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El documento describe la importancia vital del agua para la supervivencia humana. Explica que las personas pueden sobrevivir más tiempo sin comida que sin agua, y que Mahatma Gandhi solo pudo llevar a cabo sus huelgas de hambre bebiendo pequeños sorbos de agua diariamente. También destaca que seguir el curso de un río es la mejor manera de encontrar civilización si uno se pierde. Finalmente, enfatiza que el agua es esencial para la salud y la vida.
El documento describe la importancia vital del agua para la supervivencia humana. Explica que las personas pueden sobrevivir más tiempo sin comida que sin agua, y que Mahatma Gandhi solo pudo llevar a cabo sus huelgas de hambre bebiendo pequeños sorbos de agua diariamente. También destaca que seguir el curso de un río es la mejor manera de encontrar civilización si uno se pierde. Finalmente, enfatiza que el agua es esencial para la salud y la vida.
El documento describe la importancia vital del agua para la supervivencia humana. Explica que las personas pueden sobrevivir más tiempo sin comida que sin agua, y que Mahatma Gandhi solo pudo llevar a cabo sus huelgas de hambre bebiendo pequeños sorbos de agua diariamente. También destaca que seguir el curso de un río es la mejor manera de encontrar civilización si uno se pierde. Finalmente, enfatiza que el agua es esencial para la salud y la vida.
Dicen los sabedores expertos de la supervivencia que si algún día nos
perdemos y andamos remotos en algún lugar del mundo donde nuestra intuición nos dice que puede haber agua, habría que procurarse un río y es bien sabido que la fragilidad humana puede desistir mayor número días sin comer que sin beber. La gran hazaña, la huelga de hambre que Mahatma Gandhi usó como método de resistencia en su lucha por la independencia del pueblo indio del dominio británico, por ejemplo, no se habría dado sin que este hombre, pacífico y maravilloso, haya bebido pequeños sorbos de agua diaria. En la supervivencia, la importancia del río es tal que, si caminamos aguas abajo, es inevitable que nos topemos con alguna civilización. Así pues, pensar en Macondo no es muy descabellado, el pueblo ideado por García Márquez, cuyo trasado de las calles y la posición de cada casa era igualitaria en su correspondencia al río, nadie gozaba ni en mayor ni menor medida en su derecho al agua que es su derecho a beber, a vivir. En pocas palabras, lo que la supervivencia, Gandhi y Márquez nos dicen es que seguir al río es encontrar al otro y salvarnos a nosotros mismos. Por eso yo, me convierto en una furia, cuando me falta el agua, mi cuerpo es de sangre, pero también lo es de agua, de manera literal y figurada necesito el agua para vivir. Un baño de lluvia, una laguna, una piscina, un río, un páramo o un simple vaso de agua que no huele a nada, no sabe a nada, pero cuya transparencia lo es todo para mí. Amo las briznas de niebla, esas pequeñas nubes que descienden y se acumulan en un abrazo con la tierra. Ver como por sobre el asfalto el agua sube como todas las cosas bellas cuando el sol las ilumina. Me achico y me reduzco cuando camino por esta ciudad y no llueve. Cuando llega el domingo y no he pisado el barro, ni hay charcos para imaginar ser hormiga y ver en cualquier lugar mares y lagunas. Contemplar el amanecer con sus flores y sus hojas pintadas de rocío, espejos-testigos eternos de la belleza de los insectos. ¿Qué sería de mis largas noches de desvelo sin el agua que hiervo para el café que bebo? En mi casa se puede ir la luz, pero cuando realmente sufro es cuando se va el agua, me siento insalubre y pienso, ¿Acaso la falta de agua de los europeos no fue lo que mato a nuestros pueblos originarios, además de las balas, las espadas y los caballos? El agua es salud, fortaleza ante la enfermedad. Durante la pandemia tuvimos la cura en nuestras manos,