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Guerra Sucesion Mesquida
Guerra Sucesion Mesquida
XVIIe siècle)
https://doi.org/10.4000/e-spania.47309
Résumé | Index | Plan | Notes de l’auteur | Texte | Bibliographie | Notes | Citation | Auteur
Résumés
ESPAÑOLFRANÇAIS
La Guerre de Succession d’Espagne est un moment d’affrontement particulier entre deux
positions : les partisans des Habsbourg et ceux des Bourbons. Ces deux options ont un
contenu qui dépasse la dimension civile de la guerre, mettant en évidence certaines
attributions identitaires au niveau régional, mais aussi des projections de même nature au
niveau général. Cet article propose de réfléchir sur la construction des identités et à leurs
conflits pour la mettre en relation avec les attitudes de loyauté et déloyauté face à l'arrivée
du candidat français.
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Mots-clés :
identités, conflit, loyauté, Guerre de Succession d’Espagne, Monarchie d’Espagne
Palabras claves:
identidades, conflicto, lealtad, Guerra de Sucesión Española, Monarquía de España
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Plan
A modo de introducción
Identidades austracistas
¿Una guerra de religión?
Felipe V como defensor de la patria
Análisis microanalítico a propósito de una identidad múltiple
A modo de conclusión
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Notes de l’auteur
Este trabajo forma parte del Proyecto “Failure: Reversing the Genealogies of Unsuccess, 16th-19th
Centuries” (H2020-MSCA-RISE, Grant Agreement: 823998).
Texte intégral
A modo de introducción
1La transición del siglo XVII al XVIII tiene, en el caso español, características particulares. La cuestión sucesoria es una preocupa
Monarquía durante los últimos años del reinado de Carlos II. Los bandos cortesanos se enfrentan para definir un sucesor y gene
conflictiva que no termina con la llegada al trono de Felipe V. La Guerra de Sucesión Española es un momento de especial confro
como catalizador de tensiones previas a la contienda. Los textos de la publicística constituyen un recurso especialmente útil
aproximación a los actores contemporáneos para intentar comprender cómo los ven los demás y cómo se ven a sí mismos. Más
de armas, de los acontecimientos políticos, hay intereses económicos o estrategias sociales y una polarización de los estamentos
sociedad desde dos posiciones: austracismo y borbonismo. Estas opciones tienen un contenido que excede la dimensión civil de
en evidencia algunas atribuciones identitarias a nivel regional pero también proyecciones de la misma índole en un plano genera
fueron llamados aguillots, vigatans o maulets, imperiales, carolinos o gente carolina mientras que los partidarios de Felipe V, f
como galli hispanos, borbónicos, felipistas, botiflers y butifleros.
STETS y Peter BURKE, Identity Theory, New York: Oxford University Press, 2009. Alain de BENOIST (...)
2En cuanto a la construcción de identidades y sus conflictos, en los últimos años, se han realizado puestas en común de diferent
que los consideran fenómenos decisivos para la vida social. En principio, creo que es posible reflexionar sobre las identidades -en
seleccionado- para relacionarlas con las actitudes de lealtad o deslealtad ante la llegada de Felipe de Anjou al trono español, situ
el cruce de cuestiones culturales y la fábrica de identidades. Estas configuraciones se entienden en general, como aquello que
consecuencia, lo distingue haciéndolo reconocible a los demás y es conveniente –afirman Jan Stets y Peter Burke– plantearlas
abiertos1.
er BURKE, “El Renacimiento italiano y el desafío de la posmodernidad” in:Gerhart SCHRÖDER y Hel (...)
ncesco REMOTTI, Contro l’identità, Roma-Bari: Laterza, 1996; id.,L’ossesione identitaria, Roma- (...)
3Para conocer qué son estas identidades y cómo funcionan, en nuestras investigaciones partimos de la consideración de que lo
pueden reunir diferentes identidades en una misma persona y que no siempre operan de forma aislada, sino que interactúan con
en situaciones específicas conformando la idea de una identidad plural2. Podemos hablar entonces de identidades múltiples
precisa entre colectivas o individuales, políticas o sociales y entre alteridad o sujeto, integración o rechazo. En este sentido, Remot
que sería mejor abandonar la noción de identidad en sentido individual y asumirla con carácter relacional, es decir, como “iden
que muestren las complejidades internas de sociedades específicas 3.
4Amartya Sen, advierte sobre el peligro de no reconocer que las identidades plurales permiten respetar a una sin disminuir la i
demás, para evitar situaciones conflictivas. Formar parte de un grupo implica compartir algunos rasgos constituyentes de la acció
de sus miembros, se trata –afirma Prodi– de un
lo PRODI, “Introduzione: evoluzione e metamorfosi delle identità collettive”, in:Paolo PRODI y (...)
Vínculo de pertenencia, dinámico, aunque dotado de cierta estabilidad, que se transmite de una generación a otra, de un individuo a un
grupo social, mediante la coparticipación de valores, normas y representaciones y, por tanto, de ideologías y de símbolos 4.
NIGNO, Francesco. Las palabras del tiempo. Un ideario para pensar históricamente. Madrid: Cátedra (...)
5Este concepto controvertido, tiene por lo menos tres condiciones que contribuyen a definir su naturaleza: la creativa, la performat
histórica. La construcción de la identidad se realiza en relación con una serie de valores combinados y jerarquizados; en ella; el asp
supone que la identidad ha de materializarse en actos y objetos que representan los valores elegidos y ayudan a distinguirl
específico. No se trata de construcciones que permanecen inmóviles, sino que se transforman históricamente asumiendo cambio
que permiten incorporar nuevos atributos o transformar o eliminar los ya adquiridos 5.
obligada referencia es la obra de Roger CHARTIER, El mundo como representación, Barcelona: Gedis (...)
6Un tratamiento integral y exhaustivo de los problemas conceptuales que involucra hablar de cuestiones tales como identidades
nación, sería imposible; por lo tanto, solo trataré de plantear algunas reflexiones relacionadas con la cultura política dentro de
pretende ser un enfoque metodológico que he definido como historia sociocultural de la política 6 –partiendo de lo afirmado por
política, en sentido amplio,
h Michael BAKER, “El concepto de cultura política en la reciente historiografía sobre la Revolu (...)
[…] es la actividad a través de la cual individuos y grupos se articulan en una sociedad, negocian, y realizan los reclamos que hacen uno
la cultura política puede ser entendida como el conjunto de discursos y prácticas que caracterizan esa actividad en cualquier comunidad
posiciones que ocupan y la identidad y los límites de la comunidad a la que pertenecen (o de la que son excluidos) 7.
7Reflexionemos sobre los problemas derivados de la cuestión identitaria en un momento especialmente conflictivo. La Guerra de S
(1700/2-1713/15) se puede entender como una contienda dinástica, civil e internacional 8, pero también fue un conflicto económic
y comunicacional, en el que se enfrentaban dos modelos políticos.
NÁNDEZ ALBALADEJO, Pablo, La crisis de la Monarquía,Madrid: Marial Pons, 2009. Id. (coord.) “Pr (...)
hn AUSTIN, Cómo hacer cosas con palabras, Londres: Routledge, 1982. John SEARLE, “How Performativ (...)
8Las “Vísperas de Sucesión”, el tema de la llamada “decadencia” española 9, el desarrollo del conflicto y la paz que le pone punto
los cambios que se adjudican a la nueva dinastía borbónica, han generado interpretaciones controvertidas por parte de dife
historiográficas y merecido numerosas revisiones en los últimos años. En esta producción se previene sobre los peligros derivado
de conceptos ex-post que operan con valor performativo 10. Al mismo tiempo, se recomienda la precaución de no caer en
generalizaciones dicotómicas que vean renovación donde antes había estancamiento 11.
ntonio ÁLVAREZ-OSSORIO ALVARIÑO, La República de las Parentelas: el Estado de Milán en la monarquí (...)
9La cuestión sucesoria fue una preocupación central de la Monarquía durante los últimos años del reinado de Carlos II. En ese perío
tuvo un notable protagonismo político agrupada en redes clientelares y enfrentada en facciones, ejerciendo en muchos casos lo qu
informal12. Los debates generados entre los defensores de Austrias y Borbones dan lugar a pugnas que se manifiestan en palabra
la llegada de Felipe V al trono español, se hace visible la oposición de los “malcontentos”; se destaca, en especial, el papel des
Grandes de Castilla. Las deserciones de los más representativos aristócratas castellanos constituyen un proceso complejo
comprenderse a través de un análisispluricausal. Ante todo, es importante señalar que en la guerra existió mudanza de lea
vacilantes. Un texto que forma parte de la publicística de inclinación austracista, –La Paz Octaviana– pone de manifiesto esta s
se supera la dicotomía señalada y se habla de la existencia de tres grupos: En el primero estaban los que
Paz Octaviana, que prometen las victorias de Carlos III y sus altos aliados con la verdadera hum (...)
[…] después llamaron imperiales y eran los verdaderos amantes de la patria […], en el segundo, los apassionados por la Francia […] y e
contemplativos: los quales temiendo con demasiada prudencia perderse en tiempo tan crítico andavan con gran tiento con ambos partid
cardo GARCÍA CÁRCEL, Felipe V y los españoles. Una visión periférica del problema deEspaña. Barc (...)
ime CONTRERAS,Carlos II el Hechizado. Poder y melancolía en la corte del último Austria. Madrid: (...)
10Estos actores políticos “anduvieron con gran tiempo en ambos partidos” 14, “un tiempo cargado de intensidad en el que los a
pequeños, activos o pasivos, viéronse obligados a moverse: unos tomando decisiones, otros apoyándolas y algunos resistiéndola
lugar a una instancia en que manifiestan las identidades políticas, en el que las fuentes publicísticas, en sentido amplio, c onst
exclusivamente- un recurso especialmente útil que posibilita una particular aproximación a los actores contemporáneos.
lliam COXE, España bajo el reinado de la Casa de Borbón desde 1700 en que subió al trono Felipe V (...)
11A los nobles que se pasaban por conveniencia a las filas del Archiduque, los llamaba Staremberg, «cristianos nuevos», Sta
Antonio de Leichtenstein, hombres sin ley; don Ramón de Vilana Perlas, desesperados, y el rey Carlos, miserables 16. Estas «
aseguraban –en opinión de Staremberg– la situación del Archiduque Carlos quien estaba convencido de que la fidelidad castellana s
por las armas.
anuela Águeda GARCÍA GARRIDO. “Introducción Monográfico: Voces de la disidencia en las ciudades de (...)
uth MACKAY, The Limits of Royal Authorithy. Cambridge: Cambridge University Press, 1999.
12Para considerar los primeros años del reinado de Felipe V, es necesario no descuidar la observación de tres factores: el protag
la nobleza, la naturaleza institucional de la Monarquía de España y la crisis de legitimidad desatada por este enfrentamiento . E
opositores forman parte esencial del proceso político cumpliendo el papel de una contrapartida dialéctica del poder 17. Pero no se
en gran parte, –afirma R. Mackey– el discurso de las resistencias fue formado por el lenguaje de la obediencia y, algunos de los
procesos, no hubieran aceptado que estaban enfrentando el orden legal, sino por el contrario, contribuyendo a su mejor funcionam
las instituciones al cauce legal que habían perdido 18.
egorio SALINERO, “Introduction: Les voix de la rébellion moderne”, in: id., Águeda GARCÍA GARRIDO (...)
13Debido a esta naturaleza híbrida de las identidades políticas del período, uno de los problemas que se presentan, es el re
categorías analíticas que pueden ser utilizadas sin la adecuada precaución metodológica. Esta cuestión se complica aún más, s
cada una de ellas incluye matices conceptuales variados que dan lugar a diversos significados. Al mismo tiempo, los argumento s
opositores pueden ser frecuentes y hasta coincidentes, pues provienen de un zócalo cultural común 19.
avier GIL PUJOL, “The Good Law of a Vassal: Fidelity, Obedience and Obligation in Habsburg Spain” (...)
oberto QUIRÓS ROSADO y Cristina BRAVO LOZANO (eds.), Los hilos de Penélope. Lealtad y fidelidades (...)
14La cara opuesta de estos actores que pueden caer en la deslealtad, remite al concepto de lealtad a un monarca, término que m
precisiones sobre su aplicación en determinados contextos 20. R. Quirós Rosado y C. Bravo Lozano sostienen que los conceptos de
y obediencia aparecen como un triduo en constante interacción. ¿A quién se es leal? ¿Cómo se representa políticamente la fidel
al cuerpo místico de la Monarquía? ¿Qué papel juega la obediencia en un plano político confesional? Las interacciones entre el
entre la Patria y Dios se convirtieron en el campo de discusión privilegiado para tratadistas, arbitristas y plumas que pobla ban
poder, en los diferentes territorios de la Monarquía 21.
d. un interesante análisis de los conceptos que mejor representan la obligación del vasallo: fide (...)
altad cathalana purificada de invidiosas calumnias entre llamas de sufrimientos en el criso de la (...)
nebre ocaso y oriente glorioso de nuestro amado sol, a distinctos aspectos de la luna de octubre. (...)
opia de carta del Rey Cristianissimo Luis Dezimoquarto a la Reyna nuestra Señora y señores del Gob (...)
15Existía una presunción entre los contemporáneos acerca de la afinidad política que se vinculaba con la “nación” de cada un
aceptable, lo cierto es que la situación desencadenada por la guerra, instaló cuestiones que superaban la identificación de una po
un territorio en particular, aunque esto sea lo que ha predominado en algunas interpretaciones 22. En el texto la Lealtad Cathal
necesidad de defender la patria y sus libertades. La argumentación cruza las dimensiones territoriales apelando a diferencia
enfrentar a catalanes y castellanos al justificar la actitud de los primeros y criticar a los segundos, a quienes pregunta con ge
esperan perder su nombre y empezar a llamarse franceses. Ante la situación límite que se plantea, sostiene que Carlos III, desd
a tomar la posesión de sus dominios y, pasando a un plano más abarcador, lo propone como salvador de “la honra y la libertad d
oración fúnebre, en ocasión de la muerte de Carlos II, manifiesta la referencia a las dos pertenencias: «O España! Y sobre todo, o C
embargo, Luis XIV se dirige a la reina viuda de Carlos Segundo, «Rey de las Españas» manifestando estimación a toda la “Nació
os de la verdad en siete dialogos sobre lo sucedido en el assedio de Barcelona, año 1706, Barcelo (...)
16En otro sentido, sin desestimar la obediencia al “Gobierno Universal de la Monarquía”, la pertenencia a un reino supone l
privilegios y tradiciones y así lo hace saber la ciudad de Barcelona a la reina a propósito de la discusión sobre la vigencia del nom
de la muerte de Carlos II– como virrey del Príncipe de Darmstad en Cataluña. Se solicita se respete «lo que se había observad
Centurias en semejantes casos, en orden a su govierno particular según las costumbres, usos, observancias y Constituciones Ge
una muestra más de estas identidades múltiples, los argumentos no impiden que, en Ecos de la verdad en siete diálogos (1707
de una discusión entre un felipista y un austracista, el último expresara, sin limitaciones, que Carlos III era “el legítimo re
Españas”27.
rnando BOUZA,Portugal no tempo dos Filipes: política, cultura, representações (1580-1668), Lisbo (...)
lación verdadera del arribo del señor Archiduque en Portugal. (Biblioteca Nacional de Lisboa, 466 (...)
ARTÍN MARCOS, David, “La paz hispanoportuguesa de 1715: la diplomacia ibérica en Utrecht”,Cuadern (...)
17Una breve referencia al enfrentamiento con los portugueses, nos permite mostrar otro ejemplo del cruce de identidades 28. Mien
de sucesos portuguesas atribuyen el sitio de Elvas a tropas castellanas, se afirma que Carlos ha llegado a la corte española y
batalla del 25 de abril de 1707 fue muy celebrada por los castellanos. Sin embargo, se atribuye al rey de Portugal, cuando abr
Carlos a su llegada a Lisboa, haber afirmado que “Ahora está España en mis brazos” 29. Para las tratativas de paz entre portugu
había sido necesaria la mediación del obispo de Bristol, uno de los plenipotenciarios ingleses en Utrecht, y que los enviados de
a referirse a Felipe V como Rey de España y no como Rey de Castilla, pues “El Rei Felipe possuhia mais reinos que o de Castella”
18En Buenos Aires, los habitantes de las dos orillas del Río de la Plata se identifican como portugueses y castellanos. Así con st
de fidelidad a Felipe V.
chivo General de la Nación (Argentina), Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires. Serie II (...)
19En la ciudad de la Santisima Trinidad Puerto de Santa Maria de Buenos Aires cabeza de la Provincia del Rio de la Plata […] 17
se sosego el pueblo dijo el alférez real: Castilla y las Indias, Castilla y las Indias, Castilla y las Indias, por don Felipe quinto dest
rey y señor natural que Dios guarde, viva 31.
cia ESTEBAN ESTRÍNGANA, “Introducción. Lealtad, virtud primitiva: su expresión, semántica y prác (...)
20El vínculo entre los territorios derivaba de la lealtad al mismo rey y a la misma fe, compartida por los súbditos del rey. La cu
importancia para un monarca que debía gobernar un conjunto de reinos dispares que había obligado a sus antecesores a transfo
monarca y la religión -rey y Dios- en un foco de lealtad y unión con posibilidades de ser compartido sin fácil cuestionamiento, al me
tempranas32.
avid GARCÍA HERNÁN, “Guerra, propaganda y cultura en la monarquía hispánica: la narrativa del Sigl (...)
estudio de la propaganda y el proceso de surgimiento de la opinión pública ha sido objeto de dis (...)
21La propaganda ocupó un lugar relevante en la construcción de estos procesos y debe considerarse 33 como el mecanismo indicad
y convencer a la opinión34. Los partidarios de Austrias y Borbones se enfrentaron físicamente en los campos de batalla, pero n
palabras como un medio para modificar o consolidar actitudes al mismo tiempo que preparaban las tropas para conseguirlo 35.
Estrategias individuales y redes de oposición
tos grupos utilizaron una serie de mecanismos que les garantizaban la reproducción de un sistema (...)
rginia LEÓN SANZ, “La oposición a los Borbones españoles: los austracistas en el exilio”, in: Dis (...)
22La política de oposición nobiliaria que se manifestó con fuerza en 1701, 1702, 1706 y 1710, cristalizó en las defeccion
representantes del estamento. Sus motivaciones permanecen ocultas en muchos casos, mientras que, en otros, pudieron estar
convicciones personales, la conveniencia, el temor y las redes de fidelidades 36 a través de vinculaciones directas con la corte de
23El 6 de junio de 1706, los Grandes sintetizaban su disgusto y sus quejas, ante lo que consideraban un ataque a los principio
respondiendo a una conminación de Amelot, embajador francés:
OXE, p. 149.
Habló el duque de Medinaceli y dijo que si había algo que podía ofender a la nación y hacer que no fuera tan fiel a su príncipe como lo h
sus otros reyes desde el establecimiento de la monarquía, eso sólo podía surgir de que le mostraran desprecio, al ver cómo los ejércitos
por extranjeros, se celebraban consejos secretos sin la participación de los personajes más importantes, y había venido gente al reino p
los principales gobiernos de España y las Indias eran puestos en manos de una mujer, que los vendía públicamente; y que estas cuatro
demasiado poderosas y causaban división, y hacían que el pueblo prestara oídos a los numerosos manifiestos que los enemigos de las d
distribuido38.
e analizado con detalle los debates surgidos entre los partidarios de los candidatos enfrentados i (...)
an CHIQUILLO PËREZ, “La nobleza austracista en la Guerra de Sucesión: Algunas hipótesis sobre su (...)
OXE, p. 105.
24Pero los opositores podían expresar intereses heterogéneos y, en algunos casos, la lealtad no fue un valor permanente, las fide
fluctuantes y flexibles, cambiantes en función de las circunstancias 39. No faltaban los "que querían mantener la situación, su fid
reinante, fuera quien fuera" aunque esta posición respondiera a las prebendas recibidas 40. Un amplio rango de motivaci
interactuaban con los contextos más generales, dando lugar a diferentes respuestas. “Eran hombres de carácter versátil que
políticas cuidaban sólo de su seguridad personal o descontentos que habían sufrido desaires”41.
Identidades austracistas
aquim ALBAREDA SALVADÓ, “A vueltas con el austracismo y con la Guerra de Sucesión”, in: Julio A. (...)
ntonio de BOFARULL, Historia crítica (civil y religiosa) de Cataluña, Barcelona: Juan Aleu, 1878, (...)
esbeth GEEVERS, Mirella MARINI, Dynastic Identity in Early Modern Europe. Rulers, Aristocrats and (...)
blo FERNÁNDEZ ALBALADEJO (ed.), Los Borbones. Dinastía y memoria de nación en la España del siglo (...)
25Como sabemos, el concepto “austracismo” es ambiguo –afirma J. Albareda– y sus límites imprecisos y cambiantes según el mom
o los individuos que abrazan su causa 42. Pero cuenta con un largo recorrido: ya Antonio de Bofarull se refirió al “austraquismo
Jaume Vicens Vives lo utilizó en 1948, aunque siempre con una clara connotación prodinástica 43. Esta concepción se extendió e
sociales, pero impregnó especialmente el pensamiento nobiliario, constituyendo un concepto que incluye ingredientes políticos y
más allá del factor dinástico44 que lo define y esto ha sido objeto de debate en algunas oportunidades 45.
n ARRIETA ALBERDI, “Austracismo, ¿Qué hay detrás de ese nombre?”, in:FERNÁNDEZ ALBALADEJO, Los B (...)
26En sus diferentes manifestaciones, es posible establecer ciertos rasgos identitarios del austracismo o mejor, de los austraci s
atribuir con exclusividad a la Corona de Aragón, omitiendo que también existieron en otros territorios con especificidades
regnícola46.
cuerdos de los muertos a nuestro Catholico rey Phelipe Quinto que Dios prospere y guarde. En Pamp (...)
27Algunos de los argumentos utilizados como parte de la construcción de una identidad austracista, frecuentan las manife
memoria histórica con la valoración positiva de la actuación de los Austrias y la reivindicación de un estilo de gobierno propio. En
muertos el autor imagina un encuentro entre Carlos II y Felipe V en el Escorial para darle consejos al nuevo rey, que ha llegado
duque de Harcourt “Esta Monarquia heredada de mis Abuelos, no ignora el mundo aver sido la admiración del orbe; pues todo q
la haze singular, tuvo ESPAÑA junto para poderse ennoblecer” 47.
atro de culpa y pena en juizio particular de la monarquia de España. dedicado al excelentíssimo s (...)
28Insisten en la ilegitimidad del testamento de Carlos II y niegan el reconocimiento de quien es identificado como Duque de Anj
como rey de la Monarquía de España mientras que designan al Archiduque como Carlos III. Se manifiesta rechazo a Fra
sentimientos xenofóbicos pueden dirigirse también a otros países– y se teme la posible monarquía universal borbónica. Así lo po
autor de Teatro de culpa y pena, “Viva y reine (Carlos) que aunque logren dejarnos sin un ochavo, estos gavachos traydores, a tr
dejen, vengo en que se les perdone” 48.
an-Frédéric SCHAUB, La Francia española. Las raíces hispanas del absolutismo francés. Madrid: Mar (...)
azones contra la proposición de los más flacos Ministros del Consejo de Estado de España […] Atrib (...)
ving Anthony Alexander THOMPSON, “Castilla, España y la Monarquía: la comunidad política de la pa (...)
29Sin embargo, la existencia de conceptos denigratorios como muestras de esta galofobia, no debería inducirnos a generalizacio
relativizadas por la historiografía reciente en lo que se refiere al análisis de este tema a través de dicotomías o estereoti pos49. A
de Felipe V, un papel atribuído al Almirante de Castilla, constituye una proclama austracista de extracción nobiliaria en la que se
la pérdida de España y los traidores o “Condes Julianes” que colaboraron para permitir el advenimiento de una dinastía extranje
peligrosa «si domina a España y sus dilatados reynos la infidelidad y perfidia de los Musulmanes Ateistas de la Francia»50. El enfr
profundizó sentimientos y favoreció la búsqueda de elementos para reforzar una identidad propia. En estos discursos el odio a los
a profundizarse, en tanto los discursos destacan los valores propios 51.
30Por otra parte, se debe tener en cuenta que estas consideraciones planteadas en momentos conflictivos persisten y son utiliz
diferentes adoptando las peculiaridades de estas dinámicas y representaciones colectivas que se manifiestan cambiantes en un
cooperación y conflicto que forja las imágenes de los otros. Relaciones de identidad o alteridad polivalentes que sólo resultan a
analizamos contextos específicos en los que los individuos interactúan con el medio manifestando intereses y convicciones 52.
sé María JOVER ZAMORA, “El sentimiento de Europa en la España del siglo XVII”, Hispania, 35, 1949 (...)
aría Teresa PÉREZ PICAZO, La publicística española en la Guerra de Sucesión, Madrid: Consejo Super (...)
id, p. 279. David GONZÁLEZ CRUZ, Propaganda e información en tiempos de guerra: España y América (...)
cente BACALLAR Y SANNA, Marqués de San Felipe, Comentarios de la guerra de España e historia de s (...)
31La identidad de los austracistas integra sentimientos optimistas ante las posibilidades de un éxito de las tropas aliadas a n ive
discurso del Almirante de Castilla constituye un magnífico compendio de estas razones emparentadas no sólo con las expu
reconocidos como W.G. Leibniz sino también, con los impresos que circulaban en diferentes ciudades, en especial, Barcelona a p
imperiales aseguraban que estaban legitimados porque la Casa de Austria constituía “desde antiguo, antemural de los ambicio
borbónicos” y estaba protegida por Dios53. Contra ella se había organizado Francia que no había dudado en el pasado en recur
herejes y turcos y a promover insurrecciones internas 54. Los autores coetáneos realizan alegatos en defensa de las reac
austracistas, mientras el Cardenal Portocarrero –polémica reflejada en la publicística de la época 55– los acusaba de herejes
desafectos, de sediciosos y que eran las cabezas del partido austríaco” 56.
32La cuestión religiosa fue un componente relevante en la conformación de las identidades de ambos bandos. El peso de la religi
la identidad de un súbdito de la monarquía hispánica 57. La presencia de tropas protestantes en las fuerzas aliadas generó una op
borbónicos no desaprovecharon. Es frecuente encontrar una serie de conceptos acusatorios derivados de la actuación de estos
condición de protestantes, en los textos de diferente género que incluyen imputaciones de«sacrilegio», “delito” y “pecado” co
sugerir a los católicos que debían cumplir los preceptos de su religión, en un intento por lograr su identificación con el ni eto de Lu
fuera posible, corrían el riesgo de ser considerados “cismáticos” y castigados. En el David de España, se afirma que Felipe V ti
reynar en la catholica España” 58. Por su parte, en el Desengaño católico, se refuerza la identificación de los españoles con el cat
esengaño católico. Por D. I. D.F. (atribuido a Don Juan de Ferreras). IUHJVV, (Res) C 1710?, T 43, (...)
Dicese este desengaño Cathólico porque esta formado por la Religión Catholica Romana que es solo la verdadera y la que siempre hemo
españoles […] el que no ama, reverencia y obedece en lo justo a su legitimo Rey quando la materia es grave, peca mortalmente al rey p
mortalmente59.
zes de el desengaño y destierro de tinieblas. Hallarase en casa de los Herederos de Thomas Lopez (...)
33Una interesante precisión sobre la relación de los planos religioso y político se lee en un papel atribuido al felipista Arzo b
que afirmaba en 1706, que los españoles que no defendieran a los príncipes jurados incurrían en delito contra Dios y el re
conservación de la fe y de esta manera en reos de los delitos de sedición a la patria y de Lesa Majestad, además de sufrir la s co
orden espiritual por caer en pecado mortal. No tardaron los austracistas en publicar la Verdad desnuda, Respuesta para deseng
papel del Arzobispo de Zaragoza y el Escudo dePhidias, Respuesta al Arzobispo de Zaragoza y a mogiganga de mogigangas en la
oráculos de Delfos, se introducen los autores de ambos papeles en los animos candidos que llama el uno el vulgo, y los otros, l
farsas»60. Este es un ejemplo de cómo los textos se relacionaban y se agrupaban en redes de polémicas y constituían verdade
las discusiones sobre temas con la intervención de los partidarios de los dos bandos. Los argumentos religiosos presentes en el dis
a muchos ánimos remisos en defensa de la fe en una especie de nueva Cruzada.
malicia descifrada y el engaño manifiesto por el tribunal de la razón en la sala de la justicia. (...)
YALA Y SALCEDO Parabien a la Iglesia Catholica en los gloriosos triunfos de nuestro invicto monarc (...)
uexas de la tibieza de España al ver tan ultrajada la fee, y elogios a su defensor Phelipe quinto (...)
34El primer Borbón en el trono español utilizó la fe como elemento potenciador de otro no menos importante: la defensa del hon
la patria. Los publicistas y predicadores construyeron una “guerra de religión” entre los representantes de dos dinastías. L
presentaron como un invento borbónico, pero ambos contendientes trataron de imponer un lenguaje orientado a captar la sensib
los participantes en la contienda. Felipe V aprovechó el acuerdo de los portugueses con los aliados para expresar en un brillante m
desnudan debidamente mi espada y la de mis reinos por la Fe, por la Corona y por el Honor de la Patria» 61. Los Borbones se con
de la Iglesia y combaten el terror del partido herético 62. Por su parte, Ayala y Salcedo en el proemio de Parabien a la Iglesia Cat
Felipe V tiene ventaja sobre los aliados pues «es el elegido por Dios» que le permitirá triunfar sobre «los disidentes Carolistas y no
por ser un conjunto o monton de muchos males» 63. Este autor, si bien con tono contencioso, plantea los problemas para defin
en conflicto. Frente a la indefinición de muchos, en un pliego de cordel de 1710, se representa a Felipe V como un héroe defen
símbolo de la “unión de leones y castillos con las lises de Clodoveo”64.
35La defensa de la patria era resultado del esfuerzo de los buenos españoles que, como tales, sentían desprecio por los que no
legítimo, Felipe V.
rdades solidas acrisoladas en la lealtad española que ofrece un fiel vassallo, a honra y gloria d (...)
En la Española Nacion
muchos ay que son leales;
mas los que son Imperiales,
peores que el Diablo son65.
Análisis microanalítico a propósito de una identidad múlti
an HERNÁNDEZ FRANCO (ed.), Familia y poder. Sistemas de reproducción social en España (XVI-XVIII)(...)
emos utilizado la versión que creemos más próxima a la que fue dada a la imprenta en Lisboa. Manif (...)
36Para finalizar, presentamos un caso en el que las identidades: nobiliaria, austracista, castellana, imperial y española se in teg
de don Juan Tomás Enríquez de Cabrera, último Almirante de Castilla. Este Grande, presenta un interesante ejemplo en la cons
de oposición, en el que se superponen las relaciones familiares y clientelares que las fortalecen. Desarrolló lazos de poder
desempeño de sus cargos específicos en la corte, a lo largo de un destacado cursus honorum y participó de los enfrentamientos e
palaciegas que desempeñaron un papel central en el reinado de Carlos II66. Pero la situación cambió con la decisión del Almirante
para formar parte de los aliados. Su salida de Madrid en setiembre de 1702 produjo una redefinición de fidelidades entre sus a
clientes. Por su defección, fue condenado por el delito de Lesa Majestad según consta en la sentencia del 17 de agosto de 1
finalización de su causa en Madrid y habiendo jurado fidelidad al Archiduque, declaró los motivos de su decisión en un Manifie
mitad de 170367, que se tradujo a diferentes idiomas y tuvo amplia difusión. En él, se definen las relaciones de obediencia, no co
unilateral sino como acciones de reciprocidad y obligación mutua, argumentos que fueron utilizados con frecuencia por los rebe
contestado en numerosas oportunidades formando diferentes racimos textuales 68.
37Ante la presencia de la nueva dinastía y los cambios que pretendía implantar, el Almirante se refiere a los propuestos en los ej
Defiende los principios identitarios de la Monarquía y reconoce que si
[…] fuese conveniente remodernar algunas costumbres antiguas por la diferencia que se conoce de hacer la guerra en lo pasado a pract
presente no se necesitaba de destruir tan grande memoria ni tan gran decoro a la nacion española para corregir y poner en buena plant
necesitase. Pero solo parece que se tuvo el fin de que nada hubiese que pudiese hacer recuerdo de que habiamos sido españoles 69.
38Las expresiones del Almirante remiten a un fondo tradicional en la concepción política medieval cuando preguntaba si
¿Habrá quien ignore que es un contrato mutuo, el que se ejecuta en la solemnidad del acto de jurar los vasallos fidelidad a su Príncipe,
Príncipe las leyes, privilegios y exenciones a sus vasallos, defenderlos y conservarlos en justicia? 70.
o sólo en el Manifiesto del Almirante fol. 123 y ss., sino enRepresentación que hizo el Duque de (...)
39Los argumentos giran en torno a un rey que había jurado primero y luego, en fe de ello, lo hicieron los vasallos. Entonces, si el
no respetaba lo que había prometido, liberaba a todos del juramento que recibió por faltar al cumplimiento recíproco del co
conducía a la nación española a ser esclava de Francia. Esta actitud del rey autorizaba a los “españoles” a su propia defensa71.
vin GOFFMAN, Estigma. La identidad deteriorada. Buenos Aires: Amorrortu, 1989, p. 79-80.
40Cuando se analiza la trayectoria del Almirante, podemos quedar atrapados en un dilema, si pretendemos definirlo a partir de un
un traidor? ¿Fue un sentimental? ¿Hacía lo que debía? ¿Lo guiaba sólo la conveniencia? No parece adecuado plantear realidade
que, el Almirante pudo asumir diferentes actitudes en distintos momentos como resultado de diversas situaciones. Pod
considerar su pertenencia a varios círculos sociales, políticos o culturales, que muchas veces se cruzaron, superpusieron o
entornos locales, regionales e internacionales. Don Juan Tomás era uno y muchos a la vez, en medio de un juego de decepcione
A modo de conclusión
anifiesto del Almirante, fol. 123v°.
lette JOUANNA, Ordre social. Mythes et hierarchies dans la France du XVI e siècle. París: Hachette (...)
41Abandonar los dualismos extremos, aunque sean operativos, plantea la posibilidad de comprender que, las identidades
fidelidades, durante la Guerra de Sucesión española, pudieron ser fluctuantes e inspiradas en motivaciones múltiples en las que
el sentimiento patriótico, pero, tampoco la conveniencia o el pragmatismo. Lo cierto es, que las ya complejas relaciones recíproca
monarquía se tensaron con la llegada de la nueva dinastía, provocando disidencias y una reformulación identitaria. Para u
comprensión de estas actitudes, podemos apelar a las argumentaciones discursivas en las que subyacen objetivos políticos que le
se pronuncian: el bien común, la restauración del orden. Los “malcontentos” pretenden volver a una tradición que ha sido violada, a
histórica que constituía una identidad propia, que ahora corre el riesgo de perderse, tal como manifiesta con dolor, el Almira
defienden su concepción política y su participación en el espacio del entorno real, para mantener sus inmunidades y prerrogat iva
42A fines del siglo XVII la Monarquía de España atraviesa una época de identidades en transición. Se trata de un momen
reformulación de identidades políticas y de otros sentimientos identitarios. El escenario de la guerra fuera de España, el encuentro
favorecía la afirmación de una identidad colectiva al menos para hablar de españoles frente a los “otros”. Pero en los diferentes t
se percibe una doble pertenencia entre las identidades «nacionales» y locales de la Monarquía, que reconocen (o no) su fidelidad
avier TORRES SANS, Naciones sin nacionalismo. Cataluña en la monarquía hispánica (siglos XVI-XVII) (...)
43La Guerra de Sucesión en su dimensión civil, supuso una redefinición de las relaciones de fidelidad e infidelidad en el marco
conflicto que rompía los equilibrios tradicionales, jurídico-políticos en la difícil búsqueda de una identidad que incluyera a varias
cuestión dinástica, se plantea el problema de fidelidad al rey o a la patria, la opción entre dinasticismo o patriotismo. La lealtad
o su dinastía, se podía vincular a una casa o dinastía y extenderse no sólo a un conjunto de personas regias sino también a bi
poderes y símbolos a “todo un mundo o universo susceptible de dar sentido a la existencia de un gran número de individuos” 76.
blo FERNÁNDEZ ALBALADEJO, Materia de España. Cultura política e identidad en la España moderna, M (...)
44Las reflexiones que se ofrecen están lejos de presentarse como afirmaciones cerradas en relación con cuestiones tan compleja
locales y regionales formaban parte de una realidad fragmentaria que se fusionó para dar lugar a una identidad común –Españ
largo “proceso de condensación de una materia que, entre mediados del XV y mediados del XVI acaba constituyéndose en un
identitario” atravesado por consensos y conflictos 77.
osé Manoel NÚÑEZ SEIXAS, “Presentación. Dossier: La construcción de la identidad regional en Europ (...)
45“El juego de espejos identitario acaba así por asemejarse a una imaginación constante de esferas superpuestas […] no exen
conflictos” en la que se debe considerar la existencia de “identidades múltiples y dobles patriotismos” así como la presencia de o
o jerarquizadas y posibles identidades híbridas, resultado de la combinación de elementos diferentes 78.
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VICENS VIVES, Jaime, Aproximación a la Historia de España, Barcelona: Vicens-Vives, 1962.
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Notes
1 Jan STETS y Peter BURKE, Identity Theory, New York: Oxford University Press,
2009. Alain de BENOIST, Nosotros y los otros. Problemática de la Identidad, Tarragona: Fides,
2015.
3 Francesco REMOTTI, Contro l’identità, Roma-Bari: Laterza, 1996; id., L’ossesione identitaria,
Roma-Bari: Laterza, 2010; Marco AIME, Eccessi di culture, Turín: Einaudi, 2004. Apud,
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homenaje a Pablo Fernández Albaladejo, Madrid: UAM Ediciones, 2017, p. 809-819.
4 Paolo PRODI, “Introduzione: evoluzione e metamorfosi delle identità collettive”, in:Paolo PRODI
y Wolfgang REINHARD (a cura di.), Identità collettive tra medioevo ed età moderna: Convegno
internazionale di studio, Bolonia: Clueb, 2002, p. 9-30. Amartya SEN, Identitat i conflicte: qui té
interés a convertir la identitat en un conflicte?, Barcelona: La Campana, 2009. Apud, P. IRADIEL,
p. 811.
5 BENIGNO, Francesco. Las palabras del tiempo. Un ideario para pensar históricamente. Madrid:
Cátedra, 2013, p. 245-262. Pablo VÁZQUEZ GESTAL, Una Nueva Majestad. Felipe V, Isabel de
Farnesio y la identidad de la monarquía (1700-1729), Madrid: Fundación de Municipios Pablo de
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Guerra de Sucesión”, Espacio, Tiempo y Forma. Serie IV Historia Moderna, 13, 2000, p. 61-82.
7 Keith Michael BAKER, “El concepto de cultura política en la reciente historiografía sobre la
Revolución Francesa”. Ayer, 62, 2006, p. 89-110.
8 Jean Pierre AMALRIC, “La elección de un bando: hugonotes y jacobitas en la Guerra de Sucesión
de España”, Manuscrits, 19, 2001, p. 59-79.
10 John AUSTIN, Cómo hacer cosas con palabras, Londres: Routledge, 1982. John SEARLE, “How
Performatives Work”, Linguistics and Philosophy, 12 (5), 1989, p. 535-558. BUTLER, J. A, Politics of
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modelos en conflicto”, in: id.. p. 35-64. Ricardo GARCÍA CÁRCEL y Rosa María ALABRÚS
IGLESIAS, España en 1700. ¿Austrias o Borbones?, Madrid: Alianza, 2001.
13 La Paz Octaviana, que prometen las victorias de Carlos III y sus altos aliados con la verdadera
humillación de la mentida omnipotencia de la Francia. Barcelona, Francisco Guasch impresor, año
de 1708, p. 7-8. ALBAREDA SALVADÓ, p. 114, llama la atención sobre esta clasificación.
14 Ricardo GARCÍA CÁRCEL, Felipe V y los españoles. Una visión periférica del problema de España.
Barcelona: Plaza y Janés, 2002.
15 Jaime CONTRERAS, Carlos II el Hechizado. Poder y melancolía en la corte del último Austria.
Madrid: Temas de Hoy, 2003, p. 296-297.
16 William COXE, España bajo el reinado de la Casa de Borbón desde 1700 en que subió al trono
Felipe V hasta la muerte de Carlos III en 1788,Madrid: D. F. de P. Mellado, 1846-7, 2, p. 27
18 Ruth MACKAY, The Limits of Royal Authorithy. Cambridge: Cambridge University Press, 1999.
19 Gregorio SALINERO, “Introduction: Les voix de la rébellion moderne”, in: id., Águeda GARCÍA
GARRIDO, Radu PAÜN (eds.), Paradigmes rebelles. Pratiques et cultures de la désobéissane à
l’époque moderne, Bruxelles: Peter Lang, 2018, p. 1-18.
20 Xavier GIL PUJOL, “The Good Law of a Vassal: Fidelity, Obedience and Obligation in Habsburg
Spain” Revista internacional de estudios vascos, 5, 2009, p. 83-106.
21 Roberto QUIRÓS ROSADO y Cristina BRAVO LOZANO (eds.), Los hilos de Penélope. Lealtad y
fidelidades en la Monarquía de España, 1648-1714, Valencia: Albatros, 2015.
22 Vid. un interesante análisis de los conceptos que mejor representan la obligación del vasallo:
fidelidad, lealtad, obediencia, rendimiento, reconocimiento, reverencia, amor, cariño,
gratitud in: Irving Anthony Alexander THOMPSON, “¿Fiel a qué? El lenguaje político en los
ayuntamientos en la Castilla del siglo XVII”, Mélanges de l'École française de Rome. Italie et
Méditerranée, 118, (2) 2006, p. 281-288, www.persee.fr/doc/mefr_1123-9891_2006, n°118, 2,
10492.
24 Funebre ocaso y oriente glorioso de nuestro amado sol, a distinctos aspectos de la luna de
octubre. Oracion fúnebre, que en las reales exequias de nuestro grande esclarecido monarca
Carlos Segundo. Barcelona, Rafael Figueró, 1700, (IUHJVV, (Res) C, 1700, F 86, p. 1-28,
esp. p. 27).
25 Copia de carta del Rey Cristianissimo Luis Dezimoquarto a la Reyna nuestra Señora y señores
del Gobierno, (IUHJVV, (Res) C, 1700, C 67).
26 Ecos de la verdad en siete dialogos sobre lo sucedido en el assedio de Barcelona, año 1706,
Barcelona, Rafael Figueró,1707, (IUHJVV, (Res) C, 1700, S 46), s/n
28 Fernando BOUZA, Portugal no tempo dos Filipes: política, cultura, representações (1580-1668),
Lisboa: Cosmos, 2000. Pedro CARDIM, Portugal unido y separado: Felipe II, la unión de territorios
y el debate sobre la condición política del reino de Portugal, Valladolid: Ediciones Universidad de
Valladolid, 2014. David MARTÍN MARCOS, Península de recelos. Portugal y España, 1668-1715.
Valladolid: Universidad de Valladolid, 2014.
29 Relación verdadera del arribo del señor Archiduque en Portugal. (Biblioteca Nacional de Lisboa,
466//43ª).
31 Archivo General de la Nación (Argentina), Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires.
Serie II, t. I, L. XIII, p. 89-91, Cabildo del 15 de febrero de 1702.
36 Estos grupos utilizaron una serie de mecanismos que les garantizaban la reproducción de un
sistema social. José María IMIZCOZ BEUNZA, “Comunidad, red social y elites. Un análisis de la
vertebración social en el Antiguo Régimen”, in: id. (dir.) Elites, poder y sociedad. Las elites del País
Vasco y Navarra en la España Moderna. Bilbao: UPV, 1996, p.13-65
37 Virginia LEÓN SANZ, “La oposición a los Borbones españoles: los austracistas en el
exilio”, in: Disidencias y exilios en la España Moderna Antonio MESTRE SANCHÍS y
Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ (eds.), Alicante: FEHM, 1997, p. 469-499.
38 COXE, p. 149.
39 He analizado con detalle los debates surgidos entre los partidarios de los candidatos
enfrentados in: María Luz GONZÁLEZ MEZQUITA, Oposición y disidencia nobiliaria en la Guerra de
Sucesión Española. El Almirante de Castilla, Valladolid: Junta de Castilla y León, 2007.
40 Juan CHIQUILLO PËREZ, “La nobleza austracista en la Guerra de Sucesión: Algunas hipótesis
sobre su partició”, Estudis, 17, 1991, p. 115-149.
41 COXE, p. 105.
43 Antonio de BOFARULL, Historia crítica (civil y religiosa) de Cataluña, Barcelona: Juan Aleu, 1878,
vol. 7, p. 420. Jaime VICENS VIVES, Aproximación a la Historia de España, Barcelona: Vicens-Vives,
1962, p. 122. Apud. ALBAREDA SALVADÓ, “A vueltas con el austracismo…”, p. 571.
44 Liesbeth GEEVERS, Mirella MARINI, Dynastic Identity in Early Modern Europe. Rulers, Aristocrats
and the Formation of Identities, London: Routledge, 2015.
45 Pablo FERNÁNDEZ ALBALADEJO (ed.), Los Borbones. Dinastía y memoria de nación en la España
del siglo XVIII, Madrid: Marcial Pons, 2001. GARCÍA CÁRCEL, Felipe V y los españoles….
46 Jon ARRIETA ALBERDI, “Austracismo, ¿Qué hay detrás de ese nombre?”, in:FERNÁNDEZ
ALBALADEJO, Los Borbones… p. 178 y ss.
47 Recuerdos de los muertos a nuestro Catholico rey Phelipe Quinto que Dios prospere y guarde.
En Pamplona, año 1701, (IUHJVV, (Res) C, 1701, t 42, p. 1-20, p. 3.
50 Razones contra la proposición de los más flacos Ministros del Consejo de Estado de
España […] Atribuiose este escrito al Almirante de Castilla Don Juan Thomas Enríquez, Biblioteca
Nacional Madrid, Mss. 2.569, f. 264-274, fol. 274.
53 José María JOVER ZAMORA, “El sentimiento de Europa en la España del siglo XVII”, Hispania,
35, 1949. 263-307. Hemos tomado de este artículo y otras de sus obras, elementos para una
definición del fenómeno austracista.
54 María Teresa PÉREZ PICAZO, La publicística española en la Guerra de Sucesión, Madrid: Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, 1966, p. 103
55 Ibid, p. 279. David GONZÁLEZ CRUZ, Propaganda e información en tiempos de guerra: España
y América (1700-1714). Madrid: Silex, 2009.
57 José ÁLVAREZ JUNCO, “Identidad heredada y construcción nacional. Algunas propuestas sobre
el caso español, del Antiguo Régimen a la Revolución Liberal”. Historia y política: Ideas, procesos y
movimientos sociales, 2, 1999, p. 123-148
58 David de España. Pronóstico para el año que viene de 1707. s.l., IUHJVV, s/n, p. 4.
59 Desengaño católico. Por D. I. D.F. (atribuido a Don Juan de Ferreras). IUHJVV, (Res) C 1710?,
T 43, p. 1-6, p. 1
64 Quexas de la tibieza de España al ver tan ultrajada la fee, y elogios a su defensor Phelipe quinto
nuestro Señor que Dios guarde. 1710, IUHJVV. (Res) C, 1710z, Q 94, p. 1-44.
65 Verdades solidas acrisoladas en la lealtad española que ofrece un fiel vassallo, a honra y gloria
de Dios N. Señor y de N. Catholico Monarca, D. Felipe V, ¿1710?, Biblioteca Nacional de Lisboa
(BNL), L 3570, p. 1-4
67 Hemos utilizado la versión que creemos más próxima a la que fue dada a la imprenta en
Lisboa. Manifesto sobre as causas da jornada do Almirante a Portugal,BN, COD 526, f. 120-142. En
adelante, Manifiesto del Almirante.
71 No sólo en el Manifiesto del Almirante fol. 123 y ss., sino en Representación que hizo el Duque
de Arcos al Rey Don Felipe V° el año de 1701 sobre querer S.M. igualar a los Duques Pares de
Francia con los Grandes de España. Semanario Erudito. Antonio Valladares, T. XXII, Madrid, 1789,
p. 131-19, entre otros.
72 Ervin GOFFMAN, Estigma. La identidad deteriorada. Buenos Aires: Amorrortu, 1989, p. 79-80.
74 Arlette JOUANNA, Ordre social. Mythes et hierarchies dans la France du XVIesiècle. París:
Hachette, 1977.
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