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UNIDAD 2.

APLICACIÓN DE
TÉCNICAS DE
ADMINISTRACIÓN DE LOS
MEDIOS DE CONTRASTE

TÉCNICAS DE IMAGEN POR RESONANCIA


MAGNÉTICA

CURSO 2023/2024
1. INTRODUCCIÓN

La RM es una excelente técnica diagnóstica debido a que permite distinguir los diferentes tejidos
porque tienen distintos tiempos de relajación T1 y T2. También permite detectar los tejidos
patológicos porque habitualmente tienen una mayor concentración de agua libre que aumenta
la intensidad de la señal recibida. Sin embargo, en determinadas ocasiones es necesario la
administración de medios de contraste. Un medio de contraste se define como un fármaco que
modifica la intensidad de señal de los tejidos que los absorben o los contienen, de modo que
aumenta las diferencias de brillo de los tejidos adyacentes y, por tanto, el contraste entre ellos
en la imagen resultante.

Antes de comenzar a hablar de los medios de contraste utilizados, debemos hacer un repaso
por los fundamentos físicos sobre los que se basa la RM para poder entender cómo alteran la
imagen diagnóstica y cómo debemos hacer un manejo adecuado de ellos.

La resonancia magnética representa actualmente una técnica de obtención de imágenes


fundamental en medicina porque permite obtener imágenes con información morfológica y
funcional, con alta resolución y detalle anatómico sin utilizar radiaciones ionizantes.

Aunque numerosos científicos sentaron las bases para construir los primeros equipos de RM,
Bloch y Purcell son considerados los padres de la RM y fueron galardonados en 1952 con el
premio Nobel de Física. Ambos investigadores llegaron a la misma conclusión por separado:
algunos núcleos atómicos colocados en un campo magnético y estimulados con una onda de
radiofrecuencia son capaces de absorber energía. Posteriormente, estos núcleos liberan la
energía excedente, con lo que transmiten ondas de radio que pueden ser captadas mediante
una antena.

La imagen por RM en medicina es una técnica diagnóstica en la que se introduce al paciente en


un campo magnético creado por un gran imán y mediante la aplicación de ondas
electromagnéticas se consigue la “resonancia” de los núcleos de sus átomos y posteriormente
se recoge la energía liberada en forma de señal. Se basa en este caso en la interacción de los
núcleos de hidrógeno, presentes en muy alta concentración en el agua y en menor cantidad en
la grasa. Las imágenes de RM van a ser el resultado de la señal que emiten los protones de los
átomos de hidrógeno que forman parte del agua y de la grasa.

El núcleo del átomo de hidrógeno contiene un único protón y presenta una característica
intrínseca denominada espín nuclear. El espín nuclear consiste en el giro continuo que realiza el
protón del hidrógeno sobre su propio eje, generando de esta manera un campo magnético a su
alrededor de pequeñas dimensiones. A este fenómeno también se le conoce como momento
magnético.

Cuando el átomo de hidrógeno no se encuentra sometido a una fuerza externa, muestra una
disposición totalmente aleatoria, apuntando hacia cualquier dirección del espacio. Por tanto, se
produce una anulación mutua de los momentos magnéticos y se produce un equilibrio
electromagnético.

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Los estudios de imagen por RM se basan en el comportamiento de estos núcleos de hidrógeno
bajo la influencia de potentes campos magnéticos externos. Cuando se somete a un paciente al
imán de la RM, los protones de los átomos de hidrógeno presentes en los tejidos se alinean con
dicho campo magnético y adoptan dos estados energéticos en sentido puesto:

- Sentido paralelo. Los protones se encuentran alineados a favor del campo magnético
externo.
- Sentido antiparalelo. Los protones se encuentran alineados contrario al campo
magnético.

Estos protones se reparten casi de manera equitativa entre sentido paralelo y antiparalelo, pero
siempre existe un pequeño exceso de protones en paralelo. Aunque esta diferencia es muy
pequeña, se obtiene un vector neto en la dirección del campo magnético que hace posible la
producción de la señal de RM.

Ahora bien, cuando los protones son sometidos al campo magnético externo y se alinean en
cualquier de los sentidos, se acompaña simultáneamente de un movimiento de precesión. Este
movimiento es similar al de una peonza, en el que el extremo del eje dibuja una circunferencia
en torno a la dirección del campo magnético hasta que consigue alinearse con él.

Cuando estos protones se alinean con el campo magnético externo en un movimiento de


precesión, lo hacen a una determinada velocidad angular que se denomina frecuencia de

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precesión de Larmor. PARA PODER PERTURBAR estos protones, el pulso de radiofrecuencia que
se envíe debe ser DE LA MISMA FRECUENCIA de precesión que tienen. Para calcularla, se utiliza
la ecuación de Larmor.

En RM se trabaja con el momento magnético total, que hemos comentado que resulta de la
suma de todos los momentos magnéticos individuales de cada protón. Recuerda que los
protones se alinean con el campo magnético externo al que están sometidos y que existe mayor
cantidad de protones que se posicionan en sentido paralelo. El exceso de protones en paralelo
origina un vector de magnetización o momento magnético con la intensidad del campo
magnético externo y su misma dirección. Este vector se conoce como MAGNETIZACIÓN
LONGITUDINAL.

Este vector de magnetización es sobre el que se trabaja en RM para obtener la señal. Si


intentáramos medir la señal tal y como se encuentra el vector de magnetización longitudinal no
podríamos porque se encuentra en la misma dirección que el campo magnético externo. De este
modo, se debe alterar esta dirección y/o sentido para poder obtener una señal. Precisamente,
esto es lo que se consigue con los pulsos de radiofrecuencia. Existen dos tipos de pulsos de
radiofrecuencia:

- Un pulso de 90º sobre el vector de magnetización longitudinal que hace que este vector
gire en transversal hacia el eje xy.

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- Un pulso de 180º sobre el vector de magnetización longitudinal que hace que este gire
hacia el eje z, pero en sentido opuesto a la dirección del campo magnético externo.

Nuevamente, hay que recordar que estos pulsos que se realizan de radiofrecuencia deben ser
con una frecuencia igual a la frecuencia de precesión de Larmor para que puedan perturbar a
los protones y producir su giro. Si se cumple este requisito, los protones son capaces de absorber
energía y pasar de estar en paralelo con respecto al campo magnético a estar transversal o
antiparalelo. Por otro lado, cuando los protones se desplazan lo hacen por un doble movimiento
de precesión llamado movimiento de nutación porque al desplazarse describen un ángulo de
rotación o slip angle. Todos los protones girarán al unísono de esta forma, lo que se conoce
como protones o espines en fase.

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Por último, cuando se completa este desplazamiento es porque el pulso de radiofrecuencia es
capaz de inducir en la magnetización longitudinal un giro de 90º que hace que la magnetización
pase a ser TRANSVERSAL.

Ahora bien, cuando cesa el pulso de radiofrecuencia, los protones que habían captado energía
comienzan a liberarla en forma de ondas electromagnéticas para volver a su situación inicial.
Este proceso se conoce como tiempo de relajación.

El proceso de relajación no ocurre de manera espontánea, sino que necesita que las estructuras
del entorno sean capaces de absorber esa energía, es decir, se produce una transferencia de
energía de los protones a las moléculas de su alrededor.

Esta transferencia de energía sucede de dos formas de manera simultánea: los protones pierden
la fase de precesión y vuelven a alinearse con el campo magnético en sentido paralelo. De este
proceso se derivan dos nuevas definiciones muy importantes:

- Relajación longitudinal o en T1. Es el fenómeno de realineamiento en paralelo con el eje


z. El T1 de un tejido se define como el tiempo que tarda en recuperarse el 63 % de su
magnetización longitudinal. Esta recuperación es diferente para cada tipo de tejido, ya
que no todos los protones se relajan al mismo tiempo porque se encuentran en distintas
estructuras moleculares. Cuando más corto sea el T1 de un tejido, es decir, cuanto
menos tiempo tarden los protones de sus moléculas de hidrógeno en volver a su estado
de reposo y recuperar su vector de magnetización longitudinal, más HIPERINTENSO se
visualizará. Un ejemplo es la grasa que tiene un T1 corto, lo que hace que se muestre
con mayor intensidad, más brillante o más hiperintenso. Por el contrario, el agua en su
estado más libre, como puede ser el líquido cefalorraquídeo, libera la energía al entorno
molecular para volver a su estado de reposo de manera mucho más lenta. Tiene por
tanto un T1 muy largo, lo que se traduce en una señal poco intensa o hipointensa.

- Relajación transversal o en T2. Es el fenómeno de pérdida energética en el plano xy y


está relacionada sobre todo con la pérdida de fase de los protones. El T2 se define como
el tiempo que tarda en perderse el 63 % de la magnetización transversal. El T2 mide, por
tanto, el tiempo que los protones permanecen en fase después de un pulso de
radiofrecuencia. El T2 también se denomina relajación espín-espín porque los protones
pierden la coherencia de fase y dejan de precesar sincrónicamente. El agua tiene un
tiempo de relajación en T2 largo, de modo que los tejidos que se compongan de agua
tendrán una señal mayor y se verá HIPERINTENSA. Un ejemplo es el líquido
cefalorraquídeo que tiene un elevado porcentaje de agua en su composición, lo que
supone un T2 largo y que en la imagen se visualice hiperintenso.

En realidad, la relajación transversal se realiza en paralelo a la recuperación longitudinal, por lo


que no existen imágenes T1 y T2 puras, sino que todas las imágenes de RM tienen componentes
T1 y T2. Lo que sucede es que, AL DETERMINAR LOS PARÁMETROS DE EXPLORACIÓN, se elige

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que cada imagen tenga un predominio T1 o T2, es decir, se elige la potenciación en T1 o en T2
de cada imagen.

– Clasificación de los medios de contraste:

– Positivos (Gd, Mn).

– Negativos (USPIO, SPIO).

– Distribución de contrastes por el organismo:

– Espacio extracelular.

– Espacio intracelular.

– Espacio intravascular.

– Vías de administración e indicaciones de uso.

– Propiedades y usos del contraste:

– Contrastes paramagnéticos con Gd.

– Contrastes paramagnéticos con Mn.

– Contrastes superparamagnéticos (compuestos de óxido de Fe).

– Efectos adversos de los contrastes usados en resonancia magnética.

– Equipos de administración automática de contrastes:

– Volumen.

– Velocidad y duración de administración. Retardos.

– Equipos y fármacos de emergencia.

– Pautas que hay que seguir después de las pruebas con contrastes.

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