Está en la página 1de 61

El Púlpito Violeta

Conflicto y cambio en una iglesia


suburbana

Richard L. Keach

Editado por Rev. Miriam Z. Gutiérrez


Instituto de Transformación Congregacional
Iglesias Bautistas de Puerto Rico

1
El Púlpito Violeta

Copyright©2010
Judson Press, Valley Forge
Iglesias Bautistas de Puerto Rico

Todos los derechos reservados. No se podrá reproducir, archivar en sistemas electrónicos, o


transmitir en ninguna forma o por ningún medio electrónico, mecánico, fotocopiadora,
grabación o ninguna otra forma, sin el permiso expreso y escrito del dueño de los derechos,
excepto por una breve cita incluida en una reseña del libro.

Iglesias Bautistas de Puerto Rico


Centro Ministerial
PMB 477
P.O. Box 6022
Carolina, PR 00984-6022
Tel. 787-276-2591
FAX 787-276-2593
www.ibpr.org

2
Prólogo

El título de este libro, El púlpito violeta, (escrito en el año 1971, cuando todavía estaba
ocurriendo la historia que cuenta), describe el proceso de conflicto y cambio por el cual
está pasando la gente de la Iglesia Bautista Central en Wayne, Pensilvania.

Por los pasados diez años, el púlpito, la mesa de comunión y el atril del santuario han
sido deslumbrantemente blancos. Un día un artista me preguntó: «¿Y por qué no
violeta?». Me mostró una almeja blanca que se mezclaba con un hermoso color violeta
claro alrededor de los bordes. Un púlpito violeta, le parecía a él, sería un símbolo de la
manera como una iglesia viva debería vivir su vida corporativa en el futuro. Este color,
que está entre el rojo y al azul --es el color del conflicto y del cambio.

En tiempos bíblicos los reyes y los nobles vestían vestiduras púrpura. Como «Rey de los
judíos», Jesús usó ropas púrpura. Pero a pesar de usar vestiduras púrpura, cargó la cruz.
Una gente que quiera ser sierva de Jesucristo encontrará que el violeta del conflicto y
de la cruz es un color significativo.

El contenido de este libro ha sido una vivencia para nuestra congregación en los
pasados años. Las palabras describen lo que yo siento que Dios ha estado diciendo y
haciendo a través de esta gente en la iglesia de Wayne. Esto no quiere decir que Dios
limita su obrar a un solo lugar. Dios está obrando a través de otras personas en otras
maneras. Simplemente digo que esta es una manera. Afortunadamente, Dios a través
del Espíritu, continúa diciendo y haciendo algunas cosas a favor de su reino a través de
su pueblo en todo lugar.

El libro describe, además, el dolor, la frustración, el fracaso y la celebración por las que
nuestras iglesia ha atravesado tratando de convertirse en agentes reconciliadores de
Dios en el mundo. Es mi esperanza que al leer sobre este proceso, otras personas se
sientan animadas a considerar cambios en su iglesia. Es mi convicción de que este es el
único camino para que la iglesia pueda moverse de su presente autosatisfacción y
pereza a cumplir su función de sierva en el mundo.

Este libro está dedicado a la gente fiel, dedicada y visionaria que ha sido o que es parte
de la Iglesia Bautista Central. Estoy particularmente agradecido a Mary Lou Landon,
quien pasó a máquina el primer manuscrito; a Lawrence Janssen, quien me animó con
el proyecto; a Janice Corbett, quien le dio orden a la historia; a Allen Hinland, quien me
ayudó a hacer la historia y a vivir la historia; a mi esposa, quien compartió conmigo las
tensiones del conflicto y el cambio, y a todos los miembros que son parte del proceso
en el cual estamos comprometidos.

Nota de la editora:
Hemos decidido usar este libro con el ITC por el valor de su contenido. La editora lo ha

3
usado en sus cursos de Principios Denominacionales en el SEPR y todos estuvimos de
acuerdo en que debía ser traducido y puesto a la disposición del mayor número posible
de nuestro cuerpo pastoral y liderato denominacional. Luego de unos cuatro años
trabajando en el proyecto, hoy lo presentamos a ustedes, amables lectores y lectoras,
con la oración de que le sea de utilidad en su trabajo pastoral.

4
Agradecimientos

Este proyecto ha sido posible por la cooperación de muchas personas. Los traductores
del libro, que fue escrito en inglés, son pastores y pastoras nuestros que quisieron formar parte
de este proyecto de traducción. Podemos mencionar a la Rvda. Lizette Vázquez, pastor Julio
González Paniagua, pastora Lynette Algarín, Rvda. Miriam Z. Gutiérrez y posiblemente otras
personas que no podemos recordar. A cada uno y cada una de ellos, nuestra gratitud y
reconocimiento.

Además, le agradecemos a Annie González, asistente del Ministro Ejecutivo, por su


tarea de escanear, darle forma a la página, preparar el arte y todo el trabajo de reproducir y
repartir este material a nuestros estudiantes.

No podemos dejar de agradecer a todos las personas que nos han servido de recurso en
este proyecto del Instituto de Transformación Congregacional: Rvda. Eneida Rodríguez, Rvdo.
David Casillas, Rvdo. Aniceto Sustache, Rvda. Lydia Rivas, a los misioneros-pastores Walleska y
Leonardo Flores, pastora Laura Ayala, Rvdo. Edwin Rivera, Rvdo. Arcadio González, pastor
Rubén Jiménez, Rvdo. José Flores y pastor Efraín Torres.

A Judson Press le agradecemos que nos facilitó los permisos necesarios para la
traducción de este material.

5
Tabla de contenido

1. La Iglesia enfrenta su misión 7

2. ¿Cómo comenzó todo? 11

3. Educación para el cambio 15

4. Estrategia y planificación 22

5. Predicación para la misión 27

6. Adoración que celebra 35

7. Libertad para moverse 43

8. La comunidad en conflicto 47

9. Riesgos y resultados del cambio 53

Apéndice 1 – Documento de planificación estratégica 58

6
1. La iglesia enfrenta su misión

El 21 de abril de 1968 doscientos miembros de la Iglesia Bautista Central de Wayne,


Pensilvania, se aglomeraron en el salón de actividades para una reunión dominical poco común.
Las emociones estaban altas. Había en el salón una tensión que casi podía «tocarse».

Como pastor de la iglesia, llamé a la concurrencia al orden y presenté al moderador,


quien planteó el asunto delante del grupo: ¿Se debe hipotecar la propiedad de la iglesia por la
cantidad de $100,000, y usar el dinero para ayudar con a las apremiantes necesidades de la
crisis urbana?

Yo había sido desafiado cuando la idea fue presentada por primera vez en una reunión
en mi hogar, después del asesinato de Martín Luther King, hijo. Había sido propuesta por el
presidente de la junta de diáconos. Un amigo le había llamado algunos días antes y le había
dicho: «¿No sería maravilloso que las iglesias del área de Filadelfia convocaran una moratoria en
la construcción de templos por un año y que usaran ese dinero para ayudar con la crisis
urbana?». El grupo reunido en mi casa decidió proponer una hipoteca sobre nuestro templo
para esos propósitos. Se consideró la suma de $100,000 porque parecía suficiente como para
ser significativa y no estaba fuera de nuestras capacidades de repago.

No todos los presentes en el grupo inicial estaban en completo acuerdo con la


propuesta. De hecho, algunos miembros se opusieron violentamente. En la reunión de negocios
en la iglesia una persona preguntó: «¿Cuantos de nosotros hipotecaríamos nuestras casa por la
causa de los derechos humanos?» Otro miembro gritó: «¿,Puedo hablar sobre eso?»

Entonces dijo: «Nos piden que hipotequemos el templo. Es fácil ser generoso con la
propiedad de otras personas. Nos están pidiendo que comprometamos a la congregación con
una carga financiera para repagar $100,000 con cargos anuales de $9,000 por intereses durante
veinte anos. Esta responsabilidad continuará aun cuando muchos de nosotros ya no estemos
vivos. ¿Cuántos de los proponentes estarán aquí dentro de diez años, o dentro de cinco? ¿Por
que tenemos que imponer las necesidades sociales de hoy a la congregación del futuro? Yo creo
que no tengo el derecho moral de atar esta iglesia con una deuda que otros deberán pagar».

Una joven dama se levantó para expresar sus sentimientos: «Quiero decir que creo que
es lamentable que haya tenido que ocurrir un asesinato para llevar a la iglesia a tomar una
acción tan significativa. Lo que estamos hablando de hipotecar aquí no es realmente la iglesia.
La iglesia de Cristo, después de todo, no consiste de edificios y propiedades. La iglesia actual
puede, inclusive, hacerse más fuerte si la propiedad se perdiera en un esfuerzo por redimir y
reconciliar los miembros de nuestra sociedad».

Otra persona preguntó cómo los líderes de la iglesia veían una acción tan drástica. Uno
a uno, cada uno de los doce miembros de la junta de diáconos expresó su posición. Uno dijo:
«Mi esposa y yo estábamos en Sur América durante los acontecimientos terribles que siguieron
al asesinato de Martin Luther King, hijo. Nos alegró regresar a casa y descubrir lo que estaba
sucediendo. Sin embargo, la primera carta que abrimos de nuestra pila de correspondencia, era
el anuncio de la propuesta de hipotecar la propiedad de la iglesia para la crisis urbana. Se
podrán imaginar el impacto que es esto para una persona que ha sido educada como contable

7
y contralor, y por esta razón, está en el lado conservador del asunto».

Continuó el hermano: «Decirles que he agonizado pensando en el asunto, es poco. Pero


estoy a favor de la hipoteca por las siguientes razones: Primero, por mi experiencia trabajando
con la Asociación de la Comunidad de Main Line, tratando de mejorar la vivienda del área. He
aprendido un montón en los últimos meses sobre los problemas, frustraciones y las
necesidades. He llegado a comprender cuán difícil es que personas y organizaciones,
particularmente iglesias, se preocupen e involucren activamente. Estoy convencido que algo
dramático y significativo tiene que suceder pronto, si queremos que algo digno se logre. La
moción sobre la cual estamos votando hoy puede encender un fuego en esta área que puede
tener resultados mas allá de nuestra congregación, que traerá armonía, paz e igualdad entre
nuestra gente».

Según el debate continuaba, se hicieron sugerencias para devolver la resolución a


diferentes juntas para más estudio y luego acción. Los miembros querían saber cómo se pagaría
el dinero, en que proyectos se invertirían los dineros, y la razón para la urgencia de la acción.
Muchas personas hablaron a favor y en contra del plan. Se tomaron posiciones.

Finalmente, llegó la hora de comenzar el culto de las 11.15 de la mañana, y no se había


resuelto el asunto. Se hizo una moción para suspender el culto de la mañana y continuamos
con la discusión. A la 1.30 de la tarde, después de cuatro horas de lucha, se tomó el voto para la
proposición original y para el establecimiento del Fondo Memorial Martin Luther King, hijo, que
fue aprobada por dos terceras partes de los votantes.

El camino al cambio

Cualquier ministro se hubiera regocijado de escuchar en esa reunión los testimonios


elocuentes y poderosos de lo que el evangelio de Jesucristo significa cuando se trata de poner el
dinero donde está la palabra. Pero nuestra congregación no llegó a ese punto de relacionarse
con las necesidades de la comunidad sin una fuerte lucha. El camino hacia el cambio ha sido
duro y conflictivo.

La Iglesia Bautista Central se fundó en 1869 en la sala de Charles Walton, con una
congregación de seis familias. Estos pioneros organizaron la congregación y construyeron el
edificio, en uso todavía, en el centro de Wayne, un suburbio [comunidad en las afueras de la
ciudad] en la línea divisoria con la ciudad de Filadelfia. Durante la depresión de los 1890, la
iglesia sobrevivió vendiendo algunos terrenos a un banco. Alrededor de veinte años atrás los
metodistas y bautistas consideraron unirse porque ambas congregaciones eran muy pequeñas.
Sin embargo, no lo hicieron y cada una ha continuado sus propios ministerios.

La gente de Wayne tiene una herencia de preocuparse y ocuparse de su comunidad.


Muchos años atrás se comenzó una misión en un área de personas negras del pueblo. Algunos
miembros de la iglesia han estado activos en el Hogar Bautista (un centro de personas retiradas
en Filadelfia), y también en el Orfanatorio Bautista (ahora Hogar Bautista para Niños y Niñas).
Sus miembros individualmente han sido buenos ofrendadores para las misiones, tanto en
dinero como en servicio personal. Las mujeres de la iglesia han ministrado en el Hospital
General Valley Forge, en los centros de la Cruz Roja, en hospitales mentales estatales, y en otros
ministerios similares. Estos han sido obras de amor muy significativas. Pero también estuvieron
8
«seguros». Nuestra iglesia, como muchas otras, estaba aplicando primeros auxilios a
necesidades sociales, pero no se había sumergido en una lucha profunda para traer cambios
sociales.

Muchos de los miembros de la Iglesia Bautista Central trabajan en la ciudad de


Filadelfia. De las 200 familias residentes, treinta y cuatro personas, muchas de las cuales son
ministros y ministras ordenados, trabajan para las Iglesias Bautistas Americanas, en las oficinas
denominacionales en Valley Forge. Parecería que este gran número de ministros fuera el
catalítico para el cambio en la iglesia. Pero uno de los laicos dice: «Nos involucramos en la
misión a pesar de los treinta ministros».

Las familias que trabajan como ejecutivos denominacionales han sido solidarias con lo
que los líderes de Wayne han estado haciendo. Enseñan en la escuela bíblica y sirven en las
juntas. Han participado también en la planificación. Han contribuido libremente en el área
económica de la iglesia.

Sin embargo, estoy convencido que la comunidad de la iglesia se hubiera movido en la


dirección que lo ha hecho aun sin la presencia de los ejecutivos denominacionales. No nos
hubiésemos movido tan rápidamente. La clave para el cambio en una iglesia es la convicción del
cuerpo ministerial. La rapidez del cambio depende de cuanta amenaza puedan resistir y cuán
sensibles sean para leer los sentimientos de sus miembros. El movimiento siempre es hacia
delante y tirando hacia atrás.

Una iglesia que desea comprometerse en un ministerio total en el mundo necesitará un


grupo de gente laica que sea suficientemente libre para permitir que el cambio ocurra. Había un
grupo (quizás unas veinticinco familias) de hombres, mujeres y jóvenes que estaban listos para
moverse hacia delante. Comenzamos a trabajar con estos discípulos visionarios durante los
pasados siete años.

Cómo llega el cambio

En 1957 llegué a Central con una teología y estilo pastoral para el cual el seminario me
había preparado y que encajaba muy bien con el patrón de esta iglesia. Este patrón incluía la
idea de que el camino hacia el cambio social es cambiar a los individuos. En tres congregaciones
yo había construido un ministerio sobre la visitación, predicación de sermones bíblicos,
educación a la juventud y adultos en la escuela bíblica, organización de grupos pequeños y
administración de un programa mayormente centrado en el edificio del templo.

Alrededor de siete años atrás, me convencí de que la iglesia moriría a menos Émundo,
no solamente a nivel individual, sino como un ente corporativo en la comunidad. Estoy
convencido de que hay que salir de la iglesia hacia el mundo. Este fue un proceso gradual.

He estado leyendo el libro de Bonhoeffer, Cartas desde prisión (Letters and Papers
from Prison), que me han abierto un nuevo concepto sobre lo que significa ser un hombre o
mujer de Dios en el mundo. ¿Donde en el mundo? (Where in the World?), de Colin Williams, me
confrontó con la misión de la iglesia y cómo estructurar ministerios de la iglesia más allá del
templo. Un artículo de Jitsuo Morikawa en el libro Levadura (Leaven), editado por Paul Madsen,
me dio un empujón teológico para considerar el propósito de Dios para el mundo y la misión de
9
la iglesia en el mundo. Revolución y responsabilidad del hombre (Revolution and Man's
Responsibility) de Harvey Cox me ayudó a ver el evangelio de Jesucristo y su relación con el
ministerio de servicio, en un movimiento hacia fuera.

Un discurso presentado en la asamblea de las Iglesias Bautistas Americanas en Atlantic


City, por Gordon Cosby, pastor de la Iglesia del Salvador en Washington, añadió al desafío. Él
contó la historia de esa iglesia sirviendo al mundo alrededor de Washington a través de una vida
de servicio comprometida.

Artículos, libros, conversaciones, discursos, todos comenzaron a abrir una brecha para
mi ministerio. Otras dos experiencias proveyeron el motivo para la acción.

Una semana de conferencias en el Seminario de Princeton en 1966 con el profesor


Richard Schaull, sobre el tema «E1 evangelio de liberación en una era tecnológica» puso el
cuadro en foco. Consideramos las implicaciones del colapso de las viejas estructuras, la vida
orientada hacia el futuro, los nuevos símbolos para una nueva humanidad, nuevas formas de
adoración y liturgia en el mundo secular. Diez días en el Instituto de Estudios Pastorales
Avanzados en Bloomfield Hills, Michigan, en enero de 1967, abrió mi mente como nada antes.

A través de los últimos siete años he estado en un nuevo peregrinaje. Mis pensamientos
han estado moviéndose alrededor de la pregunta: «¿Qué quiere Dios de la iglesia y de mi en
este nuevo tiempo? ¿Cuál es la misión de la Iglesia Bautista Central de Wayne, en Filadelfia y en
el mundo?».

La iglesia completa ha sido invitada a unirse en el peregrinaje y la lucha. Como


resultado, hemos comenzado a desarrollar un programa de educación para adultos dirigido a
un mejor entendimiento del mundo en que vivimos, de tal manera que podamos ser mejores
ministros. Mi predicación ha tornado una nueva dirección. Las organizaciones de la iglesia han
comenzado a mirar hacia afuera, en lugar de ocuparse en tareas de mantenimiento. Las juntas
de la iglesia se han involucrado en la planificación para la misión y la acción.

Juntos hemos comenzado a poner «nuestro dinero -y nuestra capacidad—donde esta


nuestro palabra». Hemos comenzado a movernos en el mundo como siervos y siervas de Cristo,
viviendo la misión real de la iglesia en nuestra propia comunidad.

10
2. ¿Cómo comenzó todo?

Con el convencimiento de que la iglesia tiene que perder su vida para así poder encontrarla,
que la iglesia debe dejar de hablar y comenzar a vivir una vida de siervos y siervas, los grupos de la
Iglesia Bautista Central fueron motivados a actuar.

Proyectos no controversiales

La primera acción fue sencilla y no controversial. Existía una necesidad en la comunidad de


un cuido infantil integrado. Dos comunidades negras en los bordes de Wayne no tenían lugar para
escuelas maternales (nursery). La comunidad blanca había ocupado todas las instalaciones para esta
actividad. Nuestro edificio de educación no se usaba durante la semana.

El ministro de educación, Allen Hinand, organizó la escuela. Contrató los maestros,


estableció el horario y las cuotas, puso anuncios en los periódicos solicitando estudiantes,
determinó el salario de los maestros, consiguió dinero para becas para niños necesitados, abrió la
escuela, y luego organizó un comité para supervisar la escuela bajo las directrices generales de la
Junta de Educación de la iglesia. Ahora, cinco años después, la escuela está acreditada, tiene seis
maestros, sesenta estudiantes, y una lista de espera. La escuela es autosustentable, ha comprado la
mayoría del equipo que usamos los domingos, y sirve como centro de adiestramiento para
jovencitas de un colegio cercano que se están adiestrando para ser maestras de escuelas maternales.

Otro proyecto no controversial fue la ubicación de familias cubanas refugiadas. La primera


familia vivía en el hogar de unos miembros de la iglesia que estaban fuera por el verano. Otro
miembro de la iglesia produjo un empleo en su compañía de inversiones para el padre de la familia
cubana. Todavía está con la compañía. Otras cuatro familias cubanas han sido auspiciadas por
miembros de nuestra iglesia desde que la primera familia vino a formar parte de nuestras vidas.

Otro proyecto no controversial de acción corporativa fue el auspicio de estudiantes a través


del programa Intercambio Internacional de Jóvenes Cristianos (IIJC). Este programa se comenzó a
sugerencia de la Junta de Misiones Domésticas de las Iglesias Bautistas Americanas. La Junta de
Educación asignó en el presupuesto la cantidad de $500 para auspiciar a un estudiante extranjero
durante un año. Los estudiantes viven en las casas de familias, quienes les ofrecen hospedaje,
comida y, en ocasiones, dinero para gastos personales. Los $500 van al fondo de IJJC para pagar por
la transportación y los gastos de operación del programa.

Durante los ocho o nueve años que hemos participado, hemos recibido estudiantes de
Alemania, Groenlandia, Japón, Brasil, Nigeria, el Congo y Francia. En los últimos cuatro años jóvenes
de nuestra iglesia han ido a Brasil, Alemania, Holanda y Suecia.

Ninguna de estas actividades, apoyadas por toda la congregación, ocasionó ningún


conflicto. Eran necesidades muy obvias. La gente fue organizada para suplir esas necesidades. Los
dineros fueron presupuestados para completar los programas. Todos estos proyectos están
funcionando todavía.

11
Surge la controversia

En noviembre de 1965 llegó a la iglesia la siguiente carta del comandante de la Legión


Americana de Wayne:

Estimado Reverendo:

Como Comandante del Octavo Distrito, esperamos que usted y los oficiales de su iglesia le
nieguen el privilegio de usar sus instalaciones a aquellas personas que hablan en contra del
gobierno de los Estados Unidos y su participación en Vietnam.

Este grupo es muy controversial y solamente sentimientos enfermizos podrán surgir de


dichas reuniones.

Ahora y siempre debemos apoyar a nuestro gobierno. Sinceramente,

El comandante se refería a la Liga de Mujeres por la Paz y la Libertad, quienes habían


solicitado el uso de nuestro salón de actividades para dos foros públicos sobre la guerra de
Vietnam. Al momento el asunto de la guerra no se estaba discutiendo ampliamente, y ningún
grupo a lo largo de Main Line (como se conoce el área donde ubica el templo) le hubiese
permitido a la LMPL el uso de sus instalaciones. Como nosotros estábamos acostumbrados a
permitir que grupos de la comunidad usaran nuestras instalaciones, habíamos ofrecido nuestro
salón de actividades para los foros.

El primer foro fue muy inofensivo e instructivo. Profesores y ciudadanos


intentaron hablar sobre las razones para nuestra involucración en Vietnam, y las
expresiones fueron tanto críticas como de apoyo. El tiempo para preguntas fue muy ameno.

El segundo foro se celebró alrededor de un mes después, un domingo en la noche. Para


esta ocasión, ya el comandante de la Legión Americana había escrito la carta que aparece
arriba, y el editor del periódico local le había pedido a la iglesia que cancelara el foro. De cara a
la creciente oposición, nuestra Junta de Diáconos se reunió y muy cuidadosamente redactó la
siguiente respuesta al comandante de la Legión Americana:

La Iglesia Bautista Central siempre ha hecho disponibles sus instalaciones para grupos externos
con propósitos de interés e importancia para la comunidad más amplia. Por tanto hemos dado
permiso a la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad para usar nuestro salón de
actividades para un foro público sobre Vietnam.

A la luz de la continuada publicidad de estos foros, vuestra carta fue referida a la Junta de
Diáconos. Este grupo concluyó que hay dos asuntos fundamentales presentes: la libertad y
deber de todas las personas de expresar sus ideas y la necesidad de las personas cristianas de
involucrarse en los problemas de la comunidad. Toda vez que este segundo foro está planificado
para incluir un panel de discusión relativa a los «Documentos blancos sobre Vietnam» del
Departamento de Estado de los Estados Unidos, con la participación de conocedores
exponentes y de la audiencia, estos dos asuntos fundamentales estarán cubiertos. La
declaración de la Junta de Diáconos no representa una posición oficial de nuestra iglesia, ni

12
implica ningún endoso por la iglesia.

En conversación con nuestros ministros, estos han declarado que como bautistas americanos
tenemos una larga tradición de mantener la separación entre la iglesia y el estado. Para ellos
esto significa que el papel de la iglesia no es un papel de sello de goma para la política nacional,
sino de proveer la oportunidad para la expresión sobre asuntos controversiales, permitiendo así
la libertad de las decisiones individuales. Creen que el evangelio de Cristo es un evangelio que
liberta a la gente del temor a la controversia, y que es un evangelio que proclama paz y unidad
entre todos los seres humanos.

Los ciudadanos americanos han disfrutado del derecho a la libertad de reunión. Por lo tanto,
nosotros continuaremos permitiendo el uso de nuestras instalaciones para servir a la comunidad
para conservar los principios de libertad de asamblea y expresión.

Sinceramente,

E. Duane Sayles
Presidente, Junta de Diáconos

Esta declaración fue publicada en ambos periódicos locales. Los pastores de las iglesias
evangélicas de Wayne se reunieron y escribieron una declaración sobre el papel de la persona
cristiana respecto a la guerra. La declaración se leyó en todas las iglesias el día del segundo
foro.

Como a las 4:00 de la tarde del 7 de noviembre de 1965, la policía telefoneó para decir
que habían recibido una llamada advirtiendo de la colocación de una bomba en la Iglesia
Bautista Central. Revisaron el edificio y no encontraron ninguna bomba. Cuando comenzó la
reunión, treinta miembros de la Legión Americana, completamente uniformados, se pararon en
atención en la parte de atrás del salón. El salón estaba abarrotado.

Yo comencé la reunión leyendo la declaración de la Junta de Diáconos. Enseguida


comenzó el problema cuando uno de los conferenciantes se negó a saludar la bandera.
Comenzaron a gritarles a los conferenciantes: «sucio comunista», «traidor», «rojo». En las
afueras, un grupo de estudiantes repetían estribillos y portaban cartelones que leían « ¡Arrojen
la bomba!». Después de una hora de confusión, cinco policías entraron y le dijeron a los
presentes que se fueran a sus casas.

Los miembros se quedaron hasta las 10:00 de la noche de ese domingo, literalmente
conmocionados y preocupados. El foro nos había involucrado en una controversia que no
habíamos anticipado ni buscado. Era un asunto de libertad de expresión y de reunión. Pero
algunos segmentos de la comunidad asumieron que toda la iglesia criticaba la posición de
Estados Unidos sobre Vietnam.

El comandante de la Legión Americana expresó su opinión sobre el asunto. En su carta


había llamado la reunión «el foro más antiamericano y mal intencionado al que jamás haya
asistido... Con respecto a la iglesia, ha dejado una mancha negra. Cuando mi iglesia (católica) se
una a esas manifestaciones, entonces me daré de baja como miembro... No se puede decir
mucho más de sus estúpidos diáconos».
13
Miembros disgustados

Algunos días después, luego que el periódico reportara la tormentosa reunión, uno de
nuestros miembros escribió:

He estado muy molesto por lo que ha estado ocurriendo en nuestra iglesia. Me parece una
vergonzosa desacralización de la casa de Dios al permitir que controversias que «pertenecen a
César» hayan llegado a un lugar santo. Estoy avergonzado de ustedes.

El desconocía que yo estaba tan molesto como él. Diez familias se habían desafiliado de
la membresía y otra docena de miembros rehusaron hacer sus promesas de ofrenda. Pero
entonces, una nueva familia llegó ---como resultado directo de los foros—, cuya promesa igualó
la docena de familias que se habían negado a ofrendar ese año.

Los foros levantaron mucha hostilidad entre los miembros. También levantó hostilidad
entre los dos pastores. Levantaron los asuntos que se expresaron en la carta anterior. ¿Se
involucra la gente de Dios con el mundo de César? ¿Existe una división clara entre las cosas que
pertenecen a Dios y las cosas que no?

Mediante mis propias lecturas del Nuevo Testamento, me había convencido de que las
cosas que pertenecen a César también pertenecen a Dios. No hay división entre lo sagrado y lo
secular. Todo el mundo, incluyendo a Vietnam, está en las manos de Dios. Además, yo creía que
si nadie más en la comunidad se atrevía a bregar con «controversias», era la responsabilidad de
la iglesia hacerlo. Esto me parecía a mí era el mensaje de la cruz y el significado de la teología
encarnacional.

Una experiencia de aprendizaje

En el documental televisivo «A Time for Burning» la congregación de Omaha, Nebraska, no


podía bregar con la controversia sobre el intercambio de familias con una congregación negra
como parte de un programa de visitación. El asunto resultó tan divisivo que el ministro fue
despedido. La primera lucha de esa iglesia terminó en divorcio.

En los días siguientes a los foros de Vietnam, los miembros de nuestra iglesia
aprendieron a pelear unos con otros y a permanecer juntos. Aprendimos lo que el concepto
comunidad puede significar --y lo que puede costar.

Hemos enfrentado muchos asuntos desde entonces que han levantado fuertes
sentimientos. Dos o tres cosas han mantenido nuestra congregación unida. Una fue una serie de
programas de educación para los adultos que intentaron educar nuestra congregación para el
cambio. Otra fue la adopción de un programa de planificación de largo alcance. Un tercero fue
una revisión de la función de la adoración y la predicación en la vida de la iglesia.

14
3. Educación para el cambio

Cuando el foro acerca de Vietnam produjo tantos problemas en nuestra congregación, los
ministros invitaron a un grupo de los adultos que se encontraban más preocupados para
reunirse los domingos en la mañana y discutir el rol y la misión de nuestra iglesia.
Tratamos de trabajar con los sentimientos. De inmediato se hizo evidente que éramos
una iglesia llena de personas con diferentes posturas teológicas e ideas sobre cómo se
debía vivir la vida discipular. Un miembro lo expuso así: «Muchas personas se hicieron
cristianas y se unieron a la iglesia para ir al cielo algún día. Ahora ustedes cambiaron las
reglas y les piden que tomen su cruz y se involucren con el mundo». Era cierto. El supuesto
de algunos miembros era que la iglesia es un lugar para refugiarse de un mundo perverso
y aterrador.

Pronto nos dimos cuenta de que necesitábamos una completa renovación de las
posturas teológicas. También necesitábamos conocer en qué tipo de mundo estábamos
viviendo, de tal manera que pudiéramos insertarnos en él con conocimiento y asertividad.

Un nuevo enfoque

Así fue cómo en el otoño de 1966 comenzó un nuevo enfoque en la educación


de los adultos. La Junta de Educación planificó y ofreció seis clases para los adultos. Las
clases se reunieron los domingos en la mañana de 9:30 a 11:00 durante nueve semanas.
Se ofrecieron cuatro series durante el año. El primer grupo incluyó las siguientes clases:

El ir y venir de los adolescentes: Este seminario estaba dirigido a estudiar las


necesidades y los problemas de los adolescentes en un intento de que los adultos
entendieran a la generación venidera. El curso fue ofrecido por un doctor que había
trabajado con jóvenes por mucho tiempo.

Introducción al evangelio: Este era un curso de introducción al Nuevo Testamento. Fue


ofrecido por un seminarista que vivía en el área.

Clase de nuevos creyentes: Esta clase es un requisito para toda persona que desea
hacerse miembro de la iglesia por profesión de fe o por carta. Los pastores enseñan este
curso que se ofrece dos veces al año.

Serie de lecciones uniformes: Esta clase tradicional para adultos ofrecía una serie de
lecciones acerca de la Biblia. El primer bloque fue un estudio de los profetas. La clase fue
liderada por dos miembros de la iglesia.

Posibilidades de paz: Un estudio sobre pacifismo, el apaciguamiento, no violencia,


activistas por la paz, y pacifismo nuclear era ofrecido por una mujer activa en la Liga
Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad.

El poder negro y la iglesia: Blancos y negros se reunían para confrontar las


problemáticas de unos y otros en la comunidad. Este curso trajo líderes negros de la
ciudad de Filadelfia a nuestra comunidad para dialogar. Fue coordinado por miembros de
15
la iglesia con líderes que venían de fuera cada semana.

Las clases fueron organizadas para educar a nuestra congregación acerca del rol de la
iglesia en el mundo actual, pero fueron más allá del nivel de discusión de la mayoría de las
clases de adultos. Muchas guiaron a sus miembros a involucrarse directamente en nuestra
comunidad.

El poder negro y la Iglesia

El curso «El poder negro y la Iglesia» estaba basado en el libro de Silberman, Crisis en
blanco y negro. Cuando el estudio concluyó el grupo estaba tan interesado en las
problemáticas tratadas que decidieron reunirse los miércoles en la noche y traer a sus
reuniones gente de Filadelfia que trabajaba en el área de vivienda. La interrogante que
surgió fue: si una iglesia de suburbio podía involucrarse en la rehabilitación de casas en el
área del gueto.

Para ese entonces una televisora local produjo un programa llamado Calle Randolf
1747. El programa reveló la vida en un área del gueto en la ciudad llamado Ludlow, al este
de Temple University en Filadelfia. Los documentales mostraban calles llenas de carros
abandonados. Los hogares estaban vacíos, deteriorados y tapiados. Ludlow era un área
olvidada en la planificación de la ciudad. En el programa, Marvin Lewis, presidente de la
Asociación Comunitaria de Ludlow, hizo una súplica ferviente pidiendo ayuda para algunas
personas desalentadas.

La clase persuadió a la iglesia para invertir $1000, que aparecían en el


presupuesto para trabajo en la ciudad, para hacer trabajo de investigación durante el
verano. Un estudiante de sociología fue contratado por la iglesia para vivir en Ludlow
durante el verano y trabajar con la gente del área. Él habló con la gente, anduvo por las calles,
se reunió con líderes, llevó grupos de nuestros miembros al área, y trajo líderes de Ludlow a
nuestra iglesia para dialogar.

Al final del verano escribió sus recomendaciones. Su opinión fue que la necesidad más
urgente era la de viviendas decentes. A través de sus contactos con la gente en la
Asociación Comunitaria de Ludlow, comenzamos a hablar sobre la necesidad de viviendas.
Algunos de los miembros de la congregación comenzaron a dedicar muchas horas en Ludlow,
reuniéndose y hablando con la gente. Finalmente se formó una corporación de vivienda sin
fines de lucro. Cinco miembros de nuestra iglesia, cinco miembros de Ludlow, y un líder del
área formaron la junta directiva de la Corporación para Mejoras a las Viviendas de Ludlow. El
grupo decidió rehabilitar las casas vacías. Se obtuvieron fondos de un grupo denominacional.
La Iglesia Bautista Central prestó $3,000 como dinero seminal para el proyecto. Se compró
una casa de tres pisos. Un arquitecto de la localidad y un constructor fueron contratados.
Se planificó renovar el edificio y convertirlo en tres apartamentos, financiados por la
Administración Federal de Vivienda.

La primera crisis ocurrió cuando una acera de la casa colapsó. La segunda crisis vino
cuando encontramos que costaría $38,000 completar la casa y un préstamo de la AFV no podía
exceder los $30,000. La casa se completó finalmente con tres apartamentos hermosos y se
vendió a la Autoridad de Vivienda de Filadelfia por $32,000. La Corporación para
16
Mejoras a las Viviendas de Ludlow estaba casi en bancarrota en su primera aventura. Había
comenzado a trabajar en otras dos casas y tuvieron que detener el trabajo.

Nuevamente surgieron críticas. ¿Por qué estaba la iglesia rehabilitando casas en el


gueto? ¿Qué pasaba con el evangelio de la salvación personal? ¿Cómo se está predicando
el evangelio en la Corporación? La acción nos llevó a reflexionar e investigar.

Dos de nuestros hombres que dedicaron la mayor parte del tiempo con el programa
de Ludlow son ejecutivos de seguros. Luego de haber estado reuniéndose con la gente en
Ludlow por cerca de un año, un hombre les preguntó: «¿Por qué ustedes están aquí?
Ustedes no pueden vendernos ningún seguro».

No estoy seguro de su respuesta a aquella pregunta. Sin embargo, sé que cuando


alguien pregunta: «¿por qué ustedes están aquí?», una palabra auténtica de las buenas
nuevas de Jesucristo puede ser compartida. Es posible que los habitantes del gueto que
han escuchado tanto acerca de la salvación y una mejor vida en el cielo no sean movidos a
escuchar de Jesucristo hasta que vean aquella palabra solícita que es vivida en acción
concreta, como nuestros miembros en la junta de la CMVL lo estaban demostrando.

Estábamos en Ludlow porque nos interesaban las personas y sus vidas. El evangelio
de Jesucristo es alimentar al hambriento, vestir al desnudo y ayudar a proveer casas para la
gente que vive allí. Jesús dijo: «Por cuanto lo hicisteis a uno de estos más pequeños, a mí lo
hicisteis». La teología que procurábamos predicar era una vivida en acción. Era un
evangelio encarnacional de «ir al mundo y perder la vida por otros». Si otros ven el
mensaje encarnado, entonces nuestro evangelismo es auténtico. La Palabra podía ser
hablada cuando se nos preguntaba «¿Por qué ustedes están aquí?» El trabajo de Ludlow
continuó. Dos años después se abrió una tienda de ahorros para vender ropa y mobiliario que
nuestra iglesia y otras iglesias proveían. El proyecto comenzó cuando una miembro de
nuestra iglesia vio un artículo en el Philadelphia Inquirer acerca de una mujer que trató de
vender su sangre por dinero para obtener ropa para su familia. Su sangre tenía una
deficiencia de hierro y fue rechazada. La mujer en nuestra iglesia preguntó: «¿Por qué no
proveemos ropa para que las mujeres en Ludlow puedan manejar una tienda?»

Un domingo ella pasó una carpeta con su plan delineado. Pidió voluntarios que
pudieran traer una pieza de ropa limpia al mes. Tuvo una buena respuesta de nuestra
iglesia y pronto otras iglesias se unieron al proyecto. Nuestra iglesia sirve como un centro
de colección y cada mes voluntarios de la iglesia transportan la mercancía a la tienda de
ahorros.

Luego de que la tienda de ahorros estuvo operando por cerca de un año, se dio un
informe a la iglesia que incluyó lo siguiente:

 La tienda ha contribuido con $1,000 para la Asociación Comunitaria de


Ludlow.
 Ha provisto empleos a tiempo parcial para cinco mujeres de la comunidad.
 Ha dado asistencia financiera de emergencia a un número de familias.
 Ha provisto ropa sin costo a setenta y cinco niños, permitiéndoles asistir a la
17
escuela.
 Ha subsidiado a la comunidad una noche en el parque «Playhouse».
 Ha patrocinado un pasadía para los niños de la comunidad.
 Ha provisto canastas de alimento en Navidad para algunas familias.

Cuando votamos por el Fondo Memorial de Martin Luther King, se hicieron dos
asignaciones para los programas de Ludlow. Se proveyó la suma de $5,000 para un
programa de verano para contratar catorce jóvenes para trabajar en un registro de
votantes, con pandillas juveniles y en limpieza comunal. La gente del área levantó otros
$6,000. Más adelante otro donativo fue asignado a la Asociación Comunitaria de Ludlow para
comenzar un centro de cuidado diurno para niños y niñas, de tal manera que las madres de
bajos recursos pudieran trabajar y tener un lugar donde dejar a su prole.

La corporación continúa funcionando. Actualmente el grupo está buscando


incorporar un constructor local para ayudar a rehabilitar casas con el grupo de servicio de
Ludlow. Desde que la clase de los domingos en la mañana se involucró con la necesidad
de viviendas en la ciudad, otros grupos han comenzado a trabajar en el área. La educación es
educación para el cambio. El propósito de nuestro programa de educación para adultos es
abrirles al mundo de manera que puedan responder en misión.

El ir y venir de los adolescentes

Otra de las primeras clases en el nuevo currículo de los adultos fue sobre la cultura de
la juventud. Un doctor local dio su tiempo por nueve semanas, liderando un grupo de
adultos en un entendimiento del mundo de la música, arte, lenguaje y religión entre la
juventud.

Esta clase se reunía en el sótano del salón de la comunidad del edificio del
Wayne Federal Trust Bank. El primer domingo me tropecé con un salón oscuro con música
retumbando y alumbrado con una vela al frente. Otro domingo fui citado por un policía que
dijo tener una orden de arresto para la clase porque estaban perturbando la paz. Aquel
domingo la clase era escuchar la música que los jóvenes escuchan. ¡El policía mantuvo la
clase entera en ascuas hasta que descubrieron que el maestro había arreglado todo para
mostrarles a los adultos lo que se siente ser perseguido y arrestado por la policía!

Como resultado de esta clase y otros programas similares se abrió un centro


comunitario juvenil en Wayne, en octubre de 1969. The Inner Sanctum es el resultado de
cinco años de esfuerzo de parte de muchos ciudadanos de nuestra comunidad y miembros de la
Iglesia Bautista Central trabajando juntos.

Por dos años la Iglesia Bautista Central ha organizado y operado un centro de


adolescentes los viernes en la noche para jóvenes de escuela secundaria. El programa se
reunía en nuestro salón de confraternización y era supervisado por quince estudiantes del
Eastern Baptist College, que está cercano al templo. Mientras se trabajaba con este grupo
se descubrieron alrededor de treinta jóvenes enajenados. Gente de la clase de cultura de
la juventud, dos de los jóvenes adultos en particular, decidieron reunirse con estos treinta
muchachos los jueves en las tardes. Tuvieron un tiempo difícil. Los muchachos eran difíciles
18
de manejar. La comunicación con ellos era inexistente. Los trabajadores aprendieron cuán
duro era entrar en el mundo de estos chicos. Trataron de vivir y demostrar una teología de
amor, cuidado y preocupación con un éxito limitado. En esos meses de trabajo se rompieron
tanto ventanas y muebles como relaciones. Ellos nunca aprendieron cómo llevar el
evangelio a este grupo, excepto en una manera dedicada y de acción amorosa.

Su trabajo trajo el problema a la consideración. Comenzamos a reflexionar sobre


nuestra acción. Los ministros de Wayne fueron reclutados. Cada iglesia hizo una promesa de
$100 para un programa de verano. Se contrató a un seminarista por $1,000. Vivió en la casa
de nuestro templo y atendió aquel grupo de muchachos marginados todo el verano. Su
estrategia fue estar presente e intentar llevar a algunos de los jóvenes a un estilo de vida
diferente, como resultado de ello. Al final del verano, cuando Jerry regresó al seminario, los
chicos tuvieron una fiesta para él. Recibió un suéter de dos de los miembros de la pandilla
con una nota que decía: «Tú eres el primero que realmente se ha preocupado por nosotros».

Aquel fue un verano tormentoso también. Los chicos se subieron en los tubos de
desagüe del edificio del templo, los derribaron, tiraron piedras del techo del edificio de
educación hacia el patio del templo. Rompieron ventanas casi cada semana, lo cual
molestó a los miembros de la iglesia y también a mí, hasta que un consejero un día mencionó
que lo más cristiano que podíamos hacer era proveerles un lugar donde pudieran romper
ventanas.

Uno de los miembros de la Junta de Finanzas renunció aquel verano. En una


reunión especial convocada para dilucidar la crisis irrumpió diciendo: «Tengo mucho más que
hacer que estar asistiendo a reuniones especiales para hablar de esos muchachos.
Cerremos la iglesia los domingos en la tarde y abrámosla el próximo domingo en la
mañana, y no tendremos ningún problema».

Una noche llamó un vecino para decir: «¿Cuándo ustedes van a traer a la policía para
sacar esa pandilla de la propiedad de su iglesia?». Aquel otoño este grupo de treinta había
adoptado las escaleras de la casa de la iglesia como su punto de seguridad. Se reunían allí
antes de ir a la escuela a las 7:45 AM y volvían a las 3:15 PM cuando salían de la escuela. Se
quedaban hasta la hora de la cena y hasta que oscurecía o aun más tarde, lo cual continúan
haciendo. Esa noche particular la vecina estaba caminando con su perro y algunos de los
muchachos estaban rondando por la terraza. Esto le molestó y quiso que yo les echara de
nuestra propiedad. Ella nos suplicó.

Aprendimos que muchos adultos, inclusive miembros de la iglesia, no querían tener


nada que ver con ese grupo de «muchachos impíos». Su evangelio era: «Cuando esos
muchachos se bañen, limpien su lenguaje, mejoren sus hábitos, --cuando aprendan a actuar
como nosotros -- entonces les permitiremos acercarse». El llamado de Jesús a dejar las
noventa y nueve e ir en busca de la perdida no parecía aplicar a esta situación que estaba
ocurriendo en la escalera de nuestra iglesia.

Determinado a mover el problema hacia una solución, convoqué a una reunión


con los líderes de la comunidad. Evaluamos la situación de los adolescentes de nuestra
zona, tomando en cuenta todos los ángulos. Luego de una serie de reuniones surgió el un
grupo llamado WAYNE INC. (Wayne Area Youth Need Encouragement), compuesto por
19
protestantes y católicos. WAYNE INC. formó una corporación sin fines de lucro que
levantó $10,000 de donativos del club de servicio, patrocinando la fiesta de caridades
de la comunidad, ayudando en la celebración comunitaria del Día de Independencia, y de
contribuciones de la iglesia e individuos.

Por dos años el grupo estuvo buscando un lugar para comenzar un centro para
adolescentes. Durante aquel tiempo una organización proclamó que había nacido «The
Inner Sanctum» y promovió programas mensuales para jóvenes de escuela superior. En la
primavera de 1969 los comisarios municipales ofrecieron un edificio en alquiler. Fue
restaurado y abierto en octubre del mismo año. El centro tiene facilidades de baile, un
salón para meriendas, un salón de actividades, un salón de mesas de billar y otras
posibilidades. Se abre todos los días luego de clases para jóvenes de escuela secundaria y
particularmente para el grupo de los marginados que merodean nuestra iglesia. Se abre
en las noches de los viernes y sábados para los estudiantes de escuela superior. Los
planes a largo plazo incluyen trabajar con las escuelas y los orientadores del área para
alcanzar a todos los jóvenes, especialmente aquellos que se sienten marginados por la
sociedad.

Este centro de adolescentes ha tornado cinco años de planificación, acción,


estudio, tanteo y error, trabajo lento y pesado, tocar puertas, hasta que finalmente la
comunidad respondió a una necesidad. El rol de la Iglesia Bautista Central era mantener el
problema ante la atención de los líderes comunitarios hasta que no pudiera ser ignorado.
Una vez más, una clase de adultos que estaba siendo educada sobre la cultura de la
adolescencia y estaba tomando conciencia de la estrategia de tocar puertas, se convertía
en instrumento para dar inicio a un ministerio de acción con la juventud.

Estos dos ministerios se han descrito para demostrar cómo un grupo de adultos,
abierto a lo que está sucediendo en el mundo y trayendo una postura teológica sobre lo
que significa estar presente en el mundo, puede moverse de manera constructiva. La
filosofía educativa detrás del currículo de la clase de adultos es provocar que los adultos
tomen conciencia del mundo de las necesidades humanas. Con una teología de «ir por
todo el mundo», «quien pierda su vida la salvará» y «tomando forma de siervo», la
educación llevará a la acción y el cambio en las estructuras sociales.

Desde que comenzamos nuestro programa general de educación para adultos,


muchos adultos en la congregación han aprendido o han estado expuestos al mundo del
poder negro, Vietnam, la ciudad, el Informe Kerner, la teología y práctica católico
romanas, derechos de bienestar, problemas de aborto, desobediencia civil, así como la fe
bíblica y cristiana. El propósito de la educación de los adultos, como lo vemos, es
examinar el mundo a la luz de nuestras posturas teológicas, y medir la efectividad de
nuestra teología teniendo como base la realidad del mundo.

Estudios para nuevos miembros

La clase inicial para los adultos que habían quedado perturbados por los foros de
Vietnam nos convenció de que necesitábamos una clase de membresía para todas las
personas que se unían a nuestra iglesia, de tal manera que pudieran conocer qué tipo
de postulados teológicos y sociológicos sostenían los ministros y lo que los ministros y
20
otros miembros de la iglesia están tratando de ser y hacer.

Siempre habíamos tenido cursos para nuevos miembros. Muchos de ellos se


ofrecían los domingos en la noche o en las noches durante la semana. Con una iglesia de
barrio era difícil tener asistencia regular. Con el paso de los años experimentamos con
diferentes tipos de currículos. Por varios años utilizamos El Ministerio del Laico por Francis
Ayers.

Cuando se inició el programa de estudio los domingos por la mañana de 9:30 – 11:00
AM, diseñamos una clase de adultos para nuevos miembros que lograra lo que queríamos.
El formato de la clase cambia cada vez que se presenta, pero generalmente incluye una
mirada a la cultura contemporánea, posturas teológicas, historia de la iglesia y de la
Iglesia Bautista Central, y un estudio acerca del bautismo y la comunión. El curso se
ofrece dos veces al año, usualmente en el otoño y la primavera. Se requiere que los
adultos que desean unirse a la iglesia por bautismo o por carta de transferencia de
iglesia asistan al mismo. Muchas personas que ya son miembros asisten voluntariamente
a las clases de nuevos miembros para obtener nuevas ideas y relaciones.

Luego de experimentar por al menos diez años con clases bautismales para
jóvenes, líderes de la congregación crearon un currículo de seis semanas. Comenzamos
la clase los domingos en la mañana invitando a todos los jóvenes de la iglesia desde
séptimo grado, que no estuvieran bautizados o que aún no habían tornado la decisión de
aceptar el Señorío de Jesucristo y unirse a la comunidad de fe en una vida de servicio. La
película La Parábola, que se presentó originalmente en la Feria Mundial de Nueva York,
fue utilizada la primera semana para plasmar el concepto general que deseábamos
compartir: que Jesucristo es un siervo dispuesto a arriesgarse por otros. En todas nuestras
sesiones utilizamos grupos pequeños y discusiones para explorar los temas.

Cuando las sesiones concluyeron hicimos entrevistas individuales de media hora


con cada joven. En esos encuentros discutimos la clase en sí, las ideas que surgieron, el
significado del discipulado cristiano y preguntamos a cada persona sobre su decisión. No se
presionaba para que el grupo se bautizara. Aun así, un domingo en la mañana bautizamos
más de veinticinco.

Este capítulo no pretende describir lo que se ha hecho en la división de


educación de los niños y jóvenes. Han seguido un enfoque similar de exposición a la
misión, pero generalmente ha utilizado los recursos estructurados de currículos
denominacionales, en lugar de adoptar el principio de elección de la división de adultos.
El mensaje sobre involucrarse parece haberse introducido entre estos grupos también.
A una clase de noveno grado se le preguntó: «¿Qué les ha gustado o no les ha gustado
de la escuela bíblica de su iglesia durante este año?». Un chico dijo: «Me gusta la clase
porque podemos hablar acerca de algunos problemas del mundo y encontrar lo que
podemos hacer con relación a ellos».

La educación para el cambio nos ha ayudado a involucrarnos con nuestra


congregación y nuestra comunidad. Nos ha preparado para asumir nuestra misión en el
mundo.

21
4. Estrategia y planificación

Para el tiempo en que estábamos luchando con la definición de nuestro propósito y


misión como iglesia, un grupo llamado Metropolitan Associates of Philadelphia, una
organización de acción e investigación, comenzó a desarrollar un programa de
planificación organizacional. Richard Broholm, un miembro de la junta de diáconos que fue
empleado por este grupo y que había escrito un libro titulado Strategic Planning for Church
Organizations (Planificación Estratégica para la Organización Eclesiástica), sugirió que
utilizáramos su estrategia para planificar para la misión.

La junta de la iglesia comisionó un comité de nueve personas para trabajar con el


propósito y la misión de la Iglesia Bautista Central. Durante un año este grupo se estuvo
reuniendo un día a la semana a las 7:30 AM en un restaurante local para elaborar tal
declaración.

El proceso de planificación estratégica requiere, en primer lugar, que el grupo


enumere sus posturas teológicas y sociológicas. A partir de ahí se desarrolla una declaración
de propósito y objetivos. Luego se formulan estrategias y tácticas para llevar a cabo el
objetivo.

Hemos estado desarrollando programas para cumplir con nuestras posturas teológicas y
sociológicas. Un comité permanente de planificación está desarrollando un documento
como el plan para la misión. Al preparar el programa de mayordomía para levantar fondos
para el trabajo anual, arreglamos el presupuesto de acuerdo con las prioridades delineadas
en el proceso de planificación estratégica. En el futuro esperamos invertir nuestro dinero
de acuerdo con estros postulados teológicos y sociológicos.

En primer lugar, la Junta de Diáconos asumió la responsabilidad de trabajar con los


objetivos de la adoración y la vida, el ministerio del liderazgo y el ministerio del cuerpo. La
Junta de Educación desarrolló maneras de implementar los objetivos para la educación y
trabajo con los diáconos en el área del ministerio de los líderes y del cuerpo. La Junta de
Finanzas desarrolló estrategias en el uso de la propiedad y el edificio para el desarrollo de la
misión.

Luego, durante el otoño de 1970, un comité de revisión de los estatutos y el reglamento


sugirió que la iglesia reorganizara la estructura de su junta mayor en términos de objetivos de
planificación estratégica. En lugar de tener juntas de diáconos, educación cristiana y finanzas, el
comité propuso nuevos estatutos que proponían juntas de ministerio de líderes, ministerio
corporativo, adoración y vida, educación cristiana y recursos. Los nuevos estatutos fueron
presentados a la congregación y aprobados de tal manera que la iglesia pudiera reorganizarse
basándose en objetivos estratégicos.

Como un ejemplo de cómo hemos trabajado en el proceso de planificación estratégica a


largo plazo, miremos el área de adoración y vida para ver cómo la junta de diáconos (antes de
la reorganización) desarrollaba estrategias y tácticas con relación a los objetivos para esta área.

22
Objetivo:

A través del estudio minucioso y la experimentación nos esforzaremos por integrar más
efectivamente las problemáticas y preocupaciones de nuestro trabajo diario con la manera en
que celebramos los domingos en la mañana, de tal modo que nuestro trabajo pueda ser
realmente una extensión y expresión de nuestra adoración, y nuestra adoración el
ofrecimiento de nuestro trabajo.

Estrategias:

Para cumplir con este objetivo, debemos identificar a nivel personal, de la comunidad local,
nacional, e internacional aquellas problemáticas y preocupaciones que nuestra gente enfrenta
en su hogar, escuela, trabajo, u otros ambientes y estructurar nuestras actividades de adoración
para atender efectivamente los retos en estas áreas de la siguiente manera:

1. Animando a la interpretación de los cambios sociales y otros que están teniendo lugar
en nuestro trabajo y en nuestras comunidades a la luz de los propósitos y las
necesidades de nuestra adoración.
2. Determinando las necesidades de adoración de nuestra membresía a través de
contactos persona a persona, comentarios por escrito, reuniones de grupos, etc.
3. Desarrollando conciencia de que la adoración necesita ser y puede ser llevada más allá
del edificio de la iglesia.
4. Explorando y evaluando nuevos conceptos y técnicas de adoración como posibles
avenidas ensanchando las posibilidades y profundizando las experiencias de nuestro
programa de adoración en general.

Tácticas:

1. Con miras a relacionar más estrechamente nuestros servicios de adoración con nuestras
vidas y trabajo, debemos explorar el uso de los grupos pequeños como células de
adoración. Mientras estas células pueden componerse de los grupos de estudio ya
existentes, la formación de nuevos grupos de énfasis especial puede ser evaluada. El
interés expresado en nuestro primer servicio- desayuno de Santa Cena indica que
quizás la Santa Cena puede ser incluida en las actividades de algunos grupos pequeños
para hacer de esta ordenanza una más significativa.
2. Existe cierta sensación de que nuestro programa educativo no está haciendo un énfasis
apropiado en cuanto al lugar de la adoración en nuestras vidas. Nuestra escuela bíblica
debe ofrecer a nuestros jóvenes cursos acerca del significado y el propósito de la
adoración.
3. Las expresiones de los jóvenes en sus comentarios en el servicio del domingo en la
mañana provocan una profunda preocupación. Para obtener retroalimentación en
cuanto al tipo de adoración que atrae a este grupo, les encargamos que estructuren un
servicio de adoración como a ellos les gustaría que se llevara a cabo.
4. Se evaluaron otras formas útiles y significativas de adoración como: dramas, música,
danza, diálogo, etc.
5. Toda la Junta de Diáconos deberá tomar un curso de adoración como una manera de
obtener una mejor coordinación y dirección general de nuestras actividades de
adoración.
23
Manejo de tareas:

1. Adoración en los grupos pequeños

Para profundizar las actividades de adoración en nuestros grupos pequeños de estudio


actuales, se sugiere el siguiente procedimiento bajo la dirección del presidente del Comité de
Adoración:
a. Reunirse con un representante de dos de nuestros grupos de estudio para obtener
sus ideas acerca de la adoración en los grupos pequeños. Los anfitriones de las
próximas reuniones podrían ser las personas apropiadas.
b. Si están de acuerdo, iniciar dos reuniones de prueba para añadir más
sobre adoración que lo que se hacía hasta ahora.
c. Sugerir que el período de refrigerio se considere como una Comunión (Santa Cena)
informal.
d. Encuestar a los miembros de estos dos grupos de prueba para conocer las
reacciones luego de la primera y segunda reunión.
e. Luego de la segunda reunión, informar a la Junta ofreciendo recomendaciones
para expandir o formar otros tipos de grupos pequeños.

(Para expandir el programa de grupos pequeños se sugiere que el presidente del Comité de
Adoración, con la asesoría de los pastores, explorar la formación de grupos de estudio
adicionales. Estos estarían compuestos por grupos de énfasis especial como nuevos miembros,
estudiantes universitarios, etc. Informar a la Junta en las reuniones de junio antes de tomar
acción en cualquier dirección.)

2. Estudio de adoración en la escuela bíblica


Se sugiere que el presidente de la Junta de Diáconos contacte al presidente de la Junta de
Educación cristiana para explorar esta rama de la educación en la adoración en la escuela
bíblica. Aunque la responsabilidad básica de dicho estudio recae sobre la Junta de Educación
Cristiana, la Junta de Diáconos, que tiene un interés sustancial en el programa, deberá prestar
su apoyo y asistencia.
Asumiendo que la Junta de Educación Cristiana estaría interesada en promover dicho programa,
el presidente de la Junta de Diáconos debería designar a un miembro de la junta para, junto a
un miembro designado de la Junta de Educación, conformar un comité de trabajo y desarrollar
el programa. Este comité compuesto por estos dos miembros estará a cargo de diseñar e
introducir el curso de estudio, tomando en consideración lo siguiente:
a. Currículo;
b. Integración entre los programas de los miércoles y los domingos;
c. Grupos por edad y los grupos que serán incluidos;
d. Duración del curso;
e. Personal de enseñanza (maestros y maestras);
f. Relación con los nuevos miembros y otras actividades de estudio.

3. Proyecto de adoración para jóvenes


Un miembro del Comité de Adoración deberá trabajar con el grupo de jóvenes de escuela
superior para ayudarles a desarrollar sus ideas en la estructura del servicio de adoración.

4. Utilización de nuevas formas de adoración


24
5. Estudio de adoración para los diáconos
Estas dos tácticas (4 y 5) parecen estar tan relacionadas que deberían llevarse a cabo bajo el
mismo proyecto como sigue:

a. El Comité de Adoración planificaría una serie de tres reuniones especiales


de la Junta como talleres de adoración (junio, septiembre y noviembre).
b. El Comité de Adoración sería responsable de la agenda de adoración, los
materiales de estudio, la información de trasfondo, las asignaciones, etc.
c. Se examinarán y considerarán los últimos materiales de adoración
producidos por las IBA y otras denominaciones.
d. Se presentará un informe, que se pueda incluir en el informe anual, para
la Junta en enero, el cual cubrirá conclusiones y recomendaciones que
surjan del Comité de Estudio.

La Asociación Comunitaria De Main Line

Otro ejemplo de cómo la acción para el cambio resultó de un estudio estratégico


fue la fundación de la Asociación Comunitaria de Main Line. La Junta de Diáconos,
trabajando con el objetivo del ministerio corporativo, se reunió durante un invierno con
los diáconos de una iglesia cercana de personas negras, la Primera Iglesia Bautista de
Mount Pleasant, para considerar cuál sería la misión de estas dos iglesias. Concluyeron
que la necesidad más apremiante era hogares de bajo costo que las familias
minoritarias pudieran pagar. Nuestras dos congregaciones decidieron reclutar a las
otras iglesias del área en una asociación para trabajar con este asunto.

Dos de nuestros diáconos trabajaron con las comunidades de personas negras y


de personas blancas y comenzamos a organizar las iglesias y las sinagogas. Nos tomó
dos años de trabajo duro reclutar veinte iglesias y grupos protestantes, católicos y
judíos en una asociación dedicada a hacer la vida más justa y humana para todos
nuestros ciudadanos. La asociación se reúne mensualmente y atiende el problema de
vivienda justa, construcción y reparación de hogares, y otros asuntos que afectan a los
pobres, los que no tienen poder y las minorías desatendidas.

Después de un año de reuniones, la Asociación fundó la Corporación para el


Mejoramiento de Viviendas de Main Line, y, con los $15,000 del Fondo Memorial
Martin Luther King, hijo, de la Iglesia Bautista Central compraron seis acres de terreno
para construir doce viviendas de bajo costo para familias de bajos ingresos.

El grupo también se ha reunido con la Corporación de Servicios de las IBA


(American Baptist Service Corporation) y está buscando terreno donde construir a
grande escala viviendas de bajo costo para familias de bajos ingresos, una urgente
necesidad para aliviar la escasez de vivienda en Filadelfia, y para capacitar a las familias
de personas negras a salir de la encerrona de los blancos en la ciudad.

25
Otros proyectos también han sido resultado directo de nuestro proceso de
planificación estratégica. El nuevo énfasis en una adoración significativa es uno de estos
proyectos. Muchos otros –tanto en como fuera de la iglesia—se desarrollarán según los
grupos individuales vayan trabajando desde sus objetivos hasta las estrategias y
tácticas.

El proceso de planificación ha provisto un marco para nuestra misión el cual nos


impulsa a enfrentar nuevas necesidades humanas y, al mismo tiempo, asegura que
nuestras acciones surjan de entendimientos básicos comunes acerca de la iglesia y el
mundo.

26
5. Predicando para la Misión

Mientras la Iglesia Bautista Central comenzaba a enfrentar conflicto y cambio,

reflexionamos y agonizamos sobre del rol de la predicación para la misión. Muchos de los
miembros esperaban que los sermones no cambiaran. Venían a los cultos de adoración
buscando consuelo y seguridad en un mundo hostil. Pero los retos que enfrentaba la
iglesia requerían un nuevo patrón de predicación.

El Espíritu y la predicación

La predicación es una interpretación de lo que Dios ha hecho en medio de Su pueblo y lo


que ellos están haciendo para introducir un orden de justicia y amor. Si el Espíritu no ha llegado
a una congregación, no hay mucho que interpretar. Aun así, ciertamente es rara la iglesia donde
una persona extraña pueda acudir un domingo en la mañana y sentirse involucrado en un
grupo excitante de cristianos entre los cuales el Espíritu no parece estar obrando. Esta carencia
puede ser una de las razones, quizás una central, por la que se obtiene tan poco de los miles de
sermones que se predican cada semana en las iglesias en Estados Unidos.

La pregunta de cómo el Espíritu Santo invade una congregación es central.

Sin duda, comienza en el púlpito con el ministro convencido de que este es el mundo de
Dios, que Dios, como el Espíritu, está listo a penetrar, y que hay una necesidad de que el clero y
los laicos estén receptivos al Espíritu. Todo este asunto del estudio teológico, estudio de la
Biblia, grupos de oración, grupos sensitivos, grupos celulares, y todo el resto, puede ser el
medio a través del cual el Espíritu de Dios hará que una congregación esté receptiva.

En realidad, las iglesias que están sumamente listas para moverse hacia una acción
dinámica en el mundo son aquellas con una historia de prestarle atención al Espíritu Santo y el
cultivo de la vida interna del alma. Nada ocurrirá en una iglesia hasta que sea un cuerpo de
personas que creen que el Espíritu ha venido y vendrá para fundirlos en una comunidad de
gente que, para usar la descripción de Rollo May, «puedan amar hacia afuera».

La predicación como amor en acción

Amar hacia afuera es hacer las obras de Dios. Amor en acción es de lo que trata la
parábola del buen samaritano. Amor en acción es Mateo 25 - alimentar a quien tiene hambre,
dar de beber al sediento, recibir a los extranjeros, vestir al desnudo, visitar a los presos. Amor
en acción es «vaciarse uno mismo» - tomando la forma de un servidor, y _estar en disposición
de ser crucificado por la misión de Jesús (Filipenses 2).

Cuando el amor en acción ocurre en una iglesia, entonces la predicación viene a ser una
interpretación de lo que esto significa. Los sermones nunca son homilías del tipo monólogo,
irrelevantes e inofensivos, porque interpretan la acción de Dios a través de su gente.

En el momento que Barry Goldwater fue candidato a la presidencia de los Estados


Unidos, prediqué un sermón que titulé, «¿Era Jesús un conservador?» Utilicé el pasaje de
27
Mateo que lee «No puedes poner vino nuevo en odres viejos». El sermón era un intento
de establecer una posición del rol de Jesús y de la iglesia en la escena nacional completa en
ese momento. Era también un pronunciamiento de cómo Dios se mueve en cada época
para hablarle a su gente a través de nuevas formas, nuevas ideas y nuevos caminos.

Ese domingo un ejecutivo y su esposa pasaron por mi lado furiosos diciendo, «No
volveremos a entrar por esta puerta jamás». Esta respuesta era más real que «Me gustó su
sermón».

Sin embargo, el propósito de la predicación no es sacar a la gente de la iglesia, sino


guiarles hacia el mundo real para que se involucren en la misión de Jesucristo. El propósito de la
predicación es permitir al Espíritu transformar vidas, abrir vidas, y hablar una Palabra que pueda
ser escuchada y hacerla vida.

Predicación de acción

Fui entrenado en el seminario para creer que la predicación podía cambiar la manera en
que una congregación actuaba. Como pastor asociado de un predicador expositivo bíblico
experto, me convencí de que la predicación expositiva podía mover a una congregación. No
entendía en ese momento lo que era la misión, más allá de alcanzar personas para Jesucristo y
traerlas a la iglesia, amarles mientras tanto, proveyendo las estructuras para que pudieran
sentirse amados y deseados. En esa situación de iglesia nos servíamos unos a otros enseñando,
cantando en el coro, sirviendo en las juntas de la iglesia, viviendo vidas morales y ofrendando
para las misiones.

Desde entonces, he servido en otros lugares donde no estaba seguro que los sermones
tenían algún rol en cambiar actualmente las actitudes de la gente y sus patrones de conducta.
En una iglesia prediqué sobre el amor por varios años mientras muchos miembros de la
congregación continuaban alimentando hostilidades. Cuando salí de allí, la misma gente odiaba
a la misma gente. Quizás la razón por la que la predicación no cambió las actitudes y conducta
fue porque el Espíritu no había llegado, la iglesia no estaba involucrada en la acción y, por lo
tanto, los sermones eran impotentes.

Por cinco años en la Iglesia Bautista Central mis sermones fueron mayormente expositivos.
Tomaba un libro del Antiguo Testamento en el otoño y predicaba una serie de sermones,
haciendo siempre una aplicación a la vida en común que teníamos todos en el mundo.

La mayoría de mis sermones en esos años tenían una aplicación personal. Sus propósitos
eran ayudar a la congregación a pensar acerca de un asunto, sentirse mejor, salir con
esperanza, enfrentar un problema, percibir la presencia de Dios, comprometerse más
completamente al discipulado cristiano, dar más dinero para la iglesia y los misioneros y estar
informados sobre la doctrina cristiana.

Fue en uno de esos años que uno de nuestros miembros comentó: «La predicación es el
peor medio de comunicación que tenemos. ¿Por qué no eliminamos los sermones? Podemos
reunirnos para adorar, dividirnos en grupos pequeños para discutir el tema del día y regresar
para un himno final y la bendición».

En ese tiempo nos involucramos en los foros de Vietnam, Ludlow y el ministerio con las
28
gangas juveniles. Como resultado de todo lo que me estaba pasando, mi predicación tomó un
giro drástico. Los sermones vinieron a ser más y más una interpretación de la acción en la que la
congregación estaba involucrada.

Una de las reuniones de la Junta de Diáconos en 1965 fue dedicada al asunto: ¿Es nuestro
púlpito realmente libre? ¿Puede el ministro predicar lo que se siente impelido a predicar? La
gente estaba diciendo: «Deje de hablar de Vietnam, de los derechos civiles, de Ludlow, de la
misión en la ciudad, y de la pobreza». También incluyeron en su lista el sexo, la muerte y otros
asuntos desagradables. Cuando hice una pequeña lista de los temas fuera de límites, solo la
maternidad, la nación y los pecados de otros quedaron para la exposición del sermón.

Discutimos la libertad del púlpito en una larga y agitada sesión de la Junta de Diáconos.
Acordamos que el púlpito, sin lugar a dudas, debe ser libre. También decidimos que la
sensitividad continua a las necesidades y temores de la gente, además de una dieta balanceada
de sermones, probablemente sería sabio.

Es muy difícil permanecer fuera de los «asuntos calientes». Si la predicación bíblica es


interpretar lo que Dios ha hecho y lo que está haciendo en y a través de una congregación,
entonces los sermones estarán siempre cercanos a la controversia la mayor parte del tiempo.
Mi suposición teológica para la predicación es que Dios está involucrado en todo el mundo.
Nada del mundo está fuera de su cuidado. Por eso, nos llama a ser agentes reconciliadores de
sanidad en su mundo.

Seguramente existe un límite para lo que la predicación puede hacer en una congregación.
Sin embargo, hay algunas cosas que los sermones interpretativos pueden hacer. Pueden ayudar
a hacer más claro lo que Dios está haciendo. Pueden describir cómo está actuando Dios. Pueden
establecer una base bíblica para ver y discernir la acción de Dios. Pueden mostrar que el mundo
que enfrentamos no es muy diferente de aquel que enfrentaron Abraham y Pablo. Pueden
presentar el llamado para responder como administradores fieles, y mostrarnos que somos tan
reacios para involucrarnos como lo estuvo Moisés para ir a Egipto o Jonás a Nínive.

Este tipo de predicación puede ser hecho en una exposición tanto del Antiguo como
del Nuevo Testamento. Un año dediqué tres meses al libro de Josué. Estaba maravillado al
estudiar el libro y descubrir cuántos pasajes tienen implicaciones modernas que activan la
imaginación inmediatamente.

Entre Navidad y Resurrección ese año prediqué diez sermones de Primera Corintios.
Otra vez, este fue un intento de interpretar lo que Dios estaba haciendo entre los
miembros de la Iglesia Bautista Central.

Teología y predicación

Si la predicación es un intento honesto de parte del ministro de interpretar la acción de


Dios en el mundo, debe estar basada en una experiencia auténtica con Dios. De esta
experiencia, el ministro desarrolla una teología relevante que es básica para su interpretación
de la acción de Dios.

A continuación comparto la teología que he desarrollado a través de la experiencia de

29
conflicto y cambio.

DIOS Y EL MUNDO
Este es el mundo de Dios. Él lo creó e hizo al ser humano. Él está obrando en el mundo --
en todo el mundo. No hay separación entre lo sagrado y lo secular. Dios está obrando hacia la
justicia y el amor en los eventos de los seres humanos en este mundo.

Dios se mostró a Moisés como YO SOY. Cualquiera que sea el significado de la


experiencia, Moisés fue llamado para ir a Egipto y ayudar a liberar a los esclavos. En los primeros
libros del Antiguo Testamento Dios parece ir en busca de individuos y su gente, llamando,
dirigiendo, urgiéndoles a salir de cualquier condición en la que se encuentran y a ser gente de
libertad y justicia.

Mientras los judíos vagaron por el desierto, Dios se les apareció como una nube
durante el día y como columna de fuego durante la noche. Creo que los escritores de la
narrativa están diciendo que Yahvé, el Santo de Israel, es Aquel que existe y va delante de
nosotros, dirigiéndonos hacia una tierra que se encuentra más adelante. La tierra puede ser
llamada la Tierra prometida, el reino de Dios o la Utopía. Es lo «que no es todavía».

El rol de la persona que busca ser fiel a Dios es descubrir para sí misma quién es Dios y
qué está haciendo en su mundo.

Cuando tuvimos los foros sobre Vietnam en nuestra iglesia, el miembro de la


congregación que me escribió la carta sobre la vergüenza de profanar la iglesia había crecido en
la iglesia. Su supuesto teológico era claro. La iglesia era «tierra santa» y un lugar sagrado. La
discusión de la guerra de Vietnam es un asunto secular y Dios no tenía ningún interés en ello,
excepto quizá ver que las fuerzas del bien vencieran al Vietcong.

Mi supuesto principal es que el mundo entero es de Dios. Dios está interesado en la


guerra, los derechos civiles, la pobreza, la carrera de misiles, y cualquier otro asunto que
concierne a la justicia y el ser humano. Nada, entonces, está fuera del alcance de la gente de
Dios para involucrarse en ello.

EL HOMBRE [sic]
El hombre es tanto bueno como demoníaco. Los primeros capítulos del Génesis
demuestran que el hombre fue creado para ser administrador de la creación. Dios le dio el
poder al ser humano para nombrar a los animales, dominar la tierra, fructificar y multiplicarse, y
crear un lugar sacado del desierto donde la vida pudiera ser buena y noble. El ser humano y
Dios, trabajando juntos, están construyendo un lugar que será llamado «el reino de Dios». La
meta de la vida humana es, en las palabras de un viejo himno, «hacer de la tierra algo atractivo
y a su gente una sola».

Desde el principio un problema se desarrolló para alcanzar este objetivo. El pecado


entró porque Dios le dio a Adán y Eva libre albedrío para «hacer su propia decisión». El pecado
del ser humano tiene dos aspectos. Algunas veces está inclinado hacia el orgullo; otras veces
hacia la apatía. Cuando Dios advirtió a sus dos seres creados que no tocaran el árbol, estos
descubrieron que el árbol tenía poderes para hacerlos como Dios. Ellos comieron la manzana.

30
El escritor de la historia nos dice que el pecado del hombre es el orgullo. El ser humano
no quiere ser un administrador sobre el huerto; él quiere dirigirlo. Él no quiere ser un
colaborador; quiere ser el jefe. Él quiere dirigir el mundo y dirigir gente; quiere hacer el papel de
Dios.

El hombre blanco ha estado haciendo el papel de Dios con la gente de color por varios
siglos. Ha hecho de ellos sus esclavos. Los ha explotado. El pecado del hombre blanco en
Estados Unidos es que su sentido de orgullo le ha llevado a creer que es mejor que el indio
americano y que el hombre negro.

El otro pecado del hombre en las primeras historias del Génesis revelan el pecado de la
apatía y de «pasar la culpa». Eva dejó que la serpiente le dijera qué decisión tomar respecto a la
manzana. Adán dejó que su esposa le dijera cómo debía responder y entonces le echó la culpa a
ella. La historia de Caín negándose a asumir la responsabilidad por matar a su hermano, y la
negativa de los descendientes de Caín de ser humanos, nos muestra al hombre rechazando su
rol de administrador y colaborador con Dios para hacer de esta tierra algo bueno y justo.

El ejecutivo que salió furioso por la puerta un domingo diciendo: «No volveremos jamás
por esta puerta», nunca lo hizo. Hablé con la familia. La esposa dijo, «Mi esposo trabaja duro
toda la semana. Él trata con negros y las uniones laborales y se mete en profundos problemas
con ello en la compañía. Cuando llega el domingo, él quiere encontrar un refugio de todo eso.
Usted le da más controversia y cargas, y eso no nos gusta».

Otra vez, el supuesto teológico de esta gente, quienes han estado en la iglesia por
treinta años, es claro. Para ellos, ser cristiano no tiene nada que ver con estar preocupado e
involucrado en el mundo de la gente negra y de trabajo como administrador y colaborador. El
mundo secular era algo malo que se tenía que dejar a un lado para poder ganarse la vida. La
iglesia era ese lugar de retiro, de refugio, donde uno podía olvidar. Ellos no necesitaban que se
les recordara que el pecado del hombre desde Adán era rechazar su responsabilidad por el
mundo entero. Ellos seguramente no necesitaban escuchar acerca de eso en la adoración.

Aun así, la gente blanca en la iglesia no está sola al tener dificultad con el pecado de la
pereza. Por trescientos años la gente negra en Estados Unidos ha escuchado de sus iglesias la
suposición de que un día, cuando uno muera, Dios arreglará todo para bien a cambio de todos
los años de esclavitud. El pecado del hombre negro en Estados Unidos ha sido el pecado de la
apatía. Los militantes están en su mayoría fuera de la iglesia negra, predicando una teología que
es muy bíblica: «¡El color negro es hermoso! ¡Asume responsabilidad por el mundo que Dios te
dio! No tienes que ser una víctima del pecado del hombre blanco de pensar que el hombre
blanco es mejor. Dile que te quite el pie del cuello, porque tú eres un ser humano y una
persona».

JESUCRISTO
Cada generación le ha dado forma a su entendimiento particular de Jesucristo. Para los
primeros cristianos judíos era el Mesías del cual habló Isaías. Algunos segmentos de la Reforma
hicieron de él el severo Señor del juicio final. En el arte medieval, Jesús es un infante de piernas
gruesas en la falda de la serena Madona. En nuestro tiempo, Bonhoeffer le llamó «el hombre
para otros».

El Jesús que «enciende» a esta generación es el hombre que fue clavado en un pedazo
31
de madera por la vida en la que él creyó. Este Jesús es un servidor, una persona que se vació a sí
misma y dedicó sus días al pobre, al solitario, al olvidado, al no amado, al hambriento, al
prisionero.

Para mí, los eventos cruciales de Cristo son su encarnación y su resurrección. La


pregunta principal es: ¿Cómo el Jesús que sirve puede ser encarnado en mí? ¿Cómo la vida de
amor servicial, un amor arriesgado dispuesto a ser crucificado, puede vivirse en el cuerpo de
una gente llamada la iglesia?

La teología de la encarnación es la única teología que tiene autenticidad en nuestro


mundo. Cuando las personas ven justicia y amor que se preocupa vivido en padres, maestros y
la acción corporativa de la iglesia, ellos prestan atención.

La teología de la Resurrección es una teología ampliable. El asunto central no es tanto si


y cómo Jesús fue resucitado de la tumba, sino cómo yo puedo llegar a ser resucitado de los
viejos dogmas que ya no existen, de las viejas ideas que merecen morir, de los viejos hábitos
que son estériles. El asunto es si yo puedo convertirme en un instrumento de resurrección para
quienes me rodean y para la iglesia en la que vivo y me muevo. Así como Jesús tenía que ir a la
tumba para poder ser resucitado, así mismo un individuo y una iglesia tendrán que pasar por la
tumba para poder descubrir el significado de la resurrección.

Enfrentémoslo: la iglesia institucional se ve muy poco como un lugar de resurrección. Se


ve más como un féretro listo para ser bajado a la tumba. Los programas denominacionales y los
estudios de los comités de la iglesia no garantizan una resurrección. Cuando la iglesia o un
individuo están dispuestos a ser crucificados por la causa de Jesucristo en el mundo, tomando
riesgos, estos morirán pequeñas muertes y comenzarán a actuar como seres resucitados.

En la Iglesia Bautista Central, hemos visto a personas experimentar la muerte y la


resurrección y salir como ardientes y dedicados seguidores de Cristo, dispuestos a involucrarse
en todo el mundo de Dios. Cuando la iglesia enfrentó la decisión de tomar prestados $100,000 y
establecer el Fondo Memorial Martin Luther King, Jr. para la crisis urbana en el área de
Filadelfia, algunas personas laicas se levantaron en una sesión de negocios e hicieron
declaraciones poderosas de fe acerca de su compromiso con lo que Dios estaba tratando de
hacer a través de nuestro esfuerzo. Era como una antigua reunión de testimonios, únicamente
que en este momento los testimonios eran acerca de la misión de la iglesia en el mundo, y no
inclinados hacia la piedad personal de lograr salvar el propio pellejo. Más que ninguna otra
cosa, el testimonio era acerca de vivir la vida de servicio para otros en el mundo de Dios.

MISIÓN
Siempre he creído que Hechos 1 -4 es básico para el entendimiento de una teología de
lo que es la misión de la iglesia. Después que Jesús fue crucificado en la cruz, los discípulos
dispersados vagaron en confusión. Uno de ellos reunió al grupo en un aposento, donde se les
dijo que esperaran. El Espíritu vino en Pentecostés y los fundió a todos juntos en una
comunidad que se movió hacia el mundo en «con un solo sentir». En su primer sermón, Pedro
comenzó a interpretar lo que estaba ocurriendo.

En Hechos 3, la iglesia se movió hacia la acción y vino a ser una gente de amor redentor.
Fueron resucitados del desaliento. Vinieron a ser agentes de reconciliación y resurrección. Otra
vez, Pedro interpretó lo que Dios estaba haciendo a través de esta comunidad nueva. En
32
Hechos 4, su acción trajo la persecución, lo que hizo que la comunidad se mantuviera junta con
mayor firmeza.

El punto es claro. El evangelio de amor no es creado por las palabras. Primero el Espíritu
les formó en una comunidad. Esto les dio el poder para poner el amor en acción. Finalmente,
las palabras interpretaron lo que estaba pasando. Culbert Rutenber, en The Reconciling Gospel
(El Evangelio Reconciliador), describe el orden del testimonio como «Sé - Haz - Di».

En el tipo de mundo que vivimos, nadie está prestando mucha atención al flujo sin fin
de palabras que proviene de la iglesia, que proviene de las oficinas principales de la
denominación, que proviene de las reuniones eclesiásticas, que proviene de los miles de
púlpitos en la nación. Están buscando amor en acción.

Cuando la iglesia viene a ser un instrumento de justicia y amor arriesgado --haciendo


actos de amor por los pobres, levantándose en medio del conflicto racial, estando con el
perdido y el solitario, marchando en contra de la amenaza de la guerra de misiles,
involucrándose en los derechos de asistencia social -- entonces las palabras que provienen de la
iglesia se escucharán auténtica y claramente.

La iglesia, entonces, existe para ser una servidora de Jesucristo en el mundo. Su palabra
es hablada mejor cuando la gente hace la pregunta: «¿Por qué están aquí?».

El año después que votamos por el Fondo Memorial Martin Luther King, hijo, se
recibieron muchos más miembros que en cualquier otro año de la historia de la iglesia. Muchos
de los que se unieron dijeron, «Leímos sobre la iglesia en el periódico. Nos gusta lo que está
haciendo la iglesia. Creemos en lo que ustedes defienden. Queremos relacionarnos con una
iglesia como esta».

Cuando una iglesia comienza a vivir su teología, su testimonio es escuchado. La historia


de Jesucristo, el hombre para otros, el siervo de Dios en el mundo, comienza a proyectar
influencia. La iglesia existe para la misión, para el ministerio de servicio, y sólo cuando lleva a
cabo este ministerio su mensaje es creído.

Fortaleciendo el ministerio de la predicación

Predicar para la misión demanda un diálogo constante con la congregación. El ministro


no es la única persona en la iglesia que percibe la acción de Dios en el mundo. Él o ella necesita
el insumo de otros para complementar e informar su entendimiento. También necesita saber
que sus palabras fueron recibidas -- lo que la gente realmente escuchó.

Por dos años un diácono se reunió junto a seis personas luego de la adoración algunos
domingos para discutir algunas preguntas tales como: (1) ¿Qué te dijo el sermón? (2) ¿Qué es lo
que piensas que el predicador estaba tratando de decir? (3) ¿Qué te gustaría decirle acerca de
la predicación? (4) ¿Qué cambios de actitud o conducta ves como producto de la adoración y el
sermón? (5) ¿Qué diferencia crees tú que producirá el mensaje en tu vida?

Esto se hace varias semanas cada año. La conversación se graba y yo la escucho


más tarde en la semana. He sabido qué escucha la gente en relación con lo que pienso que
dije. Sugerencias útiles y comentarios críticos han mejorado tanto la adoración como la
33
predicación.

En el otoño de 1969 una clase de adultos se reunió los domingos en la mañana para
estudiar el primer libro de Samuel, del cual estuve predicando por tres meses. El grupo dedicó
media hora discutiendo qué ocurrió el domingo anterior con el sermón. Otra hora se dedicó a
discutir el pasaje sobre el cual escribiría el sermón del domingo siguiente. Consideramos juntos
el rol de la predicación, la función de un sermón, las barreras de comunicación que existen
entre el predicador y la congregación, la autoridad de la Biblia, además de estudiar el primer
libro de Samuel en cierta profundidad. También consideramos cómo el sermón contribuyó a lo
que realmente se trata de adoración.

Mi predicación ha sido fortalecida por el conflicto y el cambio que nuestra iglesia ha


experimentado. A cambio, la predicación ha producido más conflicto y cambio. Pero este
proceso nos ha guiado al crecimiento para toda nuestra congregación.

34
6. Adoración que celebra

Según la Iglesia Bautista Central enfrentó su misión en el mundo, muchos de nosotros


comenzamos a sentir la necesidad de una adoración más relevante. Habíamos experimentando
con varias formas nuevas de adoración en un intento de encontrar maneras significativas de
celebrar nuestra existencia y propósito como cuerpo. En julio de 1969 un grupo de estudiantes
de la Universidad Temple vinieron a adorar con nosotros. Hablaron con nosotros en junio acerca
de venir a compartir sus preocupaciones. Informé a la congregación el domingo antes que ellos
vendrían.

El grupo dijo, «Queremos hacer nuestra propia cosa». En el servicio nos movimos a
través de los himnos, oraciones y liturgia. Cuando comencé a predicar, una voz retumbó desde el
bautisterio, «Jeremías, ¿dónde estás?». La voz continuó llamando.

Una figura barbuda vestida de saco entró por el pasillo y comenzó a repetir versos
bíblicos de Jeremías - escritura acerca de oídos cerrados, ojos que no ven y corazones fríos.
Luego de varios pasajes, otros estudiantes se acercaron, también vestidos de saco, y
procedieron a golpear al pobre Jeremías, dejándole recostado en los escalones del pórtico.

Jeremías trató de levantarse sobre sus rodillas y se dirigió a la congregación, «Hemos


venido aquí hoy como una fuerza perturbadora para compartir nuestras preocupaciones con
ustedes». Los otros seis estudiantes se acercaron por el pasillo. Cada uno escogió una sección
pequeña de la congregación y comenzaron a dirigirse a la gente en esa sección. Hablaron acerca
de ellos mismos y qué había en sus mentes. Durante todo este tiempo otros estudiantes en la
galería del coro estaban tocando un bongó y el piano. Las voces y la música incrementaron a un
clímax tan confuso que yo esperaba ver gente levantarse e irse. Nadie lo hizo. De momento todo
se detuvo. Otra joven se dirigió a la nave del templo y comenzó a hablarle a la congregación. Ella
dijo, «Yo crecí en la iglesia. En años recientes he estado muy desilusionada con la participación
de la iglesia en el mundo alrededor de esta. No he visto a muchas iglesias arriesgando algo para
vivir la vida de un siervo. ¿Qué está haciendo esta iglesia para ser fiel a su propósito, a sus
profetas, a su Señor?» Por los próximos treinta minutos la congregación trató de comunicarse
con los ocho estudiantes. Cuando terminamos el servicio, 60 personas se reunieron en la planta
baja para continuar el diálogo por otra hora y media.

Adoración en una era secular

Cinco años atrás un grupo de nuestra iglesia asistió a una conferencia en Green Lake,
Wisconsin, sobre «Adoración en una Era Secular». Las preguntas planteadas por la conferencia
fueron: En una era secular, ¿puede la adoración llegar a ser un medio por el cual lo trascendente
pueda hacerse realidad? ¿Es posible para la gente que vive en un mundo tan adelantado percibir
algo de Dios en un servicio de adoración, de liturgia, himnos, oraciones, música de coro y
predicación?» Algunos de nuestros estudiantes de escuela superior y jóvenes adultos habían
estado diciendo ya por largo tiempo que lo que estábamos haciendo el domingo a las once de la
mañana no les decía nada a ellos.

Durante los últimos años hemos tenido muchas conversaciones en nuestra iglesia
acerca de la adoración como «la celebración de lo que Dios ha hecho en el mundo, y está
haciendo en la vida de esta congregación». Los miembros han dicho, «Hablamos de la

35
adoración como celebración, pero hay muy poca celebración en lo que hacemos en los
momentos en que decimos que estamos adorando». La conferencia en Green Lake hizo algo por
nosotros. Levantó la pregunta de qué estábamos tratando de hacer cuando nos reuníamos para
la adoración colectiva. Nuestra Junta de Diáconos ha estado ayudando a la iglesia a trabajar este
asunto por cinco años.

Personas sobre los cincuenta años de edad que han permanecido con la iglesia no
tienen problema con la pregunta, «¿Cómo adoras en una era secular?» Ellos ven a Dios como
trascendente, personal, como Espíritu y Amor. Los himnos evangélicos, la larga oración pastoral,
las selecciones del coro, la liturgia, el sermón -- todo ayuda a crear una atmósfera «espiritual».
Estas cosas «les hacen sentir mejor», les dan «algo que llevarse a su casa», les provee una
conexión con lo que ellos recuerdan como una experiencia religiosa.

Uno de mis amigos ministros llama a todo este tipo de adoración «participar en una
superstición». Él reclama que la mayoría de los 2,500 miembros de su iglesia entienden el
cristianismo como una experiencia «espiritual». Participan en la adoración de manera que
puedan sentirse bien.

Este tipo de adoración tiene poca confrontación en su contenido. El orden del servicio
utiliza música que viene de otros siglos y material bíblico y litúrgico enfocado en la piedad
personal. La predicación puede estar al día, pero usualmente se centra en la relación de la
persona con Dios y hace del cristianismo una religión para gente comprometida con Cristo, que
aplican el evangelio en una forma personal.

¿Puede la adoración enfriar un barrio marginado?

Para mí, esta visión de la adoración tiene serias fallas. Keith Watkins pregunta en su libro
Liturgias en un tiempo cuando las ciudades arden (Liturgies in a Time When Cities Burn) «¿Puede
una liturgia de corte tan piadoso refrescar el verano?». Una liturgia tan indiferente puede
refrescar los suburbios y mantener a la iglesia como la protectora de lo ya establecido. Una
llamada liturgia «espiritual» puede preservar los valores de aquellos que ya han «establecido los
suyos».

Sin embargo, la adoración que le da al vicepresidente de una corporación una


palmadita en la espalda no enfriará los agitados barrios marginados en un orden de justicia para
el pobre, el oprimido y el victimizado.

Un miembro de la iglesia dijo, «He tenido una semana dura y quiero algo que pueda
llevar a casa para que me ayude a pasar la próxima semana». Cualquiera puede apreciar la
necesidad de dirección y valor para vivir con un programa confuso y una semana llena de citas
que drenan la energía física y emocional. En respuesta a esa aseveración, le dije, «Yo doy algo
para llevar a casa – ‘Excepto que pierdas tu vida, no la hallarás'. Jesús nos dijo que
encontraríamos gozo, paz y el valor para vivir al involucrarnos y sumergirnos en la vida».

La teología que dice que los frutos del Espíritu pueden ser empacados y entregados los
domingos en la mañana de manera que cada miembro pueda llevar su porción a casa y
alimentarse de ella toda la semana es una teología errónea de acuerdo con la manera en que
leo el Nuevo Testamento. El concepto de «Excepto que pierdas tu vida, no la hallarás» no
puede ser empacado y entregado a través de una liturgia. Este tipo de evangelio de cargar la
36
cruz lleva sus propios frutos y entrega estos frutos en lugares que a menudo están lejos de los
centros de adoración.

Celebrando lo que Dios está haciendo

De manera que se plantea la pregunta otra vez, «¿Cuál es el lugar de la adoración en un


evangelio que pide que tomemos nuestra propia cruz, por Jesucristo, en el mundo?» Si la
teología de este evangelio es correcta, entonces la adoración es la celebración de lo que Dios ha
sufrido por causa del mundo, y la ocasión para aprender dónde puede uno unirse a Dios en su
sufrimiento en el mundo actual. La adoración viene a ser el medio para obtener la visión de y el
discernimiento hacia lugares de necesidad humana, adquiriendo el valor de salir de la adoración
corporativa a esos lugares y comenzar a perder la vida personal.

Luego que reestructuramos nuestra adoración para decir estas cosas, un miembro
comenzó a expresar incomodidad y se mantenía lejos. En una reunión
confesó que la adoración le hacía sentir culpable sobre el hecho de no estar involucrado en la
misión en la ciudad. No le gustaba este sentimiento de culpa y decidió permanecer alejado de
la adoración. Él trabajaba para una gran corporación y tenía una posición de influencia. Traté
de decirle, «Olvida la ciudad, Dios te ha puesto en una posición de poder. ¿Qué piensas que Dios
quiere de ti en ese lugar? ¿Cómo puedes llevar los sufrimientos de Dios en la estructura de tu
compañía?» Era un intento de ayudarle a ver que ser cristiano significaba para él hacer la
pregunta teológica de la misión de Dios donde trabajaba.

Este hermano no ha vuelto al culto. Sin embargo, creo que la adoración hizo lo que
pretendía hacer. Mi amigo ejecutivo entendió la idea de que la adoración tiene que ver con
nuestra acción en nombre de Dios en el mundo. Siendo que su experiencia total con la iglesia
estaba basada en la piedad personal, no estaba preparado para responder perdiendo su vida en
la vida del mundo. El llamado para «ir» produjo culpa y esto era incómodo. Él alivió su culpa
alejándose de la iglesia.

Cuando una iglesia está perdiendo su vida en la misión y viviendo como servidora en el
mundo de Dios, entonces tiene mucho que celebrar el domingo en la mañana. La adoración, a la
luz de esto, viene a ser la celebración de lo que Dios está haciendo en el mundo a través de esta
gente particular (miembros de la iglesia) para hacer la vida algo más decente y humana.

En esa mañana del 21 de abril de 1968, cuando nuestra congregación luchó por cuatro
horas con la propuesta para hipotecar el templo y dar los $100,000 en programas para empleos,
vivienda y educación, votamos a las once de la mañana para cancelar la adoración formal
planificada para ese día y continuar con la propuesta.

La mayor parte de las cuatro horas fue un tiempo de celebración. Se hicieron


declaraciones de afirmación, hubo rededicación de las vidas, se afirmó o se rechazó el mundo, se
declaró o se dudó de la fe en el futuro. La liturgia era la historia de vida de adonde habíamos
llegado como iglesia en los pasados años. El sermón fue predicado por varias personas con
elocuencia conmovedora. Cuando votamos finalmente para seguir adelante, la mañana
completa podía describirse como un tiempo de celebración por lo que Dios estaba haciendo en
el mundo y lo que haría a través de nuestra acción.

Quizás la razón para que se produzca tan poco de los miles de servicios de adoración
37
que se llevan a cabo cada domingo en la mañana en nuestras iglesias es que el orden de la
misión en Hechos se ha olvidado. El orden de la misión es «Sé - Haz - Di». Cuando el Espíritu
produce una comunidad que se mueve hacia el mundo en actos de amor, entonces «Di»
(Adoración) adquiere elocuencia y poder.

Adoración para celebrar la adoración

Percibir la adoración como celebración nos ha guiado a cambiar muchas tradiciones de


adoración, incluyendo nuestro orden de servicio.

Hay tres secciones en nuestro servicio de adoración: inicio, escuchar la fe, y regresar.
Estas secciones describen el propósito de la adoración. Alabamos a Dios. Escuchamos la fe
establecida y aplicada a la vida. Regresamos al mundo a vivirla.

Las declaraciones preparatorias establecen el tema del día. Estas incluyen citas de los
periódicos y revistas, una declaración corta sobre los servidores públicos, una corta ilustración
de la historia. Por un período de tiempo el propósito total y la expectativa de la adoración han
sido establecidos en estas declaraciones preparatorias. Son cortas y ofrecidas desde el nivel
donde se encuentra la gente en el santuario.

Las afirmaciones son usualmente de pasajes de las Escrituras. También contienen


aplicaciones contemporáneas. Las afirmaciones son escogidas para tratar con alguna situación
del momento. Afirman nuestra teología histórica.

La confesión ha sido difícil para nuestra congregación. Cuando comenzamos por


primera vez a usar oraciones de confesión centradas no solamente en asuntos personales, sino
también en asuntos sociales, alguna gente no quiso confesar los pecados enumerados en la
liturgia, porque no habían cometido ninguno de esos pecados.

La mayoría de la gente son sacudidas cuando tienen que decir al principio de un


servicio, «Padre nuestro, confesamos que no hemos sido consumidos con compasión por el
quebrantamiento de la vida en Filadelfia». «Dios, confesamos nuestros sentimientos de
autosuficiencia y superioridad a causa de nuestra raza, nuestra membresía en la iglesia, nuestra
teología, nuestra dirección privilegiada». «Confesamos nuestra incapacidad de sentir el dolor y
la desesperanza de la persona pobre, de las personas negras atrapadas en el barrio marginado,
de la familia vietnamita separada por la muerte». «Confesamos que hemos ampliado las
distancias en lugar de construir puentes. Hemos adorado mitos en lugar de desenmascararlos.
Hemos evitado confrontaciones con las realidades del mundo».

Estaba preocupado por que nos pudiéramos sentir tan autocomplacientes, sin necesidad
de confesión. Escribí una oración que comenzaba «Oh, Dios, confesamos que podemos
sentarnos aquí hoy, en este santuario silencioso y no sentir que tenemos algo que confesar».

Algunas veces se pide a la congregación que lea la oración de confesión en silencio y si


algunos no desean unirse cuando se lee al unísono en alta voz, pueden permanecer en silencio.
Ciertamente cada persona debe tener la oportunidad de confesar sus propios pecados.

Las palabras del ministro anuncian el perdón que Dios nos ha dado ya en Jesucristo.
También cada miembro de la congregación ofrece sus disculpas y perdón a sus vecinos, a
38
quienes están sentados a su lado y aquellos con quienes se encontrarán mañana en su
mundo.

Si una iglesia es una comunidad de quienes han recibido el Espíritu Santo, entonces
debe haber un tiempo para la comunidad de dar y recibir perdón. A menudo en los domingos de
Santa Cena pausamos para dar la mano y saludar a quienes se sientan cerca de nosotros en este
tiempo de ofrecer perdón.

Por muchos años he sentido que las lecturas de ambos Testamentos, Antiguo y Nuevo,
fueron de ayuda para escuchar la fe. Las discusiones en el grupo de adoración revelaron que
alguna gente no escucha las lecturas. Una sección, «La Biblia en la Vida», es un intento de
hablar una palabra contemporánea en el tema del pasaje bíblico. Existe la oportunidad para
una gran variedad de expresiones en esto. En nuestro primer servicio de adoración en la
mañana, donde intentamos buscar nuevas formas de celebración, un domingo pedí personas
que pudieran relacionar incidentes de sus vidas en los que el pasaje bíblico para el día pudiera
tener alguna conexión. En otra ocasión una joven mujer vino por el pasillo cantando una
canción de un musical.

El uso de la música en la adoración como celebración es importante. Usamos los clásicos,


baladas, trompetas, violines, guitarras, y hemos comenzado a reunir una selección de himnos
escritos por los miembros de la congregación. Estamos trabajando para producir nuestro propio
himnario con palabras y música que hablen a nuestro tiempo.

Piezas de escultura se han usado en lugar de flores. Durante el tiempo de Adviento una
escultura de cuatro pies de la Madona y el Niño fue prestada a la iglesia por un artista local.
Durante otro tiempo de Adviento, los niños y adultos dedicaron tres semanas haciendo
estandartes que se usaron para decorar el santuario. Una mañana de Resurrección el servicio se
inició con los primarios y secundarios marchando dentro del santuario con estandartes que
habían preparado con el tema de la Resurrección. Estos se colocaron alrededor de todo el
templo y proveyeron color y mensaje para la celebración de Resurrección.

El domingo de la Reforma un coro judío presentó un servicio de música judía, nuestro


coro cantó el Réquiem Católico Romano y concluimos el servicio con el himno de Lutero,
«Castillo Fuerte». Este servicio dominical fue el resultado de una clase que se reunía los
domingos para estudiar el tema del diálogo judío-cristiano. Nuestra juventud ha usado drama y
danza para celebrar la acción de Dios en nuestro mundo.

Todo este intento de encontrar nuevas formas nos guió varios años atrás a añadir en el
servicio un tiempo para compartir «preocupaciones de la congregación». Este tiempo viene
después del sermón y la oración pastoral. Durante este momento bajo del altar y comparto mis
propias preocupaciones. Estas pueden incluir a un bebé recién nacido en la comunidad de la
iglesia de quien digo algo personal, la muerte de un miembro de la iglesia para quien tenemos
un breve memorial, los enfermos que están en el hospital. Puede haber preocupaciones sobre
asuntos que enfrenta nuestra comunidad o la nación. Algunas de las preocupaciones vienen de
miembros de la congregación que son invitados a compartirlas con la comunidad.

Cuando iniciamos este tiempo para «preocupaciones de la congregación», nadie habló.


Sin embargo, luego de cuatro años, es raro un domingo en que no haya una o dos personas
compartiendo una profunda preocupación acerca de la familia de la iglesia o la familia humana
39
en el mundo afuera y que pidan apoyo.

Cuando comenzamos a auspiciar refugiados cubanos, los comités, las casas, los trabajos,
todo vino como respuesta al compartir la preocupación con la gente.

Cuando el voto sobre el misil antibalístico se iba a producir en el Senado, un miembro se


levantó para decir cuán importante era establecer nuestra opinión al respecto. Él y otra persona
estarían a las puertas recibiendo un dólar de aquellos que desearan enviar un telegrama a uno o
ambos senadores de Pensilvania. Los miembros podían votar sí o no. Cerca de treinta personas
enviaron telegramas a sus senadores.

Durante el invierno de 1969 se hizo una solicitud a favor de varias familias en


Norristown, Pensilvania, que no tenían alimento ni calefacción en sus hogares. El próximo
domingo habíamos recogido dos vehículos llenos de alimentos y $200 para comprar carbón o
aceite. Continuamos trabajando con la agenda de ayuda hasta que pasó esa crisis particular.

Cincuenta años atrás cuando todos conocían lo que estaba ocurriendo en el pueblo, los
amigos respondían para suplir una necesidad. Hoy, cuando nuestra congregación está esparcida
por millas, el tiempo para compartir preocupaciones sirve para unirnos como una familia que
comparte bienes y tiempo con quienes están en necesidad.

La ofrenda de diezmos se lleva a cabo en la conclusión de la adoración. Luego que hemos


escuchado la fe, respondemos con nuestro dinero. La manera en que respondemos es un
indicativo de si Dios nos ha transformado en gente que actúa a base de la fe que profesamos.

Una invitación a la gente para tomar el primer paso en confesar a Jesucristo a través de
nuestra iglesia, a través del bautismo o carta de transferencia, está impresa en nuestro boletín
cada semana. Estas familias pasan al frente, se presentan y esperan a la salida del templo para
ser saludadas por muchos que quieren conocerles luego de la bendición. Las bendiciones se
dicen siempre al unísono.

Una meditación aparece en la última página del boletín. Esta se escoge de novelas,
dramas, libros, poemas y usualmente ofrece está relacionada con el tema del día.

Nueva forma de celebración

Además del servicio descrito anteriormente y que se celebra a las 11:15 de la mañana,
hay un servicio más temprano de 8:45 a 9:30 cada domingo en la mañana. El Comité de Vida y
Adoración de la Junta de Diáconos trabajó en adoración experimental durante dos años en un
intento de producir formas y liturgias que hablaran a quienes asistían a este servicio y que
tienen dificultad con formas viejas. El servicio se lleva a cabo en nuestro salón de actividades. Las
sillas y los otros muebles se acomodan de manera que respondan a los propósitos del culto.

El servicio comienza con canciones alrededor del piano. Un himno especial se imprime.
Tenemos ahora cincuenta himnos modernos, muchos de ellos con letras escritas por miembros
de la iglesia.

Las palabras de preparación pueden ser ofrecidas por un director de adoración desde el
centro del salón. Algunas veces comenzamos diciendo, «La adoración es celebración de lo que
40
Dios ha hecho y está haciendo. ¿Qué has hallado para celebrar esta semana? ¿Qué ha hecho
Dios en tu vida esta semana que ocasione que afirmes la vida?». La gente contribuye lo que el
Espíritu les dirige a ofrecer. Estas palabras de celebración son unidas por el líder en una
declaración de afirmación.

Las oraciones de confesión son usualmente más abiertas y atrevidas que aquellas
usadas en la adoración de las 11:15. El silencio se usa frecuentemente para la confesión privada
y el perdón. En este servicio hemos experimentado con guitarras, grabaciones, música de fondo,
material audiovisual, sermones dialogados y drama. Estamos buscando constantemente nuevas
maneras de celebrar lo que Dios ha hecho en Jesucristo y lo que está haciendo entre nosotros.

Muchos domingos hay un tiempo para el diálogo luego del sermón. El sermón será de
10 á 15 minutos y dialogamos por otros 10 a 15 minutos. Estas oportunidades para una
exploración continua del tema del sermón han probado ser momentos conmovedores. Algunas
veces la discusión busca tratar con sentimientos de ansiedad, temores, hostilidad o una
interpretación diferente del texto de la que presentó el predicador. En otros momentos, el
diálogo dirige el tema hacia áreas no exploradas. Algunas veces se ofrecen sugerencias prácticas
sobre las cuales se pueden actuar.

Celebración en Comunión

El primer domingo de cada mes se observa la Santa Cena o Comunión en la mayoría de


las iglesias bautistas. En un intento por hacer de la Comunión un tiempo de celebración y
comunidad, la Junta de Diáconos sugirió un desayuno de Comunión a las 8:30 AM del primer
domingo de cada mes. Los diáconos preparan los alimentos y tienen grupos organizados para
preparar mesas y arreglar los detalles. Comenzamos este servicio con tres mesas de 10
personas cada una y la asistencia ha crecido desde entonces. Por ejemplo, el primer domingo de
diciembre de 1969 había veinte mesas todas llenas.

Para el desayuno tenemos jugo, que también se usa para la copa, hogazas de pan,
cereal, leche y café. El valor de este servicio es el de la antigua comida familiar nocturna que las
iglesias acostumbraban tener. Niños, jóvenes y bebés vienen al desayuno de Comunión. El salón
de cuido de niños está abierto para la parte final del servicio y los niños más pequeños salen a
ese salón.

El servicio comienza cantando himnos alrededor de las mesas. Las oraciones de inicio
son seguidas por el compartir del pan. Las hogazas de pan se parten y se pasan alrededor. Las
palabras para el pan concluyen la primera parte del servicio.

Cuando hemos comido, el servicio continúa con música, la Escritura y una reflexión
sobre la Comunión basada en la Escritura. El mensaje se ofrece desde el lugar de las mesas.
Durante el momento de preocupaciones, se presenta a la gente nueva y se recibe a nuevos
miembros, además de compartir lo que ocurre cada domingo.

La copa se ofrece al concluir el ofertorio. La letanía de cierre sirve como una


declaración de dedicación.

El desayuno de Comunión, el compartir las preocupaciones, las nuevas formas de


adoración que hemos desarrollado son intentos de permitir que la adoración venga a ser el
41
medio por el cual un grupo de discípulos y discípulas cristianos pueda celebrar lo que Dios ha
hecho en favor del ser humano, y un intento de llegar a ser siervos y siervas fieles de Dios en el
mundo.

42
7. Libertad para Moverse

¿Cómo se libera una iglesia para poder cumplir su misión en la comunidad? Uno de los
primeros pasos es involucrar a su pastor o pastora. Una congregación que ha estado haciendo
trabajo doméstico por años no cambiará su énfasis hacia un ministerio de servicio comunitario a
menos que su ministro esté en disposición de «entrar a la lucha».

El ministro o la ministra es la clave

El ministro de una iglesia protestante es el agente de cambio o quien mantiene el status


quo. Es quien puede dirigir su congregación a tomar la cruz y seguir a Cristo o a que se
mantengan cobijados en «la seguridad» de las estructuras eclesiales. Si el ministro no desea que
la congregación se involucre cumpliendo la misión de Dios en el mundo, la iglesia no se
involucrará. Además, si un grupo de la iglesia se inquieta hacia el cambio, el ministro puede
«apagarles la energía» y desanimarles en su deseo de cumplir la misión. A pesar del tipo de
gobierno eclesial que tenga la congregación, el pastor o pastora tiene la llave que mantiene
cautiva o libera una congregación.

El primer paso que cualquier grupo que desee establecer ministerios de reconciliación es
una iglesia, y que pudieran ser controversiales, debe ser entrar en un período de estudio y
diálogo con el ministro de la iglesia para ver dónde éste o ésta parado.

De igual manera, si el pastor o pastora desea que su congregación se mueva hacia un


estilo de vida de servicio comunitario, el primer paso es acercarse a los laicos que muestren
dicho interés. Les puede invitar a una reunión en su hogar, a desayunar o almorzar. En ese
momento, el pastor o la pastora necesitarán apoyo emocional de una persona que le oiga,
anime, apoye y comparta su visión. Esta persona puede ser un líder denominacional,
compañero/a pastor/a, laico de confianza, consejero o psiquiatra. El líder pastoral necesitará la
amistad y guía de esta persona a través de los años.

Algunas razones por las cuales algunos ministros nunca «liberan sus iglesias» son:
porque la situación parece imposible, la gente de poder no quieren cederlo o no quieren cambiar
y muchos ministros no han sido capacitados en el seminario para provocar los cambios
congregacionales necesarios. Saben cómo ser capellanes de una institución necesarios. Saben
cómo ser capellanes de una institución, pero no saben cómo organizar una « guerrilla para
comenzar la batalla de infiltración».
El ministro debe organizar un grupo, buscar un ayudante y comenzar a leer y estudiar
con el grupo. Deben leer a Harvey Cox, Dietrich Bonhoeffer, Colin Williams, entre otros. Deben
preguntarse una y otra vez, «¿Qué somos y para qué existimos?».
Mientras el grupo se va organizando, pueden identificar un asunto de interés humano
de la comunidad en la que ningún otro grupo esté involucrado. Este asunto pudiera o no ser
controversial. El grupo puede planificar estrategias para involucrarse y organizar un equipo de
trabajo para aprender sobre el asunto o tema de interés.

Si el asunto crea controversia, la unidad y compromiso del grupo serán probadas. La


controversia le permitirá al ministro saber qué personas son capaces de mantener firmes sus
43
posturas bajo la presión de la controversia. Cuando la Iglesia Bautista Central de Wayne tuvo que
asumir una postura en el asunto de la guerra de Vietnam, se hizo claro quiénes estaban
dispuestos a luchar en favor del derecho a la libre expresión y libertad de reunión, y quienes
huirían del asunto.

Gente que se mueve

Hay muchos tipos de gente en una iglesia. Cada iglesia tiene un grupo que se hacen
miembros por razones sociales y religiosas. Ellos dicen, «Todo el mundo debería pertenecer a
una iglesia. Nuestros amigos se congregan aquí. Es bueno para los negocios. No te puedes casar
sin pertenecer a una iglesia. La escuela bíblica les dará a nuestros hijos algunas enseñanzas
cristianas. Me hace sentir bien apoyar económicamente la iglesia. Aquí conozco gente. Nuestra
familia ha estado en esta iglesia por tres generaciones».

Otros buscan seguridad y paz. Se sienten perseguidos y necesitan un lugar de refugio.


Desde su niñez, el cielo y la vida eterna han sido su esperanza. Vivir moralmente, venir a la
iglesia, ofrendar, cantar en el coro, enseñar en la escuela bíblica; todo esto ayuda a garantizar
una vida eterna futura. Participar en todo esto les ofrece seguridad.

Adultos que vienen de familias conservadoras donde fumar, beber, ir al cine, bailar y
jugar golf los domingos era pecado, ahora rechazan todos estos tabúes, pero tienen una gran
carga de sentimientos de culpa. Apoyar y pertenecer a una iglesia les ayuda a aliviar la culpa.

En cada iglesia hay «viejos liberales» que han sido librados de los dogmas o creencias
como el nacimiento virginal, la interpretación literal de la Biblia, la resurrección física de Jesús y la
segunda venida de Cristo. Se han emancipado de dogmas, pero permanecen en la iglesia por
otras razones. Usualmente a estas personas les falta una teología sobre cómo Dios actúa en el
mundo a través de la iglesia. Su cristianismo es pietista (una devoción sentimental o emocional
hacia la religión). Son gente buena y moral, pero su intención no es «tomar la cruz» y envolverse
en favor de los pobres, los necesitados, los negros, etc. Es extremadamente difícil enlistar esta
clase de cristianos para que «pierdan sus vidas» por la causa de Cristo. Para ellos este
involucramiento cuesta demasiado y es arriesgado.

En cada iglesia hay mucha gente dependiente. Sigmund Freud criticó el cristianismo
porque desarrolla gente dependiente y los previene de crecer. Bonhoeffer dijo que dichas
personas usan a Dios como una muleta. Los Evangelios y las cartas de Pablo invitan a los
cristianos a «crecer en todas las áreas de la vida». Crecer es la meta que cada cristiano y cada
iglesia debe alcanzar. Si en la congregación hay demasiada gente dependiente, será casi
imposible mover esa iglesia a envolverse en asuntos significativos.

El pastor o la pastora deben ser suficientemente «libres» para arriesgarse a ser


rechazados. La gente debe ser suficientemente madura para saber que Cristo llamó a sus
discípulos a arriesgarse y envolverse en los asuntos de este mundo.

Ministerio laico

¿Qué hace que una iglesia sea una comunidad madura de siervos y siervas? Cualesquiera
que hayan sido los factores que se combinaron a través de los años para producir gente con un
alto sentido de responsabilidad cristiana en la Iglesia Bautista Central de Wayne, quedé
44
impresionado cuando les conocí. Hay pocas discusiones internas de asuntos irrelevantes, existe
un alto sentido de compromiso de vivir el evangelio de Jesucristo, el núcleo de personas con que
se puede contar es significativo. Fue en el contexto de estas personas dedicadas y dispuestas a
servir que pudimos levantarnos «a construir».

La Iglesia Bautista Central de Wayne no es una iglesia dominada por pastores o


ministros. Los líderes laicos son los que han dedicado su tiempo y sus vidas a los Ministerios
Ludlow, a la Corporación de Mejoras a Hogares del Main Line, al Centro de Trabajo con la
Juventud, a los ministerios educativos y de comidas, y a todo lo demás con los que nos hemos
comprometido.

Bruce Copeland, uno de nuestros laicos que trabaja en una compañía de seguros, una
vez dijo:
Nos guste o no, el futuro de nuestro país y de nuestras ciudades está siendo forjado por
las instituciones en las cuales trabajamos, que son los centros de toma de decisiones y de poder.
Mi manera de entender el ministerio de los laicos es que debemos lograr que nuestras
compañías y centros de trabajo vean su misión, no sólo de maximizar sus ganancias, sino que se
vean como individuos corporativos con responsabilidades de resolver problemas de nuestra
sociedad.

Primero desarrollé un plan estratégico. Segundo, me acerqué al grupo de los directivos


gerenciales de mayor rango, y discutí con ellos los asuntos sociales de actualidad, haciendo
sugerencias específicas de cómo nuestra compañía podía aportar positivamente al cambio social.

En los pasados años nuestra compañía ha estado involucrada en algunas áreas de interés
social: Inversión multimillonaria en refinanciamiento de casas para personas de bajos y medianos
recursos y empleos para las minorías.

Nuestra iglesia debe ayudar al liderato laico a envolverse totalmente desde sus hogares,
a través de nuestro trabajo voluntario y nuestros empleos.

Bruce ha pensado por algún tiempo en su rol como cristiano dentro de su compañía.
Hace varios años, se unió a un grupo de hombres en Asociados Metropolitanos de Filadelfia;
MAP, por sus siglas en inglés, quienes se reúnen regularmente para provocar cambios desde
adentro a las estructuras de poder de la ciudad. MAP es una agencia experimental de
«investigación y acción». Intenta desarrollar un estilo de ministerio laical en las instituciones y
estructuras de la ciudad de Filadelfia.

Bruce se ve a sí mismo como un «laico-asociado», involucrado en su trabajo, MAP, la


iglesia local y otras organizaciones en las que se ofrece como voluntario. (Ilustración pag. 78
aquí). Él ve su empleo como el mejor sitio desde donde puede provocar cambios sociales
en la ciudad de Filadelfia. Usando vocabulario teológico, allí puede ayudar a transformar
el mundo, y puede ver la iglesia local ayudándole a prepararse para esa tarea. Este
concepto de ministerio laico no se limita a ver a Bruce invirtiendo todo su tiempo y energía
en reuniones o «aceitando» la maquinaria eclesial de la Iglesia Bautista Central. Su área
primaria de discipulado cristiano está en la compañía aseguradora donde trabaja.

Pertenecer a MAP lo ayuda a «pensar teológicamente» acerca de su trabajo. El siente


45
que el ministerio capacitador que ha desarrollado en su trabajo ha sido obra de la iglesia local.
Este es un paso de avance que contrasta con el punto de vista del hombre que dijo, «No traigan
el mundo de César a la iglesia». Cuando un ejecutivo u obrero pregunta, «¿Qué quiere Dios de mi
empleo, mi negocio, de mi escuela u organización?» entonces hace la pregunta correcta.

Ministerio laico y la Iglesia

Ha llegado el momento en que debemos entrenar al liderato laico de la iglesia


para que aprendan cómo alcanzar grandes corporaciones, pequeños negocios y en todo
círculo donde se desenvuelvan, para que seamos agentes de Dios en la reconciliación y en
el cambio. Quienes entienden lo que significa asumir responsabilidad se mueven en el
mundo con concepciones diferentes que aquellos que piensan que el mundo es una almeja
con una perla y su rol es encontrar la manera de abrirla y adueñarse de la perla.

Por años la iglesia ha enfatizado la piedad personal en la vida de los hombres y


mujeres de negocios. Ser cristiano es ser lo más honesto posible, maximizar las ganancias,
mantener tu moral limpia, preparar tu alma para ir al cielo, hacerte miembro de la
iglesia más prestigiosa de la ciudad y aportar a las misiones extranjeras para que cambies
al perdido.

Mientras hablaba con un abogado sobre cómo ser mayordomos cristianos


responsables en el mundo, le pregunté, «¿Cómo tratarías con la pregunta, '¿Que quiere
Dios de tu firma de abogados?'». Lo pensó un rato y dijo, «¡Pero es que la ley no nos
permite orar públicamente en nuestro trabajo!» No es su culpa que la única conexión
entre «ley y teología» que la Universidad de Yale y su iglesia local le enseñaron fue a
orar por sus compañeros abogados al comenzar el día, una práctica que los hubiera
avergonzado a todos.

Ralph Nader dice que la abogacía debe ser reformada si es que la sociedad va a ser
sanada de sus males. En vez de tratar con males sociales, los mejores abogados ocupan
su tiempo defendiendo a Geritol, Rice Krispies y la cuota de aceite importado. La
creación de una teología de ministerio laical para la profesión por parte de abogados
cristianos provocaría muchos cambios. Abogados que se vean como mayordomos de Dios
y colaboradores con Dios invertirían tiempo en atender asuntos de justicia racial,
contaminación del aire y del agua, pobreza, delincuencia juvenil y reformas carcelarias.

El rol de la iglesia en su trabajo con abogados debería ser organizar un grupo


ecuménico de abogados y ayudarlos a reflexionar en lo que significa ser un abogado y, a
la vez, un siervo de Jesucristo en el mundo. Una manera de provocar cambio social es
formando un equipo de trabajo compuesto de abogados, banqueros, maestros,
comerciantes, policías o alguna otra profesión que reflexionen bíblica y teológicamente
sobre su profesión.

La iglesia en Estados Unidos puede comenzar a jugar un papel vital en ayudar a


los laicos a convertirse en agentes de cambio en las instituciones profesionales,
gubernamentales, financieras y educativas donde podrían invertir su energía y su tiempo.

46
8. La Comunidad en Conflicto

La iglesia que ha comenzado a moverse hacia el cambio necesita desarrollar un


plan para atender los conflictos. Se puede formar un grupo para formular supuestos
teológicos sobre de la misión de la iglesia, luego debe estudiar la comunidad, desarrollar
supuestos sociológicos, y finalmente desarrollar los objetivos y las tácticas.

La educación es importante. Los adultos necesitan ser expuestos e informados


sobre el mundo en que vivimos y cómo el Evangelio de Jesucristo llena las necesidades
de nuestro mundo. La predicación y la adoración ayudarán a la congregación a
interpretar lo que Dios ha hecho y está haciendo en el mundo usando a su pueblo. Los
miembros de la congregación tendrán que discernir e identificar la acción de Dios en el
mundo, antes de poder involucrarse en él.

Enfrentando conflictos

Aun en el período inicial de estudio el ministro y los equipos de trabajo


enfrentarán conflictos y hostilidad. Vendrán de todas las direcciones. Aquellos que se
unieron a la iglesia por razones sociales se quejarán de que la iglesia se ha olvidado de
sus miembros y se ha inclinado hacia la acción social en favor de personas de afuera que
ellos ni conocen.

Aquellos que buscan paz y un lugar de refugio criticarán al pastor por no


proveer «alimento espiritual». Dirán, «Sus sermones no me satisfacen». El pastor o
pastora tendrá que escuchar estas críticas porque el evangelio es tanto para confortar
al afligido como para afligir a quien está confortable.

Los conservadores se enojarán. Desde su niñez han sido cargados de


sentimientos de culpa. Ahora se sentirán más culpables porque no están en el centro
de la acción, aportando al cambio social o se enojarán porque alguien más lo está
haciendo. No desearán ir más allá de su piedad personal e involucrarse en asuntos
controversiales del mundo.

La acción social hará que los «viejos liberales» se sientan culpables. Se irán de la
iglesia cuando comiencen a enojarse o a sentirse culpables por no estar involucrados en
las luchas por la justicia social.

La gente dependiente se sentirá amenazada cuando la iglesia se meta en asuntos


controversiales. Sus niveles de ansiedad subirán cuando se hable de desobediencia civil,
derechos de las minorías, militancia política, personas holgazanas dependientes de
ayudas federales, marchas por la paz o derecho al voto y protestas. Esto aumentará sus
niveles de ansiedad al punto que se les hará difícil permanecer en la situación. Se
sentirán inclinados a huir hacia un lugar más seguro.

Cuando el pastor y el grupo visionario comiencen a abrirle los ojos a la


congregación sobre el mundo sufriente que está fuera del templo, se podría desatar un
torrente de enojo y rechazo. ¿Podrá la congregación lidiar con eso?

Lo primero que el líder pastoral querrá hacer es salir corriendo. Pensará en irse
47
de una iglesia a otra. Considerará dejar el ministerio pastoral. Se sentirá rechazado y
poco amado. Puede desarrollar síntomas físicos, emocionales y mentales, con ataques de
coraje y ataques verbales abiertos o sutiles. Puede retraerse, deprimirse y sentirse
acabado.

Ninguna de estas reacciones será útil si el ministro está comprometido con


ayudar al grupo de cristianos a convertirse en agentes de reconciliación en el mundo. Tiene
que envolverse en los conflictos y trabajar con ellos. Tiene que admitir su propia
hostilidad, aprender a aceptarla y lidiar con ella. Utilizar la predicación, la enseñanza y la
consejería para ayudar su congregación a trabajar con el enojo que sienten hacia él o
ella, o hacia otros miembros de la congregación.

Los miembros de la congregación tienen que aprender maneras de estar enojados y


hasta furiosos los unos con los otros; poder admitirlo, hablar de ello, y todavía poder
amarse en medio de los desacuerdos.

Conflicto creativo

Una iglesia no puede evitar los conflictos si se involucra en los asuntos de Dios en el
mundo. Pero los conflictos pueden ser creativos si se reconocen y se trabaja con ellos
abiertamente.

Aprendimos esto de la controversia surgida relacionada con las conferencias sobre


Vietnam. El rechazo y la hostilidad que esto generó fueron grandes. Nos llevó a reevaluar
nuestras posturas teológicas sobre lo que es secular y lo que es sagrado o santo. En dos años
este conflicto produjo el estudio de planificación a largo plazo que se describe en el capítulo
4. El conflicto que generó este asunto de Vietnam nos ayudó como iglesia a definir lo que
queríamos ser y hacer en este mundo de Dios.

Un fruto inmediato de este conflicto fue la reestructuración total del programa


educativo para adultos. La ignorancia de muchos de nuestros miembros acerca de lo que
Dios estaba haciendo en el mundo y lo que éramos como congregación nos llevó a
desarrollar un programa para educarnos sobre el mundo y el rol del ser humano en el
mismo.

La tensión que provocaron en mí las conferencias sobre el asunto de Vietnam,


cambió completamente mi estilo de pensar, de planificar y me afectó emocionalmente. Me
matriculé en una conferencia en el Seminario de Princeton sobre cómo vivir en libertad en
esta época tecnológica y encontré una nueva dirección para mi vida. Pasé dos semanas en
el Instituto de Estudios Pastorales Avanzados en Bloomfield Hills, Michigan, donde me
ayudaron a examinar mi alteración emocional. Sin embargo, estas conferencias no fueron
suficientes. Encontré un consejero que me ayudó a entender, aceptar y lidiar con mis
sentimientos de ansiedad y hostilidad que los conflictos en la congregación me
provocaron. En los pasados 6 años me ha ayudado a enfrentar conflictos y sobrevivir a
ellos de manera constructiva.

Cada vez que otra familia abandonaba la iglesia me renacían los viejos sentimientos
de ansiedad y tensión interior. Mis experiencias personales me han ayudado a aceptar y
48
entender los sentimientos que otros miembros de la congregación experimentan cuando
se sienten rechazados.

Cuando tomamos la decisión de donar $15,000 del Fondo M.L.King a la


Organización de Derechos de Bienestar Social de Filadelfia para desarrollar una
organización de base para los beneficiarios de bienestar social, el asunto fue motivo de
gran debate. El voto para donar el dinero pasó afirmativamente pero con mucha oposición.
Cuando salimos de la reunión, una de las personas que debatió en contra del donativo
escuchó a otra decir, «Cuando nos deshagamos de los que votaron en contra de este
asunto, tendremos una buena iglesia». La persona que escuchó el comentario se sintió
rechazada; que no era parte de la hermandad de creyentes y consideró irse de nuestra
iglesia. Comentarios del incidente me llegaron a mí.

En la próxima reunión de Junta Directiva hablamos del tema de los conflictos y yo


cité el referido incidente como un ejemplo de la importancia de aprender a lidiar con la
hostilidad y el perdón. La persona que se sintió rechazada admitió que el incidente le
sucedió a él. En medio de la reunión le dimos espacio para que expresara sus sentimientos,
cosa que hizo largamente. Atendimos el asunto, lo cual produjo aceptación y amor. Él
puede oponerse al donativo y a la misma vez, ser aceptado y amado por quienes tienen
una opinión diferente a la suya.

La gente en las iglesias todavía no ha aprendido a enfrentar y lidiar con conflictos.


Sentimientos negativos son compartidos en las comidas dominicales o por teléfono. Rara
vez las iglesias desarrollan un plan para atender la hostilidad y confrontarla abiertamente.

Por siete años una de mis ocupaciones principales ha sido atender la hostilidad y el
enojo creado por nuestras diferentes visiones de cómo cumplir con la misión de Jesucristo
en la tierra. He pasado largas horas almorzando con personas, tratando de reconciliar
visiones y manteniendo a la gente unida. Me he reunido con parejas hasta la madrugada,
dialogando sobre nuestras posturas teológicas opuestas. Muchas veces ambos pastores de
la iglesia nos hemos reunido para tratar de entendernos, escucharnos y reconciliarnos.

Yo estaba opuesto a la inversión gubernamental de dinero en el debate antimisiles


ya que entendía que las necesidades de la gente a mi alrededor no estaban siendo
satisfechas. Un miembro de la congregación, que había sido militar de carrera en el ejército
de los Estados Unidos, estaba a favor del asunto. Estábamos en lados opuestos del asunto.
Un día, mientras conversábamos, su esposa preguntó, «¿Cómo se siente respecto al hecho
de que la iglesia recibe parte de nuestro diezmo que proviene de una pensión militar y es
parte del presupuesto de defensa?» Esta pregunta abrió un nivel de discusión muy
emotivo, el cual no habíamos tenido anteriormente. Yo contesté, «Deberías ser capaz de
decirme, 'Estamos en total desacuerdo contigo en tus posturas del debate antimisil.
Pelearemos contigo hasta el final’. Yo debería ser capaz de decirte que mi postura es
enteramente opuesta a la de ustedes. Sin embargo, todavía deberíamos ser capaces de
amarnos y pertenecer a la misma iglesia».

Dos visiones de la Iglesia

Mucho del conflicto que se levanta cuando una iglesia quiere cambiar se genera de
49
dos visiones opuestas de los miembros que asisten a la misma congregación acerca de la
misión de la iglesia.

Un grupo, compuesto mayormente de personas nacidas a principio de los 1900's,


ve la iglesia como un lugar de búsqueda de paz mental y para venir los domingos por la
mañana para cargar las baterías espirituales. «Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados que yo os haré descansar» y «A solas al huerto yo voy» donde «Él conmigo está,
y puedo oír su voz y que suyo dice seré» son sus himnos y textos favoritos.

Yo puedo entender esta visión. Estas personas han pasado por dos terribles guerras
mundiales y la devastadora Gran Depresión, y también la guerra de Corea, que inició la
bomba-A y las luchas de revolución social en las que estamos hoy. Ellos sienten que el
mundo se estremece y desean que la iglesia sea la roca de la cual ellos se puedan sostener.

El otro grupo ve la iglesia en un rol de agente catalítico que provoca cambios en un


mundo lleno de injusticias, maldad y pecado. La iglesia es una plataforma desde donde se
dispara el cohete de la libertad y los derechos para todos los americanos. Su texto favorito
es «...el ser humano debe perder su vida para ganarla». Amós y Oseas son sus modelos. El
Cristo revolucionario que vino a sustituir la religiosidad establecida y que reta a los líderes
gubernamentales a que sean justos es «su hombre del momento». Ellos sienten que el
evangelio de la cruz los llama a involucrarse radicalmente en todas las áreas de la vida, y si
pierden sus vidas sirviendo, recibirán los frutos espirituales de paz y gozo.

El hombre que me escribió cuando el Concilio Nacional admitió a la China roja en


las Naciones Unidas, diciendo, «Esta es la gota que llenó la copa. No puedo pertenecer a
una iglesia que habla de este tema», obviamente pertenece al primer grupo. Así también la
mujer que dijo, «Mi esposo trabaja con negros toda la semana y no queremos oír nada de
esos asuntos los domingos».

¿Cómo personas comprometidas con estas dos visiones del mundo pueden convivir
y trabajar juntas en la misma congregación? Algunos de ellos no pueden. Las dos visiones
del mundo pueden causar rigidez y dogmatismo en la congregación. Si quienes están
comprometidos con la primera visión dominaran la iglesia, los que tienen la segunda
postura se frustrarían y desanimarían, pensando en cuándo la iglesia va a despertar. Si los
que se adhieren a la segunda visión controlaran la iglesia, se pueden volver arrogantes e
impacientes con quienes están en desacuerdo con ellos.

Hemos visto a más de cuarenta familias irse de nuestra iglesia por una razón o la
otra. Creo que la razón básica es la misma: un desacuerdo acerca de cuál debe ser la misión
de la iglesia en el mundo y un desacuerdo de cómo se debe cumplir la misma.

Con algunos de los que se fueron nunca hubo oportunidad para dialogar.
Simplemente se fueron y cerraron la puerta. Algunos se fueron a otras congregaciones; la
mayoría a alguna iglesia donde se sentían más cómodos y menos amenazados. Algunos se
han apartado totalmente de la iglesia y los otros pasan sus fines de semana jugando golf o
esquiando.

Sin embargo, mientras nuestra iglesia ha pasado de un estilo ministerial a otro,


50
mucha gente menor de 30 años que se habían dado por vencidos con la iglesia, se han
incorporado a nosotros para ver qué es lo que está pasando aquí. El año que votamos por
el Fondo Memorial Martin Luther King de $100,000 recibimos 90 nuevos miembros. Todos
sabían a la clase de iglesia que se estaban incorporando y por esa razón llegaron. En medio
de un período de crisis, un ex católico romano vino a nuestra iglesia y preguntó, «¿Me
pueden usar?» Y así lo hicimos.

Estoy seguro que el estilo ministerial de involucramiento en la misión de Dios ha


hecho que por primera vez los miembros de nuestra iglesia se pregunten, «¿Es esto lo que
verdaderamente dice el evangelio, es esta la clase de iglesia que yo quiero? ¿Quiere Jesús
esto de mí?» Por primera vez escucharon el llamado radical de Jesús de dejarlo todo y
seguirle.

El Ministro y los Conflictos

Los ministros son un grupo de personas que, en su mayoría, parecen necesitar


aceptación y amor. Alguien puede escoger el ministerio pastoral porque su relación con la
congregación le proveerá apoyo, atención y un sentido de ser necesitado. El ministerio ha
sido construido con la premisa de que lo que diga y haga el ministro hará felices y
mantendrá satisfechos a sus feligreses. Esta presunción le pone en una posición difícil.
¿Cómo una persona puede ser amada y admirada cuando exhorta a sus feligreses a asumir
posturas retadoras que pueden ser amenazantes? No importa que el asunto trate con
relaciones raciales o con la guerra de Vietnam. La teología bíblica de envolvimiento en el
mundo que vive y predica el pastor o la pastora, va a generar mucho coraje en la iglesia
donde sirve. Pocos ministros están emocionalmente equipados para resistir el azote.

Es más fácil no descubrir una teología bíblica que demande un discipulado radical.
Nunca nadie atacará o rechazará a un pastor o pastora por decir, «Señor, Señor». El líder
pastoral puede ignorar el llamado que lo invita a, «Déjalo todo y sígueme».

El predicador puede «atenerse a la Biblia» y dejar la aplicación bíblica en el primer


siglo o hacer que la aplicación sea relevante a nivel personal y piadoso y recibir elogios
todos los domingos por sus sermones. Con mucha destreza puede evitar cualquier tema
controversial y tener un pastorado largo y a la vez, silente y moribundo. Así puede contar
con los miembros, mirar su presupuesto y pretender que su iglesia está viva y es relevante.
Sin embargo, en su corazón sabrá que el llamado de Jesús a Pedro, Andrés y Juan a «dejar
las redes y seguirle» todavía no le ha llegado a él o a ella. En el fondo sabe que es como el
joven rico --un fiasco.

Conflicto importante

En un artículo del Saturday Review del 6 de septiembre de 1969, Richard Parson


hace un llamado a aquellas personas relacionadas con instituciones a aumentar el nivel o
calidad de descontento. Vamos a manifestar descontento con la iglesia en asuntos que de
verdad sean importantes.

Visité una congregación donde el conflicto era si los jóvenes de la iglesia podían
celebrar una fiestecita en las instalaciones de la iglesia. El pastor se preguntaba si debía
51
apoyarlos. Mi primera reacción fue decirles, «Olvídense, si este es el conflicto más
importante, este lugar está muerto. Busquen otra iglesia u otra profesión».

¿Le importa a Dios si los jóvenes de la iglesia tienen una celebración en las
instalaciones de la iglesia? A Dios le importa si nuestros gobiernos desarrollan guerras
químicas o bacteriológicas para derrotar sus enemigos. A Dios le interesa si contaminamos
los recursos de agua y el aire, ¡pero hacer una fiesta en la iglesia...!

Otra iglesia que visité debatía si permitían o no que las personas se hicieran
miembros de su iglesia bautista sin haber sido bautizados por inmersión. En un mundo
donde se gastan más de $80 billones en armas y se desarrollan lugares de lanzamiento de
misiles contra Rusia y China, me confunde que alguna iglesia pierda un segundo de su
tiempo en debatir sobre bautismo por inmersión. Si los misiles comienzan a volar sobre las
capas de hielo polar, inmersión será en la muerte.

Muchas de las tareas insignificantes que realizan los ministros y en las cuales les
piden a los laicos que inviertan su tiempo no tienen sentido. Mucho de lo que pasa dentro
de la iglesia en el nombre de Dios es trivial. Mantiene a la gente viniendo a la iglesia, los
mantiene ocupados, los mantiene dependientes y les previene de realizar algún
discipulado cristiano significativo.

Se nos ha pasado el tiempo a la gente de Dios y debemos «parar de jugar a la


iglesia» los domingos a las 11:00 de la mañana y comenzar a enfrentar los asuntos
controversiales y conflictivos de nuestro mundo, como la reforma carcelaria, crimen y
justicia, el fin de la guerra de Vietnam, conflictos raciales, comida para los pobres y la
purificación de los recursos de aire y agua.

Mis sentimientos en el pasado me llevaron a evitar situaciones de conflicto. Trate


de calmar a miembros enojados, llamé a la calma, mantuve el status quo y tuve la
esperanza de que todo volviera a la normalidad. Pero aprendí que estas tácticas de
escapismo nunca resolverían el problema de la hostilidad en los miembros de la iglesia. El
ministro tiene que enfrentar su propia hostilidad primero y trabajar con ella. Tiene que
enfrentar su llamado ministerial y decidir qué significa ser un discípulo de Jesucristo en un
mundo terrible y lleno de temores, pero potencialmente hermoso. Entonces, tendrá que
ayudar a los otros a enfrentar sus enojos y a que los canalicen en acciones constructivas
para la sobrevivencia del ser humano en este mundo.

Puede haber amor en el conflicto. La gente puede amar y trabajar junto a su pastor
o pastora aunque estén enojados con él o ella por lo que hace y dice. El ministro puede
amar a sus enemigos, los miembros de su propia congregación. Ministros y laicos pueden
aprender a usar la hostilidad para pelear contra la maldad. El enojo puede ser el agente de
poder que mueva la iglesia a trabajar en el Reino de Dios en este mundo. Cuando se
aprende a vivir con, a entender y a usar el enojo y el amor, estos resultan en acciones
constructivas y auténticas en las vidas de la gente que Dios llamó a trabajar juntas.

52
9. Riesgos y resultados del cambio

El conflicto no es el único resultado del cambio en una iglesia. Está también el peligro del
daño potencial a la imagen de «éxito» de la iglesia, que tradicionalmente se ha medido en términos
de la lista de miembros y los presupuestos.

Pérdida de miembros

Una iglesia que se involucra en asuntos controversiales perderá miembros. Un


domingo en 1960 una familia negra pasó al frente durante el culto, dando así el primer paso para
hacerse miembros de nuestra congregación. Apenas habían llegado a mí cuando un miembro me
llamó para decirme: «Usted no los va a aceptar, ¿verdad?» Cuando le aseguré que ya la Junta de
Diáconos había discutido el asunto y decidiría sobre cualquier persona que solicitara membresía, él
me contestó: «Perderán miembros y perderán su dinero».

Cuando un ministro es atrapado en el medio de asuntos como estos, puede ser amenazado
muy tímida y fácilmente. Desde el comienzo, es importante que tenga apoyo de grupos y comités
para sus acciones. Debe ser sabio para no encontrarse solo en una aventura sobre el asunto. En el
caso anterior los diáconos habían considerado lo que pasaría si personas de la raza negra llegaban
para unirse a nuestra congregación. En esa reunión de los diáconos el asunto no se terminó hasta
que un diácono nacido en Georgia, dijo: «Por supuesto que recibiremos a cualquier persona que
venga. Es la acción cristiana apropiada y nosotros debemos hacerlo». Más tarde, cuando
enfrentamos el asunto de la guerra y las decisiones sobre derechos civiles, el miembro que me había
telefoneado dejó la congregación. Se unió a una iglesia que no estaba tan activa en la vida del
mundo de Dios.

Personas diferentes tienen diferentes niveles para enfrentar amenazas. Algunas escaparán
de la iglesia cuando esta tome un paso sencillo de involucramiento. La primera vez que un grupo
dejó nuestra iglesia fue durante la controversia de los foros sobre la guerra. Alrededor de una docena
de familias rehusaron hacer promesas para el presupuesto de ese año y comenzaron a ausentarse de
los cultos. Desde entonces la mayoría de ellos se ha unido a otras iglesias o la han abandonado.

Desde entonces, cada vez que nos involucramos en un asunto controversial que produce una
crisis, hemos perdido miembros. Algunos se han ido calladamente. Algunos han tratado de conseguir
apoyo a sus posiciones invitando a otros miembros a unírseles.

La mañana de abril de 1968, cuando aprobamos el Fondo Memorial Martin Luther King, hijo,
casi todos los miembros comprometidos con la visión de que la iglesia existe para servir de consuelo,
estaban presentes. Sin embargo, hemos estado trabajando a través de la educación, la planificación
y la predicación por varios años y hemos logrado el apoyo de la mayoría de nuestros miembros
mediante una convicción teológica de que la iglesia existe para la misión en el mundo. Quienes
estaban en contra de hipotecar el templo y usar el dinero para un ministerio en la crisis urbana,
perdieron. Desde entonces muchos de ellos han salido, inclusive luego de un diálogo consistente
exhortándoles a quedarse y presentar su punto de vista.

Yo siempre he creído que la iglesia existe para tomar muy seriamente el llamado de Jesús al
53
discipulado. Hasta que llegué a Wayne nunca había trabajado con un grupo de gente que estuviera
en disposición de arriesgarse tanto. «Relájate y disfruta de la vida. Vivirás más y no desarrollarás
ulceras», me dijo un pastor de mayor experiencia.

No obstante, la historia de Gedeón siempre venía a mi mente. Este pidió voluntarios para ir
en contra de los medianitas. Llegaron treintidos mil hombres. Pero Gedeón dijo: «Todo el que tenga
miedo, váyase a su casa». Veintidós mil se fueron. Al resto, Gedeón los llevó a un arroyo. A quienes
se echaron sobre sus estómagos para beber, los envió de vuelta. A quienes lamieron el agua, los
reclutó. Quedaban trescientos hombres. Esta parece ser la forma como cualquier iglesia se moverá
cuando comienza a Involucrarse en un ministerio de siervo en el mundo de Dios.

A la larga, menos miembros lograrán más cambios, porque estarán dedicados a ello. Serán
un tipo de gente de reflexión y acción que tendrá el empuje y la pasión para ser siervos radicales
por Jesucristo y el mundo. No se debe permitir que ningún miembro salga de la iglesia hasta que se
haya realizado todo esfuerzo para comunicarse con él o ella y para amarle. No obstante, una vez el
ministro o la ministra y el grupo deciden que existen para una misión en el mundo de Dios, entonces
nada debe impedirles actuar sobre esta afirmación teológica.

Para estar en libertad de perder miembros se requiere una gente que pueda sentirse
cómoda con la iglesia institucional. Cuando un centenar de apasionados seguidores es más
importante que un millar de cristianos marginales que se reúnen para Navidad y Resurrección,
entonces la iglesia se sentirá cómoda con la idea de que mantener la institución funcionando es lo
más importante. Esa iglesia ha descubierto que el discipulado se mide por el compromiso, no por
los números.

Conflicto y ofrendas

Durante los tumultuosos días de los foros sobre Vietnam, lo que sucedió en el otoño, en
medio de nuestros intentos de levantar el presupuesto para el próximo año, un miembro vino a mi
oficina y tiró sobre el escritorio doce tarjetas de promesa. «Ninguna de estas personas está
dispuesta a ofrendar por causa del asunto de Vietnam». Probablemente él pensó que yo me iba a
sentir amenazado, --que lo estaba. El mensaje no verbal que me estaba dando era: «Más le vale que
mire lo que hace en esta congregación o lo botamos».

La proposición de que el enfrentamiento con los conflictos aumentará el presupuesto de la


iglesia no es cierta para todas las congregaciones. Algunas iglesias han tomado posiciones osadas en
nombre de ministerios de servicio y han sufrido graves pérdidas de fondos. Se ha convertido en una
práctica regular para los miembros de la iglesia que no están de acuerdo con el estilo de ministerio
que procura un ministro, para castigarle y retirarle el apoyo financiero.

Esto de retener las ofrendas ha sucedido en la Iglesia Central cada vez que la
congregación se ha involucrado en un asunto «peliagudo». Sin embargo, otros miembros han
ofrecido mayor apoyo, o han aparecido nuevos miembros que suplen para cubrir las pérdidas.

Para las personas puede ser muy natural no apoyar una institución o ministerio al cual se
oponen. Desde el principio mi afirmación para los miembros en desacuerdo ha sido: «Un
matrimonio no se separa y pide el divorcio a la primera dificultad; entonces, ¿por qué usted tiene
que divorciar a la iglesia de su apoyo financiero al primer desacuerdo serio sobre cómo ser siervos de
54
Jesucristo?»

Una de las razones por las cuales no sufrimos mayor pérdida financiera al involucrarnos en
el servicio en la ciudad, derechos civiles, y mientras desarrollábamos el Fondo Memorial Martin
Luther King, hijo, fue seis años de ministerios con grupos pequeños, donde una cuarta parte de la
congregación se reunía en los hogares para leer teología y aprender lo que significa ser iglesia. Este
grupo del corazón del rollo se mantuvo firme con valor y se movió con mucha visión. Además, varios
años de cuidado y visitación pastoral habían establecido una relación con la gente que nos permitió
«capear» severas tormentas.

Para crédito de muchos miembros que habían estado en la iglesia por muchos años y
quienes pudieron no haber estado de acuerdo con la manera en que la iglesia estaba cambiando su
estilo de ministerio, estos se quedaron en la iglesia con un espíritu de amor cristiano y un apoyo aun
mayor.

A tenor con el decrecimiento de la asistencia a la iglesia en EE. UU., el avance de la era


secular, la alienación de la juventud del cristianismo organizado, las iglesias han sufrido una
disminución en sus presupuestos. Es muy común para las iglesias no poder completar los
presupuestos. Las agencias denominacionales están cortando sus servicios drásticamente. En los
próximos años será muy difícil levantar fondos para apoyar los presupuestos de las iglesias y los
programas denominacionales. Una reciente encuesta de Gallup muestra que la asistencia a la iglesia
ha decaído de un 49 por ciento de la asistencia de adultos en un domingo típico a un 42 por ciento
en 1968. La asistencia promedio para el grupo de edad de 21-29 años es 33 por ciento. La tendencia
de asistencia al culto va en picada. Hasta la fecha, esta no ha sido la tendencia en el caso de la Iglesia
Central. La asistencia promedio anual al culto es alrededor del 75 por ciento de la membresía.
Nuestro presupuesto ha aumentado de $57,000 en 1960 a $115,000 en 1971. Este aumento no se
debe a una ganancia grande de nuevas familias. En 1960 había 190 familias y en 1971 eran 230. El
presupuesto anual tampoco representa la historia completa de las ofrendas. Además de lo que
damos para los gastos corrientes y el trabajo misionero, la congregación prometió $57,000 en marzo
de 1968 para la Campaña Misionera Mundial de las IBA (para ser pagada en tres años), inicio el
Fondo Memorial Martin Luther King, hijo, en abril de 1968, con la cantidad de $100,000, y compró
un órgano de $35,000.

Planificación para lograr respuestas

La distribución responsable de los recursos financieros de una congregación es el resultado


de cuidado pastoral y consejería, una teología de acción arraigada en la gente cristiana, un programa
educativo que informa a la congregación sobre el mundo en el cual vive, predicación dialógica e
interpretativa sobre lo que Dios está haciendo en el mundo, una adoración que celebra lo que Dios
está haciendo mediante la iglesia, y una planificación cuidadosa para un ministerio de servicio en el
mundo.

Esta afirmación nos dice que levantar los presupuestos en la mayoría de las iglesias dentro
de diez a veinte años a partir de ahora dependerá de si la presente generación está convencida de
poner su dinero en instituciones eclesiásticas. Muchos de los jóvenes no estarán totalmente
convencidos acerca de la iglesia y no la tomarán en consideración. No obstante, mucha gente joven
puede ser alcanzada. Cincuenta parejas de menos de 30 años se han unido al ministerio de la Iglesia

55
Central en los últimos dos años porque se convencieron de que una iglesia comprometida con la
misión fuera de sus paredes puede ser efectiva para traer un cambio en la sociedad.

Al momento presente, las congregaciones a lo largo de los Estados Unidos están llenas de
personas envejecientes que dan dinero para levantar los presupuestos de las iglesias. Dentro de
veinte años muchas de las personas que ahora controlan el estilo de ministerio status-quo que
ahora encontramos en las iglesias estadounidenses, habrán desaparecido. A menos que la iglesia
comience a desarrollar un estilo abierto de servicio activo y arriesgado, no habrá mucha gente
disponible para levantar esos presupuestos.

Resultado del cambio

En la mañana del martes, 23 de abril de 1968, llegó una carta a la oficina en un papel
amarillo. Decía: «Leí sobre ustedes en el periódico de la mañana. Hace algún tiempo que he estado
buscando la dirección del Señor sobre adonde enviar mis ofrendas, mi gratitud a Dios por permitirme
[sic] y proveer empleo con dirección y en abundancia. Mi nombre es ficticio, pero no mi Espíritu.
Usen el dinero para Su Gloria—el Fondo King: El que es Rey de Reyes y Señor de Señores. Gracias por
permitir que esta acción de ustedes haya sido publicada». Con la carta había noventa billetes de
cinco y diez de uno.

La historia a la cual se refiere esta carta fue un artículo que apareció en el Philadelphia
Inquirer del 22 de abril de 1968, bajo el titular «Iglesia acuerda hipoteca para ayudar a los pobres de
la ciudad». El artículo añadía lo siguiente: «Los miembros de una iglesia bautista en el suburbio de
Wayne votaron abrumadoramente el domingo para hipotecar su templo para ayudar a establecer el
Fondo Memorial Martin Luther King, hijo, en la cantidad de $100,000 “para suplir las necesidades
humanas en el área de Filadelfia”».

El hecho de que esta acción de nuestra iglesia fuera «noticia», indica cuán poco realmente
se espera de la iglesia en la actualidad.

En junio de 1968, el Philadelphia Evening Bulletin publicó un editorial bajo el titular, «Un
iglesia construye puentes». Decía:

Una incomodidad se ha esparcido por los suburbios a raíz del Informe de la Comisión
Kerner, el cual se ha hecho más intenso desde el asesinato del Dr. Martin Luther King, hijo. El
aislamiento de mucha gente en los suburbios ahora comienza a verse como un foso que separa a los
residentes de los esfuerzos para tratar los demoledores problemas nacionales urbanos.

Este foso, sin embargo, puede ser cruzado. Y no tenemos que esperar por el aparato
gubernamental para disminuir la brecha. Individuos, grupos, iglesias pueden hacerlo, siendo un
notable ejemplo la relativamente pequeña y no muy afluente Iglesia Bautista Central de Wayne.

Hace un par de semanas un quórum de sus 375 miembros se reunió y votaron hacer un
préstamo a nombre de la iglesia --una hipoteca u otro préstamo — por $100,000 para ser usados
para suplir «las más apremiantes necesidades» en el área urbana.

La congregación todavía está recogiendo ideas de cómo usar el dinero. Un posible uso es la
construcción de diez unidades de vivienda para familias de bajos ingresos en un terreno de seis acres
que la iglesia tiene cerca de Paoli.
56
Algún dinero puede usarse para incrementar el trabajo de Ludlow Home Improvement Corp.
en el área cerca de la Universidad de Temple. La iglesia y la Asociación de la Comunidad de Ludlow se
han unido para organizar el grupo de mejoramiento de hogares, y esta cooperación ha presentado
otras posibilidades para los miembros de la Iglesia Bautista Central --ayudando a establecer una
tienda a precios bien bajos en el vecindario, programas educativos, y trabajo con los Niños Escuchas.

Estos esfuerzos por sí mismos no van a resolver los problemas urbanos, de lo cual el Rev.
Richard Keach, pastor de Central, está muy consciente. «Es una muestra, una señal de compromiso»,
dijo. «¿Se involucrará la iglesia? Si 100 iglesias hicieran lo mismo, sería algo considerable. Siempre he
pensado que el secreto para ayudar a la ciudad es que los suburbios se involucren».

El rendimiento será en términos humanos, pero el compromiso del dinero hace esto «real».
La Iglesia Bautista Central ofrece su liderato donde sea necesario.

Esta oleada de publicidad no solicitada, después que se publicó la historia inicial, nos
convenció de que noticias sobre la acción de la iglesia son tan raras que los medios de
comunicación están ávidos por usar cualquier signo esperanzador que la iglesia puede y debe actuar
a nombre del Evangelio de ayudar y sanar de lo cual tanto hablan.

El Fondo Memorial King provocó un gran interés para muchos grupos de la iglesia. Los
ministros y líderes de la iglesia han hecho discursos y presentaciones en todos lugares desde Nueva
Jersey hasta Kansas. Muchas iglesias continúan preguntando: «¿Tienes alguna persona de la iglesia
que pueda venir a la nuestra para ayudarnos a liberar nuestra congregación de manera que pueda
involucrarse?».

Al presente el Comité del Fondo está organizando y adiestrando grupos de laicos para ir a
otras iglesias, ayudarles a desarrollar un plan y buscar maneras para mover y organizar otras iglesias
para un ministerio de servicio.

Nuestra iglesia está localizada en los límites de una gran área metropolitana que tiene todos
los problemas de crecimiento de las grandes ciudades de Estados Unidos. Cualquier congregación,
ya esté ubicada en la ciudad, los límites de la ciudad, o en las áreas rurales, puede involucrarse con
«las más apremiantes necesidades humanas» que ve a su alrededor.

Desafortunadamente, es muy difícil persuadir a una congregación para que quiera ver las
necesidades presentes en su puerta. Las iglesias no han considerado que es su responsabilidad
involucrarse con los «grandes» problemas de Estados Unidos. Piensan que su ministerio debe ser
para quienes vienen a sus templos. La tarea es educar, adiestrar, educar, alcanzar y salvar. Todos
estos ministerios los hemos aceptado como básicos.

La premisa teológica de este libro es que cuando la persona es alcanzada y ganada para la
comunidad de Dios llamada iglesia, entonces es cuando comienza la verdadera tarea del ministerio.

57
Apéndice 1- Documento de Planificación Estratégica

Propósito de la Iglesia Bautista Central

El propósito de la IB Central en Wayne es testificar sin temor a todas las


personas que Jesucristo como Señor y Salvador está entre nosotros, llamándonos a
tomar una decisión y a responsabilizarnos por el uso de los recursos humanos y
materiales. Seremos siervos de Dios en los lugares donde trabajamos y pasamos
nuestros días. Nuestro propósito al reunirnos para adorar, estudiar, planificar, y en
todos nuestros grupos, es celebrar la presencia de Dios en el mundo y planificar para la
misión. Estas experiencias nos liberan para amar con audacia, y para involucrarnos
responsablemente como personas y como institución en todos los aspectos de la vida.

I. Suposiciones subyacentes
A. Suposiciones teológicas
1. Dios y el mundo
La preocupación y el interés de Dios incluye todos los aspectos de
la vida y actividad humana, las relaciones personales y colectivas,
estructuras y naturaleza. Incluye todos los asuntos que
tradicionalmente se conocen como seculares y sagrados.
Como personas hemos sido liberados mediante la muerte y
resurrección de Jesucristo para salir a atender las necesidades del
mundo, retando el status quo cuando este involucra
inadecuacidad social y males, señalándole al ser humano en su
contexto el amor redentor y afirmante de Dios. Este amor libera al
ser humano para participar enteramente en el drama de la vida.

2. Misión
La misión es el trabajo de Dios para hacer que el ser humano
tome parte activa en su diseño y propósito. Por diseño y propósito
queremos decir:

La aceptación del señorío de Cristo, la cual nos lleva al


descubrimiento y proclamación de un nuevo orden
mundial en el cual el ser humano vive para el otro.

Reconciliación entre personas en hostilidad.

Tomar responsabilidad sobre el mundo de Dios y su gente.

Confrontar las instituciones y estructuras de nuestra


comunidad que deshumanizan y quebrantan las vidas de
las gentes; dirigirse hacia esas instituciones y estructuras
para emplazarles a sostener un pensamiento y una acción
responsable.
58
3. La iglesia
La iglesia es la señal y el símbolo de la verdad que Dios ha traído
sanidad y esperanza a todo ser humano. Debe ser la señal viva del
hecho que cuando el ser humano es atrapado por el amor y el
perdón de Dios, actúa en amor y perdón a los demás (misión). La
iglesia provee una hermandad que sostiene y apoya a las personas
para que puedan desarrollarse espiritualmente con la meta que
vivan sus vidas como siervos de Cristo en el mundo cumpliendo en
la esperanza. La iglesia busca llenar estos propósitos cuando:

Testifica a toda la humanidad que Dios les ama y desea


que le sirvan.

Demuestra activamente el hecho que Dios ama al ser


humano, aquellos que se encuentran en la iglesia y a los
que están fuera.

Se hace susceptible a los conflictos de la vida en su


comunidad así como en el mundo entero.

Se da a todas las personas incluyendo a las hostiles,


distanciadas y quebrantadas.

Celebra mediante el culto la victoria y la verdad del triunfo


de Dios sobre los poderes del distanciamiento, la
intolerancia y el egoísmo.

Rodea, apoya e inspira a las personas para que se unan al


ministerio sin considerar el sacrificio personal.

4. El ministerio
Toda persona que se bautiza y acepta ser miembro de una iglesia
está aceptando para ella misma el ministerio de Jesucristo. Por lo
tanto, la membresía de una iglesia es un ministerio.

El ministerio toma forma en torno a las necesidades de los seres


humanos en cualquier lugar. Ministrar es entregarse a las
necesidades de las personas con la seguridad que Dios está con
nosotros en todas las áreas de la vida.

Ministrar incluye interrelacionar el testimonio de la Obra de Dios


a través de Jesucristo y el llamado hacia las personas para
responder en fe y amor.

59
II. Suposiciones sociológicas
1. Educación
En una sociedad altamente técnica y especializada, las demandas
hacia las instituciones educativas serán más complejas, revelando
así las estructuras y su filosofía educativa inadecuadas. Nosotros
en la iglesia, al atender seriamente la educación pública y la
cristiana, estamos llegando a un entendimiento profundo que
ambas están inseparablemente unidas.

2. Familias
Las complejidades de nuestra sociedad continuarán colocando
nuevas presiones en la familia con la probabilidad de aumentar las
situaciones de salud mental, privación emocional, divorcio y
criminalidad.

3. Gobierno y política
El gobierno está desempeñando un rol cada vez más presente en
nuestras vidas, requiriendo así el desarrollo de una participación
política responsable por parte de todos los ciudadanos para que
este pueda atender las necesidades de todas las personas.

4. Vivienda
Existe una necesidad apremiante de viviendas nuevas y
rehabilitadas tanto en la ciudad como en los suburbios para
quienes viven en condiciones de privación.

5. Paz
La prevención de la guerra y el establecimiento de una paz
duradera con justicia y libertad es un asunto de nuestro tiempo al
que se le está haciendo caso omiso. Así como Jesús vino a
reconciliar al mundo consigo mismo, sus seguidores deben ser
agentes de reconciliación dentro de un mundo tenso y temeroso.

6. Pobreza
A pesar de los programas desarrollados para aliviar la pobreza
para una quinta parte de nuestra población, la salida de industrias
de la ciudad, la proliferación de agencias de bienestar público, los
conceptos obsoletos sobre la beneficencia, la continua inflación y
la sustitución de trabajadores industriales semidiestros (blue
collar), nos lleva a procurar y proponer programas novedosos y
creativos para la retención laboral, para el servicio a los
envejecientes y de ayuda a los desempleados.

60
7. Raza
Existe evidencia reciente sobre el endurecimiento de los límites
raciales tanto en los suburbios como en las ciudades con la
expansión del gueto.

III. Objetivos
A. Ministerio laico
Desarrollaremos un programa de adiestramiento para testificar sobre el
amor de Dios que redime y reconcilia en el ministerio con cada cual y con
toda persona.

Desarrollaremos un programa de adiestramiento del laicado en las


vocaciones e instituciones en las cuales están involucrados.

B. Culto y vida
Mediante el estudio racional y la experimentación encontraremos una
forma más efectiva de integrar los asuntos y preocupaciones de nuestra
vida diaria con la forma en la cual celebramos el domingo en la mañana y
en otras ocasiones, logrando así que nuestra labor sea verdaderamente
una extensión y expresión de nuestro culto, y nuestro culto sea la
ofrenda de nuestro trabajo.

C. Ministerio corporativo
Continuaremos desarrollando la agenda de la iglesia para un ministerio
corporativo basado en las necesidades más apremiantes de nuestro
mundo en las cuales podemos responsable y efectivamente estar
involucrados.

D. Educación cristiana
Proveeremos estructuras y relaciones en las cuales niños, jóvenes y
adultos puedan ser ayudados a crecer espiritualmente y ser adiestrados
para pensar teológicamente sobre cómo Dios actúa en las vidas de las
personas, instituciones y acontecimientos a través de:

Estudios disciplinados de las raíces históricas y bíblicas de la fe.

Exposición a las realidades y necesidades de nuestro mundo.

E. Utilización de recursos humanos y bienes materiales


Estando conscientes que los recursos humanos y bienes materiales son
confiados a nosotros por Dios, utilizaremos nuestra riqueza material –
dinero, edificios, tiempo– para suplir las necesidades humanas.

61

También podría gustarte