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La defensa y el cuidado de la vida propia y ajena destaca que toda vida es valiosa debido a la complejidad de una célula y que cuanto más compleja es la vida de un ser, más valiosa la percibimos. Se debe reflexionar moralmente sobre cómo actuar para amar y proteger la vida propia y de los demás, el don más primordial.
Descripción original:
Título original
20LA DEFENSA Y EL CUIDADO DE LA VIDA PROPIA Y AJENA
La defensa y el cuidado de la vida propia y ajena destaca que toda vida es valiosa debido a la complejidad de una célula y que cuanto más compleja es la vida de un ser, más valiosa la percibimos. Se debe reflexionar moralmente sobre cómo actuar para amar y proteger la vida propia y de los demás, el don más primordial.
La defensa y el cuidado de la vida propia y ajena destaca que toda vida es valiosa debido a la complejidad de una célula y que cuanto más compleja es la vida de un ser, más valiosa la percibimos. Se debe reflexionar moralmente sobre cómo actuar para amar y proteger la vida propia y de los demás, el don más primordial.
• Hay muchos ámbitos en los que cabe la reflexión moral sobre cómo hay que actuar, cómo se ama, concretamente, en cada caso. Pero vamos a empezar con los actos que hace referencia a la vida, el don primero y primordial, y en el que se desarrolla nuestra propia vida y la vida de los demás. • Toda vida es valiosa. La vida, en sí, es un misterio inmenso para la misma ciencia. Una célula es de una complejidad tal que supera la complejidad de una galaxia. La vida celular, la vida vegetal, la vida animal… tiene un valor que percibimos en cuanto pensamos un poco en profundidad. • Mientras más compleja es la vida, mientras más desarrollada, la percibimos también más valiosa. No es igual la vida de una lechuga a la de un perro o un chimpancé. Percibimos una graduación, aunque quizá no sepamos delimitar los distintos “grados”.