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302 La división del mundo Las crisis cubana.~ 303
cultad de Derecho. Parece que el joven abogado Castro había pensa- Batista desplegó un gran número de efectivos,. pero Raúl Castro y
do en hacer una carrera política «clásica»: miembro dl'l Partido del Che Guevara abrieron nuevos frentes. En octubre de 1958 todas las
Pueblo Cubano (o «partido ortodoxo• ), formación demócrata de ciudades habían quedado aisladas, mientras que la elección presiden-
ideología antiyanqui, hubiera podido ser elegido diputado en 1952, cial de noviembre fue ampliamente boicoteada, disolviéndose el ejér-
tras su líder Chibás, candidato a la presidencia. Pero el golpe de Esta- cito en clanes rivales. La noche de San Silvestre, Batista huye de La
do de Batista deshizo sus planes. La oposición prefiere esperar y Cas- Habana, en donde Castro hizo una entrada triunfal el 7 de enero de
tro entra en la lucha activa contra el dictador. 1959.
El26 de julio de 1953, un comando de ciento cincuenta jóvenes se Washington duda, cuando no apoya episódicamente a Castro, de
lanza al asalto del cuartel-fortaleza de Santiago de Cuba, Moneada, quien los medios de difusión estadounidenses habían difundido una
para conseguir armas y, al mismo tiempo, provocar una sublevación imagen de romántico insurgente, luchando contra la corrupción ge-
popular. El asalto termina en matanza: la mitad de los asaltantes caen neralizada. El Departamento de Estado, con un Foster Dulles agoni-
muertos; Castro escapa a una ejecución sumaria. En el proceso que zante, estaba sumido en la duda ya que una intervención americana
sigue, durante el cual el poder se sirve de los medios de comunica- sería desaprobada por la opinión pública internacional pues había
ción, Castro es su propio abogado. Condenado a quince años de cár- que tomar en consideración el apoyo popular del que parecía gozar
cel en el penitenciario de la isla de los Pinos, fue liberado el 6 de Castro y además, por otro lado, Estados Unidos no había unido su
mayo de 1955 por la ley de amnistía que promulgó Balista. Había na- suerte definitivamente a la del dictador Batista. El 13 de marzo de
cido el mito fundador del castrismo: el primer movimiento político 1958, Estados Unidos decidió declarar el embargo sobre las entregas
animado por Fidel será el del26 de julio. de armas a La Habana: el dictador quedaba a merced de la guerrilla.
Do!spués de una estancia en México, en donde conoce y alista al El 8 de enero de 1959, Washington comunicó a los nuevos dirigentes
argenrino Che Guevara, Castro intentó una nueva operación el 30 de su voluntad de establecer buenas relaciones.
noviembre de 1956, desembarcando al sur de Niquero, en la provin- F idel Castro se presentó entonces, según Denise Artaud, como
cia de Oriente. El Granma, un viejo yate de doce metros, encuentra un «nuevo Bolívar» y fue acogido muy cordialmente en Nueva York
vientos contrarios produciéndose una nueva matanza, pues en la playa en abril de 1959 . .En enero de ese año, en una entrevista al Chicago
de Alegría los guardacostas ametrallan a los ochenta y dos guerrille- Tribune, niega ser comunista y, de hecho, el partido del pueblo cuba-
ros. Los que logran escapar, una docena, llegan a la Sierra Maestra. A no, del que había sido miembro, era firmemente anticomunista, al
medida que pasen los meses, iran tomando las dimensiones de un tiempo que el partido comunista cubano había condenado en 1953 el
ejércit~ rebel~e hasta que en la primavera de 1957 proclamarán una ataque a Mc>ñcada. «El acercamiento sovietico-cubano ¿fue la causa o
parte de la Sierra «territorio libre». Un «caudillo» se afirma en este la consecuencia del deterioro de las relaciones americano-cubanas?»,
micro y casi Estado, un caudillo, en el senrido de un hombre que a se pregunta André Kaspi, que añade: «Sin duda, es paralelo». El he-
sus órdenes reúne en torno ~uyo a los partidarios incondicionales de cho es que la luna de miel con Washington no duró. En dieciocho
su persona. La personalidad carismática de Castro, con su gusto por meses, el «no-comunista» Castro conduce a Cuba a una conversión
el desafío y su fuerza de convicción, se afianza. total al marxismo-leninismo y a la alianza con la URSS. Para el co-
La dictadura de Batista se desgastaba, pues la clases medias, frus- munista «histórico• Carlos Rafael Rodríguez, convertido en vice-
tradas por el golpe de Estado de 1952, se le muestran silenciosamente presidente cubano, «el período democrático- burgués concluyó en
hostiles. Los métodos de represión de la policía del régimen ensom- agosto de 1960». La «huida hacia adelante» fue el resultado, según
brecen la imagen de Batista. El aislamiento relativo de la provincia de Pierre Vayssiere, al mismo tiempo de un acercamiento acelerado a los
Oriente, las facilidades que ofrecía la Sierra Maestra a la guerrilla, el «viejos comunistas», cuyo conocimiento en temas de organización y
compromiso con el «Movimiento del 26 de julio» de los campesinos encuadramiento del «mundo urbano» resultaba infinitamente precio-
de los valles altos, carentes de títulos de propiedad, eran elementos so para los guerrilleros Je la Sierra Maestra y de la degradación de las
favorab les al intento castrista. Exasperado por los acontecimientos, relaciones con Washington, ya que .Estados Unidos denunció la vio-
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lenta represión dirigida contra los partidarios de Batista, la reforma buscar una operación quirrírgica limitada, que le proporcionase. un ·
agraria de mayo de 1959, que concierne a las propiedades azucareras éxito to tal sin por ello comprometerse. Muchas personas consultadas,
de Washington, la apropiación de las instalaciones petrolíferas, la ex- ·. entre ellas el antiguo secretario de Estado Dean Acheson, advierten
propiación de doscientas sociedades americanas; la consecuencia fue sobre la posible catástrofe. El New York Times publicó reportajes fo-
la supresión de la cuota de petróleo acordada a Cuba y, después, el tográficos sobre los campos de entrenamiento de los anticastristas. El
embargo casi total de las exportaciones americanas. La Unión So- 28 de septiembre de 1960, Castro volvió de una segunda estancia en
viética sustituye a Estados Unidos como importadora de azúcar. Ha- Nueva York, persuadido de la inminencia de la invasión, y anuncia la
bía llegado el momento de defender «la revolución socialista»: Cuba creación de «comités de defensa de la Revolución» en las fábricas, los
se había convertido en la primera democracia popular del Nuevo pueblos y los bloques de viviendas. C ualquier posibilidad de sorpresa
Mundo. parecía excluida. La población quedó movilizada para defender la su-
pervivencia del régimen.
El desembarco tuvo lugar del 15 al 19 de abril de 1961 en Playa
De la «bah ía de Cochinos» a la Alianza para el Progreso Girón, en la bahía de Cochinos, región pantanosa en el sur de la isla.
Una incursión de viejos B 26 causó pocos daii.os pero dio la alerta.
El asunto de Cuba preocupaba a la saliente administración de Ei- Castro ordenó que se hiciesen redadas entre los opositores al régimen
senhower. El 17 de marzo de 1960, el presidente estadounidense au- y logra evitar la sublevación . El desorden precedió al desastre: los
torizó a la CIA a que entrenase a los exiliados cubanos, cien mil lle- bombarderos llegaron antes que los cazas d estinados a protegerles y
gados a Florida en oleadas sucesivas. Por su parte, el vicepresidente dos navíos para transportar las armas y municiones y lo esencial de la
Nixon, que había sido abucheado en 1958 en Venezuela, insistió ante logística fueron hundidos. Kennedy, inflexible, rechaza el empleo de
Eiscnhower para que se llevase a cabo un desembarco en la isla antes la aviación americana. Finalmente, 1.400 combatientes anticastristas y
del escrutinio presidencial de noviembre. Paradójicamente fue el can- todo su estado mayor se rindieron el 19. La izquierda americana re-
didato demócrata John Kennedy el que fustigó la pasividad de Eisen- prochó a Kennedy el haber destruido su credibilidad moral, mientras
hower e hizo de Cuba un tema principal de su campaña, viendo en que la derecha le acusa de debilidad puesto qne no había empleado
Castro un enemigo de la democracia y la libertad, dispuesto a gangre- los medios necesarios para alcanzar los fines que se había fijado. Cas-
nar al conjunto de América Latina. Había que apoyar a los anticatris- tro triunfa y estrecha los lazos con Moscú. Kruchev, que se disponía
tas, a los «combatientes de la libertad», que debían poder volver a su a encontrarse con Kennedy en Viena, imaginó que le iba a imponer
isla. Ni~on queda en una posición difícil y silencia los preparativos ·· ·.· · «su#~Ó1üción para Berlín.
de la CfA. "' ¿Era posible otra política para América Latina? Ya durante su
Elegido para la presidencia, John Kennedy recibió el 18 de no- campaña presidencial, en un discurso pronunciado en Tampa (Flori-
viembre de 1960 a los jefes de la CIA, Allen Dulles y Richard Bissell. da) Kennedy había expresado su fe en una «alianza para el progreso»
Los grupos anricastristas se ·e ntrenaban en Guatemala. Kennedy in- que podría unir a América del norte y del sur. El 13 de marzo de
siste en una intervención «indirecta», no debiendo aparecer Estados 1961 , ante el cuerpo diplomático latinoamericano, John Kennedy re-
Unidos en la operación. Se trataba de volver contra Castro el prece- pitió el lema panamericano: forjar una «Alianza para el Progreso»
dente de la «epopeya castrista~>: desembarcar a los comandos, crear destinada a transformar el Nuevo Mundo al precio de esfuerzos re-
una cabeza de puente en el litoral, formar un gobierno provisional e volucionarios. Un fondo de 20.000 millones de dólares se destinaría en
ir sobre La Habana. E l presidente dudó, pues teme que eso despierce diez años al desarrollo de América Latina, haciéndose escuelas, hos-
los odios contra los yanquis al sur de Río Grande. Pero los ho mbres pitales, carreteras y fábricas. Arthur Schlesinger, consejor del Presi-
de la C IA insistieron basándose en que más allá del 1 de mayo de dente, era entusiasta: «Para mantener el contacto con el continente
1961 la .estación de las lluvias y la esperada llegada de los Migs sovié- arrastrado en la corriente de cambios revolu cionarios, una política de
ticos harían imposible cualquier operación. J ohn Kennedy parecía idealismo social era para Estados Unidos el único realismo ve rdade-
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l
semanas: el senador de Nueva York, Kenneth Keaung. !vhembrt) llel las dimensi011es políticas y psicológicas dd asuutú, puesto que lacre-
partido republicano, no parece que fue.sc inform:~do por McCone. dib ilida d política eslaba en juego, t:mto en América latina c0mo en el
!.:A'
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resto del mundo; Moscú debía respetar la doctrina Monroc y volver a Bretaña, apoyó la decisión del Presidente estadounidense. Dean ·
embarcar sus misiles; era urgente que Estados Unidos hiciese algo, Acheson queda encargado de informar al general De Gaulle, al can -
pues una vez que los misiles fuesen operativos era improbable que los ciller Adenauer y al primer ministro Harold MacMillan. Éste, prag-=
retirasen. No se trataba únicamente de una cuestión de «liderazgo» . mático, quiere pri~ero examinar las foros, mientras que De Gaulle
político y en este punto el secretario adjunto de Defensa, Paul Nitze, "' ,onfía en la CIA y prefiere debatir con el enviado estadounidense la
se puso en contra de las tesis de su ministro: el preaviso ante un ata- situación estratégica que se ha creado, antes de dar a Estados Unidos
que nuclear se reduciría de quince a tres minutos, pudiendo quedar total apoyo. El embajador de la URSS, Anatoly Dobrinin, es cita-
destruidos en tierra los bombarderos estratégicos basados en Florida. una hora antes de la alocución del Presidente. Se convocaron sen-
La cuestión era cómo reaccionar ante la provocación soviética. La das reuniones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y de
hipótesis de una negociación diplomática fue rápidamente descartada la Organización de Estados Americanos. Asimismo se reforzó la base
pues eliminaría el efecto sorpresa, la revelación de la duplicidad so- de Guantánamo. A las 19 horas del22 de octubre, John Kennedy ha-
viética. La solución de una ataque aéreo inmediato fue tomada sin bló ante las cámaras de televisión: la URSS había estado mintiendo
embargo en consideración durante mucho tiempo por la célula de desde hacía tres meses, puesto que está estableciendo una capacidad
crisis y apoyada por los militares, la dirección de la CIA y el antiguo de ataque nuclear en pleno corazón del Nuevo Mundo; en conse-
secretario de Estado Dean Acheson. U na «operación quirúrgica» no cuencia, Estados Unidos decide un riguroso embargo; el Presidente
podría sin embargo ser ciento por ciento precisa, y podría acarrear estadounidense lanza un llamamiento a su homólogo soviético, Niki-
represalias contra Berlín o Turquía e incluso podría poner en peligro ta Kruchev, para que sea consciente y retire sus misiles bajo el con-
al m:ismo pueblo americano que debería ser prevenido por sus repre- trol de las Naciones U nidas.
sentantes electos. Robert Kennedy se opuso enérgicamente a esta so- La «semana de acción» acaba de empezar. Los sondeos dan que
lución, desde un punto de vista moral: <<Sería un Pearl Harbur en 84% de ciudadanos estadounidenses sostienen a su Presidente y 20%
sentido contrario ... mi hermano no será el Tojo americano». Dcan estiman que la guerra mundi2.l es inevitable. Las organizaciones de
Acheson estaba fuera de sí: «Esas son afirmaciones de un joven emo- seguridad colectiva se moviláan: la de los Estados Americanos, la
tivo ... Una reacción de adolescente, indigna de hombres que tienen la OEA, que en enero de 1962 había excluido a Cuba. aprobó por una-
carga de gobernar un gran paÍs». nimidad las decisiones de Washington, mientras que en las Naciones
Quedaba el escenario más suave del bloqueo naval de las costas y lfn~da~. f},l.~Ja decepción pue~ la URSS amotina a los no alineados y el
fuertes cub~os. \;iertamente se trataba de un acto de guerra y no ~,. ~se~retaiio. general U Thant propone una moción a medías tintas, con-
quedaba asegurada la retirada de las rampas de lanzamiento ya ins- 1 sistente en el levantamiento del bloqueo y la interrupción de los en-
taladas. Habiéndosele cambiado el nombre por un término sanitario víos de armas, propuesta que es inmediatamente rechazada por Esta-
-«cuarentena», que aludía a un d)scurso de 1937 de Franklin Roose- ~ dos Unidos.
vclt contra las «naciones agresivas»- ; podría no obstante convertir- f El 24 de octubre a las 1O horas entra en vigor la cuarente na. Por
se en una primera respuesta, sin riesgo de hacer correr la sangre, y en j·< parte americana, dieciséis destructo res, tres cruceros, un portaaviones
espera de una segunda fase más dramática, la del bombardeo. El 20 de J y ciento cincuenta navíos de apoyo cierran el acceso a Cuba, hacia la
octubre, Robert llama a su hermano el presidente Kennedy para co- ' cual han emprendido la ruta veinticinco navíos soviéticos o fletados
municarle que la solución del bloqueo había obtenido once votos en por ellos, escoltados por submarinos. A medida que se aproximan a
la célula de crisis mientras que la del bombardeo sólo seis; John Ken- la línea de bloqueo el enfrer,tamiento parece inevitable, pero los na-
nedy se pronunció en favor de la «cuarentena» y decidió dirigirse a víos soviéticos detienen su marcha, excepción hecha del buque tan-
sus conciudadanos el22 de octubre. l.•, que Bucharest, que continúa su ruta y Kennedy le da la orden de de-
Ese mismo día, Kennedy recibió a los líderes del Congreso y los j jarle pasar pese a la opinión contraria de sus consejeros.
senadores Russel de Georgia y Fullbright de Arkansas consideraron J· El asunto no está concluido, pues en Cuba los trabajos en las ram-
que la «cuarentena» era demasiado laxista. Alertado el embajador de J pas de lanzamiento continúan a ritmo acelerado. En WashingtOn se
1
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analiza la posibilidad de un desembarco en la isla y la formación de a filas y la marina acababan de terminar unas. maniobras anfibias en
un gobierno provisional cubano. El 26 de octubre, K.ruchev envía una , las aguas antillanas. También se propone otra motivación: restablecer
carta a Kennedy en la que propone la retirada de los misiles soviéti- f,.'i ~l :~uilibrio. ~stratégico sovietico-~n:erica_n~, responder co~ la insta-·
cos contra la promesa de que Estados Unidos no invadirá Cuba. El J lacwn de tmsllcs en Cuba a los mlSlles Jupiter que, a partir de Tur-
27 nueva carta, en la que esta vez Kruchev quiere intercambiar la reti- Í quía, podían destruir Jarkov, Kiev y Odessa y quizá alcanzar hasta
rada de sus misiles contra los misiles Júpiter almacenados en Turquía. Moscú. <<¿Cómo es posible que los americanos tengan derecho a po-
La primera proposición parece aceptable en Washington, aunque a . seer. una b~se en nue_stras narices?», preguntó Kruchev al ~arisca!
Kennedy, «obsesionado por el problema cubano» desde la bahía de Mahnovsk1, ¿por que no establecer una en Cuba, en las nances de
Cochinos, le produce una indudable amargura garantizar la perenni- fl América?~ . . . ., .
dad de un gobierno marxista en Cuba. Pero la concesión no es más 1 Estas ¡usttficaciOnes sovtettcas ofrecen un aspecto positivo venta-
que aparente puesto que Estados Unidos ya no tenía la intención de ' ·... joso p~ra Moscú. Por un lado, las intenciones soviéticas habrían sido
expulsar a Castro por la fuerza. Por el contrario, la segunda propues- ~~ defensivas: no se trataba en absoluto de una diversión, que enmasca-
ta no puede ser objeto de un debate público: los misiles Júpiter de l rase una amenaza sobre Berlín y sobre todo nada de un aumento de
Turquía eran considerados obsoletos, pero aceptar públicamente su ~ la potencia de fuego de la URSS. Por otro lado, los soviéticos habrían
retirada a petición de la URSS sería dar a Moscú un derecho de fisca- i obter:i~o re.a_lmentc cm~ ocas~ón del arre~lo cubano lo que deseaban:
lización en los asuntos de la Alianza Atlántica. · la legmmacwn de la ex1stenc1a de un gobterno marxista en La Haba-
La segunda carta provoca la consternación en Washington. Ro- "' na y la retirada de los misiles Júpiter de Turquía. Pero Kruchev había
bert Kennedy propone que se ignore y el Presidente se limitará a &- arriesgado demasiado por obtener dos pretensiones tan limitadas.
contestar a la primera. El 28 de octubre, Kruchev acepta desmontar r Riesgos que el establishment militar soviético hará pagar a Kruchev el
sus misiles y repatriarlos. Dean Acheson estaba entusiasmado: «¡Este 15 de octubre de 1964 destituyéndole de sus funciones, la cual tenía
golpe no tenía más de una oportunidad entre cien de dar en el blan- relación con el asunto de los núsiles de Cuba como demostró Michel
co!>>. «Mutismo patriótico»: en realidad ha habido un acuerdo secreto Tatuen su estudio Le Pouvoir en URSS 2• Después de todo, siempre
a propósito de la segunda carta. Kennedy, en su respuesta, sí hizo se podrá objetar a esta <<relectura» de la crisis que más allá de las in-
alusión a la segunda propuesta soviética relativa a Turquía: el arreglo
f~ tenciones soviéticas, surgía la nueva situación geopolitica que ator-
general «se ~:eferirá a otras armas tal y como Ud. lo ha propuesto en mentaba en Washington a los miembros de la célula de crisis (Doc. 1).
su segunda carta>>. Roben Kennedy, por su parte, había asegurado al
cmbaj~or D,pbrinin que una vez resuelta la crisis, los misiles ameri-
canos serían retirados de Turquía. Estados Unidos había acogido fa-
vorablemente las dos exigencias soviéticas.
l . TreigJ;A,a.ños después, al abrirse ciertos archivos, se han formula-
do -~tias.-reservas: ¿Eran tan evidentes el control y la racionalidad de
¡ la administración de Kennedy? ¿No fue una leyenda la <<gestión ra-
cional» de la crisis? En el juego de las dos superpotencias al borde del
La cuestión de los objetiyos de la Unión Soviética se había vuelto abismo, el desastre era posible a cada instante. Tanto los errores de
a discutir igualmente. La célula de crisis había explorado todas las hi-
pótesis pero había privilegiado la de la prueba de fuerza entre las su- 1 •. hecho como de interpretación así como las aproximaciones parecen
haber sido numerosos. Los límites de la <<cuarentena» habían sido fi-
perpotencias: para Moscú se trataba de apuntarse un tanto decisivo, jados en 800 millas, después en 500 y la línea de prohibición no había
mostrar al resto del mundo que al ganar Cuba, la URSS se convertía sido notjficada a los soviéticos hasta el 27 de octubre. La destrucción
en el régimen más dinámico, más atractivo. En su discurso de 12 de de un avión U2 encima de Cuba, el 27, pone en movimiento en
diciembre de 1962, ante el Soviet supremo y luego en sus Memorias Washington el estudio de represalias, decidiéndose incluso un ataque
publicadas en 1970, Kruchev responde que no tenía otro fin que la
defensa de Cuba, pues le parecía que Estados U nidos estaba a punto
de lanzar u na segunda invasión; el régimen castrista acababa de ser
excluido de la OEA; los reservistas americanos habían sido llamados
1 2
Trad. castellana, El poder en la URSS. Versión de Florentino Trapero, Biblioteca
políticn Taurus, Taurus, Madrid, !969. 756 págs. (N. del T.).
)12 La d ivisió n del mundo La~ crisis .:ubon:lS )lJ
aéreo, fijándolo para el 29. Otro U2 fue abatido sobre Siberia y dio a DOCUMENTO
los soviéticos la impresión de que Estados Unidos había desatado el
conflicto. En Washington estaban persuadidos de que los misiles de Micbel Tallt, que jite corresponsal del periódico Le Mondt: en Moscú du-
r~~t~ muchos a1ios, describe asi en la obra citada la situación en la capital so:
Cuba no estaban todavía equipados con cabezas nucleares, cuando en vtetzca:
realidad 36 de éstos sí las tenían; igualmente se creía que en caso de
bombardeo de las rampas, los soviéticos no reaccionarían y, sin em- «Por lo ~ue ser refiere a las posturas adoptadas en el debate por una y
bargo, Moscú había delegado en los jefes del cuerpo expedicionario otra personalidad, no pueden determinarse con las informaciones obtenidas
soviético la decisión del empleo de las armas nucleares tácticas. Ame hasta aho:a. Paree.~ casi cierto que. Kruchev_ se ali neó con bastante rapidez
las presiones de los partidarios de la invasión de Cuba, el presidente entre l?s blandos : al ceder demasiado depnsa, o por lo menos al demostrar
Kennedy dudó y a veces pareció vacilar. La confusión dominó hasta d~mas1~do pron~o ~ue estaba dis_p~esto a ced er, cometió una falta, y ello qui-
las dos cartas de Kruchev. También en Moscú surgió una gran incer- za expltque el v~ra¡e a que se astsnó en las primeras horas del día siguiente.
tidumbre por las repetidas presiones de Castro, firme partidari.o de la En cuanto a qlllenes fuesen los artífices de este viraje, parece ser qut: entre
utilización del fuego nuclear. El episodio de los misiles de octubre 1 ellos estaba Koslov 3 , cuyas declaraciones a raíz de la crisis fueron netamente
más rígidas que las de Kruchev. »
habría podido seguir otros derroteros; la gestión de la crisis no se ha-
cía más po r aproximación y el presidente Kenned y mencionó ante su í
(Op. cit., pág. 371.)
hermano el engranaje de Sarajevo.
Durante estos trece días de octubre de 1962, la crisis de Jos misi-
les de Cuba había puesto a los dos bloques al borde de la guerra nu-
clear y estuvo a punto de causar el impensable conflicto total. Pero la
división radical del mundo resultó decididamente imposible: la crisis
puso término a la «primera» guerra fría, enfrentamiento virtual de 1
dos Estados en «instancias de imperios». Debía encontrarse un mo-
dus vivendi entre las dos superpotencias, elaborándose progresiva-
f
mente una «codificación de los comportamientos». Un teletipo rojo
unirá la Casa Blanca con el Kremlin y simbolizará la «distensión» en-
;
tre Washington y Moscú.
Por el momentp, Kennedy triunfó, tomándose la revancha por el
desaslre de la bahía de Cochinos. Sin lugar a dudas nuevos malenten-
l
didos se crearán en el futuro, pues así como en Y alta Estados Unidos
había creído en la formación de un consenso sobre una nueva Orga-
t
nización mundial, y la URSS en la legitimación de las zonas de in-
fluencia, así, tras la crisis de los misiles, Estados Unidos cree en la
normalización de las relaciones Este-Oeste, en la estabilización de las
!
posiciones adquiridas, mientras que los soviéticos consideran que tie-
nen el campo libre para sustituir el enfrentamienlo directo, tradicio-
nal entre potencias, por una nueva lucha social transnacional.
. ~ Frol Rorrunovich Koslov ( 1908- 1965). En esos momentos era secretario del Co-
rrutc Central del P.C.U.S. y durante un tiempo fue considerado el eventual sucesor d e
l
Kruchcv (N. del T.).
El Pacto de Varsovia: la doctrina Brezncv 337
336
338 La d istensión y la nisis de la.~ alianzas El P:1cto de Varsovia: l::t doctrina Breznev 339
de creación de u u directorio permanente del Pacto de Varsovia, el go- con el fin de evitar cualquier reacción soviética, tendrán cuidado de
bierno de Bucarest respondió, en la primavera de 1966, pidiendo el reafirmar su adhesión al monopolio del Partido Comunista en el Es-
cese del mantenimiento de las fuerzas soviéticas en el extranjero por tado y la fidelidad de Checoslovaquia al Pacto de yarsovia. Si~ -em-
los Estados de «acogida» y la rotación del mando supremo del Pacto, bargo, los soviéticos rea~cionarán y, a la cabeza de c~nco potenctas del
tradicionalmente atribuido a los soviéticos. En 1973, la Asamblea Pacto, intervendrán mihtarmente en ChecoslovaqUla el 21 de agosto
Nacional rumana vota una ley prohibiendo poner las fuerzas ruma- de 1968 con el fin de interrumpir un experimento que amenazaba con
nas bajo mando extranjero, de forma que Rumanía escapa así, teóri- seducir al conjunto del «campo», como lo mostraron los tumultos es-
camente, a la «integración del tiempo de guerra previsto desde el tudiantiles de Polonia 2•
tiempo de paz», los estados mayores de operaciones existen sólo en el Al abrir la vía a la reconstitución de los partidos no comunistas
ejército soviético y en consecuencia son los únicos en poder «agavi- en la Hungría de 1956 y formar con ellos un gobierno ?e. coalición,
llar» las fuerzas del Pacto. En noviembre de 1978, el presidente ruma- Imre Nagy había transgredido el dogma del monopamdtsmo en_ ~1
no se negará a suscribir «ciertas medidas concernientes a problemas Estado. Al hacerlo, se había excluido del grupo de poseedores «legttl-
militares inscritos en el orden del día>> del comité político consultivo, mos» del poder en los Estados marxistas. Los dirigentes checoslova-
medidas tendentes al desarrollo de una estrategia «extra-europea», en cos creyeron poder unir el respeto del monopartidismo y la vuelta a
el momento del asunto afgano y de otros conflictos del Tercer Mun- las libertades formales, libertad de palabra y de información. El pro-
do. No obstante, la simetría entre las acciones de París y Bucarest no yecto de revisión de los estatutos del partido checos~o;aco, aprobado
era perfecta: el rechazo a participar en una operación militar común por unanimidad el 9 de agosto de 1968 por el Prestdmrn, en base al
(en Praga en 1968} tenía un carácter puntual, mientras que la retirada informe del profesor Havliecek, reflejaba claramente la tentación t~
de la Organización militar atlántica era una situación permanente. davía prudente de ir más allá de lo fijado por las estructuras comums-
tas tradicionales, al mismo tiempo que criticaba el sistema «Centralis-
ta burocrático» que había sido desmantelado en el anterior mes de
La •Primavera de Praga» enero. La terminología continuaba siendo ortodoxa (alentando el
combate contra «todas las formas de ideología burguesa») y prohibía
Los rumanos se había alejado del campo socialista europeo sin la constitución de fracciones organizadas en el interior del partido.
tomar medidas de liberación internas. El caso checoslovaco es diame- ,. Pero la minoría que resultase de una asamblea del partido al tomar
tralmente opuesto. una decisión tendría el derecho a formut!lr su punto de vista que po-
Checoslovaquia, que había sido considerada durante largo tiem- drá incluir en el acta de la asamblea;. los miembros del partido podrán
po como un «Satélite de plomo», inició un fuerte movimiento de re- expresarse «francamente y con sentido crítico» en la prensa del parti-
novación de su sistema político trás la dimisión forzada del antiguo do; se generalizará la práctica de la votación secreta para la elección
estalinista Novotny que el 5 de enero de 1968 cedió la dirección del de todos los órganos del partido.
partido al muy liberal secretario del partido eslovaco Dubcek 1, y en En la carta conminatoria dirigida al partido checoslovaco el 15 de
marzo será sustituido como presidente de la República por el general julio de 1968 por los dirigentes de cinco pa:tidos (soviétic~, polaco,
Svoboda, antiguo colaborador de Benes. Los nuevos dirigentes, sos- germano-oriental, húngaro y búlgaro) reumdos en Varsovta, la res-
tenidos por una opinión pública unánime, pretendían aprender la lec- tauración de la libertad de expresión en Praga estaba en el centro de
ción de la tragedia húngara de 1956: en el plano interno, irán en semi- los ataques. Los partidos hermanos requerían ~ los g~bernante_s, che-
do opuesto al modelo centralizado y monolítico de la URSS; pero coslovacos para que «utilizasen todos los med1os de mformacwn en
tado. Ahí también, sólo Rumanía había conservado su libertad de ac- gran número de grupos armados fascistas, provenientes de Alemania
ción y adoptado una actitud de neutralidad activa. Pero había sido occidental, han atravesado la frontera austriaca de Hungría,.: el casus
precisamente el asunto de Oriente Próximo lo que había hecho apare- foederis, tal y como había sido anunciado en el Pacto de Varsovia, se-
cer a la luz del día la hosriJjdad contra Novotny de los intelectuales ría así realizado. Pero ya ciertos portavoces oficiosos de la URSS pre-
checoslovacos. El congreso de los escritores checoslovacos de junio ferían considerar más conveniente circunscribirse a la denuncia de un
de 1967, que debía poner en marcha el proceso que condujo al cam- «peligro contrarrevolucionario», tema que apareció por vez primera
bio de enero de 1968, había estado domjnado no sólo por el tema del en la revista Tiempos N~tevos cuyo editorialista invocaba en 1959 la
restablecimiento de la libertad de la prensa y de la info rmación, sino necesidad de establecer obligaciones dentro del Pacto «Contra las os-
también por el de la condena de la campaña antiisraelí orquestada por curas fuerzas de la reacción ».
el gobierno. C uando los Cinco intervienen en Checoslovaquia, no dejan por
ello de insistir en un primer momento en presentar su acción como la
r ... respuesta a una «agresión indirecta» que apuntaba a las instituciones
La legitimación de la intervención militar 1
chocoslovacas. Cierto que las acusaciones eran más imprecisas aún
que las que se habían lanzado con ocasión del asunto húngaro. La de-
La cuestión pendiente era cómo legitimar la intervención militar claración de la agencia Tass de 21 de agosto señalaba que «las fuerzas
de los Cinco. La doctrina de la «ayuda fraterna~ o de la «soberanía li- cont rarrevolucionarias actúan de acuerdo con fuerzas extranjeras
mitada», que proclama Leonidas Breznev ante el V0 congreso del hostiles al socialismo,., por lo que los países socialistas deben prose-
Partido Comunista Polaco el 11 de noviembre de 1968, significa la guir la lucha «Contra las fuerzas del militarismo, de la agresión y de la
vuelta a la primacía del in ternacionalismo proletario. Era en conse- revancha». El comunicado oficioso del22 de agosto, difundido por la
cuencia la exhumación de los primeros conceptos de derecho intema- agencia soviética, discernía «en toda esa actividad contrarrevolucio-
cional soviético, en panicular de los que expuso ya en 1924 Korovin naria la mano actuante de los círculos i mperialistas~. El 24 de agosto,
en El derecho internacional de la época de transición: el Estado sobe- el Uamamiento de las «Cinco potencias» a la población checoslovaca
rano no trasciende a las clases, no está más allá de la clase proletaria se contenta con reafirmar que los «conrrarrevolucionarios que pre-
universal; el poder soviético se convierte en el protagonista de los in- J: tenden hacerse con el poder ... son alentados y apoyados por los im-
tereses de clase del proletariado universal, convertido en sujeto de de- perialistas» y que las conquistas socialistas están amenazadas por los
recho internacio nal en igualdad con los Estados soberanos. De esta «insistentes ataques de la reacción interior e internacional». D e he-
forma, Korovin subraya la necesi¿..1d de evitar cualquier fetichismo ...., cho, esta reserva en la acusación contra el <<agresor extranjero», ape-
jurídico, no hacer del concepto de soberanía un dogma intangible, nas esbozada aquí, es muy comprensible, pues la intervención soviéti-
considerar «la cuestión de la intervención exterior de manera pura- ca en Hungría se había producido en una situación insurrecciona! y
mente histórica», es decir, como una manifestación de la lucha de da- los objetivos proclamados de los insurgentes eran el derrocamiento
ses, un fenómeno inevitable del período transitorio. del sistema de partido único y la retirada del Pacto de Varsovia; por
En esta perspectiva «internacionalista,., las cohartadas rituales de
1' el contrario, ningú n deso rden afectaba a Checoslovaquia en vísperas
la intervención armada en el derecho internacional de la guerra fría de la intervención y, todavía más, el gobierno comunista renovado
-la réplica a una «agresión indirecta», el llamamiento del gobierno t-
I
parecía gozar de un amplio apoyo popular. En este contexto, ¿en qué
legal- se borran ame la nuevas justificaciones teóricas: el .,peligro basar los diversos elementos de la «agresión indirecta»?
contrarrevolucionatio», el «derecho de intervención,. de la comuni- Finalmente, la noción de la agresión indirecta se disuelve en esa,
dad socialista. más vaga, del «peligro contrarrevolucionario». A este respecto, es ca-
C uando tuvieron lugar los acontecimientos de Hungría, en 1956,
1 racterístico que la más larga y completa de las justificaciones presen-
la tesis del bloque oriental fue la de la injerencia extranjera «rastrera», tadas tras la intervención, el llamamiento de «un grupo de miembros
la agresión indirecta que amenazaba las instituciones húngaras. «Un del Comité Central del partido, del gobierno y de la Asamblea checos-
344 La disten~ión y la crisis de las alianzas El Pacto de V~rsovia: la doctrina Brcznev • 3'{5
lovaca», publicado por Pravda el 22 de agosto, analiza ampliamente En la realidad, la intervención exterior sólo había recibido en el
el «golpe de Estado reaccionario» que preparaban «las fuerzas de de- asunto húngaro, la aceptación de alguos sectores del aparato del Es-
recha que desde hacía largos años esperaban el m!lmento propicio», tad~ y no habí.a sido ra~ificada más que a posteriori por el gobierno
en colaboración con «ciertos elementos del partido y de sus instan- nactdo de esta tntervenc1ón. Al menos, el subterfugio jurídico así ela-
cias>> ... sin la menor alusión a la injerencia extranjera. El «peligro con- borado pre~entaba .un mínimo de credibilidad. El 21 de agosto de
trarrevolucionario» era en consecuencia sobre todo, por no decir ex- 1968, los Cmco qUJeren manifiestamente volver a utilizar la misma
clusivamente, interno, mientras que la «acción exterior» era sobre trama, pero esta vez el intento naufragó en la tragicomedia.
todo «ideológica» ... La inminencia de un peligro contrarrevoluciona- Sin embargo, la primera declaración de la agencia Tass, el 21 de
rio será en lo sucesivo el hecho condicionante susceptible de poner agosto de 1968, era particularmente prudente: la agencia «estaba au-
en marcha el mecanismo de «la asistencia mutua entre Estados socia- torizada para declarar que unos responsables del partido y tmos polí-
listas>>, comprendiendo en ella la asistencia militar. ticos de la República Socialista C hecoslovaca habían pedido a la
En los acontecimientos de Hungría, en 1956, la primera preocu- URSS y a los otros Estados aliados que concediesen al pueblo che-
pación de la Unión Soviética había sido la de subrayar que intervenía co.s~ovaco .hermano una ayuda inmediata, y en particualr una ayuda
a petición del gobierno legal de Budapest. Sin embargo, en este caso mll1tar». Sm embargo, el empleo del artículo indefinido desnaturali-
se trataba ya de una ficción. Cuando al alba del 4 de noviembre de zaba desde el principio la justificación invocada y le privaba de toda
1956, se había desarrollado la segunda intervención armada soviética, consecuencia jurídica.
que fue la decisiva, no sólo esta iniciativa no había sido provocada El segundo comunicado de la agencia soviética, el 22 de agosto,
por el gobierno Nagy, sino que además éste debía denunciarla como da muestras de más seguridad y es más ambiguo: «La Unión Soviéti-
un ataque armado «teniendo por finalidad derrocar al gobierno de- ca y los países aliados han respondido al llamamiento de los dirigen-
mocrático legal d e Hungría,.. Sin duda un telegrama dirigido a las tes del partido y del gobierno checoslovacos que pedían una ayuda en
Naciones Unidas el 7 de noviembre, pero con fecha del4, por el «go- favor del pueblo hermano ... ». Pero Pravda publicó el mismo día el
bierno revolucionat;o obrero y campesino húngaro» de Janos Kadar largo «llamamiento a los gobiernos y a los partidos comunistas her-
e Imre Horvath 3 afirmaba que el Estado húngaro no se sentía com- man~s» anunciado previamente, firmado simplemente por un «grupo
prometido por las eeclaraciones de Irnre Nagy, reducido implícita- , . de nuembros del co~ité central del partido comunista, del gobierno
mente de repente al rango de persona privada. En realidad los papeles ;_ y de la Asamblea nac10nal checoslovaca». El 24 de agosto, en su ínter-
se habíart inveqido: Janos Kadar y algunos ministros que habían di- · - ·e - vencifftT dirigida a los ciudadanos checoslovacos, los gobiernos de los
mitido el 3 de noviembre del gobierno de Nagy no eran el día 4 más · cinco. p.aíses del Pacto de Varsovia reafirman que han respondido <<a
que personas privadas residentes en el extranjero, puesto que del 3 al la solicttud de ayuda que nos han hecho los dirigentes del partido y
7 de noviembre están en Moscú en donde toman sus disposiciones del Estado checoslovaco fieles a la causa del socialismo». Pero a me-
con vistas a asumir el poder tras el derrocamiento del gabinete de dida que pasan los días, el llamamiento continuaba siendo desespera-
Nagy. De hecho, el nuevo gobierno Kadar no prestará juramento damente anónimo: los papeles existían, pero sin actores para repre-
ante el jefe del Estado, el presidente Dobi, y no entrará en funciones se~~arlos. S~n. ~uda que los Cinco contaban con que la operación
hasta el 7 de noviembre a mediodía, cuando la segunda intervención mllitar que 1mc1aban se saldaría muy rápidamente con la formación
soviética había alcanzado el éxito. El gobierno de Nagy era el único de un nuevo go?ierno y la accesión de un nuevo equipo dirigente a la
legal hasta el 7 de noviembre, y el cambio gubernamental, lejos de es- cabeza del partJdo. A este respecto, su plan parecía haber fracasado
tar en el origen de una llamamiento al aliado soviético, no era sino la políticamente en dos ocasiones, como después lo revelará la relación
consecuencia de la intervención armada de la URSS. de los acontecimientos de Praga basada en el testimonio de ciertos ac-
tores. Estaba previsto que el Presidium del Partido Comunista Che-
1 Prime~ secretario del partido y ministro de Estado y ministro de Asuntos Exte-
coslovaco, reunido el 20 de agosto, deliberaría prioritariamente sobre
riores y próximo colaborador de Rakosi, respectivamente (N. dt!l T.). el informe de Indra y Kolder, dirigentes próximos a los soviéticos y
i~: '·
~
346 La distensión y la crisis de la~ alianzas El Pacto de Varsovia: la doctrina Brewcv )47
que estaban al corriente por éstos de la inminencia de la intervención dad socialista como única justificación de la operación militar de los
militar, informe en el que se condenaba la política del primer secreta- Cinco, tema que el 4 de octubre, ante la Asamblea General de las Na-
rio Dubcek y que se esperaba que fuese apoyado por una mayoría de ciones Unidas, vuelve a repetir el ministro soviético de Asuntos Ext.e-
los diez miembros del Presidium, mayoría que a continuación pediría riores, Gromiko: «Los países socialistas han actuado en defensa de
la ayuda de los «ejércitos hermanos»; pero por razones técnicas, de- sus intereses vitales, puesto que habían advertido más de una vez a
bidas al retraso en la lectura del informe, y de fondo, el primer secre- aquellos que estaban expuestos a hacer retroceder a la comunidad so-
tario no fue puesto en minoría (Doc. 1). Por ou·o lado, el21 de agosto, cialista, o arrancarle aunque no fuese nada más que un eslabón, que
a finales de la mañana, el embajador soviético Chervonenco • debía no se lo tolerarían» (Doc. 2).
obtener del jefe del Estado checoslovaco, el presidente Svoboda, el En realidad, la doctrina de la soberanía limitada consagra, por un
nombramiento de un «gobierno revolucionario obrero y campesino», procedimiento inesperado, la revisión del Pacto de Varsovia que re-
presidido por Indra, pero, a su gran sorpresa, el diplomático se en- clamaba Leonidas Breznev el 14 de septiembre. «Hay que perfeccio-
frentó en el castillo de Praga con el firme rechazo a negociar. nar el Pacto de Varsovia», había declarado en esa ocasión el primer se-
Así, mientras que en Hungría el gobierno de Kadar se había ma- cretario del partido soviético. A partir d e esa fecha, la asistencia
nifestado al final de la intervención militar, los soviéticos se vieron mutua en el marco de una alianza clásica le parecía insuficiente; la
forzados a sacar de su prisión a Dubcek, Cerni'k y los otros gober- exigencia de una política extranjera más «nacional», que surgía en los
nantes legales, arrestados desde el primer día, con el fin de tratar con diferentes Estados del espacio soviético europeo, debía ser condenada
ellos. El 28 de agosto, Gustav Husak afirmará ante el congreso del en lo sucesivo.
partido eslovaco que ninguno de los miembros de la delegación che-
coslovaca en las negociaciones de Moscú, en la que sin embargo había
seis o siete personalidades de las que se sospechaba que estaban en
colusión con l<ls cinco potencias ocupantes, había firmado el llama-
miento de ayuda invocado por el Kremlin. A partir del 27 de agosto,
DOCUMENTO 1
no se volverá a hacer referencia oficialmente ese llamamiento. El 28,
el comunicado conjunto de Moscú no le menciona: se trataba de una Alexandre Dubcek escribió lo s1guiente en sus memorias publicadas des-
invención. Es cierto que ese mismo comunicado endosa ya implícita- pués ~ejji]f.lllecimiento, respecto a esa histórica jornada:
meo~ la tqjs del «derecho de intervención de la comunidad socialis- ·~- ·.-"'.
ta» puesto que parece explicar «la penetración temporal en territorio «La reunión del Presídium comenzó con una discusión concreta sobre
checoslovaco de tropas de los cinco países socialistas>> debido a «la si- los documentos preparados para d congreso del Partido. En un momento
tuación en Checoslovaqui~ que es necesario normalizar lo más rápi- dado, al final de la tarde, Kolder propuso posponer su examen a más tarde y,
damente posible» y los dirigentes checoslovacos se comprometen «a en su lugar, volver al informe sobre la situación política. La mayor parte de
informar a los soviéticos sobre las medidas inmediatas que tomarán los miembros que participaban en los debates se opusieron a ello por razones
prácticas, antes incluso que supiesemos lo que esta maniobra escondía.
con ese fin» y la retirada de las «tropas de los países aliados, tempo-
"Koldcr y su CÓI\lplice Indra no tenían la menor intención de sacar nin-
ralmente estacionadas en territorio checoslovaco» se llevará a cabo «a
guna conclusión del texto del informe. En lugar de eso ... presentaron el pro-
medida que la situación en la República socialista checoslovaca vuel- yecto de una declaración que era prácticamente un segundo refrito de las crí-
va a ser normal~. El 26 de septiembre de 1968, el editorial de Pravda ticas contenidas en la cana de Varsovia... y la enormidad era tal que sólo
por primera vez establece el derecho de intervención de la comuni- otros dos miembros titulares del Presídium apoyaron la propuesta -Bilak y
Rigo (lndra, en tanto que secretario, no podía votar).•
• En el original aparece •Cbernovenco», pero debe tratarse de un error de impre- (A. Dubcek, C'est l'espoir qt1Í mwrt en dernier.
>Íón (N. del T.). Ed. Fayard, París, 1993, pág. 241.)
34!! La distensión y la crisis de [ru; alianzas
DOCUMENT02
Capítulo 24
La mvasión de Checoslovaqzúa ocupa dos medu:s pdgi11as en las Memo- WASHINGTON-MOSCÚ: LA ERA
rias del entonces ministro soviético de Asrmtos Exteriores Andrei Gromiko.
Tras mencionar la estabilidad de la que gozaba el pueblo checoslovaco en DE LAS NEGOCIACIONES.
1968, Gromiko escribe:
..De repente, las fuerzas solidarias del antiguo régimen, en el que el po-
der estaba en manos de hombres políticos indiferentes al bien del pueblo o al
verdadero interés nacional del país, decidieron retroceder en el tiempo con
1
las armas en la mano y sin preocuparse de las víctimas. En otras palabras, de-
cidieron poner a punto un golpe de Estado y utilizaron con este fin a perso-
nas que se las habían arreglado para penetrar en el aparato del Est.1do. Los
enemigos de la nueva Checoslovaquia recibieron por supuesto la ayuda del
extranjero. De la misma manera, en muchos aspectos, que los conspiradores
húngaros de 1956.»
(Op. cir., pág. 197.)
' 349
t¡
350 La distensión y la cri~i ~ de las alianzas Washington-Moscú: la era de las negot:iaciones -. 351
rigente soviético se basa en las conversaciones entre los negociadores Un primer tratado respondía ya a la· exigencias de la «coopera-
de los dos países, Arthur Dean y Kuznetsov, para proponer «un ción-competición» entre los dos Grandes, el del 1 de diciembre de
acuerdo sobre dos o tres inspecciones anuales limitadas a las regiones 1959, sobre la desmilitarización de la Antártida. Tras la crisis de.los
en donde se producen terremotos». El obstáculo clásico del «con- misiles de Cuba, la convergencia de los intereses soviético-america-
trol», de la inspección in situ, que había impedido la puesta en mar nos aparece más nítidamente y el 20 de julio de 1963 queda decidida
cha de la ambiciosa <<declaración de principios» McCloy-Zorine de la conexión directa por teletipo entre Moscú y Washington; el 5 de
1961 sobre un «desarme general completO», queda evitada en un te- agosto de 1963 se firma el tratado de Moscú prohibiendo las pruebas
rreno en el que no plantea problemas técnicos insuperables. de armas nucleares en la atmósfera, el espacio extraterrestre y subma-
Kennedy recibe la carta de Kruchev en Nassau en donde se entre- ' rinas. El 27 de enero de 1967 queda abierto para la firma el tratado
vistaba con el Primer Ministro británico Harold Macmillan y cuando sobre el espacio, que había sido aprobado por la Asamblea General
el Presidente americano acababa de anunciar al jefe del gobierno bri-
tánico que Estados Unidos no entregaría a Gran Bretaña los misiles
1 de las Naciones Unidas, en el que se prevé la no militarización de la
Luna y cuerpos celestes, así como la prohibición de puesta en órbita
aire-tierra Skybolt que ésta había pedido para su fuerza de choque,
ya que la producción había sido abandonada por razones financieras.
1
~
de armas nucleares. El 14 de febrero de 1967 se firma el tratado de
Tlatelolco, que tiende a la creación de una zona exenta de armas nu-
A cambio había propuestO a Londres la entrega de misiles Polaris, cleares en América Latina invitándose a las potencias nucleares y los
utilizables desde submarinos, lo cual será interpretado por París Estados que tuviesen intereses en la región a que respetasen este esta-
como el primer signo de la absorción de la fuerza de choque británica tuto. El1 de julio de 1968 las negociaciones toman un nuevo giro con
por los americanos. Según Arthur Schlesinger, consejero del Presi- el tratado de no proliferación, firmado por la URSS, Gran Bretaña y
dente y memorialista de sus «mil días>> en la Casa Blanca, Kennedy se Estados Unidos, pero rechazado por China y Francia, que hace ex-
sentía de nuevo animado por el mensaje de Kruchev: «Los rusos pa- plotar su primera bomba H en el verano de 1968, un año después que
recían interesarse realmente en un modus vivendi,.. 1 la de China. A este tratado le seguirán el de desnudearización de los
Al estabilizar el equilibrio nuclear y consolidar el statu quo estra- • fo ndos marinos, de 11 de febrero de 1971, y el convenio que proht'be
tégico, las dos principales potencias parecían dispuestas a una codifi- las armas biológicas (1 O de abril de 1972).
cación de sus comportamientos, que incluía «todas las formas de coo- Para la mayoría, estos acuerdos son los productos típicos de la fi-
peración militar entre enemigos potenciales con vistas a reducir la 1 losofía del «control de armamento». Los tratados sobre el espacio ex-
probabilidad de una guerra, su extensión y violencia si llegase a pro- traatQ;lúsférico, los fondos marinos y la Antártida intentan afirmar el
ducirse f' los costes político y económico que supondría la necesidad • .-- interés general de la Humanidad en los espacios vírgenes, pero tam-
1
',J -
de estar preparado para tal eventualidad». Era el momento de buscar bién reducir el riesgo de ataques por sorpresa, y son más cuestión de
un comportamiento basado en la moderación, de contención en ma- «no-armamento» que de desarme. El tratado sobre la prohibición
teria de política de armame~to, tanto si se trataba de su volumen parcial de las pruebas nucleares no limita el desarrollo del arsenal nu-
como de su carácter, despliegue y utilización. Thomas Schelling da al 1 clear; prohíbe las pruebas que comprometen con mayor gravedad el
movimiento de «control de armamentos» un triple punto de partida patrimonio de la Humanidad, y que son, al mismo tiempo, aquellas
teórico: el interés común de los adversarios en un juego con una mo- que pueden ser constatadas sin control in situ, mientras que las prue-
tivación mixta y de suma variable, la colaboración para evitar crisis, bas subterráneas, más difíciles de detectar, siguen estando autoriza-
malentendidos o accidentes no es más que otra faceta de la disuasión; das. El tratado de no-proliferación no apunta nada más que a evitar la
la ampliación de la noción de negociación, con vistas al mantenimien- proliferación «horizontal» de armas nucleares, es decir, impedir el na-
to de los circuitos de comunicación implícitos entre los jugadores; y cimiento de nuevos centros nacionales donde se puedan tomar deci-
los peligros objetivos que hacen correr la moderna tecnología de ar- siones nucleares, pero en modo alguno dificulta la proliferación «Ver-
mamentQs: 4< Los soviéticos y nosotros estamos cogidos en cierto tical», es decir, la acumulación por las potencias nucleares de armas
modo en la trampa de nuestra técnica militar». cada vez más perfeccionadas que pueden incluso almacenarlas en te-
352 La distensión y la crisis de las alianzas Washington-Moscú: la era de las negociaciones ' 353
rritorio extranjero a condición de conservar su control. Era un trata- El presidente demócrata de la comisión de Asuntos Exteriores ~el
do discriminatorio concebido para hacer más difícil la ampliación del Senado, William Fullbright, y el senador republicano Sherman Coo-
«club nuclear>>, perspectiva que asustaba a Kennedy en marzo de per lanzaron al nuevo Presidente un «llamamiento de ambos parti-
1963: «En 1970, a menos de que se llegue a una conclusión satisfacto- dos>> veinticuatro horas después de su instalación en la Casa Blanca
ria de este problema, puede haber diez potencias nucleares en lugar para que iniciase una «era de negociaciones>> abriendo las «conve rsa-
de cuatro y en 1975, quince o veinte... intuyo la posibilidad de que en ciones sobre la limitación de armas es tratégicas» (SALT o <<Strategic
los años setenta, el presidente de Estados U nidos deba afrontar un Arms Limitation Talks>>). El grupo de p resión de las SALT incluía al
mundo en el que quince o veinte naciones posean tales armas. Consi- secretario de Defensa saliente, Clark Clifford, que en la conferencia
dero esto como el mayor peligro posible>>. En aquella época no recibió de despedida apremió al nuevo equipo republicano (<<a mediados de
la adhesión de muchos Estados capaces de dotarse del arma nuclear, 1969, advertía, la URSS habrá alcanzado a Estados Unidos en el nú-
como India, que procederá a su primer experiencia en mayo de 1974. mero de misiles estratégicos basados en tierra>>), a los expenos de la
Suecia había obtenido sin embargo que se incluyese entre las dis- Agencia d e control de armas y desarme y a los investigadores univer-
posiciones del tratado de no-proliferación un artículo 6 por el cual sitarios que se inquietaban por el desarrollo de los misiles con cabe-
los dos Grandes se comprometían a continuar de buena fe las nego- zas múltiples guiadas independientemete (los MIR V), logro técnico
ciaciones sobre «medidas eficaces relativas al cese de la carrera de ar- éste que permitía tirar un puñado de cabezas nucleares en la ogiva de
mamentos nucleares en una fecha próxima y al desarme nuclear». El un solo misil y dirigir después cada una de ellas sobre un objetivo
12 de junio de 1968, en la tribuna de las Naciones Unidas, el presi- concreto.
dente Johnson proponía a la URSS que se abriesen negociaciones so- De hecho, LyndonJohnson estaba dispuesto a iniciar las negocia-
bre la interrupción de la construcción de redes amimisiles. El 27 de ciones SALT con ocasión de una cumbre americano-soviética previs-
junio, el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Grorniko, contes- ta para comienzo del otoño de 1968, pero la intervención en Checos-
taba sugiriendo conversaciones con Estados Unidos sobre la limita- lovaquia le había obligado a anular un encuento del que él quería
ción de los sistemas de misiles «tanto ofensivos como defensivos». hacer el coronamiento de su presidencia. Nixon habría obtenido el
De hecho, las negociaciones SALT afectarán por primera vez a_los apoyo de la oposición demócrata si hubiese aceptado volver inmedia-
dos potencias interesadas y, además, al aspecto más delicado de sus tamente a las SALT según las fórmulas de su s predecesores, pero los
relaciones, el equilibrio nuclear. nuevos estrategas republicanos tenían una concepción diferente de las
Estas negociaciones serán obra del presidente Nixon y de su con- SALl)_l_a limitación de las armas nuclea res era una cuestión vital,
sejero eara asl,lntOS de seguridad nacional, Henry Kissinger. -· '~ ·· pe'ro"'!no obstante había que integrarlas en una negociación más am-
~ ~ '
plia con la URSS. El lema del nuevo equipo era la «vinculación de los
problemas».
Nixon, Kissinger y la <<vinculación de problemas» Esta vinculación («linkage») provenía de consideraciones teóricas
de Kissinger que reflejaban la eterna <<diplomacia del equilibrio>>, tan
«Tras un período de enfrentamiento, entramos en una era de ne- importante para el historiado r de la Santa Alianza y del Concierto
gociaciones>>, había asegurado Richard Nixon en su discurso de inves- europeo 1; los dirigentes soviéticos debían aprender a equilibrar sus
tidura, el20 de enero de 1969. La reacción fue inmediata, pues algunas intereses con los del otro Grande y no contentarse con acumular ar-
horas después de la ceremonia de Washington, el portavoz del Krem- mas nucleares y provocar el desorden en el mundo. Los soviéticos
lin, Leonidas Za miatin, lanzaba un desafío a la Casa Blanca: «La debían comprender que su interés consistía en contener las guerras
URSS estaba lista para iniciar un serio intercambio de puntos de vis-
ta>> sobre la limitación de los arsenales nucleares de las dos potencias 1 Se refiere a q ue H enry Kissingcr había escrito su te~is doctoral sobre estos temas,
y correpondía a los representantes de la administración del presidente recogidos en el libro A World Restored: Castelreagh, Metternich and the Restoration
Nixon de indicar cuándo «estarían listos para sentarse a discutir». of Peace, 1812- 1822 (N. del T ).
354 La distensión y la crisis de las :tlianza~ Washington-Moscú: la era dl' l~s negociaciones 355
locales y no extenderlas. La preocupación de Nixon era la misma de 1969, Ni.-.:::on envió el tratado para qué lo ratificase el Senado, obte-
per~, e.nfocada más pragmáticamente basándose en que los dirigente~ niéndose su aprobación por 83 votos contra 15. Pero ya surgían én el
sovtettcos esperaban de Estados Unidos la concesión de créditos Senado las sospechas por el retraso en el inicio de las negociac~ones
transferencias de tecnología y el desarrolllo de las relaciones comer~ SALT y sobre todo contra el nuevo programa de misiles antibalísti-
ciales; un final feliz de las SALT podría permitirles la reducción de cos ( «Safeguard») que Nixon mencionó al día siguiente de la ratifica-
sus g~stos militares y, en contrapartida, ellos tenían la llave de la paz ción del tratado de no-proliferación, con el fin de proteger a Estados
e~ VJet?~m y en Ori.ente Próximo. Las condiciones de un «trueque Unidos «contra todo ataque irracional o accidental». Kissinger apro-
d.tplomauco,. eran ev¡dentes. Preguntado ya en su primera conferen- bó la iniciativa presidencial, pues los misiles antibalísticos (ABM) da-
Cia de prensa, el 27 de enero de 1969, sobre «el comienzo de las con- rían a Estados Unidos un medio de negociación en las futuras con-
versaciones con la Unión Soviética sobre los misiles», Nixon contes- versaciones estratégicas: serían «una baza en el regateo». Tampoco se
tó: <<No es sólo una cuestión de fecha, sino del contexto de esas opuso Kissinger a la decisión del Presidente de lanzar el programa
conversaciones». El P residente deseaba el inicio de las negociaciones «MIRV», cuyas investigaciones habían comenzado en la época de
nucleares «en, ~n mome~to que favorezca, al mismo tiempo, otros MacNamara: esta nueva arma podía ser un factor de complicación en
progresos polJttcos, por e¡emplo en Oriente Próximo». En un primer las futuras negociaciones, pero el consejero de Nixon jamás creyó
momen~o la opinió~ ~ública estadounidense se sintió decepcionada y que las armas pudiesen provocar las guerras ... Sólo los hombres y la
el embaJador Dob~m, q':le representaba a la URSS en Washington diplomacia eran culpables.
desde 1962, denuncw un «mtento de chantaje». El 20 de octubre de 1969, Nixon y Kissinger se encontraron en
Con el fin de preparar técnicamente las negociaciones SALT, Ri- secreto con el embajador Dobrinin: Estados Unidos estaba dispuesto
~hard Nixon, en diciembre de 1968, cuando todavía no había prestado a iniciar las conversaciones SALT. El 17 de noviembre, las conversa-
¡uramento como presidente, había pedido a Kissinger dos estudios, ciones sobre la limitación de ar mamentos estratégicos comenzaban
uno sobre «la si.tuación estratégica de Estados Unidos• y otro sobre en Helsinki. El embajador Gerard Smith leyó un mensaje del presi-
«las consecuencias del tratado de no-proliferación». El primer infor- dente Nixon que hacía hincapié sobre la necesaria «vinculación de los
me, redactado por un grupo de expertos dirigidos por Halperin y problemas»: «Las guerras y las crisis entre las naciones podían resul-
Lyno, esta~l:ció un. balance preciso de los arsenales de los dos super- tar no sólo de la existencia de armas, sino también del choque de in-
g~~ndes, m~s~l~s, avwnes.• carros de combate, submarinos, pero tam- tereses, de la ambiciosa persecución de los intereses nacionales•.
bten ~n an.al1Sls d~ los SIStemas económicos y políticos subyacentes.
¿Podean dtehos Sistemas soportar un crecimiento substancial de la
producción de armamentos? Durante su campaña, Nixon había sub- La cumbre de Moscú de 1972
rayado la necesidad de p oseer << una neta superioridad sobre la
URSS»; el informe señalaba que tal superioridad (a la manera de los El 8 de mayo de 1972, el presidente Nixon, cogido en la tenaza
«cinco o seis contra uno» de los años cincuenta) estaría fuera de al- vietnamita (la ofensiva norviemamita arruinaba la «vietnamización»
cance en los años setenta. Los soviéticos habían hecho grandes pro- del conflicto), decidió minar los puert~ de Vietnam del norte y bom-
gresos en su carrera con Estados Unidos; el balance daba los siguien- bardear las vías férreas que enlazaban con China. Durante la crisis
te resultados: 1.054 misiles. ~asados en tierra para Est<ldos U nidos y cubana de 1962, John Kennedy había dado la orden de detener los
1.200 para la URSS; 656 mlSlles embarcados a bordo de submarinos, navíos soviéticos que se dirigiesen a Cuba; esta vez, Ni.'<on advertiría
com:a 200. Las estadísticas condujeron a Kissingcr a recomendar al a todos los navíos pero no les detendría, queriendo de esta forma evi-
Presidente que sustituyese la «su perioridad» por la «suficiencia» tar un enfrentamiento directo con la URSS, pero haciéndole pagar el
como meta de la política militar americana. precio de su apoyo a Hanoi. Poner en cuarentena a Vietnam del norte
El.segundo informe era favorable al tratado de no-proliferación hubiera hecho inevitable un choque con los soviéticos, mientras q ue
el cual no había debilitado los intereses americanos. El 5 de febrer~ ft
la instalación de minas podía ser esquivada por la URSS. El desafío
356 La distensión y la crim de la.~ alianzas 357
la~zado por Moscú no era por ello menos real: Kissinger habla de ~P el Kremlin, el 22 de mayo, el jefe del Estado soviéti.co, Pod~orni,
«nesgo calculado», pero se planteaba la cuestión de si la decisión que anunció «un giro. radical hacia el des~enso de las .rens10nes. exJ~ten
Nixon había tomado tendría un efecto fatal sobre el concierto sovié- t • tes", aunque prec1saba que no «subestimaba las senas complica~J~nes
tico-americano y provocaría la anulación de la cumbre prevista en istentes en ciertas partes del mundo». La víspera, ante los tresClen-
Moscú para concluir las SALT. ; \ periodistas americanos que cubrían la conferencia en la cumbre,
El 9 de mayo, Leonidas Breznev convocó urgentemente en Mos- ~singer había adelantado que las dos grande~ potencias no P.odrían
cú al Politburó del Partido Comunista, reunión durante la cual el jefe evirar la catástrofe nuclear salvo que aprendtesen a convertirse en
de la linea dura Piotr Chelest 2 se opuso al bloqueo americano. El 11 asociados a partes iguales en la preservación de la paz.
de mayo, una declaración del Kremlin denunció una «amenaza inad- Kissinger había prometido a los periodjsras americanos una «or-
misible» contra la navegación soviética y una «flagrante violación de gía de acuerdos». Desd~ el martes 23 de .mayo al viernes 26, la «.cu.m
la libertad de navegación»... pero no dio ningún ultimátum. Ell7 de bre» se celebró a dos mveles: el secretano de Estado Rogers, astsudo
mayo, el embajador Dobrinin fue a Camp David 1 para entrevistarse de ministros especializados, negociaba con el jefe del gobierno sovié-
con Nixon. El J 9 de mayo, el Comité Central del partido soviético se tico Kosiguio y el ministro de Asuntos Exteriores Gromiko el con-
reunió en Moscú y Breznev subrayó la necesidad de una aproxima- tenido de los acuerdos técnicos sobre diversos aspectos de la coope-
ción «práctica y realista>• en las relaciones soviético-americanas. El ración cncrc los dos países. Nixon y Kissinger participaban
mantenimiento de la cumbre quedaba confirmado. Tres días después, episódicamente en las d.iscusiones, pero. Breznev no fue jamás a e~e
el 22 de mayo, una imponente delegación gubernamental americana foro; el Presidente amencano y su conseJero se consagraron con Leo-
conducida por el presidente Nixon entraba en el Kremlin por la oídas Brezncv, y a veces con Podgorni y Kosiguin, a largas y secretas
puerta Borovitsky: así comenzaba el primer viaje oficial de un presi- negociaciones sobre los SALT y Vietnam. Los acuer?os técnicos se
dente de Estados Unidos a la URSS..., desde el nacimiento del régi- sucedían: sobre la cooperación médica soviético-amencana y sobre la
men soviético 4 (Doc. 1). protección del medio ambiente,. f~rmados el 23 de ;nayo por el secre-
En el verano de 1959, Richard Ni..xon, entonces vicepresidente de tario de Estado Rogers y el mlillstro de Salud Publica de la URSS,
Dwight Eisenhowcr, había visitado Moscú por vez primera con oca- Petrovski, así como por los presidentes Nixon y Podgorni, re~pecti
sión de la apertura oficial de la Exposición Americana del Parque So- vamente; sobre la cooperación espacial, el 24 de mayo por NtXon Y
kolniki, teniendo con Nikita Kruchev un debate improvisado sobre Podgorni (un acuerdo que estaba en espera des~e octubre de 1970 y
los méritos respetivos de los sistemas políticos del Este y del Oeste. · =~uc'preveía una cita de atraque entre naves de upo Apolo y S~yuz);
Elt tono ·había ido creciendo y el dirigente soviético, vestido con un el 25 de mayo, el secretario de la Marina Warner y el almirante
ancho traje de hilo blanco y con un sombrero de paja, parecía dis- Gortchkov firmaron otro acuerdo sobre la prevención de incidentes
puesto a no dejarse impresionar por los éxitos estadounidenses, dan- en alta mar entre navíos de los dos países (que era el primer acuerdo
do rienda suelta a su agresividad e intercambiando amenazas con Ni- militar significativo entre la URSS y Estados Unidos desde la «Gran
xon. Trece años después, nada recordaba el «combate de boxeo Alianza» contra Hitler) y que establecía las reglas de conducta para
verbal» del parque Sokolniki; las dos potencias habían realmente ini- los buques de las dos marinas más poderosas del mundo; acuer~? fir-
ciado una era de corresponsabilidad. Con ocasión de la cena oficial mado entre Rogers y Kosiguin, el 26 de mayo, sobre la creac10n de
una comisión comercial soviético-americana (que daría un marco le-
gal al comercio bilateral entre una economía plan~icada y un~. econo-
1
Se refiere a Piotr Efimovich Chelcst (o Shelest), jefe del partido en Ucrani.t y que mía de mercado) firmándose un acuerdo comeretal con ocas10n de la
había llegado al Politburó en 1964. Más adelante, debido a sus rru.las relaciones con segunda sesión de la comisión ell8 de octubre de 1972 en Washing-
Breznev, fue acusado de nacionalismo ucraniano y perdió su puesto (N. del T.). ton. «La orgía de acuerdos» daba la impresión de una distensión cada
1
Residencia oficial d e descanso del presidente de Estados Unidos (N. del T.).
• Fue efectivamente el primer viaje oficial, porque el viaje de Roosevelt a Yalta no vez más amplia, siendo el preludio del asunto principal: las SALT.
era un viaje oficial a la Unión Soviética (N. del T.). Los negociadores de Helsinki habían redactado dos proyectos de
'!
l 358 La distensión y la crisis de las alianzas : WashingtOn-Moscú: la era de las negociaciones . 359
tratados, sobre la limitación de los sistemas de defensa antimisiles El tratado sobre la defensa antimisiles sometía a una reglamenta-
ABM y de ar mas ofensivas, pero quedaban muchos P.roblemas por ción muy estricta el desarrollo de los sistemas ABM que suponían
1 resolver. Los sistemas ABM suponian radares perfecciOnados, pero una infraestructura considerable y de un coste demasiado elevado y
era difícl decidir dónde debía pasar la frontera técnica entre los rada- que acentuaba la inestabilidad estratégica al poner el territorio cu-
1
1
res ligeros, necesarios para la localización de naves espacial~s y lo.s ra- bierto al abrigo de una acción de represalias, garantizando en conse-
dares pesados, cuya presencia pondría al descubierto la e~1~ten~ta de cuencia la impunidad al eventual primer tiro.
un emplazamiento clandestino de ABM. Las bases de mtsdes tnter- Pero el convenio provisional sobre armas ofensivas no preveían
continetales (ICBM) iban igualmente a plantear problemas puesto
que podían ser detectados por satélite cuando e_stuvieran_i~moviliza
dos en los silos protegidos, pero los ICBM podtan ser movtles, y lan-
1 más que una limitación cuantitativa del crecimiento de los misiles de
cabezas múltiples, relanzando así la controversia sobre el significado
del movimiento de control de armamentos. Al entusiamo de los fir-
zarlos desde camiones o vagones de ferrocarril. Nixon y Br~znev se mantes de los primeros acuerdos SALT, los investigadores opusieron
prometieron mutuamente no construir baterías móviles d:
ICB~, la crítica de los arreglos que tendrían por resultado no frenar sino
puesto que al ser más difíciles de detectar eran factores de m~egun acelerar la carrera de armamentos. Refiriéndose al «rearme a través
dad . Pero Breznev se negó a incluir esta promesa en el convento pro- del control de armamentos», Dieter Sengahas volvía al análisis de los
visional sobre el armamento ofesivo. Nixon le advirtió que si la URSS acuerdos SALT para constatar que fijaban el número de misiles que
violaba el compromiso simplemente verbal al que se acababa de lle- podían llevar cabezas nucleare~ .a ~veles numéricos que nun~a ~ntes
gar, Estados Unidos anularía el conjunto de los acuerdos SALT. Pero habían sido alcanzados. El eqUllibno fundado sobre el mantemmtento
fue sobre todo la cuestión de los submarinos lanzadores de mtsiles la mutuo de las poblaciones civiles como rehenes atómicos -equilibrio
que estuvo a punto de dar al traste con la cumbre. Los soviéticos ha- consagrado en los acuerdos SALT- resulta débil, pues el artículo 7
bían exigido no la paridad, sino la superioridad en el número de sub- del tratado sobre los sistemas defensivos, así como el artículo 4 del
marinos y de misiles, en razón de su retraso con respecto a Estados convenio provisional sobre los armamentos estratégicos ofensivos,
U nidos en misiles de cabeza múltiple MIR V. Pero Ni:'Con pretendía contenían cláusulas de modernización. La carrera de armamentos pa-
interrumpir el programa acelerado de construcción de misiles inter- saba pues del terreno cuantitativo - único que era tomando en consi-
continentales y de submarinos iniciado por los soviéticos, que era su- deración para las SALT- al terreno cualitativo. Por vez primera en
ceptible de modificar el equilibrio estratégico entre Washington y el ~~echo internacional, el principio del rearme cualitativo quedaba
MS?scú. r.or instrucciones de Nixon, Kissinger hizo una. última oferta ·codificado: los acuerdos SALT incitaban a una evolución tecnológica
a los sov'iéticos: la URSS podría disponer de 62 submannos lanzado- conducente al perfeccionismo militar.
res de misiles y de 950 lanzadores, mientras que Estados Unidos. ten- Sobre si el balance es pesimista, Pierre H assner recordaba que «es
dría 44 y 710. Pero si los soviéticos deseaban alcanzar esa cantidad, yendo más allá del control de armamentos y no rechazando su reali-
deberían «intercambiar; o retirar 240 misiles antiguos (del tipo SS-7 zación como se encontrará la verdadera síntesis de las políticas de ar-
o SS-8) y los submarinos de clase H. En caso de que el compromiso mamento y de desarme». Lo esencial subsistía, pues, por vez primera,
propuesto fuese rechazado, Nixon est~ba decidido a ro~per las ne- Leonidas Breznev concluía acuerdos importantes con una potencia
gociaciones SALT alegando una cuestiÓn de defensa nac10nal con el capitalista y comprometía su prestigio personal y el del partido co-
apoyo del comité de jefes de estado may.~r. En la m~ñan.a del 26 de munista soviético en una política de distensión. Las dos partes lanza-
mayo, el Politburó fue convocado en seston extrao~dt.nana dando .su ban al resto del mundo un mensaje idéntico, que Bernard y Marvin
acuerdo a Breznev. A las 23 horas en la sala Vladimtr del Kremlm, Kalb enunciaban así: «Las armas nucleares han contribuido amplia-
Nixon y Breznev firmaban los acuerdos SALT, que habían sido re- mente a hacer anticuadas las ideologías ... Las concepciones diferentes
dactados tan rápidamente que los dos dirigentes debieron al d~a si- en materia de teoría económica o política deben ceder el paso ante las
guiente en el mayor de los secretos celebrar una nueva ceremorua de necesidades urgentes de la supervivencia».
firma de los textos corregidos de los errores que contenian (Doc. 2).
J60 La distensión y la .:risis de las alianzas
DOCUMENTO 1 ";;~:Capítulo 25
'
Sobre el orígen de esta cumbre soviético-americana, Kissinger dice en sus BERLÍN COMO LABORATORIO
~ Memorias »:
DE LA DISTENSIÓN
«Como ya he dicho antes, la idea de una cumbre había sido lanzada ino-
centemente el 20 de enero de 1970 cuando Dobrinin había hecho un intento
en ese sentido, como solía hacerlos periódicamente. En aquel momento yo
había rechazado la idea, pero en abril Nixon había cambiado de opinión,
pues veía que en 1970 no haríamos nada importante en política exterior y as-
piraba a una cumbre.
»E n lo que me concierne, yo tenía serias restricciones que formular.
Ciertamente, nuestras personalidades nos conducían en ocasiones a desacuer-
dos tácticos y a tensiones, pero esta fue una Je las raras ocasiones durante
mtestra asociación en la que estuve en completo desacuerdo con Nixon en
un tema importante de política exterior. Para mí, las razones por las que no
habíamos querido una cumbre en 1969 eran todavía más válidas en 1970.,.
Gromiko refiere en sus «Memoritu.v, mucho menos interesantes que las de «Lo que es verdad de esta ciudad, lo es también de Europa», había
su homólogo estadounidense Kissinger, lo siguiente: dicho John Kennedy el 26 de junio de 1963 en el ayuntamiento de
Berlín-Schoeneberg. Para Occidente, los sectores occidentales de
«Me acuerdo de lo que Nixon había dicho a Breznev al final de su pri- - ,_.·· .- :~ñin se habían convertido en un «baluarte de la libertad» y como
n~ra vis~a a Moscú en mayo de 1972: "Según los datos en posesión de Esta-
una especie de concretización de la voluntad occidental de defender,
dos Unidos, América y la Unión Soviética han acumulado suficientes armas
junto con esta libertad, la vocación de Alemania a ser reunificada en
para destruirse mutuamente muc has veces". Brezncv contestó "Hemos llega-
do a la misma conclusión". Fue exactamente esta forma de mutua compren- un marco liberal occidental. El mantenimiento de una presencia occi-
sión francamente expresada la que inspiró la preparación del acuerdo provi- dental en Berlín, en el este de Europa, se percibía como una perma-
sional sobre las medidas destinadas a limitar las armas estrat égicas ofensiva, o nente puesta en tela de juicio de la esfera de influencia soviética y de
SALT l , acuerdo que fue completado durante la visita de N ixo n a Moscú, y la edificació n de una Alemania socialista: la marca de refugiados ger-
durante la cual el acuerdo fue firmado.» mano-orientales que pasaba por Berlín oeste dificultaba la consolida-
ción interna de la República Democrática. Tras la crisis berlinesa de
(Mémoires, Ed. Belfond, trad. A. Naccache, París, 1989, págs. 269-270.) los años 1958-1962, el papel de Berlín como apuesta política en las re-
laciones Este-Oeste parecía sin embargo perder importancia puesto
que los occidentales se mostraban dispuestos a basarse en el statu quo
y a reducir el significado simbólico de Berlín. La Unión Soviética y la
República Democrática habían llegado al convencimiento de que los
occidentales tenían la voluntad de mantener su presencia en Berlín
361
366 La disrensión y la crisis de las aüanzas
ropco más importante de crisis desde el fin del segundo conflicto Capítulo 26
mundial, los Cuatro habían efectuado un nuevo paso hacia la elabo-
ración de un modus vivendi global para el conjunto de Europa: el LA POLÍTICA HACIA EL ESTE
arreglo berlinés fue seguido por otras medidas concertadas tales DEL CANCILLER BRANDT
como, a nivel panalemán, la conclusión de un acuerdo general sobre
los transportes y de un tratado general destinado a regular el conjun-
to de las relaciones estatales entre la RFA y laRDA. Por el contrario,
en este marco global, el acuerdo sobre Berlín no constituía una solu-
ción definitiva: sólo un objetivo limitado, aligerar las consecuencias
de la división de la antigua capital del Reich, había permitido alcanzar
(esultados limitados. A más largo plazo, la eficacia del acuerdo pare-
cía depender de la distensión política en Europa: incluso después del
acuerdo de 3 de septiembre de 1971, Berlín seguía siendo un reflejo
-y como el microcosmos- del estado general de las relaciones entre
las dos Europas.
367
368 La distensión y la crisis de las alianzas polítíca hacia el Este del canciller Brandt 369
había obligado a distanciarse de su negociador oficioso, Berthold ta su «delimitación definitiva» al arreglo de paz; eran califica-
Beitz. La cuestión principal era que la Alemania de Bonn, todavía jo- de «antiguos territorios alemanes» pero no se tomaba ninguna
ven y débil, no podía en la época de la Guerra Fría inspirar confian- de anexión. .
za a sus aliados más que si daba a su orientación occidental un carác- Para los dirigentes de Bonn, la aceptación pura y simple del statu
ter exclusivo y, además, el margen de maniobra de los ministros de quo resultaba difícil puesto que el gobierno federal no podía destruir
Asuntos Exteriores de la República Federal debía permanecer siendo la posibilidad teórica de un restablecimiento de la unidad alemana
estrecho durante largo tiempo, lo que imprimiría una cierta rigidez por el juego de la libre determinación; no podía dar la sensación de
en la aproximación a la Europa oriental, como debía mostrarlo la aprobar unos cambios territoriales decididos por una conferencia en
aplicación de la doctrina Hallstein en Yugoslavia o el intento de aislar 1a que no había niguna representación alemana. Los tratados de Mos-
a laRDA en su propio campo. cú (12 de agosto de 1970) y de Varsovia (k diciembre 1970) vencen
En su búsqueda de una modificación fundamental de las referen- ese obstáculo gracias a un evidente bizantinismo jurídico: la consoli-
cias del problema alemán, el canciller tuvo que hacer frente a tres dación jurídica del reglamento territorial de Potsdam se alcanza no
cuestiones: qué valor jurídico atribuir a la sitUación territorial creada por un verdadero r_econocimiento de la validez de los cambios opera-
en Potsdam, qué valor dar al «arcaico>> estatuto de Berlín y cuál a la dos, sino por un llamamiento a los principios de la Carta de las Na-
organización gubernamental de laRDA. La preocupación de Willy ciones Unidas a través de una reafirmación de la obligación de respe-
Brandt, idéntica a la de los Aliados con ocasión de las negociaciones tar las situaciones existentes, el compromiso de abstenerse a recurrir a
cuatripartitas sobre Berlín, habría sido la de sobrepasar las oposicio- la fuerza y la solución de las diferencias por medios pacíficos. Más
nes heredadas de la Guerra Fría a través de un tratamiento pragmáti- amplio por su objeto, el tratado de Moscú menciona expresamente la
co del problema. Pero como subsistían dogmas jurídico-políticos que línea Oder-Neisse y a la República Democrática Alemana 1; por los
se entendía que expresaban el subsconsciente colectivo, muchas am- objetivos generales que impone a los dos signatarios, tiende a hacer
bigüedades jurídico-políticas habían sido mantenidas voluntariamen- de las relaciones bilaterales entre la RFA y la URSS un «banco de
te, lo que era confirmado por el análisis de los principales instrumeR- pruebas» de la seguridad europea: las dos potencias «afirman que se
tos convencionales que fundamentaban y concretizaban la Ostpolitik. esforzarán en la promoción de la normalización de la situación en
Europa y el desarrollo de relaciones pacíficas entre todos los Estados
europeos partiendo de la situación efectiva en esta región» (artícu-
Los tratados de Moscú y 'varsovia (1970) lo 1.0 del tratado germano-soviético) . Más reducido pero más preciso
es el tratado de Varsovia, en el que se recoge en detalle el trazado de
Lógicamente, la primera etapa de la Ostpolitik debía ser la de po- la línea Oder- Neisse, constatándose el carácter de «frontera nacional
ner fin al contencioso territorial nacido de los acuerdos de Potsdam. occidental» de Polonia, sin ninguna alusión a los orígenes de esta si-
La conferencia de Potsdarn (17 de julio a 2 de agosto de 1945) había tuación de derecho.
establecido, aunque no sin contradicciones, el destino de las tierras Con la ratificación el 23 de mayo de 1972 de los tratados de Mos-
alemanas situadas al este de la línea Oder- N eisse. Los vencedores, cú y de Varsovia por el presidente Heinemann, desaparece la contro-
constituidos en «autoridad suprema>•, aceptaban «el principio de la versia sobre la compatibilidad de la Ostpolitik con la Ley Fundamen-
entrega definitiva a la URSS de la ciudad de Koenigsberg y de la re- tal de Bonn. De hecho, la oposición había intentado desde un primer
gión adyacente», es decir, de la mayor parte de la Prusia oriental; se momento elevar al plano jurídico la discusión de los tratados con el
trataba de una verdadera anexión, prácticamente irreversible, pero
que, para ser jurídicamente petfecta, debía ser confirmada por el fu-
1 Se decía exactamente que no se violarían ninguna de la fronteras existentes «con
turo «arreglo de paz» del que Alemania formaría parte. Para los otros
inclusión de la línea Odcr-Ncisse, que forma la frontera occidental de la República Po-
territorios al este de la Oder-N eisse, la fórmula era netamente más pular de Polonia y de la frontera entre la República Federal Alemana y la República
equívoca: su administración quedaba confiada a Polonia, quedando Democrática Alemana» (cit. W. Brandt, op. cit. en doc.l, vol. l, p:íg. 205) (N. del T).
370 La distensión y la crisis de las alianzas
,/La- política bacía el Este del cuncillcr Brandt 371
so eventual, debe ser separado en lo sucesivo del de la RDA. Los ad- Moscú y Var_sovia pu esto que no se reconoce jurídicamente a la
versarios de los tratados mantuvieron que en ese principio había una ROA, sino que se constata su carácter estatal. Si efectivamente el de-
violación del artículo 116 de la Ley Fundamental que se refería «al te- recho a la autodeterminación quedaba afirmado en el artículo 2, para
rritorio del Reich alemán a 31 de diciembre de 1937>>. Esta tesis no laRDA, en el contexto de la doctrina dominante entonces de la sepa-
puede aceptarse, pues el artículo 116 es una disposición transitoria ración total o Abgrenzug que era la preferida por el ideólogo oficial ·
que atribuye una nacionalidad <<panalemana>> a los habitantes del Kurt Hager ¿no se trata de una libre determinación de la nación ger-
«Reich» y a sus descendientes: no concierne realmente a la localiza- mano-oriental tanto más cuanto que las divergencias sobre la «cues-
ción territorial de Alemania. A este respecto, la aplicación del artícu- tión alemana» estaban reconocidas en el preámbulo? ¿Aceptan las
lo 116, en los límites del orden jurídico de la República Federal, no partes, como Bonn lo deseaba, el reconotimiento en tanto que «Esta-
parece amenazado por los tratados: el ideal panalemán impregna per- do formando parte de la nación alemana»? El problema de la repre-
manentemente el lazo de ciudadanía, tendiendo a borrarse ante una sentación diplomática quedó resuelto según lo pretendía Bo nn, pues
concepción más realista de la competencia territorial del gobierno fe- el artículo 8 preveía el intercambio de represe ntantes permanentes y.
deral. no de embajadores, hipótesis q ue el jefe de la diplomacia de laRDA,
Oteo Winzer, calificaba algunos meses antes de la conclusión del tra-
tado como «totalmente inaceptable». Pero este <<reconocimiento es-
El tratado fundamental RFA-RDA (1972) pecífico» ¿no estaba en contradicción con la entrada en las Naciones
Unidas y el status de Es tado soberano que le acompañaba? El único
Como coronamiento de la Ostpolitik, la normalización de las re- lazo panalemán lo facilita la Declaración de los Cuatro, pero ¿cómo
laciones entre los dos Estados alemanes fue anunciada, políticamente, conciliar el mantenimiento simbólico de las responsabilidades de los
por el comu nicado de Oreanda publicado el 18 de septiembre de ocupantes con (una vez más aquí) la entrada en las Naciones Unidas,
1971 tras los encuentros Brandt-Breznev y, jurídicamente, póf los cuando uno de los primeros objetivos de la coalición socialista-liberal
acuerdos interalemanes de aplicación sobre Berlín y por el tratado había sido el de borrar el destino particular reservado a los Estados
sobre transportes de 12 de mayo de 1972, siendo este último un trata- ex enemigos cuyo corolario era el derecho de intervención del articu-
do de Estado en sentido propio. Pero el tratado fundamental, rubri- lo 107?
cado el 8 de noviembre de 1 772, algunos días antes de la renovación Esta ambivalencia en el análisis del tratado fundamental se ve fa-
del Bundestag_y concluido el 21 de diciembre, permite crear un mo- cilitada p or el hecho de que el gobierno federal no parecía tener una
dus vivendi en Alemania y, según la fórmula del canciller Brandt, idea precisa de la estructura política de la futura Alemania, al igual
transformar el enfrentamiento RFA-RDA en una coexistencia re- que las potencias occidentales no habían despejado los objetivos a
glada. largo plazo de su «proyecto». Era cierto que cualquier descripción
Sobre la dimensión histórica del acuerdo interalemán reina la in- exacta de los fines que se querían alcanzar no podía sino suscitar la
certidumbre: para el Times, de Londres, el tratado sella la disolución desconfianza del interlocutor y perjudicar finalmente la consecución
del Reich de Bismarck ciento un años después de su fundación, mien- de dichos fines.
tras que el primer secretario del partido comunista germano-oriental No d eja por ello de aparecer aquí, co n t oda claridad, la doble
(SED), Erich Honecker, afirma que la Historia se ha decidido en fa- apuesta contradictoria formulada en ese momento en Bonn y en Pan-
vor de la división de Alemania. Por el contrario Walter Scheel, minis- kow 3: para la RDA, el hecho de acceder a la vida internacional con-
tro federal de Asuntos Exteriores, subraya que la cuestión alemana solidará las estructuras del Estado germano-oriental, mientras que
no podría ser resuelta más que haciendo uso el pueblo alemán de su para la RF A la Ostpolitik tiene el mérito de humanizar la condición
derecho a la autodeterminac1ón.
Ciertamente que tanto por su contenido como por el enfoque de
los problemas, el tratado RFA-RDA está próximo a los tratados d e 3 Barrio de Berlín, sede del gobierno de la RDA (N. del T).
374 La distensión y la crisis de las alianzas La política hacia el Este del canciller Brandt 375
de los <<hermanos separados>> y preservar el futuro. La consagración un contexto psicológico que seguía siendo el de la guerra fría, esos di-
de la.separación j~rídica permite un acercamiento sociológico en pro- ferentes proyectos no podían más que suscitar la desconfian.za de los
fundidad de las diferentes partes de la nación: tal es la paradoja pana- gobiernos occidentales, puesto que preparaban una ruptura en la
lemana. ¿Pero no va chocar con el rechazo del gobierno de Moscú a OTAN y una modificación de la relación de fuezas en el continente,
extender a la ideología la coexistencia entre regímenes sociales dife- así como el reconocimiento de la República Democrática Alemana
rentes y a ~u. ?etermi~ació~ a partir del drama de Praga, de poner cuya existencía Bonn no quería aceptar.
como condicwn a la dtstenstón que se acepte el control permanente Los países del Pacto de Varsovia volvían en consecuencia a su
de la URSS sobre Europa oriental? método original, ~s decir, intentar un arreglo global. Pero el proceso
de distensión, resultante del equilibrio 1 nuclear-estratégico alcanzado
por los dos supergrandes al alba de los años sesenta, daba entonces
La conferencia de Helsinki y la cuestión alemana mayor credibilidad a la empresa. Las profundas modificaciones del
clima internacional podrían desviarse hacia esta Europa en la que tan-
Aunque los temas eran los clásicos, el tono era nuevo. tos antagonismos se habían ido acumulando desde el fin del segundo
Reunidos el S de julio de 1966 en Bucarest, y después el 17 de conflicto mundial. La propuesta polaca para reunir una Conferencia
marzo de 1969 en Budapest, los gobiernos de los Estados miembros paneuropea, sometida a la Asamblea General de las Naciones U nidas
del P~cto de Varsovia la~zaron una vigorosa campaña para la convo- el 14 de diciembre de 1964, y después las declaraciones de Bucarest y
catona de una conferencta paneuropea y la elaboración de un tratado Budapest a través del Comité político consultivo del Pacto de Varso-
de seguridad colectiva a escala continental. En realidad el llamamien- via, pusieron al descubierto el progresivo doblegamiento de la actitud
to no ~ra nuevo, incluso si a los escépticos podía parecerles propio de de las potencias del este de Europa: el «llamamiento» pierde virulen-
la técmca de encantamiento de los concilios del mundo comunista. A cia, la <<aproximación como bloque» es menos manifiesta en su for-
partir de febrero de 1954, al morir Stalin, sus herederos, interesados mulación y cuando se disipa la polémica sobre la situación geográfica
en demostrar la renovación de la diplomacia soviética, habían presen- exacta de Europa y el estatuto de las «potencias exteriores» está a
tado un proyecto de tratado para someter a los treinta y dos Estados punto de abandonarse uno de los postulados esenciales de los Esta-
europeos, los cuales se habrían comprometido a «abstenerse de recu- dos socialistas europeos. ¿Podía explicarse esta aparente voluntad de
rrir a la amenaza o al uso de ~a fuerza». Molotov recibió como res- apaciguamiento por la creciente presión de China o, por el contrario,
puesta que asumir tal obligación sería una repetición de la ya existen- por las esperanzas que Moscú ponía en un cierto eclipse de Estados
te según la Carta de las Naciones Unidas. Tres años más tarde, en Unidos y el aumento de un «neo-neutralismo» europeo? Las reaccio-
marzo de 1957, el gobierno de Moscú había opuesto «al Mercado nes occidentales, muy reservadas al principio, se van haciendo más
Común belicista» la perspectiva de una idílica cooperación paneuro- confiadas y en la sesión ministerial del Consejo Atlántico que tuvo
pea, pero esta nueva iniciativa estaba demasiado evidentemente ligada lugar en Reykiavik en junio de 1968, se hizo hincapié en una reduc-
al. deseo de desmantelar las nacientes Comunidades, y no había reci- ción mutua y equilibrada de las fuerzas armadas de las dos alianzas
bido respuesta. Entonces, los gobernantes del Kremlin habían «frac- militares en Europa; en Washington, en abril de 1969, el Consejo se
cionado» su gran proyecto europeo, confiando a sus aliados la tarea limita a expresar su interés de principio por la instauración de una
de ~rop,on~r .una cadena de acuerdos regionales, cuya realización pa- paz duradera en Europa y acentuar la importancia de un arreglo de
r~cta mas factl. Tales fueron el tratado balcánico, sugerido por el pre- los problemas pendientes, en particular el de Berlín; por la declara-
stdente del Consejo Rumano Chivu Stoica; el plan de neutralización ción que adoptó en Bruselas el 5 de diciembre de 1969, los Aliados
nuclear de Europa central, elaborado por el ministro polaco de Asun- atlánticos mencionaron por primera vez la propuesta de los Estados
tos Exteriores, Rapacki; la transformación del Báltico en «mar de del Pacto de Varsovia, subrayando la necesidad de una muy sólida
paZ>> preconizado por el jefe del gobierno de Berlín oriental, Grote- preparación de la propuesta conferencia paneuropea. A partir de ese
wohl; pero todos estos proyectos resultaron un fracaso. De hecho, en momento el diálogo quedaba establecido, y el 30 de marzo de 1971,
376 La distensión y la crisis de las alianzas ~f ·~-""'·',_. ,.""" h,,;, ,, E"' ,,, ""';"" """'' 377
' ~~· nal (en el interior del primer principio relativo a la igualdad ~oberaua)
.
Breznev, ante el XXIV congreso del Partido Comunista Soviético,
vuelve sobre los criterios de un desarme regional europeo, definidos rn:is que durante las últimas sesiones de julio de 1975 y después de
por los catorce miembros de la OTAN. Los europeos «neutrales», que la primera ~omisión pusiese de ~eliev~, a. P.etición de. ~lemania
que en esas circunstancias demuestran un significativo dinamismo, Federal, el valor 1gual que tenían los dtez pnnoptos que reg1an las re-
inteutarán facilitar la tarea, y el 7 de mayo de 1969 el gobierno de ·- }aciones entre los Estados.
Hclsinki se declaró dispuesto a explorar las respectivas posiciones de Mientras tanto había aparecido otra dificultad en la primera Co-
las potencias interesadas y, después, asumir el papel de anfitrión de la misión, originada en el deseo de los cuatro Grandes del segundo con-
Conferencia. flicto mundial de volver a afirmar los derechos, responsabilidades y
La reunión de una «Conferencia sobre la Seguridad y la Coope- obligaciones resultantes de tratados, acuerdos o arreglos anteriores.
ración en Europa» (CSCE), aunque no apasiona a la opinión pública, Preocupación legítima - ligada al problema alemán puesto que apun-
sí pone en ebullición a las cancillerías. Entre los diversos Estados eu- taba al mantenimiento simbólico de la responsabilidad de los Cuatro
ropeos miembros de los dos bloques o no comprometidos, única- por el conjunto de A lemania-, pero una preocupación torpemente
mente Albania se había abstenido de responder a la invitación de Fin- expresada puesto que parecía poderse aplicar igualmente a otras «res-
landia; más de treinta Estados estaban presentes en la cita de Helsinki ponsabilidades» y cuya irreversibilidad no era deseada y q ue creaba
en 1973 para consagrar el «nuevo orden europeo», el «orden de paz» una discriminación contraria al espíritu de la CSCE entre las partes.
tan querido por el canciller Brandt. Dejando a un lado las peripecias de la Conferencia, quedaba que
Durante los trabajos de la CSCE los negociadores occidentales el reconocimiento del orden establecido en Europa estaba lejos de li-
lograr~;rn mantener abierto el futuro alemán: las oportunidades de un mitarse, en el Acta final, al respeto del statu quo territorial, a la fija-
cambio pacífico quedaron protegidas en el Acta final d e Helsinki, ción definitiva de las fronteras exitentes. El principio del cambio pa-
como lo estaban en los tratados constitutivos de la «política hacia el cífico quedaba adm itido, incluso si sus medios no quedaban
Este». claramente definidos. Más fu erza adquirió por su asociación al respe-
Desde el comienzo de la segunda fase de las negociaciones~ en el to de los derechos humanos (séptimo principio). En cuanto a las me-
otoño de 1973, el principio de la inviolabilidad de las fronteras, de- didas del «tercer cesto», al recurrir a la libre determinación de los ciu-
fendido en los proyectos soviético y francés, había provocado claras dadanos, daba asentamiento sociológico al principio del cambio
divergencias de apreciación entrt: los miembros de la primera comi- pacífico.
sión, pues mientras Francia hacía referencia a la posibilidad de modi- N o obstante, los Estados socialistas intentaron una lectura dife-
ficar las fronteras por medios pacíficos, la URSS exigía por el contra- rente de los principios paneuropeos, de la que el tratado concluido
rio la inclusión de una declaración de acuerdo a la cual los Estados se por la URSS y la RDA el 7 d e octubre de 1975, dos meses apenas
comprometían a no presentar pretensiones territoriales. después de la cumbre de Helsinki, ofrece una doble ilustración.
A partir de 1974, la redacción del tercer principio, relativo a la in- Por un lado, en contra del párrafo 5 del preámbulo del Acta final
violabilidad de las fronteras, continuaba siendo el punto sensible de que extendía la aplicación de los principios paneuropeos al conjunto
las negociaciones. Para los soviéticos, las eventualidades de cambio se de las relaciones entre Estados, «independientemente de su sistema
presentan de manera totalmente teórica y deberían quedar subordi- político, econó mico o social», el tratado de 1975 pone el acento en la
nadas a nuevas reuniones paneuropeas, confiriéndose así un derecho especificidad de las relaciones entre Estados socialistas. Reafirmación
de veto a cada uno de los Estados europeos sobre cualquier modifica- de la llamada doctrina de la «so beranía limitada» o, si se prefiere, de
ción del mapa del continente. Finalmente, se adoptó una fórmula la «ayuda fraterna entre Estados socialistas», con el riesgo de petrifi-
presentada por Francia -los Estados participantes «consideran que ' car la ideología dominante y las estructuras estatales de la RDA, a la
sus fronteras pueden ser modificadas, de conformidad con el derecho sombra del Pacto de Varsovia.
internacional, por medios pacíficos y por vía de acuerdo>>- bajo la Por otro lado, el tratado de 1975 erige, en su artículo 6, la inviola-
forma de una «frase flotante» que no encontrará su sitio en el Acta fi- bilidad de las fronteras a <<condición esencial de la seguridad euro-
La política hacia el Este del canciller Br:tndt 379
378 La distensión y la crisis de las alianzas
mental de Kiesinger de diciembre no contenía ningún .~ato p~ecis~ sobre la
pea». Emerge así la idea implícita de que la intangibilidad de las fro n- frontera occidental polaca, aunque mostraba comprens10n hacta el deseo del
teras equivalía a su inmutabilidad. En el mismo sentido, la doctrina pueblo polaco "a vivir por fin en un territorio nacional con fr~nteras se-
de laRDA, pese a la estipulación en el Acta final de la igual impor- guras".»
tancia de los diez principios, pretende establecer una doble jerarquía
de normas: no sólo por la primacía del «primer cesto» sobre los otros (Memorias politicas, 1960-1975. Trad. M. Falkcnroth, Ed. Dopesa,
dos, sino también por una jerarquización entre los diez principios, Barcelona, 1976, voi.I, págs. 344 y ss.)
siendo fundamentales únicamente cinco de ellos, entre los cuales el de
no injerencia, que aparecerá como la consecuencia primordial del
Acta de Helsinki.
El debate es fundamental para el futuro alemán. ¿Se trata real-
mente de privilegiar el principio de no injerencia? De ser así, la
hipótesis de una consolidación de las alianzas existentes y de una
consagración de la división de Alemania, que temía Egon Bahr en
sus «modelos» de 1968, se haría realidad. ¿Se trata de poner el
acento en los derechos humanos y el cambio pacífico? En este
caso, la U nión Soviética obtiene la consagración del statu quo,
pero se ve forzada a dejar la puerta abierta al desbordamiento de
este último; el acondicionamiento de una cooperació n práctica en-
tre las dos partes de la nación alemana crea las condiciones de una
reunificación.
DOCUMI.N'fO
440
442 Los conflictos periféricos y la erosión <.!t: la distensión 443
especie de tutela internacional sobre Laos, con una vigilancia penna- · Wantería para protegerles y de apoyo aéreo. Proyectan inclus9 la ul-
nente de la coyuntura política de ese país. El compromiso recogido wrior presencia de un cuerpo expedicionario de doscientos mil hom-
en la Declaración y en el Protocolo sobre la neutralidad de Laos de : bres. Otros consejeros de Kennedy son más escépticos y llegan a pre-
23 de julio de 1962 prohíbe cualquier cambio en el poder político de . <Ver la hipótesis de la negociación y la retirada, entre los cuales están
la fuerzas en presencia: la conexión entre los compromisos interna- el embajador Harriman, que había negociado los acuerdos de Laos, y
cionales de Laos y la neutralización del juego político interno se pre- ··George Ball, que preveía «trescientos mil estadounidenses empanta-
senta de tal manera que la victoria de la derecha o de los comunistas . n;tdos en los arrozales ». Kennedy escogió una vía intermedia: estable-
sería interpretada como un cuestionamiento de la neutralidad del Es- cería una «alianza limitada» con Vietnam del Sur, pero la ayuda ame-
tado laosiano. ricana no sería incondicional, y Diem debería lograr el apoyo de la
Vietnam del Sur parece por el contrario una realidad política. Es- población por. medio .d.e reformas política~ y social~s.
tados Unidos no firmó los acuerdos de Ginebra de 20 de julio de Los conseJeros mi.lnares amencanos son profestonales que habían
1954 que pusieron fin a la primera guerra de lndochina entre Francia participado en el segundo conflicto mundial o en la guerra de Corea.
y Vietnam, y no aceptó la cláusula que preveía un referéndum sobre Organizaron unidades especiales de montañeros del centro de Viet-
la unificación de Vietnam en los dos años siguientes al armisticio. Es- nam; disponían de trescientos aviones, blindados y helicópteros; de-
tados Unidos se fijó hacer viable el Estado que se constituía al sur del cidieron la utilización de napalm y de defoliadores para localizar al
paralelo 17, y en consecuencia apoyaron al gobierno survietnamita de enemigo en la jungla. Contribuyeron a la construcción de «aldeas es-
Ngo Dinh Diem que se había asegurado el poder, convirtiéndose tratégicas», experiencia ya hecha en Malasia y en Filipinas consistente
Vietnam en una república tras la eliminación por referéndum del em- en reagrupar a los campesinos en pueblos rodeados de barreras de
perador Bao Dai; el Estado se beneficiaba de la ayuda americana y el b¡¡mbú y protegidos por soldados que permitiría cortar al Vietcong
ejército a su vez de los consejos de los instructores militares america- de sus bases logísticas y poner fin al terror que ejercían en el campo.
nos. Sin embargo, la política de Diem es muy discutida: católico de Los campesinos podrían sobre todo elegir en estas «aldeas estratégi-
una gran rigidez, el Jefe del Estado survietnamita deja en la oposición cas» consejos municipales, llevar a cabo reformas agrarias, organizar
a la mayoría budista del país y asimila «liberales» y comunistas; su la educación de sus hijos y un sistema sanitario. Sería el alba de un
nepotismo -varios miembros de su familia entran en el gobierno-, nuevo Vietnam más democrático. En 1962, tres mil quinientas aldeas
acrecienta su impopularidad. La subversión creció, extendiendo su estratégicas habían sido edificadas, previéndose dos mil más.
avance los comunistas del Frente Nacional de Liberación, los Viet- Desafortunadamente la responsabilidad de las aldeas estratégicas
cong, ayudad.os financieramente y entrenados por Hanoi. En cuanto fue confiada al hermano de Diem, Ngo Dinh Nhu, que, lejos de preo-
accede a la presidencia, Kennedy es puesto en alerta por un informe cuparse por la democracia, del reparto de tierras o de la infraestructu-
del general Lansdale, especialista de la contraguerrilla. Desentenderse ra sanitaria, hizo de los reagrupamientos rurales una nueva estructura
de la cuestión como en Laos no era imaginable, y el Presidente apro- autoritaria. El fracaso político fue total. Mientras tanto, Estados Uni-
bó un plan de lucha contra la subversión y el 28 de enero de 1961 en- dos había tomado conciencia de la creciente impopularidad de Diem.
vió a 400 miembros de la fuerzas especiales, los «boinas verdes», con A partir de 1963, las manifestaciones budistas se multiplicaron, en
el fin de lanzar operaciones de sabotaje contra Vietnam del Norte y particular en Hué, la antigua capital imperial, y el 11 de junio un
el Vietcong. Las misiones americanas en Saigón se multiplicaron: el bonzo se inmoló quemándose en Saigón, provocando las burlas de la
vícepn!sidente Johnson, el general Maxwell Taylor, el consejero Walt esposa de Nhu. Washington estaba conmvcionado y se tomó la deci-
Rostow, todos ellos persuadidos de la urgencia de la situación y de sión de no sostener más tiempo a Diem. El 1 de noviembre de 1963
que era ya hora de llevar a cabo una política más voluntarista ante. los tuvo lugar un golpe militar, siendo asesinados Diem y Nhu; el 8, Es-
intentos de dominio del comunismo sobre Vietnam del Sur, defien- tados Unidos reconoció a la nueva Junta Militar. .
den el envío de unidades de ingenieros (para reconstruir los diques La incertidumbre reina en Washington. Nuevas misiones ameri-
que el Mekong ha destruido y levantar la moral de los vietnamitas), canas recorren Vietnam del Sur, unas llegando a la conclusión del
444 Los conflictos periféricos y la erosión de la distensión Vietnam: la guerra americana
445
hundimiento total del régimen y otras señalando los grandes progre- bres, alcanzar~ los ciento ochenta mil en l965, quinientos. mil en
sos y previendo la erradicación de la amen~za del V:ietco.ng para .1965. 1967, quinientos veinticinco mil en 1968; no atravesará el paralelo 17
¿Cómo habría reaccionado Kennedy st no hubtesc stdo asestnado pe.r? de,berá aplast~r la r~belión en el sur. Sin embargo, Washington
en Dalias? Según el senador Mike Mansfield, el Presidente le h~~ría utilizara el arma aerea dtrecramente contra Hanoi: el 7 y el 8 d e fe-
confiado que se había tomado la decisión de retirar personal mdttar brero de 1965, Johnson (que había ganado las elecciones presidencia-
americano tras su reelección en 1965. Lyndon Johnson apona su tes- les del otoño de 1964) desencadenó la operación Rolling Thunders,
timonio de que jamás tuvo noticia de tal proyecto. En nuestra opi- ordenando el bombardeo de objetivos militares en Vietnam del Nor-
nión, la interpretación de André Kaspi parece poner término al dob~e te; los ataques aéreos se multiplicaron, de veinticinco mil en 1965 a
debate entre actores políticos y entre historiadores: la retirada amen- ciento .ocho mi! en 1967, pasando el tonelaje de bombas de sesenta y
cana fue prevista para 1965 en caso de total éxito. estadou.nide~se, tres mt~ a doscte?tas veintiséis mil. Sin embargo, la situación seguía
pero una prolongación de último minuto habría stdo prevtsta st se degradandose: VIetnam del Norte continúa, bajo los bombardeos su
diese la hipótesis contraria. Para Kcnnedy lo más importante hasta el esfuerzo. milit~r. graci.as a los envíos soviéticos de armamento y al 'so-
final fue ganar la guerra de Vietnam. 1 corro ahmentJcto chmo; en el sur, los doscientos mil combatientes
«Vietcon~» del .Frente. Nacion~1 de Liberación, reforzados por cin-
cuenta rml norvtetnamnas, prosiguen una guerra de gran amplitud en
Johnson y la escalada militar 1 la que se entremezclan la subversión de guerrillas y las batallas clási-
cas. El 31 de enero de 1968, el Vietcong desencadena la «ofensiva del
Cuando entró en la Casa Blanca tras la tragedia de Dalias, Lyn- f Tet,. (el nuevo año vietnamita): una centena de ciudades al mismo
don Johnson estaba tan convencido como Kennedy de la necesidad tie~po sufren ataques de morteros y cohetes. En Saigón, los partí-
de poner fin a la expansión del ~munism.o asiático; ?ecidió mantener danos del FLN alcanzan la embajada americana en el centro de la
y después aumentar el compro~so amencano en Vtetnam. ~~:~ten ciudad; en Cholon no cesa el ataque más que tras el bombardeo aéreo
sión del esfuerzo de guerra amencano responde a la degradacJOn de la de sus pos~ci?~~s; ~n Hué .~cu.pan el c?njunto de la antigua capital
situación en el terreno de las fuerzas de Vietnam del Sur; los informes du~ante vemus~ts d1as. El e¡erc1to amencano logra finalmente la vic-
de la CIA eran alarmistas; la elección presidencial se aproximaba y el to~l3; pero_el :Vtetcon~ se había apuntado un punto importante ante la
candidato republicano Barry Goldwater defendía una escalada ~ilitar opmwn publi~a amenc:na: las «palo~as» -Eugene McCarthy en el
que permitiría alcanzar un éxito decisivo. La VII flota estadoumden- se?o del Partido Democrata, la actnz Jaoe Fonda y Martín Luther
se patrullaba en el golfo de Tonkín. Los días 2 y 5 de agosto de 1964 Kmg- llev~n a cabo una campaña en favor de la negociación. La
se informa del estallido de violentos incidentes en los cuales el des- guerra de VIetnam cuesta a Estados Unidos veinticinco mil millones
tructor estadounidense Maddox habría sido atacado por lanchas rápi- de dólares de un presupuesto militar total de setenta y cinco mil mi-
das norvietnamitas. El 7 de agosta, el Congreso votó por casi unani- llones. Ell de marzo de 1968, McNamara se retira de la Secretaría de
midad la «resolución del Golfo de Tonkin», de acuerdo con la cual el Defe~~a y su sucesor Clark Clifford se muestra partidario de la inte-
Presidente habría sido autorizado a tomar «todas las medidas necesa- rrupcwn de los bombardeos. El31 de marzo, en un discurso televisa-
rias incluso el recurso a la fuerza armada», para ayudar «todo Estado do, Johnson anunció la suspensión parcial de los bombardeos aéreos
sig~atario del tratado de defensa colectiva del Sudeste Asiátic?» -o sobre Vietnam del Norte (limitados a partir de entonces a los parale-
todo Estado «que figure en el protocolo», que era el caso de VIetnam los1? y 19) y su decisión de no solicitar un segundo mandato presi-
del Sur- que «solicite la asistencia (de Estados U nidos) para defen- denctal. El 13 de mayo se inician las conversaciones en París: Hanoi
der la libertad». exige la suspensión incondicional de los bombardeos, suspensión
La época de los consejeros militares ha quedado atrás; la inter- aceptada el 31 .de octubre por Johnson en un último esfuerzo para
vención directa de Estados Unidos se convierte en posible. El cuerpo a~oyar al ~ndtdato ~emócrata a la presidencia Hubert Humphrey.
expedicionario americano, que en 1964 contaba veintitrés mil hom- Richard N1xon no de¡a por ello de ser elegido el S de noviembre con
446 Los conflictos periféricos y la erosión de la distensión Vietnam: la guerra americ.:ana
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quinientos mil votos más, mient~as q~: un tercer candid~to, el. sudi~ namizac.ión» qu~ preconiza Hemy Kissinger en su artículo-programa
ta Wallace, partidario de la conunuaclon de la guerra, reune d1ez mi- en Foretgn AffaLrs (enero 1969), será apreciado muy diversamente en
llones de sufragios. De hecho, la opinión americana era sobre todo su ~plicación concreta: «horrible maniobra fraudulenta» paia Gal-
hostil a la manera en la que se había dirigido la guerra. En su ensayo b~~th, pues s~pone «que no podemos confiar a un gobierno local ma-
sobre la política exterior de Estados U nidos, La fin de l' hmocence, nifiestamente mcompetente, corrompido e impopular, suficiente can-
Denise Artaud diagnosticó con gran lucidez que al igual que Ken- tidad de armas para que luche a la vez contra el enemigo y contra una
nedy, Johnson quiso «el fin y no los medios»; «ante un adversario gran parte de su pueblo••; simple «astucia» según Stanley Hoffman,
que llevaba a cabo una guerra total... creyó que podría lograr la victo- puest~ que "}os fines continúan siendo los mismos, los compromisos
ria sin recurrir a las reservas, aumentar los impuestos, movilizar a la tambien, y solo se promete emplear medios menos llamativos».
opinión»; según la frase del celebre columnista Alsop, «intentó hacer En consecuencia la vía es estrecha: no llevar a cabo el desentendi-
la guerra sin que el New York Times lo notase». ¿Cómo explicar esta roie~to b~tal exigido por los pacifistas; obtener una «paz honrosa»
incoherencia que provocó una escalada «mortífera y estéril»? Sin al miS~_? tiempo que se negocta con la espalda comra la pared, bajo
duda Johnson había subestimado al régimen de Hanoi, su empuje re- la preswn c~da vez más fuerte de la opinión pública americana, ante
volucionario, «la fuerza que le Jaba su ideología y su desprecio de la un adversano que no parece precisamente dispuesto a las concesiones
vida humana». Sin duda también, daba la prioridad a la política inte- y bajo la mirada desconfiada del aliado vietnamita, e incluso de los
rior, a su gran programa de reformas sociales, la «Gran Sociedad», sin aliados asiáticos.
tomar conciencia de la profunda crisis psicológica y social que iba a e!
~ ~ 25 de. enero d~ 196?, Nix~~ decidió la retirada progresiva
provocar en Estados Unidos el conflicto vietnamita. del ~Je~~Ito de tierra, rettr~da mcondtcwnal que no será objeto de ne-
goctacwn con el adversano. En diciembre de 1971 no quedarían más
que ciento seten.ta y un mil soldados americanos en Vietnam. Queda-
Nixon y el intento de «vietnamización » ba por. persuad.Ir al Estado Mayor americano de la legitimidad del
«cambw», constderado como una desautorización de la anterior acti-
En su campaña presidencial, Nixon había prometido poner fin a tud, y convencer al aliado local Jel interés de la «vietnamización». El
la guerra de Vietnam. No se trataba sólo de lanzar un argument? 8 de junio ?e 1969, Nixo~ se entrevistó con el general Thieu en Mid-
electoral que permitiese a «Dick el tramposo» de «echar» a la admi- way: la retirada estadoumdense tendrá como contrapartida una ma -
nistración demócrata que le había impedido acceder a la Casa Blanca yor ~yuda a las ~uerzas armadas vietnamitas, que recibirían ochocien-
en 1960, sino también de la voluntad de devolver su eficacia a una po- tas cmcuema mli toneladas de armamento, sobrepasarán el millón de
lítica exterior an1ericana que debería ser relativista en sus fines, con- hombres y estarían dotadas d e la cuarta aviación del mundo. El 25 de
sagrada, en cada caso, a la búsqueda no de la solución ideal, sino del julio de 1969, ante el escepticismo de los universitarios y analistas li-
compromiso menos imperfecto y moderada en sus medios, por un berales, Nixon confirmó la moderación de las ambiciones planetarias
cierto distanciamiento tanto psicológico como físico. americanas: la doctrina Nixon para Asia, enunciada en Guam el 25 de
El conflicto vietnamita debería permitir en lo inmediato medir esa julio de 1969, podría estar simbólicameme opuesta a la doctrina Tru-
voluntad americana de distanciamiento físico y psicológico: (<Estados man de marzo Je 1947. Los Estados Unidos de Richard Nixon a fal-
Undios deberá concentrar sus esfuerzos en la retirada recíproca de las ta de alcanzar ese nueva «edad de oro de las relaciones interna~iona
fuerzas exteriores evitando negociar mientras fuese posible sobre la les» que exaltará la convención republicana de Miami en agosto de
estructura interna de Vietnam del Sur. Corresponde a los vietnamitas 19~2, ~stá. ~ pun.to de sustituir una política de acción por una política
del sur por sí mismos asumir la responsabilidad fundamental de las de tncJtacwn. Cierto que la d octrina de Guam conllevaba una contra-
negociaciones directas en cuanto a este último asunto. Si nos compro- partida, como la «vietnamización»: Estados Unidos continuaría dan-
metiésemos a fondo en las cuestiones internas de este país, nos desli- do pr~tección nuclear, armamento e instructores; simplemente no
zaría~os hacia una ciénaga de complicacioneS>>. En realidad, la «viet- enviara sus fuerzas al extranjero.
·HS Los conflictos periféricos y la erosión de la distensión
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