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WERNER JAEGER fv? Paideia: los ideales de la cultura griega AIMHN IE®YKE MAZI MAIAEIA BROTOLS Sy oS ~\ BIBLIOTECA *) FONDO DE CULTURA ECONOMICA 4 MEXICO V. LA EDUCACION DEL ES ‘TADO EN ESPARTA La “rots” costo rorsta CULTURA ¥ SUS TIPOS ga aleanza por primera vez su forina clisica de la vida de la polis. Verdad es que In sor Aritocritien y Th vida campesina no se hallan enteramente desligadas le Ia polis, Tas formas de vida feudal y campesina aparecen en la historia mas antigua de la polis y persisten ain en sus iillimos esta: ios. Pero la direccién espivitual. pertencee a la vida ciudadana. 1 uso cuando se fund de un modo total o parcial en los principi aristocriiticos o agrarios, la polis representa win nuevo principio, forma mas firme y mas completa de vida social, mucho mas si, cativa, para los griegos, que otra alguna. Aun entre nosotros se con- servanvivas las palabras “politica” y “politico”, derivadas de la polis, que nos recnerdan que con la polis griega surgié, por primera vez, lo que nosotros denominamos estado. —aun cuando Ta palabra ‘ga pueda tradacirse lo mismo por estado que por ciudad, Para los siglos que median entre el fin del periodo patriarcal y la funda. cisn del Imperio macedonico por Alejandro, ell estado equivale a la polis. Aunque exi: a periods clasico, formaciones estatales de mayor exter , Se trata siempre de confederaciones de ciudades-estado mas o menos independientes, La polis es cl centro’ dominante a partir del cual se organiza ist6ricamente el periody és importante de Ia evolucién griega. Se"halla, por tanto, en el con. . tro de toda consideraeién historica. Podriamos renunciar, desde Inego, a la comprensién de la histo- ria de los griegos si, de acuerdo con las divisiones habituales de la materia, abandonaramos el estado « los historiadores “politicos” y los investigadores del derecho pablico y nos limitaramos al contensdo de Ia vida espiritual, Es posible escribir una historia de la cultura alemana, durante un largo periodo, sin aludir para nada a lapel en los tiempos mnodernos se sitia en el centro. De abi que, durante largo tiempo, se haya estudiado también a los griegos y a su cultura, predominantemente, desde un punto de vista estético, Pero esto es una grave dislocacién del centro de gravedad, Séle en” ‘la polis es posible hallar aquello que abraza todas las esferas de la vida espiritual y humana y determina de un modo decisivo Ia forma le su construccién. ‘Todas las ramus de la actividad espiritual, en el periodo primitive de lu cultura griega, brotan inmediatamente de la raiz unitaria de la vida en comunidad. Podriamos compararlo tam: biéa con una multitud de arroyos y rios que desenthocan en un tmico mar —Ia vida de Ia comunidad-~ de la cual recihen orientaciones z ut LA EDUCACION DEL ESTADO EN ESPARTA limites y se sumergen de nuevo. én sus fuentes a avés de ¢ jnvisibles y subterrineos. Deseribir la ciudad griega equivale a’ des ‘eribir In vida de los griegos en su totalidadl, Aunque esto, practica- mente, es un ideal irrealizable, por Jo menos en la forma usual de In nazracién histérica como una serie lineal de hechos que se des Tan en el tiempo, es de la mayor fecundidad, para todas y cada una de sus esferus, 1a consideracion de aquella unidad, La polis es el ma co sovial para la historia de la cultura helénica. Kn él hemos de situar todas las obras de la “literatura” hasta el fin del periodo dtico, No puede ser, naturalmente, nuestro propésito, entrar en, la infi nita multiplicidad de las inanifestaciones de In vida y las constituc politicas que han reunido, en el curso del iillimo siglo, los | res del estado antiguo. Wos es precise limitarnos a la con: de Jas particularidades mas importantes de los distint Hegar a una representacion intnitiva de su realidad soc inayor importancia, para nuestro objets, ver cémo Ia polis griega hallé su expre primero, en la poesia y, Itego, en la prose, y determin de un modo perdurable el cardcter de la Nos limitaremos, por tanto, a unos pocos tips capitales y representativos, Ya Platén, al tatar de trazar en las Leyes el esque ma del pensamiento politico y pedagdgico de ta antigiiedad heléniea, parte de los poctas, y Nega a la determinacién de dos formas fund mentales que parecen representar la totalidad de Ia cultura polit de su pueblo: el estado militar espartano y uridico origi- nario de Jonia, Hemos de considerar, por tanto, esivs dos tipos, con especial cuidado. Hallamos aqui la diferencia diametral del espiritu griego, el hecho jnario de Ia vida histérica de aquel pueblo, Fste hecho es de 1 fundamental no sélo para fa comprension del estado griego, sino también para la de la estructura de su vida espiritual. s mas: solo es posible comprender lu eseucia peculiar de Ja eultura griega si atendomos a esta multiplicidad de formas, lo mismo en ka agudcza de su oposicién que en la armonia que, en iiltimo término, la supera y la concuerda. Los caracteres raciules carecen de impor- tancia en el estudio de la cultura noble de los jonios y de las cireunstancias de la vide campesina de los beocios, tales como las pin- tam Homero y Hesfoda, puesto que no es posible compararlas com otras estirpes contemporaneas. La mezcla de divervos dialectos, que se manifiesta en el Iengnaje de la epopeya, demuestra que la creaeién artistica de la poesia homérica es el producto de ki colaboracion de distintas razas y pueblos en la claboracion del lenguaje, el estilo y el metro de los poemas. Seria, empero, una empresa inftil y vana tratar de deducie de estas huellas difereticias relativas a su condicion y naturaleza espiritual, Jamas podré In invest des. prender de nuestro Jlomero cantos enteros que muestren cn unidad un matiz de los dialectos eolios. Las peculiaridades del espiritu. dirico aides parse al, Fs de ba el espiritu ds ori ana. importance 86 1 LA PRIMERA GRECIA y jénico se mucstran, en cambio, de un modo preciso en Ins formas , de In vida cindadana-y én In fisonomia espiritual de Ia polis. Ambos tipos confluyen en. Ia-Atenns de los siglos v y tv. Mientras que la vida real del estado ateniense recibe el influjo decisive del ideal jonico, vive en In esfera espiritual, por el influjo aristocritico de la filosofia fitica, In idea espartana de tuna regeneracién; y en el ideal de cultura de Platén se funde, en una unidad mas alta, con la idea fundamental, jonica y Atica,.de ‘un estado de derecho, despojada de su forma de: mocratica, eb EL IDEAL ESPARTANO DEL. SIGLO IV Y.LA TRADICION Esparta ho tiene lugar independiente ni en Ja historia de la filo- sofia ni en Ia del arté, La raza jénica, por ejemplo, juega un papel dirigente en el desarrollo de la conciencia filoséfica y ética. En vano se buscaria un nombre espartano entre los moralistas y fildsofos grie- gos. Esparta halla, en cambio, tin lugar preponderante en la historia dela eduoneidn, "La tnds_enracteristea ‘creacion de. Esparta. es au! estado, 7 al SG ERED ake PPE ee une fucres pat dagégica en a sentido més amplio de la palabri Desgraciadamente, las fuentes para el conocimiento de este notable organismo son, en parte, oscuras. Por fortuna, la idea central que penetra todos los detalles de la educacién espartana se revela de un modo claro y seguro eri todos los pocmas que nos han sido trasmiti- dos con el nombre de Tirteo. ‘Gracias a esta poderosa revelacién ha podido ser separada de su origen histérico y ejercer un influjo per- manente en la postetidad. ‘Pero, a diferencia de Homero y Hesiodo, en la clegia de Tirteo, tal como corresponde a la esencia de esa poesia de puro pensamichto; hallamos sélo Ia formacién de un ideal. No nos hallamos én condiciones de esclarecer, a partir de ella, el subsuclo histérico en el cual s¢‘desatrollé este ideal. Nos es forzoso, por tanto, acudir a otras fuentes. Nuestro testimonio fundamental, la Constitucién de los lacedemonios Jenofonte, es producto del romanticismo, en parte filosdfico, en parte co del siglo’1v 4. c., que vio en el estado espartano una especie evelacion politica’ ptimordial. Sélo podemos reconstruir en parte la “Constitucin “de ‘los lacedemonios” de Aristételes, hoy perdida, gracias a los pormendtes ‘que se conservan én los articulos de Léxicos posteriores que aprovecharon sus ricos materiales. Su tendencia era, sin duda alguna Ei misma que se revela en las apreciaciones sobre el estado espartano: del! segundo libro de la Politica, es decir, la critica tobriedad del juicio, en contraposicicn a In apoteosis de Esparta, usual entre los fildsofos..La admiracién de Jenofonte se fundaba todavia en el conocimiento de Esparta por jntima experiencia personal. Mien- tras que el encanto. roméntico que se revela en la biografia de Li- curga, de Plutarco, descansa sélo en un saber adquirido en antiguas LA EDUCACION DEL ESTADO EN ESPARTA 87 fuentes literarias de muy diverso valor. Al valorar los testimonios es preciso tener presente que surgieron de la reaccion conselonte 5 inconsciente contra la moderna cultura del siglo tv. Veian en ln {elie situacién de la antigua Esparta, muchas vec nico, In victoria sobre vicios de su propio de un modo anacré- iempo y Ia solucion de problemas que, en verdad, no existian para el “sabio Licurgo™. [i ante todo, imposible determinar de un modo preciso la 3 antigiiedad de Ja organizacién de Esparta en tiempo de jenofonte y Agesilao. I. finica garantia de su origen antiguo es la reputacién de rigido conser- vadurismo que ha convertido a los lacedemonios en el ideal de todos los aristécratas y en la abominacién de todos los demécratas del mun- do entero. Pero Esparta evoluciona también, y aun en tiempos poste- riores ofrece innovaciones en su educacién. La creencia de que la educacién espartana haya sido un adiestra- iniento militar unilateral procede de la Politica de Aristételes. Esta idea era ya conocida por Platén y, en relacién con ella, traza en las Leyes el espiritu del estado de Licurgo. Debemos tratar de compren- der aquella critica en relacién con el tiempo en que fue formulada. Después de la victoria en la guerra del Peloponeso, aleanzé Esparta la hegemonia indiscutible en Grecia. Al cabo de tres décadas la pet did, tras la catastrofe de Leuctra. La admiracion por su eunomia, mantenida durante siglos, sufrié un rudo golpe. Fl desvio de los griegos hacia el opresor se hizo general desde el momento que se apoderé de Esparta el ansia de dominio y perdio el, antiguo sentido de la disciplina y la educacién. El dinero, antes apenas conocido en Esparta, entré a torrentes en el pais y se “descubrio” un viejo ordcu- lo segtin el cual la codicia y sdlo la codicia arruinaria a Esparta. En esta época, dominada por una politica de expansiin, fria y calcula. dora, el estilo de Lisandro, en que los lacedemonios se habian apode- rado despéticamente de las acrépolis de casi todas las ciudades grie- gas y habian sido destruidas todas las libertades politicas de las Mla- madas ciudades auténomas, la antigua discipline espartana aparecié involuntariamente a la luz del uso maquiavélico que Esparta hacia de élla. Sabemos demasiado poco de la antigua Esparta para comprender con seguridad su espiritu. Los nuevos intentos de demosteat que la forma clésica del estado espartano, el cosmos “de Licurgo”, es una creacién de una época relativamente avanzada, no son mas que hipd- tesis. Karl Otfried Miiller, el genial fundador de la historia de las ciudades helénicas —que empapado de la grandeza moral de los do- trios Ja contrapuso con la mayor claridad al culto tradicional de Ate- nas—, interpret6, por el contrario, probablemente con raz6n, al antiguo militarismo espartano como la continuacién de un estado antiquisimo de la civilizacién doria. Los laconios lo habrian conservado desde la época de las grandes migraciones y de la primera ocupacién del territorio, La migracién dérica, de la cual los griegos conservaron LA PRIMERA GRECES . es el tiltimo de los movi narios de la Europa central, que, par: ny por su mer. as, desde ant nientos siempre un recuerdo imborrabl Jos, probablemente or ido de la peninsula baleanica, penetraron en Gr iterri cla con los pobladores di if taladas alli, constituyeron el pueblo griego que nos ofrece la his ite Elitipoypesullar los invasores ea Mantua, én. Eapatla cola al de La raza dérica proporcions a Pindaro su id irpe, tal como se representaba no solo al Herve, s in al héroe Aquiles, y, en general, a helenos' de rubios cabellos” de la Autigiicdad hero ‘9 que hay que advertir es que los espartanos sélo fore maban una pequeia clase dominante, de formacién tardia, entre la publaciin laconial Bajo su dominio. se hallaba una clase popular, libre, trabajadora y campesina, los periecos, y los siervos ilotas, una masa sometida, casi privada de todo derecho. Los antignos relatos concernientes a Fsparta nos ofrecen la imagen de un pueblo que viv de un modo permanente en un campamento militar. Este caracter de- pendia mucho mas de la constitucién interna de la comunidad que de un afin de conquista. Los dos reyes {de los hericlidas, sin poder’ politico en la épos térica y que sélo recobraban su importancia originaria en el campo de batalla, constituyen una supervivencia los antiguos reyes de los ejércitos del tiempo de las invasiones déricas y acaso del hecho de que dos hordas proclamaban conjuntamente a 1.a asamblea popular espartana no es otra cosa que la dTReAO. Ne hay en ella debate alguno. Se limi una proposicién precisa del consejo de. el-derecho de disolver la asamblea y pued salidas de volacién con resultado desfavorabl idad mas poderosa del estado y redace a un? ico de la realeza. Su organizacion representa ren el conflicto de fuerzas entre los seiiores y el al pueblo un minimo de derechos y conserva el ca- Hicter autoritario de la vida piblica tradicional. ES significative que el eforato sea la tinica institucion no atribuida a la legislacion de mayor purez hombre rubio, de al Mer todos los Lo prim sus dos caudillo: ant 1 8 Jo contratio de lo que los griegos solfan entender por legislacién, No ¢s una codificacién de leyes particu. lares civiles y piblicas, sino el nomos, en el sentido originario de la mn oral, do! ada de validez, de la cual sélo ines -—las amadas rhetra— éstas se hallan las relativas a! ct opularesique nos ofrece Plutarco? Las fuentes antiguas no consideran este rasgo como un residuo de un estadio primitivo. [Lo consider n, por el contrario, en contraposicién Fsta_pretendida’"legislac 1 Peovance, Vida de Lieurgo, 6. ) LA EDUCACION DEL ESTADO EN ESPARTA wo siglo av, como obra de Socrates y Platén, otor- a la formacion con la mania legisladora de la democracia del la sabiduria previsora de Licurgo que, como 0c!” gaba mayor importancia a la fuerza de la educncion ¥ Ae ia conciencia ciudadana que a lus prescripeiones Feet oe es que cuanta mayor importancia se concede a la e¢ peacion y tradicién oral, mentor es la constriccién, meciiniea y externa’ © ye sobre todos los pormenores de la vida. » Sin embargo, la figura dg an estadista y pedagogo Licurgo es una interpretacken 1 alizado gta vida de Beparta? desde el punto de vista: de los ideules ediucn’o- res de la filosofia posterior. ink Liss tratadistas filositicos, al compararla con: el estado desdichado Fe ee eratadists ica degenerada, fueron, cgnducidos a considerar las instituciones espartanas como la invencién consciente de un_legisla- sane Setvio en la vida de los espartanos, en sus comidas ¢o- Iectivge, en su orgunizucion guerrera, instalada en tiendas de: cam: paiia, en el predominio de la vida pablica, sobre la privada, en la structuracion estatal de los jévenes de ambos sexos.y, finalmente, en fa eatricla separacion entre la poblacién campesina ¢ industrial de los lebeyos” y- el senorio libre, que se consagraba ‘sélo a los. deberes fudadanos, a las practicas guerreras y a la caza, In realizacion cons. Giente de un ideal de educacién andlogo al que propone. Platén en 5 latén, asi como \para otros tedri. fue a, en muchos aspectos, el ‘ellos un espiritu completamente nuevo: Ta educacion posterior fue la supera con c ce " es] cu Higurosa autoridad, aparecis como la solucidir prictica de este pro- SBleéns, En este respeeto, ocups el pensamiento de Plavin durante toda su vida, ‘También Plutarco, profundamente impregnado del pen- samiento pedagogico de Platon, volvid constantemente sobre este pun- to T"Lu educacin se extendia hasta los adultos. Ninguno era libre ni podia vivir como queria. En la ciudad, como en un campamento, cada cual tenia reglamentadas sus ocupaciones y su género de vida en relacién con las necesidades del estado y todos eran conscientes de que no se pertenecian a si mismos, sino a la patria.” En otro lugar escribe: “Licurgo habituaba a los ciudadanos « no tener ni el deseo ni lu aptitud para Hevar una vida particular, Los levaba, por el contrario, a consagrarse a la comunidad y a congregarse en torno a su sefior, liberindolos del culto al propio yo para que pertenecieran enterainente a la patria.” * Desde el punto de vista, cada vez mas individualista, de la Atenas posterior a Pericles, era Esparta un fendmeno dificil de comprender. Poco crédito debemos conceder a las interpretaciones {ilosdficas de = Pruranco, Li 24. 3 Prutanco, Lic., 25. 90 ! LA PRIMERA GRECIA | Ins cosns espartarins.” En éambio, In obsetvacisn de los hechos es, por regla general, exact: Lo que n los ojos de Platsn o ide Tenatonn ra In obra de. tn: genio ‘educador, poderoso y_plenamente conachns tes, era. en realidad; In’sobrevivencia de un estadio mas simple y mac primitive gn el desarrollo de Ia vide social, caracterizado por tna fuerte trabazén racial y tin débil desarrollo de Ia individualidad, 0s siglos cooperaron ala formacién de Esparta, Solo excepcional, mente conocemos Ia’ pitrticipacién de una personalidad individual cl proceso de su nacimiento. Asi, los nombres de Teopompo y P doro se hallan vinculados a determinados cambios de la organiza del estado. No hay: duda ‘alguna sobre la cxistenc histérica de Li cargo, Pero no podemios decir si, como originariamente se creyé, contribuyé simplemente”a uno de aquellos cambios, o- si, como ce pensé ‘mis tarde, ‘es preciso atribuir a su nombre la creacion del estado espartano en sti totalidad. Lo tinico seguro es que la tradi- cién de una “constitucién de Licurgo” es mitic La tradicién procede de una época para la cual el cosmos espar- tano cra un sistema''conaciente Y consecuente y que crein a priori ane el mis alto fin del estado era In paideia, es decir, Ia estructura. cidn sistemética y' por principios de In vide individeal, de necerds con normas absolutas.” Constanteniente se recuerda la aprobacién dél- fica de 1a “constitucién ‘de Licurgo”, en oposicion a la ley puramente humana’ de Ia democracia y’ su telatividad. Todas las fuentes que Poseemos tienden ia ofrecet la disciplina espartana como la educacyan ideal, Para los hombres del siglo Wy, la posibilidad de la educacién de. pendia, en altimo témino, del problema de alcanzar una norma. ab. soluta para la accién humana, En Esparta este problema se halls resuelto. Fl orden reinante tenia un fundamento religioso, puesto que habia sido sancionado 0 recomendado por el mismo dios délfico. Asi, la tradicién éntera’sobre Esparta y Ia constitucion de Licurgo se ha formado de acuerdo con ‘aha teoria posterior sobre el estade y la edu. cacién. Es,’én este sentido; poco histérica. Para comprenderla en su justa’ significacién''es' preciso tener en cuenta que curgis en Ia época més floreciente de’ la especulacién griege sobre la esencia los fundamentos dé ld paideia. Sin el ardiente interés por Esparta de equel movititienté éducador, no sabriamos nada de ella, Su sobre- vivencia, asi conio la cénéervacién de los poemas de Titteo, se debe la importancia que! manituvo perennernente la idea de Esparta como miem. bro indispensable’ et’ la éstructiracién de Ia paideia griega posterior. Si prescindimos de'la deformacién filoséfica, gqué es lo que queda como figura histérica? El ideal propuesto, por Jenofonte contiene una riqueza tal de obser- vaciones personales ‘que; si prescindimos de sus interpretaciones his. toricas y pedagégicas, podemos alcanzar una imagen intuitiva de la Esparta real de su tiempo y de su educacién estatal y guerrera, tinica en Grecia. Pero el origen de aquella Esparta permanece en Ia oscu- LA EDUCACION DEL ESTADO EN ESPARTA Ol ridad desde el momento que no podemos considerarla como un sis- foma unitario nacido de la sabiduria de Licurgo. La critica moderna ha puesto incluso en duda la existencia de Licurgo. Pero aun ai existio yshe el autor de la gran rhetra que Tirteo conocid ya en el siglo vit, Jada adclantariamos para Hegar al conocimiento del origen de in edu- cacion espartana tal como Jenofonte la pinta. La participaciin de todos los ciudadanos espartanos en Ia educacién militar hace de ellos una especie de casta aristocritica. Por lo demas, muchos rasgos de esta educacién recuerdan la formacién de la antigua tiobleza griega Pero el hecho de que la haya extendido a los que no son nobles, demuestra que hubo una evolucién, que modificd, en cste sentido. ef presunto dominio originario de los nobles. escent pi 4 - griegos, no era suficiente par lo a esenios, un pueblo amante de Ia | de los siglos, no podia ebituarse su escla- le mantener su dominio por la fuerza. F posible med organizacién de todos jos. ciudadany Js en una clase sefiorial armada, libre de las preocupa sengitaf del a razin de este desarrollo se halla sin duda en Ins guerras del siglo vit y la lucha contemporanea del demos para aloanzar mayores derechos —que hallamos en Tirteo— puede haberla favorecido. os de- rechos ciudadanos de los espartanos se encontraron siempre vineulados a su calidad de guerreros. Tirteo es para nosotros el primer testimonio del ideal politico y guerrero que hallé mas tarde su realizaci‘in en la totalidad de la educacién espartana. El mismo, empero, no parece haber pensado més que en la guerra. Sus pocmas muestran clava- mente que la educacién espartana, tal como la conocicron los tiempos posteriores, no era algo acabado, sino que se hallabs en proceso de formacién.* En relacién con las guerras mesenias es ‘smi ‘nica fuente, puesto que la critica moder tradicion de los historiadores posteriores es tein! o predorninantemente ficticia. El impulso de su inspiracién poética fue suscitado por la gran sublevacion de los mesenios, al cabo de tres generaciones de st primera sumisién. “Durante diecinueve afios lucharon sin cesar, con Eorazén paciente, los padres de nuestros padres, armados de Janzas: el aiio vigésimo los enemigos abandonaron sus ricos eampos y huye- ron a las altas montafias de Ithoma.” Menciona también al viejo Teopompo, “nuestro rey, amado de los dioses. al cual debemos la conquista de Mesenia”. Asi se convirtié en el héroe nacional. Toma- mos estas palabras de citas del poeta trasmitidas por los historiado- res posteriores.° En otro fragmento describe de un modo realista la y tenia n iin Tirteo nuestra 1 demogstrado que la 4 La disciplina espartana, In agoge, no pucde ser estudiada en este lugar, sino ep el libro tercero, como ideal ‘del’ movimiento educativo filolacénico del si glo. : . Tinteo, frag. 4. Cito los fragmentos de los liricos griegos sepiin la Anthologia Lyrica Graeca, ed. B. Diehl (Leipzig, 1925). = TA PRIMERA GREGIA servidumbre de fos vencidos® Sa pais, enya fecundidad pinta reite repartide entre los eapartanos, y los an x nn teint: vied rademente Tirico, habie sho repartide, entre [ee exper tignos poses “Come lor asnes, se derrengaban bajo pesadas cargas y se veian obligndos, por Is jon de sus sefinres, a entenzarles In mited de los productos de sus campos.” “Y enande uno de los mujeres debian asistir al entierro y profe ona constey Fste recuerdo de Ia sitaacién anterior al actual movimiento de lox rigia a levantar el valor de los héroes expartanos, me diante el pensamiento de su triunfo anterior y, al mismo tiempo, 4 stemorizarios ante Ia imagen de Ia servidumbre que esperaba alos igos, que tanto habian debido sufrir, legaban a ser lores. Uno de los poemas que se han conservado completos empieza asi: “Sed dignos descendientes del nunca vencido Heracles, tened valor, Zeus no nos ha vuelto la espalda airado. No temitis te fuceza del enemigo ni huydis. Conocéis las obras del aflictivo Ares y tencis experiencia de la guerra, Conocéis la fuga y la perseeucion.” 7 Con esto trata de levantar aun ejército abatido y desalentado. Asi, la antigua leyenda vio en Tirteo al salvador, enviado por el Apolo del- » a los espartanos, para que los guiara en el peligro. Las tradicio. nes posteriores de la Antigiedad creyeron que fue general. Un papiro ccientemente descubierto, con amplios restos de un nuevo poema de ‘Virteo, contradice aquella opinion. Habla en él el poeta en primera persona del plucal € invita a los espartanos a prestar obediencia a sus caudillus. Es un largo poema escrito en su totalidad en forma di futuro, cual la fantasia del poeta ofrece la vision de una batalla decisiva © inminente a la manera de las descripciones homéricas. In. voca lus nombres de las antiguas tribus espartanas, de los hileos, los dimaneus y los pantilos, que figuraban evidentemente todavia en lay formaciones del ejereito, a pesar de que habian sido posterior: mente suprimidas y sustituidas por una nueva organizacion, Habla, en fin, de la lucha por la toma de una muralla y de un sepulero. Se tata evidentemente de un sitio. No es posible sacar del poema mis que estos datos historicos concretos y aun los antiguos no hubie- fat AcVienee ats amplias informaciones. mesenios se suyos, 4 sus enemi venee Liamastiento pe Tinteo a La “aneré” Fu las elegias de ‘Tirteo pervive la voluntad politica que hizo gran- de a Esparta, Ha creado ex su poesia su imagen espiritual. Ella es la prueba vigorosa de su fuerza idealizadora, que se extendid mucho mas ulld de la existencia historica del estado espartano y no se ha extinguido todavia. Por muy singular y limitada a determinadas cir- o Tinreo, frag. 5. T Turreo, frag. 8. VI. EL ESTADO JURIDICO Y SU IDEAL CIUDADANO. La contninuctén del resto de las ciudades griegas a la formacién del hombre politico se halla delimitada de un modo menos preciso que la de Esparta. No es posible mencionar estado alguno que haya dado, en este sentido, pasos tan decisivos. Por primera vez, en la Atenas ©, del siglo v1, nos hallamos de nuevo ante una tradicién segura, En. tonces y alli, hallé su expresién el nuevo espiritu que se apoderd del estado en las creaciones de Solén. Pero el estado juridico atico pre- supone una larga evolucién, puesto que Atenas es la altima de las grandes ciudades griegas que aparece en la historia. La dependencia en que se halla Solén en relacion con la cultura jonica no deja lugar a dudas. Del mismo modo es preciso buscat en Jonia, el pais del mas intenso movimiento espiritual y critico de Grecia, el origen de las ‘+ nuevas ideas politicas. Desgraciadamente nos hallamos muy mal in- formados sobre las relaciones politicas de las colonias. Nos vemos obligados a sacar conclusiones retrospectivas a partir de estadios pos- teriores y de acaecimientos andlogos, ocurridos en otros lugares. Con la excepcién de Calinos, que hemos mencionado antes, no parece que Jonia nos ofrezca una poesia politica, andloga a la de Tirteo y Solén. No es legitimo atribuir esta falta de una poesia politica a In pura casualided. iene evidentemente su fundemento profundo en la naturaleza de la raza jonia. Los jonios, como todos los griegos del Asia Menor, carecen de energia politica constructiva y en parte alguna han dejado una formacion estatal permanente y T° ~ctiva) "Verdad es que en los tiempos de sus invasiones vivieron, ace época heroica, cuya memoria perpetud la epopeyz homérica, y seria un error representérnoslos como el pueblo sensual y muelle cue cono- cemos en la época inmediatamente anterior a las guerras parsas. Su 5 historia se halla Mena de guerras sangrientas y sus poetas Calinos, ~ Arquiloco, Alceo y Mimnermo pertenecen evidentemente a una estirpe guerrera. Pero el estado no es nunca para ellos el iiltimo fin, como en Esparta nas. El papel de los jonios en el desarrollo de la sido el de libertar:las fuerzas individua- tico. Pero los estados coloniales de Jonia za oe uevas fuerzas y de refor- : ediant n 0, alli penetraron por primera vez ructifero dio lugar a la nueva orga- agemcixepoli. a a tia se hallan en los guerra de los griegos contra Troya no ofrecia descripcién de la ciudad helénica, puesto que los troyanos eran considerados por Homero como barbaros. Pero 103 a pa jemas homéricos. La ocasion alguna para la 104 LA PRIMERA GRECIA : | oa pacomrolincschig.s fexsemm ag rye aarigi voli SARS a ree ate 6 afomaas te Troe, sparen involunts se convierte en el modelo de Calinos y de Tirteo. Aqui, y especial. mente en Calinos (ver supra, p. 100), nos parece hallarnos ya muy eer. ca del ideal espartano, Solo que la ciudad-estado jénica tomé Bronte otra direceién y ésta se manifiesta también en la spopeya. En el tinico lugar en que la Miada nos ofrece una ciuda on eatado de paz, en la descripeién del escudo de Aquiles, nos pallarans en centro de la ciudad, en la plaza del mercado, donde se desarralla-un juicio: los ancianos, sentados en pulidas piedeas y en circulo sagrado, discuten una sentencia.’’ Las estirpes nobles toman una parte impor: tante en la administracién de la justicia, antes reservada al rey. Las famosas palabras contra Ja division del gobierno demuestran que to- davia existia el rey, pero que su posicién era, a menudo, ya presacin La deseripcion del escudo nos habla también de los bienes ea corona y de la complacencia del rey al contemplar el cultivo de los campos.” Pero se trata, probablemente, de un propietario noble, ya que la epopeya otorga también a los sefiores el titulo de basileus. La forma de vida agraria propia de la metrépoli, en la cual se fun- daba la posesion del poder, subsisti6. en las celonias sin modificacién ag alguna. Otro ejemplo nos ofrece el rey feacio Alcinoo. A pesar de ser el rey legitimo, por herencia, sdlo tiene en el consejo de los ancianos la allamos lejos del transito ewan eioae : . 3 jn del rey queda redu- a remo 0 funcionario epénimo, sin que ‘este lleve consigo ningiin derecho particular. Este desarrollo nos es mejor conocido en Atenas. Pero se manifiesta también en otros lugares.| En Atenas, In monarquia de los Cédridas se desvanece gra. sombra y deja lugar a la aristocracia, tal como la Solén. Escapa a nuestro conocimiento deter- 0 después de las inmigraciones tuvo lugar esta ve | Jonia. La estvachez de la costa en la cual tuvo lugar la repetida serie de las invasiones y la imposibilidad de penetrar de un modo profundo en el interior del pais, ocupado por pueblos politicamente desorga- nizades y barburos, tal como los lidios, los frigios y los carianos, condujo a las ciudades de Ja costa, con el progieso de la seguridad de la navegacién, cada vez mas, al comercio maritimo. Esto convirtié pronto a la nobleza poseedora en empresaria. Los griegos colonia. les, desde que se separaron de la metropoli, se convirtieron pronto Gujul pueblo menos sedentario y menos apegado a la tierra. Le Odisea refleja ya la enorme amplitud de los herizentes que aleanza- ron sobre el mar y el nuevo tipo humano cre de Jonia, Odiseo no es ya tanto el tipo del c ado por los navegantes aballero luchador como 1 504, : 2 550. EL ESTADO JURIDICO Y SU IDEAL CIUDADANO 105, la encarnaciin del aventurero y explorador y de Ia agil y astuta des- treza de los jonios, habituados a moverse en todos [os paires y de salir airosos en todas partes. La perspectiva de la Odisea aleanza, por cl este, hasta Fenicia y Colcis; por el sur, hasta Egipto; por el oeste, hasta Sicilia y Ia Etiopia occidental, y ‘por el norte, sobre el Mar Negro, hasta el pais de los cimerios. Es completamente habitual In narracién del encuentro del navegante con un tropel de naves y mer- caderes fenicios, cuyo comercio abrazaba el Mediterraneo entero y hacia la mas peligrosa competencia a los griegos. F's también una verdadera epopeya del mar el viaje de los argonautas con su villosas narraciones sobre paises y pueblos lejanos. El comer: Co crecié con el ripido desarrollo industrial de las ciudades del A Menor a compas del cual fue desapareciendo el tipo de vida agrari Realizé un progreso decisivo mediante la introduccin de la acunacion del oro por los vecinos de Lidia y la-sustitucién del trueque por el cambio monetario, Signo seguro de la sobrepoblacin' de las ciuda- des inaritimas de Jonia, pequefias en relacién con nuestros habitos, es que, desde el siglo virt al siglo v1, participaron de un modo prepon- derante, junto con la metrépoli, en la’ colonizacién de Jas costas del Mediterraneo, del Proponto y del Ponto. ' A’ falta de otras tradiciones historicas, el extraordinario nimero de colonias fundadas por la sola ciudad de Mileto es testimonio de la fuerza expansiva, el espiritu de empresa y la vida palpitante que dominaron en‘aquella época en las iudades griegas del Asia Menor. Pronta vivacidad, libre pespicacia e iniciativa personal son las ieas predominantes en el nuevo tipo humano que alli nacid. as formas de existencia'debid de nacer también un La ampliacién de los horizontes y el sentimicnto de Ja propia energia abrié el camino a una multitud de osadas ideas. El piritu de critica independiente que hallamos en lu poesia individual Feaeet rquiloco y en la filosofia milesia, debis de'penetrar también en Ja vida pablica. No poseemos informacién alguna sobre las luchas interiores que debieron de tener lugar alli como en cualquier otro lugar del mundo griego. Pero la serie de testimonios que ensalzan la justicia como fundamento de lu sociedad humana, se extiende en la literatura jonia, desde los tiempos primitivos de la epopeya a través de Arquiloco y Anaximandro, hasta Herdclito.: Esta alta estimacién del derecho por los poetas y los ‘filésofos no precede a la realidad tal como es posible pensarla. Es, por el contrario, tan sélo el reflejo de la importancia fundamental que debieron de tener aquellos estimu- los en la vida piblica de aquellos tiempos,-es decir, deste el siglo vit hasta comienzos del siglo v. Desde Hesiodo, concuerda el coro de los puetts continentales, Y entre todos res 106, LA PRIMERA GRECIA cién creciente-de\lai oposicién entre’ los nobles y los ciudadanos libres, Hee eat Grdquecinicatonde los ok Fioblesd, condujo fécilmente aluabusol politica de Tam ala-exigoncia de leyes eacritas por el pueblo. El reproche de Hesiodo contra los-caballeros venales que en su funcidn de jueces gonculcan el derecho, era el antesedente necesario de esta demanda general. Mediante. él, la palabra derecho, diké, se convierte en el lema de la lucha de clases. La historia de la codificacién del derecho en las divereas ciudades so desarrolla a través de siglos y sahemos muy poco. acerea de ella. Pero aqui hallamos el. principio ¢ la inspiraba, El derecho escrito equivalia al derecho igual para fodaytaltesty bajoiN ANSTA; como antes, pueden seguir siendo jueces los nobles y no los hombres del pueblo,’ Pero en lo futuro se.hallan sujetos, en sus juicios, a las normas fijas de la diké. Homero nos mu¢stra el antiguo estado de cosas. Por lo general, designa el derecho. con.otra palabra: themis. Zeus daba a los reyes de Homero “el cetro y, themis”. ‘Themis es el compendio de la alteza caballeresca de. los. primitives reyes y sefiores nobles. _Etimolégica- mente significa ““ley®, Los cabalforos de los tiempos patriarceles, de. cian el detecho de acuerdo con la ley proveniente de Zeus, cuyas normas creaban libremente segin la tradicion del derecho consuctu, dinario y su propio entender y saber. El concepto de dike no es etimoldgicamente elaro.. Procede del lenguaje procesal y no es menos antiguo que themis.® ‘Se decia de las partes contendicntes que “dan y toman diké”, Se comprendia asi en una misma palabra la decision y el cumplimiento de la pena. El culpable ‘da dike”, lo cual equivale originariamente a indemnizacién o compensacidn, El'perjudicade, cuve derecho restablece el juicio, ‘toma diké”. El juez “adjudica ike”. La significactin fundamental de diké equivale asi. aproximadamente a dara cada cual lo. debido. Significa, al mismo tiempo, conereta, mente, el proceso, é juicio y la pena. Sélo que en este caso, la sig- ificacién intuitiva no, es, como de ordinario, la originaria, ‘sino Ia derivada, El alto sentido que toma la palabra en la vida dé la polis posterior a los tiempos homéricos, no se desarrolla a partir dev esta significactén exteriot y. ia len’ tenons sino.come el elerenter ser mativo que se hall én'el fondo de aquellas antiguas férmulas jurk. dicas condcidas dé todos, Significa que a cada cual es debido y que cada cual puéde etigir’y, por tanto, el principio mismo que gerentcs esta exigencia, en el cual es posible apoyarse cuando hybris ——-cuya significacién otiginaria cotresponde a la accién contraria al derecho 8 El libro de R. Hinzet, Themis, Dike und Verwandtes (Leipzig, 1907), muy Gtil para: su époce, aurique poco histérico, es en muchos respectos anticuado, pero contiene, sin embargo, un tesoro de materiales, El libro de Eunennenc, Die Rechtsidee im frithen Griechentum (Leipzig, 1921), nos ofrece un esquema va. Tioso del desarrollo. historico de 1a idea. El intento de derivar Sten dle, bucety arrojar, lanzar)y atribuir, por tanto, su significacién originaria a una es. ~ pecie de juicio de los dioses, decisién, proyeccién, me parece equivocado. de; EL ESTADO JURIDICO Y SU IDEAL CIUDADANO 107 perjudica a alguien. Asi como themis se reficre mas bien a la autori- dad del derecho,*a su legalidad y validez, diké significa el cumpli- miento de la justicia. Asi se comprende que en un tiempo de lucha por la aspiracién al derecho de una clase, que hasta entonces habia recibido cl derecho sdlo como themis, es decir, como una ley autori- taria, la palabra diké se convirtiera necesariamente en bandera. La apelacin a la diké se hizo cada dia mas frecuente, mas apasionada y mas apremiante. _ En el arigen tenia, empero, esta palabra una acepcién mas _am- plia que. la hacia mas adecuada para aquellas luchas: la significacién de igualdad, Ambas significaciones debieron de hallarse comprendi- das en el mismo germen. Para llegar a su mejor comprension, es preciso pensar en la idea popular originaria segin la cual es nece- sario pagar lo mismo con lo mismo, devolver lo mismo que se ha recibido y dar una compensacién igual al perjuicio causado. Es evi dente que esta intuicién fundamental deriva de la esfera de los de- rechos reales, y ello coincide con lo que sabemos de la historia del derecho en otros pueblos. Este aspecto de la igualdad en la palabra diké es mantenido en el pensamiento griego a través de todos los tiempos. Incluso la doctrina del estado de los siglos-posteriores de- pende de él y sélo trata de obtener una nueva elaboracién del con- cepto de igualdad que, en cl sentido mecanizado a que llegé en el estado juridico de la democracia, se oponia bruscamente a la doctrina aristocratica de Platén y Aristételes sobre ta desiguaidad de los hom- bres. Para los tiempos antiguos, la exigencia de un derecho igual consti- tuys el fin mas alto.’ Proporciond una medida para juzgar en las pequefias disputas sobre lo mio y lo tuyo y atribuir a cada cual lo suyo. Aqui se tepite, en la esfera juridica, el mismo problema que hallamos, en el mismo tiempo, en la esfera econdmica y que con- dujo a la fijacién de normas de peso y medida para el intercambio de bienes. Se buscaba una “medida” justa para la atribucién del de- recho y se hallé en Ia exigencia de igualdad implicita en el concepto de la diké. . La multiplitidad de sentidos de esta norma puede conducir facil. mente a error. Pero esto la hacia, desde el punto de vista practico, més adecuada para servir de palabra de combate en las luchas poli- 4Cf. So16n, frag. 24, 18-19. La misma acepcién hallamos en la diké de Hestodo, Solén se inspira, sin duda alguna, en cl pensamiento jénico. El origen primitivo de la exigencia ‘de Ia igualdad de derecho ante In ley o ante el juer podria Hevarnos a Ja presuncién de que Ia idea de la isonomia, que encontramos por primera vez en el siglo v y significa siempre la igualdad democritica, es Inds antigua que nuestros escasos testimonios y tuvo originariamente aquel otro sentido (no opina Jo mismo Ennennerc, p. 124; la derivacién de Hinze, op. cit p. 240, de que significa la “igual distribucién de los bienes”, no me parece histériea y no corresponde ni a los puntos de vista de la extrema democracia gricga).. e 108 LA PRIMERA GRECIA ticas.” Podiaventenderse por ella la simple igualdad de los que no tenian derechos iguales, es decir, de los ajenos a la nobleza, ante el juez o ante la ley, cuando existia. Podia significar también la activa participacién de todos en la administracion de la justicia o la igual- dad constitucional de los yotos de todos los individuos en los asuntos del estado o, finalmenté, la igual participacién de todos los ciudada- nos en los puestos dirigentes, actualmente en poder de la aristocracia. Nos hallamos aqui en el comienzo de una evolucién que debia con- ducir, a través de la sucesiva mecanizacién y extension de la idea de la igualdad, al establecimiento de la democracia. Esto no deriva, sin embargo, de un modo necesario, de la exigencia de la igualdad de derechos para todos ni de la demanda de leyes escritas. Ambas cosas se hallan también en los estados oligarquicos y monarquicos. Lo caracteristico de la democracia extrema no es que cl estado se halle bajo el dominio de la ley, sino de la masa. Debian pasar todavia largos siglos antes que esta forma de estado se desarrollara y se ex- tendiera en Grecia. Antes de llegar a ella asistimos al desarrollo de una serie de gra- dos intermedios. “El"mas antiguo de ellos es una especie de aristo- ~eracia. Pero no es ya la misma de antes.‘ La diké se ha constituido en una plataforma de la vida pablica, ante la cual son considerados omo “iguales”, altos y bajos. Incluso los nobles debian someterse Y nuevo ideal politico que surgid de la conciencia juridica y se constituyé en medida para todos. En los tiempos venideros de luchas sociales y violentas revoluciones, los nobles mismos se vicron obliga- dos a buscar amparo en ella, En el lenguaje mismo se revela la formacion del nuevo ideal, Desde los tiempos mas antiguos hallamos una serie de palabras que designan determinadas clases de delitos, como adulterio, asesinato, robo, hurto. “Pero nos falta un concepto “general para desiynar la propiedad mediante la cual evitamos estas transgresiones y nus mantenemos en los limites justos. Para ello acu- Wael neve tiempo cl término abstracto “justicia”, dikaiosyne, al mismo tiempo que cred, en los tiempos de la més alta estimacién de Jas virtudes agonales, sustantivos correspondientes a la destreza en la lucha, al valor en las luchas pugilisticas, etcétera, de los cuales carecen La nueva palabra surgié de la progresiva intensificacién del sentimniento de derecho y de su representacion en fainderniiiads tipo de hombre, en una determinada areté. Original. mente, las aretai eran tipos de excelencias que se poseian o no, En los tiempos en que la areté de un hombre equivalia a su valor se situaba este momento ético en el centro, y todo el resto de las exce- lencias que podia poseer un hombre se subordinaban a ella y debian las lenguas modernas. 5 EL adjel vo dizuios, que es un estadio previo para Hegar a esta abstrac- cidn, aparece ya en la Odiseu y en algunos pasajes mas recientes de lu Miada. El stuntive no aparece en Homero. nadatopucivy 0 nuduytoatyy es empleado por Homero, Tirteu y Jendfanes; nvavoobvn parece ser una invencién de Jendfan EI. ESTADO JURIDICO Y SU IDEAL CIUDADANO ponerse it su servicio. La nueva dikaiosyne era mas objetiva. ‘Se cons- niuyé en la areté por excelencia, desde el momento en que se ereyé Rpsger> on a ley escrita, el criterio infalible de lo justo y lo injusto. edionte.Ja. fiacion. sacrita de. nomos,.es. decir, del. derecho’ vaual- Canle valido, el concepto de la justicia aleanzé un contenido palpable. ousistié en la obediencia a las leyes del estado, del mismo modo que més tarde la “virtud cristiana” consistié en la obediencia a los mun, datos divinos, ' Asi, la voluntad de justicia que se desarrollé en la comunidad de vida de la polis, se convirtié en una neve fuerae educadora, analoga al ideal caballeresco del valor guerrero en. los. prianetos es, tadios de la cultura ristocratica. En las elegias de Tirteo, este viejo ideal fue aveptado para el estado espartano y elevado a la categoria de virtud general ciudadana.® En el nuevo estado, legal y_ juridico, nacido de graves luck 109 has internas por la constitucin, este tipo espar- land, purainente guerrero, no podia valer como la dnica y universal realizacion del hombre politico. P izac ero, como lo muestra el llamamiento de Calinos a sus conciudadanos no guerreros, para la defensa del pais contra la invasién de los barbaros, el valor viril era también sario en el estado jénico, en ciertos momentos decisivos. Cambi solo su lugar en el dominio total de la areté, igo, hasta la entrega de la vida por la patria, impone la ley a los ciudadanos y ece- no El valor ante el ene- es una exigencia que cuyo incumplimiento Meva consigo graves penas. Pero es solo una exigencia entre otras. El hombre justo, en el sentido concreto que esta palabra tomé desde entonces en el pensamiento griego, es decir, el que obedece a las leyes y se rige por sus mandatos, cumple también su deber en la guerra, libre ideal de la areté heroica de los héroes homéric: en un riguroso deber hacia el estado al cual se hallan los ciudadanos sin excepcién, del mismo modo que se a respetar los limites entre lo mio y lo tuyo:: Entre las famosas sen- tencias poéticas del siglo vi se halla el verso, con frecuencia citado por los filésofos posteriores, que resume todas las virtudes en la jus- ticia, Asi queda definida de un modo riguroso y completo la esen- cia del nuevo estado legal.* ‘Eleoncepto de la justicia, considerada como la forma de la areté comprende y cuniple todas las exigencias del ciudadano perfecto, jupera naturalmer nte a todas las anteriores. Pero los grados anterio- res de la aredé no son por ello suprimidos, sino elevados a una nueva forma mas alta. Este es el sentido de la demanda de Platén en las ‘Leyes, (cuando afirma que en el estado ideal debiera ser “reelaborado” 7 El antiguo, O$ s€ convierte sometidos todos hallan obligados © Ver supra, pp. 94 ss. - 7 La concepeion de la justicia como obediencia a las leyes en general en los siglos v y v5 ef. el pasuje descubierto de Antifon, Oxyrh. Pup. xt n. 1364, col. 1 (133) Hunt} Diets, Vorsokr., vol. 1, p. Xxxt1; asi como los lugares seitalados por Hinzet, ob, cit, 199 A I, especialmente Puaton, Critén, 54 B, 8 Fociuives, frag. 10 = Teocns, 147. no {LA PRIMERA GRECIA el pooma. de 'Tiiteo que estima el valor como In mis alta areté, de ‘tal modo que se piisiera a In justicia en lugar del valor.° Platén no intenta excluir: la virtud espartana, sino s6lo ponerla en su Iugar y shbordinaria a Tk juslicta, Es. prociao éatimar de otro mode ol valor en Ia guerra civil que:el valor frente al enemigo de la patria.” Para mostrar que toda areté se halla comprendida en el ideal del hombre justo nos ofrece Platén un ejemplo luminoso. Ordinariamente dis- tingue cuatro “virtudes”: el valor, la piedad, la justicia y la pruden- cia, Prescindimos aqui de que en la Repiiblica y aun en otros lugares aparezca en lugar de la piedad Ia sabiduria filoséfica. Este canon de las denominadas cuatro virtudes platénicas, lo hallamos ya en Esquilo como la suma de la verdadera virtud ciudadana. Platén lo ha tomado simplemente de: la ética de las antiguas polis helénicas.1 Pero la multiplicidad de este canon no le impide reconocer que en Ja justicia esta contenida toda la areté.!? Lo mismo ocurre en la Etica nicomaquea de Aristételes. Distingue un nimero mucho ma- yor de aretai que:Platén, pero al hablar de la justicia afirma un doble concepto de esta virtua: existe una justicia, en el sentido esttic. to, el jurfdico, y en‘ un sentido mas general, que incluye la totalidad de las norinas morales y politicas. En ésta reconocemos sin dificultad el concepto de-justicia del antiguo estado legal helénico. Aristételes invoca expresamente el verso antes mencionado que incluye todas las virtudes en Ia justicia.1® La ley regula con sus preceptos las relacio- nes de los ciudadanos con los dioses del estado, con sus conciudadanos y con los enemigos de la patria, El _origen de la ética filoséfica de Platén y de Aristételes en la ética de la vieja polis;'no fue conocido por los tiempos posteriores habituados a considerarla como la ética absoluta e intemporal. Cuan- do Ia iglesia cristina empezd a considerarla, hallé sorprendente que Platén y Aristételes mencionara el valor i la justicia como virtu: morales. Y: tuvo que habérselas con este hecho originario de la con- ciencia moral de los griegos. Para una generacién ajena a la comu. nidad politica y ‘al estado, en el sentido antiguo de la palabra, y desde el punto de vista de una ética puramente individual y religiosa, no era comprensible mas que como una paradoja. Ast compusieron disértaciones: doctorales -sinfin sobre el problema de si el valor es una virtud q. eémo es posible que lo sea. Para nosotros, la aceptacion consciente dela aritigua ética de la polis por la ética filoséfica pos- terior y el influjo que a través de ella ejercié sobre la posteridad, es © Prax, Leyes, 660 Es 10 Praréx, Leyes, 629 Css. 11 Esquito, Los siete, 610. Wiamowitz sostiene que este verso es apécrifo y Jo suprime en su edicién de Esquilo, pues cree que el canon de las virtudes procede de Platén. Mas tarde lo incluye. Cf. mi “Platos Stellung im Aufbau der riechischen Bildung”, Die Antike, vol. 4 (1928), p. 163, y “Die griechische Stastsethik im Zeitelter- des Plato’, Rede sur. Reichigrindugsfeter der Unioce sitdét (Berlin, 1924); p.'5..° 12 Piatén, Rep. 433 B. 10 Anistétexts, Et, nic, E 2, 1129 b 27. EL ESTADO JURIDICO Y SU IDEAL CIUDADANO. Wa un proceso perfectamente natural de la historia del espiritu. Ninguna filosofia vive de la pura razdn, Es sélo ln forma conceptual y subi mada de la cultura y Ja civilizacion, tal como se desarrolla en Ia hi |. toria, En todo caso, esto es cierto para la filosofia de Platon y Aris. toteles. No es posible comprenderlas sin la cultura griega ni la cultura griega sin ellas. EI transito histérico que acabamos de avanzar, mediante el cual la filosofia del siglo v a. c. acepta la ética de la polis antigua y su ideal humano, halla su exacta analogia en cl tiempo del nacimiento de la cultura de la polis. También ésta ha aceptado para si los estadios precedentes de la moralidad. No sélo se apropié la arcté heroica de Homero, sino también las virtudes agonales, la herencia entera de los tiempos aristocraticos, tal como lo hizo en su tiempo la educacién espartana del estado, dentro de lo que nos es dable cono- cer. La polis animaba a jus ciudadanos a competir en los juegos olimpicos y en otras luchas y premiaba con los mas altos honores a los que volvian vencedores. Al principio, la ‘victoria hacia honor sélo al linaje del vencedor. Con el crecimiento del sentimiento de solida- ridad de la poblacién entera, sirvid ad maiorem patriae gloriam. Del mismo modo que en las luchas gimndsticas, participaba la polis, me- diante sus hijos, en las tradiciones musicales antiguas y en el cultivo del arte. Creé la isonomia, no sélo en la esfera del derecho, sino también en los mas altos bienes de la vida que habia creado la cultura noble y se convertia ahora en patrimonio comin de los ciu- dadanos. La enorme fuerza de la polis sobre la vida de los individuos se -fundaba en la idealidad del pensamiento de la polis. El estado se con- virtié en un ser propiamente espiritual que recogic ea si los mas altos aspectos de la existencia humana y los repartia como dones propios. En este respecto, pensamos hoy ante todo en is aspiracién lel estado a conferir la educacién a sus ciudadanos en la edad ju- venil. Pero la educacién publica de los jévenes es una demanda que imera vez la filosofia del siglo iv. Entre los estados mas lo Esparta ejerce un influjo inmediato sobre la for- macién de Ja juventud. No obstante, aun fuera de Esparta, fue el estado, en los tiempos del desarrollo de la cultura de la polis, el edu- cador de sus ciudadanos, puesto que considers los concursos gimnas- ticos y musicales que se celebraban en honor de los dioses, como una especie de auto-representacién ideal y se puso a su servicio, Tales son las més altas representaciones de la cultura espiritual y corporal de aquellos tiempos, Con razén denomina Platén a la gimnasia y a Jasiiisica la. “antigua educacién” (dgzaia xodela). El cuidado de cesta cultura, originariamente aristocrdtica, por las ciudades, en for- m 1 Y_ costosos concursos, no se limitaba a desarrollar et y el interés musical. En la competencia se formaba le la comunidad. Asi, resulta facilmente com- ne LA PRIMERA GRECIA prensible el orgullo de los ciudadanos griegos por ser miembros de su polis. Para la plena designacién de un heleno no sdlo es necesa- rio su nombre y cl de su padre, sino también el de su ciudad natal. La pertenencia a una ciudad tenia para los griegos un valor ideal andlogo al sentimiento nacional para los modernos. z La polis, como suma de la comunidad ciudadana, da mucho. Pue- de exigir, en cambio, lo mas alto. Se impone a los individuos de un modo Vigoroso © implacable e imprime en ellos su sello, Es la fuente de todas las normas de vida validas para los individuos. El valor del hombre y de su conducta se mide exclusivamente en relacién con el bien o el mal que le proporciona. Tal es el resultado paraddjico de la lucha inauditamente apasionada por la obtencién del derecho y de la igualdad de los individuos. Con la ley se forja el hombre una hueva y estrecha cadena que mantiene unidas las fuerzas y los impul- sos divergentes y los centraliza como nunca lo hubiera podido hacer el antiguo orden social. El estado se expresa objetivamente en la ley, la ley se convierte en rey, como dijeron los griegos posteriores,™* y este sefiur invisible no sélo somete a los transgresores del derecho e impide las usurpaciones de los mas fuertes, sino que introduce sus normas en todas las esferas de la vida, antes reservadas al arbitrio in- dividual. ‘Traza limites y caminos, incluso en los asuntos mas intimos de la vida privada y de la conducta moral de sus ciudadanos. FI desarrollo del estado conduce, asi, a través de la lucha por la ley, al desenvolvimiento de nuevas y mas diferenciadas normas de vida. Tal es la significacién del nuevo estado para la formacién del hombre. Dice Platén, con raz6n, que cada forma de estado lleva consigo la formacién de un determinado tipo de hombre, y lo mismo Gl que Arisioteles exigen de la educacién del estado perfecto que im- prima en todos el sello de su espiritu2® “Educado en el ethos de la ley” dice la {rmula, coustantemente repetida, del estado del siglo 1v2° De ella se desprende claramente la inmediata significacién educado- ra de la ereccién de una norma juridica, universalmente valida me- diante la ley escrita. La ley representa el estadio mas importante en ef camino que conduce desde la educacién griega, de acuerdo con el puro ideal aristocratico, hasta la idea del hombre formulada y de- fendida sistematicamente por los fildsofos. Y la ética y la educacién filos6fica se cnlazan, por el contenido y por la forma, con las legis- laciones mas antiguas. No se desarrollan en el espacio vacio del pensa- miento puro, sino mediante la elaboracién conceptual de la sustancia histérica de la nacién —como lo ha reconocido ya la filosofia misma de la Antigiiedad. En la ley hallo la herencia de las normas juridicas 14 La frase fue acufiada por Pindaro (frag. 169, Schroder) y tiene en la literatura griega una larga historia que persigue E, Stier, Nomos Basileus. Berl. Diss., 1927. 28 Praron, Rep. S44 D; Anistoretes., Pol., D1, 1275 b 3, 10 Prato, Leyes, 625 A, 751 C; Epin., 3385 D; Isécn., Paneg., 8: 102; cf, Anist., Pol, © 1, 1337 a 14. De pace, EL ESTADO JURIDICO Y SU IDEAL CLUDADANO, M3 y morales del pueblo griego uu forma mas general y més permanente. La obra de filosofia pedagégica de Platén culmina en el hecho de en su iiltima y mayor obra se convierte en legislador, y Aristé- termina su Etica mediante apelacién a un legislador que realic su ideal, La ley es también un antecedente de la filosofia, en tanto due. su creacién entre los griegos era obra de una personalidad pre- eminente. Con razén eran considerados como los educadores de su puchlo, y es caracteristico del pensamiento griego el hecho de que el gisla’ con frecuencia, colocado al lado del poctn, y. lis. dete minaciones de la ley al lado de las sentencias de In sabiduria postica. Ambas actividades se hallan estrechamente emparentadas.? Las eriticas posteriores de la ley, tal como se dieron en los tiem pos deta democracia corrompida, contra un legalismo del estado, opri- mente y despético, no afectan alo que acabamos de decir. sicién ‘a este escepticismo, acuerdo en el clogio de la’le existador es, opo- todos’ los pensadores antiguos estan. d y. Es para ellos el alma de la polis. “E pueblo debe luchar por su ley como por sus murallas”, dice Heracli- to.1 Aqui aparece, tras la imagen de la ciudad visible, defendida por su cerco de murallas, la ciudad invisible,cuyo’ firme baluarte es fa ley. Pero hallamos todavia un reflejo més primitive de la idea de la ley en la filosofia natural de ‘Anaximandro de Mileto a mi- tad del siglo vi. Transfiere la representacién de la diké, de la vida social de la polis, al reino de la naturaleza y explica la cohexién ca- sual del devenir y el perecer de las cosas como una contienda juri- dica en la cual, ‘por la. sentencia del tiempo, aquéllas expiar e indemnizar de acuerdo con las injusti es el origen de la idea filosdfica del cosmos, designa, originariamente, nidad. I exigencia tendran que icias cometidas.? Tal puesto que esta palabra el recto orden del estado y de toda comu- a atrevida proyeccién del cosmos’ estatal en el Universo, la de que, no sélo en la vida humana, sino también en la ‘na- turaleza del ser, domine el principio de la isonomia y no el de pleo nexia, es testimonio de que en aquella época la nueva experiencia politica de la ley y del derecho se hallaba en'el centro de todo pen- samiento, constituia el fundamento de la existencia y era la fuente auténtica de toda creencia relativa al sentido del mundo. Este pro- ceso espiritual de transferencia debe’ ser considerado y estimado de tim’ modo! cuidadaso| en “su significacién para la interpretacién filos6- fica del mundo, Aqui sélo debemos mostrar brevemente la luz que proyecta sobre la esfera del estado y sobre el nuevo ideal del hombre politico. Pero se ve, al mismo tiempo, claramente, ewan profunda es la conexién entre el nacimiento de la conciencia’filosdfica entre 17 Cf. mi trabajo Solons Eunomie, Sitz, Berl, Akad., 1926, 70. El legis- lador como “escritor™ en el Fedro de PLavon, 257 D ss. y su’ partlelo con el poeta, 278 C ss, 48 Hendctato, frag. 44 Diels. 20 Anaximanono, frag. (ver infra, np. 159 ss.). 4 ).) LA PRIMERA GRECIA los jonios y el origen, del estado legal. Su raiz comin es el pen: miento universal, que, funda. y explica el mundo en su configura esencial. Desde este, momento, esta idea se extiende y penctra, de un modo cada:dia, mas completo, la totalidad de la cultura gricga, En conclusién, debemos, mostrar la transformacién del nuevo tado-ciudad, que se abre camino en Jonia, en su significacion decisiva para Ia evolucién que nos lleva desde la antigua cultura aristocrati asta la idea de una “educacién universal y humana”. Es preciso advertir que lo que vamos a decir no es aplicable cn toda su ampli- tud a los primeros comienzos de In historia de la polis. Es el balance de la evolucién entera, cuyos fundamentos acabamos de analizar. Pero sera bueno dirigir la mirada sobre el alcance fundamental de este mo- vimiento histérico. y no perderlo de vista. En tanto que ef estado incluye al hombre en su cosmos politico, le da, al lado de su vida privada, una especie de segunda existen- cia, el 6los xohitdc. Cada cual pertenoce a dos. drdenes de exis. tencia y hay una-estricta distincién, en la vida del ciudadano, entre lo que es propio (iy) y lo comin (xowvév). El hombre no es puramente “‘idiota”, sino también “politico”. Necesita poseer, al lado de su destreza profesional, una virtud general ciudadana, la ‘xokttvx), agers, mediante Ia cual se pone en relacion de cooperacién e inteli- gencia con los demés, en el espacio vital de la polis. Asi, resulta claro que Ia nueva imagen politica del hombre no puede hallarse vinculada, como Ia educacién popular de Hesiodo, a la idea del tra- bajo humano. La goncepeisn de la areté de Hesfodo se hallaba im- pregnada del contenido de.la vida real y del ethos profesional de la clase trabajadora, a la cual se dirigia. Si contemplamos el proceso de la evolucién de la educacién griega desde el punto de vista actual, nos sentiremos inclinados a pensar que el nuevo movimiento tuvo que aceptar el programa de Hesiodo: sustituiria In educacién, formacion general de la personalidad, propia de los nobles, por un nuevo con- cepto de la educacién del pueblo, dentro del cual se estimaria a cada hombre de acuerdo, con la ,eficacia de su trabajo especial y: el bien de la comunidad resultaria del hecho de que cada cual realizara su trabajo particular. con toda, la perfeccién posible, tal como lo exige el aristécrata Platén en el estado autoritario de su Repiiblica, dirigido por unos. pocos espiritualmente superiores. Se hallaria en’ armonia con el tipo de vida‘ popular y la diversidad de sus oficios; el tra- bajo no serid una. vergiienza, sino el anico fundamento de la estima- cién ciudadana. Sin, embargo, y sin perjuicio de reconocer este im- portante hecho social, la evolucién real siguié un curso completamente distinto. Lo reilmente nuevo.y lo que, en definitiva, trajo consigo la pro- gresiva y general urbénizacién del hombre, fue la exigencia de que todos los individuos participaran activamente en el estado y en la vida publica y adquirieran conciencia de sus deberes ciudadanos, n

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