Nací hacia el año 150 en Atenas, y mis padres me pusieron el nombre de
Tito Flavio Clemente de Alejandría, gracias a mis padres me procuraron educarme en una religión pagana en la filosofía griega, debido a esto de mayor descubrí el evangelio y me bautice, tuve el deseo de profundizar en la verdad y busque los maestros que pude encontrar tanto dentro como fuera de Grecia. Cuando alcancé nada más y nada menos que la edad de 30 años, decidí trasladarme a Alejandría, ya que esta ciudad era un punto de referencia clave para mi desarrollo en la cultura griega y, dicha ciudad contenía un centro intelectual importante para los hebreos, este centro se denominada escuela Alejandrina donde se relacionaba la filosofía platónica con la revelación y donde aprendí a interpretar las escrituras, vi como fue evolucionando esta escuela fundada por Panteno a pasos agigantados y gracias a estas clases pude profundizar y comprender la palabra de Dios. Concluida mi trayectoria y mi experiencia en la escuela Alejandrina aproveché para viajar por diferentes lugares: Grecia, Italia, Siria, Palestina y Egipto para adoctrinar todo lo que yo había aprendido y además apagar mi sed de verdad. Seguidamente regresé a la ciudad donde afortunadamente, comenzaría a impartir clases como maestro en Didaskaleion, debido a esto, impartí mis conocimientos adquiridos; años más tarde recibí la noticia que nunca hubiese deseado, lo que había ocurrido fue que desafortunadamente Panteno había fallecido. Para colmo, viví una experiencia muy desagradable, que me desalojaría de ese lugar tan importante para mí, la persecución de Septimio Severo, y desgraciadamente tuve que abandonar Alejandría y no pude regresar jamás a esta encantadora ciudad, encontré un lugar que sustituiría la ciudad a la que no volvería jamás; Capadocia. Y en este lugar encontré la necesidad de conciliar o, más bien, aliar la cultura filosófica helénica con la religión de Jesucristo, y así conseguí establecer una relación entre fe y filosofía, desde mi punto de vista como cristiano filosófico. Por desgracia me crucé con una rivalidad entre la filosofía cristiana y la pagana, por lo que me posicioné a favor de la filosofía cristiana, ya que la considero la única fé donde se encuentra la paz y la serenidad, esto me condicionó para escribir obras demostrando que la filosofía cristiana era, extremadamente superior a la filosofía pagana. Me di cuenta de los vicios y costumbres más difundidos en mi sociedad, y decidí escribir otros dos libros haciendo hincapié en el valor moral que yo considero adecuado. Sin saber lo que se me venía encima, tuve que lidiar con un conflicto entre la filosofía griega y el cristianismo, por lo que tuve que realizar un tratado sobre la doctrina cristiana; la mayor parte de mi tercer libro está compuesta principalmente de una extensa digresión sobre la pureza conyugal y virginal, definiendo así la moral del buen cristiano. Seguidamente decido escribir mi 4 libro, y decido que trate sobre el martirio, refiriéndome a una desaprobación por no considerase pecado la apostasía, mientras que los cristianos llevábamos tiempo buscando voluntariamente el suplicio. Lo de escribir me gustó, y decidí escribir un 5 libro que trataría, uno de los temas más interesantes que considero del cristianismo que son, los “símbolos”, es decir, los personajes que durante el antiguo testamento y entre los filósofos simbolizan las verdades superiores, este tema no me dió para escribir un solo libro sino que escribí en total 3 libros, al finalizar el tema de los “símbolos”, acabé de rellenar el séptimo libro tratando la gran desigualdad que existían en el pensamiento y en el estilo, y mira tu por donde que con estos 7 libros, abrí un periodo completamente nuevo en la historia de la literatura y en la historia de la filosofía cristiana. Mi último deseo antes de ascender al cielo es que mi discípulo Orígenes, continúe mi gran labor en esta vida, y espero que consiga seguir mis pasos, mis enseñanzas y que no sea juzgado por la ortodoxia posterior debido a esto.