• Debe quedar claro que el pedir perdón no implica no aceptar
las consecuencias sancionadoras o penales. Como dijimos, el que comete la mala acción –en este caso el maltrato o la violencia-, puede y debe aceptar la sanción como justa y como buena para él. • Del mismo modo, el que perdona no tiene por qué no utilizar las leyes, o no denunciar y pedir la sanción o condena del agresor. Son dos planos distintos. Puede que el perdón sí llegue a eso. Pero no es necesario. Y, a veces, no es conveniente. Hay que tener muy en cuenta cada situación. • En definitiva: uno es el plano legal. Otro es el plano moral, que se vive en el interior del hombre, en la relación intrapersonal (dentro de la persona) e interpersonal (entre el agredido y el agresor).