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En el siglo XXI, el mundo ha sido testigo del ascenso imparable de la República

Popular China como una potencia económica, tecnológica y militar. Sin embargo, detrás
de este impresionante crecimiento se encuentra un sistema político que merece un
examen crítico y exhaustivo. El sistema político chino, encabezado por el Partido
Comunista, ha sido objeto de controversia y debate en todo el mundo debido a su falta
de transparencia, represión de los derechos humanos y limitaciones a la libertad de
expresión.

En este trabajo crítico, nos adentraremos en los entresijos del sistema político chino y
exploraremos las preocupaciones fundamentales que plantea para sus ciudadanos y para
la comunidad internacional en general. Examinaremos los pilares fundamentales del
sistema, como la estructura del Partido Comunista Chino, la ausencia de una verdadera
separación de poderes y la supresión de la disidencia política.

Análogamente, analizaremos cómo el sistema político chino ha ejercido un control


férreo sobre la sociedad y ha implementado políticas de vigilancia masiva, que han
generado preocupaciones sobre la libertad de expresión y los derechos individuales.

Finalmente, a través de este trabajo, nos adentraremos en el corazón del dragón rojo y
desafiaremos las prácticas políticas que han dado forma a la China moderna. Con el fin
de examinar y analizar sus implicaciones, y a partir de ello dar una breve reflexión sobre
el futuro de este sistema y su influencia en un mundo cada vez más interconectado y
complejo.

Libertad de expresión

Hoy en día, la libertad de expresión en China cuenta con un carácter limitativo y


restringido debido a la contención y censura impuestas por el gobierno chino. Aunque la
Constitución de China garantiza la libertad de expresión en teoría, en la práctica existen
una serie de leyes y regulaciones que limitan severamente esta libertad no solo de
carácter verbal, sino que también en el ambiente del internet. Según Cañizales (2020):

“Esto no es ni casual ni nuevo. La falta de libertades es lo que distingue a China


desde que se instauró el régimen comunista en 1949. La Declaración Universal
de los Derechos Humanos de 1948, ha sido literalmente letra muerta en el
gigantesco país de Asia.” (p. 109)

En los últimos años la censura en el país asiático, se incrementado en la sección digital.


Basándonos en lo sostenido por Reporteros Sin Fronteras (2020) Xi Jinping utilizando
ampliamente las últimas tecnologías, ha conseguido establecer un sistema social
fundamentado en el control de la información y la vigilancia de los habitantes chinos.

En este sentido, el Gran Cortafuegos de China y la represión sistemática de contenidos


en línea han restringido la libertad de información y limitado el acceso a plataformas y
redes sociales internacionales. Con dicho propósito, los castigos no solo se limitan
únicamente a aquellos que redactan o comparten información. Incluso la búsqueda de
información por parte de los ciudadanos en temas sensibles según el régimen chino
puede llevar a ser encarcelados, aun cuando se utiliza una aplicación de mensajería
"privada". Estas comillas son colocadas con carácter a propósito, debido a que como
sabemos en el país oriental no existe la verdadera privacidad.

El omnipresente Estado dirigido por el Partido Comunista, conocido como el Gran


Hermano, vigila todo y los ciudadanos son conscientes de ello. La cadena de televisión
DW español en el año 2019 publicó un video sobre cómo opera la barrera digital china,
la cual rastrea y localiza la actividad en línea de los usuarios chinos y filtra el contenido
para evitar que emerjan posibles ideas "dañinas" emergentes. Desde mediados de la
década de 1990, se propusieron una serie de regulaciones para limitar la circulación de
contenido digital que pudiera poner en peligro la autoridad del Partido Comunista
Chino. Según la Sinóloga de la Hertie School of Governance de Berlín, Daniela
Stockmann “es básicamente una enorme conexión de internet conectada a la red global
a través de muy pocos servidores, y como todo el tráfico de información pasa por esos
servidores al gobierno chino le resulta fácil bloquear ciertos contenidos” (Canal DW
español, 2019, 3m47s).

En esta misma línea, los ciudadanos no cuentan con accesibilidad a páginas webs de
origen extranjera como lo son los gigantes tecnológicos: Google, Amazon, Facebook y
Apple o conocidos por su acrónimo “GAFA”; estos en el país asiático son reemplazados
por Baidu, Alibaba y Tencent, obteniendo el acrónimo de “BAT”. De la misma manera,
si el gobierno chino no les da el visto bueno o autorización a las páginas, sencillamente
estas son bloqueadas. Para que estas aplicaciones chinas tengan libre funcionamiento en
el país cuenta con un acuerdo con el gobierno chino en base a las limitaciones con las
que cuentan. Xiao Qiang, quien es activista y defensor de los derechos humanos señala
que “La censura viene antes de la publicación. Apps restringen el contenido que pueda
molestar al gobierno antes de que la policía incluso lo identifique” (Canal DW español,
2019, 4m41s).

El control de internet se ha elevado de manera exponencial en China y como efecto trae


consecuencias políticas espeluznantes. El internet en la República Popular China ha ido
perdiendo paulatinamente su papel político en la liberalización y democratización de
dicha sociedad. Como ejemplo tenemos la ejecución de la aplicación para teléfonos
móviles del partido comunista china; la cual no solo se encarga de difundir la agenda y
noticias del gobierno, sino que también se utiliza para mantener en raya a sus
ciudadanos. De acuerdo el activista por la democracia, Joshua Wong el accionar del
régimen chino “Refleja el nacimiento del autoritarismo digital en China y muestra cómo
el régimen comunista va utilizar las aplicaciones móviles para divulgar su propaganda y
su ideología". (Canal DW español, 2019, 7m23s).

Coronavirus:

De todas formas, respecto a los sucesos en China y el Coronavirus, será muy


difícil conocer con precisión los hechos. Se sabe que el gobierno expulsó a los
periodistas extranjeros de las áreas clave, lo que significa que durante todo este
proceso solo tuvimos acceso a la versión oficial de los acontecimientos, en otras
palabras, solo nos informaban lo que el gobierno deseaba.

Relacionando este tema con el ámbito digital el día que China notificó de
manera oficial a la Organización Mundial de la Salud sobre la proliferación del
Coronavirus, Reporteros Sin Fronteras (2020) señalaron que paralelamente, el
gobierno chino presionó a la aplicación de comunicación WeChat para que
eliminara un considerable número de palabras clave relacionadas con la
epidemia.

Se supo que durante todo este periodo el gobierno mantuvo su “política de


COVID cero”, que incluía confinamientos generalizados y cuarentenas
obligatorias, durante la mayor parte del año. A partir de mediados de noviembre
del 2020 se intensificaron las protestas localizadas contra las duras restricciones.
Así mismo, se tuvieron noticias de escasez de alimentos y de demoras o
impedimentos en el acceso a atención médica de emergencia en zonas
confinadas. Un número desconocido de personas fallecieron tras negarles el
ingreso en el hospital. Las condiciones en los centros de cuarentena, en los que
se retenía a las personas que habían dado positivo en la prueba de COVID-19, a
menudo eran precarias e insalubres. En algunos casos se separaba a niños y
niñas de sus progenitores.
Sin embargo, toda esta información recabada no esta completa, ya que como es
de saber publico el gobierno chino tomo medidas contundentes para sofocar
todas las fuentes de información independientes sin piedad. Donde no solo
sufrieron los estragos los periodistas calificados, sino cualquier ciudadano que
quería compartir cualquier tipo de información sobre la situación que se estaba
viviendo en el país asiático.

Uno de los primeros casos emblemáticos sobre la opresión relacionada a la


libertad de expresión fue el del oftalmólogo, Li Wenliang, quien trato de alertar
ante la presencia de una posible pandemia del COVID. "El doctor Li era como
tantos otros ciudadanos chinos que quieren contar la realidad de lo que está
sucediendo y alertar a sus conciudadanos sobre la negligencia del gobierno",
añade Daniel Bastard (2020). Dias despues de haber mantenido una
conversación con sus alumnos sobre el tema mediante We chat, fue interrogado
por las autoridades chinas y lo obligaron a reconocer que la información que
había difundido no contaba con un carácter verídico. Su historia acabo con su
fallecimiento el 7 de febrero del 2020 a causa del coronavirus.

Otro caso importante fue el del empresario textil, Fang Bing, quien empezó a
informar sobre lo que realmente estaba sucediendo en su ciudad, Wuhan. En sus
primeros videos, podemos observar como los hospitales estaban colapsados por
la cantidad de cadáveres victimas del coronavirus. Ante este tipo de contenido el
gobierno chino se puso en alerta y considero inaceptable que ciudadanos chinos
se conviertan en periodistas independientes y difundan información por cuenta
propia. En el último video transmitido por Fang, el 4 de febrero del 2020,
converso con habitante de Wuhan. Se supo que dos dias despues de este suceso,
su cuenta fue dada de baja de Weibo y al día siguiente se les notifico a sus
padres que el se encontraba en cuarentena, pero desde ese día su familia no ha
vuelto a tener noticias de él.

Con respecto al posible carácter de prevención ante todo lo sucedido en estos


últimos años, Reporteros Sin Fronteras (2020) señalaron en un informe:

“sin el control y la censura impuestos por las autoridades de China, los


medios chinos habrían informado a la ciudadanía mucho antes de la
gravedad de la epidemia de coronavirus, salvando así miles de vidas y
evitando, quizás, la actual pandemia. Si las autoridades no hubieran
ocultado a los medios la existencia de un brote epidémico vinculado a un
mercado muy popular, el público habría dejado de visitar este lugar
mucho antes de su cierre oficial, el 1 de enero”.

Por lo que podemos notar todo el efecto ocasionado por la limitación de la libre
expresión en China ocasionaron consecuencias catastróficas para todos los
países a nivel mundial. Cañizales (2020) afirma que:

La supuesta “protección” de la salud de ciudadanos, pero en un contexto


en el cual éstos están desinformados y sin posibilidad de saber a ciencia
cierta las dimensiones del problema, no hace mejor a un régimen que
niega las libertades básicas. Y esto es un asunto central” (p. 111)

Estas restricciones relacionadas con la libertad de expresión en China


dificultaron la obtención de una imagen clara y precisa de lo que realmente
ocurrió durante la pandemia. La falta de claridad y la supresión de información
independiente plantean serias preocupaciones sobre la rendición de cuentas y la
capacidad de los ciudadanos chinos para obtener información veraz y tomar
decisiones informadas sobre su salud y bienestar lo que plantea desafíos
significativos para la transparencia y la garantía de los derechos de los
ciudadanos.

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