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La Primera Guerra Mundial había demostrado que los sistemas reguladores de la vida internacional, propuestos en
el Congreso en Viena de 1815, luego el de bloques inspirado por Otto Von Bismarck, no habían puesto fin a uno de
los azotes de la humanidad, el enfrentamiento armado entre las naciones.
Este Organismo internacional, estaba compuesto originariamente por cuarenta países, su creación estuvo influida
por el presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, quien se refirió en varias ocasiones a la necesidad de una
organización internacional, con la participación de todas las naciones, que garantizara la paz en el mundo. En su
discurso al Senado el 22 de enero de 1917 alude a una «Liga para la paz», y en el punto No. 14 de su discurso de 1918
durante la Conferencia de París el 24 de abril de 1919, que proponían las bases para paz y la reorganización de las
relaciones internacionales una vez finalizada la Primera Guerra Mundial. Inspirándose en las idealistas formulaciones
del presidente norteamericano, el Tratado de Versalles recoge en su articulado el Pacto de la Sociedad de Naciones,
que entra en vigor el mismo día que el Tratado, el 10 de enero de 1920.
Básicamente estas ideas del presidente Wilson se centraban en el cumplimiento de tres grandes objetivos:
a) Asegurar la libertad individual mediante el desarrollo de las instituciones democráticas.
b) Conseguir la libertad nacional con base en el derecho de los pueblos a la autodeterminación.
c) Mantener la paz universal.
Era la idea que cumpliendo estos tres grandes objetivos era posible una seguridad colectiva que garantizase la
integridad de todos los estados, fuertes y débiles, el arbitraje de los conflictos internacionales y el desarme, siendo
este último el elemento clave de la propuesta del presidente Wilson.
Países Miembros
El Art. 1 del Pacto se refería a los miembros de la Sociedad, y distinguía las siguientes clases:
1. Miembros Originarios: Eran los signatarios cuyos nombres figuraban en el Anexo I del Pacto, así como los
Estados, nombrados en el Anexo II, que hubieran accedido al Pacto sin ninguna reserva, por una declaración
depositada en el Secretariado dentro de los dos meses de la entrada en vigor del Pacto.
2. Miembros admitidos: Todo Estado, dominio, o colonia que se gobernara libremente, y que no estuviera
comprendido en los Anexos, podía convertirse en miembro de la Sociedad. Tal admisión estaba condicionada a:
a) Que la Asamblea lo aprobara por mayoría de dos tercios;
b) Que diese garantías sobre su intención sincera de respetar los compromisos internacionales; y
c) Que aceptase la reglamentación establecida por la Sociedad en lo que respecta a sus fuerzas y sus
armamentos militares, navales y aéreos.
Una serie de problemas se produjeron en su comienzo: la negativa del Senado de los Estados Unidos de aprobar el
Tratado (no se adhirieron al mismo), se produjo el primer problema de la Sociedad, al autoexcluirse, a mucho pesar
del presidente Wilson, de una de las principales potencias mundiales de la posguerra. La exclusión de Alemania y
Turquía, (debido a su categoría de países derrotados). La URSS dado el carácter revolucionario de su régimen, que
fomento la creación de un círculo sanitario para evitar la propagación de la revolución bolchevique y el tardío
reconocimiento diplomático al nuevo régimen. Estos países fueron incorporados posteriormente, Alemania por
medio del Tratado de Locarno (octubre 1925) que permitió su ingreso como miembro de la Sociedad en septiembre
de 1926, Turquía en 1934 y la URSS en 1934. Estados Unidos nunca se incorporó a la Sociedad, pero sí a sus
organismos afiliados.
• 1920-1930: Abisinia, Reino de Albania, Alemania, Austria, Reino de Bulgaria, Costa Rica, Estonia, Finlandia,
Reino de Hungría, Irlanda, Letonia, Lituania, Luxemburgo y República Dominicana.
• 1930-1940: Ecuador, México, Reino de Egipto, Reino de Irak, Turquía y Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas.
Esta disposición no fue muy observada, y cuando un Estado quiso abandonar la Sociedad no se procedió a un examen
serio de cómo había cumplido sus obligaciones internacionales.
1. La Asamblea: Fue el órgano democrático por excelencia de la SDN; de acuerdo con el artículo No.3, estaba
formada por representantes de todos los Estados miembros de la Sociedad, a razón de tres delegados por cada
país y con un solo voto por delegación.
La frecuencia de sus reuniones era de una anual regular, generalmente en el mes de septiembre, y de tantas
extraordinarias cuantas fueren necesarias, de acuerdo con las circunstancias. La sede de las sesiones era la ciudad
suiza de Ginebra. No obstante, podían celebrarse reuniones en otros sitios, cuando así se decidiera.
Las resoluciones de los asuntos considerados en la Asamblea de la SDN debían ser adoptadas de la siguiente manera:
• Asuntos de procedimiento por mayoría simple de votos, y
• En todo aquello que no fuera de procedimiento, por unanimidad de los Estados representados en la sesión.
Para una mejor tramitación de los asuntos sometidos a consideración. El cuerpo contaba con seis comisiones
encargadas de las siguientes materias: cuestiones constitucionales y jurídicas, organizaciones técnicas, desarme,
presupuesto, cuestiones sociales y cuestiones políticas. Su mesa directiva estaba integrada por un presidente, seis
vicepresidentes y los presidentes de las comisiones. Todos estos funcionarios se elegían al comienzo de la sesión.
2. El Consejo: Fue un órgano que se convirtió en una especie de comité ejecutivo. Originalmente, tal como estaba
escrito en la Carta de la SDN, estaba compuesto por 5 miembros permanentes: Francia, Reino Unido, Italia, Japón
y los Estados Unidos, cupo dejado vacante en caso de la incorporación posterior (nunca lo ocuparon), y de 4
miembros no permanentes elegidos por la Asamblea y que al principio fueron Bélgica, Brasil, España y Grecia.
Según el artículo No.4, la frecuencia de reuniones del Consejo era de, por lo menos, una sesión anual en la sede de
Ginebra o en otra que se fijara previamente, y de las que fuere necesario según lo exigieran las circunstancias.
La Presidencia del Consejo no estaba prevista en el Pacto, al respecto se siguió la costumbre de nombrarla siguiendo
el orden alfabético, práctica que fue oficializada por resolución adoptada en el año 1928.
El Consejo tenía las siguientes facultades exclusivas: convocar e informar a la Asamblea; intervenir en todas las
cuestiones relacionadas con el mantenimiento de la integridad territorial o la independencia política de los
Miembros; conocer en todo lo relacionado con el desarme y la prevención de la guerra; resolver sobre la expulsión
de los Miembros infractores de sus obligaciones para con la Sociedad; intervenir en las cuestiones relativas al régimen
de mandatos y asuntos de minorías; preparación del proyecto de institución de la Corte Permanente de Justicia
Internacional; aprobación en las designaciones de personal en la Secretaría, hechas por el Secretario General; y,
cambio del asiento de la sede de la Sociedad.
Tanto la Asamblea como el Consejo, eran jurídicamente iguales y ello estaba expresado en los artículos No.3 y 4 del
Pacto, en cuanto les atribuían competencia «en toda cuestión que entre en la esfera de acción de la Sociedad o que
afecte la paz del mundo». Sin perjuicio de lo expresado, ambos tenían facultades propias, y también concurrentes.
El artículo No.5 del Pacto establecía que «las decisiones de la Asamblea y del Consejo se tomarán por unanimidad de
los miembros representados en la reunión». De este modo ningún Estado se hallaba obligado contra su voluntad por
3. El Secretariado: Con respecto a la Secretariado, la infraestructura de la Sociedad fue armada sobre la base de
una administración internacional permanente, con asiento en la sede de la Sociedad y compuesta por
funcionarios internacionales bajo la Jefatura de un Secretario General.
El personal del Secretariado tenía condición de funcionario internacional; en tal carácter gozaba, de conformidad con
el artículo No.7 del Pacto y mientras desempeñara sus funciones, de privilegios e inmunidad diplomática.
El Estatuto que gobernaba su funcionamiento fue aprobado el 13 de noviembre de 1920, luego de una serie de
estudios efectuados sobre la base del anteproyecto preparado por una comisión de juristas designados por el Consejo
de la SDN, y es el mismo que, luego de las reformas de 1933 y 1936, ahora tiene la Corte Internacional de Justicia de
la ONU que funciona en la misma sede que tuvo su antecesora desde el 30 de enero de 1922.
Los magistrados que componían la Corte debían reunir condiciones de idoneidad profesional, solvencia moral y, con
su presencia en el seno del tribunal, asegurar la representación en el mismo de los principales sistemas jurídicos y de
las grandes formas de civilización universales.
La jurisdicción de la Corte no era obligatoria, pero los Estados podían voluntariamente firmar el protocolo que
contenía la «cláusula facultativa u optativa», resultado de la transacción entre los partidarios y los adversarios de la
jurisdicción obligatoria. Decía así: «los suscriptos, debidamente autorizados, en nombre de sus gobiernos, reconocen
desde la fecha como obligatoria, de pleno derecho y sin convención especial, la jurisdicción de la corte, conforme al
artículo No.36, parágrafo 2do del Estatuto de la Corte y en los términos siguientes». En 1930 cuarenta y dos Estados
habían ratificado el protocolo del Estatuto y veintisiete el protocolo adicional de la cláusula optativa. Dicho protocolo
se hallaban previstos en el artículo No.36, párrafo 2do del Estatuto de la Corte, que los autoriza para los Estados que
los acepten recíprocamente, y «para las controversias de orden jurídico que allí se enumeraron, y son: a)
interpretación de un tratado; b) cualquier cuestión de Derecho Internacional; c) existencia de un hecho que podría
constituir violación de una obligación internacional; d) naturaleza o extensión de la reparación por quebrantamiento
de una obligación internacional».
Durante su existencia, la Corte dictó treinta y un fallos y emitió veintisiete opiniones consultivas.
Los gastos de la Liga debían ser sufragados por los Estados miembros, en la proporción establecida por la Asamblea
(art. No.6).
Sin embargo, estos fueron de menor importancia frente a conflictos en los cuales las grandes potencias o grupos de
países tenían intereses ya declarados, lo cual se dio en los siguientes casos decisivos:
1. Reclamos por la posesión de Vilna entre Polonia y Lituania (1922). La Conferencia de Embajadores en Paris
resuelve el conflicto, instalándose como instancia para resolver problemas que involucren o tengan su origen
en el Tratado de Versalles. Con esto la SDN pierde un campo de acción que son los conflictos en la zona
europea.
2. El incidente de Corfú (1923). Durante la solución de un conflicto fronterizo entre Grecia y Albania, es
asesinado el General italiano Enrico Tellini, mandado a investigar en Grecia. Benito Mussolini ordena el
bombardeo de la isla de Corfú y el pago de una fuerte compensación. La Sociedad ofrece una solución
favorable a Italia, debido a las presiones de Mussolini.
4. Invasión italiana de Abisinia, (1935). En un intento por expandir sus colonias africanas, Italia invade Abisinia
en octubre de 1935. El Emperador de Abisinia, Haile Selassie quien encabezaba la resistencia, en una sesión
de la Asamblea describió los terribles métodos de invasión y pidió la intervención de la SDN, la cual condena
dicha acción e impone sanciones económicas a Italia, pero que no incluyen las exportaciones de carbón,
• El segundo fue la sistemática exclusión de Alemania y Turquía, debido a su condición de países derrotados
en la Primera Guerra Mundial, además de haberse determinado oficialmente la «responsabilidad exclusiva»
de Alemania por el estallido de dicha contienda, por lo cual excluir a Alemania de la SDN fue decidido como
un «castigo» a imponer por los vencedores.
• La exclusión por muchos años de la Unión Soviética, dado el carácter comunista de su régimen (lo que
fomentó la creación de un cordón sanitario de estados anticomunistas para evitar la propagación de la
revolución bolchevique) y por el tardío reconocimiento diplomático de los vencedores de la Primera Guerra
Mundial hacia el gobierno de Moscú (reconocimiento que solo llegó poco antes de 1930), con la consiguiente
pérdida de prestigio de la SDN.
• En 1923 se evidenció la debilidad de la organización ante sus propios impulsores cuando Francia ocupó la
región alemana del Ruhr para exigir reparaciones de guerra, sin que este hecho pudiera ser siquiera
condenado por la SDN a pesar de haberse prohibido oficialmente cobrar deudas de guerra mediante esta
clase de operaciones militares. El hecho que Francia fuese precisamente un vencedor de la Gran Guerra sirvió
para legitimar y justificar esta ocupación, dañando el prestigio de la SDN.
• La invasión de Manchuria por parte de Japón en 1931 fue el segundo gran golpe que recibió la SDN.
Condenado por la agresión, Japón abandonó la organización en 1933 pero sin haber recibido sanciones
efectivas de los miembros de la SDN y sin haber restaurado a China el territorio de Manchuria.
• Alemania había sido admitida en 1926 como miembro de la SDN en calidad de estado amante de la paz, pero
el régimen nazi siguió en 1933 el mismo camino de Japón y se retiró de la SDN.
• La Sociedad de las Naciones nunca consiguió la autoridad suficiente para imponer a sus miembros sus
resoluciones en forma obligatoria, como en 1934 cuando la Asamblea General dicta una resolución referente
a la Guerra del Chaco, la cual se desarrolló entre 1932 y 1935, teniendo como Estados beligerantes a la
República del Paraguay y a la República de Bolivia. El fallo definitivo de la Asamblea General fijó posición en
la disputa territorial favoreciendo a Bolivia, pero la República del Paraguay desafió la autoridad de este
organismo y se retiró de la Sociedad de las Naciones, para luego resultar vencedor de la citada contienda.
• Finalmente, los dos de los principales miembros de la SDN (Francia y Gran Bretaña) prefirieron seguir por su
cuenta una política de "apaciguamiento" hacia las agresivas potencias fascistas, y por ello se negaron a tomar
acciones más severas tratando de evitar (en vano) que Mussolini retirara a Italia de la SDN y se aliase con
Hitler.
• Como resultado de esta política franco-británica, cuestiones como la intervención extranjera en la Guerra
Civil Española en julio de 1936 quedó más que manifiesta la inoperancia de la SDN, quedando este organismo
cada vez más marginado de los grandes asuntos de política internacional.
• El estallido de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939 mostró el fracaso final de la SDN al ocurrir
el principal evento que se deseaba impedir con la creación de la Sociedad: una nueva guerra a gran escala en
Europa, con lo cual la SDN perdió casi toda su razón de existir.
• El último gran acto oficial de la SDN fue expulsar de su seno a la URSS cuando tropas soviéticas invadieron
Finlandia en diciembre de 1939.
La Sociedad de las Naciones solo mantuvo algunos servicios de ayuda a refugiados y de regulaciones laborales, en
forma reducida, durante los años de la Segunda Guerra Mundial; para estos fines continuó utilizando su sede en la
neutral Suiza.
El resultado de la SDN no fue del todo negativo, no se limitó a ser una «Santa Alianza de vencedores», como la
llamaron sus críticos. La SDN solucionó algunos problemas internacionales con la aplicación de los mecanismos
arbitrales de su articulado, constituyó una experiencia en la búsqueda de un nuevo orden mundial y algunas de sus
instituciones han subsistido en la ONU, aun después de la Segunda Guerra Mundial.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) o Naciones Unidas, en términos de importancia, es la mayor
organización internacional del mundo, fundada tras la segunda guerra mundial. Esta organización internacional se
define a sí misma como una asociación de gobiernos global que facilita la cooperación en asuntos como la legislación
internacional, la seguridad internacional, el desarrollo económico, el progreso social y los Derechos Humanos (DDHH).
Los Estados Miembros están vinculados entre sí por su adhesión a la Carta de las Naciones Unidas y a sus principios.
Hay otras 19 organizaciones vinculadas a las Naciones Unidas que actúan en esferas tan diversas como la salud, la
agricultura, la reglamentación postal internacional y la meteorología. Esos organismos especializados junto con las
Naciones Unidas propiamente dichas y los programas y organismos establecidos por sus órganos principales para la
aplicación de sus decisiones constituyen el «sistema de las Naciones Unidas». En la presente clase se usará el término
Según su Carta fundacional (en vigor desde el 24 de octubre de 1945), la ONU fue establecida para:
1. Mantener la paz y seguridad internacional
2. Desarrollar relaciones de amistad entre las naciones
3. Alcanzar una cooperación internacional fundada sobre las relaciones de amistad entre las naciones
4. Alcanzar una cooperación internacional en la solución de problemas económicos, sociales, culturales o
humanitarios
5. Fomentar el respeto por los Derechos Humanos (DDHH) y las libertades fundamentales
En un mundo tan marcado por la incertidumbre, las Naciones Unidas constituyen para los gobiernos el mecanismo
para la celebración de consultas instantáneas en casos de emergencia y un foro para la deliberación sobre problemas
a largo plazo. Cuando las negociaciones internacionales se estancan, las Naciones Unidas ponen a disposición de los
Estados interesados los buenos oficios del Secretario General para que actúe como tercero imparcial. En casos de
conflicto, las Naciones Unidas pueden enviar misiones militares (cascos azules) neutrales «in situ» para observar que
se cumpla la cesación del fuego o para interponerse entre los ejércitos beligerantes. La imparcialidad del Secretario
General y del personal que trabaja con él es uno de los bienes más preciados que posee la Organización.
Los organismos de las Naciones Unidas protegen a los refugiados, prestan ayuda alimentaria y reaccionan
rápidamente a los desastres naturales. Esos organismos han contribuido con su labor a la erradicación o contención
de muchas enfermedades y al crecimiento de la producción alimentaria. Además, conceden préstamos a los países
en desarrollo y ayudan a estabilizar los mercados financieros y coordinar el comercio internacional.
Pasando por problemas que van desde la degradación el medio ambiente hasta el tráfico de drogas y el SIDA, el
mundo se enfrenta en la actualidad a una nueva generación de problemas mundiales que sólo pueden abordarse
recurriendo a la cooperación internacional, sin precedentes en la historia. El sistema de las Naciones Unidas, que en
la actualidad participa activamente en la solución esos problemas, es el mejor mecanismo de que dispone para
movilizar dicha cooperación.
La eficacia de las Naciones Unidas depende de la voluntad política de los Estados miembros; son ellos los que deciden
cuándo y cómo deben actuar las Naciones Unidas. Esa voluntad política se ha hecho más patente desde que terminó
la guerra fría; en las Naciones Unidas se ha despertado un nuevo espíritu de cooperación entre los Estados Miembros.
Orígenes
1941: La Declaración del Palacio de St. James (Londres)
Hacía 22 meses que la capital británica sufría los efectos de la guerra, y en sus calles destrozadas por las bombas
alemanas, se oía aún, con demasiada frecuencia, el clamor de las sirenas de alarma.
El Eje se había apoderado de casi toda Europa, y los barcos que atravesaban el Atlántico, cargados con artículos
indispensables, se perdían en el mar con trágica regularidad. Pero la fe en la victoria final no se había extinguido ni
en Londres ni entre los gobiernos y los pueblos aliados.
El 12 junio de 1941 se lleva a cabo una reunión entre varios gobiernos, en el Palacio de St. James, entre estos
gobiernos se encontraban nueve que durante su exilio tenían sus sedes en Londres.
Las frases de la Declaración del Palacio de St. James sirven aún de lema de la paz: «La única base cierta de una paz
duradera radica en la cooperación voluntaria de todos los pueblos libres que, en un mundo sin la amenaza de la
agresión, puedan disfrutar de seguridad económica y social; nos proponemos trabajar, juntos y con los demás pueblos
libres, en la guerra y en la paz, para lograr este fin».
Habían pasado dos meses desde la declaración de Londres, cuando, como resultado de la histórica reunión entre el
presidente Franklin D. Roosevelt y el primer ministro Winston Churchill, surgieron nuevas medidas en favor de una
organización mundial. El 14 de agosto de 1941, estos dos líderes mundiales, emitieron una declaración conjunta
destinada a ser conocida en la historia como la «Carta del Atlántico».
Ambos dirigentes se comprometieron a establecer un «sistema permanente y más amplio de seguridad general» y
expresaron su deseo de «conseguir la máxima colaboración de todas las naciones en el plano económico».
Este documento no era un tratado entre las dos potencias. Tampoco constituía una decisión definitiva y oficial de los
fines de la paz. Como el mismo documento lo expresa, era una afirmación de «ciertos principios comunes en las
políticas nacionales de sus respectivos países, en los que basan sus esperanzas de un futuro mejor para el mundo».
A comienzos de diciembre de ese mismo año, Roosevelt, Stalin y Churchill, reunidos por primera vez en Teherán, la
ciudad de Teherán, manifestaron que habían concertado los planes para la victoria final.
A esta Conferencia de Dumbarton Oaks asistieron los representantes de China, Gran Bretaña, la URSS y los Estados
Unidos. Las discusiones terminaron el 7 de octubre de 1944. Las cuatro potencias sometieron a la consideración de
todos los gobiernos de las Naciones Unidas, y a los pueblos de todos los países, una propuesta de estructura de la
organización mundial, a fin de que la estudiaran y discutieran.
El 11 de febrero de 1945, una brecha importante en las propuestas de Dumbarton Oaks aún no se había llenado: «el
procedimiento de votación en el Consejo de Seguridad».
Esta brecha era la decisión sobre la cuestión del veto en el Consejo de Seguridad, la cual se evacuo en la ciudad de
Yalta en Crimea, donde Churchill, Roosevelt y Stalin, junto con sus ministros y jefes de Estado Mayor extranjeros, se
reunieron en una conferencia. Ese 11 de febrero de 1945, la conferencia anunció que esta cuestión se había resuelto,
y se convocó la Conferencia de San Francisco para preparar la Carta constitutiva de la nueva organización.
Las invitaciones para la Conferencia de San Francisco, se enviaron el 5 de marzo de 1945, y a los que fueron invitados
se les informó del acuerdo alcanzado en Yalta.
La conferencia invitó directamente a cuatro estados más: Bielorrusia, Ucrania, Dinamarca, que acababa de ser
liberada, y Argentina. En esta forma, durante dos meses elaboraron una carta de 111 artículos.
Honduras es uno de los miembros fundadores de la ONU, siendo el plenipotenciario por Honduras que firmo la carta,
el embajador de ese entonces ante el gobierno y pueblo de los Estados Unidos de América, el Sr. Julián R. Cáceres,
además de ello se envió a un diferente plenipotenciario para la ratificación de esta, recayendo ese honor en el
Abogado y Notario, Don Roberto Perdomo Paredes.
Un delegado puede hablar en cualquiera de los idiomas de la ONU. El discurso se interpreta simultáneamente en el
resto de las lenguas oficiales. A veces, un delegado puede optar por hacer una declaración en una lengua no oficial.
En estos casos, la delegación debe proveer una interpretación o un texto con su declaración escrita en uno de los
Sede
El 10 de diciembre de 1945, el Congreso de Estados Unidos invitó a la ONU a establecer su sede en su país. La
Organización aceptó y en agosto de 1946 se trasladó temporalmente a «LAKE SUCCESS» (Estado de Nueva York). Ese
mismo año se adquirió un lugar que bordeaba el EAST RIVER (Rio Este) de la isla de Manhattan (Ciudad de Nueva
York) y se elaboraron planes para establecer una sede permanente. Según un acuerdo alcanzado entre Estados
Unidos y la ONU, se concedió al lugar una cierta extraterritorialidad. El complejo, finalizado a mediados de 1952,
incluye la sala de la Asamblea General, el edificio de la Secretaría, el edificio de Conferencias y la Biblioteca.
Organización
La Carta de la ONU estableció seis órganos principales:
1. La Asamblea General
2. El Consejo de Seguridad
3. La Secretaría
4. El Corte Internacional de Justicia
5. El Consejo Económico y Social
6. El Consejo de Tutela o de Administración Fiduciaria
Asamblea General
La Asamblea General es el órgano representante, normativo y deliberativo de la ONU, y el único que cuenta con
representación universal al estar representados sus 193 Estados Miembros. Estos se reúnen cada año, en septiembre,
durante la sesión anual, que tiene lugar en el Salón de la Asamblea General en Nueva York. Durante sus primeros días
se realiza un debate general en el que participan y hablan numerosos Jefes de Estado; de la misma manera se pueden
convocar a sesiones especiales a petición de una mayoría de sus miembros o del Consejo de Seguridad.
La toma de decisiones en la Asamblea General requiere una mayoría de dos tercios cuando se trata de asuntos de
vital importancia; como aquellos referidos a la paz y la seguridad, la admisión de nuevos miembros y los asuntos
presupuestarios. Las decisiones en otras cuestiones se toman por mayoría simple. Cada año, se elige a un presidente,
que ejerce el cargo durante un año.
La Asamblea General no tiene autoridad para hacer cumplir sus resoluciones. Éstas son recomendaciones que se
hacen a los Estados miembros, pero que carecen de poder de aplicación directa.
Consejo de Seguridad
El Consejo de Seguridad, reunido en sesión permanente, es el órgano central, según lo estipulado en la Carta de las
Naciones Unidas, tiene la responsabilidad de mantener la paz y seguridad internacionales.
Cuenta con 15 Miembros (5 permanentes y 10 no permanentes). Cada uno tiene un voto, aunque los cinco
permanentes cuentan con el poder del veto. Los cinco Estados con asiento permanente:
1. China,
2. Francia,
3. Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte,
4. Rusia y
Con carácter periódico se han elaborado propuestas para integrar nuevos miembros permanentes para reflejar de
este modo el cambiante equilibrio de poder mundial, pero hasta la fecha no se ha llevado a cabo ninguna revisión
importante.
Según la Carta, todos los Estados Miembros están obligados a adoptar las decisiones del Consejo. El Consejo de
Seguridad dirige la labor de determinar la existencia de amenazas contra la paz o de actos de agresión. Pide a las
partes involucradas en un conflicto que se llegue a un acuerdo por medios pacíficos y recomienda métodos de ajuste
o términos de acuerdo. En algunos casos, el Consejo de Seguridad puede recurrir a la imposición de sanciones e,
incluso, a la autorización del uso de la fuerza para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacional.
Secretaría
La Secretaría está encabezado por el Secretario General, nombrado por la Asamblea General por recomendación del
Consejo de Seguridad. La Secretaría la conforman decenas de miles de miembros de personal internacional, que
trabajan en distintas estaciones de destino por todo el mundo, ejecutando a diario los programas y políticas de la
Organización.
El Secretario General es el Oficial Administrativo Jefe de la Organización. El personal de la ONU es reclutado a nivel
internacional y local, y trabaja en lugares de destino y en las misiones de paz en todo el mundo. Pero servir a la causa
de la paz en un mundo violento es una ocupación peligrosa. Desde la fundación de las Naciones Unidas, cientos de
hombres y mujeres abnegados han perdido su vida al servicio de la causa de la paz.
Entre sus otras funciones es velar por el cumplimiento de los objetivos de desarrollo acordados de manera
internacional.
Es la plataforma central de las Naciones Unidas para la reflexión, el debate y el pensamiento innovador acerca del
desarrollo sostenible.
El artículo 14 del pacto de la SDN establecía que su Consejo formularia los proyectos para el establecimiento de un
Tribunal Permanente de Justicia Internacional (TPJI), mismo que después se someterían a los gobiernos. El proyecto
fue finalmente adoptado por la Asamblea de la SDN en diciembre de 1920, convirtiéndose en el estatuto de lo que
se llamó «Tribunal Permanente de Justicia Internacional» (TPJI), funcionó en la Haya y como sus normas son muy
similares a las de la actual Corte Internacional de Justicia, bastara con la referencia que de ese cuerpo se va a hacer
más adelante para entender la composición y funcionamiento del Tribunal que le precedió.
El TPJI funcionó hasta 1939, sus resoluciones fueron siempre acatadas, citadas y usadas como fuente de derecho
internacional por el propio tribunal, por otros tribunales internacionales y por un gran número de publicistas. Su
función para determinar las reglas del derecho de gentes fue muy importante, sobre todo, en ausencia de órganos
encargados de codificar ese derecho. Cuando las potencias aliadas se preparaban para la creación de una nueva
organización mundial, se enfrentaron al problema del órgano judicial que sería parte de esta, tuvieron ante sí un
dilema: o continuar con el antiguo TPJI, imprimiéndole aquellas modificaciones que dictaba la experiencia o crear un
nuevo, con características diferentes. Se optó por un camino intermedio: configura un nuevo tribunal con un nuevo
nombre, «Corte Internacional de Justicia» (CIJ), pero conservando el estatuto en su mayor parte, modificándolo en
lo que se refiere a la elección de jueces, y a la presentación de las corrientes jurídicas más importantes del mundo,
de manera que bien puede hablarse de que la nueva corte viene hacer una nueva continuación del extinto Tribunal.
El artículo 92 de la Carta confirma este criterio, pues expresa: la Corte Internacional de Justicia (CIJ) será el órgano
judicial principal de las Naciones Unidas; funcionará de conformidad con el estatuto anexo, que está basado en el
TPJI.
La creación de la Corte supuso el punto culminante de la evolución que han experimentado los métodos para el
arreglo pacífico de las controversias internacionales.
La CIJ, empero, tiene una asociación jurídica más estrecha con la organización que la que tuvo el TPJI con la SDN pues
este cuerpo judicial, de acuerdo con el artículo 93 de la Carta establece lo siguiente:
a) Todos los Miembros de la ONU son «ipso facto» partes en el Estatuto de la CIJ.
b) Los otros Estados pueden serlo según «las condiciones que determinen en cada caso la Asamblea General a
recomendación del Consejo de Seguridad».
La Asamblea General determino el 11 de diciembre de 1946, las condiciones en que los estados que no eran miembros
de las Naciones Unidas podrían entrar a formar parte del Estatuto de la CIJ:
a) Aceptación del Estatuto de la CIJ;
b) Aceptación de todas las obligaciones derivadas para los miembros de las ONU, del artículo 94 de la Carta;
c) Compromiso de pagar la cuota para mantenimiento de la CIJ, que le fije la asamblea general.
La CIJ está abierta también, a países que, sin formar parte del Estatuto, se hayan comprometido a llenar los requisitos
que fijo el consejo de seguridad, el 15 de octubre de 1946, y que podrían resumirse en la necesidad de hacer una
declaración, aceptando la jurisdicción de la CIJ y las obligaciones que de tal hecho se derivan para todos los miembros
de las Naciones Unidas.
Los miembros de las Naciones Unidas se comprometen a cumplir las decisiones de la CIJ en los litigios en que sean
partes, y si no lo hicieren, la otra parte podrá recurrir al Consejo de Seguridad, el cual podrá hacer recomendaciones
o dictar medidas destinadas a que se respete la decisión de la CIJ.
Estructura de la CIJ
Composición
La CIJ se compone de quince miembros, de los cuales no podrá haber dos que sean nacionales del mismo Estado, y
elegirá para un periodo de tres años a sus presidentes y vicepresidentes.
Estas condiciones son completadas por el Art. 9, que señala que hay que tener en cuenta «no solo que las personas
que hayan de elegirse reúnan individualmente las condiciones requeridas, sino también que en el conjunto estén
representadas las grandes civilizaciones y los principales sistemas jurídicos del mundo».
Una vez nombrados no podrán ejercer funciones políticas ni administrativas, ni dedicarse a otras actividades
profesionales. Para asegurarles la debida autonomía, se establece (Art.19) que los jueces gozarán de privilegios e
inmunidades diplomáticas en el ejercicio de las funciones de su cargo. No pueden tampoco participar en la decisión
de ningún asunto en que hayan intervenido anteriormente como agentes, consejeros o abogados de cualquiera de
las partes, o como miembros de un tribunal nacional o internacional o de una comisión investigadora, o en cualquier
otra calidad.
Se extiende también a aquellos asuntos que, de acuerdo con tratados o convenciones en vigor, hubieran tenido que
ser sometidos a la CPJI o una jurisdicción que debería instruir la Sociedad de las Naciones (Art.37).
2. Los Estados parte en el presente Estatuto podrán declarar en cualquier momento que reconocen como
obligatoria ipso facto y sin convenio especial, respecto a cualquier otro Estado que acepte la misma
obligación, la jurisdicción de la Corte en todas las controversias de orden jurídico que versen sobre:
a) La interpretación de un tratado;
b) Cualquier cuestión de derecho internacional;
c) La existencia de todo hecho que, si fuere establecido, constituiría violación de una obligación
internacional;
d) La naturaleza o extensión de la reparación que ha de hacerse por el quebrantamiento de una
obligación internacional.
3. La declaración a que se refiere este Artículo podrá hacerse incondicionalmente o bajo condición de
reciprocidad por parte de varios o determinados Estados, o por determinado tiempo.
4. Estas declaraciones serán remitidas para su depósito al Secretario General de las Naciones Unidas, quien
transmitirá copias de ellas a las partes en este Estatuto y al secretario de la Corte.
5. Las declaraciones hechas de acuerdo con el Artículo 36 del Estatuto de la Corte Permanente de Justicia
Internacional que estén aún vigentes, serán consideradas, respecto de las partes en el presente Estatuto,
como aceptación de la jurisdicción obligatoria de la Corte Internacional de Justicia por el periodo que aún les
quede de vigencia y conforme a los términos de dichas declaraciones.
La finalidad de esta disposición es convertir en obligatoria la competencia de la CIJ cuando los Estados lo aceptan
anticipadamente, la cual da a la CIJ la categoría y los atributos de un auténtico tribunal de derecho, sin embargo,
El #2 del artículo No.36 hay que interpretarlo a la luz del párrafo siguiente (#3), pues si en el primero se habla de
reciprocidad en el efecto obligatorio de la cláusula, en el último se señala, de modo más claro, que la declaración de
aceptación de la cláusula podrá hacerse:
a) Incondicionalmente,
b) Bajo condición de reciprocidad por parte de varios o determinados Estados,
c) Por determinado tiempo.
Hasta el año 2016, la CIJ ha recibido declaraciones de aceptación de la jurisdicción obligatoria de la corte de sesenta
seis (66) Estados. Se tiene que hacer la observación que casi la totalidad de Estados que han aceptado esta «cláusula
opcional» o «Clausula Optativa de Jurisdicción Obligatoria», lo han hecho con numerosas y especiales reservas, con
el propósito de salvaguardar hasta el máximo el interés doméstico. En casi todas ellas se expresa que no se acepta la
competencia para cuestiones que caen bajo la jurisdicción doméstica, y se deja la facultad al país que hace la reserva
de determinar cuáles materias son de jurisdicción doméstica y cuáles no. Ello nos lleva a la antigua disputa de las
llamadas cuestiones políticas y cuestiones jurídicas o controversias susceptibles de jurisdicción y controversias no
justiciables, que no ha sido aún resuelta satisfactoriamente.
El ejemplo más típico de esas reservas lo ofrecía Estados Unidos, que en virtud de la enmienda Connally excluyó de
la competencia de la corte, además, excluyéndose, de los conflictos que expresamente se hubieran dejado para otro
medio de solución, y en ciertas condiciones, los que resultarán de tratados multilaterales, este tipo de reserva fue
adoptada por muchos países, entre ellos México, quitando prácticamente valor a la aceptación de la jurisdicción
obligatoria de la CIJ. EE. UU. retiro su aceptación de la cláusula facultativa de jurisdicción obligatoria en 1986. El
problema práctico que lleva consigo esta reserva es que pueden valerse de ellas los demás países que no la hubieren
interpuesto, en caso de conflicto con un país que si la hubiera incluido en su declaración.
Competencia consultiva
La CIJ tiene, además de sus funciones judiciales, una muy importante, y es la de fungir como órgano de consulta
jurídica (art. 65 de estatuto, art. 96 de la Carta de la ONU). El procedimiento consultivo de la CIJ está abierto
exclusivamente a los cinco órganos y los dieciséis organismos del sistema de las Naciones Unidas.
La Asamblea General y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas podrán directamente solicitar dictámenes
consultivos sobre cualquier cuestión jurídica. Otros órganos u organismos de las Naciones Unidas que hayan recibido
autorización de parte de la Asamblea General podrán solicitar dictámenes consultivos, pero solo podrán hacerlo
respecto a las cuestiones de derecho que se planteen dentro del ámbito de sus actividades.
Cuando la CIJ recibe una solicitud de dictamen consultivo y para que este se base en el pleno conocimiento de los
hechos, la CIJ podrá llevar a cabo procedimientos escritos y orales, que se asemejan en algunos aspectos a los
procedimientos contenciosos. En teoría, la CIJ puede no servirse de dichos procedimientos, pero nunca ha excluido
de ellos por completo.
Después de presentada la solicitud consultiva, la CIJ elaborará una lista de los Estados y organizaciones
internacionales que puedan aportar información sobre el asunto. La participación de estos Estados no hace que el
dictamen de la Corte sea vinculante para ellos. Un procedimiento consultivo concluye con la exposición del dictamen
correspondiente en una audiencia pública.
Estos dictámenes son consultivos por naturaleza. Es decir, que, a diferencia de los fallos de la Corte, no son
vinculantes. El órgano, organismo u organización solicitante tendrá libertad para hacer efectivo o no el dictamen
mediante cualquier vía para ello. Sin embargo, algunos instrumentos o reglamentos pueden informar de antemano
de que un dictamen consultivo de la Corte puede ser vinculante.
La autoridad y el prestigio de la CIJ van unidos a sus dictámenes consultivos, las opiniones de este cuerpo de tanta
autoridad jurídica son de considerable valor para clarificar la controversia y para proporcionar puntos que puedan
servir de base para un arreglo. Si el órgano u organismo interesado acepta dicho dictamen, la decisión tendrá el
mismo efecto que si hubiese sido aprobada por el Derecho internacional.
Procedimiento
Comienzo del Procedimiento Contencioso
Tiene lugar mediante la notificación del compromiso o mediante la solicitud escrita dirigida al secretario de la corte,
indicando el objeto de la controversia y las partes. El secretario lo comunicara entonces a:
I) Todos los interesados
II) Todos los miembros de las Naciones Unidas, por conducto del secretario general
III) Todos los otros Estados que tengan derecho a comparecer ante la corte. Los Estados que tengan intereses
jurídicos que puedan ser afectados por la decisión del litigio pueden solicitar que se les permita
intervenir, y la CIJ debe decidir si accede a tal petición.
También, cuando se trata de la interpretación de un tratado en que otros estados son partes, el secretario deberá
notificarlos inmediatamente, y tienen el derecho de intervenir en el proceso; pero si deciden ejercer ese derecho
quedaran ligados por el fallo que sea dictado.
Aun antes de empezar a la vista, la CIJ puede solicitar de los agentes de los Estados que presenten documentos o den
explicaciones, y si se negaren a ello se dejara constancia formal del hecho.
La corte dictará medidas necesarias para la práctica de las pruebas. Si las circunstancias lo exigiesen, la corte puede
decidir que se tomen medidas provisionales para resguardar los derechos de cada una de las partes, medidas que
deben ser comunicadas inmediatamente a las partes y al Consejo de Seguridad.
Los Estados están representados ante la CIJ por agentes, y podrán tener también consejeros o abogados, gozando
todos ellos de privilegios e inmunidades, necesarios para asegurarles el libre desempeño de sus funciones.
Las réplicas no se pondrán a disposición de la prensa, ni se harán públicos, hasta la apertura de la fase
oral y, entonces, solo se hará si las partes no se oponen a ello.
II) Oral: Consiste en la audiencia que el tribunal acuerde a testigos, peritos, agentes, consejeros y abogados.
La CIJ puede auxiliarse con la participación de personas diferentes de las que forman parte ella:
a) Disponiendo que haya asesores con asiento en la corte o en cualquiera de sus salas, pero sin derecho a voto,
b) Comisionando a cualquier individuo, entidad, comisión u otro organismo que ella escoja, para que haga una
investigación o emitida un dictamen pericial.
Fijado un plazo para la presentación de las pruebas, la corte podrá negarse a aceptar cualquier prueba adicional,
fuera de ese plazo, oral o escrita, a menos que la parte contraria dé su consentimiento a la que quiere presentarla.
Si una de las partes no comparece ante la CIJ, o se abstiene de defender su caso, la otra puede pedir que se decide
en su favor, pero la CIJ deberá, antes de dictar sentencia, asegurarse no solo de que tiene competencia para ocuparse
del caso, sino también de que la demanda está bien fundada en cuanto a los hechos y al derecho: es decir que la
comparecencia o la abstención en la defensa no se pueden equipar al desistimiento en favor de la parte contraria.
La Sentencia
La sentencia de la CIJ tiene algunos requisitos y ofrece unas características que vamos a señalar:
a) Deberá estar motivada, exponiendo las razones de la decisión
b) Tiene el efecto relativo de cosa juzgada, es decir, que no será obligatoria más que para las partes en litigio
y respecto al caso decidido.
c) Es definitiva e inapelable.
Si no existiese acuerdo entre las partes respecto al sentido o alcance del fallo, cualquiera de ellas puede pedir que la
CIJ lo interprete, en fin, el fallo deberá mencionar los nombres de los magistrados que hayan tomado parte en él,
será firmado por el presidente y el secretario, y una vez debidamente notificado a los agentes será leído en sesión
pública.
La Revisión de la Sentencia
La única causa que puede justificar la revisión de una sentencia es el descubrimiento de un hecho nuevo, desconocido
en el momento de emitir la sentencia, por la corte y por la parte que pide la revisión, y siempre que tal
desconocimiento no sea debido a negligencia de dicha parte.
Ese hecho puede ser de tal naturaleza que puede ser factor decisivo. La solicitud de revisión deberá hacerse dentro
del plazo de seis meses a partir del momento en que se descubrió ese hecho que motiva la solicitud. En todo caso no
podrá pedirse la revisión de la sentencia cuando hayan transcurrido diez años a partir del momento en que fue
emitida la sentencia
La CIJ puede exigir que se ejecute la sentencia antes de iniciar el proceso de revisión.
La Crisis de la CIJ
Cualquiera hubiera creído que la CIJ iría siendo más y más utilizada, máxime que la membresía de la ONU ha ido en
aumento. Por desgracia, ha sido al contrario y defraudó las expectativas, inclusive en el verano de 1970, la CIJ se
encontró sin un solo caso que discutir, situación en la que culminaba una crisis de confianza iniciada en realidad desde
el momento de su creación. Las críticas, no se han hecho esperar, pero estas, no se dirigen ni contra la existencia de
este cuerpo judicial ni contra su funcionamiento; son críticas apuntadas a la actitud de los Estados hacia el proceso
legal y a la falta de voluntad de ellos para sujetar sus diferencias al imperio de la norma jurídica.
La jurisdicción voluntaria es, en efecto, el pecado original de la CIJ, no atribuible a ella misma precisamente, sino a
los miembros de la organización de Naciones Unidas, que se resisten a dejar lo que ellos creen sus derechos, a la
eventual solución que pueda darle un órgano considerado imparcial, prefiriendo recurrir a procedimientos políticos.
En los últimos tiempos ha surgido varios sectores la recomendación para que los países recurran con mayor
frecuencia a la Corte; inclusive el secretario general ha hecho llamamientos dramáticos al respecto. Pero hasta ahora
ha continuado la evasiva de las naciones para servirse de este valioso órgano, sin embargo, persiste la desconfianza
en la CIJ sobre la base de cierta representación política de las regiones del mundo y de los miembros permanentes
del Consejo de Seguridad; ya que se piensa que los jueces responden, en términos generales, a motivaciones políticas.
Las actuaciones que ha tenido la CIJ no han sido sobre cuestiones verdaderamente vitales, y que interesen a la
comunidad internacional en pleno. No se ha tocado aún, y es muy difícil que lleguen a esa alta jurisdicción, temas
tales como el control o la soberanía sobre recursos naturales, el conflicto Este-Oeste, u otros.
La verdad es que la CIJ se enfrenta a un mundo muy diferente de aquel que contemplaron sus creadores, y en el cual
su papel se ha menoscabado. Se pensó que la CIJ podría contribuir en gran medida a la solución de disputas
apremiantes por métodos pacíficos; empero, su papel ha sido insignificante, y cabe preguntarse si debería
preservarse esa honorable institución, o bien de reformar el estatuto de la CIJ, dándole una jurisdicción, más
extendida, o tal vez diseñar nuevas estructuras para entenderse, por la vía jurisdiccional, con problemas tales como
los crímenes contra la paz y la seguridad de la humanidad, los conflictos económicos y otros; de esta manera se piensa
que el nuevo orden internacional requiere de otro tipo de tribunales menos solemnes, más ágiles, con normas
procesales más adecuadas a las relaciones internacionales de hoy.
Como base en el Acta Económico-Social de Río de Janeiro (1965) y las propuestas de reforma a la Carta de Bogotá en
el terreno económico y social, adoptadas en reuniones celebradas en el año de 1966, en Panamá (marzo) y
En 1973 en Lima y en 1974 en México, los cancilleres americanos volvieron a estudiar las posibilidades de reformar
nuevamente la Carta de la OEA, lo que se haría finalmente, mediante el llamado «Protocolo de Cartagena de Indias»,
firmado el 5 de diciembre de 1985 en aquella ciudad colombiana.
El Capítulo IV constituye una declaración de derechos y deberes de los Estados, que podrían resumirse así:
a) Igualdad jurídica de los Estados.
b) Respeto a los derechos de los demás Estados.
c) La existencia jurídica de un Estado no depende de su reconocimiento por los demás, acto que solo tiene
efectos limitados a relaciones particulares entre los dos.
d) Jurisdicción del Estado sobre nacionales y extranjeros.
e) «Cada Estado tiene derecho a desenvolver libre y espontáneamente su vida cultural, política y económica»
principio de gran importancia, que aparece limitado por la posterior afirmación en el mismo artículo, en el
sentido de que el Estado «respetará los derechos de la persona humana y los principios de la moral
universal».
f) Respeto a los tratados.
g) No intervención: «Ningún Estado o grupo de Estados tiene derecho de intervenir, directa o indirectamente,
y sea cual fuere el motivo, en los asuntos internos o externos de cualquier otro».
Miembros de la OEA
La Carta reformada completa la de Bogotá en lo relativo a los miembros, pues en la anterior se trataba el asunto de
modo muy somero.
Como requisitos señala los siguientes:
1. Que sea Estado americano;
2. Que esté dispuesto a firmar y ratificar la Carta de la Organización;
La reforma de la Carta ha convertido en X el anterior capitulo XI, relativo a los órganos, los actuales órganos de la
OEA son:
1) La Asamblea General;
2) La Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores;
3) Los Consejos;
4) El Comité Jurídico Interamericano;
5) La Comisión Interamericana de Derechos Humanos;
6) La Secretaria General;
7) Las Conferencias Especializadas, y
8) Los Organismos Especializados.
El FMI suministra asesoría y financiación a sus miembros, particularmente a los países en situaciones de crisis, así
como a los países en desarrollo y en fases de transición económica y reforma estructural. El FMI aspira a ser el
guardián efectivo de la estabilidad macroeconómica y financiera global y suministra un importante papel de apoyo a
foros de cooperación global como el G20, en colaboración con otras organizaciones internacionales como el Banco
Mundial o el Consejo de Estabilidad Financiera.
En el personal de la institución predominan los economistas con gran experiencia en política macroeconómica y
financiera. Los objetivos concretos mencionados en su acta constitutiva son:
1. Favorecer la cooperación monetaria internacional mediante mecanismos de consulta y colaboración.
2. Facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional.
3. Fomentar la estabilidad cambiaria.
4. Ayudar al establecimiento de un sistema multilateral de pagos y transferencias para las operaciones
corrientes.
5. Usar los recursos del FMI para ayudar a sus Estados miembros bajo ciertas condiciones.
Muchos países funcionan con déficit en su comercio y no están en crisis. Existen inversionistas que están dispuestos
a prestar dinero a países con economías sanas porque tienen la confianza de que eventualmente se les pagará. Solo
se considera que existe una crisis cuando los inversionistas extranjeros pierden la fe de que se les pagará y dejan de
prestar dinero, en consecuencia, los países que siguen necesitando el dinero para pagar sus préstamos y para pagar
por bienes importados, al no tenerlo, incumplen con sus pagos y deciden recortar sus importaciones por lo que la
crisis se extiende conforme los bancos no tienen dinero, otros países pierden exportaciones, etc.
El FMI tiene un fondo de casi $200 billones de dólares el cual puede prestar a naciones en deuda a tasas de interés
un poco más bajas de las del mercado. El FMI condiciona los préstamos a que se hagan reformas con la intención de
permitir al deudor pagar sus deudas, lo que significa que el deudor «ahorre» más moneda extranjera de la que gasta.
En otras palabras, lo que hace el FMI es evitar que un país tome más de lo que da y en una crisis, hacer que dé más
de lo que toma, es por esto por lo que el FMI no es una institución muy querida.
Recursos
La principal fuente de los recursos financieros del FMI son las cuotas de los países miembros, que en términos
generales reflejan la posición relativa de los países en la economía mundial.
Cuando un país ingresa al FMI, suele pagar hasta la cuarta parte de su cuota en divisas ampliamente aceptadas (como
el Dólar de EE. UU., el Euro, el Yen o la Libra Esterlina) o en derechos especiales de giro (DEG). Las tres cuartas partes
restantes se pagan en la moneda del país. Las cuotas se revisan cada cinco años, como mínimo.
El Banco Mundial
Al comienzo, su finalidad fue ayudar a la reconstrucción de los países destruidos por la Segunda Guerra Mundial,
pero como ahora esa finalidad ha sido agotada, actualmente su función la de ofrecer ayuda técnica y financiar el
desarrollo del denominado «tercer mundo», siendo entonces su misión la de reducir la pobreza, proporcionando a
sus países miembros fondos para diversas actividades que van desde la agricultura hasta comercio, desde la salud
hasta la educación, energía o minería.
A través de sus préstamos, consejería en política y asistencia técnica, el Banco Mundial apoya un amplio rango de
programas dirigidos a reducir la pobreza y mejorar los estándares de vida en el mundo en desarrollo. Para todos sus
países clientes el Banco hace hincapié en la necesidad de:
• Invertir en las personas, especialmente a través de servicios básicos de salud y educación
• Proteger el medio ambiente
El BIRF, junto con la Asociación Internacional de Fomento (AIF) conforma de manera principal al Grupo del Banco
Mundial. Ambos colaboran estrechamente con las otras instituciones integrantes del Grupo Banco Mundial y con los
sectores público y privado para reducir la pobreza y promover la prosperidad compartida en los países en desarrollo.
El BIRF y la AIF comparten el mismo personal y la misma sede, y evalúan los proyectos con los mismos estándares
rigurosos.
La Supranacionalidad
La supranacionalidad es un sistema político en el cual determinados Estados ceden parte de sus atribuciones de
gobierno (en mayor o menor medida, dependiendo del grado de supranacionalidad) a organismos internacionales
que afectan a más de una nación.
Posteriormente el Art. 92 del tratado de la CECA fue modificado, eliminándose la expresión «supranacional». Empero,
a lo largo de las décadas de integración europea, el proceso se ha ido profundizando y evolucionando en un complejo
sistema, que contempla cada vez, más elementos de supranacionalidad. Esto se puede constatar cuando se
incursiona en los sucesivos tratados que han ido modelando, desde sus orígenes hasta la actualidad, el proceso de
integración de Europa.
Algunos autores han llegado a considerar que, como es difícil determinar un real alcance jurídico de la expresión de
Supranacionalidad, entonces que se debería renunciar a dar una definición jurídica de la misma.
La Unión Europea
La Unión Europea (UE) es la organización internacional del ámbito europeo dedicada a incrementar la integración
económica y política entre sus estados miembros, y a reforzar la cooperación entre ellos. Las especiales relaciones
políticas se traducen en el establecimiento de un mismo «Ordenamiento Jurídico», en la existencia y funcionamiento
de sus propias instituciones comunitarias. La primacía o prelación del Derecho comunitario sobre el nacional rige aquí
donde se ha producido cesión de competencias. En realidad, el Derecho comunitario no es superior al Derecho
interno de los Estados miembros de la Unión, sino que se integra en él coexistiendo de manera interdependiente.
La Unión Europea fue establecida por los miembros de la Comunidad Europea (CE) el 1 de noviembre de 1993, cuando
entró en vigor el Tratado de la Unión Europea (TUE) o también conocido como Tratado de Maastricht, que otorgó la
ciudadanía europea a los ciudadanos de cada Estado. También se intensificaron los acuerdos aduaneros y sobre
inmigración, relajando los controles fronterizos con el fin de permitir a los ciudadanos europeos una mayor libertad
para vivir, trabajar o estudiar en cualquiera de los Estados miembros. Esta Integración se ha basado en las necesidades
económicas del establecimiento de un mercado común, además del establecimiento de los órganos supraestatales para
dirigir la región. Esta integración no es solamente una mera unión aduanera o un organismo internacional, pero tampoco
constituye un Estado unitario, ni siquiera una fórmula de federación.
Para lograr estos fines de la integración, ha sido necesario tomar en cuenta los siguientes tres requisitos:
1. No se debería imponer derechos de aduana o impuestos sobre la exportación;
2. La integración regional tiene como objetivo aumentar la movilidad del trabajo y del capital;
3. La eliminación total de los controles en fronteras.
Instituciones de la UE
La Unión Europea cuenta con varias instituciones, cada una de ellas con una función específica:
1) Parlamento Europeo (PE), elegido por todos los ciudadanos de la UE, es la asamblea parlamentaria y parlamento
plurinacional. El Parlamento y el Consejo de la Unión Europea ejercen la potestad legislativa en igualdad de
condiciones, tomando decisiones conjuntas.
2) Consejo de la Unión Europea (CUE), antes llamado Consejo de Ministros, reúne en su seno a los representantes
de los Gobiernos de los Estados miembros en distintas formaciones, cuyos intereses nacionales incrusta en el
proceso decisorio guiado por la búsqueda de un acuerdo común.
El Consejo de la Unión Europea ejerce junto con el Parlamento Europeo una función de «poder legislativo» de la
UE. Si bien en los últimos tiempos sus funciones legislativas, antes exclusivas, han ido debilitándose en favor de
la igualdad con el Parlamento Europeo, el paralelo declive político de la Comisión parece estar propiciando un
desplazamiento de retorno simultáneo al Consejo del centro de gravedad del poder decisorio y ejecutivo.
El Consejo de la Unión Europea es, pues, cámara colegisladora donde se hallan representados los Estados de la
Unión a través de sus gobiernos nacionales, asegura su plena participación en igualdad de condiciones, en
garantía del llamado principio de representación nacional. Cuando delibera y decide sobre un acto legislativo, las
sesiones del Consejo son públicas. La Presidencia del Consejo cambia entre Estados miembros cada seis meses:
de enero a junio y de julio a diciembre.
3) Consejo Europeo: Que no debe confundirse con el Consejo de Europa o con el Consejo de la Unión Europea, es
un organismo político de carácter predominantemente intergubernamental, conformado por los jefes de Estado
o de gobierno de los Estados miembros de la Unión Europea junto con el presidente permanente del Consejo y
el presidente de la Comisión Europea.
Sus funciones son de orientación política y de jefatura colectiva simbólica, fijando las grandes directrices y
objetivos de la Unión en los ámbitos más relevantes; la potestad legislativa le está expresamente prohibida por
los Tratados. Los miembros del Consejo Europeo se citan periódicamente en reuniones conocidas como
«Cumbres europeas».
El presidente del Consejo Europeo o informalmente el presidente de la Unión, es una de las más altas posiciones
institucionales de la Unión Europea, y sin duda la más simbólica. Su proyección exterior se corresponde con la
más alta representación de la UE en el ámbito de la política exterior y de seguridad común, al nivel de los jefes
de Estado. Su mandato tiene una duración de dos años y medio renovables una sola vez, sustituyéndose así el
viejo sistema rotatorio anterior al Tratado de Lisboa.
4) Comisión Europea: La Comisión Europea es la rama ejecutiva de la UE. Este cuerpo es responsable de proponer
la legislación, la aplicación de las decisiones, la defensa de los tratados constitutivos y, en general, se encarga del
funcionamiento ordinario de la UE. Se le encomienda la vigilancia en el cumplimiento del interés supremo de la
Unión, separado del individual de cada Estado miembro.
Es una institución políticamente independiente que representa y defiende los intereses de la UE, propone la
legislación, políticas y programas de acción y es responsable de aplicar las decisiones del Parlamento y el Consejo
de la Unión. Al frente de la Comisión se encuentra el presidente, que ostenta la máxima representación de esta
y ocupa el primer puesto de jerarquía, conforme a su posición principal, el presidente es también quien está al
frente de los demás miembros de la Comisión, los denominados Comisarios, que tienen atribuidas las
competencias y los servicios que decida asignarles el presidente de la Comisión a través de la carta de
nombramiento que envía a los titulares y al Parlamento Europeo.
Cada Comisario europeo es responsable de los departamentos (direcciones generales y servicios) y, en su caso,
Agencias ejecutivas que les asigne el presidente. Estos ámbitos competenciales se conocen en la jerga
comunitaria por el nombre de «carteras», y dado que no tienen estructura administrativa propia, son gestionados
por el propio Comisario y, en su nombre, por su gabinete.
6) Tribunal de Cuentas Europeo: Efectúa el control de la legalidad y la regularidad de la gestión del presupuesto de
la UE. Está formado por quince miembros nombrados por seis años mediante decisión unánime del Consejo de
la Unión Europea previa consulta al Parlamento Europeo. Comprueba la legalidad y regularidad de los ingresos y
gastos de la Unión Europea, así como la buena gestión financiera. Su sede central está en Luxemburgo.
7) Banco Central Europeo: Es el banco central de la moneda única europea, el euro, y constituye el principal eje del
Euro sistema. El BCE es parte integrante del Sistema Europeo de Bancos Centrales y está sometido a las
disposiciones del Tratado de la Comunidad Europea y a sus Estatutos.
El Euro
Es la moneda de la Euro Zona o Zona del Euro, compuesta por los Estados miembros de la UE que comparten esta
moneda única. Los billetes y monedas de euro se pusieron en circulación el 1 de enero del 2002. Sin embargo, hay
Estados miembros de la UE que no utilizan el Euro como su moneda circulante, entre ellos:
1. Bulgaria 4. Dinamarca 7. Rumania
2. Croacia 5. Hungría 8. Suecia
3. Republica Checa 6. Polonia
Así mismo, existen estados que utilizan el Euro como moneda circulante pero no son miembros de la Unión Europea:
1. Andorra 3. San Marino 5. Kosovo
2. Mónaco 4. Vaticano 6. Montenegro
Estados Miembro de la EU
1. Alemania 10. España 19. Lituania
2. Austria 11. Estonia 20. Luxemburgo
3. Bulgaria 12. Finlandia 21. Malta
4. Bélgica 13. Francia 22. Países Bajos
5. Chipre 14. Grecia 23. Polonia
6. Croacia 15. Hungría 24. Portugal
7. Dinamarca 16. Irlanda 25. Republica Checa
8. Eslovaquia 17. Italia 26. Rumania
9. Eslovenia 18. Letonia 27. Suecia
Brexit es una abreviatura de dos palabras en inglés, «BRITAIN» (Gran Bretaña) y «EXIT» (salida), que significa la salida
del Reino Unido de la Unión Europea, esta se convirtió en la palabra más pronunciada al hablar del referendo, aunque
solo se refería a una de las dos opciones de este. La alternativa Bremain (Britain y Remain: permanecer) no tuvo el
mismo éxito mediático y mucho menos en las urnas.
Ya en 1975 se había celebrado un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Comunidad Económica
Europea, precursora de la UE, con resultado favorable a la permanencia. El jueves 23 de junio de 2016 se produjo este
nuevo referéndum sobre la pertenencia.
La pregunta inicial planteada por el gobierno británico durante el referéndum revocatorio fue la siguiente: «Should
the United Kingdom remain a member of the European Union?», es decir, ¿Debería el Reino Unido seguir siendo
miembro de la Unión Europea? pero el gobierno la cambió por recomendación de la comisión electoral, que
consideró que podía resultar sesgada en favor del campo pro europeo. La pregunta final fue: ¿Debe Reino Unido
seguir siendo un miembro de la Unión Europea, o debe abandonar la Unión Europea?, siendo dos las respuestas
posibles: Remain a member (permanecer) y Leave (salir).
Técnicamente, el referendo no es vinculante para el gobierno británico, ya que, para iniciar el proceso de salida de la
Unión Europea, el Parlamento del Reino Unido tendrá que derogar una serie de leyes, entre ellas, el «European
Communities Act» de 1972. Los parlamentarios de la Cámara de los Comunes podrían echar abajo cualquier iniciativa
y podrían bloquear el Brexit, pero los analistas coinciden en que ir contra la voluntad popular sería un suicidio político.
El pueblo británico votó en su mayoría salir de la UE, tras un dramático conteo, estos son los resultados oficiales:
• Votos a favor del Brexit: 17,410,742
• Votos a favor de permanecer: 16,577,342
o Un total de votos: 33,988,084
o Participación: 72% del total de los posibles votantes
Nunca un país miembro había tratado de abandonar esta unión política y económica de 28 países que, desde sus
inicios, no ha hecho más que expandirse.
El resultado no fue uniforme en todo el Reino Unido, votándose a favor de la salida en Inglaterra y Gales, mientras
que Escocia e Irlanda del Norte votaron por la permanencia. El gran peso demográfico de Inglaterra y la alta
participación en esta nación resultaron decisivos para inclinar la balanza a favor de la salida. En este sentido, algunos
Entre las consecuencias inmediatas se encontró con el anuncio y posterior renuncia del Primer Ministro británico,
David Cameron, quien estuvo a favor de la permanencia del Reino Unido en la Unión, siendo su sucesora Theresa May
desde el 13 de junio de 2016, sin embargo, ella acabó dimitiendo en julio de 2019 y fue sustituida por Boris Johnson,
quien renuncia a los poco más de 3 años de haber asumido el cargo, siendo sustituido por Liz Truss quien renuncio
estando solamente 49 días en el cargo.
El proceso de salida del Reino Unido de UE debió haber concluido el 29 de marzo de 2019. Ese plazo fue prolongado
en primer término hasta el 12 de abril de 2019. El plazo volvió a ser prolongado hasta el 31 de octubre de 2019, pero
por tercera y última vez, el plazo volvió a ser prorrogado hasta el 31 de enero de 2020. Pasada esa fecha, tras haberse
aprobado definitivamente el Acuerdo de Retirada a las 00:00 horas del viernes 31 de enero, así es como el Reino
Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte dejó de ser Estado miembro de la Unión Europea y pasó a tener condición
de ser considerado “tercer Estado” en esa fecha tras la ratificación del Acuerdo sobre la Retirada del Reino Unido de
la Unión Europea y de la Comunidad Europea de la Energía Atómica.
A partir de ese momento, el Reino Unido dejó de disfrutar de los derechos y cumplir obligaciones que tenía como
Estado miembro de la Unión Europea. Esto supuso la aparición de barreras al comercio de bienes y servicios, y a la
movilidad e intercambios transfronterizos que no existían hasta entonces.
Con el objetivo de ofrecer un plazo de preparación a la nueva situación a los ciudadanos, los actores económicos y las
administraciones públicas, así como de garantizar una salida ordenada de la Unión Europea, el Acuerdo de Retirada
estableció un periodo transitorio desde su entrada en vigor hasta el 31 de diciembre de 2020. Durante este periodo
transitorio el Derecho de la Unión siguió aplicándose, con determinadas excepciones, en y al Reino Unido hasta el 1
de mayo de 2021.
Algunos medios informaron de una oleada de hostilidad xenófoba poniéndola en relación con la consulta y su
resultado, alertando de un aumento de entre un 54% y un 57% en los incidentes de racismo, estando los ataques
dirigidos principalmente contra musulmanes e inmigrantes polacos, aunque también se registraron actos contra la
comunidad española. Un informe del Gobierno británico publicado en octubre de ese mismo año confirmó que los
crímenes de odio subieron un 41% tras el referéndum.
Y entre esos beneficios que señalamos, uno que quizá no valorábamos, por no tener un valor económico como tal,
era el tráfico libre de individuos entre países miembros de la Unión Europea, así como la no prohibición de la estancia
y la residencia en otros países miembros, aun no habiendo nacido en ellos. Sin embargo, pese a no contar con ese
valor económico citado, sí poseía un valor incalculable que, ahora, los británicos ven y valoran por su ausencia.
La Brexit tuvo consecuencias económicas y no económicas. Y entre las no económicas más destacadas encontramos
esta normativa impuesta a Reino Unido, como Estado no miembro. La ruptura de esa unión previa ha roto la facilidad
con la que contaban los turistas británicos para moverse por Europa. La decisión de Reino Unido, además del
importante costo económico mencionado, ha acabado afectando a la vida de una ciudadanía británica que hoy se
revela contra un control que, previamente, no existía y facilitaba mucho la convivencia en una economía globalizada.
Otra situación negativa que se agrega a la economía Británica es el impacto del coronavirus, el cual hace difícil
discernir qué parte de la crisis económica se debe al COVID-19 en sí y cuál a los efectos del Brexit, pero ya hay
indicadores de que la salida de la UE no está siendo un buen negocio para los británicos. Se suman problemas de
abastecimiento, de falta de mano de obra y el encarecimiento de las exportaciones de productos europeos, que ahora
necesitan certificados y trámites que antes eran innecesarios.
Esta burocracia añadida hace que lo que antes se hacía de manera automática ahora tarde dos o tres días, afectando
especialmente los productos frescos. Es evidente que todavía no sabemos qué efectos tendrá el Brexit a largo plazo.
Todas las decisiones que tomamos en la vida tienen un costo, y cuando vamos a llevarlas a la práctica, debemos
contemplar todos los escenarios posibles. Los gobernantes en Reino Unido, cuando hablaban del Brexit, hablaban de
numerosas ventajas, pero ningún inconveniente. Después de haberse producido el Brexit se puede ver a simple vista
que existen muchísimos inconvenientes que no se mencionaron. Y estos inconvenientes, como siempre ocurre con
la intervención innecesaria de la clase política, acaba afectando a una economía y una ciudadanía que siempre debe
pagar los platos rotos.
Al corto tiempo de que el Reino Unido viviera fuera de la UE, ya teníamos ganadores y perdedores del Brexit, porque
los que salen perdiendo siempre en todo, por desgracia, son los mismos de siempre: la clase trabajadora. Esto debido
a que el Brexit ha aumentado el costo de la vida en el Reino Unido, afectando de lleno a los trabajadores, que cada
día pierden más poder adquisitivo.
Solo el primer año después del Brexit se dio a conocer un informe que estima que, para ese año, los ciudadanos
británicos tuvieron unas pérdidas salariales de 470 libras, cerca de 550 euros al cambio. Pero esta pérdida salarial
tiene su origen en la pérdida de competitividad y productividad que está sufriendo la economía británica a
consecuencia del Brexit.
La menor apertura comercial que ahora tienen toca de lleno en las exportaciones y en la salud de las empresas
británicas. Porque estas, además, van a tener también un costo muy grande para adaptarse a la nueva situación, para
poder vender en mercados europeos y luchar contra las barreras de entrada que ahora tienen. Es más, el informe
asegura que tardarán bastantes años en adaptarse del todo, si es que lo consiguen.
Por ejemplo, el sector de seguros, uno de los que mejor se comportan en la exportación de servicios, ya que tendrá
una mayor especialización. Así le pasará igualmente al farmacéutico o a los de producción de vehículos y aviones.
El problema es que va a tener un costo muy grande para los trabajadores, que sufren una inflación del 9%, según los
últimos datos, y que van a tardar años en volver a su nivel de vida anterior a la era Brexit.