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Tema 4: Conclusión
Explicación: La conclusión resalta la importancia de volver a los textos originales
de los autores mencionados para una comprensión más profunda de la
antropología jurídica. También destaca que las discusiones y cuestionamientos
planteados por estos autores siguen siendo relevantes en las discusiones
contemporáneas sobre el derecho consuetudinario, los usos y costumbres, los
derechos culturales y la naturaleza del orden en las sociedades.
Estos son los temas clave abordados por los autores mencionados, que se
centran en la relación entre la solidaridad social, el derecho y los mecanismos de
adjudicación en diversas sociedades.
Antropología
Belting, h antropología de la imagen. Buenos Aires, katz, 2007
Las máscaras faciales dejan libres los ojos y la boca como si fuera para personas
vivas pero están fabricadas en piedras algo más correspondiente a un cadáver se
utilizaban durante el período de descomposición hasta tener una imagen definitiva
del esqueleto.
La máscara podía ocultar el semblante de la muerte con un rostro alternativo
utilizando la imagen para la disolución de la identidad, también bailarines revivían
con ellas escenográficamente a los muertos. Los mismos fueron en principio
actores de personas muertas, la máscara permite el ocultamiento y la revelación
como imagen. En las dinastías tempranas del antiguo Egipto se encuentran
también las máscaras faciales hechas de fundas de lino que se pintaban
modelaban plasticamente luego se cubría el cuerpo totalmente de yeso, también
fue identificada una forma sumeria pero con el rostro con ojos abiertos, otra
modalidad consiste en máscaras de cartón preparadas de antemano a partir de un
modelo, al surgir la máscara actúa como un elemento independiente para
convertirse en un objeto de culto simbolizando el cuerpo entero del difunto
El difunto y la búsqueda de un lugar, Equivale a buscar su lugar como la
concepción de un más allá fue en un principio la concepción de un lugar donde el
difunto se habría marchado. Pero el cuerpo permanecía a este mundo, por lo tanto
se le asignó un lugar donde pudiera descansar, una tumba un lugar simbólico.
Donde sea que permanezcan los muertos.
Para los cazadores recolectores nómadas la muerte era un acto de violencia
consideraban a los muertos asesinados estos eran de temer y capaces de
acciones malignas a las que respondían con magia, quizá la costumbre de
excluirlos o acuñarlos efectivamente a una región despoblada se haya
desarrollado en un medio como este con el fin de facilitarles el tránsito y también
librar a los vivos de ellos. El más allá era muy literal, la agreste naturaleza a partir
de los límites del asentamiento donde los vivos no podían habitar y se disolvían
las nociones de lugares específicos por ende el lugar de los muertos no podía
determinarse.
La sociedad sedentaria valoraba la perpetuidad con el asentamiento de los
muertos, y veían en las estaciones del año una parábola que trasladaba a la vida y
a la parte humanas la comunidad se sentía integrada a un orden que integraba a
los antepasados. La tumba es la imagen de un lugar fijo en realidad los muertos
no pueden ocuparla su presencia en un lugar fue más un invento que un producto
de la experiencia. Detrás de la expresión alcanzar el reposo se esconde la idea de
que sin este lugar quedarían errando sin propósito determinado regresando
amenazantes o como fantasmas.
La tumba no es solo un lugar de reposo también el lugar en que el tiempo de la
muerte se inventa de nuevo, el entierro es una repetición gráfica de la muerte que
en algunas culturas puede darse meses o años más tarde. Cuando la comunidad
recupera el orden con un acto festivo el muerto encuentra su lugar en el entorno
social,
El culto egipcio a los muertos, mostró un desarrollo particular de la imagen de los
difuntos, tenían una necrópolis monumental que incluía a miembros de la corte en
tumbas individuales alrededor de la pirámide del rey.
Los muertos moraban en una ciudad propia donde poseían una casa y vivían
como imágenes aquí la idea de la encarnación ofrece un gran avance, el difunto
vivía como un espíritu que era alimentado en la tumba y encarnaba en las
imágenes de esta, la momia era una imagen de un cuerpo incorruptible que podía
dialogar con el espíritu a través de la máscara y de las figuras parlantes sobre las
vendas. Se encontraron cámaras hasta con 30 estatuas que representaban a la
misma persona aunque con grandes diferencias de formato, tipo en el material
incluso el grado de veracidad fisonómica.
Las cabezas de repuesto de piedra se emplearon en un breve periodo en la cuarta
dinastía tenían una función simbólica que era multiplicar las posibilidades de
Encarnación disponibles en el repertorio de imágenes de la tumba del difunto.
La concepción de imágenes de los egipcios se resume en el acto de animación
llamado “ritual de apertura de la boca” que consistía en un total de 75 acciones y
frases aplicadas a la momia para que “el alma recordara lo que había olvidado”
como menciona la sentencia mágica, entre la obra terminada y su exhibición se
introducía la animación, así la estatua podría entrar en funciones como medio.
Esta imagen requería un acto mágico que propiciara la encarnación, más tarde
este ritual se traspasó a la momia, para garantizar la interacción con el alma en el
más allá. Después de 2500 años se sigue empleando la momia pero ahora con El
retrato de momia un producto de otra cultura, se trata de un retrato sobre la momia
una tabla con un retrato de estilo Greco romano que se ataba a la momia en
donde estaba antes la máscara facial. La máscara era destinada al cuerpo
mientras que el retrato pintado supone la ausencia del mismo para ocupar su
lugar, este fue retirado de la tumba por motivos climáticos y destinada a las
viviendas.
El ritual de apertura de boca era conocido en todo el antiguo Oriente, aunque haya
sido más específico en Egipto. En esto advertimos una magia de imágenes más
arcaica ahora administrada por los reyes-sacerdotes y restringida a cierto tipo de
imágenes.
Los difuntos reyes de Ur y Babilonia recibían ofrendas ante las imágenes en
estatuas en los templos de los dioses, esto indica el culto a los muertos centrado
en las imágenes.
La estatua del rey instituida con posterioridad a la de los dioses se empleaba del
mismo modo deificando al gobernante muerto que generalmente estaba
consagrado a una deidad de cuya aura se apropiaba, así también el gobernante
fundador recibía poderes sobrenaturales de los dioses. La imagen era la
Encarnación permanente de una persona, el príncipe gudea, encomendó a su
imagen que hablara con la deidad en su nombre. La estatua estaba destinada a un
templo principal y ahí recibiría eternamente ofrendas de comida y bebida para
judea los diálogos de los vivos con la imagen corresponden al diálogo de la
imagen con la deidad así se acredita como medio entre dos mundos.
En la antigua Mesopotamia las imágenes hablaban con la ayuda de inscripciones
que cubrían su superficie, en ellas hay conversaciones con respuestas, órdenes
nombres y acontecimientos.
Separadas ahora imagen y escritura que permanecen vinculadas pero en
diferentes ámbitos de competencia cobra importancia ahora definir la imagen un
medio antiguo para que conservara su fuerza mágica esta definición corresponde
con el ritual de apertura de boca y de ojos cuyo efecto dependía de la
preservación de las prescripciones que se les daba.
El el uso de la imagen en el antiguo Oriente prosiguió en el culto a los muertos de
los hititas cuyos reyes eran convertidos en dioses en la muerte, también
construían estatuas a sus reyes difuntos. En este culto el rey luego de ser
incinerado está presente en una imagen con un cuerpo simbólico, esta estatua
sentada (an Alam) estaba revestida de oro, al séptimo día es conducida por
mujeres hasta una tienda donde toma un trono de oro para recibir ofrendas, un
sirviente le da bebidas a la imagen. Al día 12 la procesión abandona la casa de la
tumba hacia un banquete fúnebre en una tienda especial, luego de la incineración,
mediante la imagen el ritual responde al difunto un doble o cuerpo sustituto solo
para la ceremonia un diálogo explica la ausencia del muerto que ahora está entre
los dioses “luego el sacerdote llama al difunto por su nombre ¿ hacia dónde te has
marchado? Y los dioses, entre los que este se encuentra, responden : hacia allá
se ha ido punto a la pasión de cedro se ha ido”.
la cultura griega no nos ofrece ninguna imagen tan clara como las anteriores
constituye una excepción, pues los griegos nos legaron conceptos de la imagen
que aún empleamos. El funeral de Los héroes homéricos arroja luz sobre el
proceder con los cuerpos de los muertos. La incineración destruida al cadáver, y
su materia corrompible y era reemplazado con una imagen para el recuerdo del
cuerpo que permanecía tan hermoso como cuando estaba presente en la
suntuosa velación. El muerto debía marchar para permanecer con vida en la
memoria social.
Si la purificación del cuerpo tardaba los dioses debían mantenerlo intacto el tiempo
necesario hasta que el difunto se volviera invulnerable por la transformación ritual.
La tristeza era una forma de despedirse para siempre, por eso en el arte funerario
predominan escenas de lamentos ante el féretro o la tumba, la tristeza no solo es
imagen de la muerte indica lugar que dejó vacío el difunto. También se colocaban
estatuas sobre las tumbas y se donaban al templo de los dioses una manera de
otorgarle al difunto inmortalidad terrenal en el ámbito público del estado, estos
cuerpos representan un ideal cívico, el difunto es un modelo a seguir que se
mantiene con vida en la memoria social. Los griegos señala Vernant superaron los
símbolos en los que encarnaban a Los ausentes y crearon la imagen en su
verdadero sentido de fragmento mimético de arte estableciendo la teoría de la
mimesis, hacer presente lo invisible por imitación de la apariencia visual.
Dado que al hundirse en la muerte la identidad social también se perdía, el alma
permaneció como un doble incorpóreo. En un sentido opuesto latón define como
real únicamente alarma, mientras que el cuerpo por ser mortal se degrada hasta
volverse una simple sombra
El uso de la imagen de los griegos no prosiguió de el culto romano a los muertos,
ya en el siglo ll ac. Los griegos en Roma , solo podían sorprenderse por los
homenajes a los muertos que ahí se celebraban.
Polibio describe una celebración fúnebre donde un conjunto de máscaras de los
antepasados distinguidos acompañan al distinguido difunto al lugar de ceremonia
pública de despedida en La tribuna de los oradores en el foro, el muerto casi
siempre de pie para que todos pudieran verlo, recibían homenaje por su vida y
obras, rodeado por sus antepasados presentes en imagen, en una máscara
asombrosamente fiel del rostro y sus gestos, está se guardaban en cofres de
madera en la casa de cada familia para entrar en funciones dada la ocasión, eran
colocadas a personas lo más parecidas en altura y y físico a los difuntos, vestidos
con atuendos de luto, el discurso para el muerto se dirigía también a los
antepasados presentes allí también en imagen y voz.
La máscara es introducida con el muy discutido término persona, esto muy
parecido al teatro va aún más allá, el actor que representaba al difunto emperador
dice lo imitaba en palabras y actos según la antigua costumbre, los actores de
entonces aprendían a imitar con gran apego a prominentes romanos para
representarlos en la ceremonia del cadáver, La variante romana es entonces
escenificar un evento como si el difunto continuara aún en la vida pública. La
representación y Encarnación son aquí la misma cosa, imagen que aparece el
difunto sigue siendo el antiguo doble. El culto a los antepasados era lo único que
ligaba continuamente a los muertos con los vivos. Cuando la religión del estado
entró en la vida social el más allá dejó de ser motivo para el culto a los muertos y
se trasladó al cielo de los dioses olímpicos donde se desconocía la muerte,
ubicado a la misma distancia que el Inframundo donde los muertos deambulaban
La teoría de platón de la apariencia en la imagen es testimonio de la
transformación en la experiencia con imágenes, estas en la tumba se habían
transformado en metáforas, tesoro despertaba recuerdo a los deudos del difunto.
platón habla de imágenes que duplican el cuerpo de forma innecesaria y calla en
lo que refiere a imágenes de difuntos, busca imágenes en la pintura donde los
cuerpos se simulan, y omite los cuerpos en imagen tridimensional como estatuas,
cuando habla de pintura de sombras critica un medio de imagen contemporánea y
lo compara con la escritura de la que desconfiaba especialmente. Por eso
compuso su obra como diálogo egipcios que solo invitaban conversaciones no lo
son en realidad. En su opinión la escritura amenazaba al monopolio de la vida, por
esto únicamente reconocida como medio al cuerpo vivo solo este podía desarrollar
el verdadero discurso mientras que el discurso escrito era una sombra en imagen.
Platón se opone a cualquier intento de confundir imagen y realidad, como lo
hacían los sofistas con el arte de espejismos de sus discursos que era engaño y
confundía .
La teoría de platón surgió en una cultura histórica donde la cuestión de la imagen
y la muerte no ocupaba ya el primer plano, por eso eliminó el sentido arcaico de la
imagen y se perdió para sus descendientes filosóficos.
La interpretación tecnomórfica del mundo, la idea de que el mundo o el primer
hombre fue formado creado por un ser divino en un proceso de creación descrito
como el de un moderador de figuras que utiliza un material maleable como barro o
limo, está como bonita se basa en la analogía de el ámbito de vida artístico
artesanal regido por el creador de la obra, incluso la Biblia en Génesis sigue una
idea similar, donde Dios dio forma con tierra a Adán el primer hombre y le dio el
hálito de la vida, se supone una referencia a técnicas antiguas de modelado de
figuras ligadas a un ritual de animación, así es comprensible que el judaísmo
encontrar en ellos un plagio al dios creador, y prohibiera las imágenes. El hecho
de que los judíos se negaran a mirar a su Dios en imagen significaba que él
carecía de cuerpo pero tampoco le quisieron proporcionar uno, en la renuncia a la
imagen y al nombre propio radica la concepción de un Dios universal, incapaz de
ser apresado en una imagen, esto requería la prohibición de todo tipo de imagen,
porque todas las imágenes se parecen entre sí en que asemejan cuerpos, la
prohibición judía de las imágenes se dirigió también contra el acto de la
Encarnación que legitimaba las imágenes de muertos en otras culturas estas
serían falsificaciones de los cuerpos que Dios había dado a los seres humanos.
Antropología
Crisis reciprocidad y dominación – Mauricio Bolvin y Ana Rosato
Los autores van a analizar sucesos que acontecieron en 1989, durante un período
de crisis económica en una ciudad de 20000 habitantes ubicada en Entre Ríos.
Para analizar estos hechos utilizarán la categoría “reciprocidad” para ilustrar el
conjunto de las relaciones sociales que se pusieron en juego ante la presencia de
una crisis social.
La práctica conceptual
En un contexto de crisis política y económica como el que sucedió en mayo del 89,
que llegó a su punto máximo cuando ocurrieron los saqueos a los supermercados
y el gobierno tuvo que adelantar 6 meses el traspaso presidencial. Crisis
institucionales que históricamente en nuestro país se resolvían a través de golpes
de estado.
En el caso de la ciudad analizada, para mantener la estabilidad social se apeló a
la “solidaridad” y al mecanismo capaz de garantizarla: la reciprocidad. El
intercambio recíproco, revelado por la antropología como el mecanismo central de
constitución de las sociedades primitivas, se mantiene presente en las sociedades
modernas.
La etnografía de la práctica de la reciprocidad
La estructura de la ciudad denota tres grupos sociales claramente diferenciados:
una clase alta, vinculada a la tierra y a las actividades político – ganaderas; una
clase media, que vive del comercio minorista, las profesiones y los servicios y una
clase baja, que sirve como mano de obra para tareas rurales, la construcción,
trabajos temporarios estatales, etc. La distribución espacial de estos grupos
obedece a su clasificación social, las residencias de la clase alta están ubicadas
“arriba” junto con la iglesia y los edificios públicos, asentadas sobre las colinas que
presenta la zona; el resto de los habitantes se encuentra más “abajo”, hasta llegar
a las zonas inundables donde se encuentran las viviendas más precarias.
Con el objetivo de anticiparse a los posibles saqueos, el presidente municipal
convocó a una reunión que tenía como finalidad organizar un plan de solidaridad
para asistir a aquellos que no tenían con qué alimentarse y de esa manera
prevenir “males mayores”.
En la reunión se decidió formar una comisión central de emergencia que
coordinaría actividades tendientes a obtener los recursos necesarios para
enfrentar la situación de crisis que se estaba atravesando.
Durante el tiempo de crisis se manifestó una clasificación de las personas entre
aquellos que daban, aquellos que recibían y aquellos que repartían. Esta
clasificación ya estaba inscripta en la estructura social y en ese tiempo fue
revelada de una manera novedosa, a través de prácticas orientadas a sortear la
crisis.
La mayoría de los recursos provenían de donaciones en efectivo, para ello se
recurrió a los miembros de la clase alta: dueños de estancias, acopiadores de
cereales, profesionales y políticos.
La posibilidad de ser receptor o beneficiario estaba condicionada a una “prueba de
indigencia”, dicha prueba consistía en la certificación a través de un “conocido”: el
maestro, el cura, el puntero podían dar fe de la verdadera pobreza del destinatario
de la asistencia.
El espacio social en el cual se generaron y se produjeron determinadas acciones
de asistencia fue el centro barrial.
Las comisiones barriales estaban formadas por personas que se ofrecían
voluntariamente para colaborar.
El sistema asistencial dependía de una relación de intercambio basada en una
relación personal, que se construía día a día entre quienes distribuían y quienes
recibían. Si bien este sistema tuvo dificultades, logró cumplir el objetivo
fundamental que era el de evitar el contacto violento entre dos grupos sociales,
manteniendo y reproduciendo el orden social.
El texto habla de una comisión barrial situada en el barrio más pobre, que
funcionaba en una parroquia, la cual obtuvo la mayor cantidad de recursos debido
a que tenía la mayor cantidad de gente para asistir.
Comenzó funcionando atendida por los catequistas, pero debido a los contactos
políticos del párroco se sumaron trabajadores municipales. Este lugar de
asistencia fue creciendo cada vez más y había gente a toda hora, no solamente en
los horarios de comida. También las misas diarias tenían mucha más gente de lo
acostumbrado y se podían encontrar los de “arriba” y los de “abajo”. Por otra parte
no se estaba cumpliendo el objetivo, por el cual se pretendía que los adultos que
obtuvieran la asistencia fueran los que aportaran el trabajo necesario para el
funcionamiento de los comedores. Esta situación era producto del trabajo de los
repartidores quienes mediaban entre dar y recibir, transformando los recursos en
comida. Nunca se entregaba un recurso tal cual se lo recibía de los donantes, sino
que se lo transformaba otorgándole un valor simbólico a través del trabajo
(preparación y servicio de cocina). La transformación del producto tenía como fin
obtener la cohesión y solidaridad de los grupos carenciados para mantener el
orden social.
Para finalizar el texto describe la celebración de la fiesta del santo patrono de la
parroquia, y da cuenta de cómo se revelaron los mecanismos sociales a través de
los cuales el orden se reproduce. Esto se demuestra en las posiciones simbólicas
que cada actor social tenía en el desarrollo de la fiesta. El donante de la comida,
ocupando el lugar central de la escena junto con el párroco, para ser reconocidos
y admirados por el resto, “los de abajo”, quienes se mantendrían “calmos” debido
a este asistencialismo propuesto por los sectores dominantes de la sociedad.
Antropología
Quirós, Dar y recibir en la política social: los movimientos piqueteros en un
mundo de planes
El texto comienza hablando de los conflictos sociales debido al desempleo
estructural y transformaciones en el mundo del trabajo que se plasmará
movilizaciones colectivas formadas por organizaciones de desocupados que
demandarán al Estado trabajo a través del piquete como principal método de
protesta. Este fenómeno se dará principalmente a partir del año 2000. Cuando los
cortes se propagan y llegan a puntos principales del Gran Bs As y la Capital
porteña, los piqueteros se instalan como asunto de Estado y abren un campo de
opinión.
El interés por el fenómeno alcanza al campo de las Ciencias Sociales y da origen
a una gran producción de ensayos que se denominarán como “nuevas formas de
protesta social” y “nuevos movimientos sociales”.
Estos estudios a pesar de partir desde distintas preocupaciones comparten un
elemento común que se encuentra presente en la naturaleza del objeto que
recortan: un “actor colectivo” el movimiento o los movimientos. A partir de ese
análisis los “piqueteros” son estudiados como una “nueva identidad social” definida
por lo que se presume que esas personas hacen: piquetes.
La autora habla de su investigación, “sociología de los movimientos”, en Florencio
Varela, sur del Gran Buenos Aires. Menciona que se encontró con 4
características principales:
1. La mayor parte de las personas que participaba en las organizaciones
sociales no siempre se identificaba como “piqueteros”
2. Los piqueteros hacían muchas más cosas que piquetes y marchas
3. Ese distrito (Florencio Varela) era un lugar con gran presencia estatal
específica: a través de los planes de empleo o planes sociales.
4. Las organizaciones piqueteras formaban parte de ese mundo de planes
que, junto con el gobierno municipal eran los actores que adjudicaban planes y
organizaban las contraprestaciones de los destinatarios.
El plan ocupaba un lugar central en las narraciones de los entrevistados en
relación a su aproximación a un movimiento.
El plan como medio de vida y lenguaje colectivo
La autora hará una descripción de la sede “Cabildo Mayo” en donde se establecía
un movimiento social “Teresa Rodríguez” y dará cuenta de las actividades
realizadas como contraprestaciones al plan, que desarrollaban los integrantes del
movimiento en dicho lugar. Allí contaban con una panadería, una guardería, una
fábrica textil, una huerta, entre ocupaciones. Todas ellas muy bien organizadas.
Más adelante realiza otra descripción del lugar cuando parten a participar de una
charla que se realizará en otra sede. Menciona obras públicas de asfaltado de
avenidas, pero también comenta que a medida que se va adentrando en la zona el
panorama es más precario, hasta llegar nuevamente a un barrio similar al que se
encontraban, con viviendas de material y calles asfaltadas.
De ahí marca la diferencia entre asentamiento y barrio. Los últimos comenzaron
como asentamientos con toma de terrenos, fiscales o privados, loteados por los
propios ocupantes.
Los asentamientos tienen el nombre de la fecha en que se iniciaron las
ocupaciones y en general tienen entre uno y seis años de antigüedad, carecen de
infraestructura que caracteriza a los barrios (agua corriente, tendido eléctrico,
calles trazadas, construcciones de material). Lo que sí comparten con algunos
barrios es que los terrenos no poseen título de propiedad.
El texto continúa haciendo mención de la reunión que se llevó a cabo en Villa
Salcedo y la preocupación que surge en los participantes por las becas
estudiantiles que habían prometido con anterioridad, basada en la pérdida del plan
por la asignación de la beca. Aquí la autora señala que El Plan aparece como un
bien valorado que podía correr peligro y debía ser protegido.
Anotarse en un plan, esperarlo, recibirlo, cobrarlo, darlo de baja, perderlo eran los
signos de ese lenguaje.
Al conversar con otra vecina del barrio la autora señala que los planes también
eran otorgados por “pequeñas sedes municipales” llamadas UGL (Unidad de
Gestión Local) que apuntan a mejorar la comunicación entre el intendente y la
comunidad. Aquellos que obtenían el plan de ese organismo también debían
cumplir con una contraprestación de trabajo de 4 horas. La diferencia radicaba en
que conseguir el plan a través de un movimiento social (piquetero) además de la
contraprestación de servicio la otra condición era la de asistir a las marchas.
También añade que luego de presenciar la reunión quedó en evidencia que asistir
a una charla convocada por el MTR (Movimiento Teresa Rodríguez) no significaba
adherir o pertenecer a dicha organización.
Piqueteros y punteros: algo más que “mediadores”
La autora señala que, junto al lenguaje de los planes, estos vecinos comparten
otro, asociado al dar: un lenguaje que incluye la promesa, la espera, la ayuda, el
pedido, el ofrecimiento, la obligación, el agradecimiento. También menciona que
es común encontrar en la literatura sociológica hablar de los movimientos, UGL y
punteros como “mediadores” entre el Estado y los destinatarios de los recursos
públicos. Sin embargo, es el movimiento el que da el plan, el que anota, el que
pasa asistencia y es el movimiento con quien las personas se sienten
comprometidas y agradecidas. También es al movimiento al que reclaman ante
una promesa no cumplida. Por eso para la autora la noción de “mediador” no le
resulta adecuada para referirse a las organizaciones sociales, punteros o UGL.
Para ella son actores que operan con sistemas propios de merecimientos y lógicas
de obligaciones recíprocas entre los que dan y reciben.
De la fragmentación a la independencia
Finalmente, la autora concluye luego de la experiencia vivida dentro del MTR que
los analistas deberían tener una mirada descentrada de los movimientos como
objeto. En ellos se generan lazos de dependencia recíproca que ligan a las
personas en múltiples direcciones.
Las personas son entonces una multiplicidad de relaciones, siempre parciales,
pero hablar de parcialidad no es sinónimo de fragmentación.
Estas personas están conectadas unas a otras y ligadas por relaciones de
interdependencia que no solo involucran a los piqueteros, sino también a
parientes, vecinos, agentes y políticas estatales y partidarias.
El derecho es el de estructura social. Mediación entre la solidaridad y las normas,
la noción de estructura social, definida como un conjunto de relaciones pautadas
entre individuos y grupos. Las normas se encargan de mantener el equilibrio, que
corresponde a la paz y al orden (la euforia social), la violación de las normas crea
desequilibrio (desorden), y las sanciones tienen la función de restaurar el equilibrio
perdido.