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Luz en tinieblas:

Dios lo sigue haciendo.

Renata L. Rivera.
Luz en tinieblas, es una mini guía para la vida del
cristiano, plasmado en un conjunto de escritos que nos
recordarán la grandeza de nuestro Rey, Rey que por
amor a nosotros se hizo siervo. Él es nuestra luz en la
tempestad y este pequeño libro es para que recuerden la
gracia y misericordia que ha impartido Jesús sobre cada
uno de ustedes.

Sé que a veces los pronósticos nos desalientan y hacen


querer huir y abandonar esta majestuosa carrera, más
aquí están las palabras que les recordarán porque es que
escogimos creerle la primera vez. Cristo es nuestra luz en
tinieblas. Creamos una vez más porque lo que Dios hizo
una vez lo volverá a hacer.
Carta 1.

Querido Cristo:

Ha sido una lucha ardua desde que juntos emprendimos este camino. Desde que te
presentaste a mi vida he sentido que he peleado más de lo que he batallado jamás, se me hace
un tanto extraño pensar que debo seguir en esto pese a todo lo que he vivido, pero, ya no sé
vivir sin ti y bueno tampoco es como que me hayas dado opción…

Desde que golpeaste mi puerta y yo sin saber quién eras te abrí, empecé a querer arrancar de
ti porque eras muy perfecto para mí y a día de hoy sigo sintiendo que no soy merecedora de tu
amor, pero ahí sigues, aferrándonos, como si no pudiéramos vivir uno sin el otro. He huido más
veces de las que puedo contar, pero ahí vas tú en tu inmensidad a buscarme y persuadirme a
tu manera tan perfecta para que vuelva a casa y me vuelves a enamorar; hasta el punto de que
me hiciste dependiente de ti y ya ni me hago la idea de arrancar porque si me aparto siento
que me muero.

Cuando me alejo siento que me falta el aire y que no estoy completa… y es que tú llegaste a
completarme.

Es extraño saber que te has vuelto el oxígeno que necesito para respirar, el alimento que
encuentro para capear el hambre y el agua que necesito para saciar mi sed, pero lo extraño no
es eso… lo extraño es que jamás te he podido ver, nunca te he podido tocar y a veces me
angustia porque por más que me hayas dicho que esto es por fe, tengo la necesidad de querer
conocerte cara a cara y palpar tu piel, tocar tu rostro, tomar tus manos y hacerte saber de
frente la inmensa gratitud que tengo hacia ti, porque sin tocarte, sin verte, sin siquiera
olfatearte, tú me salvaste. Tú me amaste e hiciste que yo te amara…

Eres el único amor que he conocido y sinceramente no deseo conocer otro porque contigo lo
tengo todo. Comenzamos nuestra relación hace un poco más de seis años y creo que por fin
entendí que todo lo que has hecho ha sido por mi bien y para mi bien, porque tú me amas.

Y si sigo con esta sinceridad, debo decirte que aun quiero enamorarme más de ti, porque
siento que no te he dado lo suficiente y yo quiero darte todo lo que soy, porque tú ya diste
todo por mí… entregaste tu vida para salvar la mía. Aceptaste ser humillado, flagelado,
inmolado, crucificado y cuanta barbaridad más soportaste solo por amor. Me limpiaste con tu
sangre derramada en la cruz del calvario, hiciste lo que nadie pudo y me perdonaste y ahora,
cuando yo entendí todo eso, también me justificaste ante mi Padre, ante tu Padre.
En mi condición yo no soy nadie, no tengo nada, pero tú me miraste de una manera tan linda,
que me llamaste la niña de tus ojos, pueblo escogido y real sacerdocio. Viste mi condición y
aun sin ser nadie decidiste amarme y hacerte uno conmigo. Me llamaste hija, me diste ese
lugar que en ningún sitio hallaba e inesperadamente mi lugar se volvió tu destino y mi destino
tu lugar. Porque en el sitio que habitas es donde yo quiero morar.

Tomaste forma de hombre por amor, caminaste en humildad y obediencia, fuiste perfecto,
recto e inconmovible y aun así fuiste capaz de sufrir por esta descarriada pecadora, aun sin
haber cometido pecados, decidiste morir por los míos. Y es que solo lloro cuando pienso en
todas estas cosas, porque solo así puedo notar lo generoso que has sido conmigo mientras yo
tantas veces te he dado la espalda.

¡Ay, mi Cristo! ¿Cómo haces para seguir amándome cuando yo tanto te he fallado? Yo no hice
nada como para que tú me amaras y aun así lo hiciste… no soy digna de ti, mas aún así llegaste
tú a golpear mi puerta, llegaste tú a consolar las heridas de mi corazón y llegaste a reparar los
fragmentos rotos de mi vida para luego hacerme crecer y decir que para ti soy más que
importante.

Te transformaste en mi mejor amigo, en mi compañero, en mi aliado, en mi Maestro… te diste


y te sigues dando el tiempo para enseñarme y corregirme. Has sido mi consejero, siendo tú el
Rey, bajaste de tu trono para servir a mi vida como un siervo dispuesto a atender mis
peticiones. Te transformaste en mi psicólogo, en mi doctor, en mi consolador y en la razón de
mi existir. Y es que tú llegaste cuando todo era gris. Mi socorro eres tú y mi alma parece estar
pegada a ti, para mí es inexplicable, pero sé cuan real eres por más loca que me han llamado. Y
es que no es invención mía todo lo que has hecho y el cómo tu diestra me ha sostenido y tu
mano se ha asido diariamente sobre mí para bendecirme.

Si la gente supiera lo bueno e increíble que has sido conmigo, yo creo que todos querrían
conocerte, porque intentarían ver si con ellos también serías así y lo cierto es que sí, porque
tienes tanto amor dentro de ti que lo que hiciste una vez lo puedes volver a hacer, así como lo
has venido haciendo todo este tiempo. Y como contigo aprendí a no ser egoísta, me veo en la
necesidad de querer compartir tu amor con otros para que los ames de la misma manera o
incluso más de la que me amas a mí. Y es que simplemente me quiero gozar en ti, habitar bajo
tus alas y morar todos los días de mi vida en tu presencia… es que contigo lo tengo todo, sin ti
nada me falta y también teniéndote a ti conmigo, todo lo puedo. No existen imposibles si tú
estás conmigo.

Quisiera decir que yo te amo tanto como tú lo haces conmigo, pero ambos sabemos que eso
no es así… porque nadie en esta tierra sabe amar como tú y por más que lo intente, nuestros
amores no se asemejan porque el tuyo siempre es mayor. Pero debes saber cuan agradecida
estoy. De alguna forma derrocho amor por ti, pero sé que este es pequeño si lo pongo en
balanza con el tuyo y que tampoco es digno de ti, pero es lo único que tengo.

Y es que nada más tengo para ofrecerte que mi mismo corazón que día a día se humilla e
inclina a tu presencia por ese amor que tú derramaste a mi vida. Muchas gracias, mi Señor
Jesús por lo bueno que has sido.

Gracias por haber sido y ser mi luz en mis tinieblas.


Carta 2.

Apreciados y amados próximos lectores:

Hermanos, sé que alguno leerá esto en algún momento y desde ya comienzo saludándoles en
el amor de mi Cristo, esperando que sean de larga vida en la tierra como embajadores del
Reino. Escribo estas letras con la esperanza de que todos logremos ser alcanzados por los lazos
de amor de nuestro amado Señor Jesucristo y podamos dedicar nuestra vida en amor y servicio
a Él y su Pueblo.

Cuando la idea de este libro llegó a mi mente, fue queriendo reforzar el libro anterior y es que
muchas veces buscamos respuestas a nuestros problemas sin tener noción de que el mejor
lugar para encontrar claridad a todas esas incógnitas que se forjan en lo más hondo de nuestra
mente está ahí, a la palma de nuestra mano: Cristo, Él es la respuesta a todo y el único sitio
donde se haya aquello es escudriñando en la Santa Palabra escrita en La Biblia.

Yo puedo darte mil ideas, quizás otorgarte mil consejos, sin embargo, no hay nada mejor que la
Palabra de Papá. Los consejos que descienden del cielo son mayores a los de hasta el hombre
más sabio de la tierra. El único que tiene la certeza y la respuesta de nuestro porvenir es Él, por
ello debemos esperar en Él, creyendo en sus promesas, en su palabra y en su infinito amor.

Me encantaría comentarles todas esas proezas maravillosas que he experimentado desde el día
que Jesucristo me atrapó en sus cadenas de amor. Y es que esas hazañas tan milagrosas y que
parecen incluso fantásticas y que se escribieron hace más de dos mil años, son tan ciertas que
a día de hoy se puede ver como Dios en su infinita misericordia sigue realizándolas. Aún está
sanando enfermos, levantando caídos y devolviendo la vida a los muertos. A día de hoy, pleno
siglo XXI se sigue viendo como restaura vidas, como sana corazones y otorga identidad a
aquellos que desconocían por completo quienes eran. Y es que esas palabras que se
escribieron hace tantos años, ha trascendido siglos manifestando su verdad.

Cristo es el único que puede hacer todo posible y es que, sin verlo, sin tocarlo, lo podemos
seguir sintiendo, porque lo cierto es que Cristo no ha muerto, sigue tan vivo como la vez que
resucitó de entre los muertos y venció lo único que era imposible para el hombre y con lo que
el enemigo pensaba que nos podía derribar.

Podemos pensar en la misericordiosa vida de Pablo, quien habiendo sido perseguidor de la


iglesia por el amor de Cristo se volvió a Él y se transformó en uno de los más grandes
embajadores del Reino y tal vez en el que escribió más libros en la biblia, mostrando y
redactando el poder de Yeshua no solo por actos y obras, sino que por fe.

Yo soy simplemente una más de aquellos que la Biblia nos ha presentado, tengo millones de
defectos como cada discípulo, soy igual de pecadora como cada hombre de esta tierra, pero
tengo la certeza de que Dios ha sido mi coraza y mi sustento. Fue Él quien me levantó del
mismo modo que alzó al profeta Elías, fue Él quien me dio dirección y cambió mi vida igual
como lo hizo con el apóstol Pablo, fue Él quien me perdonó tal cual hizo con el Rey David, fue Él
quien me miró y enseñó su pesca milagrosa como hizo con Pedro.

Cuando hablo de que ha sido Él la luz en mis tinieblas es porque ciertamente he visto como ha
alumbrado mi camino cuando el mundo hace lo posible por volverlo gris. Últimamente he
vivido tiempos difíciles que me han hecho querer bajar las manos más ha sido Él quien ha
llegado a decirme: No temas, yo estoy aquí. Ha contestado a su tiempo cada una de mis
peticiones, así como hizo con cada hombre de su palabra. Ha sido mi consuelo en los
momentos más difíciles y mi amigo y consejero cuando más sola me he sentido y por eso
querido hermano, te digo que tengas fe, porque si lo hizo con ellos, si lo hizo con los que me
rodean y si lo hizo conmigo, te aseguro que también lo hará contigo porque para Dios no
existen imposibles.

Él es esa luz que tanto anhelas ver, Él es esa llenura que tanto necesitas para llenar ese vacío
que te atormenta y por eso mi querido lector quiero empezar no solo a testificar la inmensidad
de su nombre y poder en este escrito, sino que también hacerte recordar lo valioso que eres
para Papá y que aún hay lugar en su mesa para uno más.

Bienvenido seas a Luz en tinieblas, para que puedas recordar siempre que Cristo ha obrado
desde el día uno en tu humanidad. Espero que las palabras que leas a continuación sean de
bendición y edificación a tu vida. Te bendigo y abrazo espiritualmente en el amor del Señor,
deseando que su Ágape te alcancé y puedas ser uno más que testifique la única verdad que el
mundo trata de ocultar.
Fe.

Creer a veces es difícil y es que hemos crecido con la idea de que hay que ver para creer y lo
cierto mi hermano, es que yo también fui esa, pero Dios ha trabajado en mi vida para
enseñarme que la fe no se hace solo por la vista. Por más que me ha costado, he visto como
poco a poco, ese moldaje en mi vida a traído respuestas y es que ciertamente aun no tengo la
fe que anhelo llegar a tener, más he creído en sus promesas y jamás me ha fallado. Me ha
tocado llorar, me ha tocado sufrir, pero he hecho el esfuerzo de creerle en esos momentos de
debilidad y su mano poderosa se ha asido de tal manera en mi vida que cuando menos lo
esperé contestó como nunca imaginé.

Si recordamos el libro de Job, podemos apreciar como ese hombre tuvo fe desde antes de que
cada calamidad arrasara con su vida. Bien dice la palabra que de antes de que Dios permitiera
que Satanás le arrebatase todo, Dios ya lo había mirado como un hombre perfecto, recto,
temeroso de Él y alguien apartado del mal; sin haberlo visto antes, Job ya había puesto su fe en
Él, por eso mismo fue que el Señor permitió que Satanás tocara sus bienes y su salud porque Él
ya había visto quien era Job y lo escogió de entre millones.

A mi parecer, Job fue uno de los varones que atravesó más penurias que cualquier otro siervo
de la Biblia. Y es que, al imaginarlo, veo un hombre con una nubecita negra sobre su cabeza,
hasta que recuerdo que cada prueba que atravesó fue con permiso de nuestro Creador,
haciéndonos conscientes de que nos permite padecer para perfeccionarnos delante de Él.
Recuerden siempre que nada sucede sin el permiso de Dios porque Satanás no tiene poder, ni
aun para quitar siendo él el ladrón. Por eso cuando la adversidad llegue no hay nada mejor
como adorar a Dios porque nuestra fe debe estar direccionada a Él aun cuando no veamos
nada.

Job en un solo día perdió casa, perdió ganado por ende perdió trabajo, perdió siervos y perdió
a sus hijos, sin embargo, dice la palabra que rasuró su cabeza, rasgó sus vestiduras, se postró y
adoró diciendo: desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá, Jehová dio,
Jehová quitó, bendito sea el nombre de Jehová.

Cuando hablamos de perder, inmediatamente la gente nos comienza a señalar a nosotros


como los culpables de nuestros propios padecimientos y es que todos somos jueces hasta que
no estamos en la vereda de en frente. Con Job sucedió lo mismo; muchas veces son nuestros
propios amigos o aquellos que más estimamos quienes nos condenan, pero es ahí donde
debemos entender que es lo que debemos escuchar y lo que no.
Elifaz, Bildad y Zofar, le dijeron a su amigo que recientemente había perdido todo y que
atravesaba una sarna, que aquello que estaba pasando era su culpa. Blasfemaron de tal
manera que quisieron hacerle creer que todo aquello que estaba atravesando era por pecados
que él había cometido. Elifaz no escuchó lo que aconteció a Job y en cambio le dijo que el dolor
y la miseria que estaba recibiendo era por sus yerros sin fin; Bildad, no lo consoló, ni tampoco
oro por él, en cambió lo condenó por ser un hombre malvado y qué decir de Zofar que no solo
no lo confortó, sino que aseguró que lo que estaba atravesando era porque él no se había
arrepentido de sus faltas. Ninguno escuchó y ninguno habló de manera recta ante el Señor,
más Dios mandó a Job a orar por ellos. Y por lo mismo mis queridos hermanos en Cristo, les
digo lo siguiente: no seamos como ellos, seamos como Job: amemos, escuchemos, seamos de
bendición y no de maldición. Oremos por aquellos que nos condenan y juzgan sin pensar,
edifiquemos y creamos en el Señor aun cuando pareciera que todo es oscuro. Que de nuestra
boca no salgan maldiciones ni palabras hirientes porque bien dice la palabra que lo que sale de
nuestra boca abunda en el corazón.

Lo cierto es que aun sin estar del otro lado de la moneda, no somos quien para juzgar o señalar
porque de cierto os digo que el único que pudo juzgarnos no lo hizo y en cambio prefirió morir
por nuestros pecados y encima justificarnos ante el Padre. Quizás nosotros no vimos aquello,
sin embargo, más de una vez oímos esa historia, tal vez la leímos y estoy segura de que más de
alguno creyó, por eso digo, que la fe no se hace por la vista, sino que por el oír, pues no
necesitamos ver para creer.

Aprendamos a confiar aun cuando parezca que nada salga bien, no llenemos nuestros oídos de
las malas lenguas que solo vienen a destruir y en cambio aprendamos a escuchar la voz
correcta para aprender a ser rectos delante de Papá. Somos mucho más de lo que la sociedad
nos impone, somos hijos de Dios y por ende les aconsejo que lo mejor que podemos hacer es
creerle a Él, porque lo que Él dice, se hace.

Siguiendo con Job, vemos como el mal insistía en querer abrazarlo, la oscuridad lo acechaba
más él seguía hablando de Dios lo recto, por eso cuando Jehová le habla y Job contesta, sucede
que mi Señor lo prospera con aun más gloria que en sus principios, dando el doble de lo que
alguna vez tuvo. Y es que la fe permite que Dios obre de maneras majestuosas y puedo
testificar con creces que, así como Dios me ha dado, también me ha quitado, sin embargo,
siempre ha sido Él mi sustento, por lo que la fe me ha permitido ver cosas que quizás sin ella
jamás hubiese visto, porque, así como multiplicó su gloria a Job, también prosperó en la mía.

Job 42: 2-6

Respondió Job a Jehová, y dijo:

2 yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti.
3 ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no
entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía.

4 Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás.

5 De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.

6 Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza.

“De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven”, cuando leo esta confesión de Job, siento
como cada fibra de mi cuerpo se estremece; la verdad es que yo también de solo a oídas le
había oído, pero cuando Cristo se presentó delante de mí la primera vez, fue cuando realmente
entendí esto y es que uno cree solo con haber escuchado, pero no hay nada que se compare a
como cuando Él llega y se exhibe ante ti por quien es, enseñándote que es aún mayor a lo que
uno alguna vez creyó conocer.

Quiero decirles mis amados hermanos en Cristo, que, si somos rectos ante Dios o al menos
hacemos el esfuerzo por hacerlo, Él siempre nos va a respaldar y para confirmar aquello, quiero
irme a los últimos siete versículos del libro de Job, donde el verso 10 del capítulo 42 parte
diciendo: Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al
doble todas las cosas que habían sido de Job.

La verdad mis hermanos, es que cuando uno ora, aun cuando no es para nuestras necesidades
y en cambio es para bendecir la vida de nuestros hermanos, Dios obra también para nosotros,
porque su misericordia es grande, poderosa y eterna. Él conoce nuestras necesidades, conoce
nuestro corazón por eso es que todo lo que nos da es a su debido tiempo y no cuando nosotros
queremos, porque antes de darnos la prosperidad, debe trabajar con nosotros y cuando ese
momento llega, nos sorprende de tal manera que nos bendice con mucho más de lo que
nosotros esperamos o pedimos, porque confiamos en Él.

Los siguientes versos que siguen, habla de todas las cosas que Dios le otorgó a Job por su
rectitud en la tempestad, pero los dos últimos son los que más me gustan:

Job 42:16- 17
16 Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos,
hasta la cuarta generación.

17 Y murió Job viejo y lleno de días.

El respaldo de Dios es tan glorioso, que nos permite ver y disfrutar mucho más hasta incluso el
ultimo de sus días. Job había perdido todos sus hijos en un día, más Dios restituyó todo aquello
y le dio más hijos de los que pudo concebir la primera vez y sin parar ahí, le permitió conocer y
compartir incluso con sus tátara nietos. Cuando Dios bendice, lo hace en sobre abundancia.
Porque a Dios jamás le ha gustado la escasez, así que como consejo aférrate a la siguiente
promesa que se encuentra en el libro de Hageo:

2:9 La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos;
y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.

Pero nunca se olviden, que para eso hay que padecer, hay que confiar, debemos tener fe en
medio del sepulcro. Confiemos en nuestro Señor, porque no he conocido justo que haya
desamparado ni justo al que no haya contestado. Nadie que haya puesto su confianza plena en
Dios se ha quedado viviendo en sufrimiento, pues llega el día en que responde y actúa para
nuestro deleite según lo que demandan nuestros corazones conforme a su palabra. Basta
únicamente esperar a lo que Él irá a hacer; tenemos que realizar lo que dice el Rey David en el
Salmo 23 que, aunque pase por valles de sombra y de muerte no temeré mal alguno porque Tú
estarás conmigo, tu vara y tu cayado me infundirán aliento; para terminar, diciendo:
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida y en la casa del
Señor moraré por largos días.

La fe mueve montañas y hace que lo inimaginable suceda. Nos invito a que tengamos una fe
tan grande que el día que nosotros padezcamos podamos dar toda gloria a Dios, de tal manera
que aun sin ver nada, podamos adorar su nombre con la esperanza de que la luz venza toda
tiniebla.

Porque como dice el título de este libro: Él es luz en tinieblas, obrando desde el día uno.
Porque desde que creó todo que partió transformando la oscuridad en luz y eso mi querido
hermano, es lo que veremos en el siguiente capítulo de estos escritos.
Luz.

1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el
Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.

4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.

Esos primeros cuatro versículos que componen el inicio de Genesis, no solo nos habla de la
creación, sino que de nuestra vida misma y de quien es Dios en nosotros. Quizás para muchos
sea demasiado fantasioso e incluso pueden pensar que es hasta ridículo creer que el mundo y
universo que nosotros conocemos se creó de esta manera, pero en este momento da igual,
porque no es la creación de lo que vengo a hablar, sino que, de como Dios en medio de la
nada, en donde todo era oscuro, vacío y sin forma, Él hizo luz.

Nuestras vidas antes de conocer a Cristo eran exactamente eso. Tú y yo, éramos almas
vagabundas que se perdían en medio de la oscuridad, danzábamos entre tinieblas creyendo
que aquello era lo correcto. Fuimos tan engañados y cegados por la carne que jamás
dimensionamos el hecho de que estábamos viviendo de mala manera.

Aquellos que ya hemos conocido a Cristo, sabemos cuan bueno ha sido con nosotros porque
nos arrebató de lugares que, si por un segundo más lo hubiéramos seguido habitando, quizás y
no estaríamos aquí para contarlo.

Lo cierto, es que a lo largo del mundo hay millones de locos apasionados por Cristo, porque
vimos su grandeza y entendimos que su mucha Luz es mil quinientas veces mejor que la
oscuridad que gobierna la tierra y quieren hacer pasar por claridad, cuando no es más que el
engaño que ciega y esclaviza a la gente.

Si hay una historia en la Biblia que puede mostrarnos tal resplandor y el cómo nos cambia la luz
de Dios, esa es la historia del apóstol Pablo.
Pablo, un varón sumamente sabio, que hablaba tres idiomas, que tenía buen estatus, un
hombre con estudios y conocimientos, alguien que pese a poseer tres nacionalidades y cargos
importantes, era un sujeto que vivía en escasez de luz y en sobreabundancia de tinieblas.
Pablo, cuando aún era llamado Saulo de Tarso, era uno de los perseguidores más temidos de la
iglesia de Jesucristo.

Cuando uno lee la biblia, más allá de encontrar todas esas maravillas que hizo nuestro Señor
Jesucristo por medio del apóstol Pablo, también leemos sus inicios y un poco de su trayectoria
como persecutor y opresor de la iglesia. Pablo se presentó a sí mismo como alguien que fue
fariseo desde su juventud y para quienes no sepan, los fariseos que como bien lo dice su
significado eran un grupo social político y religioso separados o separatistas de la gracia de
Jesús siendo la principal oposición del Maestro en aquel tiempo. Los fariseos eran hombres
muy regidos a su interpretación de la ley de Moisés. Por ende, opositores y enemigos
fervientes de Cristo.

Aparecen varios versículos en la biblia, donde Cristo se refiere a ellos como unos hipócritas,
entre esos, Mateo 23.

Mateo 23:23-36.

23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y el eneldo y el


comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era
necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.

24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!

25 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque limpiáis lo de fuera del vaso y del
plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia.

26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de
fuera sea limpio.

27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros


blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos
de huesos de muertos y de toda inmundicia.

28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por
dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
29 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque edificáis los sepulcros de los
profetas, y adornáis los monumentos de los justos,

30 y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus
cómplices en la sangre de los profetas.

31 Así que dais testimonio contra vosotros mismos, de que sois hijos de aquellos que mataron
a los profetas.

32 ¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres!

33 ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?

34 Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y
crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad;

35 para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra,
desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien
matasteis entre el templo y el altar.

36 De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.

Bien cómo se puede leer en esos pasajes bíblicos, los fariseos no eran personas de santa
devoción y era a aquel grupo, donde Pablo pertenecía. Dice la palabra y el mismo apóstol, que
en sus tiempos como fariseo no solo persiguió a la iglesia, sino que fue el aval de la muerte de
varios cristianos, siendo él uno de los que acolitó la muerte de Esteban, como hizo mención en
Hechos 22:20.

Y ese, era el hombre que se terminaría por volver uno de los lideres cristianos más influyentes
de la humanidad luego de Cristo. ¿Qué es lo que estoy queriendo decir con esto se
preguntaran ustedes? Fácil, y es que Jesús aun después de haber ascendido al trono del Cielo,
siguió, sigue y seguirá siendo luz en la tierra, donde Dios se ha podido manifestar con su
luminiscencia en valles de oscuridad.
Porque Pablo se puede mirar como cualquiera de nosotros, más de alguno hizo mucho mal,
mas el mucho bien de nuestro Amado Salvador Jesucristo, pudo cambiar por completo su
historia y la nuestra.

Antes de llegar a Cristo y conocerlo en profundidad, fueron muchos los caminos lúgubres y
confusos que atravesamos, quizás no fue haciendo o practicando a voluntad el mal sobre otros,
pero sí haciéndonos daño a nosotros mismos. Éramos esclavos de un mundo que te pinta una
libertad que de cierto es cautiva, pues nada que ofrezca el mundo puede ser en su totalidad
perfecto y es que el mundo ha provocado la sumisión de nuestras almas por medio de placeres
carnales que nos atan a consumir lo que es del mundo. Quizás se hace un poco confuso leer
esto, pero para ejemplificarlo con el tiempo actual que estamos viviendo, vemos que la
sociedad nos impone aceptar y seguir ciertas ideologías, modas, pensamientos, filosofías, entre
otras cosas que muchas veces nos terminan enfermando, confundiendo e incluso matando.

En mi libro Guerrera Imparable, hablo un poco de lo que es la esclavitud y la oscuridad antes


de conocer a Cristo y aunque la gente, la sociedad o quién sea que se niegue a aceptar esto es
meramente porque cuando se vive atiborrado de tinieblas la luz incomoda. Y lo cierto mis
queridos hermanos, que la palabra no es para caerle en gracia a todo el mundo, pues esta debe
confrontarnos de tal manera que nos ciegue y provoque el querer cambiarnos y es que Cristo
nunca predicó con palabras suaves que deleitaran nuestros pecados, sino que con palabras
crudas que pudiesen mostrar la verdad y la salida para abandonar ese cuerpo pecaminoso que
a tantas miserias nos condenaba.

Con Pablo sucedió que iba en una persecución tras unos cristianos dirigiéndose a Damasco y de
repente, vino un resplandor de luz que lo cegó. Porque cuando se anda a oscuras, la luz que se
aparece de repente te ciega, acto que Saulo de Tarso vivió en carne propia al momento de oír
la voz de Jesús.

Mi hermano, Pablo estuvo ciego por tres días hasta que un hombre enviado por Dios le tocó y
recobró la vista, sin embargo, esos tres días que habitó en la ceguera, supo conectar y aceptar
la luz. Y fue en ese entonces, que empezó su trabajo como embajador del Reino del Cielo. Mi
querido lector, no temas a tu historia, porque Dios no le teme y ese lugar en el que tú
habitabas o habitas es el sitio mismo del cual mi Señor te va a sacar.

Pablo dijo en Corintios 4:6

Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar su luz en
nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de
Cristo.
Fuimos esclavizados por las tinieblas, mas mi Cristo llegó a arroparnos con su infinita luz para
hacernos libres y es que mi Rey, porta un resplandor tan encandilador que nos termina
consumiendo.

Hermano, Dios tiene cosas tan pero tan grandes y buenas para cada uno que no creo que
siquiera puedan dimensionar el tamaño de esas bendiciones que Papá nos quiere dar, pero
para alcanzar aquello tan glorioso y portentoso de su parte hay que buscarlo, hay que luchar,
hay que esforzarse y sacrificar. Su palabra tiene que impactar de tal forma en nosotros que
debe violentar nuestra mente para poder comenzar a restaurar y hacer un cambio. Nos tiene
que doler, porque debemos comprender que Cristo más allá de ser amor, es luz y cuando se
está a oscuras, el más mínimo rayo de luz molesta. Ahora nada más imagínense cuando se trata
de una luz incandescente que se te presenta de golpe, por obviedad debe incomodar. Y es que
esa luz repentina también duele, también fastidia y eso es lo que su palabra hace en la vida de
cada uno; al principio nos molesta porque nos enfrenta de tal modo que nos hace notar cada
error, inclusive la más mínima pifia que tenemos y ahí uno se da cuenta en qué nivel de
oscuridad morábamos y que esa luz que al principio se nos hizo tan molesta después se nos
vuelve tan atractiva, tan deseable, que es allí donde nuestra alma anhela habitar. Porque esa
luz se transforma en nuestro refugio, en nuestro lugar seguro, en hogar.

Así que mis queridos lectores, yo los invito ahora a conocer ese Cristo que confronta con su
verdad, a aquél que preserva esa palabra violenta que nos hace sentir miserables en un
principio pero que luego nos hace mucho bien. Esa en la que luego anhelamos vivir y practicar.
Vivamos eso todos los días, en todos los momentos porque el único que te amará con todo y
defectos será Él, quien te abrirá puertas y permitirá renovar cada área de tu vida, será Él,
porque la luz es un renuevo esplendoroso que se cierne ante nosotros y sobre nosotros para
mejor. Esforcémonos por aquello, por caminar todos los días con el verbo hecho carne, por el
único que tiene nombre por sobre todo nombre y hace lo imposible posible.

En Isaías 43 dice que Él nos ama y que ante sus ojos somos preciosos y dignos de honra, que no
temamos porque Él está con nosotros.

Somos de honra ante sus ojos, ante Él somos seres honorables, cuando lo cierto es que el único
digno de honra es Él y nadie más. Solamente Él es. Él es el Gran yo soy, desde los tiempos
antiguos hasta hoy y por los siglos, Él es. Dice su palabra que no hay nadie que pueda librar su
mano porque lo que Él hace, nadie puede desbaratarlo. Y yo lo creo, porque fuera de Él no hay
ningún otro salvador. Somos sus siervos escogidos, nos llamó a la Iglesia como nación santa,
somos obra suya y lo que Él creó nada lo puede destruir. Fuimos creados para su gloria, así que
vayamos a eso, a darle gloria y dignificar y honrar su nombre cada día, así como Cristo hace con
nosotros.

Solo en Cristo preservamos, su palabra preserva y su nombre a día de hoy sigue preservando y
confrontando. Porque lo que Él hizo hace más de dos mil años trascendió de tal manera en los
siglos que aún se sigue escuchando y viendo como vivifica vidas y repara corazones. Confiemos
en Él, porque ahí está todo, solamente ahí hallaremos lo que realmente necesitamos. Estamos
en un sitio tan oscuro, que créanme que más oscuridad no necesitamos; claridad es lo que
debemos empezar a añorar, buscar el fulgor redentor y que cuando oremos, lo hagamos
precisando por mucha más de esa Luz que el Hijo de Dios tiene para cobijarnos.

En Pablo impactó tanto ese destello del cielo, que abandonó todo lo que tenía y era para servir
a Cristo. Pablo, en el momento que creyó y se afianzó a esa luz, terminó volviéndose uno de los
predicadores más trastornadores aquí en la tierra. Aprendamos de Pablo, no huyamos de esa
luz y en cambio, aprendamos a vivir en ella para que el Alfarero tome a estas simples vasijas
vacías y comience a llenarla con su mucha luz.

Dios es Luz y siendo Él la luz nada ni nadie lo podrá apagar, por ende, si te refugias en Luz ni
aunque los ejércitos oscuros más milenarios y peligrosos traten de atentarte, no podrán contra
ti, porque la Luz siempre vence tinieblas.

Juan 1:5

“La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.”
Aliento.

Las carreras que debemos correr a veces son tan largas que cuando vamos a medio camino,
sentimos que ya nos falta el aire. Quedamos suspendidos en el tiempo y creemos que la meta
en vez de acercarse está más y más lejos. Es como si nuestros pies no avanzarán más nuestros
órganos parecen acelerarse al punto de cansarse, nuestras emociones revolotean pausando
nuestro caminar, retardando y fatigando todo nuestro organismo, de modo que hasta la mente
pareciera apagarse.

Mi hermano querido, puedo dar fe de cuán difícil se torna la vida en ocasiones. Sé cuánto
desespero puede haber dentro de nuestros corazones cada que sentimos que nos ahogamos y
perdemos el control.

Sé lo que es sentir que ya no puedes más, sé lo que es que tu mente te engañe de tal manera
que te hace creer que eres un fracasado. Sé lo que es vivir en un lugar que sólo te señalan y
juzgan. Vivir cautivo, vivir aterrado, vivir preso de tu propia carne. Conozco cada uno de
aquellos sentimientos. Sé cuánto uno puede sufrir y cuánto uno puede reír al mismo tiempo.

He visto como se camuflan con sonrisas las lágrimas del corazón. He visto como uno se
fragmenta en cientos de pedazos, al punto de barrer sus propias piezas rotas para aprender a
armarse nuevamente. He visto y vivido tantas cosas cómo cada uno de ustedes, por eso no
puedo minimizar sus sentimientos y emociones para luego engañarles con promesas falsas.

Más de alguna vez oímos que si estábamos en Cristo nuestros problemas acabarían, que todo
esto no era más que una exageración, pero mi querido hermano, tú y yo sabemos que eso no
es así, porque aun estando en Cristo atravesamos desiertos y su palabra también lo dice y nos
confirma aquello, pero eso nos lleva a dar toda gloria a Dios porque entendemos que todo nos
ayudará para bien, puesto que Él no tiene pensamientos de mal hacia nosotros sino que de
bien y misericordia.

Si alguien quiere pintarte de que tus problemas acabaron y comienzan a desmerecer tus
emociones únicamente por estar afianzado a Jesús, déjame decirte que eso es falso; “Para esto
fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que
sigáis sus pisadas”. 1Pedro 2:19.

Cuando estamos en Cristo, las pruebas y tentaciones parecen llegar con aún más fuerza, los
valles de sombra y de muerte parecen acecharnos día tras día. Nos cansa, nos estremece, nos
duele… Más mi consejo es que tenemos que estar confiados de que todo pasará porque con mi
Señor Jesucristo de nuestro lado todo es posible y estando con Él, aún en la tribulación
podemos confiar y andar en paz.

Es algo tan inexplicable lo que sucede cuando uno está sumergido en plena tormenta, pero tu
corazón descansa tranquilo en la paz del Señor. Sin embargo, puedo apostar que más de una
vez ese no ha sido nuestro caso, sino que hemos perdido el aliento, se nos ha movido el norte y
sentimos el desespero a flor de piel porque no supimos cederle el control a Dios y eso mi
querido hermano en Cristo, es lo que deseo hablarte ahora.

Mas de alguno debió oír o leer la historia de José de Egipto. Un varón que desde su juventud
afrontó pruebas que el enemigo logró poner en su camino, más él como un valiente afrontó
cada una y sirvió a Dios. Fue quien por su plena confianza en el tres veces Santo, pasó de ser un
esclavo en Egipto a el gobernador de la nación, volviéndose el segundo tras faraón.

Parafraseando un poco, José era un joven, hijo de Jacob quien tenía once hermanos mayores.
Este muchacho tenía un don apacible dado por YHVH: la interpretación de sueños, lo que
provocó la envidia y la ira de sus hermanos mayores cuando este les contaba lo que soñaba por
las noches. Las Escrituras dicen que un día José es enviado por Jacob a buscar a sus hermanos
al campo y fue ahí cuando ellos planearon matarle. Mas Rubén, el primogénito de su padre, se
niega a tal atentado y optan por que lo mejor es venderlo como esclavo.

Dice que cuando lo venden, estos engañan a su padre diciendo que una fiera se lo había
comido. Siempre pongo este ejemplo de que, si José hubiese sido yo, yo jamás habría tenido la
templanza ni la fortaleza para soportar aquello y es que, si mis hermanos me vendieran como
esclava, ciertamente preferiría morir. Mas este hombre, no. Fue valiente y en medio de la
prueba confió en su Dios, que es el mismo Dios que tenemos nosotros. Por ello no se desalentó
y siguió haciendo la voluntad del Padre y actuando de la mejor manera cómo si lo hiciera para
Él, soportando así cada calamidad. Se dice que llegó a la casa de Potifar, un oficial de Faraón y
jefe de la guardia. La Palabra narra que este vio la manera en que José se desempeñaba
haciendo sus labores que optó por subirle el cargo y dejarlo a cargo de su casa, casi como un
mayordomo.

Pero cómo en toda historia siempre debe haber un pero, aconteció que pese al buen cargo que
tenía y su plena confianza en el Señor, la mujer de su amo trató de seducirlo, más José en su
honrades e intachable conducta ante Dios se negó a todo cuando esta le ofreció dormir con
ella. Su negación a tan degradante acto desaforó una furia intermitente en la esposa de Potifar,
por lo que, llamando a la guardia, acusó a José, mintiendo con que este varón se había
propasado con su persona y que además se había acostado con ella.

Potifar en su enojo, lo envió a prisión y quiero detenerme aquí un poco; pues José ni aun
estando preso injustificadamente, ni aun cuando fue vendido por sus hermanos, ni pasando
por tormentos dolorosos que a cualquiera de nosotros derribaría de tal manera que nuestra fe
posiblemente se resquebrajaría, José no lo hizo, porque en medio de todos sus padecimientos,
José sabía que era Dios quien tenía el control de todo y que si esa era su voluntad él la
cumpliría sin rechistar. No hubo queja, ni desaliento por parte de este varón que estando en
cautiverio su fe provocó que la misericordia de Papá se reflejara en su vida. Y es que José
estaba preso junto a los prisioneros de Faraón, mas Jehová lo puso en gracia ante los ojos del
jefe de la cárcel entregándole el cargo de cuidador de todos los prisioneros.

José en todos sus padecimientos siempre trabajó y se destacó como el mejor, no permitió
nunca que su mente le ganara e hiciera pensar mal ante su Dios y siempre actuó y trabajó
como si cada cosa que hiciese fuera hecha para Papá. Tuvo siempre la claridad y el
discernimiento de que mejor era estar conectado al Padre en medio del tormento a estar solo y
apartado del Señor, entendiendo que los tiempos y procesos de nuestro Adonai, son mejor a
cualquier cosa.

Siguiendo con la historia, José interpretó los sueños del copero y del panadero de Faraón que
estaban juntamente en prisión con él y una sola cosa le pidió al copero luego de manifestar su
sueño: que se acordara de él cuando estuviese ante faraón.

Por mucho tiempo, ese hombre no recordó lo que el interpretador de su sueño le había
pedido, pero un día, cuando Faraón ya estaba desesperado tratando de descifrar la pesadilla
que venía teniendo hace ya muchas noches y que ningún hombre había podido dar significado,
el copero recordó a José. Cuando es mandado a llamar por Faraón, este varón valiente fue el
único que pudo interpretar con sabiduría el sueño del Rey de Egipto. Lo que sigue es historia,
pero la confianza que mantuvo José en Dios lo llevó a posicionarse como gobernador de dicho
país.

Mis queridos hermanos, qué es lo que quiero enseñar con esto, es que pueden atravesar
arduas y complejas carreras, en las que a medio camino ya no verán nada. Vendrán días en los
que ni un solo rayo de esperanza parecerá alumbrarlos, mas si su confianza plena está en que
Dios hará, cosas inimaginables ocurrirán en su vida y así como José pasó de ser esclavo a
transformarse en uno de los máximos jerarcas en Egipto siendo sólo el segundo después de
Faraón, ¿Cuánto más no hará por ustedes?

Mi consejo, es que cuando esos momentos lleguen se aferren a las Escrituras porque ahí
hallaran solución. Dios dijo en Isaías 41:10:

Así que no temas, porque yo estoy contigo, no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te
fortaleceré y te ayudaré, te sostendré con mi diestra victoriosa.
No se aflijan en la tormenta y en cambio, manténganse gozosos porque es Dios quien está con
nosotros y así como Jesús les dijo a sus discípulos cuando lo vieron andar sobre las aguas,
también les dice a ustedes: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!

Las pruebas pueden ser muchas, los caminos borrascosos, las tormentas quizás y les parezcan
interminables, pero tenemos a un Poderoso Gigante que pelea y lucha por nosotros. No te
desalientes que Jesús ya venció por ti, solo espera en Él.

Tened ánimo, ¡Tened ánimo! Que por mi Cristo ya fuimos más que vencedores. Clamen con
sabiduría a Dios en medio del padecimiento para que las magnificencias del Padre comiencen a
actuar sobre vuestras vidas. Salvos fuisteis y salvos seréis por el mismo que venció la muerte
hace más de dos mil años atrás. No teman, porque no hay potestad en la tierra ni bajo de ella
que pueda apagar o destronar el poder de nuestro amado Cristo Jesús. Los problemas vendrán,
las tormentas tratarán de derribarlos, más afiáncense y consolídense en el Señor porque les
prometo que su brazo fuerte y poderoso se asirá a son de ustedes para alzarlos en victoria.

Santiago 1:2

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.

Deuteronomio 31:8

El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo, nunca te dejará ni te abandonará. No


temas ni te desanimes.

Nahum 1:7

Bueno es el Señor, es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él confían.

Refúgiense en el Señor que solo en Él hallaremos consuelo y paz en medio del padecimiento.
La tristeza y la ansiedad ya no estarán si están con Él. Cuando sientan que el mundo se levanta
contra ustedes, búsquenle, oren, lean su palabra y abrácense de sus promesas porque yo como
sierva de Cristo e hija de Dios puedo dar fe de cuan grande y majestuoso es el amor de mi
Padre que reina en los cielos y en la tierra. Plántense en Cristo y verán como todas las cosas
que suceden les ayudan a bien. La gracia sublime de mi Señor será con ustedes.
No se desalienten a media carrera y en cambio beban del manantial que Dios les ha concedido
y nunca más tendrán sed. Corran, anímense y sigan la pelea porque la agenda del cielo está
abierta para atletas valientes que corran para su reino. Somos hijos de Dios, hechura suya y
nada puede derribarnos cuando creemos eso.

Bendiciones mis queridos hermanos en Cristo, no pierdan su fe y confíen siempre en el Señor


porque en nuestras debilidades Él se fortalece. No teman, no desmayen y en cambio caminen
bajo su socorro y su sabiduría, porque Él seguirá ahí siendo nuestra coraza eterna. Recuerda
que a Cristo no lo mataron Él se entregó primero porque decidió amarte. El eterno prefirió
morir por ti.
Gracia.

Hermanos queridos, creo que más de alguno se ha preguntado alguna vez por qué Dios
permite que sucedan tales cosas o por qué con algunos trabaja “más rápido” que con otros.
Obviamente no hacemos esto en cuestión de renegar, cuestionar o dudar de Él, sino que en ese
aspecto en el que uno ve que tal vez en otro actúa de una forma mucho más sobrenatural y
sublime en la que nos preguntamos ¿Por qué se da eso? ¿será que mi hermano tiene mas fe?
¿o que Dios lo ama más?

Son preguntas que a veces nos frecuentan y hacen hacer un autoanálisis en nosotros sobre la
forma en la cual estamos poniendo nuestra mirada.

Creo recordar momentos en mi infancia cuando recién comencé a andar en los caminos del
Señor, en los cuales yo tenía aproximadamente 13-14 años y recuerdo que yo veía hermanos
con historias pasadas sumamente fuertes y crueles o que antes de llegar a los pies de Cristo
tenían una vida bastante cuestionable a decir verdad y que tuvieron la bendición y la fortuna
de encontrarse con Cristo en medio del camino y que cuando conocieron a Jesús sus vidas
cambiaron drásticamente para bien alegrando mi corazon en sobremanera, sin embargo, la
duda estaba, porque veía ese cambio drástico en otros pero no en mí, sabiendo que yo creía y
amaba a ese mismo Dios que a día de hoy sigue siendo y será el mismo por la eternidad.

Y lo cierto, es que con el tiempo el Espíritu Santo fue trabajando en mi vida, hasta que de una
forma u otra me dio a entender que eso que yo tanto me preguntaba no era nada mas que la
obra de la gracia de Dios y el reflejo vivo de la majestuosidad de su amor y poder sobre
nosotros.

Estuve leyendo Lucas 23, cuando Jesús ya estaba crucificado y estaba en medio de ambos
criminales y creo yo, que ahí fue donde más pude entender y comprender cómo es la gracia del
Padre.

Parafraseando un poco lo que dice en Lucas 23 del versículo 39 al 43, es que mientras los tres
estaban ya colgados en el madero, uno de estos malhechores le cuestionaba e injuriaba a Jesús
diciendo qué por qué si él era el Rey de los Judios y el autodenominado hijo de Dios, conocido
como el Cristo, ¿Por qué no se salvaba así mismo y de paso los salvaba a ellos tambien?

Si nos ponemos en esa circunstancia Jesús ya estaba en casi sus ultimos alientos, sin embargo,
él no le reprocho nada, no se gastó en pelear ni en probar nada a nadie porque claramente él
ya sabía quién era y no necesitaba la aprobación de otros más que la de su Padre que reina en
los cielos, en cambio, el otro hombre que estaba crucificado a su otro costado alzó la voz para
defenderlo diciendo: ¿Ni aun temes a tu Dios estando en la misma condenación? Nosotros a la
verdad justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas
éste ningún mal hizo.

Dicho eso, dice la palabra que miró a Jesús y le dijo: Acuérdate de mí cuando vengas en tu
Reino.

Esa petición, fue la clara declaración de que ese hombre había reconocido a Jesús, en medio
del sepulcro como Señor y Salvador, por lo que Cristo en su infinito amor y misericordia le
contestó diciendo: de cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraiso.

Y es que se refleja tan bien la gracia de Dios en esos versículos, porque ese varon que estaba
colgado en el madero junto a él, claramente no clasificaba, no tenía mérito alguno, no era
nadie ante el Reino de Dios y mucho menos ante la gente, pues era un pecador que había
llegado a ese lugar a causa de sus mismos errores. Mas le bastó tener un encuentro con Cristo
para ser salvado.

Ese delincuente, malhechor, criminal o cómo le quieran decir, no trabajó jamás para el reino,
no predicó, no ganó almas, no sirvió, simplemente reconoció a Jesús en su peor momento y le
defendió aún estando en las circunstancias más críticas y fue por medio de la Gracia de Cristo,
que ese hombre fue salvo y llegó al paraíso junto con Jesús.

Gracia, no es más que un regalo inmerecido que recibimos por medio de la misericordia y el
amor de nuestro Señor Jesucristo. Nada fue por nuestros méritos, nada de lo que tenemos con
Dios y con nuestra vida, es por nuestra causa, porque nada depende de nosotros sino que todo
depende de Él.

Si hoy estamos sirviendo y amando al Señor, no es porque a nosotros sólo se nos ocurrió, es
porque su gracia nos envolvió y dio la oportunidad de conocerle, cautivando nuestros
corazones y empapandonos de sí.

No somos hijos de Dios únicamente porque se nos cruzaron los cables y dijimos: “Ya ahora
viene un nuevo nivel en mi vida y como no sé que ser me voy a transformar en hijo de Dios”,
¡No! Hermano, no funciona así. Si hoy podemos ser hijos de Dios, es porqué Él por medio de su
Hijo Amado, nos concedió tal regalo. Pues Cristo es ese tributo que nos dio Jehová para
conocerle y poder acceder a él de forma genuina, real y cercana.
En todo el nuevo testamento, podemos ver como Dios obra por gracia y no por la ley, puesto
desde que llegó Jesús a la tierra y comenzó su ministerio, muchas cosas dejaron de ser. Por
gracia Cristo hizo milagros, por gracia fue que hubieron doce discipulos dispuestos a seguirlo,
por gracia fue que aquellos que eran invalidados, despreciados, que eran repudiados y no eran
nadie, con él pudieron serlo, porque por Gracia Cristo les dio un lugar. Por gracia es que luego
de su asencion al trono de los cielos, hasta el día de hoy, sigue habiendo gente salvada,
restaurada y que transformó su vida para la gloria de Dios, por medio de su amor y poder.

Es la gracia la que nos ha llevado a estar en pie y poder seguir en medio de las tribulaciones,
pues su gracia es la que nos salvó en nuestro momento más caótico y doloroso.

Recuerdo que cuando tuve mi primer encuentro con Cristo, yo estaba en mi casa, tenía trece
años y estaba en una etapa en la que quería negar la existencia de Dios por todas las vivencias
que había tenido hasta ese entonces, pero a la vez no podía hacerlo ya que le quería hechar la
culpa de esos mismos acontecimientos a alguien y no hallé nada mejor que hacerlo con Él. Sin
embargo, era Pascua de resurrección cuando me hablaron de él, me impusieron las manos,
oraron y cayeron las escamas de mis ojos y pude ver y lo pude sentir y eliminar todo eso que yo
creía saber y en cambio conocerlo directamente, únicamente porque Él decidió presentarse en
mi vida y usar a las personas de mi entorno para poder llegar a Él. Se manifestó y presenció
delante de mí aun cuando yo no lo merecía.

Conocer a Cristo, fue el regalo más maravilloso e insuperable que me han otorgado jamás, pues
no hay nada mejor que él y nadie que pueda hacer lo que él hace, por eso es, que no me queda
de otra que hablar y escribir de su infinito amor y las cientos y miles de maravillas que puede
hacer, porque para mi Señor no hay imposibles.

Si hoy somos salvos, si hoy somos amados, si hoy podemos tener una relación directa con Dios
sin la necesidad de tener que andar sacrificando animales ni haciendo holocaustos, ni
quemando cuestiones ni haciendo nada de lo que se hacía en el antiguo testamento, es
meramante porque Él nos amó primero y nos dio a su único hijo como sacrificio vivo para que
hoy tú y yo podamos ser salvados. Eso mi querida gente, es gracia.

Juan 3:16 nos reveló la muestra de amor más grande que tuvo Dios para con nosotros donde
dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquél que en Él cree, no se pierda mas tenga vida eterna.

Esa última linea, es la verbigracia perfecta y concisa del ladrón que estaba a su lado en el
madero de la cruz y también la de nuestras propias s vidas. Pues no mereciendo, no siendo
nadie, fuimos salvados y amados por él.
Sin embargo, no paró ahí, ese regalo eterno que nos concedió, pues tenía más, porque lindo es
hablar una parte de la palabra pero no el contexto completo, pues dice desde Juan 3:17 en
adelante:

17 Porque no envío Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él.

18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no


ha creído en el nombre del unigenito Hijo de Dios.

19 Y está es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas
que la luz, porque sus obras eran malas

20 Porque todo aquél que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras
no sean reprendidas.

21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son
hechas en Dios.

Esos versículos no son para infundir miedo, en cambio, es donde Dios revela que su regalo a la
humanidad es decisión nuestra el aceptarlo o no, pues como con todo obsequio, tenemos la
libertad de desecharlo si es que este no es agradable para nosotros; la diferencia es que si
desechamos a Cristo, no solo desperdiciamos un regalo divino, sino que tambien, perdemos la
vida por no preferir la luz antes que las tinieblas.

Mi estimado hermano, Cristo está delante de ti como sacrificio vivo, como regalo inmerecido y
eterno, sin embargo, es decisión tuya el aceptarlo o no.

Apocalipsis 3:20 dice: he aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la
puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo.

Él no dijo que iba a entrar a la fuerza a tu vida, pues él no es invasivo, no es inoportuno y no te


obliga a creerle, ni a amarle, ni a servirle, pues desde siempre te concedió la libertad de la
elección. La decisión es tuya, sin embargo, desde mi punto de vista personal y mi experiencia,
no hay nada mejor, ni nada mas hermoso que recibirle.

Por gracia fuimos salvados y por gracia es que hoy seguimos aquí.
Cristo no es más que gracia sobre gracia.
Coraje.

Pruebas, tribulaciones y padecimientos hemos atravesado todos, por ende, les digo: tened
coraje para seguir pese a la adversidad. Como dice el significado de esta poderosa palabra,
coraje sólo lo tiene aquél que saca sus fuerzas del corazón, ¿y qué mejor que tener una fuerza
que venga del corazón de Dios?

Antes de comenzar, me gustaría que se pudieran hacer las siguientes preguntas: ¿Qué es lo que
los detiene? ¿Por qué creen que les falta fuerzas para seguir muchas veces? ¿Qué les quita el
coraje si están cubiertos por la sangre de Cristo? ¿Cuál es el impedimento de seguir si Cristo
está a la diestra del Padre y por consiguiente junto a nosotros?

El temor es el mayor enemigo que tenemos y este más allá de asustarnos, nos detiene, nos
limita, nos pausa y termina por arrancarnos del propósito inicial. Pero por ello les incentivo a
que se armen de una coraza, de un escudo tan poderoso que nadie pueda derribar de ninguna
forma lo que son. Cúbranse en Cristo, porque como Él, ninguno. Su égida debe estar ligada a la
eternidad, de tal modo que no haya tempestad que los pueda derribar y es que estando con el
Rey de reyes que vive por los siglos, no hay potestad, enemigo ni adversario que pueda
hacerles decaer y es que aquel que vive con la Vida, ni la muerte lo puede detener.

Hay muchos expedientes ante Dios, por lo que es cierto cuando digo que para Él nada es
imposible. Todos los días lee sus cartas de dolor, ve sus traumas, trabaja con sus miedos y
malestares y se compadece también de sus enfermedades. Sin embargo, el Señor puede con
todos ellos y más, porque para nuestro Padre no existe la palabra no puedo. Para Él lo
imposible es posible.

El coraje es esa valentía que nos permite seguir pese a las diversas adversidades que nos
asechan. Somos seres humanos, nada sabemos, el futuro siempre se nos es incierto, más Abba
Padre en su inmensidad lo sabe y conoce todo y créanme que Él jamás les dará a atravesar un
camino que ustedes no puedan cruzar, ni mucho menos les pedirá que hagan algo que Él no
haya hecho primero, por eso, confiad en que pronto verán una salida, porque Él no se
equivoca.

A veces nos toca tener coraje cuando la muerte nos persigue, nos toca seguir cuando el miedo
hace lo posible por derribarnos, pero ¿saben qué? No teman, mi Señor les ha dado una
promesa y palabra para cada día. La frase No temas se encuentra repetida trescientas sesenta y
cinco veces en la Biblia y cuando una palabra se repite tantas veces en las Escrituras, es porque
debemos ponerle atención.
Si trescientas sesenta y cinco veces aparece esto, es porque el Señor te quiere decir que todos
los días estará ahí contigo para sostenerte pese a cualquier tribulación. El temor como les decía
más arriba es el principal limite que tenemos y la principal causa que nos detiene y desmotiva
para no seguir y es que cuando hay miedo en nosotros nada podemos hacer. Pero ahí está
Papito para recordarnos porque no debemos tener miedo. Él ya venció todo… nada de lo que
pase es razón para temer.

¡Cristo es el Rey! Dios va por delante con su ejército para pelear a nuestro favor contra toda
adversidad, contra de todo ejército que se levante en nuestra contra. Él es Rey nuestro Señor
Jesucristo quien despedazará a cualquier enemigo que se alce en contra nuestra y les aseguro
con creces que la victoria ya está garantizada desde hace mucho antes. Él resucitó y esa es la fe
que tenemos, que si Dios es con nosotros ¿quién contra nosotros? Solo debemos poner la
mirada en Él. Puesto los ojos en Jesucristo conseguimos victoria. ¡Enfoquémonos en el Autor y
Consumador! Porque la conquista y el triunfo ya son nuestros.

Y en este instante quiero hablarles de alguien que tuvo tanto coraje y amor por nuestro Señor
Jesucristo que fue capaz de morir con tal de seguir hablando de Cristo. Porque la fe testifica y
entiende que hay situaciones imprevistas que quizás se arranquen de nuestras manos, más
nuestra mirada no se puede perder de lo alto, pese a todo debemos mirar a los Cielos
confiando en que nuestro Señor hará.

Decía mi pastor que debíamos hacernos de una fe inquebrantable, arroparnos de la verdadera


fe que es la certeza de lo que esperamos y la convicción de lo que no vemos. Pues una fe que
no se doblega es también una que te permite andar en coraje y certidumbre que aun en las
señalaciones y mentiras que se alcen contra ti, tú seguirás perseverando en silencio y
humildad, pero con la persuasión de que Cristo ya obró a tu favor. Llama a las cosas que no son
como si fuesen y que sea tu fe la que testifique sobre tu Dios. Sueña en grande, camina en
grande, ama en grande, que tu humildad sea grande, sé grande porque tienes un Dios grande.

Dice la palabra en Hechos 6, que los discípulos crecían en gran manera por lo que los apóstoles
convocaron a una reunión a todos aquellos que quisieran servir, pues ellos ya no podían con
todo y su foco principal era comunicar y enseñar la palabra de Dios, por lo que escogieron siete
varones que estuvieran llenos del Espíritu Santo, que dieran buen testimonio y fueran llenos de
sabiduría. Entre ellos estaban Felipe, Nicanor, Timón, Prócoro, Parmenas, Nicolas y Esteban,
quien era lleno de fe y del Espíritu de Dios.

Dicen las escrituras que en aquel tiempo la palabra del Señor crecía y los discípulos se
multiplicaban en gran manera.

Hechos 6:8-10
8 Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.

9 Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de


Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban.

10 Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.

Alguien que camina en fe y obediencia, siguiendo las pisadas que Cristo dejó marcadas y
estipuladas no solamente será un hombre que haga retroceder tinieblas y se vea como
prodigioso ante aquellos que no hacen nada. No sólo levantará a los envidiosos, sino que
también será tan lleno de sabiduría y del Espíritu Santo que intimidará a aquellos que no lo
tienen y por eso siguen adelante, porque entienden que la vida del cristiano no es fácil, si no
que una carrera sólo para valientes que tienen su plena confianza en el Señor y que dando
igual la adversidad ellos avanzan porque se hicieron de una fe que no retrocede.

Se dice que este varón joven y va¡”ente’fue arrestado por medio de sobornos y chantajes
diciendo que Esteban había blasfemado contra Moisés y contra Dios, cuando eso nunca fue así.
Dice la palabra que cuando lo llevaron al concilio supremo también trajeron testigos falsos que
decían que este hombre no cesaba de blasfemar ante Dios, pero pese a las injurias que alzaban
en su contra, dice que cuando el concilio giró su rostro a él, vieron que era como el rostro de
un ángel. Porque el sabio no necesita hablar para brillar delante de los necios.

Dice también la palabra que cuando lo interrogan, Esteban en vez de callar y negar a Cristo, él
comienza a hablar y predicarles las escrituras, porque en medio de la tribulación él no podía
callar el nombre de Jesucristo. Les citó la historia de Moisés, de Abraham, le habló de los
profetas, pero estos no entendían y no entendieron.

Lo arrestaron, mas Esteban permaneció firme y seguro con lo que Dios le había dado para que
hablase. Esteban era un joven llamado por Dios y lleno de Él, el miedo no era razón ni motivo
para hacerlo decaer, por lo mismo dicen las Escrituras que el concilio se enojó tanto con lo que
salía de la boca de este varón que sus corazones se endurecieron cuando esté los confrontó.

Hechos 7:54-60

54 Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él.
55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a
Jesús que estaba a la diestra de Dios,

56 y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.

57 Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él.

58 Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de
un joven que se llamaba Saulo.

59 Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.

60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y
habiendo dicho esto, durmió.

El coraje de Esteban fue tan grande como el amor hacia Cristo, que ni aun en la muerte dejó de
hablar en su nombre. Y es que él se había escudado en nuestro Señor Jesucristo para que todas
las cosas le fueren de bien, por eso es que ni la muerte pudo callar lo que la verdad de Vida
tenía por decir. Quizás su coraje lo llevó a morir, mas en él no había arrepentimiento ni temor,
puesto que su fe era tan grande que hasta se le permitió ver a nuestro Rey en medio del
padecimiento.

Y es que el coraje nos permite ver la gloria de Dios aun cuando todo es oscuro. Quizás Esteban
murió, se volvió el primer mártir, sin embargo, como un valiente afrontó la realidad y no
decayó ni temió y mucho menos retrocedió cuando todos se alzaron en su contra para matarle.
En medio del sepulcro él oró para que los pecados de sus enemigos no fueran tomados en
cuenta, porque cuando el amor de Cristo te empapa, se alzan nuestras voces en clamor incluso
para aquellos que nos están matando y vio Esteban los cielos abiertos para él.

Si algo enseña la vida de Esteban, es que no importa la circunstancia que estés atravesando,
que no importa lo difícil que sea, sigue confiando, sigue amando, sigue siendo el valiente que
se cubre en el León de la tribu de Judá, de tal modo que lo que salga y se vea de ti, violente con
amor la vida de aquellos que anhelan callarte. Eres fuerte, eres valiente, eres importante y no
porque te lo diga yo, ni porque hayas nacido con esas cualidades, sino porque Cristo te amó de
tal manera que decidió cargar contigo en una cruz y hacerte libre de todo. Eres fuerte porque
el Dios de toda la creación lo dispuso así.
Sé valiente, ten coraje, que Él ya hizo todo por ti y por ende no existe nada que tú no puedas
hacer. Platón decía: No hay persona, por cobarde que sea, que no pueda volverse un héroe por
amor. Y cuánta razón le doy en esto y es que el coraje es la fuerza que sale de nuestro corazón.
Si en nuestro corazón reside el amor, pero por sobre todas las cosas, mora ahí el ágape del
Señor, créanme que nada los podrá atribular, porque ni la muerte, ni las maldiciones podrán
vencerles.

Si hay una fuerza que todo lo puede, esa es la fuerza que viene del corazón de Dios y es en esa
fuerza en las que los invito a vivir. Hagan morada en el corazón de Papá porque estando allí
nada los hará acobardarse, crean en Él, pregúntenle a Él porque Él les dirá y contestará. Él es su
guía, nadie puede direccionarlos como Él, y es que no hay nadie que sepa lo que viene como Él.

Sé que a veces es difícil confiar, sé que cuesta cuando todo parece ir mal, sé que hay días en los
que nada resulta y sólo son problemas tras problemas, pero déjame decirte mi querido
hermano, que todo aquello será de ayuda para la próxima temporada que se te viene. Esteban
murió como un valiente que amó a Cristo hasta el último de sus días, murió como un valiente
que adoró y se postró ante la presencia de Papá aun cuando todo iba a mal y es eso lo que yo
quiero que aprendas.

Que aprendas a empaparte de Papá en todo momento, que cuando las pruebas vengan,
confíes de tal manera que puedas entregarle cada una de tus cargas para que sea Él quien
batalle por ti mientras tú sigues caminando invicto y derecho porque descansas en su
presencia de tal modo que sabes que no existe obstáculo que pueda contigo porque tú
caminas como cachorro con su padre. Él ya te dejó las huellas marcadas, sólo debes pisar por
ahí para que todo vaya bien.

Cristo demostró tanta valentía, tanto coraje y amor por ti, que se volvió el Rey Salvador y nos
dio vida y vida en abundancia, no para andar escondiéndote ni temiéndole a todo, sino que
para hacerle frente a la vida y gritarles a los cuatro vientos que tu Dios ya venció, por ende, tú
también.

Coraje, mis hermanos, coraje. Su sangre dio todo por ti y por mí, representémoslo a Él en honra
por lo que por nosotros hizo sin merecer. Quizás es tiempo de ser esos cobardes que aun con
miedo tratan de avanzar, porque mejor es seguir andando junto con Él pese a todo a quedarse
sólo y atrapado en el lodo y la tempestad.

Desde antes de los tiempos Él ya prometió estar ahí para ti, entonces vengo y te pregunto
nuevamente: ¿A qué le temes? ¿Por qué crees que te faltan fuerzas para seguir muchas veces?
¿Qué te quita el coraje si estás cubierto por la sangre de Cristo? ¿Cuál es el impedimento de
seguir si Cristo está a la diestra del Padre y por consiguiente junto a nosotros?
En Deuteronomio 31:8, su palabra dice:

Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te


intimides.

Y Moisés hizo ley este mandato, por ende, ya no es cuestión de querer ser valientes o no, ya no
se trata de intentar, se trata de verdaderamente confiar y creer en que no hay ni existe
fundamento que los pueda aplastar ni desbaratar porque mi Dios va por delante de ti y de mí
como Poderoso Gigante que derriba y destruye a cualquiera que se oponga en tu contra y en la
suya. Él es quien te cubre, te protege y acompaña; avanza, sigue, ve valiente como un guerrero,
fuerte como Sansón, humilde como Rut Moabita y con coraje hasta la muerte como lo fue
Esteban.

Los amo, los bendigo y espero siempre de corazón que mis palabras no sean de confusión en
sus vidas, sino que, de claridad, de modo que puedan entender aún más cuanto los ama mi
Señor.
Consuelo.

Creo y sé que más de alguno, si es que no a toda la gente nos ha tocado afrontar la triste
realidad de la tribulación y el desespero. Se nos hace tan loco darnos cuenta como en el
principio todo era fiesta y alegrías cuando conectamos con Dios por primera vez, hasta que
llegó el día de la aflicción en el que algo nos quebró la fe y nos hizo tumbar y huir a mitad de
carrera. Sin darnos cuenta desechamos esa magnificencia y preferimos sufrir, ahogándonos en
el dolor, sumergiéndonos en las salidas cerradas, nublando nuestra visión y escuchando las
voces incorrectas. Y es que, aunque no nos guste reconocerlo, eso pasa… en algún momento
ocurre.

Muchas veces, el ser humano ha tratado de minimizar los sentimientos y emociones que nos
abarcan; le llaman exageración a nuestro dolor. Dicen que la depresión es solamente de gente
débil y floja que no quiere atender la realidad, que la ansiedad no es más que una excusa
exagerada ante cada situación. Han hecho ver la salud mental como el efugio que utilizamos
para evadir nuestras responsabilidades, sin tomar en cuenta que la realidad engloba mucho
más que una simple escapatoria y es que la mente es sumamente frágil, pero a la gente no le
gusta admitirlo y eso, nos ha llevado a las oquedades más oscuras y siniestras de nuestro
propio ser.

En la actualidad y a nivel mundial un estudio ha previsto que más de 450 millones de personas
sufren problemas de salud mental, así como especifica que más de 300 millones de personas
sufren de depresión. ¿Qué es a lo que quiero llegar con todo esto? Pues, que la salud mental,
las emociones, los sentimientos, las adicciones y los diversos tipos de vida que existen no son
un juego o algo que deba tomarse a la ligera.

Han minimizado tanto los sentimientos que nos acaparan que he oído a gente decir muchas
veces que porque somos cristianos no entendemos esto y lo cierto es que sí lo hacemos, todos
hemos estado al menos una vez en ese punto. Y es aquí cuando la sociedad llegó a levantar los
falsos estigmas de que nosotros como cristianos no podemos sufrir, ni llorar, ni ser abatidos,
puesto que usualmente nos ven bien y piensan de forma errónea muchas veces que porque
tenemos a Cristo en nuestros corazones no entendemos lo que son los problemas “reales del
mundo”, como si nuestras vidas fuesen perfectas, fantasiosas y sin altercado alguno. Como si
tampoco fuéramos de carne y hueso o no perteneciéramos aquí, pero la verdad mi hermano,
es que nosotros sí sabemos todo eso y es que la gran mayoría de los que estamos enyugados
con Cristo fue porque Él nos halló en el peor día de nuestras vidas.

Lo cierto es que no, no somos perfectos, no somos personas anti-sufrimiento ni mucho menos
somos seres que no estén propensos a huir y sumergirse en las garras depresivas de nuestra
mente, porque la verdad es que sí estamos expuestos a sufrir todo eso y más pese a todas las
maravillas que hayamos podido ver o realizar en el nombre de Dios y el motivo por el que
realmente seguimos en pie, es por Cristo, ya que de lo contrario quizás ni estuviésemos aquí.

No somos seres super fantásticos a los que nada les pasa, porque la verdad mis hermanos es
que seguimos siendo mortales que están inclinados a vivir de todo y que todos los días
luchamos por poder ser siquiera un poquito como Cristo, cosa que a más de alguno nos ha
traído a vivir humillaciones a estar en punto de señalamiento, cansancio, desespero en
ocasiones y a más de alguno nos ha tocado sufrir por causa de Cristo, pero así también por
causa del mundo y el Señor eso lo sabe pero ahí está Él extendiendo sus brazos hacia ti para
darte del maná, para saciarte y confortarte.

Por eso también Dios es conocido como el consolador, porque Él es nuestro consuelo en medio
del sufrimiento, es Él quien nos levanta. Él es Jehová Rafa quien nos sana; es Jehová Roi, quien
nos mira; es Jehova-Shammah, el Dios que está presente y es nuestro compañero; el Shaddai,
el todo suficiente, pero por sobre todas las cosas es el Adonai, el todopoderoso. ¿Quién?
¿Quién puede ser como Él? ¡Ninguno! Ninguno mi amado, ninguno, porque nadie es ni será
jamás como Él. Tanto así que nos dio lo mejor que tenía que era su Hijo, el Rey, para que
pudiésemos ser amados, perdonados, consolados y sanados. ¿Quién de aquí en su sano juicio
daría a su único hijo por la vida de otros? ¿Quién más que Él sería capaz de entregar a su hijo
por un pecador? Ese es nuestro Señor, es a ese Dios todopoderoso y misericordioso a quien
tanto amamos, porque mucho fue lo que nos amó. Porque así de imperfectos como somos Él
decidió amarnos… así, siendo pecadores, siendo nadie, siendo tal vez la poca cosa, nos amó y
dio lo mejor que tenía para que nosotros pudieramos ser salvados.

Todos o la gran mayoría conocemos la historia del profeta Elías, uno de los profetas más
grandes que existió, sin embargo, él pese a ser el gran profeta, aquél que mató a cientos de
falsos profetas y el que hizo descender fuego del cielo, fue el mismo que una vez temió, fue el
mismo que una vez sufrió y huyó, escondiéndose en una cueva. El profeta Elías fue aquel que
luchó y batalló en el nombre de JAH, pero que también conoció la depresión.

La verdad mis hermanos, es que la biblia no esconde nuestras imperfecciones ni nuestros


temores, nos muestra hombres reales que teniendo cargos importantes y siendo llenos de
Dios, aún siguen teniendo fallas, siguen temiendo, porque en realidad, no somos perfectos
pues el único perfecto fue, es y seguirá siendo Cristo y es Él quien perfecciona nuestra
imperfección. Mas como seres humanos, muchas veces nos equivocamos y oímos la voz
incorrecta, esa que nos hace huir y temer.

Dice la palabra en 1 Reyes 19, que luego de que Elías haya dado muerte a cuatrocientos
cincuenta profetas de Baal, Acab le fue a rendir cuentas a Jezabel, contándole todo lo que el
profeta había hecho con su pueblo, entonces la reina envió un mensajero para amenazar a
Elías, diciéndole que a esa misma hora del próximo día él estaría igual como los profetas que él
había aniquilado: muerto.
1 REYES 19:3-4

3 Él tuvo miedo, y se levantó y se fue para salvar su vida; y vino a Beerseba de Judá y dejó allí a
su criado.

4 Él anduvo por el desierto un día de camino, y vino y se sentó bajo un enebro; pidió morirse y
dijo: Basta ya, Señor, toma mi vida porque yo no soy mejor que mis padres.

Elías tuvo miedo, se aterró por la palabra de una mujer e imploró a Dios porque lo matase y es
que, viéndolo, él ya no soportaba el seguir viviendo. Era doloroso. Y estoy segura de que a más
de alguno le ha pasado, que hemos estado al borde del desespero rogándole al Señor porque
nos quite de aquí porque la vida se nos ha hecho demasiado dura. Elías siendo el gran profeta,
conociendo a su Dios, sabiendo muchas cosas, siendo fuerte, valiente, un guerrero como tal,
también tuvo miedo, también lloró, también sintió y es que seguía siendo un ser humano,
seguía teniendo esta naturaleza caída que a veces nos hace flaquear y doblar rodillas.

Elías huyó por temor, porque cuando uno les presta atención a las voces equivocadas, las
dudas entran, el temor se enlaza con ella de igual modo y saca lo más hondo que hay dentro de
nosotros. No quiero decirles que teman o que vivan depresivos, al contrario, quiero que sepan
que, pese a nuestros desaciertos y caídas, el Señor nos sigue amando y nos sigue considerando
para su plan porque Él ya vio en ti lo que nadie más vio, Papito no te ve en ese lodo cenagoso
en el que puedes estar ahora, no, mi hermano, Papá te vio en victoria, te vio como un grande.
Te vio como aquello que alguna vez te prometió que serías.

Anhelo que entiendan que Dios es tan grande y misericordioso que, en vez de dejarnos, en vez
de despreciarnos por nuestros temores, Él manda a ángeles para que nos consuelen en
nuestras noches de congoja. Dice la palabra que Elías mientras iba camino a la cueva, no tenía
para comer ni para beber. Estaba cansado, tumbado bajo de un árbol, porque la depresión
hace eso, nos derriba, nos lanza con todo al piso, entonces el Señor mandó un ángel para que
le hiciera compañía, le diera aliento, pero que también le diera para beber y de comer. Porque
Dios es Abba Padre y como el perfecto y amoroso padre que es, siempre pero siempre busca
como suplir nuestras necesidades, aun si estás son emocionales. Porque un padre que ama
está ahí, presente, incluso en nuestras peores decisiones y tribulaciones.

1 REYES 19:5-8

5 Y acostándose bajo el enebro, se durmió; y he aquí, un ángel lo tocó y le dijo: Levántate,


come.
6 Entonces miró, y he aquí que a su cabecera había una torta cocida sobre piedras calientes y
una vasija de agua. Comió y bebió, y volvió a acostarse.

7 Y el ángel del Señor volvió por segunda vez, lo tocó y le dijo: Levántate, come, porque es muy
largo el camino para ti.

8 Se levantó, pues, y comió y bebió, y con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y
cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.

Dios no nos desampara, en cambio busca la manera de cobijarnos y amarnos. Nos trae
consuelo y sustento en nuestros momentos más críticos. Él siempre está ahí, queriendo
repararnos una y otra y otra y otra vez. Con amor eterno te he amado, por tanto, te prolongué
mi misericordia dice su palabra, lo que nos está asegurando que ese amor que profesó hacia
nosotros es en todo momento y no solo cuando estamos bien, si no que aun cuando
padecemos en medio del llanto y el dolor.

Dice también la historia que Elías llegó a una cueva donde pasó la noche y llegó Dios a buscarlo
ahí, porque Papá no te quiere encerrado en una cueva, te quiere libre, por eso cuando llega el
profeta a ese lugar, Dios le pregunta: ¿Qué haces aquí, Elías? No lo cuestiona en reproche, sino
que queriendo entender porque estaba en ese punto cuando él no era un hombre para estar
oculto. Y es que Dios no te ve en el sufrimiento, no te mira estancado a media carrera, Él te
miró en la meta. Te ve en victoria.

Pasa que Papito no te creó para estar en cuevas, no te creó para estar encerrado en el temor, ni
siendo esclavo del dolor, por eso va a donde sea que te metas tratando de ocultarte para darte
una nueva dirección. Porque cuando más perdido estes, cuando más vagues por los valles de
oscuridad, Él irá en pos de ti para darte luz y una nueva dirección. No le sirves perdido, no le
sirves llorando ni escondiéndote por lo que el mundo te dice y quiere hacer creer, no le sirves
así, porque te creó para vivir y ser luz, te llamó la sal de esta tierra porque te ama y Él no
permite que sus hijos se pierdan por completo.

Cuando Elías contestó a lo que Dios le había dicho, el Señor le dice: sal fuera y ve al monte de
Jehová.

1 Reyes 19:11-13
11 Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y
un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová;
pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el
terremoto.

12 Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo
apacible y delicado.

13 Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la
cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?

Porque el Señor no se cansa ni pierda la esperanza contigo, porque si debe preguntarte más de
una vez que haces en algún lugar, lo hará, lo hará porque te ama y no te quiere ahí y anhela
hacerte entender que tú no estás para eso, sino que para mayores cosas te ha llamado Jehová.
Dos veces le preguntó a Elías que hacía en esa cueva y en ninguna de esas preguntas lo hizo
con la intención de reñir al profeta, sino que queriendo entender por qué.

Es ahí, cuando contestas que Él vuelve y te direcciona.

1 REYES 19:14 (NVI)

14 Él respondió: -Me consume mi amor por ti, Señor Dios Todopoderoso. Los israelitas han
rechazado tu pacto, han derribado tus altares, y a tus profetas los han matado a filo de espada.
Yo soy el único que ha quedado con vida, ¡y ahora quieren matarme a mí también!

Ese era el desespero de Elías, quien haciendo las cosas bien, quien obrando a favor de Dios le
querían matar, le perseguían y por eso huyó a esconderse en Horeb. Horeb, que significa
desierto, zona de destrucción, lugar árido, montaña seca… soledad ¡A allí se fue a meter Elías!
¿Qué tenía que hacer Elías en un lugar así siendo uno de los profetas más grandes y
poderosos?

Y cuando nosotros estamos en el borde del desespero y la destrucción, también nos vamos a
meter ahí o hemos ido a ahí alguna vez, porque la depresión nos conduce a aquello, mas el
Señor nuestro Dios y nuestro Padre también, nos dice sal de ahí, ese no es tu lugar, yo no te
preparé un lugar seco para que habitarás, te di manantiales, te di una tierra prometida donde
abunda leche y miel, ¡Vete de allí, que ese no es tu sitio! Eso no es lo que tengo preparado para
ti, porque yo te proveí para darte mucho más.
Eso mismo que le dijo a Elías, asimismo te lo dice a ti: Sal fuera. Ve y vuélvete por tu camino.
Por donde ibas antes ibas bien, ibas por el sendero correcto, vuelve a caminar por ahí, vuelve a
caminar conmigo.

Regrésate a tu primera vez, vuelve con Papá, que nadie podrá guiarte y consolarte mejor que
Él. Él será tu consuelo y tu guía incluso en tus días más terribles. Su palabra dice en Isaías,
como aquel a quien su madre consuela, así los consolaré yo a ustedes. Son promesas mi gente
y las promesas de Dios son eternas y trascendentales, no se quiebran, que, así como estuvo
con Elías, asimismo lo estará contigo.

“Porque así ha dicho el Alto y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es el Santo:
“Yo habito en las alturas y en santidad; pero estoy con el de espíritu contrito y humillado, para
vivificar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los oprimidos” Isaías 57:15.

Recuerden que, si estamos en Cristo, si estamos con Dios, no es porque somos perfectos, es
porque somos tan imperfectos que sabemos que necesitamos de Él, porque Él es nuestro
refugio y el único que estuvo cuando nadie más lo hizo. Entendamos que todo se lo podemos
dar a Él, inclusive nuestras cargas para que nosotros podamos hallar descanso. Somos sus hijos,
vivamos bajo la cobertura de Dios, no solo en los tiempos de gozo, sino que conjuntamente en
los tiempos de pesar porque Él nos dará consuelo.

Tenemos un Dios grande que nos dio lo más grande que tenía, cobijémonos en Él.
Edificar.

¿Se han dado cuenta que hay ocasiones en las que parece que nada resulta, hacemos planes,
tenemos ideas y estas parecen no tener frutos, ni avances o simplemente no trascienden?
Bien, esto es pues porque, aunque no lo notemos hay algo que no estamos haciendo
correctamente, aun cuando parezca que sí.

Aun cuando creemos que estamos haciendo todo bien, hay algo en lo que fallamos y he aquí
mi pregunta, ¿Hemos considerado a Cristo como el pilar en aquellos proyectos que no
funcionaron? ¿Le preguntamos a Cristo cuando quisimos tomar tal decisión y fallamos? ¿Era la
voluntad de Dios hacer tal cosa?

En más de una ocasión hemos escuchado o leído que Cristo es la roca eterna, lo que nos quiere
decir, que Él es el soporte, el cimiento que necesitamos para comenzar a edificar, lo que
significa que cualquier cosa que hagamos debe ser primeramente forjada en Cristo. Mi
pregunta es, ¿Qué estamos construyendo? ¿Quién es el fundamento en el que estamos
obrando? ¿será que no estamos considerando a Cristo en nuestros planes?

Veámoslo de la siguiente perspectiva, antes de que Simón Pedro conociera a Jesús, dicen las
escrituras que este se encontraba pescando y que llevaba toda la noche sin lograr conseguir
siquiera un pez, más cuando llega Cristo por la mañana y luego de enseñar la palabra, le dice
que lance las redes al mar, ocurriendo lo inimaginable: Pedro pesca tantos peces que las redes
se le comenzaron a romper y hasta la barca se le comenzó a hundir por el peso.

Aquí no quiero basarme en que ocurrió tal milagro sólo porque estaba Cristo ahí, si no por la
obediencia que tuvo Pedro al oír la voz del Maestro, pues si lo ponemos en un plano terrenal y
común, es cierto que cuando uno obedece las voces correctas que nos guían, las cosas salen
para bien y benefician mucho a nuestra vida, esto lo podemos ver tanto como hijos, como
trabajadores, como estudiantes, como personas naturales, ya que en el momento que nosotros
decidimos obedecer a quien es nuestro guía difícilmente fracasaremos. En el caso de los
pequeños, es donde más se puede notar aquello, si una mamá le dice a su hijo: No hagas tal
cosa, porque te vas a caer. Podemos percibir de inmediato que hay una orden entrelazada con
una advertencia, pues hay sólo dos opciones, o el infante obedece y no le ocurre nada o
desobedece a su madre y se cae. Si el niño sabe escuchar obviamente obedecerá y no sólo no
caerá, sino que tampoco recibirá el dolor de las consecuencias, pues escuchar y obedecer nos
transforma inmediatamente en seres prudentes que no tienen que atravesar caminos
pedregosos a cada rato, porque al ser prudentes más allá de hacernos obedientes, nos enseña
a tomar decisiones bajo la voz de un líder, nos instruye a tomar el camino correcto,
entendiendo que es lo que nos conviene o no.
Para que tal milagro ocurriera, era necesario que Pedro confiara y obedeciera al Maestro, que
escuchase la voz correcta e hiciera caso. Si Simón Pedro, escuchó al Maestro, le obedeció,
confió y creyó en Él y su recompensa fue esa pesca por la que tanto trabajó humanamente y no
consiguió por sus propios medios, ¿qué te hace pensar que si no incluyes a Dios en tus planes
algo pueda resultarte para bien? Obedece a la voz del Maestro, construye bajo la supervisión y
la autorización del Maestro para que las cosas que obtengas sean un reflejo de bien.

La parábola de los dos cimientos que es citada por Jesús explica, como el construir sobre la
roca trae beneficios, y es que Mateo 7:24 dice. “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y
las hace, lo compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca”.

La obediencia y la prudencia traen beneficios, parafraseando un poco la parábola, Jesús decía


que un hombre había construido su casa en la roca y otro en la arena, lo que provocó que
cuando vinieron lluvias, ríos e impetuosos vientos, la casa que estaba forjada sobre la roca se
mantuvo firme e intacta, mientras que la que se levantó en la arena fue derribada y desechada.

Jesús llamó insensatos a aquellos que construyen sobre la arena, en Lucas 6:49 es aún más
duro, pues dice: “Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre
tierra, sin fundamento; contra la cual el rio dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina
de aquella casa”.

¿Será que esos planes que tanto intentamos de sacar a flote no fueron construidos sobre la
roca? Y es que muchas veces tratamos de forjar cimientos en la arena, en una tierra movediza y
suelta que no te permite levantar una edificación segura, pues los embates de los vientos
impetuosos, las olas vehementes y la precipitación briosa de la lluvia derriba cualquier
cimentación que no esté fundamentada en lo sólido, firme y seguro, puesto que la arena es un
polvo que ante el más mínimo movimiento se estremece e intenta hacerse de lo más ligero con
tal de hacerse el espacio suficiente para hacerse libre y esporádica, ya que no es fija, por ende
no es estable.

No podemos esperar que las cosas resulten si no estamos construyendo en la roca y cuando
nos referimos a roca, nos estamos refiriendo a Cristo. No podemos esperar que las cosas nos
funcionen si no estamos cimentados en Él.

«Cristo es la roca eterna».

En más de una ocasión hemos leído o escuchado esta poderosa frase que en lo cierto no
miente, pero como cuesta el hacerse uno con esta promesa que nos dice mucho pero que
también nos infunde tanto.
Cuando entendemos que Cristo es la roca, lo ponemos a Él como la base y pilar de todo. Se
vuelve nuestro fundamento y sustento en nuestro diario vivir e incluso en la toma de
decisiones, pero, hay ocasiones en las que muchas veces olvidamos aquello. Es una acción que
a veces se nos arranca de las manos y únicamente sucede porque prestamos más atención a
otras cosas y no al que verdaderamente importa. No medimos la verdad ni el poder que hay en
esta corta frase hasta que ya no estamos en ella y volvemos al punto en el que vemos que el
mundo nos ha tratado de consumir una vez más.

Jesús en esta parábola nos invita a ser hombres y mujeres prudentes, adoctrinados, firmes y
que por sobre todas las cosas son estables. Cualquiera que creyere e hiciese la voluntad del
Señor y obedezca a las demandas y enseñanzas de Jesús, no solamente será un ser próspero y
prudente, sino que todo le ayudará para bien.

Edificar en la roca, que es imagen y semejanza de Cristo, es confiar que lo que Él dice es certero
y correcto. Nada que Jesús haya dicho o hecho, es algo que nosotros no podamos hacer.

¿Queremos crecer? ¿Queremos avanzar? ¿Queremos edificar? Hazlo, hagámoslo, pero no por
nuestros medios, no por nuestras creencias o ideologías, ni mucho menos por nuestras propias
fuerzas, hagámoslo por lo que Cristo dijo, edifiquemos bajo su nombre, bajo su cobertura, en
donde Cristo Jesús sea el pilar y el cimiento estable que nos permita verlo a Él como el
fundamento origen de todo. Nada funciona ni nada es bueno cuando no consideramos a Jesús
como el sostén. Jesús siempre será la base correcta para que el plan funcione.

Cristo es el sustento, es el abrigo; Cristo es la base y la razón por la cual hemos de estar en pie,
vehementes por seguir dando la batalla.

Edificar en Cristo, más que una simple promesa, es hacer cumplir su voluntad y enseñanzas, es
creerle a Él por encima de todo, teniendo la certeza de que, si estamos plantados junto con Él,
ni aun las tormentas, ni los ríos, ni los baches, nos podrán derribar, porque Él es la roca, Él es la
promesa, Él es el que es y sin Él, nada somos.

Pablo dijo: Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Nada que tú hagas bajo la
autorización de Dios, podrá ser desatado en la tierra si Él ya lo ató en el cielo. Comienza a creer
en sus promesas, comienza a obedecer, comienza a considerarlo en tu día a día, en tus planes,
en tus proyectos, en tu familia, en tu trabajo, en tus estudios y verás cómo ese Dios que
aparece escrito en la Biblia, es tan real dentro de tu vida que ya nada vuelve a ser igual. Él ya
apostó por ti, sé tú quien apueste por Él ahora.

Cimentate en Cristo. ¿Qué puede salir mal cuando te enyugas con el bien? Muchos fueron los
que se plantaron en Cristo e hicieron morada sobre el fundamento correcto y la vida pese a
toda tribulacion le fue de plenitud y gozo, porque sabían que aún en medio de la tormenta,
tenían al príncipe de Paz a su lado y que su casa era segura porque la roca en la cual habían
construido era la mas fuerte, perfecta e inquebrantable del universo.

Pedro edificó en la roca y aun cuando falló, aun cuando vino la tormenta sobre su vida, aun
cuando negó a la roca en la que había echado frutos, fue esa misma roca la que lo sostuvo y le
dio alito de vida.

La arena nunca debe ser opción… forjemos en la roca para que cuando venga la tempestad no
sintamos miedo de las olas ni de las tormentas, en cambio estemos seguros de que nada
ocurrirrá porque fuimos pridentes a la hora de escoger quien sería nuestro cimiento, para que
cuando llegue la calma no tengamos que golpearnos el pecho, ni preguntarnos por qué fue que
nuestra casa terminó en ruinas.
Obediencia.

Es impresionante como obra Dios cuando una persona, ya sea niño, joven, adulto u anciano
obedece a las demandas y llamados que el Señor ejecuta sobre nuestras vidas. Cuando
entendemos que la obediencia es un rasgo característico para aquellos que confiamos y le
creemos a nuestro Señor Jesucristo, es cuando comenzamos a ponerla en práctica. Pero
seamos sinceros, hay ocasiones en las que muchas veces se nos dificulta o hace demasiado
hilarante el obedecer lo que Dios Padre ordena y puede ser porque sentimos que no somos
capaces de cumplir con aquello o parece demasiado extravagante y alocada la petición que nos
ha encomendado.

Para ejemplo claro, tenemos a Jonás, quien siendo profeta y un alma guiada por Dios,
desobedeció, lo cual, tal deshonra, trajo repercusiones y consecuencias, como ser lanzado al
mar y ser tragado por un gran pez. Y es que, si nos ponemos a pensar, Jehová envió a Jonás
hacia Nínive para decirles que por su desobediencia y maldad Él, Soberano y dueño de todo,
los destruiría, pero ¿qué pasó con Jonás? El hombre tuvo miedo y huyó de Dios, porque temía
ante tan gran misión y en vez de ir hacia Nínive como se le había ordenado, se fue para Tarsis

Si pudieron notar en el mapa, a Jonás le enviaron hacia un lugar, pero él por miedo se fue hacia
el lado contrario, dice en el libro de Jonás, que el profeta descendió a Jope y pagó su pasaje
para embarcar rumbo a Tarso, con la intención de huir de la presencia de Jehová.

Creo yo, que más de alguno, ha querido huir al menos una vez de la presencia de Dios Padre, ya
que sus demandas y su perfección parece ser mucho para nosotros, discierno yo, que a Jonás le
ocurrió lo mismo, ya que Dios no lo estaba enviando a un lugar tranquilo, si no que a una tierra
donde abundaba el mal y el pecado; mis queridos hermanos, habrán situaciones en las que
Dios quizás nos enviará a lugares no muy agradables de visitar, sin embargo, debemos entender
que lo que Dios dice, se hace, de una u otra forma. No podemos callar, no podemos huir y
mucho menos podemos pretender engañar a Papá, sabiendo que Él conoce cada cabello de
nuestra cabeza y cada pensamiento de nuestro corazón, lo mejor que podemos hacer cuando
el Señor unestro Rey, nos delega algo, es obedecer y es que la obediencia trae recompensa
mientras que la desobediencia trae repercusiones y consecuencias.

Quizás estas atravesando un periodo de consecuencias en las que crees que es Dios
castigándote, sin embargo, mi hermano, te invito a analizar la verdad de los hechos ya que
puede ser que no sean “castigos” o “pruebas” lo que estas ensartando, sino que los resultados
y los efectos de tus propias acciones y decisiones. Porque, así como pasó con Jonás, asimismo
ha pasado y pasará con nosotros cada que desobedezcamos la voz de nuestro Señor.

Por su desobediencia, el profeta Jonás tuvo que cruzar adversidades, como ser lanzado al mar
cuando los tripulantes del barco notaron que la tempestad que se había desatado en los mares
y que asechaba su embarcación, era la respuesta de Jehová ante la desobediencia del varón,
por lo que Jonás le dice a la tripulación que lo echen al mar para que los mares se aquieten.
(Jonás 1:4-12)

Pero la cosa no paró allí, dicen las escrituras que luego de que Jonás fuese lanzado al mar, Dios
tenía preparado a un gran pez para que se tragase a Jonás durante tres días y tres noches.
(Jonás 1:17)

Siguiendo con la palabra, dice que Jonás oró a Jehová y que en su clamor Dios Todopoderoso
vino por segunda vez hacia él, trayendo palabra, la cual era: Levántate y ve a Nínive, aquella
gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré.

Y es que cuando Dios tiene planes preparados para nuestras vidas, ni tú, ni yo, ni nada sobre la
faz de la tierra ni nada por debajo ella, podrá desbaratar la proclama que el Rey ha ordenado
desde lo más alto. Aun cuando creemos poder abandonar o dejar las ordenes de Dios, créanme
que no y es que Jehová como Dios Omnipresente que es, está habitando en todo momento y
en todo lugar y como Padre Omnipotente en el que abarca todo poder y todo conocimiento,
nada se le puede esconder. Su Omnisciencia le da toda sabiduría para incluso saber nuestros
pensamientos futuros, aquellos que incluso nosotros desconocemos, entonces ¿Por qué
tratamos de arrancar sabiendo que a donde huyamos Él estará y que por más que tratemos de
escondernos Él lo sabrá?

¿No es mejor obedecer a su palabra como hijos temerosos, obedientes y que aman a su padre
a ser esos hijos descarriados que deben soportar tempestades que se podrían haber evitado si
no es por nuestras incontables faltas? ¿No es mucho mejor obedecer y ser recompensados
para bien a qué desobedecer y ser recompensados con consecuencias que muchas veces nos
duelen y afectan?

Dios como Rey Soberano y Sublime y así como Creador y Padre de la humanidad, una de las
pocas cosas que nos pide es que seamos hijos obedientes, aprendamos a honrar a Padre e Hijo
con obediencia. Porque Jesús les dijo a sus discípulos en Juan 14:23 (BAD) “El que me ama,
obedecerá mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y con él nos quedaremos a vivir”.

La mayor recompensa que nos puede llegar al ser obedientes, no son los milagros, ni los
beneficios, sino que la presencia de Cristo mismo y la del Padre en nuestras vidas, bien dijo
Cristo: el que me ama, mi palabra guardará y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos
morada con él.

El Señor quiere habitar con nosotros, pero para aquello una sola cosa nos pide y es que
creamos, obedezcamos y sigamos la palabra de su Hijo Amado. Cuando entendemos que la
obediencia sólo llega cuando conocemos a Cristo, las cosas cambian, porque ya no vemos la
obediencia como una obligación o un deber, sino que como un deleite que día a día queremos
cumplir con tal de agradar a aquel que nos amó primero.

Pablo dijo en 1 Corintios 15:58 “Así que, amados hermanos míos, manténganse firmes y
constantes, y siempre creciendo en la obra del Señor, seguros de que el trabajo de ustedes en
el Señor no carece de sentido”. Aun cuando la orden de Dios parezca ser de lo más
descabellado y sin sentido para el mundo, créanme que para el Reino de Dios si lo tiene; mejor
es parecer un loco ante el gentío que a quedar como un insensato que desobedeció a la
voluntad de Dios.

Para verbigracia de obediencia tenemos a Noé, quien, siendo anciano, obedeció la voz del
Señor y comenzó a armar un arca, pues Jehová se lo había ordenado, diciendo: “Voy a enviar
un gran diluvio de agua y destruir al mundo entero. El que no esté en el arca morirá”. Aun
cuando quizás todos le llamaran loco, aun cuando probablemente decían que había perdido la
cabeza, él obedeció. Era realmente loco y descabellado el creer que podría haber un diluvio
que pudiese arrasar con toda la humanidad, era muy irracional pensar que tanta agua podría
caer en un lugar como ese, era absurdo para el mundo, pero realmente cuerdo para alguien
apasionado y temeroso del Señor.

Noé obedeció y toda su casa fue bendecida y salva, mientras que posteriormente toda la
humanidad se extinguió. ¿Era loco construir un arca en medio del desierto? Absolutamente.
¿Era absurda la obediencia de Noé? Para nada. Esa obediencia que quizás nos haga parecer
locos ante el mundo, es la misma obediencia que agrada a Dios y hace que lo inimaginable
suceda, esa obediencia loca es la que nos trae como retribución el respaldo o resguardo de
Dios. Nada que haya sido ordenando por Papá nos dejará caer como ignorantes, porque aun
cuando el mundo parezca tener la razón, llegará un momento en el que tendrán que doblar
rodillas y callar sus lenguas, porque la respuesta que traerá Dios será mucho mayor que el
mundo.

Y es que es Dios quien te respalda. Y aun cuando no lo crean, la obediencia es sumamente


importante y aporta mucho sobre nuestra vida. Una persona obediente, es un ser prudente, un
ser ordenado, un hombre que sabe ser guiado. Pero ojo aquí, hay que saber distinguir la voz
que nos va a guiar, pues Eva por escuchar y obedecer a la voz equivocada, comió del fruto
prohibido y por consiguiente le siguió Adán al escuchar lo que su esposa por medio de engaños
de otros hizo.
Hay que saber escuchar la voz de aquél que nos envía. Hay que ser obedientes, pero
obedientes con la voz de Dios, con la voz que edifica, con la voz que construye, obedientes con
la voz que nos ama y a su vez nos corrige.

Pedro fue obediente al escuchar la voz de Jesús y por eso obtuvo una pesca milagrosa en la que
las redes se le rompían de tantos peces. Elías obedeció a Jehová y pudo hacer descender fuego
del Cielo. Naaman fue obediente ante lo que el hombre de Dios le habia dicho y fue sano al
cumplir lo que se le pidió que hiciese. Lo mismo ocurrió con Moisés, Daniel, Job, Josué, Pablo,
entre otros hombres que obedeciendo a Dios alcanzaron grandes cosas y pudieron tambien
grandes proezas en el nombre del Señor.

Mas vale ser un obediente irracional ante el mundo que un desobedientes que parezca cuerdo
delante de Dios.

No por nada en la palabra están escritos versiculos como lo son:

Josué 24:24 Solo al Señor nuestro Dios serviremos y solo a él obedeceremos.

O Juan 14:15 que dice: Si ustedes me aman, obedeceran mis mandamientos.

Sin embargo, para recalcarles lo importante que es obedecer a Dios y lo que viene de Él. Vamos
al libro del profeta Samuel. 1 Samuel 15:22 dice: el obedecer es mejor que el sacrificio y el
prestar atención, que la grasa de carneros.

Más importante es obedecer que sacrificar, mas importante es prestarle atención a lo que el
Señor nos dice y ordena que hacernos los desatendidos e ir en pos del mundo haciendo lo que
se nos venga en gana.

Dios no te suelta, no seas tú el que se suelte de Él. Dichosos los que obedecen. Obedezcamos a
la enseñanza de Cristo, guardemos los mandamientos y las palabras entregadas por Cristo,
veamos a Cristo primero y luego al mundo. Que Dios Hijo, sea nuestra guía, nuestro orden,
nuestra razón de existir. Partamos por obedecer a Cristo y todo lo demás vendrá.
Encender.

¡Oh, mis queridos hermanos en Cristo! ¿Cuántas veces nos ha pasado que sin darnos cuenta
nos hemos apagado y por consiguiente alejado de Dios y su propósito? Porque no podemos
hacernos los perfectos ni fingir que somos unas intachables e inmaculadas blancas palomas
que siempre han estado ardientes por Cristo, cuando de cierto todos nos hemos apagado
alguna vez o hemos estado estancados en las brasas sin poder avivar el fuego que antes había
dentro de nosotros.

Y es que para hablar de fuego o de Luz y ser fuego y a su vez Luz primeramente hay que estar
encendido por él, encendidos e incendiados por Dios. Porque para ser hombres y mujeres de
fuego, debemos saber cual y quien es el fuego que nos hace arder.

Cada uno de nosotros es un altar del Señor, nuestro corazón es esa ara que debe arder
genuinamente por la pasión y el amor que como hijos y coherederos del Reino de Dios
deberíamos desbordar hacia nuestro Señor Jesucristo, mínimo por gratitud, ya que sin su
sacrificio ni entrega hacia por nosotros y amor a la voluntad de nuestro ahora Padre, no
podríamos siquiera pensar en arder para Él, porque si no hubiese sido por el Cordero de Dios,
ni siquiera estaríamos aquí hablando de esto, porque no se nos hubiese permitido.

Así que como punto uno, debemos comprender por quien ardemos, no podemos arder ni
mantener una llama flameante sin saber para quien lo hacemos. Si somos fuego, debemos
saber por quien lo somos. Y luego de saber y conocer aquello, viene el oficio de ocuparnos de
no permitir que esa llama desvanezca.

Mantener ese fuego encendido requiere de trabajo, merita de esfuerzo, pero por sobre toda
cosa, es necesario entender que de nada sirve querer mantener avivado el fuego si no miramos
a Cristo por sobre toda mirada.

Levíticos 6:12-13 dice:

12.- Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña
cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los
sacrificios de paz.

13.- el fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.


La llama se aviva, no una ni dos veces, sino que todos los días; es un trabajo sin fin. Y es que
cuando hablamos de fuego, hablamos de pasión, no podemos ser tibios cuando se nos dijo
claramente que o somos frio o somos calor, ambos no se puede.

No se puede jugar a ser monedas de dos caras con Cristo porque Él no lo hizo con nosotros,
Jesús murió y resucitó por todos, no sólo por algunos, no solo por los buenos y no solo por los
correctos, lo hizo por todos. No podemos jugar con Dios a nuestra manera y decirle: “Señor,
Señor, hoy sí quiero ser tu hijo” y al otro día decirle: “Señor, hoy no quiero que seas mi Padre
porque hoy siento que no te amo”. Dios no juega con nosotros a ser Dios, no juega a ser Padre
y si Él no lo hace, nosotros no podemos ni debemos jugar a ser hijos ni discípulos de Cristo,
pues es tan sencillo como ser o no ser.

Es aquí mis queridos hermanos cuando les digo, enciéndanse todos los días, todos los días
esforcémonos por avivar el fuego, por alimentarlo con leña y apasionarlo más y más, para que
luego no nos llegue el día en el que pretendamos ser usados como fuego por medio de Dios y
venga Él a decirnos: No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos,
sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día:
‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en
tu nombre hicimos muchos milagros?’. Y entonces les declararé: Jamás os conocí; apartaos de
mí, hacedores de maldad. (Mateo 7:21-23)

No jueguen, conozcan a su Dios, amen a su Dios, apasiónense por ese mismo Dios y sean fuego
para ese Dios y es que un fuego que es apasionado, es un fuego que consume todo, que arrasa
con todo, siendo capás de quitar todo aquello que no edifica, que no construye y que no
aporta a nuestras vidas ni a las de otros. Un hombre o mujer apasionados por Cristo portan
dentro de sí ese fuego que puede extinguir a todos esos enemigos y opositores que van en
contra de la voluntad de nuestro Padre que está en los cielos.

Si amamos a Cristo y también amamos a la gente, es importante que seamos capaces de estar
encendidos por más que la vida trate de apagarnos; porque sí que es cierto que habrán
muchos adversarios que vendrán a darnos guerra con tal de diluir esa llama flameante que
habita dentro de nosotros.

Para mantenernos encendidos debemos tener claro que ese fuego del que tanto hablamos, no
es mas ni menos que el Espíritu Santo de Dios, que por el sacrificio de Cristo hoy puede habitar
también en nuestro interior, por lo qué:

 En los días buenos debo estar encendido, pero en los días malos debo estarlo aun más.
 Encender también significa mantener el fuego y es que debemos trabajar para
mantener al Espíritu.

 El fuego no puede quedarse en nosotros, no podemos ser egoístas y pretender


quedarnos con Él, es necesario traspasarlo a otros con tal de cumplir la Gran Comisión
que Cristo nos encomendó; y ojo aquí mis queridos hermanos, no se puede entregar a
otros si no lo tenemos primero con nosotros, así que asegúrese de tener al Espíritu de
Dios con usted. Porque queridos míos, nunca es malo recordar que se necesita tener a
las tres personas de Dios para tener a Dios es nuestras vidas: Padre, Hijo y Espíritu
Santo.

En una de las tantas reuniones en las que mi Pastor hablaba sobre este tema de ser una iglesia
encendida, dijo una frase que me hizo explotar la cabeza, por la claridad, autoridad y por la
forma tan directa que tuvo para decirla y fue lo siguiente: “Si naciste en fuego, no puedes vivir
en las brasas del ayer”.

Creo yo, que si nacimos en fuego, si fuimos sellados por ese pacto maravilloso y marcados por
Él, no podemos andar portando vestidos de cenizas. Somos fuego, por ende debemos actuar
como tal, hablar como tal y agradar como tal y portar siempre una palabra que cumpla con
todo eso.

Jeremías, uno de los profetas mayores, fue llamado desde muy joven por lo que puso muchas
excusas delante de Dios cuando Jehová se le presentó, entre ellas esa misma de que era aun un
niño, sin embargo, Dios le dio identidad para luego otorgarle la autoridad de hablar. Porque el
fuego aparte de las mil bendiciones que nos puede dar, por sobre toda cosa nos da identidad,
nos da una forma única que proviene de lo alto porque de arriba desciende nuestra esencia,
para mas tarde darnos autoridad para hablar en su nombre.

Jeremías 1:5-9

5.- Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por
profeta a las naciones.

6.- Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.

7.- Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo
que te mande.
8.- No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.

9.- Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis
palabras en tu boca.

El fuego de Dios te pone palabra, Jeremías 5:14 dice que habló Jehová y declaró: porque
dijeron estas palabras, he aquí yo pongo mis palabras en tu boca por fuego.

Jeremías fue un profeta que sufrió y lloró mucho por la causa de Dios, sin embargo, las
escrituras relatan, como aun siendo humillado, golpeado, insultado y burlado, no pudo dejar a
Dios de lado porque él ardía por Dios y tenía tan adentro ese fuego consumidor que ni siquiera
él se lo podía arrebatar.

Parafraseando un poco, el profeta llega a un punto en el que ya no da más, en el que dice


querer dejar de hablar en el nombre de Dios porque el escarnio que estaba sufriendo era
mucho y su afrenta de igual modo, la vergüenza y el ultraje que estaba viviendo lo habían
llevado a querer abandonar la carrera, sin embargo un hombre de Dios que está encendido no
se va sin culminar con lo que Dios le ha enviado. Decían las escrituras que Jeremías proclamaba
el no querer hablar mas de Dios y mucho menos en su nombre, pues mucho daño le había
causado, pero, dice también que en su corazón había un fuego ardiente que estaba metido en
sus huesos, que por mas que trató de sufrirlo no pudo. Porque de tal manera lo sedujo Dios,
que eso fue mucho mas fuerte que él.

Dios tiene que ser mucho mas fuerte en ti que cualquier cosa. Dejate seducir por Dios para
poder ser lleno del Espíritu y ser encendido de tal forma que nada te pueda apagar y que el
querer entregar a otros ese fuego que abunda en tu interior se vuelva una necesidad.

El fuego consume, pero también reaviva aquellas cosas que se creían muertas. ¿Qué esperas
para dejarte encender? ¿Qué esperas para apasionarte más por Papá?

¿Quieres un consejo? ¡Renunciate y entregate! ¡Quemate! ¡Enciende todo! Consume aquello


que no te edifica, permite que el Espíritu arrase con las enfermedades, con la tristeza, con la
soledad; deja que el fuego seque esa amargura, que extinga toda depresión y elimine por
completo aquello que no te permite ser pleno. Vuelvete un hombre y una mujer de fuego. Deja
que el Espíritu Santo recaiga sobre ti del mismo modo que ocurrió en el día del Pentecostés.
A veces los días tristes se quieren meter en nosotros queriendo apagar las ganas de soñar y de
vivir para Cristo, en esos días: consúmelo, porque significa que la llama debe volver a
encenderse otra vez. La Palabra es la que enciende corazones, guiate y aferrate a la palabra,
pues es necesario tener una palabra para cada día.

Todos buscamos algo en la vida; busca a Jesús, Él es la vida, en Él está el fuego y por Él hoy
podemos nosotros tener fuego.

Deja de tener miedo, deja de pensar en los “si hubiese” y vive el presente, aferrándote del
único aquél que puede resarcir cualquier error y amar sin condición; incendiate, enciendete,
vive para Él, amaló a Él y muéstralo a Él porque el propósito está en Él y en que otros por
medio de ti lo conozcan a Él.

Sé valiente, sé fuerte y no temáis, porque recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros
el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo ultimo
de la tierra. (Hechos 1:8)

Mis amados, vivan por el Espíritu que mora dentro de ustedes, no vivan por nada más, sólo por
el Espíritu que hay en ustedes, porque dice la palabra que si alguno no tiene al Espíritu de
Cristo, ciertamente no es de Él. Y no sé ustedes, pero a mí me aterraría la idea de no ser suya.

Pablo le dijo a Timoteo, aviva el fuego del don de Dios que está en ti y hoy yo les digo también
a ustedes: aviven el fuego, sálganse de las cenizas, ustedes no son para vivir en brasas, ustedes
nacieron una vez más pero para habitar en el fuego de Cristo. Colosenses dice que si
resucitaron con Cristo, busquen entonces las cosas de arriba, porque ahí es donde está sentado
el Hijo a la diestra de Dios Padre. Dijo Pablo: pongan la mirada en las cosas de arriba, no en las
de la tierra porque habéis muerto y su vida esta escondida con Cristo en Dios.

Iglesia amada, es necesario que en nuestra mente/corazón, claudiquemos una metanoia


direccionada a Cristo, donde aprendamos a priorizar la comunión espiritual por sobre cualquier
ideología o vivencia secular. Primero Dios y luego el mundo.

El Espíritu hay que avivarlo todos los días, no permitas que por descuido se apague.
Permanecer.

Permanecer a veces es tan duro, tan sufrido y cuesta tanto, que nuestra mente nos obliga o
doblega a creer que no podremos. Y es que soportar y resistir es complejo cuando hay pruebas,
cuando hay batallas luchandose de por medio, pero más dificil es seguir estando ahí cuando en
nuestro interior aun hay cosas que no han sido sanadas ni superadas.

Dificil es permanecer cuando no hemos conocido a Dios, ni las promesas eternas que nos ha
dado.

Yo sé que permanecer es difícil y sobrellevar aquello en el momento de la angustia, del temor y


de la persecución lo es aun más. Cualquiera puede permanecer de pie cuando todo va bien,
cualquiera se mantiene leal en el momento de las buenas rachas. Sin embargo, no cualquiera
se mantiene firme en la prueba. Y es ahí donde estamos probando nuestra lealtad, nuestra fe y
nuestro amor al Señor.

Yo no sé quien de aquí ha leído alguna vez el libro de Santiago y el que lo ha hecho, sabe que
en los versículos escritos allí tenemos un manual claro de lo que como cristianos debemos
hacer para permanecer refugiados en él. Y es que el libro de Santiago trae mucha verdad
guarecida en ella pese a no ser un libro tan extenso.

Cinco capítulos bastaron para exponer todo lo que como cristianos debemos aprender a
manejar y tolerar y Santiago 1:12 nos habla justamente de lo bueno y necesario que es
permanecer.

La versión NBV dice: dichoso el que permanece firme durante la prueba, porque cuando lo
supera recibe la corona de la vida que Dios ha prometido a los que le aman.

Dios nos prometió una corona de vida, pero para poder adquirir esa corona, no basta con
solamente creer, porque la multitud creyó pero no por eso recibió vida, pues lo cierto es que la
multitud no permaneció y fue esa misma multitud la que condujo a Cristo a la cruz del calvario.
Olvidemosnos de ser multitud y aprendamos a ser discipulos que aun contra todo pronóstico
estan dispuestos a seguir, oír y servir a su Maestro.

Pedro, como todo ser humano también tuvo su desliz y en algun momento no permaneció
firme y eso lo llevo a negar a Jesús tres veces, sin embargo, cuando el Señor resucitó de entre
los muertos y fue en busca de sus discípulos e hizo las pases con Simón Pedro y le encomendó
la misión de pastorear, pudimos ver como este hombre que en su momento había desfallecido,
aprendió a permanecer.

Y es que cuando obtuvo ese perdon por parte de Cristo, no hubo nada más en la tierra que lo
pudiera detener. Pedro vivió cárcel, vivió persecución, vio muerte, sin embargo, se mantuvo en
pie confiando en su Señor y permaneciendo fiel porque sabía que lo que Jesús hizo en su vida
nadie más lo podría hacer, de modo que permaneció en el nombre del Señor hasta su muerte.

Aquél que permanece es el que recibe la corona.

Santiago 5:11 tambien dice: mirad que tenemos por bienaventurados a los que sufrieron.
Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el resultado del proceder del Señor, que el
Señor es muy compasivo y misericordioso.

La paciencia y la espera en medio del padecimiento desatan tambien la misericordia y la


compasión del Señor. Y no sabrán ustedes lo magnífico que es que el Señor se compadezca de
nosotros. Cuando Jesús se compadecía de la gente milagros sucedían y a veces el milagro no es
que Dios haga algo físico en nuestras vidas, sino que el milagro es que el Señor está ahí, firme y
fiel a nuestro lado, siendo respaldo, coraza y parte de nuestro día a día. Y es que ¿Qué mas
glorioso que la presencia del Señor en nuestra vida? ¿Qué mejor que Jesus habitando en
nosotros? Ese es el milagro que yo quiero. Porque lindo es recibir el milagro e irse como hacía
la multitud, pero glorioso y dichoso aquél que no sólo se queda con el milagro, sino que es
capaz de dejarlo todo con tal de irse tras el que hizo el milagro.

Y es que es a ese Dios a quien servimos, es a ese Jesús que le dio una pesca milagrosa a Pedro
cuando este no veía nada y ni aun con sudor y trabajo podía conseguir algo. Y fue a ese mismo
Jesús por el cual Pedro fue capaz de abandonar las redes y seguirle. Porque mas importante es
habitar con el que hace los milagros que ha recibir el milagro.

Cuando permaneces en medio de la tormenta, el Señor se compadece y tiene misericordia de


ti, y yo sé que no hay nada más lindo que la compasión de Cristo en nuestras vidas.

Y es que compasión no es sentir lástima como muchos creen, ni tampoco es decir: ay,
pobrecito, que el Señor lo ayude. No, compadecer es sentir empatia por lo que mi hermano y
prójimo está viviendo y desear aliviar su dolor y sufrimiento.

Y eso es justo lo que Jesús hace en nuestras vidas cuando permanecemos firmes a las
adversidades que puedan llegar a querer derribarnos.
Apocalipsis 2:10 dice: No tengas miedo de lo que estás a punto de sufrir. El diablo meterá a
algunos de ustedes en la cárcel para ponerlos a prueba, y sufrirán por diez días; pero si
permaneces fiel, incluso cuando te enfrentes a la muerte, te daré la corona de la vida.

La cárcel no necesariamente es un establecimiento físico, la cárcel comienza al momento en


que nuestra mente y alma se sumergen en cautiverio. Pero ahí está la promesa del Señor que
nos dice, si permaneces fiel incluso cuando enfrentes a la muerte, te daré la corona de vida.

¿Es qué que mejor premio que la vida? Y eso es justo lo que Dios nos quiere dar, vida y vida en
abundancia, una vida que no escasea, que no trae muerte, ni dolor, ni lágrimas ni sufrimiento,
en cambio te está prometiendo una vida de armonía, de paz, de tranquilidad y amor donde su
presencia abunda.

Mantente firme en la prueba, permanece con el Señor, que la recompensa que te dará Dios
será mucho mayor a cualquier cosa de este mundo.

Sé que permanecer cuesta, a mí me cuesta, es dificil, más cuando estamos en un mundo


disparatado cómo éste en el que parece que todo está de cabezas, sin embargo, aun en este
siglo, el Señor ha permanecido fiel con nosotros y es por esa misma fidelidad que Papito nos ha
dado por la cual seguimos en pie.

Porque volviendo con Pedro, fácil hubiera sido que Jesús pasara de él y le encomendara la
misión a otro, porque ciertamente Pedro fue un cobarde que tres veces lo negó. Pero tan
grande es el amor del Señor que fue por su ovejita pérdida y le preguntó la misma cantidad de
veces que lo negó si es que lo amaba. Porque a Cristo no le importa las veces que le pudiste
fallar, sino cuan dispuesto estás a volver a empezar, a volver a seguirlo, a volver a creer y
amarlo y permanecer en él.

Tan grande es el amor del Señor que te dará nuevamente la oportunidad. Al hijo pródigo le
dieron la oportunidad de volver a casa pese a que había abandonado su hogar y a su padre por
preferir el mundo. Pero ahí estaba él, con brazos abiertos dispuesto a hacer borron y cuenta
nueva.

Permanece en Cristo, permanece en el Señor porque su recompensa es eterna. Mantente


firme, alejado de las voces incorrectas que quieren ahuyentarte y desviarte de tu propósito.
Dios tiene planes con tu vida, que son planes de bien y no de calamidad, mantente firme que
no caya a ser que por tus errores te alejes de lo que el Señor ya escribió para tu vida.
2 Pedro 3:17-18

17 Por eso, queridos hermanos, ya que ustedes saben de antemano estas cosas, cuídense, para
que no sean arrastrados por los engaños de los malvados ni caigan de su firme posición.

18 Pero conozcan mejor a nuestro Señor y Salvador Jesucristo y crezcan en su amor. ¡Gloria a él
ahora y para siempre! Amén.

Conozcan mejor al Señor, mis hermanos, busquenlo en la prueba, no dejen caer los brazos y
dejense guiar por él en todo momento. Armen lazos eternos con nuestro Cristo amado.
Crezcamos en él para que nada nos pueda apartar de lo que Él ha dispuesto sobre nosotros.

El salmo 42 dice: Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas así clama por ti oh Dios
el alma mía.

Mi alma tiene sed de Dios del Dios vivo, ¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Él?

Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche mientras me dicen todos los días ¿dónde está tu
Dios?

No permitas que tus lágrimas, ni tu dolor, ni tu padecimiento te haga dudar de tu Dios. Y es que
a pesar de los obstáculos nuestra fe debe saber que Dios tiene un plan mayor. Y como sabemos
que lo que Dios nos preparó es mayor a nuestra aflicción, sabemos que podemos permanecer
firmes en él.

No se quebranten con las aflicciones del momento, pues lo que viene es mucho mayor. Pablo
dijo en 2 corintios 4:16-18

[16]Por eso no nos desanimamos. Pues aunque por fuera nos vamos deteriorando, por dentro
nos renovamos día a día.

[17]Lo que sufrimos en esta vida es cosa ligera, que pronto pasa; pero nos trae como resultado
una gloria eterna mucho más grande y abundante.

[18]Porque no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve, ya que las cosas que se ven
son pasajeras, pero las que no se ven son eternas.
Eternidad… eternidad es la recompensa. Vida es lo que Señor busca darnos, pero para ello
tenemos que despojsrnos de nuestras aflicciones, ya que las tribulaciones del mundo no son
para siempre mientras que el Señor si lo es y él se preocupa por ti, por tu vida y porque seas
alcanzando el perdón y la vida eterna.

1 Pedro 5:7-10

7.- Dejen todas sus preocupaciones a Dios, porque él se interesa por ustedes.

8.- Sean prudentes y manténganse despiertos, porque su enemigo el diablo, como un león
rugiente, anda buscando a quien devorar.

9.- Resístanle, firmes en la fe, sabiendo que en todas partes del mundo los hermanos de
ustedes están sufriendo las mismas cosas.

10.- Pero después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios los hará perfectos,
firmes, fuertes y seguros. Es el mismo Dios que en su gran amor nos ha llamado a tener parte
en su gloria eterna en unión con Jesucristo.

Vuelvo y repito, aferrense a Dios, establezcanse en él así como los apóstoles lo hicieron.
Haganse uno con el Señor y dejenle sus preocupaciones, miedos y afrentas a él, porque el
Señor es quien se preocupa de nuestras luchas y es que escrito está: Pero después que ustedes
hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios los hará perfectos, firmes, fuertes y seguros. Es el
mismo Dios que en su gran amor nos ha llamado a tener parte en su gloria eterna en unión con
Jesucristo.

Hermanos, permanezcan, permanezcamos, que luego de sufrir un poco vendrá la mejor


recompensa de todas. Y si nos vamos a todo lo que nos enseña la palabra, queda claro que
ningun escogido que haya entrado a la prueba, pereció en ella.

¿Conclusión? Mejor es permanecer firmes que a dejar la carrera a medio correr y huir de lo
que de cierto desconocemos.

Cristo que no conocía muerte, permaneció a una cruz por ti, permaneció en el sufrimiento y en
el dolor, en la humillación y la flagelación, permaneció aun cuando todos le dieron la espalda y
rogó a Dios para que no tomara en cuenta nuestros pecados. ¿Qué mejor enseñanza de
permanecer que esa?
Si por amor Jesús pudo permanecer por nosotros, ¿Por qué nosotros no, si tambien hemos
conocido ese amor?

Cristo te ama mi hermano, tanto así que se entregó a la muerte. Entreguemonos nosotros a él
también.

Si la gratitud nos mueve, que sea el amor el que nos haga permanecer firmes.

Eso, mis queridos, pemanezcan firmes y constantes que el Señor dijo: si permanecen en mí yo
permaneceré en ustedes.
Establecer.

Establecer:

1.- Fijarse en un lugar determinado.

2.- Dejar demostrado y firme un principio.

¿Han sentido alguna vez que el suelo se les mueve y que pareciera que todo se va a
desvanecer? Bien, si eso es así y no hablando en sentido figurado sino que metafóricamente,
saben lo que es construir algo con todas sus fuerzas, con todo su amor y con todo su tiempo
para que luego algo ajeno a ti venga y lo derribe.

Eso es desestabilidad y se produce por el mero hecho de que no testeamos el terreno en el que
queremos forjar algo.

No podemos pretender edificar una casa sobre el lodo cenagoso sin considerar que el
establecimiento en algún momento puede desbaratarse; no se puede planear estabilizarse en
un sitio que ciertamente no es estable.

Esto aplica en todos los sentidos, o sea, no solo en una construcción material, sino que en la
emocional y racional, uno no puede hacer que una relación ya sea de pareja, amistosa o
familiar fructifique y sea apacible si no se han fomentado cimientos de caracteres íntegros, ni
se ha construido un espacio donde se practique el amor. Y es que amar no es solo querer
mucho a una persona, es una construcción de hechos.

Amar implica crecer, creer, confiar, entablar. Se ha visto mucho que ahora las personas y
jóvenes en gran mayoría anhelan relaciones sabas ya que han percibido que lo toxico no es
bueno, que no es estable, no es fiable. Sin embargo, añoran algo que creen que sucede por
arte de magia y lo cierto es que no, el amor se construye, se aprende, se desaprende y se vive y
edifica. Para llegar a la comodidad primero hay que atravesar por valles de incomodidad.

Para testear un terreno, lo primero que se considera es la tierra que hay en el sitio, no se puede
echar frutos en una tierra seca, no se puede plantar en una tierra árida o gredosa. No se puede
armar algo fijo en un terreno movedizo. La estabilidad parte por los cimientos en donde uno
quiere edificar.
Edificar y establecer, van tan de la mano que es imposible edificar sin establecer, ni establecer
algo sin primero edificarlo. Es engorroso, sin embargo, para poder establecer hay que cimentar
¿y qué mejor que cimentar bajo la voluntad del Padre?

La palabra establecer aparece alrededor de 220 veces escrita en la Biblia y cuando el Señor nos
habla de establecer lo hace con la intención de guiarnos a ser hombres y mujeres que estén
listos, preparados y que sean prudentes y oportunos.

Cuando una persona ansía establecer ya sea en el ámbito espiritual o secular, lo primordial es
buscar la base. Como mencionaba en el anterior episodio de esta serie de capítulos, Jesús se
llamó asimismo la roca eterna y no sé ustedes, pero yo, le creo.

Establecer bajo los estatutos de la palabra, es glorioso, porque más que establecernos
nosotros, le estamos dando la autoridad y potestad a Dios de Él establecer su reino en
nosotros. Podemos querer y anhelar muchas cosas, pero si su voluntad no está establecida en
nuestras vidas y no consideramos los anhelos de Dios como respuesta a nuestras peticiones y
decisiones, de nada sirve establecer.

Y si puedo darte un consejo sería el siguiente: si no vas a considerar a Dios en tus planes, mejor
quédate donde mismo estás.

Pablo consideró a Cristo en sus planes, en su vida, en sus funciones como cristiano y es por eso
que su ministerio fructificó y podía lograr conectar a muchos con aquél que nos perdonó y
amó. Quien no considera a Dios por sobre todas las cosas, ni pone a Cristo en primer lugar,
jamás podrá ejercer algo duradero y permanente.

Y es que para atar en la eternidad, hay que creerle a la eternidad. No se puede pretender crear
lazos eternos cuando estás dándole la mano a la muerte. Es irracional creer que uno puede
establecer siquiera un pilar, en una tierra suelta e inestable.

Las relaciones se construyen, el amor se construye, para los sueños se trabaja, para Dios y para
la familia se edifica. Nunca nadie, que no haya podido trabajar y ganarse algo bajo su propio
sudor, podrá establecerse.

El trabajo es uno de los principales frutos para establecer. Pero no se habla sólo del trabajo
secular, sino que espiritual tambien, ya hay que trabajar para el reino, luchar por conocer aun
mas de cerca Cristo y entregar su mensaje de vida a aquellos que no tienen vida. Establecerse
por y para Jesús es todo lo que necesitamos en esta vida, y es que dice la palabra que primero
es el reino de Dios y su justicia y todo lo demás será añadido. Mi hermano, aferrate a la roca
inamovible y verás cómo todo cambia.

¿Quieres que tu familia fructifique? Plantate en Cristo. ¿Quieres que tu ministerio o servicio
crezca? Cobijate bajo la voluntad de Dios. ¿Quieres una vida plena pese a las tribulaciones?
Toma tu cruz y sigue a Jesús.

Pablo dijo en Gálatas 2:20 con Cristo estoy juntamente crucificado, ya no vivo yo, mas ahora
Cristo vive en mí.

Pablo desde que se estableció en Cristo fue tan estable que ni aun la cárcel pudo desbaratarlo.
Dicen las escrituras que Pablo y Silas estaban prisioneros en la cárcel de Filipo, sólo por
predicar las buenas noticias de Jesús

Cuando uno hace el bien, actúa bien y trabaja para el bien, lo más probable es que ante ti se
levantarán los envidiosos, los perseguidores, los enemigos internos y posiblemente también los
externos. Porque bien dijo Jesucristo, bienaventurados los que por mi causa reciban
persecución y sean vituperiados.

Mateo 5:11-12

11. - »Dichosos ustedes, cuando la gente los insulte y los maltrate, y cuando por causa mía los
ataquen con toda clase de mentiras.

Dice la palabra que Pablo y Silas mientras estaban ahí, maniatados, cautivos y encerrados en
una mazmorra, tomaron la mejor decisión dentro de la situación que estaban ensartando y es
que en vez de quejarse con Cristo por estar presos por su causa, oraron y adoraron aún en
medio de la prueba, porque sabían a quien servían, de tal manera que estaban listos para
afrontar lo que fuera con tal de no salir de su presencia y propósito. Y es que una persona
espiritualmente estable, sabe quién es, pero por sobre todas las cosas sabe quién es su Dios.

Ambos conocían a aquél qué servían y amaban, por eso no temieron, no decayeron y en
cambio siguieron. Porque alguien cuando tiene un verdadero encuentro con Cristo y se
establece en Él, no hay prueba, ni contramarea, ni injusticia que los pueda hacer caer.
Tomar la decisión de establecerse en y para Cristo es una decisión sólo de valientes, no todos
logran plantarse y es que cuando uno toma esa decisión, hay que ser como una raíz plantada
en lo hondo y profundo, capaz de resistir cualquier lluvia torrencial, cualquier viento
impetuoso y que ni aun las garras de aquellos que quieran cortarla, puedan sacarla del sitio en
el que se plantó.

Establecerse en Cristo, es entender que sin Él nada podemos y nada somos, es comprender
que ni las tribulaciones nos pueden derribar porque aquel que nos acompaña ya venció todo.

Establezcamos en Cristo para algún día llegar a ser siquiera un poquito como lo fueron Pablo y
Silas y que estando en medio del cautiverio podamos adorar, aclamar y bendecir el nombre de
Dios de tal forma que las cadenas sean cortadas, de tal manera que los muros caigan y de tal
modo que aun en medio de la prueba podamos seguir ejerciendo la gran comisión de ir y hacer
discípulos.

Pablo y Silas fueron tan valientes, tan respaldados por Cristo, que en el capítulo 16 del libro de
los hechos dice la palabra que ellos en medio de su cántico las cadenas se cortaron y aún así no
huyeron y se quedaron para que aquellos que aun no eran salvados pudieran serlo.

Porque una persona establecida no le huye a la prueba, ni deserta en medio de la batalla aun
cuando tiene la oportunidad de hacerlo; ellos se quedaron y con ello no sólo agradaron a Dios,
sino que tambien rescataron un alma que ciertamente se iba a perder si es que ellos hubieran
tomado la decision de irse cuando las cadenas fueron rotas.

Dicen las escrituras que en medio de la adoración que ellos hicieron vino un gran terremoto
que sacudió la cárcel, derribó las puertas y que rompió sus maniotas, sin embargo, dice que
cuando el carcelero despierta y ve lo que ha sucedido, toma la abrupta decisión de matarse…
porque creyó que aquellos que él debía custodiar habian arrancado y para él más fácil era
matarse por su propia cuenta a que otros lo mataran por un trabajo mal hecho .

Pero ahí estaba el hombre de Dios que le daría un: ¡Detente! No lo hagas.

Hechos 16:28-34

28 pero Pablo le gritó: «¡Detente! ¡No te mates! ¡Estamos todos aquí!».

29 El carcelero pidió una luz y corrió al calabozo y cayó temblando ante Pablo y Silas.
30 Después los sacó y les preguntó:-Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?

31 Ellos le contestaron:-Cree en el Señor Jesús y serás salvo, junto con todos los de tu casa.

32 Y le presentaron la palabra del Señor tanto a él como a todos los que vivían en su casa.

33 Aun a esa hora de la noche, el carcelero los atendió y les lavó las heridas. Enseguida ellos lo
bautizaron a él y a todos los de su casa.

34 El carcelero los llevó adentro de su casa y les dio de comer, y tanto él como los de su casa se
alegraron porque todos habían creído en Dios.

Cree en el Señor Jesús y serás salvo. Bastó que un hombre creyera, que un hombre presentara
a Cristo y no sólo un carcelero fue libre, sino que toda su casa consigo.

Cuando te estableces en Cristo, eres prudente, eres valiente y siempre, pero siempre tienes
palabra de vida para otros, porque te has establecido sobre la vida.

Pablo pudo haberse ido, pero más importante era el Reino de Dios que está en los cielos, que
su propia libertad física aquí en la tierra. Mas importante era llevar salvación a aquel que no la
tenía, que levantar polvo con sus sandalias e irse porque por gracia él ya había sido salvo.

Primero encárgate de agradar a Dios Padre y más tarde preocupate de ti, porque si había algo
que Pablo entendía, es que al estar establecido en Cristo, daba igual la circunstancia que
pudiera vivir, porque de cierto y vive Dios que es verdad, que aquellos que han hecho lazos con
la eternidad y se han establecido en ella, no hay obstáculo que los pueda detener porque
saben que las batallas no le pertenecen a ellos sino que a aquél que reina en los cielos y aquél
que reina en los cielos siempre sale victorioso.

Establecete en Cristo y verás como es que aún en medio de la prueba todo será de bien. Pablo,
anunciando a Cristo en esa cárcel no sólo rescató una vida, le dio la oportunidad de ser salvos a
toda una casa, a toda una familia, porque mi Señor, no hace trabajos a medias. Porque su plan
no es hacerlo sólo contigo, sino que con tu familia, con los que te rodean.
Establezcamos en Cristo y seamos como ese Pablo y cómo ese Silas que aun en la cárcel
hablaron verdad de vida, salvación y libertad. Porque mejor es un día en sus atrios que mil
fuera de ellos.

Mejor es una cárcel con Jesús a tu lado, que una pradera sin el Rey de reyes que vive para la
eternidad.

Establece, edifica y crece en el Señor, porque no hay mejor paga que su presencia en medio de
la tempestad. Enseña a Cristo, predica salvación y habla del amor que a ti te salvó y te doy por
hecho que no sólo consigues un alma, sino que abrazas aun mas la cercanía de Papá. Clama en
el desierto, adora en la prueba, ora en el sufrimiento, cree en la batalla y siente como el Señor
sigue trabajando para ti, por el mero hecho de que decidiste y aceptaste el creerle.

Bendiciones mi hermanos, el Señor ses con ustedes en todo momento y en toda circunstancia
para que la gracia de Papá por medio de sus personas pueda alcanzar a otros. Los bendigo, los
amo y nos vemos en un próximo episodio de Luz en tinieblas. Chau.

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