Este documento describe la historia de los árabes como descendientes de Ismael, hijo de Abram. Relata cómo Abram y Sara viajaron a Gerar y cómo el rey Abimelec se enamoró de Sara creyéndola la hermana de Abram. También cuenta que Sara dio a luz a Isaac y cómo persuadió a Abram para que enviara a Ismael e Hagar lejos. Finalmente, explica que Ismael se casó con una mujer egipcia y tuvo doce hijos cuyas tribus fundaron la región de Nabatea.
Descripción original:
Título original
Los árabes, descendientes de Ismael, hijo de Abram
Este documento describe la historia de los árabes como descendientes de Ismael, hijo de Abram. Relata cómo Abram y Sara viajaron a Gerar y cómo el rey Abimelec se enamoró de Sara creyéndola la hermana de Abram. También cuenta que Sara dio a luz a Isaac y cómo persuadió a Abram para que enviara a Ismael e Hagar lejos. Finalmente, explica que Ismael se casó con una mujer egipcia y tuvo doce hijos cuyas tribus fundaron la región de Nabatea.
Este documento describe la historia de los árabes como descendientes de Ismael, hijo de Abram. Relata cómo Abram y Sara viajaron a Gerar y cómo el rey Abimelec se enamoró de Sara creyéndola la hermana de Abram. También cuenta que Sara dio a luz a Isaac y cómo persuadió a Abram para que enviara a Ismael e Hagar lejos. Finalmente, explica que Ismael se casó con una mujer egipcia y tuvo doce hijos cuyas tribus fundaron la región de Nabatea.
Los árabes, descendientes de Ismael, hijo de Abram
1. Abram partió hacia Gerar, en Palestina, llevando consigo a
Sara como si fuera su hermana, usando la misma simulación que la vez anterior. Temía a Abimelec, el rey de aquella tierra, que también se enamoró de Sara y se propuso corromperla. Pero una grave enfermedad que le envió Dios le impidió satisfacer su lujuria. Cuando sus médicos desesperaban de curarlo se durmió y recibió en sueños la advertencia de que no debía inferir agravio a la esposa de su huésped. Cuando se recobró dijo a sus amigos que Dios le había enviado aquella enfermedad para vindicar a su huésped, a cuya esposa se había propuesto violar. (Porque no era su hermana, sino su legítima esposa.) Dios le había prometido concederle en adelante su favor, si libraba a aquel hombre de preocupación por la castidad de su esposa. Dicho esto, y por consejo de sus amigos, mandó llamar a Abram y lo exhortó a que no temiera que a su cónyuge le pasara ninguna contrariedad; porque Dios se había ocupado y por su providencia recuperaba a su mujer sin que hubiese sufrido ninguna ofensa. Apeló a Dios y a la conciencia de la mujer y dijo que no se habría sentido tentado de gozarla, si hubiese sabido que era su esposa. Como creyó que era su hermana, no había cometido nada injusto. Le suplicó que no le guardara rencor y le hiciera recuperar el favor de Dios. Si quería seguir con él, obtendría todo lo que necesitara y en abundancia; si decidía marcharse, lo despediría honrosamente y le daría todas las provisiones que había ido a buscar a su casa. A esto Abram le respondió que no había mentido respecto al parentesco de su esposa (porque era hija de su hermano); y que no se consideraba seguro cuando viajaba con su esposa sin recurrir a ese subterfugio; añadió que él no le había causado la enfermedad, porque sólo había buscado su propia seguridad. Y le dijo que estaba dispuesto a quedarse con él. Abimelec le concedió tierras y dinero, y ambos convinieron en vivir juntos sin engaños. Prestaron juramento junto a un pozo llamado Bersube, que significa El pozo del juramento. Así lo llama aún hoy la población del lugar. 2. Poco tiempo después Abram tuvo un hijo de Sara, como le había predicho Dios, y le puso de nombre Isaac, que significa risa. Así lo llamaron porque Sara se había reído cuando Dios le dijo que pariría; no esperaba tener prole a su edad. Sara tenía noventa años y Abram cien. El hijo nació al año siguiente, y fué circuncidado al octavo día, y desde entonces los judíos acostumbran a circuncidar a sus hijos dentro de ese término. Los árabes a los trece años, porque Ismael, generador de su pueblo, hijo de Abram y su concubina, fué circuncidado a esa edad. De lo cual daré ahora una explicación detallada. 3. Sara amó al principio a Ismael, nacido de su sierva Agar, con el cariño que hubiese dispensado a su propio hijo, porque estaba destinado a ser el sucesor en el gobierno. Pero cuando dio a luz a Isaac, no quiso que Ismael se educara junto con el niño, porque era mayor y podía perjudicarlo cuando muriera el padre. Persuadió a Abram que lo mandara con su madre a un país lejano. Al principio no accedió al pedido de Sara, pensando que era una medida inhumana despedir a un niño y una mujer carentes de recursos, pero al final consintió (porque Dios estaba conforme con lo que Sara había resuelto); entregó a Ismael a su madre, porque todavía no sabía andar solo, y le mandó que se llevara una botella de agua y una rebanada de pan y se fuera, guiada por la necesidad. Marchó hasta que se encontró en mala situación por falta de provisiones; cuando estaba por terminarse el agua dejó al niño, que estaba por expirar, al pie de un abeto, y siguió andando sola para no presenciar su muerte. Pero un ángel de Dios le salió al encuentro, le indicó una fuente próxima y le ordenó que cuidara al niño y lo criara porque su salvación sería la felicidad de ella. Ella tuvo fe en la predicción y luego se encontró con unos pastores que la ayudaron a librarse de sus penurias. 4. Cuando el niño creció y llegó a la edad adulta se casó con una mujer oriunda de Egipto (de donde era también su madre). Con la cual tuvo Ismael doce hijos: Nabaiot, Cedar, Abdel, Ma-san, Idumas, Masmas, Masa, Codad, Temán, Jetur, Nafés y Cedmas. Habitaron las tierras que se extienden entre el Éufrates y el mar Rojo, y llamaron a la región Nabatea. Son árabes y sus tribus llevan sus nombres, por su propia virtud y por la dignidad de su padre Abram.