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En el presente comentario analítico, se busca analizar las obras Medea, de Eurípides,

y La Colmena, de Camilo José Cela, en su relación con la cuestión global de cultura,

identidad y comunidad. Ambas obras son realmente significativas en la literatura española

dado a las perspectivas que se ofrecen sobre dichos temas universales, concluyendo una

reflexión sobre cómo se configura y se adapta la vida humana alrededor de estos conceptos.

Tomando como primera referencia la obra de Medea, escrita por Eurípides, los

personajes principales, Jasón y Medea, representan dichas cuestiones en base a sus actitudes

pensamientos y sentimientos. La obra Medea de Eurípides es una tragedia griega que relata la

historia de la bruja Medea , esposa del héroe griego Jasón. Medea ha ayudado a Jasón en su

búsqueda por el Vellocino de Oro, pero éste la abandona al casarse con la hija del rey de

Corinto. Medea, desesperada y llena de venganza, planea una terrible venganza contra Jasón,

asesinando a la novia y a sus propios hijos. La obra explora temas de traición, amor,

venganza y justicia, y fue muy innovadora en su época por su protagonista femenina

poderosa y la falta de una resolución clara del conflicto. Es considerada una de las grandes

obras de la literatura griega y sigue siendo representada en la actualidad. Esta aborda temas

universales, pero el que más se ve reflejado es el conflicto de la identidad, tanto social como

propia, al estar basada en un contexto de globalización y migración, que se relaciona con la

sociedad patriarcal en la que se desarrolla la obra.

En cambio, la obra escrita por el novelista español, Camilo José Cela, titulada La

Colmena, es una novela coral que tiene lugar en Madrid durante la posguerra española. La

trama se centra en un sinfín de personajes que se entrelazan en diferentes situaciones,

retratando la vida cotidiana en la ciudad en aquel momento. A través de estos personajes, se

ven temas como la corrupción, la pobreza, la soledad y la desesperanza. Aunque no tiene un

argumento claro y definido, la obra es un reflejo de la sociedad española de la época y una


crítica social de la misma. La Colmena es considerada una de las mejores novelas españolas

del siglo XX. Es decir, se narra la vida de un grupo de personas en la ciudad de Madrid

durante la posguerra española. A través de sus personajes y sus interacciones, Cela muestra

cómo la identidad y la cultura son moldeadas por las diversas circunstancias socioeconómicas

y políticas en las que se encuentran los personajes, expresando la noción de la comunidad y

cómo ésta puede ser utilizada tanto para encontrar apoyo y solidaridad como para ser

opresiva y excluyente. Refleja la incertidumbre de los destinos humanos como testimonio fiel

de la vida cotidiana en aquel entonces, como bien el hambre, la represión política, la falta de

bienes, la desigualdad social o la libertad personal.

En Medea, Jasón encarna las cuestiones de cultura y comunidad, dado a que es

considerado un héroe de la sociedad griega, quien busca fortalecer su postura y reputación

social y política, al casarse con una hermosa princesa extranjera, siendo infiel a su actual

mujer, Medea. Dicho enlazamiento le permitiría consolidar su poder y asegurarse del

respaldo elitista que tendría para cumplir sus objetivos políticos. Sin embargo, Medea

encarna el conflicto del hallazgo de la identidad, debido a que es una mujer extranjera para

los demás y ha de luchar contra su propia identidad cultural, para poder ser aceptada por el

resto. Es decir, Jasón y Medea representan dos fuerzas opuestas que se enfrentan en una lucha

por el poder y el control para fortalecer su identidad propia y social.

A su vez, en La Colmena, cabe destacar la clara división social entre aquellos con

poder económico y los que no, como el personaje nombrado como “el comprador”, quien

intenta comprar el café de Doña Rosa, siendo una persona de gran poder económico, a

diferencia del personaje de Martín Marco, el poeta, quien no es capaz ni de comprar un café

de escasas pesetas de valor. “Un pálido reflejo, una humilde sombra de lo cotidiano”. Esta

obra destaca por no tener un personaje protagonista físico, sino que la protagonista es la bella
ciudad de Madrid y cómo ella sufre y se recupera de la postguerra, con lo que Cela busca la

confusión y el caos de la lectura, dado a la constante mención de nuevos personajes (están

presentes más de 300), pero no la fisonomía de estos, salvo algunas excepciones como es el

caso de Doña Rosa o Martin Marco.

Relacionando las obras con la cuestión global de la cultura, como bien se ha

mencionado en la primera obra desarrollada, Medea, Jasón representa la forma en la

influencia social interfiere en las tomas de decisiones y actos. En otras palabras, cómo la

cultura puede influir a una persona, determinando sus conductas, como por ejemplo la

deslealtad por parte de este personaje ante su mujer Medea, dado a las costumbres machistas

que se daban en aquel entonces en la cultura de la antigua Grecia. Esta se presenta como una

mujer que lucha por mantener su identidad y su lugar en una sociedad dominada por los

hombres, en una postura contraria a las costumbres machistas que se daban a cabo. La obra

reflexiona sobre cómo la cultura puede ser utilizada para justificar la exclusión y marginación

de las personas, y cómo esto puede llevar a la radicalización y a la violencia. Un claro

ejemplo se encuentra en el fragmento escogido, concretamente de la línea 14 a la 16, donde

Medea le responde a Jasón lo siguiente: “Las mujeres somos lo que somos, simplemente

mujeres. Pero tu eres hombre, eres más frío; no tienes que tomarme en serio y responder a

mis necedades con necedades”.

En concordancia en La Colmena, la cultura se ve reflejada por las costumbres que

tiene la sociedad del momento, en donde se muestra la complejidad de la cultura y la

identidad en esta, y cómo dichas cuestiones pueden ser afectadas por diferentes factores

globales como la economía, la política y la historia. Se enfoca en cómo las circunstancias

socioeconómicas y políticas pueden afectar la identidad y la cultura de las personas, así como

cómo éstas pueden conformar la comunidad que los rodea, mientras que la cuestión global de
la comunidad se presenta como un lugar donde las personas pueden encontrar apoyo y

solidaridad, pero donde también puede haber exclusión y opresión. Al estar contextualizada

en la sociedad franquista, toda persona ha de seguir y cumplir una serie de cuestiones

morales, como por ejemplo la moral católica del momento. Aquellas personas que no se

ajustaban a dichas normas morales, eran detenidas y torturadas, desde golpes en distintas

partes del cuerpo a humillación verbal, la colocación de astillas debajo de las uñas o su

arrancamiento, y en el caso de las mujeres, la detención y violación por parte de los guardias

de las instalaciones. En el fragmento de texto extraído, no se establece directamente estas

consecuencias, pero sí que se da presencia a la humillación de un conjunto social de

homosexuales, dado a que van en contra de la moral católica. Por ejemplo, de la línea 22 a la

24, el juez habla con don Ibrahim, diciendo lo siguiente: “(Don Ibrahim) No señor, yo llamo

malas costumbres a muchas cosas; por ejemplo, a ser marica.” “(Señor juez) ¡Ah, vamos! El

hijo de la finada es marica.” “(Don Ibrahim) Sí, señor juez, marica como una catedral”

Otra consideración a tratar es la dificultad que tienen los personajes de ambas obras

en consolidar su identidad. Por ejemplo, en Medea, este conflicto se ve encarnado por la

protagonista dado a que ella ha crecido en una cultura bárbara que valora la venganza y la

lucha física pero se ha casado con un héroe griego que representa la civilización y la razón de

su cultura. Medea se incorpora en una nueva cultura liderada por hombres, donde ha de

incubar y concretar su identidad ante ella, dado a que ha de afrontar su identidad cultural

nativa, debatiéndose entre sus sentimientos por su esposo, su amor por sus hijos y su sentido

de la justicia y la venganza. Este malestar mental le lleva a cometer actos terribles y

devastadores, como por ejemplo el asesinato de sus hijos y de la actual mujer de Jasón. En el

extracto, cabe destacar el tono sarcástico e irónico que emplea Medea, al referirse a Jasón,

donde confiesa a su marido todos sus errores y sus arrepentimientos de sus actos, dándole la

razón a este, y como bien Jasón es un hombre de orgullo y soberbio gracias a la influencia
cultural sobre éste, se lo cree. Esto salta a la vista cuando Medea dice “He comprendido muy

bien todo y he visto mi falta de juicio, mis vanas iras. Por eso ahora te elogio. [...] Todo esto

ha terminado. digamos que cometí un error, pero ahora mi juicio se ha restablecido”, a lo

que Jasón le responde diciendo “Ya se sabe que vuestro sexo monta en cólera contra el

marido que se une en nuevo matrimonio. Porque el cerebro se te ha puesto en su sitio y has

comprendido - aunque es verdad que te ha costado un poco - qué es lo que conviene.”

(desde la línea 27 a la 30). Medea es una mujer de alma libre, es decir, su propia identidad

cultural se opone a la cultura griega clasista, y por ello, al conversar con Jasón, para

conseguir su confianza, trata de persuadirle verbalmente, para después vengarse de sus malas

costumbres, arrebatándole lo que más quiere, a sus hijos y a su nueva mujer, asignándo a

ambos cruelmente, como respuesta vindicta a su rencor contra su ex marido.

Esta cuestión también se ve dada en la obra La Colmena, donde también se puede

identificar un conflicto de identidad que afecta a varios de los personajes que aparecen en

ella. Al estar situada en la posguerra española, los personajes deben lidiar con los cambios y

adaptarse a las nuevas circunstancias de una sociedad en cambio. Concretando con el

fragmento escogido, aquellas personas que son consideradas “maricas”, es decir,

homosexuales, han de luchar por su propia identidad sexual, por aceptarse y valorarse como

individuo y por ser aceptados por los demás, ya que se encuentran en una sociedad represiva

y con tendencia a discriminar según la orientación sexual. Uno de los personajes

homosexuales en la novela es el actor Manolo, quien lucha con su identidad sexual y su papel

en la sociedad en un momento en que la homosexualidad era mal vista y perseguida en

España, lo que lo lleva a lidiar con problemas de confianza en sí mismo e inseguridades.


Si bien ambas obras son significativas en la literatura por el análisis que hacen de la

cultura, la identidad y la comunidad. En Medea, la identidad y la cultura son exploradas

desde la perspectiva de una sociedad del pasado que aún pervive en la actualidad. Por otro

lado, La Colmena es una obra que muestra la complejidad de la cultura y la identidad en la

sociedad, y cómo éstas pueden ser afectadas por diferentes factores globales como la

economía, la política y la historia, donde se retrata la vida de un grupo de personas en Madrid

durante la posguerra española, presentando la noción de comunidad y cómo ésta puede ser

utilizada tanto para encontrar apoyo y solidaridad, como para ser opresiva y excluyente.

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