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LA VOCACION DE MOISES.

NARRADOR: Moisés nació cuando el Faraón había ordenado asesinar a todos los varones
recién nacidos del pueblo hebreo, pretendiendo parar la expansión de esta población pues
temían que un día se rebelarán contra su dominio. Moisés llevaba una vida de príncipe al ser
adoptado por la hija del faraón. Sin embargo, ya adulto, en un incidente fortuito termina
matando a un hombre egipcio, este evento despierta su vocación, al descubrir el sufrimiento
y los problemas de los hermanos menos favorecidos, por lo que tiene que huir de Egipto.

Cuando Moisés se ha asentado en Madian, Dios saldrá a su encuentro y le manifestará su


misión.

Moisés cuidaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madian. Una vez llevó a las ovejas
muy lejos en el desierto y llegó al Horeb, el cerro de Dios, el ángel del Yavé se presentó como
una llama ardiente en medio de una zarza, Moisés estuvo observando, la zarza ardía, pero
no se consumía:

MOISES: Voy a dar una vuelta para mirar ese fenómeno tan extraordinario, ¿Por qué la zarza
no se consume?
NARRADOR: Yavé, vio que Moisés se acercaba para mirar y lo llamó:
YAVÉ: ¡Moisés, Moisés!
MOISES: Aquí estoy
YAVÉ: No te acerques más. Sácate tus sandalias porque el lugar que pisas es tierra sagrada.
Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.
NARRADOR: Moisés se tapó la cara, porque tuvo miedo de que su mirada se fijara sobre
Dios.
YAVÉ: El clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí y he visto como los egipcios los
oprimen, Ve, pues, yo te envío a Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, los
hijos de Israel.
MOISES: ¿Quién soy yo para ir donde Faraón y sacar de Egipto a los israelitas?
YAVÉ: Yo estoy contigo, y esta será la señal de que yo te he enviado: cuando hayas
sacado al pueblo de Egipto, ustedes vendrán a darme culto a este monte.
MOISES: Si voy a los hijos de Israel y les digo que el Dios de sus padres me envía a ellos, si me
preguntan: ¿Cuál es su nombre? Yo, ¿qué debo responder?
YAVÉ: Les dirás YO-SOY, EL QUE SOY me ha enviado a ustedes, Yavé el Dios de sus padres, el
Dios de Isaac y el Dios de Jacob me ha enviado, este será mi nombre para siempre y
con este nombre me invocaran de generación en generación.

Moisés se guio siempre por la confianza en la promesa divina de llevar al pueblo elegido hasta
la tierra prometida que mana leche y miel, por la seguridad de que con el Señor se superarían
todos los obstáculos, la fe en Dios lo lleva a vivir su propia vocación con todas sus
consecuencias, por la fe, celebró la pascua para que el exterminador no tocará a sus
primogénitos, por la fe cruzaron el mar rojo como si fuera tierra seca, la liberación de Israel
encomendada a Moisés prefiguraba la redención cristiana, verdadera liberación. Jesucristo
es quien, con su muerte y resurrección, ha rescatado al hombre de aquella esclavitud del
pecado, abriéndole el camino hacia la verdadera tierra prometida que es el cielo.

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