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Two Queens
Two Queens
La obra cinematográfica Mary, Queen of Scots (para latinoamérica Las Dos Reinas) es un
drama histórico basado en el libro del biógrafo e historiador británico John Guy Queen of
Scots: The True life of Mary Stuart. Es producida por Focus Features y dirigida a ópera
prima por la artista de teatro británica Josie Rourke, destacada por su participación como
directora creativa en importantes teatros de Reino Unido con obras de adaptación a
comedias de William Shakespeare y relacionadas con el cristianismo y la historia
monárquica británica, como Luther en el National Theatre, The York Realist y The Life and
Death of King John en la Royal Court. 1
El filme referenciado busca representar el conflicto ocasionado en el siglo XVI por el poder
monárquico de la isla de Gran Bretaña mediante la pugna religiosa para la obtención de
riqueza y poder político. Efectuándose a través de la relación familiar y personal de las dos
monarcas de la época; al norte en la Escocia católica, la Reina María Estuardo; y al sur en
la Inglaterra protestante, la reina Isabel Tudor. Puesto que el filme no da una presentación
explícita previa acerca de los personajes, es importante mencionar según indica Corredoira2
que las monarcas eran primas, puesto que ambas descendían del Rey Enrique VII de
Inglaterra, Isabel como su nieta y María como su bisnieta, por lo que la reina de Escocia
tenía su propio reclamo al trono de Inglaterra, lo que para muchos un derecho más fuerte
que el de Isabel, quien podía ser aborrecida por su cuestionable legitimidad o por seguir la
fe protestante en lugar de la católica.
1
ROURKE, Josie. Josie Rourke Collection, En: Archives Hub Online [Online] 2007-2010-2011 [citado 25,
septiembre, 2023]. Disponible en:
https://archiveshub.jisc.ac.uk/search/archives/ef835a6e-0dbf-321e-b3e8-5e2e4a73ea59
2
CORREDOIRA RODRIGUEZ, Beatriz. Isabel I de Inglaterra, Feminismo en el estudio de la historia. En:
Comillas Journal of International Relations | nº 21 | 150-168 [2021] [ISSN 2386-5776] [online], Julio de 2021.
[citado 25, septiembre, 2023]. Disponible
en:https://revistas.comillas.edu/index.php/internationalrelations/article/view/15468/15036
1
Isabel I. la perduración de la fe protestante y la prosperidad de Inglaterra están sujetas a la
prolongación de la dinastía, por tanto un heredero al trono garantiza una continuidad de la
burguesía anglicana que se consolida y por supuesto la reproducción de su riqueza, por lo
cual el cuestionamiento del poder de Isabel I surge desde las inquietudes de su prima
católica Maria Estuardo que evidencia la poca habilidad de su prima para organizar una
familia, una organización que es mandato de Dios expuesto en las sagrada escritura
cristiana “luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y
multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las
aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo” 3 por lo que dicha premisa, es
utilizada para argumentar su legítima sucesión ante el trono inglés frente a una reina infertil
que no es capaz de proponer ni cónyuge ni vástago, por lo que para esta reina bajo los
preceptos protestantes existía una incipiente presencia de consejeros que tácitamente
recomendaba bajos sus preceptos “un matrimonio temprano y consideraba la procreación
de hijos como una prueba de la Providencia de Dios y una amplia descendencia como
muestra de su bendición”4. Es allí donde la competencia por la familia como
establecimiento de superioridad moral y de poder se hace relevante dentro dado que otorga
reconocimiento en el futuro al monarca, algo que evidentemente María si podía lograr dada
su condición de apertura al matrimonio en contraposición la negación en la que se
encontraba Isabel I,la cual fue confrontada cuando María Estuardo contrajo nupcias con
Lord Darnley y quedó en embarazo.
Así pues, reconocer Isabel a Maria como su heredera o a su hijo era un acto perpetuo de
proteger la familia y la iglesia católica, por ende era deber casarse ya que correspondía a
un acto tan simbólico de evitar reyes católicos, como político para impedir otorgar poder a
los papistas en Inglaterra en un momento donde monarquía hereditaria constituía la única
forma de gobierno, que al encontrarse con escenarios donde los pretendientes al poder son
múltiples y el trono es único, se convierte en totalizante al obtenerlo dado que Dios es el
sujeto del cual el monarca es vocero, reinando por su gracia y para su divinidad, más no
para el pueblo, por lo que sus decisiones son intrínsecas al reino, y su virtud era innata,“si
3
GÉNESIS 1:28 [online]. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. En: Biblia Gateway, 2010. [Citado 26,
septiembre , 2023].Disponible en:
https://www.biblegateway.com/passage/?search=G%C3%A9nesis+1%3A28&version=NTV
4
TROELTSCH, Ernst. El protestantismo y el mundo moderno. ed. conmemorativa 70 aniversario México:
2005. p 59.
2
un gobernante moral lograba gobernar virtuosamente, tal triunfo nunca podría atribuirse a
sus poderes, sino “tan sólo a la gracia de Dios”.5
Isabel I pareció inverosímil ante su decisión de no casarse, pero dadas sus concepciones
religiosas era posible dentro de una corriente teológica que estaba en pugna con una cultura
eclesiástica y que conservaba una autonomía jerarquizada ante Dios, cuya causa es el
individualismo religioso que surge a partir de la reforma y que es “formulado
conscientemente como principio y desvinculandose de un instituto jerárquico universal [...]
Representa la religiosidad que corresponde a la cultura individualista moderna” 7 Por lo que
como menciona Anderson “el reinado de Isabel estableció y desarrolló ampliamente el
status quo ante interno, sin ninguna innovación radical. El péndulo religioso osciló de
nuevo hacia un protestantismo moderado, con el establecimiento de una Iglesia anglicana
domesticada. Ideológicamente, la autoridad real se vio muy realzada a medida que la
popularidad personal de la reina se elevaba a nuevas cimas.8 por tanto el esplendor de
5
QUENTIN, Skinner. Los fundamentos del pensamiento político moderno. I El Renacimiento, México: 1985.
p. 111 .
6
VILLORO, Luis. El Pensamiento moderno. Filosofía del renacimiento, México: 1992. p.21.
7
VÁRNAGY, Thomas [Online]. Capítulo VI. El pensamiento político de Martín Lutero. En:La filosofía
política clásica. De la Antigüedad al Renacimiento. Buenos Aires: CLACSO, Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales,1999. p.158. https://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20100609123955/8varnagy.pdf
8
ANDERSON, Perry. El Estado absolutista. ed.15, España: 1998. p.126
3
Isabel I no fue por únicamente por su posición hacer de su nación su esposa, sino por su
determinación de establecer una nueva jerarquía religiosa que respondiera a lo que su
voluntad definiera como virtud arriesgando las enseñanzas de Jesús de Nazaret, tal como lo
hizo su padre al apartarse de Roma luego de divorciarse.
“Isabel decidió tanto separar su cuerpo político de su cuerpo natural centrándose en alcanzar la
estabilidad y éxito como gobernante y abandonando la idea de un matrimonio para la
corona de Inglaterra cómo convertirse en una líder con características tradicionalmente
asociadas con la masculinidad (convirtiéndose en un hombre honorario) Esto significa la
autonomía definitiva, formal y en principio, del Estado. Pero no significa, todavía, la idea moderna
del Estado. Antes bien, el protestantismo ha seguido considerando a éste como una institución
religiosa y ha visto su fin en el cuidado de la comunidad cristiana y de la ley moral.”9
9
TROELTSCH, Ernst. El protestantismo y el mundo moderno. ed. conmemorativa 70 aniversario México:
2005. p 63.
10
HEBREOS 13:4 [online]. La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional Viviente. En: Biblia Gateway, 2022
[Citado 26, septiembre , 2023].Disponible en:
4
Finalizo siguiendo reflexivamente al luterano Troeltsch: “Nada se puede comparar con el
poder de una creencia semejante cuando la fe resulta, efectivamente, algo vital y obvio. Por
todas partes se halla presente la voluntad de Dios, voluntad directa, que se conoce
exactamente y que está representada por un instituto infalible” 11cada fe irradia su palabra y
pone en la sociedad su acción, para cuestionar, reivindicar o realizar una transformación
social y de pensamiento mientras las condiciones de posibilidad lo permitan y la
contingencia haga su trabajo. La imposición de la fe origina el curso maligno que tan
fácilmente incita a los funcionarios y políticos de este mundo a la codicia, la soberbia, la
indiferencia e idolatría que pone establece un yugo de la corrupción. No se aleja el mundo
moral para ejecutar acciones que intervengan en el campo de experiencia con distintas
motivaciones, la que es clara aquí es evidente tomar a Dios como un arma de guerra,
cuando aún es incomprensible para nosotros.
11
TROELTSCH, Ernst. El protestantismo y el mundo moderno. ed. conmemorativa 70 aniversario. México:
2005. p 14.