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Azul-Dorado

sabía que no debía ir, pero una voz dentro de mi cabeza me lo pedía a gritos, tal vez porque era el único
momento en el que mi mente dejaba de funcionar y se olvidaba de todo lo que no me dejaba dormir. Es la
mañana, pero mi mente ya está en la fiesta de esa noche. me quedo acostado, el sol se infiltra a través de
las cortinas azules,. generando una luz azul que tiñe todo de tristeza y melancolía, era exactamente como
creía que se veía la tristeza. golpean la puerta. entra mi madre y abre las cortinas, transformando ese azul
profundo en un dorado brillante. Tengo miedo de lo que pueda decir. El olor a alcohol sigue impregnado
en la ropa, que está tirada en la esquina de la habitación. ella me mira, desilusionada, no pude mantener la
mirada.
recuerdos borrosos vienen de anoche, recuerdo tomar con amigos, luego ellos dejaron de tomar. pero yo
seguí. ninguno me decía nada, pero se miraban entre ellos, ninguno tenía el valor de sacarme el trago.
recuerdo estar tirado en el pasto, me miraban preocupados, al principio era gracioso, luego era
preocupante. llaman a mi mamá, le dicen que me venga a buscar. aunque las primeras veces me enojaba
con ellos, luego entendí que lo hacían por mi. ¿porque no podía ser como ellos? tomaban, se divertían,
paraban, y allí está la diferencia ellos paraban. mi único freno era la oscuridad de la inconsciencia.
Mi mente vuelve a mi pieza, mi mamá sigue ahí, está esperando a que diga algo. quería romper ese
silencio, pero ¿cómo me podría excusar? me levanto y la abrazó, sus lágrimas caen sobre mis hombros.
-que sea la ultima vez- me dijo, asentí con la cabeza, aunque ambos sabíamos que estaba mintiendo.
El día paso lento, estaba acostado y me llega una notificación. sabía que si agarraba el teléfono algo malo
podía pasar, porque así había empezado el día anterior y allí estaba, una invitación a una fiesta. tenía dos
opciones, demostrarle a mi mamá que quería cambiar y no ir a esa fiesta, o podía sentirme libre y apagar
el eterno e irritante ruido en mi cabeza.
me prepare y agarre una de las botella que estaban escondidas entre mi ropa, para que nadie las
encontrara. salí de casa, caminé hasta la fiesta, con arrepentimiento. era en una casa a cuadras de mi casa,
cuando entre las luces de colores me alumbraron la cara. se me acercó alguien y me puso en la mano un
vaso, no sabia que contenia, pero lo bebí con ansias. un trago, otro y otro. de pronto mi mente se calmó,
todo era tan divertido, hasta lo que no da gracia. Este era el mejor sentimiento, esa euforia que extrañaría
en la mañana. baile con desconocidos, muchos tenían los ojos perdidos, como si no estuvieran allí, y fue
ahí cuando ellos eran igual que yo, gente que intentaba escapar de su realidad, pero que sabían que en la
mañana su existencia dolería más. Me imaginé a mi mismo con ojos perdidos y me decepcione, así que
tome más, eso haría que pronto me olvidé, estaba muy mareado, salí al patio de la casa. Había un par de
personas afuera, me miraron como si mi alma se estuviera corrompiendo, y tal vez así era. caí en el pasto,
mire las estrellas, se movían tan rápido que no podía mantener la vista clavada en una. estaba solo, no iba
a esa fiesta para divertirme, iba porque era una excusa para tomar. camine sólo por las calles oscuras
hasta mi casa, en el camino en mi mente pasaron muchas imágenes que solían repetirse cuando estaba en
este estado, pero se borrarán automáticamente, y es por eso que disfrutaba tanto estar en este estado, si el
alcohol no estuviera circulando en mi sistema esas imágenes se hubieran quedado en mi mente como
películas infinitas. entró a casa, me quito la ropa y la arrójo a esa esquina, que ya formaba una montaña.
me acuesto y me doy cuenta que estoy solo, la oscuridad absorbe mi mente. me quedo dormido.
cuando despierto mi madre no entró a abrir las cortinas, el azul de las ventanas se mantuvo hasta que el
sol se fue. entró en la noche, con un vestido y los labios pintados de rojo. me miró con los ojos
cristalizados por las lágrimas, y me dijo
- voy a festejar mi cumpleaños con unas amigas, vuelvo a las 12- me miró con desilusión, me había
olvidado. antes de que se fuera la abracé y rompí en llanto, le prometí que esto iba a cambiar y por
primera vez lo dije
-Necesito ayuda- ambos nos quedamos callados, sabía que eso le daba esperanzas de algo. haría lo que
sea por verla sonreír de vuelta.
Esa noche, cuando volvió de su fiesta de cumpleaños. me encontró en la sala de estar, inconsciente. Mis
palabras no valían nada, no era la primera vez que se lo prometía. Recuerdo las luces de la ambulancia,
ella iba a mi lado.

la adicción me había quitado a mis amigos, mi adolescencia. pero lo que más dolió, fue que reemplazó el
dorado de mis mañanas, por un azul oscuro.

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