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Marc Nouschi.

Capitulo I: “Nacimiento del siglo”.

Posibles fechas para ubicar el comienzo del siglo:

● 1885, comienza una nueva era para la medicina y la aplicación de la

vacuna contra la rabia del científico Louis Pasteur.

● 1895, en Paris, wuzburgo y Viena se revoluciona la cinematografía, los

rayos X y la institucionalización del psicoanálisis.

● 1900, en París avances en la electricidad. Marx Planck postula en la física

la teoría de los cuantos. Por su parte, Freud “la interpretación de los


sueños”.

● 1901, tras 73 años de reinado en Inglaterra muere la reina Victoria.

● 1905, tras la guerra Ruso-japonesa, y la victoria japonesa, da signos del

debilitamiento europeo y un nuevo agente internacional como EEUU. El


tratado de paz firmado de Portsmouth rectifica esto.

● 1914, las potencias del viejo continente se dividen en alianzas. Se

comienza con una guerra europea que tiempo más tarde será mundial.

● 1917, Revolución Rusa.

● 1919, la conferencia de Versalles finaliza con un tratado de paz.

● 1945, la continuidad de la primera y segunda guerra. Inicio de la guerra fría.

Todos estos puntos son elegidos por el autor como un comienzo o punto de
partida para fechar el inicio del siglo XX. La pluralidad de acontecimientos apunta
a remarcar la continuidad entre el S XX y XIX.

La inflexión de la Belle Époque:


Caracterizada como una edad de oro, todos los países de Europa hacen mella en
el pasado y en sus últimas dos décadas del siglo XIX. El termino es francés, pero
los alemanes poseen la época Guillermina haciendo referencia al reinado de
Guillermo II (1890-1918) y los británicos la era eduardina, por Eduardo VII (1901-
1910). En todos los casos se coincide con una etapa de estabilidad, perennidad y
previsibilidad.

De una economía mundo a otra:

● Paso de una economía anglocentrica a una bajo la tutela de los Estados

Unidos y Alemania.

Para analizar este suceso es importante ver los factores que inciden en el
decaimiento de la economía británica. En 1880, se empieza a notar la decadencia
de la producción industrial, marcada en un 1,6% de crecimiento anual. En 1890 el
Producto Bruto Nacional (PNB) presenta una disminución del 50% y la disminución
salarial es de un 0,5% anual.

Producto de la baja producción se tiene dificultades en la exportación, esto genera


un fortalecimiento de la economía norteamericana y alemana, como así un
recambio en el manejo de la economía mundo.

Las causas de esta situación se deben, en un primer lugar a que Reino unido tuvo
una revolución industrial precoz. Por el otro lugar, ocuparía el primer lugar en
inversiones extranjeras. Para 1914 era tan importante como la inversión local y
antes del comienzo de la primera guerra mundial representaba el 50% del PNB.
Para el autor paga el precio de ser un acreedor “maduro”.

Sistema norteamericano de fabricación:

La economía norteamericana se diferenciaba de la europea por su dimensión, por


la variedad de sus riquezas naturales y minerales y del creciente número de
inmigrantes.

El incremento de la población activa (38 millones de trabajadores) podría explicar


el aumento del PBN de 1840-1914. Esto sumado a que poseían un mercado local
fuerte por sus altos salarios y las barreras aduaneras que crean las bases sólidas
para crecer.

Por otra parte, el aumento de la frontera estimula la producción agrícola e


industrial en 1890. Con niveles mas altos de los que se dieron en Reino Unido. El
cambio cualitativo esta dado por la falta de mano de obra, esto provoca que el
empresariado invierta en maquinaria “ahorradora de brazos”.

Otra innovación en el plano industrial es creado por Taylor, quien introduce un


método experimental de trabajo. Esto genera un arreglo diferenciado de los
salarios (por tiempo y piezas) y la homogenización de la producción.

Sin dudas la irrupción de la economía mundo norteamericana supone la


producción en masa de grandes unidades de fabricación (pool-trusts), como
también la fusión del pensamiento científico al razonamiento económico. Un
ejemplo de esto es el símbolo del desarrollo estadounidense, la central eléctrica
fundada por Thomas Edisson en 1892 (general electric). Nutriendo así de un
complejo elemento técnico a la producción, al trasporte, etc.

Una recuperación ejemplar:

Hacia finales de 1890 se produce una recuperación económica, menos en el caso


inglés. El crecimiento anual se estima que supera el 2% y mantiene esos niveles
hasta 1913.

Frente a esto, el autor se pregunta si la Belle Époque anuncia los treinta años
gloriosos del capitalismo. Sin lugar a dudas, los precios, beneficios y salarios se
orientaron en alza. Un proceso que no estuvo acompañado de una guerra y que
produce el fin de la depresión económica.

Tres causas marcan el fin de la depresión económica:

1. Abundancia monetaria:

en 1890, en Alaska y en el Sur de África descubren nuevos yacimientos de oro. En


este entonces, existía el patrón oro y cada descubrimiento desembocaba en un
fenómeno bancario y monetario. Se producía una mayor circulación y un descenso
en los intereses. Ante esta mayor circulación se estimula el aumento de precios y
mayores beneficios y ganancias, se comienza a especular y a invertir al azar en la
Bolsa. A pesar de la mayor circulación, la ausencia de la inflación permitía una
mayor capacidad de ahorro.

2. Nueva industria:

las empresas automotrices y eléctricas se posicionan como vanguardia de la


época. En Francia el numero de empresas crece, y para 1914 tiene
aproximadamente unas 115. Los obstáculos no existen ya que las inversiones son
modestas y los beneficios son altos.

En este caso, el automóvil se adelanta al futuro: no se trata de inventar solo un


producto, sino, crear nuevos procedimientos de fabricación y organización del
trabajo. Un ejmplo, e Henry Ford, en Detroit 1913, donde ve en los procesos de la
carne la clave y copia el trabajo en cadena “construir un auto es ensamblar piezas
múltiples”.

Tanto Lois Renault como Ford, están interesados en bajar los costos de sus
vehículos. Un Ford T de 1919 costaba 900 dólares y para 1917 350 dolares, un
equivalente al 20% de la renta anual de un estadounidense.

Otro de los elementos distintivos son los incentivos a la producción. A partir de


aquí, Ford paga a sus empleados 5 dólares el día, por encima de los 3 que la
mayoría de las empresas pagaba. Con esto buscaba favorecer la eficacia de sus
obreros, favorecer el consumo y evitar las crisis de sobre producción o
subconsumo. Otro elemento es generar créditos que permitan obtener un
vehículo, las sociedades de créditos aparecen en 1815. General motors y Ford
crean sus propias sociedades en 1919.

3. Proteccionismo:

El proteccionismo rompe con la lógica de libre comercio=prosperidad. Entre las


décadas de 1892-1913, el proteccionismo es moderado. Pero para 1930, este
aumenta de manera agresiva. Los proteccionismos supusieron efectos recesivos
sobre la economía, pero luego se caracterizan por una época de despegue, con
tasas superiores a las del capitalismo libre comercio.

El gran desfavorecido de esta situación será Reino Unido, limitada por su política
librecambista. El proteccionismo arancelario fomentado por el economista
norteamericano Henry Carey, contribuyo a las rivalidades internacionales. Las
guerras de aduanas suelen despertar hostilidades frente al otro.

NEUROSIS DE FIN DE SIGLO:

Nueva lucha de clases:

Este nuevo proceso se manifiesta hasta 1914 y se detiene con el inicio de la


primera guerra mundial, reactivándose fuertemente a partir de 1917 y 1920.

Para el sociólogo, “Nicolai Kondratieff”, las revoluciones y las huelgas no se dan


en un contexto de depresión económica sino de reactivación: la recuperación
acelera al capitalismo al mismo tiempo que refuerza los sentimientos de
desigualdad entre sus trabajadores. Con la vuelta del pleno empleo y la subida de
salarios, la huelga y el miedo al despido afecta menos al obrero que se siente en
una posición sólida para los reclamos.

Entre 1890 y 1914, se quiebra la antigua clase obrera y nace una nueva clase
proletaria. La energía eléctrica agrupa a los obreros en metrópolis, independiza la
fábrica de las minas de carbón y genera gran malestar ya que rompe la lógica
“minero hijo de minero”. Como también rompe con el tradicional trabajo a
domicilio.

A su vez, las fábricas ubicadas cerca de las metrópolis cuentan con un mayor
número de operarios. A esto tenemos que sumarle los trabajadores inmigrantes,
en Francia suponen un 10% de su población activa.

La obrerización genera el malestar necesario, como marea irresistible, la huelga


extiende su ámbito profesional y geográfico. En Reino unido se perdieron 10
millones de jornadas de trabajo luego de la era Eduardina. En Alemania tiene que
intervenir el Estado para que la situación no se descontrole, limitando el tiempo de
trabajo a las patronales.

Las huelgas tenían objetivos claros, no eran simple reivindicaciones salariales.


Estaban en contra del trabajo a destajo, exigían nuevos reglamentos de trabajo,
nuevas condiciones de higiene, menos controles represivos y perdida de la
autonomía.

Frente a este problema, los sindicatos son el espejo de la sociedad. Durante esta
etapa el número de sindicalización aumenta al igual que la conciencia de clase. En
Reino unido se pasa de 1890 de 1 millón de obreros sindicalizados a 4 millones en
1914.

Respuesta patronal:

Los patrones no lograban continuar con el paternalismo heredado, se les hace


imposible domesticar a la nueva clase obrera y ofrecerles una respuesta adecuada
a la esperada. Frete a esto recurren a los sindicatos amarillistas, esquiroles,
despidos masivos, listas negras y represión.

Democracia social:

Se producen varios factores para esta inflexión: desaparece la dimensión


economicista liberal y se producen éxitos de los partidos socialistas y
socialdemócratas.

Este proceso desemboca en varias legislaciones distintas de unos países a otros.


Contemplando así protecciones al individuo, de las enfermedades, el paro, la vejez
o los accidentes laborales.

A pesar que Alemania es un país tardío y reaccionario, su legislación social es


buena, caso contrario Francia que no cuenta con buenas iniciativas en este
campo. Reino unido, entre 1906 y 1911 reconoce la cuestión social y toma
medidas para atenuar los abusos.
Bien o mal, Europa va realizando poco antes de la primera guerra mundial una
mutación silenciosa. El siglo XIX estuvo marcado por grandes enfrentamientos
entre las clases y el siglo XX como corrector de esas desigualdades.

Ejemplo: higienismo.

En 1884, en Francia se legisla que el obrero tenga 6 metros de aire y la protección


para ir a trabajar como la ropa ajustada para no engancharse con las maquinas.

En estados unidos, son los propios dueños de las empresas quienes se ocupan
por tales problemas.

El estado Higienista se preocupa por el todo social y no por proteger al individuo,


dando así no solo mejoras obreras sino también en los barrios populosos.

Triunfo de la democracia:

La instalación democrática no es pacífica, no fue sin antes grandes guerras,


revoluciones y crisis. La extensión del sistema democrático supone horizontalidad
y verticalidad.

● Horizontal: la democracia se amplia con el triunfo del sufragio universal,

producto de las fuerzas políticas y modelos extranjeros.

● Vertical: porque se profundiza por la introducción de nuevos actores (ej:

mujeres).

Expresiones culturales:

Nihilismo: entre el periodo de 1890-1900 se rompen los paradigmas de la ciencias


humanas y exactas. La inteligencia parece tener un sentido y el quebrar los
sistemas de creencias diagnosticando nihilismo. Nietzche declara el final de los
valores occidentales y pone su mirada crítica sobre la sociedad.

Evolución de la física: Marx Planck, profesor de la universidad de Berlín, crea los


principios cuánticos de la física y la radiación.
Cine: en 1895, se produce la primera proyección con público. Esto se hace posible
gracias a numerosos inventos como el fusil de Jules Marey, el fenocopio de
Demeny y el kinestoscopio de Edison.

Música contemporánea: a finales del siglo, muchos músicos abandonan el


principio tonal de la música que tenia tres siglos de antigüedad. Se produce una
escritura completamente nueva y sus primeros exponentes son: Claude Debussy e
Igor Stravinky.

Fin del humanismo: los artistas van en sintonía con la luz eléctrica y se modifica la
visión del artista. Ante la muerte de grandes como Picasso o VanGo, los nuevos
jóvenes encarar la tarea de la renovación. París deja de ser el monopolio de los
movimientos artísticos y comienzan a aparecer otros como Múnich, Viena,
Bruselas o Berlín. Las nuevas expresiones se matizan en distintos géneros como
el simbolismo, fabulismo, impresionismo, cubismo o futurismo.

Capítulo II: “Tiempos trágicos”- Marc Nouschi

En diferentes ocasiones, Europa estuvo muy cerca de la guerra sin llegar a


caer en un estallido a nivel mundial:

► En 1898, franceses e ingleses se entusiasman siguiendo al capitán Marchand o al

general Kitchener; la histeria llega a su mayor exaltación en París, cuando la


columna Marchand se ve obligada a abandonar Faschoda situada en el valle del
Alto Nilo.

► En 1905, les toca a Francia y Alemania enfrentarse a causa de Marruecos.

► En 1911, estalla la segunda crisis marroquí, y en 1912 arden los Balcanes bajo el

efecto de ambas guerras.


Éstas tensiones, crisis y conflictos regionales acostumbran progresivamente a los
hombres a convivir con el caos, reforzando así el papel de los estados mayores en
el proceso de toma de decisiones y anestesiando los flacos contrapoderes
internacionalistas.
► Europa cae al abismo en 1914, con la crisis que se genera con el asesinato de

archiduque heredo Francisco Fernando el 28 de junio, aunque no es el primer


ataque terrorista que vive la corona; pasados 10 días de éste suceso, el 4 de
agosto todas las grandes potencias europeas entran en guerra.

► La Primera Guerra Mundial es la última conflagración del siglo XIX, ya que

representa la expresión clara de las disputas acumuladas en las décadas


anteriores; su carácter absurdo se evidencia en el desastre demográfico y en
declive definitivo de Europa; pero, debido a sus consecuencias a mediano y largo
plazo se la considera cuna del siglo XX.

LA LOGICA DE LA DESCONFIANZA
Del nacionalismo al imperialismo:

Europa carece de identidad; ello se debe a una multiplicidad de factores tales


como:

► Ausencia de límites geográficos claros en el Este;

► Diversidad en su población;

► Posee una historia muy marcada por la dialéctica de la unidad y la dispersión;

► Y además, se ve imposibilitada a concebirse como un conjunto solidario.

El siglo XIX, marca un retroceso con respecto a períodos anteriores, ya que lleva a
sus límites al nacionalismo, ideología de legitimación de los Estados y de los
pueblos en vías de unificación. La cuestión nacional conforma las conciencias y
ejerce su primacía sobre las relaciones internacionales.
Durante la mayor parte del siglo XIX, la ola nacionalista queda circunscrita a
Europa, pero a partir de la Gran Depresión (1873-1896) se extiende al mundo. La
carrera por los territorios de ultramar y la constitución definitiva de los imperios
coloniales abren paso a la era del imperialismo. Naciones orgullosas de sus
valores defienden su identidad a través de una cultura de masas, mientras que los
políticos se vinculan cada vez más a los lobbies expansionistas. Se puede
considerar al imperialismo como el reflejo de la política nacional en las relaciones
internacionales, inscribiéndose en la tradición propia de cada país: el imperialismo
británico exalta la superioridad de la “raza anglosajona”, la excelencia de sus
principios políticos y pretende controlar las rutas marítimas; el imperialismo
francés se esconde tras motivos ideológicos inspirados en los grandes principios
revolucionarios; Alemania adelanta como pretextos la defensa de la “germanidad”
y la necesidad de encontrar mercados para su producción industrial; y Rusia,
oculta bajo móviles religiosos la voluntad de reunir y proteger a todos los
“hermanos” esclavos. El imperialismo refleja los valores de cada país en particular
reforzando las sociedades en su culto narcisista.
Simultáneamente, el imperialismo marca una ruptura en las relaciones
internacionales, y se identifica dentro del período histórico posterior a 1880 que
expresa la interdependencia creciente entre las naciones europeas que,
proyectando en el mundo sus rivalidades, generan un nuevo tipo de crisis y
conflictos “periféricos”; esto demuestra la interpenetración entre los medios
económicos, militares y políticos. El imperialismo es también la matriz de una
nueva ideología, e incluso de una cultura totalmente específica; sus formas más
populares se manifiestan en la prensa ilustrada, en los artículos de gran difusión
adornados con motivos estereotipados africanos o asiáticos y vendidos en las
grandes metrópolis europeas; el imperialismo impide generar cambios políticos y
sociales, el mismo se inscribe en la historia del liberalismo que, desde la década
de 1880, ha perdido su poder revolucionario para limitarse a ser un principio de
conservación social.

Anatomía de un concepto:

► El imperialismo caracteriza en 1850 a los partidos del imperio napoleónico.


► En el Reino Unido, los liberales dirigidos por Gladstone lo utilizan para

denunciar la política de expansión colonial realizada por Disraeli.

► Durante la década de 1880-1890, pierde en parte su connotación negativa para

expresar la adhesión de las masas a la expansión colonial.

► Con la guerra de los Bóers (1898-1902) recupera su carga negativa ya que la

violencia de los combates lleva a John Hobson a escribir la obra “Imperialism, a


Study” que se publica en 1902, donde expone un primer análisis teórico sobre
imperialismo; el autor pone de manifiesto que el mismo es producto de un
capitalismo en busca de mercados y de una rentabilidad máxima y que el
mismo se apoya sobre los instintos chauvinistas y nacionalistas de las masas
para legitimar los enfrentamientos militares.

► Partiendo de éste análisis los pensadores socialistas se apoderan de la noción

para convertirla en el rasgo dominante del capitalismo, por ejemplo: Lenin


publica en 1916 “El imperialismo, fase superior del capitalismo”; Bujarín escribe
en 1917 “La economía mundial y el imperialismo”; Joseph Schumpeter redacta
en 1919 “Imperialismo y clases sociales”.

El imperialismo contra Europa:

El imperialismo entendido como un combate, un arma y una cultura afecta al


mundo entero, pero a partir de 1880-1890 se focaliza en algunas zonas: África,
Oriente Próximo y China. A pesar de las reglas adoptadas en el congreso de
Berlín en 1885 sobre las condiciones de la ocupación de África, el reparto del
continente negro se acelera un poco después alzando a las naciones europeas
unas contra otras.

► A principios del siglo XX, sólo las costas de África están controladas por las

grandes potencias europeas que han establecido allí puntos de apoyo, heredados
de las factorías de la época mercantilista; en éste punto, África representa una
escala indispensable para la circulación marítima transoceánica; es una periferia
para uso económico y militar integrada en los imperios. En 1914, está totalmente
dividida y sometida a los intereses europeos que, apoyándose en las ciudades
costeras, han extendido su dominio hacia el interior. El móvil de ésta carrera se
encuentra en la voluntad del poder político; se trata de poner un pie en el
continente negro, de plantar bandera, imponer un idioma, un comercio; haciéndola
víctima de un imperialismo por defecto que alimenta las fantasías sobre la “fuerza
negra” indispensable para Occidente.

► La carrera por los territorios alimenta el orgullo y la frustración: orgullo para los

Estados que, como Francia o el Reino Unido, consiguen crear bloques imperiales
más o menos homogéneos en términos geoestratégicos; el África Oriental
anglosajona, organizada alrededor del eje El Cairo/Ciudad del Cabo, se opone a la
Occidental, más recogida, controlada por Francia. Para Alemania, Bélgica e Italia
sólo quedan partes de colonias y están al acecho de un nuevo reparto que calme
sus frustraciones.

El “peligro” alemán:

El desfase entre la potencia económica y la debilidad exterior alcanza dimensiones


explosivas en Alemania, donde se agitan los partidos de un flamante “Gran” Reich.

► Gran Reich: nombre oficial de la entidad política que la Alemania

nacionalsocialista intentó establecer en Europa durante la Segunda Guerra


Mundial
El despegue de Alemania implica un elemento nuevo en un mundo ya repartido;
esto genera desorden haciendo que París y Londres alberguen sentimientos de
desconfianza. Éste imperialismo se desarrolla en el Reich, que mezcla principios
dinásticos, ideología conservadora y nacionalismo de tipo “darwinista”; el símbolo
del mismo es el emperador Guillermo II, que asciende al trono en junio de 1888,
quien, rodeado de técnicos y sabios, y siendo amante de la compañía de los
grandes magnates de la industria constituye un “representante” que abre nuevos
mercados a sus industriales.
El “peligro” alemán es en un principio comercial:

► Entre 1887 y 1912, las exportaciones alemanas aumentaron en casi un 300%,

pasando de 3100 a 8900 millones de marcos; lo que más llama la atención de los
contemporáneos es la capacidad de los exportadores alemanes para conquistar
mercados en todos los continentes. Así triunfa un “neomercantilismo” o un
proteccionismo de conquista que refleja la eficacia de la economía y refuerza las
convicciones de la sociedad alemana.

► De éste modo, Alemania pasa a ser una “potencia mundial”, es decir, un imperio

capaz de abarcar e influenciar políticamente al conjunto de las tierras reconocidas,


pero ocupando emplazamientos lo suficientemente estratégicos para evitar su
dislocación.

► Así nace una nueva burguesía que irrumpe con el deseo de la apertura al mercado

mundial, mientras que las antiguas clases dirigentes desean más bien la formación
de un bloque en Europa Central, cerrado a las influencias occidentales. A
principios de siglo, la contradicción entre éstos dos objetivos pone en peligro todo
el equilibrio interno del Reich.

► La opinión pública y los dirigentes del Reich experimentan una sensación de

fracaso e incluso una sensación de inseguridad creciente: el país podría verse


ahogado por las otras potencias europeas, cada vez más hostiles.

► Alemania escapa a la decadencia mediante una guerra preventiva a fin de lograr

vencer a sus rivales franceses y rusos.

► Ucrania: La adecuación entre sus exportaciones y las necesidades de la región de

Oriente Próximo facilita su intrusión en una región codiciada.


Enfrentamiento de dos sistemas diplomáticos en vísperas de la Primera
Guerra Mundial:
► La Triple Entente envuelve a la Triple Alianza o Tríplice; aparentemente ésta

última parece más sólida: renovada con la seguridad desde 1882, es una de las
herencias diplomáticas de la era bismarckiana.

► Lo que se buscaba era, aislando a Francia, mantener la paz en Europa.

► Pero la Tríplice no resiste el antagonismo entre Austria-Hungría e Italia a propósito

de Trieste y de Trento, las “tierras irrendetas” tan queridas para Roma.

► 1902: Se da un intercambio con París donde Roma se compromete a la

neutralidad, tanto si Alemania es el agresor de Francia, como si Italia que Francia


está obligada a responder a una provocación alemana. Berlín solo cuenta con
Viena como aliado.

► La Triple Entente, que se encuentra en el eje París/San Petersburgo se ve más

frágil ya que entre 1904 y 1907 logra resolver conflictos existentes entre Londres y
París; y entre Londres y San Petersburgo. En vísperas de la Primera Guerra
Mundial, los británicos solo confirman una alianza consolidada con Japón.

► Dos percepciones antagónicas: del lado alemán, el complejo asedio; y del lado

británico el temor de ver el “corazón de la isla mundial, el Heartland” caer bajo el


peso de una coalición germano-rusa. Cabe destacar, que, con ocasión de la
guerra ruso-japonesa, la diplomacia alemana casi consiguió realizar dicho objetivo.
Ambos sistemas reanudan su rivalidad con mayor fervor.

► El choque del ritmo del “viejo continente” y el ritmo del mundo, la confusión entre

los litigios intraeuropeos y los que nacen del imperialismo, acentúan los riesgos de
conflicto haciendo reaparecer la idea de la guerra en la conciencia colectiva.

► La opinión pública, desempeña un papel esencial durante las fases de crisis, ya

que su nacionalismo reduce el margen de maniobra de los responsables; suele


estar manipulada por los extremistas y tiene el fin de desarticular las políticas de
apaciguamiento.
La Lógica de Guerra

La carrera armamentista:
Primeras guerras:

► Guerra de Secesión (1861 – 1865)

► Guerra de Bóers (1898 – 1902)

► Guerra ruso-japonesa (1904 – 1905)

La guerra civil norteamericana demuestra el papel determinante de las armas de


fuego y de la artillería; sacando enseñanzas de éste conflicto, los militares
coinciden en pensar que el éxito de un ataque exige una intensidad de fuego
superior a la del adversario. La utilización de explosivos cada vez más potentes
que no despiden humo alguno aumenta la eficacia de la artillería que es una
auténtica “reina de batalla”; gracias a las nuevas aleaciones, los industriales del
armamento fabrican también fusiles más ligeros que hacen blanco a 1000 metros.
A pesar de las mutaciones tecnológicas, los estados mayores siguen asignando a
la caballería acorazada la tarea de desmantelar el sistema adverso y hundir las
líneas enemigas con un choque frontal.
Los jefes militares franceses, en particular Ferdinand Foch, siempre tenían in
mente el dicho napoleónico según el cual, en la guerra, las cualidades físicas y
morales tienen una relación de uno a tres; seguían creyendo que las defensas
más fuertes podían vencerse con asaltos masivos realizados por oficiales
heroicos, mientras que los atacantes fueran capaces de imponer una superioridad
de fuego decisiva.

En Alemania, la presciencia de la guerra del futuro:


La guerra del futuro depende tanto de la capacidad para producir armas de fuego
en número suficiente como de la aptitud para disponer en los campos de batalla
de los ejércitos más numerosos posible.
En cada país, desde mediados del siglo XIX, los tácticos han percibido el papel
determinante del ferrocarril, indispensable para el transporte de las tropas de un
teatro de operaciones a otro; en la guerra que lo enfrenta a los japoneses, el
ejército ruso fue víctima en gran medida del alargamiento desmesurado de las
líneas de transporte hacia éste Lejano Oriente que controlaba tan mal; por éste
motivo, se hace necesario equipar a la inmensa Rusia con una red digna a fin de
acortar el plazo de movilización de su ejército.

La rivalidad naval:

El padre de la estrategia naval contemporánea es innegablemente el almirante


norteamericano Alfred Thayer Mahan (1840 – 1914); quien, aprovechando las
lecciones de la historia marítima, garantiza el dominio terrestre. Los océanos son
el vínculo entre todas las partes del Imperio británico y la zona favorita de
operaciones de la Weltpolitik. La potencia marítima depende en primer lugar del
comercio, que por su parte sigue las rutas más ventajosas.
Desde 1897, Guillermo II, el almirante Von Senden, jefe del gabinete imperial de
marina, y Alfred von Tirpitz, el nuevo secretario de Estado de Marina, pretenden
dotar al Reich de una flota de alta mar capaz de vencer a la Home Fleet.
Entre 1907 – 1908 y 1911 – 1912, los gastos navales pasan en el Reino Unido de
31 a 44 millones de libras, lo que garantizará una superioridad del 60% sobre
Alemania; además, la carrera de los acorazados convierte el petróleo en un
producto estratégico.
En febrero de 1913, el Almirantazgo sienta las bases de una colaboración con la
marina francesa en los diferentes teatros de operaciones marítimas; cabe aclarar
que no hay una alianza afianzada sino intercambio de códigos de señales y la
posibilidad de una cooperación en caso de que el Reino Unido decida entrar en
guerra.
La opinión pública entre el militarismo y el pacifismo:

A partir de 1905, la militarización de la opinión pública responde al nacionalismo


belicoso de los poderes públicos; la idea del conflicto futuro se va haciendo
habitual ya que la guerra y sus horrores ya no generan miedo sino que aparece
como única salida el baño de juventud, indispensable para regenerar los “pueblos
reblandecidos” y romper con la decadencia. Para explicar ésta militarización de las
consciencias quizá haya que apelar al cambio en la relación de fuerzas entre los
responsables internacionalistas, partidarios de la conciliación, y los nacionalistas,
obsesionados por la idea de potencia.
A principios del siglo XX, el nacionalismo belicoso sólo tropieza con contrapoderes
mediocres; la utilización del ejército para reprimir los movimientos de huelgas y
manifestaciones provoca en el conjunto del mundo obrero una alergia tradicional al
militarismo y al nacionalismo.
Los partidos socialistas, como los sindicatos, militan a favor del internacionalismo
proletario; de éste modo, los conflictos imperialistas “provocados por el
capitalismo” se transformarán en guerras revolucionarias. Ésta es la lección que
sacan de la primera revolución rusa, la de 1905, los socialistas revolucionarios; los
partidos socialistas son antes franceses, alemanes; los unos defensores de la
Revolución Francesa, los otros, de la patria de Marx, que partidos unidos por
vínculos “internacionales”.

Una opinión pesimista sobre el partido socialista europeo más importante:

Para el socialismo alemán neolassalliano, las clases obreras son solidarias del
capitalismo; son solidarias de la política colonial; son solidarias de una política de
armamentos, defensiva en principio, ofensiva si hace falta; y si el Imperio alemán
se viera arrastrado a una guerra ofensiva o defensiva, los obreros alemanes no
podrían desear su derrota. Son pues, solidarios de la constitución política
establecida en su país y están interesados por el mantenimiento de la dinastía
reinante; éste socialismo es nuevo debido a la ausencia de escrúpulos; conserva
una atenta preocupación por los intereses obreros inmediatos, pero no le
avergüenza desviarse de sus principios. Éste es el único socialismo que podrá
acceder alguna vez al poder, es quien seducirá el espíritu de las masas.

El camino hacia la guerra:

Es necesario comprender cómo cada una de las crisis diplomáticas es en primer


lugar una ocasión para las cancillerías de someter a prueba la solidez de las
alianzas y de los acuerdos firmados; éste es el sentido de la primera crisis
marroquí, Alemania pretende aplicar en Marruecos el régimen de “puertas
abiertas”, entonces en vigor en China; el presidente del Consejo, Maurice Rouvier,
que no desea envenenar la situación, fuerza la dimisión de Delcassé el 6 de junio
de 1905; durante el resto del año, hasta la conferencia internacional de Algeciras
que se celebra del 14 de enero al 7 de abril de 1906, Francia consigue,
apoyándose en Londres y San Petersburgo, hacer triunfar su punto de vista:
Marruecos sigue siendo independiente, la internacionalización de su valor no
excluye el reconocimiento de sus intereses particulares.
En cuanto a la Tríplice, la anexión de Bosnia decidida unilateralmente por el
gobierno austríaco en octubre de 1908 es también una prueba excelente para la
solidez de sus relaciones con Berlín. Viena pretende mostrar su hostilidad a Pedro
I, de la dinastía de los Karageorgevich, muy cercana a Rusia; se trata también de
salir al paso de los Jóvenes Turcos, que quieren renovar el Imperio otomano y
recuperar los territorios tributarios, incluida Bosnia. Las protestas de San
Petersburgo, las amenazas de Belgrado, que ve en Bosnia su Alsacia-Lorena,
chocan con el apoyo incondicional alemán a Austria. Los Balcanes se convierten
entonces en el terreno del enfrentamiento de la Tríplice y la Triple Entente.
La segunda crisis marroquí de 1911 incorpora una nueva dimensión: permite
analizar la diferencia entre lo real y lo percibido; todo comienza en abril con la
entrada de las tropas francesas en Fez; es la violación más evidente de los
acuerdos de Algeciras y de los de 1909. A finales de junio, el fondeo de la unidad
más pequeña de la marina alemana, la cañonera Panther, en Agadir, es como una
llamada a la compensación en favor de Alemania. Durante todo el verano se
alternan tiempos de paz y de conflicto entre las dos capitales; como trasfondo, los
medios nacionalistas se caldean, la prensa de gran tirada lanza vigorosas diatribas
belicistas. Finalmente, a finales de septiembre, se conoce el trueque decidido por
Caillaux y Kiderlen-Wachter, responsable de Asuntos Exteriores: Francia
abandona 265.000 km2 en el Congo a favor de Alemania, a cambio del
reconocimiento de sus derechos políticos sobre Marruecos. De ésta manera, los
dirigentes de ambos países consiguen desactivar una crisis importante, pero el
espectro de la guerra está más cerca y los medios más extremistas caen en la
histeria.

La crisis final:

El 28 de junio de 1914, el archiduque heredero Francisco Fernando y su esposa


caen en Sarajevo bajo las balas de un estudiante serbio, Gavrilo Prinzip, miembro
de la sociedad secreta La Unión o la Muerte, llamada también La Mano Negra.
El archiduque heredero encarna la voluntad de transformar la monarquía
austrohúngara en un régimen trinitario en el que el tercer componente reuniría a
los serbios y a los croatas; esta política es exactamente contraria a los intereses
defendidos por los extremistas. La guerra preventiva contra Serbia, factor de
desintegración del Imperio, es la opción adoptada por Viena, mucho antes del
atentado. Los hechos trágicos del 28 de junio sólo confirman ésta opción, pero
todo depende del apoyo de Berlín.
El 5 de julio, Guillermo II se alinea con los belicistas dirigidos por el canciller
Bethmann-Hollweg dando carta blanca a Viena, donde los diplomáticos se afanan
en redactar un ultimátum inaceptable para los serbios. El gobierno austríaco
espera al 23 de julio para entregar su ultimátum al Belgrado; bastan 8 días para
que la guerra salga del marco balcánico y se convierta en un conflicto europeo. El
funcionamiento automático de las alianzas, la voluntad de seguir adelante dando
la impresión de no ser responsables de lo irreparable, son algunos de los últimos
factores que dan origen a la Primera Guerra Mundial.
La Primera Guerra Mundial

Las fases de la guerra:

Las grandes etapas de la guerra de 1914-1918 vienen determinadas por la


relación de fuerzas entre ambos campos: Alemania no puede luchar en dos
frentes al mismo tiempo; ésta es la lógica del plan Von Schlieffen modificado por el
general Von Moltke en 1913. Se da al ejército alemán como prioridad la guerra
contra Francia; es el objeto de la campaña del verano de 1914; el estado mayor
imperial impone entonces una guerra de ruptura de los ejércitos franceses,
dirigidos por el general Joffre; en menos de tres semanas las 72 divisiones
alemanas ocupan Bélgica, Luxemburgo y penetran en territorio francés.
Poco después de la contraofensiva, los dos ejércitos tratan de desbordarse
lanzándose hacia la costa; en otoño, la guerra de movimientos deja paso a la
guerra de trincheras.
El año 1915 está dominado por las operaciones en los frentes orientales y
balcánicos. En la primavera, Joffre lanza costosas ofensivas en Artois y en
Champaña. En éste año cae el principio napoleónico de la guerra de aniquilación,
hasta entonces en vigor en los ejércitos.
En 1916 se impone la guerra de desgaste, cuyo objetivo estratégico es menos la
destrucción de los ejércitos enemigos que el agotamiento de sus recursos
económicos. Uno de los objetivos es generar a Francia pérdidas dobles o triples a
las alemanas; pero la estrategia de desgaste fracasa y las pérdidas quedan casi
equilibradas a uno y a otro lado.
En 1917, el centro de gravedad de la guerra cambia de dirección, desplazándose
hacia el Atlántico donde los submarinos alemanes atacan a los mercantes aliados
que transportan avituallamiento desde Estados Unidos; sin embargo, ésta guerra
submarina total tiene un coste diplomático muy grande para la Dúplice: la opinión
pública norteamericana se conmueve con los ataques contra los barcos neutrales
y los medios de negocios se inquietan al ver los flujos comerciales ralentizarse.
Los fracasos militares cuestionan el prestigio del zar, al mismo tiempo que
alimentan la corriente pacifista; el nuevo gobierno intenta respetar sus
compromisos diplomáticos y militares, pero el ejército se desintegra cada vez más
bajo el efecto de la propaganda pacifista y del cansancio. El año 1917 es un año
terrible, marcado por las rupturas en el frente y la retaguardia.

La guerra total:

La Primera Guerra Mundial es la primera guerra total de la historia


contemporánea; la decisión sobre el terreno depende de un número cada vez
mayor de parámetros, entre los que el psicológico y el económico desempeñan un
papel determinante. Prever, planificar, organizar, repartir, movilizar, son algunas
de las palabras clave de la época. En el conjunto de los países beligerantes, el
liberalismo, que ya se resistió bastante a la Gran Depresión, deja paso a la
economía de guerra cuyo modelo de referencia es la Alemania imperial. Su
posición continental y el temor a un bloqueo económico habían llevado a los
responsables alemanes a imaginar desde antes de 1914 una movilización de su
economía. En noviembre de 1916, el “programa Hindenburg” estataliza un poco
más la economía sometiendo a todas las empresas ya cartelizadas a una oficina
de guerra que dirige el general Groener. En 1917, el alto mando establece
virtualmente una dictadura apoyada por los conservadores, los magnates de la
industria pesada y la burocracia guillermiana; de éste modo, a pesar del bloqueo
organizado por los británicos, el Reich puede disponer de las armas y las
municiones indispensables; a la inversa, los civiles sufren racionamientos y
penurias de todo tipo sobre todo a partir de 1916.
En Francia también los poderes públicos organizan el esfuerzo de guerra: por el
decreto del 31 de diciembre de 1915, el ministerio del Armamento, a cuya cabeza
se encuentra el socialista Albert Thomas, establece los planes de armamento,
coordina las industrias privadas, controla la mano de obra, las materias primas y
los precios.
En los países anglosajones la centralización y la tutela de los poderes públicos
son todavía menos rígidas y más pragmáticas: Woodrow Wilson confía a Bernard
Baruch el trabajo de adaptar el aparato productivo a las necesidades aliadas. Un
Consejo de Defensa Nacional tiene autoridad sobre las administraciones en los
campos más variados: el avituallamiento, los petróleos, el flete y las industrias de
guerra; con la guerra, Estados Unidos entra en la era del Big Governement.
En cuanto a Alemania recurre a los prisioneros de guerra y experimenta el sistema
del trabajo forzado en la Polonia rusa ocupada y en Bélgica; éstas deportaciones
tienen consecuencias desastrosas para el prestigio del Reich y plantean múltiples
problemas prácticos.

Características de la economía de guerra:

► Situación de endeudamiento absoluto en la que las empresas se financian

con el Banco Central.

► Triunfo del mercado de los vendedores, pues las empresas centralizadas,

las War Babies, operan en situación de garantía de venta.

► El control de los precios no consigue ocultar del todo las presiones

inflacionistas originadas por la rigidez de la oferta y los desequilibrios de la


demanda.

► Estatalización de la economía.

► Gestión coercitiva de los trabajadores sometidos a cadencias de trabajo

cada vez más intensas.

► Aparición de una “economía sumergida”, el mercado negro.

► Organización de los intercambios con el exterior gracias al trueque y a la

compensación.

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