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Apiaguaiki Tumpa. La Masacre de Kuruyuki.

La Masacre de Kuruyuki
Las fuerzas de Chuquisaca y Santa Cruz, a las seis de la mañana del 28 de enero
de 1892, llegaron a la serranía de Aguaragüe, en Kuruyuki, en una prolongación
del valle de Ivo, iniciando una sangrienta batalla.
Hombres, mujeres y niños chiriguanos, con sus rostros pintados en rojo y negro,
se atrincheraron cavando fosas reforzadas con estacas. Lucharon con un valor
sorprendente, pero la desventaja en armas era demasiado grande; el
ejército karai fue ganando terreno y tras ocho horas de combate fueron
derrotados. El coronel Frías en una carta dirigida al Prefecto del Departamento de
Chuquisaca, calculaba que los muertos chiriguanos alcanzaban la cifra de
novecientos a mil, entre hombres, mujeres y niños. Apiaguaiki y otros jefes
indígenas lograron escapar.
Inmediatamente se inicio la persecución del Tumpa. Durante la misma, tanto las
tropas militares como los propios terratenientes iban asesinando a los chiriguanos
y confiscando sus bienes, querían "limpiar la zona de todo vestigio de rebeldía
indígena". Las tierras fueron adjudicadas al Colegio Franciscano Misionero de
Potosí, para que fundara una reducción misionera. Se calcula que unos 2700
chiriguanos resultaron muertos y otros 1200 tomados prisioneros y distribuidos
como esclavos entre los vencedores y hacendados de la región; los jefes que se
rindieron fueron ejecutados en la plaza de Santa Rosa, en presencia de toda la
población. De los que pudieron escapar, muchos se refugiaron en el norte
argentino.
Guatinguay, cacique de Caruruti, traicionaría a Apiaguaiki a cambio de salvar su
vida. Lo había acompañado durante toda la guerra y gozaba de su confianza, lo
que le permitió llevarlo a una emboscada donde lo esperaba un grupo armado del
hacendado José Martínez.
Es trasladado al pueblo de Sauces, hoy Monteagudo del departamento
Chuquisaca, durante su prisión nunca demostró debilidad ni temor, ni despegó los
labios a pesar de ser torturado salvajemente. Luego de 15 días, es sometido al
Consejo de Guerra que decide realizar su ejecución el 29 de marzo de 1892.
Se convocó al pueblo a la plaza principal, primero fueron ejecutados dos de sus
capitanes: Güaracota y Ayemoti. El Tumpa fue torturado, suplicio que no se
conoce con claridad -se dice fue empalado- y a las cuatro de la tarde fue fusilado
atado a un poste. El Delegado gubernamental Coronel Melchor Chavarría en su
informe escribía: "Apiaguaiki murió con la altivez de un gran caudillo. En
cumplimiento de lo dispuesto en la orden general, el cadáver permaneció
expuesto en el patíbulo hasta el día siguiente".

Aunque luego se produjeron pequeñas sublevaciones, se considera al 28 de enero


de 1892 como el fin de las insurrecciones chiriguanas que abrió el paso a la
apropiación de los territorios indígenas del Chaco Boreal.

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