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CC-BY-NC-ND • PID_00141843 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 6
Bibliografía................................................................................................. 89
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 5 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
Introducción
Como veíamos en el módulo "El campo de la evaluación y la intervención so- Ved también
cial", existen claras diferencias en el modo en que las diferentes perspectivas de
En el subapartado 2.2 del mó-
intervención social definen aquello susceptible de ser intervenido y aquellas dulo anterior, se apuntan los
personas y métodos convocados a este ejercicio. Históricamente, mientras las objetos de intervención.
Este hecho diferencial tiene consecuencias para los términos en los que se es-
tablece la intervención. Así, a pesar de que toda intervención haga referencia,
en mayor o menor grado, a un marco de actuación constituido por leyes y
programas de acción institucionales, la centralidad que se le da desde cada
perspectiva difiere completamente. Esto hace que, a la hora de explicar los
elementos fundamentales que atraviesan la intervención tradicional, optemos
por comenzar con el marco de actuación, para dejar claro que la forma de inci-
dir sobre los problemas sociales sigue un esquema "de arriba abajo": parte des-
de instancias superiores de tipo institucional y fuerte carácter normativo, y se
dirige hacia los estratos inferiores, representados por la población intervenida
y los contextos más locales. Esta forma de intervenir asume, por tanto, que los
criterios de objetividad que guiarán tanto el diagnóstico de la situación como
la planificación y ejecución de una actuación adecuada, vendrán dictados de
manera coordinada por todas las instancias que componen el exclusivo grupo
de interventores: por un lado, aquellas instituciones educativas y académicas
dedicadas a formar y dar continuidad a la experticia tecnocientífica que carac-
teriza a las interventoras; y por otro lado, las instituciones gubernamentales
que, en representación de la mayoría de la población, dictan los términos y
condiciones que regulan el orden social y aquello definido como deseable, y,
por consiguiente, las metas que habrán de alcanzar las instancias encargadas
directamente de la ejecución de las intervenciones.
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 6 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
Objetivos
5. Ser capaz de identificar las críticas realizadas sobre las distintas prácticas y
estrategias concretas de la intervención social tradicional.
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 7 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
Para ver en más detalle cómo se despliega el marco institucional de una inter-
vención social, tomaremos el caso de la llamada Ley de Dependencia, aproba-
da por el Gobierno central del Estado español en el año 2006, y mostraremos
los distintos niveles de actuación que operan a partir de ésta: desde el diseño
de la ley hasta el momento de su implementación. Asimismo, este caso nos
servirá para identificar la heterogeneidad de discursos, prácticas y agentes so-
ciales que participan en la definición del ámbito de actuación, y para demos-
trar cómo los límites de éste no son algo cerrado y definitivo.
La definición de marco legal que regula las actuaciones relativas a cierto fenó-
meno social –que incluye la matriz de la intervención social– contempla la
distribución de competencias entre toda la red de organismos, instituciones,
colectivos y ciudadanos, así como la definición de derechos y deberes de cada
uno de los agentes implicados, incluidas las personas consideradas afectadas
directamente por dicho fenómeno.
Cabe destacar que, aunque todo el cuerpo de lo social opera y participa de ma-
nera controvertida –esto es, desde posiciones e intereses heterogéneos–, en la
definición de lo que son los problemas y necesidades que son consideradas de
responsabilidad pública, la propia definición del marco legal se hace a partir
de la consulta y trabajo de expertas y especialistas autorizadas del ámbito del
trabajo donde está inserto el fenómeno a legislar, otorgándose a éstas una par-
ticipación decisiva en el establecimiento de las principales líneas que deberá
contemplar dicho marco legal.
Como hemos dicho antes, para ilustrar cómo se despliega y configura un dispositivo
legal particular, nos centraremos en el marco de actuación que se desprende de la Ley
de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de
Dependencia (2006). En este caso, el objetivo de las intervenciones es el de atender a
las necesidades de las personas que, por encontrarse en situación de especial vulne-
rabilidad, requieren apoyos para desarrollar actividades básicas de la vida diaria.
3) En tercer lugar, se observa un cambio en las redes de apoyo encargadas de este tipo
de situaciones debido a los cambios en la morfología de las familias y a la incorpora-
ción de las mujeres al mercado laboral, fenómenos que cuestionan los roles tradicio-
nales de cuidado hacia las personas dependientes y debilitan la red de apoyo informal
que, habitualmente, se dedicaba a estas tareas. Todo esto hace necesaria la revisión de
los mecanismos habituales de prestación de cuidados, en especial en aquellos países
de la Europa mediterránea donde las familias venían asumiendo tradicionalmente el
cuidado de sus miembros con dependencia.
das de dicho ejercicio, y los instrumentos y metodologías a emplear. Esto exige la co-
laboración entre distintas instituciones y administraciones públicas competentes en
materia de tipo educativo, sanitario, laboral y de asuntos sociales, así como la impli-
cación de universidades, sociedades científicas, colegios y asociaciones profesionales
y organizaciones sindicales, patronales y del tercer sector. Además de estos agentes,
y dado el papel preponderante que juegan las organizaciones y colectivos empresa-
riales y entidades de servicios, éstos también serán convocados a participar en los
órganos consultivos que propone la ley: representantes de colectivos profesionales,
empresariales, sindicales y de familiares y personas en situación de dependencia.
Las intervenciones que se desprenden del marco legal implican la necesidad de seña-
lar y delimitar una población o ámbito como problemático para, después, actuar so-
bre éste. En el caso de las personas en situación de dependencia, la ley establece una
serie de procedimientos que habrán de valorar el grado de afección de la problemática
y discriminar así entre quienes pueden acogerse o no a las medidas interventoras. En
paralelo, y para garantizar su adecuada aplicación, se pondrán en marcha una serie
de mecanismos que impidan actuaciones y demandas de ayuda fraudulentas.
• Por otro lado, el tipo�de�intervenciones que contempla esta ley incluye todo un
catálogo de prestaciones divididas entre aquellas de carácter económico y otras
referidas a servicios. Algunos ejemplos de servicios que contempla la ley son: ser-
vicios de prevención de situaciones de dependencia, servicios de ayuda a domi-
cilio, servicios de atención residencial o programas y actividades específicas para
cada persona.
obligar a reformular las condiciones y términos en que se han estado definiendo los
límites de la actuación gubernamental.
En este sentido, desde el Foro de Vida Independiente, uno de los colectivos críticos
respecto a la ley, se prefiere hablar de "diversidad funcional" como una condición
inherente al desarrollo de la humanidad y a la que contribuye de manera positiva.
Así, aquello que haría de la diversidad funcional una "discapacidad" en términos ne-
gativos y disfuncionales, no serían tanto las personas que la padecen sino los facto-
res externos que la imponen y la hacen aparecer como un atributo de carácter indi-
vidualizado y esencial (esto es, inamovible y estático); lo cual, a su vez, promueve
procesos de generación de prejuicios sociales y la ausencia de cuestionamiento hacia
las barreras arquitectónicas, la educación segregada o la discriminación institucional.
Con el fin de combatir la idea de que las personas dependientes son sujetos pasivos,
desde el Foro de Vida Independiente también se reivindica ampliar la noción de vida
cotidiana más allá de la funcionalidad respecto de las actividades básicas diarias, y
tener en cuenta que la autonomía de las personas también pasa por la realización
personal y por la participación social en la vida pública. Esto implica que, además
de las soluciones tradicionales dirigidas a la autonomía de las personas, entendida
como la realización por sí misma de las tareas y acciones básicas diarias, también es
necesario fomentar y apoyar aquellas medidas que ahonden en la autodeterminación
de las personas, en su agencia y en la capacidad de poder tomar decisiones por sí
mismas. Esto pone de manifiesto que, por medio de tales reivindicaciones y críticas,
no únicamente se pone en cuestión una ley o el marco legal de una serie de interven-
ciones, sino la misma noción de ciudadanía y el margen de agencia que se atribuye
a las personas intervenidas.
Sin embargo, como hemos visto, la emergencia de voces críticas con el marco legal
y de intervención propuesto por la Ley de Dependencia muestra cómo las cuestio-
nes que se dirimen en este campo no son asuntos naturales, cerrados ni dados de
antemano. Pone de manifiesto, en cambio, que se trata de campos en controversia,
construidos socialmente, de los que participan agentes heterogéneos. Así, a pesar de
que se tiende a atribuir la legitimidad del poder de gobernar las poblaciones única-
mente a instituciones legales y de Gobierno, o a instituciones de conocimiento como
la ciencia y los colectivos de profesionales, la aparición de estas voces críticas a la ley
demuestra dos puntos importantes:
2) Y, en segundo lugar, que todas las personas cotidianamente, en un nivel más micro
o más macro, participamos de la generación de los regímenes de verdad que habrán
de regular la vida en común y establecer un orden social hegemónico; en nuestro
caso, relativo a la intervención social dirigida a personas en situación de dependencia.
conceptos, teorías y modelos de intervención a los que se acoge, hasta los En este punto, por ejemplo, se
fundamentos legislativos y el marco competencial, en términos institucio- especificarían los programas
europeos en los que se enmar-
nales, que lo ampara. ca la propuesta de interven-
ción o las leyes estatales que
amparan dicha propuesta.
• Objetivos: en este punto, se formulan de manera operativa los logros ge-
nerales que se pretenden conseguir. Se puede distinguir entre objetivos ge-
nerales y específicos, en función del grado de concreción que presenten.
En algunos casos, también se habla de líneas estratégicas para referirse al
tipo de ámbitos o acciones que se busca fomentar o sobre los que se desea
incidir. El propósito de formular las metas y logros deseables en estos tér-
minos, de manera operativa, es facilitar la posterior evaluación del plan
de actuación en términos de eficacia.
A continuación, con el fin de ver cómo se concretan estos puntos en una ex-
periencia local, analizaremos el Plan de ciudadanía e inmigración de la Gene-
ralitat de Cataluña.
Aquellas circunstancias que desde la Generalitat, en este caso, se señalan como retos
en su proyecto de Gobierno, son las tensiones entre culturas que, especialmente a
raíz del 11 de septiembre del 2001, permean la coyuntura internacional. Desde ese
momento, parecería que "el mundo es más cauteloso y menos receptivo a las dife-
rencias culturales", de tal modo que la demanda de seguridad por parte de instancias
ciudadanas y también institucionales se ha convertido en el motivo principal que
ahora justifica y legitima cualquier tipo de intervención sobre la población general.
Esta cuestión, unida a la mayor presencia de población inmigrada en Cataluña, al
aumento de usuarios de los servicios públicos y a la respuesta insuficiente y falta de
previsión en el diseño de las políticas públicas y sus presupuestos, han hecho que
el hecho migratorio sea entendido por las administraciones como un desafío para la
gobernabilidad y la regulación de la conflictividad social.
Los principios que, según la Generalitat, rigen este plan son el pluralismo, la igual-
dad y el civismo. Así, reconociendo el valor de la diversidad cultural, este plan de
actuación busca universalizar las políticas públicas que en él se proponen, respetando
la individualidad de cada persona y garantizando la igualdad de derechos para todos
los ciudadanos. Como institución encargada de la regulación y el gobierno de la vida
en común de una población, la Generalitat propone un escenario de convivencia para
todos los habitantes de Cataluña que está atravesado por una concepción dinámica
de la cultura, donde la interculturalidad se entiende como una actitud y un compor-
tamiento basados en la empatía y comprensión entre ciudadanos. Asimismo, el Plan
de actuación se acoge a un marco institucional regido por una serie de principios
legislativos: por un lado, se apela al marco de distribución de competencias en ma-
teria de extranjería por el que se estipulan los márgenes de acción del Estado y de las
comunidades autónomas; por otro lado, se hace eco de las declaraciones adoptadas
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 15 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
por la Asamblea General de las Naciones Unidas, dentro del ámbito de los derechos
de las personas extranjeras; y, por último, se apela al civismo como norma básica
de comportamiento y de acción pública sustentada por las ordenanzas municipales
homónimas.
Esto significa que, a partir de este momento, las intervenciones que se pongan en
marcha desde el ámbito institucional en materia de ciudadanía e inmigración, y los
recursos que se destinen para ello, habrán de ajustarse al campo de posibilidades que
dibuja el plan, deberán estar incluidas en uno de estos tres caminos de acción que se
marcan como deseables y deberán seguir los principios descritos anteriormente.
tamente, sobre las personas o territorios intervenibles. Así, lo que hemos des-
crito hasta ahora es un proceso que va de lo general a lo particular y conecta
dimensiones de carácter macrosocial, como pueda ser una ley, con dimensio-
nes locales e inmediatas, como puedan ser acciones de intervención en con-
textos concretos.
Para el caso del Plan de ciudadanía e inmigración que hemos visto, cada una
de las líneas de actuación incluye una serie de objetivos tácticos que habrán de
alcanzarse mediante la intervención sobre ámbitos como la sanidad, la educa-
ción o el trabajo, o mediante la actuación sobre colectivos en riesgo, jóvenes
o menores, etc.
Así, por ejemplo, dentro de la línea de políticas de igualdad, aparece como objetivo tác-
tico la mejora en el acceso de toda la ciudadanía a los servicios públicos, el cual pretende
alcanzarse incidiendo sobre los diferentes marcos institucionales públicos, como la edu-
cación, la salud, la cultura, etc., o a partir del soporte a colectivos en riesgo de exclusión,
como pueden ser las mujeres o la juventud. Concretamente, dentro de la educación, se
prevé llevar a cabo un programa de mejora de la distribución de los alumnos de origen
extranjero en la red de centros educativos del territorio, con el fin de consolidar una ofer-
ta educativa pública comprometida con la integración social y la educación de calidad
para toda la ciudadanía. Los responsables de llevarlo a cabo serán las organizaciones que
conforman el Departamento de Educación y se contará con la colaboración de los ayun-
tamientos. Los proyectos que componen este programa incluyen una serie de objetivos
específicos que se concretan en, por ejemplo, crear oficinas de información escolar en los
ayuntamientos para dar a conocer a las familias y al alumnado la oferta educativa exis-
tente, o elaborar materiales en diferentes idiomas donde se explique el sistema educati-
vo, las condiciones y los requisitos para las matriculaciones, etc. Una vez evaluados los
programas, y si se logran llevar a cabo estas tareas, se darán por alcanzados los objetivos
específicos y los objetivos generales, y se entenderá que la apuesta por unas determina-
das líneas de acción ha logrado efectos sobre la población, haciéndola converger en sus
prácticas y modos de vida hacia los intereses que se habían marcado previamente como
deseables desde el marco institucional que explicábamos al inicio.
6) Se distribuyen los recursos necesarios para llevar a cabo las tareas mediante
las cuales se alcanzarán los objetivos señalados.
En síntesis, las diferencias principales entre los distintos niveles de interven- Lectura complementaria
ción serían las siguientes (Callejo y Viedma, 2006):
Para ampliar más la informa-
ción acerca de los planes y
a)�Planes�de�actuación: constituyen el ámbito estratégico de las intervencio- los proyectos, podéis leer la
obra siguiente:
nes sociales, dado que definen las grandes líneas de actuación social sobre un
Callejo, J. y Viedma, A.
territorio o sector de la población, y las metas generales a alcanzar mediante (2006). Proyectos y estrategias
de investigación social: la pers-
la puesta en marcha de los programas y proyectos subsiguientes. Estas líneas pectiva de la intervención. Ma-
condicionarán el resto de niveles al determinar las prioridades y criterios de drid: McGraw-Hill.
(1)
Su tiempo de aplicación suele ser de aproximadamente dos años, lo que per- Por recursos necesarios nos refe-
rimos a personales, equipamientos,
mite evaluar el cumplimiento de sus objetivos en momentos intermedios. El
materiales, suministros y servicios,
programa incluye objetivos específicos y los recursos necesarios1 para llevar- ayudas y subvenciones.
los a cabo, además de los proyectos que los ejecutarán y el sistema de evalua-
ción del programa en base a criterios de implementación, eficacia, eficiencia
y efectividad.
Problemas sociales
Siguiendo a Montenegro (2004), la definición de cierto fenómeno como pro- Lectura complementaria
blema social es producto de un complejo proceso de definición colectiva en
Podéis ampliar la definición
el que participan diferentes agentes sociales a partir de las ideas y valores pre- de problema social dada por
sentes en un contexto dado. Montenegro en:
Montenegro, M. (2004). Co-
munidad y bienestar social.
Ejemplos En L. Cantera, J. Herrero,
M. Montenegro y G. Musi-
Algunos ejemplos de estos agentes sociales son: instituciones públicas, investigadoras tu. Introducción a la psicolo-
científicas, medios de comunicación social, movimientos sociales, colectivos de afecta- gía comunitaria. Barcelona:
dos, etc. EdiUOC (43-72).
Por esta razón, es importante prestar atención a las formas en las que se van
definiendo los problemas sociales en diferentes momentos y localidades, dado
que dicho proceso es dinámico y conflictivo, debido a la diversidad de intere-
ses que pueden estar en juego.
Reflexión
Preguntas como ¿quién define algo como problema social?, ¿a quién beneficia la existen-
cia de tal o cual problema social?, ¿a quién representan las elites que deciden?, ¿cuál es
la relación entre problemas sociales, principios democráticos y mayoría en una situación
dada?, ¿qué ocurre con el bienestar –y opinión– de las minorías y con la justicia social
distributiva? (Sánchez-Vidal, 2008), pueden ayudar a reflexionar críticamente sobre des-
de dónde y cómo se erigen los problemas en su dimensión social.
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 21 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
Necesidades sociales
Al igual que la noción de problemas sociales, el concepto de necesidad social Lectura complementaria
implica el reconocimiento de que hay una responsabilidad colectiva en la sa-
Podéis ampliar el tema de las
tisfacción de las necesidades, establecida sobre la base de la idea de justicia y necesidades sociales en el tra-
de promoción de la vida humana digna. El debate�aparece cuando se discute bajo de Gaitán:
Gaitán, L. (2005). La inter-
qué cosas se consideran necesidades�humanas, cuáles se van a aceptar como
vención. En R. Aparicio y J.
necesidades a satisfacer socialmente y qué tipo de recursos hay que proveer en Martínez (Ed.), La interven-
ción social con colectivos inmi-
cada caso (Gaitán, 2005). Este debate aparece en la literatura sobre interven- grantes. Modalidades, agentes y
ción social y, por esto, se busca definir el campo de las necesidades, frecuente- destinatarios (pp. 23-38). Ma-
drid: Universidad Pontificia
mente, a partir de la descripción de tipologías. Algunos de los conceptos que de Comillas.
se utilizan son:
Ejemplo
a)�Necesidad�normativa: aquella que la experta –profesional, administradora
o científica social– define como necesidad. Se establece un nivel deseable de Un claro ejemplo de necesidad
normativa es la necesidad de
satisfacción de la misma, se realizan mediciones a través de unos baremos de educación reglada.
referencia, y se analiza en qué medida cierto individuo o grupo tiene satisfecha
dicha necesidad.
Así, algo que no es detectado por las profesionales como necesidad puede ser Las formas de expresión de
una necesidad pueden ser muy
erigido como tal a partir de este proceso. diversas, por ejemplo, en for-
ma de acción colectiva, a tra-
vés de los medios de comuni-
d)�Necesidad�comparativa: resultado del estudio de las características de una cación, etc.
Como vemos, las necesidades sociales, como los problemas sociales, se defi- Ejemplo
nen en un contexto determinado. Según Gaitán (2005), las necesidades son
Esto es, los fenómenos son de-
universales, es decir, iguales para todos los seres humanos, pero su modo de finidos en términos de necesi-
satisfacción es diverso, según los contextos culturales y las formas de organi- dades dependiendo del con-
texto en el que emergen, por
zación social. Desde una perspectiva construccionista, las necesidades sociales ejemplo, la necesidad de con-
sumo.
se van definiendo y redefiniendo tanto en su contenido como en las maneras
en las que se considera idóneo satisfacerlas.
Pobreza
Uno de los conceptos básicos sobre los cuales se ha trabajado tanto la noción
de problemas sociales como la de necesidades en el campo de la intervención
social es la pobreza y las maneras en las cuales se puede erradicar o superar.
los hogares. Sin embargo, este concepto no sólo se circunscribe a los aspectos Sobre el tema de la pobreza,
económicos. Según Chambers (1995), la noción de pobreza está referida direc- podéis leer las obras siguien-
tes:
tamente a las necesidades físicas, activos e ingresos; incluye –pero es más que–
Boltvinik, J. (2000). Concep-
el hecho de ser pobre por ingresos. Por tanto, los términos de pobreza y pobre tos de medidas y pobreza. En
J. Boltvinik y L. Hernández
están asociados a un estado de necesidad y carencia y, además, dicha carencia (Ed.). Pobreza y distribución
se relaciona con lo necesario para el sustento de la vida (Boltvinik, 2000). del ingreso en México. México:
Siglo XXI.
Chambers, R. (1995). Poverty
Por otro lado, en el debate sobre este concepto cobran relevancia las maneras and livelihoods: whose rea-
lity counts? Environment and
en las que se define quién puede ser considerado pobre y quién no. Esto es, Urbanization, 1 (7), 173-204.
se discute sobre las maneras en las que se pueden definir los límites de lo que
se considera pobreza. Los conceptos de pobreza absoluta y pobreza relativa
apuntan a esta cuestión.
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 23 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
Siguiendo a Gómez (2008), la pobreza afecta a colectivos que, por razones di-
versas, no pueden participar en el mercado de trabajo (enfermedad, discapa-
cidad, paro, edad avanzada), o aquellos que, aun con trabajo remunerado, son
incapaces de lograr un nivel mínimo de renta que les permita acceder, de ma-
nera adecuada, a bienes materiales y oportunidades vitales, como por ejemplo
la educación.
En esta misma línea, Sánchez, Cronick y Wiesenfeld (2003) utilizan el concep- Lecturas
to de desigualdad� social como crítica al concepto de pobreza. Según estos complementarias
autores, la noción de desigualdad refiere explícitamente a los procesos de in- De la amplia literatura que
justicia asociados a las falta de equidad en términos de clase, género, raza y trata sobre el tema de la po-
breza se aconseja que leáis las
otras diferencias que atraviesan el campo de lo social, que afectan a las perso- obras siguientes:
nas y que pueden generar pobreza. Se trata de ir más allá de la mera definición Gómez, C. (2008). Informe
de l'exclusió social a Espanya
del fenómeno y ahondar en las maneras en las que se distribuyen los bienes 2008. Barcelona: Caixa de
Cataluyna. Observatori de la
y servicios. Inclusió Social.
Sánchez, E., Cronick, K. y
Wiesenfeld, E. (2003). Po-
De este modo, vemos cómo diferentes aproximaciones al fenómeno de la po- verty and Community. En S.
breza pueden tener implicaciones diferentes relacionadas con el abordaje de la Carr y T. Sloan (Ed.). Poverty
& psychology. From global pers-
misma. Mientras que una perspectiva centrada en los recursos producirá res- pective to local practice (pp.
123-145). Nueva York: Klu-
puestas como subsidios o prestaciones económicas para las personas afectadas wer academic/Plenum publis-
por esa condición, una perspectiva más amplia, que toma en cuenta los me- hers.
Sen, A. (1992). Sobre concep-
dios que ofrece cierto contexto a sus habitantes o las desigualdades presentes tos y medidas de pobreza.
en las relaciones sociales, tendría que incidir en estudiar y paliar las razones Comercio Exterior, 4 (42), 310-
322.
por las cuales el fenómeno de la pobreza aparece, y dotar de mecanismos que
permitan a todas las personas acceder a los recursos sociales disponibles.
Exclusión social
Lectura complementaria
Siguiendo a Subirats et al. (2004), la exclusión�social se define como
una situación concreta, producto de una combinación o acumulación Podéis abordar el tema de la
exclusión social en la obra:
de factores de desventaja o vulnerabilidad social, que genera situacio-
Subirats, J. et al. (2004). Po-
nes de imposibilidad o gran dificultad para el acceso a los mecanismos bresa i exclusió social. Una
anàlisi de la realitat espanyo-
de desarrollo personal, inserción sociocomunitaria y sistemas de protec- la i europea. Col·lecció Estudis
ción social. La exclusión hace que a las personas y grupos afectados por Socials, 16. Barcelona: Funda-
ció la Caixa.
ella les sea difícil sentirse incluidos en la sociedad de referencia, sentirse
parte de la ciudadanía. Se trata de procesos de pérdida de vínculos y de-
safiliación social que hacen que ciertas personas o colectivos no puedan
acceder a las oportunidades y a los recursos disponibles en la sociedad
donde viven.
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 25 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
Estos mismos autores describen procesos que pueden llevar a la exclusión so-
cial, organizados a partir de los diferentes ámbitos vitales de las personas. És-
tos pueden ser:
Por su parte, Robert Castel (1995) define tres�tipos�ideales para sistematizar Lectura complementaria
la estratificación de la exclusión social:
Podéis encontrar los tres ti-
pos ideales establecidos por
1)�Zona�de�integración,�seguridad�o�estabilidad. Corresponde a la situación Castel en:
Castel, R. (1995). Les meta-
ideal de la población con trabajo, protección social asegurada y relación fami-
morphoses de la question socia-
liar y vecinal sólida. Aunque en este grupo hay grandes desigualdades sociales, le. París: Gallimard.
éstas no afectan el grado de integración social de los individuos en su contexto
social.
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 26 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
Esta definición de tipos ideales sólo se realiza de manera orientativa y analítica Lectura complementaria
ya que, como hemos visto antes, la exclusión social no es un estado propio
Gómez, C. (2008). Informe
de las personas o colectivos, sino un proceso dinámico en el que influyen di- de l'exclusió social a Espanya
ferentes elementos y eventos que pueden llevar a quienes la padecen a irse 2008. Barcelona: Caixa de
Catalunya. Observatori de la
encontrando cada vez más desvinculados de las oportunidades y redes socia- Inclusió Social.
les presentes en la sociedad. La intervención social, desde este punto de vista,
debe fomentar la inserción social de los individuos y colectivos excluidos, re-
forzando a las personas y hogares en riesgo de exclusión o bien organizando
estrategias de inserción (Gómez, 2008).
Ejemplo
Si una persona pierde su empleo pero está imbuida en una red social fuerte de apoyo
social y de participación, probablemente esta situación pueda ser gestionada a través de
procesos de apoyo social y de contactos para futuros empleos. Si, por el contrario, quien
es despedido carece de formas de protección social o de vínculos sociales, la situación de
paro puede acarrear una cadena de eventos que le lleve a encontrarse, posteriormente,
en una situación de exclusión social.
Por otro lado, hay algunos factores de riesgo de exclusión que se relacionan
con las desigualdades presentes en las sociedades occidentales contemporá-
neas, que tienen que ver con ejes de diferenciación, tales como el género, la
edad, la etnia o el origen nacional, y que generan factores de exclusión espe-
cíficos determinados por la posición de ciertos grupos en el sistema social.
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 27 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
De este modo, en una sociedad patriarcal como la actual, el ser mujer apare- Ejemplo
ce como un factor de vulnerabilidad en relación con los diferentes ámbitos
Individuos estigmatizados, co-
vitales vistos arriba. Asimismo, la edad emerge como uno de los grandes ejes mo usuarios de drogas, ex pre-
que también funciona como elemento de riesgo de exclusión; actualmente, sidiarios o personas con tras-
tornos mentales severos, tam-
jóvenes y personas mayores están en desventaja frente a las personas adultas. bién se encuentran en riesgo
de exclusión social debido al
También la estigmatización, el rechazo social y la inaccesibilidad a espacios rechazo y la discriminación so-
básicos de ciudadanía –entendida como asociada a la nacionalidad– a causa cial de la que son objeto.
Los factores citados ejemplifican los modos en los que cierto orden social con-
tribuye a incrementar o disminuir el riesgo de exclusión de algunos grupos,
por lo que muchas veces el riesgo de exclusión o la exclusión debido, justa-
mente, a su carácter estructural siguen estando presentes independientemente
de las actuaciones que pueden llevar a cabo los individuos concretos de estos
colectivos para prevenir o evitarlo.
Conflictividad social
Ejemplo de factores
El concepto de conflicto�social se utiliza para aquellas situaciones en detonantes
las que hay un fallo en las reglas de convivencia o normas establecidas
Un claro ejemplo de factores
socialmente en cierto contexto (Laca, 2006). La conflictividad social se detonantes son: la aparición
de ciertos temas en la agen-
puede expresar de muy diversas maneras, ya que se trata de la divergen- da pública, la promulgación
cia entre personas o grupos que emerge en un contexto dado, muchas de una nueva ley, y muchos
otros.
veces a partir de factores "detonantes".
Lectura complementaria
Los procesos de conflictividad social pueden tener diferentes alcances: no será
lo mismo situaciones de conflicto que se acoten a ciertos contextos sociales Sobre el concepto de conflic-
tividad social, podéis leer la
restringidos, como pueden ser la escuela, una empresa, una familia, etc., que siguiente obra:
aquellas que involucran a grandes grupos sociales como, por ejemplo, revuel- Laca, F. (2006). Cultura de
paz y psicología del conflic-
tas callejeras, manifestaciones o desordenes públicos. to. Estudios sobre las culturas
contemporáneas, 24 (XII), 55-
70.
La interpretación de las situaciones de conflicto social es clave para compren-
der las formas de actuar sobre ellas. Desde una postura�conservadora –esto
es, que no cuestiona el status quo–, la conflictividad genera desequilibrios que
es necesario atajar para buscar una normalización en la vida social a partir
de reestablecer el equilibrio social. Desde este punto de vista, la noción de
acuerdo o consenso se torna fundamental para el mantenimiento de la propia
estructura social. En este sentido, la perspectiva ideal de sociedad sería la de
los diferentes agentes sociales trabajando en armonía para la obtención de fi-
nes comunes. Esta perspectiva, sin embargo, no pone en cuestión la propia
estructura social, ni las diferentes relaciones de poder que la componen, por lo
que genera muchas veces respuestas de represión, criminalización o coacción
cuando emergen situaciones conflictivas (De la Cuadra, 2007).
Desde las posturas llamadas conflictivistas (aquellas asociadas al pensamien- Lectura complementaria
to marxista o alternativo), la conflictividad social se entiende como un sín-
Podéis ampliar la informa-
toma o muestra de descontento de ciertos grupos sociales respecto del orden ción sobre estas dos posturas
social imperante. En este caso, la emergencia de la conflictividad social abre a la hora de interpretar las si-
tuaciones de conflicto, leyen-
espacios de posible transformación de las relaciones sociales que estructuran do la obra siguiente:
un sistema social (De la Cuadra, 2007). Con este tipo de acercamiento, sería De la Cuadra, F. (2007). Con-
flicto social, hipergobernabi-
necesario indagar en las causas de las situaciones de conflicto a partir de los lidad y participación ciuda-
agentes principales involucrados en las mismas, para buscar respuestas que dana. Un análisis de la "revo-
lución de los pingüinos". Po-
incidan en dichas causas y atiendan al conjunto de factores que puedan estar lis, Revista de la Universidad
Bolivariana, 5 (16), 1-32.
incidiendo en la situación conflictiva.
Desde la intervención social, no hay una manera unívoca de atender las situa-
ciones de conflictividad social ya que, como hemos visto, las consecuencias
de la conflictividad social pueden ser tanto constructivas como destructivas,
dependiendo de los contextos de emergencia de esta conflictividad y de las
maneras de comprensión y gestión de la misma. En todo caso, la conflictividad
social pone en cuestión las relaciones sociales del contexto en el cual aparece
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 29 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
Hasta aquí, hemos visto diferentes conceptos que configuran el campo disci-
plinar de la intervención social, a partir de lo que se considera como proble-
mático en el contexto sociocultural de las sociedades occidentales contempo-
ráneas. Dichas definiciones están, entonces, en concordancia con las signifi-
caciones dominantes sobre qué es lo problemático y qué es lo no problemáti-
co, presentes en esta lógica más general, socialmente compartida.
Casi nadie cuestiona que la pobreza extrema sea un problema social; sin embargo, si de-
cimos que, en realidad, lo que resulta un problema social grave es la riqueza extrema, en-
tonces veremos que se pone en cuestión la lógica dominante que guía la intervención so-
cial para la erradicación de la pobreza. Si lo pensamos detenidamente, ambos fenómenos
no son indisociables, ya que para que se genere la pobreza extrema serán necesarias cier-
tas formas de relaciones sociales asimétricas en las que falle la distribución de los recursos
económicos, sociales y culturales de una sociedad. Si actuamos sobre la acumulación de
la riqueza, nuestra acción indefectiblemente redundará en procesos de redistribución de
estos recursos, cosa que ayudará a paliar la pobreza extrema. Sin embargo, esta interpre-
tación no es la que se usa mayoritariamente en el campo de la intervención social, lo cual
nos lleva a comprender que la definición de ciertos fenómenos como problema no es
arbitraria, sino que responde a ciertos intereses y determinadas formas de organización
social dominantes. Así, vemos cómo la matriz de la intervención social –a partir de las
formas de definición de los problemas sociales, en este caso– está moldeada por lo que se
establece en un momento y contexto dado como digno de transformación, generando
procesos de gobernabilidad, en el sentido de ejercicios de poder-saber que definen lo que
se debe intervenir y lo que se debe dejar intacto.
Inclusión social
Siguiendo a Subirats et al. (2004), la integración o inclusión social pasa por la Lectura complementaria
participación de las personas en tres ejes básicos:
Sobre la inclusión social, po-
déis leer la obra siguiente:
a) El mercado y/o la utilidad social aportada por cada persona como mecanis- Subirats, J. et al. (2004). Po-
bresa i exclusió social. Una
mo de intercambio y de vinculación a la contribución colectiva y de creación
anàlisi de la realitat espan-
de valor. yola i europea (Col·lecció Es-
tudis Socials, 16). Barcelona:
Fundació la Caixa.
b) La redistribución, que básicamente llevan a cabo los poderes y administra-
ciones públicas.
Ahora bien, los procesos para llegar a la inclusión social pasan por políticas
públicas y prácticas de intervención que incidan en debilitar los factores que
generan precariedad y desvinculación de los recursos sociales disponibles en
un momento y contexto dados. Asimismo, será necesario poder ubicar las si-
tuaciones de riesgo de exclusión y generar procesos de prevención de estas
situaciones y de promoción del acceso de toda la población a dichos recursos.
En el campo de las políticas sociales, serán necesarias acciones que incidan en:
Un ejemplo de este tipo de actuación son los programas de formación sociolaboral que
buscan dar herramientas a personas sin trabajo o con trabajos precarios, para insertarse
en mejores condiciones al mercado laboral, haciendo frecuentemente seguimientos per-
sonalizados de las maneras en las que las personas con las que se trabaja logran insertarse
o no al mundo laboral, incidiendo en lo posible en los problemas con los que se enfren-
tan en dicho proceso.
Otro ejemplo de actuación para la inclusión social sería el de generar acciones que au-
menten la accesibilidad a los servicios sociales a personas que, por diferentes razones (des-
conocimiento, distancia territorial, problemas con los horarios, cargas familiares, etc.),
se les hace difícil beneficiarse de estos servicios. Proyectos de información, sensibiliza-
ción, ampliación de horarios de atención o promoción activa de los servicios hacia la
comunidad en los que se alojan, buscan acercar los servicios existentes a las personas que
probablemente los puedan necesitar pero que no los usan, incidiendo así en la inclusión
social de estas personas.
Cohesión social
Lectura complementaria
"La cohesión�social es el proceso permanente de desarrollo de un sen-
tido de comunidad a partir de los valores y retos compartidos y la igual- Para ampliar la información
sobre el concepto de cohe-
dad de oportunidades en una sociedad, basado en un sentido de con- sión social, podéis leer la
fianza, esperanza y reciprocidad entre todos los miembros de dicha so- obra siguiente:
Jeannotte, S. (2000). Tango
ciedad. En esta acepción, la cohesión social alude a la voluntad de los Romantica or Liaisons Dan-
miembros de la sociedad de cooperar los unos con los otros, para la su- gereuses? Cultural Policy and
Social Cohesion: Perspectives
pervivencia y el alcance de la prosperidad". from Canadian Research. In-
ternational Journal of Cultural
Policy, 7, 97-113.
Esta definición incluye los factores ubicados por Beauvais y Jenson (2002), re-
feridos a los valores compartidos, la solidaridad y redistribución de la riqueza, Lecturas
la reciprocidad y creación de relaciones sociales y el sentido de pertenencia complementarias
3) Se considera que la cohesión social requiere –y está basada en– valores�com- Reflexión
partidos. Sin embargo, las amenazas a la cohesión social pueden estar rela-
Así, para reflexionar sobre la
cionadas con los patrones dominantes en la distribución de los ingresos y el cohesión social, es necesario
acceso a los recursos, así como con los procesos de estigmatización, discrimi- preguntarse quién tiene opor-
tunidades de participación ple-
nación y explotación de ciertas personas o colectivos. na en la sociedad y quién no,
ya que esto afectará el sentido
de pertenencia de las diferen-
4) La literatura sobre cohesión social tiende a prestar poca atención a los con- tes personas respecto de la so-
ciedad en general.
flictos�inherentes a cualquier sociedad plural y los mecanismos para su reso-
lución. Presta poca atención a las fortalezas y debilidades de las instituciones
democráticas para la resolución de los conflictos. Según Jenson
De este modo, el concepto de cohesión social trabaja con la idea del fortale-
cimiento de vínculos sociales y comunitarios como elementos potenciadores
de la calidad de vida de las personas, y como estrategia para evitar situaciones
de conflictividad social.
Ejemplo
Mientras los procesos de desafiliación social de ciertos grupos juveniles pueden interpre-
tarse en términos de que quienes pertenecen a esos grupos son personas conflictivas o
que su subcultura es excluyente, teniendo en cuenta esta concepción de la cohesión so-
cial se hace posible identificar otros motivos como los causantes de esta situación: la falta
de canales de participación para los jóvenes en las democracias actuales, o la pérdida de
referentes en relación al mundo laboral debido a la precariedad en el acceso al empleo
para los jóvenes, en estos momentos históricos, inciden decisivamente en las posibilida-
des de cohesión social.
Por lo tanto, es necesario ampliar la mirada hacia las posibles razones que
pueden incidir en uno u otro sentido respecto de los procesos de cohesión
social. Las diferencias en cuanto al acceso a los recursos, la discriminación, la
explotación, la escasez de espacios de participación efectiva o el individualis-
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 34 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
Lectura complementaria
A modo de resumen, las estrategias para la cohesión social refieren a las
acciones que aseguren que cada habitante pueda tener, en su comuni- Consejo de Europa (2001).
Promoting the policy debate
dad, las oportunidades de acceso para satisfacer sus necesidades básicas, on social cohesion from a po-
para progresar, para ejercer sus derechos y recibir protección, con el fin licy perspective. Trends in so-
cial cohesion 1. Estrasburgo:
de generar procesos de agregación social y vínculos significativos con Council of Europe Publis-
hing.
quienes comparte un territorio concreto (Consejo de Europa, 2001).
Calidad de vida
Por tanto, este concepto no solamente contempla los aspectos económicos Lectura complementaria
o materiales de la vida, sino también la calidad de las redes socioafectivas,
Sobre el concepto de calidad
el acceso a los recursos sociales y culturales del contexto y la posibilidad de de vida, podéis leer la obra si-
participación efectiva en la vida social. A la vez, contempla la evitación de guiente:
Casas, F. (1996). Bienestar so-
situaciones valoradas negativamente como las enfermedades, la mortalidad
cial: Una introducción psicoso-
prematura y la posibilidad de estar involucrado en procesos criminales (Casas, ciológica. Barcelona: PPU.
1996).
para la vida y los estilos de vida idóneos en cierto contexto socio histórico y
cultural. Lo que significa "calidad", en este concepto, es variable en el tiempo
y en los diferentes contextos sociales y culturales en los que se observe.
OMS (1994).
empleo, así como situación económica (Velverde y Ávila, 2002). En la calidad Blanco, A. (1985). La calidad
de vida influyen factores de tipo contextual, como el entorno físico y social, la de vida: supuestos psicoso-
ciales. En F. Morales, A. Blan-
contaminación ambiental, la justicia, la criminalidad, el transporte y comuni- co, C. Huici y J. M. Fernán-
caciones y la política y la religión (López Cabanas y Chacón, 1997). dez. Psicología social aplica-
da (pp. 159-182). Bilbao: Des-
clée de Brouwer.
Velverde, E. y Ávila, C.
Blanco (1985) propone la siguiente sistematización del concepto: (2002). Evaluación de la cali-
dad de vida. Salud pública de
México, 4 (44), 349-361.
• El término "vida" se refiere únicamente a la vida humana en su vertiente
individual y comunitaria o social. Este término hace referencia a una forma
de existencia superior a la meramente física, e incluirá una serie de factores
relativos al contexto en el que viven las personas.
A partir de estos factores, este mismo autor define la calidad de vida como:
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 36 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
"el fruto de las relaciones entre las condiciones objetivas de vida y variables más subjeti-
vas o personales, una relación que da como resultado un mayor o menor índice de satis-
facción y de felicidad en los individuos".
Dado que, como vemos, este concepto está definido en términos genéricos,
para medir la calidad de vida es preciso operacionalizarlo, o sea, desglosar los
significados atribuidos al mismo y observar sus diferentes elementos. Esto se
hace a partir de indicadores, que son medidas que señalan –indican– el grado
de existencia de cada uno de estos elementos.
Ejemplos de indicadores
Si se quiere conocer la situación económica de una persona, se tendrá que buscar infor-
mación acerca de sus ingresos, gastos, economía familiar, etc. Si se quiere saber el grado
de satisfacción que una persona tiene en relación con su empleo, será necesario construir
una herramienta, como una encuesta, por medio de la cual la persona pueda expresar
las opiniones que tiene sobre su trabajo. Por su carácter multidimensional, para medir la
calidad de vida se construyen sistemas de indicadores que, triangulados, generan índices
que buscan mostrar la calidad de vida.
Blanco y Chacón (1985) sistematizan cuáles son los indicadores más frecuen- Lectura complementaria
temente utilizados para medir la calidad de vida. Aquí los expondremos de
El trabajo donde Blanco y
manera resumida para dar una idea del tipo de elementos que se miden a tra- Chacón sistematizan los in-
vés de este concepto. Éstos están divididos en grandes campos de indagación dicadores es el siguiente:
Blanco, A. y Chacón, F.
que, a su vez, remiten a elementos concretos de la vida de las personas.
(1985). La evaluación de la
calidad de vida. En F. Mora-
les, A. Blanco, C. Huici y J.
1)�Aspectos�centrales�de�las�condiciones�de�vida: M. Fernández. Psicología so-
cial aplicada (pp. 183-210).
Bilbao: Desclée de Brouwer.
• Trabajo (nivel de empleo, libertad de elección en la ocupación, riesgo de
desempleo, horario de trabajo, sueldo, condiciones físicas del trabajo, sa-
tisfacción con el trabajo, etc.).
2)�Factores�ambientales:
• Ruido.
• Contaminación marina.
3)�Factores�psicosociales:
4)�Factores�sociopolíticos:
Enlace recomendado
Índice de desarrollo humano
El índice de desarrollo humano definido por el PNUD se utiliza para medir básica- Podéis ampliar información,
mente tres aspectos: en la página web siguiente:
http://www.undp.org/spa-
1)�Nivel�de�vida�digno: este concepto, a su vez, es medido a través del producto inte- nish/
rior bruto per cápita (PIB, que es valor monetario del total de la producción de bienes
y servicios de un país en un período, dividido entre la cantidad de habitantes), en
relación con la paridad del poder adquisitivo (PPA) de dicho país, medido en dólares,
esto es, la relación entre posibilidades de ingresos y de adquisición que tiene un país
en cierto período, generalmente medido de manera anual.
prensión de este concepto, apegadas a los diferentes marcos valorativos que emergen
en distintos contextos sociales y culturales.
Bienestar social
Para Blanco (1985), la idea de bienestar se entiende como ese conjunto de de-
rechos sociales que poseen los ciudadanos, estrechamente vinculados con sus
necesidades básicas (educación, salud, vivienda, ingresos, trabajo, ocio, etc.)
y que son condiciones indispensables para el pleno ejercicio de sus derechos.
Según este mismo autor, el bienestar tiene que ver con:
El derecho al bienestar tiene que ver con asegurar que, en una sociedad, exista Lectura complementaria
la justicia social a través de la igualdad en el acceso a los recursos sociales, la
Montenegro, M. (2004). Co-
igualdad en las libertades básicas, la igualdad en oportunidades para avanzar munidad y bienestar social.
y la discriminación positiva en beneficio de las desfavorecidas, para asegurar En L. Cantera, J. Herrero, M.
Montenegro y G. Musitu. In-
la equidad (Montenegro, 2004). troducción a la psicología co-
munitaria (pp. 43-72). Barce-
lona: EdiUOC.
Siguiendo esta idea, las mediciones sobre el bienestar social, además de consi-
derar las condiciones materiales y subjetivas de las condiciones de vida, gene-
ran datos que permiten las comparaciones entre diferentes personas y grupos,
para detectar las desigualdades sociales. Las medidas sobre el bienestar social,
entonces, se generan como un entramado complejo de indicadores relativos
a los recursos de la sociedad en su conjunto y la forma en la que éstos están
distribuidos entre la población.
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 40 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
cuencia de la huella dejada por diversas culturas ciudadanas, acuerdos políti- Encontraréis más informa-
cos y estructuras socioeconómicas, y se han cristalizado en diversas "lógicas" de ción sobre el Estado de bie-
nestar en las obras siguientes:
acuerdo con las especificidades de cada régimen de bienestar (Navarro, 2006).
Garde, J. y Pascual, B. (1999).
El debate sobre el Estado de
Para Garde y Pascual (1999), "el estado de bienestar se configura como una 'cesta de polí- bienestar: punto y seguido.
ticas' que incorpora derechos de ciudadanía, programas de igualdad de oportunidades, de En J. Garde (Ed.), Políticas
integración social, de eliminación de la marginación y de la pobreza, fundamentados en sociales y Estado de bienestar
en España. Madrid: Editorial
un compromiso social amplio de carácter democrático, que recoge intereses y aspiracio-
Trotta.
nes de un bloque social mayoritario en el que los sectores asalariados y las capas medias
de población son el sustrato fundamental". Navarro, M. (2006). Mode-
los y regímenes de bienes-
J. Garde y B. Pascual (1999, p. 31). tar social en una perspectiva
comparativa: Europa, Estados
Unidos y América Latina. De-
El Estado de bienestar, entonces, es la forma de organización social desde la sacatos. Revista de antropología
social, (21), 109-134.
cual se puede –y debe– garantizar, a través de la generación de políticas e ins-
tituciones públicas, la redistribución de los recursos de un Estado en relación
con sus ciudadanos. Siguiendo estos principios, para poder conocer las mane-
ras en las que estas políticas efectivamente generan condiciones satisfactorias
y equitativas de vida, también será necesario cuantificar los efectos produci-
dos por las políticas sociales públicas, en términos de la satisfacción vital de
los ciudadanos.
Por esta razón, y siguiendo a Chasco y Hernández (2004), frecuentemente los Lectura complementaria
indicadores de bienestar social se dividen en:
Chasco, C. y Hernández, I.
(2004). Medición del bienes-
a)�Indicadores�de�estado: son aquellos que valoran y miden las condiciones tar social provincial a tra-
vés de indicadores objetivos.
sociales de vida (parecidos a los descritos arriba en el concepto de calidad de Universidad Autónoma de
vida, pero incluyendo la comparación social). Madrid.
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 41 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
organizaciones públicas y privadas, que realizan actividades hacia la equidad Entre estos indicadores encon-
social, la justicia distributiva y la protección social. tramos, por ejemplo, aque-
llos referidos a aspectos funda-
mentales de la vida como la
salud, el empleo o la fortaleza
Actualmente, aunque las políticas públicas y las líneas generales de actuación de las redes sociales, y aquellos
son responsabilidad exclusiva del Estado, los sistemas de protección y de re- que indagan sobre la pobreza
relativa, la desigualdad en los
distribución tienden a estar descentralizados, privatizados, institucionalmen- ingresos, la diferencia salarial
por razón de sexo, entre otros.
te mixtos, segmentados y jerarquizados socialmente (Navarro, 2006), por lo
que las tareas relacionadas con el bienestar recaen en diferentes agentes socia-
les tales como instituciones públicas, entidades de servicios y otras ONG e, Ejemplo de indicadores de
acción
incluso, en empresas privadas que ofrecen servicios a la población a partir de
subvenciones o ayudas estatales para tal fin. Ejemplos de este tipo de indi-
cadores son aquellos que mi-
den las políticas de empleo y
Navarro (2006) señala que, aunque haya diferentes agentes implicados en pro- desempleo, el gasto en edu-
cación, el establecimiento del
veer sistemas de bienestar social, no hay que perder de vista que el aspecto salario mínimo, el gasto social
público y privado, los espacios
crítico del sistema de beneficios es la "desmercantilización", entendida como de participación social, etc.
el grado en que individuos y familias pueden sostener un estándar de vida so-
cialmente aceptable, independientemente de su participación en el mercado.
Por lo que es importante que el Estado, como representante del conjunto de
la ciudadanía, se erija como principal gestor de riesgos –o bien a través de sus
propias instituciones o bien a través de terceros– para promover la universali-
zación de los servicios de protección y atención ciudadana y así garantizar la
satisfacción de las necesidades tanto individuales como colectivas.
Convivencia
La noción de convivencia comienza a surgir con más fuerza, en la actualidad, Lectura complementaria
a partir de la constatación de la enorme heterogeneidad en cuanto a estilos
Engelken-Jorge, M. (2008).
de vida, valores, normas sociales y formas de relación presentes en las socie- Proximidad, distancia y hos-
dades contemporáneas. En particular, en las ciudades actuales, personas con tilidad en la convivencia con
el otro: los municipios turís-
bagajes sociales y culturales muy diferentes comparten espacios, sin que es- ticos del suroeste de Tenerife.
to necesariamente implique que, en este hecho de compartir, estén presentes Papeles del CEIC, 41, 1-31.
algunos autores hacen hincapié en buscar los elementos comunes que pueda Podéis profundizar en estas
haber en la experiencia cotidiana de las personas que habitan un mismo terri- dos posturas frente a la con-
vivencia leyendo las obras si-
torio. Aludiendo a la noción de vecino y vecina, podemos ver que, a pesar de guientes:
las enormes diferencias que hay entre las personas que pueblan un lugar, hay Delgado, M. (1999). Anoni-
mat i ciutadania. Dret a la
aspectos que comparten que tienen que ver justamente con las necesidades, indifèrencia en contextos ur-
recursos e intereses ligados a la vida cotidiana (Ecoconcern, 2003). Por otro bans. Revista catalana de so-
ciología, 10, 9-22.
lado, autores como Delgado (1999) afirman que, para lograr grados crecientes Ecoconcern (2003). Participa-
de convivencia, es necesario el establecimiento de normas que regulen, hasta ció i immigració en contex-
tos pluriculturals. La situació
cierto punto, las relaciones sociales. Estas normas no pueden ser establecidas del Casc Antic de Barcelona.
desde los grupos mayoritarios o con más peso en la sociedad sino que, al con- Finestra Oberta, 33. Barcelo-
na: Fundació Bofill.
trario, deben emerger de consensos y procesos de arbitraje en los que puedan
participar diferentes grupos sociales que habitan conjuntamente. En este sen-
tido, la participación ciudadana sería una pieza fundamental para el logro de
espacios de diálogo en el que se diriman los conflictos, alianzas, intereses co-
munes, espacios de libertad, etc. a partir de la asunción del estatus de ciuda-
danía –en cuanto a deberes y derechos– de todas las habitantes.
Para esto, es necesaria a su vez una revisión crítica de los modelos culturales
que nos circundan, tales como la cultura mercantil o patriarcal, por ejemplo,
que generan relaciones de asimetría y desigualdad social. Por esta razón, la
búsqueda de la convivencia sería también una acción hacia la democratiza-
ción de las relaciones sociales, posibilitando la agregación de demandas que
permitan vislumbrar el carácter estructural de los conflictos que no puede re-
solverse en la acción focalizada.
Con estos conceptos, hemos ilustrado algunos de los principios básicos que
guían el horizonte de cambio de la intervención social. Se busca lo que, en el
contexto sociocultural donde se desarrollan las actuaciones, se comparte co-
mo "soluciones" a los problemas presentados arriba. Se parte de concepciones
sobre lo deseable: inclusión social, cohesión social, calidad de vida, bienestar
social y convivencia se erigen como estados que se buscan alcanzar. Son, evi-
dentemente, valores sociales incuestionables en tanto forman parte de los ele-
mentos que, en este momento sociohistórico, se valoran como positivos. Esto
contribuye a afianzar y legitimar la matriz de la intervención social debido a
que la constituye como un mecanismo para conseguir dichos fines, aumen-
tando su capacidad para ejercer el control regulador sobre las poblaciones a
partir de este consenso. Sin embargo, aunque haya acuerdo en que estos con-
ceptos implican valores positivos, lo que es importante destacar es que, a tra-
vés de éstos, se tiende a reproducir los valores sociales dominantes, prestando
poca atención a cómo, desde posiciones minoritarias, se apela a la capacidad
transformadora del conflicto o a la necesidad de transformación radical de las
relaciones asimétricas que configuran actualmente los sistemas sociales.
Para llevar a cabo las medidas necesarias para trabajar sobre aquello definido
como problema social, se diseñan los proyectos de intervención. Los proyectos
operan como una herramienta de sistematización y operativización de aque-
llas acciones que se emprenderán para solucionar problemáticas concretas que
afectan a poblaciones específicas. La organización, planificación y ejecución
de tales acciones, como ya hemos visto, responde a un marco de condiciones
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 44 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
previas que viene definido, por un lado, a partir de las decisiones tomadas
en las instancias gubernamentales (en forma de marco legal, planes y progra-
mas); por otro, desde un marco conceptual que delimita tanto los aspectos
problemáticos como las soluciones posibles, y, finalmente, a partir de las ca-
racterísticas singulares (de tipo económico, sociohistórico, demográfico, etc.)
que presenta el contexto de actuación.
Siguiendo la propuesta de Sánchez-Vidal (2008), los puntos del proyecto que Lectura recomendada
se incluirían en cada fase de la intervención son los siguientes:
Podéis profundizar en las di-
ferentes fases que incluye un
a)�Identificación�y�definición�del�tema: se trata de definir, de la forma más proyecto de intervención so-
cial leyendo la obra siguien-
precisa y concreta posible, el problema a solucionar. Dicha problemática debe te:
ser relevante para el colectivo o la población sobre la que se actuará, y debe Sánchez-Vidal, A. (2008). Psi-
cología Social Aplicada. Ma-
operar como justificación suficiente para la puesta en marcha de la interven- drid: Pearson Educación.
ción. La definición del problema incluirá la de las destinatarias, la del contexto
de la actuación según niveles (individual/grupal/organizacional/comunitario)
y la explicación sobre el origen de la intervención, especificando si se trata de
una demanda de la propia población o de un encargo o iniciativa institucio-
nal. En ambos casos, se ha de aclarar y precisar cuál es la demanda concreta
que se realiza y negociarla y operativizarla a la luz de los conocimientos, me-
dios y materiales de que dispone el equipo interventor.
Tal como explica Sánchez-Vidal (2008), desde el punto de vista técnico, lo ló-
gico sería que los proyectos duraran tanto como los problemas a resolver o
los efectos positivos a conseguir; sin embargo, el final de una intervención es
ajeno con frecuencia a estos criterios. La acción no suele terminar cuando se
resuelve el problema, sino debido a factores ajenos a su solución, tales como
la falta de recursos, la modificación de las líneas políticas generales o el tras-
lado del equipo de intervención a otro terreno. En otras ocasiones, cuando se
consolida cierta estructura organizativa y de trabajo, las acciones se prolongan
una vez resuelto el problema e, incluso, se generan nuevas demandas a partir
de esta organización.
Como decíamos anteriormente, la evaluación o prospección inicial del tema Ved también
sobre el que se plantea la demanda nos permitirá elaborar un diagnóstico de
En el apartado 1.3 de este mó-
la situación en el que se identifiquen necesidades y problemáticas concretas. dulo, se apunta la fase de eva-
Esto posibilitará reajustar y reformular la demanda inicial, muchas veces ni luación o prospección inicial.
al., 2001; NORAD, 1997) y de una visión positivista de la realidad, la resolu- Podéis encontrar más infor-
ción de este tipo de cuestiones recae de manera exclusiva en el equipo de ex- mación sobre la perspectiva
interventora tradicional en
pertos interventores, que opera de forma externa, objetiva e independiente al las obras siguientes:
contexto de actuación y a la problemática en cuestión. De hecho, desde este Callejo, J. y Viedma, A.
(2006). Proyectos y estrategias
punto de vista directivo, es precisamente la atribución de estas características de investigación social: la pers-
asociadas a la imparcialidad y la objetividad lo que permite realizar, de forma pectiva de la intervención. Ma-
drid: McGraw-Hill.
adecuada y con garantías, el diagnóstico e intervención social. El qué, a quién Camacho, H., Cámara, L.,
y cómo se investiga y evalúa en las intervenciones de tipo dirigido es algo que Cascante, R. y Sainz, H.
(2001). El enfoque del marco
incumbe, en último término y en exclusiva, al colectivo de expertos designa- lógico: 10 casos prácticos. Ma-
do para ello, en base a la profesionalización y conocimiento diferenciado que drid: CIDEAL-ADC.
NORAD (Agencia Noruega
se le atribuye. de Desarrollo Internacional)
(1997). El enfoque del Marco
Lógico: Manual para la plani-
Evaluación de necesidades y problemas sociales ficación de proyectos orienta-
da mediante objetivos. Madrid:
Instituto Universitario de De-
La evaluación de necesidades y problemas sociales, punto de partida de cual- sarrollo y Cooperación, Uni-
quier intervención, marcará�el�resto�de�decisiones vinculadas al diseño del versidad Complutense, Fun-
dación Centro Español de Es-
proyecto de intervención. Así, por ejemplo, la magnitud y relevancia de una tudios de América Latina.
problemática irá relacionada con su incidencia en un contexto específico de
acción. Asimismo, será importante valorar el coste, el impacto y la factibilidad
de sus posibles soluciones, y la organización, distribución y temporalización
de recursos y tareas necesarias para llegar a éstas. La definición de necesidades
será, entonces, el eje a partir del cual se articulen el resto de pasos que confor-
man el proyecto interventor.
Como hemos dicho en el apartado teórico sobre las necesidades sociales, és- Lecturas
tas se pueden ordenar en cuatro tipos: necesidades normativas, necesidades complementarias
2)�Verbales: son aquellas en las que se indaga información a partir de las con- Informantes clave
versaciones con individuos o grupos, a partir de una guía de temas. Dichas téc-
Son aquellas personas que, por
nicas recurren a los informantes�clave. Una vez ubicadas algunas de estas per- alguna razón u otra (líderes
sonas, es importante conversar con ellas, ya que darán una visión contextual y comunitarios, responsables de
servicios relacionados con el
situada tanto de las problemáticas, necesidades e intereses concretos que haya, ámbito temático a trabajar, co-
municadores de base, etc.) tie-
como de los recursos disponibles para la intervención. Aunque estas conver- nen un conocimiento impor-
saciones se basan en una guía de temas, éstas deben realizarse de una mane- tante sobre el asunto o territo-
rio en el que se va a trabajar.
ra abierta de forma que puedan aparecer nuevos contenidos más allá de esta
guía. Frecuentemente, se hacen entrevistas individuales o grupos de discusión
en los que diferentes personas responden, de manera dinámica, a las pregun- Lectura complementaria
ción y que son de utilidad para los objetivos relacionados con el conocimiento Ejemplos de estos documentos
de la realidad local por parte del equipo. Generalmente, estas fuentes están en son los registros de datos so-
ciodemográficos de la pobla-
documentos y memorias institucionales, por lo que se trata de una revisión ción, informes y memorias de
los recursos e intervenciones
documental. En primer lugar, hay que hacer una búsqueda de esta documen- realizadas, historiografía local,
tación, para luego realizar un análisis sobre la base de la demanda a la que artículos y noticias en medios
de comunicación, etc.
se busca dar respuesta. Este proceso debe proporcionar al equipo la capacidad
de establecer un cierto estado de la cuestión, cómo se ha trabajado hasta el
momento el tema que se pretende abordar, así como los debates que hay en
juego respecto del mismo. La búsqueda no se limita solamente a saber qué se
dice, sino también quién lo dice, qué grado de verosimilitud presenta lo que
se dice y qué continuidades y discontinuidades puede haber en los diferentes
datos, documentos y relatos encontrados.
Para finalizar, sólo nos falta señalar que, además de elaborar un diagnóstico
de las necesidades y problemas a resolver, la evaluación inicial también se des-
tina a valorar la evaluabilidad�del�proyecto, es decir, a diseñar un sistema
de indicadores y medidas que permitan evaluar con posterioridad al propio
proyecto de intervención. Esto significa que, sobre la base de la investigación
evaluadora inicial, se deben establecer los mecanismos necesarios para definir
claramente los objetivos del proyecto y los resultados esperables; se deben pro-
porcionar los indicadores pertinentes y adecuados a las actuaciones programa-
das, de modo que puedan ser contrastables empíricamente y fácilmente eva-
luables mediante la recopilación de información accesible; se debe explicitar
claramente un modelo o lógica de intervención que justifique los efectos espe-
rados derivados de la intervención y todos estos procesos deben ser fácilmente
accesibles y evaluables desde cualquier agente externo con competencias en la
materia, a pesar de que no haya participado directamente de la intervención.
Una vez realizado el diagnóstico de la situación (donde se han definido los Lectura complementaria
problemas principales, la población sobre la que se actuará y los objetivos es-
Callejo, J. y Viedma, A.
pecíficos que se persiguen, además de valorar las posibles soluciones), se pasa (2006). Proyectos y estrategias
al diseño y planificación del proyecto, donde se deben poner en relación de de investigación social: la pers-
pectiva de la intervención. Ma-
forma lógica, sistemática y ordenada todos los elementos básicos: los medios drid: McGraw-Hill.
disponibles, los productos que se pueden obtener a partir de esos medios, el
resultado concreto que se busca (objetivo del proyecto) y su relación con otros
objetivos superiores a los que contribuye estratégicamente junto con proyec-
tos similares (Callejo y Viedma, 2006).
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 52 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
Planificación y diseño
Para lograr llevarlo a cabo, la planificación de proyectos exige realizar una serie
de acciones�concretas:
a)�Definir�detalladamente�los�objetivos�del�proyecto�en�función�del�diag-
nóstico�previo�de�la�situación: antes de hacerlo, hay que enunciar claramen-
te el problema o necesidad a la que se pretende dar respuesta. Esto permitirá
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 53 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
b)�Descomponer�los�objetivos�generales�en�objetivos�específicos�y�asignar-
les�un�grupo�estructurado�de�actividades�y�tareas�básicas�cuya�ejecución
permita�alcanzarlos�fácilmente: la operativización de los objetivos específi-
cos debe permitir establecer una clara correspondencia entre éstos y la ejecu-
ción de las tareas asignadas. Al igual que los objetivos, las tareas y actividades
planificadas han de estar bien definidas, deben ser específicas, evaluables con
facilidad, asignables, realistas, temporalizadas y ajustadas a los recursos dispo-
nibles.
c)�Asignar�estos�grupos�de�tareas�a�los�recursos�humanos�y�materiales�de
proyecto,�definiendo�claramente�las�relaciones,�secuenciación�y�tempo-
ralización� que� se� establecen� entre� ellas: esto nos permitirá establecer una
sistematización y ordenación del plan de trabajo en función del cronograma
diseñado. El calendario del proyecto se realiza mediante el establecimiento de
fechas y su asignación a unas acciones o resultados clave. Los recursos a asig-
nar para cada actividad incluyen desde recursos humanos (cuántos, cuáles,
cuándo y cuánto tiempo) a equipamientos, infraestructuras, espacios, recursos
materiales y financieros. El resultado de esta fase será una programación siste-
matizada, un plan de trabajo organizado de cada paso de la intervención.
e)�Establecimiento�de�un�sistema�de�indicadores�y�medidas�de�evaluación
del�proyecto: esto se refiere a la sistematización y operacionalización de aque-
llo que denominábamos, en el punto anterior, como "evaluabilidad del pro-
yecto", no sólo en lo que respecta a sus resultados y una vez finalizado, sino a lo
largo del proceso ejecutivo, como medida de seguimiento de la intervención.
Ejecución de la intervención
tencias, de aquellas poblaciones y colectivos definidos como problemáticos o Un ejemplo de este tipo de ac-
carentes de recursos. El objetivo es lograr su habilitación a través de la puesta ción lo encontramos en todas
las intervenciones relaciona-
en marcha de nuevos conocimientos y competencias y de la apropiación de das con la "educación para la
salud", como campañas dirigi-
los recursos que les ofrece el entorno. Como ya se puede intuir, la educación das a la población general o la
es una función que penetra en la mayoría de intervenciones. Dependiendo de capacitación en conocimien-
tos, habilidades y recursos de
dónde se considere que se sitúa la problemática o la solución, la intervención aquellos colectivos que, por su
posición y experiencia, pueden
educativa puede recaer en: ser considerados "en riesgo".
Tal es el caso de muchas cam-
pañas educativas a adolescen-
• Los afectados por el problema o la condición a modificar. tes en materia de sexualidad y
prevención de embarazos no
deseados.
• Los profesionales cuya ayuda revierte sobre los afectados (formación de
formadores, por ejemplo, a personal sanitario, educadores, voluntarios,
etc.).
• Los grupos y colectivos del entorno próximo a los afectados (como familia,
vecinos, compañeros de trabajo, etc.).
• Segundo, en la nivelación del poder que detenta cada parte, para que el
proceso de negociación no se convierta en un mero trámite autolegitima-
dor de los intereses y valores que acabará imponiendo el más poderoso.
Para lograrlo, la abogacía social, como veremos a continuación, será la he-
rramienta más adecuada.
Esto significa que, además de la defensa de los intereses del colectivo agravia-
do, se busca desarrollar sus capacidades y equilibrar el poder y los recursos que
detentan "cliente" y "demandado". La denuncia, presión social u organización
de colectivos de afectados son algunas de las acciones habituales de la aboga-
cía social.
OCDE.
a)�Se�trata�de�un�proceso�paralelo�a�cada�fase�del�proyecto�de�intervención:
considerando el proceso de intervención desde un modelo cíclico y no lineal,
la evaluación es aplicable a todas las fases del mismo:
b)�Se�aplican�de�manera�sistemática�una�serie�de�procedimientos�y�méto-
dos� científicos� y� rigurosos� propios� de� la� investigación� social: se trata de
acumular evidencias empíricas válidas y fiables acerca de una determinada ac-
tuación.
d)� Su� resultado� es� un� cuerpo� sistematizado� de� conocimientos� objetivos
y� transmisibles: éstos deben reflejar las diferentes etapas del proceso y ser
comunicables a otros procesos de intervención y evaluación.
e)�Opera�como�mecanismo�de�legitimidad�científica,�social�y�económica
de�la�intervención�social: esto es, la evaluación deja una evidencia del trabajo
realizado tanto a la comunidad científica como a la población beneficiaria y
a las entidades que financian la actividad.
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 59 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
Para que la evaluación sea lo más objetiva posible y esté rigurosamente funda- Lecturas
mentada, metodológica y analíticamente, es necesario, como ya explicamos complementarias
en su momento, haber definido claramente los objetivos (haciéndolos opera- Niremberg, O., Brawerman,
tivos, identificables y medibles) y haber estipulado durante su diseño una serie J., y Ruiz, V. (2003). Progra-
mación y evaluación de proyec-
de indicadores (asociados a cada actividad y resultado esperable) que, cuando tos sociales. Aportes para la ra-
se realice una actividad evaluativa, sean fácilmente comprobables. Es decir, la cionalidad y la transparencia.
Buenos Aires: Paidós.
planificación y gestión del proyecto debe contemplar e integrar la evaluación Rebolloso, E. y Morales, J. F.
(1996). Evaluación de progra-
del proceso y sus resultados teniendo en cuenta que, desde el propio equipo mas y Psicología Social. En J.
interventor o desde agentes externos, se creará un sistema de supervisión y se- L. Álvaro, A. Garrido y J. R.
Torregrosa. Psicología Social
guimiento sistemático de la actuación. Este sistema tenderá a incluir una serie Aplicada (pp. 475-511). Ma-
de indicadores acordes a los objetivos del proyecto, un protocolo de recogida drid: McGraw-Hill.
Rossi, P. H. y Freeman, H. E.
de información (de tipo cuantitativo y/o cualitativo) relativa a los indicadores (1989). Evaluación. Un enfo-
que sistemático para programas
anteriores y basado en diversas fuentes, un sistema de gestión y tratamiento sociales. México: Trillas.
de la información obtenida, un método riguroso de análisis de la información Rutman, L. (1977). Evaluation
research methods: A basic gui-
anterior y un sistema de difusión y retroalimentación de los conocimientos de. Beverly Hills: Sage.
generados hacia todos los agentes involucrados e interesados por el proyecto. Stufflebeam, D. L. y Shink-
field, A. J. (1993). Evaluación
sistemática: Guía retórica y
práctica. Barcelona: Paidós.
El desarrollo de este sistema de supervisión y evaluación necesitará la ejecu-
ción de una serie de pasos que, según la OMS (1981; en Sánchez-Vidal, 2008),
se sintetizan en las siguientes acciones:
• El impacto del proyecto valora el efecto global que éste ha tenido sobre el
sistema social o el contexto de actuación más próximo, sobre las condicio-
nes de vida y el desarrollo del área o sistema sobre el que se ha intervenido.
El impacto también valora el conjunto de efectos, deseables o indeseables,
previstos o imprevistos, generados por el proyecto de intervención, lo cual
exige un análisis más global y totalizador y un amplio conocimiento de
todos los aspectos psicosociales que afectan a esa actuación.
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 62 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
7)�Obtención�de�conclusiones,�devolución�de�la�información�y�formula-
ción�de�propuestas�de�actuación�futuras: el informe final de evaluación in-
cluirá una parte de conclusiones en las que se apuntarán los aspectos más re-
levantes del proceso evaluador en términos de utilidad para la intervención
futura. Dado que uno de los objetivos de la evaluación es el de generar conoci-
miento pragmático transferible, la forma más fácil de conseguirlo es mediante
un resumen de la evaluación y una postura explícita clara de aquellos aspectos
a considerar de cara a la mejora de los sistemas de intervención social. Esto
implica que se tratará de elaborar recomendaciones de actuación sintéticas,
claras y adaptadas específicamente a cada uno de los destinatarios posibles,
desde políticos, hasta la población general, la prensa o el colectivo de profe-
sionales. En la confección de estas conclusiones deben aparecer reflejadas las
experiencias y opiniones de todos los grupos y agentes sociales que han par-
ticipado, de algún modo, como interventores o intervenidos, en el proceso.
Además, para hacer de este documento final una herramienta útil de trabajo,
será importante discutir las conclusiones entre todos los participantes y res-
ponsables de la intervención. Esta devolución�de información permitirá en
el futuro incorporar propuestas de actuación, como por ejemplo, cambios en
el programa o en los objetivos, el inicio de nuevas acciones, la redefinición
de ciertas funciones o estructuras ejecutivas, la modificación de los presupues-
tos, la formación o incorporación de nuevo personal o la intervención sobre
nuevas poblaciones semejantes a las ya tratadas. En definitiva, y dado que la
intervención sigue un ciclo de tipo circular, todo este cuerpo de conocimien-
tos resultante formará parte del bagaje disciplinar que alimentará en el futuro
nuevos diagnósticos para la intervención.
Las problemáticas objeto de intervención más comunes en este campo disci- Lecturas
plinar son aquellas relacionadas con el desempleo y el empleo precario y sus complementarias
efectos económicos y psicosociales sobre la población. La consecuente pérdida Podéis ampliar la informa-
adquisitiva de dinero que estas situaciones producen, unido al hecho de que, ción sobre las intervencio-
nes sociales en el campo del
en una sociedad capitalista, el consumo articula de manera central tanto los trabajo leyendo las obras si-
momentos de socialización como la identidad de los individuos, las situacio- guientes:
Agulló, E. (1997). Jóvenes, tra-
nes de vulnerabilidad asociadas al mercado de trabajo generan una disminu- bajo e identidad. Oviedo: Uni-
ción significativa en la salud mental de las personas que las viven (Garrido, versidad de Oviedo, Servicio
de publicaciones. Tesis docto-
1996). Siendo que los procesos socioeconómicos referidos al acceso al mercado ral.
laboral están asociados a los mecanismos de inclusión social y, además, son Garrido, A. (1996). Psicolo-
gía social del desempleo. En
fuente de estatus, prestigio social, de desarrollo de habilidades o de estructura- J. L. Álvaro, A. Garrido y J. R.
ción del tiempo (Agulló, 1997), el desempleo y la precariedad laboral constitu- Torregrosa. Psicología Social
Aplicada (pp. 121-155). Ma-
yen una de las problemáticas acuciantes sobre la que más intervención social drid: McGraw-Hill.
se ha desplegado. Añadida a esta idea, este ámbito también se ha preocupado
por las condiciones particulares en que se llevan a cabo las tareas asociadas
a un puesto de trabajo determinado, con el fin de valorar directamente y de
forma precisa los efectos psicosociales del empleo.
En el caso de los jóvenes, por ejemplo, la dificultad de acceso a empleos dignos ha tenido
como efecto su limitación en el acceso a la vivienda o a espacios de expresión y partici-
pación política.
cial. A pesar de que, inicialmente, las intervenciones sociales que abordaban la Álvaro, J. L. (1992). Desem-
problemática tenían una concepción marcadamente individualista y culpabi- pleo y bienestar psicológico.
Madrid: Siglo XXI.
lizadora de las causas del desempleo (Álvaro, 1992; Kieselbach, 1989), progre-
Gorz, A. (1997). Metamorfosis
sivamente se han considerando los factores sociales y estructurales que confi- del trabajo, búsqueda del senti-
do: crítica de la razón económi-
guran el fenómeno. De este modo, aun manteniendo acciones interventoras ca. Madrid: Sistema.
muy centradas en los individuos, la naturaleza estructural del desempleo y la Kieselbach, T. (1989). El de-
sempleo juvenil: Consecuen-
precariedad laboral, y el carácter coyuntural asociado a momentos de crisis cias en la salud y recomenda-
económica, ha conducido a poner en marcha intervenciones dirigidas a colec- ciones para las intervencio-
nes psicosociales. En J. R. To-
tivos considerados en riesgo o especialmente vulnerables como los jóvenes, la rregrosa, J. Bergere y J. L. Ál-
población inmigrante o las mujeres. varo (Ed.), Juventud, trabajo
y desempleo: un análisis socio-
lógico. Madrid: Ministerio de
trabajo.
Con estas medidas se pretende compensar, de algún modo, mediante planes
formativos o programas ocupacionales inscritos en planes más generales de
políticas de empleo, la desigualdad de oportunidades y la discriminación so-
ciolaboral que todavía hoy afecta a ciertos colectivos. Así, a pesar de que la
probabilidad de encontrar un empleo depende de las oportunidades que ofre-
ce el contexto –que, como hemos visto, están estratificadas de manera estruc-
tural dependiendo de factores como el género, la edad o el origen nacional–,
la mayoría de intervenciones sociales se centran en la acción sobre aquellos
otros factores personales que también operan en el logro de este objetivo, por
ejemplo, las formas de búsqueda de empleo, el nivel y el repertorio de compe-
tencias adecuadas frente a cierto mercado laboral o los recursos y estrategias
de afrontamiento frente al desempleo.
las personas con diversidad funcional o las mujeres. Este tipo de intervencio-
nes se basan en la discriminación positiva como factor de corrección de las
desigualdades sociales.
Las principales problemáticas a las que trata de dar respuesta la intervención Lectura complementaria
social en las relaciones intergrupales están relacionadas con los conflictos que
En cuanto a los prejuicios,
pueda haber en la convivencia, en un contexto dado y, por otra parte, con podéis leer la obra siguiente:
la discriminación que sufren ciertos colectivos sobre base de la generación de Canto, J. (2002). El grupo:
estructura, procesos y re-
prejuicios que les afectan negativamente. En términos conceptuales, podría-
laciones grupales. En M.
mos definir el prejuicio como una actitud negativa hacia los miembros de un Domènech y M. Pujol (Ed.),
Psicología de los grupos y los
exogrupo que se refleja mediante pensamientos, conductas o afectos negati- movimientos sociales. Barcelo-
vos hacia ellos (Canto, 2002). na: UOC.
Desde la psicología social de los grupos, este sería uno de los mecanismos ex-
plicativos de ciertos comportamientos discriminatorios que se convierten en
estigmas, de la desigualdad de oportunidades o incluso de la persecución que
sufren algunas personas. El resultado de la proliferación de prejuicios negati-
vos son fenómenos sociales como el racismo, el sexismo, la homofobia o la
discriminación hacia personas con algún tipo de diversidad funcional.
En términos generales, las respuestas que han tendido a darse a este tipo de
problemáticas apuntan a fomentar la integración social, la igualdad de opor-
tunidades y de acceso a los servicios y la convivencia ciudadana, respetuosa
con todas las diferencias. Más específicamente, si centramos nuestra atención
en el ámbito de los procesos migratorios, observamos que el tipo de acciones
y soluciones que se proponen mayoritariamente son:
Partiendo de este marco, los dos tipos de problemáticas más habituales a los
que se enfrenta esta intervención tienen que ver, o bien con cuestiones de
conflictividad�grupal�e�interpersonal, o bien con cuestiones que afectan al
acceso�y�rendimiento�escolar�dentro�de�la�educación�formal. Entre los te-
mas más comunes del primer ámbito, destacan las intervenciones de tipo in-
tercultural o aquellas tendientes a favorecer la convivencia en un territorio,
mientras que los principales temas asociados al segundo ámbito son el absen-
tismo y el fracaso escolar, el acceso a la educación de las personas que presen-
tan algún grado de diversidad funcional o el fenómeno social del bulling.
De manera coherente con lo explicado hasta ahora, las metas que se propo-
ne la intervención social, en términos generales, apuntan a la promoción de
la salud: prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de la enferme-
dad, y a la mejora del sistema sanitario y de cuidado, procurando el acceso a
los servicios por parte de toda la población. Para lograrlo, se ponen en marcha
acciones individuales, programas comunitarios o incluso campañas de difu-
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 70 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
Presentación�de�las�lecturas
El primer texto presenta una panorámica de cuáles han sido las diferentes formas de
intervenir sobre el consumo de drogas a través de la prevención. Más específicamente,
propone incorporar una perspectiva participativa que incluya a los propios usuarios
en la definición y el desarrollo de la intervención.
Los dos siguientes textos pretenden ilustrar dos modos diferentes de abordar y definir
el consumo de drogas: en el segundo –la memoria de los proyectos realizados por
Proyecto Hombre–, se persigue la abstinencia en el consumo de drogas por parte
de las usuarios drogodependientes, así como su rehabilitación e inserción social; en
el tercero, una selección de la Guía preventiva y de seguridad publicada por Energy
Control, se apuesta por la reducción de daños en el consumo de drogas a través de
la implicación de los diferentes agentes sociales que participan del espacio de ocio
nocturno.
Lecturas:
Todo esto contribuye a ignorar las estrategias de gestión del riesgo que existen ya, de
hecho, entre la población de consumidores (como por ejemplo, prestar atención a
la calidad de las sustancias que se consumirán, consumir en contextos protegidos o
en días elegidos, poner límites al propio consumo, etc.). El hecho de ignorar dichas
estrategias se da por dos motivos: en primer lugar porque, desde la perspectiva abs-
tencionista, se invalidan e ignoran los conocimientos experienciales generados por la
propia población, por considerar que éstos son producidos por "no expertos", esto es,
que no están validados por profesionales debidamente cualificados. En segundo lugar
y, en estrecha relación con el punto anterior, porque las personas consumidoras de
drogas son consideradas, desde este modelo, como personas enfermas y sin control
de sus propias vidas. La clara división y jerarquía entre un conocimiento experto en-
cargado de la intervención y un conocimiento –no experto ni legitimado– objeto de
intervención se aprecia claramente en otras de las actividades que refleja la "Memoria
2002" de Proyecto Hombre. La existencia de programas de formación del voluntaria-
do y del equipo terapéutico, mediante la creación y el mantenimiento de centros de
estudios en los que participan escuelas y formadores externos a la propia institución,
hace pensar en una experticia interventora que únicamente queda legitimada tras un
proceso de acreditación competencial y de conocimientos. Es más, el hecho de que
los centros de Proyecto Hombre colaboren como centro de prácticas para alumnos
de trabajo social o educadores conecta estos conocimientos prácticos con un circuito
institucional de formación superior en ámbitos sociales donde "la intervención en
drogodependencias" constituye un campo de intervención con entidad propia.
• El binomio interventor/intervenido.
La gran mayoría de intervenciones que hemos revisado hasta ahora establece Ved también
dos agentes claramente diferenciados. Por un lado, la figura del agente�exper-
Esta red de conceptos como
to�o�interventor, que se encarga de identificar los problemas sociales y de de- pobreza, exclusión social, mar-
finir el plan o la estrategia de actuación orientada a resolverlos, así como la ginación social, inclusión so-
cial, etc., se han tratado en el
evaluación del proceso de intervención, y, por otro lado, las personas�o�grupos subapartado 1.2 de este mó-
dulo.
intervenidos que constituyen el colectivo sobre el que se llevan a cabo dichas
actuaciones. Recordemos, por ejemplo, la red de conceptos revisada en apar-
tados anteriores como pobreza, exclusión social, marginación social, inclusión
social, etc. Estos conceptos han sido producidos por uno de estos agentes: los
expertos/interventores sociales. Las personas intervenidas no acostumbran a
participar en la definición y/o delimitación de dichos conceptos. Igualmen-
te, las soluciones u horizontes deseables a alcanzar (inclusión social, cohesión
social, calidad de vida, etc.) son definidos por los agentes interventores y las
personas sobre las que se interviene no acostumbran a participar en su diseño
o planificación.
Es decir, se establecen dos roles claramente diferenciados entre los agentes in-
terventores y las personas intervenidas, según los cuales, mientras los prime-
ros son aquellos poseedores del conocimiento necesario para poder establecer
cuáles son los objetivos de la transformación y las metodologías necesarias
para alcanzarla, las personas beneficiarias o usuarias son aquellas que viven
la transformación en sus vidas o espacios relacionales para cumplir con los
objetivos del cambio social planificado desde los conocimientos de la inter-
vención social. Dicho conocimiento permite decidir aquello sobre lo que se
va a intervenir (problemas y colectivos), así como desarrollar las técnicas para
transformar esos espacios en la dirección deseada: la integración social, la ca-
lidad de vida, el bienestar social, etc.
Esta matriz (Hacking, 1999) de conocimientos tecnificada genera efectos es- Lectura complementaria
pecíficos en la práctica de la intervención social. Así, la operativización y tec-
Podéis ampliar la informa-
nificación de aquellos constructos teóricos que ya vienen definidos de ante- ción sobre la matriz de cono-
mano por la disciplina (como los problemas sociales y sus correspondientes cimientos tecnificada leyen-
do el trabajo de Hacking:
soluciones) limita o impide el surgimiento del conocimiento experiencial y
Hacking, I. (1999). The Social
cotidiano, tanto de los usuarios como de los expertos. Construction of What? Cam-
bridge, MA: Harvard Univer-
sity Press.
A pesar de la progresiva adopción de métodos de investigación cualitativos,
que permiten producir conocimientos vinculados a cuestiones subjetivas y de
significado, los saberes informales y adquiridos gracias a la experiencia vital
difícilmente tienen cabida en el contexto de la matriz de saberes propia de la
intervención social. La razón es que, en base a criterios de objetividad, repre-
sentatividad o independencia (fuertemente anclados en una perspectiva posi-
tivista del conocimiento), únicamente se acepta como conocimiento válido
aquel que es producido mediante la operativización de constructos teóricos
y la correspondiente elaboración de indicadores que permitan su medición y
objetivación.
Esta tecnificación, asimismo, genera una asimetría entre los agentes interven-
tores e intervenidos, puesto que la retórica y el argot propio de las ciencias
sociales sólo son comprensibles para los técnicos y profesionales. Las personas
intervenidas, al carecer de la especialización técnica y retórica propia de las
ciencias sociales, o bien no participan directamente en la definición de sus
propias problemáticas y soluciones (mucho menos en la evaluación del pro-
ceso de que han sido objeto), o bien, cuando lo hacen, son traducidas y sub-
sumidas en la retórica y conceptos de la disciplina. El efecto de esto es que
las personas intervenidas son despojadas de su propio conocimiento que pasa
a manos del colectivo interventor en forma de saber experto y tecnificado,
inaccesible en muchos casos para quienes no son "expertos".
Siguiendo con el ejemplo, si la afiliación social no es considerada una necesidad "de se-
gundo orden", las actuaciones llevadas a cabo pueden orientarse al fortalecimiento de las
redes sociales de las personas que se encuentran en situaciones problemáticas. Dicha ac-
tuación se orientaría no tanto hacia la persona, sino más bien hacia el contexto en el que
se encuentra y a la relación que mantiene con éste. Desde esta actuación, se entendería
que una persona con una fuerte filiación social tendrá más posibilidades de obtener re-
cursos alimenticios que otra en situación de aislamiento social, cuestionando la relación
piramidal entre necesidades, así como la especialización de las actuaciones y apostando
por intervenciones de carácter transversal que enfatizan el contexto social.
La violencia doméstica
Lectura complementaria
Para ejemplificar esta cuestión, pensemos en la noción de violencia doméstica y, de modo
específico, el llamado "ciclo de la violencia". Este constructo es generalmente entendido Si queréis ampliar la informa-
a partir de las aportaciones de Walker (1984), que argumenta que la violencia doméstica ción sobre el ciclo de violen-
se despliega en tres fases: cia descrito por Walter, po-
déis leer la obra siguiente:
• Acumulación�de�tensión (que se caracteriza por la agresión psicológica y pequeños Walker, L. (1984). The batte-
incidentes de maltrato, como insultos o empujones). red woman syndrome. Nueva
York: Springer.
• Explosión�o�agresión (que se caracteriza por ausencia de control en el maltratador,
incremento de la destructividad, maltrato físico grave e incremento y negación e
incredulidad por parte de la víctima).
En el estudio de Batsleer, Chantler y Burman (2003), en el que analizan los servicios para
mujeres inmigrantes en la ciudad de Manchester, ellas identifican dos maneras en las que
se aborda un trabajo. En primer lugar, el abordaje "neutral" respecto de las características
socioculturales de las personas que son atendidas, esto es, que se realiza una perspectiva
de género pero no se toman en cuenta las diferencias culturales de estas mujeres. Y, en
segundo lugar, la aproximación "neutral con respecto al género", que está basada en la
preponderancia de las cuestiones culturales frente a aquellas referidas al género. Al mos-
trar estas aproximaciones, las autoras concluyen que falta una mirada interseccional, en
la que se tomen en cuenta las posiciones de las mujeres atendidas respecto de sus carac-
terísticas culturales, de género, situación legal y socioeconómica o la edad.
Se hace hincapié en que, por ejemplo, todas las personas que son categorizadas como
inmigrantes comparten características y problemáticas entre sí. Sin embargo, siguiendo
con el ejemplo, la categoría inmigrante alberga multiplicidad de situaciones específicas
(personales, socioeconómicas, de procedencias culturales, etc.) que convierten la cate-
goría inmigrante en poco explicativa si tenemos en cuenta estas diferencias existentes
en su interior. Igualmente, al centrarse en las características que comparten las personas
que conforman la categoría, la intervención sectorializada genera un efecto de descon-
textualización. Al no interpretar el comportamiento y las problemáticas de las personas
en relación con el contexto social en que se ubican, estas problemáticas aparecen veri-
ficadas como características propias de aquellos colectivos. Al proyectarse las tensiones
y conflictos sociales existentes en las sociedades actuales en la naturaleza misma de los
colectivos definidos como problemáticos, éstos son entendidos, como decíamos, como
un fenómeno negativo y naturalizado. Finalmente, la categorización de los colectivos in-
tervenidos contribuye a la estigmatización de estas categorías sociales. Al definirse como
colectivos problemáticos, que son fuente o padecen algún problema social, se refuerza
la asociación entre dichos colectivos y las problemáticas asociadas de tal modo que se
contribuye a su estigmatización.
Lecturas
Patologización de la inmigración
complementarias
Con el objetivo de ilustrar estos efectos, analizaremos brevemente la cuestión de la
patologización de la inmigración. Siguiendo las aportaciones de Lurbe (2005), el fe- Para ampliar el tema de la pa-
nómeno de la inmigración ha sido recientemente abordado desde la teoría del sín- tologización de la inmigra-
drome de Ulises, acuñada por el psiquiatra José Atxotegui (2000), que describe la ción, podéis leer las obras si-
sintomatología depresiva, ansiosa, somatomorfa y disociativa asociada a colectivos guientes:
de inmigrantes extracomunitarios. Según Lurbe, esta aproximación corre el riesgo de Atxotegui, J. (2000). Los
psicopatologizar un sector de la población ya de por sí fuertemente estigmatizado. duelos de la migración: una
El establecimiento de un diagnóstico basado en el "descubrimiento" de un síndrome aproximación psicopatológi-
promueve intervenciones de tipo terapéutico y clínico, al considerar que la proble- ca y social. A tu salud, 31-32,
mática se localiza en los individuos que lo padecen. Esta intervención social tiende 24-31.
a individualizar las actuaciones. Lurbe, K. (2005). La enajena-
ción de las otras. Estudio so-
Aunque esta aproximación reconoce la función que desempeñan las condiciones ma- ciológico sobre el tratamien-
teriales de existencia de estas personas en la aparición del síndrome (como las condi- to de la alteridad en la aten-
ciones laborales precarias, la explotación laboral, las viviendas insalubres, las políti- ción a la salud mental en
cas de exclusión del foráneo o la experiencia del racismo), estos elementos son con- Barcelona y París. Athenea Di-
siderados únicamente como variables que pueden facilitar la aparición del síndrome. gital, (007).
La intervención y las actuaciones no se encaminan a paliar estos elementos, sino al
tratamiento de las personas que padecen el síndrome, generando una fuerte patolo-
gización de la inmigración y descartando actuaciones encaminadas a transformar las
situaciones de desigualdad social que padecen estos colectivos.
Así, como explicábamos en el módulo inicial, ante la crisis de las ciencias so- Ved también
ciales que reabre algunas cuestiones vertebrales de la intervención (como, por
El tema de la crisis de las cien-
ejemplo, cómo, quién y desde dónde se actúa), emergen propuestas que se cias sociales y su influencia en
hacen eco de las críticas y tratan de revertir algunos efectos, en términos de el campo de la intervención
social fue tratado en el módulo
relaciones de poder, de los modos tradicionales planteados hasta el momento. "El campo de la evaluación y la
intervención social".
social y también cuáles son las propuestas de solución. De este modo, si hemos
argumentado que las explicaciones dominantes tienden a reducir los proble-
mas sociales a problemas individuales, hacen hincapié en las carencias y limi-
taciones de las personas y colectivos intervenidos, asumen que el orden social
presente no debe ser objeto de la transformación o bien contribuyen al esta-
blecimiento del binomio interventor/intervenido, entre otros efectos, desde
la intervención crítica se hace necesario proponer alternativas a estas formas
de intervención que logren solventar o minimizar dichos efectos.
Esta característica, siguiendo a Montero (2003), supone considerar a las per- Lectura recomendada
sonas intervenidas no como beneficiarias o usuarias de servicios. Se trata de
Para profundizar en el tema
abandonar la concepción pasiva del rol del intervenido que considera esta po- de la intervención social crí-
sición como aquella sobre la que se interviene y actúa. Igualmente, asumir tica, podéis leer la obra si-
guiente:
el papel activo de esta posición no se reduce a considerar que las personas
Montero, M. (2003). Teoría y
intervenidas deban ser espectadoras o invitadas del proceso de intervención, práctica de la psicología comu-
nitaria: La tensión entre comu-
sino que éstas deben erigirse en agentes activos con voz, voto y veto. Así, las nidad y sociedad. Buenos Ai-
personas intervenidas dejan de ser el objeto de la intervención, pasando a ser res: Paidós.
El giro que se propone, por tanto, va más allá de la mera idea de tener en
cuenta la opinión de las personas o de darles voz. Supone, en cambio, una
substancial transformación de los roles interventor e intervenido, que estable-
ce la necesidad de llevar a cabo un trabajo conjunto entre ambas posiciones,
CC-BY-NC-ND • PID_00141843 85 La intervención social desde las perspectivas tradicionales
cada una de las cuales aporta sus saberes y conocimientos, y que se orientan
hacia los mismos objetivos. La relación dialéctica que se produce entre ambas
posiciones determinará así qué intervención debe llevarse a cabo.
Mientras, desde las perspectivas tradicionales, como hemos visto, se tiende a Ved también
considerar que las personas intervenidas tienen determinadas carencias y de-
Podéis encontrar el caso de la
bilidades y son vistas en términos negativos, la asunción del rol activo de di- Ley de Promoción de la Auto-
chas personas enfatiza, en cambio, las capacidades y fortalezas que albergan nomía Personal y Atención a
las Personas en Situación de
y la relevancia que tiene poder desarrollarlas. De este modo, el grupo de per- Dependencia en el subaparta-
do 1.1.1 de este módulo.
sonas afectadas por una determinada problemática social es considerado un
actor privilegiado de la transformación social. Como vimos anteriormente,
cuando analizamos la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención
a las Personas en Situación de Dependencia, actores sociales relevantes, orga-
nizados en grupos de presión, han cuestionado las concepciones dominantes
sobre las cuales se asentaba la propuesta de esta ley, mostrando los efectos de
estigmatización que generan conceptos como minusvalía o vejez. La impor-
tancia de tomar en cuenta la voz de las personas afectadas por determinadas
problemáticas, desde una perspectiva crítica de la intervención, tendría que
ser consustancial a los propios procesos, ya que las mismas poseen un conoci-
miento especializado sobre dichos asuntos debido a su experiencia.
El horizonte del cambio social deseable se orienta hacia la transformación de Lectura recomendada
las situaciones de dominación y desigualdad en las que se encuentran deter-
Podéis profundizar en el te-
minadas personas en las sociedades capitalistas actuales. Siguiendo a Monte- ma del compromiso político
ro (2004), se trata de adoptar una posición que critica, muestra y rechaza el y ético con la transformación
de la perspectiva crítica de la
mantenimiento y la justificación de condiciones de vida injustas, así como de intervención social leyendo
los modos de conocer insatisfactorios. la obra siguiente.
Montero, M. (2004). Introduc-
ción a la Psicología Comunita-
Este posicionamiento implica asumir el carácter socialmente construido de las ria: Desarrollo, conceptos y pro-
cesos. Buenos Aires: Paidós.
"verdades" que regulan el quehacer de la intervención social y exige el análisis
de los significados que se construyen alrededor de determinadas problemáti-
cas. Para ello, es necesario analizar qué significados se imponen a otros, influ-
yen, obstruyen y sirven a ciertos intereses. Así, la necesidad de la transforma-
ción social está basada en una concepción de la sociedad como organizada en
ejes de dominación y explotación. La distribución desigual de los recursos de
la sociedad y la situación de marginación de algunos grupos sociales debe ser
revertida mediante procesos de cambio social.
Así pues, la perspectiva crítica de intervención social, como vemos, surge con
la voluntad de combatir y problematizar las nociones comúnmente emplea-
das en la intervención social, así como las soluciones que se proponen y que
hemos revisado en este módulo.
Teniendo en cuenta los aspectos que hemos estado discutiendo hasta aquí, en
el próximo módulo se desarrollarán con mayor detalle los principios teóricos,
conceptuales y metodológicos de una intervención social crítica y participa-
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