• Una vez salvada la posibilidad de un auto-perdón falso (el lado
oscuro del perdón), hay que decir que muchas veces en la vida perdonarse a uno mismo de los errores cometidos, una vez que se cae en la cuenta de ellos, es una tarea difícil y es fuente, si no se consigue, de enfermedades, desequilibrios y de una gran infelicidad, y hasta la autodestrucción, como así lo demuestran los autores que manejamos. • El pensamiento “lo que he hecho es imperdonable”, “soy algo asqueroso y no merezco compasión”…, entrañan otro engaño, otra forma de soberbia. • La aceptación humilde y contrita de los errores y, por otro lado, el auto-perdón, son necesarios para un equilibrio y una vida no desesperanzada.