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Pedro y Sus Muertos-1
Pedro y Sus Muertos-1
ESCENA VII
(Pedro entra regando las semillas, después entran Carnaza y
Carroña)
CARNAZA: ¿Usted debe ser don Pedro, cierto?
PEDRO: El mismo que canta y baila.
CARROÑA: ¿Esos brazos y esos pies dónde los consiguió?
PEDRO: Me los encontré por ahí.
CARROÑA: Huelen muy mal.
PEDRO: Pierda cuidado, en cuanto pueda les daré una santa
sepultura.
CARNAZA: No sé preocupe. El olor es lo de menos. Estamos
aquí por otra cosa.
PEDRO: ¿Y eso? ¿Por qué?
CARNAZA: ¿Usted por qué anda hablando tanto de muertos que
no le pertenecen?
PEDRO: No depende de mí.
CARNAZA: Pero no se preocupe, nosotros venimos a curarlo.
PEDRO: Muchas gracias, pero no necesito que me curen.
CARNAZA: Claro que lo necesita. Vamos hermano, deje de
sembrar por un momento y todas esas cosas que anda a cargar.
CARROÑA: No hay que empeñarse en eso si usted quiere vivir
tranquilo.
CARNAZA: Sí, vamos, deje eso y venga para acá.
PEDRO: ¿Cómo les digo que no necesito que me curen?
CARNAZA: Eso dicen todas las personas como usted. Venga
para acá. No nos haga perder el tiempo.
CARNAZA: Arrodíllese.
PEDRO: ¿Qué me van a hacer?
CARNAZA: Nada, no se preocupe.
PEDRO: ¿Entonces por qué me tapan los ojos?
CARROÑA: Vamos a jugar hasta que se cure.
PEDRO: No necesito que me curen.
CARROÑA: Pero nosotros lo necesitamos curado para poder
seguir con nuestras vidas.
PEDRO: Ya por eso. ¿Qué hago?
CARROÑA: ¿A jugado a la gallina ciega?
PEDRO: Sí.
CARROÑA: Perfecto. Vamos a jugar a la gallina ciega.
(entre risas, obligan a Pedro a jugar; juegan hasta que se
aburren)
CARROÑA: Ahora póngase en cuatro patas y haga como perro.
(las acciones siguientes también ocurren como juegos que Pedro
no termina por entender pero que sin embargo las realiza
contagiado por la alegría de Carnaza y Carroña)
CARROÑA: Ahora haga como gato.
CARROÑA: Ahora haga como vaca.
CARNAZA: Responda: ¿Por qué buscan muertos que no le
pertenecen?
PEDRO: Ya les dije que no depende de mí.
CARROÑA: Entonces seguiremos jugando. ¿Qué tal se le da el
futbol?
PEDRO: Soy pésimo.
CARROÑA: No importa. (a Carnaza, este saca un balón de
futbol envuelto en vendas) Saca el balón.
CARNAZA: Aquí está el balón.
PEDRO: ¿Qué hago?
CARROÑA: Haremos un calentamiento, corra por todo el
espacio con el balón.
(Lo hace hasta que se cansa)
CARNAZA: ¿Por qué busca muertos que no le pertenecen?
PEDRO: Créanme, no depende de mí, es hereditario.
CARNAZA: Eso dicen todos. Usted sigue enfermo, loco y
delirante. Continúe.
(continúa jugando hasta que se agota)
PEDRO: Créanme, no depende de mí. Estoy cansado.
CARROÑA: Perfecto. Pasemos otro juego. (a Carnaza) Saca la
cuerda.
CARROÑA: ¿Sabe saltar la cuerda?
PEDRO: No sé si recuerde.
CARROÑA: A ver, inténtelo.
(otro juego. Empiezan a jugar, este juego los divierte aún más,
hasta que desbocados aumentan la intensidad obligando a Pedro
a seguirlos)
CARNAZA: Perfecto, muy bien. No pare.
PEDRO: Estoy cansado.
CARROÑA: Continue.
PEDRO: Ya no doy más.
CARROÑA: No pare.
PEDRO: Se me va a salir el corazón.
CARNAZA: ¿Usted por qué busca muertos que no le pertenecen?
¡Responda sin dejar de saltar!
PEDRO: No depende de mí. Paren, por favor.
CARNAZA: No, hasta que se cure.
CARROÑA: Más rápido. Más rápido. Más rápido.
(Pedro cae muerto)
CARROÑA: Se curó.
CARNAZA: Efectivos como siempre.
CARROÑA: Dando resultados como siempre.
CARNAZA: Está haciendo como hambrecita.
CARROÑA: ¿Arroz chino?
CARNAZA: ¡Arroz chino!
(Salen)
ESCENA VII
MUERTO 2: Huele mal, huele mal de nuevo.
MUERTO 1: Huele muy mal.
MUERTO 2: Huele como a tus pies.
MUERTO 1: A tus brazos querrás decir:
MUERTO 2: ¡A los dos!
MUERTO 1 (se percata de la presencia del cuerpo): ¡A los tres!
MUERTO 2: ¡Las semillas!
MUERTO 1: ¿Y a este qué le pasó?
MUERTO 2: Señor, señor, levántese. No se puede quedar aquí
tirado.
MUERTO 1: Pero… Pero… Sí es él…
MUERTO 2: ¿Qué le pasó?
PEDRO: Vine a sembrar las semillas. Luego de sembrar tenía
pensado ir a sepultar sus pedazos. Pero esos dos hombres...
MUERTO 1: ¿Cuáles hombres?
PEDRO: Un par que venían dizque a curarme.
MUERTO 2: ¿Y qué le hicieron?
PEDRO: Nada. Estábamos jugando, jugamos a la gallina ciega y
yo no sé qué otros juegos que ellos se inventaron. ¿Qué es ese
olor?
MUERTO 1: Son mis pies.
MUERTO 2: Y mis brazos.
PEDRO: Pero hay un olor distinto.
MUERTO 2: ¿Esto es suyo?
PEDRO: Sí, es mi corazón.
MUERTO 2: Déjeme decirle que lo acaban de matar.
MUERTO 1: Mi más sentido pésame.
MUERTO 2: Mis condolencias. Lo acompaño en su dolor.
PEDRO: ¿Y ahora qué?
MUERTO 2: Tenemos que esperar.
MUERTO 1: ¿De nuevo?
MUERTO 2: Sí.
PEDRO: ¿Será que viene alguien?
MUERTO 1: ¿Tienes más semillas?
MUERTO 2: Sí, los que murieron ayer me dieron algunas.
PEDRO: ¿Se han comunicado con alguien más?
MUERTO 2: Sí, eso tratamos. Uno nunca sabe lo que puede
pasar.
MUERTO 1: ¿Vendrá alguien?
MUERTO 2: No sé, esperemos.
PEDRO: Qué dura la vida de un muerto.
MUERTO 1: La verdad yo estoy cansado.
MUERTO 2: Y yo…
PEDRO: Y yo… ¿Y si venimos otro día?
MUERTO 2 (al muerto 1): ¿Qué dices?
MUERTO 2: Qué más da.
MUERTO 1: Entonces vamos.
PEDRO: ¿Qué hacemos con esto?
MUERTO 2: Déjelos, eso por acá no sirve.
(salen)
Escena IX
(Entra Antonio con sus herramientas, de entre ellas saca un
rastrillo y empieza a limpiar)
ANTONIO: Ese Pedro y sus muertos. ¡Qué hediondez! ¡Qué
peste! ¡Qué chiquero!
FIN