos encontramos en estado de vigilia
somos capaces de responder a gran cantidad de información y de ejecutar múltiples
tareas que requieran de nosotros determinadas habilidades, como por ejemplo, la de
dar una respuesta con rapidez ante un evento esperado. Para Tejero (1999), esta
ventaja temporal se atribuye a la acción preparatoria de la atención sobre los procesos
que llevan a la selección y realización de nuestras respuestas.
Por otro lado, los sujetos con bajos niveles de alerta (por ejemplo, dormidos),
presentan una conducta desorganizada y poco eficaz, o bien no responden ante
ningún estímulo.
Con todo lo planteado hasta aquí, tenemos que, los procesos o mecanismos de
funcionamiento que están implicados en la atención pueden ser de tres tipos:
Ahora bien, para que estos mecanismos atencionales tengan lugar, se desarrollen
adecuadamente y estén sometidos al control del sujeto, es necesario poner en marcha
determinadas etapas, pasos o procedimientos que reciben el nombre de estrategias
atencionales. Según García-Sevilla (1997) estas estrategias atencionales son
aprendidas, no innatas. Esta afirmación tiene varias connotaciones; por un lado,
significa que no todos tenemos la misma capacidad para utilizarlas de forma
adecuada. Con esto estamos intentando rescatar que existen diferencias individuales
en nuestra capacidad para atender. Por otro lado, implica también que se pueden
modificar y mejorar con la práctica. Esta característica es también un aspecto
Figura 3.5. Relación del proceso atencional con los niveles para el análisis científico
del comportamiento.
implicados; resulta que cada vez son más los autores que entienden que son dos
formas de estudiar un mismo proceso atencional: el selectivo, el cual parte del
concepto básico de capacidad limitada o límites del sistema atencional (Alameda,
2004).
Figura 3.7. Atención selectiva y dividida como parte de los procesos selectivos.
Atención sostenida
Este tipo de orientación invariable, puede darse cuando creemos probable que
tenga lugar un suceso que nos interesa. Tomemos como ejemplo una tira de
anuncios de películas de estreno, en la que estamos a la espera de aquella que
nos interesa. Durante el tiempo que dure la tira de anuncios de películas nos
esforzaremos por estar bien atentos. Con ello, nos preparamos para reaccionar
con rapidez, posiblemente para no perdernos un detalle del anuncio de la
película que esperamos. De hecho, cuando se recibe alguna información
avisando de la próxima aparición de un evento en cierto lugar, el tiempo
necesario para reaccionar ante este tiende a ser menor que cuando no se
dispone de esa clave previa, pues esa información nos induce a orientar la
atención hacia el lugar en el que se producirá el evento antes de que se
produzca. Con esto podemos darnos cuenta de que:
García-Sevilla (1997) considera que estas tareas de vigilancia tienen dos efectos
típicos sobre la atención:
“La atención sostenida es la actividad que pone en marcha los procesos o mecanismos
por los cuales el organismo es capaz de mantener el foco atencional y permanecer
alerta ante la presencia de determinados estímulos durante períodos de tiempo
relativamente largos. No obstante, esta actividad requiere un esfuerzo por parte del
sujeto, por lo que se produce un deterioro progresivo de la ejecución a lo largo del
tiempo”.
Sánchez, 2011, p.10
Los conceptos de alerta tónica y alerta fásica no son meros constructos psicológicos,
sino que se han llegado a establecer correlatos fisiológicos de ambos tipos de alerta.
Atención Selectiva
Este es el tipo de atención que tiene lugar cuando seleccionamos para atender
un estímulo externo y/o información interna almacenada en el propio sistema,
de forma preferente en relación con los otros estímulos.
En este sentido, la selección atencional puede estar enfocada hacia:
“La atención selectiva se refiere a la actividad que pone en marcha y controla los
procesos y mecanismos por los cuales el organismo procesa tan solo una parte de la
información, o da respuesta tan sólo a aquellas demandas del ambiente que son
realmente útiles o importantes de cara a la tarea que esté llevando a cabo, e incluso, de
cara a nuestras emociones. De este modo, la atención selectiva tiene una clara función
adaptativa, ya que permite que no se produzca una sobrecarga del sistema cognitivo
ante la numerosa y compleja información entrante”.
Sánchez, 2011, p.11
Figura 3.10. Doble función de la atención selectiva. U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Atención dividida
Para que esto tenga lugar y la atención dividida sea eficaz, nuestro sistema
tiene que poner en práctica determinadas estrategias:
La práctica diaria de las actividades favorece que las dos estrategias se lleven a cabo
con mayor eficacia. Gracias a eso podemos mejorar la rapidez de los oscilamientos de
la atención. En la medida en que se practica más una actividad, la cantidad de
recursos que consumimos es menor, aunque la tarea sea difícil.
La mayor parte de los estudios sobre atención dividida se basan en la limitación de los
recursos atencionales de los cuales disponemos, e investigan cómo los aplicamos
cuando tenemos que realizar diferentes tareas a la vez. Una de las explicaciones de la
distribución de recursos atencionales se fundamenta en el estudio de los procesos
automáticos y controlados. A ellos nos referiremos a continuación.
• Si se está copiando un texto, los estímulos son las imágenes visuales de las
palabras que lo componen.
• Si se está escribiendo sin texto, lo son las representaciones mentales de las
palabras que integran la idea en la que estamos pensando.
En cambio, hay procesos que sólo pueden desarrollarse bajo el control de la atención.
En el propio párrafo anterior se mencionaban los procesos mentales necesarios para
comprender el sentido del texto que estemos escribiendo y los que se requieren para
expresar ideas mediante el lenguaje. Estos procesos no ocurren si no se les presta
atención y, por ello, difícilmente podemos simultanearlos con los requeridos por otras
actividades que también exigen ese control. Así, será prácticamente imposible
comprender el texto estrictamente al mismo tiempo que pensamos en cuáles son las
palabras más adecuadas para expresar nuestra idea. Sin embargo, será relativamente
fácil realizar cualquiera de ellos de forma concurrente con alguna actividad que pueda
desarrollarse en gran medida automática mente, como puede ser la escritura
mecanizada.
Sin embargo, el control atencional no suele ser imprescindible cuando se trata de una
tarea bien aprendida o rutinaria (Tejero, 1999).
Este tipo de procesos, como apunta la figura 12, son el resultado de un aprendizaje
arduo, pero qué quiere decir esto. Quiere decir que en la mayoría de los casos se
adquieren como consecuencia de la repetición frecuente de la tarea, aun cuando al
inicio esa tarea haya requerido una atención controlada. Pensemos en el caso de la
lectura y la escritura, cuánto trabajo nos costó de pequeños aprender cada trazo,
memorizar cada sonido. Solo al cabo del tiempo, y con mucho entrenamiento,
logramos automatizar nuestra conducta, quedando nuestra atención relativamente
libre y disponible para realizar otras simultáneas, como por ejemplo, comprender el
contenido de un texto o el discurso de nuestro profesor, al tiempo que leemos o
tomamos notas de clases.
De Vega (2005) plantea que fue James (1890) el primero que destacó la importancia
de los procesos automáticos, a los que él mismo denominó hábitos. Según este autor,
los hábitos (para nosotros procesos automáticos) no requieren de nuestra voluntad
consciente. Resultaría insostenible tener que evaluar y decidir conscientemente cada
movimiento que vamos a efectuar, como si nos repitiéramos todo el tiempo lo que
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
vamos a hacer, paso a paso. McGhie (1969) narra la historia de unos pacientes
esquizofrénicos que manifestaban un procesamiento controlado (o con esfuerzo) de
tareas cotidianas, tan elementales como: levantarse de una silla, coger objetos, comer,
etc. Estos sujetos habían dejado de realizar estas actividades de modo automático, por
lo cual se veían forzados a planificar y decidir conscientemente qué movimiento iban a
ejecutar cada vez. Esta afectación va en detrimento de otras tareas cognitivas más
complejas que no reciben el suministro atencional necesario, pues los sujetos no son
capaces de distribuir eficazmente sus recursos, ya que dedican todo su esfuerzo en
tareas sencillas.
Otra de las características de los procesos automáticos, que a la vez resulta una
ventaja, es que también pueden llevarse a cabo en situaciones de arousal 3 elevado o
estrés. La razón es que en este tipo de situaciones, pensemos en circunstancias de
peligro o urgencia, los individuos no están en óptimas condiciones para pensar y tomar
decisiones consecuentes, ya que su capacidad atencional está mermada. Por tanto, es
preciso que dispongan de un repertorio de rutinas automáticas, las cuales se pueden
realizar eficazmente sin que necesariamente medie el consumo de atención.
3) El arousal, también conocido como nivel de activación o estrés, varía de unos individuos a otros;
incluso en una misma persona estos niveles varían, según la situación o la etapa de la vida en la que
nos encontremos (los niños y los ancianos tienen un nivel de arousal más bajo que los adultos).
Ciertamente, la relación de este término con la capacidad atencional es compleja: los recursos
atencionales parecen aumentar a medida que se incrementa el nivel de activación de la persona
(arousal); pero hasta cierto límite. Pasado este, la relación se invierte, y los niveles muy elevados de
arousal tienden a producir una disminución de los recursos atencionales disponibles. Digamos que,
en situaciones de arousal moderado, la atención aumenta su eficiencia y el rendimiento es mayor;
mientras que en situaciones de arousal elevado (peligro, emergencias), la capacidad atencional se
reduce drásticamente (Kahneman, 1973).
Como última característica, que nos conduce a todas las anteriores, tenemos que los
procesos automáticos son más económicos, cognitivamente hablando, para el sistema
procesador de información. Pensemos que nuestro sistema cognitivo funciona con una
capacidad limitada, la cual se ve favorecida si las operaciones básicas, que
usualmente empleamos en tareas cotidianas, se realizan sin consumo de recursos
atencionales. Quedando estos últimos disponibles para ser empleados en tareas que
sí requieren procesos más complejos.
Este tipo de procesos han sido denominados de diferentes modos, por ejemplo,
Shiffrin & Schneider (1977) los nombran controlados; Posner (1978), procesos
conscientes; mientras que Kahneman (1973) y Hasher & Zacks (1979) los denominan
procesos con esfuerzo. En cualquier caso, tal y como apunta de Vega (2005), se trata
de operaciones que consumen atención. Por esa razón se dice que este tipo de
procesos cumplen con el presupuesto de la limitación de recursos de nuestro sistema
Hasta aquí hemos querido realizar una distinción entre procesos automáticos y
contralados, pero lo cierto es que, como plantea de Vega (2005) “…la
dicotomía…aunque posee cierta circularidad, se corresponde con manifestaciones
Ante esto, es conveniente señalar que tal distinción no siempre puede precisarse con
exactitud. Digamos que:
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Por otro lado, si tenemos en cuenta que los procesos automáticos adquiridos, una vez
fueron controlados, digamos, en alguna etapa inicial del aprendizaje; entonces
estamos afirmando que, al menos, parte de los límites entre un proceso y otro, son
difusos. Es decir, entre el estado final de uno de estos procesos y el inicial del otro,
existen estados intermedios permeados por las características propias de cada
proceso. Por ejemplo, el hecho de que una tarea exija poca atención, no quiere decir
que sea automática. El aprendizaje puede no haber alcanzado su límite (asintótico), y
por tanto, ser susceptible de mejoras con más entrenamiento, lo cual se traduce en
ausencia de automatismo.
De manera general, las investigaciones indican que esta distinción entre procesos
automáticos y controlados es más bien gradual y no tanto una dicotomía estricta
(Tudela, 1992). De ese modo, vemos que existen procesos que están totalmente
automatizados y otros que se producen exclusivamente bajo el control atencional, pero
también reconocemos la existencia de parcialidades.
Para ejemplificar este criterio resulta muy útil el experimento de Schneider &
Shiffrin (1977), a partir del paradigma de búsqueda visual. En el experimento se
le presenta a los sujetos inicialmente una serie de memoria (varios ítems con
letras y dígitos que deben memorizar durante el tiempo que consideren
necesario). Seguidamente se les proyecta 5 imágenes taquistoscópicas o
cuadros, a una velocidad de 1 cuadro cada 160 milisegundos. La tarea consiste
en detectar en los cuadros la aparición de cualquiera de los caracteres
memorizados y apretar un interruptor de TR en caso de respuesta positiva, u
otro alternativo en caso de no detectar ningún carácter en todo el ensayo.
Para ilustrar este criterio empírico de automatismo, puede ser útil conocer otro
de los experimentos de Schneider & Shiffrin (1977), en que además se pone de
manifiesto la transición de un proceso controlado a uno automático como
consecuencia del aprendizaje. En este experimento los sujetos reciben una
carga de memoria al comienzo de cada ensayo, y a continuación, 20 cuadros,
uno cada 200 milisegundos. La tarea consiste en detectar en los cuadros la
aparición de cualquiera de los caracteres memorizados. La diferencia con el
experimento anterior estriba en que en este caso, la variable dependiente no
fue el TR, sino la precisión de la respuesta (proporción de aciertos y de falsas
alarmas).
Este último criterio (interferencia entre dos tareas concurrentes) puede ser
ilustrativo entenderlo a través del experimento de Logan (1979). Este
experimento se llevó a cabo durante 6 sesiones de trabajo, en días
consecutivos. En el mismo los sujetos recibieron al comienzo de cada ensayo
una presentación de 8 dígitos, los cuales salían a una velocidad de 1 cada 75
segundos y debían ser memorizados, como tarea secundaria. En el intervalo de
retención debían realizar una tarea primaria de elección múltiple, que consistía
en presionar un interruptor entre varios, en función del estímulo presentado.
Con ello se registraba el TR de la respuesta. Por último, los sujetos debían
recordar la carga de memoria inicial.
Aun cuando planteemos que en Piscología Cognitiva para dar una conclusión
acertada sobre los fenómenos estudiados, debemos basarnos en criterios
empíricos; lo cierto es que esta noción también acarrea sus críticas. De Vega
(2005) pone énfasis en dos de ellas:
- Los criterios empíricos sobre las demandas atencionales vistos hasta aquí,
no proporcionan un diagnóstico común sobre las demandas atencionales
de una determinada tarea. Esto quiere decir que no necesariamente si nos
posicionamos desde un criterio para sugerir si los procesos ejecutados son
“Las tareas automáticas tienden a realizarse en paralelo, con independencia del número
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Esta clasificación se efectúa en función del grado de control que realiza el sujeto en el
acto atencional. Podemos distinguir entre:
Atención Voluntaria
Atención Involuntaria
- Está determinada por la actitud pasiva y automática del sujeto hacia los
estímulos.
- Es el poder del estímulo el que atrae al sujeto, por tanto, para que tenga
lugar dependerá de la fuerza con que el estímulo llegue al sujeto. Un
ejemplo puede ser voltear hacia el lugar donde se genera un sonido
estrepitoso. Una de las respuestas que se ha considerado de naturaleza
involuntaria es la Respuesta de Orientación (RO). Sin embargo, parece que
esta puede ser impulsada por procesos de pensamiento y no solo por
Atención Externa
Atención Interna
Esta clasificación está relacionada con la modalidad sensorial con que se procesan los
estímulos y sus características. Las modalidades de atención más estudiadas son la
visual y la auditiva. Una y otra están en función de la naturaleza del estímulo.
Según Rosselló (1997), entre ambas modalidades hay diferencias, entre las cuales
destaca:
Atención Visual
Atención Auditiva
- Los receptores auditivos recogen todos los estímulos acústicos del medio
ambiente y no pueden rechazarlos. Tan solo cuando llega la información al
cerebro actúan los mecanismos de selección auditiva.
La clasificación global-local tiene que ver con la amplitud o intensidad del foco
atencional: éste se puede ensanchar (global) o contraer (local) en función de las
demandas del ambiente. Por tanto, podemos hablar en términos de:
Atención Global
Atención Local
Atención Abierta
atrajo nuestra atención. Con ese movimiento, los ojos y los oídos, en donde
se ubican respectivamente los receptores visuales y auditivos, se orientan
de forma óptima para percibir lo que ocurre en el exterior, hacia la misma
estimulación donde se dirige nuestra atención.
Atención Encubierta
Atención Consciente
- Bajo el abanico de la atención consciente se encuentran aquellas acciones
que realizamos con un control voluntario; es decir, de las que percibimos
subjetivamente pudiendo dar cuenta de ellas. Posner (1978), de hecho,
denomina los procesos controlados, operaciones conscientes.
Atención Inconsciente
Con esto podemos decir que nuestra atención puede orientarse de dos formas:
Yantis (1998) alega que en la vida real lo más frecuente es que ambos tipos de
factores actúen conjuntamente. Tejero (1999) pone un ejemplo muy ilustrativo: si
tenemos interés en conocer cuál es el importe de una factura que acabamos de
recibir, probablemente dirigiremos nuestra atención, en primer lugar, hacia el lugar de
la factura donde sabemos que habitualmente aparece ese importe, destacado
respecto a la información circundante por su letra negrita y por su mayor tamaño. En
este caso, nuestra atención se orienta hacia una estimulación concreta guiada por
nuestra expectativa de dónde aparecerá la información que deseamos obtener y de
cuáles serán sus características, pero también influye en su orientación el hecho de
que tales características hagan destacar a esa estimulación respecto al resto.
Puesto que son muy numerosos estos factores determinantes, vamos a centrarnos en
los más importantes:
- El color: los estímulos en color suelen llamar más nuestra atención que
los que poseen tonos en blanco y negro.
Aunque, cuando alguno de estos factores entra en interacción con otro, el efecto del
objeto puede ser relativo. El efecto de un anuncio en blanco y negro pierde si todos los
anuncios son en color, e incluso, puede que un anuncio en blanco y negro pueda
resaltar como una novedad.
Ante este panorama tan inestable, los investigadores han diseñado tareas en las que
se intenta minimizar la influencia de nuestros objetivos y expectativas sobre la
orientación atencional, con la finalidad de especificar cuáles son las características
estimulares que tienen la capacidad de atraer automáticamente nuestra atención. A
continuación comentamos algunos trabajos realizados con tareas visuales.
Por lo general, cuando un estímulo presenta alguna característica física que lo destaca
visualmente entre el resto de estímulos presentes, la atención tiende a orientarse
hacia ese estímulo destacado, a pesar de que nuestra intención sea la de orientar la
atención hacia otros estímulos (Egeth & Yantis, 1997) ¿Qué queremos decir con esto?
Veamos a través de tareas experimentales que suelen aplicarse a los sujetos.
Todas las letras tienen las mismas características, incluida o no la A (todas son
negras, por ejemplo).
Los resultados de este estudio sugieren que la aparición abrupta de la letra atraía
automáticamente la atención del sujeto: la respuesta era más rápida si esa letra era
precisamente la letra-objetivo, pero era más lenta en el caso de que no lo fuera, pues
en este último caso había que redirigir la atención desde la letra de inicio abrupto
hacia las otras letras y examinarlas para determinar si entre ellas se incluía la letra-
objetivo.
Por otra parte, hay un grupo de factores que más allá de las características externas de
los estímulos, también influyen en la atención. Veamos cuáles son:
- Las expectativas: la idea precia que el sujeto tiene sobre las características
de la información que va a recibir o sobre la tarea que va a llevar a cabo
también es un factor impor tante que influye en la manera en que
- Alerta al individuo.
- El uso de psicofármacos.
Dentro de este campo emergió uno de los enfoques que mejor explica el
procesamiento humano de la información y que favorece la metáfora del ordenador:
“el ser humano transmite y procesa; es decir, modifica mediante diversas operaciones
y procesos cognitivos información en forma de representaciones mentales, de manera
funcionalmente análoga a como lo hace un ordenador” (Crespo, 1997, p.36). Con ello
se re-iniciaba una época distinta, más novedosa, en los estudios sobre la atención.
El primer modelo que utilizó este enfoque fue elaborado por Donald E. Broadbent
(1958) (Figura 14), a quien no solo ha de considerarse pionero, sino también un
Según Tejero (1999), las primeras investigaciones sobre atención realizadas desde el
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Pronto se comprobó que es muy difícil dividir la atención entre dos mensajes recibidos
dicóticamente, a veces prácticamente imposible.
Modelos pre-categoriales:
“Son aquellos modelos que coinciden en considerar el filtro como un mecanismo pre-
categorial que opera en los momentos iniciales del procesamiento, inmediatamente
después del registro sensorial. Solo aquella información que atraviesa el filtro recibe un
tratamiento privilegiado por parte del dispositivo central, que realiza análisis de
características de los mensajes seleccionados. Dicho de otro modo, la percepción y
comprensión de un estímulo solo tiene lugar después de que el mensaje asociado a
dicho estímulo ha sido seleccionado entre otros mensajes competidores”
De Vega, 2005, p.135
Como los experimentos de escucha dicótica son muy variados, vamos a poner
énfasis en dos de las modalidades que más influyeron en el modelo de
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Broadbent (1958):
- Paradigma de seguimiento.
Los resultados arrojaron que luego de la recepción del doble mensaje, los
sujetos eran capaces de repetir sin dificultad el mensaje relevante, mas no
el irrelevante, del cual ni siquiera recordaban el contenido ni el idioma en
que fue verbalizado. Este fenómeno de la selectividad atencional resultó
muy acer tado. Sin embargo, según las variantes experimentales
desarrolladas por Cherry (1953), no es del todo correcto plantear que el
mensaje irrelevante no se procesa. La idea de este autor consistió en
introducir ciertas variaciones al mensaje irrelevante, tales como: cambio
del ordenamiento silábico de algunas palabras, cambio en el timbre de la
voz, cambio de idioma, cambio de una parte del mensaje por señales
auditivas. En este caso, los resultados tampoco evidenciaron que el sujeto
Anne Treisman (Figura 17) publicó en la misma década resultados que también
suele ser baja, porque el filtro atenúa el impacto de esta información. Sólo
en ciertos casos la atenuación no es impedimento para que identifiquemos
la información no atendida (Lewis, 1970; Treisman, Squire y Green, 1974).
Por ejemplo, por muy concentrados que estemos en alguna tarea,
percibiremos perfectamente una señal de alarma o el llamado de nuestro
nombre, pues la relevancia personal de esta información es tal que aunque
no estemos atendiendo al canal por el que se pronuncia, y por tanto, se
atenúe; su impacto será suficiente como para hacerla consciente. La
misma explicación se aplicaría, según Tejero (1999), cuando por el canal
irrelevante se presenta una información cuyo significado es coherente con
la información que esperamos recibir en ese momento por el canal
atendido. Por ejemplo, si repentinamente se empieza a emitir una historia
distinta a la que se estaba escuchando hasta el momento a través del canal
atendido, a la vez que la que se estaba atendiendo continúa emitiéndose a
través del canal no atendido, la atención tiende a desviarse por un
momento hacia el canal irrelevante. Así lo indica el hecho de que los sujetos
repitan las primeras palabras escuchadas a través del canal irrelevante, en
lugar de las primeras palabras de la nueva historia emitida por el canal
relevante (Treisman, 1960).
Modelos post-categoriales
¿Cómo es posible seleccionar un input entre otros concurrentes, sin analizarlos todos?
En efecto, todos los mensajes que llegan al sistema son analizados, pero no de la
misma manera. Según los modelos post-categoriales, existe un procesamiento
Son estos resultados experimentales los que han conducido a algunos psicólogos a
situar el filtro atencional en los estadios finales del procesamiento (Deutsch &
Deutsch, 1963; Norman, 1968; Linsay & Norman, 1972).
Luego del estadio anterior opera el filtro, recogiendo los mensajes ya analizados
y evaluando sus características, con el fin de seleccionar el relevante.
plantea el modelo de Deutsch & Deutsch, 1963), sino que, como señala de Vega
(2005), es también sensible al sesgo establecido por el propio sistema cognitivo
(pertinencia). En otros términos y según este modelo: “la selección de un
mensaje depende de la conjunción de sus características sensoriales y de las
expectativas de la persona. En suma, nos hallamos con que el selector
atencional es un mecanismo de arriba-abajo, controlado por los estímulos y de
arriba abajo, guiado por las expectativas cognitivas” (de Vega, 2005, p.137).
Dese este modelo puede captarse con mayor facilidad la idea de que la
selección atencional no depende únicamente a las características físicas más
sobresalientes de los estímulos sensoriales; sino que puede operar basándose
en criterios más subjetivos, gracias a la flexibilidad del mecanismo de
pertinencia. Ante los mismos estímulos, podemos ponderar como más
per tinente aquel cuyas características satisfagan nuestros intereses
individuales, en función del contexto que los generó.
Para Neisser (1976), por ejemplo, el filtro es un concepto superfluo del cual se puede
prescindir totalmente. Cuando un sujeto atiende un mensaje, la percepción del mismo
se convierte en un proceso constructivo. Bajo esta perspectiva, resultaría innecesario
dicho constructo.
Por otro lado, otra de las críticas que se les adjudica, está asociada a la concepción
ingenua y mecanicista que defienden, tomando en cuenta que ven el proceso
atencional, a excepción de modelos como el del propio Niesser y el de Norman, como
un sistema que opera exclusivamente guiado por los datos; cuando la realidad impone
que la selección de información es un proceso interactivo: de arriba a abajo (guiado
pos las expectativas y esquemas anticipatorios del sujeto. Modelo de pertinencia de
Norman, 1968) y de abajo a arriba (guiado por el análisis de la información del input).
En cualquier caso, dicho sistema no parece requerir un mecanismo de filtro.
Luego de los modelos de filtro surgió una segunda generación de modelos sobre la
atención que en el argot científico se conocen como modelos de recursos limitados.
la que alcanzó mayor prestigio fue la que adoptó Daniel Kahneman (1973), cuyas
ideas sobre la capacidad atencional todavía dejan sentir su influencia en la
investigación actual (Botella, 1997).
Las diferencias de estos modelos respecto a los de filtro, de Vega (2005) las resume
en tres fundamentales:
Los modelos de recursos estudian las limitaciones de la atención más que sus
propiedades selectivas.
Según los modelos de filtro, las dificultades para prestar atención simultáneamente a
dos informaciones distintas se deben a que, a partir de cierta fase, el procesamiento
de información humano es necesariamente serial. En principio, esta explicación es
plausible para lo que ocurre en una tarea de escucha dicótica, pero, tal y como se
cuestiona Tejero (1999): ¿lo es también para cualquier otra situación en la que se
tienen que utilizar distintas informaciones a un mismo tiempo? ¿Qué sucede, por
ejemplo, cuando queremos dividir nuestra atención entre la escucha de una noticia
urgente que emiten por la radio y la búsqueda visual de unas llaves en el cajón en el
que las guardamos habitualmente? ¿Sería lo mismo si, en lugar de tener que
encontrar un objeto cotidiano en su entorno habitual, tuviéramos que buscar algún
objeto pequeño no identificado que ha caído dentro de una caja en la que hay diversos
objetos que no hemos visto anteriormente? Quizá el sistema de procesamiento
En este nuevo enfoque experimental de atención dividida se pide a los sujetos atender
a dos tareas, casi simultáneas. El grado de deterioro en el rendimiento de una de estas
tareas se considera un indicio de la demanda de atención de la otra tarea (Kerr, 1973;
Posner, 1978; Logan, 1978, 1979).
En cualquier caso, se espera obtener una relación funcional entre las variables
manipuladas en la tarea principal y el rendimiento en la tarea secundaria (de Vega,
2005).
Este autor considera que atender es invertir un esfuerzo mental, ya sea sobre
una actividad que ha sido seleccionada voluntariamente o sobre un evento que
- De capacidad: cuando las dos tareas compiten únicamente por los recursos
centrales.
Modelo de procesos limitados por los datos y limitados por los recursos, de
Norman & Bobrow (1975)
Según los autores de este modelo, la distinción entre ambos tipos de procesos
puede hacerse operacional. Digamos:
Aun cuando algunos autores lo consideren una variante de los modelos antes
analizados, lo cierto es que este modelo económico de recursos atencionales,
de Navon & Gopher (1979), resulta ser uno de los más complejo y articulado.
recursos múltiples. Según Navon & Gopher (1979), las dos fuentes de
interferencia de las que Kahneman habla (influye que cualquier par de tareas
comparta los recursos generales inespecíficos e influye que dos tareas
particulares compartan un mismo mecanismo de procesamiento: fenómeno de
interferencia estructural) son incongruentes. Resulta que una tarea visual
interfiere más sobre otra de la misma modalidad, que sobre una verbal. Estos
autores llevan la transformación del viejo modelo estructural hasta sus últimas
consecuencias, al sustituir los múltiples mecanismos por múltiples recursos.
Pero ¿en que se basan específicamente estos autores para considerar que dos
tareas comparten recursos específicos (múltiples) y no estructuras? La
concepción estructural predice un efecto de interferencia radical: si dos tareas
demandan el mismo mecanismo, solo una de ellas podrá usarlo, deteriorándose
de ese modo el rendimiento en la otra tarea. No obstante, según los autores de
este modelo, los datos solo muestran déficits relativos en el rendimiento, lo cual
sugiere una fuente de recursos continua, que se distribuye entre ambas tareas.
Por otro lado, según lo defendido por Navon & Gopher (1979), cada tarea
particular posee una composición óptima de recursos específicos, mientras que
otros recursos resultan irrelevantes. De ahí se desprende que los patrones de
interferencia entre dos tareas concurrentes dependen, en cualquier caso, de
sus respectivas composiciones de recursos. Por ejemplo, una tarea
determinada puede estar compuesta por: 2 unidades de capacidad de memoria
a corto plazo, 1 unidad de almacenamiento visual y 3 unidades del mecanismo
selector de respuesta. En ese caso, los mecanismos de recursos de memoria
acústica y razonamiento verbal pueden ser irrelevantes.
Sin dudas, el modelo de Navon & Gopher (1979) articuló una compleja teoría
sobre la capacidad limitada de la atención. No obstante, la desintegración del
mecanismo central de recursos atencionales, en multitud de sistemas, pudiera
resultar un tanto especulativa.
Durante los últimos años, algunos teóricos han criticado la idea de que la selección
atencional es una pura necesidad para el sistema de procesamiento humano porque
su capacidad para procesar información es limitada, se entienda esa limitación como
estructural (como en las teorías del filtro) o como escasez de un recurso o de múltiples
recursos. Entre ellos destacan Allport (1987), Neumann (1996) y van Der Heijden
(1992). Para estos autores, el planteamiento correcto es más bien el inverso: las
limitaciones de nuestra capacidad para procesar información son consecuencia de la
selección atencional.
Para Neumann (1996), las ideas de estos dos autores son el punto de partida para un
replanteamiento de la cuestión de la función selectiva de la atención. Según este
autor, la selección debe producirse para controlar nuestra conducta, porque cada uno
de los sistemas que nos permiten ejecutar respuestas ante esa información sólo
pueden realizar una acción en cada momento (por ejemplo, sólo podemos pronunciar
un sonido, de la misma forma que sólo podemos mirar hacia un lugar o mover uno de
nuestros dedos en una dirección concreta) y porque una acción sólo se puede realizar
de un modo concreto en un momento determinado. Si no existiera selección para
controlar la acción, la conducta se desorganizaría. Desde este punto de vista, por
tanto, es una estrategia de la que disponen los organismos para afrontar los
problemas que pueden producirse en la coordinación y el control de acciones y por
tanto es más un logro que un déficit de nuestro sistema de procesamiento (Neumann,
1996).
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Con todo lo visto hasta aquí, podemos resumir en un esquema cuáles son los
principales modelos teóricos en el estudio de la atención:
No cabe duda de que las investigaciones sobre la atención son actualmente un área
de gran actividad en la Psicología Cognitiva. Veamos por qué…
Por un lado y siguiendo las ideas de Rosselló (1999), asiduo estudioso de esta
temática (Figura 22), esta controversia se ha solido abordar a partir de las teorías de la
atención reconocidas como:
L a s e v i d e n ci a s e x p e r i m e n t a l e s a ct ua l e s q u e p r o c e d e n d e l o s e s t u d i o s
neurofisiológicos, de los neuropsicológicos y de los basados en la utilización de las
modernas técnicas de neuroimagen, apuntan hacia la consideración de la atención
como un mecanismo múltiple con funciones diversas.
Por otro lado, tras el estudio de Johnston & Dark (1986), también se han reconocidos
los diferentes modelos teóricos, partiendo del dilema de si la atención es una fuerza o
un resultado, como (véanse Tudela, 1992 y Rosselló, 1997, 1999):
Bajo este amplio abanico de investigaciones y modelos teóricos que se han suscitado,
podemos hablar entonces de tres vertientes investigativas:
diversidad intrínseca. Para los autores de este modelo, las dos grandes
funciones de la atención selectiva son:
Una de las principales críticas que se le ha hecho a este modelo resulta ser lo
costoso del proceso de reconocimiento de un objeto, ya que no puede ser
aplicado en paralelo a todos los objetos de un campo visual complejo.
Solamente uno, o unos pocos objetos podrán ser reconocidos en un momento
dado, a partir de la selección atencional. Para Werner & Schneider (1995) el
reconocimiento del objeto es post-atencional.
atención sostenida. Por todo ello, reconoceremos cuáles son los principales
paradigmas experimentales en el estudio de la atención, pero no los
segmentaremos atendiendo a alguna clasificación.
Por si no fuera suficiente, otro de los aspectos por los cuales es importante
respetar la consigna lo constituye la motivación por la tarea; de hecho, y según
lo expresa Botella (1999), es ese uno de los elementos del comportamiento
humano más difíciles de trasladar al laboratorio. Sin embargo, no podemos
pasarlo por alto en los estudios atencionales, sobre todo porque de él se deriva
la adopción de metas. Las consignas que se administran, además de la función
básica de informar sobre qué debe hacerse en la tarea, también deben generar
en el sujeto una motivación. De ahí la importancia que tiene expresarla de
manera adecuada. Con ello conseguiríamos que la actuación del sujeto durante
las sesiones experimentales sea lo más parecida posible a la vida real.
1. Medidas de rendimiento
- Velocidad de respuesta:
- Precisión:
Esta medida tiene como elemento esencial la frecuencia de aciertos.
Suelen emplearse sobre todo en:
- Tareas de detección: los sujetos solo tienen que dar una respuesta
cuando se cumple cierta condición (normalmente la aparición de un
cierto estímulo crítico). En ellas no se puede medir el rendimiento
- Incrementos en la precisión.
Las medidas de rendimiento descritas hasta aquí son las que podríamos
llamar on-line o inmediatas, dado que se realizan en cuanto están
disponibles. Pero hay otras, que podríamos llamar off-line o demoradas. Es
frecuente, por ejemplo, que una vez finalizada la tarea, o incluso tras dejar
transcurrir un período de tiempo, se administren pruebas de recuerdo o de
reconocimiento. Se asume que la precisión de la memoria es función de la
atención prestada durante la presentación de los estímulos, por lo que
estas medidas se toman también, aunque indirectamente, como
indicadores de la atención.
2. Medidas conductuales
- Movimientos de la cabeza.
Sin dudas, es muy fácil confundir los movimientos oculares con los
desplazamientos de la cabeza cuando algo llama nuestra atención, dado que en
la vida cotidiana suelen ir juntos (Figura 24). No obstante, como señala
Ballesteros (1997), no son lo mismo.
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Estos últimos se han empleado sobre todo con niños, dado que con ellos es
más difícil emplear las tareas habituales de laboratorio. Con animales se
emplean también conductas del tipo de enderezar las orejas, o levantar la
cola, que se interpretan como indicadores conductuales de la alerta.
3. Medidas psicofisiológicas
- Tamaño de la pupila.
- Tasa cardíaca.
- Potenciales evocados.
- La respuesta psicogalvánica
Antes de comenzar este apartado, es importante conocer que para poder estudiar los
efectos de la atención se necesitan crear condiciones experimentales en las que se
igualen todos los factores, aparte de la atención, que pudieran influir en los resultados.
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Tiempo de
Tiempo de
Tiempo de reacción Tarea igual /
Reacción de
reacción simple disyuntivo (tarea diferente
elección
go/ no-go)
E1/E2….>R1
Estímulos (E1=E2)
E1….>R1 E1….>R1
y E1…..R1 E1/E2….>R2
E2… >R2 E2….>---
respuestas (E1 diferente
E2)
- Tarea igual/diferente.
Búsqueda visual
Este tipo de tareas fueron diseñadas para estudiar la atención, pero tratando de
evitar el sesgo que constituyen los movimientos oculares. Una vez que la
atención está bien focalizada en el punto de fijación aparece una marca,
llamada pista, que aporta cierta información sobre la posición donde aparecerá
la señal, que se presenta poco después. La clave de estos paradigmas está en
el uso de un intervalo corto entre la pista y la señal (el intervalo suele llamarse
SOA, o Stimulus Onset Asynchrony) para que los resultados no se vean
contaminados por los movimientos oculares.
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Una vez bien establecido el efecto facilitador que tiene el preaviso, se intentan
estudiar los parámetros temporales del efecto. Para ello se manipula la variable
independiente SOA (intervalo entre la pista y la señal). Veamos en el siguiente
ejemplo el esquema de una tarea de pre-señalización típica (Figura 29).
Este tipo de tareas han tenido mucho aplicación, sobre todo porque se estudia
la atención desde situaciones lo más parecidas posibles a la realidad cotidiana.
En ellas se presentan a los sujetos mensajes por medio de auriculares, y la
tarea consiste en prestar atención a uno de los mensajes e ignorar el otro. Se
diferencia en ese sentido de las tareas de escucha dicótica y escucha biaural.
En la primera se presenta un mensaje diferente en cada oído, mientras que en
la segunda se presentan ambos mensajes por los dos oídos.
Por sus características, las tareas de escucha selectiva tienen como ventaja el
empleo de auriculares para presentar los estímulos. Y decimos que es una
ventaja porque en ese caso no importa que se produzcan movimientos de los
órganos sensoriales, ya que el uso de auriculares hace que los movimientos de
la cabeza sean irrelevantes. Mientras que en la modalidad visual no podemos
estar seguros de que los sujetos no muevan los ojos, a no ser que se utilice un
SOA corto o se emplee un registrador de movimientos oculares.
- Cuando se añade una letra del mismo rango (X-Y ó O-C), como por ejemplo
en las presentaciones YXY o COC, se dice que son: flancos compatibles.
- Una disminución del TR cuando los flancos son compatibles, es decir, los
sujetos suelen dar la respuesta con mayor rapidez.
Estos resultados fueron sistematizados por Botella en 1995, tal como lo ilustra
la figura 32. Según este autor, revelan una limitación en nuestra capacidad
selectiva, ya que la información espacial relativa a donde aparecerá el objetivo
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
no parece suficiente para filtrar o ignorar los otros estímulos. Esto se infiere por
las influencias que la identidad de los estímulos que se debían ignorar tienen
sobre las respuestas al estímulo crítico. Si el sistema realizase un filtrado
perfecto basado en la localización espacial, el TR sería independiente de la
identidad de los flancos.
- Los sujetos se tardan más en nombrar los colores, incluso se cometen más
errores, cuando la palabra denota un color distinto al de la tinta en que está
escrito, que cuando la palabra no responde al nombre de un color (por
ejemplo, la palabra CABALLO escrita en verde).
Tarea global/local.
identidad de las letras pequeñas (la letra grande es irrelevante para la tarea), el
tiempo de reacción se ve alterado según que la letra grande sea o no
congruente con las letras pequeñas.
Efecto Simón.
En este caso se trata de que el sujeto responda con una de las dos teclas que
tiene disponibles, según sea la identidad del estímulo (tarea de tiempo de
reacción de elección). Si aparece una A debe responder con la tecla izquierda
(R1), pero si aparece una B debe responder con la tecla derecha (R2). A su vez,
el estímulo (letra A o B) puede aparecer a la izquierda o a la derecha del punto
de fijación, pero este aspecto es irrelevante para la tarea (Figura 35). Sin
Efecto espacial.
Paradigma de inatención.
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Figura 3.37. Figura presentada en los tres primeros ensayos del paradigma
de inatención.
Fuente: Botella (1999), p.90.
Figura 3.38. Figura presentada a partir del tercer o cuarto ensayo del
paradigma de inatención.
Fuente: Botella (1999), p.90.
Según Botella (1999), esta es una técnica que consiste en presentar a los
sujetos, en la misma posición de la pantalla, una secuencia de estímulos a una
tasa muy alta, típicamente entre 50 y 120 mseg. por ítem (es decir, entre 8 y 20
ítems por segundo). El sujeto tiene la impresión de que los estímulos se
reconocen brevemente al aparecer, pero de alguna forma se desvanecen de
inmediato.
En este tipo de tareas de priming no sucede así, sino que los estímulos
irrelevantes para la respuesta se presentan antes que el estímulo imperativo, a
veces como parte del ensayo anterior. La influencia de esos estímulos
irrelevantes puede conllevar a resultados como:
Como se puede observar en la figura 41, cada par de letras se presenta (las
presentaciones aparecen como las de la figura 33, pero variando) a los sujetos
de forma solapada, siendo su tarea principal: nombrar con rapidez la letra roja e
ignorar la azul.
Los sujetos deben apretar con rapidez una tecla si las letras son las mismas (es
Las dos teclas de respuesta de esta tarea se seleccionan con la mano derecha.
E s t a d i s t i n c i ó n s e h a c e p o rqu e qu e e n a l g u n o s e n s ayo s a p a r e c e
repentinamente un sonido, al que los sujetos deben responder con rapidez
apretando una tecla con la mano izquierda (tarea de tiempo de reacción
simple).
Para llegar a esas conclusiones, los estudios sobre las bases neurales de la atención
han tenido que transcurrir por una larga historia, que aún continúa. Sería interesante
hacer un pequeño bosquejo por las investigaciones más importantes.
Por su parte Moruzzi y Magoun, en 1949, realizaron uno de los aportes más
importantes a las Neurociencias y en específico al estudio de la atención. Mediante el
método de producción de lesiones cerebrales en un gato, demostraron que la
formación reticular, una estructura ubicada en el tronco del encéfalo, contenía
circuitos de neuronas de los que dependía el nivel de alerta y activación (arousal) del
animal.
Aun cuando ha sido poco estudiada esta función atencional por colegas del gremio,
por las razones antes explicitadas; no podemos dejar de mencionar sus correlatos
neuroanatómicos, por la importancia que ameritan (Álvarez, et al., 2008):
4) La formación reticular (FR) está compuesta por cuerpos celulares y fibras nerviosas entrelazadas en
todas direcciones. Se extiende desde el bulbo raquídeo a través del puente o protuberancia y
cerebro medio a diferentes zonas del diencéfalo.
Posteriormente, los trabajos de Luria (1980, 1982) (Figura 42) modelaron la idea de
que la atención no es un proceso unitario, sino que está dividido en diferentes
componentes. Según el autor, cada uno de ellos es regulado por zonas cerebrales
específicas que trabajan de forma integrada. Ellos son:
Al diferenciar las zonas cerebrales relacionadas con la atención, Luria distinguió entre
atención involuntaria y voluntaria. La primera se ha estudiado clásicamente por
métodos electrofisiológicos (desincronización del ritmo alfa del electroencefalograma
ante la apertura de los ojos, fortalecimiento de los potenciales evocados en respuesta
a la presentación del estímulo correspondiente, cambios en la respuesta eléctrica de
la piel, del ritmo respiratorio, etc.).
Sin embargo, las formas más complejas de atención voluntaria, que necesitan que se
reconozca selectivamente un estímulo y se inhiba la respuesta correspondiente a
estímulos irrelevantes, involucran:
Más tarde continuaron desarrollándose otros trabajos sobre la atención, solo que
ahora, además de ser reconocida como mecanismo de alerta, también fue definida
como mecanismo de selección y codificación de señales de capacidad limitada.
Consecuentemente, han sido desarrollados múltiples técnicas, paradigmas y modelos
para el estudio del sistema atencional anterior (el nombre se adjudica por su
dependencia, fundamentalmente, de zonas corticales anteriores).
No obstante, son los trabajos de Posner (Figura 44) y colaboradores (Posner &
Petersen, 1990; Posner & Dehaene, 1994; Posner & Raichle, 1994; Posner &
Rothbart, 2007) los que reciben una mayor aceptación en la actualidad. Este autor
comienza sus investigaciones en la segunda mitad del pasado siglo, a partir de la
teoría del procesamiento de la información. Es reconocido por su especificidad a la
Posner define la atención como “la capacidad para controlar los procesos de
información en el cerebro” (citado por Álvarez et al., 2008, p.166). Además, plantea
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Selectividad: mecanismo que filtra los estímulos que llegan al sistema nervioso
y le permite atender solo a los importantes. Es una función del hemisferio
izquierdo, predominantemente parietal, enriquecida con contribuciones
temporales y límbicas estriadas.
El modelo de Posner (1990) postula que determinadas áreas del cerebro se encargan
de las fuentes y origen de la atención, mientras que hay otras áreas sobre las cuales
actúan los procesos atencionales de forma particular. Por ejemplo, bajo determinadas
Figura 3.45. Áreas activas para las tres redes atencionales: alerta (cuadrados), orientativa
(círculos) y ejecutiva (triángulos).
Fuente: Modificado de Posner & Rothbart, 2007.
Manifestaciones clínicas
Sistemas atencionales Función
Otro de los autores también reconocido por sus estudios sobre el tema es Mesulan
(1990) (Figura 46).
Además de estos dos subsistemas, Mesulam (1990) entiende la atención como una
red neural distribuida que tiene tres componentes corticales:
función reguladora la ejerce el cerebelo en unión con otras zonas de la corteza frontal
y del sistema límbico. Por su parte, otros estudios sugieren que el cerebelo está
también implicado en los cambios de sets atencionales.
Microelectrodos.
Los datos derivados de estos estudios indican que existen áreas del sistema
nervioso central que están implicadas específicamente en distintas funciones
atencionales (Posner & Petersen, 1990; Posner, 1995). Así, el lóbulo parietal
posterior (en la corteza cerebral), el colículo superior (en el troncoencéfalo) y el
núcleo pulvinar (en el tálamo) forman parte de una red posterior de áreas
cerebrales que sustenta nuestra capacidad de orientar la atención desde una
posición a otra del campo visual.
Hasta aquí podemos darnos cuenta de que nuestros conocimientos sobre las
estructuras anatómicas del sistema nervioso que posibilitan la atención derivan
de estudios bastante recientes, que a decir de Tejero (1999), son todavía
incompletos debido a la gran dificultad que supone obtener datos de la
actividad de esas estructuras mientras se está realizando una tarea atencional.
Sin embargo, todas las contribuciones descritas les permiten hoy a las
Neurociencias explicar, con alguna nitidez, el mecanismo por el cual un
individuo puede centrar su atención sobre ciertos estímulos e ignorar otros.
Entre las causas más frecuentes de los trastornos de atención se encuentran los
traumatismos de cráneos, accidentes cerebro-vasculares, esclerosis múltiple,
epilepsias, la depresión y la esquizofrenia (Bergman, O'Brien, Osgood, 1995; Braff,
1993; Emilien, Pennase, Waltregny, 1998; Lofendo, 1997. Citados por Bartrés-Faz,
Clemente, Junqué, 1999).
Por la importancia que amerita, dedicaremos un apartado a este tema, dividiendo por
un lado, las alteraciones de la atención relacionadas con enfermedades mentales y
neurológicas; y por otro, aquellas que con mayor frecuencia aparecen en escolares, sin
ninguna otra sintomatología o patología asociada.
Siguiendo la idea de cuáles son las posibles afectaciones de la atención que pudieran
presentarse, veamos a continuación dónde pueden hacerlo, es decir, en qué
enfermedades pueden tener lugar (como consecuencia de la patología) y cómo se
presentan, digamos, qué las caracteriza.
Enfermedad de Parkinson
Esclerosis múltiple
Existe una lentitud cognitiva. Son frecuentes los déficits de activación y arousal.
Los pacientes presentan una aceptable atención selectiva; en los casos
crónicos, incluso aunque exija superar interferencia de respuesta. En enfermos
subagudos puede haber déficit si se produce interferencia de respuesta.
Esquizofrenia
Los niños con TDAH presentan una sobreactividad motora, de forma que tienen
dificultades en controlar su conducta motora, especialmente en situaciones que
exigen esfuerzo cognitivo y atención. En ocasiones la hiperactividad coexiste con la
impulsividad y en otros casos con conductas agresivas. Por ello también aparecen
conductas disruptivas e incluso antisociales, claramente implicadas en sus problemas
académicos y de adaptación familiar y escolar.
En los niños con TDAH la mayor parte de sus problemas atencionales se manifiestan
en las tareas de atención sostenida y en el control de la impulsividad, mientras los
niños con un TDA tienen más problemas en las tareas que requieren atención selectiva
y en la velocidad de procesamiento de la información (análisis de los estímulos y
recuperación de la información almacenada).
Hasta aquí tenemos una noción de cuáles son las principales alteraciones de la
atención, en qué enfermedades participan, y de qué modo lo hacen; pero cabe
preguntarnos ¿Cómo evaluarlas con la mayor precisión?
de tachado (letras, dígitos, Toulouse Pieron) miden la atención selectiva visual, pero
mantienen un importante componente de rapidez perceptiva, mientras que la tarea de
trazado (TrailMaking) o algunas pruebas de alternancia primarían en mayor medida
aspectos de selección de respuesta y supervisión. Por ello, los resultados obtenidos
con estas tareas sobre presencia o ausencia de afectación atencional no son
directamente comparables. Sin mencionar pruebas muy empleadas como las de
Stroop o la de clasificación de tarjetas de Wisconsin, que, a fuerza de ser tan
empleadas, parecen no conducir hacia una reflexión de la diversidad de
procesamiento cognitivo que cada una de ellas implica (aspectos de atención,
planificación, aprendizaje, lenguaje, etc.).
A este respecto, cada vez tiene mayor relevancia incorporar o adaptar tareas de las
empleadas en el estudio básico de la Psicología Cognitiva de la atención. Por ejemplo,
la incorporación del paradigma de preindicación de localización con el que Posner &
Rafal (1987) han estudiado aspectos de hemiinatención y ‘neglect visual’; otras
pruebas como las tradicionales tareas de detección de señales, las de escucha
dicótica, etc., y algunos tests adaptados con anterioridad como las pruebas de
ejecución continua (CPT: Continous Performance Test).
Generalmente, se han estudiado con detalle los procedimientos en que se basan estas
tareas, y se conocen los factores estimulares que incorporan y de los que depende la
ejecución. Estos tests suelen plantear variaciones progresivas de tarea para, de ser
posible, implicar sólo un componente nuevo cada vez. Asimismo, tienen la ventaja de
que, al ser aplicados por ordenador, permiten obtener mayor número de parámetros
de ejecución que los hasta ahora empleados; no sólo contabilizan aciertos o errores,
sino que determinan el tipo de error (de omisión, de comisión) y en qué momento del
procesamiento se producen, así como facilitan el análisis de aspectos temporales de
las fluctuaciones de la atención y cuestiones secuenciales del procesamiento. Por otro
Igual que el análisis de tareas puede ser una aportación de la Psicología Cognitiva a la
Neuropsicología, esta última aporta técnicas de registro de la actividad cerebral como
la resonancia magnética funcional, la tomografía de emisión de positrones, los
potenciales evocados y la electroencefalografía, que permiten obtener nuevos
parámetros, además del tiempo de reacción y la corrección de la ejecución para
explicar los componentes y procesos aislados en las tareas.
Capítulo 4
LA MEMORIA COMO PROCESO
COGNITIVO
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
En 1956 George Miller publicó un artículo, ya clásico, al cual llamó “El mágico número
siete, más o menos dos: algunos límites de nuestra capacidad para procesar
información”. Con él, Miller demostró que las personas pueden retener
Los psicólogos que investigan la memoria se preguntan: ¿Cómo se guardan los datos,
las experiencias y los conocimientos en el cerebro?, ¿es la memoria una estructura
unitaria o está compuesta por múltiples sistemas?, ¿nos importa la fiabilidad de la
memoria?, ¿existe alguna estrategia para mejorar nuestra memoria?
ser humano (aunque no exclusivo), sin el cual no se puede llevar a cabo ningún
aprendizaje. Memoria y aprendizaje son procesos que se suelen estudiar
conjuntamente.
Figura 4.3. Procesos que tiene lugar una vez que percibimos la información.
Por otra parte, en el propio ámbito de los estudios psicológicos, la memoria humana
había sido considerada como un proceso relativamente aislado e independiente del
conjunto del sistema cognoscitivo, cuya función consistía en la codificación,
almacenamiento o retención y recuerdo de sílabas, trigramas, palabras, etc. de lo que
Durante mucho tiempo fueron escasos los análisis de la memoria humana como
estructura cognitiva cuyos procesos intervienen decisivamente en la adquisición del
conocimiento y uso del mismo en la cognición y la acción. Los estudios sobre la
memoria se ocuparon de la precisión de la retención y su duración más que de la
función y operaciones de la memoria en el marco del sistema cognitivo, en los
procesos de percepción, razonamiento, lenguaje, solución de problemas o toma de
decisiones.
Aunque ese fenómeno ocurra con más frecuencia de la debida; sin embargo, la
memoria humana dista mucho de reducirse a eso, pues los estudiantes también
aprenden, retienen y recuerdan conceptos, proposiciones, esquemas mentales,
teorías, hipótesis, etc. que constituyen contenidos de la memoria, evocados y
utilizados en la elaboración de nuevos conocimientos, el razonamiento, la resolución
de problemas, la toma de decisiones y la acción humana en general.
Por otra parte, cabe también resaltar que no existe incompatibilidad intrínseca entre el
recuerdo y reproducción literal de textos y la comprensión del significado. Por ejemplo
un estudiante de Derecho puede recordar literalmente, ad pedem litterae,
determinado artículo del código civil sobre la propiedad y comprender plenamente su
significado. Un estudiante de Química puede recordar con precisión la tabla periódica
de los elementos, aplicando consciente y significativamente este tipo de conocimiento
en las actividades pertinentes. O sea puede recordarse literalmente algo al mismo
tiempo que es bien comprendido aunque la reproducción literal no implique por si sola
una buena comprensión. Paradójico a esto tenemos que, ciertos datos literales o
Si seguimos con la misma idea de realzar todo aquello que podemos lograr gracias a la
memoria, cabe decir que también somos capaces de recordar la cena que tuvimos el
día anterior, la actividad en la que participamos el último fin de semana, la pésima
película que vimos el mes anterior, las veces que enriquecimos nuestra alimentación
en los últimos días tomando frutas y verduras, el tropezón que nos dimos en la
escalera o la calificación que obtuvimos en la pasada prueba de inglés. Se trata de la
forma de memoria denominada: memoria episódica o autobiográfica, de notoria
relevancia en el comportamiento presente y futuro.
retención a corto plazo tiene lugar al oír una expresión como la oración compuesta
siguiente:
Con esto podemos concluir que la función de la memoria operativa, a corto plazo, es
decisiva en los procesos cognitivos, como la percepción, el lenguaje, la comprensión
de textos, el cálculo mental, la toma de decisiones y el aprendizaje en general
(Baddeley 2006).
• De codificación o adquisición
• De retención
• De recuperación
Por otra parte, hacen referencia también a los procesos de control, asociados a las
operaciones por las que se controla y regula el funcionamiento de la memoria:
atención, repaso elaborativo, búsqueda, claves o pistas de recuperación, etc.
Consideramos que para una mejor construcción del conocimiento de nuestros lectores
se hace pertinente exponer el siguiente esquema (Figura 6) que muestra los diferentes
almacenes de memoria hasta ahora mencionados y la relación entre ellos; aunque su
Uno de los exponentes más destacados en este tema es Eric Kandel (Figura 7), quien
obtuvo el premio Nobel de Medicina en el año 2000 por sus aportes a la comprensión
de las bases neurofisiológicas de la memoria. Sus investigaciones se centraron
principalmente en el estudio del comportamiento de una babosa marina denominada
Aplysia. Los resultados obtenidos permitieron conocer mejor los procesos que ocurren
en las células nerviosas, las neuronas, cuando aprendemos. A su vez, estas
investigaciones lograron establecer diferencias en los cambios que se producen a nivel
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
celular ante procesos de memoria a corto y largo plazo. A partir de los estudios de
Kandel y de sus antecesores y colegas sabemos que la adquisición de nuevos
comportamientos conlleva una serie de modificaciones a nivel celular que no sólo
implican la proliferación o modificación de las conexiones entre neuronas (sinapsis)
sino también modificaciones a nivel del funcionamiento celular y síntesis de proteínas.
El hipocampo.
Aunque ya estamos adaptados a que los estudios sobre las bases neurales de
los procesos cognitivos recluten varias zonas del cerebro (lo cual felizmente nos
aleja de la era localizacionista), no cabe duda que la región más estudiada
cuando de memoria se trata es el hipocampo (Figura 10).
Tanto las células del asta de Ammon como las de la circunvolución dentada son
especialmente sensibles a la anoxia y a muchas toxinas. Esto explica en parte
por qué en condiciones tales como ataques cardíacos, fallos respiratorios,
apnea del sueño, intoxicación por monóxido de carbono y síndrome de
cuasiahogamiento, el hipocampo se ve afectado. Por eso, al ser el hipocampo
un lugar frecuente de focos epilépticos, la memoria también se ve
comprometida en la patología epiléptica.
A través de las conexiones con estas dos vías el hipocampo actúa como una
estación de relevo entre el neocortex posterior por un lado y la corteza
prefrontal, ganglios basales e hipotálamo por el otro.
conexión.
Esta teoría ha sido muy criticada ya que de ser cierta, la lesión conllevaría la
pérdida de recuerdos tanto lejanos como cercanos, hecho este que no
ocurre y, en general, se preservan los remotos.
Esta teoría mantiene que el papel del hipocampo consiste en consolidar los
recuerdos nuevos, proceso mediante el cual dichos recuerdos se vuelven
permanentes. Cuando la consolidación se ha completado, los recuerdos se
almacenan en algún otro sitio. De acuerdo con esta concepción, los
recuerdos se mantienen en el hipocampo durante un periodo, esperando la
consolidación antes de ser transferidos al neocortex. La teoría de la
Amígdala
Son numerosas las clasificaciones de distintos tipos de memoria que se han ido
desarrollando a lo largo de los años. Entre las más destacadas cabe mencionar
la propuesta de:
- Registro sensorial
- Memoria a corto
- Memoria episódica
- Memoria semántica
- Representación perceptual
- Memoria procedural
- Memoria semántica
- Memoria episódica
- Memoria de trabajo.
aprendizaje. El hipocampo funciona como una “llave” que permite codificar y recuperar
información almacenada en distintas áreas de la corteza cerebral, pero no es un
almacén de memoria (Álvarez, et. al, 2009). El almacenamiento del conocimiento
semántico y episódico ocurre en las áreas de asociación unimodales y multimodales
de la corteza cerebral que están implicadas inicialmente en el procesamiento de la
información sensorial y motora. Los contenidos de la memoria semántica se
almacenan principalmente en las áreas laterales del lóbulo temporal, pero también en
las áreas fronto parietales implicadas en la manipulación de los objetos. A su vez, hay
numerosa evidencia que sugiere que el lóbulo temporal anterior juega un rol
fundamental en la integración de la información semántica multimodal. Los modelos
actuales proponen que no existe un almacén general de memoria semántica, es decir,
que el conocimiento semántico no está almacenado en una única región. Cada vez que
evocamos el conocimiento sobre un concepto o evento la recuperación se edifica a
partir de distintos fragmentos de información, cada uno de los cuales está guardado
en almacenes de memoria especializados. Como resultado, el daño en áreas corticales
específicas puede conducir a la pérdida de información específica y, por lo tanto, a la
Por su parte, Squire & Zola (1996) proponen una serie de sistemas de memoria no
declarativa, los cuales también tienen sus correspondientes correlatos
neuroanatómicos. Por un lado, está la memoria procedimental, que permite la
adquisición de habilidades y hábitos. Es aquella memoria donde almacenamos los
conocimientos necesarios para poder jugar un deporte, manejar un automóvil o andar
en bicicleta. El sustrato neuroanatómico principal de este tipo de memoria es el cuerpo
estriado. El mismo se ubica en los ganglios basales que incluyen: el núcleo caudado, el
putamen, el globo pálido, el núcleo subtalámico y la sustancia nigra (Figura 15). Es
ampliamente conocido el papel de estas estructuras cerebrales en la ejecución de los
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
movimientos corporales. Si ocurre una lesión que afecta a los ganglios basales
implicará una falla en la coordinación que supone la aparición de los síntomas
característicos de un trastorno motor global.
Otro tipo de memoria considerada por Squire, Stark, y Clark (2004) como no
declarativa, es el condicionamiento clásico. El mismo tendrá sustratos diferentes de
acuerdo al tipo de estímulos y respuestas que estén implicados. Si se trata de
estímulos y respuestas emotivas estará implicada principalmente la amígdala. Si se
trata de una respuesta motora habrá implicancia del cerebelo.
Hasta aquí se han mencionado los centros cerebrales involucrados en los distintos
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
procesos mnésicos. Sin embargo, estos procesos también involucran vías que
interconectan dichos centros. Estas vías conforman la sustancia blanca y se
denominan fascículos. Existen fascículos intrahemisféricos e interhemisféricos. Los
primeros conectan áreas cerebrales dentro de un mismo hemisferio cerebral y pueden
ser cortos, conectando áreas dentro de un lóbulo cerebral, o largos, conectando
distintos lóbulos. Los segundos conectan ambos hemisferios cerebrales. El fascículo
interhemisférico más conocido es el cuerpo calloso. Este sistema de vías nerviosas
permite que la información sea conducida de un área cerebral a otra articulando las
áreas cerebrales ya mencionadas para poder llevar a cabo los procesos de aprendizaje
(Frey & Petrides, 2000).
Veamos en la siguiente imagen una especie de resumen de las principales áreas del
cerebro que involucra la memoria:
Sin lugar a dudas, el conocimiento existente sobre las bases biológicas de cualquier
proceso psicológico es basto al mismo tiempo que aun lleno de incertidumbre, sin
embargo muchos especialistas aún se cuestionan la necesidad de este conocimiento
en el área de la Psicología. Razón por la cual consideramos pertinente explicar los
motivos fundamentales por los que todo profesional de la Psicología debería conocer
sobre las bases biológicas del comportamiento humano.
Por un lado, desde un punto de vista teórico, es de suma relevancia el hecho de que
sea posible articular un sistema de memoria propuesto a partir de una teoría
psicológica con un sustrato neuroanatómico ya que constituye evidencia convergente
que permite validar dicha teoría. Es decir, si desde el ámbito de la Psicología se
proponen una serie de sistemas de memoria con propiedades particulares en base a
observaciones de la conducta humana y, por otro lado, surgen datos desde otras
disciplinas que sugieren que hay áreas cerebrales especializadas en el procesamiento
de esos mismos sistemas cerebrales, esto le otorga mayor validez a la clasificación.
Por otra parte, es importante que el psicólogo conozca la interrelación que hay entre
los procesos psicológicos y los biológicos ya que ambos se influyen mutuamente. A
partir de la estimulación externa es posible promover el aprendizaje y esto genera
modificaciones a nivel fisiológico. Mientras que los procesos fisiológicos pueden sufrir
Por ambas razones es importante conocer los procesos y estructuras biológicas que
subyacen a la conducta que observamos.
La idea principal del modelo de Atkinson y Shiffrin (1968) es que existen componentes
estructurales del sistema de memoria que constituyen tres almacenes fijos con
información distinta, que dan lugar a tres tipos de memoria (Figura 20). Además,
plantean que existen procesos de control del flujo de información entre ellos.
1) Los chunks son un grupo de elementos asociados a una clave o idea particular que generamos
cuando se nos presenta una información. El hecho de agrupar los trozos de información atendiendo
a una clave nos facilita su posterior recuperación una vez que esa información se nos presenta
nuevamente.
Tal como advertimos desde el inicio, la memoria no solo ha sido estudiada desde sus
componentes estructurales, sino también desde los procesos que la acompañan y
permiten su funcionamiento exitoso. El sistema cognitivo incluye dos procesos
sustanciales, estrechamente relacionados. Uno es el proceso de codificación que
concierne a la adquisición del conocimiento, con su retención o almacenamiento en la
memoria. Otro es el proceso de recuperación, consistente en su rescate o evocación
en el momento oportuno para su posible utilización en la cognición y la acción. Veamos
estos procesos detalladamente:
La codificación
Así, una palabra puede ser tratada en términos de sus características de tipo visual
como tipografía, mayúsculas o minúsculas, número de sílabas, sílaba inicial o final,
inclusión de ciertas letras (v, h, i), etc. También puede analizarse en términos de sus
características auditivas, como presencia de determinados sonidos, rima con otra
palabra (viento/momento), acento tónico, etc. Ambos casos corresponden a un
procesamiento de Nivel Superficial, de base sensorial.
En el primer caso, hasta cierto punto, es posible leer, en el sentido meramente “literal”
y mecánico, un fragmento de un idioma desconocido, aunque sin la más mínima
compresión o atribución de significado. En el segundo caso, el procesamiento
profundo, en términos de significado, implica esencialmente lectura comprensiva.
después.
La recuperación
prueba produce los grados más altos en el rendimiento de la memoria”. (Brown &
Craik, 2000, p. 101).
Supongamos que después de un paseo nos pregunten qué hicimos, vimos, oímos,
degustamos, etc. Un modo de recordarlo, sin omisiones o lagunas importantes,
consistiría en hacerlo según el orden de los hechos mismos; es decir, de modo
cronológico. Análogamente, el recuerdo y enumeración de los estados de la Unión
Europea puede hacerse según un criterio topográfico, comenzando con Estonia y
siguiendo los estados limítrofes de E. a O. hasta Portugal; en vez de ir saltando de un
lugar a otro. Tales planes o estrategias contienen pistas, indicios o claves que operan
en un ordenado y eficiente proceso de recuperación de la información previamente
codificada. Sin esas pistas o claves, asociadas a las representaciones mentales,
pueden resultar inaccesibles ciertos contenidos disponibles en la memoria.
Unas variables contextuales pueden ser externas o físicas, como las características del
lugar donde se estudia, la música, la temperatura, etc. Aun cuando se codifique más
débilmente, el contexto externo puede influir en la correlativa recuperación, aunque
con efectos débiles en el rendimiento de la memoria. Por ejemplo, se comprobó que,
cuando una prueba de evaluación se realizaba en un aula distinta de la ordinaria de la
clase, el recuerdo tendía a descender ligeramente. (Murnane & Phelps 1995).
Asimismo, cuando una serie de palabras habían sido codificadas a partir de una voz
femenina, resultaba más difícil su reconocimiento al presentarlas ulteriormente con
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Por otra parte, en lo que concierne al tono emotivo de los estímulos mismos, los
agradables para el individuo son procesados de modo más eficiente, por lo que se
recuerdan primero, con mayor precisión y son más duraderos. En general, la
información positiva es procesada más eficientemente que la negativa (Walker &
Thompson, 1997; Matlin 2002).
Por tanto, con intensidad variable, influye el contexto interno o estado mental, así
como el contexto externo, en la medida en que sea suficientemente rico y distintivo,
correspondiendo la mayor potencia al contexto de naturaleza semántica. La
dependencia del contexto no es del tipo “todo o nada” sino de índole gradual. Es decir,
el cambio del contexto puede hacer más difícil la recuperación de la información,
aunque sin impedirla (Roediger, Dudai y Fitzpatrick, 2007).
Por otra parte, el específicamente llamado Efecto de recuperación indica que los
sucesivos actos de recuperación de lo aprendido surten un efecto positivo en la mejora
del aprendizaje y el rendimiento de la memoria. El proceso de recuperación eficiente
de lo adquirido contribuye a su consolidación, favorecida por la operación consciente
que tiene lugar, cualquiera que fuere su objetivo primario de la recuperación: prueba
de evaluación, actividad de recapitulación, utilización de lo aprendido o explícita
ejercitación personal. Un factor relevante es que dichos actos de recuperación tengan
la pertinente distribución en el tiempo, según un ritmo descendente de frecuencia,
hasta alcanzar intervalos relativamente largos. Como ocurre en los procesos
perceptivos, los actos de recuperación proporcionan nuevas oportunidades de
codificación, tal que un acto de recuperación es probablemente más efectivo como
segunda codificación, en la medida en que implica operaciones más profundas de
procesamiento semántico (Bjork 1988; Bahrick 2000).
Por último, pero no menos importante, cabe volver a hacer alusión al efecto de
posición serial, conocido desde hace muchos años por sus manifestaciones de
primacía y recencia (Figura 21). Por ejemplo, en el recuerdo libre de una serie de
palabras sin exigencia de un orden determinado las primeras de la serie son
generalmente bien recordadas (Efecto de primacía). Esto es atribuible al mayor tiempo
Según Best (2001), puede afirmarse que “la distinción principal entre recordar y
reconocer suele consistir en la cantidad de pistas disponibles” (p. 132).
En esta línea, se ha comprobado que el cambio del tipo de prueba prevista produce un
descenso en los resultados obtenidos por los estudiantes, aunque con efectos
moderados. (Leonard & Whitten, 1983).
Memoria sensorial
Sperling comprobó que mientras el sujeto daba cuenta oral de las primeras letras de la
serie presentada en el taquitoscopio, ya las últimas se habían desvanecido de la
Para subsanar dicha dificultad se utilizó el ingenioso método del informe parcial,
evitando pérdida de tiempo en la vocalización, concentrándose exclusivamente en la
estricta retención visual. Para ello, en una exposición de 50 milisegundos se
presentaba un estímulo complejo formado por 12 letras consonantes distribuidas en
tres filas con cuatro letras en cada fila. Ahora lo que se demandaba a los sujetos es
que, tras una señal (sonido diferente), informaran sólo de lo retenido de una fila,
(informe parcial) por supuesto sin conocimiento previo de la fila que sería demandada.
Por tanto, se podía legítimamente concluir que lo retenido de una fila cualquiera sería
igual a lo retenido cada una de las restantes, y multiplicarse por tres, que era el
número de filas de la presentación visual. De este modo podía verificarse la amplitud y
duración de lo realmente retenido, en el breve intervalo de tiempo (msgs.) transcurrido
entre la presentación del estímulo visual y la respuesta, suprimiendo el tiempo de
pronunciación o articulación.
Los resultados mostraron que cuando tal intervalo era 0, los sujetos recordaban tres o
cuatro letras de cada fila (media de 9,1 para el total de las 12 letras presentadas)
descendiendo bruscamente la retención a medida que aumentaba el intervalo de
tiempo entre presentación y respuesta. Al demorarse hasta los 500 milisegundos
apenas se alcanzaba la media de 6 para el total. Si se aumentaba hasta los 1000
Por otra parte, hay que señalar que la retención sensorial, sea visual o auditiva, puede
resultar afectada por lo que sigue al estímulo sensorialmente registrado, pudiendo
prolongarla o reducirla. Así, cuando el registro sensorial auditivo va seguido de un
silencio entonces la retención o duración de la huella sensorial (ecón) se prolonga
En este sentido, hay que subrayar que un elemento de información puede ser
una sola letra o una combinación de ellas formando una palabra; un dígito o un
grupo de ellos. Hay igualmente 4 elementos o unidades en cada uno de los
conjuntos siguientes; casa-saco-uva-nave; 7-6-2-4. La capacidad o amplitud de
la memoria a corto plazo no depende del tamaño de las piezas (chunks), sino
del número de ellas. Lo que cuenta no es la índole de las unidades o elementos
en sí mismos, ni, hasta ciertos límites, el tamaño de las “piezas” resultantes del
agrupamiento; sino el número de piezas susceptibles de agrupamiento. Por
consiguiente, como piezas o super-elementos, es posible retener grupos de
dígitos, combinaciones de letras, palabras, frases, imágenes, escenas o
patrones visuales. En realidad, se trata de una forma de condensación de la
información (Pozo, 2003).
Por otra parte, aunque la retención auditiva y visual son ambas de duración
breve, la ligera superioridad en amplitud y duración de la auditiva, indica que en
la presentación visual de elementos informativos relevantes, es conveniente la
- Agenda visu-espacial.
- Ejecutivo central.
Memoria declarativa
Ambas formas de memoria, que interactúan de manera constante, se rigen por unos
principios comunes, aunque cada una obedece también a sus propios principios
específicos, en los procesos de codificación, retención y recuperación o recuerdo
(Tulving, 1999).
Ahora bien, aunque han sido brevemente introducidas en epígrafes anteriores ambas
formas de memoria, consideramos pertinente dedicar algunas líneas más a su
explicación.
Abarca, por tanto, el conocimiento de las grandes áreas organizadas del saber
humano, constitutivas de redes de conocimientos codificados, retenidos
ordenadamente; desde la historia, la geometría o la astronomía, hasta la
microbiología, el electromagnetismo o la fonética. Por tanto, en la memoria semántica
se halla el conocimiento organizado como conjuntos de conceptos y sus relaciones,
redes conceptuales y esquemas mentales, constitutivos de estructuras cognitivas.
memoria semántica se producen interacciones, sin que, a veces, sea fácil establecer
distinciones tajantes (Sloman, 1998).
Lo que es cierto del concepto animal lo es también del concepto mamífero y lo que es
cierto del concepto mamífero lo es también del concepto roedor, como la ardilla. Si un
alumno de primer curso de educación secundaria conoce las características de los
mamíferos, puede inferir que la liebre tiene una temperatura constante y posee
mamas para la alimentación de sus crías, sin haberlo oído nunca.
Por tanto, lo que aparece como una evocación o recuerdo aislado, tiene diversas
vinculaciones con otros y referencia a determinado período vital o amplios estratos de
la estructura de la memoria biográfica. Los recuerdos específicos no emergen como
algo aislado, sino como parte de un continuo que da significado a la propia biografía, la
identidad personal y sentido del yo. Tales experiencias, retenidas con cierto detalle,
incluidas las correspondientes circunstancias espacio-temporales o contextuales
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Uno de los estudios más conocidos sobre este tipo específico de recuerdo tenía como
objeto un acontecimiento tan relevante, imprevisto y dramático como la explosión del
trasbordador espacial Challenger en 19862. Transcurridos casi tres años, los detalles
que recordaban las personas sobre el acontecimiento contenían una notable
proporción de errores o distorsiones. Esto indicaba que el recuerdo de los detalles de
este tipo de acontecimientos públicos relevantes no parece ser especialmente
potente. Sin embargo, los sujetos creían que su recuerdo de aquel dramático suceso
era muy preciso, lo cual pone de manifiesto una “seguridad injustificada” (Neisser &
Harsch, 1992).
Se suponía, según el dictado del sentido común, que el factor más influyente en el
2) El transbordador espacial Challenger fue el segundo orbitador del programa del transbordador
espacial en entrar en servicio. Su primer vuelo se realizó el 4 de abril de 1983, y completó nueve
misiones antes de desintegrarse a los 73 segundos de su lanzamiento en su décima misión, el 28 de
enero de 1986, causando la muerte a sus siete tripulantes. El Challenger fue reemplazado por el
transbordador espacial Endeavour que voló por primera vez en 1992, seis años después del
accidente.
La distinción entre memoria semántica y memoria episódica mostrada por los estudios
a nivel cognitivo y comportamental, precedentemente descritos; ha sido secundada
por los recientes hallazgos en el análisis a nivel Neuropsicológico y de la Neurociencia
Cognitiva. A la distinción anatómica y funcional ha contribuido el estudio de la amnesia
o síndrome amnésico, realizados con sujetos con daños cerebrales, mostrando una
parcial disociación entre ambas formas de memoria. Estos sujetos, habiendo perdido
la memoria episódica, conservan prácticamente normal su memoria semántica,
permitiéndoles incluso seguir una escolarización ordinaria. (Vargha-Khadem, Gadian,
Watkins, Connelly, Van Paesschen, Mishkin, 1997; Baddeley, Vargha-Khadem y
Mishkin, 2001).
Memoria no declarativa
Por ejemplo, una cosa es saber qué es el baloncesto, en cuyo caso la persona puede
declarar, enunciar o describir las normas que lo rigen, sus principios técnicos, tácticos,
etc. (conocimiento declarativo). Y otra cosa es saber cómo se efectúan los
movimientos adecuados para recibir y enviar la pelota al lugar adecuado, realizándolos
en el momento oportuno (conocimiento procedimental). Ambos tipos de conocimiento
corresponden a modalidades de aprendizaje, que se producen en los sucesivos niveles
educativos, desde la etapa infantil hasta la alta formación profesional. Una gran
Resumiendo, en los propios términos del profesor Ruiz-Vargas, “se trata por tanto de
memorias de acción conductual o cognitiva, frente a los restantes sistemas que son
memorias de representación cognitiva. Esto significa que las operaciones de la
memoria procedimental se expresan en forma de procedimientos conductuales y
cognitivos altamente cualificados que son independientes de la experiencia
consciente del sujeto.” (2002, p. 302).
Por otra parte, al subir unas escaleras, lanzar la pelota a determinado lugar o hacer un
nudo de corbata, no se está pensando pormenorizadamente en los movimientos o
secuencia de actos constitutivos de tal actividad. Simplemente se hace
automáticamente, con mayor o menor soltura, rapidez y precisión.
• El saber qué. Una persona puede saber lo que algo es: qué es el hockey, qué es
un sistema de ecuaciones, qué es la educación literaria o la patología quirúrgica,
en su mayor amplitud científica.
• El saber cómo se hace. La misma persona puede poseer también el
conocimiento de las normas, fases y componentes de los procedimientos o
estrategias correspondientes. Sin embargo, puede ocurrir que no sea capaz de
“hacerlo”; esto es, de llevar a cabo con efectividad la actividad correspondiente,
careciendo de las habilidades, destrezas o efectivo dominio de los
procedimientos pertinentes. Por consiguiente, un tercer modo de saber es:
• El saber hacerlo efectivamente.
Por otra parte, con el desuso prolongado, los saberes procedimentales o destrezas
suelen experimentar un deterioro transitorio. Pero, tras reiniciar la actividad
correspondiente, se reactivarán fácilmente en un breve período, como ocurre, por
ejemplo, con ciertas destrezas o habilidades deportivas o la práctica de un idioma
extranjero.
Considere como ejemplo la siguiente situación común: Suponga que una persona
estaciona su automóvil en el mismo lugar de siempre cuando visita el centro
comercial, pero hoy no pudo estacionarlo en ese lugar, por lo cual tuvo que dejarlo en
otro distinto. Cuando esa persona termina de realizar sus compras, su intención es
regresar a su automóvil, pero, mientras lo hace, va pensando en los artículos que
compró. ¿A dónde creen que se dirija la persona?
Pues al lugar donde normalmente deja su automóvil. En ese momento intenta recordar
donde lo estacionó y, entonces, por fin lo encuentra.
Lo que resulta muy interesante es esta disociación de los efectos de una experiencia
previa en función de la memoria explícita o implícita. La investigación y la teoría en
esta área se han enfocado en explicar por qué la influencia de la experiencia pasada
difiere con el intento por recordar. Entre las razones que confieren interés a esta
pregunta está que las disociaciones parecen reflejar la operación de los procesos
Sistemas de la memoria
memoria de reconocimiento que las tareas no semánticas. Los efectos de las tareas
en la fase de estudio no difirieron en la prueba implícita de la identificación perceptual,
pero las palabras de la lista de la fase del estudio fueron identificadas con mayor
certeza que las palabras no estudiadas. La explicación de los sistemas para estos
datos comienza por identificar el sistema de la memoria que servirá a cada una de las
pruebas. Ya que la prueba de reconocimiento requiere el recuerdo de una experiencia
particular con una palabra-la experiencia de ver la palabra en una lista de la fase del
estudio-, el sistema episódico operaría en las pruebas de reconocimiento. Por su parte,
la prueba de la identificación perceptual no requiere un juicio de memoria; solo
requiere que el participante lea la palabra. Pero leer una palabra es producto del
conocimiento; por ende, la identificación perceptual puede recaer en el sistema
semántico.
Tras identificar los sistemas de la memoria implicados en las dos pruebas, ahora se
pueden explicar los efectos de las tareas de orientación remitiéndonos al
funcionamiento diferente de esos dos sistemas. La memoria episódica opera de
acuerdo con la especificidad de la codificación, entonces, una tarea de orientación
semántica que elabora la huella codificada ampliará la gama de señales efectivas
durante la prueba. Así, la tarea de orientación semántica guiará a una mejor memoria
de reconocimiento que la tarea de orientación no semántica, ya que la primera recae
en la memoria episódica. La prueba de identificación perceptual es una función de la
memoria semántica que depende de la fuerza asociativa para la efectividad de la
señal. La palabra es la señal utilizada para recuperar la representación semántica,
como lo es el sonido de la palabra. Años de experiencia han establecido la relación
entre la apariencia visual de una palabra y la información en la memoria semántica, y
esta relación asociativa no se alterara en el experimento por un ensayo de la fase del
Esta extensa explicación se ideó para mostrar el modo en que el enfoque de los
sistemas de memoria explica las disociaciones entre las pruebas explícitas e
implícitas. Unas y otras requieren que el participante realice acciones diferentes. Las
pruebas explícitas sondean una memoria específica; así, reflejaran siempre el
funcionamiento de la memoria episódica. Las pruebas implícitas requieren la solución
de un problema y no involucran a la memoria episódica, sino que más bien se dirigen
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
hacia cierta forma del conocimiento. Diferentes pruebas implícitas pueden exigir
distintos tipos de conocimiento y, según el grado en que estas diferentes pruebas
implícitas muestren disociaciones, los resultados podrían revelar la existencia de otros
sistemas especializados. Los estudios de la imaginería neuronal se vuelven
importantes en esta investigación porque se acepta que diferentes sistemas tienen
distintos sustratos. Por ejemplo, se ha demostrado que las tareas de la memoria
explícita o episódica activan una red en las regiones frontal y medial temporal, incluido
el hipocampo (Buckner & Wheeler, 2001), mientras que las tareas de la memoria
implícita modifican la actividad en regiones específicas del contenido de la corteza,
asociadas con el tipo de información que se evalúa en la prueba implícita (por ejemplo,
áreas de la corteza relacionadas con palabras para tareas de compleción de palabras,
áreas del procesamiento relacionadas con objetos para tareas de identificación de
objetos). Las pruebas de que distintas áreas cerebrales se activan durante pruebas
diferentes proporcionan mayor certidumbre en cuanto a que las disociaciones
conductuales reflejan la operación independiente de los sistemas de memoria.
Otra idea muy importante acerca de las disociaciones de la prueba es una versión
distinta del enfoque del procesamiento propuesto por Larry Jacoby (1991). El centro
del razonamiento de Jacoby es la diferencia entre los procesos de recuperación
automáticos y controlados. A diferencia de cualquiera de los otros enfoques
comentados, esta diferencia se basa en la experiencia subjetiva. El procesamiento
automático es el efecto de la experiencia previa en ausencia de cualquier experiencia
que haga recordar el pasado. Generalmente, la experiencia subjetiva asociada con el
3) Término que Jacoby (1991) utilizó para expresar el efecto positivo del procesamiento anterior sobre
el procesamiento actual.
Así, los nombres estudiados son procesados con mayor fluidez y, por ende, resultaran
más familiares que los nombres no estudiados en la prueba de evaluación de la fama.
Si el nombre se reconoce conscientemente en esta prueba, será calificado como no
famoso, ya que a los participantes se les indicó que no eran famosos los nombres en la
fase de estudio. Sin embargo, si los procesos de recuperación controlada no lograban
proporcionar pruebas que condujeran al reconocimiento correcto, la familiaridad del
nombre se atribuía erróneamente a la persona que era famosa. Note que la intención
Hagamos una especie de cuadro resumen de los tipos de memoria a largo plazo hasta
aquí analizados:
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
• Las imágenes.
• Las proposiciones.
• Los esquemas.
• Los conceptos y las categorías.
Poniendo mayor énfasis en los dos últimos (esquemas y conceptos y categorías), por
ser los más representativos en las investigaciones actuales.
Sin lugar a dudas muchos de nosotros podemos referir imágenes en nuestra memoria,
imágenes que suelen ser muy vívidas; sin embargo, uno de los puntos más criticados a
esta teoría consiste en su viabilidad científica. ¿Es realmente científico hablar de
imágenes mentales?
Han sido varias las aportaciones en este sentido, las primeras se acercan a finales de
la década de los 60, a través de las investigaciones de Hebb (citado por de Vega,
2005). Este autor plantea que la imagen es un proceso perceptivo aberrante, de varios
Por otra parte, son bien difundidos los experimentos que intentan descubrir las
características de dichas imágenes. A estos estudios se les conoce como
cronométricos. Es importante aclarar que aunque en Psicología Cognitiva la
introspección fue desechada en buena medida, en estudios con estas características
es utilizada esta metodología, aunque se habla de una introspección limitada. Un
paradigma muy representativo de estos estudios lo constituye la rotación de imágenes
(Shepard & Metzler, 1971). El experimento realizado por Cooper & Shepard, en 1973,
es un muy buen ejemplo. Los sujetos recibían en cada ensayo una letra o dígito
presentado taquistoscópicamente. Dichos caracteres alfanuméricos fueron las pautas
asimétricas R, J, 2, 5, 7. Se manipularon dos variables (Figura 39):
La tarea era juzgar lo más rápido posible si la letra estaba en versión normal o
invertida. Lo que se registraba era el tiempo de reacción de cada sujeto. Se suponía
que para dar su respuesta los sujetos debían rotar la imagen en su mente, lo cual está
respaldado con un mayor tiempo de reacción. Los resultados demostraron que el
tiempo de reacción medio se incrementa, aunque no de modo lineal, a medida que la
orientación del estímulo se aleja de la orientación convencional.
Las proposiciones
Los esquemas
Rescatados a mediados de siglo los hallazgos de los estudios de Bartlett, que fueron
realizados más de veinte años antes, se han multiplicado los análisis sistemáticos
sobre génesis e intervención de los esquemas en los diferentes procesos cognitivos.
Los esquemas comienzan a formarse en los niños, desde muy pronto, y se van
desarrollando mediante aprendizaje implícito como resultado de la propia experiencia
ordinaria y de las actividades sistemáticas de aprendizaje intencional. Nuevas
experiencias y conocimientos modifican progresivamente los esquemas cognitivos
previos.
Si se observa que una persona entra en una librería y sale con un libro en la
mano se infiere que lo ha comprado, conforme al esquema de compra-venta
mencionado. Pero, si saliese corriendo podría suponerse que la acción
corresponde al esquema de hurto o robo; aunque tal inferencia podría generar
un error, puesto que podía correr con el propósito de tomar el autobús.
Conceptos y categorías
Una categoría es una clase de seres, como la categoría aves, la categoría peces o la
categoría mesas.
También las acciones, como pintar al óleo, al pastel o la acuarela; jugar al balonmano,
al tenis o al parchís, son miembros de las respectivas categorías de pintar o jugar.
Aunque cada acción de pintar al óleo o de jugar al tenis nunca se realiza exactamente
de la misma manera; se identifican como pertenecientes a la misma categoría.
Cuando se percibe un cuerpo, cubierto de pelo, con cuatro patas, que corre, mueve la
Figura 4.42. Ejemplo de la categoría animal, compuesta por conceptos que obedecen a
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
Las teorías sobre la estructura de las categorías de objetos naturales asumen que los
seres similares tienden a ser miembros de la misma categoría y los disímiles a
categorías diferentes. Aunque coinciden en que las categorías y conceptos que las
representan se estructuran en términos de atributos o propiedades compartidas; sin
embargo, difieren respecto de los principios a que obedece tal estructura (Mayor,
1986).
La semejanza existente entre las aves es superior a la existente entre estas y las
ardillas o las piñas que se ven en lo alto de los árboles. Pero, al ascender a más
genéricos o abstractos niveles supra-ordenados de categorización, también las ardillas
comparten algunas propiedades con las aves: vertebrado, animal, ser viviente. Pero, ya
en la cúspide, las aves, las ardillas y las piñas tienen en común la propiedad de existir,
como entes reales.
Aunque frecuentemente los términos categoría y concepto han sido utilizados como
sinónimos, lo más apropiado es emplear el término categoría para referirse a un
conjunto de entidades; mientras que el término concepto se refiere a su
representación mental. Cada uno de los elementos o miembros de la categoría son
ejemplos del concepto. Las categorías están, por tanto, representadas por esas
entidades cognitivas denominadas conceptos, que la mente humana es capaz de
formar, elaborar o adquirir.
Este es un vasto tema que podría exigir de nosotros mucho más que estas pocas
líneas, pero sin lugar a dudas, estaríamos perdiendo un tanto el camino. Este tema
será uno de los objetivos a vencer en la segunda parte de esta asignatura.
La memoria humana a largo plazo es de una enorme capacidad, tanto por la amplitud
de sus contenidos, como por la prolongada duración del tiempo en que los retiene y
mantiene disponibles para su recuperación y utilización en los distintos procesos
cognitivos. Pero, aunque es habitual su fidelidad; también es falible.
Según esta teoría, cuando transcurren largos períodos de tiempo sin que
determinados conocimientos sean activados, la huella tiende a desvanecerse,
con dificultades crecientes en la recuperación y aumento de la probabilidad del
olvido (Baddeley, 1999).
Teoría de la interferencia.
Por ejemplo, para un español que estudia italiano su buen dominio ortográfico
de la palabra “caballo”, opera retroactivamente dificultando el aprendizaje de la
palabra “cavallo”. Pero, consolidado el dominio de la palabra italiana, ésta
p ro c e s o a c t i vo d e c o d i f i c a c i ó n , a d qu i s i c i ó n o e l a b o r a c i ó n d e l a s
representaciones mentales y construcción del significado. Cabe ahora
considerar una característica de la memoria humana: su carácter constructivo o
re-constructivo. Esto es, el carácter re-constructivo que alberga el proceso de
recuperación.
- Alteración de ciertos detalles, como que los jóvenes indios habían ido a
pescar, en vez de a cazar focas, o sustituyendo canoa por bote, que
entrañaba la asimilación de los hechos dentro de un esquema normalizado
conforme a las preconcepciones y expectativas, propias de los sujetos de
cultura británica, poniendo de manifiesto la función de los propios
esquemas mentales en la recuperación.
Ha sido reiteradamente probado que las imágenes surten efectos que favorecen
la retención y el recuerdo. Este mejora si el aprendiz construye imágenes
visuales relacionadas con palabras, enunciados o hechos que pretende retener.
En ello se basan ciertas mnemotecnias utilizadas para mejorar el rendimiento
de la memoria. Sin embargo, también el sujeto puede imaginar hechos que
realmente nunca sucedieron, constituyendo falsos recuerdos. En esta línea, un
estudio de Goff & Roediger (1998) contenía órdenes del tipo utilizado en los
estudios sobre recuerdo de acciones, como las siguientes: empuja el coche de
juguete; rompe el palillo, etc. En la primera condición los participantes
simplemente escuchaban las expresiones verbales. En la segunda condición,
ejecutaban las acciones indicadas. Por último, en la tercera condición
imaginaban la realización de las acciones. Los resultados de la prueba,
realizada dos semanas después, mostraron la denominada inflación de imagen,
ya que los sujetos identificaban como acciones realizadas las que únicamente
habían sido imaginadas. La probabilidad aumentaba en la misma medida en
que más veces habían imaginado su realización, juzgándolas falsamente como
realizadas.
Zaragoza, 1998).
Los datos disponibles, en elación con la influencia que ejercen los factores
sociales en los falsos recuerdos, indican los efectos ejercidos por el crédito de la
fuente, la respuesta precedente de otra persona, la conformidad o consenso
dentro del grupo y la presión social. (Schneider & Watkins, 1996; Betz, Harmon y
Borgen, 1996; Underwood & Pezdek, 1998).
Por otra parte, los datos disponibles respecto a la fiabilidad del testimonio de
los niños indican que sus recuerdos son menos detallados que los recuerdos de
los adultos. A su vez, los de estos últimos son más sugestionables por las
Figura 4.43. Esquema resumen del olvido y los recuerdos falsos, como ejemplos
de fallas de la memoria.
Amnesia
Amnesia anterógrada
Amnesia retrógrada
Para una mejor comprensión de los lectores dividiremos las amnesias en dos grupos.
Amnesia
A consecuencia de una afectación Cuya localización anatómica se
anatómica específica y conocida desconoce
Amnesia bitemporal Amnesia postraumática
Amnesia asociada a terapia
Amnesia diencefálica
electroconvulsiva
Amnesia del cerebro basal anterior Amnesia asociada a epilepsia
Amnesia selectiva Amnesia global transitoria
Afectación de la memoria asociada
a la edad
Primer grupo:
Recordemos del capítulo 1 el caso del paciente H.M., el más conocido de este
tipo de amnesia. La alteración de la memoria en pacientes con lesiones
bitemporales mediales es de tipo declarativa, e implica tanto la memoria
episódica como la semántica. Además de la extirpación neuroquirúrgica de
estructuras temporales mediales, como ocurrió en el caso H.M., condiciones
como la anoxia, la encefalitis herpética y tumores, pueden producir síndromes
amnésicos puros o bitemporales (Román, del Pino y Rabadán, 2010):
el síndrome amnésico.
Amnesia diencefálica
Figura 4.47. Resonancia magnética del cerebro de dos mujeres con el Síndrome
de Korsakoff.
Los tumores que se forman alrededor de las paredes y suelo del III ventrículo pueden
causar un síndrome amnésico. Este tipo de pacientes pueden presentar, además de la
alteración de la memoria, alteraciones de la atención y de la vigilancia, que hacen
difícil la evaluación e interpretación de los déficits de memoria (Figura 48).
Las lesiones vasculares bilaterales del tálamo, que implican a los núcleos
dorsomediales, producen también amnesias.
El cerebro basal anterior (núcleo acumbens, núcleo septal, hipocampo anterior, núcleo
basal de Meynert y corteza prefrontal basal) es la principal fuente de inervación
colinérgica a la corteza. Se abastece de las arteriolas que provienen de la arteria
comunicante anterior (arterias perforantes), por lo que la ruptura de cualquiera de
estas arterias (suele ser por aneurisma de la comunicante anterior), provoca una
alteración unilateral o bilateral.
Amnesias selectivas
este sentido, y a diferencia del síndrome amnésico, suelen producirse por lesiones
unilaterales de las estructuras temporales mediales o por desconexiones límbicas.
Hasta aquí se han caracterizado los tipos de amnesias con una localización anatómica
localizada, debido a alguna afectación específica del cerebro. Las que veremos a
continuación se desconoce con exactitud su área del cerebro asociada.
frontal, las fibras comisurales, el fórnix y las áreas límbicas y paralímbicas (que son
especialmente vulnerables a un trastorno cráneo-encefálico).
La amnesia suele ser reversible en la mayoría de los casos, aunque en pacientes con
una amnesia postraumática superior a una semana, el 50% presenta dificultades de
memorización de nueva información (afectación de la memoria como secuela
postraumática). Por su parte, la memoria a corto plazo suele ser resistente al trastorno
cráneo-encefálico (Ladera & Perea, 2001).
Este estado confusional y las alteraciones amnésicas son sensibles tanto al número de
tratamientos administrados, como al tiempo transcurrido entre cada tratamiento y su
intensidad.
Según Penfield & Jasper (1994), los mecanismos neurofisiológicos por los cuales la
epilepsia interfiere en la capacidad de memoria son:
Este tipo de amnesia se caracteriza por ser una amnesia de varias horas que oscilan
entre 3 y 24, con una media de 6 horas. Suele presentarse en sujetos con una edad
comprendida entre los 50 y 70 años, siendo más proclives a padecerla los hombres
que las mujeres.
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
La capacidad de fijar nueva información es una de las funciones que se ven mermadas
de un modo más importante durante el envejecimiento, siendo la tarea más sensible el
asociar nombres con caras.
Figura 4.54. Anciano tratando de asociar las caras con los nombres.
(comienzos de la demencia).
En fechas recientes, esta área avanzó mucho y llegó hasta una etapa en que ahora es
ya predominante en la investigación (Bower, 1994; Bower & Forgas, 2001, Dalgleish &
Power, 1999; Le Doux, 1992).
Una buena demostración de los efectos congruentes con el estado de ánimo se puede
apreciar en un estudio de Bower, Gilligan y Monteiro (1981). En el experimento se
indujo felicidad o tristeza a los sujetos mediante sugestión hipnótica cuando leían un
cuento sobre dos universitarios, Jack y Andre, que se reunieron para jugar un partido
de tenis. Según el texto Andre era feliz porque todo iba bien en su vida, las cosas
marchaban excelentemente en la escuela y con su novia y además era bueno en el
tenis. En cambio, Jack era triste porque tenía problemas en la escuela, con su novia y
con su desempeño en el tenis. Los sucesos de las vidas de ambos y sus reacciones
emocionales (felicidad o tristeza) se retratan vívidamente en las historias.
Cuando los sujetos terminaron de leer el cuento que se les asignó, primero se les pidió
que dijeran cuál creían que era el personaje principal con quien se identificaban.
Bower, Gilligan y Montiero (1981) observaron que los sujetos felices se identificaron
con el personaje feliz, ya que pensaban que la historia era sobre ellos y también que el
cuento contenía declaraciones sobre ellos. En cambio, los sujetos tristes se
Al día siguiente, se pidió a los sujetos que recordasen los cuentos con un estado de
ánimo neutral. El resultado fue que los sujetos recordaron mayor número de
elementos del personaje con el que se identificaron. En específico, los sujetos que
originalmente tenían un estado de ánimo triste recordaron un 80% de las cosas sobre
el personaje triste (Jack), y solo el 20% de las cosas del personaje feliz (Andre). El
efecto de la congruencia con el estado de ánimo triste fue muy pronunciado. Sin
embargo, aun cuando el efecto estaba presente en los sujetos con un estado de ánimo
feliz, fue menos predominate durante la hipnosis. Originalmente los sujetos con un
estado de ánimo feliz recordaron 55% de las cosas sobre el personaje feliz y 45%
sobre el triste.
¿Cómo explican la congruencia del estado de ánimo los autores del experimento?
Bower, Gilligan y Monteiro (1981) proponen dos explicaciones. Aquí consideraremos
aquella que tiene mayor sustento: la interpretación selectiva de recuerdos.
Esta hipótesis sostiene que, cuando se está triste, es más probable que un incidente
triste provoque el recuerdo de un incidente triste de la propia vida, que un incidente
feliz. De manera similar, cuando se está feliz, es probable que un aspecto feliz de una
historia provoque el recuerdo de un incidente semejante de la propia vida. Además, el
proceso de recordar es un suceso que fortalece el recuerdo propio del material que se
leyó. Por tanto, podríamos plantear que el recuerdo antiguo permite enriquecer o
elaborar el contenido emocional de la historia.
Ellis y Moore (2013) resumieron tres factores que influyen en la intensidad del efecto:
Los efectos dependientes del estado de ánimo ocurren cuando el material aprendido
en un estado de ánimo particular se recuerda o reconoce mejor en el momento en que
se aplica una prueba al sujeto con ese mismo estado de ánimo (Eich, 1995). Por
ejemplo, si usted aprendió un texto en prosa con un buen estado de ánimo, se dará
una dependencia del estado de ánimo si recuerda mejor ese material cuando está de
buen humor que con un humor neutral o triste. Se supone que durante la codificación,
el estado de ánimo sirve como una señal eficaz de recuperación de la información en
el momento de recordarla (Bower, & Forgas, 2001).
Aunque hay considerables pruebas de los efectos dependientes del estado de ánimo
en la memoria, que implican estados inducidos por medicamentos (Peters & McGee,
1982; Eich, 1995), una revisión de las investigaciones de la dependencia del estado
de ánimo que implican euforia y depresión, permiten ver que la evidencia de este
efecto no es sólida ni consistente (Blaney, 1986).
Leight y Ellis (1981) por su parte, condujeron un estudio para examinar la dependencia
del estado de ánimo con medidas tanto de recuerdo como de reconocimiento. Se
presentó a los sujetos una tarea que requería que aprendiesen una lista de
secuencias: consonante-vocal- consonante, como CAMREP, por ejemplo. Un día
después, se les aplicó una prueba de reconocimiento con el mismo estado de ánimo o
con uno distinto. Se aplicó a los sujetos una inducción de estado de ánimo con el
procedimiento Velten4, según el cual leían una lista de declaraciones diseñadas para
inducir un estado de ánimo neutral o uno triste. El experimento estaba creado para
que los efectos dependientes del estado de ánimo aparecieran en ocho situaciones
posibles. Sin, embargo, en solo una de ellas, que implicaba el reconocimiento de los
reactivos, se halló un efecto dependiente del estado de ánimo. Una vez más, este
experimento demostró que el efecto parece ser frágil y difícil de obtener.
En este caso dirigiremos nuestra atención a los efectos de los estados de ánimo en el
proceso de codificación de la información. Intentaremos responder el siguiente
cuestionamiento: cómo los diferentes estados de ánimo influyen en el proceso de
codificación de la información. Esto lo haremos a través de un experimento.
Leight y Ellis (1981), como acabamos de conocer, eliminaron los efectos de estados de
U NIVERSIDAD E UROPEA DEL A TLÁNTICO
4) El método más utilizado en la literatura para producir estados depresivos ha sido descrito por Velten
(1968). Es conocido como “procedimiento de inducción de estados de ánimo de Velten” (PIEV). En
él, el estado de ánimo es manipulado haciendo leer a los sujetos listas de 60 auto-frases de
contenido depresivo, en contraposición con otro grupo de sujetos que leen frases de contenido
eufórico. Las auto-frases depresivas se pueden agrupar en frases somáticas (ejemplo: mi cuerpo
está cansado) y frases auto-devaluativas (ejemplo: estoy desengañado de mí mismo). (Vega &
Godoy, 1992)
Ellis, Thomas y Rodríguez (1984) abordaron este asunto en el primero de una serie de
experimentos. Plantearon la pregunta siguiente: ¿Cómo afecta un estado de ánimo
triste, el desempeño de sujetos en una tarea de memoria que fomente la codificación
elaborativa?
Se indujo a los sujetos un estado de ánimo triste o neutral, y se les dio un conjunto de
enunciados básicos o elaborados cuya comprensión habrían de juzgar. Este fue un
procedimiento de memoria incidental. Así, los sujetos no sabían que se les pediría que
recordaran palabras clave en los enunciados después que los juzgaran. Se
presentaron a los sujetos los enunciados durante siete o diez segundos, de modo que
los investigadores pudieran examinar la función del tiempo en el procesamiento de la
información. Inmediatamente después del procedimiento de clasificación de los
enunciados, se presentaron a los sujetos los enunciados sin la palabra clave. Por
ejemplo: "El…niño abrió la puerta”, y se les pidió que la recordaran.
A partir de los resultados obtenidos, el hallazgo más sorprendente fue que los sujetos
tristes manifestaron una clara reducción de recuerdo de palabras en la situación
elaborada, pero estar triste no tuvo efecto alguno en el recuerdo de palabras en los
casos de enunciados básicos. Es decir, el efecto de inducción de un estado de ánimo
triste es mayor cuando la tarea es más exigente, en el sentido de requerir más
codificación.
Resumamos lo visto hasta aquí sobre estados de ánimo y memoria (Figura 57):