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7º Texto CORIAT - Cap. 1, 2, 3 y 4
7º Texto CORIAT - Cap. 1, 2, 3 y 4
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Tradúcción de EL TALLER Y EL CRONO .~ Q
JUAN MIGUEL FIGUEROA PÉREZ
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Ensayo sobre el tayloÍ!sm~L.\
el fordismo y la producción en Iiia~~r'."
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por
BENJAMIN CORIAT
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INDICE
INTRODUCCIÓN:
«La sensación de la lima»
1. LA MANUFACTURA
Y EL OFICIO
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8
-f-::-b-t·L5. 1. El oficio corno condición de la industria
n. El «oficio» corno obstáculo a la acumulación del ca-
9
pü~ .
..•....•.. 12
H I. La máquina, el niño, el destajista: prácticas pretaylo-
ristas de lucha contra el oficio 16
2. LA NORMAY EL CRbNÓMETRO
í"~o:.C!O. ~N,\{. •
r
..
'l· 1. El propósito del «scíentífíc marragement»: acabar con
23
\
1.
INTRODUCCION:
de la palma de la mano, el movimiento de los dedos, esa «sensa- gestos» de producción, en un código formalizado del ejercicio J
ción de la lima», por los que todavía a principios de siglo un del trabajo industrial, con la Organización Científica del Tra- t
1 obrero reconoce a uno de los suyos, son ya. una especie de
, arcaísmo. Ya no es el tiempo de las secuencias adquiridas, de
la obra que se hace. Hay que ganarlo continuamente. «Era como
en las películas locas, donde las imágenes se suceden a una
bajo. Como instrumento esencial de ese proceso de reducción j
del saber obrero de fabricación a la serie de sus gestos elernen-"
tales, el cronómetro es, por la misma razón, mucho más que eso.
Restituido a su dimensión social -el estado de la relación
velocidad sorprendente. El tiempo que se ganaba se perdía es- de fuerza entre clases tanto en el taller como en la sociedad-
perando la muela, la taladradora o la grúa de puente 1.» El se- el cronómetro (y los métodos de medición de tiempos y movi-
gundo, o una fracción de él, regula en adelante el orden de las mientos que instaura) aparece como la avanzadilla de un ataque
sucesiones. El cronómetro ha entrado en el taller: indudable- dirigido, no contra el «trab,ajo» en general, sino con,tra la forma 1
mente está en marcha la mayor revolución de la historia hu- organizada y combativa de la clase obrera: el obrero profesional'
mana. de «oficio» y su sindicato. Lo que el cronómetro pretende rom=;
De esa historia tratará en primer lugar este libro. Atravesada per, atacando la confraternidad de los gremios, es la excelsa I
por una misma generación de hombres y mujeres que forjaron y avanzada figura de la resistencia obrera, condición de la pri-
con sus manos la época moderna. mera industrialización, pero también principal obstáculo para la
acumulación del capital en gran escala. Porque el obrero profe-
sional, apoyado en la eficacia de su sindicato, llega a «regatear»
II elevadas tarifas e impone, con su manera de. actuar, su propio
ritmo a la producción de mercancías.
La novedad, la diferencia no es sólo la introducida en el gesto Al sustituir al obrero profesional por el obrero-masa recién
del obrero, reducido a migajas. Con la entrada del cronómetro inmigrado, no cualificado y sobre todo no organizado, el capital
en el taller 2, la revolución que se emprende tiene una dimensión modifica, en favor suyo y por mucho tiempo, el estado de con-
múltiple. De hecho, entra en juego una triple secuencia, que junto de la relación de clases.
conlleva sus propios ritmos.
Con esto también se inicia una secuencia, económica enteramente ¡'
De entrada, secuencia completamente nueva en la relación nueva, un modo y un régimen nuevos de acumulación del
de fuerza entre las clases capital: surge la producción en masa \
Al acabar con el control obrero sobre los modos operatorios, al Al sentar el proceso de trabajo sobre una base nueva, «científi-
sustituir los «secretos» profesionales por un trabajo reducido a ca», el capital se halla en condiciones de imponer sus propios
la repetición de gestos parcelarios -en pocas palabras, al asegu- ritmos y normas a la p roducción de mercancías, rompiendo así
rar la expropiación del saber obrero y su confiscación por la las trabas ~1>uestas a su expansión por el antiguo orden del
dirección de la empresa-s- el cronómetro es, ante todo, un instru- taller, Y cuando, con For d, la cadena de montaje viene a relevar
mento político de dominación sobre el trabajo. Tecnología y tác- a las técnicas taylorianas de medición de los tiempos y movi-
tica pormenorizada del control de los cuerpos en el trabajo, el mientos y a someter el gesto del obrero a una cadencia regulada,
taylorismo va a transformarse en un verdadero «conjunto de se hace posible un nuevo modo de consumo productivo de la
fuerza de trabajo. Sin relación, ni siquiera lejana, con lo que
permitían los antiguos métodos de organización del trabajo. Las
1 Todas las citas de este párrafo están sacadas del formidable testimo-
nio sobre la racionalización del trabajo que constituye el libro de Navel condiciones generales de la extracción del plustrabajo y la esca-
Travaux, Albm-Michel, 1964. ' la de la producción de mercancías cambian por completo. En
2 Aquí se impone una precisión. Entendámonos: decimos «tallen>, pero adelante, con el apoyo de la cinta transportadora y de la cadena
puede leerse también «obra», «tajo» u «oficina», o sea, cualquier espacio de montaje, la producción de mercancías en grandes series y de
eri que se inserte la actividad de trabajo. Igualmente, decimos «cronó-
metro», pero designamos también todas las tecnologías de medición de mercancías estandarizadas se convierte en la norma y la regla,
tiempos y movimientos que se han desarrollado después del taylorismo. suscitando la aparición de nuevas condiciones de producción en
4 1ntroducción 5
Benjamin Coriat
todas las ramas. La nueva economía del tiempo, nacida en el acumulación del capital. Pues sólo con esta condición puede l.,
tal~er .de las nuevas tecnologías de control y medición del tra- definirse de manera precisa el concepto de producción en masa. ~
bajo, Invade el mecanismo de conjunto de la producción social.
Se· asegura así el paso a un nuevo modo de acumulación del Finalmente, con la producción en masa y como condición de
capital: lo que se ha llamado el sistema de la producción en ésta, se inicia una nueva secuencia en las modalidades y las
masa. prácticas estatales de regulación y control social
La producción en masa: ésta ha sido la realidad en que se ha
centrado sobre todo la atención, tratando de explorar sus dife- Lo esencial gira aquí en torno a las nuevas políticas de encua-
rentes .dir.nensi.ones.para darle un contenido económico preciso. dramiento de la fuerza de trabajo creadas para permitir el des-
Pues SI bien hIstorIadores y sociólogos del trabajo han empren- arrollo de la producción en masa.
dido estudios concernientes a la racionalización del trabajo Ante todo, había que fijar en torno a las nuevas concentra-
obrero, en ninguna parte se ha constituido en objeto de estudio ciones industriales y urbanas a esas formidables masas de hom-
bres «vagabundos», campesinos expropiados de sus tierras, in-
la relación entre proceso de trabajo y acumulación del capital.
migrantes a los que el hambre y la miseria mantenían en estado
En cuanto a la economía política, desde muy pronto consagrada
de permanente insubordinación. Después, había que convertir-
a una teoría del valor en la que el orden de la rareza 'domina el los en obreros fabriles, obreros en cadena, conseguir su sumisión
de .los precios, hacía prácticamente imposible para sí misma tal a la nueva disciplina de la fábrica, a la ley del cronómetro. Por
o~Jeto. Como señala H. Bartoli: «El capital es la categoría do- último, desde el momento en que la revolución económica en el
mmante en las sociedades occidentales, a él se concede toda campo los separaba de las bases rurales y domésticas de donde
la atención 3.» sacaban aún en gran medida sus medios de subsistencia, era
Así, las series descriptivas del obrero en su puesto o el aná- preciso asegurar su reproducción por medios monetarios y
lisis de ,las técnicas de organización del trabajo, por un lado, y mercantiles, por el consumo de mercancías producidas en el
las teorías y los modelos económicos del crecimiento, por otro, seno de la gran industria capitalista.
han permanecido ajenas entre sí 4. Había que romper con esta Contar, asistir, controlar: he aquí la triple exigencia que va
~.•exclusión recíproca. Y si hay una contribución propia de este a manifestarse -y de qué manera- en el gran desorden de la
i trabajo, reside en esto: recordar la concatenación particular que década de 1930. Un complejo dispositivo, el N ew Deal, y un pen-
¡ =r=: de las mutaciones introducidas en el proceso de tra-
bajo por el taylorismo y el [ordismo a las que van a afectar a la
samiento nuevo, el keynesianisrno, se esforzarán por darle una
respuesta.
De ahí resultará un Estado de nuevo tipo -el Estado-Plan,
dirá Negri en una palabra s_, que progresivamente se consti-
3 «Analyse et significations des migrations de main-d'ceuvre» Cahier tuirá en maestro de obras y operador general de la reproducción
de tISEA, núm. 117,septiembre de 1966,p. 136. .'
~asta en el mismo Marx, donde sin embargo las leyes fundamentales del trabajo asalariado, estableciendo su fuerza y su legitimidad
que rrgen la acumulación del capital vienen dadas por las condiciones de sobre las quiebras y las ruinas del capital privado. La gran
la extracción del plustrabajo, el paso de las mutaciones que afectan al industria taylorizada y fordizada encuentra entonces el relevo
p.roceso de trabajo a las que conciernen a la acumulación del capital que precisaba a fin de redoblar los dispositivos necesarios para
sigue en el estado de figuras formales. En el terreno de El capital hubo
que c:,:ar las «categorías intermedias» que permiten explicar ciertos rasgos la movilización y la reproducción de las fuerzas de trabajo en-
esp-ecff icos del esquema de acumulación correspondiente a la producción tradas masivamente en el salariado. En primer lugar, unas ins-
en rn,:sa moderna, tal como se ha constituido históricamente, a partir del tituciones nuevas, los «seguros sociales» -consolidados después
taylonsmo y del fordismo. de la guerra en forma de sistemas nacionales de Seguridad
Precis.emos que los materiales que componen este libro fueron expues-
tos en diversas notas de investigación antes de ser sostenidos como tesis Social- van a ocupar un lugar excepcional.
doctoral en ciencias económicas bajo el título: «Le taylorisme, le for disme Imperativos «económicos» e «imperativos» políticos van a
la production de masse et les nouveaux modes d'organisation du travai! fundirse así en unos dispositivos materiales y.Iegislativos, donde
ind.ustr'iel», Université Paris X Nanterre, noviembre de 1976.Como diversos
autores han recogido algunas de estas notas, no he creído necesario resta-
blecer las diferencias en cada ocasión. s A. Negri, La classe ouvriérecontre l'Ét at, Galilée, 1978.
6 Benjamin Coriat Introducción 7
el Estado -mitad «providencia», mitad policía- se abre su dad, y precisar lo que en ellas está en juego. ¿Qué pasa con la
propio camino. Entre capital y sociedad civil. llamada «crisis del trabajo industrial» y qué relaciones se pue-
Cogido así entre el taller y el Estado, no ya el sólo trabajo den establecer entre éstas y las dificultades actuales de la acu-
obrero sino el conjunto del trabajo asalariado va a alimentar mulación del capital? ¿Qué origen se puede atribuir a la reno-
en lo sucesivo esa formidable acumulación de mercancías que vación de la resistencia obrera, a su nueva eficacia, y en qué
carl:tcteriza a los tiempos modernos. medida se puede ver en las actuales circunstancias un punto de
vista obrero sobre lo que pueda ser la fábrica del mañana?
Por último, ¿cuáles son los objetivos perseguidos en las tentati-
III vas de recomposición de la cadena de montaje o en la declarada
«revalorización del trabajo manual» ... ?
A la hora en que las burguesías occidentales, tras haberlo des- Concebido como un conjunto de herramientas, este libro,
truido sistemáticamente -«científicamente» decían hace poco-- balance a su manera, pretende ser ante todo un instrumento
descubren o redescubren la existencia del «problema» del tra- que permita abordar el estudio de estas cuestiones.
bajo industrial y lo declaran en «crisis», esta investigación es
algo muy distinto de un ejercicio arqueológico.
Más aún, es la claridad arrojada sobre el Occidente raciona-
lizado -sus talleres de producción y control- por el ciclo de _
las luchas obreras emprendidas en la década de 1960, la que ha
hecho posible un retorno a las estrategias de dominación, dentro
y fuera de la fábrica, que han asegurado el desarrollo de la pro-
ducción en masa. Como estas estrategias se deshacen ante nues-
tros ojos para dejar paso a nuevas políticas --en busca de una
economía del control y del tiempo más adecuada- se hace posi-
ble establecer sus intereses y desmontar sus mecanismos.
De ahí resulta algo así como una historia por períodos de las'
relaciones capital/trabajo. Pues la nueva eficacia de la resisten-
cia obrera y la crisis de la organización «científica» del trabajo,
que es su expresión social manifiesta, permiten seguir por una
especie de recurrencia los grandes momentos del desarrollo del
capital, considerado en surelación con las formas, tradicionales
o nuevas, de la resistencia obrera. Para explicar el movimiento
del capital se ha visto la necesidad de restituir los contextos y
las coyunturas. No ateniéndose a la cronología de los historia-
dores, sino siguiendo un método que podríamos llamar «topoló-
gico», el cual conduce de un momento a otro en. el que se en-
frentan las figuras esenciales de la dominación y la resistencia.
Hasta el actual estado de cosas. Reconocido en su inmedia-
tez, pero también como resultado de una historia compleja,
incesantemente representada. Pues si, como se afirma, el obrero-
masa ha constituido uno de los puntales del «crecimiento» mo-
derno, su irrupción en la escena social corre el peligro de tras-
tocar muchas situaciones supuestamente seguras. Es posible
abordar una serie de cuestiones, planteadas desdé hace por lo
menos un decenio, que preocupan hoy al conjunto de la socie-
1. LA MANUFACTURA Y EL OFICIO La manufactura y el oficio 9
• .1 .Ure, The philosophy of manufactures, Franck Class and Company no se trata de obreros de oficio propiamente dichos, sino ya de obreros
LImIted, l." edición 1845,reed. 1967. parcialmente expropiados de su saber por el maquinismo.
Benjamin Coriat 11
10 La manufactura Y el oficio
Fomentad o permitid la emigración de la fuerza de trabajo: ¿qué lana», se hace venir de Inglaterra al maestro laminador, pagán-
será entonces del capitalista? 4. dole a precio de oro y consintiéndole muchos privilegios, entre
ellos el de residir periódicamente en París. Dicen que el propio
El señor Potter, antiguo presidente de la Cámara de Comercio Schneider se coloca como simple obrero en una siderurgia
de Manches~e;, al publicar en el Times lo que por mucho tiempo Inglesa buscando los «secretos» de los que depende el desarrollo
será ~l Manifiesto de los fabricantes, llama a interpretar bien lo de su indústria.
esencial: En este rodeo, esta oportunidad, se encuentran muchas de las
complicaciones de «la industrialización» precoz de la Europa
[Los obreros] son la fuerza espiritual y adiestrada que no se puede occidental: el aprendizaje y el gremio, «fábrica» de obreros
,reemplazar en una generación s, hábiles, depositarios Y vehículos del oficio.
Precisa lo que tiene poca importancia:
y el obrero lo sabe. Mucho después de la disolución de los J
gremios, se guarda el oficio como patrimonio familiar, sólo .
transmitido a la descendencia. Durante todo el siglo XVIII y hasta I
La '?tr~ maquínaría con la que trabajan, por el contrario, podría
sustatuírse ventajosamente y perfeccionarse en doce meses 6; mediados del XIX,
hizo tan antlpáttco por sus rigurosas medidas hacia los campesinos que De hecho, y durante algún tiempo, el éxito de las pol~ticas basa-
éstos 1.0p,usieron ~n la listll; negra; en la cosecha de 1879,no pudo encon- das en el sello fue real. En numerosos casos se confIrmó como
==; mngun trabajador agrícola para la siega y la recogida (...). Fueron un instrumento muy adecuado de colaboración de clases. Ade-
envíadas tropas para sustituir a los jornaleros en huelga' pero ya era
d~rna~iado tarde, la cosecha se había echado a perder» (op. 'cit., p. 40). La
más de las ya indicadas funciones de sub contratista de mano
eficacia de esta práctica aparece así ligada a cierta relación entre el «tiem- de obra asumidas por el sindicato, el fabricante hábil podía
p~» y la mercancía. Allí donde la mercancía exige ser producida o consu- sacar muchas ventajas de la práctica del sello 19.
mícía en un plazo breve (el autor dice también. allí donde es perecedera
-pues al destruirse su valor de uso acarrea la destrtrcción de su valor
de <:ambio--), el. boicotee:' y el label encuentran un terreno eficaz. Esto
J7 «Le Iabel ou marque syndicale», artículo de D. Sieurin en Le Mou-
exp.Iica .q~e .el libro y smgularmente el periódico hayan constituido su
á:ea prtvilegiada de extensión. La información, la «noticia» tiene la pro- vement Socialiste, op, cit.
18 La AFL 'utiliza indistintamente las expresiones «ratas», «sarracenos»,
piedad de que no soporta ser conservada; «almacenada», pierde su valor.
14 Véase, sobre este punto, Philip S. Foner, History oi the American «filisteos» y «amarillos» para designar a los obreros obligados a .trabajar
labor movement, International Publishers, Nueva York 1964' en particu- por debajo de las tarifas sindicales.. . .
19 Un ejemplo a meditar: «Había en Chícago ~n sindicato d~ carreteros
lar, vol. I1I, pp. 339-341.Observemos que, en muchos 'casos' el «boicot»
p:opiamente dicho no se apoya en la rápida caducidad de l~s productos. de carbón y, enfrente, una asociación de comercIantes, de carbono Estaban
SIn em.bargo, sigue estando en relación con el «oficio» -lo cual supone en guerra: el público pagaba e! carbón bar:at?: Despues de algunas l~chas
un caracter al menos semíartesanal de la producción- en la medida en graves, los jefes del sindicato y de la asociacion .("), acabaron por flr~ar
que la eficacia de las campañas de «boicot» sigue dependiendo del hecho un convenio secreto que estipulaba que la aSOCIaClOn se comprometía a
no emplear otros carreteros que los sindicados (...). S~ndicato y asociación
de que la opinión· pública se convence de que, al no estar fabricado el
pr~ducto por obreros de oficio (<<first-classmen», como dice. la AFL) su suprimían toda competencia y llegaron al monopolio deseado. Los. co-
calIdad y su fiabilidad son menores. ' merciantes de carbón independientes no encontraron ya ~arreteros l~d~-
15 Ante las ~rác::tic,:sselectivas de reclutamiento de la AFL y más gene- pendientes, y si alguno se presentaba en las. c~lle.s de Chicago, los sindi-
ralmente del síndícalismo, se han hecho tentativas, a veces muy impor- cados, por amor al orden y respeto a la discipl ina, le rompían pr~nt,:-
mente brazos y piernas (oO.).De ahí la respuesta del secret.arro del sm<;;lI-
tant~s, de organización de los «unskilled», Citemos solamente a los
«Krríghts of Labor» -«Caballeros del Trabajo»- y a la «International cato a un periodista que le pregunt~ba si quedaban carretero~ no sm-
Wo~ker ?f World», formidable organización de obreros de tendencia revo- dicados en Chicago: 'No conozco nmguno, a menos que esten en el
lu(;aonana clara y marcada que fue destruida en la década de 1920. Ade- hospital'.» .
La historia no acaba ahí, y éste es el desenlace: «Una vez hJ;>radosdel
mas de los c~á~ic~s~h. S. Foner l' .Perlmann y Taft, ya citados, se puede
consultar el útfl hbnto de D. Guérín, Le syndicalisme aux USA, Maspero. temor de ver cómo los rivales se aprovechaban de la competenCia (...), los
16 «Tenement housés»: forma particular de trabajo a domicilio. comerciantes asociados aumentaron el precio del carbón un 40 por 100
La manufactura y el oficio 17
16 Benjamin Coriat
Aumento del ritmo de trabajo: «Cuán productiva será la
, Sin embargo,.consider:=tndo las cosas con suficiente amplitud,
industria cuando ya no dependa de los esfuerzos musculares,
aun cuando pudiera servrr de base ~ tráficos múltiples -pasto
que son, por naturaleza, inconstantes e irregulares, sino que sólo
de aventureros-, el sello 20 y más generalmente la dependencia
haya guías de trabajo, dedos y brazos mecánicos, movidos con
en q~e se encontraba el capital en lo concerniente al aprovisio-
regularidad y suma rapidez por una fuerza física infatigable»
nam~er:to c:e fuerza de trabajo aparecen en primer lugar como
un lfrni te insoportable, Y muy pronto el pensamiento patronal (pág. 15).
Lucha contra la organización obrera: «El solo nombre de
se vuelve contra el oficio, dedicado por entero a quebrantarlo o
'sindicato' pone al capital en guardia y a la ingeniosidad en
soslayarlo para crear las condiciones de una acumulación del
estado de alerta para romper sus objetivos» (p. 41).
capital a gran escala.
Por último, y éste es el gran tema del período: lucha contra
«la insubordinación y la indisciplina» obreras. La opinión de Ure
es que la principal dificultad consistió en obligar a los hombres
III. LA MAQUINA, EL NIÑO, EL DESTAJISTA: PRACTICAS PRETAYLORIS-
a renunciar a sus costumbres de trabajo desordenadas e identi-
TAS DE LUCHA CONTRA EL OFICIO
ficarse con la invariable regularidad del complejo automático.
Ure habla aquí - de la empresa Hercule, sacada adelante por
L El c:a~~tal ,busca primer<:>una salida en la máquina. Desde Arkwíght, cuya máquina permitió el progresivo establecimiento
s~ apanclOn,. esta ~s concebida como un medio de soslayar las
de un «código de la disciplina de fábrica» (a code of [actory dis-
Iírreas de resrstencía levantadas por el oficio.
Escuchemos de nuevo a Ure sobre este particular~ Es el pen- cipline) .
- En pocas palabras, la máquina no sólo posee la virtud «eco- \
samiento moderno casi enteramente constituido:
nómica» de hacer el trabajo más productivo, sino que sobre
todo -y el mérito de Ure es decirlo explícitamente- puede ser
El ,gran :p~incipio de la manufactura moderna es reducir, a través
d.e la umon del capital y la ciencia, el trabajo de los obrer-os al instrumento de «regularización» y sometimiento de los trabaja- '
slm~le ejercicio de la vigilancia y la destreza, facultades -sigue dores. Y en estos tiempos, en que el nuevo orden industrial y
p:~Clsando Ure- que alcanzan una especie de perfección en los mercantil sólo progresa alterando el equilibrio "de varios dece- •
nrnos 21. nios, la insubordinación Y la indisciplina del obrero siguen sien, -1
do el gran problema. De ahí la amplitud y la fuerza de la pre-
«La unión del capital y la ciencia» -nada menos- es detallada 'tendida «holganza» obrera. Desde su nacimiento, el rechazo.
por Ure en el conjunto de sus virtudes, aunque éstas sean mera- obrero de la fábrica capitalista (<<prisión atenuada», dice Marx) "
mente potenciales:
Reducciór: = los costos de fabricación: «El trabajo, más a-
menos especializado es generalmente el elemento más caro de la
,
( se expresa en su movilidad. Al que no tenga ningún oficio que
"Ié ponga a cubierto, le queda al menos el campo y el ciclo de los
trabajos agrícolas. La huida a los centros industriales donde el
prod,--:cción (.:.) .Ahora bien en la fábrica automatizada (... ) el capital no ha impuesto todavía su ley de bronce. Desde luego, la
traba}? especializado puede ser suprimido progresivamente y máquina puede obligarle, pero al obrero adulto le quedan toda-
tarribién ser suplantado por simples vigilantes de máquina 22.» vía puntos de resistencia.
¡
puede c~mstltmr una segunda lmea de ataque. Complementaria derivaría de la mayor fuerza de los hombres ninguna ganancia que
de la primera, pues la máquina permite ampliamente esta bico- éompensara la pérdida ... 28.
c~: .el consumo productivo de los niños, rompiendo una línea
Conviene señalar desde ahora esta economía singular -del
déb il de la resistencia obrera.
cuerpo en el trabajo- aquí todavía en estado de balbuceo en el
Aún a riesgo de desagradar, hay que extenderse aquí, entrar
discurso de los fabricantes. La historia le dará una continua-
en detalles, ya que, ~ras la figura de la máquina, se perfila, du-
ción.
tI rante algunos decenios, la del niño, y está en juego su entrada
e?_la escen~ pública. Más aún: las leyes sobre el trabajo de los,
~In?s. constituyen sin duda, en Occidente, una de las primeras.
Sin embargo, las verdaderas razones de esta preferencia de
los manufactureros por los niños sólo salen a la luz más que en
"Tas solicitudes formuladas a las autoridades locales -desde
politicas .burguesa~ sistemáticas de administración de la fuerza
finales. del siglo XVIII- para que les entreguen «huérfanos» Y
de trab.aJo obrera 4. Una de las primeras brechas que el Estado
y el Iegislador abren en un bosque de intereses particulares para'
. «abandonados» de los hospicios 29. Estas razones se resumen en ~
una consigna: contra el peligro que supone para la manu.fac~ura I 1
t expresar una racionalidad nueva 25.
En el discurso de los fabricantes, se invoca ante todo el con-
¡ sumo productivo del niño como una «necesidad técnica: la finura
-la-«holganza» de los' obreros adultos, asegurar la contmuIdad
-:de su aprovisionamiento en fuerza de trab~to «dócil». Aunque
J
Tiaga algunas «travesuras» en el taller, el nmo -sob.re t~d? SI
" de sus dedos, la pequeñez de su estatura y de sus miembros ha- -
-está-«preparado» por la díscípüne y el re!?ila~e?to del,h?spICIO-
cen .~e ellos los únicos aptos para efectuar ciertos trabajos.
proporcionará esa fuerza VIva de tra.t'aJo a~11 y dócif .~ue la
¿Qmen podría deslizarse bajo el telar con la misma agilidad
manufactura necesita. Sobre todo, a dIferenCia de sus parientes
para an.udar un I:ilo roto. o ajustar una lanzadera que falla?
adultos, puede ser retenido en el recinto de la manufactura de -
La simple razon lo exige: «... Los delicados y flexibles dedos
modo permanente, sin temor a que los ritmos de las temporadas.
.de los niños son más convenientes que los de los hombres para
del trabajo en el campo o el llamamiento/a filas vengan a dejar
efect~,ar el anudado de los. hilos, tarea que se les encomienda
especialmente» 26. De modo más general, dan muestra «... de el taller vacío de brazos.
El niño asegura así la continuidad del flujo industrial entre
una flexibilidad del cuerpo para colocarse en cualquier parte
el ritmo de las estaciones. En la industria naciente, es elemento
del telar de la que sería incapaz un adulto n».
de permanencía y garantí<;t de continuidad. Lo que de regulari-
Aquí ~: afirma una cierta «economía». No sólo pecuniaria
dad y «disciplina» no puede obtenerse del obrero adulto, puede
I -a. los mnos se les paga tres o cuatro veces menos que a sus -
obtenerse del niño. Ure lo notaba ya: en el telar, anudando los
f parientes adultos- sino ta':11biéneconomía de energía producti-"
hilos, se agita un «vivero de obreros hábiles». Porq~e, .dócil en "
~ va, de cuerpos trabajando. El señor Sanderson, fabricante de
el trabajo, el niño lo será más todavía en el aprendizaje- R~su-
acero, laminados y forja, lo precisa:
míendo, se espera obtener de los niños los obreros necesarI.<:s.
24 So~re este pun~~, véase el análisis de la ley de 1841 reglamentando
Crecidos con la manufactura, al ritmo de las lanzaderas, el runo
el nraba¡o de los mnos hecho por S. Domailler y S. Verrneren en su se convierte, como dicen Douailler y Vermeren, en «educador
notable artículo «De l'hospice a la manufacture ~ le travail des enfants
au ~IX· síecle», ~n Les Révoltes Logiques, núm. 3, otoño de 1976,pp. 7-29. del-obrero>.
. D~~¡mos bien una de las «prrmeras políticas sistemáticas de adrni- 28 Children's employrnent commission, IV Report, 1865,citado por Marx
n~straclOn de la fuerza de trabajo obrera»: esto merece una explicación. [El capital, op. cit., libro r, vol. 1, pp. 315-316]. ..
Sin duda, mucho antes, han tenido que arbitrarse conjuntos coherentes 29 «Existen en Fontaine Guéraud, cantón de Port Samt-PIerre, departa-
de reg~arr:entos y de prácticas: citemos solamente las leyes sobre el mento de Eure, talleres que se encuentran inactivos por falte:: de los bra-
aprendizaje o las leyes «sobre los pobres». Pero en ambos casos si no zos necesarios para los trabajos (...); la apertura ~e la campana, que atrae
está ausente el deseo de administrar la fuerza de trabajo, consider~ciones al campo a gran número de individuos que tra,?aJan en. mis tal~eres, hac~
de. o~ra natUI:al,,;zadesempeñan siempre un papel esencial y, a menudo, tanto más apremiante el envío de esa pequena colonIa»,. escribe al .m¡-
pr'iricipal , Por ejemplo, el «orden público» y la «seguridad» en las leyes nistro un tal ciudadano Guéroult para que le mand:n cmcuenta ch~cas
sobre los pobres. de los hospicios de París, «esa pequeña colonia". Refendo por S. Douarller'
~ ~~~' 124705,referido por S. Douiller y P. Vermeren, arto cit., p. 16.
y P. Vermeren. op, cit., p~ 9.
21
20 Benjamin Coriat La -manufactura Y el oficio
Es reciso interrogarse sobre esta «for'rna» sin?ular, pue~, al
De ahí que pueda pensarse como proyecto -si no como rea-
. dit P b e ella se ve claramente que las «funCIOnes» cedIda~
lidad, ya que todavía durante mucho tiempo seguirá siendo letra me 1 ar so r , - d pués defenderá
muerta- la ley de 1841: al limitar el número de horas producti- al destajista son precisamente las que, anos. es '.
apitalista como prerrogatIvas exclUSIvas.
vas exigibles al niño, hace obligatoria -y condición de entrada con mayor ce 1o el C d ..
en la manufactura- la asistencia a la escuela. He aquí la solución de la paradoja: el estajista
Intenta afirmarse una política que prepare -oponiéndose si . fi está en condiciones de cumplir con más
es preciso a los manufactureros más ávidos- una generación como hombre de o ~cIo"'d' ario las dos funciones esenciales de las
nueva: cuerpos protegidos de un desgaste demasiado precoz, eficacia que el p~tr~n lor dI~ lutamiento Y la de la organización
cabezas pacientemente sometidas a -Ias cifras y las letras en el que descarga a este, a e rec
recin to de los muros de la clase ...
y' vigilancia del trabajo 31.
3. Sin embargo, ni la máquina ni el trabajo de las mujeres y , de utilizar el oficio contra si mismo emp ean " D hí
los niños podrán suplirlo todo. Y el «oficio» sigue siendo un
paso obligado para muchas' obras. El sistema de «destajo» o oficio para vigilar y controlar~l ~rabad~ l~~ ~~sre~~~:~' sis~e:U~
la oposición a menudo muy energica, 1d t
ajuste a tanto alzado fue, antes de Taylor, una de las fuerzas . 'd~ desta' os' ues resulta evidente para ellos que con ,«e es a-
cerl
más eficaces utilizadas por los fabricantes para tratar de cir- "ista ~n; n~ ~uede relajarse en el trabajo» como podrIa h.a ?
cunscribir el oficio. ¿De qué se trata? Una definición deIa Ofi- l ' J "t do demasiado alto o demasiado leJOS (id., pa-
con un patron SI ua . . .. . ar el
cina del Trabajo precisa las cosas: . 43) el cual no puede, como hace el destajista. or~amz .
gmba .' , los métodos más racionales y controlar su eje-
~ Un destajista es un subcontratista de mano de obra que, con las tra ajo segun
materias primas -Y la maquinaria proporcionadas por los patrones, cución. , 1 d . ne el dedo en
J Allais teórico apologétICO de estajo, po .d
hace ejecutar unos trabajos a él confiados, ya sea en el taller o en .", ue 10 que buscan los obreros que PI en
la obra del patrón, ya sea en su propio domicilio, con la ayuda de ~: ~l:;:e~~::~~t~~~~; de destajos -los destajistas son pronto
obreros contratados y pagados por él por día y por pieza sin Ínter-
, venció n del patrón 30, excluidos de la CGT- es:
Dicho de otro modo, nuestro «destajista», definido como «sub- ...llevar al cont~atista principal al me~~~g~~l~e~
de su ignorancIa de los horn b res, o ., 32
~ ~~~~:~t~
t~~~l~
contratista» de mano de obra, se parece mucho al obrero de ofi- hombres de todas clases, es hacer imposible la selecclOn .
cio. Con la diferencia de que aquí las cosas se hacen a lo grande.
No sólo le asisten los «ayudantes» y los «aprendices», como es, or
El destajista evita todos estos «riesgo~». al contratista Pt ~~
costumbre: el destajista lleva las cosas mucho más lejos. Erigido
en organizador del trabajo y contratista de mano de obra, ad- , .
.,
28 Benjamin Coriat I
f
La norma y el cronómetro
He aquí, en primer lugar, el balance cuantitativo
29
realizado
mayoría vienen de ~uropa del Este (polacos, húngaros, moravos,
checos, ~anos, Iítuanos, alemanes) y del Sur (italianos, grie- r a partir de los países de origen 12:
go.s, armem?s). Es que !a índustríahzación, que en la primera
1. Alemanes 2500000
rrrinad del siglo xrx habla expropiado a millones de habitantes
de la Europa del Noroeste, produce los mismos efectos cincuen- 2. Rusos + de 1500000
3. Austrohúngaros + de ,¡ 500 000
t~ años más tarde, desarrollándose hacia el Sur y el Este. Tam- + de 1300000
4. Irlandeses
btén aquí causas económicas y mutaciones políticas conjugan
5. Italianos + de 1300000
sus efectos. La era de la industrialización y de la creación de las 6. Países escandinavos + de 1250000
naciones es tambíén la del éxodo para los pueblos 10. Todos des- 7. Gran Bretaña + de 1250000
eIllba~can. en la costa. Este, mientras que la costa Oeste «acoge» 8. Canadá + de 1250000
a los ínmígrantes vemdos de Asia: trescientos mil chinos (entre
1850 y 1880) huye!l.de los des.órdenes provocados por la gran Pero esta aproximación es todavía insuficiente, pues una visión
revuelta de los taípmgs, especie de ensayo general antes de la cualitativa del mismo fenómeno permite poner de relieve ciertos
«Larga March?-» de Mao. También afluyen los japoneses. Primero caracteres esenciales para co¡¡nprender la rrrutación jque se ha
a la~ plantaclOne~ de caña de azúcar de Hawai. Después, la producido: .
anexión de Hawai por los Estados Unidos les permite estable- _ No se trata de una transferencia de «población»: la enor-
cerse en el continente, adonde afluyen a razón de 100000 al me masa de inmigrantes tiene de seis a cuarenta .años y secom-
a?-o
- 11: S'In em b argo, leyes racistas .
detendrán aquí una inmigra- pone generalmente de «trabajadores ya hechos» y, en su gran
mayoría, rnasoulfnos. Es, en total, una inmigración de trabajo
cíón Juzgada demasiado «peligrosa».
que «descarga» ;il capital de los gastos de educación y frecuente-
E~ su inm<:nsa. mayoría esta población nueva se cOmpone de
mente de mantenimiento de la familia.
t~abaJadore~ SI~ mguna especialización, que no han tenido prác- ~ Los inmigrantes e.stá.n concentradqs en zonas urbanas. Los
~came~te nmgun contacto con los manufactureros ni el trabajo «agricultores» vinieron en su mayoría antes del cierre de la fron-
lU~ustnal. Desde muchos puntos de vista, estas masas de tra- tera y de que los precios de los terrenos estuviesen gravados por
baJador~s están. mucho más desprovistas que sus predecesoras la especulación- Se trata de europeos del Noroeste (noruegos"
de la prrmera mitad del siglo. suecos, alemanes, holandeses, suizos, británicos). Por el contra-
- ~,e~to hay que añadir que su «integración» resulta todavía río, los que llegaron más tarde están en zonas .urbanas: los 5/6
m~s .dIfICIl ~ problemática, porque las «condiciones de acogida» de' los rusos (y de los irlandeses por las razones anteriormente
se han modificado profundamente. Las posibilidades de estable- indicadas): los 3/4 de los italianos y .húngerosj los 7/10 de los
cerse en el campo son casi nulas. La «frontera» está cerrada. austríacos, escoceses Y griegos; los 2/3 de los alemanes, etc.
El Oeste está en manos de especuladores de la tierra y el hierro. ~ Por últim o, esta.. ,p.ob.
lación ,no está .distrtbuida por el con- ,
El .desarrollo de la red ferroviaria altera el paisaje natural y Junto del territorio a)'Ilericano, sino en un espacio mucho más jI"~
social del Oeste. - restringido: al este del Misisipí y al norte de la línea Mason/
. En 191~, en vís~eras de la guerra, el «balance» de la inmigra- Díxon, Más aún, cuatro Estados acogen a la mitad de los inmi-
cíón permite medir de una sola ojeada la fantástica «reserva» grantes de la segunda oleada: Nueva York (2,75 millones de
de mano de obra del capital americano, resorte fundamental personas), Massachusetts, Pensilvania e Hlinois (más de un
de su futura acumulación. millón cada uno).
1:
En total, se ha constituido un formidable ejército de reserva,
r La matanz~ de .armenios y SInos (1894-1896)en el imperio otomano que por añadidura posée características más- favorables al gran
fo o oca una emigración en masa. El. i~peri~ ruso en plena fuerza y el de proyecto industrial en el que trabaja América que aquellas de las
d s Habsl:mrgo en plena descomposición «hberan» enormes contingentes que se beneficiaron los países del Occidenteell.Topeo.
e poblaciones per tenecíentes a las minorías nacionales oprimidas En Í890
un a c.uarta parte de los inmigrantes son polacos; otra cuarta parte, finlan:
d
eses, el 43,8 % del total son judíos . 12 Cuadro establecido .a partir de los datos extraídos de la obra de
.11 Rachel Ertel et al., op, cit., p. 21.
R. Ertel, op, cit.
rl
31
30 Benjamin Coriat La norma y el cronómetro
rencia de poder» en todas las cuestiones concerhtentes al des-
Es necesario precisar aquí que este ejército es «de reserva»
~n sentido estricto, pues la configuración general del proceso
arrollo y la marcha de la fabricación. De. esta fforma, Ta~lo~ )1
hace posible la entrada masiva de los t.rab.aJa~ores no es peci.ali- !
de trabajo, en la medida en que todavía se basa ampliamente en
zados en la producción. Con ello, el SIndIcalIsmo es derrotado
el «oficio» y la habilidad obrera, se presta poco en la práctica
en dos frentes. Pues quien progresivamente es expulsado de la "
a la incorporación de las fuerzas de trabajo no especializadas
fábrica no es sólo el obrero de oficio, sino también el obrero
de las que rebosan ahora los Estados Unidos.
sindicado Y organizado. La entrada del «unskilled» en el taller no
es sólo la entrada de un trabajador «objetivamente»
caro, sino también la entrada de un trabajador
menos
no organizado,
!¡ 1
I
obrera sale con una «estructura» completamente singular.
- Por un lado, un número relativamente escaso de obreros trabajo. .
Un mismo movimiento -la instauración del trabajo parcela-
de oficio y artesanos que pudieron sustraerse a la vigilancia de
do- apunta a dos 'blaricos a la vez, acabar con la capacidad de
las leyes. europeas que prohibían su emigración y que, habiendo
\ per-tenecido frecuentemente a ligas y asociaciones obreras re-
resistencia del obrero de oficio y poner en marcha un proce~o de
trabajo que permita la entrada en el salariado de los trabajado-
construirán rápidamente sindicatos y asociaciones ele def;nsa.
De ellos nacerá la AFL. ' res no especializados Y no organizados. . . . , .
De ahí que la lucha en el taller -para mtroducI~ .en el.el
- Por otro, una gigantesca masa de pobres diablos recién
cronómetro y su ley- sea inseparable de una lucha mas amplIa,
expropiados de sus campos, sin especialización ni conocirnierrto
librada en el terreno social por la «libertad» de, reclutar la fuerza
del trabajo industrial y privados de asociaciones de defensa co-
lectiva de su fuerza. Es cierto que los «Knights of Labor» «<¡Ca- de trabajo fuera de los sindicatos.
balleros del 'I'rabajo!») se constituyeron reclutando sus miem-
La «open shop campaign»: la organización concertada de las
bros es~ncialmente entr~ los .«unskilled» que la AFL se negaba
a or'gamzar-, pero su existencia fue efímera 13. milicias antisindicales Y antiobreras 14
La formidable inmigración condujo así a alterar totalmente
Esta lucha emprendida por el capital americano y que acompaña
la composición técnica de la clase obrera, en tanto que su
a la entrada del cronómetro en el taller tiene una bandera y una
representación organizada -también se dirá que su composición
«política»- ,(teniendo como punto de apoyo y base a la AFL consigna: el «open shop movement» .. , ., .
Como informa Bendix, ya desde antes de Taylo~ esta unan~-
y al sindicalismo de oficio) seguía siendo prácticamente idéntica.
mi dad antisindical Y antiobrera da origen ~ las w~meras coal~-
En este «hueco», este desfase producido por la diferencia
ent~c: la compc:sición técnica de la clase obrera y
su composición
ciones patronales, que actúan de manera sIstematIca Y or'garn-
polttíca (sus mstrumentos y medios de defensa y lucha) es zada:
donde se puede captar la significación del taylorismo· como
En la convención de la NAM 15, de 1903, se reconocí? claran;en:eque
estrategia de dominación sobre el trabajo. - un acercamiento colectivo al problema del trabajo constItula una
Descomponiendo el saber obrero, «desmenuzándolo» en ges-
tos .~lementales -por medio del «time and motion study»-, nueva necesidad.
haciéndose su dueño y poseedor, el capital efectúa una «transfe- Otra asociación patronal, la NMTA .l(j, llena de da~inisino «so-
cial», pretende que triunfe la línea dura y su manifiesto se alza
13 .Sobre los «Knights of Labor», véase Engels, prefacio a la edición contra la llamada política sindical de «clos ed sho p» «<taller
amenca~a (1887) de La situación de la clase obrera en Inglaterra y Corres- cerrado» a los no sindicados):
P?ndencla Engels-Lafargue. En el prefacio a la edición americana, Engels
díce de ~o.s«<?aballero~ del Trabajo» que presentan al mismo tiempo que 14 «Open shop campaign»: campaña para la apertura del taller a los
«un espírttu lnsurrecclO~al,los aspectos más medievales (subrayado por'
él) »..Esta estructura de trpo «feudal»demostrará estar inadaptada en gran obreros no sindicados.
medida a las nuevas condicionesde lucha impuestas a la clase obrera 15 National Association of Manufacturers.
americana. , 16 National Mutual Trades Association.
l
I
33 ..
\
32 Benjamin Coriat !A norma Y el cronómetro í'
Iizado es tal que, por lo menos .al principio, puede aumentarse,
En la medida en que nosotros, los patrones, somos responsables die clases más bajas de
del trabajo efectuado por nuestros trabajadores (our workers), se- notablemente a veces, el salano as
remos nosotros quienes determinemos de manera discrecional qué obreros. t de otro tiempo- no podrán
hombres consideramos más aptos para efectuar el trabajo y las / «Boic~t» y «s;ll~» -t:~t~~~ asalto 20, la AFL deberá rendirse
condiciones en que el trabajo debe hacerse; la. cuestión de la com-
nada aqru. Despu~s e un. u atacada en su misma fuerza, ~
petencia de los hombres depende de nuestra sola autoridad 17.
y transigir. La ans,tocracta obrer4
í
totalidad de la clase obrera 1
1.
\
La. norma y el cronómetro 37
36 Benjamin Coriat
Atacado en su control de los modos operatorios, el obrero
para la acumulación del capital. Este complejo juego, que des-
también lo es en su control de los tiempos. Aunque de una
estabiliza el antiguo equilibrio y la antigua relación de fuerza
manera encubierta (por reducción de los «tiempos muer'tos»),
en provecho del capital, dirán que consiste en la instauración de
estas mutaciones permiten de hecho un alargamiento de la
nuevas norm,!-s de trabajo. Es un proceso que esta expresión duración del trabajo. Por eso, a medida que las nuevas normas
prete?-de designar y un proceso de doble dimensión, pues se
de trabajo se extienden a través de las ramas y las industrias,
cuestI?nan al mismo tiempo modificaciones que dependen del
se manifiesta un cambio en las condiciones (sociales) de la ex- .
trabaJo concreto (el ~alor de uso de las fuerzas de trabajo re-
quendas) y del trabajo abstracto (las condiciones de la forma- tracción del plus trabajo.
Fundamentalmente, Y en la medida en que inauguran un .~
ción de los valores de cambio).
nuevo modo de consumo productivo de la fuerza de trabajo \
- .Desde el punto de vista del trabajo concreto, la «nove- obrera, las nuevas normas de trabajo deben atribuirse a un
dad» Introducida por el scientific management se refiere ante
aumento formidable de la tasa de explotación.
t?do al hec~o. de que el control obrero de los modos operato- Fundamentalmente, Y en la medida en que inauguran un
nos es sustituido por lo que se podría llamar un «conjunto de
nuevo modo de consumo productivo de la fuerza de trabajo
gestos» de producción concebidos y preparados por la dirección
obrera, las nuevas normas de trabajo deben atribuirse a un
de la empresa y cuyo respeto es vigilado por ella. Este conjunto
aumento formidable de la tasa de explotación.
, de gesto~, al principio locales y empíricos -por depender de
Al organizar el taller y el trabajo sobre una nueva base
las «medidas» de los crono-analizadores- llegará progresivamen-
«científica», el cronómetro asegura un cambio «de régimen» a la
te, con la puesta a punto de las tablas de tiempos y movimientos
acumulación del capital. La producción en masa ha encontrado
el.em~n:ales, a la categoría de un «código» general y formal del
uno de sus pilares en el seno mismo del proceso de trabajo.
ej erctcto del trabajo industrial 15. Lo importante es que con la
puesta a punto de este código se asegura la integración progresi-
va de l?s trabajador s. no especializados en los puestos de los
7
realizada en =.
«pr~feslOnales» de OfICIO,lo que provoca, con la transformación
<;ondicionesdel ejercicio del trabajo, un cambio
en la com.postctort de la clase obrera requerida.
- Pero .¡~ expresión «nuevas normas de trabajo» también
pretende designar aspectos cuantitativos, de rendimiento del
trabajo. Poniénd.ose ahora en el punto de vista del trabajo
abstra~to, se designa el hecho de que está asegurado un formi-
dable incremento de la productividad y, sobre todo, de la inten-
sidad ,del, i,rqbajo 26.
I
tos»: transportadores de cinta y de cadena, grúas de puente' y dad». se repite en cada frase. . ., .
máquinas especializadas lanzadas cada una a su propia carrera, y finalmente, ahí reside la terrible ef'icacía del ford ismo,
toda la infraestructura del suelo va acompañada de una red pues, al -inaugurar el despotismo tra~qui~o y absoluto d~ los
aérea que asegura la circulación mecánica de las piezas de los tiempos y los movimientos, va au~ ~as leJOS ~ue el taylorIsmo -
ór-ganos a montar a lo largo de una línea de producción o de y, desde el punto de vista economIco: contribuye de manera
una línea a otra; las herramientas manuales están colgadas en- propia y específica a acelerar las mutaciones en curso.
cima de los puestos de trabajo. Ha nacido la fábrica «raciona-
[
lizada». Como se recordará, Navel exponía el resultado de una
forma impresionante: -B). NUEVAS NORMAS DE PRODUCTIVIDAD
Y DE PRODUCCION
Todo el espacio, del suelo a la techumbre de la nave, estaba roto,
cortado, surcado por el movimiento de las máquinas. Grúas de puente «Ford la hizo. Hizo una brecha en la producción en masa de '
corrían por encima - de los:t\ancos~ En el suelo, unas carretillas automóviles» 12. Esta exclamación, en la que Beynon ~poco sos-
eléctricas se esforzaban por circular. Xa no había sitio para el humo. pechoso sin embargo de benevol~nc:i~- d~j~ t:a~lucir una ~s-
En el fondo de la nave, unas prensas colosales cortaban travesaños, pecie de fascinación, resume el significado hlStOrICO del for dis-
capós y aletas, con un ruido parecido al de explosiones. Entretanto, mo. Pues es ahí precisamente, conSIderando las cosas de~de el
el metrallazo de los martillos automáticos de la calderería se im- punto de vista de la economía en su conjunto, donde reside la
ponía al estrépito de las máquinas 9.
pero el principio general es que nada es llevado ni acarreado en el taller
7 Lbid. aparte de las piezas. Los materiales se transportan e~ :ragonctaso r~Ifo101-
8 Por supuesto esto acarreará muchas modificacionesen la composición ques accionados por chasis Ford lisos, que son 1.0sufICientementemóviles
técnica del capital invertido y también, por consiguiente, en su composi- y rápidos como para circular en caso de necesidad por todo~ los pasos.
ción de valor y' orgánica. Ningún obrero tiene nunca que transportar ni levantar n::d~,SIendotodas
9 Esta presentación corresponde a una visión obrera de la configuración estas operaciones objeto de un servicio distinto. el serVICIO de transpor-
del nuevo taller: la de Nave! en T'ravaux, op, cit. Comparémosla con la tes.» H. Ford, Ma vie, mort oeuvre, Payot, p. 84.
dada por el propio Ford: «No hay en los talleres una sola pieza que no 10 Navel, op, cit., p. 111.
esté en movimiento. Unas, suspendidas en el aire por ganchos de cadenas 11 Id., p. 11. k 1973 17
que se dirigen al montaje en el orden exacto que les ha sido asignado. 12 H. Beynon, Working for Ford, Penguin Boo s, . p. .
Otras; se deslizan sobre una plataforma móvil; otra, por su propio peso;
1
45
Benjamin Coriat «La cadena»
44
iendo a menudo un «first-clas man»
tion stu d·y SIgue SI .
especificidad del fordismo: en haber asegurado el paso a la an d mo l. ' ) _ d bidamente seleccíonado Y «en-
producción en serie y haber abierto con ello una «brecha» para (obrero de prrmera c~tse:::::l 'co~siste en la separación de los
"la producción en masa. Y, entendámonos bien, no solamente del trenado», ya que lo., . ., Ford desarrolla a Taylor y,
automóvil; pues si el automóvil, producto complejo por exce- trabajos de concepclOn y eJ~cucIo~división» del propio trabajo
lencia, puede fabricarse en serie, lo mismo pasará con cantidad a diferencia de él, asegu~~ aS<~su dice Emery la máxima
. ., 1 parcelaclon 1, como '
de productos más simples. de eJ:cucIOn, a ~ la división del trabajo se confunde
Para dejar las cosas claras y siguiendo un método rigurosa- ventaja que pu~~e sa~~r~e.~n del trabajo ello se debe a la par-
mente análogo al utilizado para describir las mutaciones introdu- aquí con la maXIma IVISIO 'y For'd entusiasta de-
cidas por el taylorismo, diremos brevemente que el fordismo ticular composición de la. clase ob~~:~iencia' ta.'n clara de este
asegura la aparición y la hegemonía de nuevas normas de pro- f'ensor del «open dsho!'l»'untl:np\~pn~sicióngeneral referente a la
hecho que saca e e
ductividad y de producción.
fuerza de trabajo:
uprimir la necesidad de la destreza en
III. NUEVAS NORMAS DE PRODUCTIVIDAD Todo el mundo trata de S
todos los empleos de la mano de obra 14.
, .Por- «nuevas normas de productividad» intentamos designar los en 1926 los «tiempos de
«progresos» que asegura la línea de montaje en lo que concierne El lo conseguirá hasta tal punto que" de 'obreros de Ford
t
/,1
a las técnicas de extorsión del plus trabajo. formación» para las diversas categonas
Ford es aquí ciertamente heredero y tributario del «scientific son los siguientes 15:
management» -de su protocolo central: el Time and motion
study-, pero la instauración de la línea de montaje lleva lª§__
. Total Total parcial
cosas a unos grados cualitativamente nuevos. --
Tiempo de formación
43%
Menos de 1 día 79 %
1. Ante todo gracias al «transportador», por dos razones. 36%
Por un lado, y ahí está el principio de su «economía» general, el De 1 día a 1 semana 85 O/o
6%
transportador permite suprimir gran parte de la mano de obra De 1 semana a 1 mes 99%
I 14%
de mantenimiento 13. Por otra, permite reintegrar al taller parte . De 1 mes a 1 año 100%
de. ese tiempo suprimido en forma de tiempo de trabajo pro- 1%
De 1 año a 6 años
ductivo, y ello a una «velocidad regulada» de manera autoritaria.
JI En resumen, el transportador elimina los «tiempos muertos» ., del trabajo complejo sólo pudo
!¡ del taller y los convierte en tiempo de trabajo productivo. En realidad, _tal «reduccIon» 11 in precedentes del maquinis-
«Andar no es una actividad remuneradora», gustaba derepetir . s a un desarro o SI , -.
obtenerse gracia 1 ., sólo pudo resultar de un gi-
Ford. Contrapartida de la eliminación de los desplazamientos en mo. La tan bb~scaddaa:tt~~~~~o:na especialización cada vez más
el taller y la fábrica, los «tiempos muertos» en el trabajo, «po- gantesco tra aj o e -
ros» por los que «respira» el trabajador, son reducidos al má-
ximo. El resultado de esto es una brutal prolongación de la . '1 ue da el mismo Ford: "En la
14 Un ejemplo escogIdo entre los mi hqaCIoa todo el trabajo a mano Y
duración efectiva de la jornada de trabajo. . .o . lo donde antes se
fundICIOn, por ejernpio. .' d
. l'
hay ya desde la raciona 1zaCIOn,
.o
donde había obreros espeCIalIza os, fno dídores 'realmente 'especializados'.
2. Después, la línea de montaje lleva hasta sus límites la más que un 5 % de modelado~es Y .uftz~dos' en una sola operación que
parcelación del trabajo. Con Taylor, el obrero sometido al Time El 95 % restante son obreros es pecaa ondiciones de ejecutar en dos
el individuo más estúpido puede estar en '; 'na » Ma vie mon ceuvre.
. h e enteraffiPnte a maqw ... , ' it d
días. El montaje se ac '; de l~ rationalisation, 1931; CI a o
13 Así, en el Bulletin des usines Renault, núm. 6, se expone: «Al prin- 15Fuente: Hirsce, Aspects soc~aux II du travail. Doctorado de tercer
por F. Courtel, L'Organ~satwn rationne e
cipio, los transportadores sólo fueron instalados en aras de la economía ciclo, Université de París VIII, 1974.
para reducir el número de peones» (p. 2).
i¡¡
47
46 Benjamin Coriat «La cadena»
llan a un mismo tiempo y acumulan sus efectos, al i~al qu~
avanzada del maqumismo. Lo que acarreará transformaciones
se mezclan las ganancias de tiempo que resul~an de la int enst-
en la composición orgánica del capital invertido 16.
ficación del trabajo y ~as que r~sultan del incremento de la
3. Por últi~o, la organizacióndeltrabajo~~!L;~1!!1~.~s» -in- productividad del trab ajo. Al designar las con un concepto pro-
cluso-er-~i11ecamzadosallí . d'6ñdé - él' tráñspórtador no puede
pio -nuevas normas de pro~~ctividad- s~ intenta ~olamente
cumplir su plena función de «convertidor de tiempo»7.~ia.ori-
precisar tres- caracteres especIhco~ del for di smo relatIvos. a la:
gen a otr() .t,ipgcd~~<;.Qmp4ic;l.~g;~.sººreañade al ..despótisiñ0'-de
técnicas de extorsión del plustrabaJo, que se pueden resumI~, en.
-Ia máquina un principio «panóptico» de Vigrránéía:~~s:r"éIB01~-
Un"'aé"'lás7dbl:réa!ioRefia:utnnformao:~--",-~~~.
... "0 ..'. ,
_ economía «general» de mano de obra de n;-anutenclOn y
conversión del tiempo eliminado en tiempo efectIvamente pro-
Antes de la introducción de los transportadores, el taller de volantes ductivo; .
_ fijación autoritaria de la cadencia que. lleva consigo una
estaba tan atestado que era inabordable y al capataz le era imposible
vigilar el trabajo. «socialización» del ritmo de trabajo de los hombres sometidos
a la velocidad de un mismo transportador 17;
A la estrategia obrera de ocupacion del espacio, el capital opo- _ recurso sistemático al maquinismo: la extorsión de plus-
ne su propio pensamiento: el desarrollo de la producción «en valor relativo se hace aquí sobre una base mucho más amplia
líneas». En ese mismo taller de «volantes» que por medio del scientific management 18.» ••
En total e...incluso si tienen en común el hecho de p¡lrtICI~ar
la duración de las operaciones era de treinta y un minutos y se ha en el establecimiento de un nuevo modo de consumo productivo
reducido a veinte minutos. . de la fuerza de trabajo, ~~"E.~Em~·~'?~t}?E"?5!~S"!i~~~;sIñ~~~"r:~:i~tsS
al fordismo) pos<:!en..• ,=~~.,...=
~n.<;t.LSeX~~j~..rl~.~Gª~""P+Q];?J.~
•..... . ..~,~~:,
El.texto no precisa en esta ganancia de once minutos lo que tinguen de las ~íigJ;m.iij.::ª~~J;raJ2ajo,~
(atnbUIdas al ~~ylonsmo},,,,<de
las '1,ue·.s<;.~tiJ1!Y~~JJp.~4.e;¡ªrm.ll2,cJ?,,~~,<3,hL~e;IJ:l,2}~!!.,.S-.~t;!,~Sg.n.
I
es Imputable al progreso «técnico» surgido de la racionalización ,~~,o_
y lo. que resulta de la posibilidad abierta de una mejor «vigi- Ió'í"'dIsmo. s~,C9nstltuya ..algo .;¡;:u,I~Y.Q=y,~sP.ec,lbco .eRJQ_ql,lY}·~s.
~ancla». Pero, desde el punto de vista práctico, ¿es tan grande la 2§~1;'f~rrn.<l.ci9g.9~~JQS,.y¡l10rs:s" cl.t;.c~aml:>io.
Y alas.condIcIO-
Importancia de esta distinción como para que merezca la pena nes cle-ra:-Ji9'du~ción.d~m~rSf!:!!c:las. ,
hacerse? "'..-.~~~"
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54 Benjamin Coriat El salario 55
Además, la formidable intensificación del trabajo que resul- por otro, como resultado de un mismo movimiento. Quedan así
ta de l~ ~ntrada d.el cronómetro en el taller lleva, por su parte precisados tanto el objetivo «económico» como el objetivo «so-
-y casi independientemente de los factores ya señalados- a cial» de esta política de «sustitución» (de las garantías antes
que se creen nuevas modalidades de reconstitución de las fuer~as aseguradas por el sindicato por las de origen patronal): se tra-
i cJ..e trabajo, más adecuadas al nuevo modo de consumo produc- taba de privar a los sindicatos de las funciones generales «de
tIVO de la fuerza de trabajo. asistencia» que los hacían populares entre los obreros, y en este
En la década de 1920, la Administración federal se lanza en sentido el welfare participa a su manera en la open shop cam-
esta doble dirección para hacer frente a esta doble exigencia. ~~ .
Sobr~ este punto, esc,!chemos a los historiadores del trabajo La lógica de la explotación y la del control del trabajo obre-
amencan<?s, qu~ descríben el proceso con una precisión asom- ro conjugan así sus efectos: el nuevo uso capitalista del salario
bros.a. BaJO el tftulo Una era de bienestar 5, S. Perlman y Ph. Taft responde a unas funciones diferentes que debe desempeñar
esc.rfben : ' para permitir el desarrollo del nuevo esquema de acumulación
del capital.
El. oapit alisrno de la época de Coolidge (con Hoover, un industrial
«c~enhh,co»por excelencia, como secretario de Comercio) fue mucho
mas alla .que .Taylor. Desarrolló el capitalismo científico de Taylor 6 II. EL «FlVE DOLLARS DAY» 8: EL ACUERDO GENERAL SOBRE LOS SA-
en dos direcciones: j
LARIOS
P.rimera~ente (...) generalizó el Time and motion study en todas
las mdustnas ( ...). [En nuestro lenguaje, dinamos que generalizó
las nuevas normas de trabajo.] La puesta en marcha por parte de Ford del five dollars day debe )
. En segundo ,lugar, el capitalismo del bienestar [welfare capit a- comprenderse dentro de este marco y este contexto nuevos. Esta ,
lts~] desarrollo una metodología del control del trabajo mucho práctica ocupará por un instante nuestra atención, pues tanto
ma.s elaborada que las técnicas taylorianas de esttrnulación mone- lo que dice .por sí misma como la justificación teórica que de
tar.Ia (... ). El capitalismo del welfare se esforzó por ofrecer al tra- ella da Ford permiten apreciar aún con mayor precisión el
baj ador- u~ buen salario Ea fair wage] , una jornada de' trabajo «deslizamiento» señalado en el uso capitalista del salario y
[de duracíónj razonable, unas garantías contra el paro, contra los aportan nuevos elementos de comprensión de la gran partida
atentados ~ su salud y contra las prácticas discriminatorias e injus- que se está jugando.
tas, ventajas todas ellas que los sindicatos intentaban obtener a ~ ¿De qué se trata? En 1914, Ford aIluncia UIl «acllé!r,dogeneral
través del control del trabajo [job control]. Así fueron sustituidas
l';ls ~arantías indirectas aseguradas por la práctica reívíndícatíva sobre los salarios». Su disposición más espectacular-que da su
sincíícal por las directas. Aplicada de continuo esta política de «sus- nombre al «acuerdo generah>- consiste en un fuerte aumento
t~tución» permitió la jornada de ocho horas (.'..), una mayor regula- del salario nominal (de 2,5 dólares diarios por término medio
ndad en el empleo gracias a las programaciones de: la produc- -2,3 en el caso de Ford- a 5 dólares). Pero une:)Ca,Wf!nmás
crori (. .. ), menos prácticas arbitrarias (... ) y unos «seguros colecti- minucioso pone rápidamente de manifiesto la complejidad del
v?s» [group insurance] que comprendían en particular seguros de dispositivo y la, multiplicidad de las funciones que Ford preten-
v~da en caso de incapacidad (por enfermedad y accidente) y pen- de hacerle asumir.
siories de vejez 7. '
An era of Welfare.
5 He aquí, según Nevins y Beynon -cronistas minuciosos de la
• La expresión utilizada por los
6 autores es «Tavlor's scient ijic capita- Ford Motor Company-, las condiciones que presidieron la pues-
lisrn»: el taylor'ismo se constituye así en etapa del capitalismo ¡nada ta en marcha del five dollars day. A finales del siglo XL'X, Detroit,
menos! '
7 S. Perlman y Ph, Taft, His tory of the labor movement in the United
States, McMillan, Nueva York, vol. 4, pp. 581-582. 8 Pago de un salario de 5 dólares al día.
57
56 Benjamin Coriat El salario
Las fábricas son un polvorín ... [Neviris, p. 518]. Hay que hacer algo
~ede de .la Ford Motor Company, tiene todavía la reputación
internacional de ser una ciudad donde la fuerza de trabajo es
[something has to be done].
dócil y abundante 9. «Perpetuaba ese estado de cosas -precisa El aumento de los salarios pretende romper este estado de insu-
H. Beynon- una política antisindical cuidadosamente concerta- bordinación crónica. Pues, y ésta es la segunda de las condicio-
da y puesta a punto por la Asociación de Empresarios de De- nes en las que se aplica, la asignación del five dollars day está
troit l0.» Sin em?argo, las cosas van a-degradarse rápidamente.
estrictamente regulada. -
En efecto, l.a decada de 1900 es testigo del desembarco en los'
Estados Umdos de grandes masas de trabajadores procedentes 2. El five dollars day instaura, mediante el control del gasto \j..
de Europa central y oriental, así como de Oriente Medio Ade- del salario, una influencia en las condiciones de existencia de ¡
má~, la extraor~inaria expansión de la industria automovÚística
=ta poblaciári obrera. I
-sin comparación en la historia anterior-e- exige el consumo' de
una ~~n? de obra cada vez más numerosa. En esas condiciones, En efecto, Jo todo el mundo puede beneficiarse del five dollars
era difícil p~~a los eI?pr~sarios de Detroit( mantener su política
'-.day. En primer lugar no afecta:
?-e contratación y solidaridad paraconservar la fuerza de traba-
Je;> local en ,s'7 estado de dependencia. En efecto -recuerda Ne- _ a los obreros que no tengan por lo menos seis meses de
vlns- «el unICO pensamiento de los empresarios era 'encontrar antigüedad (tiempo mínimo del período de prueba);
ho~bres'» ~«the one thought of the bosses was 'get the rnen'») 11. _, a los jóvenes menores de veintiún años;
~ md~stna automovilística se convierte rápidamente en una _ a las mujeres: Ford «espera que 'las jóvenes se casen».
írrdustr'ia de combate «hire and fire» (Nevins). . .
¡Con tales métodos, es fácil imaginar que la selección fue se- la cadena es el principal organizador del conjunto de la fábrica
vera! Yeso que el «beneficio» del five dollars day podía ser y de las relaciones que en ella se establecen entre los diferentes
retirado en cualquier- momento. Así, volviendo a las palabras grupos de trabajadores.
de Lee, si un «investigator» se da cuenta de que el five dollars Así se explica la instauración del salario a jornal, (y no ya «a
day es «más una amenaza que un beneficio para él», de que el destajo») relativamente elevado. En efecto:
obrero «ha caído en debilidades» (weaknesses), pierde su pri- - por una parte, el trabajador se ve libre de la preocupación
ma por un período de seis meses. Si al cabo de este período «no (y de la necesidad para reconstituir su fuerza de trabajo) de
se ~ apercibido .de. sus errores [he had not found the folly realizar su «prima» y queda así enteramente disponible para
01 his ways] es eliminado como obrero de la Ford Motor Com- poner en funcionamiento su fuerza de trabajo allí donde la pro-
pany 14.»
ducción lo requiera;
- por otra, y sobre todo, la introducción de la cadena inva-
3. Esta selección y este control estricto permiten dar en el lida en lo esencial el sistema de «incentivos» mediante primas:
seno del taller un salto hacia la «racionalización de los talleres». con la cadena, los mismos tiempos quedan incorporados al ma-
quinismo y se imponen «objetivamente» al trabajador.
Hay que recordar aquí que el five dollars day es contemporáneo • Precisados estos hechos, no es de extrañar que el five dollars
de la introducción de los transportadores, las cadenas y las day ; dé unos resultados excelentes: r
Iírre.as de montaje. Con ocasión del five dollars day, se procede ~ el absentismo y el turn-over caen en picado. Desde 1914, el
a un estricto reparto de los trabajadores en los diferentes pun- turn-over desciende a menos del O ,S %;
tos d~ ~a producción, a lo largo de las líneas de montaje, en el ~- habiendo crecido la intensificación del' trabajo en propor-
apr'ovrsionamíento o la fabricación. La libertad" -y la posibili- ciones considerables, y pese a las alzas salariales y a la reduc-
dad- de desplazarse esred1icidaal mínimo. «Andar no es una ción de la jornada de trabajo de 9 a 8 horas, el costo de pro-
actividad remuneradora», gusta de repetir Ford. Se enseñan los ducción por coche baja en cerca de un 17 % (Beynon, p. 24);
gesto~ requeridos y los trabajadores se ven obligados a repetir- - asegurado el aprovisionamiento de una mano de obra se-
los e~ecutándolos lo más rápidamente posible.' Los modosope- leccionada y dócil, la expansión de la Ford Motor Company pro-
ratonas impuestos son simplificados constantemente y el res- sigue a un ritmo desconocido hasta entonces: 200000 coches
peto a. los mismos está controlado por l~s capataces. Los tiem- fabricados en 1913 500000 en 1915, un millón en 1919, dos
pos asignados para cada tarea o grupo de tareas son «revisados» millones en 1923.' Ha nacido la producción en masa del auto-
r:eval~ados y desP':lés fijados de manera estricta por el personaí móvil 15.
dfr-ectivo, Todo el tíempo que el trabajador pasa en la fábrica se y no es una provocación el que Ford, hablando años después
emplea de manera productiva en series de tareas muy precisas, del five dollars day, pueda confiar:
cuya na~u~aleza y duraci~n .son fijadas de manera despótica por
el maquinismo y su movirmento, cuando no por los servicios de La fijación del salario de la jornada de ocho horas a cinco dólares J'"
«métodos». ' fuevma de las mejores economías que jamás haya hecho, pero hice
., Se introducen sanciones sobre el salario en caso de .ausencía una mejor todavía al fijarlo en seis dólares 16.
[, retraso o falta. de cuidado en el trabajo, acompañadas ~de cláu-
sula.s de desp~d~. Se promulgan «reglamentos internos» cuyo B) NUEVAS CO}/DICIONES OFRECIDAS
est.rícto .cumplImIe:r;tto'es a la.vez condición de contratación ... y PARA LA RECONSTITUCION DE LA FUERZA
r de desp ido. Restrrrrierrdo , el [ive dollars day significa el. tr iunfo DE TRABAJO OBRERA /
d~ 1a cadena, no .s~l? en lo que ésta implica desde el punto de
VIsta de .la .r~petItIVI1~d y de la parcelación del trabajo, sino Triunfos, pues, para la Ford Motor Cornpany. Pero hay q1:le
•. como p:~nc~pIo despótico que rige las condiciones de trabajo llegar más lejos. Pues tanto esta mezcolanza muy particular
de los ejercrtos de trabajadores que la sirven. En este contexto,
15Todas estas cifras están corroboradas por las de Wolff, artículo
citado.
14J. R. Lee, op. cit., p. 307. 16 H. Ford, Ma vie, mon reuvre, op. cit., p. 168.
61
60 Benjamín Coriat El salaría
¿Es posible conseguir que el tipo medio de obrero Fo:d se ~onvierta
de paternalismo y vigilancia de tipo policial que practica Ford
en el tipo medio de obrero moderno, o bien esto ~s imposible, pues
corno en general el debate sobre los «salarios altos» que ocupa se acab aria en la degeneración física y el deterioro de la raza al
a toda la prensa patronal de la época son indicio de mutaciones ~ destruir la fuerza de trabajo? (p. 70, el subrayado es nuestro).
fundamentales que, con la era de las «racionalizaciones del
proceso de trabajo», afectan al modo de existencia misma del
salarjado.. Pues, tanto dentro como fuera del taller, la raciona- IV. .,. y UNAS RESPUESTAS DE FORD
Iízacíón tayloriana y fordiana actúa como un formidable vector
de transformación de la composición de la clase obrera y de las Cosa notable, Ford responde prácticamente punte;>por punto a
condiciones de su reproducción. las preguntas que Gramsci planteaba desde l.a carcel. Para ex-
plicar su políticade «salarios altos», declara SIn rodeos: