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Pastor Victor S. López
Con los constantes cambios que se dan en esas latitudes del globo, pareciera que el
Cercano Oriente, en su totalidad, se encontrara nuevamente en un estado de
levantamiento y crisis. Las preocupaciones, el temor y la inseguridad, son un
producto secundario de la cobertura informativa secular en las noticias. A menudo,
los mensajes y artículos cristianos sobre este tema no son mucho más que una
exégesis de los diarios. ¿Por qué? Porque no se trata el tema desde el punto de vista
bíblico. Necesitamos una cobertura informativa basada en las Escrituras. ¿Cuál es,
entonces, la raíz bíblica de este conflicto?
En primer lugar, debemos notar que Dios es ilimitado y soberano, y que tiene los
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acontecimientos bajo control. Como creyentes, no necesitamos preocuparnos por
los titulares de los diarios. En segundo lugar, desde el punto de vista de las
Escrituras, queda totalmente claro que la tierra, que generalmente es denominada
como Palestina, se conforma a la ley Dios y Él la dio al pueblo judío. La Biblia
rechaza toda demanda árabe en cuanto a la tierra.
La siguiente reflexión abarca cuatro áreas: La raíz del conflicto, la continuación del
conflicto original hasta el tiempo actual, el futuro de los estados árabes en este
conflicto y las dos regiones devastadas en el reino mesiánico.
Según las Escrituras, está claro que la tierra generalmente denominada Palestina
fue dada al pueblo judío, conforme a la ley divina. La misma es, en todo el sentido
de la palabra, “propiedad judía” y pertenece a Israel. La Biblia declara toda
demanda árabe en cuanto a la tierra como inválida. Sea lo que sea que la Biblia
diga sobre los pueblos árabes, nunca incluye la Tierra de Israel.
Mientras se le ha dedicado mucho tiempo a la profecía sobre Israel, se ha hablado
poco de la profecía sobre los estados árabes. Trataremos este tema en tres ámbitos
separados. Primero hablaremos sobre la raíz del conflicto, para que comprendamos
cómo comenzó. En segundo lugar, nos ocuparemos de su continuación, desde sus
orígenes hasta el presente. Y en tercer lugar, trataremos el futuro de este conflicto y
el futuro de los países árabes.
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Pastor Victor S. López
A. Ismael
El origen de los pueblos árabes comienza con aquello que podemos
denominar la “necedad de Abraham”, de lo cual leemos en Génesis
12:10-20. Una hambruna, llevó a Abraham y a su esposa Sara, con sus
rebaños y siervos, a Egipto. La belleza de Sara era grande, y como
Abraham conocía la reputación del faraón, temía que éste lo pudiera
matar para poder tomar a su esposa para su harén. Como Sara era medio- 2
hermana de Abraham, calló el hecho de que también era su esposa. Y,
luego, sucedió aquello que él más había temido. Sara fue llevada al harén
del faraón. Abraham recibió una dote por ella. Pero, antes de que pudiera
suceder cualquier cosa, Dios intervino y Sara le fue devuelta a Abraham.
Éste salió de Egipto con todo lo que el faraón le había dado, y con una
sierva llamada Agar.
B. Esaú
El segundo patriarca de los árabes es Esaú. Mientras que Ismael e Isaac
eran medio-hermanos, Esaú y Jacob, al contrario, eran no solamente
hermanos carnales, sino mellizos. Pero, Esaú había nacido primero. Y por
eso él tenía la primogenitura, lo que en ese tiempo le daba el derecho de
recibir una doble porción de la herencia del padre. Aún más importante
era, sin embargo, que Dios quería usar el portador de la primogenitura
para cumplir Su plan divino del pacto abrahámico. Pero, “menospreció
Esaú la primogenitura” y la vendió a Jacob por un plato de guisado de
lentejas.
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Cuando Isaac era anciano y llegó el momento de la repartición de la
bendición del primogénito, mientras Esaú estaba fuera de su casa (Gn.
27), Jacob engañó a su padre para recibir él la bendición. El pecado no
fue el haber robado la bendición patriarcal – ésta le correspondía por ley a
Jacob – el pecado fue el engaño. La fuente del odio de Esaú y el conflicto
que surgió del mismo, se encuentra en Génesis 27:41:
Al final, habrá paz entre Israel y los diversos países árabes, pero la misma se
presentará en tres formas diferentes: Primero, en el camino de la ocupación;
segundo, a través de la aniquilación; y, tercero, a través de la conversión.
A. Líbano
Entre Israel y el Líbano habrá paz por medio de la ocupación. El Líbano
siempre fue parte de la tierra que Dios le había prometido a Abraham. En
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Pastor Victor S. López
B. Jordania
El actual estado de Jordania abarca las antiguas regiones de Edom, Moab
y Amón. Cada uno de estos pueblos tiene un futuro diferente.
Resumiendo, podemos decir que habrá paz entre Israel y las tres partes
de Jordania a través de la destrucción, pero no en todas será en la
misma medida. Edom, el sur de Jordania, será destruido
completamente. Esaú fue el hermano mellizo de Jacob, y por eso tenía
la consanguinidad más estrecha. Los pueblos de Moab y Amón son
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Pastor Victor S. López
C. Egipto
Entre Israel y Egipto habrá paz, primeramente, como consecuencia de la
destrucción, y más adelante a causa de la conversión. Isaías 19:1-10
describe el castigo de Egipto por su pecado – el odio persistente contra
Israel. Como repercusión del principio de maldición del pacto
abrahámico, Egipto sufrirá una devastación pasajera durante los primeros
40 años del reino mesiánico (Joel 4:19). Pero Isaías 19:1-22 describe
también su conversión. Un altar será levantado en la tierra de Egipto
como señal y testimonio del poder del Dios de Israel para salvar a la tierra
de Egipto. Dicho país será destrozado y, luego, otra vez será sanado.
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