Está en la página 1de 2

Razones del constructo:

En este sistema que habitamos, primero se nos enseña a ser hombres y mujeres, se nos
enseña a adquirir unos determinados roles según el grupo al que pertenezcamos, y luego se
nos dice que tenemos que buscar a alguien que nos complemente para ser felices.
Además de que en nuestras sociedades capitalistas y patriarcales, las relaciones de pareja
normales son: de carácter heterosexual, con un máximo de dos miembros, opuestos entre
sí, pero complementarios, con un marco de diferencia de edad no mayor a 5 años y siempre
y cuando el hombre sea el que predomina en edad... Todas aquellas que se desvían de la
norma son consideradas promiscuas, raras, extravagantes…
Por eso los miembros de las sociedades tratamos de ajustarnos a la norma, para poder
integrarnos en las comunidades sin problemas. Por eso nuestra realidad está compuesta
por aquello que se muestra “normal” en sociedad (afectos normales, relaciones normales,
personas normales)…
Los amores que rompen las barreras de la etnia, el idioma, la religión, la clase
socioeconómica, la edad, y tabúes fundamentales como el incesto, se enfrentan
radicalmente al qué dirán. Al ostracismo social, al escándalo, al tribunal, a la cárcel o a la
muerte. Y es que dependiendo del país donde vivas, tendrás mayor o menor libertad para
enamorarte y tener relaciones de pareja libres y vivirlas.

A los seres humanos nos gusta lo prohibido.


Somos adictos a las emociones fuertes, nos encanta el reto, el desafío, la clandestinidad, y
nos arrojamos a pasiones inconvenientes porque nos gusta sentirnos vivas.

Deshacer el constructo:
Por eso la sociedad ha de cambiar la cultura, y la cultura ha de cambiar la sociedad, para
que podamos crear un mundo más libre y diverso en afectos. Ahora mismo seguimos
atrapados en unas estructuras basadas en etiquetas que reducen nuestra libertad de
compartir y compartirnos en pareja, con la plena conciencia de nuestras elecciones,
entendiendo pros y contras de los vínculos que vamos a establecer.

A través de la cultura idealizamos este modelo de “pareja normal” cumpliendo con los
estándares de edad, y de rol dentro de una relación de pareja, en donde lo bien visto es ver
al hombre siendo más grande por pocos o muchos años de diferencia, en razón de que
tiene más experiencia, sabrá cuidar mejor de la familia, es la parte líder de la relación y
sobre todo al tener una vida económica más estable, será mejor sustento económico para
su familia; pero que hay de Mujer, cuando la mujer es lo suficientemente madura,
experimentada, realizada, capaz y entonces se da la oportunidad de “sentir” “enamorarse”
“elegir”, creando una vida en pareja con alguien más joven, siendo esa parte fresca que
motiva, acompaña y equilibra los roles establecidos en la sociedad, siendo ejemplo de que
una pareja, así, también puede prosperar.

Solo luchando contra las idealizaciones mitificadas de nuestra cultura, deshaciéndonos del
miedo al qué dirán, jugando con los roles y las palabras, rompiendo techos y muros
creados para oprimir para controlar el amor, controlar los roles dentro de la pareja y lo
bien visto, lograremos crear una sociedad más justa, más igualitaria y más diversa. La
lucha por los derechos de las mujeres empieza en las casas y después sale a las calles.
No me cabe duda de que mejorando nuestras relaciones sexuales y afectivas
seríamos más felices, y ello podría transformar nuestra cultura y nuestra
forma de organizarnos política y económicamente.

Mientras soñamos despiertos, el mundo necesita cambios urgentes. Para que haya un cambio real,
las gentes han de abandonar sus paraísos individualistas basados en conseguir una pareja perfecta,
ideal, haciendo lo que la sociedad dicta como “normal”. Solo sobre la base de la solidaridad, la
ayuda mutua, el cariño a la comunidad, podremos mejorar nuestro mundo.

Es importante dejar atrás ciertos mitos basados en la diferencia de edad y los roles de la
misma, que solo promueven una dependencia mutua entre hombres y mujeres, y unas
relaciones basadas en una pobreza conceptual que excluye completamente la diversidad de
nuestro mundo.

Hay que rebelarse ante la tiranía de las etiquetas que nos discriminan, y a la represión de
los sentimientos. Dejar atrás los mitos ancestrales, desmontar la idea de parejas
“normales”que invade las pantallas y los anhelos de la gente, y crear un mundo con redes
de afecto más extensas y diversas, construir lazos de solidaridad y ayuda mutua,
organizarnos políticamente para cambiar unas estructuras que ya no sirven.

También podría gustarte