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KORNHABER, ARTHUR: ¨ABUELIDAD NORMAL Y PATOLÓGICA.

UNA COMUNICACIÓN PRELIMINAR DEL ESTUDIO DE LOS ABUELOS¨. (Resumen)

Abuelos patológicos

Abuelos narcisistas.

Uno de los tipos más comunes de personalidad que derivan en abuelidad patológica es aquél del
individuo centrado en sí mismo. Dichas personalidades, sencillamente no llegan a establecer una
relación necesaria de ¨yo y tu¨ en el vínculo con el nieto. La persona centrada en sí misma
permanece inmadura para siempre.
Aquellos abuelos centrados en sí mismos generan lo que un abuelo calificó como ¨malicia pura¨.
¨Padres piojosos, abuelos piojosos¨, nos dijo una abuela. Los individuos con pesonalidad
narcisista son incapaces de ejercer la abuelidad de forma incondicional y afectuosa, a menos de
ser catectizado narcisísticamente respecto de un nieto similar a ellos en aspecto, talento o
personalidad; y aún ésto es raro. Los nietos ¨favoritos¨ pasan a ser posesiones narcisistas de
dichos individuos, a menudo desinhibidos y autoindulgentes. Muchos abuelos centrados en sí
mismos se apartan de la familia al jubilarse sin reflexionar acerca de las implicaciones
emocionales que su partida provocará en sus nietos.

Caso 1: El abuelo de Doug era un atleta consumado y un exitoso hombre de


negocios que pasaba gran parte del día en su club. De vez en cuando iba con Doug a
jugar al golf, pero no le hablaba, ignorando su presencia. Doug se enteró luego que
la única razón de la invitación del abuelo partía de la insistencia de su abuela. Dado
que su padre trabajaba durante largas horas, Doug estaba triste de encontrar que
también su abuelo estaba demasiado ocupado como para atenderlo.
El abuelo de Doug estaba demasiado enfrascado en su propio mundo. La familia lo
consideraba como ¨una persona centrada en sí misma¨. El nacimiento de Doug lo
trastornó porque ¨no quería estar casado con una abuela¨. Esta falta de consideración
hacia un nieto es algo triste porque la abuelidad ofrece a muchos hombres la primera
oportunidad en sus vidas de ocupar su tiempo con jóvenes.

Los abuelos en una estructura familiar perturbada.

Una estructura familiar perturbada puede conducir a un borroneo de los roles y


responsabilidades, resultando en una abuelidad anormal. En el caso en que los padres sean
inmaduros, o los abuelos dominantes, estos últimos terminan asumiendo roles parentales,
quedando los verdaderos padres arrumbados a un lado, como hermanos más viejos. En estas
situaciones, hemos observado cómo se desarrolla la rivalidad por la atención por parte de los
abuelos y así, la visión de que muchos abuelos malcrían a los nietos, se hace realidad patológica.
Cuando los abuelos desconocen los límites de su propio rol, a punto tal de no poder renunciar a
la autoridad parental usurpada, el padre tenderá a desprenderse emocionalmente de sus propios
padres con el fin de solucionar el problema. A menudo ocurre que los padres quieren privar a los
abuelos de sus visitas a los nietos porque desean reestablecer los roles adecuados. Sin embargo,
el cortar una relación se paga con alto costo emocional (Bowen, 1978).
Dada la alta tasa de divorcios, suele acudirse a los abuelos, especialmente a los maternos (los
padres de la madre divorciada, la que generalmente se constituye en custodio de los hijos) con el
fin de intervenir en el sostén del sistema familiar unipersonal. Estos abuelos maternos actúan
habitualmente como subrogados parentales, lo cual predispone al desdibujamiento de los roles.
En este movimiento, los abuelos paternos parecen a menudo predispuestos al abandono de sus
nietos.

Caso 2: Mary, de 9 años, vivió con sus abuelos desde los dos años y durante cuatro,
mientras su madre divorciada se ¨encontraba a sí misma¨. Como es natural, Mary
quedó prendida de sus abuelos, los cuales, lentamente fueron asumiendo un rol
parental. Cuando su madre vino a visitarla fue criticada por sus abuelos, lo que
generó gran tensión en Mary.
Cuando cumplió 6 años, su madre volvió a casarse y regresó para reclamarla. En los
tres años siguientes, Mary fue cayendo en una depresión porque sus abuelos pasaron
a criticar, no solamente a su madre, sino también a su nuevo marido. Aunque Mary
los quería, los evitaba cada vez más. Por otra parte, la madre de Mary no estaba
enojada y la estimulaba para que los viera.
Los abuelos de Mary terminaron por perder tanto a su hija como a su nieta. No
pudieron renunciar a la rabia que tenían por la madre de Mary y tampoco pudieron
correrse del rol de padres que en su momento tuvieron que asumir en forma
temporaria.

Compromiso de los abuelos en las rencillas familiares.

Las poderosas emociones que emergen del conflicto interpersonl entre los miembros de una
familia afectan a menudo otros vínculos familiares.
Los nietos pueden convertirse en víctimas de la indiferencia de los abuelos en las intensas
disputas familiares en las que los parientes políticos son incapaces de discriminar cuestiones
intergeneracionales y los niños se ven forzados a permanecer como testigos mudos del grotesco
protagonizado por los adultos. Una joven nos contó de su valor como ¨rescate¨en la disputa entre
sus padres y abuelos. A menudo los padres ¨protegen¨ (erroneamente) a los hijos, de los abuelos
no queridos por los propios padres. Este tipo de disputas familiares pueden provocar una gran
sangría emocional.

Caso 3: Los abuelos paternos de Paul estaban encolerizados porque su padre había
hecho ¨un casamiento fuera de la religión¨. Nunca aceptaron a su madre como nuera.
A su vez, su madre le mostraba permanentemente su desagrado por los abuelos (que
vivían en la casa de al lado). Todos los adultos, a excepción de su padre, le exigían a
Paul que ¨tomara partido en la pelea¨. Poco a poco, Paul fue quedando al margen de
la situación, resultándole imposible beneficiarse de los aspectos positivos de los
vínculos con sus abuelos. Sólo su padre tuvo conciencia del costo emocional
generado por el conflicto sobre Paul.

Las querellas entre los miembros de una familia del ¨orden familiar normal¨, habitualmente no
resulta en una abuelidad anormal merced a la interacción directa entre abuelos y nietos. El niño
sabe que todos los involucrados en la querella lo quieren. Se le garantiza inmunidad emocional y
tiene la libertad de establecer vínculos con todas las partes en conflicto sin temor a represalias.

Abuelos fuera de tiempo.

En ciertas culturas contemporáneas hay abuelos ya a la edad de 35 años. Si trabajan y crían a sus
propios hijos, no les queda ni tiempo ni espacio mental para ser verdaderos abuelos. La madre
muy joven que trae a su hijo a estos sistemas familiares ¨stressados¨, pueden disparar
situaciones patológicas. La madre pasa a ocupar un lugar de hermana mayor de su propio hijo y
los abuelos pasan a ser padres. Ello ocurre particularmente en el caso de madres sin pareja y que
necesitan trabajar para mantener a su familia. El niño-nieto sufre confusiones de rol, quedando
perplejo respecto de quién es el que detenta el poder en la familia. A veces, la bisabuela es la
que asume el rol de abuela.

Caso 4: Anita, de 37 años, tenía dos hijos y cuatro nietos. ¨Mis nietos son como mis
hijos ¨, decía. ¨Jamás llegué a ser una abuela; soy la madre de los hijos de mi hija¨.
Sus hijos trabajan para mantener a la familia mientras ella cuida de los nietos antes y
después de trabajar en una guardería diurna. No le gusta lo que le tocó en suerte en la
vida y piensa que sus nietos se ven privados del amor y el cuidado que les hubiera
podido prodigar en caso de no haber vivido en estas condiciones. ¨Trato a los chicos
como si fueran equipaje...no hay tiempo para jugar. No soy como esa magnífica
abuela que supe tener en el campo. Mis nietos no tienen una verdadera abuela; a lo
sumo, una madre y media¨.

Nuestra investigación demostró que idealmente es beneficioso para la gente tener un período
para sí misma entre el momento en que sus propios hijos logran su independencia económica y
el momento de asumirse como abuelos comprometidos. Este ¨pulmón¨ genera entusiasmo en los
adultos respecto de la posibilidad de convertirse en abuelos. Desafortunadamente, los habituales
enfoques discriminatorios por la edad crean problemas. El culto a la juventud, que tiene tanta
penetración en nuestra sociedad, deja poco espacio para festejar la abuelidad, la cual se toma
como el equivalente de volverse ¨viejo¨.

Abuelos insensibles.

Los abuelos insensibles pueden provocar la fractura de la armonía matrimonial en parejas no


consolidadas suficientemente y pueden generar tensiones familiares que afecten a las tres
generaciones.

Caso 5: El Sr. P. se apartaba de su pequeño hijo cada vez que venía de visita su
suegra porque ¨ella sabía más que yo¨. No hacía de sostén de la joven pareja y
trataba al yerno con poco respeto. En lugar de enfrentarla, el Sr. P. respondía
pasivamente a su conducta dominante, incrementando así la distancia respecto de su
hijo. Tal como lo manifestó, realmente estaba puesto a un lado. La Sra. P. estaba
entrampada entre su madre y su marido.
Solamente después de una consulta con los tres, el Sr. P. pudo ubicarse en el lugar
adecuado. Su suegra se sorprendió al enterarse de los sentimientos de él, adoptando
entonces un rol distinto, de consejera.

A veces, aquellos abuelos que no parecen encajar en una nueva rutina familar, logran adecuarse
perfectamente al aumento de tamaño de la familia. Con un solo nieto, estos abuelos parecen
demandantes, controladores o intrusivos, dando la sensación que intentan imponer sus métodos
de crianza. Sin embargo, con la llegada de otros niños, cualquier tipo de ayuda por parte de los
abuelos será bien recibida por los ocupados padres.

Caso 6: La Sra. Smith visitaba a menudo a su nueva nieta. Como vivía lejos, durante
sus visitas solía convivir durante un tiempo con la joven pareja. Desgraciadamente,
su ritmo para dormir y comer era distinto del de sus hijos y nieta. Se despertaba y se
vestía más tarde que el resto de la familia. Sus horas de comida eran más tardías.
Ella deseaba una casa más calentita y sus hijos, ambientes más frescos. La nieta se
aprestaba a dormir precisamente cuando ella estaba lista para jugar. Su hija se
quejaba del desfasaje de su madre respecto al resto de la familia.
Con la entrada en escena de otros dos nietos, estas cuestiones pasaron a segundo
plano. ¨Es tal la confusión¨, dijo su hijo, ¨que cualquier cosa que mi madre haga para
ayudar, será maravillosa¨.

Comentario.

Las situaciones que hemos expuesto aquí, representan diversos grados de abuelidad patológica.
Lo que queda absolutamente en claro de nuestra investigación es que los nietos tienden a
sentirse cada vez menos comprometidos emocionalmente con aquellos abuelos que no están
disponibles o cuya conducta no es previsible. Esta relación marginal con sus abuelos repercute
adversamente en la futura visión que el niño puede tener de sí mismo como abuelo y lo hace
vulnerable a la adopción de actitudes sociales de acentuado viejismo.

Restablecimiento del vínculo normal abuelo-nieto.

Afortunadamente, muchas de las situaciones patológicas que hemos descripto dan lugar a que
sean normalizadas. El stress y las tensiones que afectan adversamente las relaciones
intergeneracionales son frecuentemente aliviadas con una consulta oportuna. La puerta de
entrada para introducir un enfoque intergeneracional dentro del sistema familiar puede ser tanto
el niño, como los padres o los abuelos.
La estrategia terapéutica para el tratamieno de la abuelidad patológica es relativamente sencilla.
Consiste en el restablecimiento de las fronteras generacionales, el establecimiento de los roles
apropiados y fomentando la relación directa entre las generaciones. En síntesis, se trata de
restablecer el ¨orden natural de la familia¨ eliminando la tensión externa. Dicha ¨escultura¨
familiar puede ser de ayuda a las familias querellantes. Los individuos con una personalidad
narcisista son más difíciles de ayudar, porque no suelen estar motivados para el cambio.
En el curso de nuestro trabajo clínico con familias, estamos incluyendo abuelos en todas las
fases de los procesos evaluativos y terapéuticos. Como hechos de rutina: 1)entrevistamos a los
abuelos de nuestros pacientes y los incluimos como aliados terapéuticos; 2) mandamos llamar a
aquellos abuelos que han rehuido el compromiso, o que se han apartado, con el fin de suplir la
vacilación de los padres: 3) aconsejamos y actuamos como continentes de las familias
divorciadas para asegurar la integridad de la relación abuelo-nieto; 4) prescribimos, en los casos
en que sea indicado, la terapia intergeneracional, empleando las técnicas de terapia familiar
habituales.
Los conceptos que intentamos explicar a los miembros de la familia son básicamente los que
han sido expuestos aquí. Los miembros de la familia son adiestrados en técnicas
comunicacionales para ayudarlos a poder escucharse los unos a los otros en sus diversas
opiniones y puntos de vista. Tratamos de ayudar especialmente a que las familias comprendan la
relación entre abuelos y familia. Insistimos en que los abuelos apoyen en forma directa a hijos y
nietos e indirectamente a sus nietos por el apoyo que brindan a sus padres. Mostramos a los
padres la singularidad del vínculo abuelo-nieto y que la naturaleza brinda a sus propios padres la
oportunidad de serlo nuevamente. Dada esta nueva posibilidad, los abuelos suelen actuar más
positivamente con sus nietos que como lo habían hecho con sus propios hijos... Intentamos
marcar la importancia que tiene para un niño el tener un ¨nido¨ familiar armónico. La propia
necesidad del niño de que sus padres y abuelos se lleven bien entre sí, puede constituirse en una
poderosa fuerza emocional y motivante para que estos tiendan a limar sus diferencias. La gente
suele hacer para sus hijos lo que no hacen para sí.
Para el terapeuta interesado y creativo, son innumerables las oportunidades que se presentan
para restablecer las conexiones vitales entre miembros de las familias. Para lograrlo debe superar
las barreras de la familia nuclear para adentrarse en el mundo oculto en el que abuelos y nietos
conviven. Lo maravilloso, alegre y conmovedor de esta experiencia enriquecerá la vida de los
pacientes y recompensará al terapeuta.

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