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(Franz Maier)
AÑO: 2°
2021
Introducción y capítulo I
DIOCLECIANO-CONSTANTINO-TEODOSIO
Las transformaciones del mundo Mediterráneo
(Franz Maier). Introducción y capítulo I.
1) Explique la posición del autor, en cuanto al periodo oscuro de la historia en el mundo
Mediterráneo entre los siglos III al VIII.
2) Tome tres variables de análisis, para los gobiernos de Diocleciano, Constantino y Teodosio.
3) Relacione las políticas de Constantino, con el surgimiento de Cristianismo.
4) ¿Qué importancia tuvieron en el imperio en el siglo V, la Iglesia y los Germanos?
1) La característica más importante desde el enfoque del autor hacia las “dark age”, es su visión
del período como una etapa de transición. Tanto políticamente, como cultural, económica y
social. Describe elementos de sumo interés para la transformación de la edad antigua hacia
la edad media, tal como el paso de una economía urbana hacia una rural, la aparición de
sistemas absolutistas con fuertes bases apoyadas en el centralismo y la militarización, la
ruptura o persistencia de la influencia de la cultura romana sobre las diversas zonas que
abarcaba el imperio, el reemplazo del paganismo por el cristianismo, la penetración de la fe
cristiana que a paso de “lava de volcán” fue apoderándose de casi la totalidad de la vida
espiritual, lenta y firmemente hasta convertirse en la religión oficial. La división del imperio
romano en dos (oriente y occidente) definió
a su vez un cambio en los centros
gravitacionales. Ya no sería Roma –ocupando
desde aquí el lugar de proveedor de materias
primas y comprador de manufacturas- sino
que la nueva capital imperial sería
Constantinopla ubicada en la parte oriental.
También señala el autor que es en este
período, llamado “oscuro” que surgen o más
bien toman mayor dimensión los pueblos germánicos y la cultura islámica. Pero el autor
señala claramente una clave: en Oriente y Occidente se diferencian las Iglesias griega y
latina. En Occidente con mayor poder dando origen a cierta autonomía que recaería sobre
la presencia en la vida política y social de un nuevo actor: “el papado”.
El autor ofrece una mirada de valoración hacia este período, y critica los
planteamientos que Gibbon hace sobre la misma, quien describe la época como de
destrucción y caos. Adjudicando estos males principalmente a los “pueblos bárbaros”
(terminología que Maier descarta) y a los árabes, encargados de un milenio de
atrocidades, determinando las causas y delimitando las temporalidades de la caída del
imperio.
Maier dirige estas acusaciones al “clasismo” diciendo que “la inseguridad en el
ordenamiento de las edades tiene su origen en las falsas categorías históricas. Las dark
ages son, en parte, una creación nuestra” (Maier, 1972: 9). Luego continúa, sosteniendo
que estas viejas miradas buscaban legitimar los conceptos de “Estado nacional” como “el
orden” y no sólo explicar la caída del imperio romano y el surgimiento del feudalismo en
el mundo; sino el surgimiento del feudalismo en el mundo europeo como centro único,
invisibilizando el desarrollo de los pueblos de Asia Menor, Siria y Egipto que eran las zonas
más pobladas. Para Maier, “del clasismo proviene la caracterización de la época
decadente. A partir de sus normas culturales, en la transición (la negrita es mía) de la
Antigüedad a la Edad Media sólo puede verse decadencia y destrucción, embrutecimiento
bárbaro, por un lado, y degeneración oriental, por el otro.” (Maier, 1972: 9)
El autor, remarca, que si bien se vivió un período con grandes transformaciones y
rupturas políticas, durante mucho tiempo el imperio gozó de una “unidad” cultural,
artística y religiosa, que dejó su legado con el paso de los años hasta la actualidad. De esta
manera el autor no ve a las dark ages como una época oscura y anárquica, de modo
contrario, lo ve como un lento pero enriquecedor período de transición de los gobiernos
absolutistas a los sistemas feudales de vasallaje.
3) Constantino tomó la decisión de reconocer al cristianismo como religión legítima del estado
y lo acompañó con su conversión a esa fe. El emperador había notado la extraordinaria fuerza
y velocidad con que el cristianismo, una religión oriental se propagaba por las tierras del
imperio con extraordinaria influencia en la sociedad, la política, el arte y la cultura. El
antecedente más conocido sobre su interés sobre el cristianismo cuenta que en el año 312 y
ante las puertas de Roma Constantino ordenó pintar en los estandartes y escudos el
anagrama de Cristo como inyección anímica, pues ya atribuía a su creencia gran poder de la
fe. Esto provocó el edicto de tolerancia de Milán que brindaría libertad al cristianismo.
Cuando le tocó su turno de gobernar sus monedas llevaban emblemas cristianos y sancionó
varias leyes a favor de los cristianos. A la comunidad cristiana se les devolvieron los bienes
confiscados y pudieron acceder a derechos jurídicos de lao que sólo disfrutaban con
anterioridad el culto pagano. Este favoritismo aceleró la caída del paganismo posteriormente
vetado por Teodosio.
La iglesia comenzó a recibir grandes donaciones y empezaron a verse las primeras
monumentales construcciones como la Basílica Lateranense y la iglesia del Santo Sepulcro
en Jerusalén. Se añadió peso político a los cargos eclesiásticos. En la etapa de auge de la
Iglesia se habla de una ecclesia triunphants del siglo IV, que hace de esta una iglesia de orden
cultural y espiritual, en lo cultural sus representaciones no se abocan a la pasión de Cristo
sino que se inclinan con la imagen del Cristo triunfante y su cruza como testigo de la victoria.
4) A partir del siglo V, no sólo las incursiones se daban por las fronteras territoriales, en
simultáneo a esto el cristianismo iba ganando terreno, invadiendo casi la totalidad del
imperio. Había que sobrellevar las interminables guerras civiles que se sucedieron entre los
mandatos de Constantino y Teodosio. Cambios permanentes de emperadores y tribus de
visigodos y sasánidas que se adentraban en el imperio. La única expansión que no se veía
pero sí se percibía sin poder frenarla era la del cristianismo, tanto en el Occidente como en
el oriente del imperio. Mientras el elemento germano arrasaba y ocupaba el papel principal
de la política exterior, en el interior del imperio la batalla político-religiosa jugaba su partida
más importante con el cristianismo como verdugo del paganismo. Estos protagonistas con
sus variables serán los que determinarán el futuro del Mediterráneo en un proceso
cambiante y complejo que no deja afuera del análisis a: la sociedad, la cultura, la seguridad
y la promesa del paraíso.