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Expediente 1116-2013 1

APELACIÓN DE SENTENCIA DE AMPARO

EXPEDIENTE 1116-2013
CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD: Guatemala, diecisiete de septiembre de dos mil
trece.
En apelación y con sus antecedentes, se examina la sentencia de veinticinco de
febrero de dos mil trece, dictada por la Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y
Antejuicio, en la acción constitucional de amparo promovida por el Consejo Nacional de
Adopciones, por medio de su Director General, Byron Israel Velásquez Acosta, contra la
Sala de la Corte de Apelaciones de la Niñez y Adolescencia. El postulante actuó con el
patrocinio del abogado René Aníbal Melgar Miranda. Es ponente en el presente caso el
Magistrado Presidente, Héctor Hugo Pérez Aguilera, quien expresa el parecer de este
Tribunal.
ANTECEDENTES
I. EL AMPARO
A) Interposición y autoridad: presentado el dos de noviembre de dos mil doce, en la
Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio. B) Acto reclamado: auto de
diecinueve de septiembre de dos mil doce, por el que la autoridad cuestionada ordenó, de
oficio, al Juez de Primera Instancia de la Niñez y la Adolescencia del área metropolitana, y
sin pronunciarse sobre el recurso de apelación, hacer uso de la actividad procesal
defectuosa, con el objeto de dejar sin efecto la resolución que admitió para su trámite el
recurso de apelación interpuesto por el postulante contra la sentencia que declaró la
adoptabilidad de una niña. C) Violaciones que denuncia: a los derechos de defensa,
seguridad jurídica y al principio jurídico del debido proceso. D) Hechos que motivan el
amparo: de lo expuesto por el accionante, del análisis de los antecedentes y de la
sentencia emitida por el Tribunal de Amparo de primer grado, se resume: D.1)
Producción del acto reclamado: a) según informe social rendido por la trabajadora
social del Hospital Roosevelt, en el área de canguros en el servicio de Mínimo Riesgo fue
abandonada una recién nacida por sus progenitores, por lo que se solicitó apoyo a la
Policía Nacional Civil de San José Pinula para localizarlos; b) al no obtener respuesta de la
ayuda solicitada, la misma trabajadora social realizó un recorrido comunal para ubicar la
dirección en donde presuntamente podía ser hallados los padres de la niña, lugar que al
ser localizado los vecinos le informaron que las personas que buscaba habían cambiado de
residencia; c) con ocasión de ello la niña fue presentada al Juzgado Segundo de la Niñez y
la Adolescencia para que procediera a resolver su situación, autoridad que como medida
de protección ordenó su abrigo temporal en el Hogar Todos los Niños de Dios, por el plazo
de seis meses, haciendo responsable al Director de esa institución de su cuidado y
protección para que alcance su desarrollo integral, mientras se decide su situación jurídica
definitiva, señalando la audiencia de conocimiento de hechos para el veintiocho de
septiembre de dos mil once; d) después de celebrada la referida audiencia se resolvió en
auto de esa misma fecha confirmar el abrigo temporal de la niña en el hogar designado,
se ordenaron hacer las publicaciones respectivas en los diarios de mayor circulación, y a
los noticieros ahí señalados para que hagan un llamado a los padres de la niña para que
les sea entregada; de igual forma, que la Procuraduría General de la Nación cumpla con
practicar las diligencias de investigación correspondientes y señalando la audiencia
definitiva para el treinta de abril de dos mil doce; e) celebrada la audiencia definitiva el
Juez de Primera Instancia de la Niñez y la Adolescencia del Área Metropolitana confirmó
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de nueva cuenta, su abrigo en el hogar señalado y fijándole a la Procuraduría General de


la Nación el plazo de cinco días para que presente los informes médicos y sociales de la
niña; f) en ese sentido, cumplido con el requerimiento realizado a la Procuraduría General
de la Nación, la juzgadora, en sentencia de veintisiete de abril de dos mil doce, declaró la
violación de los derechos humanos, a la identidad, a la familia, a la estabilidad, a tener un
nivel de vida adecuado, de la niña a favor de quien se promovieron las medidas de
protección, confirmando su abrigo temporal en el hogar abrigante, se declaró su estado de
adoptabilidad y se ordena al Consejo Nacional de Adopciones, ahora postulante, iniciar el
proceso correspondiente; g) contra la referida resolución, el amparista interpuso
apelación, recurso que fue otorgado por el juez de conocimiento, lo que provocó la alzada
de las actuaciones a la Sala de la Corte de Apelaciones de la Niñez y Adolescencia, y h) la
citada Sala, en auto de diecinueve de septiembre de dos mil doce, sin conocer el medio de
impugnación referido, de oficio ordenó al juez de primera instancia hacer uso de la
actividad procesal defectuosa, con el objeto de dejar sin efecto la resolución que admitió
para su trámite el recurso de apelación interpuesto por el postulante (acto reclamado),
sustentando su decisión en la falta de legitimación que adolece el impugnante para
intervenir en el proceso de medidas de protección. D.2) Agravios que se reprochan al
acto reclamado: el accionante señaló que: i) de mantenerse la resolución objetada, se
infringe el debido proceso, al negarle al Consejo Nacional de Adopciones la posibilidad de
que por medio del recurso de apelación se revoque la resolución dictada por la Juez de la
Niñez y Adolescencia del Área Metropolitana, que no cumple con los presupuestos
establecidos en el artículo 35 de la Ley de Adopciones; ii) se vulnera el derecho de
defensa consagrado en el artículo 12 de la Constitución Política de la República de
Guatemala, al impedir la revisión de la sentencia que incumple la ley de la materia; iii) se
inobservó la seguridad jurídica del proceso administrativo de adopción y la posibilidad de
incurrir en el trámite de una adopción irregular con una sentencia en la cual se infringe el
artículo 35 de la Ley de Adopciones, y iv) la autoridad cuestionada para emitir el acto
denunciado se sustenta en una norma que es propia del proceso penal, cuando el asunto
que se ventila son medidas de protección solicitadas a favor de una niña, y no de un
adolescente en conflicto con la ley penal. D.3) Pretensión: solicitó que se otorgue el
amparo y, como consecuencia, se deje en suspenso definitivo el acto reclamado. E) Uso
de recursos: ninguno. F) Casos de procedencia: invocó los contenidos en los incisos
b) y d) del artículo 10 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad.
G) Leyes que se estiman violadas: citó los artículos 2º, 12, 203 de la Constitución
Política de la República de Guatemala; 35 de la Ley de Adopciones; 6, 8, 129 y 130 de la
Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia.
II. TRÁMITE DEL AMPARO
A) Amparo provisional: no se otorgó. B) Tercera interesada: a) Procuraduría General
de la Nación. C) Remisión de antecedentes: a) expediente de medidas de protección
cero mil sesenta y seis guión dos mil once – cero cero cero cero tres (0l066-2011-00003)
del Juzgado de Primera Instancia de la Niñez y Adolescencia del Área Metropolitana, y b)
expediente de apelación cero mil quince - dos mil doce - cero cero ciento cuarenta y
nueve (01015-2012-00149), de la Sala de la Niñez y Adolescencia. D) Prueba: i) los
antecedentes del amparo, y ii) presunciones legales y humanas. E) Sentencia de
primer grado: la Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio, consideró:
“…Del estudio de las actuaciones se determina lo siguiente: a) el Consejo Nacional de
Adopciones, a través de su Director General, interpuso recurso de apelación contra la
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sentencia que declaró el estado de adoptabilidad de la niña y que al encontrarse firme,


envió copia certificada a dicho consejo para que iniciara el proceso de adopción
correspondiente; b) el juez de primera instancia concedió el recurso de apelación y lo
remitió al tribunal superior; c) la sala impugnada ordenó que el juez a quo hiciera uso de
la actividad procesal defectuosa, con el propósito de que dejara sin efecto la resolución
que admitió el recurso de apelación. La sala impugnada consideró que el Director del
Consejo Nacional de Adopciones carecía de legitimación para actuar dentro de los
procesos judiciales y que no existía doctrina legal respecto de la legitimación activa de
Consejo Nacional de Adopciones. De lo que concluyó que dicho consejo le correspondía el
control del proceso administrativo de adopción. Por lo que, con fundamento en la Ley de
Protección Integral de la Niñez y Adolescencia, que establece que se puede aplicar
supletoriamente el Código Procesal Penal, decidió ordenar que el juez a quo hiciera usos
de la actividad procesal defectuosa. La sala impugnada al haber considerado lo anterior,
actuó dentro de la facultad del artículo 283 del Código Procesal Penal, de ordenar al juez
de primera instancia la rectificación de la no admisión del recurso de apelación, porque
advirtió la falta de legitimación procesal del Consejo Nacional de Adopciones para
interponer dicho recuso. Esta falta de legitimación impide que se pueda admitir el recurso
de apelación, ya que para recurrir es necesario que la sentencia le haya ocasionado
agravio, lo cual, en principio ocurre cuando se es parte. En el caso del procedimiento de
adopción, la Procuraduría General de la Nación, en representación del niño. Este
fundamento de la autoridad impugnada para ordenar la rectificación de la admisión del
recurso de apelación es compartido por esta Cámara, pues se ha apartado del criterio de
que el Consejo Nacional de Adopciones tiene legitimación para interponer recurso de
apelación en los procedimientos de protección de la niñez y adolescencia, en sentencia de
fecha trece de febrero de dos mil trece. En dicho fallo se argumentaron tres razones para
tomar esa decisión. La primera, de acuerdo con lo establecido en el artículo 35 de la Ley
de Adopciones, al concluirse el procedimiento de protección de la niñez y adolescencia y
habiéndose realizado las diligencias señaladas en la Ley de Protección Integral de la Niñez
y Adolescencia, „el juez según proceda, podrá dictar una sentencia que declara la violación
del derecho a una familia de un niño y ordenará la restitución de dicho derecho a través
de la adopción. El Juez de la Niñez y la Adolescencia en la misma resolución deberá
declarar la adoptabilidad del niño y ordenará a la Autoridad Central que inicie el proceso
de adopción‟. Es decir que el Consejo Nacional de Adopciones, en su calidad de Autoridad
Central, debe limitarse a cumplir la ley y acatar lo resuelto por la autoridad, para iniciar el
trámite administrativo de adopción y, de esa manera, velar porque, a la brevedad posible,
el menor pueda formar parte de una familia. La Segunda, al estimar que el Consejo
Nacional de Adopciones, en lugar de desarrollar su función de suerte que responda al
interés superior del niño, criterio que ha de regir su actuación y según el cual ha de velar
por la celeridad del proceso de adopción, lo ha entorpecido mediante la impugnación de
las declaraciones judiciales, facultad que no le compete. Tal actuar retarda la ubicación del
adoptando en una familia, lo cual conlleva la restricción de su oportunidad a un desarrollo
integral, derecho que -conforme el artículo 2° de la ley suprema- el Estado está obligado a
garantizar. La tercera, al considerar que el cinco de diciembre de dos mil doce, la Corte de
Constitucionalidad emitió sentencia dentro del expediente tres mil trescientos treinta y dos
guión dos mil once, en la cual expresamente se apartó del criterio sustentado en las
sentencias del doce de octubre, dos y dieciséis de noviembre, todas de dos mil doce,
dictadas dentro de los expedientes dos mil seiscientos cincuenta guión dos mil once, tres
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mil setenta y seis guión dos mil once y dos mil seiscientos cuarenta y nueve guión dos mil
once, respectivamente, en el sentido de que de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 38 del Reglamento de la Ley de Adopciones, el Consejo Nacional de Adopciones
sólo intervendrá en el procedimiento de adopción a partir del momento en que el juez de
la Niñez y Adolescencia le notifica la sentencia de declaratoria de adoptabilidad. En ese
sentido, la referida Corte advirtió: „esa vinculación se encuentra limitada a cumplir con lo
ordenado en la sentencia e iniciar el procedimiento administrativo correspondiente; de ahí
que [al] ahora postulante, al no ser parte del proceso de medidas de protección, no le es
dable plantear ningún tipo de recurso, como la apelación, dada la falta de legitimación que
adolece‟. Es así como el Tribunal Constitucional estimó que, en todo caso, la institución
legitimada para impugnar las decisiones que se toman en torno a los niños sujetos de
protección por parte de un órgano jurisdiccional, es la Procuraduría General de la Nación,
pues es quien tiene como función específica representar provisionalmente a los ausentes,
menores e incapaces mientras carezcan de un representante legal, padre o tutor.
Tomando en cuenta lo expresado con anterioridad, se determina que el tribunal ad quem
no violó los derechos al debido proceso, de de defensa y seguridad jurídica del postulante,
para que se otorgue la garantía constitucional solicitada, por lo que se debe denegar. (…)
No se condena en costas al postulante, por no haber sujeto legitimado para su cobro.
Asimismo, no se impone la multa respectiva a los abogados patrocinantes, dado que la
improcedencia del amparo no se estima notoria”. Y resolvió: “…a) Deniega, por
improcedente, el amparo planteado por el Consejo Nacional de Adopciones contra la Sala
de la Corte de Apelaciones de la Niñez y Adolescencia; y en consecuencia: a) se revoca el
amparo provisional decretado en resolución de fecha nueve de noviembre de dos mil
doce; b) no se condena en costas al interponente, ni se impone la multa al abogado
patrocinante…”.
III. APELACIÓN
El Ministerio Público apeló y argumentó que según la doctrina de la Corte de
Constitucionalidad que cita, se vincula al Consejo Nacional de Adopciones en el proceso de
adoptabilidad conforme lo regulado por los artículos 23 literal u), 35 y 43 de la Ley de
Adopciones y le confiere legitimación, por lo que el recurso de apelación interpuesto por
el postulante, debió entrarse a conocer y declararse con lugar.
IV. ALEGATOS EN EL DÍA DE LA VISTA
A) El accionante reiteró lo manifestado en el escrito de interposición del amparo. Solicitó
que se revoque el fallo venido en grado. B) La Procuraduría General de la Nación,
tercera interesada, manifestó que velando por el interés superior del niño y lo tratado
oportunamente por la Corte de Constitucionalidad en cuanto a la legitimación del
postulante, este no está facultado por la ley para impugnar. Solicitó que se dicte la
sentencia que en Derecho corresponda. C) El Ministerio Público reiteró lo manifestado
en su escrito de apelación. Solicitó que se revoque el fallo impugnado.
CONSIDERANDO
-I-
El interés superior del niño es el principio que conlleva el derecho que estos
tienen a tener una vida digna, que en su sentido más amplio se puede conceptualizar
como el reconocimiento a aquellos derechos que le son inherentes, y que inciden de
manera directa en su desarrollo personal, intelectual y emocional. Para ello, es papel
fundamental del Estado garantizarles, por medio de las instituciones encargadas, cumplir
con esos fines y procurar la realización de sus derechos en su máxima expresión, como lo
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es, que puedan crecer y crear un vínculo de pertenencia dentro de una familia como
núcleo de toda sociedad.
-II-
El estudio a realizarse en esta sede constitucional proviene del recurso de
apelación interpuesto por el Ministerio Público en contra de la sentencia proferida por el
Tribunal de amparo de primer grado, que denegó la protección constitucional instada, por
las razones que quedaron establecidas en las resultas del presente fallo.
El accionante aduce que la autoridad cuestionada, al emitir la resolución señalada
como lesiva le produjo los siguientes agravios: de mantenerse la resolución objetada, se
infringe el debido proceso, al negarle al Consejo Nacional de Adopciones la posibilidad de
que por medio del recurso de apelación se revoque la resolución dictada por la Juez de la
Niñez y Adolescencia del Área Metropolitana, que no cumple con los presupuestos
establecidos en el artículo 35 de la Ley de Adopciones, se vulnera el derecho de defensa
consagrado en el artículo 12 de la Constitución Política de la República de Guatemala, al
impedir la revisión de la sentencia que incumple la ley de la materia, se inobservó la
seguridad jurídica del proceso administrativo de adopción y la posibilidad de incurrir en el
trámite de una adopción irregular con una sentencia en la cual se infringe el artículo 35 de
la Ley de Adopciones; y la autoridad cuestionada para emitir el acto denunciado se
sustenta en una norma que es propia del proceso penal, cuando el asunto que se ventila
son medidas de protección solicitadas a favor de una niña, y no de un adolescente en
conflicto con la ley penal.
-III-
Esta Corte estima que, en el presente caso, debe establecerse si la decisión de la
autoridad reclamada de ordenarle a la juez de primera instancia que declarara la actividad
procesal defectuosa, aplicando supletoriamente los artículos 281 al 284 del Código
Procesal Penal -con base en lo regulado en el artículo 141 de la Ley de Protección Integral
de la Niñez y Adolescencia-, resulta o no acertada, pues se adujo que el Consejo Nacional
de Adopciones carece de legitimación activa para apelar el fallo por medio del cual se
declaró la adoptabilidad del niño protegido; de ahí que sin entrar a conocer dicho recurso,
la referida Sala, de oficio, ordenó tal declaratoria.
Al respecto, este Tribunal Constitucional considera que si bien, el artículo 141 de la
Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia, establece: ”…Todo lo que no se
encuentra regulado de manera expresa en la presente Ley, deberá aplicarse
supletoriamente la Legislación Penal y el Código Procesal Penal, en tanto no contradigan
normas expresas de esta Ley…”, debe estimarse que dicha normativa se encuentra
contenida en el Título II, Capítulo V, de la Ley ibídem y, por ende, regula lo relativo a los
adolescentes en conflicto con la ley penal, no obstante, el caso objeto de estudio se
refiere a la posible violación de los derechos humanos de un niño protegido, cuya
normativa debe regirse conforme lo regulado en el Título I, del referido capítulo. Ello se
confirma, al considerar lo prescrito en el artículo 134 ibid, el que por pertinente se
transcribe: “…se aplicarán las disposiciones de este título a todos los
adolescentes que se encuentren en conflicto con la ley penal, así como a los que
en el transcurso del proceso cumplan con la mayoría de edad. Igualmente se aplicará
cuando los adolescentes sean acusados después de haber cumplido la mayoría de edad;
siempre y cuando el hecho haya ocurrido dentro de las edades comprendidas para
aplicarles esta Ley…” -el resaltado es propio del Tribunal-.
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Por tal motivo, a criterio de esta Corte, resulta desacertada la decisión de la Sala
reclamada de ordenar, con base a dicha normativa, la actividad procesal defectuosa, pues,
como se indicó anteriormente, no puede utilizarse supletoriamente la normativa penal en
los procesos de medidas de protección, ya que el artículo 141 de la ley de la materia, debe
aplicarse únicamente para los casos de adolescentes en conflicto con la ley penal,
situación que no ocurre en el presente caso [el criterio respecto de la inaplicación
supletoria de las normas penales en los procesos de medidas de protección se encuentra
contenido en las sentencias de veintiséis de noviembre de dos mil ocho y diecisiete de
agosto de dos mil once, dictadas dentro del expediente tres mil trescientos sesenta y
nueve - dos mil ocho (3369-2008) y los expedientes acumulados un mil cuatrocientos
sesenta y ocho - dos mil once y un mil seiscientos sesenta y uno - dos mil once (1468-
2011 y 1661-2011), respectivamente].
No obstante lo anterior, este Tribunal considera que la decisión de la Sala, de
ordenar la actividad procesal defectuosa, no puede ocasionarle ningún agravio al ahora
amparista, ya que debe tomarse en cuenta que, en anteriores oportunidades, el Consejo
Nacional de Adopciones ha acudido en amparo señalando como actos reclamados: las
sentencias dictadas por los jueces de la niñez y la adolescencia, por medio de las cuales se
ha declarado la adoptabilidad de los niños que han sido sujetos de protección, así como
las resoluciones por las que se han desestimado las solicitudes de sustitución de medida
planteadas contra tales decisiones y las revocatorias intentadas contra esas
desestimatorias.
En aquellas oportunidades, específicamente en las sentencias de doce de octubre, dos y
dieciséis de noviembre, todas de dos mil once, dictadas dentro de los expedientes dos mil
seiscientos cincuenta guión dos mil once [2650-2011], tres mil setenta y seis guión dos mil
once [3076-2011] y dos mil seiscientos cuarenta y nueve guión dos mil once [2649-2011],
este Tribunal ha reconocido que el accionante posee legitimación para plantear
mecanismos de defensa contra los fallos que declaran la adoptabilidad de los niños a favor
de quienes se promueven los procesos de medidas de protección, señalando que el
postulante, previo a acudir en amparo, debió apelar los mismos, por lo tanto, en tales
casos, no se tuvo por cumplido el presupuesto procesal de definitividad, regulado en el
artículo 19 de la ley de la materia.
Sin embargo, en el caso objeto de estudio y con fundamento en lo dispuesto en el
artículo 43 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad, este Tribunal
se aparta del criterio asentado en aquellas oportunidades, siendo preciso abordar, de
nueva cuenta, el tema de la legitimación que ostenta el Consejo Nacional de Adopciones
para comparecer dentro de un proceso de medidas de protección a interponer apelación
contra lo decidido por el juez de primera instancia, tomando en consideración que la
misma se le confería por la facultad que se encuentra establecida en el artículo 23, literal
u), de la Ley de Adopciones.
Se trae a cuenta esa situación, en virtud de que, haciendo un nuevo estudio de la
normativa que rige todo lo relativo a la adopción, encuentra que, según lo dispuesto en el
artículo 38 del Reglamento de la ley citada, el Consejo Nacional de Adopciones sólo
intervendrá en el procedimiento de adopción a partir de que el Juez de la Niñez y
Adolescencia le notifica la sentencia de declaratoria de adoptabilidad, disposición
reglamentaria de la que se puede advertir que esa vinculación se encuentra limitada a
cumplir con lo ordenado en la sentencia e iniciar el procedimiento administrativo
correspondiente; de ahí que el accionante, al no ser parte del proceso de medidas de
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protección, no le es dable plantear ningún tipo de recurso, como la apelación, dada la falta
de legitimación que adolece, al contrario de lo que se ha considerado en anteriores
oportunidades.
En todo caso, considera este Tribunal Constitucional que la institución legitimada para
impugnar dentro del proceso judicial originario las decisiones que se tomen en torno a
niños sujetos de protección por parte de un órgano jurisdiccional, es la Procuraduría
General de la Nación, en virtud de que, a tenor de lo regulado en el artículo 1º, numeral
2º, del Decreto 512 del Congreso de la República (reformado por el Decreto 55-2000), esa
institución tiene como funciones específicas el representar provisionalmente a los
ausentes, menores de edad e incapaces mientras estos carezcan de un personero
legítimo, padre o tutor.
En el presente caso, no obstante lo considerado en el párrafo precedente, esta
Corte estima que, ante las denuncias de violaciones planteadas por el postulante, sería
ilusorio pretender que la misma institución que se acusa de responsable de la
inobservancia al principio jurídico del debido proceso, específicamente de las obligaciones
contenidas en el artículo 122 de la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia -
deficiente investigación realizada por la Procuraduría General de la Nación durante el
proceso de medidas de protección- sea quien haga valer esas violaciones. Pese a ello,
este Tribunal Constitucional considera que cualquier persona (individual o jurídica) que
intervenga en el proceso de medidas de protección, en calidad de sujeto procesal, está
legitimada para cuestionar las decisiones que se tomen con relación a los niños
protegidos, así como para denunciar cualquier violación de algún derecho fundamental
garantizado por la Constitución Política de la República de Guatemala y las demás leyes
ordinarias, mediante los mecanismos de defensa ordinarios establecidos en la ley que rige
la materia; pero, en el caso específico del Consejo Nacional de Adopciones -que no es
parte procesal dentro de las medidas de protección-, este Tribunal considera que si este
resiente alguna violación a algún presupuesto de legalidad de la sentencia por medio de la
cual se le ordena iniciar el procedimiento administrativo de adopción, puede acudir
directamente a la vía del amparo, contra tal decisión judicial, dentro del plazo
regulado en el artículo 20 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de
Constitucionalidad. En ese sentido se pronunció esta Corte en la sentencia de catorce de
junio de dos mil doce, dictada dentro del expediente cuatrocientos setenta - dos mil doce
(470-2012), al indicar que: “…En el presente caso, aún cuando el Consejo Nacional de
Adopciones no formó parte en el proceso de medidas de protección, al ser notificado a
efecto de proceder conforme lo dispuesto en el artículo 38 del Reglamento de la Ley de
Adopciones, en cuanto a iniciar el procedimiento administrativo ordenado por el Juzgador,
el mismo tiene legitimación para accionar en amparo en defensa de las funciones que le
están encomendados”.
-IV-
Independientemente de lo anterior y de todas las cuestiones procedimentales que
pudieron darse dentro del proceso de medidas de protección que subyace al amparo, este
Tribunal considera que lo más importante en este caso es establecer la situación real de la
infante protegida; es decir, determinar si la declaratoria de adoptabilidad ordenada por la
juez de conocimiento, atiende al principio del interés superior del niño, que es el que debe
prevalecer en todas las decisiones judiciales o administrativas que se tomen en torno a él.
En ese orden de ideas, esta Corte estima pertinente realizar las siguientes
acotaciones:
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A) en la legislación civil guatemalteca la adopción fue regulada por primera vez en el


Código Civil de 1877. El artículo 267 del citado cuerpo legal refería: “La adopción o
prohijamiento es el acto de tomar por hijo al que no lo es del adoptante. La adopción se
hará ante el juez de primera instancia del domicilio en la forma que determine el código
de procedimientos.” De acuerdo a esa normativa, se deduce la intención del legislador de
que la figura jurídica de la adopción llene el vacío de la falta de hijos de los adultos, es
decir, que de acuerdo a esa época se explica la adopción desde el enfoque del derecho de
paternidad del adulto y no el derecho del niño a tener una familia. Sin embargo, con la
aprobación de la Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia -Decreto 27-
2003 del Congreso de la República-, el concepto de adopción tiene una marcada
evolución, pues el Código Civil de 1964 la definía como “…el acto jurídico de asistencia
social por el que el adoptante toma como hijo propio a un menor que es hijo de otra
persona”, y en la Ley de Protección Integral se le da el reconocimiento de institución y
agrega que en el ejercicio de esta se atenderá primordialmente al interés superior del niño
y niña, lo que marca otro aspecto relevante de la comprensión de la adopción proveniente
de la regulación específica que protege y garantiza los derechos humanos específicos de
los niños, de acuerdo a la doctrina de la protección integral.
B) El artículo 21 de la Convención Sobre los Derechos del Niño, ratificada por Guatemala
el veinticinco de febrero de mil novecientos noventa y uno, y aplicable con rango superior
a las leyes ordinarias, en virtud de lo previsto en el artículo 46 constitucional, reconoce los
derechos de los niños adoptados en los países como Guatemala, en el que se permite esa
medida y regula la primacía del interés superior del niño, en todas las disposiciones
relativas a la adopción (artículo 3º), y detalla las normas mínimas que deben satisfacer
estas disposiciones.
C) Según el artículo 2º, literal d), del Decreto 77-2007 del Congreso de la República -Ley
de Adopciones-, la adoptabilidad es aquella declaración judicial dictada por un juez de la
niñez y la adolescencia, que se realiza luego de un proceso que examina los aspectos
sociales, psicológicos y médicos del niño y se establece la imposibilidad de la reunificación
de este con su familia biológica o ampliada. Tiene como objetivo primordial la restitución
del derecho a una familia y el desarrollo integral del niño. La adoptabilidad se encuentra
íntimamente vinculada al principio de subsidiariedad y prevalencia del interés superior del
niño en la adopción nacional e internacional, entendiendo ésta como una medida de
protección del infante tendiente a la colocación del niño en la familia que mejor satisfaga
sus necesidades como ser humano.
D) Para este Tribunal Constitucional resulta de especial relevancia establecer qué debe
entenderse por el principio del interés superior del niño en materia de adopción. En ese
sentido, debe indicarse que tal principio debe ser una consideración primordial, es decir,
debe tener preferencia sobre cualquier otro interés, sea económico, político o relativo a la
seguridad del Estado o de los adoptantes, debiendo armonizarse su utilización con una
concepción de los derechos humanos como facultades que permitan oponerse a los
abusos de poder que van en su detrimento. Debe tomarse en cuenta que el interés
superior del niño es primordial para asumir cualquier decisión que tenga incidencia en su
futuro inmediato. Asimismo, de la Convención Sobre los Derechos del Niño se desprende
la presunción de que ese principio persigue que al niño se le garanticen todos sus
derechos, entre los que se encuentra el poder permanecer con sus padres biológicos o su
familia ampliada, siempre que esto sea posible.
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E) El citado principio también está indisolublemente unido al hecho de que todas las
sociedades protegen a la infancia, conforme a su cultura y tradiciones, de tal forma que si
sus padres biológicos no los pueden cuidar, o han sido privados de ello, son cuidados por
la familia ampliada, la que, de conformidad con el artículo 2º, literal f), de la Ley de
Adopciones “…comprende a todas las personas que tengan parentesco por
consanguinidad o afinidad con el adoptado que no sean sus padres o hermanos; y a otras
personas que mantengan con él una relación equiparable a la relación familiar de acuerdo
a la práctica, usos y costumbres nacionales y comunitarias”, o bien, protegidos por
hogares temporales, los que, a tenor de la literal h), del citado artículo “…comprende a
aquellas personas que no siendo familia biológica o ampliada, reciban a un niño en su
hogar en forma temporal, durante el tiempo que dure el proceso de adopción”. Si los
recursos familiares mencionados no son factibles, se busca que el infante sea cuidado por
otra familia -adopción nacional- en su entorno social y natural, es decir, en el país en que
ha nacido el niño. Cuando esas medidas no concurren, deviene la institucionalización de
los niños y la subsidiariedad de la adopción internacional, como medida para ejercer el
derecho del niño a desarrollarse en el seno de una familia. Es importante mencionar que
la familia constituye el entorno óptimo para el desarrollo del niño, por lo que -salvo casos
excepcionales- se debe ofrecer al niño una familia ampliada o sustituta de
preferencia a su colocación o su mantenimiento a largo plazo en una
institución.
F) En concordancia con lo anterior, el artículo 35 de la Ley de Adopciones preceptúa que
en la sentencia por medio de la cual se declara la adoptabilidad de un niño, deben
cumplirse los siguientes requisitos: “…a. El niño tiene la necesidad de una familia adoptiva
porque no puede ser cuidado o reinsertado en su familia biológica; b. El niño está en
capacidad afectiva y médica de beneficiarse de la adopción; c. El niño es legalmente
adoptable; d. Las personas, incluyendo al niño teniendo en cuenta su edad y grado de
madurez, instituciones y autoridades involucradas, cuyo consentimiento se requiera para
la adopción: d.1 Han sido convenientemente asesoradas y debidamente informadas de las
consecuencias de su consentimiento, en particular en relación al mantenimiento o ruptura,
en virtud de la adopción, de los vínculos jurídicos entre el niño y su familia de origen; d.2
Han dado su consentimiento libremente, en la forma legalmente prevista y que este
consentimiento ha sido dado o constatado por escrito; d.3 Los consentimientos no se han
obtenido mediante pago o compensación de clase alguna y que tales consentimientos no
han sido revocados; d.4 El consentimiento de la madre se ha dado únicamente después
del nacimiento del niño”. El primer requisito, es decir el establecido en la literal a),
anteriormente citada, guarda congruencia con el artículo 4º de la Ley ibidem, el cual
establece: “…El interés superior del niño, en esta ley, es el principio que persigue asegurar
la protección y desarrollo del niño, en el seno de su familia biológica o en caso de no ser
esto posible en otro medio familiar permanente”. [En este sentido se pronunció esta Corte
en la sentencia de veintinueve de noviembre de dos mil once, dictada dentro del
expediente tres mil ochocientos treinta y dos - dos mil once (3832-2011)].
-V-
En cuanto al agravio que señala el postulante que la autoridad cuestionada para
emitir el acto denunciado se sustenta en una norma que es propia del proceso penal,
cuando el asunto que se ventila son medidas de protección solicitadas a favor de una niña,
y no de un adolescente en conflicto con la ley penal, se hace preciso citar el contenido del
artículo 22 del Reglamento General de Juzgados y Tribunales con Competencia en Materia
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de la Niñez y Adolescencia Amenazada o Violada en sus Derechos Humanos y


Adolescentes en Conflicto con la Ley, que indica: “El Código Penal y Procesal Penal será de
aplicación únicamente cuando la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia no
regule expresamente una actuación dentro del procedimiento de Adolescentes en Conflicto
con la Ley Penal”.
La disposición normativa antes transcrita, permite apreciar que, la aplicación de la
legislación penal resulta atinente al tratar asuntos relativos a Adolescentes en Conflicto
con la Ley Penal, no así en los procesos de medidas de protección cuando se denuncian
violaciones a los derechos de los niños a efecto de que leas sean restituidos. Así las cosas,
no era dable que la autoridad cuestionada, de oficio, ordenara al juez de primera instancia
hacer uso de la actividad procesal defectuosa para dejar sin efecto la resolución que
admitió para su trámite el recurso de apelación interpuesto por aquel, por ser una
institución propia del proceso penal que, conforme a la última disposición legal citada, no
puede ser aplicada al presente caso por no tratarse de un proceso iniciado contra un
adolescente en conflicto con la ley penal.
-VI-
Aclarado lo anterior, también se hace pertinente precisar que el recurso de
apelación instado por el ahora postulante deviene de la observancia a la doctrina sentada
por este tribunal en aquella oportunidad, por lo que, siendo que las denuncias del Consejo
Nacional de Adopciones inciden en violaciones al principio del interés superior del niño,
que contempla el derecho de aquellos de ejercerlos plenamente, este Tribunal hará
pronunciamiento sobre el presente asunto, en el atendido que a partir de que el Consejo
Nacional de Adopciones tenga pleno conocimiento de la vía específica para hacer valer
esas denuncias, se sujetará a la misma.
Así las cosas, al analizar las motivaciones que tuvo el ahora postulante para
plantear el presente amparo, es denunciar el incumplimiento incurrido por el juzgador al
declarar la adoptabilidad de la niña a favor de quien se inició el proceso de medidas de
protección, sin establecer y darle valor probatorio a la necesidad que tiene el niño de una
familia biológica; lo que significa que prioritariamente debió buscarse la reinserción
familiar de manera permanente en la familia biológica de la niña y, eventualmente, la
familia ampliada. De conformidad con la Ley de Adopciones: la adoptabilidad es la
declaración judicial, dictada por un juez de la niñez y la adolescencia, que se realiza luego
de un proceso y determina si el niño está en capacidad afectiva y médica de beneficiarse
de la adopción, examina los aspectos sociales, psicológicos y médicos del niño o
adolescente y establece la imposibilidad de la reunificación de este con su familia; ello en
observancia a lo dispuesto en el artículo 21 inciso e) de la Convención sobre Derechos del
Niño. Así la adopción relacionada es una declaración judicial dictada por el Juez de Primera
Instancia de la Niñez y Adolescencia del Área Metropolitana, conforme lo dispuesto en los
artículos 18 y 19 de la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia precisamente
ese es el objeto de la investigación que debe realizar la Procuraduría General de la Nación,
a instancia del juzgador, por lo que no es dable que, con base en ese principio, se exima
al juez del asunto de su obligación de verificar y demostrar, en la declaratoria de
adoptabilidad que se hayan cumplido los requisitos esenciales establecidos en el artículo
35 de la Ley de Adopciones, relativos a establecer que: “…a. El niño tiene la necesidad de
una familia adoptiva porque o puede ser cuidado o reinsertado en su familia biológica…”,
este requisito, guarda congruencia con el artículo 4º de la Ley ibidem, la cual establece:
“…El interés superior del niño, en esta ley, es el principio que persigue asegurar la
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protección y desarrollo del niño, en el seno de su familia biológica o en caso de no ser


esto posible en otro medio familiar permanente”, de manera que los jueces están
obligados a dar prioridad, en la restitución del derecho a una familia, a la familia biológica
del menor. Para verificar tal extremo, el Juez de la Niñez debió ordenar la investigación
correspondiente, a efecto de ubicarla, y sólo luego de que esa búsqueda sea agotada, la
que debe constar en el expediente de mérito, y la misma resulte negativa, podrá
declararse la adoptabilidad del menor de edad protegido.
El estudio de las actuaciones permite a este Tribunal advertir los siguientes
extremos: a) al ser abandonada la niña por sus progenitores en el Hospital Roosevelt, la
trabajadora social, a su propia instancia, se constituyó en el domicilio registrado por los
padres de la niña. Los vecinos le informaron que las personas que pretendía localizar
habían desocupado la vivienda y no tenían conocimiento de su paradero, b) el juez de la
niñez al darle trámite al proceso de medidas de protección iniciados a favor de la niña
ordenó hacer publicaciones de la fotografía de esta en los diarios de mayor circulación e
hizo un llamado a los progenitores por medio de los noticieros televisivos del país, c) la
psicóloga nombrada para hacer las evaluaciones correspondientes delegada por la
Procuraduría General de la Nación se constituyó en el Hogar Todos Los Niños de Dios,
lugar en el que se encuentra abrigada la niña en mención, determinando su estado
psicológico, y además tuvo contacto con la “mamá especial” quien la tiene a su cuidado;
d) de igual forma también constan las evaluaciones médicas que le fueron practicadas a
la niña.
Lo anterior permite colegir a este Tribunal que las supuestas inobservancias
incurridas por la juzgadora de la niñez, denunciadas por el postulante, no tienen sustento,
pues no aporta algún elemento que permita determinar que las circunstancias bajo las
cuales fue decretada la medida de protección hayan variado y, por lo tanto, la
adoptabilidad no podía ser declarada. Lo que sí advierte esta Corte es que el memorial de
interposición de la acción de amparo guarda similitud a tantas acciones planteadas por
ellos en el mismo sentido, lo que denota que, siendo el Consejo Nacional de Adopciones,
la autoridad central que debe velar por que le sean restituidos su derecho violado a tener
una familia a los niños declarados adoptables, no hace el estudio particular de cada caso y
se plasman los mismos agravios en todos sus escritos, sin tomar en cuenta que muchas de
sus denuncias no guardan congruencia con las actuaciones propias de cada caso, situación
que deben tener particular cuidado, más tratándose de la vida de estos niños y el tiempo
que pasan sin tener una familia.
Cabe mencionar que hay casos que sí ameritan el otorgamiento del amparo,
cuando se hace presente la familia biológica y manifiestan su deseo de tener a su hijo, lo
que hace pertinente mantener en suspenso esa declaratoria de adoptabilidad mientras se
determina si esa familia es recurso idóneo para el cuidado del niño; situación que no
concurre en el caso que ahora se analiza por lo que, a contrario sensu otorgarlo en las
circunstancias actuales en donde se advierte que hubo la investigación debida y las
evaluaciones correspondientes, conforme lo dispuesto en el artículo 35 de la Ley de
Adopciones que se denuncia como violado, se estaría vulnerando el derecho de la niña a
ser adoptada en forma pronta y se le mantendría en una situación de incertidumbre, que
con el transcurso del tiempo hará más difícil la variación de su situación. El propio Consejo
Nacional de Adopciones ha señalado que mientras más grandes sean los niños, menos
posibilidades tienen de ser adoptados, y aunque existe la intención de la familia ampliada
de adoptarla, esa situación se prolongaría innecesariamente.
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En atención a lo relacionado, en el caso de estudio, esta Corte considera que una


vez enterado de la sentencia emitida en los procesos de medidas de protección, el Consejo
Nacional de Adopciones debe de iniciar el proceso administrativo de la adopción.
Así las cosas, el análisis ut supra, permite colegir a esta Corte que la autoridad
cuestionada, al emitir la resolución reprochada, actuó de conformidad con sus facultades
legales, aplicando la norma procedimental atinente al caso concreto, y sin causar al
amparista agravio alguno que sea reparable por esta vía, lo cual hace evidente la
denegatoria del amparo; de ahí que, al haber resuelto en ese sentido el Tribunal a quo,
debe confirmarse la sentencia venida en grado, pero por las razones aquí consideradas.
LEYES APLICABLES
Artículos citados y 265, 268 y 272, inciso c), de la Constitución Política de la
República de Guatemala; 1º., 4º., 5º., 6º., 8º., 10, 42, 47, 57, 60, 61, 66, 67, 149, 163,
inciso c), 185 y 186 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad; 17
y 34 bis del Acuerdo 4-89 de la Corte de Constitucionalidad.
POR TANTO
La Corte de Constitucionalidad, con base en lo considerado y leyes citadas,
resuelve: I) Sin lugar el recurso de apelación interpuesto por el Ministerio Público,
contra la sentencia de veinticinco de febrero de dos mil trece, proferida por la Corte
Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio, y, como consecuencia, se confirma
el fallo impugnado. II) Notifíquese y, con certificación de lo resuelto, devuélvanse los
antecedentes.

HÉCTOR HUGO PÉREZ AGUILERA


PRESIDENTE

ROBERTO MOLINA BARRETO GLORIA PATRICIA PORRAS ESCOBAR


MAGISTRADO MAGISTRADA

ALEJANDRO MALDONADO AGUIRRE MAURO RODERICO CHACÓN CORADO


MAGISTRADO MAGISTRADO

HECTOR EFRAÍN TRUJILLO ALDANA MARÍA DE LOS ÁNGELES ARAUJO BOHR


MAGISTRADO MAGISTRADA

MARTÍN RAMÓN GUZMÁN HERNÁNDEZ


SECRETARIO GENERAL

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