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ÍNDICE

I.- INTRODUCCIÓN ............................................................................................................3


II.- DESARROLLO: LA VIOLENCIA.................................................................................4
2.1 DEFINIENDO LOS TÉRMINOS VIOLENCIA - MALTRATO - AGRESIÓN
Y, VIOLENCIA DE GÉNERO
2.1.1 DEFINICIÓN.........................................................................................................4
2.1.2 OTRAS DEFINICIONES......................................................................................4
2.2.1 Violencia de género ..............................................................................................4
2.2.2 Violencia Doméstica..............................................................................................5
2.2.3 Violencia Sexista/Machista ...................................................................................5
2.2.4 Violencia contra las Mujeres ................................................................................6
2.2.5 Inmotivada.............................................................................................................6
2.3 TIPOS DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER...........................................................7
2.3.1 Violencia Callejera ..............................................................................................7
2.3.2 Violencia Laboral .................................................................................................7
2.3.3 Violencia Política ..................................................................................................8
2.3.4 Violencia Social ....................................................................................................8
2.3.5 Violencia de Género .............................................................................................8
2.3.6 Violencia en la Comunidad ...................................................................................8
2.3.7 Violencia Doméstica o Intrafamiliar .....................................................................8
2.4 CICLO DE LA VIOLENCIA.......................................................................................12
2.4.1 Fase de acumulación de tensión ..........................................................................13
2.4.2 Fase de explosión violenta...................................................................................14
2.4.3 Fase de “Luna de Miel” o conciliación ...............................................................14
2.5 SITUACIÓN DE LA MUJER EN EL PERÚ...............................................................15
2.6 VIOLENCIA CONTRA LA MUJER...........................................................................16
2.6.1 Violencia física de la pareja durante el embarazo...............................................18
2.6.2 Efectos de la violencia infligida por la pareja en la salud de la mujer................18
2.6.3 Salud mental y Violencia Política en la Mujer Peruana......................................19
2.7 CAUSAS DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER..............................................20
2.8 FACTORES QUE INCIDEN EN EL HECHO DE QUE LAS MUJERES

1
VÍCTIMAS DE VIOLENCIA NO “REACCIONEN”.................................................22
2.9 EFECTOS DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN LA FAMILIA..............25
2.10 VIOLENCIA FAMILIAR Y SEXUAL .....................................................................26
2.11 CONSECUENCIAS PSICÓLOGICAS PARA LA MUJER MALTRATADA.........27
2.11.1 Desarrollo del síndrome de la mujer maltratad...............................................27
2.12 TRATAMIENTO........................................................................................................28
2.13 PREVENCIÓN...........................................................................................................28
2.14 FEMINICIDIO Y TENTATIVA DE FEMINICIDIO ...............................................29
CONCLUSIONES................................................................................................................31
BIBLIOGRAFÍA..................................................................................................................32
ANEXO .........................................................................................................................34

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I.- INTRODUCCIÓN

La violencia es un maltrato por una o varias personas que son manipuladas u otra acción
que atente en contra de su integridad física, psicológica y moral de cualquier persona. La
violencia contra las mujeres es uno de los principales problemas en nuestro país, ya que
por simple hecho que son mujeres, viven diversas formas de violencia de parte de sus
parejas o de su entorno que van desde el control hasta la agresión física. Debido a esto, se
recomienda combatir la irregularidad que existe en nuestro país, como consecuencia
ocasiona la violencia interior de los hogares, de los colegios, de los centros de trabajo o
de las calles. Por ello es importante conocer los distintos problemas que atraviesan las
mujeres en nuestro país, como el.maltrato.físico, psicológico.y-sexual.

Por esta razón la investigación tiene como objetivo fundamental en informar sobre los tipos,
causas, consecuencias y efectos de la violación contra la mujer. Por otra parte, es necesario
brindar orientación para denunciar a los agresores que merezcan la sanción correspondiente. Así
mismo, iniciar un tratamiento psicológico para afrontar los daños emocionales ocasionados.

Para el desarrollo de este informe se ha sustentado en la revisión y análisis de variable


información que hemos encontrado en libros, tesis, artículos científicos y monografía que
se encuentra en la biblioteca de nuestra Universidad, tanto físicos como virtuales, en el
procesamiento de los datos obtenidos de las estadísticas de las propias víctimas de
violencia y al análisis de los datos emitidos por el CEM (Centro de Emergencia de la
Mujer).

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II.- DESARROLLO: LA VIOLENCIA
2.1 DEFINIENDO LOS TÉRMINOS VIOLENCIA - MALTRATO - AGRESIÓN Y,
VIOLENCIA DE GÉNERO
2.1.1 DEFINICIÓN
“La violencia contra la mujer es cualquier acción o conducta, basada en su
género que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la
mujer, tanto en el ámbito público como en el privado. Es decir, que tenga lugar
dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra relación
interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo
domicilio que la mujer y que comprende entre otros, violación, maltrato y
abuso sexual. También la violencia que tenga lugar en la comunidad y sea
perpetrada por cualquier persona y que comprende, entre otros, violación,
abuso sexual, tortura, trata de personas, prostitución forzada, secuestro y acoso
sexual en el lugar de trabajo, así como en instituciones educativas,
establecimientos de salud o cualquier otro lugar. Y también aquélla que sea
perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, donde quiera que ocurra”
(Convención Belem do Pará, 1997).

La violencia contra las mujeres no es exclusiva de ningún sistema político o


económico; se da en todo el mundo y sin distinción de posición económica,
raza o cultura. A lo largo de la historia se ha podido constatar que la mujer ha
cumplido un rol determinado socialmente; es decir, se fue construyendo que el
femenino es inferior a lo masculino. (Flora Tristán, 2005 p.09)

2.2 OTRAS DEFINICIONES


Actualmente, se están utilizando diversos conceptos para hacer referencia a la
violencia ejercida contra las mujeres y niñas: violencia masculina, violencia
sexista, machista, violencia doméstica, violencia de género, etc. (Maqueda,
2006)
2.2.1 Violencia de género
La violencia por razones de género incluye todas las otras descripciones de
violencia, pero está enmarcada en término más amplios, entendiendo que las
causas y soluciones a la violencia son a la vez personales, políticas y
estructurales. Es predominantemente violencia del hombre o violencias de los

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hombres. Es violencia del hombre contra las mujeres y las niñas, contra otros
hombres y contra sí mismo. Es conflicto bélico, es violencia conyugal, es
intimidación, son las palizas a los homosexuales, es abuso infantil y es
violación. Los hombres son principalmente quienes usan la violencia, y sobre
todo los más jóvenes, son generalmente los más implicados en otros tipos de
violencia, tanto como víctimas y como practicantes de la violencia. La
violencia por razones de género se distingue de otros tipos de violencia en
cuanto a que está enraizada en comportamientos prescritos, en normas y
actitudes basadas en el género y la sexualidad. (Enthelman, 2002)

Está enraizada en discurso de género sobre masculinidad y feminidad y en el


lugar que ocupan los hombres y las mujeres con relación a sí mismos y a otros
grupos de mujeres y hombres. La violencia sobre la base de género es una
articulación de, o una coacción de, jerarquías de poder y desigualdades
estructurales nutridas por sistemas de creencias, normas culturales y procesos de
socialización. Se centra en el patriarcado - un sistema que coloca al hombre
sobre la mujer (y sobre otros hombres) e incluye un sentido de derecho y
privilegio en muchos hombres. No obstante es un término que socialmente aún
se presta a consideraciones ambiguas y de ahí que reciba múltiples críticas.

2.2.2 Violencia Doméstica


No define, por tanto, la violencia contra las mujeres, sino toda aquella que se
produce en el ámbito de la familia (hacia menores, personas mayores), sin tener
en cuenta quién es Protocolo Violencia contra las Mujeres. Mallabia 2009 7 la
persona que agrede ni la agredida, invisibilizando lo importante: la
discriminación y la subordinación de las mujeres como origen y causa de esta
violencia. (Burgess, 1997)

2.2.3 Violencia Sexista/Machista


Todo tipo de violencia ejercida mediante el recurso o las amenazas de recurrir a
la fuerza física o al chantaje emocional; se incluyen la violación, el maltrato de
mujeres, el acoso sexual, el incesto y la pederastia. (Enthelman, 2002)

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2.2.4 Violencia contra las Mujeres
Facilita la comprensión del fenómeno y visualiza sobre quienes se ejerce. Es la
expresión que en estos momentos cuenta con un mayor consenso social y
político. La definición de violencia establecida por la ONU en su documento
sobre la eliminación de la violencia sobre la mujer, de 1993, así como la
utilizada en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing, de 1995, y la
adoptada también en la Ley 4/2005, de 18 de febrero, para la Igualdad y
Oportunidades entre Mujeres y Hombres del Gobierno Vasco, en su artículo 50
incluye: “La expresión violencia contra las mujeres ha de entenderse como
cualquier acto violento por razón del sexo que resulta, o podría resultar, en daño
físico, sexual o psicológico o en el sufrimiento de las mujeres, incluyendo las
amenazas de realizar tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad,
produciéndose estos en la vida privada y pública”. (Instituto de la Mujer, 2001)

La violencia contra las mujeres es estructural, porque está basada en las normas
y valores socioculturales imperantes en nuestra sociedad, por eso la sociedad
intenta minimizar y normalizar esta violencia.

2.2.5 Inmotivada
Ya que los motivos aducidos por los agresores son nimios incluso para ellos; y
desde nuestra institución ningún motivo justificaría su violencia. Es extendida,
no sólo porque afecta a mujeres de todos los países, culturas, etc. sino porque
afecta a las personas (hijos, hijas, madres, hermanas...) que “aman” o a objetos
que aprecian. Es por todo ello que las medidas que hay que poner en marcha
deben situarse en tres ámbitos: el de la prevención, el de la sanción de las
conductas violentas y el asistencial. (Boe, 2004)

Además es necesario, en el plano de la prevención, resaltar el peso y


responsabilidad de tres agentes educativos muy importantes: la familia, la
escuela y los medios de comunicación.

La violencia contra las mujeres incluye, aunque no se limita, a lo siguiente:


(Boe, 2004)
1. Violencia que se produce en la familia o la unidad doméstica incluyendo,
entre otros, la agresión física y mental, el abuso emocional y psicológico, la

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violación y los abusos sexuales, el incesto, la violación entre cónyuges,
compañeros ocasionales o estables y personas con las que conviven, los
crímenes perpetrados en nombre del honor, la mutilación genital y sexual
femenina y otras prácticas tradicionales perjudiciales para la mujer, como
son los matrimonios forzados.
2. Violencia que se produce dentro de la comunidad general, incluyendo, entre
otros, la violación, los abusos sexuales, el acoso sexual y la intimidación en
el trabajo, en las instituciones o en Protocolo Violencia contra las Mujeres.
Mallabia 2009 9 cualquier otro lugar, el tráfico ilegal de mujeres con fines de
explotación sexual y explotación económica y el turismo sexual.
3. Violencia perpetrada o tolerada por el estado o sus oficiales.
4. Violación de los derechos humanos de las mujeres en circunstancias de
conflicto armado, en particular la toma de rehenes, el desplazamiento
forzado, la violación sistemática, la esclavitud sexual, los embarazos
forzados y el tráfico con fines de explotación sexual y explotación
económica.

2.3 TIPOS DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER


Los tipos de violencia pueden variar según el lugar donde se puede dar y a quienes va
dirigida, entre ellos se encuentran: (Entelman, 2002)
2.3.1 Violencia Callejera
“Es la que se da en la calle como espacio público, que impide que las mujeres se
desplacen con tranquilidad a cualquier hora del día y de la noche. Puede darse
por medio de miradas, piropos, manoseos, violaciones, golpes. Es importante
señalar que es uno de los tipos de violencia en donde se evidencia una clara
inseguridad ciudadana” (Sum L, et al).

2.3.2 Violencia Laboral


“Es la que se da en centros de trabajo, en las fábricas, en las maquilas o en
cualquier espacio en el que se labore, que ocasiona desempleo, despidos,
humillaciones y discriminación. Se expresa en cualquier propuesta, presión o
acto verbal o físico en función de cambiar favores de tipo sexual por un trabajo,
por un ascenso o por un aumento salarial. También se manifiesta por despidos
por embarazo, en la desigualdad de salario en razón del sexo femenino, en

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burlas, desprecios, manoseos, agresiones en nuestro espacio de trabajo” (Sum L,
et al).

2.3.3 Violencia Política


“Es la violencia que se da en razón de las ideas políticas que tengan las mujeres
y se manifiesta en la amenaza permanente de asesinatos, secuestros,
desapariciones, torturas y que al ser vivida y enfrentada por las mujeres incluye
agresión a sus cuerpos y a su sexualidad” (Sum L, et al).

2.3.4 Violencia Social


“Conjunto de manifestaciones que ocurren en una sociedad dada. Se considera
un fenómeno construido socialmente que se concretiza a través de múltiples
manifestaciones y cuyos significados varían históricamente dependiendo el
momento y el contexto en el que se producen. Incluyen los homicidios, los
feticidios y los suicidios, pero también los accidentes de tránsito, los asaltos, los
secuestros, la violencia intrafamiliar, los delitos sexuales contra las mujeres,
contra los niños y las niñas, contra las personas con discapacidad” (Ramelini,
2005).

2.3.5 Violencia de Género


Ramellini define que la violencia de género es “cualquier acción u omisión que
cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a una persona, por
su género, tanto en el ámbito público como en el privado. Se incluyen todas las
violaciones a los derechos de las personas debido al género” (Ramellini, 2005).

2.3.6 Violencia en la Comunidad


Las Naciones Unidas define que “es una violencia que enfrentan las mujeres en
la comunidad. La violencia física, sexual y psicológica puede ser algo cotidiano
en las interacciones de las mujeres en sus barrios, en los transportes públicos, en
los lugares de trabajo, en las escuelas, instituciones sociales, religiosas y otros.
Las formas de violencia en contra de las mujeres y las niñas en general
comprenden el feminicidio, la violencia sexual en particular la violación, el
acoso sexual, la trata de mujeres, la prostitución forzada” (Naciones Unidas,
2006:47).

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2.3.7 Violencia Doméstica o Intrafamiliar
La violencia doméstica es una de las formas de violación a los derechos
humanos, más común en el mundo, pues la violencia es un componente de la
identidad masculina, movida por los estereotipos genéricos que crean
imaginarios inalcanzables donde en general el hombre debe jugar el papel de
proveedor, fuerte y poderoso: “La violencia doméstica es un problema
complejo; sin embargo, en comunidades indígenas se complica aún más al verse
inmerso en una red de valores y poderes que refuerzan las tradicionales
estructuras de sometimiento de las mujeres, el apego a las tradiciones y
costumbres y el desconocimiento de los derechos” (citada por Bonfil y Martínez,
2003).

A continuación se detallan las formas de violencia intrafamiliar contra las


mujeres: (Instituto de la Mujer, 2005)
a) Violencia física
Es la violencia más evidente, la que se manifiesta de manera patente porque el
daño producido se marca en el cuerpo de la víctima, a través de golpes de
cualquier tipo, mutilaciones, homicidios, etc. La violencia física deja huellas
aunque no siempre sean visibles; a veces produce lesiones internas no
identificables tras un período más o menos prolongado e incluso llega a
ocasionar la muerte: “La violencia física implica el sometimiento corporal, ya
sea porque el agresor utilice armas de fuego o punzo cortantes, otro tipo de
objetos o su propio cuerpo. Con frecuencia ocurre cuando el esposo o
compañero, u otra persona con la que se mantiene una relación afectiva, de
confianza o sexual erótica le inflige daño a su esposa, compañera, hermana,
nieta, hija, nuera entre otras, provocando lesiones internas y externas” (Torres,
2001). La violencia física también puede producirse por omisión, y consiste en
privar a alguien de alimentos, bebidas o medicinas, e impedirle salir de su casa.

b) Violencia psicológica
Torres cita que “es un acto u omisión que lesiona a otra persona, produciendo
un daño en la esfera emocional ya que el área que se vulnera es la integridad
psíquica. Es decir toda acción u omisión cometida contra una mujer, que daña su

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integridad emocional, la concepción y el valor de la misma o la posibilidad de
desarrollar su potencial como humana” (Torres, 2001).

En la violencia psicológica sólo la víctima puede referir sus sensaciones y


malestares: confusión, incertidumbre, humillación, burla, ofensa, duda sobre sus
propias capacidades. Quienes sufren violencia ven reducida su autoestima en la
medida que experimentan continuamente el rechazo, el desprecio, la
ridiculización y el insulto. Como resultado las personas sufren alteraciones
físicas, trastornos en la alimentación, y en el sueño, enfermedades de la piel,
úlceras, gastritis, jaquecas, dolores musculares. Los medios utilizados son la
mentira, la ridiculización, el chantaje, los sarcasmos relacionados con el aspecto
físico, las ideas o los gustos de la víctima, el silencio, las ofensas, las bromas
hirientes y el aislamiento.

c) Violencia sexual
Es todo acto en el que una persona en relación de poder y por medio de la fuerza
física, coerción o intimidación psicológica, obliga a otra a que ejecute un acto
sexual contra su voluntad o que participe en interacciones sexuales que propicien
su victimización y de la que el ofensor obtiene gratificación. La violencia sexual
ocurre en una variedad de situaciones como la violación en el matrimonio, el
abuso sexual infantil, el incesto, el acoso sexual, la violación en una cita.
Incluye, entre otras cosas, caricias no deseadas, relaciones emocionales
sexualizadas, penetración oral, anal, vaginal, con el pene u objetos, exposición
obligatoria de material pornográfico, exhibicionismo y la exposición intencional
que se manifiesta mediante la exposición intencional de los genitales pero, en
ocasiones suele incluir amenazas verbales o masturbación.

La violencia sexual se puede dar de diferentes formas:


1. Sexo bajo presión es la experiencia en la que las mujeres dudan o quieren
negarse a tener sexo, pero en las que se sienten presionadas para consentir o
ejercer prácticas sexuales que no desean ni les agradan (sexo oral, anal, entre
otras). La presión puede ser ejercida desde ellas mismas ya que sienten pena
o culpa por decir “no” o han incorporado que tener sexo es una obligación
cuando se está en pareja. Saben que las consecuencias por negarse serán
peores que tolerar la presión. En las adolescentes suele suceder que ellas

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mismas se presionen para tener sexo, aunque no lo deseen o no se sientan
preparadas, porque no soportan la diferencia con las chicas de su edad o con
su grupo de pertenencia.
2. Sexo coercionado se describe como si fueran las violaciones; el agresor no
solo las presiona sino que puede amenazarlas y/o hacer uso de la fuerza
física La violación es la forma de violencia sexual que se da en varios
contextos y con los hombres con los cuales se tiene diferentes tipos de
relación. En este tipo de violencia las mujeres jóvenes son más vulnerables a
la violación por extraños, mientras que las mujeres adultas están en más
riesgo con hombres que ellas conocen, especialmente con sus maridos.
3. La violación en la intimidad (violación por parte de la pareja, ya sea el
marido, el concubino, el novio, el amante) es rechazada por el pensamiento
y la imaginación colectiva. Sin embargo, este tipo de violación es un acto de
violencia que ocurre en el contexto de los vínculos íntimos y estables. El
hombre presiona a su compañera para tener relaciones sexuales en contra de
su voluntad mediante amenazas y/o maltrato físico y/o presión psicológica,
imponiendo mediante la fuerza, el dominio y la autoridad. La violación
realizada por la pareja es un hecho traumático que muchas veces tiene un
mayor impacto emocional que la violación por parte de un desconocido. El
hecho de que el agresor sea el marido hace suponer que no se trata de una
violación o que la agresión es menos grave de lo que la mujer cree”
(Velásquez, 2003).
4. El hostigamiento sexual según es toda “Acción que va dirigida a exigir,
manipular, coaccionar o chantajear sexualmente a personas del sexo opuesto
o del mismo sexo. Provoca efectos perjudiciales en el ambiente laboral y
educativo, afectando el desempeño y cumplimiento, así como el bienestar
personal” (USAID, 1999). Otra característica fundamental es que se trata
de un comportamiento sexual que no es deseado por la víctima, porque
afecta la dignidad de la persona acosada, ya sea una mujer o un hombre.
Algunos de los espacios sociales donde suele ocurrir son en el ámbito
laboral, y mediante el comportamiento insinuante ya sea de superiores o de
compañeros de trabajo.

d) Violencia Patrimonial

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Para Shrader y Sagot, “Son todas aquellas medidas tomadas por el agresor, u
omisiones, que afectan la sobre vivencia de la mujer y sus hijas e hijos, como el
despojo y la destrucción de sus bienes personales o de la sociedad conyugal.
Esto implica la pérdida de la casa de habitación o del lugar de la vivienda, los
enseres y equipamiento doméstico, la tierra, otros bienes muebles e inmuebles,
así como los efectos personales de la afectada o de sus hijos e hijas. Incluye
también la negación a cubrir cuotas alimenticias para los hijos e hijas o gastos
básicos para la sobrevivencia del núcleo familiar, en este sentido se le identifica
también como violencia económica” (Shrader y Sagot, 1998).

e) Violencia contra las Mujeres Indígenas


Según CONAPREVI-UNICEF en la violencia contra las mujeres indígenas se
observan dos fenómenos diferenciados en relación a la opresión y
discriminación de las cuales son objeto, estos son la opresión étnico cultural y la
opresión de género. Ambas se conjugan y se expresan en violencia contra las
mujeres. En la sociedad guatemalteca prevalecen fuertes valores machistas,
puritanos, conservadores, patriarcales y opresivos hacia la mujer, con el
agravante de que cuando se reconoce ese rasgo opresor de la cultura lo atribuyen
a la influencia ladina (CONAPREVI-UNICEF, 2003).

2.4 CICLO DE LA VIOLENCIA


Es importante conocer este ciclo, para entender en qué estado psicológico se
encuentran las mujeres que están sufriendo malos tratos habituales, a veces durante
muchos años, y se personan ante los profesionales asistenciales para requerir
protección y ayuda al objeto de salir del entorno hostil en el que viven. Walter (1979),
explica y nos ayuda a entender cómo se produce y mantiene la violencia en la pareja.
Esta autora trabajó en una casa refugio para mujeres maltratadas, y observó que
muchas de ellas describían un patrón muy parecido en el proceso de maltrato y que
éste tenía una forma cíclica, que se desarrollaba en tres fases concretas, que más
adelante se van a indicar. (Walter, 1979)

Desde esta perspectiva es fácil entender que a estas mujeres víctimas, a las que se les
ha anulado su personalidad, como consecuencia de la violencia psicológica a la que
han estado sometidas durante un largo período de tiempo e incluso años, y ni tan

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siquiera han sido conscientes de tal circunstancia, hasta que se han desencadenado los
malos tratos físicos de forma virulenta, o se ha maltratado a sus hijos/as, se presente a
los pocos días de interponer una denuncia a retirar la misma, renunciando a continuar
con el proceso judicial (Cala, 2012), o tras una orden de alejamiento reanude la
relación con su pareja o expareja. Esto no quiere decir que la mujer sea irracional
(Larrauri, 2008), sino que en ese momento se encuentra en un estado psicológico que
le impide actuar con adecuación a la situación adversa por la que está atravesando,
pero este estado de desconcierto, le ocurre también, a cualquier persona que en un
momento dado ha sido víctima de un hecho delictivo, tanto en su persona como en sus
propiedades, denominado Síndrome de Estrés Postraumático.

El maltrato suele comenzar con conductas de abuso psicológico, difíciles de identificar


porque están enmascaradas en apariencia de cariño y afecto. Estos comportamientos
restrictivos y controladores van socavando la capacidad de decisión y autonomía de las
mujeres. Los celos, la censura sobre la ropa que usa habitualmente, las amistades, las
actividades, los horarios y las salidas de casa, son ejemplos claros de lo que se está
enunciando. Estas conductas van produciendo dependencia y aislamiento, no siendo
percibidas como agresivas, sino como pruebas de amor hacia ella, por lo que la mujer
o chica joven, en el momento del inicio de la relación, que es cuando se suelen
producir estas formas de interaccionar, las admite y minimiza porque está muy
enamorada, y se va desarrollando muy lentamente una situación de indefensión y
vulnerabilidad. Si protesta o no hace lo que se espera de ella, él incrementa su
violencia, o retrocede y dejará pasar el tiempo poniéndole de manifiesto su falso amor.
Se pueden establecer una serie de etapas para explicar cómo se producen y se
mantienen los malos tratos en una relación de pareja, al mismo tiempo, que nos ayuda
a entender muchos de los problemas y sentimientos de las mujeres que sufren este tipo
de violencia (Paz, 2009).
2.4.1 Fase de acumulación de tensión
Por cualquier cuestión nimia, el maltratador inicia su estrategia mostrándose
irascible, cualquier comportamiento de la mujer le molesta y le causa enfado. La
víctima, que no entiende lo que está pasando habla con esta persona para
solucionar el inconveniente, de dónde procede el problema, cuál es el motivo de
esta actitud, pero lo que consigue es que el hombre se enfade de manera más
mordaz, propinando insultos y menosprecios a cambio. Ante esta incómoda

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situación la mujer queda paralizada, sin saber qué hacer, siendo acusada,
entonces, por su maltratador, de que no vale para nada, que no sabe hacer nada.
Si dice o hace algo, será siempre cuestionada y motivo de díscolo.
Poco a poco, esta mujer víctima va cayendo en la red que, perversamente, le ha
tendido su acosador, y que le costará trabajo salir. El sentimiento de culpabilidad
va mermando la capacidad de percepción de la realidad de las mujeres que se
encuentran en esta situación, dudarán de la realidad que se les impone. Si le
manifiesta la situación que está viviendo, él lo negará, afirmando que tiene la
razón y que ella es la responsable de la situación que vive la pareja. Esto va a
reforzar todavía más el comportamiento del hombre. El maltratador, tomará la
táctica de guardar una cierta distancia emocional con su pareja, ella creerá que la
relación finalizará, cuestión que no quiere porque ha interiorizado desde
temprana edad que tiene que velar por el bienestar de su familia, además de amar
a este hombre que le inflige malos tratos habitualmente. A pesar de que lo
disculpa en innumerables ocasiones, observará que no obtiene el resultado que
deseaba, y el varón continuará inexorablemente con su estrategia de maltrato,
pues, lo que quiere lograr en definitiva es el control y dominación de su pareja a
toda costa. (Boe, 2004)

2.4.2 Fase de explosión violenta


En esta fase es cuando se producen los malos tratos físicos: golpes, patadas
puñetazos; insultos e incluso agresión sexual. Se darán también, amenazas tanto
para su vida e integridad física como la de sus hijos e hijas. En este período la
mujer puede morir a manos de este hombre. Aunque ha querido adoptar los
medios necesarios para salvar la relación, observa que no obtiene los resultados
deseados, se encuentra impotente, frágil, y sin saber qué hacer. Ahora el poder lo
tiene este hombre que le inflige violencia, ella no tiene fuerzas para defenderse y
reaccionar. Ha entrado en la llamada “indefensión aprendida”, debido a los años
que ha estado sufriendo maltrato psicológico y de otros tipos. Es en esta etapa
cuando suelen pedir ayuda, porque han visto peligrar su vida o la de sus hijos/as,
pero él la buscará, le pedirá perdón, con lo que volverá al inicio. No hay que
olvidar que esta mujer maltratada, ama a este hombre aunque le inflija malos
tratos de todo tipo. (Entelman, 2002)

2.4.3 Fase de “Luna de Miel” o conciliación

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El maltratador intenta de nuevo reconciliarse con su víctima adoptando el rol de
hombre bueno y generoso, arrepentido del mal causado, y manifestando que
nunca más volverá a realizar una cosa parecida. Cambia de tal manera, que la
mujer cree que es cierto, que ha dado un giro a su cruel conducta y que todo va a
ir bien. No se da cuenta de que es una nueva estratagema del agresor con el que
convive. 4.4. Escalada de la violencia Conseguida la confianza de su víctima,
comenzará de nuevo este ciclo de la violencia, con una tremenda característica
que lo diferencia de la primera vez que se inició, en este caso la violencia será
cada vez más terrorífica; las etapas se acortarán, llegando incluso a desaparecer
la de “conciliación”, como así lo han expresado muchas mujeres víctimas. En
otros casos la violencia no es cíclica, aparece de repente y no necesita
justificación ni ritmo, en esta ocasión es más apropiado hablar de espiral de la
violencia. La mujer va perdiendo su poder, se da cuenta de que no puede
controlar la forma de actuar de su pareja, no se trata de lo que ella realice o deje
de realizar, los malos tratos que le ocasiona no tienen motivación. El agresor
siempre negará y minimizará la situación, cuando se le pregunta por ello,
haciendo dudar a la mujer, la cual se sentirá culpable. (Togneri, 2008)

El maltratador para conseguir el control de la mujer, así como causarle miedo


dependencia, recurre a las siguientes tácticas: a. Aislamiento de toda relación
social, familiar, amistades, redes de apoyo, etc. para evitar que la mujer pueda
tener otros criterios, comparar comportamientos, pedir y recibir ayuda
(Nogueiras, 2006). b. La desvalorización personal, las humillaciones, producen
en la mujer baja autoestima, inseguridad, sentimientos de incapacidad,
impotencia. c. Demandas triviales para polarizar su atención, impidiendo que
pueda dedicar su energía a sus propios proyectos o a buscar salidas, este tipo de
macabras estrategias son denominados “micromachismos”, (Bonino, 1999;
Ferrer, 2007). d. Mediante los golpes, amenazas, gritos, romper cosas, intimida a
la víctima, crea un estado de pánico y terror. e. Culpar a la mujer, minimizar la
violencia, hacerse la víctima, provocar pena, chantajes emocionales que hacen
dudar a la mujer de su responsabilidad y paralizan sus intentos de terminar con
la relación. f. Pequeñas concesiones, que crean una gran dependencia emocional,
al no tener la mujer otras fuentes de afecto y relación.

2.5 SITUACIÓN DE LA MUJER EN EL PERÚ

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Tenemos una población estimada en 27 millones, de la cual el 50.1% (13E628,424)
son mujeres. El número de mujeres en edad fértil (15 a 49 años de edad) asciende a
siete millones (28,2%). (Flora, Tristán, 2025)
La esperanza de vida al nacer en mujeres es de 73 años y en varones es 68 años. La
mujer peruana se encuentra en particular situación de privación social.
Educación
El porcentaje de analfabetos mayores de 15 años es de 13,8% en mujeres y 4,7% en
hombres, dando un índice de 2,94 mujeres analfabetas por cada hombre analfabeto. El
porcentaje de personas entre 15 a 24 años matriculados en la secundaria es de 85,8%
en mujeres y 92% en varones; y de matriculados en enseñanza superior es de 31,4% en
mujeres y 32,2% en varones.

Economía
El porcentaje de población urbana en actividad económica es de 54% en mujeres y
74% en varones, dando un índice de 0,7 mujeres en actividad económica remunerada
por cada varón. El porcentaje de mujeres remuneradas en el sector no agrícola es de
35%. El sueldo que reciben estas mujeres representa el 67% de los que recibe el
hombre. Existe además un índice de 1,7 mujeres por cada varón dedicadas en sectores
de baja productividad.
En la población urbana de 15 años o mas que trabaja, existe un índice de 2,4 mujeres
por cada varón que no es remunerado; existe 1,7 mujeres por cada varón mayor de 15
años sin ingreso propio. Respecto a la condición de pobreza, se observó que para el
año 1998, el 20,7% de las mujeres entre los 6 y 16 años se encontraban en extrema
pobreza.

Salud
La tasa de natalidad proyectada para el quinquenio 2000 – 2005 fue de 22 nacimientos
por cada mil habitantes (5). La tasa global de fecundidad (hijos por mujer) en el
período 2004-2005 fue de 2,5. El porcentaje de mujeres menores de 20 años que
tuvieron un parto atendido por un profesional de la salud en el año 2004-2005 fue de
15% y de 17% para las mayores de 35 años (7). Algún tipo de anemia fue reportada en
el 31.6% de las mujeres en el año 2000 (6) y en el período 2004-2005 se reportó
28.6%.

16
La tasa de mortalidad materna entre 1997 al 2003 fue de 185 por 100,000 nacidos
vivos y dos mujeres fallecen diariamente en el Perú durante el proceso de la
reproducción. Entre los años 1997 al 2002 la tasa de muerte por 100,000 mujeres por
cáncer de cuello uterino fue de 20 y por cáncer de mama fue de 11. Entre 1999 al
2002, la incidencia anual de casos registrados de SIDA por un millón de habitantes fue
de 12,5 mujeres y 37,7 varones. En el 2003 la prevalencia de VIH/SIDA en población
de 15 a 49 años fue de 0,5. El 34% de los pacientes que eran portadores de VIH/SIDA
fueron mujeres.

2.6 VIOLENCIA CONTRA LA MUJER


El 33% de mujeres que han estado unidas alguna vez, con rangos que fluctúan entre
15% y 52%, han sufrido alguna forma de violencia física por parte de sus parejas. La
violencia basada en género representa la mitad de las muertes violentas de mujeres en
el mundo. El feminicidio es la sexta causa de muerte de mujeres entre 15 y 49 años.
Anualmente más de mil mujeres mueren por violencia de sus parejas y 3 millones
sufren abuso físico de parte de sus maridos o novios. El 20% de niñas y más de 5% de
niños sufre de abusos sexuales, casi siempre de familiares o conocidos. Una de cada
cuatro mujeres adultas sufrirá un ataque sexual por parte de su pareja a lo largo de su
vida. A pesar de sus serias implicaciones y predominio elevado, la violencia sexual ha
sido prácticamente ignorada. Estando incluida muy ocasionalmente dentro de los
programas que proporcionan el cuidado médico sexual y reproductivo para las
mujeres. La violencia sexual merece una atención mucho mayor por varios motivos:
implica una violación seria de derechos humanos, tiene consecuencias severas para la
salud mental y física de las víctimas y tiene una alta prevalencia. (Burgess, 2007)

La figura 1 (Anexo 1)muestra la frecuencia de la violencia física contra la mujer


peruana en año 2000.

En el 2002 se registraron 82,018 denuncias por maltrato a la mujer, interpuestas a


nivel nacional y 35 casos de feminicidio. Sin embargo, en el 2004, los casos de
feminicidio ascendieron a 100. En un estudio multi pais, que incluyó al Perú, el 51%
de mujeres entrevistadas en Lima y 69% en Cuzco reportaron haber sufrido alguna vez
violencia física o sexual por parte de su pareja. Del total de mujeres alguna vez
embarazadas, el 14.8 % fue víctima de violencia física durante el embarazo en Lima y

17
27.6%, en Cuzco (10). Otro dato importante es que el 48.5% de las víctimas habían
mantenido una relación sentimental con el agresor. El 14.3% tenía algún vínculo de
parentesco con el agresor y en el 20% de los casos el agresor fue un conocido de la
víctima.

El 9% de mujeres informaron haber sido forzadas a tener relaciones sexuales en algún


momento de sus vidas. El 23% de mujeres reportaron golpes con puño u objeto,
existiendo también algunas diferencias en este caso. El tipo de violencia es mayor en
mujeres divorciadas, separadas o viudas, mujeres con edades entre 40 a 44 años, las
que no tienen nivel de educación y las residentes en la selva. De la totalidad de
mujeres que han sido maltratadas o golpeadas, 40% pidieron ayuda a una persona
cercana a ella y tan sólo una de cada 10 acudió a una Institución a pedir ayuda.

2.6.1 Violencia física de la pareja durante el embarazo


Entre las mujeres que habían estado embarazadas alguna vez, el 15% en Lima y
28% en Cusco habían sufrido violencia física en por lo menos un embarazo. De
estas, un tercio en Lima y más de la mitad en Cusco, habían sido golpeadas con
el pie o con el puño en el abdomen. En prácticamente todos los casos el autor de
hechos había sido el padre del hijo que llevaba la mujer. En América, una mujer
embarazada es mucho más probable que sea asesinada, casi siempre por su
compañero sexual, en vez que ella muera por una enfermedad. (Flora Tristán,
2015)

2.6.2 Efectos de la violencia infligida por la pareja en la salud de la mujer


Las mujeres violentadas, física, sexual o psicológicamente, están más
predispuestas a presentar ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático,
abuso de alcohol y otras drogas, abuso de psicofármacos, ideas e intentos
suicidas y a considerar a su salud en general como en mal estado. Las mujeres
que habían sido víctima de agresión física por parte de su pareja tenían una
probabilidad dos veces mayor de afirmar que su salud general era mala en
comparación con las mujeres que nunca habían sido maltratadas. (Flora Tristán,
2015)

18
Se observa un mayor deterioro de la salud de la mujer violentada cuando el
perpetrador es la pareja. En general hay una marcada asociación con la aparición
de síntomas físicos como: cefalea o “ardor de la cabeza”, dolores musculares,
dolores crónicos, infecciones, alteración del apetito y molestias digestivas,
problemas ginecológicos y sexuales. Las lesiones genitales son más frecuentes
en las víctimas jóvenes o mujeres en la tercera edad, e incluyen laceraciones,
abrasiones, hematomas, equimosis y edema. Las consecuencias a largo plazo
más frecuentes son un trastorno de estrés post traumático, embarazo no deseado
y una infección de transmisión.

Las mujeres que habían sido víctimas de actos de violencia de parte de sus
parejas tenían probabilidades significativamente mayores de haber tenido
abortos provocados o espontáneos que las mujeres no maltratadas.
Recientemente, se ha encontrado que las pérdidas embrionarias tempranas en
forma espontáneas se asocian con niveles elevados de hormonas de estrés tales
como el cortisol. Y se reconoce que el exceso de cortisol materno, como
consecuencia de la privación social y afectiva, puede generar teratogénesis en el
hijo. La sobre exposición fetal a glucocorticoides endógenos maternos le expone
a detención en el crecimiento fetal alteraciones en el área neuroendocrina, en la
esfera afectiva, el sistema cardiovascular y el sistema inmunológico del feto
humano (Figura 2: Anexo 1).

2.6.3 Salud mental y Violencia Política en la Mujer Peruana


En el año 2003, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR) concluyó
que las mujeres de las comunidades fueron víctimas de asesinatos
indiscriminados y sometidas a un régimen de terror y obediencia. Niñas y
jóvenes fueron reclutadas para ser parte de los grupos subversivos, muchas de
ellas fueron forzadas a uniones no deseadas. Las mujeres representaron el 20%
del total de muertos y desaparecidos, 51% fueron quechua-hablantes de la zona
andina, 34% eran analfabetas, 32% solteras, 48% tenían entre 10 y 30 años y el
8% eran niñas menores de 10 años. El 80% de ellas vivían en la zona rural y su
ocupación principal era la agricultura, el comercio y amas de casa. Considerando
las diferencias de género y forma de muerte se concluyó que las mujeres
murieron más en asesinatos grupales. (Flora Tristán, 2015)

19
Pedersen e investigadores realizaron un estudio en zonas alto andinas de
Ayacucho, donde encontraron que el grado de afectación en la salud mental en la
población expuesta al conflicto armado en las décadas de violencia política fue
considerable. La prevalencia de los problemas de salud mental (reales o
potenciales) detectados en este estudio transversal fueron elevados y
representaron el 73% de la población adulta encuestada. La población más
afectada se encontró entre los adultos mayores de sexo femenino, analfabetas,
viudas/os o separadas/os, y en aquellas que realizaban trabajos familiares no
remunerados. En otro estudio realizado en poblaciones que estuvieron expuestas
a violencia política en comunidades de Ayacucho, se hallaron también altos
porcentajes de sintomatología traumática.

La mujer andina expuesta a violencia política tuvo que preservar la integración


familiar después de sufrir la pérdida del esposo o sus hijos y afrontar la
constante amenaza sobre su vida y los parientes sobrevivientes. Para estas
mujeres el haber seguido viviendo ante un medio adverso, con pobreza o
pobreza extrema, diferencias culturales, desplazamiento forzado, llevando
consigo recuerdos traumáticos y sin haber podido experimentar reparación
alguna, de una u otra manera han impreso características a su manera de percibir,
interpretar, pensar, planear , sentir la vida y su vida.
Estudios americanos realizados en inmigrantes latinos que estuvieron expuestos
a violencia política, demostraron que el daño de la calidad de vida asociada a la
salud (CAVS) fue más severo del que los investigadores habían anticipado, los
sujetos expuestos padecían de dolores crónicos, limitación funcional física y una
merma de su CAVS, siendo esta última comparada con el grado de afectación
observada en las enfermedades crónicas.

Estudios Epidemiológicos realizados por el Instituto Nacional de Salud Mental


(INSM) en Lima Metropolitana, la sierra y la selva del Perú han demostrado que
las mujeres que sufren abuso sistemático manifiestan escasa o nula confianza en
la protección del estado peruano, con cifras de 89,7%, 84,2% y 75,7%
respectivamente. Por otro lado, la experiencia recogida por los Equipos Técnicos
Itinerantes de Salud Mental del INSM del Ministerio de Salud, arrojan
porcentajes elevados (entre 57% y 63%) de atenciones de mujeres que acudieron

20
presentando cuadros depresivos, de ansiedad generalizada y trastorno de estrés
postraumático.

2.7 CAUSAS DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER


La violencia parte de la cultura de convivencia de amplios segmentos poblacionales,
consecuencia del conflicto armado interno, la polarización entre diferentes sectores de
la sociedad en su proceso histórico de formación, la política de estado de represión, la
insatisfacción de las necesidades básicas de amplios sectores sociales, el machismo, la
discriminación. La violencia es una práctica que se transmite familiar y socialmente
de generación en generación. (Entelman, 2002)

Moser Mcilwaine afirma que la radio y la televisión han influido en el machismo en


los hogares del área rural (Moser Mcilwaine, citada por Ixcol, 2005). Sin embargo, la
violencia contra la mujer es un fenómeno que parte del despojo al que fueron
sometidos los pueblos indígenas a lo largo de los procesos de colonización y
conformación de los estados nacionales, a través de los cuales les arrebataron cada uno
de sus derechos como pueblo. Las mujeres indígenas piensan que la sociedad es cada
vez más violenta debido a la intromisión de la cultura occidental.

El Patriarcado en las comunidades indígenas es bien marcado por la influencia de los


medios de comunicación y por el consumo de alcohol por parte del hombre, puede
desviarse en la infidelidad (Ixcol, 2005). Por la alta tasa de analfabetismo el hombre
no puede prestar servicios de mano de obra calificada en las fábricas, industrias,
instituciones públicas y privadas, razones por las cuales se ubica en el desempleo y en
la pobreza. Otra de las opciones es convertirse en inmigrante con el sueño de sacar
adelante a su familia. Esto puede traer como consecuencias: 1) la violencia
intrafamiliar, que se mantiene en comunidades indígenas en todas las dimensiones:
psicológica, patrimonial, sexual y física, y provoca: a) desintegración familiar; y b)
que una mínima parte de parejas se separen o se divorcian; 2) Procesos de
reconocimiento de la preñez y parto, cuando el padre no quiere reconocer al hijo, por
lo que la madre se ve obligada a no acudir a asentar la partida de nacimiento de su hijo
en el Registro civil, tampoco puede inscribir al niño en la escuela por no contar con la
certificación de nacimiento; 3) Juicios de pensión alimenticia cuando el padre por la
distancia esta conviviendo con tercera persona y no paga la pensión alimenticia de su

21
hijo legitimo; lo que induce a la mujer indígena rural desempeñar un doble papel como
madre y jefa de hogar, con la consecuencia de que los hijos empiezan a trabajar
prematuramente.

Según Labrecque (2005) algunas causas de la violencia contra las mujeres en ciudad
Juárez, México es el trastorno de los papeles asignados a los hombres y a las mujeres
en las actividades económicas lo que viene a desafiar la virilidad de los hombres y a
producir masculinidades exacerbadas que a su vez ocasionan violencia doméstica.
Otra causa es que el sistema jurídico local esta segado hacia las mujeres.

Por otra parte la migración también es un problema, según Ixcol, (2005) porque las
mujeres llegan a las entidades que reciben denuncias con la idea que se les fije pensión
alimenticia pero el esposo se encuentra en los Estados Unidos y se ha ido de forma
ilegal. En varios casos los suegros crean chismes ante el esposo que está lejos
(Estados Unidos) y con estos chismes provocan la violencia de parte del esposo o su
esposa, quien de repente viene o viene antes de una fecha indicada para golpearla por
supuesta infidelidad, de la cual se había enterado en llamadas telefónicas.

La migración para una de las autoridades “es efecto de la economía que hace surgir lo
que se le llama la viudez blanca”, donde está solo la madre con los hijos e hijas. O en
todo caso, los abuelos paternos y maternos le dan el apoyo a esta familia. Y el padre
emigra con la idea de una mejor condición económica, pero a cambio “sufren casos de
desintegración familiar porque la familia ideal tendría que estar el padre, madre y los
hijos e hijas”. Y a la vez provoca “la pérdida de valores y principios y se han dado
casos en que el hombre cuando estaba en el norte tiene relaciones (sexuales) de pareja
con mujeres que están en otro contexto cultural y cuando regresan quieren
complacerse de esa manera con la esposa, lo que para ella en lugar de ser un agrado es
una agresión”.
La estructura social provoca la no formación académica, en un sentido amplio que
también comprende la no difusión de los derechos y de las leyes que la protegen, falta
de empleo, pobreza, y falta de cultura de exigibilidad de los derechos.

2.8 FACTORES QUE INCIDEN EN EL HECHO DE QUE LAS MUJERES VÍCTIMAS DE


VIOLENCIA NO “REACCIONEN”

22
Son varios los factores que podemos nombrar. Algunos de ellos están directamente
relacionados con la violencia estructural y la violencia cultural. Otros tienen que ver
con la historia individual de cada mujer y, cómo no, con procesos psicológicos que se
desarrollan durante el tiempo que se está siendo maltratada. Uno de ello es la
habituación o falta de reactividad ante algún estímulo por ser repetitivo. Para
explicarlos rescatamos un descriptivo ejemplo de Eva de la Peña: si metes una rana en
un cazo de agua hirviendo, la rana reacciona automáticamente y se salva, porque salta
y se escapa del cazo. En cambio, si metes una rana en el mismo cazo, con agua
fresquita y lo pones a fuego muy lento, la rana se muere cocida, porque al calentarse
tan poco a poco, no se ha dado cuenta de que la temperatura del agua la estaba
matando. Algo parecido podemos decir que ocurre con la violencia de género. El cazo
es la relación de pareja, el agua es la violencia que se va cociendo. La rana no aparece
en ese cazo llegando de la nada, sino de un charco de agua tibia. Esta agua tibia es la
violencia cultural y estructural:
 La socialización diferencial en función del género y la discapacidad: atribución
de un papel secundario, inferior, a las mujeres con discapacidad, reducción o
negación de la sexualidad, etc. La diferenciación de roles: hombre fuerte, mujer
débil, hombre proveedor, mujer dependiente. Creencia en la superioridad de los
hombres
 La promoción y/o aceptación de la violencia por parte de los hombres como medio
de resolución de conflictos frente a la promoción de la pasividad y renuncia en las
mujeres.
 Acceso menor de las mujeres a los recursos económicos (salarios más bajos,
precariedad laboral, etc.).
 Atribución a las mujeres y asunción por su parte y en solitario, de las
responsabilidades del cuidado del hogar y la familia. Estas responsabilidades,
además, no son valoradas socialmente, siendo incluso denigradas o ridiculizadas.
 Consideración legal de las mujeres como de menor valor que los
hombres. Legislación discriminatoria para las mujeres en términos de herencias,
pensiones, fiscalidad, etc.
 Infra-representación o menor estatus de las mujeres en espacios de poder y
toma de decisiones (a nivel político, religioso, empresarial, etc.).
 Legislación y regulación de la vida pública y abandono, olvido o desprecio de
la vida privada.

23
 El ideal de amor romántico que muchas veces tanto mujeres como hombres
asumen como la única forma de amor verdadero y que entre otros elementos, se
caracteriza por conductas de posesión, celos, exclusividad, falta de
comunicación y negociación sobre aspectos importantes ya que se presupone
que estos aspectos no deben hablarse por no romper el encanto, etc.

Con todos estos ingredientes, que han caldeado levemente el agua del charco, nuestra
ranita es introducida en el cazo. La temperatura del agua va en aumento, pero nuestra
rana cree que deben ser cosas suyas, ya que cuando llegó al cazo, el agua era agradable
y reconfortante. El aumento gradual de la temperatura del agua no ha logrado
despertar las señales de alarma de la rana a tiempo porque ésta se ha habituado, de
modo que cuando quiere reaccionar, ya su cuerpo no responde. La habituación a la
violencia hace que la mujer no perciba estas conductas como agresiones, sino como
parte natural de la relación de pareja. En este periodo de habituación, las mujeres se
van adaptando (habituando) a una violencia un poco más intensa cada vez, van
perdiendo (si alguna vez tuvieron) redes de apoyo familiares, de amistad, acceso a los
recursos económicos y a la documentación necesaria para su independencia y
autoprotección. Cuando la mujer llega a darse cuenta de su situación ya está
experimentando las secuelas de la violencia (falta de autoestima, sentimiento de
impotencia, dificultad para planificar adecuadamente, desesperanza, miedo,
ansiedad…) lo que puede suponer un bloqueo o incapacidad para romper con este
ciclo. Junto a este fenómeno de la habituación se da otro no menos complejo, como es
el de la indefensión aprendida, concepto acuñado por el psicólogo norteamericano
Martin Seligman.

Como indica la expresión, la mujer aprende, en la experiencia, a no defenderse de la


violencia, ya que cree que, lo intente o no, no consigue evitarla. Esta idea surgió
experimentando con perros. Seligman sometía a dos perros a descargas eléctricas, sin
que ellos pudiesen hacer nada por evitarlas. En cambio, uno de ellos podía accionar
una palanca que las detenía, mientras que el otro no. Así, comprobó que el primero de
los perros aprendió a defenderse pero el segundo no sólo no conseguía escapar, sino
que dejó de intentar hacerlo, incluso cuando tuvo la posibilidad de hacerlo, ya que no
había aprendido cómo detener las descargas. Cuando una mujer está siendo
maltratada, al nivel de gravedad que sea, entra en un proceso parecido. La violencia se

24
produce sin que exista una causa clara aparente y se detiene sólo cuando el maltratador
así lo decide. La mujer, por lo tanto, incapaz de prever cuándo va a ser maltratada y
cómo parar el acto violento, termina por no defenderse, es decir, termina por creer que,
haga lo que haga, no puede salir de esta situación, aún cuando en realidad cuenta con
los recursos que se lo permitirían (como una denuncia, llamar al teléfono contra el
maltrato, acudir a organizaciones especializadas, etc.). En este sentido, se estima que
las mujeres permanecen una media de 5 años (Instituto de la Mujer, 2000) en el
contexto de violencia, aunque desde la clínica se calcula que son 10 años.

 En el caso de algunas mujeres con discapacidad con movilidad reducida, ciegas o


sordas, la dificultad para “darse cuenta” (aprender a defenderse) de la existencia de
estas vías de escape es aún mayor, ya que en muchas ocasiones el maltratador es su
propio cuidador o las barreras y falta de accesibilidad impiden que, por sí mismas,
puedan llevar a cabo estas conductas de autoprotección. A ello se añade que
muchas de estas mujeres (o niñas) están acostumbradas a ser asistidas en
actividades básicas de la vida diaria, como puede ser la higiene o la vestimenta. Lo
que en principio debieran ser cuidados, pueden convertirse en formas leves de
maltrato que favorecen la habituación y, por tanto, la dificultad para que la mujer lo
perciba como tal. Es por ello que la prevención con esta población se hace
especialmente necesaria, así como la disposición de todos los recursos de
protección ha de ser adaptada y accesible, tratando así de reducir la victimización
añadida producida por la inadecuación de estos recursos. En este sentido, no hay
que pasar por alto lo que informan algunas organizaciones de personas con
discapacidad especialmente sensibilizadas con esta problemática: un alto número
de mujeres con discapacidad víctimas de violencia por parte de sus parejas convive
con este maltrato a lo largo de mucho tiempo, incluso sin llegar nunca a buscar una
salida.

Ello lo explican porque las formas de violencia a las que son sometidas se
mantienen en niveles menos graves o de menor riesgo para la vida (como la
violencia psicológica o formas de violencia pasiva) de forma que no superan la
capacidad de tolerancia de estas mujeres. Sea como fuere, el objetivo a perseguir
cuando tenemos conocimiento de una situación de violencia de género es que la
mujer salga cuanto antes, de la mejor manera posible y en condiciones de seguridad

25
de esta situación. Para ello, en primer lugar, hay que tener un amplio y actualizado
conocimiento de los recursos y servicios existentes en materia de lucha contra la
violencia de género. En segundo lugar, es conveniente conocer algunos procesos de
victimización que se dan para entenderlos y, en la medida de nuestras actuaciones,
reducirlos. En tercer y último lugar, es importante saber qué elementos o
características pueden darse en las mujeres cuando están siendo víctimas de
maltrato, con el fin de detectar adecuadamente posibles casos que habrá que
abordar.

2.9 EFECTOS DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN LA FAMILIA


Según la Relatora Especial sobre los Derechos de la Mujer de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Dra. Susana Villarán, en su visita en
septiembre de 2004, es necesario destacar que la violencia contra la mujer afecta no
sólo a la mujer, sino también a sus hijos e hijas, a su familia y a la sociedad en su
conjunto. Como lo expresa la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer, la violencia contra la mujer es una expresión de
discriminación y tiene sus raíces en las “relaciones de poder históricamente desiguales
entre mujeres y hombres”. La violencia y la discriminación contra la mujer
guatemalteca, como en otros países, son problemas graves de derechos humanos y de
salud pública que siguen siendo, desafortunadamente, ignorados e invisibilizados.
(Flora Tristán, 2015)

2.10VIOLENCIA FAMILIAR Y SEXUAL


La violencia contra la mujer por razones de género representa un conflicto estructural
que afecta a todas las capas sociales en diversas partes del mundo; además, los propios
patrones culturales, religiosos y/o políticos se han encargado de reforzarla y
perpetuarla a lo largo de la historia.

La violencia contra la mujer no es una cuestión biológica ni doméstica sino de género.


Se trata de una situación de discriminación intemporal que proviene de una estructura
social de naturaleza patriarcal. Así, el género se configura como resultado de un
proceso de construcción social mediante el cual se le atribuyen simbólicamente las
expectativas y valores que cada cultura otorga a sus varones y mujeres. Producto de
ese aprendizaje cultural de carácter machista, varones y mujeres exhiben los roles e

26
identidades que le han sido asignados bajo la etiqueta del género. De ahí, el dominio
de lo masculino y la subalternidad de lo femenino constituyen los componentes ideales
de ese orden simbólico que define las relaciones de poder de los hombres sobre las
mujeres, origen de la violencia de género (Maqueda, 2006: 2).

Por su parte, la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Declaración sobre la


eliminación de la violencia contra la mujer (1993) sostiene que tales expresiones de
agresión constituyen una violación de los derechos humanos y las libertades
fundamentales que imposibilitan total o parcialmente a la mujer gozar de dichos
derechos y libertades. En esta línea, la ONU define la violencia contra la mujer como
“[…] todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o
pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la
mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la
libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.

No obstante la violencia familiar alude a todas las formas de abuso que tienen lugar
dentro del ámbito familiar como una manifestación de desigualdad del poder existente
entre miembros de una familia (esposos, ex esposos, convivientes, ex convivientes,
abuelas y/o abuelos a nietas y/o nietos o al contrario; padres y/o madres a hijas y/o
hijos o al contrario; hermanos y hermanas, cuñadas o cuñados; suegros y/o suegras a
nueras y/o yernos, o al contrario; entre los que viven en la misma casa), son las
mujeres de la familia las víctimas comunes de este abuso. En el Perú, los casos de
violencia familiar y sexual atendidos en los Centros de Emergencia Mujer (CEM) del
Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) en el periodo 2002 - agosto
del 2015, evidencian que la agresión contra las mujeres (niñas, adolescentes, adultas y
adultas mayores) es considerablemente más alta que aquella ejercida contra los
varones. Se registraron más de 460 mil casos de mujeres afectadas (88%) frente a un
poco más de 63 mil en los que los varones han sido víctimas (12%).

2.11CONSECUENCIAS PSICÓLOGICAS PARA LA MUJER MALTRATADA


El síndrome de la mujer maltratada, definido por Walker y Dutton se define como una
adaptación a la situación aversiva caracterizada por el incremento de la habilidad de la
persona para afrontar los estímulos adversos y minimizar el dolor, además de presentar
distorsiones cognitivas, como la minimización, negación o disociación; por el cambio

27
en la forma de verse a sí mismas, a los demás y al mundo. También pueden desarrollar
los síntomas del trastorno de estrés postraumático, sentimientos depresivos, de rabia,
baja autoestima, culpa y rencor; y suelen presentar problemas somáticos, disfunciones
sexuales, conductas adictivas y dificultades en sus relaciones personales.

Enrique Echeburúa y Paz del Corral equiparan estos efectos al trastorno de estrés
postraumático, cuyos síntomas y características, sin duda, aparecen en algunas de estas
mujeres: re-experimentación del suceso traumático, evitación de situaciones asociadas
al maltrato y aumento de la activación. Estas mujeres tienen dificultades para dormir
con pesadillas en las que reviven lo pasado, están continuamente alerta,
hipervigilantes, irritables y con problemas de concentración. Además, el alto nivel de
ansiedad genera problemas de salud y alteraciones psicosomáticas, y pu eden aparecer
problemas depresivos importantes.
2.11.1 Desarrollo del síndrome de la mujer maltratad
Marie-France Hirigoyen diferencia entre dos fases en las consecuencias, las
que se producen en la fase de dominio y a largo plazo. En la primera fase, la
mujer está confusa y desorientada, llegando a renunciar a su propia identidad y
atribuyendo al agresor aspectos positivos que la ayudan a negar la realidad. Se
encuentran agotadas por la falta de sentido que el agresor impone en su vida,
sin poder comprender lo que sucede, solas y aisladas de su entorno familiar y
social y en constante tensión ante cualquier respuesta agresiva de su pareja.
(Boe, 2008)

Marie-France Hirigoyen habla de consecuencias a largo plazo refiriéndose a las


etapas por las que pasan las víctimas a partir del momento en que se dan cuenta
del tipo de relación en la que están inmersas. Durante esta fase, las mujeres
pasan un choque inicial en el que se sienten heridas, estafadas y avergonzadas,
además de encontrarse apáticas, cansadas y sin interés por nada.

2.12 TRATAMIENTO
En muchas ocasiones es necesaria una intervención previa, que la mujer pase por un
período de reflexión y quizá varios intentos de salir de esa relación violenta, con
ayuda terapéutica o sin ella, hasta que tome la decisión definitiva. A partir de

28
entonces, el apoyo psicológico se centrará en varios aspectos, valorando previamente
las necesidades y demandas individuales de cada paciente.

Deberemos evaluar cuáles han sido las secuelas concretas que ha dejado la situación
vivida en esa persona, y graduarlas para establecer un orden para el tratamiento.
Algunas de las intervenciones más habituales y básicas para su recuperación serían:
 Información sobre la violencia de género, causas y origen, mitos, etc.
 Reducción de la activación y la ansiedad en las formas en que se manifieste
(insomnio, agorafobia, crisis de pánico, etc).
 Fomento de la autonomía, tanto a un nivel puramente psicológico, a través de un
cambio de ideas distorsionadas sobre sí misma y el mundo, como a nivel social,
económico, etc, orientándola en la búsqueda de empleo, recuperando apoyos
sociales y familiares,

2.13 PREVENCIÓN
El principal camino para acabar con la violencia de género es la prevención. Esto
incluye, por supuesto, un cambio global en la forma de ver las relaciones entre
mujeres y hombres, un cuestionamiento de los roles sociales y estereotipos, del
lenguaje, etc. Estos cambios deben partir de las personas adultas con el objetivo de
que se transmitan eficazmente a niños y niñas. Además, tú puedes prevenir y evitar
implicarte en una relación que puede llegar a ser violenta: (Entelman, 2008)

En primer lugar, detectar manipulaciones, aproximaciones no solicitadas, desconfiar


de promesas que no tienen sentido en un momento de la relación, tener claro que
decir que “no” a algo no es negociable, alejarse cuando esa persona que se te acerca
tratando de hacerte ver que tenéis mucho en común o que le debes algo. Para todo
esto es muy importante confiar en tu intuición, en las sensaciones de desasosiego que
te producen. Cuando conoces a alguien le evalúas igualmente, valoras si esa persona
encaja contigo; solo es importante que a partir de ahora incluyas también estos
puntos si quieres prevenir encontrarte en una relación violenta. Valora sus ideas
sexistas, cómo fueron sus relaciones anteriores (si rompió él o no, cómo habla de
ellas…), etc.

29
Además, valora tus propias ideas respecto al amor y la pareja, el papel de la mujer en
la misma, a qué se debe renunciar por amor, etc. Y ante todo, conociéndote a ti
misma y teniendo claros tus valores. Si los valores de la otra persona entran en
conflicto con los tuyos, debes saber reconocerlo y no aceptar en ningún caso
renunciar a aquello que es importante para ti.

2.14 FEMINICIDIO Y TENTATIVA DE FEMINICIDIO


En la actualidad, el acto de violencia que atenta o que termina con la vida de las
mujeres es reconocido como feminicidio. La construcción de este término obedece a
la necesidad de diferenciar estos crímenes del concepto de homicidio, acto que
refiere los asesinatos que se cometen contra cualquier persona. «Es decir, mientras se
considera que homicidio es un término neutral, el feminicidio logra evidenciar las
características que subyacen a estos crímenes, donde las mujeres que de alguna
manera cuestionan las relaciones de poder que las mantienen subordinadas a la
dominación masculina, terminan siendo asesinadas» (Defensoría del Pueblo, 2010:
37-38).

Es así que el concepto de feminicidio se viene utilizado para explicar, y sobre todo
hacer públicamente visibles los asesinatos de mujeres por el hecho de ser tales en un
contexto sociocultural que las ubica en posiciones y roles subordinados, escenario
que favorece y las expone a múltiples formas de violencia.
La tentativa de feminicidio, por su parte, se refiere a los actos de violencia
perpetrados contra la mujer con el propósito de quitarle la vida, pero que no logran
tal cometido debido a que la víctima sobrevive al ataque (PNCVFS, 2015).

A continuación se exponen diversos cuadros y gráficos que evidencian la situación


del feminicidio en el Perú según las cifras registradas por el Ministerio Público (MP)
y por el Programa Nacional contra la Violencia Familiar y Sexual (PNCVFS) del
Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP).
La violencia contra la mujer parece un mal imparable en el Perú, acicateado por
el machismo secular, sin que ninguna autoridad o ley pueda hacer algo al respecto.
Según datos oficiales, 7 de cada 10 mujeres sufren de violencia física por parte de
sus parejas. Y las cifras, aunque impersonales, nos enrostran un drama diario
que sufren millones de peruanas. Y lo peor: la mayoría guarda silencio, porque

30
cuando denuncian su caso, este no se suele castigar y encima terminan
estigmatizadas. En lo que va del 2016, el Ministerio de la Mujer ha reportado 54
casos de mujeres asesinadas por sus parejas y 118 casos de tentativa de
feminicidio. En el 2015 se registraron 95 feminicidios y 198 casos de tentativa. (Ver
Anexo 3)

Pese a que en diciembre del 2011, el Congreso aprobó la Ley 29819, que incluye el
delito de feminicidio en el Código Penal para sancionar estos casos, las cifras nos
revelan que la situación se agrava cada año.
¿Las razones? Además de nuestras bases sociales, marcadas por el machismo, que
provoca que la mujer sea vista como si fuera propiedad del hombre -lo que implica
en muchos casos el uso de la violencia física en una relación-, está el problema de
la impunidad.

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CONCLUSIONES

• La violencia contra la mujer por razones de género representa un conflicto


estructural que afecta a todas las capas sociales en diversas partes del mundo. Estas
expresiones de agresión constituyen una violación de los derechos humanos y las
libertades fundamentales que imposibilitan total o parcialmente a la mujer gozar de
dichos derechos y libertades.

• No obstante la violencia familiar y sexual alude a todas las formas de abuso que
tienen lugar dentro del ámbito familiar como una manifestación de desigualdad del
poder existente entre miembros de una familia, las cifras revelan que son las
mujeres las víctimas comunes de este abuso.

• El concepto de feminicidio se ha desarrollado con el objeto de hacer públicamente


visibles los asesinatos de mujeres por el hecho de ser tales en un contexto
sociocultural en el que asumen posiciones y/o roles subordinados en función de la
estructura patriarcal y machista de la sociedad. Si bien las estadísticas sobre
feminicidios en el Perú revelan una disminución de casos en los últimos cinco años,
no ocurre lo mismo en los casos de tentativa de feminicidio que muestran más bien,
una tendencia opuesta. Esta realidad evidencia que la condición de género de las
mujeres sería aún percibida como la razón para considerarlas sujetos pasivos de
agresión y violencia desmedida.

• La violencia contra las mujeres son agresiones físicas psíquicas, sexuales o de otro
tipo, estudiadas en este artículo, sin tener en cuenta el sujeto activo del hecho ni
lugar de comisión.

• La violencia de género en nuestro ordenamiento jurídico, castiga los hechos


enunciados cometidos por el hombre en las relaciones de pareja o expareja, aún sin
convivencia, con lo cual cualquiera de los ilícitos penales enunciados
anteriormente, el hombre pareja o expareja los puede cometer, y de hecho ocurre
así, en cualquier lugar distinto del domicilio.

32
BIBLIOGRAFÍA

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Instituto de la Mujer (2000): Educar en relación, Madrid, Instituto de la Mujer.
Instituto de la Mujer (2005): Violencia contra las mujeres, Guía de Salud XII, Madrid,
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BOE (2004): Ley Orgánica de Medidas de protección integral contra la violencia de género
Togneri, M. (2008): La violencia contra las niñas: el abuso sexual, Guías para padres y
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DEFENSORÍA DEL PUEBLO


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MAQUEDA, María Luisa


2006 «La violencia de género. Entre el concepto jurídico y la realidad social» Revista
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http://criminet.ugr.es/recpc/08/recpc08-02.pdf

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LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES: CONCEPTOS Y CAUSAS THE VIOLENCE


AGAINST WOMEN: CONCEPTS AND CAUSES Antonio Jesús Yugueros García Universidad

33
Pablo de Olavide, Sevilla (España) antyugue@hotmail.com Revista Castellano-Manchega de
Ciencias sociales, núm. 18, enero-diciembre, 2014,

http://www.muchasvidas.com/terapias/violencia
http://www.psicoterapeutas.com/violencia_de_genero.html

34
ANEXOS

35
ANEXO 1

Figura 1. La violencia física contra la mujer peruana en el año 2000.

Fuente: INEI-ENDES 2000.

Figura 2. La privación social y afectiva de la madre genera teratogénesis en el hijo. El abandono social y
afectivo intenso en la madre repercute en su eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal,
desencadenando mayor concentración de cortisol y hormonas simpaticomimétricas. El exceso de
cortisol materno supera la capacidad de la enzima placentaria humana 11-beta hidroxiesteroide
deshidrogenasatipo 2, la cual transforma el exceso de cortisol y corticosterona materno en sus
metabolitos inactivos cortisona y 11-dehidrocosticosterona. La sobreexposición fetal a
glicocorticoides endógenos maternos le expone a detención en el crecimiento fetal, alteraciones
en el área neuroendocrina y en la esfera afectiva, el sistema cardiovascular y el sistema
inmunológico del feto humano.

36
37
ANEXO 2

Figura 3. Casos de feminicidios en el 2016

38
ANEXO 3

39
ANEXO 4

40
ANEXO 5

41
ANEXO 6

42
ANEXO 7

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