Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
WILENSKY
Marketing estratégico
TEMAS®
ÍNDICE
Wilensky, Alberto L.
Marketing estratégico- 7a ed.- Buenos Aires: Temas Grupo Editorial, RECONOCIMIENTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
2006. PREFACIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
336 p.; 23xl6 cm.
PRIMERA PARTE. CONCEPTOS CLAVE [19]
ISBN 950-9445-29-0
l. LA BASE DEL NEGOCIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
III. MERCADOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . 59
© Temas Grupo Editorial SRL, 2006 l. Definición mercado/negocio ....................................... 59
Bernardo de higoyen 972 piso 9no 2. Segmentación tradicional .......................................... 62
Cl072AAT- Buenos Aires, Argentina 3. Vínculo consumidor-producto ...................................... 73
www.editorialtemas.com
4. Modelo de segmentación vincular ................................... 83
5. Segmentación simbólica ........................................... 93
6. Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
Dirección editorial: Jorge Scarfi IV. NEGOCIO.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
l. Productos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
Coordinación general: Julieta Codugnello 2. Estrategia simbólica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 O
Producción editorial: Karin Bremer 3. Diferenciación competitiva....................................... 115
4. Fronteras del negocio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
5. Tablero estratégico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . 132
Derechos reservados en idioma español 6. Estructura de poder del negocio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
7. Estructura lógica del negocio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
8. Conclusión.................................................... 149
Imagen de tapa: Anahí D' Amato V. MARKETING ESTRATÉGICO........................................... !52
l. El marketing, ciencia simbólica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
2. Decisión estratégica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . !59
1" edición, 1986 3. Cultura estratégica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
5° edición, 1994 4. Marketing y economía global . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
6° edición, 1997 5. Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
7" edición, 2000 CONCLUSIONES FINALES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192
8° edición, 2006
SEGUNDA PARTE. FUNDAMENTOS TEÓRICOS [205]
PHILIP KOTLER
PETER DRUCKER
RECONOCIMIENTO
11
12 Reconocimienfo Reconocimiento 13
fío de llevar a la práctica modelos teóricos, en apariencia, excesivamente tenido en la portada la especial dedicatoria que "sabemos" les correspondía
"abstractos" y "académicos". porque, simplemente, este trabajo no fue hecho "para" ellos sino "con"
Quienes están ligados a la investigación de mercado saben lo que debió ellos. Es que la tarea habría sido absolutamente imposible sin ese maravi-
significar tener de mí lado al "maestro" en esa especialidad. Leonardo Ca- lloso "equipo" incondicional que día a día le daba sentido a todo. Ayudan-
den encontró siempre el tiempo para transmitirme personalmente su vastí- do muchas veces y "desayudando" muchas otras. Pero estando. Conmigo.·
síma experiencia empírica y sus modelos avanzados de epistemología y Siempre. Juntos hicimos este libro. Gracias.
psicología del consumidor. De algunos de esos rigurosos desarrollos teóri-
cos aplicados a la resolución concreta de problemas estratégicos de seg- ALBERTO L. WILENSKY
mentación dan testimonio varías de las páginas de este libro. Con Leonardo Buenos Aires, octubre de 1997.
confluimos intelectualmente desde diferentes aproximaciones en la com-
prensión de que el posicionamiento se sustenta en la dimensión simbólica
del consumo y en el "efecto espejo" entre el sujeto y el "otro". También, y
sobre todo, confluimos humanamente en una larga amistad que es para mí
un verdadero privilegio.
Enrique Llanas tuvo la ardua y difícil labor de enseñarme mucho de lo
que hoy sé sobre la naturaleza psicológica del consumo. Mí deuda intelec-
tual con Enrique es enorme por instruirme sólidamente, desde las bases de
la psicología profunda hasta los desarrollos más avanzados de la escuela
francesa de psicoanálisis, y permitirme dominar aspectos propios del pos-
grado de la especialidad. Sus conocimientos, enfoques y dedicación resul-
taron indispensables en todo el transcurso de la tarea.
Los doctores Héctor M. Bogo, Pedro Pavesí y Federico Frischknecht
tuvieron la deferencia de escuchar mis ideas iniciales y guiarlas en cada
caso con valiosos comentarios conceptuales y sugerencias metodológicas.
En el siempre fecundo intercambio de experiencias profesionales tuve la .
fructífera posibilidad de trabajar y discutir con la licenciada Débora Aver-
buj respecto de la implementación de los modelos expuestos en el capítulo
n y con los doctores Roberto Arizu y Ambrosio Arizu del Management
Analysís Center (MAC), Barcelona, respecto de la práctica de varios de los
temas expuestos en el capítulo III.
Alejandro Katz, Florencia Ferre, Horacío Zabaljáureguí y Cristina Ro-
dríguez del Fondo de Cultura Económica tuvieron la infinita paciencia de
"padecerme" como consultor e increíblemente reincidieron en el "vínculo"
al honrarme como autor en su prestigioso fondo editorial.
Finalmente, los primeros. Mí familia. Esos "otros" únicos y exclusivos
que iniciaron, apuntalaron y acompañaron cada paso del camino. Algunos
de ellos hubieran estado hoy muy felices viendo esta concreción. No han
PREFACIO
15
16 Prefacio Prefacio 17
Por otra parte, la interrelación entre economía, administración de em- Nos proponemos, entonces, avanzar en la comprensión del consumo a
presas y marketing es también, a nuestro juicio, una interrelación absoluta- partir de una lectura que trascienda lo meramente manifiesto colocando el
mente descuidada. Si bien con las diferencias propias de una necesaria es- énfasis en el inmenso espacio constituido por aquello que excede lo estricta-
pecialización y un enfoque específico en una problemática particular, las mente "funcional" de los objetos-productos, que opera en un registro absolu-
tres comparten el privilegio y la dificultad de sustentarse en una misma tamente "simbólico" y que constituye una dimensión diferente de la realidad.
base: la relación "sujeto-objeto". La vinculación entre un orden simbólico Muy especialmente en lo que respecta a esa "otra escena del consumo" que
permanece oculta tras ciertos motivos en apariencia "claros y evidentes" pero
Y un .or?,en material a través de productos que dan "satisfacciones" y "ga-
que explican sólo superficialmente la conducta real de los mercados.
nanctas a la demanda y a la oferta, respectivamente.
Para esto presentamos un marco teórico que da mejor cuenta del fenóme-
Precisamente, esta comprensión integral del mundo económico es la
no en análisis y mostramos que ese marco surge inexcusablemente de las
que seguramente brindará los mayores avances al conocimiento global de
distintas disciplinas que entienden al hombre, sobre todo, en su esencia de ser
la dir~cci~n de ~mpresas. Una prueba de ello es que algunas de las mayores
un "animal simbólico". De este modo, para explorar en aquellas motivacio-
contnbucwnes mtelectuales al management en los últimos años provienen
nes profundas subyacentes en toda decisión de compra nos sustentamos en
de hom~res como Peter Drucker, Michael Porter y Theodore Levitt, quie-
los aportes de la teoría psicoanalítica y sus posteriores desarrollos.
nes aphcaron una óptica de marketing al negocio aunque su formación Consecuentemente, es en particular destacable el papel central que atri-
académica esencial es la economía. buimos en nuestro enfoque a la noción de inconsciente, y que contrasta con
A lo largo de la lectura del texto podrá apreciarse en relieve esta estrecha una bibliografía administrativa y económica mayoritariamente "conductis-
interrelación entre las disciplinas económicas y el "universo simbólico" que ta", "racional" y "consciente". Por otra parte, al caracterizar desde un terre-
las envuelve. Un universo simbólico que recubre al "procesador" y al "pro- no psicoanalítico expresiones tales como necesidad, satisfacción, deseo y
blema", a la empresa y al mercado. En este aspecto estarán necesariamente demanda, adquieren precisión conceptos que resultan fundamentales para
involucrados dos autores imprescindibles para una comprensión de lo simbó- arribar a una rigurosa teoría del consumo. La literatura sobre la decisión del
lico en el hombre: Herbert Simon y Jacques Lacan. El primero, analizando el consumidor no ha planteado un enfoque que postule esa primacía del deseo
manejo humano de símbolos durante el pensamiento para la acción. El se~ respecto de la necesidad como el verdadero generador y realimentador del
gundo: explicitan~~ la constitución, de lo humano a través de símbolos que proceso de comercialización y, consiguientemente, de los negocios.
motonzan esa accwn. Ambos podnan ser contundentemente caracterizados
como la oposición dialéctica entre el "computador" y el "inconsciente". A lo largo del texto delineamos un camino conceptual que va de lo más
En lo que sigue profundizaremos esta perspectiva simbólica para mos- intuitivo a lo más profundo. Dicho camino implica una constante interac-
trar cómo el marketing surge de la relación existente entre ambas polarida- ción entre lo simbólico como fenómeno humano esencial y como funda-
des. Sin embargo, nuestro mayor énfasis estará colocado en describir la mento de los negocios. Hemos considerado beneficioso para una mayor
presencia de lo "simbólico" en el consumidor para, a partir de allí, analizar claridad en la exposición configurar la estructura de los capítulos englobán-
su interacción con los negocios y con la actividad económica global. dolos en dos partes conceptuales. En la primera se exponen los aspectos
Además, este enfoque se refiere de manera central a la "elección en el más evidentes de la presencia y del rol desempeñados por la dimensión
consumidor", es decir, al análisis de la decisión implícita en la adquisición simbólica en el consumidor, ~n los negocios y en la economía. En la segun-
de un producto determinado. Tratamos, en forma aún más general, los fun- da parte se ahonda con mayor detalle en la fundamentación teórica corres-
damentos mismos de lo que podríamos denominar la "propensión a consu- pondiente a los conceptos clave planteados en la primera.
mir". Por otra parte, y en estrecha vinculación con lo anterior, queda abar- La primera parte está orientada a comprender y definir el concepto de
cado el problema del "discurso social" subyacente en todo el proceso de marketing estratégico como un proceso decisorio de las empresas que
comercialización, y la forma en que se entrelazan el "sujeto consumidor" y está específicamente ligado a las características simbólicas del proceso de
el discurso social. consumo.
18 Prefacio
Primera parte
CONCEPTOS FUNDAMENTOS
CLAVE TEÓRICOS
Parte I Parte II
CONCEPTOS CLAVE
,-_J .....
EPÍLOGO
21
La base del negocio 23
22 Alberto L. Wilen.sky, Marketing estratégico
En todos los casos anteriores podríamos hablar de negocios "cerrados" ciona una cuarta característica que debiéramos añadir a la fórmula de To-
en el sentido de que las variables "controlables" están bajo control y las ffier: la aceleración del cambio tecnológico. . .
"incontrolables" son irrelevantes o nulas. La apmición de cada vez mayor cantidad de pr?ducto:, sust1~t1v~s es
Sin embargo, nosotros pretendemos ahondar en el conocimiento de las una de las razones del actual aumento de competidores agresivos . :e
principales "causas" de los negocios en términos de sus componentes bási- creía que el orden económico sólo dejaría lu~ar a las grandes corpo~~cJO
cos: las relaciones oferta-demanda que los determinan. Más aún, y en es- nes· actualmente comprobamos que extste un mmenso campo de acc1~n en
pecial, en las causas de la demanda y, por ende, del consumo. nu~erosos sectores industriales donde las empresas pequ~ñas Y m~d1anas
Además, y muy particularmente, en aquellas causas profundas que hacen tienen fundamentales "ventajas competitivas". IBM ~omptte, por eJe~~lo,
a la psicología de los consumidores y a la "realidad" psíquica de la compra con muchas empresas pequeñas de altísima eficiencia en negocws de fle-
que determina el negocio. En definitiva, son estos consumidores quienes, con x1'b'l'd
11 a
d" y "baJ·a escala".
· De esta forma surgen contmuamente, empresas
h'
su ticket de pagado, tem1inan realmente el negocio. como Apple, que al crecer son a su vez competidas ~or otra~ mas e teas Y
Pretendemos conocer, entonces, los fundamentos y la naturaleza del con- aún más eficientes y creativas. El aumento exponenctal del numero de com-
sumo para, a partir de allí, disponer de una perspectiva sólida, coherente y petidores significativos en cada sector es, u~a resultante de este proc~so Y
sistemática con la cual abordar racionalmente los negocios. Esto es, necesi- constituye, entonces, una quinta caractenstlca r~l~vante d~ l~s negocws.
tamos contar con un "cuadro de situación" y un "mapa de maniobras" para En consecuencia, la mayor rivalidad competltlva es qmzas hoy la sexta
hacer no uno sino varios buenos negocios, no en un solo sector industrial y fundamental característica que también deb~mos añadir a 1,~ fórm~la ex-
sino en cualquiera, no sólo en situaciones monopólicas sino también com- plosiva. Una rivalidad competitiva que se multlphca e~ cada sector mdus-
petitivas y no una sola vez sino siempre. t · 1" n cada "tubro" y en cada "línea" y que reahmenta, a su vez, la
na ' e · · d'bl d'fer n
Para ello es imprescindible avanzar hacia la comprensión del consumo aceleración del cambio en procura de una mayor e tmprescm 1 e 1 e -
en su origen. En sus raíces mismas y en toda su complejidad. Es que, como ciación. . 1 '
señala Toffler a través de su famosa "fórmula explosiva", nuestro mundo Esta nueva era de [os negocios se sustenta, paradójicamente, en o mas
puede ser descripto por las características de novedad, diversidad y transi- · · . la naturaleza humana misma. Con sus características de constante
VIejO. fi .
toriedad. Esto es, por la incesante aparición de nuevos productos y servi- apetencia y búsqueda de nuevos satisfactores. ~on su per.manente a~cma-
cios que dan diferentes posibilidades de satisfacción a viejas o nuevas nece- . ción y encantamiento, casi mágico, ~01: ~et~r~1~1ados obje,tos y con su de-
sidades, de modo que es cada vez mayor la variedad de opciones para cada cepción recurrente que impulsa al rem1c1o mfmlto ~e la ~usqueda. ,
decisión de consumo. De esta forma las seis características antes descnptas ligadas a estas tr,es
Como consecuencia de lo anterior es cada vez menos duradera cada características básicas de la naturaleza humana configuran lo que podr!a-
específica relaciÓn consumidor-producto; ante tal multiplicidad de alter- mos denominar la "fórmula explosiva amplificada". Esta fó.rmula amphfi-
nativas y la inocultable atracción que lo "nuevo" despierta resulta jaquea- cada que mostramos en la figura 1 refleja -a través d~ sus. mterdepen~en
da permanentemente la tradicional "lealtad" a productos y marcas. cias y la realimentación de su secuencia- los factores dmamJZantes del c1clo
Por otra parte, es esta misma factibilidad de aceptación potencial de los económico global. - . . . .
nuevos productos la que induce a una proliferación mayúscula de lanzamien- Un ciclo que combina mayor novedad, diversidad y transJtoned~d con
tos, derivados de las imprescindibles estrategias de diversificación de las mayor incremento del cambio tecnológico, el número de los c?mpetrdores
empresas que sufren la incesante reducción de sus mercados tradicionales. y la rivalidad competitiva. Todo esto se sustenta, y a la vez reahme~1ta, ~~~ el
La aparición de competidores indirectos con nuevas tecnologías o nue- proceso básico de relación consumidor-producto que desde lo s1mbohco
vos materiales para resolver similares problemas funcionales nos propor- genera el deseo.
24 Alberto L. Wilen.sky, Marketing estratégico
La base del negocio 25
to, entonces, del moderno marketing bancario: cajeros automáticos, sucur- Adoramos las cosas "manifiestas" y casi despreciamos las "latentes".
sales interconectadas y terminales directas en la empresa, entre otras nove- Por eso nos consideramos generalmente expertos en marketing de diferen-
dades técnicas. Sin embargo, esta parte, moderna y fundamental, no deja de tes productos: alimentos, aceros, bancos, computadoras o medicamentos,
responder a la más antigua y simple lógica del marketing: "satisfacer las pero pocas veces en marketing a secas. Hemos enfatizado excesivamente en
necesidades del cliente". Esto es, la lógica es la misma y se han transforma- la "operatoria" y muy poco en la "lógica" del consumo. Hemos preferido la
do los medios para resolver eficazmente el problema. Hoy es imposible certeza y la simplicidad de las estadísticas a la incertidumbre y complejidad
pensar en una institución financiera con futuro que no haya ingresado, o de lo inconsciente. Nos preocupamos más por las reglas de la táctica que
esté ya ingresando decididamente, en el mundo de la computación. por los principios de la estrategia.
Sin embargo, próximamente volveremos a asistir a la reedición del eter- Por supuesto, el negocio es un todo estructuraL La formulación y la
no problema del marketing: ¿por qué el banco A y no el B, cuando tanto A implementación de la estrategia son dos caras de la misma moneda. Pero de
como B hayan incorporado similares equipos y programas? lo descriptivo ya se ha hablado lo suficiente y por eso nosotros nos concen-
Una vez más, y como siempre, deberemos volver a las fuentes, a las traremos en lo simbólico. Esto no implica "desconocer" las particularida-
"causas", y a encontramos "nuevamente" con el consumidor. El consumi- des de cada rubro ni las circunstancias objetivas y evidentes. Implica, en
dor en quien siempre nace y concluye el negocio. El consumidor que es, cambio, "reconocer" que aun la mirada objetiva parte de una cierta perspec-
sobre todo, un "animal simbólico". La evolución tecnológica sólo cambia tiva y que, generalmente, nuestro problema viene dado por la necesidad de
el escenario; en lugar de viajar en carruajes los personajes viajan en naves operar precisamente modificando esos hechos objetivos.
intergalácticas, pero los "roles" son y serán siempre los mismos. Casi in- El limitarnos a una mirada meramente objetiva de la realidad nos lleva a
creíblemente nos hemos ocupado mucho más de la caracterización de los lo absurdo de la anécdota del empresario del calzado que recibió un infor-
personajes que de los "roles" por ellos desempeñados. Más del "hard" que me del vendedor enviado a Rosario alertándolo de que la zona no era un
del "soft". Más del soft como programas "enlatados" de aplicación que del mercado potencial para la venta de zapatos porque todos sus habitantes ya
soft como "procesamiento simbólico" de información para el hombre. En estaban calzados. Lo irrisorio, increíble o asombroso de la anécdota se dilu-
el marketing hemos segmentado el mercado por variables "duras": nivel ye cuando diariamente escuchamos en despachos gerenciales las dogmáti-
socioeconómico, edad o sexo, más que por variables "blandas" ligadas al cas exposiciones respecto de las diferencias "objetivas" entre los diferentes
mundo subjetivo del consumidor. Pero además, cuando hemos segmentado negocios. Tales diferencias "obligan" a realizar, según estos enfoques, un
por variables "subjetivas" lo hemos hecho generalmente con una óptica marketing absolutamente diferencial en cada caso.
"objetiva": pensando sólo en "atributos" de los productos o en "actitudes" Así, para algunos el marketing farmacéutico es único por cuanto el con-
cosificadas de los consumidores. Esto es, tratamos generalmente con "du- sumidor no es el que decide la compra; porque no se puede hacer televisión,
reza" a las variables "blandas" y como "objetos" a los "sujetos". porque no hay ningún otro negocio en donde exista la figura del agente de
Hemos reparado más en los qué que en los por qué del consumo, consi- propaganda médica (APM), porque el médico es un decididor racion~l, ~ar
derando que estos últimos no formaban parte del negocio. Aceptamos la que la comunicación es la "literatura" o porque el producto es muy tecmco.
importancia de lo simbólico en toda actividad humana pero sólo actuamos El marketing de grandes equipos de computación es único porque no se
bajo el axioma "ver para creer" y sólo aceptamos como verdadero lo que puede hacer televisión, porque el que decide no es el que compra, el que
conscientemente percibimos. Lo puramente empírico. Nos interesan las compra no es el que paga y el que paga no es el que usa. Por_q~e el pro~ucto
personas que consumen con domicilio, salario, sexo y edad determinados, es muy técnico, porque el gerente de sistemas es un decididor racwnal,
pero no nos preocupamos por los múltiples sujetos consumidores que habi- porque los distribuidores no son exclusivos, porque no hay ningún otro en
tan en cada una de ellas y "determinan" realmente el consumo. donde exista la figura del ingeniero de sistemas como vendedor o porque la
inversión en juego es muy significativa.
28 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico La base del negocio 29
El marketing de productos para bebés es único por cuanto el "consumi- do el negocio de "fantasías" y "bijouterie" donde se venderían aros no de a
dor" no decide la compra ... En definitiva, desearnos explicitar la relevancia pares sino de a uno y no a las mujeres sino a los hombres? Entonces, como
de comprender la lógica del consumo. Una lógica fundamentada en la esen- objeto tangible "real", ¿qué es un "aro"? Hasta ahora armados utilizando
cia simbólica de la demanda y que se constituye en la lógica misma del plásticos, perlas o metales preciosos, ¿qué transformación real se operó en
marketing estratégico más allá de las diferencias propias de los distintos estos materiales o en el diseño que "rnasculinizó" a los aros? O a las carte-
negocios. Esto es, más allá de las características específicas de cada merca- ras colgantes. O ¿qué "feminizó" el consumo de vinos blancos, aperitivos o
do que deben ser contempladas al implementar la estrategia a través del cigarrillos?
marketing operativo. Nuestra preocupación se centra entonces en los efectos de lo simbólico
Esa diferencia "objetiva" entre vender "servicios turísticos", "pastas ca- en el consumidor y en el negocio. Consecuentemente, en analizar y desta-
seras" o "calefactores" tanto desde el punto de vista material corno del de car su rol clave en el marketing. En el marketing superior, es decir, el que
sus tácticas de implementación no puede ocultarnos la estructura simbólica define y opera el negocio. Enfrentando a competidores que dan pelea. Com-
subyacente que determina cómo se decantará la relación entre los consumi- pitiendo con productos de excelente performance. Sin. las facilidades de la
dores del producto genérico y de cada una de las marcas competidoras. venta "convoyada". Sin disponer de mercados "cautivos". El marketing de
La lógica del consumo es la lógica del deseo. Un deseo instalado en una las decisiones estratégicas. Decisiones que desde lo simbólico obtienen
dimensión simbólica que es la esencia del marketing est~atégico y que se una renovada apreciación de la "realidad" del problema y de cómo resolver-
constituye en la clave real del negocio. lo. Decisiones que deben ser tomadas en ese trascendente espacio que sepa-
Cuando enfatizamos la importancia del enfoque simbólico de la deman- ra el puro cálculo del puro azar. Decisiones que no se refieren ni a los
da no nos olvidarnos de lo vital que es o puede ser para el negocio obtener negocios absolutamente obvios ni a los meramente quiméricos. Decisiones
una fuerte desgravación impositiva. O anticipar una devaluación. O descu- que cada vez son más difíciles por acción de la "fórmula explosiva".
brir el remedio definitivo para el resfrío. Tampoco nos olvidarnos de que Decisiones que enfrentan un futuro diferente. Negocios que deberán ser
será dificil vender cremas de belleza o lápices labiales para uso personal a creados y desarrollados en nuevos entornos. En mercados no solamente
segmentos masculinos, whisky escocés para chicos en edad preescolar, o de renovados por aspectos simplemente técnicos.
que no tiene sentido pretender venderles a quienes no pueden pagar. Sin duda ya están a nuestras puertas la "banca electrónica", el mayor
Al referimos prioritariamente a lo simbólico estarnos señalando su indi- "tiempo libre", la producción "robótica" y las "compras por televisión".
sociable presencia en todo lo humano y, consecuentemente, en toda rela-· Sin embrago, desde la dimensión simbólica volveremos, como consumido-
ción oferta-demanda. Ahora bien, si lo simbólico impregna toda la activi- res, a tener que decidir qué "Home Bankin" preferiremos: la que nos ofre-
dad humana ¿para qué mencionarlo explícitamente? Porque está presente cerá el Boston o la que nos ofrecerá el City; qué servicios requeriremos
de un modo no evidente y por eso, generalmente, nos cuesta distinguirlo. para nuestro tiempo libre; y qué productos compraremos por televisión para
Forma parte de nuestra cultura, de nuestros modelos, de nuestra manera de que puedan "vivir" los nuevos robots de las plantas industriales.
"ver" el mundo. Esto es: sólo "vemos" el mundo a través del lente de lo Sin duda continuará, por ejemplo, la "ola naturista" de vida sana, depor-
simbólico. Lo físico, material y tangible es exclusivamente el soporte y el tiva y bajas calorías. ¿Esa tendencia se canalizará en mayor consumo de
vehículo que lo transporta. leche descremada? ¿De galletitas de salvado? ¿De pan de salvado?
¿Pero cómo observar la incidencia de lo simbólico en los negocios? De Hemos pensado cuidadosamente en el efecto de las novedades tecno-
mil maneras diferentes y a partir de la básica concepción respecto de que lógicas sobre nuestra sociedad pero poco hemos pensado aún acerca del
los objetos que consideramos "reales" y tangibles sólo cobran "i·ealidad" vínculo que mantendremos como sujetos con los "nuevos" y "viejos" obje-
cuando mediante lo simbólico tienen para nosotros un significado determi- tos de nuestra vida cotidiana. En definitiva, solamente desde lo simbólico
nado. ¿Hubiéramos pensado hace apenas unos años encontramos manejan- podremos contestar las preguntas clave de cada negocio. ¿Se difundirá el
30 Alberto L. Wi!E~nsky, Marketing estratégico La base del negocio 31
top less? ¿Volverán a usarse los sombreros? ¿Qué diferente objeto reempla- Es difícil, sin duda, internarse en un camino que implica el manejo de
zará el actual vínculo fumador-cigarrillo? conceptos ligados a lo abstracto más que a lo concreto y a lo intrínseca-
Cada negocio será impactado en forma específica y diferente por las mente incierto más que a lo predeterminado. Éste no es un camino familiar
distintas relaciGnes sujeto-objeto que se van configurando en el marco de la para quienes tienen que resolver los urgentes problemas planteados por la
vida social. Atributos globales como, por ejemplo, "rapidez" y "comodi- coyuntura conscientes de que el destino de sus organizaciones y el suyo
dad" proporcionados por el avance tecnológico en diversos productos y propio se juegan, en lo inmediato, por el número que arrojan los resultados
servicios se neutralizarán competitivamente en forma acelerada. Además, del mes. En este marco de exigencias cualificadas no es fácil empeñarse en
si los atributos de "funcionalidad" del ejemplo fueran tan determinantes la comprensión de un enfoque no tradicional del negocio que implica pasos
señalarían el "velero" como genérico y éste ya habría desplazado a los "cor- y saltos conceptuales de complejidad creciente.
dones". Nosotros entendemos que ese salto debe ser dado porque, paradójica-
La equiparación tecnológica y la cada vez mayor inversión requerida mente, entre otros, esos temas profundos referidos a la importancia de la
para descubrir genuinas e inimitables ventajas tecnológicas obligan a dise- significación, la intersubjetividad y lo inconsciente en el consumo son la
ñar estrategias que enfaticen el aprovechamiento diferenciado de las rela- contracara de esos temas man~fiestos y acuciantes con los que convivimos
ciones simbólicas que se establecen entre consumidores y productos. diariamente. Todas nuestras decisiones en el orden económico están ligadas
Advertir y reconocer que esas relaciones entre consumidores y produc- a ese universo complejo del que seguramente escuchamos hablar pero siem-
tos son mucho más complejas que lo que intuitivamente aparentan es el pre creímos que como empresarios o gerentes dedicados a los negocios no
primer paso para enfrentar el desafío competitivo de los próximos años. En nos concernía.
ese futuro será fundamental distinguir antes y mejor que los competidores Permanentemente tomamos decisiones estratégicas si bien en muchos
las "oportunidades" y "ventanas" estratégicas que surgen de poseer una casos no somos lo suficientemente conscientes de eso. De igual modo, y lo
visión más amplia e integral de la realidad de los negocios. Conocer esa sepamos o no, estamos irremediablemente inmersos en una trama simbóli-
"realidad" según la perciben los mercados. ca que media entre nosotros y la realidad física y natural de nuestro am-
La capacidad de "ver más allá" por obtener una apreciación de mayores biente. Las decisiones de marketing que tomamos cada vez que conduci-
dimensiones de la realidad es en los negocios, como en todos los órdenes, mos los negocios resumen y conjugan lo estratégico con lo simbólico.
una fortaleza superior. Una fortaleza sustentada en la comprensión dé{ que Precisamente, esa interrelación entre el marketing, la estrategia y lo simbó-
consumidores y productos no son entes separados sino que ambos se entre- lico propia de la conducción de empresas en mercados competitivos nos
lazan indisolublemente en el consumo. obliga a reflexionar, desde una nueva perspectiva, acerca del marketing, de
El consumo implica una especial relación entre la oferta y la demanda, la estrategia y de lo simbólico.
en donde "algo" del sujeto se deposita en el objeto (productos), y en donde La reflexión de los hombres de empresa respecto de la naturaleza de su
"algo" del producto se incorpora simbólicamente en el sujeto (consumidor) propia actividad -la toma de decisiones para resolver problemas derivados
independientemente de la relación funcional explícita que vincula a ambos. del intento de alcanzar objetivos en mercados competitivos- es una necesi-
Para comprender este ámbito del consumo y poder operar estratégica- dad imprescindible de nuestra época. Una necesidad que es el reflejo de una
mente sobre él se hace necesario recurrir a conceptos muy precisos de cier- oferta y una demanda cada vez más complejas en cada negocio y en cada
tos aspectos de la actividad económica a los que usualmente nos referimos sector. Una necesidad que no es exclusiva de un determinado "tipo" de
en forma ambigua y general. Esto es: se requiere de nociones provenientes organizaciones. El abordar los negocios a través de conceptos de marketing
de las disciplinas que se ocupan específicamente de lo humano y lo simbó- estratégico es una tarea de las grandes corporaciones y de las empresas
lico, como la psicología, la antropología o la lingüística. familiares, de la General Motors y de la tienda de barrio. Como expusiera
hace tiempo Herbert Simon, la complejidad de los "resolvedores de proble-
32 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
33
34 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
Demanda 35
ptelevisión
. la que no nos permite "ver" el compleio
J
proceso del consumo.
_:zmero, respe~~o de ~ue ele~imos entre cosas que deseamos pero que es- A su vez, también fracasan las forzadas explicaciones racionales. La
tnctamente no necesttamos . Segundo, que elegimos entre muchos más racionalidad es un fetiche de nuestra cultura, es una verdadera deidad de
pro~~ctos que los .que en el momento de decidir imaginamos tener como nuestra supuestamente aséptica sociedad tecnológica. La racionalidad no
o?ci_on. Esto ~s: existen numerosas alternativas que no recordamos 0 que ni nos permite aceptar que la mayoría de los aspectos de la conducta humana
srqmera percibimos como tales. Tercero, que la elección no es absoluta- son inconscientes e irracionales.
~ente c?n~ciente ni rac.ional, es decir, n?_responde solamente a pautas lógi- "Tengo hambre, busco comida, como. Ya no tengo hambre. Ha sido sa-
cas Y ob~etivas. Co~tranamente, la eleccwn es básicamente subjetiva. Como tisfecha una necesidad. Pero el término necesidad es en sí mismo complejo.
consumidores nos mvolucramos con los productos en un vínculo configu- Puede significar simplemente una necesidad fisiológica fundamental. Pero
ra~o por una relación sujeto-objeto ligada a la lógica de los procesos psí- incluso cuando hablamos de comer, ¿por qué como un plato particularmen-
qUicos. Cuarto, que el consumo es esencialmente simbólico. Junto al con- te suculento en lugar de otro más sencillo e igualmente nutritivo? Cuando
sumo orgánico y a la utilización física de los objetos se produce un compro un coche, ¿lo compro porque realmente lo necesito? La industria
fundamental consumo psíquico. Éste transcurre en un orden simbólico en del automóvil entraría en bancarrota de la noche a la mañana si los coches
el cuall?s consumidores tratamos, imaginariamente, de colmar nuestro de- fueran comprados sólo por las personas que en realidad los necesitan. In-
seo .. Quz;1to, que por operar precisamente en un orden simbólico el consu- cluso los indios que viven cerca de Iquitos se adornan con plumas de tuca-
mo Jamas se detendrá. Infinitos productos, objetos ilusorios de la ansiada nes y se pintan el rostro con colores de ocre. Ninguna de estas actividades
completud del consumidor, serán sucesivamente elegidos sin constituir nin- es estrictamente utilitaria. Los cosméticos modernos, Jos tapados de visón .
guno de ellos el definitivo satisfactor del deseo. y las corbatas masculinas son igualmente inútiles. Por lo tanto, para expli-
. ¿Coca o ~epsi? ¿~o~·d o Renault? ¿Colgate o Kolynos? ¿IBM 0 Appl~? car las motivaciones humanas debemos recurrir al concepto de necesidades
¿Sedal o Swmg? ¿Phrhps o Grundig? ¿Casa o departamento? · Somisa o psicológicas" (Dichter, 1970, 81-110).
Propulsora? ¿Ingeniería o Derecho? ¿Ropa clásica 0 de última ~oda? Per- La "utilidad" y la "necesidad" están absolutamente ligadas a las explica-
manen~~mente tomamos decisiones de elección entre productos y marcas, ciones racionales y microeconómicas en las cuales los productos cumplen
Y tambie~ sobre otros aspectos triviales y cotidianos o trascendentes para claramente con algunajúnción para la cual han sido especialmente diseña-
nuestra_ vida. En cada una de estas elecciones está implícito un por qué. Un dos. En tal sentido siempre es posible afirmar que los cosméticos o las
por que que como consumidores generalmente desconocemos y que res- corbatas tienen la función de adornar pero es imposible bajo ese mismo
pO!;de a una "motiva:iói~" que ni siquiera está en nuestra conciencia. ¿Por enfoque explicar por qué ciertas mujeres prefieren "fragancias" más dulces
que Kodak? ¿Por que Sremmens? ¿Por qué Ala? ¿Por qué vacaciones en y otras más "secas", o ciertos hombres prefieren corbatas lisas y otros las
Europ~ en lugar de cambiar el coche? ¿Por qué somos médicos, economis- prefieren a lunares o por qué otros no las usan en absoluto, es decir, no
tas, artistas u hombres de negocios? "necesitan" adornarse.
Por supuesto, existen .muchas respuestas simples e inmediatas para to- Asimismo, ¿dónde está la racionalidad de comprar "nuevos" jeans cuya
das es.tas pre~unt~s. Elegimos las vac~ciones o esa carrera profesional por- "calidad" se mide en términos. de su facilidad de decoloración y su rapidez
que era lo que ~as nos gustaba. Elegimos Topper porque nos "gusta más" para mostrarse gastados y "viejos"? ¿Dónde está la racionalidad de elegir la
q~e Adrdas y Air France porque nos "gusta más" que Swissair. Son explica- pasta dental más barata y simultáneamente el detergente más caro?
c:~nes fácrles y _a~emás lógicas. Pero en verdad son sólo respuestas super- Estas "fallas" de la racionalidad para obtener una comprensión plena de
ficr~les y tautolo~rcas y, por lo tanto, no son explicaciones. Solamente nos las acciones del consumo tienen sus raíces en ciertas concepciones genera-
re~Iten a la nocrón de "gustosidad", que es lo mismo que decir que los les respecto de la naturaleza humana que privilegian exclusivamente lo ob-
avwnes vuelan por el principio de "volabilidad". jetivo, Jo funcional, lo lógico y lo consciente.
36 Alberto L. ·Wilensky, Marketing estratégico Demanda 37
Contrariamente a este enfoque parcial, el psiquísmo humano opera en Argentinas porque sentimos que es "nuestra compañía" y aun recordamos
una doble dimensión: racional e irracional, consciente e inconsciente. Am- que es la empresa que "quiere a la gente".
bas dimensiones se corresponden con los dos procesos psíquicos funda- El consumo tal cual lo conocemos en nuestros días e_stá situado esen-
mentales a los que la psicología profunda denomina procesos primario y cialmente en un espacio simbólico que lo separa del orden naturaL Una
secundario. genuina necesidad fisiológica como la "sed" tiene múltiples satis_factores
El proceso primario se orienta hacia la búsqueda inmediata de satisfac- potenciales. Desde las bebidas "colas" carbonatadas: Coca, C?~a-d1et, Pep-
ción generalmente a través de la ilusión, es impulsivo, irreflexivo, alógíco y si y los "sabores"; Fanta, Sprite, Teem, Paso de los Toros, Mmnda, Crush,
afectivo. Es el ámbito del deseo. Gini, Neuss, Cunnigton, 7-Up, hasta los "concentrados" Tang, Okey, Inca,
El proceso secundario se orienta a la "realidad objetiva", es intelectual, Quaker. Desde los "naturales" Pindapoy, Cepita, Cipolletti hasta las "mine-
lógico y conceptuaL Es el ámbito de la razón. rales" Villavicencio, Las Vertientes, San Salvador, Villa del Sur. Desde las
Los dos procesos operan indisociable e inexorablemente en el aparato "sodas" y los "refrescos" hasta los "vinos" y las "cervezas". Todos compi-
psíquico. El enfoque meramente racionalista es ingenuo y parciaL Desco- ten por esa misma necesidad. Compiten por marcas y por variedad g~néri
noce en la esencia simbólica del psiquismo humano la inocultable existen- ca. Por tamaño y por tipo de envase. Por status y por oferta promocwnaL
cia de otras dos dimensiones, una denotativa y otra connotativa. Por amargos o por lights. Por ocasión de consumo o por tipo de comida.
Precisamente, la dimensión denotativa (informativa y referencial) se acer- El ser humano transcurre mediante el consumo por distintos espacios
ca a lo estructurado y a la codificación ligada con el proceso secundario- ligados a lo orgánico y a lo psíquico, a lo fisiológico y a lo simbólico.
racionaL Sin embargo, el mismo símbolo que soporta la denotación dispara Siempre en un camino cada vez más distante de la estricta "necesidad". En
y despierta simultáneamente asociaciones e imágenes diversas, sin ordeQ y la figura 2.1 podemos esquematizar este camino en el caso de la "sed" Y
sin referentes unívocos, en una dimensión connotativa (asociativa y múlti- observar el paso de lo natural a lo simbólico.
ple) ligada al proceso primario-irracionaL
Por lo tanto, una explicación de los motivos del consumo y de la elec-
ción entre productos, sí bien siempre será necesariamente incompleta, po- NECESIDAD DESEO GOCE
drá recién obtener una respuesta realmente significativa cuando conciba al )
1 1 1
consumidor desde un enfoque integral.
El consumidor se balancea constantemente entre ambos extremos -lo
afectivo y lo racional- sin detenerse en ninguno. En algunos productos la SATISFACCIÓN PLACER PLACER
relación sujeto-consumidor-objeto-producto se centrará en Jo primarízado (menos tensión) (satisfacción SUFRIMIENTO
más plus) (mayor tensión)
y en otros productos en lo secundarízado. Para esos mismos productos y
·~ é
para otro grupo de consumidores la relación será inversa. Y para los mis-
mos consumidores y los mismos productos se alterará en el tiempo.
En un proceso dinámico, el consumo transcurre siempre entre lo racio-
nal, lo irracional, lo consciente y lo inconsciente. El deseo humano es siem-
pre el motor del consumo, pero luego puede canalizarse en forma absoluta-
mente afectiva o racionalizada. A su vez, establecida una relación de tipo
é
ESPACIO NATURAL ESPACIO SIMBÓLICO
"afectiva" con un producto genérico, como por ejemplo el "automóvil", la
elección de marca puede ser más razonada. Inversamente, muchos de noso- FIGURA 2.!. La modema satisfacción
tros viajamos en avión por ser la forma más eficiente y elegimos Aerolíneas de necesidades
38 Alberto ·L. Wilensky, Marketing estratégico Demanda 39
Los valores simbólicos y las imágenes asociadas, por ejemplo con la publicistas, los distribuidores, los productores y las marcas, los productos
actividad de fumar, se alteran en función del tipo de producto utilizado y de nos "hablan" contándonos cómo son. Probablemente porque nosotros tam-
las marcas respectivas. Es imposible en un momento determinado en una bién les hablamos diciéndoles cómo nos parece que son y, más aún, cómo
cierta sociedad y para una cierta cultura romper la connotación que liga las queremos que sean.
imágenes de cigarrillo igual "dinamismo", cigarro igual "opulencia" y pipa Es por esto que podemos hablar, junto con Dichter, del "alma de las
igual "sabiduría". Esto es, la relación del sujeto con el cigarrillo es rápida, cosas". De los objetos tal cual se nos presentan "naturalmente" y aun mu-
expeditiva y nerviosa en tanto la relación con el cigarro y la pipa es más cho antes de que alguien los promocione, los venda o les ponga una marca.
consistente, duradera y calma. En consecuencia el fumador de los primeros Además de por sus aspectos utilitarios o funcionales --o, incluso, más que
es "activo" y "nervioso" y el de los segundos es "calmo" y "seguro" según por ellos-los objetos sirven como símbolos de nosotros mismos a través de
las imágenes que generan en los "otros". (Dogana, 83-85.) una indisociable relación sujeto-objeto.
Del mismo modo que con el tabaco surgen imágenes que establecen Los objetos físicos y externos, como son los productos, se nos presentan
equivalencias simbólicas entre diferentes productos como "alcohol= vida", junto a su fm "práctico" específico (el jabón para lavar, el cigarrillo para
"leche= amor", "pan dulce= unidad familiar", "auto deportivo= potencia" fumar, el auto para trasladar) como fundamentales "pantallas" en las que
o "casa= seguridad", entre otras. como sus consumidores nos reflejamos y nos vemos.
En general, cuando decimos que una marca tiene "personalidad" estamos Se aprecia esto claramente, como señala Pichon-Riviere, en cualquier
señalando que a esos productos se les ha otorgado características y cualidades espectáculo cinematográfico, en donde el vínculo sujeto-objeto hace que
humanas. Cada objeto, incluso solamente con su forma y su colm; no puede por ejemplo algunos espectadores lloren, otros bostecen y otros queden
dejar de despertar determinadas imágenes. Las formas transmiten "elegan- paralizados. Todos sabemos que el cine es una representación en la que los
cia", "fuerza", "tradición", "modernidad". Los colores transmite~ "ansie- actores desempeñan un rol. Somos conscientes de la distancia que separa al
dad", "depresión", "suavidad", "tranquilidad". personaje de la persona real del actor. Sin embargo, en un momento los
Permanentemente elegimos por imágenes respecto de aquello que cree- confundimos, fusionamos e igualamos la persona real del actor con la del
mos lo "mejor" según los casos: en detergentes los de más "espuma", en personaje que interpreta. Este supuesto "error" de la racionalidad es el que
herramientas las más "resistentes"; en jabones los de mayor "peso". Nos nos permite identificarnos con los buenos y los malos de la película.
es difícil conceptualizar que la resistencia del "aluminio" sea similar a la Precisamente, esta identificación espectador-pantalla, este vínculo tan
del "acero", el buen "sabor" de un café incoloro, o una cultura civilizada especial entre un ser humano y una tela con imágenes de colores que provo-
que no "use zapatos" (más allá de cualquier realidad empírica que nos can miedo, risas y llantos, es lo que le otorga interés al espectáculo. Pero
presenten). además lo fundamental, lo que no "vemos", es que esas emociones se pro-
Las pieles tienen para las personas una significación especial, pero ade- dujeron porque en realidad el espectáculo estaba en nosotros mismos. Como
más dentro de éstas cada una tiene una específica imagen como, por ejem- espectadores trasladamos a los personajes dentro nuestro, establecemos un
plo, que el "mutón" es una piel para dactilógrafas, vendedoras o estudiantes determinado vínculo con ese objeto-pantalla y le damos "vida" a la pelí-
universitarias; el "castor" para dueñas de casa suburbanas; el "cordero per- atla. (Pichon-Riviere, 73-75.) -
sa" para solteronas y el "visón" para coristas y estrellas de cine (Dichter, Este juego identificatorio es también fácilmente reconocible entre los
100-105). consumidores de productos como las "novelas de detectives" (libros) o las
Es importante resaltar, respecto del tema de la imagen de los productos, "series policiales" (televisión) y que básicamente se dividen en dos grandes
que no es ésta una cuestión del marketing, ni del capitalismo, ni del consu- segmentos: los "intelectuales" y los "emotivos". En ambos casos la seg-
mismo, ni de la desaforada voracidad empresaria por vender. Es algo que mentación surge de dos específicos mecanismos de identificación entre el
excede absolutamente esta visión simplista. Independientemente de los espectador y el "héroe" operantes en un momento dado. Los "intelectuales"
42 Alberto-L. Wilensky, Marketing estratégico Demanda 43
son activos, lógicos, detallistas, técnicos y se identifican con el "detective"; ronces, objetos totalmente subjetivos. En este caso el objeto pasa a ser el
mientras leen el libro o miran la pantalla ellos son Poirot, Columbo, Kojak animal doméstico perfecto que el coleccionista puede colocar, clasificar y
o Sherlock Holmes. Los "emotivos" son pasivos, crédulos, confiados y se distribuir a su antojo. "El objeto, de este modo, es en sentido estricto un
dejan conducir y fascinar por el detective identificándose conel amigo que espejo: las imágenes que nos remite no pueden menos que sucederse sin
se sitúa en el lugar del "hombre común"; ellos son tanto el capitán Hastings contradecirse y es un espejo perfecto, puesto que no nos envía las imágenes
como el mismísimo Watson. reales sino las imágenes deseadas" (Baudrillard, 1978, 102).
Este vínculo sujeto-objeto se manifiesta cotidianamente en las imáge- Las imágenes son cosas abstractas, es difícil definirlas y más aún tocar-
nes que nos formamos de las cosas más diversas. En nuestra permanente las, pero es imposible separarlas o desprenderlas de las cosas concretas y
"humanización" de los objetos, la madera es "firme", "sólida" y "noble". tangibles a las que acompañan. Es usual encontrar a quienes pretenden dis-
El vidrio es "libre", "frustrante" y "traicionero". El aluminio es "moderno", tinguir en los productos su composición intrínseca de las imágenes de sus
"frío" e "insustancial". Las cortinas preservan "incontaminado" el hogar. marcas para señalar que éstas sólo cumplen la función de "distraer" al con-
Los algodones son "limpios" y "frescos" según las mujeres, pero "vulga- sumidor de una posible apreciación racional y objetiva.
res" y "poco durables" según los hombres. Las lanas son "masculinas" En esta concepción el consumidor necesita los productos pero, por su-
según las mujeres y las sedas "femeninas" según los hombres. Las naran- puesto, no las imágenes. Se desconoce así la esencia del ser humano c_omo
jas para algunos son "amistosas" y "emocionales" y los pomelos, para otros, animal simbólico. El ser humano "necesita" tanto los productos tangibles
son "elegantes e intelectuales" (Dichter, 1970, 116-131 ). como las imágenes que ellos desprenden ineludiblemente. Lo contrario se-
La leche es la pureza, la calma y la inocencia y el vino es ensoíiador, ría como pensar un mensaje sin forma gráfica o verbal a través de la cual
fogoso y sanguíneo, y sobre todo heroico capaz de vencer la sed, el ham- sea expresado, o un contenido sin continente. .
bre, el aburrimiento y la nostalgia. Es importante destacar que estas imáge- La forma, el modo, la manera han tratado de ser relegados por una Ideo-
nes no operan exclusivamente en el consumo masivo. No son sólo imágenes logía racionalista que sólo trataba de ir al fondo de las cosas, al qué, al
"de Doña Rosa" en el supennercado. Estas imágenes contienen toda una significado último y no al significante. A la función y no al estilo. A lo real
"cultura" y tienen vigencia aun en la supuesta racionalidad de las compras y no a la imagen. A lo concreto y no a lo simbólico. .
de productos industriales. Existen materiales más "seguros" o más "moder- Sin embargo, esta perspectiva ignora que lo que comúnmente denomi-
nos" mucho más allá de cualquier prueba técnica. En los tubos de conduc- namos el "mundo" no es otra cosa que la forma en la que ese conjunto de
ción, por ejemplo, existen imágenes previas e inmodificables entre los in- tierras, ríos, mares, minerales, animales y vegetales ha quedado "dicho"
genieros de compra respecto de la bondad de emplear acero, plástico o por algún lenguaje. . .
asbesto cemento independientemente de la practicidad de cada material se- Sin un lenguaje que lo diga el mundo sería sólo caos. Decirlo es separar
gún las circunstancias. No podemos dejar de formarnos imágenes de los sus componentes rescatándolo de lo que sería una masa amorfa. El hombre
objetos que nada tienen que ver con la funcionalidad para la cual fueron se humaniza cuando transforma la realidad inaprehens1ble en pensmmento
diseñados. Vemos, además, objetos que expresamente contradicen su utili- simbólico. Este pensamiento simbólico es la única realidad concreta que
dad funcional para privilegiar absolutamente una imagen de "autenticidad", existe en el hombre. Lo humano comienza cuando existe lenguaje, es decir,
"estilo" y "evasión". El objeto antiguo, por ejemplo, es de mínima funcio- cuando existe un orden simbólico. Sin duda existe una realidad material,
nalidad y máxima significación que remite a la seguridad de lo "auténtico", existe lo real, pero es una realidad inhumana. El hombre sólo puede acce-
lo "tradicional" y lo "mítico". der a esa realidad, de la que está inevitablemente distanciado, a través del
El objeto de colección, sean las "estampillas postales", las "obras com- lenguaje. A través del universo de lo simbólico aparece para el hombre una
pletas", las "figuritas" o los "discos", es otra clara muestra de objetos que realidad humana. Una realidad que será símbolos mediante, siempre, una
abstraídos de su función son exclusivamente función del sujeto. Son, en- ilusión. (Magariños de Morentin, 1983, 75-77 .)
44 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Demanda 45
Por eso es que aunque las imágenes son cosas abstractas, como consu- aparezcan diversos satisfactores. Junto al agua (satisfactor natural) se pre-
midores y como seres humanos "necesitamos" consumirlas. Necesitamos sentan múltiples productos y marcas (como los antes enumerados) en los
esos objetos-símbolos que constituyen nuestra realidad cotidiana. que el deseo, y ya no la necesidad, encuentra su expresión.
El ser humano es en su esencia un ser deseante. Un ser que permanente- Esta multiplicidad de sustituciones que la característica simbólica del
mente tratará de acortar esa distancia que lo separa de esa realidad inalcan- deseo genera es fundamental para nuestra vida. El desplazamiento del de-
zable. Por eso su deseo no es de ningún objeto en particular y también por seo en diversos objetos nos proporciona los impulsos imprescindibles para
eso su deseo está en múltiples objetos. la acción. El deseo, insaciable por definición, nos convierte en seres vivos.
Cuando Revlon, el presidente de Revlon, dice que no vende lápices Cuando estamos completamente satisfechos no actuamos, ni queremos, ni
labiales sino esperanza no dice solamente que vende fundamentalmente pensamos. No vivimos. Usualmente decimos que "perdemos" la vida bus-
una imagen. No dice solamente que las mujeres no compran en realidad cando satisfacciones supuestamente alcanzables mediante la posesión de
cremas "humectantes", sombras "perladas" o perfumes "exclusivos" sino cosas que no tenemos. Paradójicamente, de tenerlas todas nos veríamos
imágenes de la "juventud", del "éxito" y del "amor". Dice que vende una conducidos a la "muerte".
ilusión y que vende una posibilidad. Dice que todos los productos de La ansiedad y la tensión provocadas por carencias presentes -un título
cosmética con las más diversas fragancias, colores y envases simbolizan profesional, o uno de pos grado, un mejor sueldo, una casa propia, una no-
esa esperanza eterna de que a través de ellos ese deseo constante quede via, un marido, un hijo- nos hacen sentir, pensar y actuar. La tensión nos da
finalmente satisfecho. vida. Como señala Baudrillard: "El objeto no reviste valor excepcional más
que en la ausencia. La falta, la carencia, 'la ausencia de' es a~uello po~ lo
3. DESEO cual el sujeto se recobra objetivamente. La permanente presencia del obJeto
sería la muerte del sujeto" (Baudrillard, 1978, 105).
El deseo está inscripto en un orden simbólico y es por eso que jamás podrá El deseo, como representante simbólico de la falta, es quien da origen al
ser satisfecho ya que todo símbolo es, en primer lugar, la marca y señal de consumidor, es decir, al sujeto de la demanda. Ese sujeto que "vive" de-
una ausencia. Las huellas que vemos en la arena se convierten para nosotros mandando. Ese sujeto que existe en razón de que demanda. En razón de que
en símbolos que señalan a alguien que en ese instante ya no está allí. Seña- tiene una carencia a la que tratará de neutralizar mediante el consumo de
lan, entonces, una ausencia y un vacío que jamás podrán llenarse del todo. productos de la más diversa índole.
Jamás nadie dejará en la arena huellas exactamente iguales. El deseo es el motor de la demanda. Todos los negocios surgen de la
Esta característica de lo simbólico es la que hace que el deseo circule fuerza que ese motor simbólico le pone al consumo y, en últim~ instancia,
infinitamente. Si bien por un instante el producto parece llenar ese vacío del al conjunto de las transacciones económicas. El deseo, como ongen real de
sujeto y completar su carencia, inmediatamente revela esa ausencia inalte- la demanda que define nuestro negocio, requiere que profundicemos en la
rable que opera como trasfondo de todo símbolo. comprensión de sus características simbólicas (más "abstractas" e "intangi-
El símbolo está siempre en sustitución de otra cosa, está en reemplazo bles" que las de la necesidad).
de algo que sigue fallando y que, entonces, realimenta el deseo en una
secuencia infinita: deseo, símbolo, ausencia, deseo ... 4. ESPEJO
Por otra parte los símbolos, dada su inmaterialidad, siempre remiten a
otros símbolos y así la satisfacción del deseo puede canal izarse de diversas En lo anteriormente expuesto se ha ido perfilando una noción central para
formas, ampliando permanentemente la cantidad de posibles satisfactores. la comprensión del consumo: la del deseo. El deseo se fundamenta en nue~
La característica simbólica del deseo funda la posibilidad de elección. Esto tra carencia, como seres humanos, de "autosuficiencia" y será esta carencia
es, permite que, por ejemplo, para una necesidad básica como la "sed" "originaria" y "básica" la que signará todo el desarrollo de nuestra existen-
-,-,
Demanda 47
46 Alberto L Wilensky, Marketing estratégico
En este proceso del consumo se produci-
cia. No somos autosuficientes. Necesitamos del mundo externo. Necesita-
e----
ES.PEJO rá, entonces, una ilusión similar a la que,
mos del otro (otros seres humanos) y de lo otro (otros objetos del mundo).
inexorablemente, nos provoca el afeitar-
Consecuentemente, y ya desde su origen, todo deseo humano es necesaria-
mente el (ieseo de un "Otro". nos diariamente frente al espejo. Noso-
tros, los reales, los que nos colocamos la
No somos sistemas cerrados. Somos sistemas abiertos en permanente
espuma y nos cortamos estamos delante
intercambio. Además de nuestra fundamental interacción social (dimen-
del espejo, pero quiénes somos en reali-
sión sociológica) requerimos de una esencial interacción intersubjetiva (di-
mensión psicológica). Esto es, requerimos de nuestra básica constitución FrouRA 2 .2. El espejo dad si no esa imagen que parece formarse
. detrás del espejo. ¿Cuál es la realidad?
desde otro.
Como señala Lacan, la identidad del sujeto se construye a partir del ¿Los que nos afeitamos sin saber cómo somos? ¿Nuestra imagen virtual
modo en que el sujeto es interpelado por el "otro" en una fundamental sobre el vidrio?
función de espejo y, como expresa claramente O'Donnell, "la constitución El consumo de productos reproduce este acontecer psíquico de nuestra
del sujeto tiene un primigénito componente social que desde la primera especie. Los productos son símbolos e imágenes ilusorias de una posible
edad me dice qué y cómo soy[ ... ] ya que en definitiva yo sólo me veo en 'el satisfacción del deseo.
espejo' de los otros, quienes me dicen -en el fondo- quién soy: ambicioso, Algunos economistas como Galbraith cuestionan nuestra "sociedad opu-
generoso, maleducado, feo y los mil atributos con los que cada ser humano lenta" señalando que las necesidades son el fruto de la producción. Así,
ama y masacra al otro". (O'Donnell, 37.) aceptan que las necesidades del consumidor puedan tener causas grotescas,
Como seres humanos podemos pensarnos, entonces, como teléfonos, frívolas e incluso inmorales y consecuentemente aceptar y defender el sis-
como un teléfono que para su funcionamiento depende de una red de tema de producción que procura satisfacerlas. Sin embargo, consideran in-
comunicaciones (dimensión sociológica). Pero más aún, como aquel ob- aceptable que sea el mismo proceso de satisfacción de las necesidades el
jeto que se constituye específicamente como "sujeto de un llamado" (di- que las cree.
mensión psicológica). Es porque alguien llama a "otro" que el teléfono Es posible resumir esta postura que ejemplifica toda una concepción del
tiene sentido. Nuestro número telefónico no es para llamarnos a nosotros consumo en nuestra sociedad citando al mismo Galbraith cuando dice:
mismos, sino para llamar o ser llamados por "otros". El que se llama a sí "Si sucediese que un hombre, al despertarse cada mañana, se viese asal-
mismo sólo encuentra el vacío, monótono, metálico e inhumano tono de tado por una legión de demonios que le inspirasen unas veces una pasión
"ocupado". (Paín, 23.) por las camisas de seda, otras, grandes deseos de baterías de cocina, de
Como sujetos nos constituimos desde el "otro", aun cuando ese "otro" grandes cazuelas o de naranjadas, habría razón plena para aplaudir los es-
seamos nosotros mismos. Un claro ejemplo de esto lo tenemos cada vez fuerzos que se realizasen para hallar los bienes que cualesquiera que fuesen
que nos miramos a un espejo ya que es ese "otro" que está en el espejo sus peculiares características aplacasen este fuego interno. Pero si esa pa-
(nuestra imagen) quien nos dice cómo somos. En realidad dependemos sión es el resultado de haber atraído primero a los demonios y ocune que
de esa imagen. Casi podríamos decir que sólo podemos ser como ese los esfuerzos por apaciguarlos los excitan a una actividad cada vez mayor,
"otro" del espejo quiere que seamos. Somos, en definitiva, en este proce- será lógico poner en duda la cordura de la solución que se aplica al mal.
so: el deseo del Otro. Aunque se oponga a ello la actitud convencional, podría muy bien pregun-
Podemos graficar esta operatoria señalando que si bien a simple vista al tarse si la solución consiste en obtener una mayor cantidad de bienes o en
mirarnos al espejo nos parece que lo importante está en nosotros (línea disminuir el número de demonios" (Galbraith, 151 ).
punteada en la figura 2.2), en realidad lo fundamental está en la imagen que Esta concepción demoníaca y maléfica de la producción, del marketing
nos llega desde el "otro" (línea llena). y de la empresa aparece desde lo expuesto precedentemente como exagera-
48 Albertq L. Wilensky, Mm*eting estratégico Demanda 49
da y simplista. Además de abordar el problema en términos de "buenos" y de pertenencia 0 referencia. Son también otros interno~, _figuras profundas
"malos" desconoce que el supuesto demonio, el deseo diríamos nosotros, que a veces nos "mandan" que elijamos lo más nutnttvo y a veces nos
es nuestra condición misma de seres humanos. Somos seres deseantes. "invitan" a elegir lo más sabroso.
Considerar que el consumo es creación del marketing y pensar que la des- En resumen, el proceso de consumo es una reproducción en el orden
aparición del último conllevaría la del primero implica la falacia del clásico económico de un conflicto esencial del ser humano: el conflicto entre lo
ejemplo de quien cree descubrir que "las cucarachas escuchan con las pa- que es y lo que desea ser. Tenemos imágenes de có~o queremos ser que en
tas" porque cuando se provoca un ruido saltan y si les cortan las patas no realidad provienen de cómo pensamos que otros qmeren que seamos.
saltan más por mayor que sea el ruido. Dentro del proceso, los productos cumplen e_l rol de espejos. J?~sde ~l
Por eso cuando el modelo de la publicidad de Carne! vence todos los punto de vista físico son el vidrio, la cosa tangtble, pero su funcwn mas
peligros mientras fuma se inicia un proceso por el cual un sujeto espectador acabada la cumplen a través de las imágenes que ayudan a formar. Las
en "carencia" se identifica con quien parece tenerlo todo. En esa identifica- imágenes de nosotros que nos ayudan a formarnos.
ción no estará sólo el cigarrillo. Además está el reloj, la ropa, el modo de Por eso todo producto debe conjugar una dimensión funcional con una
caminar, es decir, un conjunto de cosas que le están relacionadas a ese dimensión psicológica. No vemos los productos como son. Los vemos
sujeto completo. Si el modelo, además de fumar, vistiera un "sombrero como somos.
violeta a lunares" la venta de estos sombreros se incrementaría aun cuando
ninguna empresa sombrerera estuviera detrás de ese efecto. Muchos de 5. SATISFACCIÓN
nosotros aún recordamos el impacto en las veterinarias del comercial de
Llave dirigido al consumo de ginebra utilizando "ardillitas". La ilusión de completud, de satisfacción total y definitiva del deseo tiene en
Continuando con nuestro personaje de Carne!, si en lugar de transcurrir nuestros días una ejemplificación evidente a través del "supermercado" Y
la escena en un ignoto lugar ocurriera en una esquina de barrio sus resulta- de la "tarjeta de crédito". Ambos se constituyen en arquetípicos ~epres~?
dos serían similares. Lo que la publicidad hace es llevar esa escena a miles tantes de una mayor eficiencia del sistema económico y de la satlsfaccwn
de hogares. Por un instante el fumador de Carne! será el héroe victorioso en del usuario.
la riesgosa lucha contra la naturaleza. Por un instante, el fumador de Mari- El supermercado permite al consumidor el "~horro_ de tiempo:·, Y la ~?-
boro vencerá en las más difíciles y peligrosas competencias. Pocos de estos tención de "mejores precios", a la vez que ~arantlza cahdad p?r 1~ rot~c~~~
consumidores, dispuestos en lo imaginario a enfrentarlo todo, podrán, en- de los productos". La tarjeta de crédito evita tener que maneJar efectivo_,
tonces, aceptar el mensaje de LALCEC que implícitamente les sugiere "tener permite llevar una "centralización" de gastos y operar con una pequena
miedo" y "cuidarse". "financiación".
Por otra parte, quienes usan Adidas o Topper no pueden sino "sentirse" En ¡0 anterior describimos lo que podría denominarse aspectos "funcio-
más deportistas que quienes usan Flecha aun cuando jamás pisen una can- nales" del producto. También podríamos añadir a éstos a~gunos element~s
cha de tenis. Esa sensación, si bien fugazmente, los completa. Quienes adicionales como que la "salida" al supermercado constituye una especie
usan ropa formal y se niegan a "disfrazarse" reciben, gracias a sus mocasi- de "paseo familiar" y que el contar con tarjet~~ ~e crédi:? bri~d~- un "st~tus"
nes lustrados, esa misma plenitud. especial a sus portadores. (Los que a su vez dtsfrutan exhtbt~ndolas.)_
Por un instante a través del consumo nos encontraremos con la imagen Sin embargo, desde la óptica profunda del consumo que vem~mos se_n~
nuestra que queremos ver en el espejo, mediante el espejo simbólico de los lando, ambos productos/servicios tienen la particularidad de patentiZar, qmz~,
productos. Más aún, nos encontraremos con la imagen nuestra que cons- más que otros, la satisfacción imaginaria del deseo. ~~toes, ~m~os ~.onstJ
ciente o inconscientemente queremos que otms vean. Consecuentemente, tuyen la aparente posibilidad de tenerlo todo. Son la potenctahdad de la
ese deseo es el deseo de otros. Otros que no son sólo nuestro grupo social plena satisfacción del consumidor.
50 Alberto. L. Wilensky, Marketing estratégico Demanda 51
La "voracidad" por completar la cesta en el supermercado, la posibili- lica. Aquel que resuelva el problema funcional y com?lete ~~ sujeto: Esto
dad de "mirar" y "tocar" todos los productos se sustentan en la lógica del s el automóvil debe trasladar y el jabón limpiar (d1mens10n funcwnal)
desplazamiento del deseo. Apenas retiramos un producto de la góndola, ;~ro a la vez ambos deben completar (dimensión s.imbólica). . .
apenas es "nuestro" aun cuando nos reste pasar por la caja, el ciclo se com- "Para el salvaje -observa Lévi-Bruhl-, las prop1edades.m~t~nales Y~~
pletó y se reinicia. Pasando de sector en sector y de góndola en góndola. sibles de un objeto son secundarias frente a sus cualidades mvisibles Y mis-
Similarmente, el "plástico" permite entrar siempre en un nuevo negocio ticas. De la misma manera, para el hombre de la sociedad de consumo las
"persiguiendo" al deseo en su permanente y aleatorio recorrido casi sin características técnicas y prácticas de los bienes de consumo son a menudo
notar la restricción económica que opera como contrapartida de esa perse- secundarias frente al 'valor agregado', constituido por mitologías pe~ten~
cución simbólica interminable. cientes a esferas del todo extrafuncionales. Hoy ya nad1e co~~ra un Jaba~
Consecuentemente, el consumo se resuelve mediante el producto/servi- de tocador por sus cualidades detergentes, es decir, por la funcwn a que esta
cio comprado/elegido que nos permite pasar de sujetos de la demanda a destinado sino que, consciente o inconscientemente, se lo compra por los
sujetos ideales o completos. Muchos productos no logran ser conceptuali- mitos [... ]juventud eterna, los mares del sur, el éxito, el triu~f~ de la belle-
zados por el consumidor como capaces de resolver este conflicto simbóli- za( ... ]. Esta manera de relegar a segundo plano las caractenstlcas re~les y
co. Son los productos que independientemente de su calidad intrínseca o su funcionales de los bienes de consumo hace que nos movamo~ contJ_nua-
capacidad funcional estarán destinados al fracaso competitivo. Todos pode- mente no ya en un mundo de cosas sino, para emplear la termmologm de
mos recordar excelentes productos que inexplicablemente fracasaron en el Winnicott, en un mundo de 'objetos transicionales' ." (Do gana, 241.)
mercado.
SUJETO PROBLEMA
INSATISFACCIÓN SATISFACCIÓN
Contrariamente, los productos exitosos son aquellos que han sabido darnos la PRODUCTO
posibilidad simbólica e ilusoria de concretar nuestra imagen de sujetos idea-
les. Son los productos que nos completaron psíquicamente como sujetos. Los FIGURA 2.4. La salisfacción de la demanda
productos que junto a su facticidad funcional para resolver un problema espe-
cífico nos proporcionaron su efectividad simbólica para superar nuestro per- La sola enunciación de los atributos de un producto señala una distancia
manente conflicto entre la carencia y la plenitud. Como Dichter señalara "d. f. t " "privarse" de él. El "drama" del consumo transcurre,
entre 1s m ar 0 " ¡ " d
hace muchos años; en su función concreta el objeto es solución a un proble- entonces, en ese conflicto entre el sin y el con el producto. ~os ro ~s e
ma práctico, en sus aspectos "inesenciales" es solución a un conflicto social este drama motorizado por el circuito del deseo pueden ser s.tstematiz~dos
o psicológico (Dichter, 89). En tal sentido, el producto ideal solamente · plo , lo hace Magariños de Morentin a partir
como, por eJem . de Gretmas
puede ser aquel que integre su capacidad práctica con su capacidad simbó- para analizar la lógica del discurso publicitario. (M. de Morentm, 1984, 217 .)
Demanda 53
52 Alberto L. Wilensky, Mw*eting estratégico
El sujeto se dirige en procura del objeto para pasar de la carencia a la "Para hacer gimnasia en la escuela. Pampero Infantil. La línea que crece
plenitud, impulsado por ayudantes y detenido por oponentes. Esto es, en con nuestros chicos" muestra al producto como "ayudante" para que el
una interacción de "roles" constituidos por: padre-héroe obtenga la plenitud de dar tranquilidad y confort,~ sus hijos.
"Flex protege. Evita cabellos opacos, resecos y rebel~es . propone ~1
• Héroe-sujeto: protagonista de la acción, su actuación se dirige a obte- producto como un "oponente" a la acción deteriorante que Impide la plem-
ner la posesión, es decir, lograr la victoria derrotando las dificultades. tud de la heroína-consumidora.
• Objeto deseado: aquello que impulsa a la acción y determina el éxito. Con todo el discurso simbólico del consumo, en donde está permanen-
• Carencia manifiesta: falta, situación que define la "necesidad" de que temente en juego una ilusión de completud, se produce en el _ser humano,
el sujeto se constituya en héroe. como con todo lo simbólico, una alienación respecto de la realidad (pero es
• Efecto de plenitud: satisfacción, transformación provocada por la cul- ésta precisamente una alienación humanizante propia de un sujeto que no
núnación exitosa de la acción. puede eludir su acercamiento simbólico a la realidad). .
• Ayudante: función de toda actuación en favor del héroe-sujeto. El consumo se soporta en un recorrido simbólico en donde el sujeto
• Oponente: función de toda actuación adversa al héroe-sujeto. "carenciado" atraviesa los campos del "objeto" y del "otro" hasta alcanzar
la posición de sujeto "completo". De ese interjuego entre el sujeto, el obje-
to y el "Otro" surge la posibilidad simbólica de la ~ompletud e~ el punto
1 CARENCIA MANIFIESTA OBJETO DESEADO EFECTO DE PLENITUD 1 donde se entrecruzan un sujeto al deseo (el consumidor), un objeto de de-
seo (el producto) y un objeto ausente (el "otro"). ,
El "objeto de deseo" es el objeto abstracto encarn~do en.~lgun producto
tangible en el que el sujeto canaliza fugazmente la sat1sfac~10n de su ~eseo.
AYUDANTE HÉROE-SUJETO 011( OPONENTE
El "objeto ausente" es aquello del "otro" que se re!leja en el objeto Y
1 1 que hace que éste se convierta en "atractivo" para el sujeto. .
Podemos expresar lo anterior a través de la fórmula_ que relac10n,a al
FIGURA 2.5. De la carencia a la plenitud
sujeto con un objeto concreto (el producto) que en realidad es para ella
A continuación expondremos algunos ejemplos de la escena en la que se
desarrolla el consumo tomados por Magariños de Morentin del discurso PRODUCTO
efectuado por la oferta. (M. de Morentin, 1984, 215-244.)
¡----- ---------- 1
imagen de un objeto ausente que representa a ese "otro" que es el único que El sujeto, constituido originariamente desde el "otro", pasa su vida bio-
puede completarlo. (Caden, 1983.) lógica, psíquica y económica atravesando objetos-espejos en los que cree
hallar al "otro". El sujeto que en un primer tiempo (tl) queda definido
como "sujeto al deseo del otro" intentará siempre alcanzar a ese "otro" en
6. DINÁMICA
un hipotético tercer tiempo (t3) que nunca transcurre.
Cuando analizamos en páginas precedentes el discurso de la oferta quedó Consecuentemente, ese intento quedará siempre mediatizado por obje-
en evidencia la estructura implícita en el "relato" del consumo. Esto es, en tos que le sirven como espejos ilusorios en el círculo inacabable de búsque-
el sistema estructurado en donde con diferentes nombres y atributos de los da (t2) que muestra la figura 2.8.
personajes se reproduce un conjunto básico de "funciones" similares. En el
"teatro" existen roles: "ingenuo", "traidor", "confidente" y situaciones:
"amor contrariado", "castigo", "felicidad". En el "mito" existen invariantes
formales o mitemas. En el "consumo" lo simbólico implica en definitiva
una secuencia similar a la tragedia griega en donde precisamente al tratar de
escapar de la profecía se llega inexorablemente a su cumplimiento.
"VÍCTIMA"
CONSUMIDOR
El consumidor trata de recubrir una falta esencial a través de sucesivos humanas son plásticas y expansivas. Nuestra respuesta a esto es la de que SI la
objetos ilusorios que no pueden menos que tras una aparente completud habitación está llena de muebles una de las consecuencias probables será un
volverlo a enfrentar con su ineludible condición humana. Ser un sujeto de deseo de ampliar la habitación, y de tal modo hacer que vuelva a funcionar la
la falta. Un sujeto al deseo. Un sujeto a la demanda continua de objetos. necesidad de nuevos muebles. Al mismo tiempo, los muebles que existen ya
Retomando nuestro "ejemplo del espejo" podemos señalar que con los en la habitación quedan fuera de moda, ya sea en términos de la moda del
productos al consumidor le ocurre lo mismo que a nosotros al miramos momento 0 en términos tecnológicos y por lo tanto, en cierto momento, tie-
frente al espejo. ¿Qué pasaría si quisiéramos realmente "agarrar" a ese "otro" nen que ser reemplazados. Esto está más cerca de la realidad que un análisis
del espejo que parece que está ahí delante y al que tanto necesitamos para abstracto, económico, de las necesidades humanas. Los seres humanos nece-
completarnos? Al que necesitamos hasta para saber quiénes somos. ¿Podre- sitan cambios, y casi en el mismo momento en que éstos son satisfechos
mos alguna vez atrapar esa imagen? Sin duda la respuesta es similar a la de la sufren cambios por sí mismos. Esto es, en verdad, lo que se llama progreso,
pregunta sobre si tiene sentido jugarle una carrera a nuestra propia sombra. y esto es la vida en su superestructura psicológica" (Dichter, 1972, 312-313).
56 Alberto L". Wilensky, Marketing estratégico Demanda 57
La elección de productos y de marcas se basa fundamentalmente en la parece ser incontenible es precisamente porque es u~a práctica idealista
elección de los mejores espejos. Aquéllos cuyo vidrio y platinado sean los total que no tiene nada que ver (más allá de un determmado umbral) con la
más resistentes y de mayor nitidez, pero por sobre todo aquellos que en ese satisfacción de necesidades, ni con el principio de realidad. Es porque está
instante para ese consumidor reflejen la imagen esperada. Imágenes que lo dinamizado por el proyecto perpetuamente decepcionado y sobreentendido
fascinarán y luego lo desencantarán. en el objeto. El proyecto inmediatizado en el signo transfiere su dinámica
El consumo es, entonces, el constante proceso de intentar "atrapar nu- existencial a la posesión sistemática e indefinida de objetos-signos de con-
bes". Cada nube será elegida por su forma y su imagen. Cada uno de noso- sumo. Ésta, entonces, sólo puede rebasarse o reiterarse continuamente para
tros verá diferentes imágenes aun en la misma nube y, por supuesto, fraca- seguir siendo lo que es: una razón de vivir. El proyecto mismo de vivir,
sará en el intento de alcanzarlas y atraparlas. fragmentado, decepcionado, significado, se reanuda y se aniquila en obje-
Como consumidores y como seres humanos persistiremos en nuestro tos sucesivos [ ... ]. Finalmente, porque el consumo se funda en una falta o
intento por más decepciones acumuladas. ¿Qué sería de nosotros si no exis- carencia es incontenible" (J. Baudrillard, 1978, 228-229).
tieran esas nubes siempre inalcanzables? ¿Qué somos si no quijotescos y
eternos perseguidores de nubes?
7. CONCLUSIÓN
Esta afirmación casi poética no pareciera condecirse con la fría y numéri-
ca "realidad" del consumo en las economías industriales. Sin embargo, es el Esa "cosa" que denominamos genéricamente la demanda y que constituye
único sustento para que sigan encendidas las chimeneas de nuestras fábricas el mercado en el que se desarrolla nuestro negocio es más compleja de lo
robotizadas. Esto es, el infinito y simbólico ciclo deseo-demanda-insatisfac- que nos parece a simple vista en una mirada superficial. Los consumidores
ción-deseo ... es el exclusivo soporte del imponente edificio de nuestras com- nos comportamos de múltiples modos respecto de cada uno de los produc-
plejas relaciones económicas modernas. tos generados por las empresas. Cada uno de esos modos implic~ que el
Como consecuencia de lo anterior, podemos resumir este capítulo con la mismo producto sea distinto en cada instante y en cada consumtdor, es
expresión de J. Baudrillard respecto del consumo: decir, que se convierta en un objeto díferente aun cuando nosotros, desde
"Si fuese aquello que uno cree ingenuamente que es: una absorción, una nuestros escritorios gerenciales, ni siquiera podamos imaginárnoslo.
devoración, se tendría que llegar a una saturación. Si fuese relativo el orden La demanda es de por sí la demanda de "algo" a "alguien". Es la
de las necesidades se habría de llegar a una satisfacción. Ahora bien, sabe- demanda de un sujeto a un "Otro". Es la demanda de sentimos no biológi-
mos que no hay tal, se desea consumir cada vez más [... ]. Si el consumo ca sino psíquicamente completos y satisfechos. Como empresarios que cons-
tituimos la oferta no podemos dejar de escuchar y comprender esa deman-
da que nos hace la demanda.
Si bien el sujeto-consumidor nos hace una demanda simbólica ésta no
es menos real que nuestra línea de producción o nuestra cadena de distribu-
ción. El consumo del que día tras día depende nuestra actividad industrial
es una actividad simbólica que se renueva cotidianamente motorizada por
el deseo.
Nuestro problema como empresarios o gerentes es que habitualmente
CARENCIA quedamos capturados y fascinados por el flujo de ~ond?s financieros q~e
Deseo
manejamos durante la gestión del negocio y que nos 1mp1de atender al jlL~o
del deseo de nuestros consumidores que realmente genera ese negociO.
FIGURA 2.9. La dinámica de la demanda
Muchas veces esa "desatención" hacia las genuinas canalizaciones del de-
58 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
59
..........., .. 1''
Indudablemente no existe ningún mercado en estado absolutamente reconocer e interpretar cada uno de esos segmentos. Esto implica que la
"puro" y en cada uno existe un entrecruzamiento con los restantes. Algunos segmentación no es en su extremo teórico una partición sino una agrupa-
de estos mercados son explicables bajo enfoques conductistas, microeco- ción. Un agrupamiento de consumidores -necesariamente atomizados- en
nómicos, de psicología de la inteligencia, psicología del aprendizaje repeti- virtud de algún "factor de relación" que los vincule. La estrategia sólo pue-
tivo o de psicología gestáltica. de surgir de una correcta evaluación y determinación del segmento que
Sin embargo, el mercado mayor y más complejo, el de la rivalidad com- constituirá el "blanco" a atacar.
petitiva, los productos sustitutos y la preferencia, es decir, el mercado de Una cmcial cuestión estratégica radica, entonces, en definir adecuada-
imágenes, sólo puede ser analizado desde un enfoque simbólico. mente los segmentos del mercado en los que se gesta y se desarrolla el
El mercado de imágenes es el mercado de lo simbólico, el mercado de lo negocio. El recorte acertado del universo de posibilidades es un factor fun-
puramente significante, el mercado de los "espejos" que diluyen toda reali- damental para los propósitos estratégicos y para la búsqueda y defensa de
dad pero que a su vez construyen "otra" aún más real. El mercado de imá- las ventajas competitivas.
genes es el mercado en el cual transcurre fundamentalmente el negocio. Cada segmento está conformado tanto por un conjunto de factores es-
Dentro de estos mercados transcurre la actividad de cada una de las tmcturales y subyacentes que constituyen el núcleo de la diferencia entre
empresas participantes en la lucha competitiva por el negocio. Estas em- los grupos de consumidores como por un conjunto de características mani-
presas pueden "segmentarse" en cinco grandes categorías: líderes (mayor fiestas que operan como "descriptores".
participación relativa), retadoras (se expanden agresivamente), seguidoras La tradicional segmentación de mercados se focalizaba en esas caracte-
(mantienen participación), encajonadas (atienden pequeños sectores) e in- rísticas "manifiestas" tales como el nivel socioeconómico, la edad o la lo-
vasoras (atacan con productos sustitutivos). (Kotler, 334.) calización geográfica. (La segmentación más reciente incursiona en otros
Los diferentes tipos de empresas, los diferentes tipos de mercados y los aspectos tales como el "estilo de vida" del consumidor o los "beneficios
diferentes tipos de estilos competitivos complejizan en extremo la cuestión buscados" en el producto.) Por otra parte, las investigaciones más "profun-
fundamental de determinar en cuál negocio se debe estar. En tal sentido, el das" no alcanzaban a definir plenamente una segmentación, llegando sólo
primer paso es encontrar la más pertinente metodología de segmentación. hasta la explicación global de los elementos psíquicos implicados en deter-
minados consumos.
2. SEGMENTACIÓN TRADICIONAL Es posible resumir las principales bases de segmentación de mercados
empleadas hasta el presente agrupándolas en geográficas, demográficas,
El concepto de "negocio" depende del concepto de "mercado" y éste del de socioeconómicas, psicográficas, comportamentales y de productos. (Véase
"segmento". Ninguno de los análisis precedentes puede ser considerado en Kotler, 1980, 199 y Tull y Hawkins, 500-525.)
términos absolutos. No existe "el" mercado como tal. Cada análisis y evalua- Geográficas: región, cantidad de población, tamaño del área, densidad
ción de los negocios y cada intento de comprensión respecto de cuáles son de la población, clima.
las verdaderas razones del consumo de un producto o servicio requieren de Demográficas: edad, sexo, número de miembros de la familia, etapa del
un marco adecuado. Ese marco es un determinado segmento del mercado. ciclo de vida familiar, religión, raza, nacionalidad.
Segmentar el mercado es una práctica de marketing que presenta la apa- Socioeconómicas: ingreso, ocupación, educación, clase social.
riencia de ser una actividad "controlable" en la cual se particiona un "con- Psicográficas: estilo de vida, personalidad, actitudes, intereses, opi-
junto" en una serie de "subconjuntos". En apariencia, entonces, se parte del niones.
"todo" y se lo "subdivide" en gmpos internamente homogéneos. Comportamentales: ocasión de compra, estadio de uso, estadio de leal-
Sin embargo, el proceso real-aunque no tan evidente- es que el merca- tad, etapa de motivación, sensibilidad (calidad, precio, publicidad, distribu-
do ya está "segmentado", por lo cual la tarea de marketing consiste en ción), tiempo de compra.
64 AlbertO L. Wilensky, Marketing estratégico Mercados 65
Producto: beneficios buscados, configuración de producto, atributos plo, el isotipo de la Standard Oil era percibido mayoritariamente como "amis-
perceptuales. toso", "confiable", "eficiente", "seguro", "servicial" y "bondadoso".
En la permanente búsqueda para precisar cada vez más los factores que Los motivos son los determinantes apremiantes de la acción de compra.
intervienen en las decisiones de consumo, la investigación de mercados Son las "tensiones" de diversa índole que generan un desequilibrio tal que
estableció una serie de categorías "cualitativas". A continuación se descri- inducen en el consumidor el desarrollo del complejo proceso de elección.
Generalmente se intercambian los conceptos de "motivos" y de "necesida-
ben brevemente algunas de las más empleadas en el análisis del proceso de
des" en la explicación del consumo. Además de las segmentaciones "clási-
compra tales como: actitudes, suposiciones y creencias, sensaciones y emo-
cas" tales como edad, sexo o nivel socioeconómico, una segmentación fre-
ciones, imágenes y motivos. (Boyd y Westfall, 641-673.)
cuentemente empleada es la que distingue los consumidores según las
Las actitudes representan la predisposición a responder a determinados
distintas etapas de su "ciclo de vida" económico y social por las que atra-
estímulos. Indican la medida en que aceptamos o rechazamos un producto
viesan. Al respecto, es posible detectar algunos consumos típicos de las
genérico, un diseño de envase o un mensaje publicitario. Del convenci-
diferentes etapas, tales como el de los "jóvenes solteros" que básicamente
miento respecto de que el producto cumpla con su promesa comunicacio-
se orienta hacia equipamientos elementales de cocina, automóvil, mobilia-
nal, sea de fácil aplicación o de costo adecuado surgen las actitudes de
rio sencillo y vacaciones; el de los "recién casados", orientado hacia mejo-
"aceptación" o "rechazo" por los productos independientemente del grado res muebles, mejor equipamiento de cocina, vacaciones más completas; el
de perfección industrial de éstos. de los "casados", orientado hacia productos tales como (entre otros) TV,
Las suposiciones y creencias son prejuicios, es decir, juicios previos. Per- alimentos para bebés y limpiadoras; el de los "casados con hijos", orienta-
manentemente almacenamos informaciones sobre hechos pasados que luego do hacia productos tales como artículos de limpieza, bicicletas y lecciones
utilizamos como puntos de referencia al analizar nuevos datos. Contraria- de música; y el de los "casados con hijos fuera del hogar", orientado hacia
mente a lo que suele pensarse, las "creencias" infundadas en la compra de productos tales como mejores muebles, servicios médicos y vacaciones lar-
productos no son propiedad exclusiva de los consumidores de productos gas, entre otros (Tul! y Hawkins, 510-512).
masivos. Un clásico estudio realizado por la General Electric mostró cómo, Asimismo, entre los métodos de segmentación más ampliamente utili-
por ejemplo, un conjunto de ingenieros, encargados de compras, ejecutivos y zados para captar la esencia cualitativa de los mercados figuran los "psico-
técnicos no podía superar las "barreras" creadas por sus creencias respecto de gráficos". Dentro de éstos es particularmente empleado el enfoque denomi-
que la "corriente continua" era cosa del pasado y de antiguos cuando en rea- nado VALS (valores y estilos de vida), que ha segmentado el mercado
lidad era un producto clave en un campo "moderno" como la electrónica. norteamericano en cinco grupos fundamentales: "integrados", "émulos",
Las sensaciones y emociones representan la reacción de la mente a de- "émulos realizados", "realizados socioconscientes" y "dirigidos por la ne-
terminados estímulos mentales o físicos. Son producidas por estímulos que cesidad". Esta segmentación es muy ejemplificativa de este tipo de criterio
afectan a los sentidos, es decir, constituyen reacciones corporales que a su de análisis del mercado. Por tal motivo, describiremos brevemente cada
vez determinan en la mente reacciones como el amor, el miedo o el odio. uno de los grupos y algunos de los consumos que los caracterizan.
Los estudios sobre el "afeitado", por ejemplo, muestran la satisfacción sen- Los integrados son tradicionalistas, conservadores y conformistas. Son
sual que obtiene el hombre del uso de la "brocha", la "espuma", las "toallas fervientes defensores del statu quo para seguir viviendo en una sociedad
ásperas" y las "lociones astringentes". "segura", "estable" y "estructurada", alejada de cualquier cambio significa-
Las imágenes de los productos se relacionan con cualidades de los mis- tivo. En Estados Unidos el perfil típico de este grupo puede encontrarse
mos y de la marca, y que les son adosadas más allá de cualquier atributo real. fácilmente entre los consumidores de marcas como Dodge, Plymouth, Coca-
La imagen de marca se convie1te así en un concepto organizador fundamental Cola, Pepsi y McDonald's. El espíritu de "comunidad" y "camaradería" es
para la percepción unificada de un conjunto de estímulos. Estudios sobre parte de los mecanismos mediante los cuales este grupo construye su mun-
imágenes de marcas de nafta en Estados Unidos mostraron cómo, por ejem- do protegido y "protector".
66 Albert~ L. Wilensky, Marketing estratégico
Mercados 67
Los émulos son un grupo de gente joven que busca casi con desespera-
ción su "identidad" y su "lugar". Son confusos y vulnerables porque care- discrepancias específicas imposibles de compatibilizar bajo este tipo de enfo-
cen de autoconfianza y se sienten desanimados. Marcas como el Chevrolet que. Los ejemplos que podemos observar cotidianamente respecto de los
Camaro o el refresco Dr. Pepper encarnaron la solución de los dilemas de diferentes comportamientos en las mismas personas según las ocasiones o
e~~o~, adólescentes ofreciéndoles. la segur!dad de la amistad y la "acepta- los productos constituyen una prueba decisiva. Muchos de nosotros segura-
cwn de sus grupos de pertenencia. Esa mtsma seguridad es también trans- mente nos habremos encontrado con "inexplicables" comportamientos tales
mitida por la independencia y la fortaleza de modelos arquetípicos como el como los de quienes comparten entusiastamente la "bombilla del mate" du-
"cowboy" de Marlboro o el "explorador" de Carne!. rante una ronda gmpal y luego no admiten compartir la "toalla" con las mis-
Los émulos realizados son aquellos consumidores que inician un cami- mas personas en el vestuario del club. O quienes están a la vanguardia tecno-
no e~ .la búsqueda del éxito y la superación personal. Este grupo busca lógica al decidir la adquisición de "artefactos electrodomésticos" pero se niegan
adqmr.u· productos que lo asocien con la aristocracia, la elegancia y el triun- a aceptarla en el consumo de "postres preelaborados". O quienes se desviven
fo social. Para ello consumen prendas textiles con diminutos "cocodrilos" por la pulcritud de sus "pisos" y no por la de sus "vajillas".
adosados, whiskys importados con "etiquetas negras" y cigarrillos "caros y Generalmente en las propuestas sobre estrategia competitiva y al anali-
sofisticados". zar los productos aparece el concepto de "atributos" o "beneficios" aisla-
Los realizados socioconscientes son individualistas, amantes de los ex- dos y bajo una concepción puramente racional. Un ejemplo de esto lo cons-
perimentos, la vida al aire libre y son prácticos y "anticonsumistas". Ac- tituye el listado que presenta Porter para obtener ventajas competitivas a
túan según sus estímulos internos buscando sobre todo su "autovaloración" travésde "disminuir el costo para el cliente" (Porter, 1984, 135), en el que
?ersonal. Se caracterizan por sus compras por correspondencia, sus ropas se enumera un conjunto de indicadores del atributo "costo":
mformales, su preferencia por automóviles "económicos y funcionales" y
su elección de bebidas y cigarrillos "sanos". • Menor costo de entrega, instalación o financiación.
Los dirigidos por la necesidad conforman el grupo casi marginal del • Menor tasa requerida de uso del producto.
c~~su~~ dado _que car~cen de los recursos indispensables. Su preocupa- • Menor costo directo de uso: trabajo, combustible, mantenimiento,
cwn bas1ca esta determmada por la "optimización" de sus medios econó- espacw.
micos, lo cual reduce su capacidad para involucrarse con productos y mar- • Menor costo indirecto: impacto del uso del producto en otras activi-
cas. (Meyers, 25-31.) dades.
Asimismo, existen otros análisis que evalúan las tendencias de las co- • Menor riesgo de que el producto falle.
rrientes socioculturales predominantes en una determinada sociedad. Es-
tos ~nálisis segmentan a la sociedad según su grado de adscripción a un Otra forma de la segmentación por "atributos" es la que surge de modelos de
conJunto de "valores" tales como salud, creatividad, apariencia personal, "punto ideal" en la cual es posible agrupar a diferentes consumidores con
seguridad económica, novedad, prestigio, cambio, antiautoritarismo, tole- similares puntos ideales tal como lo muestra la figura 3.2 adaptada de Tull y
rancia, infmmalidad, igualdad, progreso tecnológico, vida natural y reali- Hawkins. En dicha figura es posible, además, observar el.grado de "proximi-
zación profesional, entre otros. dad" en diferentes marcas respecto de los diferentes puntos ideales.
Este tipo de análisis provee una especie de macrosegmentación de valiosa Por otra parte, Jos enfoques de segmentación por "beneficios" son muchas
utilidad en la confección y evaluación de "escenarios" globales. Sin embar- veces integrados con otros enfoques a los efectos de establecer con mayor
go, su poder como herramental competitivo se reduce considerablemente al riqueza descriptiva las características de cada segmento. En la figura 3.3 pue-
intentar aplicarlo en un negocio en particular. Esto es, si bien existen grandes de apreciarse cómo fueron analizados los consumidores de "pastas dentales",
orientaciones en diferentes grupos sociales, existen indudables diferencias y en primer lugar según los "beneficios buscados" en el consumo de dentífri-
68 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Mercados 69
~
o "cualidades" que los distinguen. De forma tal que diferentes grupos de
consumidores pueden esperar diferentes "cualidades" respecto de un mis-
\
mo producto genérico. A partir de dichas cualidades esperadas es posible
analizar diferentes posicionamientos de las distintas marcas respecto de esas
cualidades o atributos "óptimos". Por ejemplo, clasificando distintas marcas
de automóviles según los atributos "lujoso" y "deportivo" es posible obtener
"CALORÍAS" la distribución (Green y Tull, 464) que muestra la figura 3.4.
DIET ~-----...:...:..;~-=-=-=--+----------~AZUCARADAS
Considerando más atributos, podemos observar el caso de productos com-
plejos como los "grandes equipos de computación". En tal sentido, y a
~~ partir de una prueba piloto que definió un listado de 15 atributos, se clasifi-
~ ~-----
~
eA Punto ideal
para el consumidor j
caron los mismos en función de su importancia relativa, y las diferentes
marcas de computadoras según fueran percibidas en relación con éstos.
(Véase figura 3.5.)
e
Beneficio Sabor Brillo Prevención Precio
FIGURA 3.3. Modelo de ben~ficios buscados FIGURA 3.4. Atributos y marcas de automóviles
70 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Mercados 71
ATRIBUTOS
Eje 2 1- Buena relación costo/desempeño.
2- Aceptación de gran número de lenguajes de programación.
3- Confiabilidad del equipo (hardware).
4- Versatilidad de programas (software).
5- Fácil de cambiar desde otros sistemas.
6- Calidad de educación/entrenamiento.
7- Calidad de soporte técnico.
8- Calidad de las presentaciones de venta.
Eje 1 9- Alta aceptación del personal de sistemas.
10- U so más efectivo de la memoria virtual.
11- Facilidad de innovación.
12- Amplitud y velocidad del servicio posventa.
13- Flexibilidad en la negociación comercial.
14- Adaptación para compartir tiempo de uso.
15- Preferencia general.
Podemos resumir los principales modelos tradicionales de segmentación a
través de sus elementos básicos: con-
contexto sumidor, producto y contexto. Los dis-
• Confiabilidad Facilidad Flexibilidad tintos métodos de segmentación cons-
• Versatilidad de de innovación de precio tituyen una forma de poner el acento
soft
en uno de estos tres elementos.
• Entrenamiento
• Lenguaje de:: Del enfoque anterior surge la si-
• Soporte técnico Desempeño/costo
programación guiente secuencia empleada por Caden
• Ventas Memoria virtual FIGURA 3.6. Elementos básicos
~ Service pos- de segmentación para cuestionar los modelos de segmen-
• Aceptación del
personal venta tación "tradicional". (Caden, 1983.)
• Facilidad de • Preferencia La figura 3.7 muestra una relación entre el consumidor y el contexto (la
innovación general sociedad, los valores, las opiniones y
• Tiempo preferencias generales). Esta segmen-
compartido tación, generalmente denominada contexto
• Facilidad de "actitudinal", pretende dividir el mer-
cambio cado de una sola vez y para siempre
a partir de la hipótesis de que cual-
quier conducta (por ejemplo, la com-
FIGURA 3.5. Atributos valorados en la elección de pra) se conecta con un conjunto pre- FIGURA 3.7. Segmemación por "estilo de
grandes equipos de computación
establecido de otras conductas. De vida" o "pe1jil actitudinal" del consumidor
72 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Mercados 73
esta forma no obtiene con las marcas y determinar si esa lealtad se sustenta racional o emocional-
conclusiones específicas mente. Nuevamente esta "lealtad" es un efecto y no la causa de la relación
para un producto en par- entre el consumidor y el
ticular ya que su explica- producto. ---------------------------
1
contexto
ción es exógena y no es- La segmentación co-
pecífica. rrespondiente a la figura
La figura 3.8 es una 3.11 es una combinatoria
relación entre el consumo global de los cuatro tipos
y la "persona". Divide a FIGURA 3.8. Segmentación por "rasgos de personalidad" anteriores, es decir, conju-
la gente según sus "ras- ga rasgos de personalidad
gos de personalidad", a los que considera básicos y constantes. Implica que del consumidor, atributos FIGURA 3.11. Segmentación por "combinatoria global"
los consumidores se comportan de igual manera en su conducta respecto de del producto, estilos de
la compra de microcomputadores o de chocolatines. vida y relación emocional o racional con el producto. En tal sentido le son
La segmentación por atributos (figura 3.9) se centra absolutamente en el aplicables las limitaciones referidas para cada uno de los métodos anterio-
producto como objeto ais- res ya que en este caso la estructura conceptual subyacente es la misma. Es
lado. La segmentación un método descriptivo que muestra la correlación estadística entre diferen-
simple por atributos im- tes aspectos del fenómeno, pero no resulta explicativo para comprender
plica que todos los atribu- realmente el consumo.
tos del producto llegan en Consecuentemente, para obtener una segmentación específica válida del
forma homogénea al con- mercado se debe recurrir a algún modelo que con genuino rigor científico
sumidor y que éste, te- explique efectivamente el consumo. Una segmentación que nos permita
niéndolos presentes en su comprender por qué algunos consumen y otros no, por qué se prefieren deter-
·-------------------------- mente (a todos), elige minados productos genéricos y por qué determinadas marcas, por qué dis-
FIGURA 3.9. Segmentación por "atributos del producto"
conscientemente un orden tintos consumidores tienen, según los casos, similares u opuestas preferen-
determinado. No sirve cias y por qué aun los mismos consumidores alternan a diario sus
como base de un modelo de segmentación porque la preferencia del consu- preferencias.
midor por determinados atributos no es una causa sino un efecto de las
complejas relaciones pre- 3. VíNCULO CONSUMIDOR-PRODUCTO
vias que se establecen entre
el sujeto y el objeto. El posicionamiento de productos en términos de "atributos esperados" y de
La figura 3.10 muestra la significación que éstos tienen para el consumidor es fundamental. Sin
una relación consumidor- embargo, ese conjunto de atributos es una consecuencia, "un efecto". En el
producto unidireccional y consumo el sujeto y el objeto se presentan en una relación tan estrecha que
sobresimplificada. Consis- es imposible considerarlos en forma separada.
te en analizar el grado de ! _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Como "sujetos de la demanda" los seres humanos procuramos resolver
lealtad que los diferentes el constante conflicto que nos provoca la distancia que separa nuestra situa-
consumidores establecen FIGURA 3.1 O. Segmentación por "grado de lealtad" ción actual de la esperada, es decir, aquélla en la cual vemos colmadas
74 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
Mercados 75
nuestras expectativas y aspiraciones. El estado de plenitud en el cual el
deseo aparece momentáneamente satisfecho. Ese deseo que el producto tan- relación _ _ _...¡li>1 objeto
sujeto 1¡..."'lt----=-::..:..::c-:::-:.::_
gible permite "cosificar" le proporciona al "sujeto del consumo" la aparen-
te ilusión de completud que le viene desde el "otro".
El consumo es, entonces, un particular vínculo entre un sujeto y un ob-
jeto, entre un consumidor y un producto. En el vínculo se aprecia nítida-
mente cómo toda conducta humana está siempre ligada a un objeto. La
l
vínculo
conducta es siempre un vínculo con "otros"; una relación interpersonal.
Toda acción humana en el mundo externo es "una relación del sujeto con el
objeto (animado o inanimado) que en este caso es concreto; pero también
toda conducta en el área de la mente o del cuerpo está siempre referida a un
objeto, que en este caso es virtual pero no por ello menos real, desde el
punto de vista psicológico". (Bleger, 106.)
La relación con un objeto concreto implica la existencia de objetos virtua- FIGURA 3.12. El vínculo consumidor-producto
les, por cuanto la conducta es básicamente un vínculo con otros seres huma-
nos. Es fundamentalmente un vínculo entre un sujeto y un "Otro". Todo
te, desde la ?ptica profunda del deseo, en el problema de cuál es el objeto
objeto contiene "cristalizada" una cantidad de vínculos humanos; los objetos
qu~ 1~ .permite a ese consumidor alcanzar su ideal u óptimo de sujeto. En
son mediadores "cargados" por las cualidades de las relaciones humanas.
def!m~IVa;,el problema de mark~ting estratégico es conocer cuál es el "suje-
El vínculo definido por Pichon-Riviere como una relación particular
to opttmo que para el consumidor representa un estado de total plenitud y
entre un sujeto y un objeto de la cual resulta una conducta más o menos fija
satisfacción imaginaria.
con ese objeto es siempre una relación con "otro"; un vínculo social, sea
El consumidor es, por sobre todo, un "sujeto al deseo" y ese deseo es
con una "persona" o con una "cosa".
finalmente, "el deseo del otro". El problema queda, entonces, constituido po:·
"Las características de esa estructura de relación de objeto adquieren cier-
conocer cuál es en realidad ese
ta diferenciación en ese momento, en ese sujeto, configurando un vínculo
personal que puede ser diferente con otro, o con otros, y también con cosas,
"otro" que le sirve de espejo a r--------------------• 1
"Una persona participa en muchos grupos durante su vida: la familia, -Rol de "nucleadora ":como "nucleadora"hogareña, la mujer debe esti-
otros grupos de referencia, organizaciones e instituciones. La persona ocu- mular la comunicación familim; promoviendo el agrupamiento, la reunión y
pará cierta posición en cada grupo, que puede definirse en términos de rol la unión del grupo.
y posición. Por ejemplo, con sus padres Betty Smith hace el rol de hija; -Rol de "anfitriona": la mujer es la encargada de asumir la representa-
en su familia propia desempeña el rol de esposa; en su trabajo part-time ción del hogar ante cualquier tercero. Asimismo, a través de las cualidades
tiene el rol de artista [... ] los roles y posiciones de una persona influyen de esa representación, debe promover el lucimiento del "jefe" del hogar.
no sólo en la conducta general, sino también en la conducta de compras -Rol de "educadora": la mujer cumple funciones en términos de ense-
[... ]. El rol de Betty Smith como fotógrafa significa que ella estará com- íiar ya sea mediante la instrucción básica para que sus hijos puedan valerse
prando cámara, película, papel para revelado, productos químicos, un am- en el medio exterior como inculcando las nonnas, transmitiendo la tradi-
plificador, etcétera. Si aspira a ser una fotógrafa de gran renombre, esta ción o simplemente como modelo de imitación.
aspiración influirá en el tipo de equipo que ella deseará poseer y manejar" -Rol de "madre": la mujer debe cumplir con un conjunto de deberes
(Kotler, 181). referidos a su función de dar y mantener la vida. Así, debe encargarse tanto
De este modo podemos exponer algunos roles típicos detectados y anali- de la "nutrición", la "salud", el "afecto" y la "gratificación" del hogar como
zados por Caden para lograr una mejor comprensión de algunas "necesida- de dar "solución" a los deseos del "otro". Asimismo, necesita que los hijos
des" propias de las consumidoras de productos relacionados con el "hogar". sean su prolongación; a la vez que requiere ser contenida, protegida y apo-
yada en su "debilidad".
Rol de "ecónoma ": para desempeñar este rolla mujer necesita cono-
cer y manejar el código de los hábitos refinados, desde la cocina ornamen-
tal hasta la presentación de la mesa, para no ser menos que las figuras de
autoridad como la "suegra" o la "ecónoma" de moda.
-Rol de "ama de casa": en este rolla mujer necesita responder a la
demanda de toda la "ideología cuantitativa", de la "eficiencia y el saber
tecnológico" y la "función organizativa". Ello implica preocuparse por los
"precios", la "inversión", las "ofertas", el "rendimiento", la "rapidez", el
"ahorro", la "practicidad", la "salud" y el "orden".
-Rol de "mujer": en este rolla mujer necesita responder a la deman-
da del "otro" generalizado, es decir, la "sociedad". En consecuencia debe
responder a las demandas de la moda y la publicidad, disfrutando de la
"sensualidad refinada" y siendo un objeto-símbolo de "lucimiento" y "es-
tética". Asimismo, no debe ser "igual" que todos ni "menos" que nadie y
comprar lo "mejor" aunque sea lo más caro. Por otra parte, necesita sen-
FIGURA 3.14. "Necesidades" de la mujer en el hogar según sus roles
tirse linda, atractiva y apreciada, siendo única e incomparable a la vez que
expresando en sí misma el "modelo" de la mujer en general. (Caden,
-Rol de "abuela": la mujer debe responder esencialmente a la demanda de 1986.)
la tradición, es decir, al conjunto de normas y pautas que se le han transmi- Cada uno de estos roles que implican un diferente "espejo" para el con-
tido como mandato. Asimismo, debe responder al estereotipo social esta- sumidor determinan distintas "expectativas" respecto del producto "ópti-
blecido. mo". Únicamente a partir de este tipo de aproximaciones conceptuales es
78 Albertu L. Wilensky, MarketinR estratégico
Mercados 79
posible comprender el porqué de muchos consumos paradójicamente "in-
comprensibles" desde otros enfoques. miento" del hogar. El producto ideal será aquel que optimice el rendimiento
A partir de las "necesidades subjetivas" expuestas podemos encontrar una y sea funcional.
respuesta para el cuestionamiento que nos hacíamos en el capítulo 1 respecto Resumiendo lo anterior y aplicándolo al consumo de, por ejemplo, "ju-
de por qué el mismo consumidor en la misma visita al supermercado elige, gos preelaborados" tendremos la siguiente esquematización de la relación
entre el sujeto, el "otro" y el producto ideal.
por ejemplo, "el dentífiico más económico y el detergente más caro". La
figura del "otro" y del "espejo" nos dan, entonces, una mejor inteligencia de
sujeto "otro " producto óptimo
la situación. Su rol de "mujer" o de "anfitriona" ha prevalecido probablemen-
te sobre su rol de "ama de casa" en la compra del detergente. madre hija salud-gusto-nutrición
La detección de cuáles son los "otros" presentes en las diferentes deci- hija madre tradicionalidad
siones de consumo se constituye, entonces, en una poderosa herramienta
ama de casa otro social generalizado economía-rendimiento
para el análisis y la interpretación de mercados. Los diferentes "otros" con-
forman un escenario que le permite al sujeto adquirir y "actuar" muchos anfitriona invitados presentación-status
personajes diferentes según las personas y los momentos. En el caso de las confitera comunidad familiar sabor-color-variedad
consumidoras de "alimentos" ese sujeto-consumidor adopta diferentes ro-
les que resultan determinantes en su elección de productos. Esos roles pro- FIGURA 3.15. El producto óptimo desde el "otro"
tagónicos son relativos a los diferentes "otros" en los que como sujeto se
referencia, y así toda consumidora cuando prepara una comida se "enfren-
El "sujeto ideal" determina, entonces, el "objeto ideal". Un objeto ideal con
ta" a distintos otros "externos" o "internos".
determinadas características. Características y "atributos" que surgen de
El sujeto consumidor actúa ante esos "otros" que son sus hijos como una detetminada relación "sujeto-otro" y no de un hipotético listado ópti-
"madre", y de ese modo el producto ideal para ese sujeto, sujeto a su con- mo de "ventajas funcionales".
dición de madre, será aquel que nutra, agrade y cuide la salud. Si el "otro" es el grupo, el producto-café puede ser esa cosa que se
A su vez, esa misma consumidora actúa ante ese "otro" real o interno "comparte" con los amigos leales.
que es su propia madre sujeta a su condición de "hija" que debe respetar Si el "otro" es la familia, el café puede ser esa cosa que "con leche" es
los valores legados respecto de cómo debe ser una comida. El producto nutritiva.
ideal será aquel que respete la tradicionalidad. Si el "otro" es social, el café puede ser esa cosa que muestre a los
Los "otros" que como "invitados" concurren a la reunión la sitúan en su demás nuestro "status" y "buen gusto".
condición de "anfitriona" que debe cuidar muy particularmente de la pre- Si el "otro" es "intemo" e "instrumental", el café puede ser esa cosa que
sentación de la comida. El producto ideal será, entonces, aquel que mejore debemos conocer y utilizar "expertamente".
su imagen de status ante los terceros extrahogareños. Como el objeto-producto-fáctico es esencialmente un portador de imá-
Los "otros" que componen su pequeña "comunidad familiar" la sitúan genes, su consistencia material no es determinante. En los ejemplos ante-
en su condición de "confitera" que debe cuidar del "colorido" y de la "va- riores aparecieron diferentes "cafés ideales" que implican potencialmente
riedad" de la alimentación. El producto ideal será, entonces, aquel que po- diferentes posicionamientos específicos, independientemente del origen,
sibilite ese colorido y esa variedad en la mesa familiar. calidad o precios de los granos. Asimismo, surge la pregunta ¿por qué café?
Por último, el "otro" intemalizado de la cultura vigente la sujeta a su Al respecto, cada genérico tiene a su vez un posicionamiento implícito dado
condición específica de "ama de casa" que debe velar por el "funciona- por su determinada inserción en un momento "cultural". Hay, entonces,
bebidas "típicas" para compartir como el "vino" en nuestro país, el "vod-
80 Alberto L Wilensky, Marketing estratégico Mercados 81
ka" en Rusia, la "cerveza" en Alemania o el "whisky" en Escocia. También, En tal sentido, el vínculo establece sólidamente en lo simbólico una
bebidas protectoras como la "leche", ricas como las "gaseosas", eficientes determinada posición competitiva de la empresa. A partir de allí es muy
como las "gaseosas diet" y prestigiantes como el "cogñac", el "té" (para los difícil cualquier maniobra de los competidores que traten de operar sobre
argentinos) o el "vino" (para los americanos). ese posicionamiento.
El producto "en sí mismo" no significa nada, es insignificante. Es un En el ejemplo antes expuesto de "grandes computadores" un variado
conjunto de sustancias, frascos y etiquetas que recién "significa" cuando conjunto de expertos evaluaba diferentes atributos de los equipos. En varios
desde la marca o el discurso social comienza a "decir". de esos atributos un análisis "objetivo" y "racional" estableceóa el predo-
El problema estratégico es qué deben, en lo simbólico, decir los produc- minio de diversas marcas. Sin embargo, IBM clasificó "primera" en todos
tos y las marcas. Y, simultáneamente con ese qué, debe estar el cómo deben los atributos sobre el total de la muestra, (salvo en "precio"). IBM, para esa
decirlo. Si tomamos en consideración lo simbólico, cuya presencia es fun- mayoría de expertos, "es" la computación y, por lo tanto, es necesariamen-
damental, debemos tener en cuenta sus dos niveles: el significante y el te "mejor" en cada uno de los atributos (independientemente de toda "reali-
significado; el significante es el "cómo" y el significado el "qué", pero uno dad" empírica).
no podría existir sin el otro. Por eso el "cómo" en el posicionamiento no El posicionamiento es, desde la empresa, una relación entre una seg-
puede ser sólo un problema publicitario. El cómo es el modo del qué pero mentación del mercado y una diferenciación de producto. Simultáneamen-
que "hace al qué". Reaparece entonces la importancia de entender los seg- te es, desde el mercado, una relación entre un deseo y una marca que se
mentos del mercado desde el deseo, como factor estructuran te. Así, la cana- "unen" en lo simbólico. A partir de allí el consumidor no tolera "infidelida-
lización del deseo en un determinado vínculo consumidor-producto requie- des", es decir, no perdona a quienes se desposicionen.
re de un conjunto de atributos del producto que deben expresarse a través de Como todo símbolo, la marca es la huella de una ausencia. Marca lo
un conjunto de "modos": ciertos estilos gráficos y discursos publicitarios, que no está en el producto. Marca lo que sólo está en el consumidor. Nue-
por ejemplo; pero también de la inclusión y exteriorización de determina- vamente, el consumidor canaliza su deseo en la marca y le da vida al pro-
dos insumos, de la selección de determinados canales de distribución o de ducto. La pregunta simbólica clave en el posicionamiento es ¿qué marca la
determinada fuerza de venta. marca? ¿Qué marcan "las marcas" Gillette, Ford, Grundig, Quilmes, Te-
El posicionamiento es estratégico, no sólo porque la estrategia es definir chint, Sedal o Granja Iris? ¿Qué marca nuestra marca? ¿En cuál segmento?
objetivos, es decir, elegir como blanco un determinado segmento del mer- ¿Para qué "otros"?
cado, sino porque, además, determina el desarrollo de toda la estrategia del En definitiva, el posicionamiento es una decisión respecto de cómo mar-
producto. car el producto en la mente del consumidor. La "marca" es la marca del
Se trata de la canalización del deseo en un determinado vínculo consu- sujeto. Para el consumidor la elección de una determinada marca es literal-
midor-posicionamiento a través de todos los eslabones de la cadena: em- mente "quedar marcado". Sentirse ante "sí mismo" y ante "los demás" mar-
presa-consumidor. cado de una cierta forma. La marca se integra así a la "personalidad" y com-
Por eso el posicionamiento es estratégico, porque el posicionamiento de pleta al sujeto con aquello que le falta. La marca es el significante que expresa
la marca es un disparo al corazón del consumo. No al "corazón" del consu- el significado incesantemente buscado por el sujeto: la completud.
midor. Es un disparo al centro del blanco: el vínculo consumidor-producto. La marca ha sido caracterizada desde lo descriptivo como la posibilidad
No está referido a los efectos denominados "emocionales" sino a las causas de "seguridad", "estandarización" y "recordación", entre otros atributos.
profundas de la búsqueda del sujeto para encontrar su marca simbólica. Sin embargo, la marca es fundamentalmente el punto de intersección entre
dos ejes: el consumidor y el producto. El eje del consumidor está determi-
El posicionamiento fusiona nuestra marca con el vínculo y une indisolu-
blemente una empresa-producto con un modo de canalización del deseo. nado por la relación entre "sujeto" y un "otro", y el eje del producto queda
determinado por la relación entre una "empresa" y un "objeto".
82 Alber!o L. Wilensky, Marketing estratégico
Mercados 83
"Las marcas juegan el papel de significantes, es decir, de símbolos arti- transporte. Pero un automóvil no es casi nunca nada más que eso para el ser
culadores de las variadas significaciones (formas del deseo). Los sujetos humano. Para algunos es prestigio; para otros es un símbolo de prosperi-
encuentran en sus marcas los vehículos apropiados para expresarse en la dad; para otros forma parte del equipo de persecución de las mujeres; para
multiplicidad de sus deseos." (Caden, 1986.) otros significa viajes, unidad familiar, diversión durante las vacaciones, un
Las marcas juegan el rol de espejos. Espejos en los cuales el sujeto símbolo de lujo; y para otros puede representar un animal de trabajo que se
encuentra la imagen invertida que necesita para identificarse. Para identifi- emplea en las ocupaciones. Para un salvaje que jamás ha visto un automó-
carse con un "otro" que es su opuesto. En la marca los sujetos encuentran vil se trata de una cosa viva, mágica, un espíritu, un presagio. Para el traba-
su completamiento simbólico que les permite "verse" en el espejo (autoima- jador de las fábricas de Detroit, un automóvil es también [... ]un símbolo de
gen) no como son sino como desean ser para "otros". su trabajo, de su vida, de su semana de labor, de su orgullo y habilidad."
(Dichter, 1972, 153-154.)
Desarrollo
rasgos socio y psicológicos, hábitos de uso y consumo, estadio de consu- - Nivel empírico: vínculo consumidor-producto
mo, no consumo; o subjetivo: actitudes de aceptación, rechazo e indiferen-
cia, imágenes de las marcas y productos, perfil del usuario.
Segundo, considera el producto como irlterfase entre un sujeto y un "otro",
y entiende que esa relación entre el sujeto y el "otro" a través del producto
~----------------·~~
tangible se vehiculiza en lo simbólico por intermedio de la imagen del pro-
ducto y de la marca.
Tercero, la relación sujeto-otro determina por lo menos.,s,~!J,:ü víncu~
los "puros" fundamentales que a través de la aplicación de conceptos psi-
cológicos y lingüísticos al consumo permiten comprender el núcleo bási-
co que determina la preferencia. Para esto el modelo plantea un eje
fundamental que transcurre entre la "simbiosis" y la "discriminación" en-
esa relación sujeto-"otro" (eje horizontal) y determina en una configura-
'
-Nivel explicativo: vínculo sujeto-producto-otro (imagen)
ción _espacial separada por el vínculo transicional (eje vertical) los víncu-
los más relacionados con la simbiosis: vínculos materno-filial y comuni-
tario, y los más relacionados con la discriminación:. vínculos simbologisla
y racionalista.
Por otra parte, el hipotético eje vertical es simplemente un corte, una
forma de distinguir y distribuir los vínculos a partir de la divisoria de tran-
sición (vínculo transicional) que generan ciertos objetos con los que nos
relacionamos de fonna tal que son un punto medio entre la simbiosis y la
discriminación. En función del carácter meramente operativo con que es
utilizado este eje, en las figuras que veremos a continuación es representa-
do por una línea punteada.
A los efectos de una mejor comprensión de las distintas relaciones sujeto-
objeto- "otro" que están implícitas en cada vínculo, en la figura 3.18 inserta-
'
- Nivel aplicativo: modelo de segmentación vincular
(VT)
vínculo transicional
sujeto se confunde con los productos. Deposita en ellos una carga afectiva
abuela sin retaceos. Podríamos decir que el sujeto quiere al producto, lo ama, es el
mujer
caso de quien deja el auto en el garaje de su casa cuando llueve para que no
se le moje y no se le ensucie. Ese sujeto por supuesto que no está "loco",
ve simplemente se fusionó tanto con su auto que ahora el auto es parte de él y,
vs E por lo tanto, también sería él quien se mojaría.
e
En_EJJQ_lQ_qi_scriminado está el sujeto que se distingue nítidamente del
T---------~-------4ó
N+---{D auto al que en un extremo podría llegar a considerar como meramente fun-
o cional, es decir, como un instrumento. Es el sujeto que cuando lo chocan no
VM-F VR M se siente "dolorido" y se limita a anotar el número de póliza de seguro del
A
otro conductor. S; "'"' ·. ·_;
Por supuesto, como seres humanos complejos no nos situamos perma-
madre educadora nentemente en ninguno de los dos extremos. En relación con ciertos produc-
1ama de casa 1 tos somos más "simbióticos" que nuestro vecino y en relación con otros
productos somos más "discriminados" que nuestro socio. A algunos de no-
VT sotros nos importa más perder la "lapicera" que perder el "encendedor"
más allá de los valores económicos respectivos. Otros disfrutamos más de
FIGURA 3.18. Roles y vínculos
ganar unos pocos pesos en el "casino" que de ganar una cifra importante en
Pl~nteando esta cuestión en términos psicológicos podemos decir que en el un "negocio" brillante.
pnmer cas~ estamos ante la identificación y en el segundo ante la identi-
dad. En la Identificación ~1 suj_eto se iguala al "otro", él es el "otro" que .. oposición... ,
simbiosis 1:""' ... : discriminación
toma como modelo. En la 1dent1dad (si bien existe una identificación como
base del proceso) el sujeto se reconoce como distinto del "otro" d
d · d · . , no pue e semejanza diferenciación
ep~ e v1:1r P_ar~ el "otro" pero él no es ese "otro". Podemos graficar este
cammo ps1colog1co a través de la figura 3.19. En el polo simbiótico el identificación identidad
dependencia autonomía
cuerpo mente
tradicional moderno
imaginario simbólico
rigurosas. En este caso el sujeto se sitúa en el vínculo racionalista orientado "Extraño el auto cuando está en el taller"
hacia lo "técnico", lo "específico" y lo "eficiente". "Prefiero que me asalten a que me choquen"
En forma simplificada podríamos rotular cada uno de los vínculos pre-
sentes en el consumo de café con un tipo determinado del producto o de las • Relaciones "técnicas":
formas en que se elabora o se ingiere. "No compraría coches sin caja de quinta 'velocidad'"
"Es fundamental que el auto haya sido procesado con cataforesis"
"A mi auto sólo le coloco repuestos originales"
"Café estudiantil"
• Relaciones de "prestigio":
ve vs "Lo importante es el estilo del auto"
"Sin duda hay marcas de gran jerarquía"
"Café compartido" "Café con crema"
"Me luzco al bajar de mi automóvil"
0 :
"Café con leche" "Café descafeinado"
0 • Relaciones "grupales".-
"Gracias al coche paseamos todos juntos"
"Mi familia adora al auto"
VM-F VR "Manejar solo no tiene ninguna gracia"
VT
FIGURA 3.22. Vínculos posibles en el consumo de café Productos heterogéneos
1
Existen consumidores que prefieren "radios" que, ·pQr:_ejemp~an Vínculo comunitario 1 Vínculo simbologista
señaladas por sus marcas como las de mayor "calidad de somClo" y "garan- 1
1
Pan Whisky
tía de reparación", en tanto otros prefieren aquellas señaladas como las que Sombrero
1
1 Abrigo de pieles
posibilitan "desenchufarse" de los problemas o permiten la ilusión de una Mate
1
1 Corbata
"compañía" inexistente. Vino de mesa 1
1
Joyas
Los consumidores se entrelazan con los productos más allá de sus aspec- Poncho 1 Vinos finos
1
Podemos ejemplificarlas a través de las frases típicas de muchos consumido- Leche 1 Lustraaspiradora
1
Cigarrillos 1 Calculadoras
res. Es posible apreciar así cómo respecto de un producto (por ejemplo, el Golosinas 1
Medicamentos
1
"automóvil") existen diferentes vínculos potenciales que nada tienen que ver Frazadas 1 Artículos de limpieza
1
con el aspecto utilitario como objeto que cumple una función (trasladar). Gaseosas 1
Cigarrillos suaves
1
1
• Relaciones "personales":
FIGURA 3.23. Productos heterogéneos
"Conducir me calma los nervios"
Mercados 93
92 Alberto L. Wilensky, Marketing 'estratégico
para que sus usuarios depositen en! él otro tipo de expectativas. Bajo este
enfoque podemos comprender más fácilmente cómo el posicionamiento
define el negocio. Esto es, cómo cada "marca" debe compatibilizar con las
expectativas generadas por cada uno de los diferentes vínculos posibles.
Cada marca consolidará su posicionamiento en cada segmento siendo, por
ejemplo, la que más "acompaña", la que más "reúne" o la más "técnica".
portamentales es sumamente simplista. También la que analiza el producto do vínculo consumidor-producto que se desarrolla en lo simbólico. Los
solamente en su carácter instrumental. La segmentación por "atributos" del atributos esperados dependen del vínculo.
producto ideal es absolutamente atomista y no se preocupa por trabajar con Existen "atributos óptimos" para cada vínculo, es decir, atributos que
el concepto de "estructura", esto es, por la relación entre los atributos que expresan mejor que otros una ideología como, por ejemplo, la "conserva-
determinan el "significado" del producto para el consumidor, que permite durista" o la "tecnologicista"; o ciertos valores como, por ejemplo, la "se-
el posicionamiento de las marcas. guridad" o el "status".
El principal problema competitivo derivado de segmentar sólo por atri- El "atributo esperado" por un determinado segmento depende de cuál es
butos radica en la obtención de un listado sin estructura relacional. Sin el rol que están desempeñando respecto de ese producto los consumidores
un nexo conceptual que los aglutine para obtener un significado "único" que lo integran. En el ejemplo de los roles ejecutados por la consumidora
de cada grupo y, por lo tanto, realmente segmentado¡: Un ejemplo de en el hogar vemos que en relación con el "jugo de frutas" los atributos
modelos poderosos al respecto es, como hemos visto, el de segmentación varían según cada vínculo específico entre el "sujeto" y el "otro" involucra-
vincular. dos en cada situación. En su rol de "madre" la consumidora quizás espera
La necesidad de trabajar con marcas y con posicionamientos lleva a la
imperiosa búsqueda de segmentaciones que operen sobre la verdadera natu-
raleza del problema: la esencia simbólica de la demanda.
Si lo importante en el consumo son las representaciones que los con-
sumidores tienen de los productos que consideran óptimos. Si esos produc-
tos en una economía competitiva deben diferenciarse a través de nombres
absolutamente simbólicos: las marcas. Si la misma persona cambia sus Rol Atributos Espejo
expectativas según sea el "objeto" con el cual se relaciona. Si el mismo
objeto se convierte en diferentes "objetos" según sea el "sujeto" con el cual
Madre H Alimentar ~--~~~~~___H_D_·o_s__~
Nutritivo
se vincula. Resulta que para poder realmente comprender y operar sobre el
Rico
complejo mundo de los mercados se requiere de una segmentación que se
Sano
dirija al núcleo del problema. Una segmentación cuya esencia reproduzca
la esencia del problema que debe abordar: una segmentación simbólica.
Una segmentación que distinga entre los varios "sujetos" que componen un Anfitriona H Deslumbrar ~--!------~.-~! Invitados
mismo consumidor y entre los varios "objetos" que componen un mismo Presentable
producto. Una segmentación que permita hablar con rigor y precisión de Ornamentado
nociones tales como "deseo", "completud" y "marca" y, por lo tanto, que Distinguido
permita realmente "posicionar".
Como señalamos en los cuestionamientos a los modelos tradicionales Ideología social
Ama de casa Eficiente cuantitativa
de segmentación y al referirnos a la segmentación por "atributos" de los
productos éstos no constituyen la explicación de las preferencias. Económico
Los atributos esperados en un producto se encuentran en el nivel de Rendidor
implementación de un posicionamiento dado pero no en su definición. Rápido
Esto es, los atributos dependen del posicionamiento pero no son el posi- FIGURA 3.26. "Espejo" y atributos del producto
cionamiento. Los "atributos esperados" son el resultado de un determina-
96 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Mercados 97
atributos tales como nutritivo, rico y sano; en su rol de "anfitriona" tal vez En cada uno de sus roles la consumidora define el "sujeto óptimo" que lo
espere atributos como presentación y "buen gusto". En otras palabras, en cumple, es decir, de qué forma ella espera verse reflejada en el es~ejo a través
el primer caso la consumidora espera alimentar y en el segundo caso espera del producto. Cómo y con qué se siente completa en el desempeno de su rol.
deslumbrar. Ese "sujeto óptimo" es el que definirá al "objeto óptimo" para ese c_onsu-
En é(Ste ejemplo han aparecido en la dimensión simbólica tres "sujetos", rnidor. Esto es, quedarán definidos "a posteriori" cuáles son los atnbutos
tres "otros" y fundamentalmente tres "productos". Nos hemos encontrado óptimos del producto en esa particular relación sujeto-"otro". Bajo e~te enfo-
con tres posicionamientos. Tres modos radicalmente distintos de preferir que puede ocunir que iguales "atributos esperados" p:~vengan de _diferentes
un producto a otro en la góndola del supermercado. Asimismo, esto se ha "sujetos", en cuyo caso a diferencia del enfoque tradiciOnal tendnamos dos
producido sobre la misma consumidora y sobre el mismo producto genéri- segmentos distintos. Definidamente distintos. Tendríamos claramente dos po-
co. Físicamente no podríamos distinguirlos. Son apreciables sólo desde un sicionamientos. .
enfoque simbólico y, sin embargo, son determinantes para el negocio. El modelo general de segmentación simbólica es en consecuencia:
Al analizar el mercado debemos, entonces, producir ese corte simbólico La secuencia de segmentación consiste en tres eta-
por sobre la aparente realidad de ese consumidor unificado que tiene en lo pas conceptuales que implican iniciar el análisis ide~
manifiesto un solo domicilio, una sola edad, un solo ingreso económico, un Vínculo
J tificando cuál es el "sujeto óptimo" que un determi-
solo nivel de estudios, un solo pasatiempo preferido, una sola creencia reli- nado sujeto espera ser a través de un detemünado
giosa, una sola opinión sobre el país, un solo estilo de vida y una sola producto. Luego, detectando cuál es el conjunto de
actitud hacia las empresas multinacionales. "atributos óptimos" que espera encontrar en ese pro-
Ese enfoque simbólico de lo que comúnmente llamamos la "realidad del Atributos J ducto y cuya estructura estará dada por el deseo. Fi-
1
mercado" es el único que puede darnos el mercado real. O mejor dicho nalmente, el análisis de las "características descripti-
todavía, es el único que nos puede dar mercados. Todos los mercados. To- vas del segmento" permitirá la evaluación concreta
dos los mercados diferentes e incluso opuestos que conviven bajo la ficción de la dimensión del segmento, su posibilidad de ser
"irreal" del mercado total del producto genérico. alcanzado a través de los planes y programas comer-
J Descriptores J
Para la misma consumidora, que considerada como individuo es única, ciales y su rendimiento económico.
tenemos, al reconocer sus diversos roles y por lo tanto los diferentes suje- FIGURA 3.28. Relación El vínculo consumidor-producto depende directa-
tos que la integran como persona, diferentes segmentaciones. vínculo-descriptores mente de la relación del sujeto con un "otro" ausente
al que el producto presentifica. El producto qued~, en-
Consumidora 1 Rol (ama de casa) Sujeto 1 tonces, inscripto en lo que denominamos Meta Un~dad, ~epresentac~onal
Rol (anfitriona) Sujeto 2 ó tima (MURO), es decir, el "producto" que en lo simbohco le petmlte al
Rol (madre) Sujeto 3 s~eto convettirse en un "sujeto óptimo" .. (Véase ~ilensky, 1983,_ ~ap. ~Il.)
... ... Por otra parte, el objeto debe cumphr un conJunto de espe~1flc~c10n~s
Rol (n) Sujeto (n)
"funcionales" que están inscriptas en el patrón ("racional" o "~~·raci~~al ,}
Consumidora 2 Rol (ama de casa) Sujeto 1 de condiciones que el sujeto estableció respecto del producto genenco .
... ... ... En última instancia, además de que el objeto cumpla con nuestras expecta-
tivas de sujetos "completos" (respecto del deseo), esperamos que cumpla,
Consumidora n Rol (n) Sujeto (n) aunque sea mínimamente, con un objetivo i~1strumental: Esto es:, espera-
mos del objeto X que sea un "buen X" a traves de cumpltr con el concep-
FIGURA 3.27. Consumidores, roles y sujetos to" que tenemos de él.
98 Alber.to L. Wilensky, Marketing estratégico Mercados 99
Este enfoque respecto del "objeto óptimo" hace también explícito que la
Sujetos óptimos
noción del "producto óptimo esperado por el consumidor" es también esen-
Consumidores Sujeto 1 Sujeto 2 Sujeto 3 ... Sujeto n cialmente simbólica ya que no se refiere a las "cosas" sino a sus "conceptos".
1 Los "atributos" de los productos son el conjunto de propiedades del
2 "concepto" en análisis que deben ser satisfechas para calificar su "bon-
3
dad". En el ejemplo anterior el concepto de "silla" surge de la relación
entre el conjunto de los atributos y propiedades de la noción "silla" y el
n
conjunto (clase) de todas las sillas reales que constituyen su aplicación
empírica.
Sujeto-
consumidores
Sujeto 1
Sujeto 2
Conjunto de
atributos 1
'
Atributos óptimos
Conjunto de
atributos 2
Conjunto de
atributos 3
... Conjunto de
atributos n
En resumen, el producto óptimo se deriva de una doble relación: entre
un "sujeto" y un "otro", y entre un "objeto" y su "concepto".
Sujeto 3
Sujeto n
'
Características descriptivas
Meta Unidad Representacional Óptima Esta segmentación nos señala que en su relación con "el cutis" algunas
consumidoras encuentran la completud mediante autoimágenes de "triunfa-
doras", "seductoras", "prácticas" o "frágiles" y es posible, entonces, clasi-
1 Sujeto }- Otro ficar el mercado de las "cremas faciales" según las diferentes imágenes que
1
•
1 ---1
las consumidoras esperan encontrar en sus respectivos espejos. Éstos son
los segmentos que dan la posibilidad del negocio.
Sujeto En relación con sus cutis las consumidoras se agrupan fundamentalmente
óptimo
en cuatro diferentes "posiciones de sujeto" que pueden sintetizarse como "fe-
meninas", "seductoras", "feministas" y "aniñadas".
Deseo
Esto no significa que en relación con el consumo de otros productos
como, por ejemplo, alimentación o indumentaria deportiva esas mismas
~ consumidoras adopten otras "posiciones".
1
Objeto
~ ~~ Concepto / A B e D
1
Objeto
potente
eficiente
misteriosa
enamorada
eficiente
no frívola
culta
protegida
e
~
_.:l A B D
n
Unidad o
Optima (URO) "El cutis es mi "Mi cutis "No me importa "Mi cutis no
Objeto
completud" completa a el cutis, me tiene nada que
otro y así me completo con ver con mi
completo" otras cosas" completud"
, "Otro" Modelo ideal Reconocedor Modelo en cosas Madre o hija
importantes
Descriptores
del segmento Relación sujeto- Personalidad Belleza Funcionalidad Protección
objeto
Finalmente, podemos presentar resumidamente los principales "atributos" "sujetos de la demanda" que determinan nuestro consumo real de produc-
seleccionados por cada segmento. tos y marcas. . . .
Es fácil observar al contemplar este listado que no hubiera sido posible Cada uno de nosotros es simultáneamente vanos consumtdores del mis-
diseñar ni instrumentar ningún posicionamiento específico en este negocio mo producto genérico según sean las "funciones" de sujeto que surgen de
de haber contado solamente con esta clasificación de "atributos esperados". nuestros roles sociales y psicológicos ante los "otros". Cada uno de noso- .
tros es muchas demandas a la vez.
A B e D La existencia de diferentes grupos de consumidores que esperan cosas
distintas de los productos nos impedía hablar de la demanda y del ~nercado
"suavidad" "juventud" "limpieza" "rendidor" como conceptos genéricos. Atendiendo a esos grupos de consumidores el
"sedosidad" "perfume" "frescura" "frescura" marketing tradicional caracterizó a esos grupos como segmentos del mer-
"vida" "sedosidad" "calidad" "vida"
cado total de consumidores.
"calidad" "vida" "juventud"
''tersura"
Este concepto fundamental sumado, como ya anal~zamos, a la e~isten-
FIGURA 3.36. Atributos
cia de múltiples demandas que coexisten aun en los mismos consumidores
de un determinado producto nos lleva a entender el porqué del con~epto
El análisis de la relación sujeto-objeto que nos da para cada segmento un clave: mercados. Esto es, aun para un mismo producto y aun para un mismo
valor aglutinante tal como en este caso "personalidad", "belleza", "funcio- consumidor tenemos, para entender el negocio, que hablar de mercados Y
nalidad" o "protección" es el que realmente nos da la clave del posiciona- no de mercado.
miento. El concepto extremo de la segmentación tradicional para un producto
A partir de estos valores los distintos atributos conforman finalmente· dado consistía en considerar a cada consumidor como un segmento: El con-
una estructura y nos proporcionan el verdadero "significado" esperado por cepto básico de la segmentación simbólica es reconocer e~e- conJunto de
el consumidor. Así, cada "atributo" aparece ahora resignificado por su per- segmentos que cada consumidor es para cada produc_to genenc~.
tenencia al valor estructurante al que cada "marca" deberá intentar alcanzar Nuesto negocio depende de esos mercados. Los diferentes vmculos que
para poder compatibilizar en forma genuina y perdurable con las reales como consumidores establecemos con los productos y con las marcas det~r
expectativas del mercado. minan la posición estratégica de cada empresa y sus p~si~ili~ades de mamo-
No es posible conocer las expectativas que los consumidores tienen de bra futura. Cada vínculo en lo simbólico es el núcleo ongmano de cada punto
los productos y, por lo tanto, cuál es nuestro "grado de compatibilización" de alza 0 de caída en la participación o en la rentabilidad.
respecto de ellos si no conocemos cuál es ese "sujeto óptimo" que el consu- Muchas empresas no conocen esos mercados. No advierten en qu~ vínc~l
midor desea ser a través del producto. lo están sus productos o servicios y a veces ni siquiera ~d~ierten la existencia
El posicionamiento requiere de una segmentación simbólica de los mer- de diferentes vínculos. Acostumbradas a pensar descnpttvamente sus nego-
cados que traspase los "atributos" descriptivos del objeto para capturar el cios como monoproducto o multiproducto descuidan o ignoran si ese produc-
verdadero motor del negocio: el deseo. to es multivínculo o monovínculo.
Otras empresas reconocen esa dimensión simbólica del negocio a través
de profundas investigaciones del mercado pero no asumen plenamente ese
6. CONCLUSIÓN
concepto desde el punto de vista estratégic?. Esto_ es, no formula~ su estra-
En este capítulo hemos mostrado cómo la noción simbólica de "sujeto" se tegia del negocio como si realmente maneJaran diferentes negocws.
hace relevante para el negocio en relación con la noción descriptiva de "per-
sona". En cada persona, es decir, en cada uno de nosotros habitan múltiples
Negocio 107
IV. NEGOCIO
l. PRODUCTOS
miento, visible y calculadamente diferenciada por diseño tamaño color de lo que piensa que necesita o está acostumbrado a recibir (de esta forma
potencia y rendimiento. Es también un símbolo complejo 'que reveia 'sta~ se incrementa a su vez en el largo plazo el nivel del "producto esperado").
tus', gusto, categoría, realización, aspiración y, en la actualidad, 'conoci- El producto potencial, finalmente, consiste en "todo" aquello que puede
miento experto'; comprar economía en lugar de exhibición". (Levitt, 81.) ser imaginado por la empresa como factible de ser realizado a los efectos de
El producto como conjunto y totalidad es sin duda una mezcla de co-
conseguir y mantener clientes.
sas tangi~,les e i~t~n~,ibles, es siempre una relación entre un hard y un El concepto de producto que estamos empleando es por supuesto válido
~oft, u~a. c,?sa flSlca s~mada a todas sus posibles "aplicaciones" y los tanto para los bienes materiales como para los servicios. Es ~o~ible_pensar
beneficiOs que se denvan de ambas. Levitt clasifica los productos en en una clasificación útil en términos prácticos como la de distmgmr entre
cuat~o grandes categ?rías: producto genérico, esperado, aumentado y po-
"productos" tangibles e intangibles. .
tencwl, las que configuran en conjunto el "concepto total del producto" Los productos tangibles pueden ser directamente expenmentados, es
tal como lo muestra la figura 4.1. decir, vistos, tocados, olidos y degustados, como por ejemplo los perfu-
. ~~ producto genérico es la "cosa" sustantiva, el requisito mínimo e mes, los alimentos, los automóviles y las máquinas de escribir. Los pro-
m_dis_pensable para entrar en el "juego" del mercado. Es el "acero" para ductos intangibles como el "transporte", los "seguros", las "reparacio-
Somis~, los "fondos prestables" para el Banco Nación, los "inmuebles"
nes" o la "consultoría" no pueden ser evaluados anticipadamente.
p_ara Gtménez Zapiola, el "espacio físico con mercaderías" para el mino-
Sin embargo, tampoco podemos conocer precisa~ente ~i el sab?r de ~a
nsta o las "heladeras" para Philips.
"pizza" ni la duración de la "maquinaria de producción", m la persi~tencia
El producto esperado representa las expectativas mínimas del cliente
del "perfume" ni el valor de reventa del "modelo XT". En tal sentido, es
com~, _por ejemplo, que el "acero" tenga un precio cierto y determinadas
posible señalar que todos los productos son básicamente intangibles, es
condic_wnes de entrega y financiación. Cuando el cliente "espera más" que
decir, son "promesas de satisfacción" y "la satisfacción posterior al consu-
ex_clusivamen~e el producto genérico, el negocio sólo será posible cum-
mo 0 al uso raramente es igual a la satisfacción que se experimenta en la
pliendo con dichas expectativas.
.. El prod~cto aumentado surge de la necesidad de diferenciación compe- promesa". (Levitt, 1985, 99.)
Cuando los productos de "belleza" o los alimentos "sabrosos" "prome-
titiva a traves de ofrecer al mercado más de lo que espera. Esto es, más aún
ten" una transformación especial para sus consumidores, éstos no creen
106 literalmente esa afirmación pero, sin embargo, la "metáfora efectúa la ven-
108 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
Negocio 109
ta". Las metáforas son los ~ustitutos de la tangibílidad para una promesa y
un producto que son esencwlmente intangibles. • dores no pagan por las señales en sí mismas (éstas sólo contribuyen, según
esta concepción, a que los consumidores "encuentren el valor").
~odak ~o vende películas, filmadoras, cámaras o fotos sino recuer- Porter ejemplifica ambos criterios señalando que el criterio de "uso"
dos , pero estos deben s~stentarse en determinados indicadores tangibles.
está dado por atributos tangibles como "performance" y "conformidad con
Es:o es,_I~,s mercados e~Igen que el marketing se ocupe de "administrar la
especificaciones" o intangibles como "estilo", "prestigio", "status" y "con-
evidencia que le permita al consumidor manejar la intangibilidad de los
notación de marca". Bajo este criterio también son considerados los atribu-
productos. Los "detergentes" que prometen mayor capacidad blanqueadora
tos derivados de la distribución como el "servicio" y el "crédito" provistos
se hacen creíbles a través de "gránulos de blanqueador azul" y lo " +'
1 bl , S Ca1eS por el canal, o la "utilización efectiva" del producto por el cliente aprove-
~o ~ es que pro~eten mayor naturalidad se hacen creíbles a través de los chando al máximo todas sus posibilidades.
granulas torrados .dentro del frasco. (Levitt, 1985 , 111-113)
. E s es
' ta, en-
El criterio de "uso" debe ser definido en forma precisa para que tenga
to~ces, una ~ecuencta permanente entre lo tangible y lo intangible que po- efectividad competitiva. Conceptos vagos y difusos como "alta calidad" o
dnamos graficar en la figura 4.2.
"entrega" pierden fuerza ya que "calidad" puede significar altas especifica-
Tangible ciones o mejor conformidad con normas.
Intangible Tangible "Calidad" en un ingrediente de alimentos puede ser medida en términos
Producto del número de "partículas extrañas" o del grado de "grasa" contenidas. En
Indicadores
físico McDonald's, por ejemplo, atributos como "consistencia" de la hamburgue-
específicos
sa y "tipo de fritura" son tan importantes como "sabor" y "tamaño de por-
FIGURA 4.2. El manejo de la evidencia ción". También "service" puede significar muchas cosas: "potencial de re-
paración", "atención de reclamos" o "tiempo de respuesta".
El "criterio de señal" está constituido por factores que ayudan a encon-
Por otra parte, ~n recien~e enfoque respecto de los criterios de compra que trar el criterio de "uso" tales como reputación y publicidad acumulada;
hacen al negocw,. es. dectr, a la decisión del cliente en favor de un producto peso y apariencia de los productos; tiempo en el negocio y base instalada de
u otro es ~1 que dtstmgue entre el criterio de "uso" y el de "señal". la empresa; participación de mercado y estabilidad financiera o el packa-
El "cnterio d~ uso" está referido a aquellas condiciones de valor que ging y las etiquetas.
responden a I~edtdas ~s~~cíficas respecto de qué se espera del producto, Una marca de detergentes puede diferenciarse porque su caja es "más
tales como cahdad, postbthdades e ingeniería. Está orientado hacia la "ofer- pesada" que otras competitivas aun cuando rinda el mismo número de lava-
ta", es ~ecir: h~cia la logística de "salida" de fábrica y hacia las actividades dos. Muchos servicios profesionales se diferencian por la "decoración" de
de servtce tecmco requeridas. sus oficinas y muchas marcas de instrumentos musicales se diferencian por
E~ "criterio de se~al" ~stá r~ferido a aquellos indicadores de valor que le ser aquéllas en las que "ejecutan" los concertistas más famosos.
permiten al consu~rudor mfenr o j~zgar anticipadamente el valor del pro- En todos estos casos "el criterio de señal" es fundamental ya que los
ducto co~o, por eJemplo, la pubhctdad o la reputación institucional. Esto consumidores no pueden "a priori" evaluar la capacidad del número de
es, se refiere a las actividades de marketing -orientación hacia la "de _ lavados proporcionado por una caja de detergentes, o la calidad de sonido
d , d man
~ - esarrollad.as para influir en la forma en la que los consumidores per- de un piano comprado por aficionados, o la eficiencia de determinados ser-
czben la presencia de valor en el producto. (Porter, 1985, 137-147.) vicios profesionales en los que no es aplicable la experiencia. En la figura
.:ara,~os enfoques "tradicionales", aunque sean muy recientes, el criterio 4.3 se muestran ejemplificados los criterios de "uso" y de "señal" en el
de uso es el que realmente le da el valor al producto ya que los consumí- consumidor final listados en orden de importancia según su relevancia en la
adquisición de "productos elaborados con chocolate". (Porter, 1985, 148.)
110
Alb~rto L. Wilensky, Marketing estratégico
Negocio 111
Criterios Criterio de uso siempre un deseo que "satisfacer" siempre tendrá problemas por "resol-
Criterio de señal
o sabor ver". Ésta es una secuencia en la cual el deseo genera situaciones que im-
o publicidad
o valor nutritivo • posición en los
plican la resolución de problemas y, a la vez, durante dicha resolución el
Importancia • textura
estantes deseo "reaparece" influenciando y condicionando el proceso de decisión.
para el • apariencia
consumidor
• displays Al tener que comparar entre dos productos de aptitud similar para la
• precio
• disponibilidad resolución de un problema práctico y funcional: lavar, cocinar, viajar, inver-
• disponibilidad
• tamaño de envase tir o vestir, el consumidor se enfrenta nuevamente a la ineludible presencia
del deseo. Podríamos decir, asimismo, que ante la cada vez mayor neutrali-
FIGURA 4.3. Criterios de compra zación de elementos competitivos diferenciales en el "objeto" surge cada
vez más y con toda su "fuerza" el sujeto. El sujeto al deseo.
!:~t~ resu~idla exp~~ición del enfoque de dos autores fundamentales del En este sentido podríamos igualar al consumidor decidiendo entre pro-
. e ng y e a pohtJca de negocios aparecen criterios . ductos físicos y tangibles similares -al menos respecto de su percepción-
particulares respecto de los productos y los consu .d y conce~to_s ~~y con el participante de un test "proyectivo". Ante la total indiferenciación
entre productos "tan "bl , "" . mi ores. La distmcwn
" - .gi es e mtangibles" y entre criterios de "uso" d de la hoja blanca que tiene enfrente suyo el sujeto sólo puede volcarse a
sena!" es muy ejemplifi d Y e
. cea ora respecto de la permanente "necesidad" d "sí mismo" en el papel.
se~arar los diferentes asp~~tos de los productos y servicios. A su vez o~ De igual modo, ante la indiferenciación funcional a la que llevan los
:n~~os_ sumlar,~ e~~as clasificaciones las tradicionales referidas a los asp~c- avances tecnológicos y la imitación competitiva los consumidores se en-
os racwna es y emocwnales" en las d . . d
E . eciswnes e compra. trelazan con los productos de determinadas marcas que se diferencian
n tal sentid_o, y en función de lo expuesto en los capítulos I II únicamente en lo simbólico. Precisamente, en la dimensión simbólica del
cr~emos q~e es Important_e conceptualizar con precisión las caracte~sti~
ca~ _genera :s de la relación entre los consumidores y los productos a
part¡r del VllZCUfo que Se genera entre ambo C -.1 ..
sujeto y del deseo. El sujeto se "encuentra" en las marcas. Las marcas que
lo marcan. Marcas en las cuales puede hallar su imagen en el "espejo"
. L . s. omo sena an mamflesta- que le brindan los productos y reconocerse completo.
~ente , ev¡tt y, de modo implícito, el enfoque de Porter, el problema siem- Aquí radica la fundamental importancia del posicionamiento del pro-
pie esta dado por una relación entre estos dos aspectos No . ducto y de la marca. El posicionamiento en ese punto simbólico de contac-
embar~~· puesta en su real dimensión en estos 'enfoqu~s la ¡:a~r~:~~~n to entre el procesador y el problema, y entre el sujeto y el objeto. Es en
~~~ategzca de 1~ relación "su~eto-objeto" tal cual se desprende lo ana~ de ese punto de cruce donde la empresa logra realmente establecer una rela-
e d? en el capitulo II. La articulación entre Jo tangible y los. b -¡·
convierte ento un o zco se ción integral producto-mercado. (Véase figura 4.4.)
. . ., , nces, para nosotros en un aspecto central del a -¡· . 1 En ambos casos entran en juego dos temas conceptuales fundamentales
deflmcwn del negocio. na ISIS y a
que es necesario articular: el conocimiento y el deseo. Esto es, en la rela-
ción procesador-problema está involucrado el "conocimiento" y en la re-
2. ESTRATEGIA SIMBÓLICA lación sujeto-objeto está involucrado el "deseo".
Según Lacan, en el "conocimiento" se trata de un ser que se relaciona
Como se~;lár~mos en el capítulo l, la decisión del consumidor involucra
con otro ser en tanto que en el "deseo" se trata de una relación entre el ser
as~ectos . ~ncwnales" y "simbólicos" que están referidos esencialmente a
~~~~~~luctO!~ de probl~mas y a la satisfacción de deseos. Siendo más espe-
y la carencia del ser. El conocimiento se formula en lo posible y el deseo en
lo imposible. Uno se refiere a la "lógica de la acción" y el otro a la lógica de
podnamos decir que precisamente porque en el ser humano hay
la "realización del deseo".
112 Alberi!J L. Wilensky, Marketing estratégico Negocio 113
Sujeto
--- Problema
..... ____ _.
mecanismos básicos: disminuir los costos o aumentar la peiformance de dad de insumos", "sabor", "amplitud de distribución" y "presencia publici-
los productos o servicios. taria". (Porter, 154-155.)
El consumidor debe obtener siempre un beneficio como, por ejemplo, El proceso de diferenciación aparece casi como un axioma de la estrate-
menor tiempo de compra, menor consumo de electricidad o menor costo de gia competitiva. Sin embargo, esto no implica un concepto absoluto, ya que
reparación. Asimismo, debe ser contemplado el acto de consumo en su la diferenciación sólo es válida bajo ciertas condiciones. Los criterios de
totalidad, por ejemplo, el marketing "directo" que evita que el consumidor diferenciación propuestos por los autores de literatura estratégica general-
deba salir de compras puede tornarse negativo cuando las compras son vivi- mente se orientan más hacia un enfoque microeconómico del tema. Porter,
das como "paseos" familiares. pese a estar involucrado en este enfoque, pone de manifiesto algunas de sus
Una forma de encontrar diferenciaciones es analizar lo que se podría limitaciones al enumerar "errores típicos" en los que incurren las empresas
llamar la "cadena de valor del cliente". De esta forma si se considera que el
al diferenciarse (Porter, 1985, 160-161 ):
usuario de una máquina de escribir sólo ejecuta el tipeo, un atributo como
el "peso" de la máquina no es relevante. Sin embargo, para muchos usua- • Generar ventajas competitivas no valoradas por el mercado.
rios el "traslado" de la máquina es fundamental en su actividad y, por lo • No dimensionar el costo-beneficio de la diferenciación.
tanto, en su decisión de compra. • Focalizarse exclusivamente en el producto físico en lugar de conside-
Bajo este enfoque se analizan distintas características de los productos rar todo el proceso de valor añadido.
que disminuyen el costo del comprador en una clara orientación a aspec- • Excederse en la diferenciación o en el precio.
tos "funcionales", tales como, por ejemplo, reducir el riesgo de daños en • Ignorar la necesidad de las "señales" de valor.
otros productos (equipos de filtración), menor requerimiento de inspección • Fallar en reconocer los segmentos.
(semiconductores) o mayor compatibilidad con otros equipos (computado-
res personales). Tras la lectura de estos puntos, emergen como principales "errores" aquellos
Las ventajas únicas establecidas por cada empresa toman forma a través derivados de tomar las decisiones de diferenciación de "espaldas" al merca-
de los productos y a su vez dan vida concreta a la estrategia de diferencia- do. De haber comenzado la empresa la búsqueda de la diferenciación real-
ción desarrollada. Algunos aspectos se prestan para ser convertidos en los mente desde el consumidor, ninguno de estos etTores hubiese sido cometido.
pivotes de la generación de ventajas competitivas; entre éstos Porter señala Pmtiendo genuinamente desde una óptica de la demanda para enfocar el
los siguientes: problema de la diferenciación Levy inserta el concepto de postura estratégi-
ca como la resultante de las diversas fuerzas competitivas involucradas en
• Servicios (crédito, entrega, reparación).
el negocio. La "postura" depende, entonces, de la compatibilización (grado
• Tecnología empleada en el proceso.
de satisfacción generado en el consumidor), la dominancia (grado de satis-
• Calidad de inputs.
facción logrado respecto de los competidores), barreras de sustitución (de-
• Intensidad de la actividad (tasa de inversión publicitaria).
fensa contra productos sustitutos), la aumentación (el exceso de atributos
• Habilidad y experiencia del personal.
por sobre las expectativas básicas de la demanda), la dependencia (interre-
• Información de control.
lación con otros productos que incide en la medida del riesgo competitivo
Como ejemplos de estas ventajas "exclusivas" logradas combinando mejo- global) y la sinergia (efecto palanca de aprovechar recursos y mercados com-
res desempeños relativos a lo largo de la cadena de valor agregado es posi- partidos). (Levy, 1985, 128-129.)
ble citar a Caterpillar en tractores y a Heineken en cervezas. Caterpillar Simplificando el "núcleo competitivo" de Levy podemos señalar en lo
conjuga ventajas competitivas específicas en "duración del producto", "dis- simbólico cuatro aspectos competitivos fundamentales. Éstos están consti-
ponibilidad de repuestos" y "red de distribuidores". Heineken combina "cali- tuidos por cuatro zonas en la figura 4.8. (a).
118 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Negocio 119
~
administrativa, su potencial de distribución y su localización de stocks, entre
UR0 1 UR0 2 .. . .. UR0 0 otras. De esta forma la empresa puede obtener ventajas competitivas deriva-
S
das de su habilidad para el manejo de recursos financieros, técnicos, físicos y
UPal @ humanos, las que se trasuntan en una mejor eficiencia operacional.
Productos
Porter clasifica estas actividades desarrolladas por las empresas a lo lar-
propios
UPaz @ go de la cadena de valor añadido desde el aprovisionamiento de materias
.. primas e insumas básicos hasta la venta y cobranza de la producción. En tal
UPan
sentido, es posible distinguir en dicha "cadena de valor" las actividades de
soporte y las primarias. (Porter, 1985.)
UPbl @ Hasta el momento en el que el producto es elegido y comprado por un
Competidores consumidor podemos considerar a toda la empresa como un gigantesco
...
directos centro generador de costos.
UPbn En tal sentido, una posición de costos relativos superior a la de sus com-
petidores puede ser clave para obtener una ventaja estratégica de largo pla-
UP¡ 1 @
zo. Esto implica el dominio de una fase "clave" de valor añadido, es decir,
Competidores
indirectos aquélla en la cual se incluyen las mayores proporciones de los costos tota-
les. A su vez, implica la defendibilidad a lo largo del tiempo de dicha posi-
UPrn
ción e incluso su mejora.
FIGURA 4.8. (b ). Matriz de posicionamiento
abastecimiento uranio
materias primas
instalaciones de producción astilleros
diseño aeronáutica
tecnología de producción semiconductores
FIGURA 4.1 O. Fases típicas del negocio variedad de productos almacenes
aplicación de ingeniería minicomputadoras
En el negocio de extracción "petrolífera" o en el de extracción de "oro" si fuerza de ventas automóviles
bien la tecnología de producción es importante, la clave radica en te~er
red de distribución cerveza
"buenos" pozos o "buenas" minas. Esto es, contar con las materias primas
adecuadas. servicio ascensores
En la industria del "acero" o del "papel" la clave está dada por la habili-
dad desarrollada en la fase del procesamiento de los insumos. FIGURA 4.11. Factores y fases clave
En la fabricación de "circuitos integrados", la eficiencia fundamental
consiste en la fabricación. Considerando como parámetro el total de fases que implican costos es po-
En "ropa", la clave está en la confección, es decir, en el montaje. sible pensar en un conjunto de atributos de eficiencia de gestión que un
En "cosméticos" es fundamental tener eficiencia en el manejo del mar- determinado negocio requiere. Esto es, las condiciones de logística de la
keting. empresa global que culmina en el portador físico de imágenes que lanza al
Finalmente, la distribución física es clave para el negocio de "gaseosas" mercado. Cada negocio implica que la empresa cumpla determinados re-
o de "periódicos". quisitos de eficiencia logística (REL) que lo caracterizan. Nuevamente, no
Otro ejemplo está dado por los negocios que se exponen en la figura es posible pensar dichos requisitos aislados. Conforman una estructura. En
4.11. (Ohamae, 48.) los casos anteriores, por ejemplo, de nada serviría una ventaja en costos en
Por supuesto, cada una de esas superioridades derivadas de mayor efi- la distribución física de gaseosas si para lograr el posicionamiento se debe
ciencia competitiva en una fase clave no es determinante aislada del resto duplicar la inversión publicitaria respecto del competidor. Una mayor efi-
de las fases del proceso. En los ejemplos anteriores se pretendió mostrar el ciencia global en la dimensión operacional sólo es conseguible mediante
acento que en ciertos negocios tienen algunas fases en particular. Es impor- "ventajas" en algunas fases y "paridades" o "ventajas" en las restantes.
tante señalar que cuando hablamos aquí de marketing, como parte de la Podemos graficar estos "atributos" empresarios en términos de un "nú-
cadena de valor agregado, no nos referimos a los posicionamientos ligados cleo competitivo operacional" en donde:
a lo simbólico sino a la operatoria del área funcional que debe lograrlos.
Por otra parte, deben considerarse las implicancias en los costos de los • La zona A: ventaja competitiva de "X".
efectos "escala" y "experiencia" en cualquiera de las fases, así como el del • La zona B: neutra competitivamente.
manejo "financiero" que recorre toda la cadena. • La zona C: desventaja competitiva de "X".
• La zona D: ventaja estratégica operacional potencial.
124 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
Negocio 125
Ventaja Superioridad
simbólica estratégica
Ventajas
competitivas
simbólicas Desventaja Ventaja
competitiva operacional
~
5. TABLERO ESTRATÉGICO Relación "Propensión
óptima al riesgo"
El marketing estratégico es, entonces, aquel que hunde firmemente sus co-
lumnas en las dos bases del negocio: lo simbólico y lo descriptivo. La per-
manente relación entre ambos niveles debe ser analizada estática y dinámi- "Aversión Relación
camente, desde el "cuadro de situación" del negocio hasta la "superioridad al riesgo" pésima
de maniobra" competitiva.
La matriz de liderazgo que relaciona "grados de compatibilización" con Riesgo
"grados de dominación" permite determinar la firmeza competitiva en lo FIGURA 4.17. Matriz de rendimiento esperado
simbólico. (Levy, 1983, 100-101.)
0 baja rentabilidad con bajo riesgo requieren del uso de mode~~s como,. ~o.~
~ ejemplo, los de la teoría de la decisión .q~e toman en cuenta la propenswn
Líder Líder 0 "aversión" al riesgo propias del decididor. .
absoluto precario Según Porter, la rentabilidad y el riesgo aparecen. en un determmado
sector industrial como consecuencia estructural a partir de las barreras de
Fuerte "entrada" al negocio y "salida" de él. Esto es, según la especí~ca resultante
Rezagado
seguidor · ter ae ci· o' n de las "fuerzas competitivas" que caractenzan al sector.
de l a m d'f
absoluto
... Las posibilidades de ingreso de nuevos competidores así com~ las I I-
eo cultades para el abandono de un sector ~ de. un segment~ .adq~Ieren una
Grado de compatibilización significativa influencia en el nivel de nvahdad co~p~tltiv~ Im~e;,ante.
Ese nivel de rivalidad, a su vez, condiciona la rentabthdad medta Y el
FIGURA 4.16. Matriz de liderazgo simbólico riesgo de cambios negativos en esa rentabili~ad. (Porter, 198~, 42-43.')
En este punto podemos plantear una matnz re.su~en que ~Igue.lo sim-
A partir de estos conceptos simbólicos, y luego de pasar por el número de bólico con énfasis en la demanda con lo descnpttvo con enfasis en la
consumidores y su tasa de consumo, las ventas, los costos y la inversión
requerida, es posible determinar una "rentabilidad potencial". Asimismo, ana-
Barreras de salida
lizando las sinergias y las dependencias del portafolio, mi determinado "ries- Baja Alta
go asociado". Esto es, pasando por la matriz de posicionamiento y por la Baja
matriz de portafolio se puede arribar a los resultados potenciales del negocio Baja rentabilidad Baja rentabilidad
y bajo riesgo y alto riesgo
en términos de rentabilidad y de riesgo. (Véase Levy, 1983, 99-151.)
Barreras
Podemos conjugar, entonces, los dos conceptos básicos del ')uego" em- de entrada
presario -la rentabilidad y el riesgo- en una "matriz de rendimiento espera- Alta rentabilidad Alta rentabilidad
do" del negocio que evalúe esa relación. y bajo riesgo y alto riesgo
En esta matriz los rendimientos "óptimos" y "pésimos" resultan claros, Alta Ir .
_
en tanto el análisis de las combinaciones de alta rentabilidad con alto riesgo
FIGURA 4.18. Barreras de entrada y de salida
134 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Negocio 135
oferta. El negocio es la relación entre ambas. Según sea esta relación el construir agresivamente en términos de incremento en plantas o publici-
negocio será "sólido" o "débil". Desde el punto de vista lógico y concep- dad, por ejemplo.
tual en el largo plazo todo negocio debería tender a quedar claramente Sin embargo, esta estrategia de crecimiento puede ser a costa de una
situado en una de estas qos posiciones: de solidez o de debilidad. Esto es, vital pérdida en lo simbólico. Este impulso estratégico de inversión y desa-
los neg~cios con alta posición en lo simbólico (relación compatibiliza- rrollo cuantitativo del negocio puede significar la destrucción del "capital"
ción/dominancia) deberían "ceteris paribus" obtener una alta posición en simbólico de la empresa. Esto es, la degradación y desaparición de la mar-
lo descriptivo (relación rentabilidad/riesgo). Sin embargo existen dife- ca, la pérdida futura de un activo crucial. Podemos asimilar, entonces, el
rentes circunstancias que hacen que no ocurra de este modo. Negocios cuadrante inferior derecho de nuestra matriz con el "hoy". Con negocios
que no tienen compatibilización ni dominancia pueden ser rentables por brillantes pero efímeros. Por un tiempo el producto satisface un poco a
tratarse de oligopolios o bien de monopsonios. Inversamente, negocios todos pero luego otros posicionamientos más específicos lo irán derrum-
con alta compatibilización y dominancia pueden tener baja rentabilidad bando irremediablemente.
porque no pueden competir en costos con un rival que aprovecha una Por supuesto, esto no es necesariamente equivocado. En una empresa
sinergia de producción o cuenta con una desgravación fiscal. multimarca los fondos generados pueden ser volcados a nuevos lanza-
mientos o consolidaciones. En una corporación pueden ser volcados a
generar nuevas empresas para mañana. La evaluación de decisiones de
Negocios Negocios este tipo sólo puede hacerce desde un global análisis de portafolio. Lo
Nivel simbólico ''mañana'' "sólidos" importante es tener una clara comprensión de esa circunstancia y de sus
(compatibilización
/dominancia) consecuencias futuras.
"causa" Negocios Negocios Inversamente, como en el cuadrante superior izquierdo de la matriz, un
"débiles" "hoy" alto predominio puede no conesponderse con buenos niveles de rentabilidad/
riesgo. Esto por cuanto esa consolidación simbólica pudo deberse a una sig-
Resultados nificativa, cuantiosa inversión publicitaria de construcción de imagen en un
(rentabilidad/riesgo) lanzamiento. O bien a una cada vez mayor concentración específica en un
"efecto"
solo segmento con la consiguiente caída de volumen y aumento del riesgo.
FrGURA 4.19. Matriz de consolidación del negocio Sin embargo, un predominio de nuestra marca en lo simbólico es un
activo empresario fundamental: el capital real de la empresa. Esto por cuanto
la formación de imágenes de marca implica una constmcción imaginaria
Por otra parte, puede darse incluso el caso de que precisamente esa pérdida
sumamente compleja. Requiere de una "ingeniería simbólica" muy particu-
de compatibilización/dominancia se deba a un "desposicionamiento" en lo
lar. Incluso, como en algunos casos de marcas "tradicionales", ésta sólo es
simbólico pero que se traduce, por ejemplo, en mayores niveles de venta.
Esto es, desposicionarse en un segmento en el cual se había logrado alta otorgada por el transcurso del tiempo.
De esta forma, aun cuando en un momento dado su relación rentabili-
compatibilización para compatibilizar un poco más en otros segmentos quizá
dad/riesgo no sea óptima, de alguna manera todos los posicionamientos
más numerosos. De esta forma una menor compatibilización y dominancia con alta compatibilización y dominancia siempre son negocios potenciales.
puede implicar un significativo incremento en rentabilidad (por mayor vo- Negocios de "mañana". Negocios que se consoliden, juntando los niveles
lumen) y menor riesgo (por mayor diversidad). Estaríamos, en este caso, en de preferencias en la demanda y resultados en la oferta, o que repitan el
un típico impulso estratégico de "cosecha" simbólica. Ésta implica, quizá ciclo antes descripto en el cual usufructuando el capital simbólico de la
desde el punto de vista económico-financiero, un impulso estratégico de marca se puede incrementar el rendimiento económico del negocio.
136 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Negocio 137
Consecuentemente, la matriz muestra dos zonas "nítidas" respecto de la respecto del negocio. Ambas incluyen necesariamente lo simbólico como
salud del negocio y dos zonas "grises" que deben ser evaluadas en cada factor clave para una comprensión profunda e integral de la posición y la
caso en particular. Existirán momentos en la vida de la empresa en los que dinámica competitiva.
ésta deba colocar más el acento en la construcción o defensa de su posición A partir de este tablero estratégico conjunto es posible seleccionar en
en lo simbólico, y otros en los que su supervivencia misma esté sólo ligada forma rigurosa cuál es y cuál debe ser nuestro negocio en virtud de las
a los resulfados inmediatos. ventajas simbólicas y operacionales que tenemos respecto de los compe-
De alguna manera el predominio en Jo simbólico constituye el futuro, la tidores, de los resultados potenciales involucrados en cada mercado y de
genuina perdurabilidad del posicionamiento. Los resultados constituyen el la "seguridad" de nuestras fronteras.
presente. Ambos se interrelacionan indisolublemente. Sin el hoy el mañana
no existe, y sin un mañana ese hoy no tiene sentido.
La matriz de "consolidación" del negocio debe ser analizada juntamente
con la de "superioridad" competitiva descripta anteriormente. Considera-
mos que estas dos matrices o pantallas dan un cuadro global y fundamental
~----------1
1 Alto 1
1
~'Mañana"
"Débiles" "Hoy"
1
Bajo: FIGURA 4.20. (b). Selección de/negocio
Bajo Alto
,------------------
1
Un verdadero tablero estratégico del negocio debe integrar en su análisis la
1 dimensión simbólica. Probablemente sin alcanzar mediciones exhaustivas
1-E
1~ pero logrando aprehender toda la complejidad y riqueza de la situación estra-
IÜ
tégica a través de una concepción totalista de la posición actual y de las
,__
1 ______
jventajas operacionales 1 ,
maniobras posibles.
Altas Un tablero estratégico, en consecuencia, debe operar con los "efectos"
Superioridad
pero siguiendo muy de cerca sus "causas". En tal sentido, debe analizar
simbólica
constantemente "participaciones de mercado", "tasas de crecimiento del
sector", "utilidades" y "rentabilidad" pero referenciándolas siempre a los
Desventaja Superioridad deseos y posicionamientos que las miginan.
absoluta operacional
1 B~as~~----------~------------~
1 : B~as Altas 6. ESTRUCTURA DE PODER DEL NEGOCIO
' - - - - - - - - - - Matriz de superioridad competitiva
FIGURA 4.20. (a). Tablero estratégico
La satisfacción de las necesidades de los clientes es un requisito básico
para la realización del negocio. Sin embargo, es una condición "necesa-
Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Negocio 139
138
u
Poder negociador Poder negociador
La estructura del sector industrial en el que la empresa compite es la que de los proveedores de los compradores
determina, en última instancia, quién se queda con qué parte del valor "crea- [ Proveedores 1 1 Compradores 1
do" por los consumidores. Al respecto existen, según Porter, cinco fuerzas
competitivas que constituyen dicha "estructura": proveedores, comprado-
res, competidores, potenciales ingresantes y sustitutos. (Porter, 1984, cap. !.) Rivalidad entre los
La estructura competitiva de un negocio sólo puede estar referida -se- competidores actuales
gún lo expuesto en los puntos anteriores- a una determinada relación pro- ~
u
Rivalidad Persuasión
~~er
1
UPC Po~
del proveedor del cliente
UPd i
Amenaza de
sustitución
Lucha
UPe 1
1
---------"' ---------..1
FIGURA 4.24. Maniobras tácticas
FIGURA 4.22. Las fuerzas competitivas de/negocio en cada segmento
Conversión Posicionamiento
Posición Ventajas
estratégica competitivas
~
ésa es la "realidad". Simbólico
(Forma)
- 1+- (Materia) - (Energía)
S
Los componentes fácticos del producto constituyen un medio y no un
fin. Como medios, muchísimos productos se parecen y en ese sentido son Producto Satisfacción
Mercado Deseo
commodities. Bajo ese enfoque estaríamos en la economía incluso pre-
industrial que aún es posible observar en algunos productos genéricos. Sin t
1
embargo, nuestro mundo es el de la revolución simbólica. La revolución de Compatibilización Eficiencia Rentabilidad
Empresa
las marcas y los posicionamientos.
1
Lo simbólico estuvo inicialmente opacado y ocultado por las maquinarias
y la energía de la revolución industrial que inundó nuestra sociedad con la
+ Dominancia Superioridad Participación
Competidores
producción en escala de objetos aparentemente "funcionales". La esencia sim-
bólica del consumo que originaba esa producción industrial reaparece hoy
FIGURA 4.30. Lógica de/negocio
enfáticamente a través del concepto simbólico por excelencia: la marca.
Consecuentemente, y en términos de los "actores" que intervienen en
el "teatro de operaciones" del consumo, es posible su análisis a través de . . , ) y en "superioridad" a lo largo de la cadena de valor agrega-
tres dimensiones fundamentales del universo: forma, materia y energía. la orgamzac10n
Estas dimensiones determinan tres factores fundamentales de poder: sím- d (respecto de los competidores). ..
o Finalmente, en la dimensión energía el "motor" del sistemas~ mamfles-
bolos, cosas y fuerzas.
bu'squeda de "satisfacción" en la demanda, por la busqueda de
El área simbólica se refiere a las formas; considera hechos, objetos y ta por la " · · ·' "de merca-
personas no por lo que son sino por lo que representan para alguien. Es el "rentabilidad" en la empresa y por la lucha por 1a pa~tlctpacwn
mundo "cultural" específicamente humano del deseo y sus múltiples cana- do dentro de cada segmento (respecto de los comp~udores~·- d 1 t
En todos los casos los resultados dinamizan la mter~ccwn ~ os ac o-
lizaciones.
res. Su característica de ser puntuales y fugaces mantiene al sistema en
El área material se refiere a objetos físicos, cosas y bienes. Considera
los objetos y las personas por lo que son. Es el mundo "tangible" de la ermanentes puntos de equilibrio inestable. ..
p . f . , 'ltt'ma y total de la expectativa de rentabthdad de la
actividad empresaria. La satis accwn u . t
., t'nestable Los dos factores antenores generan, en on-
El área de resultados es el efecto de la interacción entre las otras dos. Es empresa es tam b1en · · · d · ·
ermanentes oscilaciones y cambios en Jos porcentaJeS e partlctpa-
una etapa intermedia en la cual se producen resultados esencialmente "fu- ces, P .
gaces" que le dan energía a! proceso y constituyen la fuerza que lo impulsa. ción de mercado relativa a través del tiempo.
De la relación entre estas tres áreas de poder (símbolos, cosas y fuerzas)
y Jos tres actores del teatro (mercado, empresa y competidores) surge una 8. CONCLUSIÓN
estrecha vinculación que puede ser visualizada a través de la figura 4.30. . . t de la naturaleza de los negocios. En el con-
En la dimensión de las formas, "lo simbólico" se manifiesta en el "de- ~i~~nfl~~t~n~:e~~~t: ~~t:!;~e;a con sus competidores directos e indirectos
seo" de la demanda, en la "compatibilización" lograda por la empresa res-
pecto de ese deseo y en su "dominancia" respecto de sus competidores.
puede~ ser detectadas ventajas competitivas a. lo largo de toda lal ca~e~:!:
actividades de valor agregado. Desde que el msumo entra en p an a
En la dimensión de la materia, las cosas tangibles se corporizan en "pro-
ductos" (respecto de la demanda), en "eficiencia" de procesos (respecto de que llega al más distante minorista.
Negocio !51
!50 Albert? L. Wilensky, Marketing estratégico
Pueden obtenerse ventajas en el aprovisionamiento, en el montaje, el en- Durante mucho tiempo el "lugar" natural del empresario fue el de la
samblado, el procesamiento, la distribución, la publicidad, la venta o la co- administración, la economía, la ingeniería de producción e incluso la inge-
branza. Sin embargo, ninguna de estas ventajas puede suplir a la principal niería de gestión, pensando a la empresa toda como una maquinaria. Una
ventaja competitiva: comprender profundamente la esencia del negocio. maquinaria compleja, pero una maquinaria al fin. Eso nos llevó _a pensar
Comprender el negocio es, por ejemplo, saber qué quieren realmente que bastaba dominar la clásica tecnología de n:~na?ement (ecuaCiones_ pa-
tanto nuestros consumidores como los de la competencia. Saber qué están trimoniales, fórmulas financieras o programac10n hneal) para ser efec~Ivos
comprando cuando eligen una marca determinada. Conocer el vínculo con- empresarios o gerentes profesionales. Hoy, la cada ve~ mayor_ rel~vancm de
sumidor-producto que estamos atacando. Conocer los vínculos que atacan lo simbólico nos obliga a manejar conjuntamente la Imprescmdibletecno-
nuestros competidores o los que directamente nadie ataca. Determinar cuál logía "clásica" de la empresa y la imprescindible tecnolog_ía_ simból~'ca. .
es el conjunto de vínculos que maximiza nuestra competitividad. Determi- Como empresarios o gerentes, además de nuestras tradi_cwn~les ~ami
nar cuál es el conjunto de vínculos que minimiza el riesgo global de nuestro setas" de contadores, administradores, economistas, actuanos e mgemeros,
tenemos que ponernos las "nuevas" camisetas de psicólogos, sociólogos,
posicionamiento.
Comprender el negocio es definir claramente cuáles son las fronteras psicólogos sociales, antropólogos, lingüistas y semiólogos. . .
Esto es, aquellas que nos permitan entender y operar sobre el mvel sim-
que dibujan el mapa competitivo de nuestra marca. Cuáles son los límites
bólico. El nivel en el cual las cosas son lo que no parecen. El campo de las
de nuestro posicionamiento. Qué límites realmente nos "limitan" el creci-
representaciones y las imágenes. El campo en el cual se centra la clave del
miento. Quiénes son "proteccionistas" y quiénes "liberales". Quiénes y cómo
son nuestros "vecinos". En definitiva, quiénes son los "amigos" y quiénes posicionamiento y del negocio. , . , . .
Por supuesto, cuando decimos dominar la tecnologm stmbohca no deci-
los "enemigos".
mos reemplazar a los expertos y especialistas. Decimos com~render~o_s Y
Comprender el negocio es reconocer las líneas subyacentes que deter-
trabajar con ellos. Decimos que el "precopy-test" de u~ mensaJe pubhctta-
minan la estructura de relaciones de poder entre la empresa, los proveedo-
rio que hace al control del plan comunicacional es tan tmp?:tante como la
res, los competidores y los clientes. Quiénes son los "fuertes" y quiénes los
prueba de calidad que hace al control del plan de produccwn. Ambos son
"débiles". Quiénes los "agresivos" y quiénes los "defensivos". Quién se
queda con qué en el reparto de la "torta" en el juego "suma cero" del nego- básicos para el posicionamiento. . . , .
Decimos comprender y manejar el nivel de prwndad estrategtca de lo
cio global. Quién puede modificar la estructura actual de poder. Quién tiene
simbólico en la asignación de recursos. Decimos que los reportes finales
espacio de maniobra. Quién puede amenazarnos. En qué puede hacemos
sobre posicionamientos propios y competitiv~s y, má_s a~n, sobre los de-
"doler" más. ¿En lo simbólico? ¿En lo operacional? ¿En los resultados? seos insatisfechos de la demanda "compartan el escntono con los balan-
Comprender el negocio es descubrir la estructura lógica que rige desde ces, las proyecciones financieras y los niveles de eficiencia fabril.
lo latente los procesos manifiestos que observamos en la actividad diaria.
Comprender el negocio es conocer las reglas y el cálculo de la "lógica
simbólica" que gobiernan las leyes del mundo empresario.
El dominio de la tecnología de producción marcó el nacimiento y creci-
miento de la comunidad empresaria en el primer tramo del desarrollo
económico. Hoy, en sociedades desarrolladas cada vez más satisfechas res-
pecto de sus necesidades elementales que tienen que atacar más la "obesi-
dad" que el "hambre", es necesario el dominio de otra tecnología empresa-
ria: la tecnología simbólica.
Marketing estratégico 153
producto
El marketing estratégico es en su esencia un fenómeno simbólico Un.., , (Significante) (Significado)
meno en el que s t. ¡ · ten o-
. e e~ Ie azan en un plano discursivo la oferta y la demanda t 1
de un conJunto de b~enes y servicios. Absoluta e indisolublemente ligado 1
consumo, el marketmg es la unión de dos procesos simbólicos básicos q a FIGURA 5.2. Soporte material y significación
transcunen en el mercad ue
simb -¡· d . f . , o y que tratan de la relación entre un procesador
o Ico e m ormacwn y un problema simbólico. Es la interacción er- La función de marketing en la conducción empresaria es la función de
~anent(e _entre el resolv~dor (procesos decisorios de la empresa) y el :ro- "escuchar" y comprender al otro por sobre todas las demás tareas geren-
ema vmculo consumidor-producto). ciales. En esa función se hacen ostensiblemente visibles dos decididores
Qued~ así de:inida la función de marketing como una relación simbóli- "otros" que intervienen prioritariamente en la decisión: los competidores
ca entre os vanables también simbólicas a la ue od .- . y los consumidores.
marketing = simbólicol (marketing es un proces'; si~bó\~~:~~ ::~~)~mar Los competidores también dependen de "otros": los consumidores, y
éstos, a su vez, de los "otros" en quienes se espejan en cada vínculo. El
decididor de marketing debe tomar sus decisiones entre múltiples espejos
constituidos por "otros".
Este tema fue gráficamente expuesto por Keynes al analizar las decisio-
Problema nes de quienes operan en títulos mobiliarios, donde el valor de cada acción
0 depende del precio que alguien está dispuesto a pagar según el precio que
1Simbólico 1 cree que otros pagarán. El problema del juego en el que para ganar se debe
Marketing
acertar quién será la finalista del concurso de belleza y no elegir la mucha-
1 Simbólico 1 (Vínculo consumidor-producto) cha que nos parece más bonita sino descubrir cuál será la más bonita a los
ojos del jurado.
FiGURA 5.1. Marketing = simbólico 3 En la actividad empresaria nos enfrentamos cotidianamente con numero-
sos casos en los cuales el concepto del "otro" es aceptado declarativamente
En el~~rketing, como ámbito disciplinario específico, no nos interesa la pero jamás puesto en práctica. Como empresarios y gerentes nos "enamora-
r~solu~wt de p~oblemas en.g~~eral (objeto de la psicología de la inteligen- mos" de nuestros productos y, según el ejemplo de Keynes, querernos ganar
cia .o e a teor~a de 1~ deciswn), ni el vínculo sujeto-objeto en sí mismo el juego del concurso de belleza pero no podemos dejar de apostar por la
(objeto de la ps~cologm profunda o de la investigación de mercados) rubia de ojos celestes que íntimamente prefetimos a las demás.
E~ el mar~etm_g: lo i~portante es la relación que se vehiculiza no sÓlo en El marketing requiere de una permanente ruptura con la captura imagi-
uln
b um~er~do Simlbohco smo también a través de los aspectos físicos y tangi naria derivada del "efecto espejo" en la empresa. De la misma forma que
es reten os a os produ t M k · , . . - ocurre en el vínculo entre el consumidor y el producto, como empresarios y
e os. ar etmg es, en ultima Instancia, la relación
152
154 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
Marketing estratégico 155
~eren~e~, nos quedamos fijados a determinadas imágenes de nuestro propio
espeJo conceptual. ción y en el universo simbólico en el cual transcurre. En muchos momen-
. El "narcisismo" empresario es un riesgo peimanente en las decisiones tos, los estudios se centraron en el "procesador" (la empresa) analizando
hgadas al merca~o que_ coexiste -o incluso es la causa- con la concepción sus manejos de las variables controlables: "producto", "logística", "impul-
estrecha que Levitt cahficó como "miopía" de marketing. Dicha "mi , , sión" y "precio". En otros momentos, los estudios se centraron en el "pro-
Prop1a. d i . " , 1 . opta blema" (el mercado) a través de la indagación en las motivaciones del con-
. e_ v Sl~nes tune "respecto del negocio es siempre consecuencia de la
aut~suficienc_Ia y el autoenamoramiento de las propias ideas estratégicas. Es sumidor y analizando las variables incontrolables: "gustos", "beneficios
~1 nesgo, casi constante ~n todos los seres humanos, de pensar que nuestras buscados" y "estilo de vida".
1deas son _buenas por la simple razón de que las hemos pensado nosotros. El marketing es el interjuego entre lo "controlable": resolución lógica
~ste .r,Iesgo es i~tenso y permanente y no queda reducido por la sola de problemas (orientada a lo cuantitativo vinculando objetos a-números) y
reah~acwn de una Investigación de mercado. Por el contrario, requiere del lo "incontrolable": el vínculo que une sujetos con objetos. La posición cien-
monú~reo permanente ?e,lo~ vínculos que ligan a consumidores y produc- tífica genuina se alcanza cuando se reconoce que las dimensiones de con-
tos. V~nculos que son dmamicos y que siguen las permanentes mutaciones trolable e incontrolable quedan relativizadas por su mutua interacción. En
del ~ujeto (c_ontraponiéndose así a las concepciones estáticas que se "cosifi- última instancia lo controlable existe sólo hasta el punto en que el mercado
c~: en el tiempo y se circunscriben a lo "evidente"). Dos características lo acepta.
~Ificu_lt~n, e~tonces, un genuin~ acercamiento a la esencia del marketing: el Qué significa decir que "controlamos" el precio; la distribución o la
empmsmo que opone lo evtdente a lo "simbólico" y "el narcisismo" comunicación cuando sólo estamos diciendo que podemos fijar tal precio,
que opone el nosotros al "los otros". o elegir tal canal o emitir tal mensaje. En realidad esta posibilidad "ficticia"
~a economía no es la ciencia que se ocupa del manejo de recursos esca- tiene el preciso límite de la ruina económica fijada por el mercado y la
sos smo una "ciencia acerca de los pensamientos". Esto es no t t 1 competencia.
" , (b" . . . , ra a con as
cosas Ienes Y serviciOs) smo con pensamientos de la oferta y la deman- El marketing como disciplina sólo puede analizar, desde una mirada
da res~ect~ ?e estas cosas. (Shackle, 92-96.) El marketing -visto desde una externa, la conexión simbólica entre una visión subjetiva de la empresa y
lente Cientiftca externa al . marketing mismo- se ocupa de 1os pensamzentos
· una visión subjetiva del mercado. El marketing, la administración de em-
de gere~tes Y empresanos acerca de los pensamientos de consumidores y presas y la economía operan en sus aspectos estratégicos con el valor que es
competidores. Su núcleo es, entonces, esa interrelación de "pensamientos" siempre subjetivo aun cuando se refleje en cosas "objetivas".
entre la oferta y la demanda. En tal sentido, requiere de una lógica de las decisiones empresarias
El p~oblema e_stratégico en marketing, administración de empresas y para ligarla con la lógica del consumo y abarcar de ese modo integral-
econ~m1a ~o es solo la oferta: plantas industriales, plantel laboral, capaci- mente la estructura configurada por la conjunción de por lo menos cinco
dad ~ma~~Iera, ma?agement; ni sólo la demanda: nivel de ingresos, edad, procesos elementales. Estos procesos mostrados en la figura 5.3 constitu-
l~c_ahzacwn geografica, preferencias. No son sólo las expectativas de renta- yen una trama simbólica que opera y gobierna desde una "otra escena de
bilidad o el enamoram~ento de los empresarios con sus productos, ni sólo lo real" los procesos que intuitivamente se nos presentan como la "reali-
los deseos del consumtdor y su vínculo con objetos que los canalizan. El dad" cotidiana de las empresas, los productos y los mercados.
problema estratégico es comprender y operar la relación indisoluble entre En el proceso 1 se encuentran los consumidores que toman decisiones
ambos.
de consumo en busca de satisfacer lo que ellos viven como necesidades y
. El marketing, para ser definido y tener un lugar como disciplina cientí- requerimientos. Son decisiones basadas en las representaciones simbólicas
fica~ consecuentemente conferir profesionalidad "técnica" y no "artística" que estos consumidores "constmyen" consciente e inconscientemente res-
a qmenes estamos involucrados en él, debe colocar el énfasis en esta reJa- pecto de la "realidad" de los productos.
156 Alber.to L. Wilensky, Marketing estratégico
Marketing estratégico 157
n:
r---'-----.:.......,
Gerentes
1
Consumidores
ceso simple entre una empresa "física": fábrica, operarios, capitales; un
producto "físico": calidad, diseño, e~v~se: y un ~ercado "físico": cli~nte~,
zonas, volúmenes. Sin embargo, su dmam1ca denva de los procesos sunbo-
licos que constituyen su lógica y su esencia misma.
Esta concepción del nexo entre la empresa y el mundo brinda renovadas
U~'
_____ , UCD posibilidades teóricas para que el marketing se desarrolle como disciplina
científica sustentada sólidamente en la psicología y en la lingüística. Tanto en
L-----------1 la psicología "racional" de la resolución de problemas como en la "psicología
profunda" del inconsciente. Tanto en la lingüística "artifici~l" de ~o~ lengua-
jes formales como en la lingüística "natural" de los lenguaJes cotidianos.
En definitiva, concebir el marketing como una "función simbólica" es
descentrar/o de los enfoques empiristas y superficiales que lo relacionan
con la "presión de ventas" o la "poesía publicitaria". Descentrarse de lo
FIGURA 5.3. El marketing como interacción "empírico", lo "físico" y lo "necesario" es un paso científico f~ndame~tal
entre los procesos manifiestos y latentes
que, por ejemplo, posibilitó importantes avances en la astronomm, la psiCo-
logía y la física. .
Como fenómeno simbólico el marketing adquiere insospechadas posi-
En el proceso 2 se encuentran los hombres de empresa aplicando modelos o
bilidades epistemológicas al dar rigor analítico a su función per~anente
intuición para tomar decisiones de inversión en búsqueda de satisfacer "ex-
mente sujeta a la complejidad propia de lo humano, lo competitiVo y lo
pectativas" de rentabilidad y seguridad. Son decisiones basadas en repre-
estratégico.
sentaciones o modelos que explícita o implícitamente se formulan respecto
de los negocios. "Las tareas del más alto rango decoroso se refieren casi exclusivamente
al rol de enlazar el medio interno con el externo, de interpretar y reflejar
En el proceso 3 la investigación de mercados observa desde una óptica
valores sociales para adaptar a ellos el quehacer humano organizado en las
externa y paradójicamente absolutamente interna los múltiples sujetos que
instituciones que dirigen. Son los responsables de la cohesión interna Y de
componen a cada consumidor en su relación con los diferentes productos.
la adaptación externa, de la eficacia o adaptabilidad de las institucion~s qu_e
Es éste un esfuerzo teórico de nivel superior dirigido a introducirse en la
se logran resolviendo conflictos y liderando el cambio. Los a~tos eJeC~tl
"mente" del consumidor y desde el cual es generada la noción de deseo y
vos de la empresa, militares y del gobierno no son pues tecnocratas smo
"constmido" conceptualmente el vínculo.
polfticos, no operan fábricas ni mandan tropas, sólo manejan símbolos"
En el proceso 4 la teoría de la organización observa desde una óptica
(Pfeffer, 211, citado por Frischknecht, 1983a). _
externa los procesos decisorios de la empresa. Su esfuerzo teórico se orien-
La concepción de un marketing estratégico basado en un enfoque sim-
ta a introducirse en la "mente" de los decididores evaluando sus procesos
bólico de la demanda genera para todas las disciplinas económicas un salto
!58 ·Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
Marketing estratégico 159
cualitativo fundamental. Al poder ahondar en los aspectos profundos de la
conducta humana reconociéndolos, interpretándolos y comprendiéndolos
se avanza en un terreno de múltiples posibilidades teóricas. 2. DECISIÓN ESTRATÉGICA
Asumir plenamente la complejidad propia del comportamiento real de la·
demanda produce la posibilidad en el marketing, la administración de em- Los hombres de empresa toman constantemente decisiones de marketing.
presas y la economía de disponer de conocimientos racionales sobre una Durante mucho tiempo se analizó y discutió cuáles eran las características
parte esencial
. de nuestro objeto de estudio: la demanda, los mercados , los de esas decisiones específicas tomadas por los responsables directos del
negociOs. área o por aquellos que desde otras áreas o desde la conducción general
Al analizar desde la lingüística, la antropología, la psicología profunda desempeñan la "función".
Y la psicología social la conducta efectiva de los mercados arribamos a un La pregunta consiste, entonces, en indagar qué es lo que caracteriza a las
enfoqu~ "racional" de la economía en su conjunto. Un enfoque racional que decisiones tomadas por los hombres de empresa que hacen marketing. Como
surge, Simplemente, de dejar de considerar como "irracionales" las decisio- todos recordamos, en un inicio se asimilaba la función con la tarea de "ven-
nes y comportamientos reales de los mercados. der" en la tradicional confusión entre marketing y ventas. El marketing era
Hasta ahora éramos "irracionales" por tratar de encarar la conducta de considerado en ese período una tarea consistente en la utilización constante
los consumidores (agentes económicos básicos) como si ésta fuera sólo de la "palabra" para "vender cualquier cosa en la mayor cantidad posible".
"rac~o-1~al". Ahora P?demos ser "racionales", en serio, y encarar con mayor Posteriormente, el marketing atravesó en círculos académicos y empresa-
preciswn la compleJa operatoria simbólica y psicológica que determina una rios por una etapa "cientificista" en la que se procuró modelizar y mate ma-
aparente "irracionalidad" que nos parecía inexplicable. tizar absolutamente todo.
Podemos esquematizar a través de la figura 5.4los enfoques tradicional Los hombres que debían decidir en las áreas comerciales -y se preocu-
y simbólico de la conducta económica. paban por realizar su labor en forma profesional- transitaban el difícil ca-
mino de no contar con una clara explicitación de cuáles eran sus herramien-
Enfoque Disciplinas Conductas tas y sus modelos conceptuales. Sabían que no eran "profesionales del verso",
conceptual económicas - como los etiquetaban sus colegas de sistemas, finanzas, producción o ad-
f-+ '
econom1cas
(en apariencia) ministración, pero ¿cuál era su tecnología propia y diferencial? Dentro de
Tradicional "irracionales" - ¡-. "racionales" esa afanosa búsqueda de modelos y herramientas aparecieron algunos para-
digmas del marketing "moderno y racional" tales como la investigación
Simbólico "racionales" -
1"+ "irracionales" operativa, la programación dinámica o la econometría. Sin embargo, tales
modelos si bien sofisticados y complejos no alcanzaban a abarcar la aún
FIGURA 5.4. Lo simbólico "racional" más compleja realidad de las decisiones estratégicas. Esto es, las decisio-
nes de posicionamiento y portafolio.
Podemos sintetizar estos últimos conceptos señalando que "a los fabrican- En algunos casos ese herramental estadístico-matemático no sólo no
tes les gusta hablar del 'cliente irracional' y les pasa lo mismo a los econo- mejoraba la toma de decisiones sino que incluso conducía a tomar las deci-
mistas, psicólogos y moralistas. Pero el 'cliente irracional' no existe. Como siones equivocadas. A partir del reconocimiento explícito de la dimensión
lo expresa un viejo dicho: 'sólo hay fabricantes haraganes'. Debe partirse simbólica se produce en la "historia" del marketing una especie de paradó-
d~ 1~ base de que los clientes son racionales. Pero su realidad suele ser muy jico retorno a los orígenes. Un retorno a las "palabras" y a lo cualitativo por
d1stmta de la del fabricante". (Drucker, 285.) encima de los números de lo cuantitativo.
Marketing estratégico !61
160 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
Considerar el marketing como una disciplina ligada más a las ciencias y el "interior" que debe trabajar con símbolos abstractos y producir resul-
del discurso que a las ciencias matemáticas podría ser entendido como una tados concretos. .. . ..
involución. Como una regresión a la "ciencia del verso" ligada en la "mito- En esa tarea de decodificar significados y cod1flcar stgnijtcante~ ~ tra-
logía empresaria" clásica a las "sobrepromesas de la argumentación de ven- vés de un soporte material (el producto), en la empresa se toman dec1~10nes
tas", a los "cócteles de los lanzamientos," a las "convenciones cerca de las de diferente naturaleza. Algunas de estas decisiones se refiere_n a vanables
playas", a·los "jingles televisivos", a "entrar y salir a cualquier hora de la aisladas y en entornos cerrados; otras, a variables inter~elacwn~~as Y en
empresa", a "las modelos publicitarias" y a "las promotoras de góndola de t mos abiertos. En cada caso el método de razonamiento ut1hzado es
los supermercados". ~nd~calmente distinto e implica comprender la complejidad del problema a
ra · " d "
Sin embargo, el marketing real, es decir, el marketing como estructura esolver para utilizar modelos de "cálculo" en los srstemas cerra os Y
conceptual fundamentada y no como mito empresario en extinción se nutre ~odelos de "exploración" en los sistemas "abiertos".
del análisis formal del discurso para alcanzar una base de sustentación más Los diferentes métodos existentes de resolución de problemas empresa-
sólida y rigurosa. Podríamos definir, tentativamente, el marketing como rios nos permiten clasificar las decisiones en fu~ción d~_su ~rado de_ estruc-
una "ciencia del discurso rentable", o como una "ciencia del lenguaje de turación. El método de resolución empleado -mduccwn, mferencra o de-
los negocios". ducción- deriva de la naturaleza del problema a resolver. A~gunos de estos
Una ciencia simbólica que tiene modelos. Modelos válidos y transmisi- problemas pueden implicar numerosas e impredecibles vanabl~s, como el
bles que alejan el marketing de la ingenua concepción que lo ligaba al su- "lanzamiento de un nuevo producto", o pocas pero p~eestable~1d~s, c,~mo
puesto "facilismo" de la "creación publicitaria" o del "diseño de packa- la "fijación de escalas de descuentos p~r volumen, m1x o contmu~~ad . .
ging". Modelos rigurosos que se pueden enseñar, aprender y, sobre todo, La naturaleza del problema determma el grado de estructuracwn de la
aplicar. Modelos diferentes de los matemáticos pero mucho más reales, decisión, tal como podemos apreciar en la figura 5.5.
completos y adecuados a la verdadera tarea del marketing: operar renta-
Semi cerrados Cerrados
blemente sobre la red simbólica que vincula Sl(jetos con objetos. Problemas: Abiertos
En consecuencia, nos alejamos cada vez más de modelos de investiga-
ción operativa planteados para un "sistema óptimo de distribución" que no
o
o
o
o ~
Estructuradas
contemplaba restricciones mínimas o de "maximización de la rentabilidad" lnestructuradas Semi estructuradas
Decisiones:
que presuponía elasticidades de demanda que sólo podían cumplirse dentro
FIGURA 5.5. Clasificación de las decisiones
del modelo y nunca en la realidad. Modelos, en definitiva, que no aportaban
soluciones a los problemas estratégicos del negocio.
Contrariamente, los modelos "simbólicos" se orientan más hacia las "pa- En los problemas "cerrados" la sola aplicación del modelo garantiza~: é~it~
labras" que hacia las "cosas", pero no hacia las palabras que hacen a la de la solución. Por el contrario, y en el otro extremo, los pr~blemas abrer
exaltación de las cualidades del producto y de la empresa sino hacia las que tos" requieren de un permanente proceso de control de la vahdez de las solu-
hacen al proceso de significación. Son modelos válidos y pertinentes que ciones encontradas.
nos dan interpretación en lugar de "deducción" y que nos dan puntos clave Las decisiones operativas son las de alta estructuración en las que basta
en lugar de "recetas". la selección del modelo adecuado para asegurar el éxito. El proceso de
Los modelos específicos del área de marketing son quizás el área o la control es vacío, la decisión se reduce a un "cálculo" y su programa es la
función más compleja y difícil de la empresa, puesto que no sólo obligan a "deducción". ' d
mirar afuera además de "adentro" sino a entender lo latente además de lo Las decisiones de planeamiento mezclan el cálculo y el azar~ ~raves e
manifiesto. Esto implica convertirse en un nexo eficiente entre el "exterior" la "inferencia" que combina exploración e inducción. Son deCiswnes se-
162 1\)berto L. Wilensky, Marketing estratégico
decisiones. La "apelación publicitaria" o la "· ., se, un mensaje publicitario, la connotación de un canal de distribución o la
t 1. . . argumentacwn de ventas" so convicción de una argumentación de venta debe vincular los procesos orien-
an comp eJa~ como el posrcwnamiento y la estrategia competif n
d La apelacrón publicitaria en un comercial televisivo o la arg~~entació
tados hacia lo interno con los orientados hacia lo externo, ligando lo simbó-
e un vendedor en una zona remota son en todos lo . . n lico con lo físico en la interrelación entre la empresa y el mercado. (Véase
est t d d. s casos una mrsma figura 5.10.)
ruc ura e rscurso. Ni al "posicionar" ni al "apela , . 1"
d ' r , m a argumentar"
po emos ~m?lear modelos preestablecidos. Trabajamos por ensa o err
y dnuestr? umco modelo es detectar las expectativas del mercado ~a pyrior~~ Ni veles de interrelación Empresa Mercado
Y espues controlar.
Por otr~ parte, las decisiones de planeamiento tales como el " Simbólico Investi gación
1
Comunicación
3. CULTURA ESTRATÉGICA
~
Seguros Cultura burocrática
La orientación "industrial" o de "marketing" que cada sector requiere con-
Bancos estatales-
fatmacéuticas Tupperware-Xerox diciona la cultura de cada una de las empresas participantes. De esta forma,
. es posible caracterizar las conductas, valores y estilos "productivos" o "mar-
ketineros" vigentes en un momento y en un mercado determinados como
FIGURA 5.12. (a). Cultura y negocios
culturas "tierra", "agua", "aire" o "fuego".
La naturaleza del negocio condiciona significativamente la cultura de
edicion~~ literarias, _en donde con cada lanzamiento y producción la empresa una empresa. El economista Galbraith llegó a afirmar que "muchos empre-
toda se JUega" la vrda. sarios se parecen a los productos que fabrican" patentizando esa simbiosis
Los negocios_seguros y lentos requieren "parsimoniosos"; son aquéllos negocio, empresa y cultura.
e~ los_cuales casr ~o hay competidores, la rivalidad es baja o existen exce- Todas las empresas tienen una cierta cultura. La cultura de una organiza-
Sivas reglamentaciOnes gubernamentales como en las empresas públicas y ción está conformada por la ideología, los valores, las visiones y las hipóte-
en algunos sectores de la industria farmacéutica. sis compartidos o predominantes que guían la conducta de cada uno de sus
Los_ negocios segu~os y ~á~id?s requieren 'juveniles", puesto que la com- miembros. La cultura es tanto la "filosofía" como las "reglas de juego" que
petencia constante exige dmamica, flexibilidad e innovación, como en las guían a la organización. Es el software que hace funcionar el hardware
empresas Tupperware y Xerox. (capital, plantas fabriles, depósitos, personas). Es el programa que "corre"
Por o~ra parte, la intensidad competitiva de cada sector industrial determi- la estrategia.
na una drferente "morfología producto-mercado" seg' 1 fu · En cada empresa existen diferentes culturas que se han ido desarrollan-
d ·, , . un a erza requenda
e conversw~ (enfasrs en el producto) o de posicionamiento (énfasis en el do desde su origen y a través de los años. Culturas derivadas de la antigüe-
mercado). Dic~a morfología caracteriza a los sectores industriales en "tt·e- dad similar de ciertos ejecutivos, de su localización geográfica o de su nivel
ITa" "agu " " " "fu "
' . a ' ~rre , ego , ~~gún los cuadrantes determinados por el mayor jerárquico. Sin embargo, las subculturas fundamentales son las que se con-
o menor es~uerzo de converswn y posicionamiento requerido a las empre- forman a partir de una determinada "especialización" funcional.
sas compettdoras. (Levy, 1985, 71-74.) Las "culturas" marketineras, productivas, de sistemas, contables o fi-
nancieras caracterizan nítidamente la actividad cotidiana de una organiza-
Marketing estratégico 173
172 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
ción. Su interacción e influencia recíprocas constituyen la "vida" de la em- Sin embargo, el futuro será cada vez más competitivo. La oferta de bie-
presa. Sus desequilibrios o su sesgo pueden constituir su "muerte". nes y servicios nos muestra hoy una mayor "imitación" y "agresividad". La
Existen algunas subculturas funcionales que se orientan cómodamente estrategia de diversificación de las corporaciones hace que en cada se~tor
hacia la cultura requerida por el negocio. Por el contrario, existen otras industrial y en cada línea de productos existan grandes y fuertes c~n:petldo
directamente inversas. res que igualan su poderío y su capacidad financiera y tecn~logrca. _Los
Por otra parte, la estrategia formulada por cada empresa en particular y productos, desde el punto de vista técnico, son cad~ vez m~s pare~rdos
más allá de la cultura requerida por el negocio global necesita de una cultu- debido al efecto multiplicador de la "fórmula explostva amplificada que
ra específica que la acompañe. Cada cultura y subcultura dinamizan o blo- expresamos en el capítulo l. . .
quean la implementación de la estrategia. El mundo económico actual nos obhga a pensar la empresa con un enfo-
El concepto de marketing estratégico como factor clave de la gestión es que "competitivo" en lugar de con uno "industrial" y con un e~fo_q~e "si~
un tema de "cultura" empresaria global. Es, sobre todo, una concepción de bólico" en lugar de con uno "físico". Por supuesto, esto no srgm~rca _dejar
la conducción de la empresa que -despojada de "egocentrismo" comercial- de preocuparse por la "tecnología de produ~~ión" o por l_a "eficrencta :a-
permita verla de afuera hacia adentro a partir de la perspectiva del "otro". bril". Contrariamente, significa la incorporacwn de las mejores tecno.~o~ra~
Una perspectiva que posibilite la generación de ventajas estratégicas a par- y los mejores procesos en razón de que es const_ante el aumento del prso
tir de reconocer la dimensión simbólica del negocio. mínimo industrial necesario para poder competlr. . . .
Cuando nos referimos a la cultura empresaria no estamos hablando de El p~edominio del análisis y la concepción simbóli~~ d~l ne~~cto sigm-
los conocimientos tecnológicos o de management existentes sino de los fica que éste debe verse como un todo desde la dime~sron_ s1n:~ohca, que es
valores y de las creencias fundamentales sustentados por la organización. su causa, y no desde la física, que es su consecuencia. Srg~rfrca que en~o
Si bien esos valores y creencias son diversos y están relacionados también ques, modelos, razonamientos, valores y ~ór~u!,as que ?an srd~ y son va:w-
con factores como "clima" interno, política de personal e interacción con la sos 0 imprescindibles en el universo "objetivo d~ lo m~~stn_al _Y t~ngrble
comunidad, nosotros J!OS concentraremos en las creencias básicas y coti- son muchas veces parciales o inadecuados en el umverso subjetrvo de los
dianas directamente vinculadas a los negocios. mercados.
En general, e independientemente de lo buena o mala que pueda ser Este cambio de perspectiva excede la tradicional mutaci~n de empres~,s
una determinada cultura, es fácilmente observable una significativa dis- ?:
"orientadas hacia la fábrica" por empresas "orientadas hacia merc~do .
tancia entre las creencias fundamentales y las creencias cotidianas con No se trata de cambiar la obsesión por "producir" por la obseswn por ve~
las que se manejan los negocios. Así, un postulado clave como la "orien- der". Tampoco se trata de pasar de una gerencia de "ventas" a una geren~ra
tación al consumidor" suele ser declamado pero no aplicado ya que inclu- "comercial" y luego a una de "marketing". N.Juc~~s veces estos c~~br_os
so no llega a ser realmente entendido. Además, difícilmente alguien pue- sólo se conciben como dejar de "levantar pedrdos o basarse en la ,ar.:us-
da "orientarse" hacia un mercado consumidor que no conoce o que conoce tad" de vendedores y clientes para hacer "algunos nuevos pro~uctos . Un
superficialmente. poco de publicidad" y "un poco de promoción". La_ perspectiva ~ue cree-
El desconocimiento de la existencia y de la importancia de la dimensión mos imprescindible es la de marketing total. Marketmg en el senttdo estra-
simbólica en la relación entre consumidores y productos es casi "tradicio- tégico que señalamos en este libro. . ,
nal" en la conducción empresaria. Dicho desconocimiento, perfectamente El comportamiento organizacional puede ser analizado a tr~ves de u~a
atendible por otra parte, se originó en muchos años de cultura "industrial". matriz que se denomina de "riesgo cultura~" en la empresa. Drcha m~t~rz
De cultura no "competitiva" derivada de mercados de "demanda" ávidos de muestra la relación existente entre un conjunto de valores, tecnologras Y
consumo y en la natural vocación "fabril" de los pioneros de cada rama actividades específicos que la empresa debe realizar para el _logro de su
productiva. estrategia y la posibilidad de implementarlos dada la cultura exrstente. Esto
Marketing estratégico 17 5
174 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
de ventas tradicional. Implica comprender cómo nuestros productos satis-
1 f
implementación de una estrate~~a ~a~!u:~:~!: ddete7ina la ~actibilid~d de
es, la matriz que exponemos
facen deseos más que necesidades, por qué la "realidad" no está en la fábri-
de ~ontar
con baja "compatibilidad cultural" en :q::~l~:ra~~i:i~:;e denvado ca o el punto de venta sino en la mente del consumidor y por qué los consu-
midores no deben ser considerados personas indivisas sino múltiples sujetos
sanas con alta "Importancia estratégica". (Stanley Davis, 15.) s empre-
de demanda. Implica entender la investigación de mercados como un factor
clave del proceso estratégico y no sólo como un complemento de algunas
Alto
tareas del área comercial previas a un "lanzamiento" o posteriores a una
Riesgo
Importancia inaceptable "campaña".
estratégica Esta nueva concepción implica, a su vez, una quiebra constante de los
intuitivos "enamoramientos" empresa-producto para poder entender los cru-
Riesgo ciales "enamoramientos" consumidor-producto. Para ello necesitamos co-
Medio manejable nocer los procesos simbólicos y psíquicos que determinan la demanda tan-
to como conocemos los procesos de fabricación y distribución que posibilitan
Riesgo
desatendible la oferta.
En última instancia, el marketing estratégico invita a analizar los nego-
Bajo cios desde lo simbólico y lo competitivo tanto como desde lo económico y
Alto Medio Bajo lo financiero. En él tanto la "función" de empresarios, gerentes de marke-
Compatibilidad con la cultura ting, gerentes generales, de productos o de ventas como el "ámbito" de la
FrGURA 5.13. Matriz de riesgo cultural economía, la administración de empresas y el marketing se refieren a una
relación entre lo subjetivo y lo objetivo que debe ser permanentemente puesta
de relieve para eludir la simplificación excesiva y el empirismo ingenuo de
~~~~~~~e~~~l~~~~~~~~¿
tit h · .
~~= ce~n~:pn:~~n ~~~~~~1·Ccnaodleog1 osía negociOs
simb~lica,seycons-
más operar sólo con lo "evidente" y lo manifiesto.
Si completáramos el ejercicio mental sugerido de pensar cuál es la cul-
uye oy en una pnondad estratégica fundamental Esto es 1 , d .,
Alta
Cultura de
Importancia marketing 4. MARKETING Y ECONOMÍA GLOBAL
estratégica operativo
Cultura de A lo largo de su desarrollo la ciencia económica atravesó diferentes etapas
Media planeamiento en las cuales fue colocando el acento en la oferta, la demanda, la macroeco-
comercial nomía y la microeconomía.
Es evidente la relación entre el marketing y los temas económicos liga-
Cultura de
marketing dos a la circulación, distribución e intercambio de bienes y servicios. Y la
estratégico que existe entre el marketing, la administración d~ e~presas ~ la microeco-
Baja
nomía. No se ignoran los escenarios macroeconom1cos y su Impacto en la
Alta Media Baja estrategia competitiva de cada negocio a través de variables cla:e tales como
Compatibilidad cultural nivel de actividad global, tipo de cambio, tarifas, nivel de preciOs generales
FIGURA 5.14. Culturas empresarias y distribución del ingreso, entre otras. Sin embargo, muchas vece~ se ,des~
cuida la interrelación de los negocios con la economía toda y mas aun SI
miramos esa interrelación desde el aspecto simbólico de la economía, esto
presa. Según esté orientada hacia la generación de sólidos portafolios alter- es, prestando atención a los impactos sobre el sistema económico global_pro-
nativos de vínculos, posicionamientos y negocios o hacia conductas corto- vocados por los diferentes vínculos consumidor-producto a lo largo del tiem-
placistas, coyunturales y superficiales podemos clasificar esa cultura como po. En función de los cambios en las dimensiones y características de los
estratégica, de planeamiento u operativa. distintos segmentos y de los nuevos posicionamientos desarroll~dos en ese
Para ubicar el cuadrante de nuestra empresa no nos debe resultar sufi- lapso por las empresas, dichos impactos se modifican dinámicamente.
ciente decir que este año duplicamos la inversión publicitaria, o que contra- Este análisis, además de señalar la importancia de comprender el efecto
tamos nuevas investigaciones o que mejoramos las remuneraciones de los de lo micro sobre lo macro tanto como se intenta comprender el efecto de los
vendedores. Debemos respondernos si nuestros mensajes publicitarios ade- escenarios sobre los negocios, muestra la estrecha vinculación entre las disci-
más de gustarnos a nosotros, a la agencia y a nuestros amigos son coheren- plinas que atañen al orden económico. En la figura? .15 se grafica ~a i_nterre-
tes y contundentes respecto del posicionamiento actual o deseado de nues- lación entre el consumo, los negocios y los escenanos macroeconomicos.
tra marca. Si las investigaciones apuntan solamente a conocer más a las La economía recorrió muchas veces el camino de procurar entender el
personas o si están en verdad encauzadas -y nosotros podemos interpretar- funcionamiento originario del ciclo económico. Es decir, intentó describir
las- en función de los reales "sujetos de demanda" que forman los merca- los procesos de consumo que constituyen la base de todo_ e~ edificio de las
dos. Finalmente, si en los vendedores estamos premiando su rol de prolon- relaciones económicas. Incluso, en algún momento dedico gran parte de
gación de la función de "inteligencia" comercial de toda la empresa o sus esfuerzos teóricos a explicar en forma analítica las causas últimas de las
solamente su rol de "fuerza de choque" para cerrar una venta. imprescindibles funciones de demanda.
Las respuestas que demos tanto a estos interrogantes como a los muchos A continuación expondremos sintéticamente las teorías generadas por
otros que surgen de la lectura de los capítulos precedentes nos sitúan en las distintas escuelas económicas según el análisis efectuado por R. Ferruc-
algún punto de una matriz conceptual -pero no por eso menos real- del ci y por E. Zalduendo. Luego expondre~os la re;a~ión entre_ al~unas de
enfoque estratégico de marketing que aplicamos al negocio. esas teorías y nuestro enfoque de marketmg estrateg1co como Indisoluble-
mente ligado al análisis económico, tanto coyuntural como estructural.
178 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Marketing estratégico 179
"propensión marginal a consumir" derivada de la relación privilegiada in- Una perspectiva de marketing estratégico se hace imprescindible, por
greso-consumo. Con Keynes la teoría económica recupera una visión "tota- ejemplo, en el análisis de las maniobras posibles del sector externo. La
lizadora" respecto de visiones "parciales y psicologistas" que descuidaban política de exportaciones e importaciones depende de las representaciones
la relación global entre oferta y demanda. subjetivas y simbólicas que respecto de determinados productos y servicios
Paradójicamente, Keynes se ocupa muy especialmente del subjetivismo tienen los consumidores de los mercados interno y externo.
de la oferta, es decir, de las "expectativas" y "temores" de los empresarios La conducción de los negocios internacionales no escapa a la simple y
al tornar sus decisiones de inversión. (Ferrucci, 101-109, 149-155 y Zal- eterna lógica de todo negocio. Por ello, es fundamental conocer y entender
duendo, 31-75.) los requerimientos de los mercados de los diferentes países tanto en térmi-
Este breve repaso manifiesta por sí mismo la absoluta vinculación entre nos de especificaciones técnicas corno de expectativas simbólicas. El pro-
la problemática abordada desde sus comienzos por la teoría económica y la blema macroeconómico de exportar, tradicionalmente analizado como un
problemática propia del marketing y de la política de negocios. problema de tipo de cambio, reembolsos pre y posfinanciación, dumping o
Asimismo, el camino recorrido por la economía puede ser emparentado proteccionismo es fundamentalmente un problema de marketing estratégi-
con las sucesivas etapas en las teorías sobre la conducción empresaria. La co internacional.
permanente alternancia entre enfoques orientados hacia la eficiencia inter- Es, en definitiva, un problema de segmentación de mercados y diferen-
na de las empresas con aquellos orientados hacia su eficacia en los merca- ciación de productos: un problema de posicionamiento. Un problema de
dos ha sido una constante en la literatura administrativa. encontrar UROs en los diferentes países para los cuales existan internamente
Sucesivamente el énfasis ha sido puesto en lo "interno" -Fayol y Sirnon- específicas ventajas no sólo operacionales sino también, y por sobre todo,
o en lo "externo" -Drucker y Levitt-. Un enfoque reciente corno el de Portet simbólicas.
resulta más integrador a partir de que a la parcial concepción rnicroeconórni- En el caso de nuestro país, por ejemplo, una patte sustancial de nuestro
ca de los negocios le añade un fuerte componente de marketing tradicional. crecimiento económico derivará de nuestra habilidad para responder la pre-
Sin embargo, el enfoque microeconórnico de Porter preocupado por ven- gunta ¿qué marca y qué debe marcar la "marca" Argentina? ¿Cuál es y
tajas realistas en costos medios y marginales carece de la "tradicional" pre- cuál debe ser el posicionamiento en los diversos mercados de cada uno de
ocupación económica por el "valor" y, consiguientemente, por lo subjetivo estos productos y servicios? La posición competitiva argentina en los nego-
y lo simbólico. cios internacionales depende de la posibilidad de detectar, aprovechar y
En concordancia con lo expuesto, es posible afirmar que en general los construir ventajas que no se deriven exclusivamente de economías de esca-
economistas han estado más cerca del marketing estratégico que los pro- la, curva de experiencia o recursos naturales.
pios administradores de empresas. Conceptos fundamentales para los ne- El avance tecnológico aplicado a los recursos agrícolas provoca una es-
gocios corno las nociones de ventajas comparativas, equilibrio en la em- pectacular equiparación entre productores "tradicionales" y "nuevos". Es-
presa, barreras de entrada y salida y muy especialmente el hecho de indagar tos últimos sin contar con recursos excepcionales generados naturalmente
en el valor subjetivo de los bienes y servicios son una muestra del acerca- los han generado artificialmente. Tal circunstancia refuerza el requerimien-
miento económico a los puntos clave del fenómeno empresario. to de genuinas y defendibles "ventajas simbólicas". Ventajas corno las que
Contrariamente a esta aproximación "rnarketinera" a los negocios, la seguramente tiene la "marca" Argentina en, por ejemplo, productos alimen-
economía no se ha preocupado últimamente por el fenómeno inverso. Esto ticios en muchos segmentos internacionales ligados a la alimentación "na-
tural". Tras combinar esas ventajas competitivas simbólicas con las venta-
es, por analizar con detenimiento y perspectiva de marketing -y no sólo de
jas ligadas a los recursos naturales es posible configurar verdaderamente un
precios y costos relativos- las bases subjetivas y simbólicas que originan y
negocio sólido. Un negocio de largo plazo, mucho más inelástico a modifi-
dinarnizan la economía real y monetaria.
caciones coyunturales de las diferentes políticas económicas de los países
182 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Marketing estratégico 183
involucrados. Un negocio en el genuino sentido del término y no una mera ficativos avances logrados por la física y la biología al investigar entes cada
colocación de stocks. Un negocio sustentado en ventajas competitivas sim- vez más pequeños a los que se deja de considerar como "caja negra". (Véa-
bólicas y operacionales exportadas y no la simple exportación puntual de se Fernández-Pol, 1985, 233.)
"saldos y rezagos" como señala Cavallo. (Cavallo, 1985.) Nosotros entendemos que profundizar de ese modo en Jos procesos eco-
Por otra :parte, la relevancia económica de la dimensión simbólica resul- nómicos elementales del sistema económico global debe otorgar un papel
ta fundamental en el mercado doméstico en términos de que se consuman o de máxima relevancia a los diferentes vínculos consumidor-producto que
no determinados productos. En nuestro caso, la carne es un ejemplo típico generan las bases de la denominada economía "real". En última instancia,
de una demanda inelástica con fuertísimo impacto en los dedicadores gene- para obtener una comprensión más integral de la realidad económica, a la
rales de todo el sistema económico. tradicional distinción entre economía "real" y "monetaria" se debería aña-
Más allá de cualquier atributo estrictamente nutritivo o de sabor el con- dir la explicitación conceptual de la economía "simbólica". Así como los
sumo de carne es de tal naturaleza simbólica que lo torna inmune en nume- activos "financieros" son correlatos de activos físicos, existen activos sim-
rosos segmentos a la presión de productos sustitutos por intensa que ésta bólicos que son determinantes. Activos simbólicos como una determinada
sea. El vínculo establecido en este caso entre el consumidor y el producto representación en el consumidor, como la instalación de un concepto de
coloca su consumo en una dimensión simbólica particular imposible de ser producto en un determinado vínculo sujeto-objeto y la "marca" de un posi-
alcanzada desde los atributos de los productos físicos. cionamiento. Lo simbólico que implícita o explícitamente interviene en
Similarmente, el consumo de infinitos "objetos-productos", consumi- todo consumo inicia en el orden económico global otro ciclo infinito, como
dos desde lo simbólico, transmite un fuertísimo impacto al sistema global el mostrado en la figura 5.16, cuya comprensión nos aproxima a la realidad
en términos de los recursos físicos aplicados a la realización de los produc- del flujo de bienes y servicios estudiado por el análisis macroeconómieo.
tos tangibles que le sirven de soporte material. Sin embargo, si analizamos desprevenidamente la definición de marke-
Desde esta óptica aparece como necesario un análisis profundo de lo ting elaborada por la American Marketing Association, para la cual el mar-
que parafraseando a Freud podríamos denominar la economía cotidiana. keting es "el desempeño de las actividades económicas cuyo fin es dirigir el
La economía de las decisiones "simples" de los consumidores que según flujo de los bienes y servicios del productor al consumidor"; u otra definí-
los segmentos prefieren la carne al pescado, los productos dietéticos a los
azucarados, el mate al té, las heladeras con freezer a las de un solo frío y
viajar a Río en vez de a Miami, Bariloche o Mar del Plata. La economía de Economía Economía
"simbólica" "real"
las preferencias de "marcas" que hace que determinadas empresas extranje- (Deseos-imágenes- (Producción y
ras inviertan capitales y que otras emigren definitivamente. Que determina- representaciones- distribución física
expectativas) de bienes y servicios)
das empresas nacionales crezcan y se desarrollen o que paralicen su activi-
dad arrastrando en su declive a ciudades y economías regionales.
En tal sentido, el análisis simbólico hace también al marketing estraté-
gico desde el punto de vista de la economía global, debido a su incidencia
en las decisiones que reciclan el flujo económico. Los economistas trabaja- Economía
ron sobre "funciones de utilidad", "axiomas del consumidor", "preferencia "monetaria"
(Circulación de
revelada" y "propensión marginal a consumir"; aún más recientemente, medios de pago)
Harvey Leibenstein y otros economistas formulan propuestas encaminadas
a profundizar el conocimiento económico a través de un nuevo campo de
estudio: la micro-microeconomía. Estas propuestas se inspiran en los signi- FIGURA 5.16. Ciclo económico "real"
184 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Marketing estratégico 185
ción que señala el marketing como "el proceso de satisfacción de las nece-
Economía
sidades del consumidor a través del intercambio", ¿no parecerían ser éstas
teórica
aplicables estrictamente a la economía?
Generalmente situamos los negocios como un subconjunto de la econo-
FIGURA 5.18. Universo económico
mía global. Sin embargo, el marketing estratégico que trata de las relacio-
nes "simbólicas" de sujetos y objetos engloba los intercambios "materia-
les" consumidor-producto y los intercambios "financieros" cantidades y
precios de los que trata la economía.
Bajo este enfoque se invierte la relación aparente entre la economía teó-
rica y el marketing. Podemos graficar dicha interrelación a través de la Nivel Relación
figura 5.18.
Por último, esquematizaremos (figura 5.19) los diferentes niveles de aná- simbólico deseo ausencia
lisis y las relaciones implícitas presentes en los "cmtes" posibles del fenóme-
no del consumo enfocado realmente desde la óptica del mercado.
psíquico sujeto otro
La separación estricta entre microeconomía y macroeconomía es difícil
de por sí y más aún desde un punto de vista riguroso ya que "toda teoría
fáctico persona objeto físico
económica descansa, necesariamente, en hipótesis acerca del comportamien-
to o funcionamiento interno de unidades económicas elementales. [... ]Dando
por sentado que toda teoría económica contiene al menos un supuesto mi- rnicroeconómico consumidor ... producto
croeconómico, podemos extraer dos conclusiones inmediatas: primera, toda
teoría económica es una teoría microeconómica y viceversa; segunda, el macroeconómico demanda oferta
conjunto de las teorías macroeconómicas -entendidas como teorías econó-
micas con cierto grado de agregación de magnitudes microeconómicas- es 1
Negocio
1 1
URO
1
1
'1'· UPa
1
tm subconjunto de las teorías microeconómicas". (Fernández-Pol, 1985,
241-243.) FIGURA 5.19. Niveles y relaciones en el negocio
186 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Marketing estratégico 187
Todo libro de economía señala que el cliente no compra el producto sino lo tos con objetos". Consecuentemente, la economía teórica tal cual la cono-
que éste le brinda, es decir su "valor". Analiza, luego, cuál es el precio que cemos actualmente es un subconjunto de las relaciones fundamentales que
el cliente está dispuesto a pagar por ese valor. El problema en los negocios el marketing analiza, explica y opera en el ámbito de las ciencias económi-
es que, como expresa Drucker, "los empresarios tienden a seguir a los li- cas. (Wilensky, 1983a, cap. VIII.)
bros de eco~ o mía". "Se dice que el padre de la economía sistematizada David Ricardo dijo
A partir de algunos enunciados económicos válidos se extraen falaces una vez: 'Las ganancias no se logran por diferencia de inteligencia sino de
consecuencias empresarias por no distinguir con claridad la óptica de la estupidez'. Las estrategias funcionan no porque sean 'inteligentes' sino
oferta de la óptica de la demanda. Esto da lugar a razonamientos del tipo: porque la mayor parte de los proveedores, tanto de bienes como de servi-
Premisa 1: "el producto A cuesta X dinero" (correcto). cios, ya sea en comercios o en instituciones de servicios públicos, no pien-
Premisa 2: "es necesario cobrar Y dinero por cada producto para cubrir sa. Justamente esas estrategias funcionan porque son 'obvias'. Pero, ¿por
los costos y obtener una ganancia" (correcto). qué son tan raras? Porque se deduce de los ejemplos que cualquiera que se
Conclusión: "por consiguiente, el cliente debe pagar la suma Y por cada pregunte '¿qué es lo que compra el cliente?' ganará la carrera. Y ni siquiera
producto A que compra" (falso). es una carrera porque nadie más corre" (Drucker, 287).
La posibilidad del negocio depende de lo que el producto le proporcio-
na al cliente en términos de sus requerimientos, es decir, del "valor" que
5. CONCLUSIÓN
ese cliente le asigna. La economía analizó muchas veces ese "valor" y
también analizó los "costos de producción" pero parece haber olvidado El marketing es necesariamente estratégico. Salvo algunas decisiones ins-
ligarlos para entonces sí convertirse en una explicación de la economía trumentales eminentemente operativas, el marketing es estratégico por ex-
real de todos los días. celencia.
Lo importante para el inicio y el desarrollo de todo el ciclo económico Esto se aprecia claramente al considerar la clasificación que divide las
está en ese nudo simp.le y crucial del valm: El valor que surge de cada decisiones en estratégicas, administrativas y operacionales según el grado de
vínculo consumidor-producto y que se extiende a todo el universo económico. complejidad y el método de razonamiento utilizados. Según deban enfrentar
El valor que el "objeto" tiene para el "sujeto" más allá del valor que tiene problemas inestructurados o estructurados. Según razonen por inducción, in-
para el fabricante. Los clientes compran "afeitadas", "copias" y "belleza" y ferencia o deducción. Según estén más ligadas con la incertidumbre o la cer-
no lo que producen Gillette, Xerox o L'Oreal de París. teza, la competencia o la cooperación, la especulación o el cálculo.
Ésa es la realidad que el marketing debe "enseñar" a la economía y a los La decisión estratégica trabaja por "especulación", es decir, no opera con
economistas. Es la realidad simbólica inherente a todos los procesos econó- deducciones firmes u objetivas sino que procede formulando hipótesis y crean-
micos: el consumo, la demanda, la producción, la distribución, el negocio. do soluciones, inventando posibilidades. Por eso la estrategia es un método
El marketing tradicional era un subconjunto de la economía entendido especulativo que resuelve problemas complejos operando con _alto~ niveles
según la clásica definición de Kotler: "Marketing es el conjunto de activi- de abstracción y realimentándose permanentemente de la expenencta.
dades humanas dirigidas a facilitar y realizar intercambios y dirección de La decisión estratégica enfrenta voluntades contrapuestas que dan ori-
marketing es el análisis, planeamiento, ejecución y control de programas gen a un conflicto (mezcla de oposición e interés común) que se resuelve a
destinados a producir intercambios convenientes con detetminado público, través del simbolismo de los mensajes. "La érítica importancia de la estruc-
a fin de obtener ganancias". (Kotler, 30-32.) tura del conflicto pone en evidencia el aspecto más sutil de la estrategia,
Entendido como el enfoque simbólico de la demanda orientado hacia ignorado por toda la literatura política, empresaria y militar: el carácter
comprender el deseo y definir y operar los posicionamientos, el marketing esencialmente simbólico de toda acción estratégica, que siempre implica
estratégico explica el núcleo básico del ciclo económico que vincula "suje- un intercambio de mensajes." (Frischknecht, 1983a, 8.)
188 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Marketing estratégico 189
Las decisiones en marketing son precisamente inestructuradas e incier- Como hombres de marketing que hacemos marketing independientemente
tas. No responden a sistemas cerrados ni predecibles. Además de la incerti- del cargo formal que ocupamos y a diferencia de las restantes áreas de la
dumbre derivada de las variables macroeconómicas, sociales, tecnológicas empresa -incluyendo las de investigación y desarrollo- tenemos que adjun-
y políticas enfrentan la incertidumbre propia del conflicto competitivo. Como tar a todo nuestro pensamiento analítico y racional otro muy particular: el
hombres de .marketing decidimos, entonces, permanentemente en un medio simbólico. No el simbólico de la formalización matemática racional y cons-
conformado por competidores y consumidores. "Luchando" con unos y ciente sino el de los procesos metafóricos y metonímicos característicos de
"seduciendo" a otros. Compitiendo. lo inconsciente. No lo simbólico que posibilita la informática sino lo sim-
El área de marketing, por estar más vinculada al complejo mundo exte- bólico que define lo humano.
rior a la empresa, toma más decisiones estratégicas que las demás áreas. Por eso el marketing es fundamentalmente estratégico, porque, además de
Además, ninguna otra área debe enfrentar a competidores empeñados ex- "combatir" competidores desconociendo muchas veces sus objetivos y sus
presamente en impedirle cumplir sus objetivos ni conquistar consumidores planes, debe operar sobre un mundo ignorado. Específica y radicalmente
que no tienen definida conciencia de qué esperan del producto. ignorado. Sobre un mundo de expectativas y procesos de sustitución del de-
Considerando las distintas características de decisiones y problemas po- seo que el propio consumidor ignora. De ahí la importancia de utilizar el
demos esquematizar las diferentes "tareas" y "pesos" estratégicos de las dis- máximo rigor profesional. Por esa necesidad ineludible de operar racional-
tintas áreas funcionales. En la figura 5.20 aparecen representados los princi- mente sobre lo irracional. De conjugar un pensamiento conceptual, analítico
pales tipos de decisiones tomadas por las distintas áreas de la organización. y de lógica tradicional con un pensamiento capaz de comprender la lógica del
deseo. Una lógica de identificaciones, deslizamientos y sustituciones.
El marketing operacional puede establecer diferentes rutinas y mode-
Decisiones los. Modelos de "inversión publicitaria", de fijación de "escalas de des-
Áreas
funcionales Estratégicas Administrativas Operativas cuentos y bonificaciones", de "ofertas especiales" y "premios y castigos" a
la fuerza de ventas. Rutinas de seguimiento de "ratings", "shares", "audito-
• Marketing
rías minoristas" y "consumos aparentes".
El marketing estratégico, en cambio, tiene una única rutina: la de seguir
al deseo. Seguir constantemente el deseo del consumidor. La menos rutina-
ria de las rutinas de marketing. Podríamos decir que, en última instancia,
• Investigación
y desarrollo
también como hombres de marketing somos SL(jetos al deseo. Sujetos al
• Finanzas deseo del otro.
• Recursos Pero además, y como contrapartida de toda esta complejidad, el marketing
humanos
estratégico es el marketing de la creatividad. El marketing de los múltiples
negocios potenciales que surgen gracias a que en lo simbólico el deseo del
• Producción consumidor se desliza permanentemente. Ese deslizarse coloca en peligro
• Contabilidad cualquier posición alcanzada y simultáneamente genera constantes oportu-
• Sistemas nidades. Cada nueva canalización del deseo es una genuina "ventana estra-
tégica". Es una nueva forma en la que un objeto-producto puede operar
como "espejo" y posibilitar una satisfacción imaginaria que define un nue-
FIGURA 5.20. Decisiones y áreas funcionales vo mercado.
190 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Marketing estratégico 191
Ésa es la realidad del negocio. Realidad muchas veces "oculta" y en- La demanda genera el negocio a partir del deseo y luego desde la "necesi-
mascarada entre pronósticos de ventas, planes de producción, informes de dad" de los productos como instrumentos funcionales. Cada producto debe
coyuntura y posiciones financieras. Es una oportunidad en lo simbólico acercarse a ese deseo a través de lo simbólico del espejo que él mismo
para asignar recursos operacionales apostados en procura de resultados constituye para cada consumidor.
que vuelyen a apostarse en un "juego" interminable: el negocio. La oferta busca el negocio a través del producto y, luego, en un proceso
dinámico, persigue la demanda desde la "innovación" tecnológica (mejora
del producto como inst:mmento) y simbólica (mejora del producto como
espejo).
El producto real que se constituye en el vínculo entre la oferta y la de-
manda es físico y es simbólico. Tiene componentes "intrínsecos" y tiene
"marcas".
El negocio es simplemente esa interfase entre la permanente insatisfac-
ción de la demanda y la constante innovación de la oferta. El marketing
estratégico es el proceso simbólico y global que puede integrar lo manifies-
to y descriptivo con lo latente y esencial.
r-----------,
1 1
Espejo
CONCLUSIONES FINALES
Simbólico
La clave del negocio es, en definitiva, muy simple. Es una "verdad" casi Mercado
trivial. Es mirar y ver la empresa en el "espejo" del mercado. ¿Existe Deseo
alguna otra forma de verla? Muchas veces, y casi sin darnos cuenta, anali-
zamos y operamos el negocio mirando hacia "adentro" o, en el mejor de los
casos, mirando desde "adentro hacia afuera". Sin embargo, tanto los seres
humanos como las empresas únicamente pueden "verse" y "ser vistos"
desde "afuera hacia adentro".
Empresa
Marketing estratégico es, sobre todo, una filosofía empresaria: recono-
cer que el negocio está básicamente allá afuera. En un mundo muy distinto Producto 1
1
del mundo interno de las "duras" y "ordenadas" maquinarias o de los "pro- L---------- -'
Marketing estratégico
gramables" y "prolijos" cálculos. Un mundo dinámico que se recalienta a
cada minuto con nuevas y cambiantes maniobras competitivas: posiciona- FIGURA 5.23. Marketing, empresa y espejo
mientos, desposicionamientos y reposicionamientos. Un mundo de expec-
tativas, imágenes y deseos. Un mundo de símbolos, vínculos y espejos. poder?, ¿cuál la estructura lógica?, ¿cuáles son las maniobras tácticas facti-
Marketing estratégico es ponerse en el "lugar" del espejo para desde allí bles y cuáles las inviables?
poder captar realmente la naturaleza y la esencia del negocio. Es detectar Generalmente se clasifica a las empresas que participan en un mercado
desde ese espejo cómo es realmente la empresa: ¿eficiente?, ¿desastrosa?; según las categorías de "líderes", "desafiantes", "seguidoras" y "encajona-
cómo son realmente los productos: ¿competitivos?, ¿diferenciados?; y cómo das". Sin embargo, creemos que una tarea fundamental de "inteligencia
es realmente el negocio: ¿sólido?, ¿peligroso? competitiva" es aplicar más adecuadamente estas categorías globales (defi-
Marketing estratégico es, además, darse cuenta de que existe el espejo. nidas respecto del mercado total), pensándolas en términos de cada posi-
Advertir ese nivel simbólico de los mercados que es la única y fundamental cionamiento, a la realidad de cada segmento, en función de la compatibili-
estrategia que nos puede dar la "llave del negocio" (posicionamiento) para zación y la dominancia de los productos.
no tener que "patear el tablero" (guerra de precios) con la posibilidad de En tal sentido, el "líder" del mercado para cada consumidor es aquel
tener que "abandonar el juego" (caída en la rentabilidad y desinversión). que mejor compatibiliza con su vínculo. Aquella empresa que es una "se-
Por supuesto, siempre podemos, estadísticas de "penetración" median- guidora" por su estilo competitivo (trata de no luchar con el líder) segura-
te, "trucar" la fotografía de la solidez de nuestra posición competitiva. Tam- mente es en muchos segmentos el verdadero "líder" indiscutido. En esos
bién podemos mirarnos al espejo "disfrazados" o directamente "no mirar- mismos segmentos el supuesto "líder" y el agresivo "desafiante" pueden
nos". Eso no cambiará la realidad. Tampoco cambiará nuestro futuro. estar absolutamente "encajonados".
Cuando la empresa actúa en el mercado sin esa previa labor de "inteli- Ganar o perder en "penetración", ya sea en volumen o en facturación, es la
gencia" competitiva está casi "volando a ciegas". Esa función de inteligen- consecuencia de procesos complejos y profundos que transcurren en el mer-
cia consiste en entender, en cada caso, ¿cuáles son los vínculos?, ¿cuáles cado, y que deben ser entendidos para ser eficientemente manejados. La sola
los segmentos?, ¿cuáles los posicionamientos?, ¿cuál es la estructura de venta de unidades físicas no indica el éxito en la conducción del negocio. Es
192
194 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
Marketing estratégico 195
posible "forzar" ventas en el corto plazo "sobrestockeando" el canal de distri-
bución, haciendo "ofertas promocionales" en puntos de venta, incitando a potenciales establecen con sus productos y con los productos competitivos.
probar un nuevo producto a través de una "ingeniosa" apelación publicitaria 0 Este fundamental análisis permitirá a las empresas a través de la estrategia
medi.ante una "saturante" frecuencia en la repetición del mensaje. "colocar" o "quebrar" el espejo en el cual se refleja transitoriamente el
Sm embargo, la rentabilidad permanente y creciente se basa en la com- deseo del consumidor.
petitividad de los posicionamientos y requiere una concepción estratégica Reconocer el carácter de sustitutos del deseo que adquieren los produc-
de la empresa y del marketing; es decir, una concepción en la cual las res- tos anula toda pretensión de "lealtad" absoluta de la demanda y desmiente
p.e,ctivas es~rategias y planes de producto, canales de distribución, impul- lo señalado por los modelos de "aprendizaje" del consumidor. En forma
Sion Y precw alcancen todo el inmenso potencial que su aplicación en for- más temprana o más tardía el deseo (con absoluta independencia de las
ma unidireccional, integrada y sostenida tiene para el negocio. compras anteriores) se desliza hacia las marcas que mejor lo expresan.
El marketing debe reconocer, entonces, que su principal tarea es la es- Si bien factores como "accesibilidad física", "precio adecuado" o "cali-
trategia. Su labor de "inteligencia" empresaria es crítica, especialmente en dad constante" contiibuyen a conservar el grado de lealtad obtenido, éstos
mercados en los que es cada vez mayor la rivalidad competitiva. Conocer constituyen sólo "condiciones fácticas de posibilidad". La cuestión esen-
los vín~t~los. D~tectar segmentos, ventanas y ~arreras. Definir e implemen- cial se dirime en el plano de una confrontación simbólica de "discursos".
tar posiciOnamientos. Optimizar portafolios. Esa es la clave del marketing. La empresa debe hallarse entonces en una constante "escucha" del "discur-
Una clave que está en el "espejo". so" de la demanda que es, por último, el que se convierte en oportunidad o
.A 1? la~go de los capítulos hemos destacado el rol del espejo y su opera- amenaza para el negocio.
tona s1mbohca. Por otra parte la "organización" ha sido definida en los más Nuestro enfoque de la demanda y de los mercados nos permitió llegar a
~ecientes desarrollos teóricos como un sistema simbólico que opera como entender la estructura y la lógica del negocio traspasando visiones parciales
mterfase entre un procesador y un problema. A través del recorrido transita- y sobresimplifi.cadas. El marketing superior surge de entender el consumo
do pusimos en evidencia que las organizaciones empresarias mediante sus como un fenómeno básicamente simbólico y psicológico.
actividades de comercilllización (nexo entre ellas y el contexto) enfrentan Al considerar con rigor la decisión de posicionamiento y a toda la em-
precisamente como su "problema" básico el de operar eficazmente sobre el presa como una cartera de posicionamientos debimos incursionar directa-
fenómeno simbólico natural: la vida cotidiana de los mercados. mente en el concepto de vínculo consumidor-producto. En tal sentido, des-
Así como las investigaciones apoyadas en la "psicología de la inteligen- cribimos con diferentes ejemplos de nuestra vida cotidiana la "otra escena"
cia" han permitido encarar con rigor científico la cuestión antiquísima del de los objetos-productos con la que convivimos permanentemente.
"~rte ,d: administrar" organizaciones, el sustento aportado por un enfoque En cada uno de esos ejemplos quedó en evidencia que el por qué de la
Simbohco de la demanda permite una sólida comprensión de los negocios preferencia por productos diversos como el cigarrillo, el automóvil, los per-
que dan vida a esas organizaciones. fumes o las fotografías tiene un origen tanto funcional como psicológico.
La estrategia empresaria adoptó de la terminología militar expresiones Más aún, esencialmente psicológico. Esa complejidad se incrementa, ade-
tales como "escenarios" y "teatros de operaciones" para referirse al contex- más, exponencialmente si consideramos que sobre ese doble origen del
t~ Y a las relacio~es productos-mercados. Esas expresiones han sido espe- producto genérico se instala una red absolutamente simbólica que nace de
Cialmente revalonzadas, puesto que la principal estrategia empresaria con- la interacción entre todas las marcas.
siste en lograr la más adecuada "puesta en escena" del producto en los El posicionamiento siempre debe surgir de un enfoque empresario glo-
"teatms" y "escenarios" dispuestos por la demanda.
bal. Un enfoque en el cual sepamos claramente cuál es el segmento de
Advertimos, entonces, la necesidad de que la oferta investigue "teatros" mercado al que debemos dirigirnos. ¿Cuáles son nuestras ventajas simbóli-
Y detecte los diversos "efectos espejos" que sus consumidores actuales y cas? ¿Cuáles son nuestras ventajas operacionales? ¿Por qué nos van a com-
196 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Marketing estratégico 197
prar? ¿Estamos en el negocio correcto? ¿Sabemos en qué negocio estamos? Las respuestas a estas preguntas son obvias. Todos las conocemos. Sin
¿Qué es lo que en realidad vendemos? embargo muchas veces lo obvio es tan simple y evidente que, como se dice
Debemos saber si para gran parte de la demanda el cigarrillo es un "com- siempre, "estaba tan a la vista que no pudimos verlo". Además, muchas
pañero" "afectivo" o "prestigiante". Si para muchos consumidores la leche es veces no es tan obvio. Es fácil reconocer la diferencia entre lo tangible y su
básicamente "afecto" y "protección". Si el automóvil es para algunos un ob- imagen en el espejo. Pero ya no es tan fácil si existen varios espejos. O dos
jeto "funcional", para otros un objeto de "lucimiento" y para otros una "pro- espejos enfrentados.
longación del hogar familiar". ¿Podemos considerar que nuestro producto es La empresa más que sus activos físicos o financieros es la cartera de
"tabaco envuelto en papel"? ¿Ubicarnos dentro del mercado de los "tambos" negocios en la cual actúa compitiendo cotidianamente. Si bien el marketing
y las "vacas"? ¿Pensar que estamos en un negocio "mecánico" y "vial"? tradicional emplea el concepto de líneas de productos y la estrategm com-
Por supuesto, para hacemos estas preguntas no necesitamos ser Nobleza petitiva el del portafolio de posicionamientos nosotros proponemos el con-
Piccardo, ni Toyota ni Sancor. Seguramente tendremos más motivos para cepto de "portafolio de vínculos". Vínculos que son la "otra escena" de
formulárnoslas si no disponemos de esos grandes capitales financieros, esas cada posicionamiento.
grandes líneas de producción o esa imagen ya ganada en los mercados. Nuestra concepción del portafolio vincular nos da una visión más com-
Aun en empresas mucho más pequeñas, si no conocemos cuál es el nego- pleta del negocio desde la demanda, es decir, a través de las diferentes
cio según la demanda que lo genera, ¿qué bases tenemos para saber cómo relaciones consumidor-producto que existen en los mercados. Cada víncu-
presentar y manejar sólidamente la concesionaria de automóviles?¿ O la bouti- lo implica, más allá de los atributos distintivos del producto "esperados" Y
que? ¿O la cadena de comercios lácteos? ¿O la mediana empresa textil? "percibidos" en cada segmento, un fundamental e indisoluble compromiso
Aun en empresas mucho más grandes, si no conocemos ni entendemos simbólico entre un sujeto y un objeto.
cómo es el vínculo que en nuestro país los consumidores establecen con Cada vínculo es para la empresa un negocio específico y dinámico. Cada
determinados productos o determinadas marcas, ¿cómo podemos tener éxi- vínculo entre una marca y la demanda es un activo empresario fundamen-
to en posicionamientos y estrategias definidos y desarrollados para merca- tal. Un verdadero y genuino capital simbólico. El capital simbólico que
dos completamente distintos? ¿Es aplicable la segmentación detectada en verdaderamente genera el valor de un negocio y, por lo tanto, el de una
la costa oeste de Estados Unidos? ¿O la que se encontró en París? ¿O en empresa. . . .
Tokio? ¿Es utilizable el mismo mensaje publicitario "worldwide" con pro- Enfoque simbólico de la demanda no es hacer más pubhc1dad, m ha-
ductos que en el mercado estadounidense son "supermasivos" y en el nues- cer más investigación, ni crear nuevas marcas. Es eso también. Pero es
tro son estrictamente "exclusivos"? ¿Se equivocó Le ver al no lanzar en nues- mucho más que eso. Es una determinada manera de enfocar el negocio.y
tro país su línea de jabones y desodorantes bajo la marca "Rexona"? ¿Es una determinada manera de enfocar el marketing. Es dirigir la empresa sm
posible ganar de modo perdurable mercados de exportación con productos dejar nunca de reconocer que dependemos del "~tr~": el consu~dor, la
industrializados que desconozcan las exigencias de sus segmentos? ¿Pode- demanda el mercado. Es conjugar la clave constltmda por los numeras,
mos vencer en la lucha competitiva internacional sin entender en profundi- símbolos' que definen la rentabilidad, y el riesgo con la clave constituida
dad "cómo es el juego"? ¿Podemos exportar en serio simplemente extrapo- por los vínculos, símbolos que definen la competitividad, y el futuro.
lando tendencias y modalidades propias de nuestro mercado interno? Si El marketing "vive" del afuera y del futuro guiando a la empresa en un
bien el mundo va hacia una "globalización de los mercados" esa globaliza- mundo que se modifica aceleradamente a partir de los incesantes cambi.os
ción está basada en procesos de fabricación y en productos tangibles, ¿sig- tecnológicos. Cambios que alteran los "escenarios" demográficos, socia-
nifica eso que en lo simbólico se equipararán, por ejemplo, productos de les, económicos, políticos y culturales en los cuales las empresas deben
"alta tecnología" provenientes de Alemania, Suiza, Bolivia o Taiwan? sobrevivir y crecer.
198 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Marketing estratégico 199
Ese verdadero alud de cambios tecnológicos a los que todavía asistimos miliares" y "escolares", los videojuegos, los sintetizadores musicales y los
azorados nos coloca en una especie de nueva revolución industrial. Una videoclips provocarán significativas transformaciones culturales. Contras-
revolución en los productos, en las empresas que los producen y en los tando con esa "tecnificación" también existirá un mundo más "natural", con
consumidores que los utilizan. mayor "participación" personal, vida más "sana" y may~r "tiempo libr~".
Una revolución tecnológica en la información a través de la electrónica El afuera está cambiando rápidamente y el marketmg debe segmr de
y la miniaturización de los equipos, de las computadoras con video-disket- cerca cada uno de estos cambios. Incluso anticipándolos. No es posible
tes, la inteligencia artificial y los sistemas expertos. La traducción automá- hablar de un marketing estratégico que no contemple estos nuevos escena-
tica, las máquinas que aprenden unas de otras y se comunican entre ellas. rios futuros de la vida cotidiana. . , .
Una revolución en los medios masivos que se "desmasifican" a través Sin embargo, tampoco es posible hablar de un marketmg estrategico
del videocable, el teletexto, la frecuencia modulada, los diarios y revistas que no contemple el adentro de esos nuevos m:rcados. Un ~a~keti~~ qu~
cada vez más especializados y selectivos. Cada vez más segmentados. Para- no "segmente" en esa sociedad y en esa economta cada vez mas ro boticas
dójicamente, se conjugan así el concepto de "microaudiencia" y el de "ma- los distintos consumidores que establecen vínculos diferentes con los nue-
croaudiencia" (que viene de la comunicación satelital). vos productos. , ,
Una revolución en la agricultura que recrea cosechas y pasa de los fer- El marketing estratégico es aquel que reconoce que aun mucho mas alla
tilizantes y la química al proceso de fertilización, la fisiología de las plan- de la extrema complejidad de los "circuitos integrados" que componen Y
tas, la biología molecular y la ingeniería genética. Todos estos avances alte- compondrán los nuevos objetos estará siempre la extrema complejidad de
rarán sustancialmente tanto la producción como la comercialización de los vínculos que con ellos establecen y establecerán los nuevos sujetos.
alimentos en un futuro muy próximo. El marketing es estratégico cuando advierte que no puede quedarse con
Una revolución en los canales de comercialización que permite envíos una sola cara de la moneda: el producto tangible (rol empresario de "inge-
internacionales a domicilio, entregas inmediatas, créditos automáticos y el nieros"), descuidando la "otra" cara: el producto simbólico (rol empr~sario
entrelazamiento entre las zonas urbanas y rurales. Hoy mismo -y en nues- de "marketineros"). El marketing de la empresa total no puede deJar de
tro país- un productor de Tres Arroyos o de Venado Tuerto puede conocer al "ver" sistemáticamente esas dos caras que componen la moneda total, es
instante los precios del mercado de Chicago o el pronóstico "segmentado"
decir, la moneda real. .
del tiempo en su zona específica. Un chacarero de Ingeniero Thompson El marketing estratégico debe conducir a toda la empres_a, conJug~ndo
puede por "video-texto" licitar sus compras o vender en Trenque Lauquen
los diferentes y cambiantes aspectos funcionales ~e ~a produc~wn (po~;Je~
sentado frente a una pantalla. plo, "innovaciones tecnológicas") o de la financiación (por eJemplo, tarJe-
Una revolución en las empresas que pueden diversificar muchísimo más tas" 0 "planes de ahorro") pero siempre desde el tablero de la estructura Yla
sus mercados y sus fuentes de abastecimiento incluso a nivel internacional.
Empresas aun "chicas" pueden competir sin requerir "economías de esca- lógica del negocio. . . .
La estructura competitiva de las marcas y los posiciOnamientos, y la
la", tener información gerencial computarizada de similar sofisticación que
lógica de la demanda sustentada en la dinámica infi_nita del deseo. Desde
los ejecutivos de Ford o IBM. Pueden flexibilizar su producción y fabricar
hace miles de años, el consumidor es siempre el mtsmo en su naturaleza
"a pedido" y mejorar su productividad a través de "operarios-robots", el
biológica, fisiológica, psicológica y si~bólica. . . " . . ,
"diseño por computadoras" (computer aided design: CAD) o la producción
Cada "nuevo" objeto es sólo un sustituto transttono para el vieJO de-
industrial computarizada (computer aided manufacturing: CAM).
seo. La revolución simbólica de las marcas y los posicionamientos ser~ la
Una revolución en la sociedad y en las costumbres que producirán en
contracara permanente de la revolución tecnológica por avanzada que esta
nuestras "creencias", "hábitos" y hasta en nuestros "sentidos" esos profun-
sea. Al menos mientras existan empresas y existan sujetos de la demanda.
dos cambios tecnológicos. La presencia cotidiana de computadoras "fa-
200 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Marketing estratégico 201
Un dato claro de las nuevas tendencias económicas es el cada vez mayor psicológico de la estrategia, pues es indispensable precisar los factores de
incremento relativo de los sectores de "servicios" respecto de los sectores la psicología de las masas, de los ejércitos, de los jefes, de los gobemantes,
"productivos". Pese a eso aún hoy cuando hablamos de marketing "visuali- de la población, de la opinión internacional, etc .... " (Beaufré.)
zamos" productos industrializados de consumo masivo. Sin embargo, qui- La "orientación al mercado" es un axioma básico de la conducta empre-
zás en el marketing de servicios se pone en mayor evidencia la "intangibi- saria. Si bien aún existen empresas con absoluta concepción "industrialis-
lidad" del producto y la "tangibilidad" de la esencial interacción humana ta", en la actualidad casi ninguna deja de declamar su orientación al consu-
implicada siempre en ellos. midor. Sin embargo, esta orientación está generalmente referida a "pensar"
Bajo este enfoque el marketing es esencialmente estratégico. Porque la en cuáles son las necesidades que satisfacen nuestros productos y no a pen-
clave de la estrategia está en su exitosa implementación. Como señalara sar acerca de cuál es, en realidad, la canalización del deseo a la que su
Karl von Clausewitz, "incurrimos en error si atribuimos a la estrategia un consumo responde. Precisamente, "pensar" como empresarios y hombres
poder independiente de los resultados tácticos". En los negocios, la imple- de marketing en el deseo es pensar realmente en términos del consumidor.
mentación de la estrategia está en los mercados, en los consumidores de Es pensar en marketing en serio, es pensar en el marketing estratégico, el
"carne y hueso". Que compran o dejan de comprar determinadas marcas. que define y opera el negocio. .
A lo largo de esta primera parte del libro hemos postulado, entonces, la Por otra parte, es muy importante pensar en el deseo desde el marketmg.
existencia de un marketing estratégico. Un marketing orientado hacia la De los deseos "exacerbados" y de la "creación" casi compulsiva de necesi-
definición y la operación del negocio. Un marketing basado en la dimen- dades se han ocupado especialistas en disciplinas como la psicología, la
sión simbólica y psicológica de los mercados. Un marketing necesariamen- sociología y la economía. El enfoque de estos profesionales ha sido recu-
te ligado a la resolución de problemas por "prueba y error" y por "aprendi- rrentemente el de presentar la economía competitiva y el marketing como
zaje". Básicamente aprendiendo del "otro". un "monstruo" perverso y malintencionado.
Desde esta concepción, el marketing no puede dejar de ser estratégico. Nuestra respuesta como hombres de empresa y de marketing fue tradi-
Podríamos expresar junto al general André Beaufré que si bien en nuestra cionalmente "defendernos" alegando el rol económico del marketing desti-
era la ciencia y el arte estratégicos están arrumbados junto a la "tabaquera" nado a la satisfacción de las necesidades del mercado. Nuestra defensa como
de Federico II y el "sombrero" de Napoleón (se supone que todo problema empresarios consistió en alegar el rol del empresario en la inversión y en la
puede ser resuelto a través de cálculos complejos o del empleo de modemas producción, y que el "resto" era cosa de los "marketineros" y de los "publi-
tecnologías) se debe volver sobre lo "humano" y lo "psicológico" que están cistas".
en la base de cualquier estrategia. Como hombres de empresa y de marketing hemos repetido tanto esa
"La estrategia no se juega, como el ajedrez, con peones de valor cons- respuesta que nos vincula a las necesidades que ésta casi adoptó la forma de
tante y definido. Sus soluciones se asemejan a un guiso en que fuera preciso un principio básico y dogmático. Sin embargo, sin haber estado jamás con-
mezclar ingredientes en constante estado de transformación. [... ]La estra- vencidos del todo y sabiendo tanto que esa respuesta no era absolutamente
tegia es un perpetuo inventar basado sobre hipótesis que será preciso expe- cierta como que fundamentalmente no teníamos de qué defendernos. Que
rimentar en plena acción y donde los errores de apreciación se pagarán al existía "otra" realidad igualmente válida. Que existía algo de "ilusión" Yde
alto precio de la derrota. [... ] Las opciones de la estrategia son necesaria- "fantasía" genuinas y profundamente humanas que excedían las necesida-
mente variables y conjeturales, lo que justifica, por supuesto, la pluralidad des y se vinculaban con el deseo.
de los modelos, opuesta a las ortodoxias exclusivas de las teorías antiguas. Como consumidores nos satisfacemos fugazmente con innumerables
Por tanto, para limitar las probabilidades de error, cuyas consecuencias son "objetos-deseos" que inmediatamente renacen en "otros objetos-~eseos'_'.
terribles, es indispensable organizar lo mejor posible el estudio de la co- Ése es el casi mágico mundo de lo simbólico. El mundo que parec1era on-
yuntura. [... ] Pero lo más importante se refiere al estudio del componente ginado en la galera de un mago. Una galera infinitamente llena de pañuelos
202 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Marketing estratégico 203
multicolores (objetos) de la que siempre asoma la cabeza de un nuevo cone- Y el Señor escuchó al hombre y dijo:
jo (deseo). Los hombres de empresa y de marketing sólo somos, en defini- -Acerca de tus camisas ...
tiva, fascinados "ayudantes" del mago. Ni maliciosos transgresores de la -Sí, Señor -exclamó el hombre, cayendo de rodillas-.
ética y la moral ni omnipotentes dioses que pueden lograr el consumo de -Ponles un cocodrilo en el bolsillo.
cualquier producto. -¿Cómo dices, Señor?
Es que en el "escenario" imaginario del consumo junto a la ingestión, -Haz lo que te estoy diciendo. No te arrepentirás.
utilización y exhibición de productos transcurre un "drama" humano, sim- Y el hombre cosió en todas sus camisas un pequeño símbolo que repre-
bólico, profundo y esencial. Podemos analogar esa magia ligada con el sentaba a un cocodrilo y he aquí y a ojos vista que su mercadería se vendió
consumo de productos con la ficción propia del teatro definido como la de improviso como rosquillas, y fue un gran regocijo, mientras que entre
"relación entre un actor que finge ser quien no es y una platea que finge que sus enemigos era el llanto y el crujir de dientes [... ]." (Woody Allen, Sin
le cree" (Jorge Luis Borges), o con las "mentiras reales" que fusionan al plumas.)
cantante con su auditorio (Caetano Veloso). Como decíamos en el capítulo I es, sin duda, siempre posible "hacer" o
En el consumo los productos también "actúan", se "personifican" y "jue- "ayudar a hacer" buenos negocios sin tener conocimientos especiales de
gan escenas". Son siempre otra cosa que lo que parecen ser. Ésa es su marketing estratégico. Esto es, sin saber explícitamente acerca de la lógica
realidad. Una realidad simbólica y psíquica. La realidad de una relación del negocio, ni de los deseos del consumidor. Se hacen excelentes negocios
sujeto-objeto en donde el sujeto se confunde con su "marca". Esa interac- sin saber quién es el consumidor, sin haber oído jamás de "lo simbólico",
ción sujeto-objeto es permanente: no vemos las cosas como son, las vemos creyendo que manejar lo simbólico es hacer publicidad o pensando lo sim-
como somos. bólico en forma "cosificada" interpretando -malinterpretando la esencia
La comprensión de la esencia simbólica del consumo se constituye, en- del ejemplo del cuento de Woody Allen- que el problema consiste simple-
tonces, en una sólida base para el avance del marketing como disciplina mente en colocar "cocodrilos", "pingüinos" o cualquier figura "ingeniosa"
ligada también a lo simbólico del procesamiento de información a través sobre los productos.
del cual la empresa resuelve problemas de estrategia, de planeamiento y de Se dice siempre que los libros y los modelos conceptuales no son para
operación. los "genios", quienes, obviamente, no los necesitan. Tampoco están desti-
Profundizar en el porqué del consumo nos posibilitó una mejor com- nados, decimos nosotros, a aquellos empresarios y gerentes con dones in-
prensión respecto de qué (productos), para quién (mercados) y cómo (im- tuitivos y extrasensoriales que les permiten convertir en oro lo que "tocan"
plementación de la estrategia) debemos comercializar. Ahora sabemos un y "oler" de lejos los buenos negocios.
poco más acerca de qué "es" en realidad el marketing estratégico y de cuál El enfoque conceptual que hemos presentado está dirigido a quienes
"es", en última instancia, la realidad de los negocios. enfrentamos cotidianamente la realidad económica y empresaria carecien-
"[ ... ]Y vino a ocurrir que un hombre que vendía camisas fue azotado do tanto de "tactos" y "olfatos" superiores como de la posibilidad del ven-
por tiempos adversos. Ninguna de sus mercaderías hallaba comprador ni él dedor de camisas del cuento de recurrir al Señor para que, desde lo simbó-
prosperaba. Y el hombre oraba y gemía: · lico, nos dé la clave real del negocio.
-Señor, ¿por qué me haces sufrir de ese modo? Todos mis enemigos
venden su géneros menos yo. Y estamos en plena temporada. Mis camisas
son buenas. Mira la calidad de este rayón. Conseguí cuellos abrochados,
cuellos de fantasía, pero nada se vende. Y no obstante he observado tus
mandamientos. ¿Por qué no podré yo ganarme la vida cuando mi hermano
menor se está forrando con su pret-á-porter para niños?
Segunda parte
FUNDAMENTOS TEÓRICOS
VI. MODELOS DE DECISIÓN DEL CONSUMIDOR
l. ENFOQUE MICROECONÓMICO
207
Modelos de decisión del consumidor 209
208 Alberto L Wilensky, Marketing estratégico
cálculos "conscientes" y "racionales", mediante los cuales procurará inter- tes. Esto es, siempre puede colocarlos en las categorías mutuamente ex-
cambiar sus ingresos por bienes que le reporten la mayor satisfacción (uti- cluyentes de:
lidad) posible (en función de sus gustos y los precios respectivos). A>B
Esa "utilidad" configuró un concepto vital en la teoría microeconómica, B>A
ya que representaba la "satisfacción" proporcionada por el intercambio A-B
económico. La noción de utilidades, sujeta inicialmente a una interpreta-
ción hedonista, fue ampliada posteriormente para alcanzar en forma genéri- • Axioma de transitividad
Existe compatibilidad lógica en el sentido de que si:
ca la medición del "grado de realización" de un fin cualquiera.
Los economistas del siglo XIX (Jevons, Walras, Marshall) sostenían que A > B y B > e, entonces A > e
esa medición de la satisfacción del consumidor podía ser cardinal y, conse- A - B y B - e, entonces A - e
cuentemente, que era única la correspondiente función de utilidad. • Axioma de elección
Posteriormente, a partir de V. Pareto, se estableció que la cÓnducta del El consumidor eli<>e el "presupuesto" (colección ordenada de cantida-
o ' .
consumidor quedaba igualmente explicada por una medida ordinal de la des físicas de bienes) que le resulta preferido a todos los demas stempre que
utilidad. Resultaba suficiente, entonces, una consistente clasificación de los precios y el ingreso se lo permitan.
preferencias para que aparecieran como posibles infinitas funciones que
dieran expresión a una misma estmctura de necesidades. Estos tres axiomas sumados a los de "no saturación", "existencia ~e c~rvas
Quedaba explicitado así cierto "mapa de indiferencia" dado por las com- de indiferencia", "convexidad de la tasa de sustitución" y "contmmdad"
binaciones alternativas de bienes igualmente preferidos por el sujeto (Pare-
to, 129-131). Asimismo, esas curvas se presentaban convexas a los ejes, en
razón del fundamental concepto microeconómico constituido por la "tasa A
Curvas de indiferencia
marginal decreciente de sustitución". (Hicks, 14-16.)
Todo el análisis económico precedente supone como una hipótesis previa
la existencia de la función de utilidad señalada. Sin embargo, P. Samuelson
demostró que el citado "mapa" de indiferencia puede ser deducido de las
elecciones que efectivamente realizan los consumidores bajo el único supues-
to de que cada consumidor "elige aquella combinación de bienes que ocupa
el lugar más elevado en su escala de preferencias". (Samuelson, 99.)
La microeconomía expresa, en consecuencia, la conducta del consumi- A*
dor a través de una lista de axiomas de preferencia que sustentan su análisis
teórico de la demanda. Es posible resumir ese enfoque axiomático que ca-
racteriza la lógica del consumidor mediante sus tres axiomas fundamenta-
les (Fernández-Pol, 81): Recta de ingresos
del consumidor
• Axioma de comparación
L-----~L---------~----B
El consumidor siempre puede dar un juicio definido respecto de si B*
prefiere A que B o B que A, o si los prefiere a ambos o si le son indiferen- FIGURA 6.1. Elección óptima
210 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Modelos de decisión del consumidor 211
produce una respuesta condicionada (RC) similar a una originaria respuesta ·. · b • ·ca en los partidarios de este enfoque- es posible hallar la explica-
cwn - as1 · d "
incondicionada (RI). ción de numerosas prácticas de marketing y detectar los ~ecamsmos ~ re-
Por su parte, E. Thorndike estableció la posibilidad del aprendizaje me- . ·• f erzo" comunes a un amplio conjunto de accwnes comerciales.
petlcwn y re u . " .
diante el llamado "condicionamiento operante", procedimiento basado en B ush y Mosteller, tomados por Bogo, trabaJan. sobre la base de este apren-
la presentación u omisión de algún tipo de recompensa o castigo con poste- dizaje del consumidor" y establecen un determmado modelo de c~~po~a
rioridad inmediata a la emisión de alguna respuesta específica. miento, en el cual la conducta de compra de un producto A es funcwn de.
La denominada "psicología de la conducta" utiliza la reflexología como N = necesidad
su principal esquema explicativo en oposición a la metodología introspecti- R = respuesta . .
va y a los conceptos de la denominada psicología mentalista. P. Watson K= incentivo proporcionado por cada satlsfactor (marca)
lideró esta cotriente conductista, para la cual sólo la conducta observable p = predisposición (por aprendizaje) hacia una ~a~ca dada. ,.
proporciona elementos objetivos para una rigurosa investigación psicológi- La magnitud de p dependerá del nivel de aprendtzaJe alcanzado siempre
ca. El reflejo condicionado, como unidad de formación de los hábitos, es el que permanezcan constantes las demás variables operantes (Bogo, 133-152).
agente transformador de los reflejos congénitos y las emociones infantiles Una forma de "medir" la respuesta (R) (compra de un producto) es a
en la conducta adulta. (Watson, 23-59.) través de la probabilidad de compra (Pr), cuya curva cuando N~ KA perma-
Más recientemente, Frederic Skinner logró el empleo específico de las .• (RA - M (1- e-rt) siendo:
necen constantes responde a la expreswn Pr -
"técnicas de condicionamiento", ya anticipadas por Thorndike y Watson,
en los diferentes aspectos del aprendizaje humano. (Skinner, 1978, 24-47.)
Precisamente el concepto central de la aplicación de este enfoque al ámbi-
to de la comercialización es el del "aprendizaje del consumidor". En general,
en el proceso de aprendizaje se destacan cuatro factores fundamentales: PR
• Impulso (necesidades o motivos): son aquellos estímulos suficiente-
mente fuertes e intensos como para inducir (si bien sin dirigirla) la realiza-
ción de una acción. Se vinculan a procesos fisiológicos imprescindibles a la SE SLP RA
supervivencia o a procesos psicológicos derivados de la interacción social. 2 3 4 5 6
• SeFíal (clave): es un estímulo de diferencial que determina las circuns-
tancias en las cuales se producirá una respuesta. FIGURA 6.2. Aprendizaje del consumidor
• Reacción: respuesta del organismo ante la activación provocada por la
señal. Ésta diferirá según las características, agradables o no, de la expe-
M: lealtad a la marca A
riencia anterior asociada con una determinada configuración de claves.
r: tasa de aprendizaje
• Refuerzo: representa la mayor intensidad y tendencia a la repetición t: número de satisfacciones por la compra de A.. . ..
adquirida por la reacción a un estímulo, cuando la experiencia anterior re- La variable KA es función del número de expenencms positiVas.
sultó agradable (Deutsch y Krauss, 81-90).
KA (t) = f (RA (t -1) para i =1, 2. ., ,
El consumidor efectúa un proceso de aprendizaje a través de, por ejemplo, Por otra parte, a mayor intensidad (K) o extincwn (I) del estimulo, ma-
la publicidad, la "observación de otros compradores" o la experiencia per- yor 0 menor probabilidad le corresponderá a la respue~ta.
sonal. Si este proceso no existiera (aprendizaje implica memoria), todo pro- Asimismo, el nivel de aprendizaje se correspo~.de mversamente c~n el
ducto quedaría librado a un proceso estrictamente aleatorio. En esta afirma- tiempo (I) que media entre la compra y la satisfaccwn que ella proporcwna.
Modelos de decisión del consumidor 215
214 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
En resumen, en razón de su aprendizaje el consumidor se hallará in- consumidor. Estos intentos realizados con el fin de "educar" al consumi~or
fluenciado para una respuesta de compra determinada según las siguientes para que use determinados productos o preste ~tención a ciert~s mensa~~s
relaciones entre las variables endógenas antes mencionadas: se reflejan en los "premios por segunda compra , la entrega de cupones. Y
RA = (PA - IA) (N+ KA) X VA X (1/JA). la utilización de "voces populares" en publicidad. Todos estos mensaJeS
Generalmente se acepta que el consumidor "aprende" más de la compra están sustentados en el desarrollo de claves y refuerzos que operan como
más reciente. Una explicación a dicha circunstancia proviene de estudios "condicionantes" del proceso. (Nord y Peter, 36-47.) , , .
según los cuales una alta proporción del incremento en la probabilidad de Dentro de este tipo de enfoques se encuentran ademas los teleolo~:cos
compra es consecuencia de un proceso de "aprendizaje asociativo" en con- que intentan explicar los procesos mentales del ser humano en la accwn a
diciones de recompensa. (Kuehn, 446-466.) través de tres variantes básicas:
Para representar este "aprendizaje", por el cual P (AIAAA):- P (Al AA), se
halló factible la utilización de procesos markovianos con la ecuación Pt+r (A) • Objetivo: motivo.
• Intención: predisposición.
= P (AIB) + P (AlA)- P (A/B) Pt (A) requiriéndose los parámetros "g" y "p"
donde: • Ocasión: estímulo.
g: operador de ganancia= PA aumenta si A fue comprada en la última El enfoque teleológico derivado de la escuela de Wurzburgo integrada por
oportunidad. un grupo de psicólogos alemanes y austríacos in~uyó notablemente en el
p: operador de pérdida= PA disminuye si A no fue la última adquisición. abandono del conductismo estricto y en el postenor desarrollo de la deno-
Pa,T= PAt-1 + g (SA-PA,t-1) donde: s =M (máxima lealtad). minada "psicología de la forma". (Buhler, 43-59.) .
Pa,t = PA,t-1-p (PA,t-1-Y) donde: Y= 1/M (mínima lealtad) con o- YA-PA, Por su parte, la denominada escuela de Lazarsfeld, ~~r!vada de la ante-
t-1- SA 1 o-g f-1. rior, propone un esquema simple del proces_o de dectswn en la compra
La curva de aprendizaje del consumidor implícita en lo expuesto con basándolo en las siguientes variables (Lazarsfeld, 107-155):
anterioridad atraviesa sw;:esivas etapas. Las mismas son descriptas por
Howard y Sheth y están supuestas en su ya clásico modelo del comporta- • Ambientales: conjunto de estímulos externos.
miento de compra. • De influencia: aquellos estímulos que se convierten en parte de la
realidad psicológica del sujeto. . .
• Solución extensiva de problemas: ante una nueva necesidad se comien- • De disposición: dan el marco al proceso ya que son las opmwnes Y
za el aprendizaje resolviendo el problema, es decir, se analizan las distintas creencias acerca de los productos. .,
alternativas y se elige. • De motivación: fuerzas motrices que dirigen al sujeto al acto de eleccwn.
• Solución limitada de problemas: se incorporan experiencias, y se desa-
rrolla un cierto "hábito" derivado de las sucesivas resoluciones similares. March y Simon en su análisis del fenómeno del compo~t~~iento hu~.ano
• Conducta rutinaria de reacción (respuesta automática): el problema
en las organizaciones establecieron un model? de la declSlon de ~~rtlctpar
ya fue resuelto definitivamente. Aquí sólo interviene el estímulo activante y 0 no en las mismas. En éste se analiza sustancialmente como partlctpante al
"empleado" de tales organizaciones. Sin embargo, otros autore~ hacen ex-
muy posiblemente sea considerada una sola alternativa. (Howard y Sheth,
tensivo su esquema a otras clases de participantes, como, por eJemplo, los
99-100.)
consumidores en sus elecciones de marca.
La vigencia atribuida a este esquema teórico del aprendizaje condicionado Las variables consideradas son: "visibilidad de alternativas", "propen-
se observa en recientes propuestas para su aplicación a fin de facilitar algu- sión a la búsqueda", "satisfacción" y "alternativas al movimiento". (March
nas respuestas, desarrollar otras nuevas e inhibir aquellas indeseadas en el y Simon, 117-118.)
216 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
Modelos de decisión del consumidor 217
~e. inferioridad st~scitado~ ~urante la infancia. A través de "lo social" el Modelos de decisión del consumidor 227
SUJeto desarrollara ese obJetivo de superioridad ante los demás por el
·d cua1 En el orden de las teorías económicas, y especialmente entre aquellas
procura segun ad y perfeccionamiento en una aspiración al predom· · que enfatizan la influencia de lo social en el consumo, es destacable la
p . ll J " "d d . " IlliO.
01 e o, as neces1 a es sociales aparecen como esenciales quedánd 1
d. d 1 f' · ' 0 es elaborada por Thorstein Veblen. Este autor amplió el horizonte explicativo
supe Ita as as lSlcas y las biológicas. (Adler, 53-228.)
meramente económico al incorporar conceptos propios de la antropología
Consecuentemente, todo acto de consumo será desde este enfoque t social. Valiéndose de ellos Veblen describió el comportamiento de consu-
'1 ., d an
~o o :ma expreswn e ese continuo esfuerzo humano por sentirse menos
uifenor ante los demás. mo de los grupos sociales con mayores ingresos y su continua búsqueda en
procura de mayor prestigio a través del consumo ostensible y de los "cáno-
. Por su ~arte, Erich Fromm, también integrante de la corriente neoanalí- nes pecuniarios de gusto".
tlca, resalto la búsqueda de una satisfacción económica-social. Para este Asimismo, Veblen analizó el intento de emular dicho comportamiento
autor, el problema de la psicología consiste en la correlación del hombre
por parte de los restantes sectores sociales que en la imitación del consumo
con su mundo. La naturaleza humana es un producto cultural. La obtenció conspicuo tenían un motivo básico de movilización económica. "Con la
d " l · 1 11
e re aClones uunanas gratas" constituiría el núcleo de las motivaciones. excepción del instinto de la propia conservación, la propensión emulativa
La for~a que adoptarán estas relaciones se deriva de ciertos tipos básicos es probablemente el más fuerte, persistente y alerta de los motivos econó-
de caracter, e~ su mayoría correlativos con las denominadas por Freud eta- micos propiamente dichos" (Veblen, 116).
pas de evolución de la libido. Entre ellas Fromm destaca la "acumulativa" Por otra parte, es observable que la "utilidad" económica derivada de la
caracterizada por la adquisición y conservación de cosas. '
adquisición de bienes y servicios está, en muchas ocasiones, con~ici?nada
Asimismo, Fromm expresa la existencia actual de un "consumismo" por factores grupales. Se producen en la demanda, entonces, los stgmentes
-comprar, deshacerse, comprar nuevamente- al cual describe mediante cin- efectos definidos por Harvey Leibenstein como:
co factores:
• Efecto imitación: la demanda de un producto se incrementa por el
• Con la compra se adquiere un nuevo fragmento de ego.
hecho de que otras personas también lo "consumen".
• La.mayor frec~encia de compra aumenta la emoción que implica. • Efecto snobismo: la demanda de un. producto decrece en razón de su
. , • Existe una sa~I~facción producida por la sensación de que la adquisi- "consumo generalizado".
cwn, como operacwn comercial, es ventajosa.
• Efecto Veblen: la demanda del producto se incrementa debido a su
• Hay necesidad de sentir nuevos estímulos.
"mayor precio".
• Se observa un cambio en el carácter social, "acumulativo" a "mercan-
til" (Fromm, 79-80). Es posible, además, encontrar demandas "especulativas" e "irracionales",
las que, para este autor, cierran junto a las exclusivamente "funcional~s"
Otra apreci~ción "social", también neofreudiana, es la desarrollada por Karen
una posible clasificación de la demanda según su motivación (Leibenstem,
!1om?, qmen plante.a que la personalidad surge desde las inseguridades 88-101).
mfant!les Y se consolida en el transcurso de la superación de la "ansiedad" En función de los mencionados factores externos, la clásica curva de
que las mismas producen (Horney, 37-155). Resulta muy interesante consi- demanda presenta características especiales según sea el predominio de cada
~erar la correspondencia que se ha podido establecer entre ciertas formas efecto. A título ejemplificativo, graficaremos entre éstos el de Veblen, ya
ti~:cas d~ e?,fre~~~r la ansi~dad descriptas por Horney -la "complaciente", que constituye una demostración muy clara de la altera~ión de la .c~rva
la agresiva , la mdepend1ente"- y el comportamiento respecto de las mar- tradicional, derivada de las "expectativas" que el consumtdor depostto en
cas de los productos adquiridos.
1(),1; "otros". Utilizaremos a tal efecto la graficación efectuada por Leibens-
tein, la cual reproducimos en la figura 6.4.
Modelos de decisión del consumidor 229
228 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
explicación de las decisiones de consumo. Nuevamente, sólo puede ob-
Precio servársele a esta postura su descripción excesivamente superficial del con-
sumo, en tanto no descubre la vinculación fundante del ser humano con
su "otro"-semejante, y no penetra en los mecanismos individuales de de-
cisión de compra.
6. ENFOQUE PSICOANALÍTICO
Con esto se comprueba que el método de indagación directa no permite El sustento de los estudios en este período consiste en considerar que al
alcanzar el denominado "material rara vez abordado" constituido tanto por "tuarse las motivaciones de elección en un nivel subyacente a lo consciente
SI . 11
factores como el deseo de reconocimiento social y de poder como por el verbal se requiere "atrapar" la significación implícita en aque o que se
material absolutamente inconsciente. La situación que de esto se deriva ~xpresa manifiestamente. No interesa lo que el consumidor "dice" sino lo
puede apreciarse claramente, como lo hace E. Galeano (Galeano, 1982, que "no dice". ., . .
12), según la articulación entre comportamientos "verbales" y "concretos". En este punto el psicoanálisis, con su concepcwn delmconscz~nte como
principal constituyente del ~p~rato psíquico.' res~lta una herra~men~a fun-
damental. Ese material repnmido, desconoczdo aun por el propio SUJeto, se
~n
R
Consumen No consumen entronca plenamente con las determinaciones de compra. . .
La psicología clínica -con orientación analítica- ofreció pa_ra las mves-
Consumen Consumidores Consumidores
"oficiales" "vergonzantes" tigaciones de comercialización el herramental de test y ~ntrevistas en pro-
No consumen "Falsos" "No" fundidad. Asimismo, aportó el criterio teórico de casualzdad de l~s P!"~ce
consumidores consumidores sos psíquicos sin el cual resultaría vacía toda posibilida~ ~e exphcaci_on.
Como ejemplo de su pertinencia es suficiente descnbir_la~ relaciOnes
FIGURA 6.5. Verbalización y realidad halladas en estudios experimentales sobre el consumo, com~Identes con
diversos enunciados psicoanalíticos. Algunas de las concluswnes de una
Asimismo, se muestra insuficiente la mera colección de "hechos" y parece investigación sobre el comportamiento de los fumador~s señalan q~e apa-
requerirse una interpretación para llegar hasta las "motivaciones" y proce- rece tanto la "idealización" del cigarrillo, al que se le atnbuyen P,~opied~~e~
, · s desde una "omnipotencia" infantil, como una absoluta negacwn
sos mentales efectivamente presentes en las decisiones reales. En la bús- magica . · 'd d d
queda de esa "verdad" de las elecciones aparecen como métodos directos de los posibles perjuicios orgánicos. (Muchmck, 324-327.).La actiVI .~ e
fumar, según este enfoque, pareciera estar estrechamente vmculada ~. con,~
las llamadas "tecnologías psicofisiológicas", basadas en el supuesto de que
el cuerpo humano ofrece varias claves dignas de fe para tal propósito. Entre ductas orales típicas" (algo para juguetear en la boca),. a ~~ ~ta~a anal
(retención y expulsión del humo) y al "simbolismo gemtal (mdicador de
dichas técnicas se encuentran el análisis de la dilatación de las pupilas ante
ciertos estímulos, el tono y modalidad de la voz y el registro de los ciclos de potencia, madurez e independencia).
las ondas cerebrales (Packard, 1982, 291-297). Comentarios
Sin embargo, el aporte de los mismos para los más importantes y com-
plejos problemas del consumo proporciona pobres resultados, lo que obliga Con frecuencia se critica esta teoría argumentando el fracaso de al?unas de
nuevamente a trabajar sobre las verbalizaciones del consumidor. sus aplicaciones en la comercialización y en ~az~n de que no exphca total-
* Período indirecto . mente el acto de compra. Se cuestiona que omita Important:s factores como
Su esencial supuesto metodológico consiste en tomar como indicadores el medio ambiente, la percepción, el aprendizaje y las actitudes.
sólo las declaraciones del consumidor. En este período se incorporan, a Sin embargo, es preciso establecer una diferenciación entre las más pro-
efectos teóricos y prácticos, la teoría psicoanalítica y las técnicas indirectas fundas motivaciones del consumo y el proceso de compra que se concreta
de indagación (conversación en profundidad, asociación de palabras, Rors- en un momento dado. Es por ello que privilegiamos en nuestro enfoque el
chach, TAT). psicoanálisis como cuerpo teórico apropiado para la explicación profunda
A través del psicoanálisis y su batería de test con esa base teórica se de la "sobredeterrninación psíquica" del consumo.
intenta acceder tanto a los "deseos", "temores" y "ansiedades" como a las Por otra parte, consideramos que la utilización efectuada hasta e~ pre-
"presiones sociales" intervinientes en la decisión de compra. sente del marco teórico brindado por el psicoanálisis -para un estudw del
232 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
Modelos de decisión del consumidor 233
consumidor- es parcial, en tanto no se incorporen los nuevos aportes
' t h "b"d d l · .. , · que
es e a reci I o e_ a hngmsttca. Además, se limitan los análisis a trabajar
sobre la base de ciertos aspectos de la teoría psicoanalítica, por ejemplo
~~y cent~al~ente sobre la segunda tópica y las fases de evolución de la Marco teórico del enfoque estructuralista
libido. Asimismo, los críticos del supuesto "biologismo freudiano" no re- El proceso de comercialización es un proceso de comunicación entre un
paran en 1~ clara lectura de'!' fenón:eno simbólico que realiza -a partir de conjunto de oferentes y un conjunto de potenciales demandantes mediante
Freud- la escuela francesa de psicoanálisis.
un conjunto de operaciones de comercialización. La estrategia comercial
conlleva dos elementos de comunicación ya que todas las variables de la
7. ENFOQUE ESTRUCTURAL mezcla resultan "signos" dirigidos al mercado:
El ~?foque _e~~ctural del mark~ting considera que la demanda percibe como • El signo objeto: producto o servicio.
un m~nsaJe mtegrado el conJunto constituido por el producto, el envase • Los signos símbolos: las restantes variables de comercialización (Bogo,
el pt~ecw, la red de distribución y la campaña publicitaria. El consumid ' 1980, 17-18).
per~tbe Y decodifica ese mensaje como una estructura de significado, ~;
decir, como el efecto de un lenguaje. La teoría de la comunicación puede ser clasificada en distintos niveles tal
El "product~"-~omo totalidad es, entonces, un significado que adquiere como lo realiza W. Weaver (Weaver, 106-1 07).
valor por op_osl~LO~ a otros productos competitivos. El consumidor tiene • Sintáctico o técnico: cuán precisamente pueden ser transmitidos los
~na e~p~ctattva opttma y opone a ella todos los "significados" que decodi- símbolos de la comunicación.
fica eh~I~n.do ~1-que más compatibiliza con dicha expectativa. Ese grado de • Semántico: cuán precisamente los símbolos transmitidos portan el sig-
c_ompattbihzacwn resulta de la intersección entre una expectativa y el signi- nificado pretendido.
ficado de una marca. (L~vy, 1985, cap. IV.) • De influencia o de efectividad: cuán efectivo es dicho significado en
provocar cambios de actitud en el receptor en la forma deseada por el emisor.
Código De una traslación de esta calificación al proceso de comercialización
r---------------- --------------- resulta:
• Nivel sintáctico: es la mezcla de comercialización, la cantidad de "sig-
nos" emitidos y su interrelación. La teoría estadística de la información,
considerando que cada signo porta información y tiene un costo y una pro-
babilidad de ser enviado, enfoca el "problema" en términos de que la em-
presa desea minimizar costo enviando sólo una información (producto) en
Emisor
tanto el mercado desea máxima información (diversificación). Por otra par-
Receptor te, como en todo proceso de comunicación, existe un determinado "mido"
Empresa Consumidor que puede ser resuelto, por ejemplo, a través de la "redundancia sintáctica"
(compre xx, compre xx...).
• Nivel semántico: es la calidad de la mezcla, "el significado" de la
Conducta infonnación enviada, la asociación entre signos y productos. Los signos
FIGURA 6.6. La comercialización como proceso
son percibidos por el consumidor, provocando en él un pensamiento que de
de comunicación ser significativo estimulará una respuesta. En este nivel también existe un
"ruido" que es neutralizado por la empresa mediante la "redundancia regla-
234 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Modelos de decisión del consumidor 235
da" por la cual sigue una "costumbre" aceptada por el medio social como Sin embargo, el marco brindado por la teoría de la comunicación no
inherente al producto, por ejemplo mantener en toda comunicación el mis- permite dilucidar importantes nociones propias _de la compl~jidad ~e_l "pro-
mo logotipo o isotipo. blema" que aborda. Si establecemos un paralelismo con la mformattca ese
• Nivel de efectividad: es la salida del sistema, es decir, compra efectiva marco sólo representaría el "hardware" del proceso, en tanto el "software"
de un producto u otro. Este nivel es generalmente "medido" junto al nivel estaría constituido por el procesamiento de la información implícita.
sintáctico en busca de una correlación entre ambos (Bogo, 1975, 498-510). En consecuencia, apoyándose en el aspecto de artificio simbólico de la
comercialización, es posible considerar una estrategia de marketing como
Por su parte, F. Frischknecht establece una analogía entre el proceso de
análoga a una relación de procesamiento de información entre:
comercialización y un proceso de comunicación, en donde:
• Emisor: la empresa • Un determinado comportamiento a lograr (problema).
Dada una cierta estrategia comercial (W), la empresa generará una deter- • El sistema de procesamiento de información inherente (software).
minada imagen a transmitir (X) en función de la transformaciónj: w ~X. • Los procesos pasibles de ser ejecutados por el procesador-consumidor
• Mensaje: la mezcla comercial (hardware).
La imagen establecida será portada por señales tales como precio, publi- En general, un sistema de procesamiento de información (SPI) queda defi-
cidad, producto y distribución. Consiguientemente la traducción que con- nido por el conjunto integrado por:
vierte dicha imagen (X) en un "mensaje" específico (Y) queda representada
por la transformación g: x ~Y. • Un sistema formal (F).
• Receptor: el consumidor • Un modelo (M).
Una vez recibido, el mensaje será interpretado en un comportamiento de • Un programa (G).
compra o no (Z), ya mediatizado por los procesos de percepción, concep- Formalmente SPI = <FMG>. Donde:
tualización, pensamiento y aprendizaje, los cuales quedan resumidos en la Dado un sistema formal F = <E, S> en el cual E es el conjunto de expre-
transformación h: Y~ Z. siones válidas (conjuntos de signos componentes del acervo cultural de
• Eficiencia técnica de la comunicación una sociedad) y s es el conjunto de reglas de inferencia entre dichos signos,
Se considera desde la teoría de la comunicación sólo la "eficiencia téc- es posible hallar una interpretación a través de un conjunto de regl~s de
nica" del procesador de información, prescindiendo de los símbolos, de la designación. Entonces el modelo M = <D, R> consistirá en_ D son los _s1~nos
relación semántica y del valor pragmático de éstos. denotativos de una estructura de objetos y R son las relaciOnes semanticas
Esto es equivalente al "nivel de efectividad" anteriormente citado y pre- de correspondencia.
senta similares dificultades explicativas. Sólo indica que dada la estrategia Finalmente, se requiere un programa P =<Q, T> en donde Q es un con-
• (W) la probabilidad de ocurrencia del comportamiento (z) es función del junto de reglas de comportamiento; T son las relaciones ~ntre tale_s ~·eglas,
producto de las matrices estocásticas de la codificación, transmisión y de- con el cual se opere en un determinado espacio representativo efectiVlZ~ndo
codificación. Formalmente P (zJW) = P (x/w) P(Y/X) P(zJY) (Frischknecht, 0 no conductas de compra. El "mensaje" transmitido por la estrategia de
1980, 25-28). marketing pretenderá inducir al consumidor en forma tal que su programa
Toda la propuesta estructuralista se soporta en esta conceptualización produzca un comportamiento de consumo. (Frischknecht, 1980, 28-31.)
del marketing como proceso de comunicación. Esto es ineludible en tanto
el marketing es un fenómeno de "influencia recíproca" que para materiali- Bases del enfoque
zarse requiere de la comunicación. Por otra parte, el estructuralismo pone
el acento en lo referente al "mensaje" (comunicación), como lo hace "toda" Para el estructuralismo en el marketing "el diseño de una estrategia de mar-
la estrategia dirigida al consumidor. keting es una codificación realizada por la empresa que es decodificada
236 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Modelos de decisión del consumidor 237
dentro del campo psicosociológico del consumidor como una unidad per-
ceptual, si esa estrategia logra penetrar en ese campo a través del mecanis-
mo de percepción selectiva del consumidor". (Levy, 1980, 7.) Comentarios
La estrategia integrada de marketing consiste, entonces, en una estructu-
A lo largo de la formulación estructuralista se observa que:
ra flexible cuyos signos constitutivos "producto"-"precio"-"logística"-"im-
• Postula la existencia de la "unidad perceptual óptima", pero no profun-
pulsión" intentarán "significar" para el consumidor:
diza en su naturaleza y su formación esencial. En consecuencia, nos pre-
• Una serie de características intrínsecas y extrínsecas del producto como
ocupará obtener una aproximación conceptual a la construcción por el con-
ente físico.
sumidor de ese "ente" del que sólo se conoce que se constituye consciente
• Un dato numérico del precio del producto en el mercado.
o inconscientemente, racional o irracionalmente.
• Un grado indicativo de la accesibilidad física al producto.
• Asume como noCiÓn inicial la de necesidad, sin caracterizarla, en ra-
• Un mensaje portador de una cierta promesa de satisfacción.
zón de que el desarrollo de la teoría no lo requiere ineludiblemente. Sin
Esta "estructura" enviada desde la oferta es recibida por el consumidor como embargo, la elucidación de los fundamentos "profundos" de la demanda
una percepción global y no como información desarticulada. Consiguiente- impli~a precisar ese concepto exhaustivamente. Por otra parte, surgen de la
mente, es recepcionado un "signo" (unidad perceptual) que pretende "ex- literatura especializada diversas definiciones que incorporan la noción de
presar" a través de las subestrategias de precio, producto, logística e impul- deseo como categoría independiente y opuesta. Por lo expuesto, procurare-
sión determinados elementos diferenciales del producto. mos una estricta conceptualización de los términos "necesidad", "deseo" y
"El mercado es el lenguaje en el que los demandantes y los oferentes "demanda", inexorablemente ligados al consumo.
hablan a través de productos. En esta analogía, cada producto es una com- • Presenta al consumidor formándose conscientemente sus satisfactores
binación de palabras de ese lenguaje. Es por esto que decimos que debemos ideales. Sin embargo, su interpretación de la "libertad de elección" y la
distinguir la estructura de signos, que es construida en la oferta, de la es- posibilidad de "razonamiento" parecieran retrotraerse a un esquema emi-
tructura de significado que la demanda interpreta. La diferenciación en nentemente "consciente", sin considerar las determinaciones inconscientes
este sentido es diferenciar significados." (Levy, 1985, 85.) del sujeto, propias de su psiquismo. En tal sentido, deberemos encontrar la
El enfoque estructural contiene una visión más totalizadora del fenóme- correlación entre el satisfactor ideal y los designios inexcusables de una
no y a la vez plantea un criterio explícito para comprender la "decisión" de "otra escena" desconocida por el sujeto.
"elección". Ambos aspectos lo diferencian de los modelos precedentes. • Considera al consumidor desde una perspectiva informática que, si
Consecuentemente, el enfoque estructural: bien ofrece una importante descripción del proceso de elección, es insufi-
• Presenta un modelo del proceso de elección que engloba y completa a ciente para "atrapar" ciertas particularidades del "procesador humano" pre-
muchos de los enfoques anteriores. sentes en la decisión de compra. Pretenderemos, entonces, establecer los
• Propone un criterio concreto de elección mediante el cual es posible límites de esta perspectiva formulando hipótesis específicas respecto de la
entender la preferencia entre diferentes productos. Este aspecto no surge relación lenguaje-sujeto en el consumo.
claramente de ninguno de los modelos previamente examinados.
• Considera la percepción del producto por el consumidor como una 8. CONCLUSIÓN
"estructura". Para ello se nutre de la teoría Gestalt y de la lingüística evitan-
do una visión excesivamente parcial. Generalmente se analiza la decisión de compra considerando todo el proce-
• Entiende al consumidor como un "procesador de formación" a lama- so de la conducta del consumidor como un "embudo", que parte desde los
nera de los avances más recientes de la psicología de la inteligencia. factores "culturales" más generales hasta llegar a los factores "motivacio-
238 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
239
240 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico El universo simbólico 241
génitos de comportamiento ni con instintos especializados. Sin embargo, lidades del significado- y diagrama -las relaciones entre significantes re-
pareciera ser esa misma carencia inicial, compensada por una inigualable producen las relaciones entre significados-.
fuerza cerebral, la que lo "lleva" hacia el mundo para operar sobre él y • Convencionales: establecen entre significante y significado una co-
dominarlo. nexión que radica en una contigüidad arbitrariamente instituida. A estos
Desde un punto de vista neurológico es posible determinar en el hom- "signos convencionales" se los denomina "símbolos".
bre tres capas cerebrales superpuestas. Una de ellas, la neoencefálica, de
acción sobre la percepción y la voluntad, está extremadamente desarrolla- Según Saussure, se debe distinguir entre signo y símbolo. (Saussure, 127-
da y tiene además una vinculación estrecha con las "zonas asociativas" y la 133.)
región "motriz y del habla" ligadas a las actividades mentales superiores; • Signo: relación arbitraria entre el significante y el significado.
especialmente las simbólicas. (Esto explica los incomparables logros in- • Símbolo: relación no arbitraria entre ambos términos. (Ej.: la balanza
telectuales de la especie.) como símbolo de !ajusticia.)
De este modo, para desarrollar "nuestro" ambiente -la cultura- necesi- Según Wallon, se puede distinguir entre señal, índice, signo y símbolo.
tamos ser "animales sociales", animales que requieren ineludiblemente del
(Wallon, 161-169.)
fenómeno de la comunicación. Dicha comunicación será necesariamente • Señal: la relación significante-significado es "inmediata" y "existen-
mediatizada por un lenguaje: lo simbólico. "El hecho fundamental de la
cial".
antropogénesis es la evolución del simbolismo." (Bertalanffy, 30-39.) • Índice: el significante es sólo un rastro o "huella" del significado.
Piaget, en sus estudios psicológicos, identifica en el desarrollo intelectual • Signo: la relación entre significante y significado es "exacta" e "inmo-
humano un estadio al que caracteriza como de acceso a lo "simbólico". Con-
tivada".
sidera que el uso de los signos verbales obedece al ejercicio de una "función
o Símbolo: la representación del significado sobre el significante es "ana-
simbólica" que es la que permite representar la realidad fáctica mediante
lógica" y "desproporciona!" ya que uno de los relatos sobrepasa al otro.
elementos llamados "signjficantes", distintos de las cosas "significadas".
Según Piaget, en el sexto estadio de la inteligencia sensorio-motriz apa- En general, y como se desprende de las anteriores definiciones, al tratar las
recen los denominados "esquemas simbólicos", es decir, aquellos que evo- clasificaciones empleadas para analizar el problema de "aquello" que no es
can una situación en su ausencia mediante la "imitación" interiorizada. "la cosa" sino "aquello" que "la representa", existen importantes términos
Estas imitaciones diferidas configuran ciertas imágenes elaboradas por el que difieren según autores y contextos. Es por esto ~ue, al marg~n d~ las
"yo" -símbolos del pensamiento preconceptual- por las cuales se asimila múltiples agrupaciones y definiciones posibles, las mismas n~ se mvahdan
"lo real" a los intereses egocéntricos. (Piaget, 1979, 133-139.) al reservar la denominación "universo simbólico" para su conJunto; aunque
También desde la "filosofía pragmática" se considera que todo pensa- tal vez sólo sobre la base de algunas características generales de los símbo-
miento requiere "signos" que posibiliten su existencia. Al analizarlos y di- los como las de ser representativos -ocupan el lugar de la cosa-, transmiti-
ferenciarlos se puede establecer que dada una relación semántica entre un dos por "tradición" -mediante un aprendizaje del sujeto- y libremente
vehículo-señal "x" y un designatum "y" existen "signos": creados -no hay relación biológica impuesta-.
• lndexicales: relacionan casualmente "x" con "y" por una contigüidad Dichas características son necesarias y suficientes para diferenciar el
fáctica entre significante y significado. (Ej.: el rayo es signo de la aparición simbolismo humano de cualquier analogía proveniente del reino animal
del trueno.) como las "señales" de la reacción condicionada.
• Iconos: representan por semejanza al designatum. Hay una relación de A su vez el "universo simbólico" puede -dentro de una serie de múlti-
analogía entre significante y significado. (Ej.: la fotografía y el mapa.) Pue- ples cortes ~lasificatorios posibles- ser analizado en dos campos ~rinci~a
den a su vez ser clasificados en imagen -el significante reproduce las cua- les. "Se puede distinguir un campo simbólico discursivo y otro v¡venctal.
242 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico El universo simbólico 243
El primero atai'íe a la comunicación cognoscitiva y el segundo a la comuni- dominantemente por símbolos que se presentifican por la vía del lenguaje,
cación emocional. Uno se vincula a los procesos racionales, el otro al in- y cuyas leyes provienen de un artificio colectivo. (Simon, 16-17.)
consciente." (Saccomano, 13.) Finalmente, es en este sentido del simbolismo en el cual se inscriben la
lógica simbólica, las formalizaciones y la búsqueda de lenguajes ideales
Lo simbólico "artificial"
unívocos e inequívocos especialmente encaradas desde el Círculo de Viena.
Un aspecto de lo simbólico trata del rol esencial desempefíado por los sím-
bolos en relación con el conocimiento del universo y con la transmisión de Lo simbólico "natural"
ese conocimiento.
En el caso de la acción humana, el uso del simbolismo se hace necesa- En lo referente a la comunicación de valores es a través, precisamente, de
rio en tanto ésta ha de ser operada mediante una abstracción de la reali- los símbolos que los "objetos" reciben connotaciones muy particulares que
dad. Abstraer, simplificar y sintetizar posibilitan contar con modelos que exceden su mera materialidad y provocan, entonces, un relanzamiento de
tornen cognoscible y operable el complejo mundo real. Entre tales mode- múltiples significaciones.
los, los simbólicos son los más eficientes y utilizados. (Pavesi, 1977, 20- En este ámbito aparece lo simbólico vinculado a objetos tales como
21.) emblemas, amuletos, trofeos y hechizos, entre otros, así como a campos del
Churchman, citado por Frischknecht, plantea la importancia trascenden- pensamiento como la mitología, el arte, la magia, la religión y la mística.
tal que para el fenómeno de la cognición reviste el descubrimiento por el ser La realidad humana no aparece "natural" y "física" sino envuelta en formas
humano de la mediación simbólica, ya que ésta, genuino fenómeno natural lingüísticas, imágenes y símbolos míticos. (Cassirer, 1979, 73.)
en todos los seres del mundo biológico, es, como fenómeno artificial, propia El hombre, a partir del eslabón que ha adquirido por su sistema simbó-
y exclusiva del género humano. "El interés humano por el lenguaje parece ser lico, alcanza ya no sólo "lo real" sino que obtiene una nueva realidad mayor
un impulso innato por poner en código y descifrar, tan propio del hombre, al aún, es decir, advierte en ella una nueva "dimensión". Es por esto que el ser
parecer, como el más hmn~no de los impulsos." (Wiener, 78.) · humano no puede acercarse a la realidad sino a través de la interposición de
Lo anterior hace referencia a una manipulación consciente de los símbo- los símbolos y queda caracterizado más que por ser un "animal racional"
los, por la cual éstos son creados y transformados a través de un conjunto por constituir un "animal simbólico". (Cassirer, 1979, 48.)
de reglas establecidas. Queda así definido un particular espacio simbólico de Para interpretar cabalmente la esencia de la especie en lugar de ahondar
naturaleza "mtificial" de poderosísimas aplicaciones, cada vez más tangibles en los espacios meramente perceptivos deberemos incursionar y profundi-
con el auge de los procesos informáticos en ya casi todas las disciplinas. zar en los espacios simbólicos, verdaderos generadores de la "vida cultural".
Por otra parte, la simbolización se halla implícita necesariamente en Existe, asimismo, un aspecto de lo simbólico del que hace uso el psicoa-
todos los procesos de comunicación. Los artificios que el hombre crea para nálisis y que se distingue clm·amente de cualquier otra forma de representa-
representar un ambiente común permiten que las cosas percibidas por el ción. Es el denominado "simbolismo en sentido estricto" directamente li-
individuo sólo a través de "representaciones internas" se vuelvan exteriori- gado a la noción de inconsciente. En este simbolismo se establece
zables mediadas por la simbolización. "Por la comunicación, las percepcio- inconscientemente en el hombre una comparación entre dos ideas (ajenas a
nes internas del emisor y del receptor se hacen equivalentes (esto es, rela- la consciencia) de las cuales una puede ser representada por la otra (noción
cionadas reflexiva, simétrica y transitivamente) en términos de los símbolos." de desplazamiento). (Jones, 11-27.)
(Frischknecht, 1978, 3.) Ese particular simbolismo queda caracterizado, entonces, por:
Toda esta operatoria simbólica convierte al mundo actual, en tanto "crea-
do" por el hombre, en más art~ficial que natural, pues está formado pre- • Ser representación de ideas, de las cuales el símbolo deriva una signi-
ficación secundaria que no le es inherente en sí mismo.
244 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
El universo simbólico 245
La representación se efectúa en virtud de algún elemento común que si
o
Los términos implicados en el "signo lingüístico" son de naturaleza psí-
bien puede ocultarse a la razón puede resultarle significativo a la percep-
ción. quica y están ligados en el cerebro por una relación asociativa. La postura
teórica que interpreta que el vínculo que une un "nombre" con una "cosa"
• El modo de pensamiento simbólico representa una reversión hacia al-
guna etapa más temprana del desarrollo mental. es absolutamente simple (con lo cual la lengua se reduce a una nomenclatu-
ra) supone equivocadamente que hay "ideas" preexistentes a las "palabras",
• El símbolo expresa manifiestamente una idea más o menos oculta o
reservada. en cuyo caso el signo lingüístico relacionaría:
2. LA LINGÜÍSTICA
¡
de cualquier semejanza. La mente crea tan- Sintagma
a b e
tos grupos asociativos como diversas rela-
ciones posibles existan. En el segundo eje a' b' e
se establece un vínculo o enlace soportado
a" b" e"
en la extensión (ej.: la cadena hablada), que
es lineal e irreversible. (Saussure, 208-213.) o
La siguiente representación gráfica per- Sistema En esta relación queda estrictamente reflejada la oposición que separa a
mite visualizar esa relación entre sistema y uno y a otro de sus componentes. El significado es aquello que un signifi-
sintagma. FIGURA 7.l. Ejes del lenguaje cante "significa", y el significante, aquello que "quiere significar" lo signi-
ficado. En el esquema gráfico propuesto la elipse representa lo cerrado del
246 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico El universo simbólico 247
signo ya que significado y significante constituyen las dos caras de la mis- En dicha multiplicidad radica una fundamental crítica, aun en un plano
ma moneda, las flechas indican la implicación recíproca y la línea horizon- estrictamente consciente, respecto de la posibilidad de alcanzar una "gra-
tal muestra el vínculo que los une. Este "signo lingüístico", conjunción de mática computacional" que refleje el "habla" cotidiana. (Saussure, 207-
un significado y un significante, es arbitrario, es decir, es arbitraria la liga 213.)
que une ambos términos de esa conjunción. La prueba más evidente es, tal
vez, la existencia misma de las distintas lenguas donde para el mismo sig- 3. EL LENGUAJE PSÍQUICO
nificado existen significantes diversos según los idiomas.
Por lo tanto, desde el punto de vista semántico existe una verdadera A diferencia de otros enfoques psicológicos, el psicoanálisis reivindica
polisemia causada por la falta de biunivocidad. En la medida en que la para el hombre su privilegio determinante: el de "ser" hablante. El len-
lengua es recibida por el sujeto pasivamente, y desde una determinada so- guaje no es para él una propiedad entre otras, sino que le es esencial. El
ciedad, está basada en una cierta convención (pacto arbitrario). lenguaje lo transforma tanto en su cuerpo como en sus necesidades y sus
Por otra parte, el significante es de carácter lineal, sólo se desenvuelve afectos, por cuanto desde que "alguien habla" ya es, de hecho, "hablado"
en el tiempo ya que sus elementos se presentan unos "tras" otros formando por la lengua.
una cadena. El significante representa una extensión y la misma es mesura- Lacan, al profundizar en la relación entre el psicoanálisis y la lingüís-
ble en una sola dimensión. (Saussure, 127-133.) tica estructural, advierte la primacía del significante que actúa en forma
Por su parte, aquellas palabras con algún elemento común se encuentran independiente de la significación y, en realidad, a "espaldas" del sujeto.
"asociadas" por la mente del ejecutante. Así, por ejemplo, la palabra "ense- El significante opera desde ese detrás del sujeto, que es el inconsciente, y
ñanza" se asocia con otras en virtud de: es desde allí que produce efectos sobre la consciencia. Bajo este enfoque
Lacan logra:
• Radical: enseñar, enseñemos.
1. Rectificar el paralelismo postulado por Saussure entre significante y
• Sufijo: templanza, esp~ranza.
significado. Indica, así, que es precisamente el sin sentido del significante
• Analogía de los significados: instrucción, aprendizaje.
el que engendra la significación.
• Comunidad de imágenes acústicas: lanza, danza. 2. Introducir el concepto de "cadena significante", con el cual da cuen-
De esta forma, una palabra cualquiera puede ser vista como el centro de ta de esa sobredeterminación, que es condición de toda formación in-
una constelación que evoca a otras palabras susceptibles de estar relaciona- consciente.
das con ella. (Véase figura 7.2.) 3. Introducir la noción del Otro (gran "otro") del lenguaje. El Otro sim-
bólico, del discurso universal, "de todo lo que ha sido dicho en la medida
en que es pensable". El lugar del código desde el cual, si bien la teoría de.la
"Enseñanza" comunicación parece olvidarlo, se elabora fundamentalmente el mensaJe.
(Miller, 1980, 20-28.)
Lacan, entonces, invierte la relación conformadora del signo trastocán-
Enseñar Lanza
etc. dola por:
etc.
l
Aprendizaje Templanza
etc. etc.
En donde significante y significado son dos redes quena se recubren. La Una forma gráfica de apreciarlo consiste en representar el proceso me-
red significante es la estructura sincrónica, soporte material del lenguaje, diante vectores.
especificada por las relaciones de oposición entre los elementos corpóreos
del discurso (sintagma). La red del significado es el conjunto diacrónico de El sujeto
los discursos. Significación ésta que surge de la aprehensión de los térmi-
nos merced a las múltiples remisiones de significantes en significantes (en-
cadenamiento) y su inserción en el código (paradigma).
En este encadenamiento de los significantes cada uno anticipa al que le
sigue en la serie y, a su vez, retro actúa sobre el precedente. De forma tal que
existe una anticipación de aquello que será dicho y también, inmediata-
mente, una resignificación de lo antedicho. "En la cadena del significante
es en la que el sentido insiste sin que ninguno de sus elementos consista en
la significación." (Lacan, 1957, 188.) FIGURA 7.3. Sujeto y código
Consiguientemente, si la relación significante-significado no es biuní-
voca y si el significado se esconde deslizándose tras el significante es por- Se hace evidente, entonces, la posibilidad propia del lenguaje de significar
que lo auténticamente problemático radica en la "barra" infranqueable que "algo diferente" de lo que en apariencia es dicho. Tal posibilidad es la que
separa ambos términos. le otorga autonomía respecto del sentido. Sus principales agentes son dos
Un problema similar le acontece a la lógica, la que admite que la princi- figuras de la retórica: la metáfora y la metonimia. Lacan les concede, a
pal dificultad del lenguaje está en el referente, puesto que toda vez que se ambas, singular preponderancia en la mecánica del plano inconsciente.
pretende designarlo el intento queda capturado entre la metáfora y la meto- La metáfora, según su definición, no sustituye estrictamente el senti-
nimia. Esto es analizado poF Miller, citando a Quine, para resaltar que, aun do, sino que modifica semánticamente a un término. Además, atendiendo
en el último nivel de indicación, cuando se señala algo, se le da un signifi- a que la retórica llama "sinécdoque" a la figura que opera tomando "la
cante y se dice "eso" igualmente resurge la ambigüedad. Al indicar "esa parte por el todo", se puede afirmar que una metáfora es el producto de
mesa" señalando un objeto fáctico determinado, ¿se está designando su dos sinécdoques.
forma, su color o su posición? Allí, al pretender disolver la ambigüedad
recurriendo al lenguaje -para precisar la denotación- se advierte que el mí-
nimo número del significante es dos. Al decir del mismo Quine, la respuesta
general a la pregunta qué es un A es siempre que es un B. (Miller, 43.)
Por esto, "significante" y "significado" son dos órdenes diferentes, de
modo que la significación sólo aparece en un "más allá" del texto, cobran-
do peso específico en tanto se relaciona con los elementos de la frase y con FIGURA 7 .4. Proceso metafórico
el código preexistente. Si quisiéramos buscar en un diccionario un signifi-
cado "último" veríamos que no acabaríamos nunca porque unas palabras P = término de partida.
nos remitirían a otras y así sucesivamente. El sentido surgirá exclusivamen-
L = término de llegada.
te de la intersección entre una cadena de la lengua (cadena significante) y
I =término intermediario (englobado).
una cadena del habla (sujeto ejecutante). El sujeto se dirige al código, toma Ejemplo: "arder de deseo" por "impacientarse de deseo".
de éste ciertos significantes y es en su uso que produce el "mensaje".
250 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
El universo simbólico 251
La metonimia, por su parte, expresa "el efecto por la causa", "el conteni-
Resumiendo, existe una ejecución lingüística que se realiza mediante las le-
do por el continente", "el todo por la parte", "el antecedente por el conse-
yes lógicas de los procesos conscientes, producto de un "aprendizaje" que
cuente", "el signo por la cosa significada", operando a través de relacio- responde a una lógica universal. Sin embargo, aun dentro de esta "legalidad"
nes de contigüidad. consciente, existe un sinnúmero de combinaciones que remiten a cosas dis-
tintas de aquellas que, de acuerdo con dichas leyes, se pretende decir. Todas
las figuras de la retórica impiden, por ejemplo, la "traducción" lineal de la
intencionalidad debido a que arrojan constantemente una serie infinita de
"otros sentidos". Además, inciden adicionalmente las cuestiones propias de
la "ejecución" oral (ritmos, pausas, etc.) o escrita (comas, puntos, etc.).
La importancia concedida por el enfoque psicoanalítico de Lacan a la
p L barra divisoria del algoritmo de Saussure (sustento de la "quiebra" de la
biunivocidad) obedece a que considera a la misma equivalente a la "repre-
FIGURA 7.5. Proceso metonímico
sión" clave del fenómeno inconsciente. Dicha barra divisoria representa, en
lingüística, el rodeo de la mente humana en procura del sentido, y en psi-
Nuevamente, P, L, I tienen el significado dado precedentemente. Ejemplo: coanálisis, la represión del significado que inaugura el inconsciente. Estas
"ruedas" por "automóvil". consideraciones se entroncan con el aspecto inconsciente y "no racional"
del "mundo simbólico" descripto inicialmente como propio de la esencia
Es inmediata la asimilación de estas figuras retóricas con los antes cita- humana y por ello partícipe de todos los discursos a través de los cuales el
dos planos del lenguaje, y por lo tanto, con los considerados por Saussure hombre se relaciona con su contexto.
"esquemas básicos de la actividad mental". La metáfora corresponde al
orden del paradigma y la metonimia al orden del sintagma. La figura 7.6
4. LA RELACIÓN SUJETO-OBJETO
muestra esa interrelación. (Llanas, 1982.)
La imperiosidad de un análisis de los conceptos de sujeto y objeto proviene
de que ambos términos y más aún su mutua interrelación resultan claves
Relaciones
significantes
fundamentales para la comprensión del fenómeno del consumo.
En las concepciones filosóficas tradicionales se plantea al objeto y el
/~
sujeto como "entidades". De allí que al considerar su interacción, como lo
hacen Berkeley y Dewey, ésta resulte exterior a uno u otro. No se pone de
Paradigmáticas relieve el vínculo y toda explicación, reduciéndose a un elemental empiris-
Sintagmáticas
o sistemáticas
(por contigüidad)
(por asociación) mo, queda en lo simplemente descriptivo.
En términos del consumo generalmente se analiza si el consumidor "com-
l
Metonimia
1
Metáfora
pra o no" y "con qué frecuencia". Si "conoce o utiliza el producto". Si
mantiene hacia él una "actitud de aceptación o de rechazo". Se diluye de tal
modo lo esencial de la relación del sujeto con el objeto y de ambos con el
(deslizamiento) (condensación)
deseo. Por ello procuraremos una aproximación a los conceptos de "objeto
de deseo" (Freud) y de "sujeto de deseo" (Lacan). Ambos conceptos apare-
FIGURA 7 .6. Relaciones significantes
cen exclusivamente en la dimensión simbólica.
252 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico El universo simbólico 253
En general ha existido un análisis de la relación sujeto-objeto privile- El énfasis en la relación sujeto-objeto aparece claramente en numero-
giando la vinculación cognoscitiva. Hessen afirma que existen dos solucio- sos filósofos. Para algunos no sólo el sujeto es Jo cognoscente sino que el
nes sobre la naturaleza de esta relación según consideren el problema onto- objeto, al proponérsele inexorablemente como aquello a lo que debe co-
lógico del sujeto y el objeto. Denomina "premetafísica" a aquella que no nocer, actúa también sobre él. El objeto ya no es pasivo sino que "impo-
atiende esta cuestión y que a su vez presenta dos respuestas: ne" ser conocido. A partir del psicoanálisis se constituye un nuevo estatu-
• Objetivismo: el objeto determina al sujeto. Los objetos son dados, to de objeto: el "objeto de falta", el que configura su propia "objetividad"
cuentan con una estructura definida, la que es reconstruida por la conscien- en tanto no está. Esta concepción representa una nueva y poderosa óptica
cia cognoscente. respecto de la relación sujeto-objeto, ya que inaugura un nuevo modo de
• Subjetivismo: todo conocimiento humano se funda en el sujeto. Un pensar en el deseo (debe admitirse que si existe un "objeto de deseo" es
sujeto superior y trascendente. El sujeto produce el objeto. exclusivamente en razón de una carencia). El "objeto de deseo" no es
aquel que el sujeto voluntariamente quiere y al que se dirige consciente-
Para la solución "metafísica" las concepciones alternativas están dadas por: mente. Es un objeto que, más allá de la voluntad y de la consciencia del
• Realismo: existen cosas reales con absoluta independencia de la cons- sujeto, lo "fascina" y lo "atrae", manteniéndolo en permanente sujeción.
ciencia del sujeto. A su vez se subdivide esta postura en: Por ello la fórmula lacaniana de la relación sujeto-objeto es ($) sujeto
-Ingenua: no distingue entre la percepción consciente y el objeto perci- escindido: sujeto del inconsciente, y (a) objeto de completud imaginaria
bido. Las cosas son como se perciben. de la falta. Este objeto (a) tendrá a su vez dos dimensiones: será el objeto
- Natural: distingue el contenido de la percepción del objeto, pero en- imaginario i (a) que provocará la ilusión de "recubrir esa falta" y será el
tiende que se corresponden exactamente. objeto ideal I (a) siempre "distante" e "inalcanzable", y por lo tanto per-
- Crítica: considera que los contenidos de consciencia se deben a la manente expresión del deseo.
organización de ésta, que actúa ante determinados estímulos externos.
• Idealismo: no existen cosas reales fuera de la consciencia. Esta postura Objeto
se subdivide en dos vertien'tes:
A los efectos de una imprescindible conceptualización de la noción de
-Psicológica: las cosas no son más que contenidos de la consciencia.
- Lógica: los objetos son engendrados por el pensamiento y son lógica- "objeto" debemos distinguirla de la noción de "cosa" (tradicionalmente
mente ideales. Son conceptos. asimilada a la sustancia). Para los escolásticos la cosa es lo trascendente,
• Fenomenalismo: no es posible conocer cómo son las cosas en sí, sino en tanto el ente es la cosa mediada por la razón. Los griegos, pese a su
sólo cómo aparecen. Coincide con el realismo en admitir cosas reales y con pensamiento cosista, admitían que la realidad verdadera no se hallaba en
el idealismo en limitar su conocimiento a la consciencia. (Hessen, 70-95.) el orden de la naturaleza sensible sino en el orden de lo inteligible, en
donde se habla de la cosa en un lenguaje calcado sobre ella. Es real sólo
A partir de este marco general podemos señalar que en todo el pensamiento aquello que la inteligencia humana constituye como tal y, por lo tanto, la
occidental (desde los griegos) existe aceptación para abordar filosófica y cosa es lo ausente.
científicamente el tema desde un dualismo "sujeto-objeto". Los presocráti- En el espacio simbólico, propio del hombre, el signo-señal es lo único
cos plantearon el conocimiento como un acto del sujeto sobre el objeto. presente en la realidad y, entonces, representa sólo parcialmente a ese todo
Posteriormente, con los socráticos el "sí mismo" es tomado como objeto que "está ahí'' dado en el mundo. Según Heidegger, ese mero darse y "estar
del conocimiento. Sin embargo, en ambas concepciones, aún se sostiene ahí'' representa el modo de ser de un algo determinado. Kant llamó la "cosa
esa dualidad sujeto-objeto. El sujeto puede reflexionar sobre sí, pero conti- en sí" a todo aquello que se halla fuera del marco de una experiencia posi-
núa "distinguiéndose" del objeto. De tal forma, se descuida la importante ble: lo que trasciende. La "cosa en sí'' es aquélla de la cual nada es posible
alternancia y recurrencia del sujeto al objeto y viceversa, es decir su vínculo. saber: el conocimiento humano se limita a lo fenoménico, la cosa es lo
El universo simbólico 255
254 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico lo tanto soy donde no me pienso". Concluyendo en que el único sujeto
posible es un "sujeto" de sujeción al discurso inconsciente. Es posible ca-
incognoscible. A diferencia de su concepción vulgar, la naturaleza concep-
racterizar este "sujeto" señalando que en él:
tual de la cosa le confiere las características de constante ausencia e incog- • No se habla de un "Yo" (un centro) sino de una descentración.
noscibilidad. Según los escolásticos, la experiencia del objeto es equivalen- • No se trata de una unidad, sino de un sujeto escindido ($). El sujeto es
te a un estar en la representación. A partir de la mediatización resulta la ruptura, el corte mismo entre Jos sistemas preconsciente-consciente.
imposible asimilar inmediatamente lo "real" a lo "objetivo". La objetiva- • No se remite a la consciencia sino que el sujeto es interpelado desde un
ción es el resultado de una actividad humana. El "Yo" actúa, ya no está la inconsciente que desconoce (desde una "otra escena").
cosa sino lo que un "Yo" pone en ella. En el modelo lacaniano, y siguiendo
el pensamiento de Freud, el "Yo" se realiza en la actividad de objetivación:
5. LO SIMBÓLICO EN EL PSICOANÁLISIS
atribuye algo al objeto y se lo apropia. El "Yo" se aliena en los objetos y se
Y LA PSICOLOGÍA INFORMÁTICA
realiza a sí mismo objetivándose.
En Freud existe un auténtico proceso de "diseño" del objeto. Para abor- En general los autores coinciden en destacar la necesidad de analizar el
dar este objeto freudiano es requisito previo quebrar cualquier concepción lenguaje según las funciones específicas que éste desempeña en todo proce-
intuitiva del objeto como de algo que está "ante la vista". La constitución so de comunicación. Ogden y Richards distinguen, por ejemplo, dos clases
de este objeto está en el orden de lo simbólico, de lo nombrado y sólo se de lenguajes:
encuentra en el discurso. Nace en lo simbólico, en su condición de ausente • Simbólico: cuya función es catalogar cosas, personas, acciones y rela-
y radicalmente ignorado. Es, por lo tanto, desde un lugar de absoluto des- ciones.
conocimiento que se convierte en "objeto de deseo" para el sujeto. Es un • Emotivo: cuya función es estética y con el cual se pretende alcanzar
objeto que se constituye en dos dimensiones: "La de la 'causa', como aque- algún objetivo mediante el "modo".
llo que arrastra y produce la dimensión del deseo, y la de la 'nada', como el
~or su parte, Buhler distingue en el lenguaje funciones inferiores y supe-
fondo de ausencia sobre el cual se instituye la relación del objeto. Con eso
nares:
se rompe la acción empirista del 'objeto' (empirista en el sentido de corre-
• Función inferior: siempre presente en la comunicación humana. A su
lato adaptado a una necesidad). Lo que está en juego no es la necesidad sino
vez se subdivide en la función expresiva, que manifiesta ~1 estado del orga-
el deseo (el deseo en el sentido freudiano)". (Vallejo, 1980, 21.)
nismo emisor, y la función se1ializadora, que actúa como estímulo sobre el
Sujeto receptor.
• Función superior: resulta fundamental para el razonamiento. Se sub-
Con el descubrimiento por Freud de un espacio inconsciente nace una con- divide en la función descriptiva, que produce los enunciados susceptibles
cepción de "sujeto" absolutamente distinta de la tradicional (centrada en el de ser verdaderos o falsos, y la función argumentadora, orientada hacia la
cógito cartesiano). Descartes propone su "pienso, luego soy" como un prin- validez de las conclusiones.
cipio fundamental. Para él ésta es una verdad absoluta y autoevidente. Có-
gito y consciencia resultan equivalentes, y la consciencia es pura reflexibi- Jakobson, en un resumen de Jos factores constitutivos de todo proceso lin-
lidad. Esta concepción postula la total concientización por parte del sujeto. güístico, enumera primeramente la presencia de un destinador que envía un
Por el contrario, la óptica freudiana requiere de un sujeto en relación mensaje a un destinatario. Ese mensaje requiere para operar de un contexto
con un cierto lugar "más allá de él": el orden inconsciente. Está en juego, al cual remite (referente), un código común (codificador y decodificador) y
entonces, un sujeto de lo inconsciente. Esta postura teórica que despliega el un determinado contacto (canal físico y conexión psicológica entre destina-
dar y destinatario).
psicoanálisis es la que le permitió posteriormente a Lacan una definitiva
ruptura con la clásica frase cartesiana al señalar: "Pienso donde no soy por
256 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
Cada uno de estos factores genera una diferente función lingüística. La El universo simbólico 257
diversidad de los mensajes es producto de las diferencias jerárquicas entre
estas funciones y no del monopolio de una sobre otra (si bien se alternan los
predominios según las circunstancias).
Las funciones lingüísticas pueden ser caracterizadas según Jakobson
como referenciales, emotivas, connotativas, fácticas, metalingüísticas y
poéticas.
o Función referencial: se orienta hacia el "contexto" o referente. Se la
actitud de éste ante el mensaje que dirige. Por ello, esta función también
llamada "expresiva" conlleva la marca del emisor y revela siempre algo de él.
o Función connotativa: se halla centrada en el "destinatario". En todo
Al analizar la teoría del simbolismo en la acción, Parsons privilegia el En general, parece existir un amplio consenso para encarar todo fenó-
problema del "tono afectivo" que debe adicionarse al simbolismo cognitivo meno como si éste respondiera estrictamente a la posibilidad abarcativa de
para provocar la respuesta de los actores. "El objeto-signo debe estar aso- las funciones "superiores" del lenguaje, es decir, como si se caracterizara
ciado con el objeto principal y así con cierto sentido significarlo o represen- por una precisa simbolización referencial. Sin embargo, en los fenómenos
tarlo en el aspecto cognitivo[ ... ]. Pero, además, el objeto-signo debe estar esencialmente simbólicos, y el consumo es uno de ellos, se evidencia lo
'catectado' en un sentido secundario, a fin de tener significación motivacio- estrecho de esas funciones y se debe reconocer como imprescindible aten-
nal para el actor que establece una relación específica con él." (Parsons, der las funciones poéticas implícitas. "La metáfora no tiene un valor mera-
1970, 31.) mente afectivo o psicológico, ni obra por deslumbramiento: aunque irracio-
Podríamos decir que el consumidor y el consumo, cuando son descrip- nalmente[ ... ] alumbra los estratos más hondos de la realidad. [... ]Lejos de
tos como SPI, se adecuan al plano del "relato", es decir, de lo manifiesto que ser el lenguaje de la fantasía[ ... ] es el genuino lenguaje de la realidad[ ... ]."
opera en la superficie de las relaciones interhumanas mediante el lenguaje. (Sabato, 118.)
Sin embargo, los sujetos que interactúan con el lenguaje resultan protago- La función poética, en esencia, consiste en que algo que no tiene ningu-
nistas íntegra y personalmente comprometidos con un proceso de "signifi- na otra posibilidad de ser dicho "sea dicho", precisamente, de esa única
cación" que los trasciende. manera. Lo que resulta privilegiado es lo que aun no siendo dicho aparece
Por lo tanto, vemos que siempre se reduce a una parcialidad toda visión como un efecto de sentido (significación). Como consecuencia de lo expre-
que se ocupe sólo del texto manifiesto aislado de la infinitud de efectos ver- sado, el mensaje global dirigido al consumidor (producto, logística, impul-
daderos que aparecen en el "discurso". Particularmente a través de las signi- sión, precio) estructurado en lo simbólico deberá, recurriendo a la función
ficaciones logradas por la vía del conjunto de las figuras retóricas. Desde lo poética, diseñar dos estrategias: una opera en el orden de las "identificacio-
simbólico serán prec~samente las formas retóricas con las que se presenten nes", la otra en el de los "afectos".
los productos las que provocarán cruciales efectos en el consumidor. En tal
sentido, la .función poética·dellenguaje ocupa un lugar preponderante como
6. CONCLUSIÓN
sede natural de los fenómenos de sentidos propios del consumo.
Consecuentemente, podríamos aproximamos al procesador consumidor La teoría del conocimiento presupone dados al sujeto y al objeto. El sujeto
desde dos planos superpuestos, ambos indisolublemente vinculados a lo quiere "conocer" y el objeto quiere "ser conocido". Pero el objeto sól_o
simbólico. Uno es el plano del relato ligado a una relación lineal entre un puede aparecer en la representación que el sujeto se efec~a de él y,_consi-
objeto y un símbolo que lo denota (función referencial). La lógica inherente guientemente, aparecen dos posturas fundamentales posibles: :ealzsm~ Y
de este plano es la lógica tradicional, la lógica de las operaciones conscien- nominalismo. El realismo identifica la representación con el objeto, el sig-
tes y unívocas, vinculada a la función argumentadora del lenguaje. El otro, no es el nombre de la cosa. El nominalismo considera la representación
el plano del discurso, de la relación no lineal que acentúa los múltiples como dependiente del sujeto e independiente de la cosa.
modos retóricos. Su lógica es la del inconsciente: condensación y despla- Este problema de la representación simbólica es tomado por Saussure,
zamiento; la lógica de la lingüística estructural: metáfora y metonimia; es quien profundiza en el lenguaje (distanciándose de si la representación co-
decir, la lógica de las funciones "inferiores" del lenguaje, de la asociación rresponde al sujeto o al objeto) para indagar los procesos semióticos que
y de las relaciones multívocas. "Lo que hace inaplicable el lenguaje literal permiten al lenguaje ser la esencia de la comunicación social. Finalmente,
no es la oNetividad sino la ilogicidad del universo. No es, pues, que el Lacan destaca la primacía del orden simbólico en la especie, al reconocer
lenguaje vivo y metafórico sea un lenguaje puramente subjetivo sino que que el lenguaje no está hecho a la medida de las intenciones de los hombres
tiene una objetividad que no es lógica." (Sabato, 116.) sino que éstos están sujetos al significante. Para Lacan, el sujeto sólo surge
260 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
en el campo del deseo, el campo de la carencia (implícita en la dimensión VIII. LA NATURALEZA PSICOLÓGICA
simbólica) y el orden inconsciente.
Dice Umberto Eco que desde que se repara en la naturaleza de la semio- l. EL INCONSCIENTE: NÚCLEO DEL PSIQUISMO
sis el hombre jamás vuelve siquiera a colocarse una "corbata" sin sorpren-
derse y asombrarse de los múltiples mensajes que el hecho de llevarla pues- Ya desde la Antigüedad, numerosos filósofos reconocieron la existencia de
ta o no genera. Similarmente toda acción humana lanza una impredecible ciertas fuerzas psicológicas que escapaban al pensamiento consciente. Con-
serie de mensajes, identificaciones y afectos. secuentemente, surgió la noción de inconsciente para designar a esas "fuer-
El lenguaje está presente en nuestros actos y en nuestros procesos psí- zas" ocultas pero de innegable influencia en la vida humana.
quicos, en lo que se dice y en lo que no se dice. Los múltiples discursos de Este concepto de inconsciente es extremadamente abarcativo. Incluye
la oferta y la demanda operan sobre dos ejes básicos: las funciones referen- tanto la concepción de Leibniz -noción de "pequeña percepción", aquello
ciales y poéticas del lenguaje. Cuando demandamos una marca de cigarri- que queda desconocido (en la frontera de la consciencia) por no alcanzar un
llos, automóviles y zapatillas demandamos el producto genérico y también determinado umbral- como la de Nietzsche -las motivaciones humanas no
mucho más. Incluso en el genérico mismo demandamos más que el simple son siempre los nobles objetivos conscientemente autoasignados (sino que
pedido referencial de un elemento apto para una función determinada. responden a subyacentes intenciones de dominacjón de cosas y personas)-.
La demanda espera y la oferta le brinda, a través de los productos, cosas Pese a esos antecedentes teóricos será recién S. Freud quien a partir de
que sólo existen en el orden simbólico. "Cosas" que no es posible expresar la clínica comience a entrever la existencia de un psiquismo inconsciente.
a través de palabras mediante un lenguaje directo sino que deben ser dichas "La diferenciación de lo psíquico en consciente e inconsciente es la premi-
-a través del modo y del estilo- mediante un lenguaje poético. sa fundamental del psicoanálisis." (Freud, 1923 a), 2701.)
El consumo es, en definitiva, la interacción simbólica de sujetos y objetos "Del mismo modo que Kant nos invitó a no desatender la condicionali-
a través de la conjunción de los discursos de la oferta y la demanda. El mar- dad subjetiva de nuestra percepción, y a no considerar nuestra percepción
keting como interfase e11tre ambos surge como una disciplina simbólica que idéntica a lo percibido incognoscible, nos invita al psicoanálisis a no con-
debe articular con rigor una estricta interpretación de lo "dicho" y lo "no fundir la percepción de la consciencia con los procesos psíquicos incons-
dicho" en el discurso de la demanda (expectativas inconscientes) con una cientes objetos de las mismas. Tampoco lo psíquico, tal como lo físico,
sólida constmcción de lo que "debe decir" y "no decir" el discurso de la necesita ser en realidad tal como lo percibimos." (Freud, 1915 b), 2064.)
oferta (efecto del sentido). En el discurso económico, como en la música, son Con los desarrollos teóricos de Freud, la tradicionalmente omnipotencia
tan importantes los sonidos como los silencios. En los negocios son tan im- "consciencia" queda reducida solamente a un cierto efecto de la operatoria
portantes los objetos presentes (productos) como los ausentes (significados). inconsciente y se la puede pensar como un revestimiento de ésta. Así, no
basta estudiar y comprender los procesos conscientes para entender la tota-
lidad de los múltiples fenómenos que involucran al ser humano.
La circunstancia de que el inconsciente pueda ser únicamente conocido
en su expresión consciente no lo desvaloriza como pareciera indicarlo la
expresión "subconsciente" respecto de los cmciales efectos que tiene sobre
el sujeto. El inconsciente es para Freud y para toda la moderna escuela
francesa el verdadero psiquismo. "Lo inconsciente es lo psíquico verdade-
ramente real." (Freud, 1915 b), 715.)
261
262 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico La naturaleza psicológica 263
La noción freudiana de inconsciente se halla entrañablemente ligada a la paz de consciencia) llamado inconsciente propiamente dicho, y aquello la-
naturaleza misma del orden simbólico. El fundamental reconocimiento de tente (capaz de consciencia) denominado preconsciente.
lo simbólico (la representación) aparece en Freud cuando concibe el in-
consciente como un núcleo de representantes-representativos de los instin-
tos. "Un instinto no puede devenir nunca objeto de la conciencia, única-
mente puede serlo la idea que lo representa. Pero tampoco en lo inconsciente
puede hallarse representado más que por una idea." (Freud, 1915 b ), 2067 .)
Freud diferencia entre representación "palabra" -ligada al sistema pre-
consciente y en cierta forma más cercana a lo fáctico- y representación
"cosa" -más precisamente "como cosa"-, cuya única consistencia es preci-
samente la de contar con una representación en el sistema inconsciente. Por
ello, esta última es indefinible, carece de contorno delineado y es, entonces,
capaz de abarcar y entrelazarse con infinidad de objetos. FIGURA 8.1. Sistemas del aparato
Desde lo expuesto, podemos iniciar una aproximación a lo que el psicoa- psíquico
nálisis entiende efectivamente como "inconsciente": aquello que se constitu-
ye exclusivamente por la vía de representaciones y huellas, y que será, enton- * Inconsciente
ces, "siempre otra cosa". Podemos decir que aquello que en el inconsciente Se halla conformado por representaciones psíquicas, rechazadas del plano
quedó indeleblemente grabado en un "archivo de olvidos" es algo que ha consciente en virtud de un proceso homeostático. Su modo de operar es el
adquirido consistencia propia en una "otra escena". Es por eso que no existe más primitivo y elemental por lo cual se lo denomina "proceso psíquico
una relación biunívoca entre la "cosa" y lo que de ella, en el inconsciente, primario". Se caracteriza por trabajar en función de dos mecanismos bási-
puede aparecer como su "representación". Estas representaciones no aluden cos: el desplazamiento (movilización y transposición de carga psíquica) y
por sí mismas a nada y recién cobran significación cuando son incorporadas la condensación (agrupamientos de elementos que están separados pero
a alguna cadena asociativa (Freud) o significante (Lacan). que guardan cierta afinidad entre sí). Se distingue el proceso primario por:
Con cada nuevo elemento que se incorpora al inconsciente, ya sea por la • Las representaciones, aun cuando contradictorias, coexisten sin anu-
vía de los sentidos o de la capacidad intelectiva, se configura en él una larse. Entre los elementos inconscientes no existen ni la negación ni la duda
renovada complejidad, cuyo exclusivo invariante es el "ser" permanente- (no rige el principio de no contradicción).
mente "otra cosa" que lo que "es". En estas huellas de lo ausente, de lo que • Sus procesos carecen de cronología.
siempre es otra cosa, queda inexorablemente remitido el deseo. • No toma en cuenta la realidad exterior, que es sustituida por la psíqui-
A efectos de penetrar en la comprensión de los procesos inconscientes y ca. Predomina el denominado "principio de placer".
sus determinantes influencias en el sujeto es necesaria una aproximación a • Las leyes que gobiernan el proceso hacen que la intensidad psíquica de
dos modalidades básicas del análisis del psiquismo: las tópicas del aparato las representaciones inconscientes pueda ser transferida de unas a otras o,
psíquico. asimismo, reunir en una la de varias.
*Yo
Esta instancia psíquica le confiere a la naturaleza biológica del cuerpo
FIGURA 8.2. Instancias del aparato orgánico una realidad superior: la percepción, el habla, los procesos inte-
psíquico lectuales y la actividad consciente.
266 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico La naturaleza psicológica 267
Su función es esencialmente teleológica, transfiere energía de las pul- culpabilidad o vergüenza. La culpa o la vergüenza que una persona siente
siones instintuales hacia nuevos destinos culturalmente valorados por la vía respecto de ciertas urgencias [... ]conduce a su represión. A través de meca-
de la transferencia y la sublimación. nismos de defensa tales como la racionalización y la sublimación, estas ur-
En consecuencia, el "Yo" según Freud aparece delimitado como instan- gencias se deniegan o transmutan en conducta socialmente aceptable. No
cia psíquica por la presión que sobre él ejercen las instancias restantes. obstante, tales urgencias nunca son eliminadas o quedan bajo perfecto con-
(Ello y Superyó.) trol, pues emergen en sueños, en deslices de la lengua, en conducta neurótica
Se explica así su pregnancia simbólica, derivada de lo simbólico (pul- y obsesional [ ... ]cuando el Yo ya no puede mantener el delicado equilibrio
sional) del "Ello", por lo tanto del "Superyó", que de éste se nutre, y conse- entre el poder impulsivo del Ello y el opresivo del Superyó." (Kotler, 186.)
cuentemente presente en el "Yo" -producto del interjuego entre la realidad
externa y las dos instancias psíquicas antes expuestas-.
2. EL INCONSCIENTE ESTRUCTURADO COMO UN LENGUAJE
Como instancia intermedia -e intermediaria- el "Yo" oscila pendular-
mente con el propósito de atenuar las imposiciones culturales (Superyó) y Para J. Lacan, el inconsciente se halla estructurado como un lenguaje; es el
disimular las exigencias pulsionales (Ello). Este emprendimiento es el que discurso del Otro (simbólico) y, por lo tanto, la ciencia que debe aproximar-
dará lugar al universo de la intelección y lo estético, en el cual el "Yo" se a él, en auxilio del psicoanálisis, es la lingüística. Dice Lacan: "El len-
desarrolla las "tradicionales" funciones que usualmente le asignamos en la guaje es la condición del inconsciente". Esta crucial aseveración requiere,
persona humana. para su comprensión, el desarrollo de una serie de aspectos vinculados.
Podemos vincular las instancias y tópicas freudianas mediante la es que- * Desde la observación clínica, Freud reconoce la existencia de ciertos
matización de la figura 8.3. (Llanas, 1982.) contenidos inaccesibles a la consciencia si no son vencidas, previamente,
arduas resistencias psíquicas. Estos contenidos provocan determinados ac-
tos como las formaciones inconscientes tales como "sueños", "lapsus" Y
"olvidos" que son las formas que adquiere en el sujeto la presencia velada
del inconsciente.
Nivel simbólico
(Deseo) (Ideas latentes) (Relato)
Polo Polo Lenguaje
perceptual motor
Nivel psicológico
Podemos reseñar esta operatoria del psiquismo a través de la explicación que
propone Philip Kotler respecto de la psiquis humana. "Una parte de ella, el
Ello, continúa siendo el depósito de fuertes impulsos y urgencias. Otra parte, Inconsciente
el Yo, se torna en el centro consciente [... ] para planear la forma de obtener
satisfacciones. Una tercera parte, el Superyó, hace que los impulsos instinti-
vos se canalicen en escapes aprobados por la sociedad para evitar la pena de FIGURA 8.4. El inconsciente como lenguaje
268 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
La naturaleza psicológica 269
* Estas formaciones, al igual que el discurso consciente, "dicen" en
realidad cosas diferentes de las que manifiesta su apariencia. Sus mecanis-
mos condensación y desplazamiento se rigen por los operadores lingüísti- 3. IDENTIFICACIÓN IMAGINARIA
cos de la metáfora y la metonimia.
Podemos entender esa organización del psiquismo individual denominada
Lacan entiende que se confirma esta vinculación entre lenguaje e incons- "personalidad" como un conjunto de estructuras derivadas de diversos pro-
ciente cuando advertimos en el ser humano la existencia de una simultanei- cesos identificatorios con "otros". "La identificación a conformar el propio
dad entre el acceso al lenguaje y la aparición de las formaciones incons- yo análogamente al otro, tomado como modelo." (Freud, 1920/21, 2585.)
cientes. También es posible una aproximación al tema desde la sociología cuan-
Lacan coloca el acento en la barra que separa al significante del signifi- do George Mead afirma que la "persona" es algo que se genera en un proce-
cado. Esa barra separa necesariamente al sujeto que "habla". La estructura so de desarrollo. Esto no se halla presente desde el nacimiento sino que
lingüística del inconsciente que propone Lacan lleva a una serie de relacio- deviene de un trabajo de experiencia a interacción social. El sujeto huma-
nes estructuralmente equivalentes o proporcionales: no se experimenta ante sí como tal sólo indirectamente, es decir, desde los
puntos de vista particulares de los restantes miembros del grupo social.
= ~ (Mead, 170.)
Lacan reafirma lo anterior al señalar que el ser humano como polo de
~ esperas y proyectos aun antes de existir por sí y para sí existe por y para el
prójimo.
= El rol central que la identificación tiene para el psicoanálisis se aprecia en
su nítida intervención en los conceptos de "Yo", "Superyó", "Yo-ideal", "ideal
del Yo" e "identidad". La identificación constituye una constante en el per-
manente inte1juego de las relaciones cotidianas entre el sujeto y los objetos.
El lenguaje sería, entonces, de naturaleza estricta e íntimamente psicológi- Podríamos introducir aquí una primera definición de este básico meca-
ca y no, como a veces se lo muestra, de una naturaleza sociológica conven- nismo inconsciente expresando que -en un sentido amplio- la identifica-
cional. (Francioni, 40-42.)
A la luz de este conjunto de consideraciones puede ser comprendida
Yo Mundo
plenamente la siguiente descripción del inconsciente elaborada por Lacan: ¡-----------1 ~-----------1
"El inconsciente es ese capítulo de mi historia que está marcado por un Identificación'1 '
1
blanco u ocupado por un embuste: es el capítulo censurado. Pero la verdad
puede volverse a encontrar, lo más a menudo ya está escrita en otra parte. A
saber -en los monumentos: y esto es mi cuerpo-, [... ] los documentos de : Proyectiva :
archivo también: y son los recuerdos de mi infancia, impenetrables tanto 1 Introyectiva 1
ción comprende el conjunto de operaciones y funciones que determinan la na. Es la posibilidad de seguir la acción [... ] asumiendo los roles afuera,
estructuración del "Yo" en razón de la selección, inclusión y exclusión de metiéndose en el mundo."
elementos derivados de objetos externos e internos. "Podemos decir que en la medida en que hacemos una identificación
La internalización puede considerarse un proceso abarcativo que inclu- introyectiva experimentamos emociones exageradas, lloramos con facili-
ye los mecanismos actuantes en la ~onstitución del mundo psíquico inter- dad, nos asustamos, sentimos el peligro intensamente, etc. En la identifica-
no. En este proceso ciertos elementos estructurales provenientes del exte- ción introyectiva se produce la asociación con la historia personal de uno
rior pasan a integrar la estructura psíquica básica de la identidad del sujeto. que refuerza la situación de ese momento.[ ... ] La identificación proyectiva
En un proceso inverso, el sujeto tiende a través de la externalización a es la que a uno le permite seguir el espectáculo permaneciendo como espec-
ubicar en el mundo exterior aquellos impulsos e ideas que se relacionan con tador. La distancia entre el personaje y uno mismo es grande, en tanto que
el "Yo" y que resultan conflictivos para su psiquismo. en la identificación introyectiva el personaje y uno mismo se confunden."
Esta operatoria que realiza el aparato psíquico del sujeto se sustenta (Pichon-Riviere, 74-76.)
respectivamente en dos procesos básicos: Existen según Freud (Freud, 1923 a), 2586-2587) tres características
*Identificación introyectiva básicas de las identificaciones:
Se relaciona con el núcleo del "Yo" y proviene del exterior o de un • Vínculo afectivo con el objeto.
proceso de asimilación de características de objetos internos. Las identifi- • Sustitución de un vínculo objeta! por introducción del objeto en el "Yo".
caciones introyectivas conforman el centro de la identidad del sujeto. • Cualidad común compartida.
*Identificación proyectiva
Se caracteriza por la disociación y proyección de partes del "Yo" en 4. ESTADIO DEL ESPEJO
objetos externos. Según M. Klein este mecanismo es la base de la comuni-
cación normal y la empatía. Consideramos que el efecto espejo es fundamental en el enfoque simbólico
Pichon-Riviere ejemplifica claramente ambos procesos identificatorios de la demanda. Se sustenta en un complejo mecanismo identificatorio cuyo
al analizar los mecanismos que operan en los diferentes asistentes a los efecto es determinante en el consumo.
espectáculos cinematográficos. Lacan analiza especialmente los efectos del proceso identificatorio en el
"El que actúa como el que está allá en la pantalla ha hecho una identi- psiquismo y considera que éste es un proceso dialéctico entre la alienación
ficación introyectiva, él mismo es en ese momento el héroe, el bandido o y la subjetivación que se efectúa a través de tres etapas que en conjunto
lo que sea. Y no solamente repite sino que se anticipa actuando como el conforman la denominada "fase del espejo". Esta fase consiste básicamente
amigo que avisa al otro que le van a hacer algo, por ejemplo gritando o en una identificación con la imagen del propio cuerpo alienada e invertida.
entrando en acción. Hace entonces una identificación dentro, transformán- Las etapas de la fase del espejo son, según lo muestra la observación
dose parcial o totalmente al identificar [se] con el otro. [... ]El movimiento empírica, las siguientes:
se da desde la pantalla hacia adentro y después él entra en acción. [... ]Al
• Primero, se opera una confusión entre lo reflejado y la realidad.
salir de un cine después de la presentación de una película de cowboys
• Posteriormente, se adquiere la noción de imagen lográndose una com-
vemos también a los chicos divididos en dos grupos: unos son los cowboys
prensión respecto de la "irrealidad" de lo observado.
y otros son Jos indios. Es decir, han absorbido de tal manera el objeto intro-
• Finalmente, no sólo se reconoce el reflejo como imagen distinta sino a
yectado que materializan actitudes y conductas."
ésta como propia, es decir, diferenciada del "otro".
"La otra manera de comportarse frente a un espectáculo, que se acerca
más a lo que es un comportamiento normal, es la identificación proyectiva. En el estadio del espejo se opera una secuencia en la que se pone de mani-
El espectador no tiene el personaje adentro sino que él se coloca en la esce- fiesto la ineludible constitución del ser humano desde un "otro". Sólo sabe-
272 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico La naturaleza psicológica 273
~
del
Momento (0)
jarrón
depende de nadie porque es "suyo" y que, por lo tanto, él maneja según su Un "registro" es un lugar donde se anotan datos en un cierto orden. Esto
voluntad y en función de sus necesidades. implica la existencia de relaciones y correspondencias entre esos datos.
A partir de la "fase del espejo" se produce, entonces, la formación de un Lacan establece los registros de lo simbólico, lo imaginario y lo real para
"Yo" en relación con un "Otro" y también la formación de los "objetos del poner en orden determinadas relaciones presentes en el espacio del deseo
deseo" (siempre referidos al objeto del deseo del otro). En este proceso freudiano.
identificatorio queda de manifiesto el papel omnipresente de la imago en el Lo simbólico, lo imaginario y lo real son registros que estructuran el
futuro desarrollo del sujeto. Esta imago le servirá de vínculo entre el mun- campo psicoanalítico. Podemos pensar su interacción de igual modo que
do interno y el externo constituyendo una relación que estará siempre me- una amalgama de los gráficos transparentes de los sistemas nervioso, circu-
diatizada por la imagen, el símbolo y el ideal. latorio, respiratorio, muscular y otros que por superposición alcanzan la
Podemos diferenciar entre dos clases de identificaciones: imaginarias y integración total del cuerpo humano. Los tres registros lacanianos no pue-
simbólicas. den pensarse separados, están entrelazados ya que son tres que hacen uno.
*Identificación imaginaria La fase del espejo es una construcción teórica fundamental que describe
Constituye la génesis del "yo"; es, en la teoría psicoanalítica, el "Yo- y explica la constitución del psiquismo a través de esos tres espacios con-
ideal". Esta identificación aparece en la fase del espejo y constituye lama- ceptuales: imaginario, simbólico y real. Estos espacios permiten una rigu-
triz que operará la constitución del "yo". El "Yo-ideal" es el "yo" del sujeto rosa lectura de la experiencia humana cotidiana en la que el sujeto sólo
completo, el sujeto en su estadio ideal, es decir, cuando tiene todo lo que puede saber respecto de "sí mismo" a través de los espejos reales o virUta-
quiere y anhela. les a los que se enfrenta permanentemente.
Para Lacan la verdadera naturaleza del "yo" procede de una continua Retomando un ejemplo anterior, podemos decir que sin un espejo ni
dialéctica de identificaciones narcisistas con imágenes exteriores. El "yo" siquiera podríamns afeitarnos eficazmente por las mañanas. Esto implica
es, entonces, apenas un dato a disposición de la consciencia humana res- que necesitamos de alguna "otra cosa" fuera de nosotros mismos que nos
pecto del hombre mismo. "El 'yo' concentra todos los ideales de la perso- permita "ver" quién somos: el espejo "en sf' (el orden simbólico). Asimis-
na, lo que ella quiere ser e incluso lo que se imagina ser. El 'yo' es el otro de mo, podemos agregar que en última instancia somos como nos dice la ima-
sí mismo. [... ] El estado civil, la profesión, los títulos, las adscripciones a gen en el espejo, ya que no tenemos ninguna otra forma de "vernos" (el
los círculos sociales, políticos o culturales son otras tantas formas de las orden imaginario). Sin embargo, sabemos que nosotros somos mucho más
que se reviste el 'yo' y que demuestran la dominación de lo simbólico en el -desde todo punto de vista- que esa imagen "pobre" respecto de nuestra
hombre." (Rifflet-Lemaire, 124, 289-290.) realidad total. Nuestra realidad es "otra" pero no podemos alcanzarla debi-
*Identificación simbólica do a nuestra propia imperfección que nos impide acceder a ese resto de
Opera la "producción" del sujeto, se relaciona en la teoría psicoanalítica nosotros mismos que el espejo jamás podrá reflejar (el orden real).
con el "Ideal del yo". La identificación simbólica actúa en tanto el sujeto se Si lo representamos gráficamente observamos que al colocar sobre un
ubica en el lugar y en las funciones que le son asignadas desde el orden espacio indiferenciado un "espejo" inmediatamente aparecerán dos espa-
276 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
La naturaleza psicológica 277
cios básicos: lo que está y lo que no está reflejado en el espejo. En otras
palabras, desde la instauración del espejo (lo simbólico) sólo quedan dos
~,
posibilidades espaciales. Una, la de aquello del mundo fáctico representa-
do por una imagen en el espejo (lo imaginario); la otra, aquello del mundo . Espejo plano
~.,o
que no tiene ninguna representación y que, entonces, será siempre ignora- ·oc
do e "imposible" (lo real). '<:?""'' Imagen de
Flores las hojas
Espacio simbólico
Imagen de
~Esp~~ la imagen
1
del jarrón
Espacio imaginario
Espacio real
Caja
Objetos 1 Imágenes 1
La presencia del espejo nos remite ineludiblemente a una óptica y para El observador puede "ver" así la ilusión del florero gracias al espacio vir-
que ésta exista es necesario que a cada punto del espacio real le corres- tual generado por el espejo plano percibiendo en forma indiferenciada una
ponda uno y sólo uno en el espacio imaginario. (Lacan, 1961,124). A sola imagen constituida tanto por la imagen de las "flores" como por la
partir de esa diferenciación entre ambos espacios todo objeto presente en imagen de la imagen del "jarrón". Ese observador de la escena sólo puede
el espacio real aparecerá (si bien con un diferente modo) en el espacio "ver" la realidad(?) de la ilusión mediante el lugar virtual (el espejo) sin el
virtual y fundamentalmente ocurrirá que lo real se manifestará como tal cual no tendría ninguna posibilidad de acceder al "florero". Este fenómeno
en razón de lo virtual. se reproduce, por ejemplo, cuando fotografiamos un "arco iris" en donde la
Podríamos aquí retornar sobre el fenómeno de la "ilusión del florero foto (espejo plano) captura la "imagen real" del arco iris (espejo curvo) y se
invertido" para apreciar cómo se complejiza aún más la operatoria psíqui- nos presenta como una ilusión absolutamente real.
ca en el sujeto. En nuestro ejemplo el observador se situaba frente al Podemos concluir esta analogía óptica señalando que nuestras relacio-
espejo curvo y en consecuencia observaba las imágenes que se forman nes cotidianas con los más diversos objetos llevan implícito un conjunto
delante de este tipo de espejos y a las que la óptica denomina "imágenes de reflejos y refracciones en los espejos que el orden simbólico coloca a
reales". Sin embargo, ¿qué pasaría si el observador se coloca detrás del través de ellos. El inconsciente y el deseo son reales aunque no veamos
espejo curvo? Simplemente no podría ver el fenómeno. Para poder "ver" sus imágenes directamente, y la consciencia y el "Yo" no son tan reales
el florero (imagen) conteniendo las flores (reales) necesitaría de alguna como nos parecen a simple vista. A continuación caracterizaremos en
ayuda exterior a él. Ese observador debería recurrir, por ejemplo, a un forma breve los registros imaginario, simbólico y real a efectos de em-
"espejo" plano que le devuelva la "imagen real" que se forma delante del plearlos posteriormente para comprender con más rigor el fenómeno del
"espejo" curvo. (Véase figura 8.1 0.) consumo y la lógica del deseo.
278 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico La naturaleza psicológica 279
"Mirman los ímpidos que el disparate es normal en la Biblioteca y que permita "significarlo todo". La significación total es imposible (registro
lo razonable (y aun la humilde y pura coherencia) es casi milagrosa excep- real) por la barra infranqueable que separa al significante del significado y
ción. Hablan (lo sé) de la 'Biblioteca febril, cuyos azarosos volúmenes se convierte, entonces, en la razón del deseo.
corren el incesante albur de cambiarse en otros y que todo lo afirman, lo Lo simbólico (el lenguaje) no está hecho a medida de las "intencio-
niegan y lo confunden como una divinidad que delira'. Esas palabras, que nes" de ningún sujeto sino que, por el contrario, es el sujeto mismo quien
no sólo denuncian el desorden sino que lo ejemplifican también, notoria- queda sujeto al orden simbólico del deseo. Si sólo fuéramos animales
mente prueban su gusto pésimo y su desesperada ignorancia. En efecto, la partiríamos en línea recta hacia el objeto de la satisfacción de nuestras
Biblioteca incluye todas las estructuras verbales, todas las variaciones que necesidades. Sin embargo, como somos seres humanos antes de encon-
permiten los veinticinco símbolos ortográficos, pero no un solo disparate trar ese objeto debemos "pedirlo" (demandarlo) y entonces nuestro drama
absoluto [... ].No puedo combinar unos caracteres dhemrlchtdh que la divi- esencial serán los múltiples caminos que el deseo seguirá a través de la
na Biblioteca no haya previsto y que en algunas de sus lenguas secretas no dimensión simbólica.
encierren un terrible sentido. Nadie puede articular una sílaba que no esté En la articulación de cualquier demanda existe un resto que cae de lo
llena de ternura y de temores ... Esta Biblioteca es ilimitada y periódica y real: el objeto "a" causa del deseo. Ese objeto es inalcanzable porque se
sus volúmenes se repiten en el mismo desorden (que, repetido, sería un sustenta en una ausencia. De ese objeto sólo podremos obtener una ima-
orden: el Orden)." (Borges, 83-85.) · gen "i (a)" (registro imaginario), que hace las veces de pantalla en la
cual encontrar al deseo (que surge como diferencia entre la demanda y la
Registro real necesidad).
Lo real es para Lacan la verdnd y lo imposible, es decir, aquello que nadie A continuación exponemos las diferencias entre las concepciones tradi-
puede lograr ni lo ha podido desde que la humanidad se expresa a través del cionales respecto de la "necesidad" y la concepción simbólica del "sujeto
ligado al deseo".
lenguaje. Esta dificultad para al~anzar "lo real" (para el hombre siempre in-
Según la clásica definición de Maslow existen necesidades básicas y
nombrable e indeterminado) es adecuadamente descripta por Ortega y Gasset
superiores, siendo estas últimas -sustentadas en las primeras- igualmente
al expresar que "la perspectiva es uno de los componentes de la realidad", lo
fundamentales. Las necesidades superiores consistirían en: seguridad, per-
cual implica que necesariamente a modo de "resto" de todo lo que no es
tenencia y amor, importancia, respeto, autoestima, independencia, infor-
alcanzado (desde una cierta perspectiva) aparezca "lo real" verdadero.
mación, comprensión, belleza y autorrealización.
"Como con los colores y los sonidos acontece con las verdades. La es-
Por su parte, el economista Armando Lago las clasifica (Lago, 27-29)
tructura psíquica de cada individuo viene a ser un órgano perceptor, dotado
según el grado de presión que ejercen sobre la mente del consumidor en
de una forma determinada, que permite la comprensión de ciertas verdades
primarias (inelásticas): determinadas por impulsos fisiológicos o viceroge-
y está condenado a inexorable ceguera para otras." (Ortega y Gasset, 84.)
néticos; secundarias (elásticas): son psicogenéticas; y terciarias: resultan
Lo que habitualmente llamamos la realidad no es lo real sino una resultante
del aprendizaje de la cultura, trascienden al individuo y diferencian a pobla-
del interjuego entre el orden simbólico y la cristalización imaginaria que se
ciones y sectores sociales.
opera en cada sujeto.
Otros autores resaltan las características inconscientes de los determi-
nantes psicológicos, de los cuales sólo se adquiere conocimiento al agudi-
6. NECESIDAD Y DESEO zarse la necesidad.
Respecto de dichas necesidades fisiológicas Berelson y Steiner seña-
A partir de la concepción lacaniana de la absoluta primacía del significante lan, citados por Costa Lieste (Costa Lieste, 295), que es posible su clasi-
podemos señalar que al sujeto le faltará siempre un significante que le ficación en:
282 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico La naturaleza psicológica 283
• Positivas (aprovisionamiento): son provocadas por la falta de balance Por otra parte, además de procurar una indispensable nitidez terminoló-
químico, lo cual el organismo procurará subsanar mediante el mecanismo gica debemos disolver la especial connotación que tiene la palabra "necesi-
de homeostasis. dad" especialmente en economía. Una crítica al exclusivo privilegio que
• Negativas (repulsa): surgen con el fin de evitar la presencia de estímu- generalmente se les concede a las "necesidades", correlativamente a su sa-
los de carácter peligroso para el organismo. tisfacción, resulta de apreciar que: "El consumidor, podemos señalar, no
• Continuación de la especie (preservación): aparecen como producto tiene sólo 'necesidades', sino también 'deseos', y los deseos no se agotan
de la naturaleza del sistema reproductor. en ellas [... ]. Cabría señalar que el deseo, precisamente, tiene que ver con
orientaciones inconscientes que pueden apartarse radicalmente de las nece-
Un sector de la literatura sobre el tema equipara "necesidad" y "motivos" y, sidades, creando, sin embargo, demandas tan fuertes como las que tienen
en consecuencia, plantea ciertas motivaciones como las señaladas por Guil- por motor la necesidad". (Steinberg, 43.)
ford, citado por Meili. (Meili, 229-230.) En este libro consideramos el ''deseo" (del modo que lo entiende la teoría
• Necesidades orgánicas: hambre, impulso sexual, actividad. psicoanalítica) como concepto clave del consumo y expresamente opuesto a
• Necesidades relacionadas con a) el medio: comportabilidad, meticu- la "necesidad". Es decir, disociado de "motivaciones" como las antes des-
losidad, de atenciones; b) el trabajo: ambición, perseverancia, resistencia; criptas, de "necesidades" de toda índole y de la mera pretensión de obtener el
e) el sujeto: libertad, independencia, conformismo, honestidad; d) la socie- logro de algún "interés" particular. En tal sentido, el deseo excede la concep-
dad: pertenencia, agradabilidad, disciplina, agresividad; e) aspectos gene- tualización que lo señala como el aspecto activo de la necesidad, por lo cual
rales: aventura, seguridad, distracción. -desde el psicoanálisis- disentimos con quienes afirman que "la necesidad es
algo pasivo pero se manifiesta en forma activa cuando se transforma en una
Piéron distingue a su vez entre necesidades y pulsiones. (Piéron, 48-55.) aspiración vehemente, es decir, en un 'deseo"' (Zalduendo, 89).
• Necesidades: respiración - agua - alimentación - técnica - sueño - Con el propósito de una clarificación al respecto, expondremos a conti-
orinación y defecación - eyección - amamantamiento - antálgica- activi- nuación una descripción del pensamiento de Freud sobre la diferencia entre
dad- reposo. necesidad y deseo que se liga a los posteriores desarrollos efectuados por J.
• Pulsiones: atención exploratoria- sexuales - parentales - agresión y do- Lacan y que constituye el marco explicativo básico propuesto en este traba-
minación - defensa - hedónicas - competitivas - comunicación - compañía. jo para abordar el consumo.
El ser humano, ya en el mismo instante de su nacimiento, se enfrenta a
La distinción y clasificación de necesidades podría ser continuada conside-
circunstancias diversas que lo influencian y condicionan como, por ejem-
rando otros criterios con los que diferentes autores encaran el concepto.
plo, el "sueño", la "sed", la "luz" y el "frío". A diferencia de otras especies,
Surgirían así necesidades "directas" o "indirectas", "constantes" e "inte-
el hombre es incapaz de sobrevivir a estas circunstancias tensionantes sin
rrumpidas", "presentes" o "futuras", etc. Concluiremos este resumen seña-
algún auxilio que provenga del "exterior", es decir, de los "otros".
lando con O'Donnell que: "Salvo algunas necesidades muy elementales
La necesidad biológica de descargar tensiones es, únicamente a partir de
(cuya especificación ha sido y será materia de controversia), las restantes
la resolución externa de esas tensiones, significada como "necesidad de ...";
son socialmente determinadas". (O'Donnell, 36.)
es decir, la significación de las necesidades viene dada desde "afuera". La
De la extensa lista de apreciaciones y criterios que hemos presentado
fundamental relevancia de esta "significación" proporcionada culturalmen-
tomados de tan sólo una pequeña parte de la literatura existente, surge la
te radica en el crucial salto que con ella se opera: desde un mundo eminen-
ineludibilidad de una rigurosa precisión de conceptos. Muy especialmente
temente biológico hacia otro esencialmente simbólico. Freud define estric-
porque términos como "necesidad", "motivación" y "deseo" tienen profusa
tamente como "necesidades" las de alimentación y respiración. Aquellas
y diversa utilización en la literatura sobre el consumo.
que si no se satisfacen sin dilación desestructurarían el organismo y que, a
284 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico La naturaleza psicológica 285
diferencia del "sueño" y demás procesos biológicos, requieren inexorable- Podemos resumir este complejo camino que lleva al ser humano a pasar
mente del medio exterior. del nivel biológico de la necesidad al nivel simbólico del deseo señalando
La resolución de tensiones que el auxilio ajeno le brinda al sujeto recién que en el hombre:
nacido constituye, para éste, una verdadera "experiencia de satisfacción". "La pulsión general de vida no se actúa bajo la forma de necesidades
La imagen mnémica del satisfactor queda asociada con la huella mnémica naturales, puras y renovadas, que pueden satisfacerse con determinados
de la excitación (emanada de la necesidad) y, entonces, es requerida cada objetos (por ejemplo, los alimentos) sino bajo las formas de deseos liga-
vez que esa excitación reaparece. Tiene lugar con ese proceso la génesis dos perennemente a 'huellas mnémicas' y susceptibles de ser satisfechos,
misma de la demanda y, junto a ésta, la génesis de los fenómenos de la por consiguiente, mediante la reproducción alucinatoria de representacio-
ilusión y el pensamiento. (Freud, 1898-1899, 689-690.) nes que se han convertido en signos de una satisfacción anterior. Por eso
La demanda es por eso simbólica. Es una demanda de huellas mnémi- se debe [... ] agregar al cc.mcepto de necesidad y de deseo el concepto de
cas. Es la demanda de una ilusión. demanda, es decir, el de un pedido dirigido a otros. En tanto que la nece-
"Las necesidades del hombre están completamente transformadas en sidad se satisface con un objeto específico de la naturaleza y que la de-
él por el hecho de que habla, por el hecho de que dirige demandas al Otro manda exige un amor incondicionado y el reconocimiento del otro, el
[... ]. En forma general, en el hombre, el significante es sustituido por la deseo, por obra de la lógica de la falta, aparecería precisamente en la
necesidad ya que la demanda al Otro tiende por su propio movimiento a distancia imposible de colmar entre la necesidad y la demanda". (Fran-
convertirse en la demanda pura de la respuesta del Otro." (Miller, 1980, cioni, 20-21.)
25-26.) El deseo es heterogéneo respecto del orden natural. Su propiedad es la
El acto simbólico de la demanda de satisfacción no tiene ni tendrá jamás de sustentarse, precisamente, en una continua insatisfacción. Es, al decir de
resolución en el instante mismo de su origen en el sujeto. Existe irremedia- A. Vallejo, el indestmctible "deseo de tener un deseo insatisfecho", por lo
blemente un lapso en cuyo transcurso la tensión insoslayable (soporte de la cual "si existe una 'satisfacción' fundada en el reencuentro ella no sólo
demanda) requiere de una sa¡isfacción imposible. Por ello y dado su carác- entra en conflicto con la necesidad, sino que llega a ser-nos atreveríamos a
ter doloroso esta demanda insatisfecha obliga al psiquismo a recurrir a decir- inversamente proporcional a ella". (Safouan, 47.)
algún apaciguador: la tachadura del significante (represión). Por su inter- El "deseo freudiano" es de tal naturaleza que opera por deslizamiento en
medio son temporariamente excluidas las huellas mnémicas de la tensión un plano de contigüidad (metonimia), en el cual el sujeto es remitido, infi-
displacentera provocadas por la ausencia del satisfactor (tolerancia de la nitamente, a una falta originaria. El "objeto de deseo" es un objeto sin
frustración). Esa "represión" inaugura un cierto "topos psíquico", un otro consistencia que por ser una "nada" puede serlo "todo" a través del desliza-
espacio: el inconsciente. Paradójicamente, un archivo constituido por olvi- miento metonímico en otros objetos.
dos donde permanecerá reprimido (ocultado) aquello que no se pudo obte-
ner y que persistirá, desde ese espacio inconsciente, como una eterna espe- 7. CONCLUSIÓN
ranza. Esa eterna esperanza es el "deseo inconsciente reprimido" al que
Freud designa como "Wunsh" (en alemán: anhelo). En función de todo lo expuesto queda en evidencia que el "ser" referido en
Este deseo no es una función vital y se halla alejado de la supervivencia el presente enfoque es un "ser" esencialmente discursivo: el sujeto consu-
y de la adaptación. Es un deseo que se opone a la concepción naturalista de midor. Por ello, no tenemos interés en analizar su ser biológico que actuan-
consistir sólo en la apetencia de satisfacción de una necesidad (esto queda do de un modo más "natural" jamás hubiera apetecido y alentado una siem-
probado en tanto que biológicamente no existe ninguna necesidad a la cual pre creciente producción de bienes y servicios de la más diversa índole. No
el organismo pueda subsistir sin darle inmediata satisfacción). Las necesi- constituyen nuestro objeto de estudio sus células y mecanismos neurona-
dades son las tensiones orgánicamente vitales. Las restantes son deseos. les, ni su capacidad de procesamiento de información, sino su ser en tanto
286 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
La naturaleza psicológica 287
"ser de la cultura". Un ser que emerge a partir de lo simbólico, del incons-
freudiano". O al menos así cabría interpretar a Alfred Marshall cuando cita
ciente, de la palabra, del discurso social y del deseo.
a McCulloch. "La satisfacción de una necesidad o de un deseo es meramen-
Para entender el consumo debemos despegarnos del "relato" simple donde
te un paso para una nueva tarea. En cada etapa de su progreso, el hombre
conscientemente el sujeto "racionaliza" sus elecciones de producto y marca
está destinado a buscar y a inventar, a emprender nuevas empresas y cuando
en virtud de "necesidades" o "ventajas técnicas", para arribar al plano del
éstas se han alcanzado, a realizar otras nuevas."
"discurso" inconsciente que nos da la verdad del deseo.
O al propio Marshall cuando expresa: "Los deseos no pueden medirse
Por lo expuesto, el método de conocimiento subyacente al desarrollo de
directamente, sino sólo de modo indirecto por los fenómenos exteriores a
este trabajo es el interpretativo, ya que nuestro objeto de estudio es el dis-
que dan lugar. [... ] La medida se encuentra en el precio que una persona
curso, el consumo y la demanda. Asimismo, se halla implícita una modali-
está dispuesta a pagar por el cumplimiento o satisfacción de un deseo. Esta
dad teleológica de explicación, ya que asumimos que el consumidor tratará
persona puede tener deseos y aspiraciones que no están destinados cons-
siempre de satisfacer sus deseos (formulados como demanda). Del privile-
cientemente a ser satisfechos".
gio otorgado a la noción de "deseo" por sobre la de necesidad se deriva,
"Algunos de los deseos de los que se ocupa la economía[ ... ] son impul-
entonces, toda la problemática del consumo hacia la comprensión del in-
sivos, muchos provienen de la fuerza de la costumbre; algunos son mórbi-
consciente y del discurso.
dos y sólo conducen a causar daño, y muchos están basados en esperanzas
Queda, entonces, como pregunta científica, interrogamos acerca de cuál
que nunca se cumplen." (Marshall, 79-81.)
es la finalidad que persigue en cada caso el deseo y por la cual desarrolla
las más variadas estrategias. En el consumo esas estrategias tornan muy
complejo el estudio de los "motivos" del consumidor, dado el carácter"men-
tiroso" y "disfrazado" de los procesos inconscientes que los generan. "La
metapsicología intenta dar cuenta de un fraude[ ... ]. Si hay un problema en
la interpretación es porque el ~eseo se colma de manera disfrazada y por
sustitución." (Ricoeur, 1975 b.)
"La realidad es [... ] precaria para la esencial ilimitación del deseo y es
esta dualidad deseo-realidad la que hace surgir, originariamente hablando,
el mecanismo de la ilusión. [... ] Es una promesa frente a lo real con una
respuesta iqeal, promesa que manifiesta en su esencia la contradicción in-
manente del deseo. El deseo significa pues una búsqueda imposible, cuya
imposibilidad [... ] posibilita la posibilidad." (Yañez-Cortés, 197 6, 103.)
Acerca de este deseo, como anhelo, en definitiva como el deseo del
Otro, resulta particularmente rica la respuesta que da un economista como
G. L. S. Shackle al inquirir sobre la naturaleza de los bienes económicos:
"Un bien es una madeja de potentitae de cosas que se anhelan. Estos anhe-
los tal vez aguardan al momento inmediato siguiente, la comida calentita y
lista para ser servida es un bien. Pero tal vez aguarden a años y generacio-
nes distantes los dichos anhelos". (Shackle, 200-201.)
Sorprendentemente, también los economistas clásicos parecerían haber
intuido esa particular naturaleza inaprehensible e inconsciente del "deseo
El fenómeno del consumo 289
IX. EL FENÓMENO DEL CONSUMO Existen también componentes "exhibicionistas" traducidos en el placer
que el sujeto experimenta cuando le muestra a los "otros" su obra y recibe
de ellos un mensaje de admiración por su habilidad en la toma o el conteni-
l. ALGUNOS EJEMPLOS COTIDIANOS
do de la fotografía. Asimismo, la necesidad "yoica" de completud se mani-
Para comprender la real "clave de los negocios" y tomando en considera- fiesta cuando el sujeto reproduce la realidad como una forma de acercarse a
ción los conceptos que hemos vertido en los capítulos VII y VIII presentare- ella, conocerla, hacerla propia, adueñándosela. El "tomar" una fotografía
mos en éste nuestra concepción del fenómeno del consumo como una práctica equivale simbólicamente a posesionarse del objeto fotografiado.
de naturaleza esencialmente psíquica y simbólica. Para ello haremos una También existe un componente "agresivo" en la posesión del objetare-
"lectura" del consumo y de la demanda desde el deseo, desde el espejo y tratado respecto del cual el fotógrafo se comporta muchas veces como un
desde la topología del srljeto. "cazador" frente a su presa. El turista con su máquina colgada al cuello
Previamente, expondremos algunos consumos ya "clásicos" en cuanto afirma un acto de conquista, como señala Morris: "En el celuloide nosotros
al extenso análisis al que han sido sometidos por gran parte de los inves- 'capturamos', tomamos instantáneas y nuestras máquinas son pistolas, los
tigadores sociales en general y de mercados en particular, como Simmel, rollos de película son cartuchos, las máquinas con largas lentes telescópi-
Morris, Martineau, Evans, Flugel, Winnicott, Veblen, Barthes y Dichter, cas son fusiles, las máquinas de filmar son ametralladoras".
entre otros, resumidos por Dogana para explicitar la dimensión simbólica
implícita en los consumos y las preferencias por rollos de película foto- El automóvil
gráfica, automóviles, alimentos, cigarrillos, bebidas, perfumes, casas y El automóvil es un caso arquetipo en el cual es posible apreciar más fácil-
ropas. (Dogana, 39-220.)
mente cómo la relación consumidor-producto no es puramente "instrumen-
La fotografía tal" ni "racional" sino que, por el contrario, consiste en una compleja amal-
gama de identificaciones introyectivas y proyectivas.
El fotografiar no es casi nunca un acto privado e indiferente. La fotografía En muchos casos podemos hablar de una verdadera antropomorfización
es tanto una expresión del instinto de apropiación, del deseo de capturar y del automóvil, es decir, de una "personalización" del objeto al cual se le da un
dominar la realidad como una expresión de los distintos componentes de la nombre, se le habla como si entendiera e incluso se le asignan sensaciones.
personalidad del sujeto. Del auto decimos que "sufre", que tiene "caprichos" o que "conoce la mano
Generalmente un componente básico del interés por la fotografía resi- del dueño". Inversamente, así como se "humaniza" a la máquina también se
de en nuestro "narcisismo", es decir, en nuestro impulso por poner de "mecaniza" al hombre, del cual decimos que tiene las "gomas desinfladas" si
relieve las cosas que nos conciernen, a las que consideramos de gran está desanimado o que "está en altas revoluciones" cuando está eufórico.
importancia y merecedoras de una especie de "inmortalidad". Ese narci- Muchos de nosotros establecemos con el auto vínculos de tipo "hipo-
sismo se revela en el extremo y casi obsesivo cuidado, en la dedicación y condríacos" que se expresan en la preocupación por la "salud" y los "sufri-
el celo que como fotógrafos "ponemos" en la ampliación, conservación, mientos" del coche derivados del frío, la intemperie o la impericia en su
clasificación y revisión de nuestras fotos.
conducción. Algunos le brindan mayores o iguales atenciones y cuidados
Otra característica psicológica implícita es una cierta forma de "regre-
que a sus seres queridos, en tanto que otros no dejan de estar expectantes
sión" a causa de la depositación del sujeto en esas imágenes que recuerdan
respecto del menor ruido extraño del motor o del menor raspón en la carro-
tanto las experiencias del pasado como los sentimientos que se ligan a ellas
cería. Asimismo, mientras el hombre en general se desentiende del mayor
(actúan como mecanismos de "fuga de la realidad").
número de las tareas domésticas en el auto coloca una verdadera "pasión"
por lavar, limpiar o lustrar.
288
Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico El fenómeno del consumo 291
290
Generalmente el automovilista tiene la sensación de que se extienden dos por muchas amas de casa como claros indicadores de su "desatención"
sus fronteras psicológicas a través de la posesión y el dominio de los recur- de las tareas del hogar y de su falta de cariño a la familia.
sos mecánicos. El "Yo" del sujeto se dilata y hombre y auto constituyen una La comida se liga, asimismo, a la autoestima, a la valoración del "Yo" y
unidad indisoluble que es casi una simbiosis total entre el sujeto y el objeto. la confianza. La comida da seguridad y así muchas personas le asignan a la
El automóvil permite, a su vez, exceder la mera realidad objetiva (trasladar- "heladera" la función de símbolo de riqueza y abundancia por su valor como
se) para vivir la ilusión de evasión, libertad potencial y aventura. También reserva de comida. También la comida cumple una función lúdica (de pasa-
gracias al coche el sujeto se siente seguro, cómodo y protegido en un lugar tiempo y evasión) ligada a situaciones de pasividad y distención: consumo
"materno" que es para él una segunda casa. de "papas fritas", "caramelos", "chicles", :·maníes" mientras se char;,a o s_e
Por el contrario, el vínculo sujeto-objeto adquiere un modo diferente en mira televisión (en las cuales estos comestibles representan el rol de susti-
los conductores "perfeccionistas", es decir, en aquellos que conocen pro- tutos de la acción"). Finalmente, cumple además en muchos casos la fun-
fundamente al automóvil, no fuerzan la marcha, cambian la velocidad se- ción de connotación de status social a través de la cantidad de comida, el
gún el exacto número de revoluciones del motor y mantienen perfecta adhe- estilo de su presentación o los utensilios o vajilla empleados.
rencia de los neumáticos en las curvas. Son quienes se expresan ante sí y
El cigarrillo
ante los "otros" como poseedores máximos de una verdadera "competencia
técnica" sobre el objeto. El acto casi trivial de ofrecer un cigarrillo es, como el de "comer juntos", un
elemento revelador del interés por determinadas relaciones interpersonales.
Los alimentos
El "hábito de fumar" está emparentado, asimismo, con el de, por ejemplo,
La alimentación se desarrolla tanto en un plano fisiológico como en un beber cierto número de tragos de "café" en una secuencia subjetiva deter-
plano simbólico.Alrededor de la actividad nutritiva se organiza inicialmen- minada 0 con el de leer el "diario" a la mañana (es decir, el fumador se
te todo el campo psicológico del sujeto: especialmente el modo de relacio- forma ~eneralmente un orden respecto del número de cigarril~os Y su distri-
narse con el mundo exterior (objetos y personas). bución a lo largo del día). El cigarrillo es, además de un objeto apto para
En el ser humano la boca precede a la mano como instrumento de cono- esas cotidianas ceremonias "rituales", un "sustituto de la acción" que per-
cimiento y es en un comienzo el único modo de apropiación de los objetos. mite descargar ansiedades en situaciones de pasividad psicomotriz (por ejem-
Al mecanismo de "incorporación" se agrega luego el mecanismo de "iden- plo, la "espera"). .
tificación", es decir, adquirir las características del objeto incorporado. También el fumar constituye un indicador del acceso a la vida adulta y le
Según Dichter, el rechazo de muchos consumidores a la carne de "cordero" otorga al sujeto la sensación de "violar algo prohibido". El cigarrillo está
se debe a que tienen un temor inconsciente a los caracteres negativos que generalmente acompañado en ese momento (adolescenci~~ de vivenc.~as de
están asociados con el animal: "docilidad" y "falta de fuerza". "sigilo", "ocultamiento" y "riesgo". (Para muchos, ~n func10~ de estas es~~
Según Barthes, quienes comen "bife" participan de la misma mitología nas", no hay mejores cigarrillos que los que se consiguen de contrabando .)
sanguínea que el "vino" y quienes comen este tipo de carne asimilan sim- En muchísimos casos se recurre al cigarrillo en los momentos de frus-
bólicamente toda la fuerza taurina. tración y se lo convierte, entonces, en una especie de gratific~ción "yo_ic_a"
Por otra parte, junto con la alimentación se organizan las primeras rela- reparadora. En otros casos, el cigarrillo se convierte en u~ objeto tran~t~w
ciones interpersonales. La sustancia nutritiva que el "otro" le proporciona nal, es decir, un objeto que tiene la capacidad de simbohzar la tranqml~za
al sujeto recién nacido se constituye básicamente en un vehículo simbólico dora presencia materna. Así el sujeto se complace jugueteando _con:~ Ciga-
del amor. Esta circunstancia es una de las principales barreras que se opo- rrillo, el encendedor o el paquete, los que adquieren el valor simbohco de
nen en general al consumo de productos "preelaborados", los que son viví- un objeto mágico que infunde "seguridad" y "aplomo".
292 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico El fenómeno del consumo 293
Por otra parte, existe una ecuación cultural tabaco= virilidad que se ha ido buena y maternal que enriquece al sujeto en una experiencia de "purifica-
perdiendo y que se traduce en que dicha connotación se haya desplazado del ción" y "regeneración" yoica.
fumar en sí a la elección de ciertos tipos de cigarrillos (fuertes, sin filtro) o de
marcas específicas que representan ahora los valores de la masculinidad. En Los peifumes
muchos casos, además, el sujeto adopta como marca preferida la de aquellas
El perfume es un fenómeno asociativo en el cual los sujetos relacionan
personas con las cuales se identifica (con lo que el cigarrillo pone en máxima
determinados olores con sensaciones, emociones y experiencias de particu-
evidencia su mero papel de intermediario entre el sujeto y el "otro").
lar significación para ellos. El recuerdo de las fragancias es casi inseparable
Las bebidas del resto de los elementos contextuales que una situación involucra. Mu-
chas asociaciones olfativas se relacionan con vivencias principalmente in-
Las bebidas tienen, cada una de ellas, particulares connotaciones según los fantiles de "placer", "bienestar", "seguridad", "confianza" o de "infelici-
sujetos. Sin embargo, existen algunas (como es el caso de las bebidas "al- dad", "amenaza" y "miedo".
cohólicas") que por un lado operan sobre el sistema nervioso central y que, El perfume es también una señal o mensaje dirigido a los demás y a
por el otro, operan simbólicamente sobre el sujeto que las consume. El "sí mismo" que cambia de una persona a otra, y de un momento a otro. Un
alcohol es asociado a la idea de "decisión", "firmeza" y "coraje" por lo que mismo perfume varía completamente al ser utilizado por personas diferen-
en muchos casos se bebe en los momentos de "cansancio", "depresión" y tes. En general el perfume amplía el "Yo" del sujeto, y las distintas varieda-
"desconfianza en sí mismo". Las bebidas alcohólicas se convierten, enton- des del producto se vinculan directamente a las distintas dimensiones de la
ces, en sustancias "mágicas", fuertes, maduras y viriles que nos permiten "personalidad". Cada perfume transmite una imagen diferente. Los perfu-
aumentar nuestras potencialidades y cerrar la brecha que separa nuestro mes de las adolescentes son tradicionalmente "frescos", "ligeros" y los de
"Yo-real" de nuestro "Yo-ideal". la mujer madura son "intensos y agresivos". Cada perfume valoriza el "Yo",
Por otra parte, la euforia o embriaguez que estas bebidas provocan se
imprime una marca propia de posesión y responde a la necesidad narcisista
ligan con una exaltación de ~as funciones psíquicas ya que se aflojan las
de hacerse más deseable para el "otro".
"defensas conscientes" del sujeto para dar lugar a lo más oculto de su Ello.
Para muchos, los perfumes cubren expectativas de "seguridad", "defen-
Asimismo, también existe un redimensionamiento del Superyó que se ve
sa" y "protección" al perfeccionar la imagen de uno mismo y por lo tanto
atenu.a~o com~ instancia "amenazadora", "normativa" y "punitiva" para
aumentar la autoestima, que a su vez confiere mayor seguridad en las rela-
permltlrle al sujeto abandonarse a sus más íntimos impulsos. La imagen del
ciones interpersonales. Generalmente esto va acompañado de una estructu-
bebedor se asocia así con la "sinceridad", la "franqueza" y la sociabilidad,
ra obsesiva y de una conducta virtual focalizada en lavarse excesivamente y
y la bebida se convierte, entonces, en un "objeto" capaz de unir a las perso-
conservar la limpieza en forma ininterrumpida. El perfume es además, en
nas en una experiencia auténtica sin barreras ni defensas "yoicas". Contra-
otros casos, utilizado como "barrera simbólica" que defiende a las personas
riamente, también existen en los bebedores asiduos componentes regresi-
del contacto con los demás (protegiéndolas así de ilusorias contaminacio-
vos que llevan al "aislamiento narcisista", la "autodestrucción" y la
"dep~ndencia". En r.esumen, las bebidas alcohólicas (vino, whisky, aperiti-
nes mediante una coraza invisible que recubre al "Yo").
vos) mtegran el conJunto de bebidas misteriosas y poderosas que amplían La casa
los límites del "Yo" del sujeto.
. Por otra parte, existe~ otras bebidas con muy diferentes vivencias subje- La casa es para el hombre mucho más que un lugar que lo resguarda del
tivas: son aquellas consideradas no "mágicas" ni "extrañas" sino "natura- contexto que lo rodea. La casa es tanto una permanente fuente de protec-
les", "simples" y "puras". El "agua", la "leche", los "jugos" y los "refres- ción y seguridad como un símbolo de la identidad personal y el estilo de
cos", además de su misión funcional (apagar la sed), transmiten una imagen vida. El estrecho vínculo que existe entre la identidad y el espacio habitado
294 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico El fenómeno del consumo 295
se muestra en nuestra propensión a organizar el espacio personal reprodu- La vestimenta tiene una multiplicidad de funciones tales que incluso
ciendo, en muchos casos en forma estereotipada, nuestros modelos infanti- son contradictorias como, por ejemplo, "ocultar" y al mismo tiempo "reve-
les. La casa y el espacio son factores privilegiados en la extensión del "Yo" lar", servir para la "modestia" o el "exhibicionismo", demostrar "adapta-
y dan soporte a la estabilidad y continuidad de la identidad del sujeto. Esto ción y conformismo" u "originalidad y diferenciación". Adicionalmente a
explica en muchos casos los sentimientos de "depresión", "ansiedad" y la función "protectora" de las prendas respecto de las inclemencias climáti-
"desorientación" que produce en el sujeto el mudarse de una casa a otra. cas, existe una "protección psicológica" ante los demás, una defensa tran-
Las personas varían en su relación con la casa en términos de la disposi- quilizante respecto de los "otros" (las ropas permiten estar a la "altura" de
ción habitacional preferida. Para los denominados "egocéntricos" la casa es los demás y "escudarse" en ellas en las situaciones incómodas). En general,
sobre todo un lugar donde aislarse y dedicarse a sus intereses con tranquili- el vestido simboliza inconscientemente la función "materna" y la equiva-
dad, y eso generalmente se traduce en la búsqueda de casas bien subdivididas lencia "vestido = madre" muestra esa función protectora que permite en
que aseguren el aislamiento de cada uno de sus habitantes. Para los "famili- muchos casos analogizar el "vestuario" con la "casa".
céntricos", que consideran la casa fundamentalmente como un "refugio" frente Por otra parte, la vestimenta le permite al "Yo" interpretar los más varia-
al exterior, se hace importante el diseño más global que posibilite el encuen- dos "personajes". Esto es, y como señala Barthes, el sujeto puede vivir en
tro e intercambio entre los miembros de la familia, los que se nuclean y forma ilusoria a través del vestido una multiplicidad de papeles mediante
autoprotegen. Para los llamados "sociocéntricos" la casa no es una defensa ese verdadero "disfraz" que le permite a un sobrio y analítico "ejecutivo"
o un oasis personal y solitario sino un medio de comunicación con los convertirse el fin de semana en un "atleta deportivo" para ir al country o en
demás. La casa amplia, abierta y presentable es para estos sujetos una puer- un "hombre de a caballo" para ir a la estancia. La moda, si bien es general-
ta abierta permanentemente al mundo exterior y especialmente a los "otros". mente lanzada por elites prestigiosas, sólo alcanza eficacia global cuando
Por otra parte, dentro de la casa los diferentes espacios adquieren signi- muestra que encarna los "ideales del sujeto" en un determinado instante, es
ficados especiales que los sobredeterminan más allá de su específica finali- decir, si a quienes influencia esa moda son aptos para convertirse en vehícu-
dad. Así, la cocina es el "hogar" doméstico, es casi el símbolo esencial de
los de identificación para el sujeto.
la casa y de la "unidad" familiar. La cocina suscita sentimientos de "liber- Un ejemplo marcado del rol desempeñado por la vestimenta lo constitu-
tad", "informalidad" y "distensión". En el otro extremo, el cuarto de baño yen las "medias femeninas", ya que se encuentran en el límite mismo de lo
fue tradicionalmente considerado un lugar "tabú", cerrado a los extraños, que se refiere al "sí mismo" y al "exterior" del sujeto. (Esto es, forman
apartado y escondido. Sin embargo, actualmente se ha "abierto" a los visi-
parte del "Yo" y a 1~ vez deben .~domar, oste~tar y com~nic~._) ~as. med!,as
tantes, a quienes les es mostrado con orgullo, y se convirtió de un simple
constituyen una eficaz resolucwn del conflicto entre exhtbicwmsmo Y
lugar destinado sólo a la limpieza personal en un ambiente cálido dedicado "pudor" ya que vehiculizan lo primero a través de la "transparencia" abso-
a la "cosmética" y a las fantasías más íntimas del sujeto.
luta y lo segundo mediante una "censura" puramente simbólica (no cubren
El vestuario nada pero "deben" estar presentes). ..
En los ejemplos anteriores se puso de manifiesto la compl~Jidad extr~
La vestimenta es una extensión del "Yo" del sujeto, que, por ejemplo, ma de los vínculos que se establecen entre los sujetos y los obJetos a pmtu
siente que su vanidad se exalta cuando está frente al espejo. Pero el espe- de la relación entre consumidores y productos genéricos. Esta complejidad
jo, la representación visual del aspecto personal, la amplificación óptica de quedó mostrada sólo a través de algunos indicadores que expresan las mú~
la figura, es opaco respecto de la elaboración psíquica del vestuario en el tiples representaciones subjetivas respecto de un objeto-producto determi-
sujeto. La vestimenta que "cae bien" produce una sensación de "bienes- nado. Sin embargo, esa relación se complejiza aún más si consideramos los
tar", "seguridad" y "fuerza" que invade el espacio y nos hace sentir que lo vínculos específicos que se generan entre los "sujetos" y las "marcas" en
dominamos. cada uno de los diferentes "posicionamientos".
296 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
El fenómeno del consumo 297
Bajo este marco se hace evidente que es necesario profundizar aún más
en la di~ensión_simbólica del consumo para acceder con rigor conceptual a Una clara manifestación del Otro -simbólico, lingüístico, social- pre-
la genuma real!dad de la demanda. Una realidad que si bien permanece sente en el consumo es observable en fenómenos como los del vestido y la
oculta en una "otra escena" de nuestros consumos cotidianos -desde los alimentación, en los cuales se repite la distinción entre "lengua" y "habla"
más importantes hasta los más triviales- cumple un rol psíquico y económico señalada por Saussure. Aparece allí una "lengua vestimentaria" constituida
determinantes en el sujeto y en la vida social. tanto por la oposición de los elementos -cuya variación determina un sen-
tido: difiere el significado de llevar, por ejemplo, una "boina" o un "som-
2. TOPOLOGÍA DEL CONSUMO brero de copa"- como por las reglas que establecen determinadas asocia-
ciones entre los distintos elementos en cuanto a su disposición -usar el
Podemos afirmar desde lo analizado en los ejemplos anteriores y en los "traje con corbata"-. Asimismo, existe un "habla vestimentaria" configura-
capítulos VI y VII que el consumo tiene su campo de actuación en lo simbó- da por la presencia individual de los usuarios, por ejemplo, un cierto "cor-
lico. No es ni una práctica material ni una fenomenología de la abundancia. te" o un determinado "grado de limpieza".
"No s~ define ni por el alimento que se digiere, ni por la ropa que se viste, Esto se hace evidente en forma especial en algunos consumos en los
[ ... ],m por 1~ sus~~ncia oral y visual de las imágenes y de los mensajes, sino cuales predomina el fenómeno "moda", como por ejemplo el vestir, el auto-
P?r la orgamzacwn de todo esto en sustancia significante; es la totalidad móvil o el mobiliario, en los cuales se establece una interacción entre "len-
virtual de todos los objetos y mensajes constituidos desde ahora en un dis- gua" y "habla" en la que:
curso más o menos coherente. En cuanto tiene un sentido, el consumo es o Existe un grupo que se constituye en el diseñador absoluto del código,
una activi¿ad de manipulación sistemática de signos." (Baudrillard, 224.) aun cuando es trascendido por la imaginación colectiva de la época.
El fenomeno del consumo descansa en el intercambio. El intercambio o Existe una comunidad social que la determina: nuevas "necesidades"
de, p~·oductos. por unidades monetarias que pareciendo poseer un grado de derivadas del desarrollo económico-social, imperativos económi<;os que
max1ma real!dad es sólo una su:prema ilusoriedad. promocionan o extinguen ciertos materiales y limitaciones a la invención
. Por est~, ~ara analizar todo el sistema de significación implicado en la de formas por las ideologías vigentes.
v1da econom1ca es necesario:
o Existe un usuario-consumidor que signa estos lenguajes aunque no
"Sujetarse al aspecto de los actos y de los comportamientos económi- participe directamente en su elaboración.
cos. Los sistemas en los cuales pareciera encerrarse la vida social son tam-
bién sistemas de signos cuya sustancia es la mercancía [ ... ].De ello resulta De este modo queda instrumentado un "contrato significante" que es respe-
que e~tos sistemas no tienen más que una realidad psíquica, pues implican tado inexorablemente por la masa de usuarios-consumidores y que señala
un umverso fantasmagórico cuyo lugar es imaginario". (Latouche, 66.) al "disidente", quien no puede dejar de comunicar su "discriminación" al
Estos sistemas simbólicos pueden ser visualizados en nuestra práctica apartarse de la convención. (Barthes, 1971, 30-34.)
cotidiana, en la cual: Los signos semiológicos -utilitarios y funcionales- determinan una cierta
~'El objeto se ha convertido en el mediador esencial del cuerpo social, función-signo que presenta un doble movimiento en el cual la semantiza-
esta_presente en el umwelt por medio de la casa construida, del automóvil ción es ineludible: la comida y la indumentaria "significan" pero también
fabncado, la lata de conservas producida, etc. [... ]La comunicación de ma- "nutren" y "protegen". Por la sola existencia de una sociedad, cualquier uso
sas se e~tablece entonces por esta vía: el objeto es comunicación, es porta- se convierte en signo de ese uso. La función del "impermeable" es la pro-
dor de s¡gnos [ ... ] su forma, sus curvas, su aprehensión a través de las ma- tección contra la lluvia, pero tal función se torna indisociable de, por ejem-
nos ? de los ojos s?n mensajes permanentes de un cuerpo social a la vez plo, una cierta situación atmosférica y una cierta clase social. Asimismo,
ommpresente y alejado del individuo". (Moles, 25.) una vez constituido el signo, la sociedad lo re-funcionaliza considerándolo
solamente como objeto de uso. (Barthes, 44.)
El fenómeno del consumo 299
298 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
El consumo, tal como lo conocemos, demuestra ser un fenómeno cuya ·gnificante. El objeto freudiano no es una cosa determinada, es cualquier
consistencia es propia de un orden imaginario ya que esa consistencia no ~~sa que pueda tener el rol de representante del objeto perdido." (Vallejo,
radica en su materialidad sino en su virtualidad. 1980, 22.) '
Se constituye de este modo un discurso del producto que se sustenta en Es por esto que la constitución en el consumidor del objeto-producto esta
lo simbólico del discurso de la demanda. El discurso del marketing debe, en el nivel del discurso, es decir, del sistema lingüístico. El producto como
entonces, ser coherente en ese mundo semiótico que le da vida. El consumo ente empírico (objeto tangible) sólo adquiere sentido al ser nombrado a
es la proyección al infinito de un proceso simbólico en el cual esencialmen- partir de la estructura de la lengua. El producto es su nombre: su m~rca.
te circulan, se intercambian, se poseen y se consumen significantes. Precisamente, la tradicional denominación de "la marca del producto ad-
La decisión de consumo se halla inserta en el cruce de los registros quiere bajo este enfoque una sorprendente y plena v.igencia. :s que la mar-
simbólico, imaginario y real; y se desarrolla, centralmente, sobre el registro ca está marcando al sujeto que la asume como propia. A traves de la marca
imaginario en donde se ejecuta la ilusión de no carencia/plenitud propia de producto y sujeto se igualan y se con~nden. . _
toda adquisición, tenencia e incorporación. El consumo se sustenta en el En el consumo existe un objeto visible, el signo-sena!, el producto. (cosa-
registro simbólico que vehiculiza esa ilusión. Finalmente, el registro real objeto físico) cuya función es la de referente. Simultá~eame~t~ existe ~n
actúa como telón de fondo de todo el proceso y marca el lugar de la satis- "otro" producto, siempre presente a través de una combmatona mtersubje-
facción imposible que garantiza el inacabable reinicio del ciclo. tiva de representaciones. Lo que arrastra a la decisión de compra n~ es ~1
El consumo se soporta en el deseo. Un deseo inaprehensible, inscripto objeto materializado sino el discurso que se vierte sobre é~ (desde lo sim~o
en lo simbólico y continuo energizador de la demanda. Un deseo al cual, y lico). Un discurso (el mensaje que envía la oferta) que se mcorpo~~. al SUJe-
también desde lo simbólico, pretenden llegar las apelaciones al consumo: to consumidor con la pretensión de "venderle" el producto. ParadoJicamen-
los discursos publicitarios, de packaging, de promoción y argumentación
te, el sujeto interna/iza el mensaje y "se compr~,a sí ~ismo" el pr,~ducto;,El
de venta, entre otros.
mensaje logra, entonces, que el sujeto "compre el dtscurso y se venda el
La demanda del consumidor se desarrolla en el registro imaginario, en
el espacio de las relaciones interpersonales, los prestigios sociales y las producto.
identificaciones, es decir, en el espacio en el cual el producto se entremez-
cla con un consumidor que pretende tenerlo, poseerlo e "incorporarlo" a sí
mismo (a su "yo"). (Deseo) (Demanda)
Esta demanda no es la demanda del producto como "satisfactor de nece-
sidades" sino en su carácter de posible sustituto de un objeto faltante pri-
mm·dial. Todo producto presente en el mercado asume, por la sola circuns-
tancia de esa presencia, el rol de intentar cubrir la falta originaria. Junto a la
facticidad del producto adquirimos, entonces, la ilusión de una plenitud
siempre anhelada. Por esa razón el producto nunca puede agotar la totali-
dad de las aspiraciones que depositamos en su elección. El producto se
convierte en potencial satisfactor, sólo en función de ciertas "marcas" sig-
nificantes que lo dimensionan como posible o~jeto de deseo para un sujeto
al deseo. (Insatisfacción)
"En la problemática freudiana, la variabilidad del objeto estaría mos-
trando el carácter de representante que asume la cosa en relación con el FIGURA 9.1. Espacios del consumo
300 Alberto L. Wilensky, Marketi11g estratégico El fenómeno del consumo 301
La insatisfacción propia del "desencantamiento" inevitable del sujeto res- meros sustitutos y en el cual el orden funcional del valor de uso, del reque-
pecto de un producto que nunca podrá ser todo lo que los consumidores rimiento (necesidad), aparece sólo como una alteración del orden simbóli-
esperan de él hará que en el registro real reaparezca el sujeto de la carencia. co: "Lo que aparece a la consciencia como objeto 'real' es sólo alienación
Ese sujeto que sólo puede expresarse en lo simbólico a los efectos de relan- del deseo. La reificación instituye la dualidad de órdenes, por un mecanis-
zar la demanda de nuevos satisfactores imaginarios. A estos satisfactores el mo de defensa que es la racionalización y que lleva a negar el deseo institu-
sujeto les exigirá la permanente introducción de nuevas "ventajas diferen- yendo la necesidad". (Latouche, 38.)
ciales" que deben soportar la repetición esencial del deseo mediante conti- Ante la inexorable presencia del deseo, que precede a toda decisión y a
nuas recreaciones de la misma "melodía". la red de articulaciones que su operatoria teje "detrás" del decididor, surge
la pregunta acerca de la "libertad" con que cuentan los consumidores al
3. CONSUMO Y DESEO elegir. En tal sentido, existen diversas restricciones a la elección expresadas
por las limitaciones en el procesamiento de información, el condiciona-
Una apropiada ejemplificación de algunos caracteres del fenómeno discur- miento que generan las elecciones precedentes, los programas genéticos y
sivo del consumo puede encontrarse en la tradicional recurrencia de la ofer- culturales, la acción psicológica, el inconsciente y la "personalidad" indivi-
ta a la utilización -derivada de su muy probada efectividad- de determina- dual. Consecuentemente, sólo dentro del espacio que tales restricciones
dos significantes. delimitan le puede ser reconocida al sujeto libertad en la decisión. (Pavesi,
Existe un impacto preciso que en el psiquismo alcanzan ciertas palabras 1981, 632-635.)
(significantes) con especial "brillo" y que son habitualmente incorporadas Nosotros entendemos que desde el punto de vista psíquico, es decir,
a los mensajes dirigidos hacia el consumidor. A título de ejemplo, podemos independientemente de cualquier limitación biológica del procesador, o de
citar el significante "nuevo". El fundamento de su reconocida eficacia es, los recursos que posee, podemos pensar el problema de la sobredetermina-
paradójicamente, una repetición. ción y la libertad en la elección mediante la diferencia analizada anterior-
Mediante las infinitas variaciones se repite esencialmente lo mismo y queda mente entre "yo" y "sujeto".
allí remitido el deseo. Es que a través de "lo novedoso" se produce en el La libertad en la elección queda, entonces, reservada a la esfera de un
sujeto la apertura de un universo de promesas y posibilidades potenciales. "yo", el que puede llegar a operar "racionalmente"; y a perseguir con la
La noción de deseo, esencial para una comprensión de la naturaleza adquisición de productos fines conscientes y explícitos. Sin embargo, si-
misma del ser humano, se hace patente, entonces, muy especialmente en el multáneamente deberá reconocerse que tal "yo" es desde su constitución
fenómeno del consumo. Como consumidores participamos del intercambio misma un "yo desde otro" con el cual el decididor-consumidor queda inde-
social de bienes y servicios en razón de un deseo que nos impulsa y nos fectiblemente descentrado.
compele. Desde el deseo y a través de sus derivados surgen los "requeri- "Este sujeto que se hace por el otro y se constituye como el otro tiene,
mientos" o las "necesidades" que dibujan la intrincada red de intercambios con respecto a la totalidad de su enclave social, unas prácticas o modo de
económicos observables cotidiana y manifiestamente en el mercado. obrar guestáltico-mimético; es decir, él actúa no como centro decididor
La esencia del consumidor es la de ser un "sujeto deseante". Ser un de su propio mecanismo sino de acuerdo con la totalidad de los centros de
decisión de los otros." (Vallejo, 1976, 16.)
sujeto al deseo. A partir del replanteo del cógito cartesiano aparece trazado
El consumidor no es un agente por sí sino "por el otro" y "para el otro".
por sobre el "horno economicus" (agente de la actividad económica) y el
Adopta las reglas, valores y prestigios del conjunto de "otros" que se cons-
"horno decididorus" (agente de la actividad decisoria) el "horno deside-
rans" (sujeto a la actividad desiderativa). tituyen en sus referentes. El sujeto consumidor se caracterizará consecuen-
temente por su sujeción al orden simb.ólico y por ser radicalmente "otro".
Por esto es posible inaugurar el concepto de "economía libidinal" para
Advertir esa sujeción a una "otra escena" ignorada consiste en reconocer:
dar cuenta de este fenómeno por el cual todos los objetos operan como
302 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico El fenómeno del consumo 303
• Al Otro simbólico que se impone. inexorablemente, arribamos al consumo con nuestro "Yo" a los efectos de
• Al "Ello" que exige.
"ser mirados", "mirar ser mirados" y a "vernos siendo vistos": adquirien-
• Al registro imaginario que captura.
do, consumiendo, poseyendo ciertos productos o por el contrario "ocultán-
El sujeto al deseo persigue en lo simbólico las marcas de lo "ausente" resal- dolos" a la mirada del "otro" si las pautas culturales disienten con nuestra
tando la fundamental caracterización del ser humano como "horno simboli- elección (productos vergonzantes).
cus" y reafirmando la primacía del deseo por sobre la necesidad biológica. Toda esta actividad del consumo vinculada estrechamente a los "otros"
Además, el deseo del sujeto no es suyo. No le pertenece. Es, en definiti- y al "otro" es susceptible de ser comprendida desde la filosofía con J. P.
va, el "deseo del Otro". "Si el deseo está efectivamente en el sujeto por esa Sartre cuando destaca los efectos del "ser-para-otro". Sartre describe con
condición que le es impuesta por la existencia del discurso de hacer pasar claridad cómo toda mirada ajena es para el sujeto un mero intermediario
su necesidad por el desfiladero del significante [... ] hay que concluir que, que lo remite a sí mismo. "El 'ser-visto-por-otro' es la verdad del 'ver-al-
hecho de un animal presa del lenguaje, el deseo del hombre es el deseo del otro"'. Y, además, en ese "ser mirado" no cuenta la facticidad del "otro" que
'Otro'." (Lacan, 1957, 250-260.) mira sino simplemente su posibilidad. (Sartre 1964, 328-385.)
Consideramos que la inmutable presencia del "otro" es fundamental en
4. CONSUMO Y EFECTO "ESPEJO" el consumo, por lo cual su influencia en el consumidor debe ser reiterada-
mente destacada. El mismo Sartre proporciona una magnífica ejemplifica-
Toda la problemática puesta de relieve como intrínseca del registro imagina- ción cuando dice que aun en la intimidad del "me avergüenzo de mí mis-
rio respecto del constituirse del "yo" del sujeto desde un "otro" a partir del mo" se emboza una situación tridimensional en la cual "yo me avergüenzo
estadio del espejo se evidencia nítidamente en el fenómeno del consumo. de mí ante otro". Podemos concluir estas consideraciones relacionándolas
Premonitoriamente, E. Dichter -considerado con justicia el padre de la con esa especialísima amalgama entre lo "visto" (como vivenciado) y lo
investigación motivacional- parece intuir parte de la cuestión cuando ex- "oído" que remite en Freud a la idea de la fantasía, y que Lacan expresa .
presa: "Los objetos que nos rodean no tienen sólo aspectos utilitarios, antes como fantasma. "En el fantasma tenemos una puesta en escena, y no hay
bien, sirven como una especie de espejo que refleja nuestra propia ima- que olvidar que es el sujeto mismo el que está en escena, significado por
gen". (Dichter, 1972, 107.) ella. El sujeto queda emplazado a través del fantasma en la complementa-
En el consumo, el sujeto de la enunciación inconsciente (discurso), a riedad de un ver-ser-visto-viendo." (Maci, 1979, 37.)
través del complejísimo proceso de la comunicación social -verbal, ges- Aquí podemos nuevamente tomar a un economista como A. Marshall,
tual, escrita-, arroja en el plano del enunciado (relato) su "Yo" pleno de quien al examinar lo que él denomina el "deseo de distinción" expone con-
"prestigios" e "identificaciones". ceptos directamente relacionados con los párrafos anteriores y con el deseo
Como consumidores nos presentamos ante la góndola concurridísima en términos freudianos.
del gran supermercado, la antigua casona de la boutique o el rustico mobi- "Tiene distintos grados, desde la ambición de aquellos que abrigan la
liario de la proveeduría de materiales de constmcción inevitablemente im- esperanza de que sus nombres sean pronunciados en tierras y épocas leja-
buidos de todos nuestros "prestigios sociales". Esto es, ser los señores o las nas hasta la muchacha pueblerina que ansía que el vestido que estrena por
señoras ... , domiciliados en ... y cuya ocupación es ... Resulta infmctuoso Pascua de Resurrección no pase inadvertido; del mismo modo aquél po-
renegar de ese "escenario" personal en donde nuestro "Yo" "actúa" ineludi- see muchas gradaciones, desde la de un Newton a la de Stradivarius, a la
blemente para "otros". de un pescador que, hasta cuando nadie lo mira, se complace en conducir
Es por esto que en el consumo repetimos indefinidamente la "escena del bien su embarcación; y en el hecho de que ésta esté bien construida[ ... ]."
espejo": la reflexión especular, la mirada del otro. Como consumidores,
(Marshall, 78.)
304 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico El fenómeno del consumo 305
De todo lo expuesto aflora el porqué de un consumo esencialmente En procura de una comprensión más intuitiva respecto de la vincula-
transubjetivo y queda delineado el único "lugar" en donde podrán desa- ción del consumo con los conceptos desarrollados, los particularizaremos
rrollarse las "expectativas" del consumidor: el registro imaginario. en un cierto objeto-producto como el "automóvil" para señalar los carac-
Como ya lo describimos en la fase del espejo, desde el mismo momento teres que adquiere esa relación analizándola a través del esquema topoló-
en que el "yo" es constituido desde el objeto éste se incorporó a él. En la gico del espejo.
relación imaginaria los términos yo y objeto conforman una unidad (entre
ellos no existe distinción). En el eje de las identificaciones -el "lugar" de lo Puesta en escena
imaginario- queda expresada esa total indiferenciación sujeto-objeto que
Aparece un "producto", es decir, se instala un "espejo": lo simbólico; a
Lacan llama "objeto imaginario" y a la que denomina i (a). En esa relación
partir de esto quedan determinados dos espacios: real e imaginario. Al en~
(yo/objeto= i (a)) se opera lo que podríamos llamar "deshumanización" u
frentarse el consumidor a ese espejo se opera una distribución espacial en la
"objetalización". (Lo que adquiere realmente valorización es aquello que
cual aparecen:
como "señuelo" brilla, espeja y deslumbra al sujeto.)
*En el espacio real <P
El sujeto consumidor (desde su "yo") "mira" al objeto-producto fuera
• El sujeto: escindido precisamente por el acceso a lo simbólico. Un
de él, pero este objeto-producto es sólo un espejamiento de él mismo. El
sujeto que no conoce la verdad de su deseo inconsciente y que es incapaz de
prestigio que desde sus adscripciones sociales lanza al comprar se revierte
expresarlo en su demanda verbal.
sobre él prestigiándolo también. En ese instante, el consumidor (objeto del
• El objeto (a): aquello que en las sucesivas identificaciones no se agota.
consumo para el sistema de la comercialización) adquiere la ilusoriedad de
Cada objeto (al), (a2), ... (an) es tan sólo un nuevo "espejuelo". Es el "obje-
obtener un prestigio que está en su exterior (mercado). Funciona allí, sin
to de deseo" que en ese proceso metonímico quedará siempre como resto
embargo, una modalidad especular por la cual el consumidor compra su
inalcanzable para el sujeto.
propio prestigio.
A través de una estructura dialéctica esta concepción toma válido cues-
* En el espacio imaginario y
• El objeto de identificación i (a): objeto imaginario con el cual el sujeto
tionamos quién "prestigia" a quién en el proceso de consumo. Desde esta
se confunde. El objeto de la plena satisfacción. (El producto ideal gracias al
óptica del espejo es imposible obtener una nítida delimitación de esa conti-
cual el consumidor logra ser un sujeto completo.)
nua transferencia de "prestigios". Por ejemplo, no podemos precisar con
• El complemento del objeto (a) simbolizado como-(a): aquello ignora-
exactitud si en el mensaje publicitario es la "bella y elegante modelo" la
do de la imago. El conjunto de los puntos de no reconocimiento en la ima-
que actúa como operador o lo es el "suntuoso automóvil" que conduce. De
gen del espejo. (Aspectos del producto que no tienen "resonancia" en el
igual modo acontece con las marcas preferidas por ciertos sectores sociales
consumidor.)
como el de "la juventud" o el "de altos ingresos".
Graficando la anterior esquematización se observa el juego de reflejos
De esta relación intersubjetiva (del sujeto con los otros) dan abundante
de la figura 9.2.
cuenta los estudios de la psicología social bajo diferentes denominaciones.
Las determinantes influencias de los grupos de pertenencia y referencia, Desarrollo de la escena
profusamente analizadas por esta disciplina, constituyen aspectos mani-
fiestos del "efecto espejo" en la vida social. "En la vida anímica individual El proceso especular consiste en un primer espejamiento en i (a) a través
aparece integrado siempre, efectivamente, 'el otro', como modelo, objeto, del espejo A (simbólico) que siempre mediará. Por lo tanto, si bien i (a) es
auxiliar o adversario y, de este modo, la psicología individual es al mismo lo "vivenciado" simultáneamente expresa de modo divergente esa vivencia.
tiempo y desde un principio psicología social, en un sentido amplio, pero En la doble direccionalidad de la mirada está ya operada la constitución de
plenamente justificado." (Freud, 1920-1921, 2563.) la ilusión imaginaria.
306 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
El fenómeno del consumo 307
~------------
una "realidad" muy diferente para el operario de la línea de montaje, el
Espacio imaginario ingeniero de diseño, el representante comercial y para cada consumidor en
Espejo Espacio real
particular.
De esta forma, cuando el consumidor se autodiseña la representación
A 'Y del posible satisfactor "automóvil" su mente opera sobre una entidad sim-
bólica sin consistencia tangible alguna. Sin embargo, se derivan de ella
efectos múltiples a partir de las asociaciones de todo tipo que ese signifi-
cante despierta en el sujeto.
Siendo el automóvil un o~jeto de identificación, es decir, un lugar don-
de se resumen los más diversos objetos identificatorios como, por ejemplo,
un "piloto de competición aguerrido", un "majestuoso diplomático" o un
1
------------1 "vecino bohemio", el objeto automóvil se convierte en i (a). Integra así esa
Espacio simbólico multiplicidad de objetos (al, a2, ... an) inagotable y siempre susceptible de
nuevas y diversas identificaciones. Cada uno de estos objetos es siempre un
FIGURA 9.2. El p1vducto como espejo nuevo espejo que reinicia la constitución originaria del sujeto. Cada objeto
se muestra como "otra cosa" que lo que aparenta ser para que el sujeto se le
A partir de esto podemos comprender cómo de un objeto tangible, una cosa, una en un vínculo indisociable (consumidor-producto).
un conjunto de motor, hierros, plásticos, aluminio y neumáticos del cual "nada El producto opera como espejo y deslumbra al consumidor, quien para-
se sabe" se opera la aparición del "objeto-automóvil" mediante una trasposi- dójicamente es capturado por ese deslumbramiento que él mismo produjo
ción que pasa al objeto de un o~denfáctico a un orden simbólico. en el espejo, es decir, el consumidor es atraído por ese objeto que "puso" en
el producto a través del juego identificatorio.
Presentando la relación consumidor-producto en función del esquema
lambda de Lacan resultan delineados los espacios que generan la dinámica
"Simbólic(.7 del consumo:
(Fáctico? • El objeto imaginario i (a), donde el "yo" del consumidor se identifica
como el objeto "siéndolo": lugar del producto ideal. (Registro imaginario.)
• Aquello del objeto que queda "más allá" del sujeto, es decir, esa "rea-
lidad" que el consumidor no alcanzará jamás. Esa imposible identificación
plena con el producto que, consecuentemente, hará que siempre persista un
objeto nuevo como ideal a alcanzar: lugar de la insaciabilidad del consu-
FIGURA 9.3. La nominación del objeto
mo. (Registro real.)
• Además, el producto requiere siempre un "alguien" que le otorgue su
Al quedar nominado como "automóvil" ya no será más ese conjunto indis- significación; por sí mismo es in-significante, no hay un "en-sf' del pro-
criminado de cosas fácticas sino "otra cosa", es decir, se o~jetaliza real- ducto. Hasta tanto un tercero (A), es decir, un "otro", no lo signifique, el
mente en un sujeto. Esa reunión de neumáticos, plásticos y vidrios se con- objeto no sólo no será un "producto ideal" sino que para el sujeto ni siquie-
vierte en un objeto gracias a la nominación simbólica y ese objeto tendrá ra existirá: lugar del señalamiento. (Registro simbólico.)
308 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
El fenómeno del consumo 309
los "deseos inconscientes" para moldear la demanda. (Godelier, 41.) O las menta Shackle, la razón nada puede decir acerca de cuál fin escoger, ella
severas argumentaciones de Packard respecto de la "moralidad" de las de- sólo puede operar "dada la meta".
nominadas "técnicas de fabricación de consumidores", o su causal según J. Finalmente, la complejidad del orden simbólico involucrado en el acon-
Robinson en la "estructura monopólica de la oferta", constituyen, a nuestro tecer social, la permanente acomodación de los registros real, imaginario y
modo de ver, otro aspecto del problema. simbólico en el espacio psíquico del sujeto, la constitución misma del ser
Lo que aquí nos preocupa es, en última instancia, por qué esas técnicas humano desde un "otro" y las derivaciones que el deseo tiene en cada con-
resultan efectivas. Un enemigo acérrimo de la "sociedad de consumo" como sumidor montan una especialísima "escena". De esta forma no es necesa-
J. Baudrillard reconoce que "moderar" el consumo o pretender establecer una rio que la oferta utilice "disparadores psicológicos" -independientemente
red de "necesidades" capaz de normalizarlo es propio de un moralismo inge- de que en algunos casos ocurra, de su ética y de su real efectividad- para
nuo o absurdo. (Baudrillard, 1978, 228-229.) Dichter, a su vez, alude a la que el consumidor establezca una "inconsciente" e "irracional" alianza afec-
inutilidad científica de desear que la gente sea diferente de como en realidad tiva con el producto. "Los hombres tienen actitudes de 'afecto' para con
es. Las motivaciones indómitas e inconscientes son inseparables de toda elec- otros seres humanos, y actitudes algo semejantes para con ciertas especies
ción ya sea ésta la de un "cónyuge" o un "automóvil". Si bien en virtud de de objetos inanimados." (Parsons, 1967, 54.) Esas alianzas afectivas "con-
una educación que beatifica la racionalidad y el intelecto se desprecia la emo- sumidor-producto" se manifiestan bajo las más diversas modalidades, se
cionalidad y se la pretende "dominar", ésta integra el continuo que gobierna repiten infinitamente y constituyen la naturaleza misma del consumo como
los factores racionales de la motivación humana. (Dichter, 1972, 12-13.) singular fenómeno humano.
Por otra parte, según el enfoque "racional" el consumidor que "razona" al
adquirir productos debería, por ejemplo, reparar muy especialmente en la 7. CONCLUSIÓN
"calidad" de los productos. Sin embargo, inmediatamente se complejiza el
problema cuando se advierte que "en última instancia, la 'calidad' no es una Los aspectos constitutivos del consumo en aquello que actualmente es, una
propiedad material, sino psicológica". (Boulding, 13.)Además, y paradójica- práctica cada vez más distanciada de lo fáctico y, básicamente, un medio
mente, cabría preguntarse por la racionalidad de exigir, por ejemplo, la máxi- que el sujeto elige para relacionarse con un "otro", encuentran en las cate-
ma "calidad" en productos que, en directa proporción a ésta, resultan nocivos gorías lacanianas de lo real, lo imaginario y lo simbólico el lugar natural de
para la salud del consumidor. ¿Es mejor cigarrillo el de tabaco más fuerte, es su fundamento. La comprensión plena del consumo exige un "pensamiento
mejor whisky el de mayor graduación alcohólica? Un economista como Shac- topológico" que quiebre la visión "discreta" (en el sentido matemático) de
kle asume que toda acción humana es una respuesta a sentimientos, deseos e la problemática para permitir una concepción de "continuidad" en la esen-
insatisfacciones y es por eso que perseguimos fines. "¿Qué es un fin si no cial relación sujeto-objeto. Esto es, entre lo exterior y lo interior, entre lo
algo en lo que nuestro deseo concentra nuestro pensamiento y esfuerzo ?Y así consciente y lo inconsciente, entre el consumidor y el producto.
también, ¿qué es un deseo si no una emoción? La razón, la lógica son en sí Según lo analizado podemos afirmar que la característica distintiva que
mismas puramente formales, carecen de fuerza." (Shackle, 157.) señala y diferencia la "elección de consumo" radica en el pleno compromi-
Asimilamos aquí "fines" con productos ya que cada "objeto" buscado y so "afectivo" establecido entre el sujeto-consumidor y el objeto-producto.
anhelado por el consumidor es, en definitiva, un sustituto del deseo. Y los La dinámica del consumo se sustenta en una lógica "desiderativa" y en una
productos lo son en tanto encaman la desesperada lucha por la consecución ·lógica "identificatoria".
de satisfactores ideales que aparecen como fines en sí mismos. De allí que En lo imaginario, el "efecto espejo" da cuenta de ese "descentramiento"
si el deseo inconsciente, a través de sus mecanismos operatorios (conden- esencial del consumidor que refiere su elección a sus "otros", y de esa "al-
sación y desplazamiento), se aloja en un cierto tipo de producto o en una teridad" absoluta que torna ambiguos esos objetos de consumo que siempre
marca en especial eso debe ser tomado como dato inalterable. Como argu- resultan "otra cosa" distinta de lo que su apariencia indica a simple vista.
314 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico El fenómeno del consumo 315
En lo simbólico, el deseo inconsciente de la demanda (a través de la S2: el consumo y la operatoria del consumidor en la elección sólo pue-
metáfora y la metonimia) involucra a la oferta en el discurso del marke- den ser realmente comprendidos desde una lectura lingüística y psicoana-
ting. Un discurso en el cual "se dice" otra cosa que la que manifiestamente lítica del "discurso" de la demanda.
"es dicha" en una lectura lineal del texto. S3: los productos operan en el orden simbólico, desde su carácter de
El profundizar en los caracteres semióticos del producto entendido como "espejos", lo que les confiere una naturaleza más simbólica que fáctica.
mensaje y signo para el mercado nos ha conducido a reconocer la naturale-
za esencialmente simbólica de la demanda, en la cual tanto el consumidor * Teorías auxiliares
como la economía "racional" soportados en "necesidades" se diluyen como TI: teoría psicoanalítica.
fundamentos del consumo. T2: teoría lingüística.
Esa tradicional dicotomía necesidad-deseo debe ser resuelta para delimi- T3: teoría topológica del psiquismo.
tar perfectamente ambos conceptos. Consideramos que sólo desde el análisis T4: teoría estructural de la demanda.
de ese deseo recurrente y metonímico que está inscripto en la dimensión
simbólica podemos comprender la siempre renovada aparición de sucesivos
nuevos satisfactores que circulan alrededor de una específica "funcionalidad"
(productos genéricos) y la de sus singulares "nominaciones" (marcas).
El fenómeno simbólico se manifiesta como el "horizonte" de toda elec-
ción. Surge de este modo una Meta Unidad Representacional configurada
por los paradigmáticos "otros" en los que el sujeto se referencia. Desde este
operador que desempeña la función de "matriz de deseo" aparecerán, lue-
go, ciertas representaciones particulares en la mente del consumidor: las
Unidades Representacionales,Óptimas (URO).
El ámbito del marketing es el interjuego que desde la aparición de lo
"simbólico" se opera entre lo "real" y Jo "imaginario". El consumo está
alejado tanto de las estrictas "necesidades" -el marketing no procura satis-
facerlas- como de su manipulación por la oferta -el marketing no procura
ni podría "crearlas"-. La oferta queda ligada a la demanda en una relación
discursiva y dialéctica que sobredetermina a ambas.
Los productos fácticos (satisfactores) participan de una "otra escena"
que el mismo consumidor monta sobre ellos. En esa escena éste resulta
capturado y decepcionado sucesiva y reiteradamente por los productos-
espejo que necesita tener para "verse". Productos que los seres humanos
necesitamos "tener" para "vernos".
*Supuestos
S 1: el consumo de las sociedades modernas no se sustenta en necesida-
des biológicas ni en Jos deseos como meras aspiraciones sino en un básico FIGURA 9.6. Esquematización de la secuencia
· deductiva
y particularísimo deseo inconsciente.
316 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
*Hipótesis EPÍLOGO
H.l.l) DeTJ) El ser humano se caracteriza por ser un animal simbólico.
Su psiquis se halla constituida por representaciones.
H.l.2) De S l ), S2), S3) y T4) Los productos se traducen en símbolos que Finalmente, y después de haber desarrollado un enfoque en el que expone-
el consumidor procesa consciente e inconscientemente. mos cuál es a nuestro juicio en la teoría y en la práctica el marketing estraté-
H.l.3) De T1) y T3) La constitución misma del ser humano requiere de gico, deseamos volver a la cita de la portada para permitirnos decir junto a
una referenciación con un "otro" en el cual espejarse. Peter Drucker: "La mayoría de los lectores dirá: 'Eso no es más que marke-
H.2.1) De H.l.l) y H.l.2) El fenómeno del consumo es de naturaleza ting elemental'. Y tiene razón. Es nada más que marketing elemental. Part~
esencialmente simbólica. de la utilidad para el cliente, de lo que el cliente quiere comprar, de las reali-
H.2.2) De H.1.3) y S3) En el consumo y en la elección de productos se dades del cliente y de sus valores, ése es el marketing". El hecho es que
halla constantemente presente una operatoria especular (con un "otro"). cualquiera que desee emplear el marketing como base de estrategia logrará
H.3.1) De H.2.1) y T2) El discurso que desarrolla el consumo en el probablemente el liderazgo en una industria o en un mercado con rapidez y
orden simbólico natural se sustenta más que en las funciones del lenguaje casi sin riesgo.
referencial en las del lenguaje poético. Pero el marketing trata con clientes que se comportan de modos muy
H.4.1) De H.3.1), H.1.2) y T4) El mensaje que la oferta dirige al merca- complejos. La verdadera realidad de ese consumidor que define el negocio
do alude siempre a una "otra escena" implícita en toda demanda. no surge a simple vista. Los productos son mucho más que objetos que
cumplen funciones. Por eso nuestro enfoque del marketing estratégico nos
* Enunciado básico y corolario permite afirmar junto a Philip Kotler: "La conducta de una persona nunca
E.) De H.4.1) y H.2.2) Lo real del consumo y la elección entre marcas es simple. Sus manantiales no son obvios par:a el observad?r casu~ o en-
transcurren en un espacio virtual configurado desde los espacios imagina- tendidos a fondo por la persona misma.[ ... ] Para el marketmg una Impor-
rio y simbólico que constituyen su verdadera esencia. tante consecuencia de la teoría de la motivación de Freud es que los com-
C.) De E.) y T3) La teorización sobre los espacios constitutivos del pradores son motivados por preocupaciones de producto tanto funcionales
psiquismo humano proporciona un firme sustento conceptual para la como psicológicas".
comprensión de la esencial virtualidad del consumo y la elección en el Habiendo llegado al final del texto, podemos releerlo en sentido inverso
consumidor. al inicial para advertir la absoluta interrelación entre los capítulos Y anali-
zar el fenómeno del consumo desde el universo simbólico y la naturaleza
psicológica y de allí arribar al modelo de decisión del consumidor que nos
permita comprender, desde un enfoque de marketing estratégico, los con-
ceptos clave de la actividad empresaria: el negocio, los mercados Y la de-
manda, de acuerdo con la siguiente figura:
317
318 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
319
320 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Referencias bibliográficas 321
BETTMAN, James, "The structure of consumer choice processes", en loumal of CASSIRER, Emst, Esencia y efecto del concepto de símbolo, México, Fondo de
Marketing Research, vol. VIII, noviembre de 1971. Cultura Económica, 1975.
_ _ , "Memory factors in consumer choice", en Review Journal of Marketing _ _ ,Antropología filosófica, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1979
Research, vol. XLIII, primavera de 1979. (9" reimpresión).
BLEGER, José, Psicología de la conducta, Buenos Aires, Paidós, 1979. _ _ ,Filosofía de las formas simbólicas, México, Fondo de Cultura Económi-
BLOCK de Behar, Lisa, El lenguaje de la publicidad, Buenos Aires, Siglo XXI, ca, 1971.
1976. CAVALLO, Domingo, Disertación en el Consejo Profesional de Ciencias Econó-
BOGO, Héctor, Decisiones en comercialización, Buenos Aires, Macchi, 1975 (2" micas de la Capital Federal, Buenos Aires, 1985.
edición). CHARRIER, Jean Paul, El inconsciente y el psicoanálisis, Buenos Aires, Proteo,
"Un modelo descriptivo de comercialización", en Critican a Levy, Bue- 1970.
nos Aires, Macchi, 1980. CHOMSKY, Noam, Aspectos de la teoría de la sintaxis, Madrid, AguiJar, 1976 (3"
BOONE, Luis, "The search for the consumer innovator", en Journal of Business, edición).
vol. XLIII, pág. 135. _ _ ,Lingüística cartesiana, Madrid, Gredos, 1978 (2" reimpresión).
BORGES, Jorge Luis, "La Biblioteca de Babel", en Ficciones, Buenos Aires, Emecé, CHURCHILL, G. y G. Moschis, "An analysis of the adolescent consumer", en lour-
1956. nal of Marketing, vol. XLIII, 1979.
BOUDON, Pierre, "Sobre un status del objeto: diferir el objeto del objeto", en Los C!OFFI, Frank, "Freud y la idea de pseudo-ciencia", en La explicación en las
objetos, Moles y otros, Buenos Aires, Tiempo Contemporáneo, 1974 (2" edi- ciencias de la conducta, de R. Berger y F. Cioffi, Madrid, Alianza, 1974.
ción). CLAUSEWITZ, von Karl, De la guerra, Buenos Aires, Ediciones Solar, 1983.
BOULDING, Kenneth, "Análisis económico", en Revista de Occidente, Madrid, COSTA LIESTE, Enrique G., "Explicación de la conducta de compra del consumi-
1963. dor", en Revista de Administración y Economía, núm. 3, Buenos Aires, 1970.
BOYD, H. y R. Westfall, Investigación de mercados, Barcelona, UTEHA, 1978. _ _,Enrique G., Marketing, Buenos Aires, Sudamericana, 1980 (4" edición)._
BRESSON, Francois, "Las decisiones", en Lenguaje, comunicación y decisión, Paul CUATRECASAS, Juan, El hombre, animal óptico, Buenos Aires, EUDEBA, 1963 (2"
Fraisse y Jean Piaget (comps.), Buenos Aires, Paidós, 1974. edición).
BRITT, Stevart H., Cómo se comportan los consumidores, Barcelona, Hispano , Psicología de la percepción visual, Buenos Aires, Tres Tiempos, 1981.
Europea, 1962. CULLER, Jonathan, "La base lingüística del estructuralismo", en Introducción al
BUHLER, Karl, Psicología de la forma (cibernética y vida), Madrid, Ediciones estructuralismo, D. Rokey (selección), Madrid, Alianza, 1976.
Morata, 1965. DAVIS, Stanley, Managing Corporate Culture, Cambridge, Ballinger Publishing,
B UNGE, Mario, Teoría y realidad, Barcelona, Ariel, 1972. 1984.
_ _ ,Epistemología, Barcelona, Ariel, 1980. DEAL, Terrence y Allan Kennedy, Las empresas como sistemas culturales, Bue-
_ _ ,Materialismo y ciencia, Barcelona, Ariel, 1981. nos Aires, Sudamericana, 1985.
CABAS, Antonio, Uno, Buenos Aires, Helguera, 1977. DESCARTES, Discurso del método, (traducción de J. Rovira), Buenos Aires, Ar-
_ _ , Curso y discurso de la obra de J. Lacan, Buenos Aires, Helguera, 1977. mengol, Losada, 1980 (14" edición).
CADEN, Leonardo, Comunicación personal con el autor, Buenos Aires, 1983. DEUTSCH, Morton y Robert M. Krauss, Teorías en psicología social, Barcelona,
_ _ ,"Bases de la segmentación vincular", disertación, Posgrado en Comercia- Paidós, 1980.
lización, cátedra Investigación de Mercado, Buenos Aires, FCE-UBA, 1982. DICHTER, E., Las motivaciones del consumidor, Buenos Aires, Sudamericana,
CAMPBELL, R. y R. Wales, "El estudio de la adquisición del lenguaje", en Nuevos 1970.
horizontes de la lingüística, selección, Jhon Lyons, Madrid, Alianza, 1975. , La estrategia del deseo, Buenos Aires, Huemul, 1972.
CAPON, N. y R. Lutz, "A model and methodology for the developement of consu- DI TELLA, Guido, "La manipulación de la demanda: el problema de las marcas",
mer information programs", enloumal ofMarketing, vol. XLIII, enero de 1979. en Revista de Integración, núm. 11, Buenos Aires, noviembre de 1972.
CARRETER, Lázaro, "¿Es poética la función poética?", en Los límites de la inter- DOGANA, Fernando, Psicopatología del consumo cotidiano, Barcelona, Gedisa,
pretación, Cuadernos Sigmund freud, núm. 7, Buenos Aires, Altazar, 1978. 1984.
322 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico
Referencias bibliográficas 323
DORFLES, Gillo, Símbolo, comunicación y consumo, Barcelona, Lumen, 1975.
FREUD, Sigmund, (1893), "El mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos",
DRUCK.ER, Peter, La innovación y el empresariado innovador, Buenos Aires, Edi-
(Breuer y Freud), en Obras completas, Madrid, Biblioteca Nueva, 1972.
torial Sudamericana, 1986.
_ _ , (1895), "Proyecto de una psicología para neurólogos", ídem (a).
DUPUY, J. y J. Robert, La traición de la opulencia, Barcelona, Gedisa, 1979.
_ _, (1895), "Estudios sobre la histeria", ídem (b).
DURAND, G., La imaginación simbólica, Buenos Aires, Amorrortu, 1971.
_ _ , (1895), "Los instintos y sus destinos", ídem (e).
Eco, Umberto, "El hábito hace al monje", en Alveroni y otros, Psicología del
_ _ , (1898-1899), "La interpretación de los sueños", ídem.
vestir, Barcelona, Lumen, 1976. _ _ , (1911-1913), "Totem y tabú", ídem.
_ _ ,Tratado de semiótica general, México, Nueva Imagen, Lumen, 1978.
_ _ , (1914), "Introducción al narcisismo", ídem.
EHRENBERG, A. S., "Patrón de las compras de los clientes", en R. Frank y otros, _ _, (1915), "La represión", ídem (a).
Análisis de mercados, México, Trillas, 1979. _ _ , (1915), "Lo inconsciente", ídem (b).
EIBL-EIBESFELDT, Frenaus, El hombre preprogramado, Madrid, Alianza, 1980 (2•
_ _ , (1916-1917), "Lecciones introductorias al psicoanálisis", ídem.
edición).
_ _ , (1920-1921), "Psicología de las masas y análisis del 'yo"', ídem.
ELORDIETA, Alfredo H., Lo inconsciente, su status de realidad, Buenos Aires, _ _ , (1923), "El yo y el ello", ídem (a).
Plus Ultra. 1976.
_ _ , (1923), "Esquema del psicoanálisis", ídem (b).
ENGEL, J. F. ~ R. D. Blackwell, Consumer Behavior, Nueva York, The Dryden
FRISCHKNECHT, Federico, Organización., Buenos Aires, Ateneo, 1978.
Press, 1982.
-_ _ , "Dos analogías informáticas de la comercialización", en Critican a Levy,
EPHRAIM, Davis, "Elementos de una teoría de la identificación en Lacan I", en
Buenos Aires, Macchi, 1980.
Revista Analítica, núm. 2, Caracas, Ateneo, 1980.
_ _ , "Estrategia", en Publicaciones Cátedra Dirección General Facultad de
EVANS, Franklin, "Factores biológicos de la predicción sobre elección de marcas:
Ciencias Económicas, Buenos Aires, UBA, 1983a.
Ford y Chevrolet", en R. Frank y otros, Análisis de mercados, México, Trillas,
_ _ , "Organización", en Publicaciones Cátedra Dirección General Facultad
1979 (1 a reimpresión).
de Ciencias Económicas, Buenos Aires, UBA, 1983b.
EYSEICK, H. y G. Wilson, El sentido experimental de las teorías freudianas, Ma-
_ _ , "Filosofía de la estrategia", en Publicaciones Cátedra Dirección. General
drid, Alianza, 1980.
Facultad de Ciencias Económicas, Buenos Aires, UBA, 1984.
FATTORI, Marta, "Física actual, teoría psicoanalítica y transconciencia", en N.
FROMM, Erich, ¿Tener o ser?, México, Fondo de Cultura Económica, 1978.
Litvinoff, Fronteras del psicoanálisis, Buenos Aires, Kargieman, 1980.
FRONDIZI, Risieri, El yo como estructura dinámica, Buenos Aires, Paidós, 1970.
FERNÁNDEZ-POL, Jorge, Demanda de los consumidores, Buenos Aires, Ranca-
FUCHS, C. y P. Le Coffie, Introducción a la problemática de las corrientes lin-
gua, 1976.
güísticas contemporáneas, Buenos Aires, Librería Hachette, 1979.
_ _ ,Economía para no economistas, Buenos Aires, Editorial Tesis, 1985.
GALBRAITH, John Kenneth, La sociedad opulenta, Barcelona, Planeta-Agostini,
FERRARI, Néstor, "Análisis dinámico del comportamiento del consumidor", en
1984.
Administración de Empresas, núm. 18, setiembre de 1971.
GALEANO, Ernesto, "Vademécum- El proceso de comunicación", Buenos Aires,
FERRER, Aldo, El país nuest/v de cada día, Buenos Aires, Hyspamérica, 1985.
Departamento de Publicaciones, Carrera de Psicología, UBA.
FERRUCCI, Ricardo, Liberalismo y estructuralismo en la Argentina contemporá-
_ _ , Disertación en el Curso de Especialización en Comercialización, posgra-
nea, Buenos Aires, Editorial Tesis, 1984.
do de la FCE-UBA, Buenos Aires, 1980.
FODOR, Janet D., "Lingüística formal y lógica formal", en Nuevos horizontes de
GILLY, L, Publicidad y psicología, Buenos Aires, Psique, 1961.
la lingüística, selección de John Lyons, Madrid, Alianza, 1975.
GODELIER, Maurice, Racionalidad e irracionalidad en economía, México, Siglo
FOULKES, David, Gramática de los sueFíos, Barcelona, Biblioteca Paidós, 1982.
XXI, 1974 (4" edición).
FRANCIONI, Mario, Psicoanálisis, lingüística y epistemología en. Jacques Lacan,
GóMEZ PIN, Víctor, Ciencia de la lógica y lógica del sueiio, Madrid, Taurus,
Buenos Aires, Gedisa, 1983.
1978.
FRANK, Ronald, "Elección de marcas como proceso probabilístico", en R. Frank
GORFINKIEL, Miguel, "La psicología del grupo y los estudios motivacionales",
y otros, Análisis de mercados, México, Trillas, 1979.
Departamento de Publicaciones, Carrera de Psicología, UBA.
324 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Referencias bibliográficas 325
GRACIOSO, Francisco, Journal de un homem de marketing, San Pablo, Editorial JAMES, Ricardo, "Toda la empresa orientada al mercado", en Anales del Primer
Cultrix, 1982. Foro Argentino de Marketing: El marketing del mañana, Buenos Aires, Ed.
GRANGER, G. G., La razón, Buenos Aires, EUDEBA, 1972 (4• edición). Publicidad y Empresas, 1986.
GREEN, P. y V Rao, "Multidimensional Scaling and Individual Differences", en JHONSON, Bruce M., El comportamiento del consumidor: consumo, renta y rique-
Journal of Marketing Research, vol. VIII, febrero de 1971. za, Madrid, Alianza, 1974.
GREEN, P. y D. Tull, Investigaciones de mercado, Madrid, Prentice Hall, 1981. JONES, Ernest, La teoría del simbolismo, Buenos Aires, Letra Viva, 1980.
GRINBERG, León, Teoría de la identificación, Buenos Aires, Paidós, 1978 (2• edi- KASSARJIAN, Harold, "La personalidad en el comportamiento del consumidor",
ción). en Revista Administración de Empresas, núm 62, tomo VI, mayo de 1975.
GRUBB, E. y B. Stern, "Self-concept end significant others", en Journal of Mar- KATONA, Jorge, Psicología de la economía, Buenos Aires, Ateneo, 1979 (2" edi-
keting Research, vol. VIII, agosto de 1971. ción).
HAAS, W., "La teoría de la traducción", en La teoría del significado, G. H. R. KLIKSBERG, Naum, "Comunicaciones de masas, organizaciones oligopólicas Y
Parkinson (comp.), Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1976. mercados modernos", en Cuestionando en administración, Bernardo Kliks-
HANSEN, A1vin, Guía de keynes, México, Fondo de Cultura Económica, 1974. berg (comp.), Buenos Aires, Paidós, 1973.
HANSON Rusell, Norwood, Patrones de descubrimiento. Observación y explica- KLIMOVSKY, Gregorio, "Seminario sobre problemas epistemológicos y metodo-
ción, Madrid, Alianza, 1977. lógicos del psicoanálisis", Instituto de Desarrollo Económico y Social, Bue-
HARTMAN, Robert, La estructura del valor, México, Fondo de Cultura Económi- nos Aires, 1973.
ca, 1959. _ _, "Teoría científica y acción racional", en Revista Argentina de Psicología,
HAX, Arnaldo y Nicolás S. Majluf, Strategic Management: An Integrative Pers- núm. 30, Buenos Aires, APBA, 1981.
pective, Nueva Jersey, Prentice Hall, Englewood Cliffs, 1984. KOLTENIUK Krauze, Miguel, En tomo al carácter científico del psicoanálisis,
HEGEL, C. W. F., Fenomenología del espíritu, México, Fondo de Cultura Econó- México, Fondo de Cultura Económica, 1976.
mica, 1973 (2• reimpresión). KOTLER, Philip, Marketing Management, Prentice Hall, Englewood Cliffs, 1980.
HEIDEGGER, Martín, "El habla", en Los límites de la interpretación, Cuadernos KOTLER, P. y K. Cox, "¿Por qué el comercio está gastando millones en averiguar
Sigmund Freud, núm. 7, Buepos Aires, Altazar, 1978. cómo se comportan los clientes?", tomado de Business Week, en Estudios de
HENDERSON, J. M. y R. E. Quandt, Teoría microeconómica, Barcelona, Ariel, mercadotecnia, México, Diana, 1978.
1962. KRISTEVA, J. y otros, El trabajo de la metáfora, Barcelona, Gedisa, 1985.
HESSEN, J., Teoría del conocimiento, Buenos Aires, Losada, 1975 (14" edición). KUEHN, Alfred, "Elección de marcas por los clientes. ¿Un proceso de aprendiza-
HICKS, J. R., Valor y Capital, México, Fondo de Cultura Económica, 1974. je?'', en R. Frank y otros, Análisis de mercados, México, Trillas, 1971 (la
_ _ ,Causalidad en Economía, Buenos Aires, Editorial Tesis, 1981. reimpresión). . .
HILGARD, Ernest, "Jerarquía científica del psicoanálisis", en Ciencia y teoría en LACAN, Jacques, (1936), "El estadio del espejo", en Escritos (!), México, Siglo
psicoanálisis (l. Sarason, compilador), Buenos Aires, Amorrortu, 1965. XXI, 1979 (5" edición).
HORNEY, Karen, La personalidad neurótica de nuestro tiempo, Buenos Aires, _ _ , (1949), "El estadio del espejo como formador de la función del Yo, tal
Paidós, 1951. como se nos revela en la experiencia psicoanalítica", ídem.
HOWARD, J y J. Sheth, "Teoría de la conducta del comprador", en Kotler y Cox, _ _ , (1953), "Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis",
Estudios de mercadotecnia, México, Diana, 1978 (3• reimpresión). ídem.
HUXLEY, Aldous, Las puertas de la percepción, Buenos Aires, 1976. _ _, (1955), "La cosa freudiana", ídem.
JACOBY, Jacob, "Personality and innovation Proneness", en Journal of Marketing _ _, ( 1957), "La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud",
Research, vol. VIII, mayo de 1971. ídem.
JAKOBSON, Roman, "Filosofía analítica, lingüística e ideológica", en Barthes, _ _ , (1960), "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente
Roland y otros, El lenguaje y los problemas del conocimiento, Buenos Aires, freudiano", ídem.
Rodolfo Alonso, 1979 (3 edición). _ _, (1965-1966), "La ciencia y la verdad", ídem.
_ _ , (1966), "Del Sujeto por fin cuestionado", ídem.
326 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Referencias bibliográficas 327
_ _ , ( 1966-1967), Seminario sobre la lógica del fantasma, Buenos Aires, Letra _ _ ,"Hacia un concepto neoestructuralista de marketing", en Critican a Levy,
Viva, 1982. ob. cit.
_ _ , (1945), "El número trece y la forma lógica de la sospecha", en El incons- _ _ ,Estrategia competitiva, Buenos Aires, Macchi, 1983.
ciente en acto, Buenos Aires, Cuadernos de Psicoanálisis, núm. 2, 1982. _ _ ,Estrategia en acción, Buenos Aires, Macchi, 1985.
_ _ , (1955), "Seminario sobre 'La carta robada'", en Escritos (Il), México, LINDSAY, Peter H. y Donald Norman, Procesamiento de información humana:
Siglo XXI, 1979 (5" edición). memoria y lenguaje, Madrid, Tecnos, 1975.
_ _ , (1960), '"Observación' sobre el informe de R. Lagache. Psicoanálisis y LLANAS, Enrique, Comunicación personal, Buenos Aires, 1982.
estructura de la personalidad", ídem. LUCICHI, Isabel, "Epistemología freudiana", en Revista Argentina de Psicología,
_ _ , (1961-1962), Seminario sobre la identificación, Buenos Aires, Letra Viva, núm. 30, Buenos Aires, APBA, 1981.
1982. LYONS, John, "Sintaxis generativa", en Nuevos horizontes de la lingüística (se-
LAGO, Armando V., Aspectos psicológicos en la teoría del consumidor, Buenos lección de J. Lyons), Madrid, Alianza, 1975.
Aires, Macchi, 1971. MACI, Guillermo A., La otra escena de lo real, Buenos Aires, Nueva Visión, 1979.
LAPLANCHE, Jean, El inconsciente freudiano y el psicoanálisis francés contem- _ _ ,La repetición significante. Objeto y marca, Buenos Aires, Candil, 1983.
poráneo, Buenos Aires, Nueva Visión, 1976. MAGARIÑOS DE MORENTIN, Juan Ángel, Del caos al lenguaje, Buenos Aires, Edi-
LATOUCHE, Serge, Lingüística y economía política, Buenos Aires, Rodolfo Alon- ciones Tres Tiempos, 1983.
so, 1975. _ _ ,El mensaje publicitario, Buenos Aires, Hachette, 1984.
LAZARSFELD, P. F., "Sociological Reflections on Business: Consumers and mana- MAISONNEUVE, Jean, Psicología social, Buenos Aires, Paidós, 1973 (5" edición).
gers"; en R. Dall y otros, Social Science Research on Business: Product and MALTESE, Corrado, Semiología del mensaje objetual, Madrid, Alberto Corazón,
Potential, Nueva York, Colombia University Press, 1959. 1972.
LEARSCH, Philipp, Psicología social, Barcelona, Scientia, 1967. MANDOLINI CUARDO, Ricardo C., Historia general del psicoanálisis, Ciordia,
LEIBENSTEIN, Harvey, "Los efectos de la imitación, del snobismo y de Veblen en 1969 (5" edición).
la teoría de la demanda del consumidor individual", en Microeconomía, Méxi- MARCUS-STEIFF, J., Técnicas de la motivación publicitaria, Buenos Aires, Tro-
co, W. Brest y H. Hochman, 1973. quel, 1968.
LEVI-STRAUSS, Claude, "El triángulo culinario", en Levi-Strauss: estructuralis- MARCH, James G. y Herbort A. Simon, Teoría de la organización, Barcelona,
mo y dialéctica, Buenos Aires, Paidós, 1968. Ariel, 1977 (3• edición).
"La estructura y la fmma", Lanteri-Laura, en Introducción al estructura- MARSHALL, Alfred, Principios de economía, Buenos Aires, AguiJar, 1957, (la
lismo, Buenos Aires, Nueva Visión, 1972. edición inglesa, 1898).
_ _ ,Antropología estructural, Buenos Aires, EUDEBA, 1977 (T edición). MARTINEAU, Pierre, La motivación en publicidad, una guía para la estrategia
LEVIN, Mario, "Lo real en el cine", en El inconsciente en acto. Cuadernos de publicitaria, Barcelona, Casanovas, 1964.
Psicoanálisis 2, Buenos Aires, Helguera, 1982. ___ , "La clase social y las características psicológicas del consumidor", en
LEVITT, Theodore, "Marketing Myopia", en Harvard Business Review, vols. XXX- Revista Administración de Empresas, núm. l, tomo!, abril de 1971.
VIII, julio-agosto de 1960. MASLOW, Abraham, "Entrevista a Williard Frick", en Psicología humanística,
_ _ , The Marketing Mode, Nueva York, Me Graw Hill, 1969. Buenos Aires, Guadalupe, 1973.
_ _ ,El cliente ante la adquisición de pmductos, Barcelona, Labor, 1978. MASOTTA, Osear, "Los motivos de la represión", en El inconsciente en acto. Cua-
_ _ ,"Marketing success thrmigh differentiation of anything", en Harvard Bu- dernos de Psicoanálisis 2, Buenos Aires, Helguera, 1982.
siness Review, enero- febrero de 1980. MEAD, George, Espíritu, persona y sociedad, Buenos Aires, Paidós, 1972.
_ _ ,A imaginarao do marketing, San Pablo, Editora Atlas, 1985. MEILI, Richard, "La estructura de la personalidad"; en P. Fraisse y J. Piaget, Mo-
LEVY, Alberto, Multievaluación de pmyectos de nuevos productos, Buenos Aires, tivación, emoción y personalidad, Buenos Aires, Paidós, 1979 (2• edición).
Macchi, 1972. MELNIK, Luis, "La sociedad del mañana", en Anales Primer Foro Argentino de
_ _ ,Revisión de la teoría de la demanda, Buenos Aires, Macchi, 1976. Marketing: el marketing del maííana, Buenos Aires, Ed. Publicidad y Empre-
sas, 1986.
328 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Referencias bibliográficas 329
MERHAM, John, "Las ciencias estructuralistas y la filosofía", en Introducción al _ _ ,Las formas ocultas de la propaganda, Buenos Aires, Sudamericana, 1982
estructuralismo (selección D. Robey), Madrid, Alianza, 1976. (15" edición).
MEYERS, William, Los creadores de imágenes, Barcelona, Sudamericana-Plane- PAÍN, Sara, Estructuras inconscientes del pensamiento, Buenos Aires, Nueva Vi-
ta, 1986. sión, 1979.
MIGUELEZ, Roberto, Epistemología y Ciencias Sociales y Humanas, México, PARELES, Sarah, Del consumo, Caracas, Monte Ávila, 1981.
Universidad Nacional Autónoma de México, 1977. PARETO, Vilfredo, Manual de economía política, Buenos Aires, Atalaya, 1945.
MILLER, Jacques Alain, Cinco conferencias caraqueñas sobre {Acan, Caracas, PARSONS, Talcott, Ensayos de teoría sociológica, Buenos Aires, Paidós, 1967.
Ateneo, 1980. _ _ ,Apuntes sobre la teoría de la acción, Buenos Aires, Amorrortu, 1970.
_ _ , "Índice razonado de conceptos lacanianos", en Escritos(//), México, Si- PAVESI, Pedro, "Consideraciones acerca de la teoría del decididor", en Revista
glo XXI, 1979. Administración de Empresas, núm. 32, tomo III, noviembre de 1972.
MOLES, Abraham, "Objeto y comunicación"; en Moles y otros, Los objetos, Bue- _ _, "Una teoría para decidir. ¿En serio?"; en B. J. Bagur y otros, Decisión Y
nos Aires, Tiempo Contemporáneo, 1974. planeamiento, Buenos Aires, El Coloquio, 1977.
_ _ ,Teoría de los objetos, Barcelona, Gustavo Gilí, 1975. _ _ ,"Decisión y libertad. ¿Somos libres o no al decidir?", en Revista Contabi-
MORRIS, Charles, Fundamentos de la teoría de los signos, Buenos Aires, FCE- lidad y Administración, núm. 52, torno IX, octubre de 1981.
UBA, 1975. PENINOU, G., Semiótica de la publicidad, Barcelona, G. Gilí, 1976.
MOSTERÍN, Jesús, Racionalidad y acción humana, Madrid, Alianza, 1978. PÉREZ PEÑA, Eduardo, Espacio de configuración de lo psíquico, Buenos Aires, El
MUCHNICK, Carlos, "El comportamiento del consumidor", en Revista Adminis- Cid, 1982.
tración de Empresas, tomo V, 1974. PETERFREUND, E. y J. T. Schwartz, Información, sistemas y psicoanálisis, Méxi-
MüLLER, Leopoldo, "Interpretación: arte multidimensional", en suplemento de co, Siglo XXI, 1976.
Revista Uruguaya de Psicoanálisis, Montevideo, 1979. PFORTNER, Tomás, Modelo de un sistema de información y procesamiento para la
NAGEL, Emest, Simbolismo y ciencia, Buenos Aires, Nueva Visión, 1972. fijación de precios, Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Administrati-
NEWELL, Allen y Herbert Simon, Human Problem Solving, Nueva Jersey, Prenti- vas, UBA-FCE, 1977.
ce Hall, Englewood Clíffs, 197.2. PIAGET, Jean, Psicología y epistemología, Barcelona, Ariel, 1971.
NEWMAN, Peter, Teoría del cambio, Buenos Aires, Eudeba, 1972. _ _ , La formación del símbolo en el niño, Buenos Aires, Fondo de Cultura
NrcosrA, Francesco, La decisión del consumidor, Barcelona, Gustavo Gilí, 1970. Económica, 1979 (5" reimpresión).
NORD, W. y P. Peter, "A behaviour Modification Perspective on Marketing", en _ _ , Psicología de la inteligencia, Buenos Aires, Psique, 1979.
Joumal of Marketing, vol. XLIV, primavera de 1980. , El estructuralismo, Barcelona, Oikos-Tau, 1980 (2" edición).
NUTTIN, Joseph, La motivación, Buenos Aires, Nueva Visión, 1978. PICHON-RIVIERE, Enrique, El proceso grupal: del psicoanálisis a la psicología
O'BRIEN, T., "Stages of Consumer Decision Making", en Journal of Marketing social, Buenos Aires, Nueva Visión, 1977 (2" edición).
Research, núm. 3, agosto de 1971. , Teoría del vínculo, Buenos Aires, Nueva Visión, 1982.
O'DONNELL, Guillermo A., "Semiótica, marketing y mercado, comentario a Al- PIÉRON, H., "Las bases fisiológicas de la motivación"; en J. Nuttin y otros, La
berto R. Levy", en Critican a Levy, Buenos Aires, Macchi, 1980. motivación, Buenos Aires, Nueva Visión, 1978 (2" edición).
OGDEN, C. K. e I. A. Richards, El significado del significado, Buenos Aires, PLATÓN, Diálogos, Madrid, EDAF, 1980.
Paidós, 1964 (2" edición). POPPER, K. y J. Ecles, El yo y su cerebro, Barcelona, Labor, 1982.
OHAMAE, Kenichi, La mente del estratega, Nueva York, McGraw Hill, 1986. _ _ , Conocimiento objetivo, Madrid, Tecnos, 1974.
ORO, Héctor Alberto, Plan de investigación profesional, Buenos Aires, Depto. de PORTER, M., Estrategia competitiva, México, Ed. Continental, 1984.
Publicaciones UBA. _ _ , Competitive Advantage, Nueva York, TI1e Free Press, 1985.
ORTEGA Y GASSET, José, El tema de nuestro tiempo, Madrid, Espasa Calpe, 1975 QUESADA, Daniel, La lingüística generativo-transformacional: supuestos e im-
(13" edición). plicancias, Madrid, Alianza, 1974.
PACKARD, Vanee, Los moldeadores de hombres, Buenos Aires, Crea, 1980. QUJNE, Williard, Las raíces de la referencia, Madrid, Biblioteca de la Revista de
Occidente, 1977.
330 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Referencias bibliográficas 331
RICOEUR, Paul, Hennenéutica y estructuralismo, Buenos Aires, Megápolis, 1975. SCHELLING, Thomas, The Strategy of Conflict, Cambridge, Harvard University
_ _ , Hermenéutica y psicoanálisis, Buenos Aires, Megápolis, 1975 o• edi- Press, 1960.
ción). _ _ , Micromotives and Macrobehaviour, Nueva York, Narton, 1978.
RICCI BITTI, Pío E. y Santa Cortesi, Comportamiento no verbal y comunicación, SCHUSTER, Félix, Gustavo, Explicación y predicción, Buenos Aires, Consejo La-
Barcelona, Gustavo Gilí, 1980. tinoamericano de Ciencias Sociales, 1982.
R!ES, A. y Jack Trout, Marketing Waifare, Nueva York, Me Graw Hill, 1986. SERCÓVICH, Armando, El discurso, el psiquismo y el registro imaginario, Buenos
RIFFLET-LEMAIRE, Anike, Lacan, Buenos Aires, Sudamericana, 1979. Aires, Nueva Visión, 1977.
RITVO, Juan B., El psicoanálisis y la ilusión de las ciencias conjetumles, Rosa- SHACKLE, G. L. S., Epistémica y economía, México, Fondo de Cultura Económi-
rio, Líneas, Publicaciones y Diseños, 1980. ca, 1976.
ROBERTS, M. y T. Wortzel, "New Life, style determinants ofWomen's Food Sho- SHERIF, M. y C. Sherif, Los motivos y su relación con la psicología social, Bue-
pping Behaviour", en Journal of Marketing, núm. 43, verano de 1979. nos Aires, Carrera de Psicología Depto. de Publicaciones UBA.
ROGERS, J., "Entrevista a Williard Frick", en Psicología humanística, Buenos SIGURTA, Renato, "Rasgos psicológicos de la moda masculina", en Psicología
Aires, Guadalupe, 1973. del vestir, Barcelona, Lurnen, 1976.
RONAT, Mitson, "Enunciación y gramática del inconsciente", en Los psicoanalis- SIMON, Herbert A., Las ciencias de lo artificial, Barcelona, ATC, 1979.
tas escriben sobre Lacan, Buenos Aires, Amatista, 1977. SKINNER, Frederic, "Crítica de los conceptos y teorías psicoanalíticas", en Cien-
RONY, J. A., La magia, Buenos Aires, EUDEBA, 1973 (3• edición). cia y teoría en psicoanálisis (I. Sarason compilador), Buenos Aires, Amorrar-
RosELIUS, T. R., "Consumer rankings of Risk Reduction Methods", en Journal of tu, 1965.
Marketing, enero de 1971. _ _ , "Aprendizaje escolar y evaluación"; en Skinner, Thorndike y otros, Bue-
ROSOLATO, Guy, Ensayos sobre lo simbólico, Barcelona, Anagrama, 1974. nos Aires, Paidós, 1978.
ROUDINESCO, Elizabeth, "Cogito y ciencia de lo real"; en S. Felnan y otros, Los SOBRADO, Enrique A., Acerca del Ser Sujeto, Montevideo, Irnago, 1978.
psicoanalistas escriben sobre Lacan, Buenos Aires, Amatista, 1977. SPITZ, René A., El primer aiio de vida del niño, Buenos Aires, Fondo de Cultura
RUYER, Taymond, La filosofía del valor, México, Fondo de Cultura Económica, Económica, 1979 (5" reimpresión).
1969. SPROTT, W. J. H., Introducción a la psicología social, Buenos Aires, Paidós,
SABATO, Ernesto, Heterodoxia, Buenos Aires, Ernecé, 1982 (5a edición). 1964.
SACCOMANO, José María, El sistema organización, Buenos Aires, Tesis Doctoral- STEINBERG, Osear, "Acerca de un concepto neoestructuralísta del marketing", en
UBA, 1973. Critican a Levy, Buenos Aires, Macchi, 1980.
SAFOUAN, Moustafa, ¿Qué es el estructuralismo? El estructuralismo en psicoa- STERN (h), D., C. Larnb (h) y D. Mac Lachlan, "El riesgo percibido por el consu-
nálisis, Buenos Aires, Losada, 1975. midor", en Rev. Administración de Empresas, tomo IX, abril de 1978.
SAMUELSON, P. A., Fundamentos del análisis económico, Buenos Aires, Ateneo, STERN, Jorge Enrique, "Las necesidades de consumo. ¿Existen o se crean?", en
1966. Contabilidad v Administración, núm. 43, torno VIII, Buenos Aires, 1981.
SANTERRE, Renaud, "El método de análisis en las ciencias humanas"; en Lanteri- STERN, William, Psicología general, Buenos Aires, Paidós, 1978 (6• edición).
Laura y otros, Introducción al estructuralismo, Buenos Aires, Nueva Visión, STOETZEL, Jean, Psicología social, Valencia, Marfil, 1979 (8• edición).
1965. STONICH, Paul, "Cómo implementar la estrategia", Managernent Analysis Cen-
SARTRE, Jean Paul, Lo imaginario, Buenos Aires, Losada, 1964. ter, Madrid, Ed. Instituto de la Empresa, 1983.
_ _ ,El ser y la nada, Buenos Aires, Losada, 1979 (5" edición). STRAWSON, P. F., "Sobre la referencia"; en Parkinson, La teoría del significado,
SAUSSURE, Ferdinand de, Curso de lingüística general, Buenos Aires, Losada, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1976.
1979 ( 19• edición). SZILASI, Wilhelrn, ¿Qué es la ciencia?, México, Fondo de Cultura Económica,
SCHACKMAN, Williarn, Revealing the Motivation behind Consumer Behaviour in 1970 (4a edición).
Progress of Management Research, Middlesex, N. Farrow -Penguin Books, TALLAFERRO, Alberto, Curso básico de psicoanálisis, Paidós, 1979.
1969. TOFFLER, Alvin, El shock del futuro, Barcelona, Plaza y Janés, 1971.
_ _ ,La tercera ola, España, Plaza y Janés, julio de 1981 (6• edición).
Referencias bibliográficas 333
332 Alberto L. Wilensky, Marketing estratégico Wooos, Walter, "Psychological Dimensions of Consumer Decision", en Journal
_ _ , "El marketing y la publicidad del mañana", en Anales del Primer Foro of Marketing, voL XXIV, enero de 1960.
Argentino de Marketing: el marketing del mañana, Buenos Aires, Ed. Publici- WRIGHT, von Georg Henrick, Explicación y comprensión, Madrid, Alianza, 1979.
dad y Empresas, 1986. _ _ ,La lógica de la preferencia, Buenos Aires, EUDEBA, 1967.
TOLLEFSON, J. y P. Lessig, "Market Segmentation Through Numerical Taxo- YAÑEZ-CORTÉS, Roberto, Análisis del desenmascaramiento de la conciencia a
nomy", en Journal of Marketing Research, voL VIII, noviembre de 1971. través de la crítica a la ilusión y a la ideología, América Latina, Acta Psiquiá-
TULL, Donald e I. Hawkins, Marketing Research, Nueva York, Macmillan Publis- trica, Psicología, 1976.
hing Co., 1980 (2" edición). _ _ , "Posibilidad de una lógica de lo psicológico", en !mago, núm 5, Buenos
URBAN, Glen L., "Perceptor: A model for product positioning", en Management Aires, 1977.
Sciencie, núm 8, voL XXI, abril de 1975. _ _ , La analogía y el símbolo en el discurso de las ciencias sociales, América
VALLEJO, Américo, Para una epistemología del psicoanálisis, Buenos Aires, Axis, Latina, Acta Psiquiátrica, Psicología, 1977.
1975. _ _ , "La teoría del modelo en psicología", en Revista Argentina de Psicología,
_ _ ,Topología de J. Lacan, Buenos Aires, Helguera, 1979. núm. 30, Buenos Aires, APBA, 198 l.
_ _ , Confusiones en psicoanálisis, Buenos Aires, Letra Viva, 1979. ZALDUENDO, Eduardo A., Economía: ciencia y realidad, Buenos Aires, Macchi,
_ _ , Vocabulario lacaniano, Buenos Aires, Helguera, 1980. 1980.
VEBLEN, Thorstein, Teoría de la clase ociosa, México, Fondo de Cultura Econó-
mica, 1966 W edición).
VICTOROFF, David, La publicidad y la imagen, Barcelona, Gustavo Gilí, 1980.
W ALLON, Henri, Del acto del pensamiento, Buenos Aires, Lautaro, 1965 (3" edi-
ción).
WATKINS, John, "Racionalidad imperfecta", en La explicación en las ciencias de
la conducta (R. Borger y F Cioffi comps.), Madrid, Alianza, 1974.
W ATSON, P. y R Westin, "Reported and revealed preferences as determinants of
mode choice behaviour", en Journal of Marketing Research, voL xn, agosto
de 1975.
WEAVER, Warren, "Las matemáticas de la comunicación"; en R. Carnap y otros,
Matemáticas en la ciencia del comportamiento, Madrid, Alianza, 1971.
WELLS, Williams, "Psychographics: A Critica! Review", en Joumal of Marketing
Research, voL XII, mayo de 1975.
WIENER, Norbert, Cibernética y sociedad, Buenos Aires, Sudamericana, 1969.
WILENSKY, Alberto L., Elección en el consumidor; un análisis simbólico de la
demanda, Buenos Aires, Tesis Doctoral UBA, 1983a.
_ _ , "Un punto de inflexión para la administración: el conflictivismo", en Re-
vista Administración de Empresas, núm. 165, Buenos Aires, Ed. Contabilidad
Moderna, diciembre de 1983b.
_ _ , "Productos o símbolos en conflicto. Nueva óptica para la comprensión de
la relación producto-mercado", en Revista Proyección en Marketing, Buenos
Aires, julio-setiembre de 1984.
_ _ , "Estrategia competitiva ¿qué es y cómo se implementa?", en Anales del
Primer Foro Argentino de Marketing: el marketing del mañana, Buenos Ai-
res, Ed. Publicidad y Empresas, 1986.