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Uno de los significados de la palabra confiar que suministra la Real Academia de la Lengua
Española (RAE), es “esperar con firmeza y seguridad”. Por esta razón la palabra confianza
tiene como significado “esperanza firme que se tiene de alguien o algo”.
Entre los diferentes términos hebreos para la palabra confianza podemos mencionar Chacah
(kha-so’) la cual significa “huir para protección, confiar en, tener esperanza, hacer refugio.
El ser humano tiene la tendencia a desconfiar. Recordemos que en el huerto del Edén el ser
humano fue engañado por satanás, pues este enemigo de nuestra alma no quiere que
confiemos en Dios.
Dios había dicho “…más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día
que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:17), sin embargo, satanás le dijo a Eva
“…No moriréis…seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal…” (Génesis 3:4-5), y de esta
forma engañó al ser humano.
El ser humano debe aprender a confiar en Dios y no prestar oído a la voz de satanás, quien
siempre tratará de crear desconfianza mediante el engaño. Debemos confiar en la palabra de
nuestro Dios y hacerlo parte de nuestra vida como cristianos.
Fuentes principales para adquirir confianza en
Dios
Sin duda alguna la palabra de Dios debe ser una fuente de confianza en Dios. En ella se
nos enseña en quien confiar y nos da las instrucciones y ejemplos necesarios para
aprender a confiar. La escritura nos orienta a inclinar nuestro oído y oír las palabras de los
sabios, pero también a aplicarla en el corazón (Proverbios 22:17).
En el mismo capítulo 22 de proverbios se nos dice “para que tu confianza sea en Jehová, te
las he hecho saber hoy a ti también” (v19). Oír la instrucción de la palabra de Dios trae fe a
nuestra vida, pues “…La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos
10:17). Esta fe es la que traerá confianza a nuestra vida. Sin oír no puede haber fe y sin
fe no puede existir confianza.
Para llegar a tener confianza se necesita en proceso. Se podría decir que este proceso
consiste en inclinar nuestro oído a la palabra de Dios, escucharla, creerla y aplicarla a nuestra
vida y de esta forma aprender a confiar en Dios. Jamás podríamos decir que tenemos
confianza en Dios si no confiamos en su palabra.
Nuestra experiencia adquirida en el camino como cristianos sin duda alguna será una fuente
importante para poner nuestra confianza en Dios. En medio de las pruebas que
atravesamos, las circunstancias en tiempos difíciles, heridas, y cosas semejantes producirán
en nosotros que depositemos nuestra confianza en Dios.
David expresó: “Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y el fuerte de mi salvación,
mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste”. David podía decir con toda seguridad
que podía confiar en Dios como su escudo, pues su experiencia le había hecho ver
cómo Dios lo había librado de violencia.
Por tal razón, nuestra experiencia en el transitar de la vida como cristianos, nos hará confiar
más en nuestro Dios, pues nos daremos cuenta que esperar en Dios nos brinda una
seguridad aun en medio de las dificultades y cuando sentimos que no hay respuesta, aun con
todo seguimos esperando en Dios.
La fe y la confianza en Dios
Muchas veces confundimos la fe con la confianza en Dios. Podemos tener fe en Dios, pero
al mismo tiempo no confiar completamente en Dios, pero no podemos decir que confiamos
en Dios si tampoco tenemos fe.
Es decir, que nos mantenemos confiando en Dios a pesar de no haber recibido lo que
hemos pedido, pero si ambas, fe y confianza, actúan en nosotros tendremos un arma
poderosa que nos sostendrá en tiempos en los cuales la fe aun no nos libra de
situaciones difíciles.
La fe es la que espera las cosas que no se ven, pero la confianza acepta las cosas. La fe
producirá grandes cambios, pero la confianza se somete a aquellas circunstancias que no
cambian. La fe alcanza lo que pedimos, pero la confianza las retiene.
Sadrac, Mesac y Abed-nego tenían fe en Dios, y esa fe los empujó a decir “…Nuestro Dios a
quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará”
(Daniel 3:17), pero también decían “…Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus
dioses…”, es decir, que si su fe fallaba su confianza se mantenía en su Dios.
Pablo decía que podemos estar “…atribulados en todo…” pero no nos angustiamos porque
nuestra confianza está en Dios. Podemos estar en “…apuros, mas no
desesperados…” porque esperamos en Dios. “Perseguidos, mas no desamparados…”
porque nuestra confianza es que Dios está con nosotros.
Pablo decía “…Derribados, pero no destruidos” porque nuestra confianza nos hace
permanecer en pie de lucha porque a pesar de que nos derriben no nos rendimos, no nos
damos por vencido y aun no estamos destruidos, pues Dios está con nosotros. Esta es
nuestra confianza.
Muchos podrían confiar en las riquezas (Marcos 10:24); otros confían en los ídolos, pero “…
serán vueltos atrás y en extremo confundidos…” (Isaías42:17); y a veces hasta llegamos a
confiar en nosotros mismos, pero Pablo nos dice que no confiemos en nosotros mismos “…
sino en Dios que resucita a los muertos” (2 Corintios 1:9)
Los milagros hacen que vengan multitud de seguidores, pero la confianza se mantiene sin
que se haga un milagro. Tenemos confianza en medio de las tormentas de la vida y cuando
parece que el mundo entero está contra nosotros, nuestra confianza en Dios no será
afectada por las circunstancias en las cuales nos encontramos.
A veces cuestionamos a Dios y preguntamos ¿por qué me dejas pasar por estas dificultades?
¿Por qué te pido que me quites estos problemas o heridas y, sin embargo, continúan?' Puede
experimentar ira, dolor e incluso desilusión con Dios. No te preocupes... no eres el primero.
Todos pasamos por esto en un momento u otro; pero también debemos tener confianza en
Dios en las pruebas.
Entonces, ¿Cómo empiezas a confiar en Dios en las pruebas? Hay algunos ejemplos
bíblicos de confiar en Dios a través de las pruebas que muestran que quizás estemos
buscando la respuesta equivocada. Puede que estemos buscando a Dios para que
simplemente quite todas nuestras dificultades, pero Él nunca nos prometió eso. Cuando
preguntamos "¿dónde está Dios?" Tenemos grandes ejemplos en las Escrituras que nos dicen
cómo buscarlo en tiempos de prueba.
Recuerda que Daniel confió en Dios a pesar de que iba a ser echado en el foso de los leones.
También Sadrac, Mesac y Abednego confiaron en Dios aun cuando iban a ser lanzados en un
horno de fuego, José siguió confiando en Dios a pesar de ser vendido por sus hermanos, ser
acusado injustamente y estar en la cárcel. Al final cado uno de ellos pudo ver la mano
poderosa de Dios sacándolos de tal situación. De igual forma debemos esperar en Dios y
tarde o temprano, si es la voluntad de Dios, también nos ayudará si tenemos confianza en
Dios en medio de la prueba.
Muchas veces debemos soltar aquello a lo que nos aferramos y que aparentemente es lo más
seguro, porque cuando oímos la voz de Dios para soltarnos significa que hay algo mejor que
Dios puede hacer por nosotros, solamente hay que tener confianza en Dios.