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Expediente 1116-2013
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EXPEDIENTE 1116-2013
CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD: Guatemala, diecisiete de septiembre de dos mil
trece.
En apelación y con sus antecedentes, se examina la sentencia de veinticinco de
febrero de dos mil trece, dictada por la Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y
Antejuicio, en la acción constitucional de amparo promovida por el Consejo Nacional de
Adopciones, por medio de su Director General, Byron Israel Velásquez Acosta, contra la
Sala de la Corte de Apelaciones de la Niñez y Adolescencia. El postulante actuó con el
patrocinio del abogado René Aníbal Melgar Miranda. Es ponente en el presente caso el
Magistrado Presidente, Héctor Hugo Pérez Aguilera, quien expresa el parecer de este
Tribunal.
ANTECEDENTES
I. EL AMPARO
A) Interposición y autoridad: presentado el dos de noviembre de dos mil doce, en la
Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio. B) Acto reclamado: auto de
diecinueve de septiembre de dos mil doce, por el que la autoridad cuestionada ordenó, de
oficio, al Juez de Primera Instancia de la Niñez y la Adolescencia del área metropolitana, y
sin pronunciarse sobre el recurso de apelación, hacer uso de la actividad procesal
defectuosa, con el objeto de dejar sin efecto la resolución que admitió para su trámite el
recurso de apelación interpuesto por el postulante contra la sentencia que declaró la
adoptabilidad de una niña. C) Violaciones que denuncia: a los derechos de defensa,
seguridad jurídica y al principio jurídico del debido proceso. D) Hechos que motivan el
amparo: de lo expuesto por el accionante, del análisis de los antecedentes y de la
sentencia emitida por el Tribunal de Amparo de primer grado, se resume: D.1)
Producción del acto reclamado: a) según informe social rendido por la trabajadora
social del Hospital Roosevelt, en el área de canguros en el servicio de Mínimo Riesgo fue
abandonada una recién nacida por sus progenitores, por lo que se solicitó apoyo a la
Policía Nacional Civil de San José Pinula para localizarlos; b) al no obtener respuesta de la
ayuda solicitada, la misma trabajadora social realizó un recorrido comunal para ubicar la
dirección en donde presuntamente podía ser hallados los padres de la niña, lugar que al
ser localizado los vecinos le informaron que las personas que buscaba habían cambiado de
residencia; c) con ocasión de ello la niña fue presentada al Juzgado Segundo de la Niñez y
la Adolescencia para que procediera a resolver su situación, autoridad que como medida
de protección ordenó su abrigo temporal en el Hogar Todos los Niños de Dios, por el plazo
de seis meses, haciendo responsable al Director de esa institución de su cuidado y
protección para que alcance su desarrollo integral, mientras se decide su situación jurídica
definitiva, señalando la audiencia de conocimiento de hechos para el veintiocho de
septiembre de dos mil once; d) después de celebrada la referida audiencia se resolvió en
auto de esa misma fecha confirmar el abrigo temporal de la niña en el hogar designado,
se ordenaron hacer las publicaciones respectivas en los diarios de mayor circulación, y a
los noticieros ahí señalados para que hagan un llamado a los padres de la niña para que
les sea entregada; de igual forma, que la Procuraduría General de la Nación cumpla con
practicar las diligencias de investigación correspondientes y señalando la audiencia
definitiva para el treinta de abril de dos mil doce; e) celebrada la audiencia definitiva el
Juez de Primera Instancia de la Niñez y la Adolescencia del Área Metropolitana confirmó
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mil setenta y seis guión dos mil once y dos mil seiscientos cuarenta y nueve guión dos mil
once, respectivamente, en el sentido de que de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 38 del Reglamento de la Ley de Adopciones, el Consejo Nacional de Adopciones
sólo intervendrá en el procedimiento de adopción a partir del momento en que el juez de
la Niñez y Adolescencia le notifica la sentencia de declaratoria de adoptabilidad. En ese
sentido, la referida Corte advirtió: „esa vinculación se encuentra limitada a cumplir con lo
ordenado en la sentencia e iniciar el procedimiento administrativo correspondiente; de ahí
que [al] ahora postulante, al no ser parte del proceso de medidas de protección, no le es
dable plantear ningún tipo de recurso, como la apelación, dada la falta de legitimación que
adolece‟. Es así como el Tribunal Constitucional estimó que, en todo caso, la institución
legitimada para impugnar las decisiones que se toman en torno a los niños sujetos de
protección por parte de un órgano jurisdiccional, es la Procuraduría General de la Nación,
pues es quien tiene como función específica representar provisionalmente a los ausentes,
menores e incapaces mientras carezcan de un representante legal, padre o tutor.
Tomando en cuenta lo expresado con anterioridad, se determina que el tribunal ad quem
no violó los derechos al debido proceso, de de defensa y seguridad jurídica del postulante,
para que se otorgue la garantía constitucional solicitada, por lo que se debe denegar. (…)
No se condena en costas al postulante, por no haber sujeto legitimado para su cobro.
Asimismo, no se impone la multa respectiva a los abogados patrocinantes, dado que la
improcedencia del amparo no se estima notoria”. Y resolvió: “…a) Deniega, por
improcedente, el amparo planteado por el Consejo Nacional de Adopciones contra la Sala
de la Corte de Apelaciones de la Niñez y Adolescencia; y en consecuencia: a) se revoca el
amparo provisional decretado en resolución de fecha nueve de noviembre de dos mil
doce; b) no se condena en costas al interponente, ni se impone la multa al abogado
patrocinante…”.
III. APELACIÓN
El Ministerio Público apeló y argumentó que según la doctrina de la Corte de
Constitucionalidad que cita, se vincula al Consejo Nacional de Adopciones en el proceso de
adoptabilidad conforme lo regulado por los artículos 23 literal u), 35 y 43 de la Ley de
Adopciones y le confiere legitimación, por lo que el recurso de apelación interpuesto por
el postulante, debió entrarse a conocer y declararse con lugar.
IV. ALEGATOS EN EL DÍA DE LA VISTA
A) El accionante reiteró lo manifestado en el escrito de interposición del amparo. Solicitó
que se revoque el fallo venido en grado. B) La Procuraduría General de la Nación,
tercera interesada, manifestó que velando por el interés superior del niño y lo tratado
oportunamente por la Corte de Constitucionalidad en cuanto a la legitimación del
postulante, este no está facultado por la ley para impugnar. Solicitó que se dicte la
sentencia que en Derecho corresponda. C) El Ministerio Público reiteró lo manifestado
en su escrito de apelación. Solicitó que se revoque el fallo impugnado.
CONSIDERANDO
-I-
El interés superior del niño es el principio que conlleva el derecho que estos
tienen a tener una vida digna, que en su sentido más amplio se puede conceptualizar
como el reconocimiento a aquellos derechos que le son inherentes, y que inciden de
manera directa en su desarrollo personal, intelectual y emocional. Para ello, es papel
fundamental del Estado garantizarles, por medio de las instituciones encargadas, cumplir
con esos fines y procurar la realización de sus derechos en su máxima expresión, como lo
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es, que puedan crecer y crear un vínculo de pertenencia dentro de una familia como
núcleo de toda sociedad.
-II-
El estudio a realizarse en esta sede constitucional proviene del recurso de
apelación interpuesto por el Ministerio Público en contra de la sentencia proferida por el
Tribunal de amparo de primer grado, que denegó la protección constitucional instada, por
las razones que quedaron establecidas en las resultas del presente fallo.
El accionante aduce que la autoridad cuestionada, al emitir la resolución señalada
como lesiva le produjo los siguientes agravios: de mantenerse la resolución objetada, se
infringe el debido proceso, al negarle al Consejo Nacional de Adopciones la posibilidad de
que por medio del recurso de apelación se revoque la resolución dictada por la Juez de la
Niñez y Adolescencia del Área Metropolitana, que no cumple con los presupuestos
establecidos en el artículo 35 de la Ley de Adopciones, se vulnera el derecho de defensa
consagrado en el artículo 12 de la Constitución Política de la República de Guatemala, al
impedir la revisión de la sentencia que incumple la ley de la materia, se inobservó la
seguridad jurídica del proceso administrativo de adopción y la posibilidad de incurrir en el
trámite de una adopción irregular con una sentencia en la cual se infringe el artículo 35 de
la Ley de Adopciones; y la autoridad cuestionada para emitir el acto denunciado se
sustenta en una norma que es propia del proceso penal, cuando el asunto que se ventila
son medidas de protección solicitadas a favor de una niña, y no de un adolescente en
conflicto con la ley penal.
-III-
Esta Corte estima que, en el presente caso, debe establecerse si la decisión de la
autoridad reclamada de ordenarle a la juez de primera instancia que declarara la actividad
procesal defectuosa, aplicando supletoriamente los artículos 281 al 284 del Código
Procesal Penal -con base en lo regulado en el artículo 141 de la Ley de Protección Integral
de la Niñez y Adolescencia-, resulta o no acertada, pues se adujo que el Consejo Nacional
de Adopciones carece de legitimación activa para apelar el fallo por medio del cual se
declaró la adoptabilidad del niño protegido; de ahí que sin entrar a conocer dicho recurso,
la referida Sala, de oficio, ordenó tal declaratoria.
Al respecto, este Tribunal Constitucional considera que si bien, el artículo 141 de la
Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia, establece: ”…Todo lo que no se
encuentra regulado de manera expresa en la presente Ley, deberá aplicarse
supletoriamente la Legislación Penal y el Código Procesal Penal, en tanto no contradigan
normas expresas de esta Ley…”, debe estimarse que dicha normativa se encuentra
contenida en el Título II, Capítulo V, de la Ley ibídem y, por ende, regula lo relativo a los
adolescentes en conflicto con la ley penal, no obstante, el caso objeto de estudio se
refiere a la posible violación de los derechos humanos de un niño protegido, cuya
normativa debe regirse conforme lo regulado en el Título I, del referido capítulo. Ello se
confirma, al considerar lo prescrito en el artículo 134 ibid, el que por pertinente se
transcribe: “…se aplicarán las disposiciones de este título a todos los
adolescentes que se encuentren en conflicto con la ley penal, así como a los que
en el transcurso del proceso cumplan con la mayoría de edad. Igualmente se aplicará
cuando los adolescentes sean acusados después de haber cumplido la mayoría de edad;
siempre y cuando el hecho haya ocurrido dentro de las edades comprendidas para
aplicarles esta Ley…” -el resaltado es propio del Tribunal-.
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Por tal motivo, a criterio de esta Corte, resulta desacertada la decisión de la Sala
reclamada de ordenar, con base a dicha normativa, la actividad procesal defectuosa, pues,
como se indicó anteriormente, no puede utilizarse supletoriamente la normativa penal en
los procesos de medidas de protección, ya que el artículo 141 de la ley de la materia, debe
aplicarse únicamente para los casos de adolescentes en conflicto con la ley penal,
situación que no ocurre en el presente caso [el criterio respecto de la inaplicación
supletoria de las normas penales en los procesos de medidas de protección se encuentra
contenido en las sentencias de veintiséis de noviembre de dos mil ocho y diecisiete de
agosto de dos mil once, dictadas dentro del expediente tres mil trescientos sesenta y
nueve - dos mil ocho (3369-2008) y los expedientes acumulados un mil cuatrocientos
sesenta y ocho - dos mil once y un mil seiscientos sesenta y uno - dos mil once (1468-
2011 y 1661-2011), respectivamente].
No obstante lo anterior, este Tribunal considera que la decisión de la Sala, de
ordenar la actividad procesal defectuosa, no puede ocasionarle ningún agravio al ahora
amparista, ya que debe tomarse en cuenta que, en anteriores oportunidades, el Consejo
Nacional de Adopciones ha acudido en amparo señalando como actos reclamados: las
sentencias dictadas por los jueces de la niñez y la adolescencia, por medio de las cuales se
ha declarado la adoptabilidad de los niños que han sido sujetos de protección, así como
las resoluciones por las que se han desestimado las solicitudes de sustitución de medida
planteadas contra tales decisiones y las revocatorias intentadas contra esas
desestimatorias.
En aquellas oportunidades, específicamente en las sentencias de doce de octubre, dos y
dieciséis de noviembre, todas de dos mil once, dictadas dentro de los expedientes dos mil
seiscientos cincuenta guión dos mil once [2650-2011], tres mil setenta y seis guión dos mil
once [3076-2011] y dos mil seiscientos cuarenta y nueve guión dos mil once [2649-2011],
este Tribunal ha reconocido que el accionante posee legitimación para plantear
mecanismos de defensa contra los fallos que declaran la adoptabilidad de los niños a favor
de quienes se promueven los procesos de medidas de protección, señalando que el
postulante, previo a acudir en amparo, debió apelar los mismos, por lo tanto, en tales
casos, no se tuvo por cumplido el presupuesto procesal de definitividad, regulado en el
artículo 19 de la ley de la materia.
Sin embargo, en el caso objeto de estudio y con fundamento en lo dispuesto en el
artículo 43 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad, este Tribunal
se aparta del criterio asentado en aquellas oportunidades, siendo preciso abordar, de
nueva cuenta, el tema de la legitimación que ostenta el Consejo Nacional de Adopciones
para comparecer dentro de un proceso de medidas de protección a interponer apelación
contra lo decidido por el juez de primera instancia, tomando en consideración que la
misma se le confería por la facultad que se encuentra establecida en el artículo 23, literal
u), de la Ley de Adopciones.
Se trae a cuenta esa situación, en virtud de que, haciendo un nuevo estudio de la
normativa que rige todo lo relativo a la adopción, encuentra que, según lo dispuesto en el
artículo 38 del Reglamento de la ley citada, el Consejo Nacional de Adopciones sólo
intervendrá en el procedimiento de adopción a partir de que el Juez de la Niñez y
Adolescencia le notifica la sentencia de declaratoria de adoptabilidad, disposición
reglamentaria de la que se puede advertir que esa vinculación se encuentra limitada a
cumplir con lo ordenado en la sentencia e iniciar el procedimiento administrativo
correspondiente; de ahí que el accionante, al no ser parte del proceso de medidas de
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protección, no le es dable plantear ningún tipo de recurso, como la apelación, dada la falta
de legitimación que adolece, al contrario de lo que se ha considerado en anteriores
oportunidades.
En todo caso, considera este Tribunal Constitucional que la institución legitimada para
impugnar dentro del proceso judicial originario las decisiones que se tomen en torno a
niños sujetos de protección por parte de un órgano jurisdiccional, es la Procuraduría
General de la Nación, en virtud de que, a tenor de lo regulado en el artículo 1º, numeral
2º, del Decreto 512 del Congreso de la República (reformado por el Decreto 55-2000), esa
institución tiene como funciones específicas el representar provisionalmente a los
ausentes, menores de edad e incapaces mientras estos carezcan de un personero
legítimo, padre o tutor.
En el presente caso, no obstante lo considerado en el párrafo precedente, esta
Corte estima que, ante las denuncias de violaciones planteadas por el postulante, sería
ilusorio pretender que la misma institución que se acusa de responsable de la
inobservancia al principio jurídico del debido proceso, específicamente de las obligaciones
contenidas en el artículo 122 de la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia -
deficiente investigación realizada por la Procuraduría General de la Nación durante el
proceso de medidas de protección- sea quien haga valer esas violaciones. Pese a ello,
este Tribunal Constitucional considera que cualquier persona (individual o jurídica) que
intervenga en el proceso de medidas de protección, en calidad de sujeto procesal, está
legitimada para cuestionar las decisiones que se tomen con relación a los niños
protegidos, así como para denunciar cualquier violación de algún derecho fundamental
garantizado por la Constitución Política de la República de Guatemala y las demás leyes
ordinarias, mediante los mecanismos de defensa ordinarios establecidos en la ley que rige
la materia; pero, en el caso específico del Consejo Nacional de Adopciones -que no es
parte procesal dentro de las medidas de protección-, este Tribunal considera que si este
resiente alguna violación a algún presupuesto de legalidad de la sentencia por medio de la
cual se le ordena iniciar el procedimiento administrativo de adopción, puede acudir
directamente a la vía del amparo, contra tal decisión judicial, dentro del plazo
regulado en el artículo 20 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de
Constitucionalidad. En ese sentido se pronunció esta Corte en la sentencia de catorce de
junio de dos mil doce, dictada dentro del expediente cuatrocientos setenta - dos mil doce
(470-2012), al indicar que: “…En el presente caso, aún cuando el Consejo Nacional de
Adopciones no formó parte en el proceso de medidas de protección, al ser notificado a
efecto de proceder conforme lo dispuesto en el artículo 38 del Reglamento de la Ley de
Adopciones, en cuanto a iniciar el procedimiento administrativo ordenado por el Juzgador,
el mismo tiene legitimación para accionar en amparo en defensa de las funciones que le
están encomendados”.
-IV-
Independientemente de lo anterior y de todas las cuestiones procedimentales que
pudieron darse dentro del proceso de medidas de protección que subyace al amparo, este
Tribunal considera que lo más importante en este caso es establecer la situación real de la
infante protegida; es decir, determinar si la declaratoria de adoptabilidad ordenada por la
juez de conocimiento, atiende al principio del interés superior del niño, que es el que debe
prevalecer en todas las decisiones judiciales o administrativas que se tomen en torno a él.
En ese orden de ideas, esta Corte estima pertinente realizar las siguientes
acotaciones:
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E) El citado principio también está indisolublemente unido al hecho de que todas las
sociedades protegen a la infancia, conforme a su cultura y tradiciones, de tal forma que si
sus padres biológicos no los pueden cuidar, o han sido privados de ello, son cuidados por
la familia ampliada, la que, de conformidad con el artículo 2º, literal f), de la Ley de
Adopciones “…comprende a todas las personas que tengan parentesco por
consanguinidad o afinidad con el adoptado que no sean sus padres o hermanos; y a otras
personas que mantengan con él una relación equiparable a la relación familiar de acuerdo
a la práctica, usos y costumbres nacionales y comunitarias”, o bien, protegidos por
hogares temporales, los que, a tenor de la literal h), del citado artículo “…comprende a
aquellas personas que no siendo familia biológica o ampliada, reciban a un niño en su
hogar en forma temporal, durante el tiempo que dure el proceso de adopción”. Si los
recursos familiares mencionados no son factibles, se busca que el infante sea cuidado por
otra familia -adopción nacional- en su entorno social y natural, es decir, en el país en que
ha nacido el niño. Cuando esas medidas no concurren, deviene la institucionalización de
los niños y la subsidiariedad de la adopción internacional, como medida para ejercer el
derecho del niño a desarrollarse en el seno de una familia. Es importante mencionar que
la familia constituye el entorno óptimo para el desarrollo del niño, por lo que -salvo casos
excepcionales- se debe ofrecer al niño una familia ampliada o sustituta de
preferencia a su colocación o su mantenimiento a largo plazo en una
institución.
F) En concordancia con lo anterior, el artículo 35 de la Ley de Adopciones preceptúa que
en la sentencia por medio de la cual se declara la adoptabilidad de un niño, deben
cumplirse los siguientes requisitos: “…a. El niño tiene la necesidad de una familia adoptiva
porque no puede ser cuidado o reinsertado en su familia biológica; b. El niño está en
capacidad afectiva y médica de beneficiarse de la adopción; c. El niño es legalmente
adoptable; d. Las personas, incluyendo al niño teniendo en cuenta su edad y grado de
madurez, instituciones y autoridades involucradas, cuyo consentimiento se requiera para
la adopción: d.1 Han sido convenientemente asesoradas y debidamente informadas de las
consecuencias de su consentimiento, en particular en relación al mantenimiento o ruptura,
en virtud de la adopción, de los vínculos jurídicos entre el niño y su familia de origen; d.2
Han dado su consentimiento libremente, en la forma legalmente prevista y que este
consentimiento ha sido dado o constatado por escrito; d.3 Los consentimientos no se han
obtenido mediante pago o compensación de clase alguna y que tales consentimientos no
han sido revocados; d.4 El consentimiento de la madre se ha dado únicamente después
del nacimiento del niño”. El primer requisito, es decir el establecido en la literal a),
anteriormente citada, guarda congruencia con el artículo 4º de la Ley ibidem, el cual
establece: “…El interés superior del niño, en esta ley, es el principio que persigue asegurar
la protección y desarrollo del niño, en el seno de su familia biológica o en caso de no ser
esto posible en otro medio familiar permanente”. [En este sentido se pronunció esta Corte
en la sentencia de veintinueve de noviembre de dos mil once, dictada dentro del
expediente tres mil ochocientos treinta y dos - dos mil once (3832-2011)].
-V-
En cuanto al agravio que señala el postulante que la autoridad cuestionada para
emitir el acto denunciado se sustenta en una norma que es propia del proceso penal,
cuando el asunto que se ventila son medidas de protección solicitadas a favor de una niña,
y no de un adolescente en conflicto con la ley penal, se hace preciso citar el contenido del
artículo 22 del Reglamento General de Juzgados y Tribunales con Competencia en Materia
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