LA PSICOTERAPIA Y LOS NUEVOS MODELOS DE ATENCIÓN EN EL FENÓMENO
DE SUICIDIO DEL ADOLESCENTE
CLAUDIA IDARRAGA
OLGA DE ORTA CARRASCAL
INSTITUCION UNIVERSITARIA AMERICANA
PSICOLOGIA SEGUNDO SEMESTRE 2022 EL SUICIDIO Y LA ADOLESCENCIA: UNA POSTURA CLINICA Y PSICOANALITICA
El presente escrito contiene información sobre el suicidio en la
adolescencia desde una perspectiva psicoanalítica. El psicoanálisis es un método terapéutico de investigación que tiene como propósito entender el origen de los trastornos psicológicos y el funcionamiento de la mente. Etimológicamente la palabra suicidio proviene del latín sui (si mismo) y cidium (matar) lo que significa “atentado contra la propia vida” o “matar-se”. En el suicidio la palabra falla, no hay un lenguaje; ocurre es una apuesta en acto de aquello que la persona está experimentando. Hay una ambivalencia constante entre morir y vivir; y justamente aquí es donde surge el interrogante de que si realmente la persona desea morir o lo que desea es matar el sufrimiento. En cuanto a las cifras de suicidios en Colombia se tiene que en el año 2022 se han reportado 1.564 casos de suicidios, lo que equivale a un promedio de 7 suicidios por día. De los casos reportados 1.241 son hombres. Lo que quiere decir no es que en las mujeres no hayan ideas suicidas sino que las mujeres capitalizan mejor las emociones y en el caso de los hombres estos pueden llegar a ser más impulsivos a lo que siente. Las mujeres pueden intentar cometer gestos suicidas cantidades de veces pero quienes ejecutan estos actos suicidas son los hombres, en la mayoría de los casos. En cuanto a los menores de edad, se han reportado 179 casos de suicidios entre los 6 y 17 años en el presente año. Existe un caso de un joven que se suicida y al iniciar la carta que deja expresa lo siguiente: “Hoy, espero, lean las palabras de un muerto que siempre estuvo muerto…”. Muchas veces, en la mayoría de los casos, las personas que se suicidan transmiten un mensaje por medio de escritos. Como lo es en este caso, estas palabras pueden expresar dolor o culpa e incluso ambas. Para Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, la vida consiste en una interacción constante entre la pulsión de vida y la pulsión de muerte. Considera que el suicidio y el concepto de la muerte atraviesan la teoría psicoanalítica y de hecho se pregunta ¿Cómo es posible que la pulsión de muerte o la pulsión de morir superen al deseo de vivir? Este autor refiere que en el suicidio lo que está en juego es la pulsión, es decir, aquellos comportamientos que no están regulados por la voluntad, es una fuerza constante, una fuerza de empuje. Destaca, además, que la energía psíquica para matarse deriva del deseo de matar a alguien con quien se ha identificad, volviendo hacia la propia persona el deseo de muerte. “Al ser inconfesable el odio al objeto amado, la pulsión de muerte se vuelca sobre el sujeto, como autorreproche, autodesvalorizacion y autodestrucción” (Freud, 1923/1975c). Por otra parte, Freud establece que los impulsos suicidas de los neuróticos resultan ser autocastigos por el deseo de matar a otro, es decir, sentimientos de culpas. El deseo de matar a otro es lo que este autor llama “vuelta contra sí mismo”. ¿El suicidio es un acto consciente o inconsciente? Aquí predomina lo inconsciente sobre lo consciente. Los actos suicidas conscientes son resultados de una necesidad inconsciente de autocastigo y los actos suicidas inconscientes se manifiestan por medio del sufrimiento, en este caso el sujeto no demuestra su deseo de morir pero se encuentra desde su desarrollo un sufrimiento. Haciendo énfasis en la adolescencia es evidente que esta es una etapa crítica y trascendental del ser humano. Por lo tanto, el adolescente es vulnerable al suicidio debido a los cambios del cuerpo en diferentes escenarios y cuando aparece el gesto suicida en esta etapa es importante el acompañamiento y la intervención. El suicidio no ocurre de un momento a otro. El acto suicida es el acto final. Hay ciertos elementos que anteceden la conducta suicida ya sea desde palabras que expresan, imágenes que publican en la redes sociales, cutting, heridas en la piel, etc. La mayoría de los autores constatan que en la infancia y en la adolescencia la conducta suicida es un continuo tratándose siempre de un síntoma. Entre las diferencias marcadas se encuentran la ideación suicida, la amenaza, el intento y el suicidio consumado. En la ideación suicida surgen pensamientos inespecíficos de muertes y hay un plan; en la amenaza hay expresiones y verbalizaciones; en el intento hay una apuesta en acto del deseo de morir y en el suicidio consumado ya hay actos que conllevan a la muerte. En las señales de alarmas se observa que el suicidio refleja comportamiento que aparece en la infancia. Ullos (1994) plantea que el suicidio parece ser el final de un proceso que comienza en la infancia. Ese decir, un adolescente no llega a ser suicida de forma abrupta, sino que es a través de un proceso que consta de tres fases: inicial, escalada y precipitante final. En la fase inicial existen problemas emocionales y conductuales de la niñez temprana, en la fase de escalada se manifiestan sentimientos de soledad y otros cambios y la fase precipitante final ya se trataría de intentos suicidad, incluso previamente ya este sujeto pierde comunicación, se aísla, toma distanciamiento, etc. En conclusión, al momento de darle atención al paciente que está en riesgo suicida es necesario la citación o el trabajo con familiares, amigos y allegados. Desde la intervención inicialmente sería importante preguntar ¿no quiere vivir más o no quiere vivir más así? No se puede ignorar las nociones de riesgos; se debe escuchar la singularidad del sujeto y aun cuando el adolescente ha decidido su salida, estar desalojado de la escena de la vida, el propósito terapéutico es que encuentre un lugar y otro en quien confiar y a quien suponerle un saber acerca de sí mismo.