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PPB, C.F.

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La constancia perceptiva del tamaño y el Mecanismo de Calibración


Tamaño-Distancia 1.

El fenómeno de la constancia perceptiva del tamaño pertenece a un conjunto de


fenómenos que llamamos “constancias perceptivas”. Las constancias perceptivas son
procesos psicológicos que nos permiten comportarnos funcionalmente en un mundo en
el que la estimulación se ofrece a nuestros receptores sensoriales en continuo cambio.
En términos físicos es muy diferente el color de los objetos dependiendo del tipo de
iluminación que incida sobre ellos, o es muy diferente la forma de los objetos
dependiendo de la perspectiva que adoptemos con respecto a los mismos. Ahora bien,
los seres humanos y el resto de sujetos desarrollamos ciertos procesos a lo largo de
nuestras vidas que nos aseguran la percepción relativamente constante de las
propiedades de los objetos independientemente de la forma específica con que incida en
nuestros receptores sensoriales la caótica estimulación procedente de los mismos.
En concreto, el fenómeno de la “constancia percibida del tamaño” consiste en
que el tamaño de los objetos tal como lo percibimos permanece aproximadamente
constante con independencia de la distancia a la que éstos se encuentren de nosotros. La
función de los procesos responsables de este fenómeno parece evidente, ¿nos podemos
imaginar la vida en un mundo en el cual los objetos cambian de tamaño a medida que
nos acercamos o nos alejamos de ellos?
Para explicar esta capacidad de estimar de forma aproximada el tamaño real de
los objetos con independencia de lo alejados que se encuentren se ha propuesto un
proceso psicológico: el Mecanismo de Calibración Tamaño-Distancia (MCTD, en
adelante) 2. Pero antes de ver en qué consiste este mecanismo y cómo actúa debemos
pararnos en el concepto de “imagen retiniana”, resultante de los procesos de carácter
fisiológico sobre los que se asienta nuestra percepción visual de los objetos (sin ver las
deficiencias y contradicciones a las que nos llevaría afirmar que nuestra percepción
visual depende única y exclusivamente de tales procesos fisiológicos no podríamos
comprender la necesidad de incorporar el MCTD a nuestra explicación).

1.5.1. Tamaño percibido e Imagen Retiniana. La imagen retiniana, como su nombre


indica, es el resultado de la incidencia de la estimulación lumínica, reflejada en los
objetos, sobre nuestra retina donde se forma una imagen invertida a escala del objeto. El
tamaño de esta imagen retiniana viene determinado por el ángulo visual (resultante de
extender dos líneas desde el ojo de un observador a los extremos del objeto observado);
este, a su vez, depende críticamente de dos factores: a) la distancia a que se encuentra
el objeto y b) el tamaño real del objeto.

1
Basaremos nuestra exposición del ejemplar de la constancia perceptiva del tamaño en el manual de
percepción de E. Bruce Goldstein Sensación y percepción (1988).
2
El nombre de Mecanismo de Calibración Tamaño-Distancia es realmente equívoco. Nos referimos con
este nombre a un proceso psicológico que se desarrolla a lo largo de la ontogénesis del sujeto y que
requiere una explicación ulterior en términos una teoría del desarrollo (Vg.: en términos de sucesivos
ciclos de asimilación y acomodación de estructuras perceptivas)

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SITUACIÓN 1
SITUACIÓN 2

SITUACIÓN 3

En la situación 1 vemos como el ángulo visual (y consecuentemente el tamaño


de la imagen retiniana) varía para dos objetos de igual tamaño colocados a distintas
distancias. En la situación 2, por el contrario, vemos como varía el ángulo visual creado
por dos objetos de distinto tamaño colocados a la misma distancia del observador. Por
último, en la situación 3 podemos darnos cuenta la paradoja a la que nos llevaría
interpretar nuestra percepción del tamaño de los objetos exclusivamente como función
del tamaño de nuestra imagen retiniana: dos objetos, siendo el tamaño de uno el doble
del otro, situados el mayor al doble de distancia que el otro, provocan un mismo ángulo
visual y, por lo tanto, una imagen retiniana de idéntico tamaño. Si no dispusiéramos de
algún otro tipo de índice, juzgaríamos que ambos objetos tienen el mismo tamaño, lo
cual queda desmentido por nuestra experiencia con los objetos en la vida real (esto es,
somos perfectamente capaces, en una situación como la anteriormente planteada, de
distinguir el tamaño relativo de ambos objetos con un alto grado de aproximación).
Para salvar esta paradoja se ha propuesto la intervención de lo que se ha dado en
llamar Mecanismo de Calibración Tamaño-Distancia (MCTD); este “mecanismo” sería
el responsable de compensar el tamaño percibido del objeto, “corrigiendo” la imagen
retiniana del mismo de acuerdo con la información proveniente de las claves de
profundidad existentes en la situación que nos hacen estimar la distancia a la que se
encuentran los objetos. Así, a medida que el objeto se aleja y su imagen retiniana se va
haciendo más pequeña, el MCTD aumentaría su tamaño percibido para mantener
constante su “tamaño real” 3. Lo contrario ocurriría cuando el objeto se acerca.

Ilusiones visuales y MCTD. La teoría del MCTD se ha utilizado para interpretar


algunos de los fenómenos conocidos en la psicología de la percepción como “ilusiones

3
Es conveniente recalcar que la terminología que estoy usando tiene fines de procurar una mejor
comprensión. En realidad ni el MCTD hace nada (es un sujeto el que lo hace haciendo uso de los
mecanismos psicofisiológicos de la percepción visual), ni lo que hace es “corregir” (aumentando o
disminuyendo) el tamaño de la imagen retiniana que está dada en un plano estrictamente fisiológico y
que, como vimos, depende única y exclusivamente del ángulo visual. Es siempre un sujeto, en definitiva,
el que por sus experiencias anteriores con los espacios visuales que habita, “hace uso” de esta imagen
retiniana para estimar el tamaño del objeto.

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visuales”. La mejor forma de comprender el funcionamiento de un sistema es investigar


la causa por la que dicho sistema falla. Veamos la explicación que el MCTD hace de
algunos de los “fallos” en los que incurre nuestro sistema perceptivo para comprobar, en
primer lugar, la comprensión de la teoría y, en segundo lugar, para hacernos una idea de
la bondad de la misma.

La ilusión de Müller-Lyer: seguramente una de las ilusiones más famosas en la


literatura de la psicología de la percepción. Consiste, muy brevemente, en que dos líneas
exactamente del mismo tamaño nos parecen de diferente tamaño cuando van
acompañadas de líneas que forman determinados ángulos en sus extremos. Una de sus
versiones más espectaculares es la siguiente:

Como se puede observar, la línea comprendida entre los ángulos abiertos (a la


izquierda) se percibe de mayor tamaño que la comprendida entre los ángulos cerrados (a
la derecha). Por supuesto, ambos trazos tienen exactamente el mismo tamaño (si alguien
desconfía de esto, puede proceder a medirlos con una regla), se encuentran a la misma
distancia de nosotros y, por tanto, provocan un idéntico tamaño de la imagen retiniana
correspondiente. Históricamente se han propuesto multitud de interpretaciones sobre los
procesos responsables de esta ilusión: los ángulos abiertos “alargan” el trazo de línea
correspondiente, el todo es más que la suma de las partes..... (véase Gregory,1965 para
una exhaustiva revisión), pero todas han sido falseadas por la profusa experimentación
que se ha realizado sobre el fenómeno.
Una interpretación plausible es la realizada desde el punto de vista del MCTD:
los ángulos que acompañan a los trazos de la línea aportarían, según ésta interpretación,
índices de profundidad que “engañarían” a nuestro sistema perceptivo haciendo que el
trazo comprendido entre los ángulos abiertos se nos apareciera como más lejano que el
trazo comprendido entre los ángulos cerrados (cuando, como sabemos, se encuentran a
la misma distancia de nosotros). Para comprender por qué se produce este efecto
podemos fijarnos en las esquinas o rincones de los edificios o habitaciones. Las líneas
que convergen en los “rincones” producen ángulos abiertos como los del trazo izquierdo
de nuestra ilusión, mientras que las líneas que convergen en las “esquinas” producen
ángulos cerrados. A través de nuestra larga historia de interacción desde la más tierna
infancia con estos espacios “cúbicos” hemos desarrollado procesos para estimar la
distancia basados en los ángulos abiertos o cerrados que caracterizan a estos espacios.
La ilusión de Müller-lyer se produce cuando el sujeto “interpreta” de la misma forma las
claves de profundidad útiles y atinadas en un espacio tridimensional cúbico, que las
claves de profundidad que aportan los ángulos de la ilusión en un espacio
bidimensional 4. Pero veamos si estos mismos principios pueden explicar otra ilusión
visual especialmente significativa,
4
Vimos anteriormente como los autores de la Gestalt utilizaban este mismo “truco” en alguna de sus
tareas más paradigmáticas. Por ejemplo, vimos lo difícil que les resultaba a los sujetos construir cuatro

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- La “ilusión de la luna”: percibimos la luna de un mayor tamaño cuando la


vemos cercana al horizonte que cuando la vemos en el cenit.

Imagen simulada de la
presentación simultánea
de la luna en el cenit y en
el horizonte

Este fenómeno resulta difícil de explicar en términos de mecanismos fisiológicos


de la percepción visual, ya que la imagen retiniana producida por la luna es idéntica en
el horizonte y en el cenit al estar situada a la misma distancia de nosotros. La
explicación en términos de MCTD se basa en la distinta percepción de la distancia que
tenemos hasta el horizonte o el cenit.
En el siguiente gráfico se ve como nuestra percepción del cielo adopta forma de
bóveda aplanada. Esto es, percibimos una mayor distancia hasta el horizonte (debido a
los múltiples índices de profundidad de que disponemos en esta situación: recorrido
visual por el terreno, accidentes geográficos, etc.) que hasta el cenit ( situación en que
carecemos absolutamente de índices de distancia o profundidad) 5.

Cenit

Horizonte

Debido a la estimación de una mayor distancia hasta el horizonte, nuestro


MCTD aumenta el tamaño percibido de la luna en el horizonte haciendo que la
percibamos de mayor tamaño que cuando se encuentra en el cenit.

BIBLIOGRAFÍA

PLATÓN (1993). El mito de la caverna. En La república. barcelona, Altaya: 322-327


En el mito de la caverna Platón plantea la paradoja de la procedencia del verdadero conocimiento
conceptuando el ámbito de la sensibilidad en términos negativos como el ámbito del error. Esta
concepción impregnará la obra de muy distintos autores (psicólogos, teóricos de la ciencia, etc.) hasta
nuestros días y supone un obstáculo que debe ser salvado para conceptuar a la psicología como una
ciencia que se encarga de “conocer cómo los organismos "conocen"

triángulos equiláteros con 6 palitos de idéntica longitud por su renuencia a concebir la construcción en un
espacio tridimensional.
5
En clase de prácticas hemos visto otra serie de fenómenos e ilusiones (ilusión de Ponzo, tu cara en el
espejo, diferentes versiones de la ilusión de Müller-Lyer, habitación de Ames, imagen retiniana del sol y
la luna, ...) que ejemplifican el funcionamiento del MCTD y la posibilidad de que un proceso como este
integre en una misma explicación diferentes fenómenos ilusorios.

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GOLDSTEIN, E. B. (1988). Sensación y percepción. Madrid, Debate


Excelente y pedagógica exposición del fenómeno de la constancia perceptiva del tamaño y del MCTD,
proceso psicológico propuesto para dar cuenta del mismo. Exposición, seguida en clase sobre psicofísica
y, en especial, sobre la TDS.

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